Nunca llegué a hacerlo. Lo más cerca que estuve fue a los 10 años que nos quedamos 4 amigos solos en casa y nos animamos a enseñarnos las pollas, que recuerdo que cuando nos bajamos los pantalones estabamos todos empalmadísimos desde el momento 0. Estuvimos como 5 minutos con las pollas tiesísimas comentando como las teníamos y lo que nos gustaba de cada una de ellas.
Estabamos calentísimos y justo cuando empezábamos a masturbarnos... llega la madre del anfitrión a la casa, así que nos las guardamos a toda prisa y ahí quedó la cosa. Nunca repetimos porque nos daba un poco de corte.
A veces es que no bastaba con tener un grupillo de colegas con ganas de hacerse unas pajillas, sino también de tener ocasión y sitio para poder hacéroslas.
Y no era habitual contar con la casa de alguno de nosotros a solas para poder echar la tarde y había que aprovechar cualquier sitio que valiera, como las cocheras, los huecos al final del pasillo en los portales, las zonas más escondidas del parque, los descampaos o casas abandonadas en las que solíamos jugar... y todo ello con el riesgo de que nos pudiese pillar o ver cualquiera, o que llegasen las niñas del grupo o el chaval chivato del barrio con el que no se podía hacer nada porque luego se lo contaría a los padres...
Sobre chivarse precisamente recuerdo una vez que por culpa de un chaval del grupo que se lo contó a su madre y esta a su vez al resto de madres y nos metió en un buen lio.
Sobre todo fue una verdadera putada para el chaval que llevó la revista porno, que quedó como el malo de la historia y el que incitaba a los demás hacer cosas que no debían, cuando en realidad no era así.
Todos le estábamos agradecidos por llevarla y poder cascárnosla gracias a él, pero por culpa del que se chivó se armó un buen follón en el barrio y nos quedamos un tiempo bien jodidos, regañados y castigados cuando nadie hizo nada malo. Solo éramos unos críos haciendo cosas de críos, libremente, sin que nadie nos obligase a nada...
Pero a quién se le ocurre contarle a su madre que en el descampao tus amigos se han bajao los pantalones, se han sacao la chorra y uno se la quería tocar a otro, o que tal ha dicho de cuál que tiene una chorra grande o pequeña... y han acabado haciéndose una cosa que se llama paja mirando unas fotos con chicas desnudas que ha traído el más mayor de los chavales...
Esa madre cogió y le contó a las madres del resto la historia tergiversada, insinuando las malas intenciones que había detrás de nuestro colega, acusándolo incluso de querer abusarnos cuando no era cierto. No solo él había llevado porno, todos llevábamos lo poco que íbamos consiguiendo, desde fotos sueltas, posters, catálogos de ropa interior, recortes de revistas o hojas sueltas...
Aunque todos lo apoyamos y negábamos lo que se decía, el pobre lo pasó fatal y nosotros castigados sin salir o poder juntarnos entre nosotros...
Con el tiempo la historia se fue olvidando y pudimos volver a juntarnos con normalidad, aunque con el chaval que se chivó dejamos de estar con él todo lo que podíamos y por supuesto, nunca lo volvimos invitar a nuestras quedadas pajilleras a pesar de que alguna vez nos llevó alguna que otra revista, la cual se la quitábamos regañándole por haberla llevado, y que escondíamos para verla y pajearnos después cuando se fuera...