¿Cuál es vuestra mayor fantasía?

Creo que ya lo he contado alguna vez. Mi mayor fantasía es estar en una playa con mi mujer, estamos ligeros de ropa y al de última hora no hay casi nadie. Nos empezamos a acaramelar y nos ponemos calientes. Empezamos a meternos mano y ya no hay vuelta atrás. Empezamos a follar en la playa pero no estamos solos, hay más gente que pasa por ahí y nos están viendo como follamos.

Ahora mi fantasía podría decirse que empieza igual, pero ya no soy yo el que folla delante de gente sino que soy yo el que veo como se follan a mi mujer.

A última hora de la tarde, estamos mi mujer y yo en una playa nudista. Al ser tarde aparentemente no hay nadie. Ocurre lo mismo, nos calentamos y empezamos con los tocamientos. En eso que pasa un chico bastante más joven que nosotros y de buen ver. Seguro que va a aprovechar los últimos rayos de sol y también a ver que puede ver a esas horas. Nos ve y se pone no muy lejos de nosotros. Nosotros seguimos con nuestro juego y al verle ahí, decidimos calentarle.
Mi mujer agarra mi polla y empieza a pajearme descaradamente asegurándose que él pueda verla, pues ya está completamente erguida. No hacemos nada por esconder lo que estamos haciendo a la vista de él. Yo también le acaricio su coñito y aprovecha para abrir las piernas en dirección al chico para que lo vea bien. El que ha entendido el juego y sabe que no nos importa que esté ahí se acerca con su toalla mucho más cerca para no perderse detalle. Ahora nosotros también podemos verle bien. También va desnudo y parece que se ha calentado porque su polla de muy buen ver está completamente erguida.

El parece parece dar otro paso y ahora se levanta permaneciendo de pie junto a mi mujer, que está espatarrada mientras le estoy lamiendo el coño. La estoy preparando para entregársela y dejársela muy caliente, pero ahí es muy arriesgado. La fantasía máxima sería que empezara a follarla ahí mismo y yo mirando, pero preferimos decirle que nos acompañe. Cogemos las cosas y le decimos que venga a nuestro apartamento. Llevamos los tres y ahi él empieza a formar con mi mujer mientras yo miro lo que hacen sin perder detalle, y sin participar lo más mínimo. Ni siquiera me la saco para masturbarme delante de ellos.
Bueno… creo que lo de “llevarnos” al chico a nuestro apartamento no se si me termina de convencer. Además nos enfriaríamos y ya no sería lo mismo. Voy a contaros otro final, a ver si os gusta.

Seguimos ahí en la playa. Mi mujer se encuentra tumbada hacia arriba y completamente espatarrada mientras yo le estoy lamiendo el coño. Separado mi cara de su coño para mirarla ella esta observando al chico que anteriormente se había acercado con la toalla, pero parece que ahora se esta levantando para ponerse a nuestro lado. Si polla esta completamente erigida y es bastante mas grande que la mia, aunque en ese momento también se encuentra muy dura. Voy a proceder a penetrarla y el chico que ahora se la esta masajeando esta de pie junto a nosotros observándonos.
Ya la estoy penetrando y mi mujer se empieza a retorcer nuevamente de placer. Cierra los ojos mientras se la meto, y ahora nuestro acompañante se agacha arrodillándose junto a nosotros, pero sigue sin soltarse la polla. Mi mujer parece muy caliente y mis embestidas ahora son mas intensas. Ella prácticamente esta con los ojos cerrados. El chico que sigue ahí, ahora estira el brazo como para tocar a mi mujer, pero sin llegar a hacerlo como pidiendo aprobación. Yo asiento con la cabeza y el empieza a tocarle los pechos. Entonces ella abre los ojos para mirarle mientras el le mete mano. Yo que todavía la estaba follando, y fruto de aquel momento, me detengo con mi polla dentro de ella, pero casi sin moverme y sin perder detalle de ellos. A continuación ella estira el brazo y le agarra la polla y mientras el que le tocaba las tetas llega con la mano a su clitoris y empieza a masajeárselo. Con los movimientos que le está propiciando a su coño, noto como de vez en cuando llega a tocarme la polla. Yo casi no me muevo, permanezco atengo a todo lo que hacen pero con mi polla dentro de ella.
 
Tu chica es la que se enrolló en un festival con un chico no? Habéis hablado más del tema o hecho algún otro avance?

Joder que memoria jajaja le saco el tema muchas veces mientras follamos porque me pone mucho recordar como se comieron la boca delante de mi. Avances nada ya que tenemos niños y ningun familiar cerca asi que no tenemos casi margen para hacer nada
 
Buenos dias,

Soy un tio ya madurito, bien superada la cuarentena. El caso es que me casé hace poco (no por primera vez) con una chica algo más joven que yo, una preciosidad. Ella no ha estado casada anteriormente pero ha tenido muchas relaciones, a saber, unas 4 o 5 relaciones estables, una de ellas de 6 años y las otras tantas de 2 o 3, y muchas, pero muchas relaciones de rollo, de todo: follamigos con los que ha estado follando esporádicamente durante algunos años, rollos de una noche, solteros, casados...
Tras investigar e hilar, por conversaciones que hemos tenido y según mis cuentas más de 30, de distintas nacionalidades, aunque la gran mayoría españoles, algunos incluso tios que conozco...de todo. Ella entre bromas ha reconocido que por ahí puede estar la cosa.
Recientemente tuve acceso a su carpeta de fotos, la cual me oculta, y si bien no hay nada guarro, si se la ve en actitud cariñosa en muchas con muchos tios diferentes. Las tiene clasificadas por años y lugares, con lo cual puedo ir hilando, me paso horas haciendo eso ¿estaré mal?
El caso es que no me apetece compartirla en la actualidad rollo cornudo consentido, pero sí ME ENCANTARIA que me contara experencias con detalle, como la tenian, como se la follaban, en que lugares, en que posturas, donde se le corrían...
Ella cuando empezábamos la relación me contaba algunas cosillas, pero al avanzar, dado que es super celosa hasta de mi pasado, no quiere ni oir nada mío y no entiende que yo quiera saber nada suyo, no quiere rollos raros dice.
De vez en cuando me suelta alguna puyita, porque ha estado bien relacionada en ciertos ambientes y os repito que es un pibón (sobre todo cuando tenía 20 y pico, 30, que era espectacular de guapa) y a lo mejor sale alguien en la tele, y me dice picara que ha estado con alguno, o algún famosete y me dice que lo conoce muy bien, que tenía su teléfono y sonríe.
De lo más morboso que se es que estuvo compaginando a varios tíos durante mucho tiempo y que a veces no se ha portado bien.
También se que alguna vez tuvo que recurrir a la píldora del día después y que alguna vez le han follado el culete pero que no le gusta (cosa que a mi no me deja).

Su culo es increíble, respingón, de glúteos carnosos y duros, su ojete precioso...cuando la estoy follando a 4 patas me viene a la mente la de tíos que la habrán tenido así y me corro como un cabrón.

En fin, que me encanta que sea tan experta y me vuelve loco que después de tantos tumbos haya acabado conmigo, eso me hace amarla y adorarla de una manera desconocida anteriormente para mí, y mira que he tenido también lo mío.

Pero necesito que me cuente más y más y no sé como lograrlo sin que me tome por un pervertido.

No podéis ayudarme pero necesitaba compartirlo con alguien.

Saludos.
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disfruta!!!
 
Uff mi fantasía creo que sería muy común entre los que entráis en esta página.
Quizá en algún momento de mi vida pude realizarla, pero perdí la oportunidad y ahora se que es imposible.
Actualmente tengo 64 años y mi mujer 63.
En nuestra juventud hemos sido muy activos sexualmente pero nunca hemos introducido otras personas en nuestra relación.
Hoy ella ha perdido mucho del morbo de antaño y nuestras relaciones sexual de limitan a uno o dos comidas de coño semanales y ella me hace también el sexo oral aunque ya no se traga la leche sino que acaba masturbandome.
Y una vez, poco más o menos, cada mes follamos.
Pero ella prefiere el sexo oral
Según ella es mucho más de lo que cualquier pareja de nuestra edad hace y cuando le propongo algo más me dice que ella está muy bien así y que le gusta mucho como le chupo el coño hasta correrse varias veces cada vez.
Y está es mi fantasía
La voy a detallar pues la tengo muy pensada y además me sirve para hacerme las mejores pajas
Es verano salgo a cenar con mi mujer, ella vistiendo muy elegante pero sin ropa interior
En el restaurante ya hemos quedado con un amigo y nada más entrar le da un beso en los labios y la abraza acariandole el culo.
En la cena ellos se sientan uno al lado del otro, y yo delante. Durante toda la cena ellos se comportan como pareja se besan e incluso el le acaricia las tetas a mi mujer metiéndole la mano en el escote ya que no lleva sujetador.
Mi mujer no se queda atrás le pasa la mano por su entrepierna notando su polla erecta.
Estamos en un reservado pero el camarero los ha pillado varias veces acariciandose.
Conmigo casi ni hablan y cuando lo hacen me llaman cornudo.
Al acabar de cenar el amigo le dice al camarero que si le apetece follar a la mujer del cornudo, que que soy yo. Y claro el camarero dice que si pero que no es es el dueño así que tendrá que esperar a acabar su turno. Mi amigo le dice lo siento pues era ahora o nunca.
Nos vamos y cuando vamos a coger el coche aparece el camarero ha pedido 10 minutos, es joven y nos dice.
Puedo ahora es que esta muy buena y estoy muy caliente.
Sacate la polla le dice mi amigo
El chaval se saca la polla y estando morcillona ya es grande.
Al verla mi amigo dice.
Me parece que tienes buena polla.
Cornudo ponsela tiesa mientras yo caliento a la puta de tu mujer.
Yo me arrodilló y empiezo a chupar polla.
Mi amigo se morrea con mi mujer y le acaricia tetas y culo.
Estamos así un rato hasta que mi amigo le mete dos dedos en el coño a mi mujer y me dice.
Cornudo lame mis dedos llenos del jugo de la zorra de tu mujer.
Efectivamente sus dedos están llenos del líquido del coño de mi mujer.
Ya puedes follarte a esta furcia chaval.
Entonces yo me acuesto en el suelo y mi mujer se pone encima de mi de forma que yo tengo su coño en mi boca y el chaval se la mete al estilo perro.
A escasos centímetros de mi cara veo como la polla del chaval entra y sale del coño de mi mujer.
Efectivamente es mucho más grande y gruesa que la mía.
La folla muy duro y mi mujer jadea a punto de correrse.
Mi amigo esta cerca y me insulta diciendo cosas como.
Mira cornudo como hay que follar a tu mujer, que ahora si que disfruta de una buena polla no la mierda que tu tienes.
De vez en cuando la polla sale del coño de mi mujer y me la mete a mi en la boca. Esta deliciosa.
La primera en correrse es mi mujer y poco después es el chaval quien llena de tal manera el coño de mi mujer que parte cae encima de mi cara
Los dos están cansados y están sobre mi.
El chaval se levanta pero antes de irse mi amigo le dice.
Espera que el cornudo te va ha limpiar la polla.
El chaval se acerca y me la mete en la boca. Mientras chupo oigo como mi mujer le dice a mi amigo.
Además de cornudo es maricon este marido mío no tiene desperdicio. Limpia bien la polla del chaval que me ha follado como un hombre y no como tú lo haces cornudo.
Creo que ya no me volverás a follar nunca más. Dice mi mujer
Cuándo acabe yo de limpiar polla el chaval le dio un morreo a mi mujer y se fue.
La noche acaba de empezar veras lo puta que soy ahora que tengo un hombre de verdad. Me dice mi mujer mientras se besa y acaricia con mi amigo.
Bueno pues la fantasía dura toda la noche.
Si queréis que continue lo decís y si os ha parecido un rollo y no queréis que siga también
 
Última edición:
Tengo dos fantasías
Una es cojerme a mi suegra, tiene unas tetotas y un culote, me pone a mil cuando usa pantalones pegaditos por qué se le marca la concha, tiene un poco de pansita pero eso no le quita lo milf, a veces entro a su cuarto y busco entre su ropa sucia sus tanguitas para olerlas, ese olor y ese sabor paso a ser mi favorito desde entonces, solo me imagino todo lo que le haría si me diera la oportunidad de cojermela.
Y dos que mi novia me haga cuckold, pero no con un solo hombre sino que lo haga con varios, como en un gangbang pero solo con negros gigantes, mi novia es pequeña y solo el imaginarme que la usaría como accesorio para sus penes BBC me pone durísimo
 
A mi en general me ponen mucho las chicas q tienen pareja. Y si llevan muchos años mejor aún. Porque dentro de mi se q cuando llevan muchos años con el mismo novio tienen ganas de pasarlo bien y desfasar un poco. Además lo he experimentado y es muy morboso y más frecuente de lo q parece.
Escríbeme por privado y morboseamos ...jeje
 
Creo que ya lo he contado alguna vez. Mi mayor fantasía es estar en una playa con mi mujer, estamos ligeros de ropa y al de última hora no hay casi nadie. Nos empezamos a acaramelar y nos ponemos calientes. Empezamos a meternos mano y ya no hay vuelta atrás. Empezamos a follar en la playa pero no estamos solos, hay más gente que pasa por ahí y nos están viendo como follamos.

Ahora mi fantasía podría decirse que empieza igual, pero ya no soy yo el que folla delante de gente sino que soy yo el que veo como se follan a mi mujer.

A última hora de la tarde, estamos mi mujer y yo en una playa nudista. Al ser tarde aparentemente no hay nadie. Ocurre lo mismo, nos calentamos y empezamos con los tocamientos. En eso que pasa un chico bastante más joven que nosotros y de buen ver. Seguro que va a aprovechar los últimos rayos de sol y también a ver que puede ver a esas horas. Nos ve y se pone no muy lejos de nosotros. Nosotros seguimos con nuestro juego y al verle ahí, decidimos calentarle.
Mi mujer agarra mi polla y empieza a pajearme descaradamente asegurándose que él pueda verla, pues ya está completamente erguida. No hacemos nada por esconder lo que estamos haciendo a la vista de él. Yo también le acaricio su coñito y aprovecha para abrir las piernas en dirección al chico para que lo vea bien. El que ha entendido el juego y sabe que no nos importa que esté ahí se acerca con su toalla mucho más cerca para no perderse detalle. Ahora nosotros también podemos verle bien. También va desnudo y parece que se ha calentado porque su polla de muy buen ver está completamente erguida.

El parece parece dar otro paso y ahora se levanta permaneciendo de pie junto a mi mujer, que está espatarrada mientras le estoy lamiendo el coño. La estoy preparando para entregársela y dejársela muy caliente, pero ahí es muy arriesgado. La fantasía máxima sería que empezara a follarla ahí mismo y yo mirando, pero preferimos decirle que nos acompañe. Cogemos las cosas y le decimos que venga a nuestro apartamento. Llevamos los tres y ahi él empieza a formar con mi mujer mientras yo miro lo que hacen sin perder detalle, y sin participar lo más mínimo. Ni siquiera me la saco para masturbarme delante de ellos.


El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de un naranja cálido que se reflejaba en las olas suaves de la playa nudista. Mi mujer, Clara, y yo habíamos llegado tarde, buscando esa tranquilidad que solo se encuentra cuando el día se despide. La arena estaba casi desierta, o eso pensábamos. Nos acomodamos cerca del agua, nuestras toallas extendidas y nuestros cuerpos desnudos expuestos al aire salado. No había nadie a la vista, y esa sensación de libertad nos encendió como tantas otras veces.

Clara me miró con esa chispa traviesa en los ojos, y no hizo falta que dijera nada. Me acerqué a ella, mis manos encontraron su piel cálida, y pronto estábamos perdidos en un juego de caricias. Mis dedos recorrían sus muslos mientras ella deslizaba los suyos por mi pecho, bajando lentamente. El calor entre nosotros crecía, y mi erección no tardó en hacerse evidente. Ella sonrió, satisfecha, y sus movimientos se volvieron más atrevidos. Yo respondí, acariciando su coñito con suavidad al principio, luego con más intención, sintiendo cómo se humedecía bajo mis dedos.

Entonces lo vimos. Un chico, mucho más joven que nosotros, apareció caminando por la orilla. Era alto, de cuerpo atlético, con el pelo oscuro revuelto por la brisa. Llevaba una toalla al hombro y nada más; su desnudez era tan natural como la nuestra. Nos miró de reojo, y aunque fingió seguir su camino, notamos cómo aminoraba el paso. Clara y yo intercambiamos una mirada cómplice. No nos detuvimos. Al contrario, decidimos subir la apuesta.

Ella tomó mi polla con firmeza, empezando a pajearme sin disimulo. Lo hacía de forma que él, desde donde estaba, pudiera verlo todo. Mi erección, dura y prominente, estaba a la vista, y Clara se aseguraba de que no quedara duda de lo que estaba pasando. Yo, mientras tanto, seguí acariciándola, deslizando mis dedos entre sus labios húmedos. Ella abrió las piernas en dirección al chico, ofreciéndole una vista clara de su coñito brillante bajo los últimos rayos del sol. No había vergüenza, solo deseo compartido.

El joven captó el mensaje. Dejó de fingir indiferencia y se acercó, extendiendo su toalla a pocos metros de nosotros. Ahora podíamos verlo bien: su cuerpo bronceado, sus músculos definidos y, sobre todo, su polla, que ya estaba completamente erguida. Nos observaba sin pudor, y nosotros le devolvíamos la mirada, alimentando el juego. Clara gimió bajito cuando mis dedos se hundieron más en ella, y supe que estaba tan excitada por él como por mí.

El chico dio un paso más. Se levantó, dejando su toalla atrás, y caminó hasta quedar de pie junto a nosotros. Estaba tan cerca que podía sentir el calor de su presencia. Clara, espatarrada en la arena, me dejó seguir lamiéndola mientras él miraba. Mi lengua recorría su coñito con dedicación, preparándola, abriéndola, dejándola al borde del éxtasis. La idea de entregársela ahí mismo, de verlo tomarla mientras yo observaba, me quemaba por dentro. Pero la playa, aunque desierta, seguía siendo un riesgo. La fantasía era poderosa, pero queríamos más control, más intimidad para lo que vendría.

Clara levantó la vista hacia él, jadeante, y yo dejé de lamerla un momento para hablar. “Ven con nosotros,” le dije, mi voz ronca por la excitación. “Tenemos un apartamento cerca.” Él asintió sin dudar, sus ojos brillando con deseo. Recogimos nuestras cosas rápidamente, y los tres caminamos en silencio hacia el edificio, la tensión sexual crepitando entre nosotros.

Cuando llegamos, la puerta apenas se cerró tras nosotros antes de que todo comenzara. Clara se giró hacia él, y él la tomó por la cintura, atrayéndola con una mezcla de urgencia y seguridad. Yo me aparté, sentándome en una silla al otro lado de la habitación, dispuesto a ser solo un espectador. No iba a participar, ni siquiera a tocarme. Quería verlo todo, cada detalle, sin interferir.

Él la besó con hambre, sus manos explorando su cuerpo desnudo mientras ella se entregaba por completo. La llevó al sofá, y Clara se tumbó, abriendo las piernas para él como lo había hecho en la playa. Su polla, dura y gruesa, estaba lista, y no perdió tiempo. Se colocó entre sus muslos, y con un movimiento firme, la penetró. Clara soltó un gemido profundo, sus manos aferrándose a sus hombros mientras él comenzaba a moverse.

Desde mi rincón, veía cómo sus cuerpos se fundían. Él la follaba con un ritmo constante, sus caderas chocando contra las de ella, llenándola una y otra vez. Los gemidos de Clara resonaban en la habitación, mezclados con los sonidos húmedos de sus cuerpos. Ella lo miraba a los ojos, luego a mí, y supe que estaba disfrutando de ser el centro de todo. Él aceleró, sus manos apretando sus pechos, y Clara arqueó la espalda, acercándose al clímax.

No me moví. Mi polla estaba dura bajo mi ropa, pero no la saqué. Me limité a observar, atrapado en la intensidad de la escena. Él gruñó, sus embestidas volviéndose más salvajes, y Clara explotó en un orgasmo que la hizo temblar. Segundos después, él se tensó, derramándose dentro de ella con un jadeo ronco. Se quedaron así un momento, respirando agitadamente, antes de que él se retirara lentamente.

Clara me miró, satisfecha, y yo le devolví una sonrisa. El chico se levantó, recogiendo su ropa con una mezcla de gratitud y timidez. Nos despedimos sin muchas palabras, y cuando la puerta se cerró tras él, Clara se acercó a mí. “¿Te gustó?” preguntó, su voz aún cargada de deseo. Asentí, sabiendo que lo que había visto quedaría grabado en mí para siempre.
 
Pues no se si se ha escrito algo sobre la fantasía que me encantaría que se hiciera realidad.
Sería ver a mi mujer rodeada de varios hombres bastante maduros disfrutando de su cuerpo y. haciéndola disfrutar en una larga sesión de sexo, penetraciones, orales etc,lefandola por todo su cuerpo por dentro y por fuera, para terminar yo abrazandome a ella.
 
Mi mujer tiene una amiga de gym. Las dos son milfs, pero están tremendas. Me encantaría que se hicieran de todo entre ellas y yo mirando. Y cuando se hubieran corrido varia veces, entrar yo en acción y seguir follando los tres hasta no poder más. Ufff! Cada vez que lo pienso......
Pregúntale a tu mujer que hacen en el vestuario...
 
Yo como otros tantos, que se follen a mi mujer.

El lunes va a quedar con un ex compi de curro para tomar un cafe. El chaval lleva inistiendola para quedar varias semanas y ella le da largas, y dice que le atrae 0. Al final ha accedido porque le sabe mal por el chaval, que solo tomar un cafe y charlar un rato y para casa.

Pero no puedo evitar imaginar que se van a algun sitio y se lo folla y me pongo malisimo. Se lo dije a ella y se reia, pero yo estoy feliz imaginandomelo jaja
Nos cuentas??
 
El sol comenzaba a descender en el horizonte, tiñendo el cielo de un naranja cálido que se reflejaba en las olas suaves de la playa nudista. Mi mujer, Clara, y yo habíamos llegado tarde, buscando esa tranquilidad que solo se encuentra cuando el día se despide. La arena estaba casi desierta, o eso pensábamos. Nos acomodamos cerca del agua, nuestras toallas extendidas y nuestros cuerpos desnudos expuestos al aire salado. No había nadie a la vista, y esa sensación de libertad nos encendió como tantas otras veces.

Clara me miró con esa chispa traviesa en los ojos, y no hizo falta que dijera nada. Me acerqué a ella, mis manos encontraron su piel cálida, y pronto estábamos perdidos en un juego de caricias. Mis dedos recorrían sus muslos mientras ella deslizaba los suyos por mi pecho, bajando lentamente. El calor entre nosotros crecía, y mi erección no tardó en hacerse evidente. Ella sonrió, satisfecha, y sus movimientos se volvieron más atrevidos. Yo respondí, acariciando su coñito con suavidad al principio, luego con más intención, sintiendo cómo se humedecía bajo mis dedos.

Entonces lo vimos. Un chico, mucho más joven que nosotros, apareció caminando por la orilla. Era alto, de cuerpo atlético, con el pelo oscuro revuelto por la brisa. Llevaba una toalla al hombro y nada más; su desnudez era tan natural como la nuestra. Nos miró de reojo, y aunque fingió seguir su camino, notamos cómo aminoraba el paso. Clara y yo intercambiamos una mirada cómplice. No nos detuvimos. Al contrario, decidimos subir la apuesta.

Ella tomó mi polla con firmeza, empezando a pajearme sin disimulo. Lo hacía de forma que él, desde donde estaba, pudiera verlo todo. Mi erección, dura y prominente, estaba a la vista, y Clara se aseguraba de que no quedara duda de lo que estaba pasando. Yo, mientras tanto, seguí acariciándola, deslizando mis dedos entre sus labios húmedos. Ella abrió las piernas en dirección al chico, ofreciéndole una vista clara de su coñito brillante bajo los últimos rayos del sol. No había vergüenza, solo deseo compartido.

El joven captó el mensaje. Dejó de fingir indiferencia y se acercó, extendiendo su toalla a pocos metros de nosotros. Ahora podíamos verlo bien: su cuerpo bronceado, sus músculos definidos y, sobre todo, su polla, que ya estaba completamente erguida. Nos observaba sin pudor, y nosotros le devolvíamos la mirada, alimentando el juego. Clara gimió bajito cuando mis dedos se hundieron más en ella, y supe que estaba tan excitada por él como por mí.

El chico dio un paso más. Se levantó, dejando su toalla atrás, y caminó hasta quedar de pie junto a nosotros. Estaba tan cerca que podía sentir el calor de su presencia. Clara, espatarrada en la arena, me dejó seguir lamiéndola mientras él miraba. Mi lengua recorría su coñito con dedicación, preparándola, abriéndola, dejándola al borde del éxtasis. La idea de entregársela ahí mismo, de verlo tomarla mientras yo observaba, me quemaba por dentro. Pero la playa, aunque desierta, seguía siendo un riesgo. La fantasía era poderosa, pero queríamos más control, más intimidad para lo que vendría.

Clara levantó la vista hacia él, jadeante, y yo dejé de lamerla un momento para hablar. “Ven con nosotros,” le dije, mi voz ronca por la excitación. “Tenemos un apartamento cerca.” Él asintió sin dudar, sus ojos brillando con deseo. Recogimos nuestras cosas rápidamente, y los tres caminamos en silencio hacia el edificio, la tensión sexual crepitando entre nosotros.

Cuando llegamos, la puerta apenas se cerró tras nosotros antes de que todo comenzara. Clara se giró hacia él, y él la tomó por la cintura, atrayéndola con una mezcla de urgencia y seguridad. Yo me aparté, sentándome en una silla al otro lado de la habitación, dispuesto a ser solo un espectador. No iba a participar, ni siquiera a tocarme. Quería verlo todo, cada detalle, sin interferir.

Él la besó con hambre, sus manos explorando su cuerpo desnudo mientras ella se entregaba por completo. La llevó al sofá, y Clara se tumbó, abriendo las piernas para él como lo había hecho en la playa. Su polla, dura y gruesa, estaba lista, y no perdió tiempo. Se colocó entre sus muslos, y con un movimiento firme, la penetró. Clara soltó un gemido profundo, sus manos aferrándose a sus hombros mientras él comenzaba a moverse.

Desde mi rincón, veía cómo sus cuerpos se fundían. Él la follaba con un ritmo constante, sus caderas chocando contra las de ella, llenándola una y otra vez. Los gemidos de Clara resonaban en la habitación, mezclados con los sonidos húmedos de sus cuerpos. Ella lo miraba a los ojos, luego a mí, y supe que estaba disfrutando de ser el centro de todo. Él aceleró, sus manos apretando sus pechos, y Clara arqueó la espalda, acercándose al clímax.

No me moví. Mi polla estaba dura bajo mi ropa, pero no la saqué. Me limité a observar, atrapado en la intensidad de la escena. Él gruñó, sus embestidas volviéndose más salvajes, y Clara explotó en un orgasmo que la hizo temblar. Segundos después, él se tensó, derramándose dentro de ella con un jadeo ronco. Se quedaron así un momento, respirando agitadamente, antes de que él se retirara lentamente.

Clara me miró, satisfecha, y yo le devolví una sonrisa. El chico se levantó, recogiendo su ropa con una mezcla de gratitud y timidez. Nos despedimos sin muchas palabras, y cuando la puerta se cerró tras él, Clara se acercó a mí. “¿Te gustó?” preguntó, su voz aún cargada de deseo. Asentí, sabiendo que lo que había visto quedaría grabado en mí para siempre.
Me ha encantado.
 

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