Muy alegóricas ambas,
por gusto y composición,
y por la connotación,
entre unas cosas y otras,
me estoy dando un atracón,
de vista e imaginación,
de sentido y sensación.
La primera, las manzanas,
dulces carnosas y duras,
sabrosas y suculentas,
para morder y gustar,
y disfrutar el sabor,
de aquestas frutas sin par,
las de carne, mucho más.
La segunda, sonoridad,
de la música ambiental,
de agujas, para soñar.
La del fonógrafo surca,
las pistas en un rozar,
las otras dos que se afirman,
en el piso, autoridad,
sonido de unos tacones,
elegante caminar,
con el fru-fru de la seda,
de la fricción de unas medias,
¡ de costura por demás !
es música celestial.
Pero, y no podía faltar
¿ qué sería yo, sin mis peros?
Olvidado se ha dejado,
otro sentido que creo,
también juega en este juego,
el tacto,mi dama, el tacto,
con el que sentir texturas,
saber si blandas o duras,
-¡ no es lo que piensa, no es eso!
¡son las manzanas, criatura!-
la suavidad de la piel,
y el tejido que la envuelve,
lo rugoso del vinilo,
el grano de la carpeta...
Del tacto con que me abstengo,
de mencionar esas tetas,
ese culo y ese pelo,
y las piernas ¡ ay, La
s piernas !
trataremos más de cerca,
en alguna otra ocasión,
cuando a usted a bien le venga.
Aguardo con impaciencia,
a que en llegando el momento,
y puestos ambos de acuerdo,
pasemos al empirismo,
a hacer la comparación,
por mor y amor a la ciencia,
entre usted y lo que creo,
entre imaginario y cierto,
entre probable y concreto,
- espero que me comprenda,
y mis palabras no ofendan,
que no hay lúbrica intención,
en la propuesta que dejo...-
Usted ponga no más fecha,
ganas y disposición,
de manzanas, giradiscos,
lugar y discografía,
de eso, ya me ocupo yo,
que, como soy de otras días,
le debo esa cortesía...

