Casadas y madres infieles. Cuernos no consentidos

Cómo lleváis ahora la relación, le hablado de tu nueva fantasía? En caso afirmativo como reaccionó las ves viable para que folle a otra polla delante tuya


A mí con mi ex me pasó exactamente como a ti
Pues ahora soy cornudo, después de fantasear mucho a ella le fue picando el gusanillo y accedió a follar con otros, pero me dejó claro desde el principio que no podría estar presente. Que esa era mi fantasía y no la de ella. Me tengo que conformar con lo que me cuenta.
 
Pues ahora soy cornudo, después de fantasear mucho a ella le fue picando el gusanillo y accedió a follar con otros, pero me dejó claro desde el principio que no podría estar presente. Que esa era mi fantasía y no la de ella. Me tengo que conformar con lo que me cuenta.
Y que te ha contado
 
Me describe al macho, que son mas grandes que yo. Le gusta sentirse dominada por un macho grande que sepa darle mucho placer. Me explica cómo la seducen, se besan, acarician y acaban follando salvajemente.
Que bueno, se ha follado a muchos?
 
No, empezó hace poco. Con el que más queda es uno que le presentó una amiga que folla con casadas sin buscar nada más. Y se que ha quedado con alguno más pero no siempre han acabado follando.
 
Esta es una historia de hace ya bastante años. La supe de primera mano porque conocía a todos los protagonistas, especialmente a uno de ellos que fue quien me dio todos los detalles. Fue dentro de la pandilla de amigos que formábamos cuando yo tenía dieciocho años. Uno de los chicos se echó novia. La chica no cayó demasiado bien en la pandilla por motivos que no vienen al caso pero que podía explicar más detalladamente. Solo había un par de chavales con quien pudo congeniar, especialmente con uno de ellos con quien tuvo una buena conexión, en principio solo como amigos. Al final la cosa fue a más y acabaron enrollados mientras ella mantenía su noviazgo y posteriormente después de casada. Tuvieron una relación que se prolongó varios años justo hasta que ella tuvo su primer hijo.

Como Surgió:

La chica esta era un poco particular. Se había criado en una aldeíta pequeña donde todos se conocían y el ambiente era más bien aburrido y conservador. Allí con catorce o quince años ya se echaban novio básicamente porque se aburrían y porque se tenían todos muy vistos. Con dieciocho o diecinueve años estaban casadas (a menos que se hubieran ido fuera a estudiar o a trabajar). Con 21 o 22 años ya habían tenido su primer hijo. La chica en este aspecto, aunque muy alegre, era de mentalidad bastante clásica, así que cuando sus padres se trasladaron a la capital, con 18 años y tras una mala experiencia de noviazgo en el pueblo, pensaba que ya se le pasaba el arroz. Digamos que una de sus prioridades en la vida era echarse novio porque se veía muy mayor para estar sola. Eso de echarse novio incluía todo el paquete clásico, donde entraba por supuesto el matrimonio y tener hijos lo más joven posible. La chavala no era un pibonazo, ni de las que llaman la atención, aunque era bastante mona y tenía unos pechos impresionantes, era bajita, más bien tirando a regordeta. Tenía la autoestima un poco regular así que pensaba que le iba a costar encontrar novio.

Cuando se enrolló con el chaval este dio el cielo abierto porque el chico era también muy simpático agradable y divertido aunque tampoco era un chaval que llamara mucho la atención físicamente.

Al principio todo muy bien y muy bonito, lo cierto es que realmente se gustaban y parecían que estaban hechos el uno para el otro, pero luego ella descubrió que no era oro todo lo que relucía. Le surgieron dudas porque el chico trabajaba en el ámbito de la noche, le gustaba demasiado la bebida y luego era lo más simple que podía haber en hombre. La parte buena es que le hacía caso en todo lo que ella decía y planeaba, la parte mala es que más allá de su trabajo (donde era muy competente) en todo lo demás no tenía apenas iniciativa y le tocaba a ella tomar todas y asumir todas las decisiones en la pareja. La cosa también se complicó porque ella sospechaba que de vez en cuando y debido a su trabajo aprovechaba alguna oportunidad para echar una canita al aire. Para nosotros no era una sospecha, era certeza porque a él cuando bebía se le soltaba la lengua y nos contaba sus aventuras. La verdad es que mucho más raras y esporádicas desde que tenía novia, pero a veces la mala combinación de bebida y calentón era demasiado irresistible.

Ella se había hecho muy amiga del chico este, que era de los pocos amigos de la pandilla con la que aún frecuentaban como pareja y se había convertido en su confesor, con él hablaba todo lo que con su novio no. El tipo era básico hasta para eso. De la intimidad de las confianzas pasaron a hablar de sexo, a contarse sus historias de cama e incluir estas en los temas de conversación. Ahí fue donde empezó a crearse una cierta tensión sexual entre ambos. Esto se combinaba con los cabreos que la chica pillaba de vez en cuando con su novio por su falta de madurez e iniciativa y también por alguna que otra pelea que tenían. De hecho fue en una de estas peleas donde acabó besándose en el coche y metiéndose mano con el amigo de su novio. No pasaron de ahí porque el chaval no quiso pero ella estaba dispuesta.



Motivación ¿Por qué lo hacía?

La primera motivación fue cambiar de pareja. Ella llegó a la conclusión de que el otro chaval le gustaba más, no solo físicamente, sino que era mucho más responsable, maduro y mejor partido. Así que le propuso sin más dejar a su novio e irse con él.

El chico dijo que no. Le caía bien la nena, le tenía cariño y le atraía sexualmente pero no estaba ni mucho menos enamorado de ella, ni tampoco quería una relación a esa edad, tan clásica, de esas de hacerte novio y casarte lo antes posible. Simplemente tuvo claro que aquella no era la pareja con la que él había soñado ni tampoco era el momento, así que la cosa quedó ahí aparcada.

La chica asumió esto y ahí vino la segunda motivación.

Después de algo más de un año donde la cosa se suponía que había quedado en suspenso, por casualidad del destino, volvieron a encontrarse y todo volvió al punto de partida. No se habían olvidado el uno del otro, especialmente ella que ya había tomado la decisión de casarse con su novio, de hecho, estaban incluso reformando un piso que habían comprado.

Sí mi amigo creía que lo de aquella ocasión en que se besaron y se metieron mano en el coche y solo pararon porque él no quiso seguir, había sido algo fuerte, le esperaban todavía más sorpresas y la primera de ellas es que ella le dijo abiertamente que lo quería en su cama; que quería acostarse con él; que asumía que no iban a ser pareja y que ya había decidido continuar con su novio y casarse; que no tenía muy claro si la cosa iba a funcionar o no pero que ella quería casarse y establecer un hogar; que hubiera preferido que fuera con él pero que si no podía ser, que se conformaba simplemente con acostarse juntos; que le tenía muchas ganas y que quería quitarse esa espinita que tenía clavada porque muchas veces había pensado en cómo sería tener sexo con él. Básicamente le dijo: aquí me tienes para cuando tú quieras si te decides, sin ningún compromiso y solo para sexo, me tienes a tu disposición.

A mi colega no le agradaba la idea sabía que aquello no estaba bien, pero era un chaval con 19 años, deseando tener sexo y que en esa época pasaba por una sequía de chicas. Os podéis imaginar la comedura de tarro sabiendo que aquella chica (que además le caía bien y le atraía) le había puesto las cosas tan fáciles. Se resistió durante un tiempo y ella al final acabó dándole un pequeño empujón, preparándole una encerrona en el piso que estaba reformando con su novio. Al final él acabó claudicando.

Era una tensión sexual muy fuerte, no se la quitaba de la cabeza y pasó lo peor que podía pasar: que se extendieron a la perfección en la cama. Aquella primera vez fue una sucesión de polvos épicos porque estuvieron follando cuatro horas casi sin parar, haciendo de todo y en todas las posiciones que se les ocurrieron. Fue un encuentro de tal de morbo y de placer que él ya no se pudo seguir negando. A partir de ahí, aunque él no solía tomar la iniciativa, siempre acudía cuando ella le planteaba la posibilidad. La motivación para ella en este caso era clara: el morbo, el deseo y sobre todo que como ella decía, él era su válvula de escape cuando estaba hasta el coño de su novio. Cuando tenía un cabreo gordo con él o cuando simplemente se desesperaba por su falta de ayuda o iniciativa, buscaba a este chico y era como hacerse un reset. El sexo era bueno, intenso y morboso y ella decía que se quedaba como nueva y así podía aguantar seguir adelante con su relación. Que por otro lado tampoco le iba tan mal si exceptuaba esas crisis.

Así pues sus motivaciones se resumían básicamente, primero en “me quedo con lo que tengo hasta que encuentre algo mejor y si no encuentro, me busco alguien para desfogar de vez en cuando”. Lo cierto es que estoy convencido de que tampoco se hubiera acostado con cualquiera, lo hizo con este chico porque conectaba muy bien y estaba seguro de que no la iba a delatar. Posiblemente con cualquier otro no sabría arriesgado.

Logística.

El primer encuentro donde tuvieron sexo completo fue como ya digo en el piso que ella estaba preparando para casarse. Una vez estuvieron casados ya lo hicieron menos veces ahí. Normalmente quedaban cuando su marido tenía turno de tarde o noche en el local o cuando participaba en eventos para ganarse un extra, que generalmente eran bodas en pueblos de la provincia, lo cual le daba un margen mucho más amplio para verse.

Tuvieron encuentros sexuales también en el coche, en la furgoneta que él utilizaba para el trabajo y en el almacén de la tienda donde trabajaba ella como dependienta, ya que muchas veces cerraba sola y también en varias ocasiones en hoteles. La frecuencia era aleatoria y siempre dependía de ella porque su amante no acababa de estar del todo conforme ni a gusto con aquel tipo de relación. Casi siempre se arrepentía detrás de cada encuentro, intentando cortar la relación, pero conforme iban pasando los días y la temperatura subía de nuevo, y en vista de que él no tenía novia ni le salía ningún rollete apetecible, acababa claudicando y volviendo a quedar con ella. Cuando pasó un tiempo ya directamente ni siquiera intentaba resistirse sino que se limitaba a acudir a las citas que ella le proponía. El ritmo de sus encuentros pues, lo marcaba la chica y generalmente coincidía con periodos de especial calentura por su parte y sobre todo, cuando se veía muy estresada o muy agobiada o tenía una broca con el marido por cualquier motivo. A veces pasaban muchas semanas sin verse y otras veces coincidían un par de días en la misma semana. Lo normal era una media de unos 12 encuentros al año.

Precauciones.

Respecto a precauciones en aquella primera cita me comenta que se les fue bastante la olla. Llevaban casi dos años de tonteo con una tensión sexual no resuelta y aquello se les fue de las manos. No llegaron a usar preservativo y eso tuvo rayado a mi amigo durante unos días hasta que por fin ella le confirmó que le había bajado la regla. Por su parte la chica estaba bastante tranquila, afirmaba que según sus cuentas no le tocaba ovular, como si lo hubiera calculado todo. Lo cierto es que suerte o cálculo no pasó nada.

A partir de ahí jugueteaban en alguna ocasión que se les iba demasiado la líbido por las nubes, sin llegar a eyacular dentro, pero la regla general era que usaban el preservativo para la penetración vaginal. Al final volvieron a cometer un desliz y ese fue el motivo de que acabara la relación como contaré más adelante.

La historia.

Bueno la historia más o menos sabéis cómo empieza. Lo cierto es que ella lo tenía claro, en ningún momento mostró remordimientos mi intención de cortar con su amante. Es como la condición que le ponía su marido sin que este lo supiera para seguir funcionando: tener esa válvula de escape según ella al matrimonio.

El chico era otro tema y nunca se encontró del todo cómodo con esa relación según me explicó. Es como si fuera una especie de dependencia, como una adicción que tenía con esta chica.

Cada vez que había un hito más o menos extraordinario, como cuando ella se casó o cuando se quedó embarazada, intentaba cortar la relación, pero la muchacha siempre se salía con la suya. Mi amigo me comentaba que simplemente no podía resistirse. No era su prototipo de mujer y físicamente había tenido encuentros con chicas mucho más atractivas, aunque no había llegado a cuajar con ninguna, pero la conexión que tenía con esta a nivel personal y sexual (que no sentimental) era tremenda. Sus encuentros eran muy morbosos, ya se sabe que lo prohibido da más placer. En fin, que como ya hemos dicho, era una especie de adición en la que él siempre fue consciente de que lo que hacía no era correcto pero no tenía fuerza de voluntad para acabar con ella.

Cosas fuertes que pasaron.

Algunos de los momentos más intensos que me contó que habían sucedido. Ese primer encuentro en el que estuvieron follando de forma ininterrumpida casi cuatro horas y él se tuvo que ir casi a la carrera porque temía que volviera de turno el novio, mientras que ella, desnuda, todavía le tiraba del brazo intentando retenerlo un rato más, solo fue el primero de unos cuantos. La siguiente que él recuerda como destacada fue cuando ella se casó a los pocos meses. Tuvo una movida en su boda que básicamente consistió en una borrachera tremenda del novio con el consiguiente cabreo, no solo por haberse quedado sin noche de bodas (eso no deja de ser algo bastante común porque después de la celebraciones el cuerpo igual pide descanso y se deja el sexo para más adelante), sino porque la cogorza había sido tal que estuvieron a punto de ingresar a su novio en el hospital y ellos, al día siguiente tenían ya contratado un viaje con todo incluido a la costa. Estuvieron a punto de perderlo y él tardó los primeros días en recuperarse, a base de sopas y de zumos. Ella le comentó a su amante enfadada que estuvo dos días yendo sola a la playa y bajando sola a la piscina porque su marido apenas se podía levantar de la cama.

Habían pasado un par de meses desde la boda y el chico se resistía a quedar con la excusa de que, al estar ya casada, tenían que aprovechar para poner fin a aquello. Pero como siempre, al final tiran más dos tetas que dos carretas y volvió a caer. Ella aprovechó que su marido se iba a hacer catering al pueblo un par de días, celebraciones de boda del fin de semana. Fue de las pocas veces que pudieron pasar una noche juntos. No se quisieron arriesgar a pasarla en el piso y contrataron para la ocasión una especie de apartamento en las afueras, con una piscina privada. No era mucho mayor que un jacuzzi pero tenían toda la tarde y parte de la noche.



El plan era cena íntima y luego al lío.

La sorpresa fue que ella se metió en la habitación y salió vestida de novia. Llevaba una maleta grande con ruedas y mi amigo se preguntaba porque narices llevaba tanto equipaje. Se había puesto el vestido que había llevado en su boda y debajo la misma ropa interior de su noche de bodas que no llegó a disfrutar.

Le dijo algo así como que la vida le debía esa noche de bodas que no había podido disfrutar y que se la iba a cobrar. Sin ni siquiera haber abierto la botella de champán echaron el primer polvo encima de la cama, con el vestido puesto. Ella quiso que la follara así.

Aquello fue como una repetición más tranquila de su primera cita. Exceptuando la parada para la cena y tomar unas copas, estuvieron manteniendo sexo durante todo la noche hasta que de madrugada la llevó a su casa.

El siguiente tema que tuvieron digno de señalar fue cuando ella quedó embarazada. Una vez más, una oportunidad para reconducir el asunto y cortar relaciones. Esta vez mi amigo parecía decidido y más teniendo en cuenta que llevaban casi tres meses sin tener ningún encuentro.

Ella lo convenció porque estaba pasando una mala racha y estaba muy deprimida. Ya se le notaba bastante la barriguita, había cogido más peso y se veía bastante poco atractiva. Para colmo, su marido a partir del tercer mes le indicó que lo mejor era no hacer penetración, y como en todo lo demás no se daba mucha maña, ella quedaba bastante insatisfecha. No se explicaba este tema de su marido porque el médico le había dicho que podían seguir teniendo relaciones sin ningún problema hasta el último o los últimos dos meses de gestación, siempre que no hubiera molestias o sangrado. Empezó a sospechar que le resultaba poco apetecible en ese estado o que incluso este había vuelto a las andadas y se consolaba fuera de casa.

También coincidió con un bajón anímico porque hasta entonces ella había llevado todo el peso de la toma de decisiones y de la organización de la casa además de trabajar. Su marido no le ponía pegas a nada pero también es verdad que en casa no hacía ni el huevo. En ese momento fue consciente de que tener un hijo le iba a suponer un peso que iba a tener que afrontar ella también casi exclusivamente y a pesar de contar con la ayuda de la madre y la hermana que vivían cerca, no pudo evitar plantearse si había sido una buena idea.

Por último y para poner la guinda, el embarazo le había disparado las ganas y de repente le entraba una necesidad urgente de satisfacerse con lo cual le echaba mucho de menos a su amante.

Mi amigo accedió a tener una nueva cita porque la vio bastante mal y después de todo, aunque no estaba enamorado ni se planteaba tener una relación seria con ella, no dejaba de tenerle cariño.

Naturalmente acabaron en la cama como era de esperar. Y repitieron durante varios meses casi hasta el final de su embarazo. Fue una época en que ella tenía muchas ganas y trataba de quedar con toda frecuencia que podía. Sus encuentros siempre habían sido de alto nivel sexual muy intensos, pero esta época la recuerda como una auténtica locura. Como ella ya estaba embarazada follaban a pelo. En todas las ocasiones ella le exigía que se corriera dentro al menos una vez. Cambió incluso el lenguaje volviéndose más salvaje con expresiones más guarras y más explícitas, donde le pedía que le hiciera casi de todo. Era un poco como el adicto al alcohol que ya no le vale una cerveza ni una copa de vino, que necesita licores más fuertes y beber mucho más para mantener la sensación de euforia y conseguir el mismo efecto sobre su acostumbrado cuerpo.

El último mes y medio dejaron de tener sexo porque ya estaba ella muy gorda y muy molesta, incluso le dijeron que había riesgo de adelanto del parto porque le daban contracciones, así que decidió tomárselo con tranquilidad.

Y así llegó el último episodio. Una vez más, mi amigo decidido aprovechar la paternidad para poner fin a la relación. Se había acostumbrado a estar con ella y había perdido la motivación para salir a ligar y conocer a otras chicas. Aquello ya duraba demasiado y, tarde o temprano estaba claro que, aunque siempre habían sido muy discretos y solo la hermana de la chica era conocedora de la infidelidad, algún día cometerían algún error y la cosa acabaría mal.

Ella estaba lidiando con su recién estrenada maternidad y tampoco lo reclamó demasiado los dos primeros meses. Pasó la cuarentena y volvió a tener sexo con su marido. Cuando se le acabó la baja maternal fue cuando le dio de nuevo el bajón y recurrió a su ya consabida válvula de escape. Mi amigo al principio se negó y consiguió esta vez aguantar otro mes sin quedar, hasta que por fin, como siempre, volvió a claudicar.

Fue como una repetición de su primera vez porque quedaron en su piso. Ella le había dejado la niña a su hermana y aprovecharon esas dos horas, bajo la cobertura una vez más de que iba a hacerle una reparación en casa.

Se cogieron con muchas ganas y como aquella primera vez se les fue la olla. Se habían acostumbrado a follar sin condón y ahora ella lo reclamaba dentro sin protección. En el punto que más calientes estaban, como en aquella primera ocasión, ella se subió encima y se negó a sacarla en pleno clímax, cuando los dos estaban más locos y encendidos. Él todavía encontró algo de voluntad para decirle que es mejor que no hicieran locuras y ella le respondió algo así como “córrete dentro que el próximo hijo que tenga va a ser tuyo”.

Fue un pasote, con el morbo alcanzando un nivel ya estratosférico y con las ganas al límite. Pero luego vino el bajón.

Mi amigo no paraba de comerse la cabeza con aquella frase que ella le había dicho y consideró que habían llegado demasiado lejos, que no se podía jugar con fuego de esa manera porque si se quedaba embarazada de él, le arruinaba la vida. No sería capaz de mirar a otro lado o fingir que aquel dijo no era suyo. Meter un hijo de por medio ya eran palabras mayores y fue la gota que colmó el vaso.

No volvió a follar con ella. Estuvo mucho tiempo sin atender sus llamadas y cuando por fin ella fue a buscarlo y tuvieron una charla, él le puso las cosas claras.

La chica trató de quitarle hierro al asunto. Sólo había sido una ida de olla, por el calor del momento, como otras veces cuando había estado juntos especialmente la primera. Que aquello lo dijo solo por el subidón y como a lo largo de su embarazo se había acostumbrado a decir cosas para aumentar la tensión sexual durante sus encuentros, pues lo soltó sin más intención que ponerlo cachondo, pero que para nada tenía pensado quedarse embarazada. Que lo tenía controlado y que si él quería, a partir de entonces solo lo harían con condón.

Pero esta vez en mi conocido no se echó atrás. Aprovechó el susto y el tirón para mantener su decisión de no verse. Y lo logró. Seguramente ella pensó que debía dejarle tiempo, lo vio por primera vez tan agobiado y tan firme que creyó que sería mala idea forzar la máquina y lo dejó reposar una semanas antes de volver a intentarlo, confiada en que como otras veces, él volvería.

Pero esta vez no fue así. Precisamente en esas semanas la suerte se puso de su lado y además de su determinación conoció a una chica. Esta fue su primera novia de verdad, la primera chica con la que él sintió desde el primer momento que podían hacer pareja estable.

Y poco después consiguió aprobar una oposición. Se tuvo que trasladar de ciudad para ocupar plaza y esto supuso ya la desconexión total de su antigua amante.

Bueno, espero que os haya resultado interesante. Tengo previsto usar la historia como base para un relato de mi serie “Fantasías sexuales de las españolas”, como otras veces partiendo de una base real pero adaptando y desarrollando la trama a mi gusto. Estoy con la segunda entrega de esta serie que espero compartir pronto en la página de TR.

Gracias por leer.
 
Esta es una historia de hace ya bastante años. La supe de primera mano porque conocía a todos los protagonistas, especialmente a uno de ellos que fue quien me dio todos los detalles. Fue dentro de la pandilla de amigos que formábamos cuando yo tenía dieciocho años. Uno de los chicos se echó novia. La chica no cayó demasiado bien en la pandilla por motivos que no vienen al caso pero que podía explicar más detalladamente. Solo había un par de chavales con quien pudo congeniar, especialmente con uno de ellos con quien tuvo una buena conexión, en principio solo como amigos. Al final la cosa fue a más y acabaron enrollados mientras ella mantenía su noviazgo y posteriormente después de casada. Tuvieron una relación que se prolongó varios años justo hasta que ella tuvo su primer hijo.

Como Surgió:

La chica esta era un poco particular. Se había criado en una aldeíta pequeña donde todos se conocían y el ambiente era más bien aburrido y conservador. Allí con catorce o quince años ya se echaban novio básicamente porque se aburrían y porque se tenían todos muy vistos. Con dieciocho o diecinueve años estaban casadas (a menos que se hubieran ido fuera a estudiar o a trabajar). Con 21 o 22 años ya habían tenido su primer hijo. La chica en este aspecto, aunque muy alegre, era de mentalidad bastante clásica, así que cuando sus padres se trasladaron a la capital, con 18 años y tras una mala experiencia de noviazgo en el pueblo, pensaba que ya se le pasaba el arroz. Digamos que una de sus prioridades en la vida era echarse novio porque se veía muy mayor para estar sola. Eso de echarse novio incluía todo el paquete clásico, donde entraba por supuesto el matrimonio y tener hijos lo más joven posible. La chavala no era un pibonazo, ni de las que llaman la atención, aunque era bastante mona y tenía unos pechos impresionantes, era bajita, más bien tirando a regordeta. Tenía la autoestima un poco regular así que pensaba que le iba a costar encontrar novio.

Cuando se enrolló con el chaval este dio el cielo abierto porque el chico era también muy simpático agradable y divertido aunque tampoco era un chaval que llamara mucho la atención físicamente.

Al principio todo muy bien y muy bonito, lo cierto es que realmente se gustaban y parecían que estaban hechos el uno para el otro, pero luego ella descubrió que no era oro todo lo que relucía. Le surgieron dudas porque el chico trabajaba en el ámbito de la noche, le gustaba demasiado la bebida y luego era lo más simple que podía haber en hombre. La parte buena es que le hacía caso en todo lo que ella decía y planeaba, la parte mala es que más allá de su trabajo (donde era muy competente) en todo lo demás no tenía apenas iniciativa y le tocaba a ella tomar todas y asumir todas las decisiones en la pareja. La cosa también se complicó porque ella sospechaba que de vez en cuando y debido a su trabajo aprovechaba alguna oportunidad para echar una canita al aire. Para nosotros no era una sospecha, era certeza porque a él cuando bebía se le soltaba la lengua y nos contaba sus aventuras. La verdad es que mucho más raras y esporádicas desde que tenía novia, pero a veces la mala combinación de bebida y calentón era demasiado irresistible.

Ella se había hecho muy amiga del chico este, que era de los pocos amigos de la pandilla con la que aún frecuentaban como pareja y se había convertido en su confesor, con él hablaba todo lo que con su novio no. El tipo era básico hasta para eso. De la intimidad de las confianzas pasaron a hablar de sexo, a contarse sus historias de cama e incluir estas en los temas de conversación. Ahí fue donde empezó a crearse una cierta tensión sexual entre ambos. Esto se combinaba con los cabreos que la chica pillaba de vez en cuando con su novio por su falta de madurez e iniciativa y también por alguna que otra pelea que tenían. De hecho fue en una de estas peleas donde acabó besándose en el coche y metiéndose mano con el amigo de su novio. No pasaron de ahí porque el chaval no quiso pero ella estaba dispuesta.



Motivación ¿Por qué lo hacía?

La primera motivación fue cambiar de pareja. Ella llegó a la conclusión de que el otro chaval le gustaba más, no solo físicamente, sino que era mucho más responsable, maduro y mejor partido. Así que le propuso sin más dejar a su novio e irse con él.

El chico dijo que no. Le caía bien la nena, le tenía cariño y le atraía sexualmente pero no estaba ni mucho menos enamorado de ella, ni tampoco quería una relación a esa edad, tan clásica, de esas de hacerte novio y casarte lo antes posible. Simplemente tuvo claro que aquella no era la pareja con la que él había soñado ni tampoco era el momento, así que la cosa quedó ahí aparcada.

La chica asumió esto y ahí vino la segunda motivación.

Después de algo más de un año donde la cosa se suponía que había quedado en suspenso, por casualidad del destino, volvieron a encontrarse y todo volvió al punto de partida. No se habían olvidado el uno del otro, especialmente ella que ya había tomado la decisión de casarse con su novio, de hecho, estaban incluso reformando un piso que habían comprado.

Sí mi amigo creía que lo de aquella ocasión en que se besaron y se metieron mano en el coche y solo pararon porque él no quiso seguir, había sido algo fuerte, le esperaban todavía más sorpresas y la primera de ellas es que ella le dijo abiertamente que lo quería en su cama; que quería acostarse con él; que asumía que no iban a ser pareja y que ya había decidido continuar con su novio y casarse; que no tenía muy claro si la cosa iba a funcionar o no pero que ella quería casarse y establecer un hogar; que hubiera preferido que fuera con él pero que si no podía ser, que se conformaba simplemente con acostarse juntos; que le tenía muchas ganas y que quería quitarse esa espinita que tenía clavada porque muchas veces había pensado en cómo sería tener sexo con él. Básicamente le dijo: aquí me tienes para cuando tú quieras si te decides, sin ningún compromiso y solo para sexo, me tienes a tu disposición.

A mi colega no le agradaba la idea sabía que aquello no estaba bien, pero era un chaval con 19 años, deseando tener sexo y que en esa época pasaba por una sequía de chicas. Os podéis imaginar la comedura de tarro sabiendo que aquella chica (que además le caía bien y le atraía) le había puesto las cosas tan fáciles. Se resistió durante un tiempo y ella al final acabó dándole un pequeño empujón, preparándole una encerrona en el piso que estaba reformando con su novio. Al final él acabó claudicando.

Era una tensión sexual muy fuerte, no se la quitaba de la cabeza y pasó lo peor que podía pasar: que se extendieron a la perfección en la cama. Aquella primera vez fue una sucesión de polvos épicos porque estuvieron follando cuatro horas casi sin parar, haciendo de todo y en todas las posiciones que se les ocurrieron. Fue un encuentro de tal de morbo y de placer que él ya no se pudo seguir negando. A partir de ahí, aunque él no solía tomar la iniciativa, siempre acudía cuando ella le planteaba la posibilidad. La motivación para ella en este caso era clara: el morbo, el deseo y sobre todo que como ella decía, él era su válvula de escape cuando estaba hasta el coño de su novio. Cuando tenía un cabreo gordo con él o cuando simplemente se desesperaba por su falta de ayuda o iniciativa, buscaba a este chico y era como hacerse un reset. El sexo era bueno, intenso y morboso y ella decía que se quedaba como nueva y así podía aguantar seguir adelante con su relación. Que por otro lado tampoco le iba tan mal si exceptuaba esas crisis.

Así pues sus motivaciones se resumían básicamente, primero en “me quedo con lo que tengo hasta que encuentre algo mejor y si no encuentro, me busco alguien para desfogar de vez en cuando”. Lo cierto es que estoy convencido de que tampoco se hubiera acostado con cualquiera, lo hizo con este chico porque conectaba muy bien y estaba seguro de que no la iba a delatar. Posiblemente con cualquier otro no sabría arriesgado.

Logística.

El primer encuentro donde tuvieron sexo completo fue como ya digo en el piso que ella estaba preparando para casarse. Una vez estuvieron casados ya lo hicieron menos veces ahí. Normalmente quedaban cuando su marido tenía turno de tarde o noche en el local o cuando participaba en eventos para ganarse un extra, que generalmente eran bodas en pueblos de la provincia, lo cual le daba un margen mucho más amplio para verse.

Tuvieron encuentros sexuales también en el coche, en la furgoneta que él utilizaba para el trabajo y en el almacén de la tienda donde trabajaba ella como dependienta, ya que muchas veces cerraba sola y también en varias ocasiones en hoteles. La frecuencia era aleatoria y siempre dependía de ella porque su amante no acababa de estar del todo conforme ni a gusto con aquel tipo de relación. Casi siempre se arrepentía detrás de cada encuentro, intentando cortar la relación, pero conforme iban pasando los días y la temperatura subía de nuevo, y en vista de que él no tenía novia ni le salía ningún rollete apetecible, acababa claudicando y volviendo a quedar con ella. Cuando pasó un tiempo ya directamente ni siquiera intentaba resistirse sino que se limitaba a acudir a las citas que ella le proponía. El ritmo de sus encuentros pues, lo marcaba la chica y generalmente coincidía con periodos de especial calentura por su parte y sobre todo, cuando se veía muy estresada o muy agobiada o tenía una broca con el marido por cualquier motivo. A veces pasaban muchas semanas sin verse y otras veces coincidían un par de días en la misma semana. Lo normal era una media de unos 12 encuentros al año.

Precauciones.

Respecto a precauciones en aquella primera cita me comenta que se les fue bastante la olla. Llevaban casi dos años de tonteo con una tensión sexual no resuelta y aquello se les fue de las manos. No llegaron a usar preservativo y eso tuvo rayado a mi amigo durante unos días hasta que por fin ella le confirmó que le había bajado la regla. Por su parte la chica estaba bastante tranquila, afirmaba que según sus cuentas no le tocaba ovular, como si lo hubiera calculado todo. Lo cierto es que suerte o cálculo no pasó nada.

A partir de ahí jugueteaban en alguna ocasión que se les iba demasiado la líbido por las nubes, sin llegar a eyacular dentro, pero la regla general era que usaban el preservativo para la penetración vaginal. Al final volvieron a cometer un desliz y ese fue el motivo de que acabara la relación como contaré más adelante.

La historia.

Bueno la historia más o menos sabéis cómo empieza. Lo cierto es que ella lo tenía claro, en ningún momento mostró remordimientos mi intención de cortar con su amante. Es como la condición que le ponía su marido sin que este lo supiera para seguir funcionando: tener esa válvula de escape según ella al matrimonio.

El chico era otro tema y nunca se encontró del todo cómodo con esa relación según me explicó. Es como si fuera una especie de dependencia, como una adicción que tenía con esta chica.

Cada vez que había un hito más o menos extraordinario, como cuando ella se casó o cuando se quedó embarazada, intentaba cortar la relación, pero la muchacha siempre se salía con la suya. Mi amigo me comentaba que simplemente no podía resistirse. No era su prototipo de mujer y físicamente había tenido encuentros con chicas mucho más atractivas, aunque no había llegado a cuajar con ninguna, pero la conexión que tenía con esta a nivel personal y sexual (que no sentimental) era tremenda. Sus encuentros eran muy morbosos, ya se sabe que lo prohibido da más placer. En fin, que como ya hemos dicho, era una especie de adición en la que él siempre fue consciente de que lo que hacía no era correcto pero no tenía fuerza de voluntad para acabar con ella.

Cosas fuertes que pasaron.

Algunos de los momentos más intensos que me contó que habían sucedido. Ese primer encuentro en el que estuvieron follando de forma ininterrumpida casi cuatro horas y él se tuvo que ir casi a la carrera porque temía que volviera de turno el novio, mientras que ella, desnuda, todavía le tiraba del brazo intentando retenerlo un rato más, solo fue el primero de unos cuantos. La siguiente que él recuerda como destacada fue cuando ella se casó a los pocos meses. Tuvo una movida en su boda que básicamente consistió en una borrachera tremenda del novio con el consiguiente cabreo, no solo por haberse quedado sin noche de bodas (eso no deja de ser algo bastante común porque después de la celebraciones el cuerpo igual pide descanso y se deja el sexo para más adelante), sino porque la cogorza había sido tal que estuvieron a punto de ingresar a su novio en el hospital y ellos, al día siguiente tenían ya contratado un viaje con todo incluido a la costa. Estuvieron a punto de perderlo y él tardó los primeros días en recuperarse, a base de sopas y de zumos. Ella le comentó a su amante enfadada que estuvo dos días yendo sola a la playa y bajando sola a la piscina porque su marido apenas se podía levantar de la cama.

Habían pasado un par de meses desde la boda y el chico se resistía a quedar con la excusa de que, al estar ya casada, tenían que aprovechar para poner fin a aquello. Pero como siempre, al final tiran más dos tetas que dos carretas y volvió a caer. Ella aprovechó que su marido se iba a hacer catering al pueblo un par de días, celebraciones de boda del fin de semana. Fue de las pocas veces que pudieron pasar una noche juntos. No se quisieron arriesgar a pasarla en el piso y contrataron para la ocasión una especie de apartamento en las afueras, con una piscina privada. No era mucho mayor que un jacuzzi pero tenían toda la tarde y parte de la noche.



El plan era cena íntima y luego al lío.

La sorpresa fue que ella se metió en la habitación y salió vestida de novia. Llevaba una maleta grande con ruedas y mi amigo se preguntaba porque narices llevaba tanto equipaje. Se había puesto el vestido que había llevado en su boda y debajo la misma ropa interior de su noche de bodas que no llegó a disfrutar.

Le dijo algo así como que la vida le debía esa noche de bodas que no había podido disfrutar y que se la iba a cobrar. Sin ni siquiera haber abierto la botella de champán echaron el primer polvo encima de la cama, con el vestido puesto. Ella quiso que la follara así.

Aquello fue como una repetición más tranquila de su primera cita. Exceptuando la parada para la cena y tomar unas copas, estuvieron manteniendo sexo durante todo la noche hasta que de madrugada la llevó a su casa.

El siguiente tema que tuvieron digno de señalar fue cuando ella quedó embarazada. Una vez más, una oportunidad para reconducir el asunto y cortar relaciones. Esta vez mi amigo parecía decidido y más teniendo en cuenta que llevaban casi tres meses sin tener ningún encuentro.

Ella lo convenció porque estaba pasando una mala racha y estaba muy deprimida. Ya se le notaba bastante la barriguita, había cogido más peso y se veía bastante poco atractiva. Para colmo, su marido a partir del tercer mes le indicó que lo mejor era no hacer penetración, y como en todo lo demás no se daba mucha maña, ella quedaba bastante insatisfecha. No se explicaba este tema de su marido porque el médico le había dicho que podían seguir teniendo relaciones sin ningún problema hasta el último o los últimos dos meses de gestación, siempre que no hubiera molestias o sangrado. Empezó a sospechar que le resultaba poco apetecible en ese estado o que incluso este había vuelto a las andadas y se consolaba fuera de casa.

También coincidió con un bajón anímico porque hasta entonces ella había llevado todo el peso de la toma de decisiones y de la organización de la casa además de trabajar. Su marido no le ponía pegas a nada pero también es verdad que en casa no hacía ni el huevo. En ese momento fue consciente de que tener un hijo le iba a suponer un peso que iba a tener que afrontar ella también casi exclusivamente y a pesar de contar con la ayuda de la madre y la hermana que vivían cerca, no pudo evitar plantearse si había sido una buena idea.

Por último y para poner la guinda, el embarazo le había disparado las ganas y de repente le entraba una necesidad urgente de satisfacerse con lo cual le echaba mucho de menos a su amante.

Mi amigo accedió a tener una nueva cita porque la vio bastante mal y después de todo, aunque no estaba enamorado ni se planteaba tener una relación seria con ella, no dejaba de tenerle cariño.

Naturalmente acabaron en la cama como era de esperar. Y repitieron durante varios meses casi hasta el final de su embarazo. Fue una época en que ella tenía muchas ganas y trataba de quedar con toda frecuencia que podía. Sus encuentros siempre habían sido de alto nivel sexual muy intensos, pero esta época la recuerda como una auténtica locura. Como ella ya estaba embarazada follaban a pelo. En todas las ocasiones ella le exigía que se corriera dentro al menos una vez. Cambió incluso el lenguaje volviéndose más salvaje con expresiones más guarras y más explícitas, donde le pedía que le hiciera casi de todo. Era un poco como el adicto al alcohol que ya no le vale una cerveza ni una copa de vino, que necesita licores más fuertes y beber mucho más para mantener la sensación de euforia y conseguir el mismo efecto sobre su acostumbrado cuerpo.

El último mes y medio dejaron de tener sexo porque ya estaba ella muy gorda y muy molesta, incluso le dijeron que había riesgo de adelanto del parto porque le daban contracciones, así que decidió tomárselo con tranquilidad.

Y así llegó el último episodio. Una vez más, mi amigo decidido aprovechar la paternidad para poner fin a la relación. Se había acostumbrado a estar con ella y había perdido la motivación para salir a ligar y conocer a otras chicas. Aquello ya duraba demasiado y, tarde o temprano estaba claro que, aunque siempre habían sido muy discretos y solo la hermana de la chica era conocedora de la infidelidad, algún día cometerían algún error y la cosa acabaría mal.

Ella estaba lidiando con su recién estrenada maternidad y tampoco lo reclamó demasiado los dos primeros meses. Pasó la cuarentena y volvió a tener sexo con su marido. Cuando se le acabó la baja maternal fue cuando le dio de nuevo el bajón y recurrió a su ya consabida válvula de escape. Mi amigo al principio se negó y consiguió esta vez aguantar otro mes sin quedar, hasta que por fin, como siempre, volvió a claudicar.

Fue como una repetición de su primera vez porque quedaron en su piso. Ella le había dejado la niña a su hermana y aprovecharon esas dos horas, bajo la cobertura una vez más de que iba a hacerle una reparación en casa.

Se cogieron con muchas ganas y como aquella primera vez se les fue la olla. Se habían acostumbrado a follar sin condón y ahora ella lo reclamaba dentro sin protección. En el punto que más calientes estaban, como en aquella primera ocasión, ella se subió encima y se negó a sacarla en pleno clímax, cuando los dos estaban más locos y encendidos. Él todavía encontró algo de voluntad para decirle que es mejor que no hicieran locuras y ella le respondió algo así como “córrete dentro que el próximo hijo que tenga va a ser tuyo”.

Fue un pasote, con el morbo alcanzando un nivel ya estratosférico y con las ganas al límite. Pero luego vino el bajón.

Mi amigo no paraba de comerse la cabeza con aquella frase que ella le había dicho y consideró que habían llegado demasiado lejos, que no se podía jugar con fuego de esa manera porque si se quedaba embarazada de él, le arruinaba la vida. No sería capaz de mirar a otro lado o fingir que aquel dijo no era suyo. Meter un hijo de por medio ya eran palabras mayores y fue la gota que colmó el vaso.

No volvió a follar con ella. Estuvo mucho tiempo sin atender sus llamadas y cuando por fin ella fue a buscarlo y tuvieron una charla, él le puso las cosas claras.

La chica trató de quitarle hierro al asunto. Sólo había sido una ida de olla, por el calor del momento, como otras veces cuando había estado juntos especialmente la primera. Que aquello lo dijo solo por el subidón y como a lo largo de su embarazo se había acostumbrado a decir cosas para aumentar la tensión sexual durante sus encuentros, pues lo soltó sin más intención que ponerlo cachondo, pero que para nada tenía pensado quedarse embarazada. Que lo tenía controlado y que si él quería, a partir de entonces solo lo harían con condón.

Pero esta vez en mi conocido no se echó atrás. Aprovechó el susto y el tirón para mantener su decisión de no verse. Y lo logró. Seguramente ella pensó que debía dejarle tiempo, lo vio por primera vez tan agobiado y tan firme que creyó que sería mala idea forzar la máquina y lo dejó reposar una semanas antes de volver a intentarlo, confiada en que como otras veces, él volvería.

Pero esta vez no fue así. Precisamente en esas semanas la suerte se puso de su lado y además de su determinación conoció a una chica. Esta fue su primera novia de verdad, la primera chica con la que él sintió desde el primer momento que podían hacer pareja estable.

Y poco después consiguió aprobar una oposición. Se tuvo que trasladar de ciudad para ocupar plaza y esto supuso ya la desconexión total de su antigua amante.

Bueno, espero que os haya resultado interesante. Tengo previsto usar la historia como base para un relato de mi serie “Fantasías sexuales de las españolas”, como otras veces partiendo de una base real pero adaptando y desarrollando la trama a mi gusto. Estoy con la segunda entrega de esta serie que espero compartir pronto en la página de TR.

Gracias por leer.

De lo mejor que he leído, incluso he podido visualizar a los protagonistas y sentir su calentura
 
Cuando tenía 20 años conocí a una mujer de 36 a través de las salas de chat que se incluían en un famoso programa de descargas de música/películas. Las conversaciones eran de los más triviales pero eran tan asiduas que llegó un punto que tuvimos la suficiente confianza de intercambiar nuestros "messengers" y continuar por allí. A ella le encantaba que le prestara toda mi atención, preocuparme por su día a día, cómo se sentía, cómo se encontraba,... Su marido era comercial y pasaba mucho tiempo fuera de casa, además ella tenía la sospecha de que mantenía alguna relación con una compañera de trabajo ya que cuando volvía a casa, decía ella, que el sexo era bastante monótono y aburrido por parte de su marido. Como que lo hacía por cumplir y ya y que eso le chocaba a ella cuando él siempre había sido muy fogoso desde que se conocieron. Según sus palabras, conmigo había recuperado la emoción de sentirse querida y deseada y que además el morbo y la atracción de que fuera mucho más joven que ella era un plus.

No nos conocimos físicamente, porque así lo quisimos ambos, hasta la primera vez que quedamos en una cafetería. Ella llevaba el pelo cortado a media melena y de color castaño, era bastante alta, creo que mediría 1.70, estaba rellenita pero para nada gorda, piel morena, ojos grandes y marrones y unos pechos espectaculares de la talla 100. Para que os hagáis una imagen mental, sería la típica madre que te puedes encontrar en la puerta de un colegio. Yo también le agradé a ella y en aquella primera cita, en la que no hubo sexo, ella acordó conmigo dónde, cómo y a qué horas le venían a ella bien para quedar. Casi siempre fue en su casa a partir de las 2 o 3 de la tarde mientras sus dos hijas pequeñas estaban en el cole y terminábamos cuando tenía que ir a recogerlas. Estuvimos así casi un año entero a razón de dos veces (cuando estaba su marido) a siete u ocho (cuando no estaba) por mes.

Con ella aprendí lo que es follar en toda la extensión de la palabra, ni sexo, ni hacer el amor, ni nada de eso. Siempre a pelo, todas las posturas inimaginables, sexo anal, lluvia dorada, beso blanco,... Lo hicimos encima de la mesa de su cocina, en su sofá, en la ducha y por supuesto, en su habitación. También en los probadores de una conocida marca de ropa.

Solía irse a buscar a sus hijas con toda mi corrida dentro de su vagina, decía que le ponía mucho la sensación de cómo se le iba saliendo mientras caminaba y charlaba con otras madres. No se quedó embarazada aunque una vez tuvimos un susto por un retraso pero fue un desarreglo.

Ella cambió bastante en ese tiempo y empezó a cuidarse más, adelgazó bastante, se la veía feliz y al final llegó un punto que lo tuvimos que dejar porque para ella ya no estaba siendo sólo sexo sino que empezó a sentir cosas por mí y eso lo iba a complicar todo. Lo que puedo decir es que la experiencia con ella es el mayor tesoro que he tenido en mi vida.
 
Cuando tenía 20 años conocí a una mujer de 36 a través de las salas de chat que se incluían en un famoso programa de descargas de música/películas. Las conversaciones eran de los más triviales pero eran tan asiduas que llegó un punto que tuvimos la suficiente confianza de intercambiar nuestros "messengers" y continuar por allí. A ella le encantaba que le prestara toda mi atención, preocuparme por su día a día, cómo se sentía, cómo se encontraba,... Su marido era comercial y pasaba mucho tiempo fuera de casa, además ella tenía la sospecha de que mantenía alguna relación con una compañera de trabajo ya que cuando volvía a casa, decía ella, que el sexo era bastante monótono y aburrido por parte de su marido. Como que lo hacía por cumplir y ya y que eso le chocaba a ella cuando él siempre había sido muy fogoso desde que se conocieron. Según sus palabras, conmigo había recuperado la emoción de sentirse querida y deseada y que además el morbo y la atracción de que fuera mucho más joven que ella era un plus.

No nos conocimos físicamente, porque así lo quisimos ambos, hasta la primera vez que quedamos en una cafetería. Ella llevaba el pelo cortado a media melena y de color castaño, era bastante alta, creo que mediría 1.70, estaba rellenita pero para nada gorda, piel morena, ojos grandes y marrones y unos pechos espectaculares de la talla 100. Para que os hagáis una imagen mental, sería la típica madre que te puedes encontrar en la puerta de un colegio. Yo también le agradé a ella y en aquella primera cita, en la que no hubo sexo, ella acordó conmigo dónde, cómo y a qué horas le venían a ella bien para quedar. Casi siempre fue en su casa a partir de las 2 o 3 de la tarde mientras sus dos hijas pequeñas estaban en el cole y terminábamos cuando tenía que ir a recogerlas. Estuvimos así casi un año entero a razón de dos veces (cuando estaba su marido) a siete u ocho (cuando no estaba) por mes.

Con ella aprendí lo que es follar en toda la extensión de la palabra, ni sexo, ni hacer el amor, ni nada de eso. Siempre a pelo, todas las posturas inimaginables, sexo anal, lluvia dorada, beso blanco,... Lo hicimos encima de la mesa de su cocina, en su sofá, en la ducha y por supuesto, en su habitación. También en los probadores de una conocida marca de ropa.

Solía irse a buscar a sus hijas con toda mi corrida dentro de su vagina, decía que le ponía mucho la sensación de cómo se le iba saliendo mientras caminaba y charlaba con otras madres. No se quedó embarazada aunque una vez tuvimos un susto por un retraso pero fue un desarreglo.

Ella cambió bastante en ese tiempo y empezó a cuidarse más, adelgazó bastante, se la veía feliz y al final llegó un punto que lo tuvimos que dejar porque para ella ya no estaba siendo sólo sexo sino que empezó a sentir cosas por mí y eso lo iba a complicar todo. Lo que puedo decir es que la experiencia con ella es el mayor tesoro que he tenido en mi vida.
Muy buena experiencia. Te felicito 👌
 
Hace muchos años frecuentaba un chat de Terra con una sala y temática de roleo muy concreta. No buscaba nada simplemente desconectar y pasármelo bien. Era muy común que con el tiempo, en el roleo, los personajes se hicieran pareja, casarán etc. Así es como conocí a una madre casada e insatisfecha.
Todo empezó en un mundo de fantasía, pero una vez que salíamos de la sala seguíamos hablando por MSN y por ahí los temas ya eran más cotidianos donde nos íbamos contando nuestro día a día. De ella supe que era de mi ciudad, 10 años mayor que yo, casada y con 2 hijas pequeñas cosas que me frenaba pero que por puro morbo de saber que estaba conociendo a una MILF me excitaba. Nos pasábamos horas y horas hablando, tanto en la sala de rol como luego por MSN. También me hablaba de la relación con el marido donde me explicaba que hacía tiempo que sabía que la engañaba pero que no se separaba por las niñas.
En una de nuestras charlas me contó sus planes para el verano, ella se iba de vacaciones con el marido e hijas e iba a estar un tiempo sin conectarse, qué me iba a echar de menos, etc etc. Yo me iba también de vacaciones con unos amigos y tampoco iba a estar muy disponible. Y ahí me lancé y le propuse de vernos en persona para charlar y tomar algo antes de las vacaciones.
Me dijo que llevaba tiempo que quería que nos viéramos pero le daba reparo decírmelo (aquí hago un inciso y comento que ya nos habíamos visto antes por la cam) pero que sí, que se tomaba un café conmigo y así nos conoceríamos en persona.
Unos días después quedamos en una cafetería del centro donde estuvimos, pasando un rato muy agradable. Me dijo varias veces lo a gusto que estaba conmigo, como le hacía salir de la monotonía en el chat, que se sentía halagada cuando le decía lo guapa que estaba, que a su marido le empezaba a mosquear que pasara tanto tiempo hablando con sus amigos frikis etc etc.
Ya no aguantaba más quería follarmela desde hacía meses (luego me contó que ella también, que se masturbaba mucho pensando en mi) y con la confianza que ya teníamos de meses así se lo hice saber. Me dijo que porqué había tardado tanto en confesarlo que hacía tiempo que se sentía muy deseada por mí y que ella quería lo mismo. También me dijo que llevaba unos meses sin hacerlo con su marido que le daba asco y no paraba de masturbarse. Me dijo que las niñas se quedaban a dormir esa noche con los abuelos y el marido estaba de turno de noche.
Unas horas después estaba en su cama, encima de ella, sudando y gozando.
 
Última edición:
Hace muchos años frecuentaba un chat de Terra con una sala y temática de roleo muy concreta. No buscaba nada simplemente desconectar y pasármelo bien. Era muy común que con el tiempo, en el roleo, los personajes se hicieran pareja, casarán etc. Así es como conocí a una madre casada e insatisfecha.
Todo empezó en un mundo de fantasía, pero una vez que salíamos de la sala seguíamos hablando por MSN y por ahí los temas ya eran más cotidianos donde nos íbamos contando nuestro día a día. De ella supe que era de mi ciudad, 10 años mayor que yo, casada y con 2 hijas pequeñas cosas que me frenaba pero que por puro morbo de saber que estaba conociendo a una MILF me excitaba. Nos pasábamos horas y horas hablando, tanto en la sala de rol como luego por MSN. También me hablaba de la relación con el marido donde me explicaba que hacía tiempo que sabía que la engañaba pero que no se separaba por las niñas.
En una de nuestras charlas me contó sus planes para el verano, ella se iba de vacaciones con el marido e hijas e iba a estar un tiempo sin conectarse, qué me iba a echar de menos, etc etc. Yo me iba también de vacaciones con unos amigos y tampoco iba a estar muy disponible. Y ahí me lancé y le propuse de vernos en persona para charlar y tomar algo antes de las vacaciones.
Me dijo que llevaba tiempo que quería que nos viéramos pero le daba reparo decírmelo (aquí hago un inciso y comento que ya nos habíamos visto antes por la cam) pero que sí, que se tomaba un café conmigo y así nos conoceríamos en persona.
Unos días después quedamos en una cafetería del centro donde estuvimos, pasando un rato muy agradable. Me dijo varias veces lo a gusto que estaba conmigo, como le hacía salir de la monotonía en el chat, que se sentía halagada cuando le decía lo guapa que estaba, que a su marido le empezaba a mosquear que pasara tanto tiempo hablando con sus amigos frikis etc etc.
Ya no aguantaba más quería follarmela desde hacía meses (luego me contó que ella también, que se masturbaba mucho pensando en mi) y con la confianza que ya teníamos de meses así se lo hice saber. Me dijo que porqué había tardado tanto en confesarlo que hacía tiempo que se sentía muy deseada por mí y que ella quería lo mismo. También me dijo que llevaba unos meses sin hacerlo con su marido que le daba asco y no paraba de masturbarse. Me dijo que las niñas se quedaban a dormir esa noche con los abuelos y el marido estaba de turno de noche.
Unas horas después estaba en su cama sudando y gozando encima de ella
Historia muy bonita. Estas gallegas qué echadas para adelante son!
 
Hace muchos años frecuentaba un chat de Terra con una sala y temática de roleo muy concreta. No buscaba nada simplemente desconectar y pasármelo bien. Era muy común que con el tiempo, en el roleo, los personajes se hicieran pareja, casarán etc. Así es como conocí a una madre casada e insatisfecha.
Todo empezó en un mundo de fantasía, pero una vez que salíamos de la sala seguíamos hablando por MSN y por ahí los temas ya eran más cotidianos donde nos íbamos contando nuestro día a día. De ella supe que era de mi ciudad, 10 años mayor que yo, casada y con 2 hijas pequeñas cosas que me frenaba pero que por puro morbo de saber que estaba conociendo a una MILF me excitaba. Nos pasábamos horas y horas hablando, tanto en la sala de rol como luego por MSN. También me hablaba de la relación con el marido donde me explicaba que hacía tiempo que sabía que la engañaba pero que no se separaba por las niñas.
En una de nuestras charlas me contó sus planes para el verano, ella se iba de vacaciones con el marido e hijas e iba a estar un tiempo sin conectarse, qué me iba a echar de menos, etc etc. Yo me iba también de vacaciones con unos amigos y tampoco iba a estar muy disponible. Y ahí me lancé y le propuse de vernos en persona para charlar y tomar algo antes de las vacaciones.
Me dijo que llevaba tiempo que quería que nos viéramos pero le daba reparo decírmelo (aquí hago un inciso y comento que ya nos habíamos visto antes por la cam) pero que sí, que se tomaba un café conmigo y así nos conoceríamos en persona.
Unos días después quedamos en una cafetería del centro donde estuvimos, pasando un rato muy agradable. Me dijo varias veces lo a gusto que estaba conmigo, como le hacía salir de la monotonía en el chat, que se sentía halagada cuando le decía lo guapa que estaba, que a su marido le empezaba a mosquear que pasara tanto tiempo hablando con sus amigos frikis etc etc.
Ya no aguantaba más quería follarmela desde hacía meses (luego me contó que ella también, que se masturbaba mucho pensando en mi) y con la confianza que ya teníamos de meses así se lo hice saber. Me dijo que porqué había tardado tanto en confesarlo que hacía tiempo que se sentía muy deseada por mí y que ella quería lo mismo. También me dijo que llevaba unos meses sin hacerlo con su marido que le daba asco y no paraba de masturbarse. Me dijo que las niñas se quedaban a dormir esa noche con los abuelos y el marido estaba de turno de noche.
Unas horas después estaba en su cama, encima de ella, sudando y gozando.
¡Qué tiempos aquellos del messenger y del chat!
 
Yo lo hice con dos casadas, con una me corrí en su boca y la otra estuvimos dos noches enteras follando a pelo, tenía el coño superapretado sino fuese porque tenía dos hijos cualquiera diría que era casada
 
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