28
Al día siguiente. Jueves
Héctor
“Buenos días” saludó Mónica muy risueña. Cris y yo le devolvimos el saludo mientras Mónica me miraba con una sonrisa traviesa.
Había pasado una noche muy nerviosa, sin parar de pensar en lo ocurrido en el baño el día anterior. No me podía creer que Mónica me hubiera hecho una mamada. Nunca había estado pillado por ella, a pesar de haberla visto desnuda siendo ambos adolescentes. Sí, me había excitado y servido para sueños húmedos pero no para enamorarme de ella.
Pasé la mañana medio atontado entre el sueño y que me costaba concentrarme. Mónica me preguntó un par de cosas y se las resolví mientras ella me miraba sonriente.
Un rato antes de irse se me acercó con su silla y me dijo:
- No me has dicho nada
- ¿De q… qué?
- De la mamada
Me puse blanco y le dije:
- Chisst
- Lo he dicho bajito
- Pero no…
- ¿Te gustó?
- ¿Qué?
- A ver, sé que te gustó, es obvio, menuda corrida jiji
Me puse totalmente rojo. Ella continuó:
- Me refiero si te gustó con el piercing
- ¿Qué?
- Ay, chico, con esto
Y sacó la lengua para mostrarme su piercing. Miré a Cris y Susana pero ellas estaban pendientes de sus monitores. Le dije:
- No te entiendo
- Es que es la primera mamada que hago teniendo el piercing ¿Es mejor o peor?
- Yo…
- No te hice daño ¿Verdad? He leído que a algunos tíos le causa…
- Por favor, Mónica, no podemos hablar de esto aquí, esto es el trabajo y…
- Y ayer te corriste en mi boca en el trabajo
Increíblemente me puse aún más colorado. Entonces ella dijo:
- Vente a mi casa esta tarde
- ¿Pa… para qué?
- Para hablar de esto
- No sé si…
- O lo hablamos aquí, me da igual
La miré asustado. Me dijo:
- Te mando mi dirección, vente al salir del trabajo
- Pero…
Y se volvió a su sitio. Al momento me mandaba su dirección y móvil por el chat del trabajo.
Carlos
Me extrañó ver a Silvia entrando en la oficina. Pasó por mi puerta sin saludarme. Estaba enfadada. Estuvo con los chicos y al rato la vi levantarse.
Quería hablar con ella pero yo también estaba enfadado. Me dolía su actitud y que no fuera capaz de apoyarme ni querer lo mejor para mí. Y lo peor es que conociéndola, sabía que no daría su brazo a torcer y me tocaría a mí ir a disculparme aunque no tuviera que hacerlo. Suspiré, que difíciles eran las mujeres.
Silvia
Fui a Marketing y la vi sentada en un despacho. “¿Qué coño hace ésta en un puto despacho?” pensé mientras entraba en él. Ella me miró y dijo:
- ¿No sabes llamar?
Cerré la puerta y le dije:
- Ni se te ocurra hacerle daño a Carlos
- ¿Perdona?
- No sé que buscas en él pero tengo claro que buscas algo
- Claro que busco, compañía y quizás una relación seria
- No, tú buscas algo, y te voy a vigilar
- ¿Vigilar? Que peliculera eres ¿No?
- Como le hagas daño, te juro que te saco los ojos, zorra
Carmen se levantó y vino a mi. Me dijo:
- Mira, bonita, aquí la que busca algo de él me parece que eres tú
- ¿Qué?
- ¿Te crees que no sé como lo manejas a tu antojo?
- ¿Pero que coño dices?
- ¿Te lo estás tirando o te lo pensabas tirar?
- Mira, zorra, la única que aquí pone los cuernos a su pareja eres tú
- No tengo pareja actualmente
- Antes sí y te daba igual, y si le vas a hacer lo mismo a Carlos…
Entonces me señaló con un dedo y dijo:
- Vamos a dejar claras las cosas, guapa
- No te…
- Carlos va a ser mío, lo quieras o no
- Voy a…
- Y te vas a joder porque a partir de ahora va a hacer lo que a mí me dé la puta gana, no lo que a ti te plazca
- No, Carlos no se dejará
- Ja
Nos miramos unos segundos. La odiaba con toda mi alma. Le dije:
- Eres una puta manipuladora
- No, bonita, lo que soy es una mujer que se volverá a casar en unos meses
- ¿Qué?
- Lo que oyes, te aseguro que Carlos me lo pedirá en unos meses y, tranquila, no estarás invitada, te lo aseguro, y ahora fuera de mi despacho
- Carlos es más listo que eso y…
- Carlos está enamorado de mí, y yo de él
- Una mierda
- Cree lo que quieras pero este año nos casaremos, te lo aseguro
La miré con miedo ¿Sería capaz Carlos? Entonces dijo:
- Fuera de mi puto despacho, ya
Me fui hecha una furia pero jodida ¿Enamorado? ¿En serio? Pasé por el despacho de Carlos y ni lo miré. Cogí mis cosas y me fui.
Carmen
Me quedé mirando como se iba esa pequeña bruja. “Quizás he ido demasiado lenta con Carlos” pensé. Las citas habían seguido siendo tan empalagosas que me daban hasta nauseas, ese hombre era incapaz de ir más allá de algún beso. “Pues nada, aceleraremos el tema, esta noche vas a mojar al fin, Carlitos” y lo llamé:
- Hola, Carlos
- Hola, Carmen, que sorpresa
- ¿Te molesto?
- Tú nunca molestas
- Ah, jeje, me alegra oírlo… Cariño, que he pensado ¿Te vienes a casa esta noche a cenar?
- Ah, pensaba que esta semana no podías
- No podía salir porque no tenía niñera, pero si es en casa no pasa nada, y te echo de menos
- Ah, yo… yo también
- ¿A las 9?
- Perfecto
- Ah, y trae un buen vino
- Sí, claro
- Esta noche hay algo que celebrar
- ¿Sí? ¿El qué?
- Es nuestra sexta cita
- Ah ¿Eso se celebra?
- Yo sí, cariño, lo vamos a celebrar a lo grande jeje
- Ah… pues genial
- Besos
- Sí, besos
Y colgué. Que cortito es este hombre, no se enteraba de nada. En fin, por lo menos sabré lo que me espera en la cama durante unos cuantos años.
Cristina
Nos sentamos donde siempre para comer y le pregunté a Héctor:
- ¿Qué le ha pasado hoy a Silvia?
- Ni idea
- Estaba muy enfadada
- Sí, daba miedo
- Ni ha saludado a Carlos ¿Te has fijado?
- No ¿Está enfadada con él?
- Tiene pinta… Bueno ¿Qué traes hoy?
- Mmmmm espera… ¿Paella?
- Sí, me gusta… y yo he hecho merluza a la plancha con aceite y perejil ¿Te gusta?
- Sí
Empecé el reparto mientras le decía:
- Sigues un poco en las nubes
- No, es solo que…
- ¿Qué?
- Mmmm
- Venga, suéltalo
- No es nada
Lo miré y le dije:
- Pues te cuento yo una cosa
- Venga
- Ayer volvía a besar a Alberto
Y lo miré con una amplia sonrisa. Él dijo:
- ¿Pero no decías que aún te faltaban unos días?
- No podía aguantar más, me gusta mucho besar, y más durante el sexo jiji
Héctor se puso colorado y me reí. Le dije:
- Y todo bien, no noto nada raro en la lengua
- Ah, genial
- Sí, estoy super contenta, lo echaba mucho de menos
- Claro
- Venga, ahora tú
- Es que…
Lo miré mientras comía. No quise insistirle. Comimos en silencio durante unos segundos hasta que dijo:
- Ayer pasó… pasó algo con Mónica
Me quedé con la boca abierta. Le dije:
- Cuenta, cuenta
- Me… nos besamos
- Joooo, que bien, me alegro un montón
- Ya
- ¿Pasa algo?
- Es que…
- ¿Fue cosa tuya o de ella?
- De ella
- Jajaja, te lo dije, te lo dije
- Ya
- ¿Cuándo fue? ¿Quedaste con ella por la noche?
- No, fue… fue aquí, cuando os fuisteis
Lo miré con la boca abierta de nuevo. Le dije:
- Jooooo, que lanzada jajajaja
- Sí
- ¿Y?
- ¿Y qué?
- Bueno, está claro que estás en las nubes pero, no sé, esperaba verte más contento
- Es que fue todo muy… muy extraño
- ¿No te gustó?
- Sí
- ¿Entonces?
- Es que… quiere que vaya a su casa esta tarde
- Jajajaja
- No, para eso no, para hablar
- ¿De qué?
- No sé, supongo que de nosotros
- ¿Y qué piensas hacer?
- Supongo que ir
- No, tonto, eso está claro, digo respecto a ella
- Ah, pues… no sé
- ¿Te gusta?
- Mmmmm
- ¿No?
- Sí, supongo que sí
- Pues no te lo pienses, prueba
- ¿Probar?
- Sí, a ver como estáis juntos, dile de ir a comer fuera, algo así
- Ah, ya
Lo miré sonriendo y le dije:
- Y mañana me cuentas todo
- No tengo aún claro si voy a ir
- Anda que no, tienes que ir, no la puedes dejar plantada
- Pero es que…
- Tú ve, y luego a ver como va la cosa, hazme caso
- Mmmmm
Y lo miré con cariño. Me alegraba mucho por él, a ver si espabilaba ya. Era normal que Mónica le hubiera echado el ojo, era guapete y una vez que lo conocías, que costaba porque hablaba poco, era un encanto.
Héctor
Llamé a la puerta y escuché a Mónica gritar “Voy yo, voy yo, que es para mí”. Cuando se abrió la puerta vi a Mónica sonriente. Llevaba el pelo recogido en un moño, una sudadera muy grande que le llegaba hasta las rodillas y calcetines. Me cogió de la mano y tiró de mí. Cerró la puerta y me llevó tirando de mi mano por la casa. Pasamos por un salón donde vi fugazmente a dos chicas y Mónica dijo “son mis compañeras de piso, luego te las presento” y siguió tirando de mi.
Me metió en una habitación y cerró la puerta. Entonces, apoyada contra la puerta me sonrió traviesa y dijo:
- Esta es mi habitación
Miré a mi alrededor, no la tenía demasiado ordenada. Iba a hablar pero entonces ella se quitó la sudadera y, para mi asombro total, estaba completamente desnuda. Ella se rio y dijo:
- Ni que fuera la primera vez que me ves desnuda
Se me acercó despacio y me dijo:
- ¿Qué notas diferente?
No podía apartar la vista de sus pequeños pechos, con unos pezones grandes y poca areola. Eran unos pechos que cabían perfectamente en mi mano pero eran muy redondos y bonitos. Ella insistió:
- ¿No notas nada diferente?
Conseguí mirarla y negué:
- Jajaja, que tonto ¿No ves mi tatu?
Miré donde señalaba. En su costado derecho tenía un tatuaje con unas formas geométricas intrincadas. Mónica siguió hablando:
- ¿Algo más?
No me moví. Ella me cogió la mano y dijo:
- Esto estaba muy salvaje ¿No te acuerdas?
Y me puso la mano encima de su vagina donde ahora no había nada de pelo pero sí recordaba que hacía años tenía bastante ahí. Dijo:
- Me lo acabo de rasurar para ti ¿Te gusta? Ha quedado suave ¿Verdad?
Mientras ella hacía pasar mis dedos por esa zona. Luego, subió mi mano hasta su pecho y empezó a besarme. Tiró de mí hacia su cama y nos tumbamos, ella encima de mí sin dejar de besarme. Cuando paró, quiso desnudarme pero le dije:
- ¿No… no querías hablar?
- Sí, después de follar
- Pero…
- No pienso esperar más, llevo años esperando esto
Y me quitó el jersey y la camiseta para lamerme los pezones. Luego, me desabrochó el pantalón mientras preguntaba:
- ¿Traes condones?
Yo estaba superado por la situación y ni podía hablar. Ella dijo:
- No importa, he comprado
Y señaló la mesita de noche donde vi una caja de condones. Mientras, me estaba quitando los zapatos, los calcetines y los pantalones, todo muy rápido. Cuando me quitó los calzoncillos, mi polla saltó ya dura y ella rio encantada:
- Mira que animada está jajaja
Me la cogió y se echó sobre mí besándome, metiéndome la lengua. Entonces paró y preguntó:
- ¿Quieres que te la chupe?
Y acto seguido se rio y dijo:
- Que pregunta más tonta ¿No? Jajaja, pues claro que quieres que te la chupe… y oye ¿A ti te gusta comer el chichi? ¿Sí? Es que a muchos tíos no les gusta ¿No? A mí me encanta que me lo coman ¿Lo harás? Mmmm Y me gusta tu polla, no es de peli porno pero es grandecita y bonita y… ¿Qué postura te gusta más? ¿Tienes alguna favorita? A mí me gusta...
Entonces se paró. No había parado de moverse y hablar en todo el rato. Me miró seria y dijo:
- Perdona, es que estoy muy nerviosa y no sé que digo, no me hagas caso
Me miró y dijo:
- Estás muy callado y quieto ¿Pasa algo?
No dije nada, aún estaba abrumado por todo pero ella lo malinterpretó y se incorporó soltándome la polla y abriendo mucho los ojos dijo:
- ¿No te gusto? ¿Es eso?
También me incorporé y conseguí decir a duras penas:
- No
- ¿Que no te gusto? Pero la tienes dura, mira
- No, quiero decir sí pero…
- ¿Por eso nunca me entraste cuando me viste desnuda? ¿Te parezco fea?
- No, Mónica, eso no…
- Mierda, es eso, no has venido a follar, has venido a mandarme a la mierda y yo…
- Espera, espera, no te embales otra vez
Ella esperó, mirándome con unos ojos que parecían a punto de echarse a llorar. Le dije:
- Aquella vez que te vi desnuda me sentí avergonzado, por eso te evité
- Y no te gusté
- No he dicho eso
- Tampoco que te gustara
- Mónica, tenía 17 años y había visto a una chica guapa desnuda ¿Tú que crees?
- No lo sé
- Pues claro que me gustó verte desnuda, fue muy excitante
- ¿Te masturbaste?
- Mónica…
- Es una simple pregunta ¿Te masturbaste o no?
- Sí, muchas veces, era un adolescente con las hormonas desorbitadas
Entonces ella sonrió ampliamente y dijo:
- Al fin hablas claro… Yo me masturbaba casi cada noche pensando en ti
- ¿Qué?
- Sí, jiji, estaba super salida, bueno, aún sigo así
La miré asombrado ¿Por mí? No entendía nada. Ella dijo:
- Entonces ¿Por qué estás tan parado? Casi no me has tocado, estás ahí empalmado pero quieto, no lo entiendo
Miré al suelo, avergonzado. Ella insistió:
- ¿No quieres follarme? ¿Por qué?
- No… no es eso
- ¿Entonces?
- Es que… es que va todo muy rápido
- ¿Cómo? ¿Quieres más preliminares? Ya te he dicho que te la voy a chupar, a mí también me gusta
- No me refiero a eso
- Chico, no entiendo nada
Sin mirarla, dije:
- Es que… nunca lo he hecho
- Hostias
La miré. Se había tapado la boca con una mano, mirándome con los ojos desorbitados. Dijo:
- ¿De verdad?
- Sí
Entonces se empezó a reír y eso me molestó. Cuando terminó dijo:
- Perdona, perdona, no me río de ti, es que yo… no sé, pensaba que tendrías mucha experiencia y estaba intentando no parecer una mojigata jajaja
- ¿Qué?
- Solo me he acostado con mi novio, bueno, exnovio, y no fueron demasiadas veces, y hace más de un año que no… nos peleamos y luego no… Solo he follado 5 veces ¿Vale? Y no fueron una maravilla
Entonces me miró con curiosidad y dijo:
- ¿Y por qué no has follado? Estás bueno
- ¿Yo? No se me dan bien las mujeres
- Jajaja, sí, eso está claro
- Pero vamos, más raro es que tú no lo hayas hecho más veces, eres guapa y atractiva
- También me cuesta relacionarme y los tíos me ven como una tía rara
Nos quedamos callados hasta que dijo:
- Entonces ¿No quieres follar? Yo sigo teniendo ganas
- Pero es que… si tus otras veces no fueron una maravilla, imagina conmigo
- Por eso tengo ganas, me lo puedo imaginar y me gusta lo que imagino
Se inclinó y me dio un beso tierno en los labios para luego decir:
- Además, tiene su morbo eso de que te vaya a desvirgar jiji
- Pero no voy a saber bien que hacer y duraré poco y…
- Seguro que sabes lo que hacer, y no te preocupes por la duración, ya irás cogiendo el ritmo
Mónica se tumbó boca arriba y dijo:
- Ven, tócame y bésame donde quieras, seguro que tienes mucha curiosidad, ve tranquilo
- Pero guíame un poco si hago algo mal o si puedo hacerlo mejor ¿Vale?
- Sí, vale
Me incliné y la besé tímidamente. Ella abrió la boca y le metí la lengua lentamente. Fue un morreo diferente a los otros con ella. Al terminar, me dijo:
- Mira, eso ha estado muy bien
- ¿Sí?
- Ajá, solo te falta usar las manos, que las tienes ahí quietas
- Ah
- Pero no vayas directo a las zonas “importantes”, hay mucho cuerpo por acariciar, prueba mientras me besas y estate atento a mis reacciones
La volví a besar y con mi mano le acaricié el brazo, el costado, el estómago… Ella gemía flojito devolviéndome el beso con su lengua alrededor de la mía. Me moría de ganas de cogerle una teta pero me había dicho que no fuera ahí directamente así que seguí acariciándola. Cuando terminamos, me dijo:
- Mucho, mucho mejor… Ahora bésame en el cuello… Así, sí, y saca la lengua, lame… Sí, así mmmmm
Ella cogió mi mano que la estaba acariciando y la puso en su pecho. Se lo apreté y seguí lamiéndole el cuello mientras ella gemía bajito. Entonces me cogió del pelo y suavemente, dirigió mi cabeza a sus pechos. Rápidamente le chupé un pezón y ella dijo:
- Despacio, chupa y lame, despacio, así, así
Luego me pasó la cabeza al otro pecho y puso mi mano en el pecho que había quedado libre. Me cogió los dedos para que le apretara el pezón libre y dijo:
- Tira, así mojadito, tira, más fuerte, no pasa nada, mmmmm, así, así, sigue chupando el otro mmmmm
Estuve un rato entretenido, pasando de un pezón a otro mientras ella gemía, hasta que Mónica me levantó la cabeza y me besó ardientemente. Luego me dijo:
- Lo haces muy bien, estoy muy cachonda
Le sonreí mirándola. Tenía cara de vicio. Preguntó:
- ¿Te gustaría probar a comérmelo?
Asentí, la verdad es que tenía muchas ganas. Ella sonrió y dijo:
- Vale, pero no vayas directo, usa tu lengua por aquí, aquí y aquí (señalando sus muslos interiores y la zona alrededor del coño), y no me metas los dedos aún
- Va… vale
- Que podrías metérmelos sin problema, ya estoy muy cachonda y mojada, pero hazme sufrir un poquito jiji
Le hice caso en todo, y luego, encontré sin problema el clítoris, tenía visto mucho porno. Se lo lamí mientras ella me iba diciendo “despacio, despacio, ahora aprieta, ahora más rápido”. Al rato, ella buscó mi mano y me guio para meterle dos dedos. Estaba flipando, tenía mis dedos dentro de ella. Mónica me guio un poco más y luego se olvidó de mí y me dejó hacer. Sorprendentemente se corrió rápido, soltó un gran gemido y luego se quedó quieta, para luego temblar gimiendo. Seguí moviendo mis dedos y mi lengua pero ella me paró y tiró de mí para besarme profundamente. Luego se me quedó mirando con la cara roja y dijo:
- Guau ¿En serio es la primera vez que comes un chichi?
- Sí
- Ufff, ha sido genial, mi ex ni de coña lo hacía así, jamás me corrí con él, no tenía nada de paciencia
- Ah
- Ven, ahora me toca a mí, pero no te corras ¿Vale? Que tengo ganas de follar
- Lo intentaré jeje
Ella se rio y me hizo básicamente lo mismo, tomándose su tiempo y recorriendo mi cuerpo con su lengua. La mamada fue diferente a la del día anterior, más lenta y larga. Tras un rato, ella se incorporó y me besó. Sabía salada. Me dijo:
- ¿Te ha gustado? ¿Lo he hecho bien?
- Sí, mucho
- Genial ¿Follamos?
- Va… vale
- Te voy a desvirgar jiji ¿Me pongo encima?
- Como… como quieras
- ¿Te pones el condón o te lo pongo yo?
- No sé
- Nunca he puesto uno ¿Me dejas?
- Sí
Ella se levantó, abrió la caja, sacó un plástico y lo abrió. Me lo puso con alguna risa, nerviosa, mientras decía:
- La de mi ex era más canija y doblada, la tuya es más… más viril
- ¿Qué?
- No sé, está dura y recta, y más gruesa, me parece más viril
Entonces ella se puso encima pero antes de bajar, dijo:
- No me puedo creer lo cachonda que estoy, mira, mira
Y me cogió una mano para meter mis dedos dentro de ella y decir:
- ¿Notas lo mojada que estoy?
- S… sí
- Creo que me voy a correr antes que tú jiji
Entonces me devolvió la mano y dijo:
- ¿Listo?
Y sin esperar respuesta, bajó sobre mi polla, metiéndosela lentamente mientras jadeaba. Me miró con ojos de vicio y empezó a moverse arriba y abajo, lentamente. La miré, era una visión muy excitante, su cara colorada por la excitación, esa mirada de vicio, sus pequeños pechos con los pezones erguidos, y ver como mi polla desaparecía dentro de ella y volvía a aparecer. Estuve a un pelo de correrme pero me pude contener pensando en una tontería, en un póster que había detrás de ella de un grupo de música. Luego, la volví a mirar cuando dijo:
- Cógeme las tetas
Puse mis manos en ellas y le dije:
- ¿Te puedes soltar el pelo?
Ella me miró sin comprender y luego dijo:
- Ah, que tonta, me lo había recogido mientras me bañaba y depilaba, se me había olvidado
Se soltó y movió la cabeza para que su melena corta estuviera libre. Preguntó:
- ¿Te gusta así?
- Sí
Ella sonrió y empezó a moverse más rápido. Me vio en la cara que no iba a durar nada y dijo:
- Un segundo, un segundo, un segundooooooooo, me corrrooooooo
Y yo estallé en ese momento, gimiendo sin parar a la vez que ella. Luego, Mónica se derrumbó sobre mí y tras unos segundos, dijo:
- Guau
Y me besó lentamente con mucha lengua pero despacio. Luego, cuando mi polla se salió de ella, se echó a mi lado riendo y diciendo:
- Que buen estreno ¿No?
- No… no sé
- ¿No sabes? Me he corrido dos veces, nene, te aseguro que es un buen estreno jiji
Me miró sonriendo y dijo:
- ¿Tardas mucho en recuperarte?
- ¿Qué?
- La caja es de 12 condones, podríamos probar alguno más ¿No?
- Jeje
Y me giré para besarla.
Carlos
Escuché el móvil mientras estaba revisando mis vinos para llevarme uno especial a casa de Carmen. Tenía que ser uno bueno de verdad porque era una celebración según había dicho ella, así que llevaba un buen rato indeciso entre tres. Ya estaba vestido aunque faltaba una hora para la cena, así que tenía tiempo de sobra.
Miré el móvil y vi que era Silvia. En un primer momento no tuve intención de contestar, seguíamos enfadados y sabía que si me llamaba no era para disculparse, seguro que era para lo contrario. Dudé pero al final contesté sin ninguna ganas, pensando que me iba a amargar el buen humor que tenía. En cuanto descolgué, escuché una respiración rápida, angustiada e, inmediatamente, me puse en alerta:
- Silvia ¿Qué pasa?
- Es… es Gema
- ¿Qué le pasa?
- Está… tiene mucha fiebre, la voy a llevar a urgencias
- ¿Y como tiene el azúcar?
- Un poco alta, pero creo que no… no sé, no me parece que sea por eso, pero… oh, dios, me va a dar algo
- ¿Puedes esperar 10 minutos mientras llego para llevaros a urgencias?
- Sí, por favor
- Salgo ya
Corriendo, salí de casa y ni me acordé de coger un abrigo. Las recogí y las llevé rápido al hospital. Las dejé en la puerta mientras yo buscaba donde aparcar.
Cuando volví, no las vi y esperé impaciente. Pregunté por ellas y me dijeron que estaban con pruebas. Miré la hora, no iba a llegar a la cena, pero es que tampoco estaba yo para cenas, había visto a Gema super apagada y estaba que me daba algo de la preocupación, muchos recuerdos malos. Llamé a Carmen y le expliqué. Ella se sintió apenada pero lo entendió cuando le dije que estaba en el hospital con unos amigos que tenían a la niña en urgencias. Quedé en llamarla cuando supiera algo y colgué.
Me senté a esperar noticias.
Carmen
Colgué y miré el móvil. Que extraño me había sonado todo esto. Tendría que estar pendiente de esto, a ver si era alguna excusa mala o no. Lo cierto es que a Carlos se le notaba preocupado y con lo soso y tonto que era, no me cabía en la cabeza que fuera mentira.
Miré la comida que había comprado. Tendría que meterla en tápers y comérmela entre esta noche y mañana. Suspiré buscando en los armarios cuando escuché que llamaban a la puerta. Fui y al abrir la puerta me encontré a una chica bastante guapa que me miraba raro. Le pregunté:
- ¿Qué quieres, guapa?
Ella no dijo nada. Me quedé mirándola y le iba a cerrar la puerta en las narices cuando dijo:
- Deja a mi novio en paz, zorra
La miré sorprendida pero entonces me eché a reír y le dije:
- Eres Yolanda ¿No?
Ella se mostró también sorprendida. Le dije:
- Pasa, guapa, vamos a charlar
La chica dudó pero al final entró. La llevé a la cocina y ella volvió a repetir lo mismo pero la corté:
- Mira, cariño...
- No me llames así, zorra
- Mira, cariño, tu novio es eso, tu novio, yo no lo quiero para nada
- Pero te lo follas
- Sí, para eso sí lo quiero, pero tranquila, seguirá siendo tuyo, no tengo ninguna intención de quedármelo
- Eres… eres…
- Sí, una zorra ¿Y qué? Me lo follo porque me pica el coño y él tiene una buena polla ¿Y?
- Es mi hombre
Aquí me reí a carcajadas. Le dije:
- Claro que sí, guapa, todo para ti, pero me lo pienso seguir follando
Entonces, de repente, la reconocí y dije:
- Ah, coño, tú eres la que nos miraba abajo en el portal hace unas semanas
Ella no dijo nada. Me reí:
- Me diste un buen susto, me cortaste la mamada jajaja
Ella iba a decir algo, estaba roja de enfado pero entonces mi hijo empezó a llamarme. Le dije a Yolanda:
- Espera, guapa, voy a ver que quiere mi hijo
Volví enseguida y le pregunté:
- ¿Quieres tomar algo?
- ¿Qué?
- Me voy a echar un poco de vino ¿Quieres?
- NO
- Tú misma… por dónde íbamos
Me puse a pensar mientras me echaba el vino en la copa. Bebí un sorbo y recordé:
- Ah, sí, me cortaste la mamada, pero no te preocupes, seguimos aquí y bien que seguimos, tienes un chico que sabe comportarse en la cama, y menuda polla, cuídalo, que como esas hay pocas jajaja
- No… no… déjanos en paz, puta
- Y si no ¿Qué? ¿Vas a llorarle? ¿Por qué no le has dicho nada en estas semanas?
Entonces la chica se me acercó mientras sacaba la mano de un bolsillo. Vi una navaja. Se me pegó y me dijo:
- O lo dejas, o te rajo, zorra
La miré atentamente. Estaba muy cerca de mi, con la navaja tocándome el costado. Debería estar asustada pero no, tenía claro que esa chica estaba más asustada que yo. Le dije:
- ¿Ah, me vas a asesinar estando aquí al lado mi hijo pequeño?
Ella dudó y miró a la puerta. Le podría haber quitado la navaja pero ni merecía la pena. Me acerqué yo a ella y fue retrocediendo hasta la pared, sin dejar de pincharme un poco con la navaja. Le dije:
- Lo que tendrías que hacer es follarlo hasta dejarlo sin ganas, guapa, pero no lo haces y por eso me busca, así que en tu mano está, o mejor dicho, en tu coño está, o te lo follas hasta reventarlo o seguirá viniendo aquí
Cuando estuvo pegada a la pared, temblaba. Escuché como la navaja caía al suelo. La miré a los ojos y entonces lo entendí. “A esta chica le van las tías” y sonreí porque la chica estaba nerviosa por mi, lo veía en sus ojos como me miraba, me encontraba atractiva. Entonces la besé. Ella se quedó de piedra pero no me rechazó durante los primeros dos-tres segundos. Tampoco es que me lo devolviera pero aceptó el beso. Luego, reaccionó y me empujó. Me retiré riendo y ella maldiciendo:
- ¿Qué coño haces, puta?
- Cariño, pero si te ha encantado
- Eres… eres…
Y salió corriendo. Escuché como cerraba la puerta y me reí mientras recogía la navaja del suelo.
Yolanda
Pero cómo había salido todo tan mal, no lo entendía. Lo tenía todo preparado y pensado desde hacía días. Incluso le había cogido la navaja a mi hermano. “Joder, me la he dejado ahí, mierda, mi hermano me va a matar”. La idea era acojonar a esa vieja pero la tía no se había sentido amenazada en ningún momento, es más, me había vacilado en mi cara, y encima, me había besado la muy puta. “Será guarra la tía” pensé indignada.
Llevaba meses sospechando algo de Santi. Siempre me estaba pidiendo sexo pero había días que no lo pedía y quería llevarme a casa temprano. Al final, un día lo había seguido cogiéndole la moto a mi hermano. Vi como dejaba su moto y se metía en un portal y esperé un buen rato. Cuando ya pensaba irme porque hacía un frío de cojones vi como una pareja de cuarentones llegaban y se despedían en la puerta. Estaba claro que era una primera cita o algo así. A la mujer se la notaba elegante, con clase, y él era poca cosa para ella, no hacían buena pareja. Cuando la mujer entró, me acerqué al portal para ver si había nombres o algo en el portero electrónico. Entonces los vi, a Santi casi de espalda y esa mujer agachada chupándosela, me la estaba pegando con una puta vieja.
Me fui corriendo y llorando. Desde ese día, había estado a punto de decírselo mil veces pero me daba miedo perderlo. Al final pensé que lo mejor era ir a por la guarra pero todo había salido mal, muy mal.
Y ahora estaba recuperando el aliento tras salir corriendo de esa casa, bajar corriendo las escaleras, salir fuera y correr hasta no poder más. “¿Qué hago? ¿Rompo con Santi?” pero no quería romper con él, y si le digo que lo sé, tendría que romper. “Mierda, mierda, mierda” me lamenté acordándome de la vieja y como me había vacilado con el beso.
Carlos
Esperé media hora, muriéndome de la impaciencia cuando al fin vi aparecer a Silvia. Llegó blanca pero no vi que estuviera llorando.
En cuanto llegó a mi, me abrazó muy fuerte y dijo:
- Dicen que no es por la diabetes, que es por algo que ha cogido
- ¿Eso es mejor?
- Si, creo que sí, ya mismo sale, he querido salir antes porque sabría que estarías preocupado
Entonces vimos como traían a una Gema muy apagada en una silla de ruedas. Nos dijeron que esperáramos mientras le hacía efecto una medicina que le habían dado. Nos sentamos y Gema me echó los brazos para que la cogiera. La mecí y se terminó por dormir. Silvia salió fuera para hablar con Antonio. Luego volvió y me dijo:
- Le he contado todo a Antonio, se ha puesto de los nervios y se quería venir, pero le he dicho que no, que está controlado
- Bien
- Espero que sea así
- Sí, mujer
- Lo que está claro es que no vamos a ir a Barcelona, ni Gema ni yo
- Claro, normal, podéis ir la semana que viene
- No, ni hablar, ni la pienso dejar con nadie, no podría
- ¿Le vas a decir a Antonio que vuelva?
- Depende de como evolucione, si solo es un virus que ha cogido no le voy a pedir eso
- Ya, pero tú podrías ir
- Que no, que ni hablar me separo de mi niña
Estuvimos como una hora esperando. Luego nos hicieron entrar en una consulta pensando que yo era el padre y nos dijeron que la tuviéramos vigilada y muy controlada con el tema de la diabetes, que descansara y no se moviera mucho… lo normal en estos casos.
Las llevé de vuelta a casa y acostamos a Gema. Luego, Silvia se fue a hablar con Antonio y calmarlo y yo llamé a Carmen para decirle que todo bien y que la cena la dejaríamos para otro día, era ya tarde.
Cuando volvió Silvia me miró y dijo:
- Te he fastidiado la noche
- No, no
- Claro, que así vas vestido en tu casa todas las noches
- Sí, iba a salir, pero no pasa nada
- No debería haberte llamado, la podría haber llevado yo sola
- Sabes que has hecho bien
- Es que solo pensar que podía ser grave y yo sola… Lo siento, siento ser tan pesada y necesitarte, lo siento, pero es así
- No te preocupes, mujer
Y me volvió a abrazar. Entonces me dijo:
- ¿La cita sigue en pie?
- No, claro que no, es tarde
- ¿Te quedarías a pasar aquí la noche?
La miré extrañado. Dijo:
- Voy a dormir con Gema pero me gustaría que te quedaras, por si acaso pasa algo malo
- Pero si nos han dicho que no va a pasar
- Lo sé, pero me quedaría más tranquila, sé que abuso mucho de tu amistad pero si sé que estás aquí conseguiré dormir algo
- Bueno, pero…
- Duermes en mi cama ¿Vale?
- No, Silvia, en el sofá
- No, yo voy a dormir con Gema y tú duermes en mi cama. Ni hablar vas a dormir en un sofá, ya lo que faltaba
La miré, tenía muy mala cara y asentí. Ella me sonrió y entró dentro a preparar las cosas. Luego salió y dijo:
- Te preparo algo de cena
- No, no hace falta
- Sí, claro que sí
Preparó algo rápido y comimos casi en silencio. Ella prácticamente no tomó bocado. Luego recogimos las cosas y dijo:
- Estás en tu casa, buenas noches
Y se fue al dormitorio de Gema. Yo me fui a su dormitorio tras pasar por el cuarto de baño y me desnudé para acostarme solo en calzoncillos porque no iba a dormir con la camisa. La almohada olía a Silvia y era muy agradable. Pensé que iba a costarme coger el sueño pero caí rápido.
En algún momento de la noche me desperté de pronto y me incorporé. Escuché a Silvia decir:
- Perdona, que sueño tan ligero tienes
Miré a mi alrededor desorientado hasta que me acordé donde estaba. Entonces vi a Silvia echada a mi lado. Dijo:
- Es que me está matando la cama de Gema ¿Puedo dormir aquí?
- ¿Qué? Ah, claro, voy al sofá
- No, no, quédate
- Pero Silvia...
- Por favor
Me volví a acostar. Ella estaba de costado mirándome. Cerré los ojos pero ella dijo:
- Perdona
- ¿Qué?
- Por la bronca de ayer
- No pasa nada, Silvia
- Sí, sí pasa, tenías razón, no te apoyé
- Olvídalo, Silvia
- No, tú siempre estás aquí para mí, y yo… yo soy una egoísta pero te aseguro que esta vez no era egoísmo, pienso que lo que te dije es cierto y me preocupas
- Lo sé
- Sé que te va a hacer daño
- Silvia, dejemos el tema
- Pero quiero que sepas que me tendrás aquí cuando eso ocurra, y espero de corazón que no ocurra, de verdad, pero si pasa, estaré aquí
Entonces se movió y puso su cabeza en mi hombro mientras decía:
- Eres muy importante para mí, lo sabes, y todo lo malo que te pase me va a doler muchísimo, pero si me equivoco y no es así, me alegraré mucho y dejaré que me lo restriegues por la cara, y me encantará que lo hagas, de verdad
Sonreí y ella dijo:
- Gracias por ser mi amigo, Carlos
- A ti por aguantarme
- Jamás has sido una carga, yo sí lo soy, sé que soy difícil de tratar pero tú me aguantas todo
- No eres difícil de tratar
- Estábamos enfadados y ni has dudado en venir a ayudarme, ni te lo he tenido que pedir, ha salido de ti, y te he fastidiado una cita y ni una queja ni mala cara ni nada, solo preocupación por nosotras
- Pero ¿Cómo voy a ir a una cita con Gema mala?
- Ya, como si eso fuera tan normal, cualquiera me habría dicho que exageraba y que no fuera al hospital y se habría ido a la cita
- No, que va, eso no es cierto
- Sí, lo es
Y entonces se me pegó del todo, me pasó el brazo por encima para abrazarme y puso su cabeza en mi pecho y escuché como comenzaba a sollozar. Le pasé el brazo por encima y la abracé también. Silvia estaba descargando toda la tensión de la noche. Pronto se quedó dormida.