Compañeros

Bueno ¿Qué sabe Carlos de Antonio y Carmen? Que en una fiesta de Navidad Silvia montón un numerito porque ellos dos bailaron y rieron... Creo que en un capítulo lo puse, que para él no hubo nada, tonteo por las copas y que a Silvia le entraron celos pero que no pasó nada. Eso es lo que él piensa por lo que vio, pero sabemos que Silvia vio algo más en sus caras.

Desde el punto de vista de Carlos, ninguno de los dos hizo nada malo, ni Antonio ni Carmen, solo divertirse en la fiesta riendo juntos, algo sin importancia.
 
No sé Antonio, pero parece que eso no le molestaría por el trato anterior con Carlos. Pero a la novia de Carlos no le haría ni puta gracia, eso es seguro.
Pero no hablamos de Carmen o Antonio, hablamos de Silvia.
Si no le parece mal dormir en la misma cama que Carlos estando casada ¿Por qué se va a preocupar de Carmen? Que se preocupe su novio.
De todos modos, no veo el problema en compartir cama con tu amigo.
 
De todos modos solo sabemos lo que nos enseñas.
No sabíamos nada de Carlos. Uno muy avispado señaló que igual tenía participación en la empresa y mira por donde…
Carlos solo sabe lo que ve pero parece que ve muy poco. No vio lo de Hector, no vio lo de monica…y seguro que no ve otras cosas. Y no me refiero a Silvia, que en fin de año se lo dejo clarito.
 
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29​

Al día siguiente. Viernes
Carlos


Me desperté más tarde de lo normal en mí. Miré a mi lado para ver que Silvia dormía de costado, con su cara hacia mí pero no estaba pegada. La observé. Tenía su fuerte carácter y sus malos momentos pero era una gran mujer, lo tenía clarísimo. Y su preocupación por mí era genuina, no tenía razón en lo que opinaba sobre Carmen pero ella lo hacía pensando en mí.

La miré durante unos minutos. Estaba guapa dormida a pesar de que no mostraba su rasgo más llamativo, sus bonitos ojos verdes. La noche anterior, cuando ella se quedó dormida sobre mí, me había costado dormirme. Hacía mucho que no tenía en mis brazos, en una cama, a una mujer, y Silvia era una mujer muy atractiva. Eso, unido a mi despertar sexual, habían provocado en mi sexo una reacción que pensaba que era natural, pero a la vez, inapropiada porque Silvia me abrazaba como amiga, no como amante, una amiga con problemas.

Meneé la cabeza sintiéndome culpable por mi reacción y me moví lentamente para levantarme y me senté en la cama. Entonces escuché:

- Buenos días

Me giré y la miré. Ahora tenía los ojos abiertos y sí, eran preciosos a pesar de la poca claridad que entraba por la ventana. Le dije:

- Buenos días

- ¿Qué hora es?

- Las 7

- Huy, vas a llegar tarde por primera vez en tu vida

Me dijo con sorna pero era verdad. Me reí y ella se levantó también, los dos dándonos la espalda. Me levanté y me puse los pantalones y ella preguntó:

- ¿Has dormido bien?

- Sí

- Voy a ver a Gema

Se levantó y, cuando ya me había puesto la camisa, volvió diciendo:

- Duerme y no tiene fiebre

- Genial

- ¿Te quieres duchar?

- No, voy a casa a cambiarme y ya me ducharé allí

- Ah, vale (bostezando)

La miré. Estaba con un pijama de invierno, nada sexy pero preciosa. Dijo:

- ¿Te puedes quedar mientras me ducho? Por si Gema se despierta

- Vale

- ¿Te preparo algo para desayunar?

- No, anda, dúchate

Ella, bostezando de nuevo, dijo:

- Prepárate lo que quieras para desayunar

- Vale, pero ¿Por qué no te quedas durmiendo? Estás que te caes

- No, no, ya no podría dormir

- Has dormido poco

- Que va, cuando me vine aquí caí redonda

Entonces me miró y se sonrojó:

- Me dormí en tus brazos ¿Verdad?

- Sí

Meneó la cabeza y dijo:

- Ay, dios, dormirme en mi cama en brazos de otro hombre... se entera de esto Antonio y…

- Jeje, pero si no pasó nada

- Ya, pero díselo tú a los demás jeje nadie lo creería

Caminé para salir de la habitación y al pasar por su lado ella me cogió de un brazo:

- Gracias, me vino muy bien

- ¿El qué? ¿Ser tu almohada?

- Sí, eres muy cómodo para dormir, tonto jeje

- Bueno, lo tendré en cuenta

Le dije sonriendo pero ella me apretó el brazo en señal de cariño y agradecimiento. Salí y fui a la cocina donde me hice un café. Luego fui a ver a Gema. Toqué su frente y estaba bien. Me quedé en la puerta mirándola mientras tomaba el café. Silvia llegó al poco con un albornoz y secándose el pelo con una toalla:

- ¿Sigue igual?

- Sí

- Menos mal

- Si sigue igual luego a la tarde, coge ese avión y vete a Barcelona, yo me quedo cuidándola

- No, ni hablar, sería un sin vivir, me daría algo estar lejos de ella

Le sonreí, ya sabía cual iba a ser su respuesta pero lo tenía que intentar. Le pregunté:

- ¿Te pongo un café?

- Y dos jeje, ahora voy

Y se metió en su dormitorio. Fui a la cocina y serví dos cafés. Silvia llegó cepillándose el pelo. Llevaba una sudadera y unas mallas. Cogió el café y bebimos tranquilamente, sin casi hablar, cada uno sumido en sus pensamientos. Cuando lo terminé me fui para casa dándole el recado de que me llamara con cualquier cosa.

Héctor
Pasé por la puerta del despacho de Carlos y lo miré extrañado, estaba cerrado y a oscuras, nunca lo había visto así excepto en las vacaciones de Carlos. Levanté una ceja pero fui a mi sitio. Al poco llegó Cris y, tras darnos los buenos días, preguntó:

- ¿Hoy no viene Carlos?

- No lo sé

- No dijo nada ayer ¿No?

- No

- Que raro

Se sentó y encendió su equipo. Luego, arrastrándose con su silla, se puso a mi lado y me miró con una sonrisita. La miré y le dije:

- ¿Qué?

Ella, ampliando su sonrisa, dijo:

- Eso digo yo ¿Qué?

- ¿Qué de qué?

- Jajaja, no seas tonto ¿Qué tal con Mónica? Fuiste a su casa ¿No?

- Luego en el almuerzo te cuento

- De eso nada, vamos a por un café y me cuentas, ayer noche estuve a un pelo de escribirte

- ¿Para qué?

- Para que me contaras, claro, pero me dio corte jeje

La miré sorprendido ¿Pensaba en mí fuera del trabajo? Me cogió del brazo y tiró de mí mientras se levantaba y me llevaba donde el café. Nos lo preparamos y me volvió a mirar con esa sonrisita que me parecía encantadora. Le dije:

- Sí, sí fui

- ¿Y? ¿La llevaste a algún sitio para tomar algo y hablar?

- Mmmmm

- ¿Mm qué?

- No… no hablamos mucho

Cris se quedó con la boca abierta y empezó a reírse. Luego dijo:

- Pero ¿Os volvisteis a enrollar o… o algo más?

- Algo más

En realidad, 4 algo más, pero no dije nada, ya me notaba la cara a punto de explotar como para entrar en detalles. Cris me volvió a mirar con la boca abierta y dijo:

- Míralo, que lanzado, en la primera cita y…

- No, no, la lanzada fue ella, yo no tengo nada de lanzado

- Jajaja, eso me cuadra más

Bebí mirando al suelo, totalmente cortado. Alcé la vista y vi como me miraba Cris. Dijo:

- Y contento ¿No?

- Sí

- ¿Solo sí o…?

- Flipando más bien

- Jajaja, jo, no sabes lo que me alegro, de verdad

Hablamos un poco más y luego nos volvimos a nuestros sitios. A las 9 llegó Mónica saludando risueña. Se sentó en su sitio pero al poco se me acercó rodando en su silla y me dijo:

- Hola

- Hola

- ¿Qué tal?

- Bien ¿Y tú?

- Yo super bien, ayer tarde un tío super bueno me folló durante horas

Me puse instantáneamente colorado y miré a Cris por si había escuchado algo pero estaba con sus auriculares puestos. Dije:

- Moni, chissst

- Jiji, que mono, que coloradito te pones

Meneé la cabeza pero sonriendo. Me dijo:

- ¿Esta tarde vienes para batir el récord de mi ex?

- ¿Qué récord?

- Me folló 5 veces, y tú 4, tienes que superarlo, ya estás tardando jiji

Me puse una mano en la cabeza, que loca estaba. Ella se partió de risa y vi que ahora Cris si nos miraba divertida. Le dije a Mónica:

- Chissst, que estamos en el trabajo

- Ya, ya, pero dímelo ¿Vienes o no?

- Sí, sí, claro

- Genial

Y se fue. Pero al poco volvió de nuevo rodando en su silla y dijo:

- Por si no te has dado cuenta, cualquiera de los polvos que me echaste ayer es mil veces mejor que los 5 juntos de mi ex

- ¿¡¡Qué!!? (sin poder creerme que me contara eso)

- Que no te estoy comparando negativamente, al contrario, eres mucho mejor y esto (poniéndome una mano en el paquete) es cien mil veces mejor

- Moni, por favor

- ¿Qué? Solo te estaba informando, no quiero que te pienses nada raro, lo de ayer fue alucinante y ¿De verdad eras virgen? Es que me parece mentira que un tío virgen folle de esa manera

- Moni, el trabajo…

- Vale, vale, me voy pero antes quiero un beso

- Moni

- Venga, un beso y me voy

Miré a Cris que ahora no nos miraba, y le fui a dar un pico a Moni pero ella abrió la boca y me metió la lengua. Luego, se fue riéndose por lo bajini. Estaba muy loca, pero me gustaba esa locura.

Carmen
Me acerqué a la mesa donde me esperaba Carlos. Habíamos quedado para desayunar tras la “espantada” que me había dado anoche. Me senté tras darle dos besos y él, empezó con sus excusas. Todo esto me olía raro ¿Tendría algo que ver la tal Silvia que ayer mismo me había amenazado? Lo oí asintiendo preocupada hasta que le pregunté:

- ¿Y quiénes son esos amigos?

- Son, bueno, Silvia que trabaja conmigo, y Antonio que trabaja en la fábrica

- ¿Y te llaman cuando se pone mala su hija?

- Es que soy su padrino

- Ahhh

Esa zorra, seguro que se había inventado todo esto para joderme. El problema que tenía es que esta noche tenía un servicio y si lo cancelaba a estas alturas, Jamal no se lo tomaría nada bien. Y mañana sábado tenía otro, así que hasta el domingo no podría quedar con Carlos, y a saber que haría esa guarra en estos días, seguro que le estaba intentando convencer que yo no le convenía o algo así, contándole cualquier mentira. Escuché como Carlos me decía:

- Y hoy tampoco vamos a poder quedar, lo siento muchísimo pero estoy preocupado con Gema y me quiero pasar por su casa y estar un rato con la niña y…

Bueno, eso me quitaba un problema de encima, así no tendría que preparar una excusa para no quedar con él esa noche. Le dije:

- Ohhh, te entiendo, querido, me fastidia que no podamos quedar pero te entiendo

- ¿Sí? No sabes el peso que me quitas de encima, estaba nervioso con defraudarte

- Al contrario, cariño, me encanta que te preocupes así por esa niña

- Gracias, Carmen, sabía que lo entenderías ¿Quedamos mañana?

- ¿Mañana? Mmmm es que ya tengo planes

- Ah

- Con unas amigas, ya sabes, noche de chicas, pensábamos salir a cenar y charlar… Si quieres puedes venirte pero ya te digo que es noche de chicas

- No, no, mujer, tendrás ganas de charlar con tus amigas, está claro

- ¿Sí? Puedo llamarlas y cancelarlo y…

- No, no, soy yo el que está fastidiando nuestras cenas, no te voy a fastidiar otra que seguro que lleváis preparándola días

- Semanas, cariño, semanas, que es muy difícil quedar con las chicas

En realidad sí había quedado con chicas pero también con chicos, era una fiesta e iba de acompañante del cliente como si fuera su pareja. Lo malo es que acabaría en orgía y no era algo que me apasionara, pero bueno, seguro que sería más divertida que una noche con el soso de Carlos. Le sonreí y empezamos a desayunar.

Cristina

Fui al sitio de Susana que estaba con su móvil como casi siempre. La miré y dejó el móvil:

- Estaba contestando a mi madre

- Ya… ¿Has terminado la tarea?

- No, me queda un poco

- ¿Qué te queda? Lo necesito ya

- Es que… es que no lo entiendo bien

- ¿El qué?

- Lo que hay que hacer

- Pero ¿Qué tienes hecho?

Y cogí su teclado. No tenía nada hecho. Suspiré por dentro, Susana no hacía nada de nada, era totalmente un estorbo más que una ayuda. Le dije:

- Lo hago yo, no puedo esperar más

- Vale

Me iba a ir cuando me retuvo y me dijo muy bajito:

- Esos dos ¿Están liados? (señalando a Héctor y Mónica)

- No lo sé

Preferí hacerme la tonta aunque era evidente, en el desayuno Mónica no había parado de tocar y tontear con Héctor. Susana puso los ojos en blanco:

- Los dos raritos juntos, no me extraña

- Héctor no es ningún rarito

- ¿No? Chica, en mi mundo es un rarito total

- ¿Tu mundo?

- El mundo de las personas normales que hablan y socializan, no de los frikis

Cada vez me caía peor Susana. Ella continuó:

- Pero vamos, no me extraña con lo rara que también es Mónica

- ¿Rara? Es una chica muy extrovertida

- Pero mira que pelos, siempre dando la nota y diciendo locuras, la tía da vergüenza ajena

- A mí me cae bien

- No la has tenido que aguantar en clase, que petarda de tía, vaya suerte de mierda de tocarme las prácticas con ella

Me fui a mi sitio. Pues a mí Héctor me parecía un encanto de tío y prefería por mucho su compañía a la de gente como Susana. Y Mónica era un poco loca pero graciosa. Le vendría bien a Héctor.

Héctor
Notaba los dedos de Mónica clavados en mi espalda y en mi culo mientras sus piernas rodeaban mis caderas y yo me movía dentro de ella rápidamente. Estaba a punto de correrme, no iba a poder aguantar mucho más y la miré ¿Se había corrido ya o no? No lo sabía pero tenía la cara como de estar ida, me miraba sin verme, o eso pensaba yo hasta que me empezó a besar con mucha lengua para, de repente, pararse y, sin separar su boca de la mía, decir “Me cooooorrooooo” y empezar a temblar momento en que, agradecido, me relajé y me corrí también.

Nos quedamos quietos unos segundos, yo encima de ella, recuperándome. Luego, me eché a su lado y ella se rio:

- Récord batido jiji

- ¿Qué?

- Ya eres oficialmente el tío que más me ha follado, y en solo dos días jiji

Se giró hacia mí y me acarició el pecho mientras decía:

- Bueno, has batido más récords

La miré sin entender estas cosas suyas, que le gustaba comparar. Dijo:

- Has batido el récord de orgasmos que me has provocado, el récord de orgasmos en un solo polvo, el récord de hacer que me corra al menos una vez en cada polvo, el récord de…

- Vale, vale

- … que siga cachonda tras echar varios polvos, el récord de…

- Que sí, lo pillo jeje

Entonces se levantó y dijo:

- Oye, con los dos polvos de hoy ya hemos gastado la mitad de los condones, la próxima caja la compras tú, que a este ritmo me voy a gastar toda mi paga mensual en condones, y…

La miré. De pie, desnuda y algo brillante por el sudor, estaba muy sexy. Ella vio como la miraba y se echó sobre mí diciendo:

- Quiero follar más

- Moni, un descanso

- Anda ya, ayer fueron cuatro, hoy mínimo lo mismo

Me reí pero lo decía en serio. La empujé suavemente y me incorporé:

- Te invito a tomar algo

- ¿Qué? ¿Tienes sed? Te traigo…

- Sí, tengo sed pero necesito un descanso, salgamos a que nos dé el aire

Ella me miró y asintió. Se levantó, se puso un chándal ancho y una sudadera también ancha, sin ropa interior. Luego se puso calcetines y unas botas. Dijo:

- Vale, pero luego volvemos ¿Eh?

Me reí y me vestí. Salimos a la calle con nuestros abrigos, hacía bastante frío. Le dije:

- ¿Dónde vamos?

- No sé, ha sido idea tuya

- Vamos al centro comercial de aquí al lado y decidimos ¿Vale?

- Vale

Y me cogió la mano. La miré andando a mi lado feliz. Me parecía increíble que esto me estuviera pasando a mí, de la mano de una chica con la que tenía sexo y que quería más sexo conmigo. Era flipante.

En el centro comercial tuve una idea:

- ¿Vamos al cine?

- ¿Al cine? ¿Qué quieres ver?

- No sé, es viernes, habrán estrenado algo

Mónica me miró seria y dijo:

- ¿Tanto descanso necesitas?

Y luego se partió de risa. Dijo:

- Guay, si invitas a palomitas me apunto

- Claro

Cuando nos metimos en la sala fui hacia el centro que es donde me gusta sentarme pero ella insistió de ponernos en la última fila, que no le gustaba ver la pantalla tan de cerca. Me resigné y nos sentamos donde quiso. En la sala había muy poca gente, eran las 8 y un viernes. Empezó la peli y comimos palomitas y bebimos nuestros refrescos, concentrados en la peli.

Cuando se terminaron las palomitas, ella me cogió un brazo, abrazándose a él y seguimos viendo la peli, pero pronto alargó la mano y empezó a acariciarme el paquete. No tardó en abrirme la cremallera y meter la mano dentro:

- Moni ¿No te gusta la peli?

- Sí, está bien, pero así me entretengo también jiji

Su mano consiguió rápidamente ponérmela dura. Ella maniobró hasta sacármela fuera y protesté:

- Moni, que nos pueden ver

- Aquí no hay nadie y está muy oscuro

- Pero…

- Calla y mira la peli mientras yo me entretengo jiji

Y me masturbó lentamente. Obviamente dejé de estar concentrado en la peli y la besé, metiéndole la mano dentro de la sudadera para tocarle las tetas. Tras unos segundos de morreo y magreo, me dijo al oído:

- Que cachonda me pones, mira

Y me cogió la mano que tenía en sus tetas y la bajó hasta meterla dentro de su chándal. Le toqué con un dedo el coño, estaba mojado. Comencé a masturbarla mientras ella jadeaba en mi boca. La película era de acción y había mucho ruido así que sus jadeos pasaban desapercibidos. Ella se movió un poco para dejarme meterle un par de dedos. Sus jadeos se hicieron más audibles y se los intenté tapar con mi boca y lengua. Cuando se corrió puso su boca contra mi hombro y gimió apagadamente.

Cuando se calmó, me miró con vicio. No había soltado mi polla aunque no movía la mano desde hacía un rato. Se inclinó y se la metió en la boca, chupando con ansia. Cuando me corrí lo hice sin ruido pero convulsionándome bastante.

Mónica levantó la cabeza relamiéndose. Se rio y dijo:

- Bueno ¿Me he perdido algo interesante de la peli? Jiji

Me reí con ella.

Carlos
Estábamos recogiendo la mesa tras cenar. Había pasado la tarde con ella y Gema. La niña seguía un poco pocha pero no habíamos parado de jugar, dibujar y contarle cuentos. Y mientras había estado jugando con la niña, había escuchado la voz de Silvia discutiendo por teléfono desde su habitación. Luego, cuando volvió traía mala cara.

Cenamos los tres juntos y acostamos a la niña. Y ahora que estábamos solos, me contó la discusión:

- Antonio no me entiende

- ¿Qué ha pasado?

- Se ha enfadado porque no quiero ir

- Ya

- Dice que soy una exagerada, que por un resfriado de Gema me pongo histérica

No dije nada. Ella, enfadada dijo:

- Yo no sé si es un resfriado u otra cosa, no soy médico, pero me da igual, si está mala no me voy a ir, punto

- Ya

- Que no le estoy pidiendo que deje el puñetero curso y venga, eso no, solo que no voy a ir dejando aquí a Gema aunque sea contigo, que no es por ti, es que no puedo estar lejos de la niña si está mala

Dio un profundo suspiro y dijo:

- Y sé que tú me comprendes, pero no entiendo porque él no, es su hija, debería estar tan preocupado como yo

- Silvia, te comprendo a ti y a él, yo hice lo mismo que él, no darle importancia

- ¿Ves? Es que hay que darle la importancia a estas cosas

- Espera, no le di importancia a la familia en general, ni a mi hijo ni a mi mujer, mi prioridad era otra

- Pero él…

- Él no le da tanta prioridad a su hija y tú no le das tanta prioridad a vuestra relación

- ¿Ahora tengo yo la culpa?

- No, no es eso, digo que ambos veis la situación desde diferentes ángulos

- Pues debería verlo desde el mío, la niña es lo más importante, no le va a pasar nada por no echar un polvo en un mes

- No creo que sea eso, Silvia

- Lo sé, lo sé, es que estoy enfadada, y le he soltado eso y me he arrepentido pero es que no lo entiendo, de verdad que no le entiendo

La miré y vi que no se iba a bajar de su carro. Le dije:

- Mira, quizás el problema es que has sido demasiado tajante

- ¿Tajante en qué?

- En lo de no ir en todo el mes

- Pero es que es así, no pienso dejar…

- Espera, espera… me refiero a que sí, está claro que este fin de semana no vas a ir, pero quizás el siguiente, si Gema está bien, o el siguiente…

- No, no voy a ir, después de lo mal que lo pasé ayer, solo pensar que le pasa algo así cuando yo no esté y me da algo

- Pero no sabes si va a estar genial, lo que te digo es que no seas tan tajante de decirle que no vas a ir, deja esa puerta entre abierta

- Pero es que eso sería engañarlo, no pienso ir

- Silvia

- Es que es una tontería decirle otra cosa, NO PIENSO DEJAR A GEMA

Me resigné, era imposible hablar ahora con ella con ese enfado. Cuando estuviera más calmada sería posible recapacitar con ella.

Silvia me miró enfadada pero dijo:

- Perdona, perdona, no estoy enfadada contigo

- Lo sé

- Es que… Mierda, sé que me pongo histérica como dice Antonio y eso me enfurece aún más

- Ayer no estabas histérica, controlaste bien la situación

- Yo me veía como una histérica

- Pues te equivocas, te lo aseguro

Silvia sonrió y dijo:

- Gracias, eres un cielo

- Ya ves tú

- Otra noche que te fastidio una cita y aquí estoy enfurruñada y discutiendo

- No pasa nada

- Carmen me va a odiar más de lo que ya me odia

- No creo que te odie

- Ja… pero bueno, dejemos ese tema… Estoy que me caigo de sueño

- Me voy ya mismo

- No, espera, me voy a tomar una infusión ¿Quieres otra?

- Vale, pero me voy pronto, necesitas descansar

- Ya

Y nos sentamos a tomarla y charlar de tonterías, sin sacar temas que pudieran alterarnos como mis citas o los viajes. Me fui dejándola que casi se caía de sueño.​
 
A que se lo ha tirado!!!
No, si hubiese pasado a Carmen, por lo que hemos visto de ella, no le habría costado nada restregárselo por la cara.
No, no... No llegaron a acostarse... al menos aquella vez. Lo dice Carmen en el tercer capítulo:
"Me la tenía jurada desde hacía años, y todo porque en una fiesta me hizo tilín su novio y me lo llevé a un baño para enrollarme con él y comenzar una mamada que la muy zorra nos cortó porque se puso a llamarlo a gritos. No vio nada pero la muy zorra lo sabía y se puso histérica. “Pues nada, zorra, todo para ti, tampoco es que el gilipollas ese tuviera una gran polla” pensé mientras sonreía y saludaba a Carlos"
 
Me encanta que Héctor haya encontrado a una gran chica como Mónica. Quizás poco a poco se vaya enamorando de Ella.
Por otra parte con sus bajones, lo de Silvia con Antonio lo veo difícil que se rompa a no ser que haya una infidelidad , pero lo cierto es que se lleva mejor y tiene más complicidad con Carlos.
Por otra parte, la verdad siempre sale a la luz y tarde o temprano, Carlos descubrirá la verdadera cara de Carmen.
 
Y claro, Carmen, mi Carmen ¡Qué Mujer! ... anticristo de la Honestidad y diosa de la Temeridad.

Por cierto, en la definición de "temerario" de la RAE hau un término que no conocía y que me ha parecido que le viene al pelo a la actitud de Carmen ... mira por donde.

Temerario

1. adj. Dicho de una persona: Excesivamente imprudente arrostrando peligros.

Arrostrar

1. tr. Hacer cara, resistir, sin dar muestras de cobardía, a las calamidades o peligros.
2. tr. Sufrir o tolerar a alguien o algo desagradable. U. t. c. intr.
3. prnl. Atreverse, arrojarse a batallar rostro a rostro con el contrario.

Porque está claro que Carmen es temeraria, no valiente, y que le encanta arrostrar a sus enemigos, como hace con Silvia o hizo con la novia de Santi.
Joe, ARROSTRAR... creo que nunca había leído ese verbo... Buen aporte
 
Cómo me suena eso, cuando alguien no entiende que otro no vea las cosas exactamente como las ve él, que es cómo se deben ver, claro. Y no te digo nada si, encima, estamos hablando de los hijos y la actitud de cada padre respecto a ellos.
A mi me suele pasar con mi esposa.
Ella no entiende que no la entienda y lo cierto es que soy yo el que no entiende que ella no me entienda a mi.
 
Arrestos viene de echar el resto y arrastrar viene de encarar, de echar el rostro.
Echar el resto está más cerca de la valentía, echar el rostro de la temeridad. En uno hay consciencia y en el otro inconsciencia.
Joder con la quisquillosa de la rae.
Yo que me había echado el pegote y me había quedado hasta bien.
No puede uno ir de culto cuando no se llega ni a cul.
 

30​

Dos días después. Domingo
Cristina


Miré por la ventana y vi a Sara por la calle mientras se iba. Hacía un día soleado, precioso y perfecto para pasar el día fuera en un parque o algo así, pero me habían vuelto a dejar sola.

Alberto se había levantado e ido a entrenar. Luego, mucho más tarde, se había levantado Sara. Habíamos estado charlando mientras yo limpiaba y luego, se duchó y vistió. Pensé que íbamos a salir pero no, solo salía ella porque me dijo “¿No te lo dijimos ayer? Que cabeza, hoy es el cumple de la madre de Alberto y nos ha invitado a un restaurante, y como ella invita, no podemos llevarte por la cara”. Y se había ido dejándome su habitación por limpiar.

“Esto de ser la segunda novia es una mierda” pensé. Entendía que Alberto y Sara no quisieran contar a sus familiares y amigos (Sara sí lo había contado a ciertas amigas) lo de nuestra relación a tres bandas, yo misma sería incapaz de decírselo a mis amigos, pero cada día me fastidiaba más ser la segunda.

Entonces me reí tristemente. Había pensado en plural con lo de “mis amigos” y no tenía, solo a Héctor y jamás le contaría mi tipo de relación, para un amigo que tenía no quería asustarlo y que pensara mal de mí.

Fui a la habitación de Sara y meneé la cabeza, estaba hecha un desastre, que desordenados eran Sara y Alberto. Había ropa sucia por el suelo tirada de cualquier manera, zapatos, calcetines, ropa interior… Luego, en las dos sillas, lo mismo, ropa de cualquier forma. Y en la mesa donde se suponía que Sara estudiaba había cremas y botes por todos lados, algunos abiertos, pinta labios, maquillaje, montones de papeles… Todas las semanas se lo ordenaba pero le duraba un par de días.

Fui a coger las sábanas para cambiarlas y vi los dos consoladores en el suelo. Era la última idea de Sara, que los usáramos la una en la otra mientras follábamos. Los cogí y me los llevé al baño para limpiarlos, sobre todo porque uno de ellos me lo metió por el culo la pasada noche.

No eran consoladores con forma de polla sino de esos que parecen una bala, y tenían vibración. Los limpié mientras pensaba que no me habían gustado demasiado, pero era como todo en el sexo con Sara, no me desagradaba, solía ser agradable pero nada excitante. Era como cuando alguien te acaricia y te gusta, pero no te excita. Todo lo contrario a cuando me tocaba Alberto que entonces me sobre excitaba de forma inmediata. Pero Sara sí se excitaba y se corría fácilmente, así que siempre me pedía sexo.

Volví a la habitación y guardé los dos consoladores secos y limpios en un cajón, y empecé a limpiar la habitación recogiendo la ropa y las sábanas, poniendo una lavadora, luego ordenando la mesa, guardando la ropa limpia, barriendo, haciendo la cama y fregando. Una hora y media más tarde volví a la ventana y la abrí. Hacía frío pero daba el sol y se estaba genial. Pensé en salir y dar un paseo pero no quería ir sola. Entonces se me ocurrió llamar a Héctor, con él siempre me lo pasaba bien, me gustaba escucharlo hablar sobre sus juegos, los libros que leía, las series y películas que veía… porque Héctor, una vez cogía confianza, hablaba mucho, y se expresaba muy bien. Con Alberto y Sara nunca hablaba de ese tipo de cosas. Alberto solo hablaba de sus ejercicios y de su cuerpo. Y Sara de chismorreos y sexo. Y con ninguno de ellos podía hablar de mi trabajo porque no les interesaba.

Ya había quedado con Héctor un par de veces fuera del trabajo, algún sábado o domingo que Alberto y Sara me dejaban tirada. Ahora era fácil quedar con él porque como sabía que yo tenía novio, no le daba ninguna esperanza, sabía que salíamos como amigos. Y ahora más que él tenía pareja… “Mierda, Mónica, seguro que está con ella” pensé tristemente. No lo podía llamar porque si estaba con ella, con lo buen chico que era, seguro que me insistía de ir, y no quería estar de carabina, y a Mónica no le haría ninguna gracia.

Iba a dejar el móvil pero pensé en Silvia y Carlos. A Silvia la descarté rápido, estaría disfrutando del sol con la familia, pero ¿Y Carlos? ¿Estaría solo como siempre? Me mordí el labio. Con Carlos también me lo pasaba genial, otro que me gustaba escuchar todo lo que contaba, un hombre muy interesante y divertido. Siempre le estaría agradecida por esa Nochebuena tan divertida y como me había acogido.

Dudé, me gustaría mucho pasar el día con él pero ¿No sería demasiado? Al fin y al cabo, era mi jefe. Al final, suspirando, dejé el móvil en la mesa y me fui a la cocina a preparar algo para los almuerzos de la semana.

Héctor
Leí la notificación que me acababa de llegar y casi suelto una carcajada. Mi primo que estaba a mi lado me preguntó que era tan gracioso pero negué con la cabeza.

Estaba en casa de mis tíos, que teníamos reunión familiar. Mónica llevaba todo el día mandándome locuras y guarradas por mensajes, y me partía con ella y sus “debates”, como el de si mi semen sabía mejor que sus fluidos o no, que había estado divagando sobre eso durante media hora hasta concluir que necesitaba probarlo más veces para estar segura.

El móvil volvió a vibrar y estaba deseando leerlo pero no me atrevía. Lo último era que me estaba insistiendo para que terminara pronto y fuera a su casa. Yo le había contestado que sobre las 6 de la tarde y ella había contestado:

- Mi chichi está triste y se siente abandonado, dice que para compensarlo tendrás que darle muchos besitos hasta que salte de contento

Y un montón de caritas. Menudas ocurrencias las de esta mujer. Leí el nuevo mensaje:

- Y dice que quiere que lo visite su nuevo amigo, el de la gabardina, que aunque es raro porque no para de entrar y salir, le cae bien (y un montón de emoticonos)

Me reí en silencio. Entonces puso:

- Oye, hablando de gabardinas, que no se te olvide ir a comprar los condones

- Lo sé

- Que ayer gastaste el último

- Sí, no me olvido

El sábado había sido ya el descontrol total con el sexo. Había pasado todo el día con ella y me había corrido 6 veces, 5 con condón y una en su boca. 6 veces, quien me lo iba a decir a mí. También era verdad que la primera fue a las 11 de la mañana y la última a las 2 de la noche, pero en la vida hubiera imaginado que sería capaz de algo así pero Mónica es que conseguía tenerme malo todo el rato. Le escribí:

- Tendré que buscar una farmacia de guardia o algo así

- Vale

- Llegaré un poco más tarde, no sé donde habrá algo abierto un domingo por la tarde

- Ah, no, eso no

- Pero es que no sé lo que tardaré

Y no dijo nada más. Me guardé el móvil e intenté dejar de pensar en ella y hacer caso a mis primos. 20 minutos después el móvil me volvió a vibrar. Lo cogí y vi que me había mandado una foto donde se veían dos cajas de condones y escrito:

- Que tenga yo que pagar por el sexo… Que bajo he caído, pero pensándolo bien, me sale baratito el orgasmo, es una ganga jiji

Me volví a reír solo mientras mi primo me miraba extrañado y vi que escribía:

- Ya no tienes excusa para llegar tarde, ah y con el depósito bien llenito ¿eh? jiji

Que cosas tenía esta mujer.

Carmen
Miré a Carlos mientras me contaba alguna chorrada de las suyas. “Que aburrido es este hombre, nunca tiene nada interesante que contar, solo tonterías” pensé pero sabía que estaba siendo algo injusta. El problema era que estaba cansada, muy cansada ya que había llegado a casa cerca de las 7 de la mañana después de una larga noche de sexo, bebida y drogas. Y ahora estábamos al sol en una terraza y me había puesto las gafas de sol y me estaba quedando dormida.

Me incorporé un poco cuando le escuché decir:

- Estás que te caes, Carmen

- Ay, perdona cariño, es que aquí con el solecito y tras la quedada de anoche con las chicas, me está entrando sueñecito, jeje, es que no estoy acostumbrada a trasnochar

- Claro ¿Te lo pasaste bien?

- Sí, en general sí, ya sabes como son estas cosas

- Ya

- ¿Damos un paseo a ver si se me quita la torta de encima?

- Claro, voy a pagar la cuenta

Y llamó para que nos trajeran la cuenta. Habíamos comido bien para ser el sitio que era. Me levanté y me fui al cuarto de baño. Me miré los ojos, como se me notaba la falta de sueño. Oriné y me maquillé para tapar un poco el desastre de mis ojeras.

Cuando salí, me abracé a su brazo y andamos lentamente. “Espabílate, Carmen, coño, que hoy te lo tienes que follar” pensé pero no tenía ninguna ganas, quería irme a mi casa, llenar la bañera, fumarme un porro y descansar.

Tras 10 minutos andando y charlando poca cosa, él dijo:

- ¿Te llevo a tu casa? Creo que necesitas descansar

- No, no, estoy muy bien

- ¿Seguro?

- Sí, quizás me vendría bien un cafetito

- Vale, vamos a ver si por aquí hay…

- Vamos mejor a tu casa, estaremos más cómodos

- Como quieras



Fuimos hacia su coche y me llevó a su casa. Allí se fue a la cocina para preparar los cafés y me dije “Venga, un polvete rápido que se quede contento y a casa a descansar”. No quería dejar pasar más tiempo lo de follar con él, tenía que ser ya mío totalmente y sabía que en cuanto me follara eso sería así.

Entré en la cocina y lo abracé desde atrás. Él se sorprendió y dije:

- Te he echado de menos esta semana que no nos hemos visto, cariño

- ¿Sí?

- Claro, cariño

Entonces se giró y me miró ilusionado. Le besé en los labios. No era nuestro primer beso en los labios, básicamente era a lo único que se había atrevido en todo este tiempo. Le miré a los ojos y lo volví a besar, pero esta vez metí mi lengua levemente en su boca. Paré y lo volví a mirar a los ojos y esta vez fue él el que me besó y abrí la boca. Su lengua entró y la busqué con la mía.

Tras unos segundos paramos y le volví a mirar a los ojos pensando “Al menos sabe besar, no lo hace mal”. Le cogí de la mano y le pregunté:

- ¿No me has echado de menos?

- Claro que sí, Carmen

- Ven

Y lo llevé hasta su dormitorio. Allí lo miré y le dije:

- Quiero ser tuya, Carlos

Y se me abalanzó. Nos besamos mientras nos desnudábamos. En cuanto me quedé en sujetador se lanzó a por mis tetas, como todos. Le dejé sobármelas y besármelas por encima del sujetador, y cuando me lo quité me encantó ver su cara. Me las siguió besando y chupando los pezones. Luego, me tumbó en la cama y terminó de desnudarme. Lo esperé con las piernas tímidamente cerradas, como sabía que a él le gustaría.

Se puso un condón y me penetró rápido, ardientemente. Y no lo hizo mal, incluso me puso cachonda con lo cansada que estaba. No llegué a correrme por poco pero me tenía sorprendida, no esperaba nada de él. Se corrió tras varios minutos de embistes y besos, y luego nos quedamos los dos tumbados boca arriba.

Giré la cabeza para mirarlo. Él me observaba con cara de alucinado. Dijo:

- No… no me esperaba esto

- ¿No? Cariño, yo lo esperaba desde la primera cita

- ¿En serio?

- Claro, pero no quería que pensaras que soy una fresca jeje

Él me miraba aún con más cara de alucinado. Me puso una mano en el vientre y me lo acarició diciendo:

- Eres… eres perfecta, Carmen

- Jaja, tonto, hoy me pillas hasta con ojeras

- Anda ya, yo te veo perfecta

- Gracias

Lo miré. Mi intención había sido follar e irme, pero ahora tenía curiosidad y hasta ganas de echar un nuevo polvo. Un hombre de su edad ¿Cuánto necesitaría para volver estar a punto sin usar viagra? ¿Media hora, una hora? Aún era temprano, podría esperar un poco. Le dije:

- ¿Nos tomamos ese café?

- Claro

Y nos levantamos vistiéndonos de nuevo. Sirvió el café en su salón.

Carlos
Seguía aún totalmente en una nube, no me podía creer lo que había pasado, Carmen en mi cama desnuda. Ahora estábamos en mi salón, vestidos, pero no podía dejar de pensar en eso. La miraba mientras se tomaba el café, sonriente. Entonces me dijo:

- Carlos, a mi me gusta el sexo

- Ah, mmmm, bien

- Me refiero a que para mi es algo importante en una relación

- Ya, claro, estoy de acuerdo

- Y me gusta disfrutarlo

- Sí

Dije pero sin saber a donde quería llegar ¿No había disfrutado? Empecé a ponerme más nervioso. Sabía que no había sido una maravilla, llevaba más de 10 años sin echar un polvo pero no pensaba que hubiera sido malo. La miré esperando. Ella se rio y dijo:

- No estoy diciendo que lo que acabamos de hacer haya sido malo, cariño, al contrario, me ha encantado

- Ah

- Quiero decir que soy una mujer muy activa sexualmente

- No te entiendo, Carmen

- Que aunque llevara meses sin echar un polvo, era algo que echaba mucho de menos

- Ah, sí, claro

Dejó su taza en la mesa y me puso una mano en el muslo mientras decía:

- ¿Te asusta una mujer que quiere sexo, Carlos?

- ¿Asustarme? No sé a que…

- ¿Y si te digo que en cuanto terminemos de tomarnos el café quiero volver a tu dormitorio?

- Ah, sí, bueno…

- Y quiero hacerte “cosas”

- ¿Cosas?

- Cosas como una felación, por ejemplo

- Ah

La miré sin saber que decir. Ella se rio y dijo:

- ¿Y si te digo que te la quiero hacer ahora mismo aquí en tu sofá?

- Yo…

- Porque me pones muchísimo

Y me besó mientras su mano subía hasta mi paquete. Paró el beso y me preguntó:

- ¿Te asusta una mujer así?

- No

Ella sonrió de forma traviesa y me volvió a besar. Busqué su lengua mientras ella me abría la cremallera y metía su mano dentro. Cuando paramos el beso, sacó mi polla del pantalón y, sonriendo, se echó en el suelo entre mis piernas. Sin dejar de mirarme, sacó la lengua y me la lamió. Me pareció lo más excitante que había visto en mi vida, ese pedazo de mujer entre mis piernas lamiendo mi polla que inmediatamente se puso dura.

Sin apartar sus ojos de mí pasó su lengua a lo largo del tronco y luego, se la metió en la boca. Me la chupó despacio durante un par de minutos y luego se levantó y dijo:

- Vamos a la cama, cariño, estaremos más cómodos

Y me cogió la mano. En cuanto llegamos, nos volvimos a besar. Carmen me cogía la polla moviendo su mano sin parar mientras yo la desnudaba. Admiré de nuevo sus grandes pechos, con sus grandes pezones erectos que besé y chupé con ansia. Nos tumbamos en la cama besándonos y nos fuimos desnudando torpemente porque no parábamos de besarnos.

Carmen volvió a chupármela, esta vez desnuda mientras yo le tocaba los pechos. Cuando se incorporó, cogió un condón y me lo puso. Luego, se tumbó boca arriba y me puse encima penetrándola para empezar a moverme despacio. Me encantaba escuchar sus gemidos y jadeos, me parecía la mujer más sexi del planeta. Tras un buen rato en esa postura, ella quiso ponerse encima. Me volvió loco ver sus pechos moverse al ritmo de sus movimientos.

Me encantó ver como tenía un orgasmo, gritando sin contenerse. No pude aguantar más y también me corrí. Nos quedamos un buen rato en la cama, los dos desnudos acariciándonos y charlando de banalidades. Entonces dijo que se tenía que ir, que su ex le llevaba a Daniel en un rato a su casa. Nos vestimos y la llevé a su casa. Cuando la dejé tras besarnos tiernamente, volví a mi casa como en una nube “Que mujer, que mujer”.

Héctor
Mónica se partía de risa contándome una historia que le había pasado en clase hacía unos años. No podía dejar de mirarla. Estábamos los dos desnudos en su cama, comiendo pizza y bebiendo coca cola. Era un descanso tras dos polvos increíbles.

No podía evitar recordar como era de niña cuando la conocí, el día que su hermano me llevó a su casa por primera vez. Era una niña feucha y muy delgada, siempre enfadada con todos. Se peleaba mucho en clase. Al principio me insultaba y se reía de mí. Poco a poco nos fuimos haciendo amigos pero nunca pensé que tuviera interés por mí. Y luego se convirtió en una adolescente sexy, que seguía metiéndose en problemas en clase.

Paró de hablar y me miró con curiosidad:

- ¿En qué piensas?

- Nada

- No, me mirabas raro, y no me mirabas las tetas, me mirabas a la cara ¿Qué pensabas?

- Jeje

- Venga, cuenta

- En cuando nos conocimos, como me puteabas

- Jajaja, sí, lo recuerdo, me parecías un idiota jajaja

- Ya

- Pero me parecían idiotas todos los que se relacionaban con mi hermano jajaja

- Nunca me imaginé que yo te interesara

- Huy, desde los mmmmm 14, creo

- ¿Sí? ¿Por qué?

- No se, me hacías caso, eras guapo, y me gustaban tus piernas cuando venías en pantalones cortos jiji

- ¿Mis piernas de palillo?

- Jajaja, sí, esas

- Uffff

- Mi primera paja pensando en un chico fue contigo

- ¿De verdad?

- Sí, y muchas más jiji, pero no fue mi primera paja, al principio no pensaba en nada, solo me tocaba

- Ah

- ¿Y tú en qué pensabas cuando te las hacías pensando en mi?

- Jeje, no sé

- Venga, dilo ¿Qué te excitó más cuando me viste desnuda?

- Mmmmm tu culo posiblemente

- ¿Sí? Pero si lo tenía plano jajaja

- No, que va

Me miró divertida y se levantó para darme de espalda:

- Ahora lo tengo mucho mejor ¿No?

- Sí, es muy redondito

Giró la cabeza y me miró con curiosidad:

- ¿Te interesa el sexo anal?

- ¿Eh?

- ¿Me la quieres meter por el culo?

- No… no lo he pensado

- A mí no me interesa, lo veo asqueroso ¿No?

- No sé

- ¿Te interesa?

- No sé, es que no lo he pensado

- Si te interesa, lo podemos ver

- ¿Ver?

- Sí, puedo comprar un dildo y metértelo jiji

- ¡¡Tía!!

- Jajaja ¿No te referías a ese interés? Jajaja

- Que tonta eres

Entonces se echó sobre mí y dijo:

- ¿Vamos a por el tercer asalto?

- Pero si no hemos terminado de comer

- Tranquilo, vamos a seguir comiendo, pero cosas más ricas jiji

Y me besó ardientemente. “Mónica va a dejarme en los huesos” pensé feliz.

Carmen
Me metí en la bañera. Acababa de acostar al niño y necesitaba este baño. Cerré los ojos y me relajé. “Bueno, nena, ya tienes a Carlitos en el bote, menuda carita llevaba todo el rato en el coche y cuando se despidió, ese estaba en las nubes” pensé sonriendo. Y luego los mensajes que me había enviado, muy empalagoso y baboso, pero me habían gustado. Ahora Carlos sabía que iba a tener a un volcán en la cama, y eso que solo le había mostrado la punta del iceberg de lo guarrilla que podía ser, pero ya iría descubriéndolo poco a poco, aburrirse no se iba a aburrir en la cama, eso seguro.

Lo cierto es que me había divertido, incluso había tenido un buen orgasmo. Físicamente se le notaban los años, pero no estaba mal armado, no era una maravilla pero estaba por encima de la media. Al final, tenerlo en la cama no iba a ser tan malo como imaginaba, eso estaba bien.

Me metí debajo del agua sonriendo.​
 
A ver, tal como me imaginaba a Carmen le ha gustado más de lo que Ella pensaba ese par de polvos con Carlos y creo que al final va a terminar enamorándose de él, pero dado la vida que lleva y que la verdad saldrá a la luz, eso terminará mal.
Por otra parte, me alegro que lo de Héctor y Mónica vaya tan bien, porque se lo merecen.
Y para terminar, me da pena Cristina y que no abra los ojos, está con unas personas, tóxicas y que tienen la cara como el cemento de dura.
 

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