35
Tres días después. Jueves
Héctor
En cuanto vi que Cris entraba en la oficina supe que algo le pasaba. Me acerqué a ella y le pregunté:
- ¿Ha pasado algo?
Ella sonrió tristemente y dijo:
- ¿Tanto se me nota?
- Sí ¿Qué te pasa?
Cris suspiró y dijo:
- Alberto no ha conseguido la plaza
- Oh ¿Y eso?
- No ha pasado las pruebas teóricas
- Joe, lo siento
- Ya
- ¿Y ahora?
- A seguir preparándose para la siguiente convocatoria dentro de un año
- Ufff
- Ya
La miré. El tío estaría cuadrado y tenía una buena polla, que se la había visto, pero era más tonto que hecho de encargo. Por lo que me había dicho Cris, ya lo había suspendido varias veces. Ella dijo:
- Tenía esperanzas de que esta vez lo consiguiera, se lo había preparado mucho
“Ya, pero es lo que pasa cuando tienes todo el cerebro en los músculos” pensé pero sabía que había mucha envidia en mi pensamiento así que dije:
- ¿Y cómo está?
- Desanimado
- Claro, normal
- Y Sara ahora dice que deja la carrera y se ha peleado con los padres
- ¿Por?
- Porque no le gusta Derecho
- ¿Y qué quiere estudiar?
- No lo sabe
- ¿Entonces?
- No lo sé, dice que buscará trabajo porque los padres le han cortado el dinero
- Vaya
- Que desastre, de verdad
La entendía, ahora era ella la que tenía que hacerse cargo de toda la economía de… de… de la relación o como se llamara ese trío. Le dije:
- Nada, tendréis que apretaros el cinturón
- Ya, eso sé hacerlo, pero ellos no
- Tienes que hablar con ellos, los dos deben buscar un trabajo aunque no sea a tiempo completo, pero deben ayudar económicamente
- Lo sé, a ver como se lo digo porque Alberto no quiere, dice que entonces no estudiará y perderá la forma y… en fin…
Me miró angustiada. Le sonreí y dije:
- Bueno, todo se irá arreglando, no lo veas tan negro, seguro que se adaptan y ya está
- Ya, ojalá
Y me cogió la mano y dijo:
- Anoche estuve a punto de llamarte
- ¿Para qué?
- Para contarte esto, estaba muy desanimada y había mal rollo en casa
- Ah
- Y tú siempre tienes buenas palabras y sabes escuchar
- ¿Y por qué no llamaste?
- Porque… no quise molestarte, estarías con Mónica
- Ya, pero no pasa nada
- Sí pasa. Además, sabía que hoy te lo iba a contar
- Ya
- Y me siento mejor
- No te he dicho nada
- Sí has dicho, y además, con solo poder hablarlo me ayuda, a veces una necesita sacarlo fuera
Le sonreí y le dije:
- Bueno, ya sabes que siempre estoy aquí
- Ya… hasta que te vayas un año entero de viaje, se me va a hacer muy duro no tenerte aquí
- Eso no está decidido, un año me parece mucho, será un mes y por aquí cerca
- Mónica lo tiene claro
- Ya pero es que no es algo sencillo y no me veo un año de mochilero
- Jeje
- En fin, que ya veremos como la convenzo
Nos sonreímos. Aunque fuera un mes lo echaría mucho de menos.
Sábado
Cristina
Me quité la toalla en mi habitación y busqué mi crema para después de la ducha. Me la puse por todo el cuerpo escuchando la música que tenía Sara a toda pastilla en su habitación. Luego, saqué la ropa que me pensaba poner esa noche y rebusqué en el cajón de mi ropa interior. Medité unos segundos si ir sin sujetador o no. Al final me puse un culote negro y su sujetador a juego.
Me miré en el espejo y comencé a peinarme pensando que debía cortarme el pelo, que en verano era un fastidio tenerlo tan largo. En ese momento entró Sara y se tiró en la cama:
- Oye, cuidado con mi ropa
- ¿Te vas a poner esto?
- Sí
- Mmmm vale, te queda bien
La miré a través del espejo. Estaba en chándal y le pregunté:
- ¿Aún estás así?
- No sé que ponerme
Meneé la cabeza, tenía más ropa que yo, mucha más. Le dije:
- Algo sexi
- Ya, claro, pero… No sé, no me decido
- Pues dúchate ya y lo piensas bajo el agua, que llegamos tarde
- Bah, que espere
Íbamos a salir de marcha con Alberto. La idea era animarlo porque el pobre estaba bastante por los suelos con lo de la oposición. Alberto estaba viendo un partido de fútbol con los amigos en un bar y habíamos quedado con él en una hora.
Volví a mirar a Sara y vi que la ropa no es lo que la preocupaba, que tenía algo en la cabeza pero no lo soltaba. Esperé a que se decidiera. Entonces ella se levantó, se pegó a mi espalda, me abrazó y dijo:
- Jo, tía, que bien te queda este conjuntito de ropa interior, deja poco a la imaginación pero estás super sexi
La verdad es que tenía razón. Era demasiado transparente. Tras una tela negra transparente, dejaba ver mis pezones con sus piercings y, debajo, dejaba claro que estaba totalmente rasurada, pero sabía que a Alberto le gustaba mucho. Sara movió sus manos y una me cogió una teta y jugó con mi pezón, y la otra se coló dentro de mis bragas acariciándome la zona rasurada. Dijo:
- Te comía enterita, tía
Mientras me daba un mordisquito en el cuello. Me reí y la aparté con un golpe de cadera. Le dije:
- Anda, déjame cepillarme el pelo
Ella protestó pero se volvió a sentar en la cama. Entonces dijo:
- Estoy pensando una cosa
“Ah, ahí está, a ver que se le ha ocurrido ahora” pensé esperando a que siguiera. Se volvió a levantar y me quitó el cepillo para ponerse ella a cepillarme el pelo diciendo:
- Tienes un pelo precioso
- Estoy pensando en cortármelo
- Anda ya, así está genial
- Es incómodo ahora con el calor
- Ni se te ocurra, me encanta
No dijo nada durante unos segundos mientras seguía cepillándome el pelo. Luego dijo:
- Estaba pensando en…
- ¿Qué?
- En… En dejarle a Al que me desvirgue el culo esta noche
La miré sorprendida. Sabía que era algo que le llamaba la atención pero le daba miedo, aunque tampoco debía sorprenderme tanto, era algo que me pedía últimamente a menudo, que le metiera un dedo o se lo lamiera. Continuó:
- No sé, es muy pesado con eso, lleva meses insistiendo y… no sé, el pobre como está tan depre… ¿Crees que eso le animará?
- Seguro
- ¿Sí? Mmmm pero me da miedo, es muy bruto
- Ya
- Me ayudarás ¿No, cari?
- ¿A qué?
- A que no sea tan bruto y… bueno, a ponerme cachonda
- Ah, claro
- No le dejes ir a su bola, que es capaz de destrozarme
- Jaja, no, mujer, no te va a destrozar
- No sé yo
Siguió cepillándome pero, de repente, dejó el cepillo en la mesa y dijo:
- Me voy a duchar
- Vale
- Pero no le digas nada, es solo una idea por si… si me apetece o algo
- Vale
Me dio un beso y salió rápido de mi habitación. Me reí sola. Sara llevaba una temporada deseando probarlo pero era una miedosa, no le gustaba el dolor, y le iba a doler, lo tenía claro, Alberto la tenía grande para eso.
Héctor
Estaba esperando a que Mónica bajara. Íbamos a ir a cenar y luego al cine. No solíamos salir mucho a bailar o cosas así, y mucho menos con Cris y sus… sus novios. Habíamos intentado otra vez más salir todos juntos pero Alberto era un gilipollas total y había hablado con Cris de no salir más con ellos. Ella lo entendió porque se enfadaba con Alberto y Sara. La última vez se fue cabreada por la actitud de esos dos sobre mí, y fui corriendo detrás de ella para decirle que no importaba, que me iba, que no dejara que esa tontería le estropeara la noche, pero ella se fue a casa enfadada con ellos.
Miré la hora, se nos estaba haciendo tarde. Ya la iba a volver a avisar cuando apareció en su portal. Se metió en el coche, me dio un beso y dijo:
- Ay, perdona, estaba hablando con Chechu
Chechu era uno que también iba a hacer un viaje mochilero por el mundo, y que Mónica había conocido en un foro dedicado a eso. Torcí el gesto, otra vez el dichoso viaje. Mónica empezó a contarme lo que Chechu pensaba hacer en Sudamérica y yo desconecté, me parecía todo muy cutre y cansado, no entendía porqué Mónica tenía ganas de algo así cuando podríamos ir como turistas normales, en cómodos hoteles y aviones.
Entonces Mónica dio un gritito y la miré extrañado. Ella se rio y dijo:
- Estoy emocionada
- ¿Por el viaje?
- ¿Qué? No, tonto, bueno, también pero no me refería a eso
- ¿Entonces?
- Voy a dormir por primera vez con mi chico jajaja bueno, con un tío en general jajaja
Me reí. Esa noche me iba a quedar con ella. Mónica se puso seria y preguntó:
- ¿Roncas? Como ronques te tiro de la cama
- Creo que no
- Eso espero… y (dio otro gritito) pienso dormir toda la noche abrazada a ti
- Jeje
- ¿No te hace ilusión dormir conmigo?
- Claro
- Ay, que poca emoción le pones
- Jeje
La verdad es que sí me hacía ilusión.
Carlos
Miré atentamente a Carmen mientras venía a la mesa tras ir al baño. Estábamos cenando en un buen restaurante y ya estábamos a punto de irnos. Carmen me sonreía sensualmente, y vi que no pocos hombres la miraban, y era normal, es una mujer que no puede pasar desapercibida. Iba con un vestido negro escotado, falda por encima de las rodillas pero no demasiado, tacones y medias. Destilaba clase y sensualidad por todos sus poros, en la forma de vestir, de moverse, en su maquillaje…
Habíamos llegado a Ámsterdam la noche anterior. Habíamos salido a cenar y luego al hotel donde tuvimos sexo pero sin muchas contorsiones, ambos estábamos cansados del viaje. Pero esa mañana se había levantado juguetona y lo habíamos hecho con tiempo, disfrutando mucho el uno del otro. Luego habíamos pasado el día de turismo y al volver al hotel, lo habíamos vuelto a hacer en la ducha. Y ahora, gracias a la buena conversación, comida y vino abundante, Carmen se había mostrado muy seductora, jugando con su pie y provocándome constantemente. Estaba encantado de mi suerte.
Carmen se sentó y le dije:
- ¿Nos vamos?
Asintió y nos levantamos. Le ayudé a ponerse el abrigo y salimos. Hacía frío a pesar de estar en mayo. Le pregunté:
- ¿Quieres ir a tomar algo?
- Mmmmm mejor nos vamos al hotel
- ¿Seguro?
- Y tanto, estoy cachonda
Y me besó ardientemente. Que mujer. Caminamos hacia el hotel que no estaba lejos. Ella me abrazó diciendo que tenía frío y yo encantado. Entonces se paró y dijo:
- ¿Eso es un Tesla?
Miré el coche y asentí. Dijo:
- Mmmm como me gustaría tener uno, hay que pensar en el medio ambiente ¿No crees?
- Sí, claro
- A ver que mundo le dejamos a mi Daniel
- Ya
- Pero es muy caro para mí
Y me anoté mentalmente mirar precios. No estaría mal cambiar mi viejo coche por uno eléctrico, lo había pensado muchas veces pero, por comodidad y no tener ganas de líos, lo había dejado pasar. Ahora me parecía más interesante. Y podría mirar a ver que precio me daban por dos, sería un buen regalo para Carmen.
Seguimos andando, aunque nos parábamos cada dos por tres para besarnos y acariciarnos. Cuando llegamos al hotel estábamos super calientes, lo veía en su mirada. Solo entrar en nuestra habitación le bajé los tirantes del vestido y le cogí las tetas mientras se las chupaba, me había tenido malo toda la cena con ese escote y ahora necesitaba que fueran mías. Me dejó disfrutar unos minutos y luego me empujó para que me quitara de encima de ella. Se alejó unos pasos y se quitó el tanga. La miré mientras ella dejaba caer el tanga entre sus piernas y luego fue hacia la cama y se puso a 4 levántandose la falda:
- Fóllame, cariño
Me encantaba cuando se ponía en plan guarro. La miré unos segundos. Llevaba medias con liguero y tenía el coño sonrosado, listo para mi polla. Me desnudé rápidamente y se la metí despacio. Entró sin ningún problema. La cogí de las caderas y comencé a moverme mientras ella gemía pidiendo que me moviera más rápido. No tardé en correrme dentro de ella.
Me salí de ella y observé como mi semen se derramaba fuera de ella. Carmen se incorporó, me dio un beso largo con lengua pero moviéndola despacio y luego se metió en el baño. Me derrumbé en la cama. “Que tensión, esta mujer me va a provocar un infarto” pensé. Me terminé de desnudar y me metí en la cama.
Carmen salió al poco. Se había quitado el vestido pero no el liguero ni las medias ni los tacones. Dejó el vestido en una silla y dijo:
- Aún no he acabado contigo
Me reí, yo estaba destrozado, tres polvos en un día era mi límite. Ella me miró seria. Estaba imponente, desnuda solo con el liguero y las medias. Se dirigió hacia unas bolsas con compras que habíamos hecho durante el día y vi que sacaba una bolsita de un coffee shop. De ella sacó un par de porros que había comprado allí porque era legal. Me reí incrédulo:
- ¿De verdad te los vas a fumar?
- Para eso lo hemos comprado ¿No?
- Pero… No fumo de eso desde la universidad, hace la tira de años
- Y yo también, pero me apetece fumar contigo, venga, levántate
Y encendió uno. Aspiró y cerró los ojos. Luego los abrió y dijo:
- Mmmmm esto es genial, venga, ven
Me levanté a regañadientes, me sentía mayor para eso, pero también me sentía mayor para tener sexo con una mujer como Carmen y allí estaba, disfrutando con ella. Me fui a poner los calzoncillos pero ella negó diciendo:
- No, no, yo también quiero disfrutar de las vistas
Me reí con ganas, “menudas vistas” pensé mirando mi cuerpo fofo. Fui hacia ella y me pasó el porro. Fumé y tosí. Ella se rio y me lo quitó para volver a fumar. Fui a abrir la ventana, estaba prohibido fumar en la habitación pero ella no me dejó:
- Mañana se airea, no quiero pasar frío
- Los detectores
- Mierda
Nos acercamos a la ventana para fumar. Hacía frío y ella se pegó a mí sin dejar de fumar. Nos íbamos pasando el porro y pronto noté como se me iba la cabeza, no estaba acostumbrado. Lo terminamos y cerramos la ventana. Entonces ella fue al minibar y echó dos copas. Luego puso música y empezó a contonearse lentamente mientras bebíamos. Me empujó a un sofá y bailó para mí, bebiendo. Me dijo:
- ¿Te gustan más mis tetas o mi culo?
- Me gusta todo lo tuyo
Se giró para mostrarme como movía el culo al compás de la lenta música que había puesto. Estuvo así unos minutos hasta que se terminó la copa y yo la mía. Ahora sí que estaba mareado.
Carmen se arrodilló delante mía, abriéndome las piernas y poniendo sus manos en mis muslos. Me dijo:
- Vamos a follar
Me reí y le dije:
- Cariño, acabo de correrme
- ¿Y?
- Que no soy un jovencito
- Eso no es un problema
- Jajaja, me parece que sí
- Cariño, tengo algún truquito para eso, ya verás
Y me besó lentamente, su lengua en mi boca buscando la mía. Luego, sonriendo, me cogió mi polla flácida y movió su mano por ella. Me volvió a besar y luego, fue a mi oreja y me metió la lengua por ella, lamiendo lentamente y dijo:
- Te gustan mis tetas y me las has follado, y te ha gustado ¿Verdad?
- S… sí
- Y te gusta mi culo y esta noche me lo vas a follar, y te va a encantar, y a mí más
Y volvió a lamerme la oreja. Noté como mi polla reaccionaba. Carmen lamía y respiraba en mi oreja, mientras decía sensualmente:
- Mmmmm lo estoy deseando, cariño, me pones muchísimo
Me volvió a besar y luego, se agachó y me miró sonriendo, con mi polla medio dura en su mano, notaba como mis huevos protestaban ante el poco tiempo que había pasado. Dijo:
- Relájate, cariño
Y se chupó un dedo sensualmente. Luego, lo bajó y noté como presionaba mi ano. Di un respingo e iba a protestar pero ella dijo:
- Confía en mí, cariño, tú relájate
No estaba nada relajado. Ella se agachó y me lamió los huevos para luego meterse uno en la boca chupándolo lentamente. En esas empezó a meterme el dedo mojado. Me miró mientras seguía chupando mis huevos. Luego, los soltó y dijo:
- Así, relájate, estoy cerca, ya verás
Y, extrañamente, me relajé. Carmen empezó a chuparme lentamente la polla, sin dejar de mirarme. Su dedo exploraba y, de pronto, gemí. No sé que me estaba haciendo pero notaba algo. Estuvo así un rato hasta que paró y dijo:
- ¿Ves? Bien durita
Y miré mi polla totalmente erecta. Carmen se incorporó, me dio la espalda y se sentó sobre mi polla, metiéndosela lentamente en su coño. Me folló de esa forma, yo sentado y ella moviéndose con mi polla dentro. Luego, se salió y fue al baño. Volvió con un bote. Se echó en una mano y luego la movió por mi polla. Vi que hacía lo mismo detrás de ella.
Dejó el bote en el suelo y me volvió a dar la espalda. Me cogió la polla y la apuntó a su ano. Ella fue la que, poco a poco, se echaba para atrás metiéndose mi polla en el culo. Yo estaba alucinado y sobre excitado. Me folló en esa postura, gimiendo hasta que me corrí dentro de su culo. Luego, se levantó y me miró sonriendo. Se inclinó y me dio un largo beso, tras lo cual me dijo en el oído:
- Soy toda tuya, te quiero, mi amor
Y yo me quedé mirándola con cara de tonto y asintiendo. Ella me miró a los ojos esperando y, al fin pude reaccionar:
- Tam… también te quiero, Carmen
Ella sonrió y me volvió a besar. No me lo podía creer, me quería de verdad.
Silvia
Salí de la ducha y escuché con atención por si Gema se había despertado pero nada, no se escuchaba nada. Estábamos en casa de Carlos y habíamos pasado el día en la piscina. Habíamos acostado a una Gema reventada y eso estaba bien.
Me puse crema, me puse mi camisón nuevo, me peiné, me limpié los dientes y luego fui a nuestro dormitorio. Antonio escribía en el móvil, acostado en la cama, y dije:
- No se ha despertado ¿No?
- No
- Bien, a ver si duerme toda la noche de un tirón, cansada debe estar después de tanta piscina
- A ver si es verdad
Gema llevaba un mes con pesadillas y estaba siendo agotador. Miré a Antonio que seguía con el móvil y le dije:
- ¿No te gusta?
- ¿El qué?
- Si no miras…
Entonces él levantó la vista y vio mi camisón, casi transparente y sexi. Le sonreí y él rio:
- Eso deja poco a la imaginación
- Ya me tienes muy vista ¿No?
- Un poco
- Serás…
Le dije mientras hacía una bola con una toallita y se la tiraba. Me puse encima suya y le pregunté:
- ¿Y tú también estás muy cansado?
- Bastante
- Ah ¿Sí?
- Sí
Le besé en los labios y luego en el cuello mientras le decía:
- ¿Eso quiere decir que tengo que hacer todo el trabajo?
- Me parece que sí
- Mmmmm vale
Y bajé por su cuerpo, besándolo hasta quitarle los pantalones cortos del pijama y sacarle la polla que me metí en la boca. Estaba flácida pero no tardó en empezar a ponerse dura. Chupé mientras le acariciaba los huevos y tras unos segundos más ya estaba totalmente dura. Seguí de esa forma unos minutos más, y cuando ya estaba punto de ponerme encima, se escuchó un fuerte:
- MAMIIIIIIIIIIIIIII
Levanté la cabeza sin poder creérmelo. Antonio dijo:
- Déjala, se volverá a dormir
Dudé pero entonces volvió a repetir la llamada, ahora con sollozos. Me levanté como con un resorte y busqué mi bata. Antonio dijo:
- Joder, Silvi
- Espera, la duermo y vuelvo, será un momento
- Pero si siempre hace lo mismo porque sabes que vas corriendo
- Claro que voy corriendo
Y salí de nuestra habitación y corrí a la de Gema. Mi pobrecita sollozaba y le pregunté:
- ¿Qué te pasa, tesoro?
- Un… un monstruo, ahí
- No existen, nena, lo sabes
- Es de verdad, lo he visto (sollozando hasta romper a llorar)
La abracé. No, no iba a ser un momento. Me acosté con ella mientras me abrazaba fuerte temblando de miedo y sin parar de llorar.
Héctor
Entramos en la casa de Mónica besándonos sin parar, casi no la dejé cerrar la puerta porque no podía dejar de besarla. Ese finde estábamos solos, sus compañeras estaban en sus pueblos así que no nos teníamos que cortar con nada ni nadie.
Sin parar de besarnos fuimos hacia el salón, tropezando con todo, y nos tumbamos en el sofá donde nos fuimos desnudando como podíamos sin dejar de besarnos y tocarnos. Le comí las tetas y luego ella me chupó la polla, pero todo rápido, lo que queríamos era follar. Al fin, libres de toda la ropa, me eché sobre ella y la penetré rápido. Follamos en diferentes posturas sobre el sofá hasta que Mónica me paró y dijo de irnos a la cama.
Allí encendió la luz y nos tumbamos. Esta vez, ella impuso un ritmo más lento, ya se había corrido en el sofá y ahora quería disfrutar de otra forma. Me la chupó con ganas pero sin las prisas de antes. Y ella misma se movió para ponerse en un 69 sobre mí. Le comí el coño mientras ella seguía chupándomela, ahora con más rapidez.
Sabía que ahora ya volvía a tener ganas de follar tras recuperarse de su orgasmo. Tenía el coño húmedo y rojo, y cuando se empezó a moverse para dejar el 69 no la dejé, ahora era yo el que quería disfrutar de su coño. Se lo comí como a ella le gustaba, y le metí dos dedos. Pronto comenzó a gemir profundamente, sin sacarse mi polla de la boca. Al poco empezó a temblar levemente, sus muslos principalmente. Paró de mamármela e intentó volver a cambiar de postura, pero no la dejé. Protestó y dijo:
- Para, nene, que me voy a correr y quiero follar
Pero no le hice caso. Ella dejó de intentar moverse y volvió a chupármela, pero ahora muy despacio, estaba más concentrada en lo que yo le hacía que en mi polla. Sus gemidos apagados por mi polla eran cada vez más largos y altos. Y cuando noté que estaba a puntito, la tumbé boca arriba y la follé rápido. Nos corrimos casi a la vez, ella gritando como una loca y arañándome la espalda.
Me tumbé a su lado y la observé mientras me recuperaba del orgasmo. Mónica seguía tumbada boca arriba, con los ojos cerrados y con pequeños temblores en su cuerpo. La dejé recuperarse y me levanté a apagar la luz. Cuando me volví a tumbar, Mónica se movió para abrazarme fuerte y me dijo:
- Te quiero, Héctor
Me quedé sin palabras, era la primera vez que me lo decía. Le respondí tartamudeando:
- Y… yo… yo… tam… también
Y ella suspiró feliz, abrazándome más fuerte.
Cristina
Me levanté y fui al baño donde me eché agua en la cara para limpiarme la corrida de Alberto. Me miré al espejo para ver si me había llegado al pelo pero no, no tenía nada. En ese momento llegó Sara que, con semen en la cara, me abrazó y me dio un morreo. Luego, se miró al espejo y dijo:
- Joder, estoy colocadísima
Y era verdad, se le notaba mucho en los ojos. Se rio y dijo:
- Y cachondísma, quiero seguir follando
Cogí papel y le limpié la cara, seguro que ella ni era consciente del semen que casi le caía de la barbilla. Tanto ella como Alberto se habían colocado mucho, mientras que yo casi no había fumado y no me había tomado ninguna pastilla, no tenía ganas de esas cosas.
Sara me volvió a abrazar y dijo:
- Quiero que me folle el culo
Sonreí, hoy era su obsesión, me lo había dicho ya varias veces, pero luego, durante el sexo, no lo había intentado. Me aparté de ella pero me cogió de la mano y dijo:
- Ven, vamos a follar nosotras, que tú sabes ponerme aún más cachonda, y luego me ayudas con Alberto para que me desvirgue el culo en condiciones jiji
Y tiró de mí hacia el dormitorio.