Compañeros

Bueno, queridos lectores, estaré unos días sin publicar ya que salgo de viaje por Navidad, pero quería desearos felices fiestas y feliz Navidad... Nos leemos en dos o tres días 🥳

¡Que el nuevo año te traiga alegría, éxito y momentos inolvidables!

Feliz navidad para Cris y Héctor, y para Carlos y Silvia.

🎄🤶🎅
 

41​

Al día siguiente. Domingo.
Carlos


Me levanté temprano, como casi todos los días. Tras asearme, salí de mi habitación sin hacer ruido. Pasé por delante de la habitación de Silvia y vi que ahora tenía la puerta abierta con una pequeña rendija. Miré dentro. Silvia dormía profundamente, tapada con la sábana. Estaba guapa hasta dormida. Seguí a la siguiente habitación, la de Gema, que también dormía profundamente. Me acerqué y la arropé un poco más, por las mañanas seguía haciendo algo de fresco.

Bajé a la cocina y me preparé un café. Salí al jardín a tomármelo. Me sentía mal por haber usado a Silvia como fantasía sexual siendo mi amiga. Además estaba Carmen, me sentía casi como si le hubiera sido infiel.

Silvia
Me desperté y lo primero que pensé es que me sentía bien, muy bien. Luego recordé que Antonio no estaba y eso me entristeció. Me levanté y miré por la ventana. Vi a Carlos sentado tomándose un café. Lo observé atentamente. Carlos estaba pensativo, mirando al frente. Entonces recordé la paja de la noche anterior.

Me había masturbado pensando en él pero no pensando que me follaba o algo así. No, había sido otra cosa más etérea e intensa. Y no es que tuviera problema imaginándome que Carlos me follaba, para nada, la atracción que sentía por él incluía la sexual y más de una vez me había fijado en su paquete cuando iba en bañador, pero para mí primaba lo bien que me sentía cuando él estaba cerca.

Suspiré. Naturalmente todo eran fantasías, entre Carlos y yo jamás habría nada físico y eso estaba bien. Yo no quería ni necesitaba un amante, quería un amigo, jamás cruzaría esa línea, y él tampoco, lo tenía clarísimo, era un hombre totalmente respetuoso con mi situación familiar. Y yo jamás le pondría los cuernos a Antonio, ni estaba insatisfecha ni aburrida de mi marido ni nada. Era verdad que lo hacíamos poco pero era culpa del estrés, el trabajo… no por la falta de atracción.

Me fui al baño pero antes me pasé a ver a Gema que dormía bien arropada. Sonreí sabiendo que había sido cosa de Carlos, porque Gema se movía mucho mientras dormía y siempre amanecía desarropada. Me fui al baño y luego me vestí poniéndome unas mallas y un jersey fino, tenía algo de frío.

Bajé y salí fuera:

- Buenos días, Carlos

Él se giró y, sonriendo, me dijo:

- Pero ¿Ya te has levantado?

- Eso parece

- Podrías haber aprovechado para dormir un rato más

- Ya, pero no

- ¿Te preparo un café?

- Ya lo hago yo, gracias

- No, mujer, siéntate, te lo preparo yo, que me voy a echar otro

Le sonreí. Era un hombre super atento, no estaba acostumbrada a que me hicieran el desayuno, así que al final, entramos los dos y nos hicimos los cafés casi sin hablar. Me sentía algo turbada por la paja y me costaba mirarlo sin ponerme colorada. Entonces él se rio y dijo:

- Anoche no parábamos de hablar y ahora no sabemos que decir

- Jeje, estamos aún medio dormidos

- ¿Y Antonio? ¿Ya viene?

- Pues… No lo sé, no le he preguntado… Estará aún dormido

- Ya

Antonio
Me desperté por la alarma que me había puesto en el reloj el día anterior. Miré a mi alrededor desubicado hasta reconocer la habitación de Rosa. Miré a mi lado donde Rosa dormía. Me incorporé un poco y vi también a Teresa dormida. Sonreí, la noche había sido increíble.

Me levanté con cuidado y fui al baño. Al volver, me vestí sin hacer ruido. Quería ir a casa, deshacer la cama, ducharme y cambiarme de ropa antes de ir a la casa de Carlos. Miré a la cama, las dos seguían dormidas. Despacio, les quité la sábana para verlas desnudas. Eran preciosas y excitantes. Por un momento tuve la tentación de quedarme y volver a follar con ellas pero no podía ser, ya sería demasiado. Las volví a tapar y me fui.

Mi intención era que esta sería la última vez que le ponía los cuernos a Silvia, una última vez a lo grande. Esperaba poder cumplirlo.

Silvia
- ¿Y Carmen? ¿Cuándo viene?

- Pues no lo sé, ayer cuando hablé con ella me dijo que hoy me diría, pero que posiblemente se quedaría toda la semana teletrabajando

Conseguí aguantarme una carcajada “¿Teletrabajando? Pero si todo el mundo sabe que no hace más que tocarse el coño” pensé. Era increíble como Carlos, siendo de recursos humanos, no se enterara de lo poco que hacía Carmen en el trabajo, pero también era lógico, nadie de ese departamento le iba a ir con el cuento, allí todos estaban muy tranquilos y no querían llamar la atención de recursos humanos.

Conseguí permanecer seria y asentí. Entonces escuchamos un grito:

- MAMIIIIIII

Sonreí y le dije a Carlos:

- Bueno, se acabó la tranquilidad

Subimos los dos y Gema nos recibió con besos y abrazados a los dos. Preguntó por su papi y le dije que ya mismo volvía. Luego, inmediatamente, dijo:

- ¿Vamos ya a la piscina?

- Jajajaja, pero nena, que tienes que desayunar y el sol tiene que calentar el agua

- Pero yo quiero ya

Entonces, Carlos dijo:

- ¿Qué te parece si desayunas y luego nos ponemos tú, mamá y yo a hacer una gran construcción mientras llega el calorcito a la piscina?

- Sí, sí, muy alta

- Más alta que tú

- Siiiiiiii

Sonreí mirando a Carlos. Que gran padre habría sido, que pena tan grande la suya.

Jamal
Terminé de revisar la grabación. Qué lástima que no pudiera venderla libremente porque sería un pelotazo, lo tenía claro. Había sido una noche muy completa para Carmen, con mucho dolor y humillación, sexo lésbico, sexo duro con los dos tipos, guarradas nauseabundas… La grabación terminaba con la vieja llevando a Carmen a una habitación y ordenándole hacer todo lo que le pidiera el que estaba dentro, que era el ricachón. A saber que había pasado allí porque eso no se había grabado pero Carmen salió una hora más tarde.

Miré la hora, eran las 3 de la tarde. Carmen habría llegado a su casa sobre las 4 de la noche así que imaginé que ya estaría despierta. Cogí el móvil y la llamé. Me contestó cuando estaba a punto de colgar tras esperar un rato:

- Dime, Jamal

- ¿Cómo estás, Carmen?

- Fundida

- ¿Cómo fue la noche?

- Uffff, muy movidita

- ¿Sí?

- No sé que excusa voy a darle a mi novio para no follar con él durante bastantes días porque menuda hija de puta la vieja

- ¿Tanto fue?

- Ella y dos tíos que no se cortaron nada con los golpes y el sexo, menudos cabrones

- Pero ¿No te lo pasaste bien?

- Sí, cariño, en general sí, pero ahora tengo un problema con lo de mi novio

- Ya

- En fin… Ya pensaré algo

- Bien, bien ¿Y la vieja quedó contenta?

- Yo que sé, es una cabrona, correrse se corrió conmigo y los tíos esos, pero a saber porque la tía siempre parecía enfadada

- Jeje

- Ah, y había un tercer tío, muy raro, fue al final

- ¿Raro?

- Sí, porque era viejo y gordo, no como los otros dos, y la vieja no participó, lo mismo era familia de ella o yo que sé

- ¿También te azotó?

- No, ese era un guarro de los que disfruta tocando las marcas

- ¿Solo hizo eso?

- No, me folló un par de veces, creo, no sé, ahí ya estaba destrozada y demasiado colocada

- Bueno, entonces todo bien ¿No?

- Sí, tranquilo

- Me alegro, cuando quieras vienes a por tu dinero

- Vale, cariño

- ¿Te quieres pasar ahora?

- No, me pienso tirar toda la tarde en la bañera colocándome con tu hierba jeje

- Bien, buen plan

- Chao, Jamal

- Nos vemos, preciosa

“Qué tía, mira que le gusta el sexo duro” pensé sonriendo.

Unos días después. Jueves primera hora
Cristina


Tras darle los buenos días a Carlos, fui directa a mi sitio y le dije a Héctor:

- ¿Podemos hablar?

Él me miró extrañado. Estaba nerviosa y ni le había dado los buenos días. Llevé mi silla a su sitio y le dije:

- Perdona, buenos días

- Buenos días ¿Qué pasa?

- Tengo… tengo un problema y necesito tu consejo

Él me miró aún más extrañado. Le dije:

- Es sobre… tengo que ir a hablar con Carlos y no sé como hacerlo

- ¿De qué tienes que hablar con él?

- De… quiero pedirle permiso para tener… tener otro trabajo

- ¿Cómo?

- Es que… es que con mi sueldo no nos llega a los tres y he pensado volver a trabajar por las noches en la hamburguesería o en un bar, no sé, lo que consiga antes

Vi que Héctor abría la boca y continué:

- Es que como en nuestro contrato pone que tenemos exclusividad, tengo que pedirle permiso ¿No?

- Ehhh, sí, pero no entiendo una cosa

- ¿El qué?

- ¿Por qué no trabajan Alberto o Sara?

- Es que dicen que ya trabajan preparando sus oposiciones

- ¿Sara está preparando unas oposiciones?

- Sí, las mismas que Alberto, lo ha decidido ahora y…

Me miró unos segundos, pensando. Le dije:

- Será algo temporal, mientras ellos se lo preparan, que es algo muy duro y necesitan…

- Cris, no estoy de acuerdo

- ¿Qué?

- Tú trabajas duro, igual que ellos, no es justo que solo tú tengas que trabajar más

- No es eso, ellos estudian y se preparan físicamente, yo no tengo problemas para…

- Ni ellos deberían tener problemas para trabajar un poco y ayudar

- No lo entiendes, a mí el trabajo me da igual, quiero decir, siempre he trabajado en cualquier cosa desde que me… me independicé

- ¿Y?

- He limpiado casas, he trabajado en tiendas, en bares, en… en todo menos… menos prostituirme

Lo dije queriendo hacer una broma pero Héctor me miraba seriamente y dijo:

- ¿Hacías todo eso mientras estudiabas?

- Sí

- Nunca me lo dijiste, te podría haber ayudado

- Era mi problema y sé valerme por mí misma

- Ya pero a mí no me hubiera molestado…

- A mí sí, y eso ya da igual

- No da igual, y me da más la razón, tú estudiabas y trabajabas a la vez, y ¿Ellos no pueden hacerlo?

- Mira, Héctor, no quiero sermones, solo quería saber como verías mejor que le planteara a Carlos la pregunta, pero si no quieres ayudarme, bien



Y me fui enfadada más conmigo misma que con Héctor porque había roto una de mis reglas, no contar mis problemas a otros. Entonces, Héctor me siguió y dijo:

- Espera, Cris, no te enfades

- Déjalo, Héctor, ha sido una tontería, no debería haberte contado nada

- No, no es eso

No le hice caso y encendí mi ordenador. Él insistió:

- Perdona, perdona, no debí meterme en tu vida personal, lo siento

- Da igual

- Tú… tú sabrás lo que es mejor, lo siento, de verdad

Lo miré. Estaba angustiado y me relajé. Le dije:

- Luego iré a hablar con Carlos, no pasa nada

- Yo solo… solo me preocupo por ti y que tengas que trabajar por las noches no…

- Que da igual, Héctor, vamos a trabajar

Y le di la espalda. Él, al poco, volvió a su sitio. Sabía que lo había hecho con buena intención pero no necesitaba eso ahora, necesitaba una ayuda para enfrentarme a Carlos.

Héctor
Miré a Cris que leía correos en su ordenador. Me parecía de una caradura total lo de sus… sus novios o lo que fueran, pero Cris no lo quería ver. Tenía que ayudarla como fuera. Le escribí por el chat:

- Cris, se me ha ocurrido algo

- Déjalo, Héctor

Le iba a escribir que yo le daba algo de dinero cada mes pero me contuve, sabía que ella jamás lo aceptaría. Pensé un poco más y tuve una idea. Le escribí:

- ¿Puedo ir a hablar contigo?

Ella se volvió para mirarme y me dijo:

- ¿Me tienes que pedir permiso por chat para hablar conmigo que me tienes a 2 metros?

- Es que estás enfadada conmigo

- No, no lo estoy

Me acerqué y le dije:

- He pensado una cosa

- ¿Sobre como hablarlo con Carlos?

- No

- Déjalo, Héctor, de verdad que no…

- Espera, déjame explicártelo y luego me dices

Ella suspiró y no dijo nada. Le dije:

- Verás, desde que estudiaba, yo hacía pequeños programas

- Lo sé

- Y pequeñas chapucillas en empresas pequeñas

- ¿Chapuzas? ¿Cómo?

- Sí, montar impresoras, redes,… esas cosas

- Ah

- Y les hacía a otras empresas pequeños programas para ellos

- ¿Y?

- Y tengo unas cuantas empresas que me llaman de vez en cuando para algún ajuste en los programas, o algo que se les rompe…

Cris me miró sin entender. Le dije:

- Puedo… puedo pasártelos

- ¿Cómo?

- Sí, que tú hagas ese trabajo. En su mayor parte son pequeñas cosas, me pagan por un mantenimiento aunque casi nunca hago nada, pagan por tenerme por si acaso ¿entiendes?

- Ah, ya

- ¿Cuánto… cuánto necesitas al mes?

- Mmmmm no sé, creo que con 400€ más iríamos tirando

Hice un rápido cálculo. No conseguía tanto al mes con esas cosillas pero podría poner lo que faltaba de mi bolsillo sin mucho esfuerzo, yo no tenía casi gastos ya que vivía con mis padres. Le dije:

- Ah, pues perfecto, es lo que consigo al mes con esas cosas

- Pero, no lo entiendo ¿Qué me propones?

- Que te quedes tú con esos mantenimientos

- ¿Y tú?

- Yo cada vez tengo menos tiempo… aunque tampoco es que lleven mucho tiempo, casi nunca llaman pero…

- ¿No tienes tiempo para algo que no lleva tiempo?

Me di cuenta que mi argumentación era una basura. Pensé rápidamente y dije:

- Verás, como es muy posible que me vaya de viaje, necesitaré a alguien que me sustituya y he pensado que podrías ser tú

En realidad no creía que lo necesitara. Cada empresa me pagaba una miseria por estar disponible. Si pasaba algo y no estaba en ese momento, podía derivarlos a unos colegas sin problema. Le dije:

- Te explicaría todo y te quedarías al cargo

- Pero…

- Es dinero en negro, no tendrías que decirle nada a Carlos, y es algo sencillo, de verdad, y no te va a llevar mucho tiempo, no tendrás que currar todas las noches ni nada de eso

- Pero no lo entiendo, si te lleva tan poco tiempo, sigue haciéndolo tú y en tus vacaciones te ayudo

- Pero es que…

Pensé rápidamente y no se me ocurría nada. Le dije:

- Cris, es que te quiero ayudar, no quiero verte cansada por las mañanas y… y…

Ella me miró de una forma extraña. Pensé que se iba a enfadar pero dijo:

- Oh, pero es que… es que es tu dinero y…

- Cris, yo no estoy apurado de dinero, déjame ayudarte de esta forma, por favor

- Pero es que… es que me parece aprovecharme, no me parece bien

- Cris, somos amigos y los amigos están para ayudarse, al menos así lo veo yo

- Pero es que yo jamás te he ayudado, siempre me ayudas tú, soy una mierda de amiga aprovechada

- No, para nada, sé que tú también me ayudarías si lo necesitara

Entonces escuchamos a Mónica saludar a Carlos y le dije:

- No le digas nada a Carlos y espera a esta tarde, nos quedamos un rato y te muestro el trabajo y decides ¿Vale?

Y me retiré a mi sitio. Mónica entró saludando y me dio un beso para luego irse a su sitio. Vi que Cris me miraba desde su sitio sin decir nada. Mónica dijo:

- ¿Un café? Me duermoooo jajaja

Y nos levantamos y fuimos a la cafetera. Cris me dijo:

- Vale, lo vemos luego

- Bien

Mónica nos miró y preguntó:

- ¿Qué vais a ver?

- Cris… Cris me va a hacer un favor

- ¿Cuál?

- Me va a ayudar con unos programas

- Ah, yo también te ayudo

- No, es que son para cuando estemos de viaje, son clientes míos

- Ahhh, los que les haces programas y te llaman

- Sí, esos

- Pero si dijiste que…

A Mónica le había dicho que se los dejaría a unos colegas y por eso intervine rápido:

- Sí, que necesitaba ayuda y he pensado que Cris me puede ayudar ¿Verdad, Cris?

Ella nos miró y dijo:

- Aún no sé si podré

- Seguro que sí, no es nada complicado

Mónica dijo contenta:

- Genial, así no llaman a Héctor cuando estemos en medio de ninguna parte en el viaje jiji

Carlos
- Hola, Carmen ¿Cómo estáis?

- Bien, cariño, cansada de estar aquí pero mi madre me sigue necesitando

- Lo entiendo, no pasa nada

- Entre ella y el trabajo, ando un poco estresada

- Vaya

- Mira la hora que es, las 10 de la mañana y no he parado

- Tienes que bajar el ritmo

- Ya, díselo a mi madre y a mis compañeros, que son unos inútiles sin mí

- Bueno, si quieres hablo con Patricia y…

- No, no, solo me quejo por vicio jeje, pero mejor así, que odio estar sin hacer nada

- Ya

- Espero volver la semana que viene, cariño, y vete preparando, voy a llegar muy, muy caliente jeje

- Jajaja, no me asustes

- Sí, mejor que estés asustado, te voy a comer enterito jaja

Se me estaba haciendo largo el tiempo sin Carmen. Además, estaba deseando verla para darle su regalo, ya habían llegado los coches y estaba deseando ver su reacción y ver si no me había equivocado con el color. Había cogido el mejor modelo y costaban un dineral pero merecía la pena. El mío era negro y el de ella rojo, pero seguía dudando si hubiera sido mejor otro color. Le dije:

- Tengo una sorpresa para ti

- ¿Sí?

- Creo… Espero que te guste

- Mmmm, seguro que sí, cariño

- Oye, cariño, te tengo que dejar, que me llama mi madre

- Vale, te echo de menos

- Yo más, un beso enorme, amor

- Besos

Y cortamos. Estaba deseando que volviera.

Carmen
Cerré el portátil y fui a la puerta. La abrí y vi a Yolanda. Como llevaba toda la semana sin sexo por culpa de las marcas, esa mañana me había levantado cachonda perdida. Había dejado a Daniel en la guardería y, mi primera intención había sido llamar a Santi pero luego me lo pensé mejor, no me hacía gracia que me viera así. Luego pensé en Yolanda, con ella me daba igual y, además, como seguía con el culo y el coño un poco irritados, era hasta mejor. Le había mandado un escueto mensaje:

- Ven

Ella respondió rápidamente:

- ¿Cuándo?

- Ahora mismo

Y la chica se había dado prisa. La metí dentro de casa y la besé. Yolanda me devolvió el beso con ansia. La llevé al dormitorio y cuando me desnudé ella me miró con los ojos muy abiertos:

- ¿Qué.. qué te ha pasado?

- Nada

- Pero…

- Cómeme las tetas, zorrita

Ella obedeció y follamos durante un buen rato. Al terminar, nos quedamos las dos tumbadas recuperándonos. Luego, me incorporé y encendí un porro. Ella me miraba y le dije:

- Ahora sí puedes preguntar

- ¿Qué es eso?

- Pues una noche loca de sexo

- Joder ¿Te han… pegado?

- Me han azotado, nena

- Joder

Le pasé el porro y ella lo cogió, fumó y tosió. Le pregunté:

- ¿No sueles fumar?

- No

- A Santi le gusta

- A mí no demasiado

- Pues fuma, relaja un montón

Ella volvió a darle una calada y me pasó el porro. Luego dijo:

- Jamás dejaría que un tío me hiciera eso

Me reí y le dije:

- Fue una tía

- ¿En serio? (con los ojos muy abiertos)

- Ajá, una hija de puta

- Pero… pero ¿Te lo hizo a la fuerza?

Me reí con ganas y le dije:

- Lo gocé como una perra, cariño

- Joder pero debe doler

- Ya te digo pero es dolor y placer, es algo… algo extraño pero me pone como una perra

- ¿Te… te corriste?

- No te haces una idea, pequeña

- ¿Más… más que conmigo?

- Jajajaja, claro que sí, nena

Ella se quedó pensativa y le volví a pasar el porro. Fumó y me preguntó:

- ¿Trabajas?

- Sí

- ¿Estás de vacaciones?

- No

- ¿Entonces? ¿Tienes turnos?

- No, cariño

- No lo entiendo

- Soy jefa y ahora mismo me estoy tomando un descanso

- ¿Trabajas desde casa?

- Esta semana sí

- Oh, que guay

- ¿Tú trabajas o estudias?

Ella negó la cabeza. La miré hasta que dijo:

- A veces ayudo a mi madre en la tienda

- ¿Y no estudias?

- No, se me da muy mal

- Ah

- Nada se me da bien

- Bueno, cariño, yo haré que seas buena comiendo coños

- ¿No lo hago bien?

- No, pero aprenderás, necesitas practicar jeje

- ¿Ves? No hago nada bien

- Algo se te dará bien

- Que va

- ¿Qué quieres hacer en la vida?

- No sé

- ¿No tienes ningún plan?

- Me… me gustaría ir a Francia o Alemania a aprender esos idiomas

- ¿Y a Inglaterra no?

- Bueno, también pero ya sé inglés

- ¿Ves? Algo que se te da bien, los idiomas ¿No?

- Sí, quizás, pero es una tontería

- ¿Por qué?

- Nunca tendré el dinero para irme a vivir fuera

La miré, la chica era guapísima y muy sensual, podría tener la vida resuelta si pescara a un tío con pasta, pero le faltaba ambición. Entonces caí en una cosa:

- Santi no me ha escrito llorando así que supongo que no has roto con él

Yolanda negó con la cabeza. Le pregunté:

- ¿Has seguido follando con él?

Asintió y me reí diciendo:

- ¿Y sigues pensando que eres bisexual?

- No dije que lo fuera, solo que podría serlo

- ¿Te has corrido con él estos días?

- Sabes que no

- Jajaja

- No tiene ni puta gracia

- ¿Y cuántas veces te has corrido ahora?

- Mmmm cinco o seis veces

- ¿Y por qué no rompes?

- No he visto el momento, pero romperé

Entonces me acordé de otra cosa y le pregunté:

- ¿Es la primera vez que alguien te ha metido un dedito por el culo?

- Sí

- Y te ha gustado

- No sé

- Jajaja, pero si te has corrido, nena

- Pero no por eso

- Chica, te debes soltar más, debes disfrutar y no negarte a ti misma placeres por tus prejuicios

- Pero no es eso, es que es algo… algo asqueroso

- Vale, pues no te meteré más el dedo por detrás ¿Contenta?

- No… no sé

Me incorporé y busqué en mi mesilla. Me incliné sobre ella y saqué la lengua para ponerme una pastilla en ella y tragármela. Luego, le enseñé otra pastilla y le dije:

- Saca la lengua

- ¿Eso qué es?

- Una pastillita

- ¿Drogas?

- Sí, nena

- Yo no tomo

- Esto no es nada

- ¿Qué hace?

- Te ayudará a relajarte

- Estoy relajada

- No, estás tensa y necesitas dejar atrás tus prejuicios

Ella me miró y a los pocos segundos, sacó la lengua. Le puse la pastilla y la tragó. Le dije:

- Bien, a ver, enséñame la lengua

La volvió a sacar y se la lamí. Le dije:

- No tengo que ir a por mi hijo hasta las 2 así que hoy vas a aprender muchas cosas, nena

- ¿Y… y tu trabajo?

- Que le den por culo a mi trabajo

Y la besé con ansia.

Cristina
Miré a Héctor que me estaba explicando las cosas que hacía para esos clientes. Estábamos solos en la oficina. Mónica y Carlos se habían ido y nosotros nos habíamos quedado para que él me enseñara esto.

Cuanto más me enseñaba, más claro veía que no podía aceptarlo, eran cosas que él hacía sin ningún esfuerzo y dármelas a mí era perder dinero. Le paré y le dije:

- Héctor, te agradezco en el alma lo que estás intentando hacer pero no puedo aceptarlo

- ¿Por qué?

- Porque esto es ya demasiado, siempre me he aprovechado de tu amistad pero esto ya es demasiado

- No, no te aprovechas de nada

- Por favor, Héctor, que los dos sabemos perfectamente que si no llega a ser por ti y tu ayuda durante todos los cursos, yo no estaría aquí

- Pero lo estás, tú has aprobado sola, yo no te he hecho exámenes

- Ya pero…

- Vamos a probar, Cris, desde hoy, solo probarlo

- Pero…

- A partir de hoy, cualquier tarea que llegue te la paso y la haces tú, y claro, el dinero para ti

- Pero que no, que te va a costar más trabajo ayudarme a mí que hacerla tú mismo, no es justo

- Me da igual, Cris, quiero ayudarte… Si no es así, me dejas que te dé el dinero

Lo miré escandalizada. Le dije:

- Ni hablar, te has vuelto loco

- Pues lo hacemos así

- Pero si esto es…

- Por favor, probamos estos meses y hasta que volvamos del viaje, luego hablamos, pero vamos a probar, hazme ese favor

- No puedo…

- Nunca te he pedido nada, Cris, pero esto sí te lo pido

- Pero si el favor es para mí, no intentes confundirme jeje

- Ya, lo sé, pero quiero decir que me harías feliz ayudándote, me ha dejado hecho polvo saber que cuando estudiabas currabas tanto en otras cosas, no sé como sacabas tiempo para todo

- Ya, bueno, eso era mi problema

- Ahora estás bien, te veo feliz, si te pones a currar de noche no lo vas a estar, lo sabes, y no puedo quedarme con los brazos cruzados viéndote mal, no puedo

Lo miré conmovida. Nadie hacía esas cosas por mí. Le dije:

- Siento haberme enfadado esta mañana

- No pasa nada, tenías razón, me he metido donde no me llamaban

- No, tenías razón en parte, me enfadé porque anoche yo me enfadé con Alberto y Sara por eso mismo y discutimos

- Ah ¿Y qué pasó?

- Les dije que solo con mi sueldo no podíamos pagar la casa, la comida, los medios de transporte, el gas, la luz, internet, salir… Son demasiados gastos, pero ellos… ellos nunca han tenido problemas económicos y no lo ven. Me enfadé porque esperaba que Sara también trabajara pero no quiere, quiere estudiar y… Pues eso, discutimos

- Pero al final ¿Quedasteis en que tú ibas a trabajar más?

- Les dije que probaríamos a apretarnos el cinturón y a buscarme un empleo extra, siempre que ellos estudiaran de verdad

- Ah

- Y bueno, eso, probaremos, pero tengo mis dudas

- Ya

- Y esta mañana lo viste igual que yo, siento haberte dicho eso, me puse a la defensiva y…

- No pasa nada

- Sí, sí pasa… Y ahora me vienes con esta idea que claramente es un abuso por mi parte

- No lo es

- Sí lo es, Héctor, tan tonta no soy

- Nunca he dicho…

- Lo sé, lo sé, pero es que… Joe, no me siento así de bien cuidada en casa, y eso me apena pero a la vez me alegra por mi gran suerte de tenerte como amigo

Lo miré, estaba realmente conmovida, me notaba a punto de llorar. Entonces, Héctor, sonriendo, dijo:

- Nada, Cris, si es una tontería

- No lo es, para mí no

- Entonces ¿Trato hecho? ¿Te traspaso todo esto?

Y me alargó la mano para estrechárnosla. La miré y pasé de ella, besándole en la mejilla y abrazándolo. Le dije:

- Gracias, Héctor, espero ser algún día tan buena amiga como lo eres tú​

Yo espero que seas algo más que una buena amiga, Cris.
 
Ahora hablando en serio, Silvia ni se imagina de lo que le ha hecho Antonio y creo que Carlos debe decírselo. No me vale que Antonio diga que ya no lo va a hacer más. No le debe perdonar. Porque no ha sido una vez, si no muchas.
 
Cristina se está. acercando al abismo, Sara y Antonio, casi la han sometido ya, no solo los mantiene, es su juguete sexual, sino que además les paga las juergas y las drogas, puede terminar prostituyendose, hasta que el par de parásitos la deseche.
 

42​

Un mes más tarde. Junio. Lunes.
Silvia


- ¿En serio?

Estaba en la oficina, hablando con Carlos en su despacho. Me estaba contando algo que me había dejado impactada aunque me lo estaba esperando. Carlos dijo:

- Sí, estamos buscando casa

Lo miré anonada. Me estaba contando que se iba a ir a vivir con Carmen. Le pregunté:

- Pero, Carlos ¿Qué le pasa a tu casa?

- Nada pero queremos empezar de cero, en una nueva casa y…

- Pero… pero… eso son muchos gastos

Sabía que Carlos estaba bastante despilfarrador últimamente. Antonio me había contado que su nuevo coche costaba unos 100.000 € y todo el mundo sabía que le había regalado uno igual a Carmen. Y ahora, una nueva casa. Entonces caí en una cosa:

- ¿Vas a vender la casa del campo?

- No

- ¿No? ¿Y cómo vas a pagar todo?

- Bueno, eso es cosa mía, Silvia

- Ya, ya, perdona, es que…

Quería gritarle “ESA ZORRA TE TIENE MAL DE LA CABEZA” pero me contuve. Esa tía lo iba a arruinar como siguiera así. Me sentía atada de pies y manos, no quería volver a enfadarme con él discutiendo sobre Carmen pero, a la vez, no me lo podía callar. Le dije con mucho tiento:

- Deberías meditar esto, quizás es demasiado pronto para iros a vivir juntos, o probad a vivir un tiempo en tu casa y…

- No, ya lo he decidido, Silvia, estoy mayor para perder el tiempo y me siento genial cuando estoy con ella, no me pesan los años

Suspiré. Lo veía totalmente manipulado por ella. Encima, la zorra no se cortaba nada en irlo pregonando, toda la empresa sabía que lo tenía comiendo de la mano, e iba enseñando los regalos que Carlos le hacía y dejando claro que era suyo. Esa tía era capaz de arruinarlo y cuando no le sirviera, dejarlo, me lo estaba oliendo.

Llevábamos unas semanas que casi no hablábamos, Carmen no lo dejaba libre y ya no venía ni a ver a Gema. Lo echaba muchísimo de menos porque las cosas iban regular en casa con Antonio y me gustaría hablarlo con Carlos pero me era imposible. En ese momento, le llamaron al móvil. Lo cogió y dijo:

- Hola, cariño

Puse mala cara, era la zorra. Ella habló durante bastante tiempo y Carlos dijo:

- Vale, pues voy, hasta ahora

Me miró sonriendo y dijo:

- Perdona, voy a ir a ver una casa que está viendo Carmen y le gusta, luego hablamos ¿Vale?

- Pero Carlos, hay una cosa que me gustaría contarte

- Sí, cuando vuelva ¿Vale? Hasta luego

Y se fue dejándome con las ganas de contarle mis problemas.

Cristina
Héctor se me acercó en su silla y me dio un sobre. Sabía que era y le dije:

- Héctor, no me parece bien

- ¿Cómo que no? Has estado trabajando todo el mes, es tuyo

Era el dinero por sus clientes. Todos los días llegaba a casa y me encerraba en mi habitación con el portátil a intentar entender sus programas. A veces Héctor me mandaba alguna tarea que acababa haciendo él y me la explicaba. La realidad es que yo estaba siendo una carga más que una ayuda y se lo dije pero él sonrió:

- No importa, es normal

- Pero por eso mismo, el trabajo lo has hecho tú, este mes es tuyo

- ¿Y tu trabajo?

- No he hecho nada

- Sé que en casa has estado mirando y estudiando, te conozco Cris

- Ya pero eso no significa que haya hecho algo productivo

Él puso el sobre en mi mesa y dijo:

- Es tuyo

Lo miré. Lo cierto es que me venía muy bien, Alberto y Sara seguían sin pensar en el dinero y hacía malabarismos para llegar a final de mes. Le dije:

- Te lo devolveré en cuanto pueda

- No

- Sí, lo apuntaré todo y…

Héctor sonrió y dijo:

- Y me invitas un día a una cena preparada por ti

- Eso por supuesto pero…

- Me encanta como cocinas así que es más que suficiente

Y me guiñó un ojo, y me encantó. Le sonreí y él se volvió a su sitio. Corriendo, abrí una hoja excel y apunté el dinero que le debía, los primeros 400€ que pensaba pagárselos más adelante.

Dos días después. Miércoles.
Silvia

- ¿Te parece que vayamos ahora a comprar algo para papá?

Le pregunté a Gema. Estábamos las dos de tiendas en el centro de la ciudad. Gema asintió con ganas y fuimos a otra tienda. Allí le compramos a Antonio un bañador. Al salir, fuimos dando un paseo y entonces me paré en seco:

- Mami ¿Qué pasa?

- Mmmm espera, tesoro

Llevé a Gema a una esquina y observé desde lejos el bar. En una mesa de la calle había visto a Carmen junto a un hombre alto y negro. No es que fuera algo importante de por sí, pero había notado algo, o más bien intuido. Los observé y lo tuve claro, tal como se miraban y los gestos que hacían, esos dos no eran solo amigos. Carmen se reía y lo tocaba, y él lo mismo. Vi como una de sus manos acariciaba el muslo de Carmen demasiado arriba, era una caricia sexual claramente. “Hija de puta, será zorra” pensé con rabia. Gema protestó:

- Mami, vámonos ya, venga

- Espera, Gema, un momentito

Saqué el móvil para hacerles una foto. Hice varias pero ¿Para qué? Si le enseñaba eso a Carlos no significaría nada, solo vería a Carmen sentada con otro hombre, eso no era una prueba de nada ya que la foto no transmitía lo que yo intuía.

- Me aburroooooo

- Espera, ya mismo nos vamos

Entonces se levantaron tras pagar. Los seguimos a cierta distancia. Ahora no hacían nada sospechoso, andaban normal, sin cogerse de la mano ni nada. Llegaron a un coche y se metieron dentro. Dudé que hacer, mi coche estaba aparcado lejos. Vi como arrancaban y entonces llamé a un taxi que pasaba por allí. Nos metimos y le dije al taxista:

- Siga a ese coche

El taxista, sorprendido, me miró y dijo:

- ¿En serio?

- Sí, no los pierda, por favor

El hombre se rio y dijo:

- Como en las pelis, pero no habrá tiros ¿No, señora?

- No, por dios, usted sígalos

Tras 10 minutos, vimos como aparcaban. Le dije al taxista que parara cerca. Vimos como salían y andaban hacia un local donde entraban. Vi que el local ponía que era de masajes. Lo miré unos segundos y el taxista carraspeó. Le dije:

- Espere un momento a ver si salen de ahí

- Señora, eso es un… (y bajando la voz mientras miraba a Gema) un burdel

- ¿Cómo?

- Sí, señora

- ¿De verdad?

- Señora, por favor, que llevo muchos años en esto y he traído a más de uno

- Ohhh

No entendía nada. Gema dijo:

- Mami, me aburro, quiero ir a casa

Le dije al taxista:

- Llévenos de vuelta

- ¿Dónde las recogí?

- Sí

Tras bajarnos del taxi, fuimos a por mi coche. No entendía nada ¿Qué hacía Carmen entrando en un burdel con un tío? Tendría que a ver si me enteraba de algo pero aquello olía muy mal.

Al día siguiente. Jueves
Silvia

Bajé del coche y me dirigí al burdel. Gema estaba con una vecina pero no podía dejarla allí mucho tiempo, tenía que darme prisa. Había pensado una cosa, que quizás Carmen usaba ese burdel como hotel para follar con ese tío, y pensaba preguntar en la recepción o lo que tuvieran allí. Entré bastante asustada.

Había varias chicas en la sala que se callaron al verme entrar. Me sentía muy cohibida y no sabía que hacer. Se me acercó una chica y preguntó:

- ¿Qué buscas aquí?

- Yo… mmmm

- ¿Quieres un servicio, guapa?

Miré a la chica que me lo había preguntado, una negra de unos 20 años, muy guapa y atractiva, con muy poca ropa encima. “¿Un servicio?” pensé. Le dije:

- Verás, ayer vino una mujer de unos 40 años

- Nena, si no quieres un servicio, ya te puedes largar

- ¿Cuánto es un servicio?

- 50€

- Bien, vale, pues un servicio

La chica me miró como extrañada pero dijo:

- Sígueme, guapa

Me llevó a una habitación y, tras cerrar, se me pegó e intentó besarme pero la paré:

- Espera, espera, no vengo a eso, quiero preguntarte una cosa

- Joder, ya decía yo que no iba a tener tanta suerte, para una tía buena que entra…

La miré sorprendida. Le dije:

- Verás, es que ayer vi entrar a una… a una conocida, de unos 40 años, y no entiendo a qué vino

- ¿No entiendes? Esto es un puticlub, chica, aquí se viene a follar

- Ah, pero ella vino con un hombre, no es… ella no es…

- ¿40 años? ¿Carmen?

- Sí, esa ¿La conoces?

- Menuda zorra

- ¿Qué hace aquí?

La chica me miró desconfiada. Le pregunté:

- ¿Cómo te llamas?

- Kiara

- Ah, bien, Kiara, yo soy Silvia, encantada

La chica se rio y dijo:

- Tía, no tienes ni puta idea de como va esto ¿No?

- No, lo siento

- Jajaja

La chica se partía de risa. Le dije:

- Verás, esa mujer es… la conozco y la vi entrar con un hombre alto y negro

- Es el dueño de esto

- Ah pero…

Esperé a ver si me decía algo más pero ella callaba. Le insistí hasta que dijo:

- Mira, guapa, tu amiga es una zorra pero tiene a Jamal cogido de los huevos y paso de meterme en más problemas… Si quieres follar, follemos y si no, te largas

- No, no vengo a eso, pero necesito información

- Lárgate

- Te pagaré

Me miró interesada. Le dije:

- Toma (dándole 100€)

La chica los cogió y dijo:

- Pero no des mi nombre

- No, claro que no

- ¿Qué quieres saber?

- Carmen ¿A qué viene aquí?

- Normalmente a por drogas y a cobrar

- ¿Drogas y a cobrar? ¿Cobrar por qué?

- Por sus servicios

- ¿Servicios?

- Cariño, Carmen es una puta

Me eché para atrás impactada. Le dije:

- No puede ser

- Jajaja, pues lo es, y de las buenas aunque me joda

- Pero no puede ser

- Lo que tú quieras, habré compartido servicios con una gemela suya jajaja

- ¿Tú… tú has… con ella?

- Sí, tía, las dos hemos follado y luego follado con tíos, hemos hecho tríos, orgías…

- Joder

Me senté, estaba hasta mareada. No podía ser. Sabía que era una zorra pero ¿Una puta? La chica me miraba sonriendo. Le dije:

- Necesito pruebas

- ¿Pruebas? ¿De qué?

- De… de que es una puta

- Ya te lo he dicho ¿No me crees?

- No es eso, es que… es que sale con un amigo que no sabe nada de esta otra.. otra vida de Carmen

- Ah ¿No sabe lo zorra y puta que es?

- No

- Tu amigo no es muy listo ¿No?

- Sí, lo es, pero Carmen es muy manipuladora y…

- Ya, entiendo, veo como maneja a Jamal

- ¿Me ayudarás?

- Mmmm no quiero meterme en líos

- Te pagaré

- Mmmmm ¿Esto joderá a Carmen?

- Mucho

Me miró pensativa y preguntó:

- ¿Qué tipo de pruebas?

- No sé ¿Qué se te ocurre?

- ¿Quieres fotos o algo?

- Eso sería genial

- Y difícil de hacer

- Ya

- Podría… podría enterarme de cuando tenga un servicio y…

- ¿Y como me va a servir eso? Serán aquí ¿no?

- No, la guarra es una puta de lujo, va a hoteles y cosas así

- Ah

- Si te digo un servicio, podrías contratar a alguien para que le haga fotos desde lejos ¿no?

- No lo sé

- No puedo… Mmmm espera

- ¿Qué?

- Un día escuché a Jamal decir algo sobre unos videos

- ¿Videos?

- Sí, de ella

- ¿Los podrías conseguir?

- Ni idea

- Kiara, consigue lo que sea, te lo pagaré muy bien, de verdad, pero tengo que liberar a mi amigo de esa tía

- No te prometo nada pero estaré atenta

- Genial ¿Te digo mi móvil?

- No tengo donde apuntar

- Espera

Saqué de mi bolso un pañuelo de papel y apunté mi móvil con el pintalabios. Le dije:

- Llámame a la hora que sea, pero llámame, por favor, es importante

- Está bien

- Gracias, Kiara

Me despedí de ella y salí de allí casi corriendo. No me podía creer lo zorra que era Carmen, estaba espantada.

Kiara
Observé como Silvia se iba rápido, asustada. Sonreí. Era una lástima que no hubiera querido follar, estaba buenísima. Pero sonreí más al pensar que podía joder bien a Carmen, como lo iba a disfrutar si le hacía daño de verdad.

Silvia
Volví a casa y recogí a Gema. En casa, mientras ella jugaba, no dejaba de pensar en qué hacer. Me moría de ganas de llamar a Carlos para avisarle pero estaba demasiado enganchado a Carmen, no me creería y se enfadaría mucho, tanto como para no volver a hablarme, y eso no lo podía permitir, tenía que salvarlo de ella.

Necesitaba una prueba. Todo sería sencillo si lo pudiera convencer para hablar con esa chica, Kiara. La chica era guapísima, una belleza exótica ¿Qué hacía metida en un burdel? Que pena. Pero tenía que centrarme en Carlos. Sabía que no podría convencerlo para llevarlo al burdel, y si le llevaba a Kiara, no nos creería en la vida. Necesitaba una prueba contundente, que le abriera los ojos totalmente, sin dudas. Todo dependía de esa chica.

Pensé en contarle esto a Antonio pero nuestra relación no estaba bien en ese momento y hablar de Carmen con él me ponía de mala leche por lo que estuvo a punto de pasar entre ellos cuando éramos novios. De todas formas, casi no hablábamos y el poco sexo que teníamos era anodino, como de trámite. Era algo que quería comentar con Carlos, cuanto echaba de menos mis charlas con él. Antonio decía que era una fase, que estaba un poco alicaído. Mis esperanzas estaban en el verano, las vacaciones, a ver si conseguía que se animara.

Suspiré dándome cuenta que me sentía muy sola sin mis dos hombres pero pensaba recuperarlos, a ambos, vaya que sí.

Cristina
Llegué a casa y saludé, pero como esperaba, no había nadie. Se suponía que estarían entrenando. El plan de Alberto y Sara era estudiar durante las mañanas y entrenar por las tardes. Me fui a mi cuarto, me puse ropa cómoda y encendí el portátil para seguir revisando los programas de Héctor. Entonces me acordé del dinero en el sobre y lo guardé en mi mesilla.

Al rato escuché como se abría la puerta y saludaba Sara. Le devolví el saludo y gritó “ESTOY MUERTA, TIENES UN NOVIO SÁDICO”. Me reí, era una exagerada. Llegó a mi habitación, me dio un pico y se tumbó en mi cama:

- Me va a matar, de verdad

- Anda ya, para tanto no será

- ¿Que no? Vente un día, ya verás

Me reí pero seguí revisando el programa. Entonces Sara dijo:

- Soy bisexual

Me giré y la miré extrañada. Dijo:

- Lo tengo claro

- ¿A qué viene eso ahora?

- No sé… Te miro y me pongo cachonda

- Jajaja

- Vente a la ducha, Cris, porfi

- Estoy trabajando

- Luego sigues… Vente, vamos a follar

- No

- ¿Por qué no? Nunca quieres follar conmigo

Suspiré pero no contesté. Ella dijo:

- No te gusto

- No es eso

- Pues vente a la cama y folla conmigo

Me volví de nuevo y le dije:

- Yo no soy bisexual

- ¿Cómo que no? Fuiste la primera en besar, y en comérmelo y siempre me follas y…

- Pero es diferente, ahí estamos los tres y la situación es totalmente distinta

- ¿Te doy asco?

- Noooo, tonta jajaja

- ¿Entonces? No te entiendo

- No me ponen las mujeres

- Pero follas conmigo

- Sí porque me pone Alberto y follar contigo es agradable

- ¿Agradable? ¿Solo agradable?

- Sí

- Pero te corres

Estuve a punto de decirle la verdad pero me daba cosa por si se sentía mal. Le dije:

- Junto a Alberto

- Pero si él muchas veces solo mira

- Es suficiente para ponerme

Sara se levantó y vino a mí diciendo:

- Ven, prueba, quizás descubras que…

- No, Sara, no soy así, lo siento

- Pero si no lo pruebas…

- ¿No he probado a follar contigo?

- Sí, claro, pero me refiero las dos solas

- Es que no necesito probarlo, no… Joe, Sara, que no quiero parecer que es por ti en concreto pero es que no me ponen las mujeres

Ella me miró unos segundos y luego dijo:

- Jo, tía, no hay quien te entienda

- Ya

- Yo sí follaría contigo sin problemas

- Porque eres bisexual, ya lo has dicho

Y se fue enfadada. Escuché como se metía en el baño y abría la ducha. Volví a mirar la pantalla. Estaba alucinando. Muchos de los programas de Héctor eran de hacía 4 años, tenía comentarios suyos de 2018, con 17 años, ahí ni siquiera lo conocía y ya estaba haciendo programas para empresas muy complejos. Que listo era.

Estaba totalmente concentrada cuando volvió Sara cepillándose el pelo y preguntó:

- Cuándo follas conmigo ¿Lo haces por… por compromiso?

La miré sonriendo y le dije:

- No

- Pero si no te gustan las tías ¿No?

- Así es pero contigo y Alberto es diferente

- No lo entiendo

- Ya, lo siento

- ¿Me das un masaje en los pies? Me duelen un montón

- Sara, estoy trabajando

- ¿Trabajando o jugando?

- Trabajando, es mi segundo trabajo para que entre algo más de dinero en casa

- Ya pero… no sé, no parece que estés haciendo algo

- Pues lo estoy haciendo, y me cuesta horrores entender estos programas

- ¿Y por mirar la pantalla te pagan?

- Sara, no la estoy mirando, estoy analizando un código que tengo que modificar y me cuesta mucho, me duele hasta la cabeza

Entonces Sara se fue a mi mesita y buscó en el cajón. Me dio la caja de paracetamol:

- ¿Quieres?

- No, ahora no

La guardó y entonces se fijó en el sobre:

- ¿Y esto?

- El dinero que me han dado por el mes pasado

- ¿Por mirar la pantalla? (sonriendo, ahora se estaba burlando)

- Sí, por mirar la pantalla

- Que guay jajaja

Entonces escuchamos la puerta y a Alberto decir:

- Me muero de hambre ¿Qué se come hoy?

Miré la hora y me di cuenta que se me había hecho tarde para preparar la cena. Me levanté cerrando el portátil y fuimos a la cocina.​
 

42​

Un mes más tarde. Junio. Lunes.
Silvia


- ¿En serio?

Estaba en la oficina, hablando con Carlos en su despacho. Me estaba contando algo que me había dejado impactada aunque me lo estaba esperando. Carlos dijo:

- Sí, estamos buscando casa

Lo miré anonada. Me estaba contando que se iba a ir a vivir con Carmen. Le pregunté:

- Pero, Carlos ¿Qué le pasa a tu casa?

- Nada pero queremos empezar de cero, en una nueva casa y…

- Pero… pero… eso son muchos gastos

Sabía que Carlos estaba bastante despilfarrador últimamente. Antonio me había contado que su nuevo coche costaba unos 100.000 € y todo el mundo sabía que le había regalado uno igual a Carmen. Y ahora, una nueva casa. Entonces caí en una cosa:

- ¿Vas a vender la casa del campo?

- No

- ¿No? ¿Y cómo vas a pagar todo?

- Bueno, eso es cosa mía, Silvia

- Ya, ya, perdona, es que…

Quería gritarle “ESA ZORRA TE TIENE MAL DE LA CABEZA” pero me contuve. Esa tía lo iba a arruinar como siguiera así. Me sentía atada de pies y manos, no quería volver a enfadarme con él discutiendo sobre Carmen pero, a la vez, no me lo podía callar. Le dije con mucho tiento:

- Deberías meditar esto, quizás es demasiado pronto para iros a vivir juntos, o probad a vivir un tiempo en tu casa y…

- No, ya lo he decidido, Silvia, estoy mayor para perder el tiempo y me siento genial cuando estoy con ella, no me pesan los años

Suspiré. Lo veía totalmente manipulado por ella. Encima, la zorra no se cortaba nada en irlo pregonando, toda la empresa sabía que lo tenía comiendo de la mano, e iba enseñando los regalos que Carlos le hacía y dejando claro que era suyo. Esa tía era capaz de arruinarlo y cuando no le sirviera, dejarlo, me lo estaba oliendo.

Llevábamos unas semanas que casi no hablábamos, Carmen no lo dejaba libre y ya no venía ni a ver a Gema. Lo echaba muchísimo de menos porque las cosas iban regular en casa con Antonio y me gustaría hablarlo con Carlos pero me era imposible. En ese momento, le llamaron al móvil. Lo cogió y dijo:

- Hola, cariño

Puse mala cara, era la zorra. Ella habló durante bastante tiempo y Carlos dijo:

- Vale, pues voy, hasta ahora

Me miró sonriendo y dijo:

- Perdona, voy a ir a ver una casa que está viendo Carmen y le gusta, luego hablamos ¿Vale?

- Pero Carlos, hay una cosa que me gustaría contarte

- Sí, cuando vuelva ¿Vale? Hasta luego

Y se fue dejándome con las ganas de contarle mis problemas.

Cristina
Héctor se me acercó en su silla y me dio un sobre. Sabía que era y le dije:

- Héctor, no me parece bien

- ¿Cómo que no? Has estado trabajando todo el mes, es tuyo

Era el dinero por sus clientes. Todos los días llegaba a casa y me encerraba en mi habitación con el portátil a intentar entender sus programas. A veces Héctor me mandaba alguna tarea que acababa haciendo él y me la explicaba. La realidad es que yo estaba siendo una carga más que una ayuda y se lo dije pero él sonrió:

- No importa, es normal

- Pero por eso mismo, el trabajo lo has hecho tú, este mes es tuyo

- ¿Y tu trabajo?

- No he hecho nada

- Sé que en casa has estado mirando y estudiando, te conozco Cris

- Ya pero eso no significa que haya hecho algo productivo

Él puso el sobre en mi mesa y dijo:

- Es tuyo

Lo miré. Lo cierto es que me venía muy bien, Alberto y Sara seguían sin pensar en el dinero y hacía malabarismos para llegar a final de mes. Le dije:

- Te lo devolveré en cuanto pueda

- No

- Sí, lo apuntaré todo y…

Héctor sonrió y dijo:

- Y me invitas un día a una cena preparada por ti

- Eso por supuesto pero…

- Me encanta como cocinas así que es más que suficiente

Y me guiñó un ojo, y me encantó. Le sonreí y él se volvió a su sitio. Corriendo, abrí una hoja excel y apunté el dinero que le debía, los primeros 400€ que pensaba pagárselos más adelante.

Dos días después. Miércoles.
Silvia

- ¿Te parece que vayamos ahora a comprar algo para papá?

Le pregunté a Gema. Estábamos las dos de tiendas en el centro de la ciudad. Gema asintió con ganas y fuimos a otra tienda. Allí le compramos a Antonio un bañador. Al salir, fuimos dando un paseo y entonces me paré en seco:

- Mami ¿Qué pasa?

- Mmmm espera, tesoro

Llevé a Gema a una esquina y observé desde lejos el bar. En una mesa de la calle había visto a Carmen junto a un hombre alto y negro. No es que fuera algo importante de por sí, pero había notado algo, o más bien intuido. Los observé y lo tuve claro, tal como se miraban y los gestos que hacían, esos dos no eran solo amigos. Carmen se reía y lo tocaba, y él lo mismo. Vi como una de sus manos acariciaba el muslo de Carmen demasiado arriba, era una caricia sexual claramente. “Hija de puta, será zorra” pensé con rabia. Gema protestó:

- Mami, vámonos ya, venga

- Espera, Gema, un momentito

Saqué el móvil para hacerles una foto. Hice varias pero ¿Para qué? Si le enseñaba eso a Carlos no significaría nada, solo vería a Carmen sentada con otro hombre, eso no era una prueba de nada ya que la foto no transmitía lo que yo intuía.

- Me aburroooooo

- Espera, ya mismo nos vamos

Entonces se levantaron tras pagar. Los seguimos a cierta distancia. Ahora no hacían nada sospechoso, andaban normal, sin cogerse de la mano ni nada. Llegaron a un coche y se metieron dentro. Dudé que hacer, mi coche estaba aparcado lejos. Vi como arrancaban y entonces llamé a un taxi que pasaba por allí. Nos metimos y le dije al taxista:

- Siga a ese coche

El taxista, sorprendido, me miró y dijo:

- ¿En serio?

- Sí, no los pierda, por favor

El hombre se rio y dijo:

- Como en las pelis, pero no habrá tiros ¿No, señora?

- No, por dios, usted sígalos

Tras 10 minutos, vimos como aparcaban. Le dije al taxista que parara cerca. Vimos como salían y andaban hacia un local donde entraban. Vi que el local ponía que era de masajes. Lo miré unos segundos y el taxista carraspeó. Le dije:

- Espere un momento a ver si salen de ahí

- Señora, eso es un… (y bajando la voz mientras miraba a Gema) un burdel

- ¿Cómo?

- Sí, señora

- ¿De verdad?

- Señora, por favor, que llevo muchos años en esto y he traído a más de uno

- Ohhh

No entendía nada. Gema dijo:

- Mami, me aburro, quiero ir a casa

Le dije al taxista:

- Llévenos de vuelta

- ¿Dónde las recogí?

- Sí

Tras bajarnos del taxi, fuimos a por mi coche. No entendía nada ¿Qué hacía Carmen entrando en un burdel con un tío? Tendría que a ver si me enteraba de algo pero aquello olía muy mal.

Al día siguiente. Jueves
Silvia

Bajé del coche y me dirigí al burdel. Gema estaba con una vecina pero no podía dejarla allí mucho tiempo, tenía que darme prisa. Había pensado una cosa, que quizás Carmen usaba ese burdel como hotel para follar con ese tío, y pensaba preguntar en la recepción o lo que tuvieran allí. Entré bastante asustada.

Había varias chicas en la sala que se callaron al verme entrar. Me sentía muy cohibida y no sabía que hacer. Se me acercó una chica y preguntó:

- ¿Qué buscas aquí?

- Yo… mmmm

- ¿Quieres un servicio, guapa?

Miré a la chica que me lo había preguntado, una negra de unos 20 años, muy guapa y atractiva, con muy poca ropa encima. “¿Un servicio?” pensé. Le dije:

- Verás, ayer vino una mujer de unos 40 años

- Nena, si no quieres un servicio, ya te puedes largar

- ¿Cuánto es un servicio?

- 50€

- Bien, vale, pues un servicio

La chica me miró como extrañada pero dijo:

- Sígueme, guapa

Me llevó a una habitación y, tras cerrar, se me pegó e intentó besarme pero la paré:

- Espera, espera, no vengo a eso, quiero preguntarte una cosa

- Joder, ya decía yo que no iba a tener tanta suerte, para una tía buena que entra…

La miré sorprendida. Le dije:

- Verás, es que ayer vi entrar a una… a una conocida, de unos 40 años, y no entiendo a qué vino

- ¿No entiendes? Esto es un puticlub, chica, aquí se viene a follar

- Ah, pero ella vino con un hombre, no es… ella no es…

- ¿40 años? ¿Carmen?

- Sí, esa ¿La conoces?

- Menuda zorra

- ¿Qué hace aquí?

La chica me miró desconfiada. Le pregunté:

- ¿Cómo te llamas?

- Kiara

- Ah, bien, Kiara, yo soy Silvia, encantada

La chica se rio y dijo:

- Tía, no tienes ni puta idea de como va esto ¿No?

- No, lo siento

- Jajaja

La chica se partía de risa. Le dije:

- Verás, esa mujer es… la conozco y la vi entrar con un hombre alto y negro

- Es el dueño de esto

- Ah pero…

Esperé a ver si me decía algo más pero ella callaba. Le insistí hasta que dijo:

- Mira, guapa, tu amiga es una zorra pero tiene a Jamal cogido de los huevos y paso de meterme en más problemas… Si quieres follar, follemos y si no, te largas

- No, no vengo a eso, pero necesito información

- Lárgate

- Te pagaré

Me miró interesada. Le dije:

- Toma (dándole 100€)

La chica los cogió y dijo:

- Pero no des mi nombre

- No, claro que no

- ¿Qué quieres saber?

- Carmen ¿A qué viene aquí?

- Normalmente a por drogas y a cobrar

- ¿Drogas y a cobrar? ¿Cobrar por qué?

- Por sus servicios

- ¿Servicios?

- Cariño, Carmen es una puta

Me eché para atrás impactada. Le dije:

- No puede ser

- Jajaja, pues lo es, y de las buenas aunque me joda

- Pero no puede ser

- Lo que tú quieras, habré compartido servicios con una gemela suya jajaja

- ¿Tú… tú has… con ella?

- Sí, tía, las dos hemos follado y luego follado con tíos, hemos hecho tríos, orgías…

- Joder

Me senté, estaba hasta mareada. No podía ser. Sabía que era una zorra pero ¿Una puta? La chica me miraba sonriendo. Le dije:

- Necesito pruebas

- ¿Pruebas? ¿De qué?

- De… de que es una puta

- Ya te lo he dicho ¿No me crees?

- No es eso, es que… es que sale con un amigo que no sabe nada de esta otra.. otra vida de Carmen

- Ah ¿No sabe lo zorra y puta que es?

- No

- Tu amigo no es muy listo ¿No?

- Sí, lo es, pero Carmen es muy manipuladora y…

- Ya, entiendo, veo como maneja a Jamal

- ¿Me ayudarás?

- Mmmm no quiero meterme en líos

- Te pagaré

- Mmmmm ¿Esto joderá a Carmen?

- Mucho

Me miró pensativa y preguntó:

- ¿Qué tipo de pruebas?

- No sé ¿Qué se te ocurre?

- ¿Quieres fotos o algo?

- Eso sería genial

- Y difícil de hacer

- Ya

- Podría… podría enterarme de cuando tenga un servicio y…

- ¿Y como me va a servir eso? Serán aquí ¿no?

- No, la guarra es una puta de lujo, va a hoteles y cosas así

- Ah

- Si te digo un servicio, podrías contratar a alguien para que le haga fotos desde lejos ¿no?

- No lo sé

- No puedo… Mmmm espera

- ¿Qué?

- Un día escuché a Jamal decir algo sobre unos videos

- ¿Videos?

- Sí, de ella

- ¿Los podrías conseguir?

- Ni idea

- Kiara, consigue lo que sea, te lo pagaré muy bien, de verdad, pero tengo que liberar a mi amigo de esa tía

- No te prometo nada pero estaré atenta

- Genial ¿Te digo mi móvil?

- No tengo donde apuntar

- Espera

Saqué de mi bolso un pañuelo de papel y apunté mi móvil con el pintalabios. Le dije:

- Llámame a la hora que sea, pero llámame, por favor, es importante

- Está bien

- Gracias, Kiara

Me despedí de ella y salí de allí casi corriendo. No me podía creer lo zorra que era Carmen, estaba espantada.

Kiara
Observé como Silvia se iba rápido, asustada. Sonreí. Era una lástima que no hubiera querido follar, estaba buenísima. Pero sonreí más al pensar que podía joder bien a Carmen, como lo iba a disfrutar si le hacía daño de verdad.

Silvia
Volví a casa y recogí a Gema. En casa, mientras ella jugaba, no dejaba de pensar en qué hacer. Me moría de ganas de llamar a Carlos para avisarle pero estaba demasiado enganchado a Carmen, no me creería y se enfadaría mucho, tanto como para no volver a hablarme, y eso no lo podía permitir, tenía que salvarlo de ella.

Necesitaba una prueba. Todo sería sencillo si lo pudiera convencer para hablar con esa chica, Kiara. La chica era guapísima, una belleza exótica ¿Qué hacía metida en un burdel? Que pena. Pero tenía que centrarme en Carlos. Sabía que no podría convencerlo para llevarlo al burdel, y si le llevaba a Kiara, no nos creería en la vida. Necesitaba una prueba contundente, que le abriera los ojos totalmente, sin dudas. Todo dependía de esa chica.

Pensé en contarle esto a Antonio pero nuestra relación no estaba bien en ese momento y hablar de Carmen con él me ponía de mala leche por lo que estuvo a punto de pasar entre ellos cuando éramos novios. De todas formas, casi no hablábamos y el poco sexo que teníamos era anodino, como de trámite. Era algo que quería comentar con Carlos, cuanto echaba de menos mis charlas con él. Antonio decía que era una fase, que estaba un poco alicaído. Mis esperanzas estaban en el verano, las vacaciones, a ver si conseguía que se animara.

Suspiré dándome cuenta que me sentía muy sola sin mis dos hombres pero pensaba recuperarlos, a ambos, vaya que sí.

Cristina
Llegué a casa y saludé, pero como esperaba, no había nadie. Se suponía que estarían entrenando. El plan de Alberto y Sara era estudiar durante las mañanas y entrenar por las tardes. Me fui a mi cuarto, me puse ropa cómoda y encendí el portátil para seguir revisando los programas de Héctor. Entonces me acordé del dinero en el sobre y lo guardé en mi mesilla.

Al rato escuché como se abría la puerta y saludaba Sara. Le devolví el saludo y gritó “ESTOY MUERTA, TIENES UN NOVIO SÁDICO”. Me reí, era una exagerada. Llegó a mi habitación, me dio un pico y se tumbó en mi cama:

- Me va a matar, de verdad

- Anda ya, para tanto no será

- ¿Que no? Vente un día, ya verás

Me reí pero seguí revisando el programa. Entonces Sara dijo:

- Soy bisexual

Me giré y la miré extrañada. Dijo:

- Lo tengo claro

- ¿A qué viene eso ahora?

- No sé… Te miro y me pongo cachonda

- Jajaja

- Vente a la ducha, Cris, porfi

- Estoy trabajando

- Luego sigues… Vente, vamos a follar

- No

- ¿Por qué no? Nunca quieres follar conmigo

Suspiré pero no contesté. Ella dijo:

- No te gusto

- No es eso

- Pues vente a la cama y folla conmigo

Me volví de nuevo y le dije:

- Yo no soy bisexual

- ¿Cómo que no? Fuiste la primera en besar, y en comérmelo y siempre me follas y…

- Pero es diferente, ahí estamos los tres y la situación es totalmente distinta

- ¿Te doy asco?

- Noooo, tonta jajaja

- ¿Entonces? No te entiendo

- No me ponen las mujeres

- Pero follas conmigo

- Sí porque me pone Alberto y follar contigo es agradable

- ¿Agradable? ¿Solo agradable?

- Sí

- Pero te corres

Estuve a punto de decirle la verdad pero me daba cosa por si se sentía mal. Le dije:

- Junto a Alberto

- Pero si él muchas veces solo mira

- Es suficiente para ponerme

Sara se levantó y vino a mí diciendo:

- Ven, prueba, quizás descubras que…

- No, Sara, no soy así, lo siento

- Pero si no lo pruebas…

- ¿No he probado a follar contigo?

- Sí, claro, pero me refiero las dos solas

- Es que no necesito probarlo, no… Joe, Sara, que no quiero parecer que es por ti en concreto pero es que no me ponen las mujeres

Ella me miró unos segundos y luego dijo:

- Jo, tía, no hay quien te entienda

- Ya

- Yo sí follaría contigo sin problemas

- Porque eres bisexual, ya lo has dicho

Y se fue enfadada. Escuché como se metía en el baño y abría la ducha. Volví a mirar la pantalla. Estaba alucinando. Muchos de los programas de Héctor eran de hacía 4 años, tenía comentarios suyos de 2018, con 17 años, ahí ni siquiera lo conocía y ya estaba haciendo programas para empresas muy complejos. Que listo era.

Estaba totalmente concentrada cuando volvió Sara cepillándose el pelo y preguntó:

- Cuándo follas conmigo ¿Lo haces por… por compromiso?

La miré sonriendo y le dije:

- No

- Pero si no te gustan las tías ¿No?

- Así es pero contigo y Alberto es diferente

- No lo entiendo

- Ya, lo siento

- ¿Me das un masaje en los pies? Me duelen un montón

- Sara, estoy trabajando

- ¿Trabajando o jugando?

- Trabajando, es mi segundo trabajo para que entre algo más de dinero en casa

- Ya pero… no sé, no parece que estés haciendo algo

- Pues lo estoy haciendo, y me cuesta horrores entender estos programas

- ¿Y por mirar la pantalla te pagan?

- Sara, no la estoy mirando, estoy analizando un código que tengo que modificar y me cuesta mucho, me duele hasta la cabeza

Entonces Sara se fue a mi mesita y buscó en el cajón. Me dio la caja de paracetamol:

- ¿Quieres?

- No, ahora no

La guardó y entonces se fijó en el sobre:

- ¿Y esto?

- El dinero que me han dado por el mes pasado

- ¿Por mirar la pantalla? (sonriendo, ahora se estaba burlando)

- Sí, por mirar la pantalla

- Que guay jajaja

Entonces escuchamos la puerta y a Alberto decir:

- Me muero de hambre ¿Qué se come hoy?

Miré la hora y me di cuenta que se me había hecho tarde para preparar la cena. Me levanté cerrando el portátil y fuimos a la cocina.​
Carmen, te han pillado con el carro del helado.
 

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