Destinos cruzados, un nuevo comienzo 8
Había pasado un año y medio desde que Laura y Marta habían empezado una relación, fue un año dulce, pero muy duro. Marta con las enseñanzas y la experiencia que tenía Laura se convirtió en una de las mejores investigadoras de la fiscalía, al principio muchos ponían en duda su profesionalidad por su falta de experiencia, creyendo que por ser la pareja de la fiscal estaba por enchufe.
Marta demostró a cada uno de ellos lo equivocados que estaban, gracias al trabajo incansable que realizo durante este año y medio. Laura delegó parte de su trabajo en Marcos, estaba preparado, solo le faltaba adquirir experiencia y eso se obtenía juicio a juicio, su relación con Silvia no podía ir mejor. Esta última era feliz, su relación iba viento en popa, además sus jefes ya le había comunicado su decisión de jubilarse en un futuro arcano y querían que ella se quedara con la cafetería.
John y Lorena eran felices, ella aprendía más deprisa de lo que a John le hubiera gustado, pudiendo comprobarlo con sus propios ojos el día que por fin consiguieron capturar al padre de Marcos, gracias a la información aportada por Marta y Lorena en los tiempos que fueron obligadas a prostituirse, las dos desarrollaron una forma de interrogatorio casi imperceptible, pero muy eficaz para sacar toda la información de aquellos poderosos hombres. Marta, gracias a su trabajo, consiguió crear un organigrama preciso de la organización que el padre de Marcos había creado para que todos ellos se lucraran.
A la cabeza estaba el padre de Marcos, este había ascendido hasta allí usando la información que las chicas le habían conseguido siendo obligadas a prostituirse para su beneficio. Lo que las chicas desconocían, era lo que John y Lorena descubrieron, que el padre de Marcos tenía cámaras en todos los hoteles que utilizaba para negociar con esos socios. El padre de Marcos se había convertido en la persona a la que llamaban cuando querían conseguir algo, por ejemplo un constructor tenía problemas con los permisos, era el padre de Marcos quien negociaba con el funcionario del ayuntamiento, si este decidía entrar en el entramado bien, pero si no, usaba las grabaciones que conseguía para chantajearlo, consiguiéndole al constructor esos permisos.
Uno de esos constructores leales a Miguel (el padre de Marcos), le aviso que la fiscalía le estaba investigando. Miguel, viendo que podía acabar en la cárcel, consiguió fugarse del país, Laura y Marcos dieron la orden, pero como Miguel tenía a los policías de mayor rango y a los principales jueces en el bolsillo o coaccionados, le ayudaron a escapar, destruyendo con eso sus carreras. Miguel se fue con lo justo, tenía cuentas en todos los países sin tratado de extradición. Este se olvidó de Sofía, Raúl y Alberto, los dos últimos le tenían tanto miedo que decidieron no abrir la boca y cumplir la condena que les impusieran.
Sofía no era tan magnánima y llevo a la fiscalía hasta una caja fuerte donde Miguel guardaba, todas las grabaciones que le permitían ser el amo de la ciudad en la sombra. Policías, políticos, empresarios, y periodistas más importantes de la ciudad estaban en la nómina de Miguel. Gracias a esas grabaciones fueron cayendo uno a uno, creando una gran conmoción en la ciudad. Lorena, Marta y Marcos se encontraban en la cafetería, entonces Lorena dijo.
• Tu padre siempre se sale con la suya Marcos – mascando las palabras.
• Lo siento chicos, mi trabajo no ha sido suficiente – dijo una apenada Marta.
• Pero que dices Marta, gracias a tu trabajo todas las manzanas podridas de la ciudad están a punto de caer – dijo Marcos.
• Claro, hermanita, Marcos tiene razón – dijo Silvia.
• Tú, tranquila, acabaremos con ese ser que nos destruyo la vida a todos – los ojos de Lorena echaban fuego.
Por la puerta de la cafetería entraron Laura y John, a Laura se le veía agotada, después de saludar a todos y besar a Marta le pidió un café bien cargado a Silvia. John besó apasionadamente a Lorena, después empezó a bromear con Marta y Silvia, las trataba como a sus hermanas pequeñas, Laura se alegraba de verlo, porque desde la muerte de Sharon era un muerto en vida y aquellas dos le habían devuelto parte de lo que perdió con la muerte de su hermana, Lorena los miraba y sonreía abrazando a su novio desde atrás.
Laura llevaba unos días con un mal presentimiento, Marcos se acercó a ella y le dijo.
• Jefa, deberías descansar, te veo mala cara.
• Demasiado trabajo últimamente.
• Eso es porque eres honrada – reía Marcos.
Laura también sonrió, lo que ninguno sabía era que Miguel se había puesto en contacto con ella para tentarla, pero rechazo su oferta con contundencia. Sabía que eso le traería consecuencias y que aquellas personas que tenía delante riendo, volverían a pasarlo mal. Laura decidió cambiar las grabaciones de lugar, solo ella y John sabrían su paradero, estaban casi seguros que tenían localizadas a todas las manzanas podridas, pero estando Miguel de por medio no podían fiarse. Laura se despidió de todos y volvió al juzgado a terminar los informes para poder llevarse esas grabaciones, se le pasó la tarde y se hizo de noche.
Iba conduciendo cuando noto como un coche le seguía, John le había enseñado a detectarlos, apretó el acelerador con la intención de perderlo, pero el otro coche era mucho más rápido, alcanzando al suyo sin remedio. Laura empezó a utilizar todo lo que John le había enseñado para perder a ese otro coche, pero todo fue en vano, en un punto de la carretera, el otro coche choco violentamente en el parachoques trasero de Laura haciendo que su coche se saliera de la trazada, estampándose contra una pared de hormigón armado a gran velocidad.
Del otro coche salieron dos hombres, se acercaron al coche de Laura y sacando la caja con las grabaciones, escaparon dejando a Laura entre ese amasijo de hierros. Un transeúnte llamó a la policía, el primero en llegar fue John, este se encargó de todo, para cuando Marta, Silvia, Marcos y Lorena llegaron, ya se habían llevado el cuerpo de Laura al hospital más cercano. Todos corrieron, pero al llegar un médico les estaba esperando para darles la peor de las noticias.
Laura había fallecido, tuvieron que sedar a Marta, se puso a gritar su nombre histérica, John y Silvia intentaron calmarla, pero era inconsolable, Marcos lloro lleno de impotencia, mientras Lorena lloraba pensando que porque siempre les pasaba las cosas malas a ellos. Los siguientes días fueron muy duros, no les permitieron ver el cuerpo por el estado en el que había quedado, después de la autopsia decidieron incinerar el cuerpo de Laura, Silvia y Marcos decidieron que Marta se trasladara de la casa que compartía con Laura a la suya. De esa manera no estaría sola, John y Lorena la visitaban constantemente. John era un hombre muy duro, pero Lorena sabia lo mal que lo estaba pasando, viendo sufrir a Marta y le dio todo el cariño y el amor que tenía dentro de ella. Una vez pasado el funeral, Marta decidió esparcir las cenizas en un árbol de un parque, en cuya sombra habían conversado y sobre todo se habían amado. Solo fueron los ocho más cercanos a laura, Marta, Silvia, Marcos, Lorena, John, los padres de Marta y Silvia y Elvira, la madre de marcos.
Fueron meses duros, había cicatrices que sanar, pero también tenían que atrapar a Miguel. Marta se dejó casi hasta la salud para poder dar con él, al final lo consiguió siguiendo ciertas transacciones sospechosas. Lorena y John irían allí y si era él, lo traerían de vuelta aunque fuera arrastras.
• ¿Cómo lo pensáis hacer?, ese país no tiene tratado de extradición con el nuestro – dijo Marcos.
• En esta vida hay que tener amigos hasta en el infierno, el presidente de ese país me debe un favor – dijo John.
• Porque te debe un favor – pregunto Lorena.
• Porque le salve la vida.
• Desde cuando salvas la vida a políticos corruptos, ¿John? – pregunto Lorena
• Cuando juro el cargo no era corrupto, era un político idealista, concienciado en ayudar a la gente más necesitada.
• Pues le duro poco – dijo Silvia.
• Nadie es perfecto, que ahora sea corrupto, nos viene como anillo al dedo, eso nos facilitara sacar a tu padre del país y traerlo al nuestro – dijo John.
Marcos estaba preocupado, él era bueno, pero no le llegaba a la suela de los zapatos a Laura, si cometía un error que llevara todo al traste. Silvia se le acercó y le dijo.
• ¿Qué te preocupa Marcos?
• Que tengo miedo de fastidiarlo todo.
• Has aprendido de la mejor, lo harás bien – dijo Marta.
Marta, que era la que peor lo estaba pasando, sacaba fuerzas para darle ánimos, se juró a sí mismo que no los defraudaría. Las pruebas más importantes habían desaparecido, tendrían que preparar un posible juicio contra el padre de Marcos, con las pruebas que tenían que no era muchas. Lorena y John se prepararon para ir en busca de Miguel, Cogieron un avión que les llevaría al país donde este se había escondido, allí les estarían esperando hombres del presidente que les llevarían ante él.
• Hola John, cuanto tiempo sin ver a mi salvador.
• Nos conocemos – dijo irónicamente John.
• No seas así hombre, solo me he desviado un poquito.
John, acercando su cara al del presidente de aquel país, le dijo que la siguiente vez que aterrizara en su país sería para acabar con él. El presidente con una sonrisa le intento quitar hierro al asunto dejando claro que en esta ocasión eran aliados. Este mostró a John el itinerario que Miguel solía hacer todos los días, al medio día solía tomar un café sentado en una de las plazas de la ciudad. El presidente despejaría la plaza, para que John y Lorena pudiera cazarlo. Se despidieron del presidente y decidieron ir dando un paseo par estudiar la plaza, insitu. John después de mirar decidió el mejor sitio para colocarse con un rifle de larga distancia, Lorena estudio bien la plaza para elegir la mejor forma de acercarse a Miguel sin que este pudiera detectarla. No tenían mucho tiempo, el presidente de ese país no era de fiar y si tardaban mucho se podía volver en su contra, era ese al mediodía o nunca. Los dos esperaron con paciencia, el tiempo pasaba despacio, pero por fin vieron a Miguel acercándose por una callejuela hasta llegar a la mesa donde siempre se sentaba.
Lorena se acercó por el único punto ciego que dejo Miguel, John la miraba lleno de orgullo, tenía que empezar a reconocer que pronto lo superaría. Lorena, de un rápido movimiento, se sentó en la silla que quedaba delante de Miguel, apuntándole con un arma que escondió debajo de una servilleta.
• Sois mejores de lo que creía, os he subestimado, pero no podréis sacarme de este país, yo gano.
• Si yo fuera tú no estaría tan segura – dijo una tranquila Lorena.
Miguel hizo el ademán de levantarse, pero un punto rojo apareció en su pecho para advertirle que lo mejor que podía hacer era seguir sentado. Miguel vio como toda la gente de la plaza se levantaba cuando unos militares empezaron a decir que esto era un simulacro contra terremotos. En la plaza solo se quedaron Miguel, Lorena y los militares que los rodeaban. Miguel se empezó a poner nervioso, iba armado, pero sabía que Lorena lo mataría sin pestañear. Ya no era la chica ingenua del pasado.
Miguel estaba tan absorto en sus pensamientos que no percibió como alguien se le acercaba por la espalda, era John, este clavándole una aguja lo dejo KO.
• Bueno John, he cumplido mi parte del trato, aquí tienes el documento en el que consta mi permiso para que os llevéis a este criminal y poder juzgarlo en vuestro país.
• Pensé que me traicionarías – dijo John.
• Estuve tentado, créeme, pero yo siempre devuelvo los favores que me hacen, en eso no he cambiado.
El presidente le floto un avión que les llevaría de vuelta, al ser un avión militar era incómodo, pero Lorena estaba contenta porque todo había salido bien, ya tenían al padre de Marcos, solo faltaba juzgarlo y meterlo en la cárcel. Cuando aterrizaron les esperaban agentes de la INTERPOL, estos estrecharon la mano a Lorena y John, después metieron en un furgón a Miguel, para llevarle a los calabozos de comisaría. En aquel aeropuerto también se encontraban, Marcos, Silvia y Marta. Esta última tenía el consuelo de que le iban a hacer justicia a Laura.
El juicio tardo un año en producirse, durante ese año fueron cayendo más políticos y empresarios. En las comisarías había mucho caos, porque los policías empezaran a desconfiar unos de los otros, por eso se decidió que sería la INTERPOL quien se encargaría de ayudar con la investigación. Marcos estudió día tras día todos los
informes y la estrategia que pensaba llevar Laura. Había algo que había intentado negar durante todo este tiempo.
Aunque era un cabrón, Miguel no dejaba de ser su padre, lo crió junto a su madre, jamás le falto de nada y siempre tuvo tiempo para pasar con él. Temía que esos sentimientos afloraran en el peor momento haciéndolo dudar, entonces una mano se posó en su hombre.
• Hijo, él siempre será tu padre y es normal que tengas dudas, pero los dos sabemos que tiene que pagar.
• Lo se mama, pero tengo miedo.
• Hijo, Silvia, sus padres, Lorena y John estaremos en ese juzgado, cuando te entren dudas nosotros te daremos fuerzas.
Las palabras de su madre le dieron aliento a Marcos, ensayo el juicio una y otra vez con la ayuda de Silvia y Marta. Casi todas las pruebas que tenían implicaban a jueces, policías y empresarios, estos se negaron a testificar en contra de Miguel. Sabía que, sin pruebas contundentes, Miguel tenía muchas posibilidades de salirse con la suya. Volvió a repasarlo una última vez, se dio una ducha y al llegar a su habitación vio como Silvia y Marta se habían dormido abrazadas la una a la otra.
Marcos sonrió y decidió dormir en la habitación de invitados, no quería despertar a Marta, la necesitaba descansada y atenta a todo lo que pasara en ese juicio. No pego ojo, dando vueltas de un lado de la cama al otro. Tenía el camino a seguir clarísimo, tenía las herramientas, pero, sin embargo, todo su cuerpo temblaba como una hoja a merced de un huracán. Hasta ahora él siempre había estado bajo el ala de Laura. Es verdad que había presenciado todos sus juicios durante los últimos años, pero todo el peso recaía sobre ella y ahora era el quién tenía que soportar el peso del mundo emulando al Titán Atlas.
No tuvo necesidad de poner el despertador, una hora antes, Marcos se estaba duchando, después preparo café para los tres, la siguiente en aparecer fue Marta y por último, Silvia, esta última dejo que su hermana se duchara primero. Llego la hora, poniéndose en marcha hacia el juzgado, había muchas personas fuera de este, por el revuelo que se había creado. Todos ingresaron dentro, Marcos y Marta se sentaron en la mesa que le correspondía a la fiscalía.
Pronto llegaron los abogados defensores, eran un pequeño ejército y todos con renombre. Marcos tragó saliva animándose a sí mismo, después miro a Marta, en su mirada pudo ver que estaba más lista que nunca. El juicio dio comienzo, sería un juicio con jurado popular, aunque las últimas noticias que habían salido sobre el padre de Marcos dejaban en mal lugar a este, él había ayudado con donaciones y becas a la ciudad. Todos los ciudadanos lo tenían como un referente, con las pruebas que tenían contra él, Marcos tenía ciertas dudas de poder convencer a ese jurado del monstruo que era Miguel.
El primer día de juicio no fue mal de todo, todos fueron a la cafetería, Marta y Marcos estaban agotados, pero habían hecho un gran trabajo de equipo, consiguiendo hacer daño a Miguel, pero eso no era suficiente. El segundo día de juicio los derroteros iban por el mismo camino, tenían muchas pruebas circunstanciales, pero sin un testigo no tenían peso. El desánimo empezaba a crecer dentro de Marcos y Marta, ellos lo estaban dando todo, pero no era suficiente. Habían conseguido crear una duda en algunos miembros del jurado, pero no eran los suficientes.
Llego a su final el segundo día de juicio, volvieron a la cafetería donde Silvia preparo una tila para todos, la tensión estaba siendo insoportable, en más de una ocasión Lorena estuvo a punto de levantarse e ir ella misma a por ese ser despreciable que tanto daño había hecho. John tuvo que detenerla en más de dos ocasiones, él también habría hecho lo mismo, pero con eso no solucionaban nada, el único beneficiado sería Miguel. John se disculpó y salió fuera de la cafetería para hacer una llamada, después entro entre las miradas curiosas de todos, John los miro y siguió a lo suyo sin decir nada.
Llego el tercer día de Juicio, Miguel estaba eufórico, se reconocía a sí mismo que su hijo estaba haciendo un muy buen trabajo, pero no sería suficiente, sus abogados eran mejores y más caros, entonces demostrando una chulería insoportable se levantó y le dijo.
• Hijo, eres un mediocre, me decepciona ver en que me gaste el dinero de tus estudios, una medianía como tú, jamás será capaz de condenarme – mientras reía.
Entonces se escuchó un estruendo al final de la sala, las puertas de entrada se abrieron dando paso a Laura que caminaba apoyándose en dos muletas, todo el juzgado se quedó sin palabras, no podían creérselo, el único que se quedó impasible fue John. Marta estaba que no sabía si llorar, reírse o cabrearse con su recién resucitada novia, Laura miro a Miguel y después de coger aire le dijo.
• Para eso estoy yo aquí, para echarles una mano.
Con dificultad y con la ayuda de Marcos y Marta consiguió llegar a la mesa, entones viendo que los dos se habían quedado petrificados, les dijo.
• Venga espabilad que tenemos un juicio que ganar.
• ¿Cómo?, las pruebas no son suficientes, desaparecieron todas – dijo Marta.
• Todas menos esta grabación, esto hundirá a tu padre Marcos.
Laura con la ayuda de Marcos se acercó al juez que la miraba con la boca abierta, Laura presento la prueba, los abogados defensores protestaron, pero el juez acepto la prueba y pidió que trajeran un reproductor para que pudiéramos verla, esa prueba se la entrego Sofía a Laura, en ella se veía como Miguel en persona contrataba al mercenario que después manipulo el coche de Damián provocándole la muerte. Miguel se dio cuenta de que no ayudar a Sofía fue un error que pagaría el resto de su vida.
Después del visionado del video nadie tuvo dudas de la culpabilidad de Miguel, fue condenado a veinticinco años de cárcel, todos fueron a celebrarlo. Todos estaban contentos con la vuelta de Laura, la única que parecía triste era Marta.
• Lo siento mi amor, nunca quise hacerte daño – dijo una triste Laura.
• ¿Por qué no me dijiste que estabas viva?, ¿sabes lo mal que lo he pasado?
• No podía, he estado en coma hasta hace poco.
Entonces John se levantó y les dijo a todos que él fue quien tomo la decisión aquella noche de fingir la muerte de Laura, de esa manera Miguel se confiaría pudiendo cometer errores, Laura tras el accidente quedo en coma por un año. John se encargó que tuviera los mejores cuidados, pero nadie tenía que saber que seguía viva, si quieres engañar al enemigo, primero hay que engañar al amigo. Marta quería mucho a John, pero le estaban entrando ganas de estrangularlo, entonces mirando a Laura le paso la mano por el rostro.
• Soy yo de verdad Marta, no soy un fantasma.
Marta la abrazo con fuerza Laura mientras lloraba, después le dio un beso con tal intensidad que casi consigue ahogarla. La noche de celebración fue muy larga. Después de esto, Laura fue elegida como jueza y Marcos pasó a ser el nuevo fiscal. Marta trabajaba directamente para los dos haciendo lo que mejor sabia hacer investigar. Después de que Lorena aprendió todo lo que John tenía para enseñarle, estos pasaron a formar parte del equipo de Marta, recibiendo sendas placas de la policía judicial.
A John no le hizo mucha gracia, pero como veía muy ilusionada a Lorena y siendo Laura quien se lo pedía acepto. Los jefes de Silvia decidieron jubilarse, pasando a ser la nueva dueña de la cafetería.
Una mañana Miguel y su séquito de jueces, políticos, periodistas y empresarios desaparecieron sin dejar rastro. Muchos pensaron que era obra de Miguel que había contratado a unos mercenarios para liberarle, nada más lejos de la realidad, todos y cada uno de ellos se despertaron en una celda tan pequeña que tenían que agacharse de lo bajo que era el techo. A fuera de la celda estaban John y otro hombre, Miguel les miro y les dijo.
• Tarde o temprano me escaparé de aquí y lo pagaréis muy caro.
El hombre que estaba al lado de John hizo una señal a dos de sus hombres, esposaron a Miguel y le pusieron una capucha. Después de una larga caminata noto, una brisa húmeda y el calor de los rayos del sol, cuando uno de los guardias le quito la capucha, este pudo comprobar que alrededor de aquella estructura de metal solo había agua, kilómetros y kilómetros de agua.
• ¿Dónde estoy? – pregunto el padre de Marcos.
• No necesitas saberlo, si te hemos traído aquí es para que te quede claro que es imposible escapar con vida de esta cárcel, que no existe para ningún país.
Volvieron a poner la capucha sobre la cabeza del padre de Marcos y lo devolvieron a su celda. Lo que él no sabía era que en esa misma prisión estaban también los socios que había traicionado para conseguir una reducción de condena, jamás saldría con vida de esa cárcel, le harían pagar su traición con un dolor inimaginable.
John volvió a la que él consideraba su familia, tenían que festejar que Marcos y Silvia iban a ser padres, Laura y Marta tenían pensado casarse, eso le dejaba en un brete a él, porque Lorena seguro que le pedía una de las dos cosas y en el peor de los casos las dos, sonrió y pensó que con todo lo que quería a Lorena le diría si a todo. Mientras John se acercaba a la barra, Marta se le acercó y le pregunto.
• Como pude sobrevivir a aquel accidente, era imposible.
• Hice diseñar todos nuestros coches por el mejor ingeniero de la fórmula, uno, los habitáculos estaban diseñados para soportar dos veces el golpe que te diste, no volveré a perder a nadie como perdimos a Sharon.
• Menudo papelón, hiciste en el hospital, te mereces un Óscar John – mientras reía.
• Tú mejor cállate que esparcí tus cenizas – dijo Marta apareciendo detrás de John y Laura.
• Lo sé, John, me lo contó, ese será nuestro rincón especial Marta.
Los tres levantando sus copas brindando entre la alegría de los presentes, esta historia comenzó con dos corazones rotos, pero termina con unas vidas reconstruidas mirando hacia un futuro esperanzador.
FIN.