Dos Hermanas

Hola, buenas tardes.

Hombre... a ver... Que lo de Rocío parece una venganza fría y planificada, pues sí, lo parece. Ahora bien, mucha crítica aquí, pero debemos recordar que fue el marido quien empezó todo esto, así que igual no hay que juzgarla con tanta dureza, ¿no?

Antes de empezar los juegos de pareja, él ya había tenido deslices con gente relacionada con el trabajo aprovechando viajes... Luego empezaron los juegos de pareja y fue él quien fue más allá con la cuñada y lo ocultó.

No sé, si cabreas a tu mujer, como mínimo no debe extrañarte que luego ella te prepare algo que no te va a gustar.

Saludos y gracias

Hotam
 
Hola, buenas tardes.

Hombre... a ver... Que lo de Rocío parece una venganza fría y planificada, pues sí, lo parece. Ahora bien, mucha crítica aquí, pero debemos recordar que fue el marido quien empezó todo esto, así que igual no hay que juzgarla con tanta dureza, ¿no?

Antes de empezar los juegos de pareja, él ya había tenido deslices con gente relacionada con el trabajo aprovechando viajes... Luego empezaron los juegos de pareja y fue él quien fue más allá con la cuñada y lo ocultó.

No sé, si cabreas a tu mujer, como mínimo no debe extrañarte que luego ella te prepare algo que no te va a gustar.

Saludos y gracias

Hotam
Pues por eso mismo lo mejor es cada uno por su lado.
 
Estimado @Carlos Sevillista , no descartes que eso no pase. Aparte de que nos acaba el relato, cabe la posibilidad de que acepten la situación. "Me pican un poco los cuernos y me corroe la duda, pero el morbo que me da la vida que llevo lo compensan..."

Saludos

Hotam
Es que lo más probable es que sigan juntos, pero espero, Hotam, que dejen estos juegos.
 
He de decir que mis simpatías van por Rocío, porque al fin y al cabo el infiel ha sido él y ella la cornuda, quizá deberían haberse separado, es lo que otras parejas hacen cuando hay cuernos, pero es que Rocio ama a su marido y lo que intenta hacer, pienso yo, es restituir la confianza en la pareja.

Con el viaje para ver a Elena yo creo que no ha habido infertilidad pero es una prueba de confianza para él. Tendrá que decidir di confía en ella y continuar el matrimonio, o saberse cornudo, no soportarlo y separarse.

Pero Rocio también tendrá que volver a confiar en él, y eso no va a ser tan fácil.

También puede ser que esto sirva para abrir el matrimonio, con aventuras por separado, pero los celos de él no lo harán posible.

Y recordemos que esto lo inicio el marido infiel.
 
Hay que ser muy muy muy retorcida para darle la vuelta y querer hacerle sentir mal como si la culpa fuera de el.
Me ha puesto hasta de mala ostia y me dan ganas de decirle 3 cosas bien dichas a esta mujer.

¿Pero es que acaso no ha sido culpa suya?

Rocío le está poniendo una prueba de confianza de él hacia ella que hasta ahora no se le conoce ninguna infelicidad, pero de parte de él ya le ha ocultado dos. Ahora ella no se fía de que haya habido más.

Osea que sí, el malo es él por haber traicionado su confianza.
 
He de decir que mis simpatías van por Rocío, porque al fin y al cabo el infiel ha sido él y ella la cornuda, quizá deberían haberse separado, es lo que otras parejas hacen cuando hay cuernos, pero es que Rocio ama a su marido y lo que intenta hacer, pienso yo, es restituir la confianza en la pareja.

Con el viaje para ver a Elena yo creo que no ha habido infertilidad pero es una prueba de confianza para él. Tendrá que decidir di confía en ella y continuar el matrimonio, o saberse cornudo, no soportarlo y separarse.

Pero Rocio también tendrá que volver a confiar en él, y eso no va a ser tan fácil.

También puede ser que esto sirva para abrir el matrimonio, con aventuras por separado, pero los celos de él no lo harán posible.

Y recordemos que esto lo inicio el marido infiel.
Lo vemos radicalmente distinto.
 
¿Pero es que acaso no ha sido culpa suya?

Rocío le está poniendo una prueba de confianza de él hacia ella que hasta ahora no se le conoce ninguna infelicidad, pero de parte de él ya le ha ocultado dos. Ahora ella no se fía de que haya habido más.

Osea que sí, el malo es él por haber traicionado su confianza.
O sea vuelve sin ropa interior y hay que creerse que no ha hecho nada.
Normalmente estamos de acuerdo en nuestros puntos de vista, pero aquí no.
 
O sea vuelve sin ropa interior y hay que creerse que no ha hecho nada.
Normalmente estamos de acuerdo en nuestros puntos de vista, pero aquí no.

Es cuestión de confianza, y si no hay confianza la pareja ya no tiene futuro. Si él confía en Rocío, ¿que más da que venga con ropa interior o sin ella? Eso no es una prueba, recuerda que él venía impecable después de echar un polvo con su cuñada, y le acababa de serle infiel por segunda vez.

Y si ella le ha sido infiel con el del restaurante, eso no es lo importante. Lo importante es reconocer que tu mujer también tiene sus debilidades y aún así, seguir amándola. Un polvo es solo un polvo, nada que no hayan hecho antes.
 
Lo de tener sexo con su hermana lo empezaron con su consentimiento, porque ella follaba con el marido de la hermana. Eso tenemos que tenerlo presente.
Y tampoco sabemos si ella no le ha sido infiel con alguno.
 
Cuando un hombre decide proponerle a su pareja abrir la relación, debe saber que si la mujer acepta, él está totalmente en manos de ella. En el plano sexual, nos dan cincuenta mil vueltas. Las posibilidades que se le abren a una mujer atractiva y de mente abierta son infinitas, no sólo en el aspecto sexual, en el sentimental, el económico, el intelectual etc ...
Uno puede convertirse en un triste zángano, a la sombra de una reina empoderada y libre.
Los que decidan abrir esa caja de Pandora, que se lo piensen dos veces. Eso no se puede desconectar, cuando se nos pasen las ganas.
 
Última edición:
Yo no creo que vayan a ser una pareja abierta. Ya se ha visto que ha habido problemas precisamente por eso.
Supongo que se arreglará la cosa y serán una pareja monógama.
 
Tampoco tienen que ser monógamos porque uno de ellos haya sido infiel. Si recuperan la confianza pueden seguir con sus juegos sexuales compartidos, como lo hacen ahora.
 
Os decía que ya han pasado seis meses desde ese momento. Han cambiado muchas cosas, muchas.

Me costó sobremanera asimilar lo sucedido aquel fin de semana. Dudas y certezas se acumularon en mi cabeza, revueltas e informes, a veces sucediéndose y otras amontonándose, en pocos momentos con serenidad, en la mayoría de ellos en forma turbulenta y confusa.

Podía creer en su venganza, pero ello no me aclaraba si había llevado a cabo toda la actuación que había relatado o, simplemente, su venganza consistía en hacerme sentir aquellas tremendas dudas.

Era creíble en su expresión dolida, dramáticamente vertida, sobre su vivencia a lo largo de los dos últimos años, arrasada por los celos tras los encuentros sexuales mantenidos por su hermana y su marido, mantenidos a solas, incluso manteniendo durante un tiempo en secreto -al menos por mi parte- alguno de ellos.

¿Habíamos tenido algo parecido a un romance Loli y yo?

No acababa de encontrar el calificativo adecuado… y si yo no lo encontraba, debía admitir que mucho menos podía encontrarlo Rocío, que legítimamente se habría sentido traicionada por las dos personas en quien más podía confiar.

Su relato había sido hiriente, destacando las habilidades sexuales de quien afirmaba que las había poseído hasta saciarlas, incluso calificándose a sí misma como una furcia entregada, algo que en mi Rocío -la conozco bien- es denigrante y nada frecuente, ni mucho menos, tan imbuida ella siempre de su condición de ser humano hembra y muy digna.

Quería, de ese modo, presentarme algo radicalmente diferente a cuanto pudiera yo recordar de ella, siempre elegante incluso desnuda, siempre llena de un glamuroso halo de señora, incluso en los orgasmos.

En cambio, se me había descrito nada menos que como la puta más puta de todas las putas… una mujerzuela ensartada hasta escocerse follando con un desconocido sin otro fin que entregarse sin límites.

Quería, infligiéndose aquella descalificación, destruir mi idea fantasiosa de una bella y luminosa sexualidad abierta, para presentar su aventura (real o ficticia) como algo sucio, chabacano, vulgar… Seguramente para presentarme aquello como lo correspondiente a mis encuentros con su hermana. Sin duda, era para ella equivalente… algo sucio, secreto, turbio…

Podía imaginarla tal y como lo había expuesto ella… y acto seguido desechaba esa imagen, descartando que hubiera podido hacerlo…

Durante la noche las pesadillas se sucedieron. En un duermevela agitado, tan pronto soñaba con mi Rocío arrastrada en un burdel, satisfaciendo la lujuria de personajes abyectos, como se aparecía frente a mí, burlona, con toda la lencería destrozada, riéndose en mi cara al reprocharme la condición de cornudo cabestro.

Entre Carma y Elena, se aparecía en ocasiones, las tres en una desnudez sucia, procaz, de mujeres de la vida que se decía antes, manchadas de vino y semen.

Otras veces, las menos, Loli la acompañaba… pero su piel, su ropa, el pelo… estaban limpios, impolutos, sin contaminarse de cuanta suciedad impregnaba a las otras mujeres de mi delirio..

Volvía en otras, en cambio, a la imagen de aquella Rocío limpia, de aquella maestra de colegio de monjas vestida con recato, pelo recogido en un moño discreto y rebequita primaveral de color gris, de color hábito monjil, de color anodino y triste.

En una de las ocasiones en que desperté quise de nuevo masturbarme, aplacar aquella fiebre extraña que me llevaba a unas visiones tétricas que se acompañaban de una trempada bestial, con la verga endurecida sin explicarme el por qué de la reacción física en contradicción con la angustia mortal que inundaba mi ánimo.

No lo conseguía. Apenas comenzaba a sacudir el cipote con mi mano desaparecía la rigidez y volvía, como mucho, a una textura morcillona, pero blanda, sin deseo de culminar en un orgasmo.

Eran las tres de la madrugada cuando llamé a Elena. En un arrebato enloquecido tomé el móvil para llamarle.

Sonó hasta activarse el contestador automático, con un mensaje en el que su voz era reconocible, una de esas grabaciones que emiten el mensaje del titular. Colgué para llamar de nuevo. Repetí varias veces, no sé cuántas, hasta que la voz de Elena, pastosa, adormilada, también sobresaltada, respondió.

-¿Juan?

-Sí, Elena. Soy yo.

-¿Qué pasa?

-Eso quiero saber yo. ¿Qué ha pasado hoy? ¿Qué habéis hecho?.

Mi voz tronaba, desafinada y patética, descompuesto como estaba, abandonada cualquier dignidad, necesitado de respuesta a mi tortura. Sin duda Elena percibió, de inmediato, cuál era el escenario. Recuperada del susto de la llamada intempestiva, jugó conmigo sin ninguna piedad.

-Juan… ¿Es que no está Rocío en casa? Nos despedimos hace horas. ¿No le habrá pasado algo?

-No me refiero a eso. Sí que está. ¿Qué habéis hecho? Quiero saber con quién habéis estado…

Su respuesta era al principio extrañada, pero a medida que hablaba cambió el tono, seguramente al intuir cual era la situación real y el motivo de mi llamada.

-¿No te lo ha contado Rocío? ¡Ay! ¡Ya veo! ¡Estás celoso! ¿Qué te ha dicho ella? Juan…

Hacía una pausa prolongada, seguramente para hacerse cargo de la situación tras despertarse bruscamente. Prosiguió tras el silencio.

-Juan… tú ya sabes que Rocío es una máquina sexual ¿verdad? yo doy fe, cariño… tú nos has visto disfrutar juntas… no sabría cómo describirla… una hembra divina, de verdad…

No me ofrecía ninguna información. Sentía que se escapaba a mi pregunta sin dar respuesta al interrogante que me quemaba las entrañas.

-¡Elena, dime qué habéis hecho!- le pregunté elevando la voz.

-¡Uy, uy, uy! ¡Juan! ¡Qué agresivo! No te voy a responder, no quisiera inmiscuirme en vuestra relación… vosotros debéis resolver vuestras diferencias, no yo.

Nueva pausa que incrementaba mi desesperación. La voz era meliflua. Elena se reía de mí descaradamente al contestarme de aquella forma. Me dio por insultarla.

-Eres un putón- bramé al teléfono.

Una carcajada respondía al exabrupto.

-¡Claro que sí, Juan! ¡Mi marido es un cornudo, ya lo sabes! ¡Y yo un putón! ¡Me follo todo lo que me apetece y se pone a tiro!

Mantuvo una pequeña pausa entre risas, para continuar haciéndome más daño.

-Pero eso a ti ni te va ni te viene, porque no te preocupa que yo sea un putón, como dices… lo que te preocupa es saber si eres tan cornudo como mi marido o si Rocío es tan putón como yo.

No acertaba a decirle nada, sosteniendo el teléfono como un pasmarote, incrementando mi rabia, pero sin articular palabra

-¿Sabes qué te digo, hermoso?- su voz seguía en aquel tono tan ofensivo, como si estuviera dirigiéndose a un niño- que más vale que aprendas de mi Paco, que te esperan días de gloria haciendo de cabrón de esa hembra. Al menos mi Paco sabe quién es y qué me ha de dar para satisfacerme, porque algo sí te voy a decir: Esa diosa que tienes por esposa necesita de varios como tú, y bastante más machotes que tú, para estar contenta y se lo das o se lo acabará cogiendo ¿vale?

Colgué sin esperar más. No podía seguir escuchando sus comentarios y no quería que pudiera confirmarme las sospechas, necesitaba, a pesar de las evidencias, todavía seguir creyendo que era mentira su relato.

Por más de media hora seguí devanándome los sesos, dando vueltas y más vueltas a los mismos pensamientos, en un bucle mental muy dañino.

Cometí entonces una nueva estupidez. Exaltado como estaba, encendido, dolido por la burla de Elena, bajé a la habitación de invitados, a enfrentarme con mi mujer.

Parecía dormir plácidamente, con respiración profunda, sin despertarse cuando entré.

Retiré el cobertor y la sábana con intención de despertarla. Lo hice con ira. Enfurecido, sintiéndome despreciado y engañado por mi Rocío, por alguien de quien jamás hubiera esperado esa conducta.

Al retirar las ropas de la cama, incluso en la penumbra, pude contemplar la forma de su cuerpo, de su deseable cuerpo, con el pelo recogido, como normalmente lo recoge para dormir, y completamente desnuda…

Reparé entonces en que al salir de nuestra habitación simplemente vestía una bata de tela liviana, una de las que usa normalmente cuando está en casa, sin nada más en su cuerpo.

Reparé también que junto a ella, sobre la sábana, descansaba “Carma”, el aparato al que habíamos bautizado con el nombre de nuestra amiga que tanta habilidad demuestra con su boca, un succionador que pese a sus efectos tan conocidos no alcanzaba la perfección de la catalana.

Me descolocaba aquel objeto. Si lo había utilizado para masturbarse antes de dormir podía significar ¡tal vez! que su relato era pura ficción, porque tras un día de sexo intenso como había descrito hubiera sido extraño que lo usara.

En esos pensamientos me perdía cuando su voz, sus palabras, pronunciadas en la penumbra y sin abrir los ojos, pero sonando con un timbre claro y firme, me sorprendieron y golpearon.

-Si haces lo que estás pensando será una violación. No me voy a resistir, pero que sepas que no me apetece, hoy ya he tenido todo lo que necesitaba.

¡Me conoce tan bien! Porque sí… me pasaba por la cabeza la idea de vaciar toda la furia poseyéndola sin contemplaciones, tomando aquello que demostrara mi condición de titular de su cuerpo, en la misma forma en la que lo pudieran hacer el común de los maridos de hace siglos.

Pensé desoírla… pero no lo hice.

Salí de aquella habitación con el ánimo hundido, como si acabaran de golpearme con rudeza y mi mente se hubiera perdido en lo más profundo y oscuro de mí mismo.

Cuando llegué a la mía hice una nueva estupidez.

Permitidme que haga aquí una breve reflexión sobre algo que habitualmente no pensamos.

Permitidme que os de un consejo: Si tenéis algún tipo de medicamento que de tanto en tanto necesitéis, no los tengáis muy a mano, procurad que no sean accesibles, que no se os presenten a la vista con facilidad.

Sí… ya sé que es difícil imaginar que una persona normal, como tú, como yo, como todas las personas normales que conocemos, haga una tontería cuando se siente como yo me sentía aquella noche.

Pero es difícil de imaginar porque cuando pensamos en ello -si pensamos- no lo hacemos bajo el influjo de las peores emociones de un ser humano. Los rincones de la mente humana, las zonas oscuras de la propia mente, son difíciles de entender en los momentos de lucidez, y todos somos potenciales víctimas de la desesperación.

Mi vida, según lo veía en aquellos instantes, había cambiado para siempre, hundiéndose en un lodazal del que no podría jamás salir. Humillado, despreciado, hundido, con la estima propia destruida…

No.

No me las tomé. Las pastillas para facilitar el sueño en noches especialmente agitadas, de esas que todos los profesionales sufrimos al menos algunas veces en nuestras vidas, me llamaban desde la mesita de noche con una voz poderosa, invitándome a una solución fácil y trágica, ofreciéndome con cinismo la salida de los callejones sin salida que en mi mente me encerraban.

Pero el hecho mismo de haber tenido la tentación de hacerlo justifica ahora mi espanto, meses después, ante lo que más que como tragedia puedo ver hoy como esperpento.

Me tomé una, eso sí. La necesitaba tras un día tan largo y unas emociones tan intensas. Surtió efecto. Dormí profundamente hasta el mediodía del lunes, dejando sin atender las tareas, principalmente reuniones y llamadas telefónicas, que tenía programadas para iniciar la semana, algo que jamás me había pasado antes.
 
Llamar a Elena, fue le peor decisión de la noche, y despertar a Rocío la segunda peor. Ahora está más hundido que al principio. Pues que imagine Juan como se sintió Rocío al conocer que le había puesto los cuernos, dos veces con su hermana y no se los confesó.

Rocío ya lo ha dejado claro, o piensa en que no ha pasado nada, confiando en ella, o asume que a veces la confianza también tiene fallos, y asume que le ha sido infiel. y a vivir con ello, como hace Rocío.

Lo peor que se lo podría ocurrir a Juan ahora, es que en revancha, volverse a follar a Loli, sabiendo que Rocío se enteraría, o follarse a otra y dejar sospechas en Rocío. Que viendo como funciona su cabecita, no descarto ni una ni otra.

Hay otra solución, que es la que ya he apuntado antes y que ya se la dijo Rocío.

Felicitaciones al autor.
 
Que yo sepa ella también ha follado con el tal Ernesto, aunque el lo supiera.
Así que tampoco es tan buena como la pones.

Eso no es infelicidad, ya que el mismo Juan le incitó a ello, y Rocío en ningún momento se lo ocultó. Vale que no fue como Juan había pensado, pero tampoco Rocío había pensado en que Juan le pondría los cuernos con su hermana y encima se lo ocultaría. Si no hubiera habido una primera vez por parte de Juan, no creo que Rocío hubiera follado con Ernesto. Al final es cuestión de confianza, confianza que traicionó Juan, no lo olvidemos.

Y yo no digo que Rocío sea la buena de la historia, pero de momento, es a la que la han puesto los cuernos, dos veces.
 
Le tienes una manía a Juan tremenda.
Pues a mí me da que al final no hizo nada y no ha habido infidelidad.
Por cierto a mí Elena me parece una pedazo de imbécil tremenda. Está claro que se lo ha dicho para hacerle daño.
Creo que siguen juntos y está crisis se solucionó. Y no creo que sean una pareja abierta si no que tendrán sexo solo entre ellos.
 
Eso no es infelicidad, ya que el mismo Juan le incitó a ello, y Rocío en ningún momento se lo ocultó. Vale que no fue como Juan había pensado, pero tampoco Rocío había pensado en que Juan le pondría los cuernos con su hermana y encima se lo ocultaría. Si no hubiera habido una primera vez por parte de Juan, no creo que Rocío hubiera follado con Ernesto. Al final es cuestión de confianza, confianza que traicionó Juan, no lo olvidemos.

Y yo no digo que Rocío sea la buena de la historia, pero de momento, es a la que la han puesto los cuernos, dos veces.
Pues si no dices que es la buena de la historia, lo parece.
 
¿Tengo una duda, y si Rocío solo viajó a encontrarse con Elena para que le enseñara a dominar a su marido y convertirlo en un cornudo sumiso como Paco? Sería la leche.

Pero ni de coña, solo estaba bromeando. Aunque Rocío sea una bomba sexual, como dice Elena, lo es pero siempre acompañada de su marido. Ni a uno ni a otro los veo en este mundo culkod, más bien en el de los intercambios, ahí sí que se compenetran bien. Pero por si acaso, que Juan no cruce la línea más veces.
 

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