Es brutal lo que contáis. Yo siempre me he pajeado así, hasta el punto de que hace años pasaba las noches enteras dándole y parando. Hubo una época que en cierto momento me entraba como un dolor entre testículos y estómago que aún corriéndome no se me pasaba pero no era capaz de parar y evitarlo. Me pasaba cuando estaba varias horas seguidas sin parar. En esas sesiones la corrida era increíble, muy líquida pero super abundante.
Otra cosa que suele suceder es que llegas a hacer cosas muy al límite, jugar con tu cuerpo, situaciones limite que si te pillan te la lían bien...