El encargado de la finca

El viernes me lleve un macuto con todo lo que tenía que llevar para la acampada. Cuando llegue a la finca lo deje esa misma mañana en la casa de Juan.
Esa mañana Juan estaba especialmente contento. Tenía ganas de ir a la cala. Ya había dejado en el coche la tienda de campaña, la caña de pescar, una barbacoa portátil pequeña, y había un montón de cervezas en el frigorífico.
- ¿Estás preparado para esta noche niño? me dijo con esa sonrisa picarona que le caracterizaba. - Vamos a ver si pescamos algo, y lo pasamos bien -.
Durante la tarde ya se empezaba a escuchar la música de la fiesta de la piscina de Alberto.
Cuando terminamos la tarea, nos dirigimos Juan y yo a su casa. Desde allí se veía a los amigos de Alberto fuera de la piscina bailando y bebiendo. Habria unos diez entre chicos y chicas.
Juan me dijo que me duchara rápido porque luego quería también el ducharse para salir cuanto antes. Justo cuando cerré el grifo llamaron a la puerta. Yo cerré la puerta del baño dejándola entreabierta. Era Alberto.
Juan le abrió y se encontró un Alberto en bañador y en estado de embriaguez, además antes de hablar de sus dedos colgaba lo que era un "pollo" de cocaína.
- ¿Quieres?, Es lo primero que dijo balanceando el pollo en los dedos. Vente ahora mismo para la fiesta que te necesitamos.-
El no sabía que yo estaba allí, y que lo estaba escuchando todo y viéndolo por el hueco entreabierto de la puerta.
- Tengo otros planes Alberto. Ya te dije que seguramente no iba a ir - dijo Juan
Alberto con un poco de enfado le dijo: - todos te están esperando, fuiste el alma de la última fiesta, y quieren que vengas. Además yo me voy, no puedes hacerme este feo. O ¿es que no te lo pasaste bien en la orgia que montamos? -
Yo, al decir eso, me quedé impactado, a la misma vez que no me extraña el poder que tiene Juan, y que todos, tanto hombres como mujeres, en estado de embriaguez y drogados, quisieran probar ese macho y follador nato.
- Hoy no Alberto que tengo planes. Y además aquello se descontrolo mucho -
Mientras Juan decía esto, Alberto abrió el pollo y con su dedo cogió un poco de cocaína y la esnifo.
- No quiero un no por respuesta. Ponte ese bañador que te marca una buena polla y culo que te esperamos en la piscina - le dijo ya abandonando la casa de Juan.
Juan cerró la puerta y fue hacia donde estaba yo. Yo estaba desnudo, todavía sin vestirme.cuando Juan entro quitándose los pantalones y los gayumbos dirigiéndose a la ducha.
- Lo has oído y escuchado todo - me dijo Juan abriendo el grifo de la ducha. Por eso te dije que te llevarás cuidado.-
Me siguio contando mientras se enjabonaba. - D. Fulgencio me tiene mucho cariño y soy como un hijo para él, pero el que realmente es su hijo es Alberto, y lo ha tenido siempre muy consentido y ha hecho lo que le ha dado la gana. Yo ya puedo trabajar 24 horas y se que ante cualquier incidente D. Fulgencio me va a apoyar, pero si su hijo quiere me jode.-
Continuó Juan, - desde muy joven me fue buscando. Él es gay, cosa que su padre desconoce, y que por supuesto se lo va a ocultar. D. Fulgencio es de los de antes, y no podría tener un hijo maricon, con lo macho que es él y por supuesto que se sepa entre sus amistades. Me fue buscando y yo no quería, era el hijo del jefe, y ya sabes, donde tengas la olla no metas la polla. Pero a mí me gusta el sexo, y mucho, y un día en la piscina empezamos y me lo folle. Maldigo ese día niño, pero son errores que uno va cometiendo y todavía lo estoy pagando. Quiero conservar este trabajo, soy feliz aquí, y se que si lo jodo el me puede joder a mi -
Entendí perfectamente a Juan. Sí por el fuera se habria ido a trabajar a otro lugar, pero le encantaba su trabajo, era su vida, estimaba mucho a D. Fulgencio, y aunque le sobra valentia y cojones para mandar todo a la mierda, el tenía un apego sentimental muy importante a aquella finca, es como si fuera suya. Y si tenía que saciar de vez en cuando las ansias de follar de Alberto lo hacía. Supongo que disfrutaría también, pero una cosa es hacerlo por gusto y otra por obligación. Me di cuenta que a pesar de su seguridad en si mismo, su valentía y su hombría, también era vulnerable.
Eso me hizo desearlo más. Quería que se olvidará de ese mal trago con Alberto.
Me fui a la ducha y empecé a besarlo en la boca. Junte mi cuerpo al suyo y mis manos recorrían toda su espalda, su culo empujándolo hacia mi. Nuestras pollas empezaron a crecer, tras la excitación y el roce de una contra la otra. Juan enseguida se puso más berraco y ya notaba como quería poseerme.
Nos fuimos a la cama besándonos y metiéndonos mano sin parar. Lo empuje hacia la cama y me puse encima. Seguí besándolo y le dije que se relajara y me dejara a mi.
Fui besando, chupando, mordisqueando su cuello. Sentía ya su mástil que peleaba junto al mío por hacerse hueco entre nuestros cuerpos. Frotaba mi polla con la suya, sus huevos con los míos. Fui bajando hasta sus pezones que los mordisqueaba y chupaba,.además de estirarlos con mis labios. El grosor de su polla ya la sentía en mi pecho. Lami sus abdominales hasta que llegue a su polla. Me la metí entera, tenia muchas ganas de tenerla otra vez en mi boca. Se la chupe, lami, succioné viendo que con cada movimiento el cuerpo de Juan se arqueaba de puro placer. Le lamía los huevos y se los chupaba. Cogía cada uno de los testículos gordos y con leche con mi boca y se los estiraba, escuchando ya los jadeos de Juan que me ponían más cachondo.
Juan ya no podía más, se levanto y me hizo girar en la cama. Yo estaba boca abajo cuando senti todo su cuerpo sobre el mío y su respiración agitada al lado de mi oído. Empezó a lamer mi nuca mientras su polla jugaba con mi culo, intentando meterla en mi raja para pajearse. Fue lamiendo y besando mi espalda hasta llegar a mi culo. Me levanto un poco la cadera y saco mi polla y huevos por detrás empezando a chuparmelos y lamerlos. Mi polla estaba muy dura y más se puso cuando empezó la mamada.
Yo con las rodillas hincadas en la cama y mi culo un poco elevado notaba como Juan cogía mi verga y mis huevos y me los estiraba hacia atrás. Dejo la mamada y me abrió la raja del culo con las manos. Escupio sobre mi ano y hundió la cara en el. Con su lengua recorría todo mi perineo hasta el agujero donde de vez en cuando me penetreba con su lengua. Mi ano palpitaba, se abría y cerraba constantemente buscando algo más gordo que lo satisfaciera.
Yo con mi cabeza y torso pegados a la cama levante un poco más el culo. Juan se puso de pie en la cama, flexionó las rodillas,.como si estuviera haciendo una sentadilla y de pronto note su punta ya en el inicio de mi ano.
Pensé que con esa postura la embestida iba a ser brutal. Y así fue.
Mientras me la iba metiendo, gemi como un berraco. La primera vez que la tenía dentro. Conforme la iba metiendo sentía dolor muy intenso, como si mi culo se fuera a partir, a desgarrar. Tuve que contener la respiración, a la misma vez que soplaba fuerte, agarrando con mis manos las sábanas. Es que no era normal lo que me estaba metiendo por el culo. Era un misil gordo y duro que se tenía que ir abriendo paso por un lugar hasta ese momento estrecho.
Cuando me la metió entera, de mis ojos salieron un par de lagrimones. Le dije a Juan -dejala ahí, no te muevas todavía, deja que mi culo se adapte a ese mástil - . Juan me hizo caso y la dejo unos segundos, toda dentro de mi. Ya la sensación de dolor se le fue sumando un poco de gusto. Empezó a moverse un poquito, muy suave. En ese momento, ya se había pasado el tremendo dolor. Juan empezó a coger ritmo, y por lo que oía le estaba gustando follar mi culo.
Yo ya estaba en el cielo, cada vez me daba más gusto tener ese pollón dentro de mi. Además que cada embestida parece que se ponía más gorda y dura. Y por supuesto estaba el factor humano, Juan, que sabía follar como dios.
Ya me estaba embistiendo fuerte, los dos jadeando como locos. Juan empujó mi culo hacia abajo, la saco y estando boca abajo separo mis piernas se sentó encima de mi culo, bajo un poco y empezó a metermela en esa postura.
Empezó a follarme fuerte, al principio el sentado, hasta que se acostó encima y empezó a penetrarme más profundamente, parece que su polla quería atravesar todo su cuerpo. La sacaba casi entera y de pronto zas, me la metía hasta el fondo. Juan quería estar dentro de mi y quería que lo sintiera bien. En cada embestida, que me volvía loco,.sobre todo el sonido que hacía cuando su cuerpo golpeaba el mío, se me ponían los ojos en blanco. Agarraba fuerte las sábanas y de vez en cuando giraba la cabeza para ver la cara de Juan gozando, cerrando sus ojos y abriendo su boca para gemir. No os podéis imaginar ver un macho con esos músculos, tensos por la follada que me estaba dando, intentando partirme en dos con su pollon. No me podía imaginar que me estaba pasando esto.
Se levantó, me dio la vuelta y se puso encima. Yo levante el culo y me penetro. Esta si que era profunda. Para darle más gusto a él,.puse mis piernas sobre sus hombros, su polla me llegaba hasta el estómago.Empezamos a besarnos de manera muy bestia,.mientras el aceleraba sus movimientos.
Sí respiracion se agitaba más,.sus jadeos. Yo notaba como se endurecia más su polla dentro de mi. Yo con mis piernas en sus hombros intenté levantar más mi culo y arquear mi espalda. Eso hizo que se hiciera más profunda la embestida. Juan se puso con los ojos en blanco, solo jadeaba y me daba duro y cada vez más fuerte. Yo estaba sufriendo espasmos por como me daba duro, el no paraba, más intensos, yo no podía más y con varios gritos de placer máximo note dentro de mi culo unos cuantos trallazos de leche, que por la cantidad,.empezaron a salir por mi culo y junto a su polla cada vez que entraba y salía. Me cogió por el cuello,.todavía con la polla dentro, metiéndomela muy suave, y puso su cara al lado de la mía. Su respiración agitada cada vez se iba apaciguando, como la mía.
- No te salgas Juan, no te salgas, quiero tenerla ahí unos minutos junto con tu leche - le susurré al oído.
Juan no la saco, se quedó ahí quieto encima mío, mejilla con mejilla sin decir nada y descansando después el brutal esfuerzo.
Nos besamos y Juan se colocó a mi lado
- Que hacemos niño, nos vamos de acampada o nos vamos con Albertito
Yo le respondí: -Tanto una cosa como otra seguro vamos a follar-.
Los dos empezamos a reírnos de manera escandalosa.

Continuará....
 
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Lo único que recuerdo es que al día siguiente cuando el sol ya estaba saliendo por el horizonte estaba totalmente desnudo encima de una hamaca, rodeado de condones y cerca dos chicas, también totalmente desnudas. Gire la cabeza y vi a Juan totalmente desnudo, de pie, tomándose una cerveza y viendo como amanecía. La silueta de su cuerpo totalmente esculpido por los mismos dioses hizo que esa imagen se inmortalizará en mi mente hasta hoy. Era perfecto.
Al lado de Juan estaba en una hamaca Alberto y uno de sus amigos. Los demás. estaban esparcidos totalmente desnudos por la piscina y durmiendo. El único que estaba despierto era Juan y yo, que aunque adormilado, intenté levantarme y dirigirme hacia él cogiendo de su mano la cerveza para beber un trago, tenía bastante sed.
- Buenos días, tengo recuerdos intermitentes de lo que pasó anoche, pero no sé cómo la termine. - le dije
- Mejor que no lo recuerdes. Has follado con todos los que estamos aquí. Eras como una bestia, no sabía que eras como yo - diciendomelo con una sonrisa. - La orgia que se montó aquí ni una peli porno niño.-
- Recuerdo empezar pero no sé cómo termine, espero haber practicado sexo seguro. No quiero con mi edad coger una enfermedad. (en ese momento había un pánico en España por el sida).
- Tranquilo niño, que aunque estaba también ocupado te estaba observando y protegiéndote de cualquier tontería que pudieras hacer. Quiero seguir follando contigo a pelo. - me dijo girando la cabeza.
Eso que dijo me hizo hacerle una caricia en su cuello. Le di un azote en su culo y me dije que quería irme de allí. Buscamos nuestros bañadores, pero el mío no lo encontré. Juan y yo, totalmente desnudo, nos fuimos hacia su casa.
- Dejamos la acampada para el fin de semana que viene - me comentó cuando abría la puerta de casa.
- De acuerdo Juan - le dije mientras iba al cuarto de baño para darme una ducha.

Continuará....
 
Recuerdo que después de que Juan me poseyera y de tener su pollon dentro, éste de decidió ir a la fiesta de Alberto.
Nos pusimos el bañador, una camisa, las chanclas y nos dirigimos hacia la piscina.
Mientras ibamos hacia allí, notaba como salía todavía su leche por mi culo, mojando la malla de mi bañador. Me gustaba esa sensación húmeda en mi culo y como de vez en cuando mientras andaba salía ese hilillo de su leche saliendo poco a poco. Además no me importaba en absoluto, recordándo el polvazo de unos minutos antes.
Al llegar tenían la música bastante alta. Al vernos Alberto se sorprendió de verme con Juan, pero iba tan borracho que ni le dio importancia.
Nos saludamos y nos llevó a un extremo de la piscina donde nos dijo que tomaramos lo que quisiéramos.
Había varias mesas. En una de ellas habia diferentes tipos de bebidas alcoholicas con sus correspondientes refrescos, en otra gran cantidad de cervezas bien frías metidas en hielo, otra mesa estaba repleta de todo tipo de comida, y la última, junto con el hielo, es la que más me sorprendió: en un cuenco había bastante "pollos" de cocaina, junto a varias carcasas de CDs de música y tarjetas de diferentes comercios, y en otro cuenco numerosas cápsulas de éxtasis, que era la droga de moda en ese momento. Al lado, varias cajas de condones y botes de lubricante. Creo que estábamos ante una auténtica "fiesta blanca" y parece ser que todos iban a participar en ella.
Alberto empezó a llamar a sus amigos. En total éramos cuatro chicas, cuatro chicos, Alberto, Juan y yo.
Llegaron primero las chicas, creo que por la emoción de volver a ver a Juan, y creo que también por nueva carne fresca, en este caso yo. Vinieron riéndose e iban ya un poco bebidas. Todas ellas solo con el tanga puesto luciendo sus pechos al aire. Las cuatro eran morenas y todas, dentro de un físico más o menos diferente, tenían su encanto y sobre todo muy follables. Cuando nos la estaban presentando me di cuenta de que el pollón de Juan se estaba despertando por las miradas que les echaba a todo su cuerpo y a sus tetas. Yo también me puse calentito, sobre todo por esos pechos y por querer quitarles ese hilo de tanga y meter mis dedos bien dentro de sus coños para ver cómo olían para después comérmelos. Ellas también miraban con cara de puro deseo, rezumaban sexo y eso es lo que querían, sobre todo por las miradas que nos echaban a nuestros cuerpos y paquetes.
Llegaron después a saludarnos los chicos. Todos con cuerpos muy buen cuidados, no podía esperar otra cosa siendo amigos de Alberto, y sobre todo guapos. Dos chicos rubios y dos morenos, parecían salidos de una portada de la revista para chicas adolescentes "super pop" de aquella época.
Supuse que todos eran gays o bisexuales por la forma de mirarnos a Juan y a mi. Dos de ellos ya conocían a Juan, de otras fiestas, y dos eran nuevos. Uno de ellos, uno rubio, que se llamaba Jorge, al presentarse me dio un pico en la boca. No le di importancia, pero ahí supe que Alberto ya les comento que no me iba a importar. Jorge no paraba de observarme, me estaba follando con la mirada y lo hacía de manera bastante descarada. Era rubio con los ojos claros, tenía un cuerpo delgado pero bastante fibrado. Alto y con un culo de los que da gusto follar, llevaba un bañador blanco tipo "turbo" que le marcaba un paquete que parecía que iba a explotar.
Fue a por dos cervezas para ofrecerme una y nos quedamos hablando de nuestras vidas estudiantiles y profesionales. El estaba estudiando derecho, y me comentaba su experiencia en la universidad.
Mientras conversaba conmigo, Juan estaba ya sentado en el borde de la piscina, y al lado tenía a tres de las chicas babeando por el. En el agua estaba Alberto, apoyado en su muslo, mirandolo con cara de que en un momento a otro le iba a sacar la polla para chuparla, y al otro lado, también metidos en el agua y cercanos a Juan los otros dos amigos.
Me faltaba un chico y una chica. Estos estaban metiéndose una raya de cocaína. Al esnifarla, cogieron otro pollo de cocaína y se fueron hacia uno de los sofás de jardín que tenía Alberto en la piscina y empezaron a enrollarse.
Mientras Jorge me hablaba mi mirada iba hacia la parejita el sofá, ahí yo ya pensé que había empezado la fiesta de verdad.
Yo asentía a todo lo que decía Jorge, pero a lo que estaba prestando especialmente atención era a la escena del sofá.
El chico no paraba de meterle mano a la chica, dejándome en mi ángulo de visión todo el coño de la chica, todo rasurado y de color rosa oscuro cada vez que le retiraba el tanga para masajearlo y meterle los dedos. Con ella ya desnuda se hizo una raya en sus tetas que esnifo y después chupo. Después volvió a hacer otra raya ya practicamente en la raja de su coño hasta su pubis. La esnifo y empezó a lamer todo el coño de la chica y su pubis.
El tío se levanto con toda la erección dentro del bañador, y la chica le costó quitarselo. Cuando se lo bajo, con un cara desorbitada de deseo, empezó a tragar la polla del chico. Una polla que no era larga, pero de un grosor bastante considerable y muy morena. La chica después de mamarsela con especial maestría, cogió de la mesa la coca y con sumo cuidado hizo una raya encima de la polla que esnifo, volviendo otra vez a tragársela hasta el fondo.
El chico disfrutaba bastante, y la chica tenía que abrir bastante la boca para comerse ese falo. La chica se la saco de su boca y se acostó en el sofá. Abrió sus piernas esperando al chico que la penetrara en la postura del misionero. Antes de meterla el chico volvió a coger la servilleta donde estaba la coca, se descapullo dejando al aire su glande, que humedecido restregó sobre la servilleta con coca llenando su punta de esta droga. La chica con todo el coño abierto recibió ese pollón lleno de coca. La embestida fue brutal, siguiendo con un ritmo frenético al follarla.
En ese momento los gritos de la pareja comenzaron a ser fuertes. Fue ahí cuando todos se giraron y vieron la escena, incluido Jorge. Todos empezaron a corear a la pareja entre grandes carcajadas. Todos menos Juan y yo, que cruzamos nuestras miradas y creo que a la misma vez pensamos: "se ha abierto la veda".
Mientras veian todos el espectáculo, me acerqué a donde estaban los condones y me equipe llenando uno de mis bolsillos, por si acaso. Lo que no sabía es que iba a utilizarlos tanto esa tarde noche

Continuará....
 
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Mientras seguían follando, me disculpé con Jorge para ir al baño. Me dirigí a la casa de la piscina donde entre para orinar.
Al ver que no había nadie no cerré la puerta. A mitad de la meada escuché a alguien dirigirse hacia donde yo estaba. Era Jorge.
- Te importa que entre a lavarme las manos - me dijo mientras se dirigía al lavabo. Yo todavia con el rabo entre mis manos gire la cabeza y vi como a través del espejo me miraba.
Terminé de mear y me la meti dentro del bañador. Me di la vuelta y veo que Jorge se había bajado su bañador y se había apoyado en el lavabo ofreciéndome su culo, moviéndolo de izquierda a derecha.
- Follame tío - me dijo a través del espejo del baño. Quiero ese rabo dentro de mi ya -.
La situación era muy morbosa, y me estaba pidiendo a gritos que le penetrara rápidamente. Con dieciocho años se tiene la gran suerte de tener siempre la verga preparada y tiesa en cuestión de segundos.
Cogí un condón de mi bolsillo, me baje el bañador hasta las rodillas y me lo puse en mi rabo ya erecto.
Acerque mi polla al culo de Jorge, escupí en ella lubricando el condón y zas, comencé a meterla. Me sorprendió que entrará tan bien, hasta el fondo. Jorge tenía el culo bien abierto. Empecé a bombear mientras Jorge empezaba a jadear. Me estaba dando bastante gusto la verdad follarme a ese rubio. Le levante una pierna y vi como colgaban sus huevos y como se balanceaba su polla con cada embestida mía.
De pronto, escuché que alguien se acercaba hacia el baño. Me dio igual quién viniese, ya que la fiesta que había organizado Alberto era para disfrutar al máximo y no iba a parar con el gusto que me estaba dando reventar el culo de Jorge
Me sorprendió quién asomo por la puerta. Era Juan en bolas. Se ve que ya se estaba la fiesta en la piscina desfasando. Me miró y observo mi polla entrando y saliendo de Jorge. Creo que quería comprobar que estaba siendo precavido y que estaba usando condón. Con la mirada lo invite a que se uniera. Su polla empezó a crecer mientras se escupia en ella pajeandose. Jorge también lo miro con deseo mientras jadeaba.
Juan se puso detrás de mí. Yo sabía cuales eran sus intenciones. Pare de moverme con toda mi verga dentro del culo de Jorge. Quería facilitar la entrada de Juan dentro de mi.
Mi culo ya estaba entrenado para la polla de Juan, que entro sin problemas.
El gustazo de penetrar y ser penetrado al mismo tiempo era una de mis fantasías que en ese momento se hizo realidad. Es una sensación que no se puede explicar con palabras. El placer en su estado máximo. La excitación y el morbo de mi primer trio hizo que gimiera como nunca.
Conseguimos un ritmo acompasado entre Juan y yo. Teníamos la suerte de contar con buenas pollas y estás no sé salían de sus objetivos.
Notaba como Juan también la situación tan morbosa le ponía muchísimo.
- ¿Te has traído más condones niño? me dijo al oído con la voz entrecortada por la excitación.
Yo le contesté que si inclinado mi cabeza afirmándolo.
- Quítate tú el condón y follame a mi mientras parto a este en dos -
La saqué del culo de Jorge, cogí de mi bolsillo otro condón que se lo puse yo a Juan en su pollon y me quite el mío.
Jorge nos miraba con cara de extrañeza por parar un momento pero, al ver por el espejo lo que le esperaba, se le iluminó la cara.
Juan lo penetro sin contemplaciones, ya le había dejado yo el camino libre.
Juan se quedó quieto esperando mi polla dentro de su culo a pelo. La lubrique con mi saliva y se la metí, aumentando mi sensación de fricción al estar el culo todavía estrecho de Juan con respecto al de Jorge
Jorge empezó a dar alaridos, mientras que Juan gemía como el solo podía hacerlo, como un macho que en ese momento estaba gozando como nunca.
Nos veíamos Juan y yo en el espejo con cara de satisfacción. Jorge a veces levantaba la cabeza y nos veía a los dos, gimiendo bastante fuerte.
Empezamos a subir el ritmo de la doble follada cuando escuchamos a Alberto llamando a Juan mientras estaba entrando en la casa.
Juan desde el espejo comenzó a negar con la cabeza, como diciendome que no iba a contestar, total iba a venir hacia el baño al escuchar la follada que estamos teniendo.
Lo primero que dijo Alberto, que también venía en bolas, al vernos fue: - Hostias, por lo menos que avisáis cabrones. Yo también quiero participar -, agachándose y dirigiendo su boca hacia la polla de Jorge comenzando a mamarsela.
En un momento estábamos cuatro tíos montando una orgia en el cuarto de baño de la casa de la piscina. Menos mal que era grande.
Es de esas situaciones que jamás.me hubiese imaginado que me iba a pasar. Alberto mamando con un hambre voraz la polla de Jorge, Juan follando a Jorge con embestidas bastante profundas, y yo intentando follar a Juan siguiendo el ritmo de como este follaba a Jorge.
Juan inclinó la cabeza y me dijo casi en silencio:
- Niño, sígueme el juego. Estos pijos te van a recordar cómo mi. No te corras,.aguanta, pero no te corras.
Creo que Juan me dio a entender que teníamos que aguantar para seguir follando más horas, aunque yo creo que tanto Juan como yo podríamos corrernos varias veces y estar disponibles al momento, Juan porque era un toro y yo por mi juventud.
Juan la saco de Jorge y al hacer eso yo también saque mi polla del culo de Juan.
- Alberto pon ese precioso culo que te lo reviente - dijo Juan como un macho que dirige su manada. - Tú niño sigue fornicandome por detrás.
Alberto se puso en la misma posición que estaba Jorge. Con el mismo.condon metió su pollon en el culo de Alberto que de la embestida un poco más y rompe con su cabeza el espejo del baño. El grito fue fortísimo, pero ya estaba acostumbrado a ese misil en su culo. Juan volvió a quedarse quieto para que yo se la metiera. Mientras Jorge se inclinó para mamar la polla de Alberto.
Alberto jadeaba como un animal. Juan y yo estábamos con mucha excitación y gemíamos. En definitiva lo estábamos pasando de puta madre, pero lo de Alberto es para asustarse. Los demás que estaban en la piscina tenían que escuchar sus gritos desgarradores de placer.
- Me voy a correr Juan - le dije al oído con voz temblorosa.
Juan entonces saco su misil del culo de Alberto y se quitó el condón. Yo también la retire del culo de Juan. Nos pusimos uno al lado de otro uniendo nuestras pollas. Jorge y Alberto arrodillados empezaron a mamarlas. Nos chupaban, lamían, nos cogían de los huevos, en definitiva nos devoraban.
Juan y yo nos mirabamos en el espejo, mostrando ambos sendas caras de placer y gozo. Al cruzar nuestras miradas nos sonreíamos, disfrutando enormemente de la situación. Empezamos a gemir ambos fuertemenre. Jorge y Alberto nos estaban destrozando y yo estaba a punto de correrme.
- Juan me corro tío - le dije al oído mientras jadeaba.
- Vamos a corrernos niño - , cogiéndome la cabeza juntando sus labios contra los míos. Yo ya no podía más y mientras nos morreabamos empezamos a tener tanto Juan como yo espasmos. Las pollas explotaron llenando de leche tanto las bocas como las caras de Alberto y Jorge.
Fue una sensación brutal. Cogimos nuestras pollas y empezamos a frotarlas sobre las caras de ambos mientras aprovechaban para meterselas otra vez en sus bocas para dejarnoslas bien limpitas.
Unos minutos después Alberto y Jorge se metieron en la ducha para lavar sus caras y cuerpos de nuestra lefa mientras nosotros salíamos del cuarto de baño. Me puse el bañador, todavía con varios condones en el bolsillo cayéndose algunos. Juan salió desnudo.
- Esto es solo el principio niño, las chicas antes me han dicho que estás muy bueno. Vas a tener que comerte varios coños -
Yo, en ese momento, pensé que estaba en el paraíso

Continuará....
 
Cuando salimos a la piscina el resto del personal estaba metido en el agua. Iban todos desnudos tanto las chicas como los chicos.
Yo me quite el bañador, Juan ya iba en bolas, y note como todos nos miraban nuestros cuerpos, y especialmente nuestras pollas.
Uno de los chicos, rubio como Jorge, nos preguntó por Alberto y Jorge. Les dijimos que estaban en la cabaña, más específicamente en la ducha. Los tres chicos salieron de la piscina por el borde, cogieron la bandeja donde estaba la droga y se dirigieron a la cabaña prácticamente corriendo. Era un espectáculo ver las tres pollas, de diferente tamaño y grosor, balanceándose mientras iban hacia la cabaña. Después me di la vuelta y observé tres culazos dignos de ser follados.
Las chicas se quedaron dentro de la piscina, murmurando entre ellas y riéndose mientras veían como Juan y yo nos acercábamos al borde.
La que se follo al chico en la hamaca les dijo a sus amigas enfadada: - Será posible que se han llevado la coca. Espero que no la tomen toda.-
Otra de las chicas le respondió: - Teniendo estos dos monumentos aquí que le den a la coca - dirigiendo la mirada hacia nosotros riéndose y elevándose en el agua para mostrarnos unos pechos totalmente perfectos para su cuerpazo.
Nos metimos en la piscina. Iban totalmente desnudas. Nos pusimos a hablar con ellas y de vez en cuando entre ellas jugaban a sumergirse. Eso hacia que viéramos bastantes veces sus pechos, sus culos y sus coños. Yo, que estaba al lado de Juan, lo vi ya armado.
- Vamos a ponerlas cachondas - me dijo Juan, saliendo de la piscina con todo su pollón bien erecto exhibiéndose hasta una de las hamacas. Las chicas paralizaron todo lo que estaban haciendo admirando a ese macho con toda la polla tiesa. Yo creo que con esa visión empezaron a chorrear sus coños.
Yo no iba a ser menos, cuando Juan ya estaba sentado en la hamaca, sali de la piscina con todo mi rabo bien duro, notando como las chicas también admiraban semejante polla y cuerpo. Escuche como una le decia a la otra: - Tremendo niño, vaya polla tiene - haciendo que sonriera con tremendo orgullo.
Me senté en la hamaca de enfrente de Juan y nos miramos de manera cómplice. Vimos como entre ellas empezaron a susurrar y empezaron a salir de la piscina. Dos de ellas cogieron una bandeja con varios vasos de chupito y unas botellas de tequila, con sus correspondientes rodajas de limón y sal.
Se sentaron dos en otra hamaca, una al lado de Juan y otra a mi lado, formando un círculo dejando en el centro la bandeja con los vasos y el tequila.
La que ya se follo el chico, que se llamaba Toñi, comenzó a explicar las instrucciones del juego. Si alguno hacia lo que le pidiese otro beberíamos todos un chupito de tequila. Y por lo que vi, todos nos íbamos a atrever. La función del juego es terminar todos totalmente borrachos y seguramente en una buena orgia.
Toñi pidió a su compañera Alba que le diera un morreo a Silvia. Esta se levantó y empezó a besar a Silvia dándole un morreo que hizo que Juan y yo nos mirásemos sonriendo. Todos bebimos chupitos.
Alba pidió a Juan que chupara las tetas de Toñi. Juan, con la polla ya morcillona, fue hacia Toñi. Hundió su cara en los pechos de Toñi, chupando y mordisqueando cada pezón con ferocidad. Todos alzamos el vaso y bebimos.
Juan me pidió a mi que me comiera el coño de Silvia. Las chicas comenzaron a reírse alborotadas. Silvia me miró con cara de deseo y abrió sus piernas enseñándome un coño totalmente depilado con unos labios para ser lamidos y chupados con fuerza. Yo ahí ya estaba con la polla totalmente erecta. Me levanté, me puse de rodillas, separé aún más las piernas de Silvia y hundí mi cabeza en su sexo. Empecé a besarlo, recorriendo sus labios exteriores con mi lengua y lamiéndolo de arriba abajo hasta chupar su clítoris. Metí mi lengua y con ella empecé a follar su coño. Silvia ya jadeaba cuando las demás empezaron a gritar - para, para - entre risas. Otro chupito para todos.
En ese momento, que me tocaba a mí, empezamos a escuchar gemidos desde la cabaña, cada vez más fuertes. Alberto, Jorge y los demás chicos también tenían su fiesta particular. Parecía que todo estaba ya organizado de antemano, al déjanos a Juan y a mi solo con las chicas.
- Quiero que María, que se veía más tímida, y que creía que no lo iba a hacer, masturbe con sus dedos a Alba - le dije con todavia el sabor a coño de Silvia en mi boca
María, se levantó, se sentó al lado de Alba, y dándole un morreo empezó a acariciar el coño de Alba, abriéndolo poco a poco, metiendole dos o tres dedos en su coño, moviéndolos al principio de manera suave y al final acelerando el ritmo hasta escuchar jadear a Alba bastante fuerte. Terminó llevandose a su boca sus dedos lubricados con los flujos de Alba y chupándolos mirándome con cara de viciosa.
Otro chupito para nuestros cuerpos.
Juan lo veia super entero, pero yo ya estaba un poco contento por el alcohol.
Lo que pidió María me sorprendió pero a la misma vez creo que lo hizo por puro vicio y morbo. Me miró y me dijo que le hiciera una mamada a Juan. Todas empezaron a reírse y alborotar levantando las manos y aplaudiendo a María.
Juan se levantó con su misil a punto de ser lanzado. Me arrodille y me la metí totalmente en la boca. Las chicas aplaudieron descojonandose. El efecto del tequila en ellas ya estaba recorriendo sus cuerpos hace tiempo. Empecé a mamarsela como yo lo hago siempre, me olvidé de todo lo que había a mi alrededor y empecé a disfrutar de ese pollón de nuevo, con una mezcla en mi boca del tequila, la sal, el limón y del coño de Silvia.
Mientras devoraba la polla de Juan escucho como Toñi gritaba que parase entre risas. La saqué de mi boca y todos bebimos otro chupito.
Ahora me tocaba otra vez a mi. Pensé que había que encender la mecha para terminar ese juego y empezar otro, sobre todo porque quería ser consciente todavía de lo que hacía y no quería seguir bebiendo.
- Quiero que Silvia le ponga un condón con su boca a Juan y que se siente encima y se la meta entera. - sentencie yo mirando a Juan otra vez de manera complice. Juan me devolvió la mirada con consentimiento.
Silvia se levantó, moviéndose de un lado para otro hacia donde estaban los condones y se los trajo todos. Rompió en envoltorio, se puso el condón en su boca y se arrodilló enfrente de Juan. Esta acerco su boca hacia el pollón de Juan, intentando meter el condón en su enorme glande. Lo intento varias veces, pero resultó imposible. Se quitó el condón de su boca, dejándoselo a Juan que lo deslizó en su verga. Silvia se levantó, y enfrente de todos nosotros, se fue agachando. Cogió el pollon de Juan y con su mano lo fue dirigiendo hasta su coño. Todas estaban expectantes viendo esa mástil y cómo Silvia se lo iba clavando poco a poco en su precioso coño antes follado por mí con mi lengua. Se la metió entera viendo como ponía los ojos blancos de placer. A Juan lo observaba también disfrutando de ese coño.
Silvia empezó a subir y bajar follando a Juan enfrente de todos nosotros.
Encendí la mecha.
Veo que Toñi y Alba empiezan a besarse y meterse mano, mientras que María se venía hacia mi como una hembra en celo buscando mi polla. Me la agarro y empezó a chuparmela de manera desenfrenada mientras con su otra mano se acariciaba el coño compulsivamente.
Disfrutaba de esa mamada, pero ver cómo se estaba tocando el coño María y ver cómo le chorreaba hizo que cogiera un condón y la pusiera a cuatro patas en la hamaca. Metí mi polla y la sensación de calor y estrechez, además de que estaba totalmente mojada, hizo que parara el ritmo porque pensaba que me corría.
Mientras la estaba embistiendo noto por detrás como una mano estaba acariciando mis huevos y mi culo. Era Alba.
Me giré y vi que Juan se había acostado boca arriba. Silvia le estaba cabalgando y Toñi se estaba sentando en su cara para que Juan le comiera todo su coño.
María gemía con fuerza a través de mis embestidas. Alba se puso a mi lado y también se puso a cuatro patas, llevando mi mano a acariciar su culo e intentando con mis dedos llegar a su coño.
Pare de moverme y era María con su culo la que empezó a follarme llevando ella su ritmo, cada vez se la metía con más profundidad hasta que empezó a tener espasmos y gritar. Había tenido un orgasmo, que por lo que sentí fue brutal y largo. Se la saqué y la meti directamente en el coño de Alba. En ese momento Maria se tumbó en la hamaca de enfrente viendo el espectáculo y volviendo a masajear su coño. Alba gritaba y movia su culo dándome un placer indescriptible. Además mientras la estaba follando parecía que su coño se estrechaba y sentia como que su coño agarraba bien fuerte mi polla para que no se saliera de las.embestidas.
Silvia jadeaba con más fuerza. El pollón de Juan estaba haciendo estragos en ella. Juan ni se le escuchaba, devorando el coño de Toñi que gemía sin cesar. Silvia no pudo más y empezó a moverse en círculos con la polla de Juan bien clavada en ella cuando se empezaron a escuchar sus desgarradores gritos.
Se levantó dejando el mástil de Juan al descubierto mamándolo de nuevo tragándose sus propios fluidos. Toñi se levantó y cogiendo la verga de Juan se acostó encima de él y se la metió en su coño cabalgandolo tocándose las tetas y los pezones.
Alba estaba disfrutando de mi polla cuando empecé a sacarla entera, se la restregaba por su culo, y se la volvía a meter en su coño ahora bien abierto y lubricado. Después de cuatro sacadas de polla y de entradas brutales note que se iba a correr, dándole embestidas más fuertes que hizo que se derrumbará del placer que estaba teniendo. Se dio la vuelta y se la metió en la boca siguiendo con una mamada.
Toñi cabalgaba a Juan cuando esté me dijo con la mano que me acercara. Yo con la polla endurecida y lubricada por dos coños, me dijo mientras jadeaba: - Metesela por el culo, metele tu polla por el culo -.
Yo no sabía si Toñi iba a aceptar que mi polla entrara en su culo, pero pensé que como era ella, y por la situación morbosa del momento lo iba a disfrutar. Además me ponía muy burraco compartir una mujer con Juan, follandola los dos a la vez. Seguro que sentia la polla de Juan entrando en el coño de Toñi mientras la mía penetraba su culo.
Me puse por detrás y con mis dedos llenos de saliva empecé a buscar el ano de Toñi. Esta ni se inmutó, no dijo nada. Ella ya tenía el misil donde quería, y a lo mejor quería ser clavada por otro en el culo.
Pararon de moverse y con dificultad mi polla busco el agujero de Toñi. Ya tenía la punta en el objetivo cuando vi que Toñi bajo su culo metiéndola directamente. Empezamos Juan y yo a movernos. Toñi tenía dos pollas metidas en su cuerpo. Dentro de su culo, cuando la penetraba, sentía el pollón de Juan que a veces me impedía llegar hasta el fondo. Toñi gritaba con desesperación, pero disfrutando muchísimo. Mis huevos rozaban la polla y huevos de Juan poniéndome más cachondo todavía.
Mientras estábamos clavando doblemente a Toñi, empezamos a escuchar voces gritando y aplaudiendo la escena. Eran todos los chicos que habían salido de su fiesta particular. Nos rodearon y empezaron a jalearnos. Menos mal que en aquella época no había teléfonos móviles.
Toñi empezó a retorcerse de placer. Estaba corriendose como una animal. Después de un minuto de orgasmo que creíamos que se iba a morir de gusto, se acostó encima de Juan. Este saco su polla y yo la mía.
Agotado me quite el condón. María y Silvia se acercaron a mi polla y empezaron a mamarla. Mientras Alba también cogía la polla de Juan, donde todavía tenía encima Toñi respirando de manera acelerada, le quitó el condón y se la llevó a su boca. Los chicos observaban, algunos tocándose su polla, incluso pajeandola.

Continuará....
 
Juan me dijo con la mirada mientras nos mamaban la polla que era hora de descansar. Además el hambre apremiaba. Le dijimos a las chicas que después tendrían su postre. Estaban tan sobreexcitadas que sustituyeron nuestras pollas por la de los otros chicos que se estaban pajeando viendo la escena. Por cierto los otros tres chicos se llamaban Toni, José y Adrián. Jorge y Alberto en ese momento contemplaban la escena en el agua de la piscina.
No había visto tantas ganas de polla de unas chicas, yo creo que fruto de las drogas y el alcohol, porque no se cansaban de mamar.
Yo me puse el bañador porque quería comer algo y no era plan de estar con la polla al aire mientras me metía unas empanadillas. También quería volver a cargar mis bolsillos de condones por lo que pudiera pasar después. Juan también se puso su bañador, que lo estuvo buscando durante cinco minutos porque no lo encontraba. Se vino conmigo, cerca de la mesa de la comida y se sentó a mi lado.
- Esto es algo que no te pasa todos los días niño. Es lo que tiene venir a una fiesta de gente de pasta donde les da igual todo, solo quieren emborracharse, drogarse y follar con todos. ¿Estás bien? -
- Si Juan, me lo estoy pasando bien, aunque no quiero perder la consciencia y saber en todo momento lo que estoy haciendo. Quiero disfrutar la experiencia, porque esto creo que no me va a pasar en la vida -
- Está gente cree que por tener dinero están por encima del bien y del mal. No se cuidan. Ya sabes lo que opino, que cada uno haga con su vida lo que le da la gana. Pero a ti te estimo niño, y no quiero que empieces a probar cosas que a tu edad y si te gustan te pueden hacer daño en un futuro. -
Miré a Juan con orgullo. Le he demostrado que puede contar conmigo y que se puede confiar en mí. Me estaba cuidando y eso es de buena persona. Yo también comenzaba a tenerle mucho aprecio, además era mi maestro del que estaba aprendiendo muchas cosas en todos los aspectos de la vida, incluido en convertirme como él en un dios del sexo.
Las chicas ya habían dejado las pollas de sus amigos y todos estaban en la piscina disfrutando del agua excepto Juan y yo.
Alberto estaba feliz con todos sus amigos en su fiesta de despedida, además de ir bebido y drogado hasta arriba. Chapoteaba y jugaba con todos, era el alma de la fiesta.
Juan y yo lo observabamos con detenimiento.
- Sabes que a Alberto le gustaba que me follara a sus novias niño - dijo Juan mientras se llevaba a la boca un trozo de queso y bebia un sorbo de cerveza. - Las utiliza a algunas de tapadera. No ha salido del armario ante su familia. D. Fulgencio y Dña. Marisa son muy tradicionales y no aceptarían jamás a un hijo maricón, y menos que no les de nietos.-
- Es difícil salir del armario en su posición social. En este momento la sociedad no está todavía preparada, y también están sus padres. Supongo que se casará, tendrá hijos y tendrá sus escarceos sexuales con tíos. Eso ha sido así, es y será en el futuro. Espero que la sociedad cambie y que se acepte cada uno como es, con plena libertad. - le dije en tono serio.
- Eres muy maduro para tu edad niño. Me gusta que tengas las cosas claras y que seas responsable. - me dijo llevándose ahora un trozo de un jamón que estaba delicioso a la boca.
- Pues antes de empezar a tirarmelo le gustaba ver cómo me follaba a sus novias. Además ni siquiera las calentaba. El se calentaba ofreciéndomelas para que me las tirara. Le gustaba pajearse viéndome a mí como las empotraba. Al principio se escondía, como tú hiciste en el campo cuando me folle a la rumana. -
Cuando dijo esto me entró un rubor por toda la cara. El cabrón sabía que estaba allí observándolos y encima pajeándome. Viéndome un poco desconcertado llevo su mano a uno de mis muslos y riéndose me dijo con risas: - Aunque tengo treinta años soy ya perro viejo. No me importa que seas curioso. Además me gustó tener un espectador como tú y que te corrieras viéndome como follaba a la rumana. - volviendo a darme golpes de forma cariñosa en mi muslo.
- Su primera novia la trajo a la finca a los diecinueve años más o menos. Era una chica superdelgada, apenas tenía tetas, de cara atractiva. Se ve que Alberto, al no hacerle nada, la chica estaba con unas ganas enormes de macho. No tuvo otra que traerla un día donde tenemos el almacén con todas las herramientas. Tenía que terminar de arreglar una pieza del apero. Iba sin camiseta y llevaba unos pantalones super cortos de deporte, donde mostraba un paquete descomunal. Los llevaba porque quería hacer unos kilómetros corriendo por la finca antes de que anocheciera. Alberto me la presentó. Tanto Alberto como ella apenas me miraban a la cara. Sus ojos iban directos a mi torso, mis abdominales y por supuesto a mi paquete.
Estuvimos un rato hablando cuando Alberto dijo que tenía que ir un momento a la casa, que tenía que hablar con su padre de un asunto urgente, diciéndole a la sujeta que se quedará conmigo. - Juan volvio a engullir un trozo de jamón y otro de queso prosiguiendo con lo que me estaba contando.
- Yo me quedé solo con la chica, que por cierto llevaba un vestido ajustado blanco bastante corto. Mientras intentaba poner la puñetera pieza del apero, hablando de cosas superficiales, tuve que tirarme al suelo para conseguir que la pieza se ajustará al apero. En ese momento vi como se acercaba al apero, diciéndole que llevara cuidado de no ensuciarse. La cabrona se puso en una posición donde desde el suelo veía sus bragas color carne y alrededor de ellas le salía un buen matojo de vello púbico. Yo ya estaba que mi polla empezaba a crecer y se iba a salir por la malla del pantalón de deporte. Creo que la chica vio lo que iba creciendo. Intente no mirar y volví a mi tarea cuando veo que se está quitando las bragas, dejándolas en el apero y abriendo un poco más las piernas -
En ese momento que me estaba contando Juan lo de la primera novia de Alberto, con esa situación tan morbosa, volvió mi polla a empinarse.
Siguió Juan, que también la tenía morcillona, contando lo que pasó después:
- Alce mi mirada y vi un bosque negro donde se camuflaba una rajita rosada oscura. En ese momento mi polla salió por la pata del pantalón. La chica se subió el vestido hasta la barriga y se sentó en mi paquete del que salía ya mi polla dura. Yo no hice nada al principio. Tan solo notaba su vello púbico y cómo con mi paquete y polla se iba moviendo delante y atrás, intentando frotar esa rajita por todo mi falo. Con el movimiento me subió la pata del pantalón, quedándose al descubierto más mi polla que con gran acierto se introducía en su rajita ya humedecida. Así estuvo un rato masturbándose con mi tranca.
Gire la cabeza y vi, a través del apero y de los bajos del tractor, unos pantalones bajados. Era Alberto, que se ve que se estaba tocando viendo la escena de su novia masturbándose con la polla de otro.
La chica se levantó y se quitó todo el vestido intentando ponerlo en un lugar para no ensuciarlo. Yo me puse de pie y la vi. Estaba muy delgada, tetas pequeñas, cadera estrecha, y un triángulo de esplendoroso vello púbico. Me puso a mil. También pensé en ese coñito que tenía estrecho y que iba a sentir mucho gusto. Ella me miró y se acercó quitándome los pantalones con cierta dificultad por la erección de mi polla. Cuando me lo estaba quitando la polla salió disparada cogiéndola como si fuera la primera vez que cogía algo tan valioso. Me dijo que nunca había visto una igual, que era muy grande pero que la deseaba. Me empezó a pajear con cierto miedo, como si ese misil fuera a destruir su mano, a la misma vez que lo hacía con curiosidad.
Se inclinó y empezó a sacar su lengua que acercaba a mi glande, haciendome pequeños círculos en él. Se iba poniendo más cachonda y abrió la boca dándome unos buenos lametazos, introduciéndose la polla poco a poco. En algún que otro momento empezó a dar arcadas, pero la chica no se la sacaba de la boca, degustando mi verga e introduciendola cada vez más en su boca. No quise cogerle de la cabeza, ella llevaba su ritmo.
Sabía que Alberto estaba allí escondido, seguramente pajeandose viendo mi cuerpo y mi polla.
Cogi a la chica, que pesaba muy poco, y la senté en la mesa de herramientas. Le abrí las piernas y lo que vi me puso más cerdo. Un bosque negro donde aparecía un coño precioso y con un clítoris que me dispuse a degustarlo, lamerlo y chuparlo. Empecé a follar con mi lengua su coño, dando ella pequeños gritos de placer retorciéndose encima de la mesa. Me encantó como olía su coño, y sobre todo su sabor, ya que de él salían pequeños hilos de flujo que literalmente me tragaba.
Me puse de pie y la bese en toda la boca, cuello, tetas. Ella abrazo con sus piernas mis caderas y mi polla estaba rozando ya ese bosque inmenso de vello. Me cogí la polla y la dirigí, dándole un masaje con mi punta en su rajita, presionado el clítoris. Se retorcía de placer.
En ese preciso instante comprobé que allí no tenía condones. Me retiré y le dije que no podía seguir.
Ella me dijo que no pasaba nada, que estaba tomando la píldora y que estaba reservándose para Alberto.
Me dio a entender que era virgen. -
Yo en ese momento mire a Juan con cara de querer que me contara todo con detalle, y con temor a que nos interrumpieran los de la piscina esa formidable experiencia. Además no me extrañaba en absoluto lo que estaba contando porque en aquella época había muchas niñas que perdían la virginidad tarde.
Juan siguió: - Le dije que no podía hacerle eso, que a lo mejor se arrepentia. Y mientras decía esto miraba para donde estaba Alberto escondido. Ella me dijo que ya era hora, que estaba esperando al hombre perfecto, pero que ya quería dejar de ser virgen. Me dijo que prefería perder su virginidad con un hombre de más edad que ella y experimentado, y encima con un macho como yo, con un físico imponente y con una polla grande y gorda. Quería recordar su primera vez toda su vida. Me dijo que Alberto apenas la tocaba y que seguro que no la follaria como la iba a follar yo. Mire otra vez hacia donde estaba Alberto pensando que lo estaba escuchando todo.
Me abrazo con sus brazos el cuello. Sentada, me volvió a abrazar con sus piernas mis caderas y culo y me empujó hacia ella.
Estás preparada, le dije, cachondisimo y acercando mi glande a su rajita, arriesgándome a que me mintiera y que no se estuviera tomando la píldora.
Toque con mis dedos su coño para comprobar que lo tenía mojado. En efecto, estaba chorreando. Moje mis dedos con su flujo que salía por su rajita y escupi mi mano lubricando mi polla.
Volví a masajear su rajita con la punta de mi nabo, encontrando la entrada a ese tesoro que iba a ser mío por primera vez.
Puse mi punta justo en el agujero. La fui metiendo muy suave y poco a poco. Note como me apretaba el cuello con sus brazos y me besaba. La fui introduciendo cuando veo cara de dolor en la chica. Me paro y la dejo un rato ahí, para que el coño se vaya acostumbrando a algo duro y grande pero desconocido hasta ese momento.
Sigue me dijo, pero con cuidado. Todavía se veía media punta y la polla entera sin entrar.
Me dediqué a besar sus labios, su cuello y sus tetas avanzando lentamente en esa cavidad húmeda y estrecha. Ya tenía prácticamente todo el glande dentro, y con un gustazo enorme. Ella empezó a jadear. Me volvió a decir que siguiera que no parará, que notaba ya ese vergon dentro de ella.
Avance un poco más, ahora ya costaba meterla. El coño aunque superlubricado era estrecho por su primera vez. Eso me daba mucho más placer.
Seguí metiéndosela, hasta que siento como me agarra la espalda arañandome, y dando varios gritos de dolor respirando fuertemente. La metí un poco más y ya la saqué un poco. Mire hacia abajo y tenía la polla llena de sangre. La había desvirgado en ese momento.
Fue inesperado porque cuando estaba viendo mi polla con sangre la chica me empujó con sus piernas metiéndola hasta más adentro. Mi polla con su sangre virginal ahora entraba y salía con menos dificultad, haciendo que la chica gimiese de manera brutal.
Empecé a follarla a saco, sin contemplaciones. Quería un buen polvo para su primera vez. Gritaba mi nombre y que no parará. Yo creía que por su delgadez la iba a partir en dos, pero me pedía más polla. El gustazo de follarla a pelo me embrutecio mucho más.
Mis manos elevaron su culo y ella se colgó de mi cuello. La cogí en peso y la empecé a follar de pie. Ella arqueaba su espalda como balanceándose con mi polla dentro. La clavada era profunda. Con mis manos en su culo, suspendida en el aire, aceleraba el ritmo de las embestidas. A veces parecía que veía la silueta de mi polla dentro de su barriga.
Con la polla dentro la volví a sentar en la mesa de herramientas, pero ella quería cabalgarme.
Me tiro al suelo y cogiendo mi polla se la metió en su coño. Cabalgandome la veía que se retorcía de placer. Yo miraba mi polla como se adentraba en ese bosque de vello. Esa vision hizo que estuviera ya a punto de correrme. Se lo dije, quería que la sacara, pero ella se ajustó bien a mi cuerpo para que no escapara. Estaba delgada pero tenía fuerza. Con toda la polla dentro, empezó a moverse en círculos sin sacarla, gritando fuerte de placer, corriendose por primera vez en su vida con un pollón dentro. Yo iba a correrme, le dije que la sacará, pero ella jadeando me decía que no me preocupara, que tomaba la píldora, que su primera vez quería sentir la leche dentro de su coño. Intenté moverme para que la polla saliera pero parece que su coño estrecho la había encajado bien y como los perros se quedó enganchada. Me corrí, soltando buena cantidad de leche dentro de su coño. -
Juan tuvo que parar. En ese momento vino Alberto a donde estábamos nosotros y mojado de sentó en las piernas de Juan, que al contarme esto la tenía bien dura
- Te recuperas al instante Juan. - le dijo sonriendo y acercando su culo al bultaco de Juan y moviéndolo con la intención de notar esa polla dura en la raja de su culo.
Yo lo mire con cara de enfado, había cortado a Juan.
Yo también la tenía durisima, con ganas de follar otra vez, y sobre todo de matar a Alberto.

Comtinuara....
 
Solo deciros compañeros que muchas gracias a todos por seguir este relato. Empecé a relatarlo sin expectativas de que nadie me leyera, solo para recordar vivencias y ponerme cachondo. Y sí, también cae una paja cada vez que lo termino. Un abrazo a todos
 
Salieron todos del agua a comer algo. Se pusieron alrededor nuestro todos desnudos. Hablaban, comían, bebian y reían.
Alberto se levanto después de frotarse bien con el paquete de Juan.
Nosotros también estábamos engullendo ahora, después de contarme Juan su experiencia con la novia de Alberto virgen.
Me fijé en Toni, José y Adrián. Toni, el otro rubio junto con Jorge, era el que estaba más musculoso. Se le notaba unos buenos hombros y pectorales, pero lo que más me gustó fue su ancha espalda, unos cuádriceps de infarto y su culo respingón. Apenas tenía vello en su cuerpo. Su polla flácida era normal, con un buen prepucio que cerraba su glande y sus cojones se les veía pequeños.
José, era un morenazo bastante delgado. Eso hacia que se le notará una polla bastante larga y puntiaguda, como una lanza. Estaba circuncidado. Le colgaban unos buenos cojones que junto a su polla era un espectáculo verlo. Al ser muy moreno, a pesar de su delgadez, se le notaban los músculos sin llegar a estar muy marcado. Me ponía su vello, sobre todo en su pecho y en ese hilillo de vello que recorría toda su barriga y que dirigía tu mirada hacia el pubis, nada depilado pero si recortado.
Por último estaba Adrián, que fue el que se follo a Toñi en el sofa y el que se hizo varias rayas, sobre todo en su polla y en el coño de Toñi. Cómo dije anteriormente su polla no era muy larga, pero de un grosor considerable. Son las típicas que dejan un coño muy abierto después de ser follado. No quiero ni pensar esa polla dentro de un culo, te lo tiene que destrozar. Ya tiene que estar muy lubricado para meter ese grosor y que no te duela. Era moreno, también marcadito y para mí el que rezumaba, junto con Toni mayor virilidad. Alberto, Jorge y José los veía más de acostarse solo con chicos, mientras que Toni y Adrián les gustaba tanto los coños como las pollas.
Terminamos de comer y empezamos a beber a saco. Juan, José, María, Silvia y yo no probábamos las drogas. Los demás se estaban poniendo ciegos. Juan y yo nos quitamos el bañador y nos íbamos metiendo y saliendo de la piscina. Salíamos para prepararnos una copa, que la dejábamos en el borde para bebernosla dentro del agua.
Mi cuerpo empezó a notar ya los efectos del alcohol. Juan parecía muy entero.
En el agua hubo un momento que me acerque bastante a Juan. Yo ya estaba bastante bebido. Juan estaba apoyado con sus brazos y espalda en el borde. Me puse a su lado y yo apoyado en el borde lleve mi mano hasta su polla.
Me encantaba tocarla. Estaba enamorado de esa polla. Empecé a mover mi mano agarrándola fuerte y bajando después acariciando sus huevos que flotaban. El no me miró pero estaba sonriendo. Empecé a pajearsela. De espaldas a nosotros ya estaban calentándose algunos. Toni haciéndole unos dedos a Silvia, Alba comiéndose la polla de Toni, Toñi chupando el coño de Alba y está devorando la polla de Adrián. Los demás estaban cerca de las mesas bailando, bebiendo y algunos drogándose.
Seguía con la paja de Juan, que no me miraba y a veces cerraba los ojos de gusto. Se le puso tiesa, dura y gorda dentro de mi mano. Acelere el ritmo mientras que el seguía sin mirarme, todo relajado pero con una respiración acelerada.
Me puse enfrente de él. Con una mano me apoye en el borde mientras que la otra pajeaba su pollón. Recordé la experiencia con la chica virgen y me puse también cachondo. Además iba bastante bebido y solo quería que me follara a tope. Necesitaba esa polla dentro de mi culo.
Ya frente a él, aguante la respiración y me sumergí. Dentro del agua me metí su enorme polla dentro de mi boca para hacerle una buena felación. No es para nada difícil, hay que cogerle el tranquillo, y sobre todo controlar la respiración. Se la chupaba fuerte y cuando veía que me quedaba sin respiración subía mi cabeza a la superficie, nunca dejando de moversela con la mano. Cogía aire volviendo a sumergirme para tragarme esa enorme tranca. Cada vez que salía veia la cara placentera de Juan. Sabía que estaba disfrutando y ver cómo gozaba, sumado a mi alto alcohol en sangre, hacia que me pusiera más cerdo con el.
Mi ano palpitaba en ese momento. Sabía que hacerlo en el agua me iba a doler, sobre todo porque hay ausencia de lubricación, pero quería que Juan me la clavara, quería sentirla dentro, muy dentro, lo necesitaba y además mi ano me lo pedía, que se abría y cerraba pensando en ese misil.
Me puse frente a el, con una mano le abrace el cuello. En ese momento abrió los ojos, me miró con cara de morbo, vicio, deseo y justo cogió con su mano su pollon dirigiéndola a mi ano.
Deslice mi culo hacia abajo agarrando bien mi ano la mitad de su polla. Mientras entraba dolía, a pesar estar acostumbrado a semejante herramienta, pero el efecto sedante del alcohol hizo que empezara a follarlo.
Desde fuera de la piscina se notaba que lo estaba cabalgando, ya que con cada embestida el agua se elevaba y salía por el borde. Cada vez que el pollón de Juan recorría todo mi ano notaba como este me estuviera desgarrando. El placer era máximo. En ese momento perdí la noción de lo que estaba haciendo. Quería que Juan estuviera dentro de mi durante horas.
Juan con ella dentro y yo abrazado a su cuello me llevo a la zona de la piscina donde no había profundidad. Me dio la vuelta, me apoye en el borde con los brazos inclinando mi culo ofreciendoselo a Juan que, todavía dentro del agua me la volvió a meter. De las embestidas mi espalda se mojaba del empuje del cuerpo de Juan contra mi culo. Empecé a gemir sin darme cuánta del resto de gente. Solo veía con mi mirada entreabierta que los otros también estaban follando a saco.
Veo que Alberto, Jorge y José se acercan hacia donde estábamos. José se sienta enfrente de mi en el borde. Juan no paraba de empujarme con las embestidas. Sin tener control, José cogió mi cabeza y la dirigió hacia su larga polla. La cogió y me la metió en la boca. Empecé a chuparla de manera brutal, casi desesperada. En mi boca empezó a crecer ese pollón largo, bastante largo y como he dicho anteriormente en forma de lanza que se metía en mi boca sin apenas dificultad. Empecé a saborear su precum. Se la comía de manera desaforada.
Alberto se acercó a José, ofreciéndole también su verga tiesa, que empezó a chupar como si no hubiese un mañana. Jorge se metió en la piscina y aunque no pude verlo bien, estaba abrazado a Juan pegándole su polla a su culo llevando el mismo ritmo.
José se tumbó en el suelo, ofreciéndome ahora su culo levantando ambas piernas. Yo que seguía siendo penetrado por Juan empecé a chupar su culo, sacando bien mi lengua para ir dándole buenos lametazos alrededor de su ano y dentro del mismo. Vi como Alberto se puso en cuclillas y le estaba metiendo todo su pollon en la boca de José. Le estuve follando un rato con la lengua cuando veo que Juan la saca. Me cogió con su mano del brazo y me saco de la piscina. Jorge iba detrás de nosotros. Juan se alejo un momento. De pie y repentinamente siento humedad y calor en mi polla. Eran las bocas de José y Alberto que peleaban por mi polla. Yo, entre cómo tenia el culo destrozado por Juan, la doble mamada de estos dos y el alcohol en mi sangre, apenas podía controlar la situación.
Veo que Juan ha vuelto. Lleva un condón en su pollon, y veo que coge mi polla y estira otro. Solo pude entender entre sus palabras: -Ahora ya haz lo que quieras y disfruta -.
Ante mi veo un culazo en posición de ser follado. José estaba totalmente acostado boca arriba con las piernas semiflexionadas y abiertas mostrandome un ano que se abría y cerraba, un ano antes follado por mi lengua. Sin tregua me tumbe encima de él, abrazando sus piernas mi parte baja de la espalda. Mi polla como un animal a punto de cazar a su presa se metió directa, hasta el fondo. José pego un ahogado grito de placer. Notaba el grosor de su polla y huevos en mi barriga. Empecé a penetrarlo de manera profunda. En ese momento noto como unos dedos entran en mi culo. Era Alberto que siguiendo el ritmo de la follada me estaba penetrando con dos o tres dedos. El gusto que me estaba dando era indescriptible. Me giré al escuchar gritos y jadeos intensos, era Juan que estaba destrozando el culo de Jorge.
José se le veía que disfrutaba de mi pollon, dando alaridos intensos. Erguí mi cuerpo, sin sacarla, lleve las piernas de José a mis hombros cogiéndolas con mis manos y volví a darle buenas embestidas. Alberto aprovecho para acercar su polla a mi cara, que empecé a tragar con sumo gusto. Con mi mano empecé a pajear a José mientras se la metia. La cogía fuerte, hacia abajo y arriba, cada vez con más intensidad, como si quisiera reventarle la polla. Gritando y moviéndose de manera compulsiva, con mi polla dentro, y yo con la de Alberto en mi boca, empezó a expulsar lefa que salió en abundancia en todas direcciones, chorreando por su torso y por el mío, además de lubricar bien mi mano. Me dijo que parara de menearsela, pero yo se la presionaba más dándole más espasmos su cuerpo y jadeando fuertemente.
Juan seguía destrozando a Jorge. Yo veía que Jorge estaba de pie, con el cuerpo inclinado ofreciéndole su culo que Juan embestia duramente cogiéndole por los brazos hacia atrás como intentado que su verga le saliera por la boca.
Alberto me tumbo boca arriba. Con mi polla como un mástil veo que se sienta encima de ella metiéndosela sin ninguna dificultad. La metió toda, sentado encima de mi, y empezó a moverse con toda dentro haciendo circulos. Se le veía que disfrutaba de mi pollón al verle la cara de vicio. Yo le cogí su polla y empecé a menearsela, como lo había hecho con José, que estaba todavía acostado recomponiendose del tremendo polvo y orgasmo.
Empezó a cabalgarme ahora, con mayor ritmo, mientras que mi polla ya se estaba endurecimiento para sacar de mis testículos mi leche calentita. Se la meneaba con fuerza, presionando su tronco hasta que aceleraba más el ritmo. Sabía que se iba a correr. Jadeo fuertemente a la misma vez que trallazos de su leche golpeaban mi torso llegando alguno de ellos a mi cara. Seguía con esas penetraciones profundas cuando mis huevos se encogieron y por el conducto de mi polla notaba como circulaba mi semen hasta salir expulsado de manera brutal hacia el depósito del condón. Gemía fuertemente y me retorcía. Alberto seguía con ritmo fuerte mientras yo pensaba que me iba a morir de placer.
Con falta de respiración por mi parte, Alberto se sacó mi polla de mi culo, y se arrodilló frente a mi. Me quito el condón con cuidado, se la llevó a la boca y me la chupo limpiando el semen que había en ella. Después cogió el condón y se lo llevó a la boca tragando toda mi lefa que había en el depósito. Seguidamente me empezó a lamer las partes de mi torso donde estaban los restos de su lefa, hasta llegar a mi cara donde también había. Termino dándome un beso en mi boca.
Se levantó y se dirigió a tomarse otra copa. Jorge estaba también tomándose una. No me enteré de que ya había terminado Juan de destrozarle el culo. Juan estaba en el agua. Vi donde había follado con Jorge su condón tirado en el suelo.
Yo me quedé acostado boca arriba.
Lo que pasó después no lo recuerdo bien.
Al día siguiente Juan me contó que hice un trio con los que me faltaban, Toni y Adrián. Terminé la noche con María, que según Juan, tenía fijación por mi, buscando toda la noche su momento de estar a solas conmigo. Por lo que me comentó Juan parece ser que le destroce su coño y su culo.

Continuará..
 
- Te llevo a tu casa si quieres - me dijo Juan mientras me preparaba un café. Era sábado por la mañana. Se suponía que a esa misma hora me estaría tomando ese mismo café en una cala, después de dormir en la playa, pero preferimos quedarnos en la fiesta de Alberto.
- Si no te importa acercarme - le dije mientras le daba un sorbo a la taza.
Apenas tenía resaca, y Juan estaba superentero.
- Quédate aquí, si quieres duerme un poco más. Yo voy a preparar el riego de los árboles. Ahora vengo y te llevo - cerrando la puerta dejándome solo en su casa.
- Niño, despierta - me dijo mientras me tocaba el hombro.
- ¿Qué hora es Juan? - le pregunté.
- Pues son cerca de las doce. Has estado durmiendo un par de horas. Prepárate que te llevo a tu casa - me dijo mientras se iba al cuarto de baño a darse una ducha, no sin antes desvertirse completamente en su habitación y mostrarme su culazo de infarto mientras se iba.
Nos metimos en el coche. Mientras pasamos vimos como en la piscina no había nadie. Seguramente estarían todos dentro durmiendo después de la fiesta.
- Juan me tienes que contar que pasó al final en la fiesta, ¿me desmadre mucho? - le pregunté con cierta inquietud.
- Ya te lo contaré en otro momento niño. Lo que si te puedo decir es que yo estaba ahí para evitar que hicieras algo de lo que pudieses arrepentirte en un futuro - me dijo mientras íbamos camino a mi casa.
- Gracias Juan. Este verano lo voy a recordar cómo el primero que empecé a trabajar y donde no paro de tener sexo. No paro. - le dije sonriendo
- Es lo que tienes que hacer a tu edad. Estudiar, trabajar y disfrutar al máximo. El tiempo se pasa muy rápido y los dieciocho no vuelven. Por eso no puedes tener miedo, hay que ser valiente y vivir la vida. Siempre con cabeza, eso sí. Y con el cuerpo que tienes y esa cara guapa tienes que aprovecharlo. Y encima si te gusta el sexo en todas sus facetas como a mí no hay que decir que no a nada. Tú por qué crees que tengo este cuerpo, pues de cuidarme, hacer ejercicio y de follar cada vez que puedo. Eso te mantiene joven, y espero seguir así hasta que me muera - sentenció.
- ¿Te puedo hacer una pregunta personal Juan? le pregunté con un poco de miedo.
- Pues claro niño. Te considero ya muy buen amigo, aunque te doble la edad prácticamente, pero me has demostrado tu fidelidad y que eres una persona recta. - me contestó mirándome a la cara.
- ¿Has tenido novia o novio, o te has enamorado alguna vez? le pregunté con valentia.
- Coño niño, ¿no te habrás enamorado de mi? girando su cabeza de manera acelerada hacia mi y riéndose. - Cuando uno o una empieza a mostrar otros sentimientos más fuertes hacia mi corto de manera abrupta. Yo soy un espíritu libre. Solo me interesa el sexo, dar y obtener placer. Sigo follando con la misma persona si ha habido conexión. Sí esto no pasa no vuelvo a follar. -
- Pienso que por la vida que he llevado no creo en el amor. Pueden surgir sentimientos un poco más fuertes con una persona, que a lo mejor puede ser enamoramiento, pero intento que no me afecten. No creo que forme una familia, yo no he tenido ninguna. Además no podría ser fiel a nadie, me gusta mucho el sexo y variado. Tampoco cierro puertas, aquí nadie sabe lo que puede pasar en un futuro, pero de momento no. Y si, a los veintipocos me hizo muy feliz una chica de Madrid durante un verano. Yo creo que con esa si pude sentir algo, pero éramos incompatibles en cuanto a gustos, forma de vida... Se fue al terminar el verano, pero sabía que ella era una urbanita y yo muy de campo y no funcionaría. ¿Te he contestado ya a tu pregunta niño? - concluyó su respuesta mientras yo le iba indicando donde aparcar.
- Vente que te presento a mi familia, que le hablo bastante bien de ti. - le dije mientras
cerraba la puerta el coche. Al principio se negó, pero dada mi insistencia bajo del coche y se vino conmigo a casa.
Abri la puerta y al entrar solo nos encontramos con mi madre en la cocina. Le presente a Juan y cómo buena anfitriona le obligó a sentarse en la mesa sacándole una cerveza bien fría y un aperitivo.
Pregunte por mi padre, que estaba en el bar con unos amigos jugando al dominó, y por mí hermana que a partir de ahora tendrá protagonismo en esta historia.
Mi madre me dijo que mi hermana estaba en su habitación, seguramente durmiendo.
Mi madre insistió en que Juan se quedará a comer. Estaba haciendo un gazpacho y unas buenas chuletas de carne con sus huevos y patatas. Juan no pudo decirle que no. Se quedaba a comer si o si. Las madres es lo que tienen, no se les puede llevar la contraria.
Estabamos Juan y yo en la mesa de la cocina, mi madre preparando la comida cuando de pronto entra mi hermana a la cocina solamente llevando en su cuerpo unas bragas rosas y un walkman con auriculares con la música a todo trapo del "Sufre Mamón" de los Hombres G.
Mi hermana en ese momento tenía veinticinco años. Había terminado la carrera de magisterio y estaba opositando. Aunque la diferencia de edad eran siete años, nos llevabamos bastante bien. Físicamente era una chica normal, con buen cuerpo y atractiva. Lo único que le acomplejaba era que tenía unos pechos demasiado grandes para su cuerpo. Me decía que los chicos siempre al hablar con ellos se les iba la mirada a sus tetas.
Había tenido varios novios, pero nunca nada serio. Mi familia en ese aspecto los dejaba entrar en casa cuando ya estaba un tiempo con ellos, pero nunca se les dejaba solos, siempre estaban mis padres o yo en casa cuando se los traía.
Cuando me dejaban a mi de vigilante al irse mis padres a algún sitio, la cabrona de mi hermana intentaba quedarse sola con el novio, expulsandome de donde estaban ellos. A veces yo me iba por voluntad propia, otras veces con algún regalo posterior.
He pillado varias veces y con varios novios a mi hermana. No creo que me pillara nunca, pero después de ver lo que veía, y con trece - quince años una paja siempre caía.
He visto mamadas, comidas de coño e incluso clavadas a mi hermana. No siempre los veia, pero cuando tenía que desplazarme por la casa intentaba que no me oyeran. Además, cuando se los llevaba a la habitación siempre dejaba la puerta abierta por si tenían que salir rápido al escuchar la cerradura y eran mis padres.
Mi hermana no era una mojigata, pero disfrutaba en aquella época de lo poco que podía hacer y sobre todo con total discreccion y cuidado. No eran rollos de una noche, no se acostaba con el primero que pasaba, pero si hacía cosas cuando estaba unos meses con ellos. Para mis padres hubiese sido muy fuerte que se quedase embarazada o que se escuchará por el pueblo que su hija iba con unos y con otros. Estamos hablando de hace bastante tiempo y de las mentalidades de los pueblos. Supongo que cuando se fue a la capital a estudiar tendría más libertad para follar con quién quisiese y con rollos de una noche.
No se dio cuenta en un principio de Juan. Iba con la música a tope en sus cascos y cantando hacia el frigorífico. Cuando lo cerró es cuando se dio cuenta de quién estaba ahí.
Me miró y lo miro a él. Yo la saludé con la mano riéndome a carcajadas y ella salió corriendo de la cocina avergonzada. Mire a Juan y lo noté en su mirada. Se quedó con cara de haber visto a una presa que tenía que cazar. Incline la cabeza y vi la silueta de su polla engordando. De Juan no me extrañaría nada que se pusiera cachondo al ver mi hermana en bragas y con esos melones que tiene por tetas.
- Eso le pasa por llevar esos auriculares siempre a toda pastilla y no enterarse de nada - dijo mi madre también avergonzada.
Juan no dijo nada. Creo que estaba atontado intentando grabar en su mente esa escena que había visto y que lo había encendido en unos segundos.
Yo quite hierro al asunto con mi madre hablando de cómo iba la comida.
Al rato, aparece mi hermana en la cocina. Ya iba peinada, un poco maquillada, con una camiseta de tirantes y unos pantalones cortos. Yo creía que no iba a salir hasta que Juan no se hubiese ido, pero mi madre en una de sus idas y venidas por la casa se ve que le dijo que se quedaba a comer.
- Hola, soy Marga. Tú debes ser Juan ¿no? acercándose a Juan y mirándolo detenidamente.
- Si soy Juan, encantado Marga - dijo Juan levantándose.
Al levantarse Juan, que iba vestido con una camiseta blanca ajustada al cuerpo que le hacían más voluptuosos sus músculos y unos pantalones vaqueros cortos ajustados, vi en la cara de mi hermana la misma mirada que cualquier mujer tiene cuando lo ve: cara de deseo hacia el macho que tenía delante. Ya he dicho que Juan tenía algo, un don, que lo hacía irresistible. Mi hermana lo siguió con la mirada desde su cara, hasta su torso, brazos terminando en su paquete, que abultaba más de lo normal porque Juan ya le estaba observando sus enormes tetas desde que entró a la cocina.
Juan no era para nada tonto, y al acercarse a dar los dos besos de rigor, de manera muy sutil, pego su bulto a mi hermana y comprobó con su torso la dureza de sus pechos. Al separarse, la polla le palpitaba al cabrón .
Mi hermana pudo comprobar lo duro que tenía todo Juan.
En ese preciso momento confirme que el cabrón de Juan se iba a tirar a mi hermana tarde o temprano. Aunque llevaba poco tiempo con el ya sabía sus movimientos y como cazaba a sus víctimas. Ya os he dicho que ha sido mi maestro y que se aprende mucho con él en el tema de seducir y del sexo.
Pensaréis que si molestaba que Juan flirteara con mi hermana nada más conocerla.
Os tengo que decir que en ese momento mis sentimientos hacia Juan eran de morbo, vicio y deseo. Solo me interesaba de él seguir siendo su amigo, compañero de trabajo, mantener sexo brutal y ser su discípulo aprendiendo cosas tanto de la vida como en el plano sexual. No había nada de sentimientos más fuertes hacia el y Juan lo sabia, por eso estaba tranquilo conmigo y habia un gran conexion entre ambos.
Respecto a mi hermana, si tuviera sexo con él, me alegraria, porque así experimentaría algo tan grande como he experimentado yo, y es tener sexo con un macho brutal, con un follador nato, que la va a satisfacer y seguramente lo recordara para siempre.
Y respecto a Juan, sabe que aunque sea mi hermana y conociéndome como me conocia, no tendría ningún problema conmigo. Tenía vía libre.
Mi padre llegó a casa del bar encontrándonos a los cuatro en la mesa tomando el aperitivo. Le presente a Juan y nos pusimos a comer.
Durante la comida no paraba de ver las miradas que se cruzaban entre Juan y mi hermana Marga. Aposté que en menos de una semana mi hermana seguro que iba a probar la misma polla que estaba disfrutando su hermano.

Continuará...
 
Terminamos de comer y Marga le dijo a mis padres que se iba a la playa con su amiga Sofía.
Sofía era de la misma edad que mi hermana. Era morena, delgada y bastante guapa. Eran amigas desde la infancia, como hermanas. Yo la conocía muy bien, y me llevaba bien con ella. Incluso he salido de fiesta a veces con mi hermana y sus amigas junto con mi peña de amigos. En definitiva, en un pueblo prácticamente nos conocemos todos. Mis amigos, como yo, nos buscabamos la vida trabajando en verano. Siempre hemos salido de fiesta durante los fines de semana, pero al conocer a Juan, los dejé un poco de lado ese verano, aunque nos veíamos durante la semana, pero me interesaba más estar con Juan y ya sabéis el por qué.
- ¿Queréis veniros a la playa? dijo mi hermana mirándonos a ambos.
- Si claro, verdad niño. Lo que pasa es que tengo que ir a mi casa a ponerme el bañador. Voy en un momento y os recojo en mi coche -. dijo sin poder decir yo nada.
Juan se fue despidiéndose de mis padres y agradeciendo la invitación.
Yo me fui a mi habitación a cambiarme, cuando sonó el timbre. Era Sofía que entro rápidamente a la habitación de mi hermana. Esta le contó que no iban a ir solas.
Sonó el claxon del coche de Juan. Estaba ya esperando fuera. Cuando nos vio salir, Juan salió del coche. El cabrón se había puesto una camiseta de tirantes blanca ajustada y unos pantalones cortos ceñidos. Al acercarse a mi hermana y sobre todo a Sofía estás empezaron a babear.
- Juan, te presento a Sofía - le dijo mi hermana.
Juan abrazando por la cintura a Sofía le plantó un par de besos.
Juan se me acercó al oído y me pidió que me sentara detrás dejando a mi hermana de copiloto. El cabrón ya estaba trabajando su objetivo.
Sofía, mientras Juan se subía al coche, le hizo unos gestos a mi hermana cómo diciéndole que qué polvo tenía, riéndose.
Mi hermana se iba a sentar detrás con Sofía, pero le dije que mejor se sentará delante.
Yo iba detrás de mi hermana en el coche. Mientras conducía Juan parloteaba animadamente con las dos. A veces veía como se tocaba el paquete y se agarraba su polla poniéndola a veces morcillona. Sabía que mi hermana de vez en cuando giraba la cabeza y seguro que bajaba la mirada ante semejante herramienta. Juan también, mientras le hablaba, la observaba, y sobre todo yo veía como sus ojos descendían hacia las tetas de mi hermana. A mitad de camino comprobé que la tenía bien dura, que le iban a explotar los pantalones. Mi hermana también se dio cuenta porque intento calentarlo más ajustándose y tocándose las tetas de manera muy sutil. Yo en ese momento tuve una tremenda erección que tuve que ocultar para que Sofía no la viese.
Llegamos a la playa. Juan saco del maletero una nevera llena de hielo y botellas de cerveza. Pusimos las cuatro toallas. Las chicas se quitaron el vestido quedándose en bikini. Juan las veía con cara de deseo. Mi hermana se puso el que más le gustaba. Eso me hizo pensar en que también quería seducir a Juan.
Juan se quitó la camiseta de tirantes y los pantalones cortos. Se habia puesto el cabrón un bañador tipo slip de color azul marino que le hacía un paquete brutal y en conjunto un cuerpo de infarto. A mi hermana y a Sofía, incluidas muchas chicas que había allí le empezaron a chorrear sus coños viendo semejante espectáculo. No era muy común ver semejante macho morenazo y con ese cuerpo por la playa. Yo me quite la camiseta y aunque menos también llamé bastante la atención. Llevaba un bañador corto, un poco ajustado, pero que me hacía buen paquete y culo. Algunas niñas tampoco apartaban la mirada de mi cuerpo.
- Te echo crema Juan - le dijo mi hermana con descaro.
Sin contestarle ya tenía mi hermana su mano lubricando la espalda de Juan. Se la veía excitada. Su mano quería recorrer cualquier poro de ese pedazo de espalda que tenía.
Sin tampoco preguntar se puso frente a él y empezó a lubricar sus hombros y sus pectorales. No hace falta ser muy listo para comprobar que en ese momento se estaban follando con la mirada. Mi hermana se volvió a echar crema en la mano llevándola hacia sus abdominales, y de forma sutil por debajo del ombligo llegando prácticamente hacia la parte superior de su pubis. Menos mal que llevaba el bañador porque si no le embadurna hasta su polla. El paquete de Juan parecia que estaba a punto de explotar. Para evitar esa erección inminente le dijo a mi hermana que se acostara boca abajo cogiéndole la crema de sus manos.
Viendo ese espectáculo estábamos Sofía y yo, que nos intercambiábamos la crema y pensando los dos que si no hubiese nadie en ese momento mi hermana sería follada por el semental en ese mismo momento.
Juan se sentó en los muslos de mi hermana poniendo las rodillas en el suelo y las piernas hacia atrás. En ese momento el trasero de mi hermana estaba siendo rozado por el paqueton de Juan. Juan se echó crema en las manos y empezó a masajear la espalda de mi hermana. Se veía como le palpitaba la polla. Cuando se acercaba al cuello, el más juntaba su polla al culo de mi hermana, notando ella su dureza. Bajaba sus manos y aprovechando el masaje introducía sus manos en los costados de mi hermana tocando sus tetas. Se puso de lado y le echo también crema en ambas piernas, llegando a veces a su culo, y por lo que me fijé, cuando se acercaba a sus ingles, el cabrón iba un poco más con los dedos presionado a veces el coño. Cuando hacía esto la cara de mi hermana reflejaba placer absoluto.
Después mi hermana se sentó, y Juan no perdió la ocasión de echarle crema en sus hombros poniéndose detrás de ella. Le masajeó el cuello y acerco su cuerpo para llegar a masajear la parte de arriba de sus tetas. El muy cabrón aprovecho para sobarlas un rato, y creo que llegó con sus dedos a los pezones. Se tuvo que inclinar para que no se le viera la polla que estaba a punto de reventar su bañador.
Nos pusimos en círculo y Juan saco cuatro cervezas que bebimos mientras charlábamos. Hacia bastante calor. Juan, mi hermana y yo nos metimos en el agua, mientras que Sofía se quedó tomando el sol.
Ya en el agua empezamos a charlar. Juan se interesaba por mi hermana preguntándole sobre lo que estaba haciendo, si estaba estudiando o trabajando.
Mi hermana se salió porque quería tomar el sol. Nos quedamos Juan y yo en el agua.
- Acércate niño. Tú hermana tiene un polvazo. Sí te molesta que hable asi de ella me lo dices y paro -
- No Juan, no te preocupes. Entre ella y yo tenemos confianza y por ahora nos lo contamos todo. Ella sabe que me dan morbo los tíos y que juego con ellos. Pienso que no se figurará que tú y yo hemos follado. No se lo he contado pero es que tampoco la he visto mucho estas semanas.
Lo que veo es que la tienes loca. No he visto a mi hermana tan cerda nunca. Que poder tienes cabrón.-
- Si mira como me tiene - cogiendo mi mano y llevándola a su paquete.
Yo aproveche para meterle la mano por el bañador y sacarsela. Me costó, pero la tenía ya dura.
- Ya veo que te pone Juan - le dije mientras mi mano pajeaba esa extraordinaria polla.
- Ufff niño. No la sueltes y sigue pajeando. Es que tu hermana me está poniendo muy burraco. Tiene un par de tetas impresionantes, para sobarlas y meter mi polla entre ellas para hacerme una buena cubana, mientras me la chupa. Me he fijado en su culo, me pone a mil por hora - me dijo con voz entrecortada por la paja.
Yo aceleraba el ritmo, mientras que el también me acariciaba mi polla ya erecta a través del bañador.
- ¿Tu hermana es de fiar como tú? ¿Sabes si toma la píldora? Es que es la típica mujer con la que me gustaría follar a pelo, sintiendola bien y que ella disfrute conmigo. - me dijo mientras me sacaba mi polla a través del bañador para pajearme.
- Ella siempre ha tenido cuidado. Con los novios que ha tenido, según ella, siempre ha sido con condón porque al estar poco tiempo con ellos no se fiaba mucho. Y lo del tema de la píldora, lleva un tiempo tomándola, pero no para follar a pelo con tíos, se la toma por obligación. Se la mando su ginecólogo por algo de los desajustes de la regla. -
Cuando le dije esto a Juan se le iluminó la cara. Creo que llevaba mucho tiempo follando con protección y en mi hermana vio la oportunidad de meter la verga sin ningún tipo de plástico.
Tuvimos que parar porque Sofía y mi hermana venían hacia nosotros. Antes de llegar nos guardamos nuestras pollas erectas en los bañadores. El calenton mutuo era impresionante. Tenía ganas de follarme a Juan o a Sofía en ese momento, me daba igual.
Estando los cuatro dentro del agua nos pusimos a jugar. Veía como Juan aprovechaba para meter mano tanto a Sofía como a mí hermana. Cuando luchábamos el y yo el cabrón me cogía bien del paquete para intentar hundirme y notaba como intentaba meterme sus dedos en mi culo. Yo le hacía lo mismo, todo esto de forma discreta y sin que ninguna de las dos se dieran cuenta.
Cuando mi polla estaba calmada decidí salir a tomar otra cerveza. Sofía me acompaño, no porque quisiera, sino para dejar solos a Juan y a mi hermana.
Estando en la orilla, le ofrecí una cerveza a Sofía y yo empecé a beber de la mía. Llegaron unos chicos que conocían a Sofía y la saludaron invitándola a un chiringuito próximo a tomar una copa. Sofía me dijo si me iba y le dije que no.
Me quedé solo en la arena, tomándome la cerveza y miraba a Juan y a mi hermana alejándose un poco hacia mar adentro,.apartándose de la gente y bastante pegados.
Pensé que o iba a caer una paja, o una metida de dedos en el coño de mi hermana o terminarian follando dentro del agua por el calentón.
Mientras mi imaginación volaba pensando en que la polla de Juan estaba conociendo por dentro a mi hermana, una voz conocida me saludó.
Era María, la que hacía menos de veinticuatro horas que le había destrozado su coño y su culo según Juan.
- ¿Que haces tú por aquí? me preguntó con una cara de alegría inmensa mezclada con deseo.
- He venido a la playa con Juan, mi hermana y una amiga. ¿Y tú, cuando te has ido de casa de Alberto? ¿Estás sola o con ellos por aquí? - le dije mientras la veía formidable con su bikini.
-.Veraneo aquí. Fui a la fiesta de Alberto con las chicas. Me autoinvite, aunque ya conocía a Alberto. Sus padres y los míos son amigos. ¿Ves aquella casa? - señalando con su dedo no una casa, sino un chalet impresionante en primera línea - Pues es mi casa. -
- Joder, que pedazo chalet María - le dije asombrado.
- Por las tardes me gusta caminar por la orilla y después me doy un baño. Me alegro de que estés aquí. - volvió a decirme con voz muy sensual.
- ¿Quieres una cerveza? - sacando una de la nevera de Juan y ofreciéndosela.
Se sentó muy pegada a mí y empezó a darle pequeños sorbos.
- Anoche me lo pasé muy bien, especialmente contigo - me dijo girando la cabeza y mirándome intensamente.
Yo no sabía dónde meterme, apenas recordaba nada de lo que hice con ella. Solo se que termine la noche a solas con ella follandomela a saco por sus dos agujeros. Esperaba que no me preguntara nada.
Ella prosiguió : - He follado con otros tíos pero jamás he sentido lo de anoche contigo. Eres un semental. Me hiciste que me corriera varias veces y encima te deje que me desvirgaras el culo. Nunca había hecho sexo anal, y me gustó tu polla dentro de mi culo. Y por cierto, tu boca y lengua hizo que llegara al éxtasis, devorando mi coño como nunca antes me lo han hecho -.
Cuando me estaba contando esto mi polla empezó a crecer. Me empecé a enfadar conmigo mismo por no recordar apenas nada de lo que hice con esa chica.
- Parece que te acuerdas. Mira ya tú pollón como está poniéndose duro - acercando su mano a mi muslo y tratando de cogerla mientras miraba alrededor para que nadie la viera. Si ella supiera la verdad, pensé yo.
Veía como salían del agua Juan y mi hermana. María guardo su mano y siguió bebiendo.
- Hola María, dijo Juan -, mientras me miraba con cara de asombro y picardía a la misma vez, sabiendo lo que le había hecho la madrugada anterior.
María se levantó, no sin antes repasar con su mirada el cuerpazo de Juan. Le dio dos besos.
- Te presento a Marga, la hermana del niño-, dándole otros dos besos.
Note a mi hermana con la cara bastante colorada, y no por el sol, además de feliz. Juan saco otras dos cervezas y empezaron a beberselas.
Mi hermana me preguntó por Sofía, diciéndole yo que se había ido a un chiringuito con unos conocidos.
Juan me miraba con cara de picaro. Sabía que María quería volver a follar conmigo.
Llegó Sofía y se incorporó al grupo, poniéndose al lado de mi hermana y hablando entre ellas poniéndose al día con voz muy baja de lo que había pasado dentro del agua.
- Si queréis podéis venir a mi casa y bañaros en mi piscina. Así no tenéis que iros con la sal en el cuerpo. O mejor, os quedáis, os bañais en la piscina y pedimos unas pizzas. Mis padres se han ido de fin de semana con unos amigos en barco y estamos mi hermano y yo solos -. Mientras lo decía se le iluminaba la cara.
Nos miramos y viendo el chalet no pudimos decir que no.
Recogimos todo los bártulos de la arena y fuimos caminando hacia el chalet de María.
Tenía una puerta que conectaba la playa con la piscina. Al entrar nos quedamos asombrados por el tamaño de la piscina. Dentro estaba el hermano de María dándose un baño.

Continuará....
 
El hermano de María debería tener menos de treinta años. Era rubio, alto, bastante delgado y llevaba un bañador tipo boxer ajustado presentando un buen bulto entre sus piernas. Nada más salir de la piscina me fijé que su mirada se dirigió a mi hermana, a sus tetas expresamente, y a Sofía. María nos presentó y le dijo a su hermano que nos íbamos a quedar a cenar. El nos recibió de manera educada y simpática, diciendo que nos comportaramos como si estuviésemos en nuestra casa.
La que quedó prendada del muchacho, que por cierto se llamaba Nico, fue Sofía, que con gran descaro se fue hacia él para darle conversación.
Nos duchamos en la piscina y nos metimos todos al agua. Entre juegos y charlas varias se pasó un buen rato.
María dijo que tenía que llamar ya a la pizzería para pedir la cena. Salió de la piscina, se secó un poco y se fue para la cocina trayendo un boli y un papel. Mientras estaba apuntando las pizzas me salí yo del agua porque tenía que ir al baño. Me seque un poco, y le dije a María que donde estaba, a lo que ella me dijo que esperara a que apuntara las pizzas para decírmelo.
- Ven, llamamos a la pizzería y te indico donde está - me dijo.
En el salón tenía el teléfono, antes no había móviles, y yo al lado suyo, espere pacientemente a que dijera los diferentes tipos de pizzas que habíamos pedido.
- Si no te importa me acompañas al restaurante a por ellas. Esta a cinco minutos andando. Me han dicho que estarán en cuarenta minutos. Además al ser una invitación pago yo - dijo con una sonrisa.
Me cogió de la mano y me llevo hasta el baño. Entre y orine. Cuando salí del cuarto de baño María no estaba en el pasillo.
La llamé -Maria, María - contestándome ella al fondo del pasillo -aqui, estoy aquí -.
Me dirigí hacia dónde venía su voz. Al entrar en la habitación me encontré a María acostada boca arriba totalmente desnuda con los pies apoyados en la cama y con las piernas totalmente abiertas mostrándome su tremendo coño acariciado por su mano.
- Ven aquí cabronazo. Tenemos cuarenta minutos. Follame como lo hiciste ayer. Quiero ese pollón dentro de mi - mirándome con cara de perra en celo
Lo primero que hice fue correr, arrodillarme y meter toda mi cabeza entre sus piernas. Empecé con mi lengua a recorrer toda su rajita de ese coño que me volvía loco. Empecé a lamerlo, chuparlo y a mordisquear su clítoris que sobresalía en la parte alta de su vagina. Me entretuve bastante rato en lamerlo de manera brutal, escuchando sus jadeos. Del placer cerraba sus piernas en mi cabeza incluso a veces presionando demasiado. También agarraba con sus manos fuerte las sábanas y otras veces presionaba mi cabeza con sus manos empujándola fuerte hacia su sexo.
Me encanta chupar y lamer coños. Cuando estaba ya chorreando mis dedos empezaron a recorrerlo, acariciando sus labios vaginales y metiéndolos cada vez más en su coño húmedo y cálido. Me baje el bañador como pude. Tenía la polla a punto de explotar.
Me dijo que me acostara. Boca arriba María se sentó en mi cara mientras ella ya estaba jugando con mi polla.
La puse muy, pero que muy excitada. Mientras levantaba mi cabeza para recorrer con mi lengua su coño y su culo, chupándolos con fuerza, ella se metía toda mi polla de manera frenética en su boca, haciéndome una mamada extraordinaria. Me chupaba todo tanto la polla como los huevos, incluso llegando a mi perineo.
Conforme más sentia su boca en mi polla, que estaba toda endurecida y gorda, más le chupaba y lamía su coño y culo, gimiendo ambos cuando nuestras bocas no estaban ocupadas dándonos placer. Le iba metiendo como podía varios dedos, tanto en su coño como en el culo. Su respuesta era movimientos de su boca brutales en toda mi polla y huevos.
Escuche un poco de ruido en el pasillo. Supongo que seguro nos estaban escuchando todos. Además con las ganas que tenía de coño olvide cerrar la puerta de la habitación. Creí haber visto la silueta de Nico, el hermano de María, por el pasillo.
María estaba totalmente entregada a mi. Me mamaba con verdadero vicio.
Sin esperarmelo, y de forma muy rápida, la veo que desplaza su culo hacia mi polla, de espaldas a mi. Su mano la cogió y la dirigió hacia uno de sus agujeros.
- Ufff María, no, espera. ¿Tienes un condón? Agggghhh ,esperaaaa - le dije gimiendo mientras notaba ya mi glande dentro.
- Por aquí no lo necesitas, quiero tú pollón sentirlo bien dentro de mi culoooo, siiiiii - jadeando y jugando con mi punta dentro de su ojete.
- Joder María, agggg, dios, joder, para tía, ufff que quiero ponerme un condón - le dije retorciéndome de placer al sentir ese agujero tan estrecho presionando mi glande.
Pensé en ese momento que por culpa mía la habia iniciado en el sexo anal, y que parece que le encantó.
- Maria, joder, tienes un condón por ahi - le dije un poco más serio.
- Eres un cortarrollos - riéndose y sacando de su mesilla una caja de preservativos.
- Pontelo anda - tirandome el condón a mi torso.
Me lo puse y antes de estirarlo prácticamente ya tenía el coño de María inundando mi polla. Al estar de espaldas a mi, veía como me cabalgaba apoyando sus manos hacia atrás en mi torso. Se la metía entera, y se movía de una manera brutal. Me dio la sensación que lo único que quería de mi era mi pollón, por como lo estaba disfrutando y cómo pasaba de mi en ese momento.
Se la saco y cogiéndola se la fue metiendo por el culo. Empezó poco a poco mientras gritaba de placer hasta que mi polla desapareció de mi ángulo de visión. Empezó otra vez a cabalgarme jadeando fuertemente. Yo puse mis manos detrás de mi cabeza viendo el espectáculo tan bello de ser follado por semejante hembra, y encima analmente. Veía como al follarme llevaba ahora sus manos hacia su chocho que no paraba de masajear y presionar. En ese momento parecía que yo era un juguete sexual. Con la follada, a veces cogía mis huevos, los elevaba hacia arriba y los presionaba contra su rajita y su coño. Eso adelanto mi orgasmo.
- Dios María, me voy tía, me voy uffff - le dije con voz jadeante.
- Aggg, siii quiero que te corras dentro de mi culooooo, siiii - elevando el ritmo de su culo chocando con mi pubis y huevos.
Me corrí al instante retorciéndome de placer. En ese momento veo que la saca de su culo, y se sienta otra vez en mi cara. Empiezo a comerle el chocho con total brutalidad mientras que ella me quita el condón, lo tira al lado y empieza otra vez a mamar mi polla.
Notaba que me ahogaba, intentando lamer y chupar toda su rajita, me la aplastaba en mi cabeza. Pude llegar a su clítoris, que lo mordisqueaba y chupaba. En ese momento María levantó su cuerpo, levantó su culo de mi cara, y le metí varios dedos en su coño follandomelo y con la otra mano masajeando su clítoris.
María elevó más su cuerpo, con la cara mirando al techo, gritando como un animal y cayendo en mi cara un chorro bastante fuerte que estaba confirmando que se estaba corriendo de forma tremenda. Cada vez que le sacaba y le metía los dedos salían chorros de su coño que mojaban toda mi cara y torso. Los jadeos y gemidos se tuvieron que escuchar hasta en la playa.
Del orgasmo se acostó encima de mi de espaldas, teniendo su cara en mi muslo y prácticamente pegada a mi polla.
Mientras recuperaba la respiración cogía mi polla, todavía erecta y jugaba con ella, y la observaba con detenimiento, como si no hubiese visto una nunca.
- Mira que me he follado tíos, pero como tú ninguno. Me pones a mil y no soy persona cuando estoy contigo. Solo deseo tu cuerpo y follarte las veinticuatro horas del día. Pierdo totalmente los papeles contigo. Me haces ser una pedazo de guarra en la cama. Cuando te he visto en la playa mi coño y mi culo han empezado a palpitar. Iba a ir el lunes a la finca para poder contactar contigo, ya que ayer desaparecisteis sin despediros.Vamos a la ducha que tenemos que ir a por la cena. - me dijo mientras se levantaba de la cama.
Después de una ducha conjunta donde nos metimos mano pero sin llegar a más, salimos a la piscina donde fuimos recibidos por unos aplausos y unas risas jocosas de los que estaban allí.
- Vamos a por la cena chicos - dijo María. Mientras salíamos de la casa María se giró haciéndoles una peineta muy elegante.

Continuara....
 
Nos comimos las pizzas con unas cervezas. Cuando concluimos, Nico, el hermano de María, nos preparó unas copas y estuvimos hablando tranquilamente todos juntos en el porche que daba a la piscina. No era en absoluto la fiesta que hizo Alberto, pero se notaba que Maria y yo habíamos puesto cachondos al resto por el polvo que habíamos tenido antes de cenar.
Nico y Sofía se veían muy acaramelados. Sofía no paraba de insinuar con su cuerpo a Nico que estaba dispuesta a abrir su coño para él cuando se lo pidiera. Era descarado cuando hablaban como Sofía le ponía la mano en el muslo al muchacho, cercano a su bulto, que respondía con el movimiento involuntario de su polla a través del bañador. Verdaderamente Nico también era muy follable. Se notaba que estaba caliente y que le gustaba el sexo. De vez en cuando me fijaba en su cuerpo y no tenía desperdicio. Fijándome en el bulto que le hacía el bañador pensaba como sería su polla y sus cojones. Esto me suele pasar bastante, al morbosear con los tios. No puedo evitar hacerlo. Fantaseaba pensando en la clavada que le iba a meter a Sofía de un momento a otro.
Al otro lado estaba Juan, que no paraba de seducir a mi hermana, y está estaba rendida a sus pies. Sí no estuviésemos allí seguramente ya se la habría follado como el solo sabe hacerlo. El cabrón al hablar con mi hermana no paraba a veces de tocarse el cipote, haciendo que involuntariamente la mirada de mi hermana fuera directamente a esa zona voluptuosa de su cuerpo. La miraba con cara de follarsela en ese mismo instante. Conocía esa mirada perfectamente.
María estaba sentada a mi lado. No paraba de acariciarme el muslo, mientras que yo le acariciaba su espalda. Todavía, aunque llevaba unas porciones de pizza, unas cervezas y un par de copas, tenía el sabor de los fluidos de su chocho en mi boca.
Al girar mi cabeza hacia donde estaba Nico y Sofía comencé a ver cómo se estaban comiendo mutuamente. Se besaban apasionadamente mezclando sus lenguas en unos morreos brutales. Parecía que se olvidaron de nosotros porque Nico empezó a meterle mano. Mientras Sofía, cuando no lo besaba, bajaba la cabeza con cara de placer máximo. La mano de Nico recorría todo su muslo, llegaba a la braga del bikini por detrás metiendola dentro y cogiéndole bien fuerte el culo. Después su mano se deslizó hacia delante sacándola de la braga del bikini. En ese momento gracias a la mano juguetona de Nico, Sofía me mostró parte de la rajita de su coño. Esa situación morbosa me provoco que mi polla volviera a despertar de nuevo. Y ya se puso dura cuando Sofía deslizó su mano por debajo de la pata del bañador de Nico y empezó a acariciar su polla que estaba ya en crecimiento, tanto que se veía perfectamente como con los dedos Sofía acariciaba el glande que sobresalía por el bañador. Los dedos apretaban la punta de la polla de Nico, como si quisiera sacar ese glande y empezar a chuparlo y lamerlo.
El morbo de ver a la mejor amiga de mi hermana y al hermano de María poniéndose cachondos hizo que mi polla tuviera una erección bastante fuerte que quise disimular poniéndome sentado hacia delante con los brazos apoyados en mis rodillas.
Nico se levantó rápidamente y nos dio la espalda, evitando que viésemos su.tremenda erección. Cogió bruscamente a Sofía del brazo llevándosela hacia dentro de la casa. Lo único que oímos es decir a Nico que el llevaría a Sofía a su casa, que no la esperasemos. Supongo que con el calentón que tenían seguro que iban a estar fornicando toda la noche.
Nos quedamos los cuatro. Juan nos dijo que tenía ya ganas de irse a casa. La verdadera razón es que quería tirarse a mi hermana cuanto antes.
- Niño, ¿te quedas o te llevamos a casa?- me preguntó Juan, que en ese momento ya daba por hecho que quería estar solo con mi hermana.
- Quédate y mañana yo te llevo - me dijo María.
En ese momento estaba caliente, pero tenía ya ganas de descansar después de dos días intensos. Le dije que mejor me iba para casa.
María me pidió el número fijo de mi casa para quedar otra vez. Yo tomé también nota del suyo. No estaba muy contenta al no quedarme. Se despidió de Juan y de mi hermana y antes de subir al coche me dijo:
- Eres un cabrón. No entiendo porque no te quedas conmigo. Ahora yo escuchando a mi hermano y Sofía follar como conejos y yo sola sin nadie que me folle a mi. Voy a tener que masturbarme toda la noche -.
- Lo siento María, pero de verdad estoy agotado. Quedamos otro día - le dije prácticamente bostezando.
En el camino de vuelta vi ya los primeros movimientos de Juan con mi hermana. Una mano la llevaba en el volante y la otra en el muslo de mi hermana, que a veces se deslizaba hacia su chocho. Cuando la mano que ponía cachonda a mi hermana la llevaba al volante, con la otra se agarraba la polla como queriendo mostrar a mi hermana el mastil que iba a ser suyo dentro de poco. Sabía que esa noche mi hermana iba a experimentar el mejor o, mejor dicho, los mejores polvos de su vida. Sabía que el cabrón le gustaba que con quién follaba se corriera varias veces.
Al fin y al cabo me alegré por ella. Iba a follar con un auténtico semental e iba a sentir un proyectil en forma de misil dentro de su cuerpo. Conociendo a Juan, y viendo las tetas de mi hermana, una cubana no iba a fallar y con chupada de polla incluida por el tamaño de su falo.
Además sabía que después de mi hermana, irán otras,.otros y también yo. Juan estaba hecho para satisfacer a cualquiera, tenía ese don.
- Si está despierta mamá dile que me he quedado en casa de Sofía a dormir - me dijo mi hermana cuando ya estábamos llegando a la puerta de mi casa.
Al bajarme, Juan, con una sonrisa pícara me dijo que por la mañana la traería a casa, que descansará y que nos veríamos el lunes en el trabajo.
- Vale Juan. Pásatelo bien tio - le dije mientras le di un golpe en el hombro a través de la ventana de su coche.
Entre a casa y me fui a mi habitación. Mis padres estaban ya dormidos. Hacia un calor de cojones, me desnude completamente y me quedé durmiendo mientras me acariciaba mi polla y mis huevos.

A la mañana siguiente un sobresalto me despertó. Era mi hermana que se sentó bruscamente en mi cama a mi lado. Al verla, no sabía en ese momento que pasaba, estaba totalmente adormilado, y con una erección de caballo.
- Niño, tapate eso - dijo mi hermana riéndose y acercándome una sábana tapándome el mástil.
- Gracias por presentarme a Juan. Me ha destrozado. - me dijo entusiasmada.
- No sabía que había tíos así en este mundo. Me ha destrozado. Hemos estado follando toda la noche -
- ¿Que dices? - le pregunté yo todavía entre sueños.
- Jamás he sentido con ningún tío lo que he experimentado con Juan. Hemos hecho de todo, y a pelo hermano. Quería que supiera lo que era una mujer y le he dejado correrse dentro de mi y donde quisiera. Ese pollón , uff ese pollón quería sentirlo bien, y que me sintiera también a mí, sin ningún obstáculo - me dijo incluso excitada.
Yo ya después de contarme esto, estaba plenamente consciente de todo lo que estaba relatando.
- Genial Marga, me alegro por ti. ¿Le dijiste que tomabas la pildona, no? -
- No me lo preguntó. Empezó a follarme a pelo y yo lo dejé No iba a perder la ocasión de sentirlo, y que el sintiera el mayor placer conmigo. - me dijo con una sonrisa en la cara.
- Pero, se corrió dentro y por lo que veo a lo mejor varias veces, pero tú estás tomando la pildora ¿no?. - le pregunté seguro de que me iba a confirmar la respuesta.
- Ahora no hermanito - me dijo ella tan normal.
- ¿Pero que dices idiota? - le grité dando un salto en la cama y sentándome en mi almohada. - Estás loca Marga. Cómo se te ocurre hacerlo, te puedes quedar embarazada gilipollas - le volví a gritar ya enfadado.
- No me voy a quedar. Acabe con la regla hace nada. Y como te vuelvo a decir no iba a dejar que un condón me quitara el placer de la leche de Juan dentro de mi. No sabes cuándo se corrió el placer que sintió. Parecía que su polla doblo su grosor dentro de mi, y lo que disfrute viéndolo como jadeaba cuando soltaba los trallazos dentro. - me dijo con cara de placer al recordarlo.
- Has roto totalmente la confianza que tenía Juan conmigo idiota. Yo le dije que tomabas la pildora. Si el llega a saber que no la tomas seguro lo hace totalmente con protección, se pone un condón o los que haga falta aunque te follara cincuenta veces. Joder, como haces esto Marga - le dije ya nervioso y furioso.
- El no tiene por qué saberlo hermano. Y no me amargues la mejor noche de mi vida - me dijo levantándose de la cama
- No sabía que eras tan tonta Marga, ¿y si te quedas preñada qué? - le pregunté
- Eso no va a pasar - me dijo saliendo de mi habitación rumbo a la suya
Lo que verdaderamente me enfadó, y bastante, es que Juan confío en mi al preguntarme si podía follar con mi hermana a pelo. Sí mi hermana se quedara embarazada de Juan sé que no me lo.perdonaria jamás.

Continuará....
 
Estuve toda la mañana del domingo pensando en ir a la finca a hablar con Juan y decirle lo de mi hermana, aunque me costara su amistad. No paraba de pensar que a lo mejor dentro de nueve meses iba a tener un sobrino suyo.
Durante la comida no intercambie palabra alguna con mi hermana, que se veía tan normal, incluso con cara de satisfacción por la noche que había tenido con Juan.
Al final, por la tarde decidí ir a ver a Juan. Quería decírselo, sobre todo por si tuviese más encuentros con mi hermana, que no lo descartaba.
Al llegar a la finca me sorprendió ver otro coche aparcado cerca de la casa de Juan. Conforme me iba a acercando no me podía creer que el coche que estaba allí era el de Sofía.
Mi primera reacción fue esconderme. Parecía que Sofía estaba dentro de la casa de Juan. No me podía creer que Sofía estuviese allí, pero siendo Juan, y su poder de seducción, no descartaría que también quisiera probar estar con un macho como él. Se ve que no tuvo suficiente la noche anterior con Nico.
Después de media hora esperando veo que Sofía salió por la puerta. Le acompañaba Juan, que solo llevaba un bóxer de color blanco que le hacía más apetecible todavía y con ganas de follarlo sin parar. Vi que Sofía, que llevaba un vestido de tirantes, antes de marcharse, se quitó las bragas, se levantó el vestido, las frotó fuertemente por su chocho y se las puso a Juan en su cara. Éste las cogió y se las mantuvo en su nariz y boca como respirando fuerte el aroma a coño de Sofia. Se despidieron con un beso y Sofía se fue hacia su coche con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.
Mi dilema en ese momento era si volver a mí casa o ir hacia la puerta de la casa de Juan. No sabía si dejarlo tranquilo, pero conociéndolo, se reponía rápido de sus folladas y no se le veía nunca cansado. Decidi por tanto hablar con él.
Justo cuando estaba llamando a su puerta Juan salió con un pantalón de deporte de los que lleva muy ajustado y sin camiseta. En ese momento quise follarlo, meterle mi polla por el culo y correrme dentro de él.
- Buenas niño, ¿que haces por aquí? - me dijo sorprendido.
- Tengo que hablar contigo Juan - le dije un poco serio.
- Perfecto - me miró de arriba abajo. - Quítate la camiseta que llevas y déjala en casa. Veo que llevas pantalón de deporte y zapatillas. Vente conmigo a correr por la finca que es lo que iba a hacer y hablamos - empezando a calentar sus piernas.
No me explicaba a energía que tenia este hombre, que después de estar follando horas con mi hermana y con Sofía, tenia ganas de hacerse unos kilómetros corriendo.
- Menuda follada le metiste ayer a María. Se escuchaban sus gritos perfectamente en la piscina. Estás aprendiendo rápido niño. - me dijo mientras empezábamos un trote suave
- Se me corrió de manera brutal Juan, no paraba de salirle de su coño fluidos que me mojaron entero - le dije sonriendo
- Eso solo lo consiguen los grandes folladores. Y me gusta que las dejes complacidas.Es.el objetivo de un buen macho, dejar a la persona que te follas, aunque la destroces,.con más ganas de follar. Yo cuanto más follo más quiero y supongo que te pasará lo mismo a ti -
Esas palabras confirmaban como era él, que no paraba de follar nunca y siempre estaba dispuesto a continuar follando.
- Viniendo para la finca he visto el coche de Sofía. No me digas que también la has complacido cabrón. Anoche mi hermana y hoy ella - le dije ya con una respiración acelerada por la carrera.
- Te lo voy a contar porque confío en ti, sé que de aquí no sale. Además eres como mi hermano pequeño y eres al único que le cuento estas cosas - me dijo con una mirada muy sincera.
Sus palabras me derrumbaron completamente, incluso bajé el ritmo de mi carrera. Tenía que decirle lo de mi hermana y sabía que iba a romper está relación de amistad.
- Vamos niño, sigue mi ritmo - dándome una palmada en el culo.
- Pues estaba comiendo cuando llaman a mi puerta. Era Sofia. Me he quedado sorprendido de verla pero sé que cuando una mujer llama a mi puerta es para satisfacer sus deseos. Llevaba un vestido ajustado corto y ya en la puerta se me estaba insinuando. Le dije si queria un café y nos sentamos en la mesa. Lo primero que me dijo es que cuando me vio ayer se excitó bastante y que fantaseo conmigo, pero al ver que tu hermana estaba también chorreando por mí no hizo nada en la playa. Que cuando estaba con Nico pensaba que era yo. Estaba tan caliente que necesitaba polla y por eso se fue a la habitación de Nico. Pues mientras le estaba dando sorbos a la taza del café me cuenta que le chupó la polla a Nico, que esté le comió bastante bien el coño, pero que cuando se pusieron a hacerlo Nico se corrió en dos minutos. Al muchacho se ve que lo puso tan cachondo que se corrió enseguida dejando a Sofía a dos velas. Ella con ganas de follar lo volvió a poner cachondo, pero me contó que nada más meterla en su coño volvió a correrse otra vez muy deprisa. Ya Sofía, viendo que no iba a disfrutar con Nico, decidió que éste la llevara a su casa.
Me cuenta que no ha podido dormir nada, que estaba muy cachonda y que no quería masturbarse, que quería correrse con una buena polla dentro de su coño. Empezó a pensar en mí, en mi cuerpo y en lo que escondía dentro de mi paquete y cogió el coche y vino para mi casa -
Juan, con un trote más suave, me siguió contando:
- Nada más terminarse el café se levantó y se me sentó encima subiéndose el vestido. Empezó a besarme, frotando sus bragas en mi paquete que ya estaba duro. Intentaba, aún llevando las bragas puestas, meter mi polla dentro de su rajita. Notaba al sentir su coño como estaba chorreando, y vaya si chorreaba, que sus bragas estaban mojadas y me mojo a mi mis gayumbos. Me saque mi polla por la pata de mi ropa interior y le aparte con la mano sus bragas hacia un lado, dejando que la rajita se acomodará en mi polla. Ella sentada encima no paraba de moverse, recorriendo su rajita toda mi polla dejándome un reguero de fluidos por toda ella. Chorreaba de manera brutal, mojándome toda mi polla, huevos, gayumbos e incluso mis muslos. Estaba cachondísima. -
Mientras Juan me estaba contando, vi como su polla ya no se balanceaba tanto al correr, se le estaba poniendo dura de recordarlo. A mi también me estaba poniendo a mil.
- La levante y la senté en la mesa abriendo sus piernas y mostrándome su coño bien abierto. Me quite los gayumbos, y cogiendo mi polla empecé a frotarsela por toda su rajita, de arriba abajo, mojando tremendamente la punta de mi verga. Ella se retorcía de placer acostada en la mesa. Quería beber de su chocho. Meti la cabeza en esa fuente y empecé a comerme todo su chocho, saliéndome por la barbilla la mezcla de mi saliva y sus fluidos. La folle con mi lengua hasta el fondo, metiéndola ya dentro de su agujero y bebiendo ese elixir. Mientras la follaba con mi boca, me apretaba la cabeza hacia ella con la ayuda de sus piernas que las cruzo aprisionando toda mi cabeza, para que no escapara. Cogí un condón, me lo puse. Ella abrió bien las piernas y me mostró su coño rugoso que se abría y cerraba como si respirara. La primera embestida llegó hasta el tope de su vagina, entro sin obstáculo alguno, al estar totalmente lubricada. Empezó a gemir como una loca mientras yo la follaba bien duro. Puso sus piernas sobre mis hombros y las sacudidas eran bestiales. Sus manos cogían fuerte la mesa y el sonido de las embestidas era brutal, provocado también por sus fluidos que salpicaban todo mi cuerpo cayendo incluso al suelo. Se corrió chillando, que incluso me asustó. Estaba todo pringado, mi polla, huevos, pubis, muslos, torso... La saqué y ella se puso de pie. Al ver el depósito de mi condón vacío, se apoyó en la mesa ofreciéndome su culo para que se la volviera a meter, cosa que hice. Empecé otra vez con las embestidas viendo como ella del gusto se agarraba fuertemente a los bordes de la mesa y aplastaba sus tetas y su cabeza en ella. Se me corrió otra vez, dejándola con las piernas temblando que apenas se sostenía en pie. Me empujó hacia la mesa. Me senté en ella y con sus manos me empujó para que me acostara. Quito el condón totalmente mojado y se metió mi verga en su boca haciéndome una mamada -
Llegamos a un arbolado. estábamos exhaustos los dos por la carrera y decidimos parar. Nos sentamos a la sombra en unas piedras. Por supuesto los dos con la polla bien dura.
- Como la chupa la cabrona niño. Mientras me la chupaba subí las piernas para apoyar mis pies en la mesa y estar más cómodo. Me chupaba todo, incluso me hizo un beso negro. Vi como se metió varios dedos en su chocho todavía mojado y fueron directos a mi culo. Empezó a follarme con sus dedos mi culo mientras me pajeaba, chupaba, lamía mi polla y mis cojones. -
Yo ya estaba a mil y él se notaba muy excitado recordándolo.
- Me vine dentro de su boca, la avisé, pero la cabrona se la tragó toda, incluso recogiendo con su lengua los restos que había por mi pubis y huevos.
Se fue regalándome sus bragas totalmente mojadas e impregnadas del olor de su coño. -
Me quedé mirándolo como un niño que admira profundamente a su ídolo. Relatándome su polvo con Sofía me dieron unas ganas tremendas de follar. Parece que a él le pasó lo mismo.
- Sabes niño, Sofía me ha dejado con ganas de más - mirándome con cara de deseo.
- Al meterme los dedos en mi ojete, lo tengo ahora hambriento de un buen pollón -. Mientras decía esto se puso en cuclillas enfrente mío y empezó a tocar mis muslos, dirigiéndose sus manos a mi paquete.
Levante mi culo y con sus manos me quito el pantalon y mis gayumbos mostrando ante él mi polla totalmente tiesa y dura. Me senté sobre la piedra y vi en él esa cara de morbo y vicio que hizo que mi polla se moviera palpitando. Al estar de cuclillas veía como se le iba a reventar el paquete, asomando su polla por el muslo.
Me cogió la polla, escupió en ella y empezó a pajearme con una mano, mientras con la otra masajeaba mis cojones. Se notaba incómodo por la erección en sus pantalones. Se levanto, se los quito volviendo a mostrarme ese misil que tiene de polla, y se puso otra vez en cuclillas. Yo puse mis manos hacia atrás en la piedra y Juan volvió a escupir sobre mi polla y me pajeó.
Su mirada lo decía todo. Sofía le dejo su culo dilatado y palpitando y quería mi polla dentro de él. Mirándome fijamente y con media sonrisa en la boca, sacó su lengua que empezó a recorrer todo mi glande. De mi agujero empezó a salir precum que Juan lamía con total voracidad. Mientras agarraba mis huevos y los estiraba fuerte hacia abajo, sus labios fueron deslizándose por todo mi glande hasta llegar al tronco de mi verga, metiéndosela toda en su boca.
Ver ese dios griego, con esa mirada chupándome la polla hizo que me sintiera como en el paraíso. Me la chupaba cada vez más rápido, con mayor ferocidad. Mamaba de manera espectacular, succionado mi polla y de vez en cuando como aspirandola dándome un placer exquisito. Yo ya empezaba a jadear. La sacaba entera, me miraba y volvía a tragársela, devorandola.
Se levantó, inclinando su culo hacia mi cuerpo. Yo le abrí sus nalgas, le escupí varias veces y empecé el beso negro. Mi lengua recorría todo su ano. Note un sabor característico, mezcla del sudor de la carrera y de los fluidos del coño de Sofía al meterle sus dedos anteriormente. Eso me puso aún más cerdo. Mi lengua follaba ese ano, que comenzaba a dilatarse ayudado por varios de mis dedos. Ver esas nalgas totalmente trabajadas y musculosas, esos cojones y pollón colgando y escuchar a Juan gimiendo me puso bastante burraco.
Juan, de espaldas a mi, quiso que ya era hora de que mi pollón se comiera su culo. Me escupi varias veces mi mano que la lleve a mi polla mojándola. La puse en posición mientras Juan se la fue metiendo poco a poco hasta llegar a sentarse totalmente encima de mí con toda ella dentro.
Estuvo así un pequeño rato, sin moverse.
- Que gusto tener un buen pollón dentro de mi culo. Ufff niño, como me pones cabronazo. Que polla más deliciosa tienes. Me llega hasta las entrañas. - Mientras decía esto empezó a moverse suave, con movimientos circulares, con toda ella dentro.
- Hostias Juan, como me pones hijo de puta - le susurré gimiendo por como se estaba moviendo.
Mi polla cada vez se endurecía más, sobre todo cuando Juan ya empezó a sacarla y meterla. Ver ese pedazo de espaldas, ese culo y como mi polla, que la veía gigantesca en ese momento desaparecía dentro de él me provocó que gimiera cada vez más fuerte.
- Quiero follarte y que me folles Juan siempre. Agghh, siiii cabronazo, sigue joder - le dije entre jadeos.
- Siempre me vas a tener. Me pones muy cachondo niño, aghhhh uffff, para tener dieciocho años que fuerza tienes en tu pollon, que dureza, que gustooooo, siiii, metela, ufff, esa tremenda verga es mía, agggghhh - jadeaba mientras se pajeaba.
- Juan, no quiero que esto termine. Quiero que me uses cuando quieras, joder, sigue así, sigue, joder, siéntela muy dentro, soy tuyo, mi pollón es tuyo, agghhh -
Juan se paró y ahora era yo el que lo embestia con miedo a perder el equilibrio apoyando bien mis manos mientras metía y sacaba mi polla de su culo.
- Sigue hostias, más fuerte, agghh, parteme en dos niño, joder como follas cabronazo siiii -
Qué dos machos en celo follando. Conectabamos muy bien y cada uno sabía perfectamente lo que hacer para complacer al otro.
Yo me levanté, y nos dirigimos hacia un árbol. Juan apoyo sus manos en el tronco inclinando su cuerpo y yo volviendosela a meter en el culo. Empecé a embestirlo y darle fuerte. Juan se cogía su polla y sus huevos mientras lo follaba. Gritábamos los dos de gusto.
- Estoy a punto Juan, aggg, siii ,joder, me voy Juaaaannn - le dije excitadísimo.
- Si, si preñame cabrón, quiero tu leche. Preñame igual que hice yo ayer con tu hermana, joderrrrr -
- Noooo Juan, nooooo joder, joder, aaaggggghhhh -
Al decir Juan lo de preñar a mi hermana me vino a la mente la razón por la que estaba allí. Si llega a decirlo antes, seguramente no me habría corrido pero fue justo en ese momento cuando empecé a soltar leche por mi polla dentro del ojete de Juan. .
Exhausto, después de correrme y sin sacarla, rodee con mis brazos a Juan por delante juntando mi torso con su espalda, y besándole la nuca y el cuello le dije en el oído:
- Joder Juan. Tengo que hablar contigo de algo importante.

Continuará....
 
Cuando saque mi polla del culo de Juan estaba totalmente pringada de mi lefa. Del culo de Juan salía gran cantidad que se fue cayendo por sus huevos. Juan, con sus dedos, la recogió y se la llevó a la boca
- Proteínas de mi niño - dijo saboreándola y riéndose a la misma vez. Yo, con mi lefa en su boca lo empecé a besar, terminado en unas risas entre los dos.
- Lo que tengas que hablar conmigo lo haces en casa, que hay que volver corriendo - subiéndose sus pantalones, impregnados por el sudor anterior y ahora por mi lefa que todavía salía de su culo.
- Vamos follador - dándome una palmada en el culo y saliendo corriendo. - Espero que me pilles - es lo último que me dijo antes de ponerse en marcha.
Cuando llegamos a su casa, Juan abrió su frigorífico y se bebió casi medio litro de agua. Se desnudó en la misma cocina y se fue a la ducha. Yo prácticamente hice lo mismo y me metí con él.
Cogí el gel de ducha, me lo puse en mi mano y empecé a frotar todo su cuerpo. Tocar ese cuerpo esculpido por los mismos dioses era algo difícil de explicar. Mientras lo enjabonaba me volví a excitar. Es lo que dije anteriormente, cuanto más lo haces, más quieres. Mi mano le enjabono su culo, y le limpie bien su agujero con el agua. Al volverse le frote bien sus huevos y su polla, que empezó a ponerse dura. Lo pajee un buen rato mientras que el inclinaba la cabeza hacia atrás mostrando placer a la misma vez que relajación.
Después el hizo prácticamente lo mismo conmigo.
- No te puedes quejar de rabo niño - me dijo mientras lo lavaba y al mismo tiempo me pajeaba.
- Quiero que me hagas una mamada de las tuyas - me dijo mientras me agarraba fuerte mi verga.
Salimos, y sin secarnos totalmente, nos acostamos en su cama. Me dijo que quería un 69. Nos pusimos de lado, uno frente a otro. La sensación de hacer una mamada y que te la hagan al mismo tiempo es una gozada.
Juan la chupaba de puta madre. Sabía, como todos los hombres, que es lo que nos gusta cuando nos la están mamando. Siempre he pensado, y lo sigo haciendo, que las mejores mamadas las hacen los chicos. Con una mujer la mamada puede ser buena, pero que te la chupe un tío es otro nivel.
- Joder niño, que gusto. Sigue así cabrón - me dijo varias veces mientras se la chupaba.
Fue un 69 de verdadero placer. No teníamos prisa y nos detuvimos mutuamente en mamarnos con suavidad, explorando cada poro de nuestras pollas, jugando con ellas. También buscabamos relajarnos y disfrutar. Intentamos los dos sentir el máximo placer, y no corrernos enseguida.
Nos deteníamos en lamer, chupar, mordisquear, besar toda la zona de los huevos, perineo, polla y pubis.
Al hacerlo tan suave y durante mucho rato tuve a veces el mismo placer en la polla de cuando empecé a masturbarme.
Esa sensación, ya olvidada por desgracia, de las primeras pajas. Al hablar con mis amigos les pasa lo mismo. Las primeras pajas eran brutales. Te cogías alguna revista, que tenía algún familiar o que corría entre tus amigos, y empezabas a meneartela. Que placer daba explorar las primeras veces tu polla, menearla y sentir esos espasmos y calambrazos de gusto mientras la cogías y tu mano la recorria desde el glande hasta abajo. Salía un liquidillo, durante la paja, que con el dedo comprobabas que era un poco pegajoso y con él lubricabas el glande, pero antes lo ponías entre los dos dedos y veías de que se trataba, incluso lo olias. Recuerdo cuando ya llegaba a correrme que parecía que te ibas a morir de gusto. Tu cuerpo se inclinaba e intentabas, sin éxito, no gritar para que tu familia no te escuchará desde el cuarto de baño o la habitación. Los orgasmos eran brutales. Y sobre todo como salía ese líquido, al principio de tus pajas, no tan espeso y blanquecino, pero que salía con fuerza y te pringaba tu mano y tu cuerpo, anunciando que ibas camino de ser ya un adolescente salido y pajeador. Tanto gusto te daba que caían varias al día, todos los días de la semana.
- Juan, me voy a ir tío, no puedo aguantar más tu boca en mi polla agggghhh - le dije mientras me volvía a meter la suya y cerraba mi boca meneando la cabeza.
- Correte cuando quieras, yo ya estoy a punto. Es que no quiero terminar estoooo, joder niño, como follas con tu boca aaggghhh -.
Sabiendo que había llegado el momento aceleramos el ritmo un poco. Que gusto y que sensación de chupar un pollón precioso y vigoroso como el de Juan, mientras que él está también disfrutando de la mía en su boca.
Juan me lleno la boca de su leche, que tuve que ir tragando rápido porque se me caía por la boca. Descargo de sus cojones una cantidad anormal de leche, no dejando que se escapara ni una gota. Fue toda para mí. Se notaba que le encantó mi mamada. Su cuerpo se retorció y lo noté en su boca cuando tenía mi polla dentro. Esto provocó que volviera a salir leche de mis huevos, leche recién fabricada y que volvió a salir en cantidad como anteriormente pasó dentro de su culo. Juan también se la trago entera, limpiando bien mi pollón sin dejar ningún rastro de lefa.
Nos acostamos los dos juntos y desnudos uno al lado del otro.
Después de unos minutos de silencio yo iba a sacar el tema que me había llevado allí, pero Juan se adelantó:
- Tú hermana me pareció una chica muy interesante. Y además es una grandísima hija de puta. -
Esa frase que dijó Juan me trastocó por completo.
- Sabes que nos estuvimos calentando en la playa, en la casa de María y que luego se quiso venir a mi casa... Pues aunque nos metimos mano, al final, nada niño. Estaba como una moto, y se notaba que ella también, pero no follamos, ni una mamada, ni nada.
- Que hija de su puñetera madre - pensé yo. - Como me la colado la cabrona -
- ¿Entonces, que estuvisteis haciendo toda la noche? - le pregunté yo con curiosidad.
- Nos tomamos una copa, y estuvimos hablando de nuestras vidas, nos metimos mano en la cama y nos dormimos - dijo Juan con cara de resignación.
- No me lo creo Juan. A ti ninguna se te escapa. Chorrean solo con verte y solo piensan en follar contigo, y mi hermana con su comportamiento de ayer te iba a destrozar - le dije.
- Pues no. La muy cabrona cuando ya estábamos a punto me dijo que tenía que ganarmela y que tenía que esperar y ser paciente. Es muy inteligente la hija de puta. Dijo que cuando follara con ella nunca lo iba a olvidar - prosiguió. - Aquí donde me ves soy un caballero y respeto mucho a las personas, ya sean mujer y hombre. Yo empiezo y voy a más, si veo que no quiere no fuerzo nada. Por suerte siempre lo consigo, pero con tu hermana no, por mucho que la pusiera muy cachonda. Además se parece mucho a ti, tiene las ideas muy claras y eso me gustó de ella. Tiene algo, pero no sé cómo explicártelo. Ya te dije que era el tipo de mujer con la que me gustaría follar a pelo y sentirla bien y que ella sienta lo mismo cuando este dentro de ella. Además, la cabrona sabe que cuando ella lo decida yo no voy a decir que no. - dijo al final riéndose.
Mi cabeza estaba calentandose demasiado sobre las intenciones de mi hermana. Por supuesto se lo quiere follar, pero parece que quiere hacerse la interesante. A lo mejor es que le gusta de verdad, no solo para follar, y quiere conocerlo, estuvieron hablando toda la noche. O también está jugando con él, para que el premio final sea más apetecible. Lo que no entiendo es porque me engaño esa mañana. Mi hermana me conoce muy bien y sabe, por como miro a Juan, que también me lo quiero follar, e intentó saber si lo habia hecho ya, o si estaba celoso. No sé, pero tendré que hablar con ella. Sí de verdad le gusta Juan debe saber que es un follador y creo que fiel va a ser poco, además de no querer una relación estable con alguien.
- Vamos que te llevo a tu casa. Voy a ponerme aún más guapo de lo que soy, que he quedado con tu hermana para tomar algo.- dijo mientras se levantaba a vestirse.
- Juan, me parece bien que si follas con mi hermana lo hagas a pelo, pero te conté que toma la píldora, pero la ha dejado. - le confesé mientras metía su pollón y sus huevos en unos slips negros que le hacían más apetecible todavía
- ¿Tú crees que tu hermana con lo lista que es va a follar pensando que se puede quedar preñada?. Gracias por decírmelo pero te voy a decir la puta verdad. Fue por eso por lo que no follamos anoche. Me contó lo de sus reglas y la pildora, que ahora tiene que descansar. Pero que tiene que volver a tomarsela. Me pidió que esperara, que un tío como yo tiene que follarsela a pelo, sintiendo mi leche por todo su cuerpo. Que mi tranca tiene que entrar sin plástico y sentirla verdaderamente en su coño, que por cierto acaricie y es maravilloso.-
- Que cabrona y que guarra- pensé. Ya estaba ideando en mi cabeza como vengarme de ella.
Me vino a la mente algo que dijo Juan hacía unos segundos y pregunté sin pensar:
- ¿Has quedado con mi hermana? ¿Has quedado con una tia sin pensamientos de follarla?
- Se puede follar por muchos sitios niño. Tú lo sabes bien. Y es mejor que no lo sepas todo - me contestó riéndose.
Eso me hizo pensar que los dos estaban jugando conmigo. Me extraña que pasaran la noche juntos y no hicieran nada. Me enfade conmigo mismo por lo iluso que había sido. Pues claro que hubo y seguro de todo tipo, menos por el coño. Eso me enfado bastante, tanto por parte de Juan cómo de mi hermana. No soy un cotilla pero tampoco me gusta que se cachondeen de mi.


Continuará...
 
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