DuodecimoMan
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Juan salió con unos pantalones vaqueros claros y una camiseta negra ajustada que marcaba sus músculos de una manera extraordinaria. Estaba realmente buenísimo.
Subimos al coche y fuimos dirección a mi casa.
- Dile a tu hermana que la estoy esperando aquí - me dijo Juan mientras aparcaba si coche cerca de mi casa.
- Que te lo pases bien Juan - le dije despidiéndome.
Al llegar a casa me encontré a mi hermana en la cocina. Iba vestida con un vestido donde se le marcaban aún más sus grandes tetas y su culo.
- Eres una hija de puta Marga - le dije nada más verla.
- Veo que has estado con Juan - y se empezó a reír de forma descarada. - Fue una broma que te gaste hermanito - siguiendo con su risa.
- Me las vas a pagar cabrona. Y por cierto Juan te está esperando fuera - le dije mientras me iba a mi habitación.
- Por cierto, han venido tus amigos. Me han dicho que iban a hacer una pachanga en el campo de futbito. Que si venías te lo dijera. - me comentó saliendo ya por la puerta de casa.
Ya en mi habitación estaba realmente agotado del fin de semana. Me jodía no ir con mis amigos pero solo quería dormir y olvidar la broma de mi hermana. Me dormí pensando que seguramente le estaría comiendo la polla que yo había tenido en mi boca unos momentos antes.
La semana siguiente tuvimos bastante trabajo en la finca. Estábamos muy ocupados y apenas hablábamos de nada. A mitad de semana volvían los jornaleros y teníamos que tener todo listo para que se llevarán el género al mayorista de frutas y verduras.
En esos días Juan trabajaba como una bestia y no había apenas tiempo para nada. Yo llegaba reventado a casa, sobre todo los primeros días de esa semana. Apenas vi a mi hermana y no sé lo que pasó el domingo entre los dos.
El jueves llegaron dos furgonetas de jornaleros a la finca. Juan me dijo que me encargará de una y la llevará a la parcela donde tenían que recoger el fruto. De la otra se encargó él, que tenía que ir a la otra punta de la finca. Me dio las indicaciones necesarias para hacer el trabajo de ese día.
Cuando me subi a la furgoneta, saludé a todos los trabajadores, todos hombres de diferentes edades, y me senté en el asiento del copiloto. Al saludarlo me impactó el hombre que conducía la furgoneta. Tendría entre unos cuarenta y cinco y cincuenta años. Era guapísimo, con el pelo canoso muy corto, cara totalmente varonil, y ojos claros. Llevaba una camiseta de tirantes donde mostraba unos buenos bíceps y sus manos eran grandes. Llevaba unos pantalones de tipo militar que le hacían unas buenas piernas. Me fijé en el paquete que no era muy grande, pero era un maduro muy interesante, además de atractivo. Por cierto, llevaba anillo de casado.
- Buenos días muchacho. Me llamó Angel. Usted dirá para donde tiro - mostrándome una sonrisa que lo hizo aún más apetecible.
- Buenos días. Tire usted por aquel camino de allá. Yo le guío. - le respondí también con una sonrisa.
Durante todo el trayecto no paraba de hablarme. Que tenía varios trabajos, que se sacó todo los carnets de conducir posibles durante el servicio militar y otras andanzas de su vida. Lo que si me fijé es que mientras no paraba de hablar me miraba de arriba abajo y sobre todo muchas veces no apartaba la vista de mi paquete, bastante marcado por los pantalones cortos.
Llegamos a la parcela y empezamos a trabajar. Ángel estuvo casi toda la mañana conmigo. Además fue el que cargo, junto a otros dos muchachos y yo, el remolque que traía Juan, que estuvo yendo y viniendo de las parcelas llevando el producto al almacén. Me fijé que Ángel tenía una fuerza descomunal. Tenia, como dije, las manos grandes y cargaba
los capazos al remolque sin problema, y eso que pesaban lo suyo. También noté un interés por mi que me confundió en varios momentos. Me miraba como si le gustase, además de algunas preguntas que me hizo o afirmaciones suyas que me hacían pensar que quería algo conmigo. Muchas veces se tocaba el paquete, lo hacía de forma descarada, y el se daba cuenta de que lo miraba.
- ¿Eres muy joven no? Tendrás unos veinte años - me dijo mientras llevabamos los capazosen en el punto donde Juan dejaba el remolque. ¿Tienes novia? - siguió preguntando.
- No Ángel, no tengo novia. Ahora no es el momento. Además quiero disfrutar primero antes de engancharme con una - le dije llevando un pesado capazo.
- Haces bien. Yo a tu edad no paraba de follar. Tuve suerte en eso. Además en aquella época también íbamos bastante de putas que me enseñaron como dar placer a una mujer. Luego una niña me enganchó. De novios éramos como conejos, siempre follando cuando surgía la ocasión. Me casé con ella, y al empezar a tener a mis hijos ya la cosa cambió. Apenas follamos, casi nada. Voy a paja por día, porque voy muy salido. Tú folla todo lo que puedas ahora. - me dijo resignado.
- Intento pasármelo bien Ángel. Además no dejo perder ninguna ocasión - le dije riéndome.
- Es que yo necesito sexo. He pensado acostarme con otras mujeres, incluso con putas, pero ya eso me aburre. Necesito algo nuevo. Estoy harto de pajearme viendo cintas porno en el video VHS. De joven tuve un compañero en la mili que nos pajeabamos juntos, e incluso llegamos a un poco más y recuerdo que me gustó. Lo hacíamos porque nos divertía y porque estabamos muy salidos. No podíamos gastarnos tanto dinero en putas y cuando salíamos y no conseguíamos rollo, pues teníamos que pajearnos - me confesó entre risas.
- Las historias de la mili. He pedido una prórroga por estudios. Mi padre tiene una muy buena experiencia de la mili y sobre todo buenas historias que me cuenta de vez en cuando - le comenté pensando en la suerte que voy a tener de estar con tantos machos durante unos meses.
- Si se tienen buenas experiencias en la mili, e historias que se pueden contar y otras que no, que se quedan en secreto hasta la muerte - dijo Ángel mirando mi cuerpo, y sobre todo mi torso y mi paquete.
- ¿Es que tuviste alguna experiencia que no se puede contar Ángel? - le dije para intentar sonsacarle algo que me interesará a mi.
- No se pueden contar, pero cuando la necesidad apremia no te puedes imaginar la cantidad de hombres que se sienten muy machos, que se meten con los maricones, pero que terminan mamando una polla o incluso follando. - me dijo todo convencido.
- Empiezas jugando con el otro, por supuesto muy machos los dos, y terminas disfrutando de una buena corrida. Y ahora que estoy falto de sexo, recuerdo esas experiencias y me gustaría volver a repetirlas. - me dijo todo convencido.
Se hizo la hora del almuerzo. Todos cogieron su fiambrera de la furgoneta y se fueron a un arbolado cerca de la parcela donde estábamos trabajando. Se alejaron quedándonos Ángel y yo solos. Abrimos las puertas traseras de la furgoneta y nos sentamos los dos a comer. Ángel me ofreció una cerveza bien fresca que tenía en una nevera llena de hielo. Empezamos a comer cuando Ángel empezó a atacar:
- Espero que no te incomode lo que te he dicho anteriormente. Veo que eres un joven que escucha y que se puede confiar en ti. Y eso que te conozco unas pocas horas. Además, aunque no me puedo quejar de mi fisico, no paro de observarte toda la mañana y envidio tu cuerpo y tu fuerza, y sobre todo lo que daría por volver a tener yo tu edad. Me recuerdas mucho a ese compañero de mili,.demasiado. Me vienen recuerdos muy buenos que pase con él - me dijo con cara de nostalgia.
- Vamos a ser sinceros Ángel, ¿te lo follaste? - le dije sinceramente.
Ángel estaba dubitativo. Sí no quería decírmelo perdería la oportunidad de hacer algo conmigo, cosa que yo si quería porque el cabrón me ponía y además era un maduro muy interesante.
- Si, me lo folle varias veces y el a mi. Pero era solo sexo, por descargar. Luego nos follabamos a tías, y también nos íbamos de putas, pero a esa edad no nos saciabamos, y de vez en cuando terminábamos dándonos placer. Además, no te voy a mentir pero nos gustaba. Algunas veces nos arrepentimos de lo que hacíamos, pero volvíamos porque el placer que nos dábamos era brutal. Y cuidado, que no éramos los únicos. Que en la mili vamos todos y de toda condición. - me dijo al final riéndose.
Empecé a frotarle el muslo con mi mano. Ángel se sobresaltó y empezó a mirar para todos lados como asustado de que nos vieran. Las puertas traseras evitaban que alguien pudiera vernos.
- Tranquilo Ángel. Vas a recordar lo de hace muchos años - le dije mientras le desabrochaba sus pantalones estilo militar, le bajaba la bragueta y le saque su polla que empecé a pajear.
Su polla era pequeña, con un gran prepucio. El se levantó y bajo sus pantalones y gayumbos hasta los tobillos. Mostraba una gran cantidad de vello púbico, no recortado ni depilado jamás. Era negro pero también mostraba ya algunas canas. Y muy denso. Los cojones los tenía grandes.
De los nervios del momento, mientras lo pajeaba la polla no se ponía totalmente erecta, seguía flácida.
Me arrodille y él me miró nervioso. Era realmente guapo, un maduro muy atractivo. Empecé con mi lengua a recorrer esa polla. Le abría con ella el prepucio y jugaba con su glande. Fue en ese momento cuando Ángel se inclinó hacia atrás gimiendo de manera suave y ya se dejó llevar.
Empecé a meterme su verga en mi boca, que me la tragaba sin dificultad. Cuando la chupaba y estrechaba mi boca me lleve la sorpresa.
Flácida no era nada, una polla normal tirando a pequeña, pero conforme se la estaba mamando, ese falo comenzó a llenarse de sangre y veía como se agrandaba dentro de mi boca, pero de manera descomunal. Eso me puso muy cerdo. De una minipolla se convirtio en un pollón de la hostia, grande, bien duro y sobre todo largo. Pensé en ese momento como las apariencias engañan. Tenía ante mi un pollón maduro que parecía un asta de toro, curvado hacia arriba, que al crecer tanto mostraba un glande poderoso y el prepucio había desaparecido por completo.
Ese pollón que terminaba en un bosque denso negro, con algunas canas, esos cojones vigorosos de macho maduro, ese vello potente también canoso cubriendo sus fornidos pectorales hizo que lo deseara mas. Esa cara de morbo y vicio, que delataba perfectamente su estado civil y su falta de sexo, adelantaba la fuerza con la que me follaria unos minutos después. Este tío hizo que perdiera totalmente los papeles.
Cuando acelere el ritmo Ángel se volvió loco. Gemía pero en silencio. Aunque los demás estaban a una distancia prudente no queríamos que nadie supiera lo que estábamos haciendo.
Se comportó como un macho maduro casado con falta de sexo. Me cogió de la cabeza, me la inmovilizó y empezó a darme sacudillas con su pollón dentro de mi boca, como con desesperación, con una cara de placer inmensa y cada vez más fuerte. Notaba que la punta de su polla me golpeaba fuerte en mi garganta, tratando yo de no atragantarme y respirando con dificultad. Aunque era un poco violento, al ver como disfrutaba lo deje, pensando la suerte de este hombre el estar follando la boca de un joven como yo ese dia. Además yo estaba también encantado de que ese pollón estuviese en mi boca.
- Quiero tu culo,.quiero follar tu culo. ¿Me dejas? - me dijo con cara de morbo y vicio que me puso muy cachondo.
- Espera - le dije mientras iba a por mí bolsa donde en mi cartera siempre llevo un par de condones.
- Rápido, no vaya a ser que venga alguno de estos. Ha sido la mejor mamada de mi vida. Te deseo, quiero follarte. - me dijo muy excitado y viendo como su pollón palpitaba.
- Ponte el condón, pero intenta escupir en tu polla antes de metermela - le dije.
Me apoye en la parte de atrás de la furgoneta. Ángel ya tenía el condón puesto cuando me bajo los pantalones de forma violenta hasta los tobillos. Me separó las piernas y me empujó para que inclinará mi cuerpo.
Note como abría mis nalgas y varios escupitajos fueron a parar a mi ojete que Ángel se dispuso con su boca a comer. Lo hacía con ganas, repartiendo su saliva por todo el ojete y metiendo la lengua dándome bastante placer.
Se levantó y empecé a notar una presión exquisita en mi ano. Me la estaba metiendo y se notaba bastante vigorosa y dura. Menos mal que tengo mi culo ya trabajado gracias a Juan porque costo que entrara. Conforme entraba parece que me estaba empitonando efectivamente un toro.
Cuando ya estaba toda dentro empezó el espectáculo. Empezó a darme embestidas cada vez más brutales. Se veía en su forma de follar el ser un casado maduro insatisfecho y las ganas que tenía de pillar un macho como yo. Ángel tenía muchas ganas y sabía,.aparte de su brusquedad,.follar de puta madre. Y se notaba que llevaba tiempo sin hacerlo.
Eran tal las embestidas que me daba la sensación de que me iba a partir en dos. Me cogía de la cintura fuerte y la apretaba hacia él para meterme la polla lo más profundo posible. Que lastima que no pudiésemos gemir en ese momento.
Su asta me llenaba todo. Sentía que me iba a correr sin tocar mi polla. El morbo de ese encuentro era tremendo. Y lo estaba disfrutando, y sabía que ese polvazo Ángel jamás lo iba a olvidar.
En mi culo sentí como se endurecia más su pollón. Ángel me cogía muy fuerte, y es que daba la sensación de que quería meter todo su cuerpo en mi culo. Apretó fuerte su cuerpo contra el mío y empezó a correrse, intentando no gritar demasiado pero se veía destrozado por el placer. Entre los trallazos de leche la polla de Ángel intentaba penetrarme más, llegando hasta lo más profundo de mi ano.
Saco su pollón y fue tremendo lo que vi. Había descargado una cantidad increíble de leche que llenaba todo el depósito e incluso impregnaba todo el condón.
Se lo quitó, le hizo un nudo y lo dejo en una especie de papelera que tenía en la furgoneta. Se subió los gayumbos, que los mancho de la lefa que aún le quedaba en la polla y los pantalones.
Yo me empecé a subir los pantalones cuando me paró, me sentó en la furgoneta y me suelta:
- Dejame recordar lo que es una polla en mi boca. Quiero mamarte ese pedazo polla que tienes. Déjame por favor. - me dijo de manera muy sincera.
Empezó a chupar mi polla. Las ganas que tenía de mamar una polla quedó demostrado en ese momento. Empezó suave pero después la devoraba el tío. Pensé que le encantaban las pollas por la forma de chuparla y mamarla. Lo hacia con auténtico esmero y pasión. Me estaba dando mucho gusto. Además el morbo de ver ese maduro casado arrodillado comiéndose una polla me puso más burraco.
Estaba a punto de correrme cuando gire la cabeza y vi que venía un jornalero hasta la furgoneta.
- Para Ángel que viene uno - le dije nervioso.
Ángel con mi polla en la boca aceleró el ritmo y me dijo que me corriera.
- Hostias, aggfhhh, que nos va a pillar - diciéndoselo con jadeos constantes.
Ángel no la sacaba y me daba más fuerte con la boca. Yo en ese momento tampoco quería que parara porque me estaba dando un gusto tremendo, sumado al morbo de que nos pillaran.
- Ángel joder aggghhh que estás casado cabrón, que nos aggggjhhh pilla -
Ángel parecía una máquina de succionar
- Me corro Ángel, me corrooooo, sácala de tu boca - le dije entre jadeos silenciosos
Ángel se llenó su boca de mi lefa. La estaba tragando con dificultad.
A mi solo me dio tiempo de subirme los gayumbos y pantalones e inclinarme como si estuviese atando mis deportivos para evitar que viera mi erección. Ángel le dio tiempo a coger una lata de cerveza y llevársela a la boca.
- Vine para preguntar si vamos ya al tajo - dijo el jornalero.
- Si vamos ya, podemos seguir - alcance a decir mientras estaba simulando atarme un deportivo.
Levante la cabeza y vi como de la boca de Ángel, mientras tenía la lata en su boca, le salía por esta un liquido blanco mezclado con cerveza.
El jornalero no creo que se diera cuenta de lo que había pasado. Mientras se iba yo seguía inclinado para que no me viera mi polla aún dura, y miré a Ángel y el cabrón se estaba descojonando.
- Que hijo de la grandísima puta estás hecho cabrón - le dije riéndome también.
Continuará....
Subimos al coche y fuimos dirección a mi casa.
- Dile a tu hermana que la estoy esperando aquí - me dijo Juan mientras aparcaba si coche cerca de mi casa.
- Que te lo pases bien Juan - le dije despidiéndome.
Al llegar a casa me encontré a mi hermana en la cocina. Iba vestida con un vestido donde se le marcaban aún más sus grandes tetas y su culo.
- Eres una hija de puta Marga - le dije nada más verla.
- Veo que has estado con Juan - y se empezó a reír de forma descarada. - Fue una broma que te gaste hermanito - siguiendo con su risa.
- Me las vas a pagar cabrona. Y por cierto Juan te está esperando fuera - le dije mientras me iba a mi habitación.
- Por cierto, han venido tus amigos. Me han dicho que iban a hacer una pachanga en el campo de futbito. Que si venías te lo dijera. - me comentó saliendo ya por la puerta de casa.
Ya en mi habitación estaba realmente agotado del fin de semana. Me jodía no ir con mis amigos pero solo quería dormir y olvidar la broma de mi hermana. Me dormí pensando que seguramente le estaría comiendo la polla que yo había tenido en mi boca unos momentos antes.
La semana siguiente tuvimos bastante trabajo en la finca. Estábamos muy ocupados y apenas hablábamos de nada. A mitad de semana volvían los jornaleros y teníamos que tener todo listo para que se llevarán el género al mayorista de frutas y verduras.
En esos días Juan trabajaba como una bestia y no había apenas tiempo para nada. Yo llegaba reventado a casa, sobre todo los primeros días de esa semana. Apenas vi a mi hermana y no sé lo que pasó el domingo entre los dos.
El jueves llegaron dos furgonetas de jornaleros a la finca. Juan me dijo que me encargará de una y la llevará a la parcela donde tenían que recoger el fruto. De la otra se encargó él, que tenía que ir a la otra punta de la finca. Me dio las indicaciones necesarias para hacer el trabajo de ese día.
Cuando me subi a la furgoneta, saludé a todos los trabajadores, todos hombres de diferentes edades, y me senté en el asiento del copiloto. Al saludarlo me impactó el hombre que conducía la furgoneta. Tendría entre unos cuarenta y cinco y cincuenta años. Era guapísimo, con el pelo canoso muy corto, cara totalmente varonil, y ojos claros. Llevaba una camiseta de tirantes donde mostraba unos buenos bíceps y sus manos eran grandes. Llevaba unos pantalones de tipo militar que le hacían unas buenas piernas. Me fijé en el paquete que no era muy grande, pero era un maduro muy interesante, además de atractivo. Por cierto, llevaba anillo de casado.
- Buenos días muchacho. Me llamó Angel. Usted dirá para donde tiro - mostrándome una sonrisa que lo hizo aún más apetecible.
- Buenos días. Tire usted por aquel camino de allá. Yo le guío. - le respondí también con una sonrisa.
Durante todo el trayecto no paraba de hablarme. Que tenía varios trabajos, que se sacó todo los carnets de conducir posibles durante el servicio militar y otras andanzas de su vida. Lo que si me fijé es que mientras no paraba de hablar me miraba de arriba abajo y sobre todo muchas veces no apartaba la vista de mi paquete, bastante marcado por los pantalones cortos.
Llegamos a la parcela y empezamos a trabajar. Ángel estuvo casi toda la mañana conmigo. Además fue el que cargo, junto a otros dos muchachos y yo, el remolque que traía Juan, que estuvo yendo y viniendo de las parcelas llevando el producto al almacén. Me fijé que Ángel tenía una fuerza descomunal. Tenia, como dije, las manos grandes y cargaba
los capazos al remolque sin problema, y eso que pesaban lo suyo. También noté un interés por mi que me confundió en varios momentos. Me miraba como si le gustase, además de algunas preguntas que me hizo o afirmaciones suyas que me hacían pensar que quería algo conmigo. Muchas veces se tocaba el paquete, lo hacía de forma descarada, y el se daba cuenta de que lo miraba.
- ¿Eres muy joven no? Tendrás unos veinte años - me dijo mientras llevabamos los capazosen en el punto donde Juan dejaba el remolque. ¿Tienes novia? - siguió preguntando.
- No Ángel, no tengo novia. Ahora no es el momento. Además quiero disfrutar primero antes de engancharme con una - le dije llevando un pesado capazo.
- Haces bien. Yo a tu edad no paraba de follar. Tuve suerte en eso. Además en aquella época también íbamos bastante de putas que me enseñaron como dar placer a una mujer. Luego una niña me enganchó. De novios éramos como conejos, siempre follando cuando surgía la ocasión. Me casé con ella, y al empezar a tener a mis hijos ya la cosa cambió. Apenas follamos, casi nada. Voy a paja por día, porque voy muy salido. Tú folla todo lo que puedas ahora. - me dijo resignado.
- Intento pasármelo bien Ángel. Además no dejo perder ninguna ocasión - le dije riéndome.
- Es que yo necesito sexo. He pensado acostarme con otras mujeres, incluso con putas, pero ya eso me aburre. Necesito algo nuevo. Estoy harto de pajearme viendo cintas porno en el video VHS. De joven tuve un compañero en la mili que nos pajeabamos juntos, e incluso llegamos a un poco más y recuerdo que me gustó. Lo hacíamos porque nos divertía y porque estabamos muy salidos. No podíamos gastarnos tanto dinero en putas y cuando salíamos y no conseguíamos rollo, pues teníamos que pajearnos - me confesó entre risas.
- Las historias de la mili. He pedido una prórroga por estudios. Mi padre tiene una muy buena experiencia de la mili y sobre todo buenas historias que me cuenta de vez en cuando - le comenté pensando en la suerte que voy a tener de estar con tantos machos durante unos meses.
- Si se tienen buenas experiencias en la mili, e historias que se pueden contar y otras que no, que se quedan en secreto hasta la muerte - dijo Ángel mirando mi cuerpo, y sobre todo mi torso y mi paquete.
- ¿Es que tuviste alguna experiencia que no se puede contar Ángel? - le dije para intentar sonsacarle algo que me interesará a mi.
- No se pueden contar, pero cuando la necesidad apremia no te puedes imaginar la cantidad de hombres que se sienten muy machos, que se meten con los maricones, pero que terminan mamando una polla o incluso follando. - me dijo todo convencido.
- Empiezas jugando con el otro, por supuesto muy machos los dos, y terminas disfrutando de una buena corrida. Y ahora que estoy falto de sexo, recuerdo esas experiencias y me gustaría volver a repetirlas. - me dijo todo convencido.
Se hizo la hora del almuerzo. Todos cogieron su fiambrera de la furgoneta y se fueron a un arbolado cerca de la parcela donde estábamos trabajando. Se alejaron quedándonos Ángel y yo solos. Abrimos las puertas traseras de la furgoneta y nos sentamos los dos a comer. Ángel me ofreció una cerveza bien fresca que tenía en una nevera llena de hielo. Empezamos a comer cuando Ángel empezó a atacar:
- Espero que no te incomode lo que te he dicho anteriormente. Veo que eres un joven que escucha y que se puede confiar en ti. Y eso que te conozco unas pocas horas. Además, aunque no me puedo quejar de mi fisico, no paro de observarte toda la mañana y envidio tu cuerpo y tu fuerza, y sobre todo lo que daría por volver a tener yo tu edad. Me recuerdas mucho a ese compañero de mili,.demasiado. Me vienen recuerdos muy buenos que pase con él - me dijo con cara de nostalgia.
- Vamos a ser sinceros Ángel, ¿te lo follaste? - le dije sinceramente.
Ángel estaba dubitativo. Sí no quería decírmelo perdería la oportunidad de hacer algo conmigo, cosa que yo si quería porque el cabrón me ponía y además era un maduro muy interesante.
- Si, me lo folle varias veces y el a mi. Pero era solo sexo, por descargar. Luego nos follabamos a tías, y también nos íbamos de putas, pero a esa edad no nos saciabamos, y de vez en cuando terminábamos dándonos placer. Además, no te voy a mentir pero nos gustaba. Algunas veces nos arrepentimos de lo que hacíamos, pero volvíamos porque el placer que nos dábamos era brutal. Y cuidado, que no éramos los únicos. Que en la mili vamos todos y de toda condición. - me dijo al final riéndose.
Empecé a frotarle el muslo con mi mano. Ángel se sobresaltó y empezó a mirar para todos lados como asustado de que nos vieran. Las puertas traseras evitaban que alguien pudiera vernos.
- Tranquilo Ángel. Vas a recordar lo de hace muchos años - le dije mientras le desabrochaba sus pantalones estilo militar, le bajaba la bragueta y le saque su polla que empecé a pajear.
Su polla era pequeña, con un gran prepucio. El se levantó y bajo sus pantalones y gayumbos hasta los tobillos. Mostraba una gran cantidad de vello púbico, no recortado ni depilado jamás. Era negro pero también mostraba ya algunas canas. Y muy denso. Los cojones los tenía grandes.
De los nervios del momento, mientras lo pajeaba la polla no se ponía totalmente erecta, seguía flácida.
Me arrodille y él me miró nervioso. Era realmente guapo, un maduro muy atractivo. Empecé con mi lengua a recorrer esa polla. Le abría con ella el prepucio y jugaba con su glande. Fue en ese momento cuando Ángel se inclinó hacia atrás gimiendo de manera suave y ya se dejó llevar.
Empecé a meterme su verga en mi boca, que me la tragaba sin dificultad. Cuando la chupaba y estrechaba mi boca me lleve la sorpresa.
Flácida no era nada, una polla normal tirando a pequeña, pero conforme se la estaba mamando, ese falo comenzó a llenarse de sangre y veía como se agrandaba dentro de mi boca, pero de manera descomunal. Eso me puso muy cerdo. De una minipolla se convirtio en un pollón de la hostia, grande, bien duro y sobre todo largo. Pensé en ese momento como las apariencias engañan. Tenía ante mi un pollón maduro que parecía un asta de toro, curvado hacia arriba, que al crecer tanto mostraba un glande poderoso y el prepucio había desaparecido por completo.
Ese pollón que terminaba en un bosque denso negro, con algunas canas, esos cojones vigorosos de macho maduro, ese vello potente también canoso cubriendo sus fornidos pectorales hizo que lo deseara mas. Esa cara de morbo y vicio, que delataba perfectamente su estado civil y su falta de sexo, adelantaba la fuerza con la que me follaria unos minutos después. Este tío hizo que perdiera totalmente los papeles.
Cuando acelere el ritmo Ángel se volvió loco. Gemía pero en silencio. Aunque los demás estaban a una distancia prudente no queríamos que nadie supiera lo que estábamos haciendo.
Se comportó como un macho maduro casado con falta de sexo. Me cogió de la cabeza, me la inmovilizó y empezó a darme sacudillas con su pollón dentro de mi boca, como con desesperación, con una cara de placer inmensa y cada vez más fuerte. Notaba que la punta de su polla me golpeaba fuerte en mi garganta, tratando yo de no atragantarme y respirando con dificultad. Aunque era un poco violento, al ver como disfrutaba lo deje, pensando la suerte de este hombre el estar follando la boca de un joven como yo ese dia. Además yo estaba también encantado de que ese pollón estuviese en mi boca.
- Quiero tu culo,.quiero follar tu culo. ¿Me dejas? - me dijo con cara de morbo y vicio que me puso muy cachondo.
- Espera - le dije mientras iba a por mí bolsa donde en mi cartera siempre llevo un par de condones.
- Rápido, no vaya a ser que venga alguno de estos. Ha sido la mejor mamada de mi vida. Te deseo, quiero follarte. - me dijo muy excitado y viendo como su pollón palpitaba.
- Ponte el condón, pero intenta escupir en tu polla antes de metermela - le dije.
Me apoye en la parte de atrás de la furgoneta. Ángel ya tenía el condón puesto cuando me bajo los pantalones de forma violenta hasta los tobillos. Me separó las piernas y me empujó para que inclinará mi cuerpo.
Note como abría mis nalgas y varios escupitajos fueron a parar a mi ojete que Ángel se dispuso con su boca a comer. Lo hacía con ganas, repartiendo su saliva por todo el ojete y metiendo la lengua dándome bastante placer.
Se levantó y empecé a notar una presión exquisita en mi ano. Me la estaba metiendo y se notaba bastante vigorosa y dura. Menos mal que tengo mi culo ya trabajado gracias a Juan porque costo que entrara. Conforme entraba parece que me estaba empitonando efectivamente un toro.
Cuando ya estaba toda dentro empezó el espectáculo. Empezó a darme embestidas cada vez más brutales. Se veía en su forma de follar el ser un casado maduro insatisfecho y las ganas que tenía de pillar un macho como yo. Ángel tenía muchas ganas y sabía,.aparte de su brusquedad,.follar de puta madre. Y se notaba que llevaba tiempo sin hacerlo.
Eran tal las embestidas que me daba la sensación de que me iba a partir en dos. Me cogía de la cintura fuerte y la apretaba hacia él para meterme la polla lo más profundo posible. Que lastima que no pudiésemos gemir en ese momento.
Su asta me llenaba todo. Sentía que me iba a correr sin tocar mi polla. El morbo de ese encuentro era tremendo. Y lo estaba disfrutando, y sabía que ese polvazo Ángel jamás lo iba a olvidar.
En mi culo sentí como se endurecia más su pollón. Ángel me cogía muy fuerte, y es que daba la sensación de que quería meter todo su cuerpo en mi culo. Apretó fuerte su cuerpo contra el mío y empezó a correrse, intentando no gritar demasiado pero se veía destrozado por el placer. Entre los trallazos de leche la polla de Ángel intentaba penetrarme más, llegando hasta lo más profundo de mi ano.
Saco su pollón y fue tremendo lo que vi. Había descargado una cantidad increíble de leche que llenaba todo el depósito e incluso impregnaba todo el condón.
Se lo quitó, le hizo un nudo y lo dejo en una especie de papelera que tenía en la furgoneta. Se subió los gayumbos, que los mancho de la lefa que aún le quedaba en la polla y los pantalones.
Yo me empecé a subir los pantalones cuando me paró, me sentó en la furgoneta y me suelta:
- Dejame recordar lo que es una polla en mi boca. Quiero mamarte ese pedazo polla que tienes. Déjame por favor. - me dijo de manera muy sincera.
Empezó a chupar mi polla. Las ganas que tenía de mamar una polla quedó demostrado en ese momento. Empezó suave pero después la devoraba el tío. Pensé que le encantaban las pollas por la forma de chuparla y mamarla. Lo hacia con auténtico esmero y pasión. Me estaba dando mucho gusto. Además el morbo de ver ese maduro casado arrodillado comiéndose una polla me puso más burraco.
Estaba a punto de correrme cuando gire la cabeza y vi que venía un jornalero hasta la furgoneta.
- Para Ángel que viene uno - le dije nervioso.
Ángel con mi polla en la boca aceleró el ritmo y me dijo que me corriera.
- Hostias, aggfhhh, que nos va a pillar - diciéndoselo con jadeos constantes.
Ángel no la sacaba y me daba más fuerte con la boca. Yo en ese momento tampoco quería que parara porque me estaba dando un gusto tremendo, sumado al morbo de que nos pillaran.
- Ángel joder aggghhh que estás casado cabrón, que nos aggggjhhh pilla -
Ángel parecía una máquina de succionar
- Me corro Ángel, me corrooooo, sácala de tu boca - le dije entre jadeos silenciosos
Ángel se llenó su boca de mi lefa. La estaba tragando con dificultad.
A mi solo me dio tiempo de subirme los gayumbos y pantalones e inclinarme como si estuviese atando mis deportivos para evitar que viera mi erección. Ángel le dio tiempo a coger una lata de cerveza y llevársela a la boca.
- Vine para preguntar si vamos ya al tajo - dijo el jornalero.
- Si vamos ya, podemos seguir - alcance a decir mientras estaba simulando atarme un deportivo.
Levante la cabeza y vi como de la boca de Ángel, mientras tenía la lata en su boca, le salía por esta un liquido blanco mezclado con cerveza.
El jornalero no creo que se diera cuenta de lo que había pasado. Mientras se iba yo seguía inclinado para que no me viera mi polla aún dura, y miré a Ángel y el cabrón se estaba descojonando.
- Que hijo de la grandísima puta estás hecho cabrón - le dije riéndome también.
Continuará....