Princesachicle…
La Vanessa Atalanta… ahora entiendo muchas cosas.
No pide permiso para volar, provoca al viento. Y cuando lo hace, mezcla rebeldía, dulzura y contradicción, cuando la ves, hay algo en ti que no quiere apartar la mirada.
Creo que la palabra no es soportar, sino leer. La intensidad no se controla, se acompasa… se sigue… y a veces se adivina antes de que la otra persona la confiese.
La Atalanta intriga. Porque mientras muchos se quedarían mirando sus alas, yo estaría observando la mujer que las mueve… la que duda, la que arde, la que se muerde el labio cuando algo la toca de verdad y la descoloca.
Y si algún día veo desplegar sus alas delante de mí, creo que sería yo quien tendría que recordar respirar…