Siguiendo la luz.
La naturaleza es simplemente maravillosa, un haz de luz puede resultar fascinante.
Puede hacerte contemplar las sombras chinescas dibujadas en una pared y hacerte poseedora del mágico sonido de las risas, procedentes de un asombrado niño.
Puede proporcionar cobijo ante el cálido verano, con fresca brisa bajo las sombras de los árboles.
Puede acariciar tu piel lentamente, recorriendo cada uno de tus poros, como suaves dedos que descubren por vez primera una cadera que firme se sujeta ante la vida, que descubre un pecho que hiniesto, reta a cada una de las longitudes de ondas que sobre el, se posan.