Tengo un poco de tiempo así que os hago una actualización de cómo va todo:
En general, y en lo que concierne a nuestra vida diaria, poco ha cambiado. Es decir, tenemos una vida estándar, trabajo, salidas los fines de semana con los amigos, un poco más de sexo de lo habitual y un poco más intenso, pero nada fuera de serie ni especialmente reseñable. No hablamos nada o prácticamente nada del tema excepto los días previos a las dos siguientes experiencias que hemos tenido. El que espere un cambio brutal en su vida, que se olvide. O al menos ese es nuestro caso. Os cuento la primera:
Un mes más o menos después de la experiencia en el club de Madrid organizamos una nueva escapada a la capital, y dado que ya conocemos ese club, repetimos (somos poco atrevidos, lo sé). Viernes de cena, paseo por Madrid y a la cama pronto, sin sexo (consensuado) para reservarnos para la noche del sábado.
Sábado noche cena especial en un buen restaurante y al Club. Entramos esta vez mucho más serenos, confiados y tranquilos. Cero nervios, cero expectativas, hemos hablado que si surge, surge, pero con alguien que nos guste mucho. Si no, copa y al hotel. Ella va atractiva pero relativamente normal, minifalda ajustada sin exageración y escote acusado pero no fuera de tono. Yo, de chinos y americana. Nos sentamos en uno de los sillones que hay en la zona general, a ver y ser vistos. Bastante afluencia, más que la última vez, y del mismo modo, de todas las edades y apariencias. Alguna pareja nos mira más de lo normal, nosotros miramos a otras, pero durante al menos media hora o más, nada. En un momento dado entra una pareja que inmediatamente nos gusta a los dos. Cuarentones más o menos, bien vestidos, similar a nosotros, ella con un pantalón ajustado que marca una buena figura, un pecho no demasiado voluminoso pero aparentemente bien puesto y él, como yo, chinos y chaqueta. Una pareja normal de la que ves en cualquier restaurante de fin de semana, quizás un poco más atractivos de la media pero poco más. Como nosotros, vamos. Se piden una copa e inmediatamente hacemos contacto visual y se nota que hay química. Cuchichean entre los dos (evidentemente se están preguntando entre ellos si les gustamos) y se acercan y nos saludan. Hola, qué tal, cómo estáis, es la primera vez aquí, etc. Lo normal. Se sientan frente a nosotros y comenzamos a hablar, siempre intentando no dar más información de la cuenta, aun nos puede la vergüenza o el pudor de que sepan de nosotros más de la cuenta. Esto me llama la atención, estás en un sitio dispuesto a follar con un extraño, pero te da reparo que sepa donde vives o dónde trabajas... curioso.
Charla fluida, más copas, y en un momento dado digo de ir a por la tercera, pregunto qué quieren y ella me dice que me acompaña. Se coge de mi brazo y viene conmigo a la barra. Pido las cuatro copas y cuando vuelvo él se ha sentado, como quien no quiere la cosa, en mi sitio, por lo que yo he de sentarme con su mujer (están casados o eso dicen). Seguimos hablando un rato y poco a poco la conversación va siendo claramente entra las dos parejas, C con él, yo con la otra. Mi cabeza me pide estar pendiente de C, de cómo acercan cada vez más sus cabezas hasta que están a centímetros uno del otro, de cómo la mano de él descansa en su muslo, aparentemente inocente. Pero esta vez la mujer me gusta muchísimo, tiene unos ojos bonitos y poco a poco me centro en ella. Al poco rato estamos besándonos suavemente y en un momento dado me dice "mira". Giro la cabeza y C y su marido están dándose un morreo en toda regla, ella con su mano en la nuca de él, y él con su mano en la cintura baja, prácticamente culo, de mi mujer. Durante al menos 15 minutos estamos ambas parejas comiéndonos la boca, sin exageración, de vez en cuando mirándonos unos a otros y sonriendo. Al fin y al cabo estamos en la zona común y nos contenemos.
En un momento dado mi mujer dice "¿nos vamos a un sitio más tranquilo?" y se levanta tirando de él. Vamos hacia el vestuario y viene un momento raro, de un poco de bajón del morbo. Entrar a un vestuario donde hay más gente desnudándose, quitarte la ropa, etc, da un poco de bajón. Nos desnudamos todos, sin pudor. Me fijo en las tetitas pequeñas pero bien puestas de ella, en la polla no muy larga pero razonablemente gorda de él, ya empalmado sin piedad. Mi mujer, envuelta en la toalla, me da un pico y me dice "disfruta", coge de la mano al tipo y sale por la puerta. Me fijo que hay una chica joven gordita mirando mi polla apuntando al cielo y me da un poco de vergüenza. Desde luego la cabeza es una cosa sorprendente. Cojo de la mano a la mujer y salgo detrás de ellos. Vamos de manera instintiva a la misma sala que usamos la otra vez, que por suerte no está llena. Una pareja follando en uno de los sofás y otra pareja hablando en la cama (que es enorme).
Intento centrarme en mi pareja y nada más entrar empiezo a comerle la boca, masajeando su culo y al poco, comenzando a masturbarla despacio. Ella gime mucho y eso me pone a mil. La pongo contra la pared de pie, me agacho y me pongo a comerle el coño, despacio, como a mi me gusta, a la vez que la masturbo con dos dedos. Ella gime fuerte y me coge del pelo. Estoy un rato, me levanto y con mi boca llena de flujo sigo comiéndole la boca, ella me dice "túmbate que te voy a hacer la mejor mamada de tu vida", así que le hago caso, me tumbo cómodo y la dejo hacer. Ella se pone a hacerme una mamada, muy buena, bien salivada y escupiendo de vez en cuando, pero tampoco la mejor mamada de mi vida. Me fijo en mi mujer y su amante. Están prácticamente pegados a nosotros, haciendo un 69. Tengo la cabeza de mi mujer tragándose una polla a menos de 50 centímetros y es sencillamente alucinante. Ves los detalles, la saliva, el glande morado del tipo entrando y saliendo de su boca, los hilos de baba cayendo por su barbilla, su mano en los huevos del tío masajeándolos... no hay experiencia igual, creedme.
No me puedo contener, y sin saber cómo van a responder ellos, alargo la mano y cojo la base de la polla del tío y ayudo a mi mujer a pajearlo mientras se la traga. Ella, sin dejar de mamar, me mira, no hace nada y sigue tragando. El tipo no sé si se ha dado cuenta o cree que es la mano de mi mujer, no dice nada. Y su mujer mira y sonríe mientras sigue tragando mi polla. Estamos así unos minutos pero a mi me apetece follarme a la tipa, así que suelto la polla, me incorporo y le digo a mi compañera de polvo "vamos a divertirnos". Cojo un condón y me lo pongo, la pongo tumbada, abro sus piernas, y mientras le muerdo la boca la penetro y comienzo a bombear despacio. Ahí pierdo la noción del tiempo y me dedico a disfrutar. Ella gime muchísimo, pone ganas, cambiamos de posturas, me cabalga un poco, la pongo a cuatro y después de un rato me corro en su espalda tras quitarme el condón.
En ese momento vuelvo a mirar a C y está cabalgando como una posesa al tipo, muy excitada, muy salvaje, mientras él le aprieta los pechos y los pezones. Me relajo y disfruto al menos durante un cuarto de hora cómo el tipo se folla a mi mujer, o más bien, cómo ella se lo folla a él. Ella es la que pone más ganas, la que manda en los cambios de posturas, y la que se corre un par de veces. En un momento dado él empieza a bufar diciendo que se va a correr y ella se desmonta, le quita el condón y comienza a mamarsela hasta que el tipo no puede más, pega un grito y se vacía dentro de la boca de mi mujer que ni pestañea. Ella suelta la leche encima de la polla del tío y se tumba, rendida, entre él y yo.
Hablamos los cuatro de banalidades durante unos minutos y después vamos al vestuario. Nos cambiamos, nos emplazamos a vernos de nuevo en el club (sabemos que no va a pasar probablemente) y nos vamos al hotel. Durante el viaje en Uber comentamos de manera más o menos velada para no volver loco al conductor, lo que ha pasado. Hemos disfrutado mucho ambos, y ella me dice que por unos momentos me ha estado mirando follar a la otra chica y le ha dado punzada de celos y le ha hecho follar más duro al tío. No sé qué decirle.
Como os dije la otra vez, alterno entre creer que esta vida de pareja es maravillosa, y momentos en los que los celos me corroen. Al final manda el morbo.
Intentaré contaros la siguiente experiencia en breve.