Una pequeña actualización de cómo va todo. Como pareja, todo bien, de hecho muy bien. Una vez llegado el acuerdo de cómo gestionar el tema F. a corto/medio plazo, volvemos a tener ganas de seguir jugando (no sabemos si nos cansaremos de esto o cuándo). Mantenemos contacto con Ana y Antonio (nombres evidentemente ficticios), la pareja swinger malagueña, maduros. Nos enviaron un mensaje a mediados de esta semana con una propuesta de plan, que nos encantó.
Ellos, para sus juegos, eligen ciudades o pueblos grandes en los que no haya posibilidad de que nadie los conozca, ni de familia, amigos o empresa, y de hecho hasta alquilan un coche para tener 100% privacidad. Nos dijeron que iban a pasar el fin de semana en Toledo, y que si querÃamos quedar con ellos, ver cómo organizan sus juegos, y pasar una noche divertida. Por supuesto, me pareció fantástico, lo hable con C. y allá que nos fuimos. Ellos llegaban el sábado, nos dijeron su hotel, y nosotros llegamos el viernes tarde y cogimos el mismo hotel, aunque otra planta. El viernes noche y el sábado mañana hicimos turismo y conocimos Toledo, que yo no conocÃa, y por cierto me encantó.
Quedamos con ellos para comer y nos contaron su plan. Dejar que ellas fuesen de copas a pubs como si fuesen dos divorciadas en busca de caza, y en función del resultado, entrar nosotros, dejarlas jugar... ya verÃamos. Asà que por la tarde, sobre las 20:00, quedamos abajo del hotel para comenzar el paseo. C. iba con una falta larga vaporosa que le marca el culo de una manera espectacular y deja entrever las formas y color de su ropa interior, unas braguitas que le llegan a medio cachete que me ponen cardÃaco, y arriba un top que marcaba sus maravillosos pechos pero sin enseñar demasiado. Ana iba también con falda, pero en este caso corta (sin exagerar) y una camisa blanca con escote que dejaba ver el canalillo y sobre todo, una cosa que a mi me vuelve loco: entrever los encajes de un sujetador blanco maravilloso. Dos MILF en toda regla, arregladas y sexys pero sin llamar la atención más de lo normal.
Vamos andando, estamos céntricos, ellas delante y nosotros prudencialmente alejados. Al rato ellas se despistan y nos llaman y nos dicen que les demos una hora o asà y que ya nos llamarán. No estaba previsto pero le añadÃa picante. Antonio y yo nos sentamos a tomar unas cervezas y hablar un poco de todo, esperando la llamada. Sobre las 21:30 o asà nos mandan un WhatsApp con ubicación y el mensaje "hemos triunfado". Vamos a la ubicación, un pub relativamente céntrico y entramos. Sábado noche, bastante gente, animado, y ellas dos sentadas en una mesa con dos tipos de poco más de cuarenta, bien vestidos, ni guapetes ni feos, normales. Charla amigable, risas, brindis...
Ellas al vernos disimulan y al poco dicen que van al baño. De manera un poco complicada porque el sitio no es tan grande y no es fácil que no nos vean, nos juntamos y les preguntamos qué les apetece. Antonio dice de subir la apuesta y yo digo por mi bien, sin preguntar. Ellas se miran y dicen ok. Asà que mientras ellas van al baño, Antonio y yo, de la manera más educada y formal posible nos acercamos y les decimos: hola, somos los maridos de las dos chicas que os habéis ligado. Por un momento se quedan en shock, y yo temo que se lo tomen mal y acabemos regular, pero uno de ellos, muy simpático, nos dice "disculpad, no sabÃamos que eran casadas, os pido perdón". Y Antonio, sin inmutarse, les dice "no os preocupéis, que donde juegan 4 pueden jugar 6. Qué os parece". PagarÃa por que vieseis las caras de los dos. Yo creo que pensaban que era una cámara oculta o similar. En esto llegan Ana y C. se sientan donde estaban, y C. me dice "¿Cariño, nos invitas a una copa?"
Nos sentamos al lado (apretados, casi no cabemos) y ellas empiezan a zorrear claramente con ambos, roce de piernas, de brazos, un abrazo... los tipos no saben si tirarse encima de ellas o salir corriendo de allÃ, hasta que uno dice "no sé si es pasarme, pero queréis que sigamos en mi casa? Vivo aquà cerca". Dicho y hecho, pagamos y nos vamos para casa del tÃo. "Aquà cerca" se convierte en más de 15 minutos andando, que ellas aprovechan para seguir su juego. En un momento dado C. se que va al lado de uno de ellos se para, se da la vuelta, se acerca a mi, me pega un morreo tremendo y se acerca a su acompañante, le pega el mismo morreo que a mi y le dice "era capaz o no era capaz". Ana va al lado del suyo, que la lleva cogida de la cintura, casi culo, charlando amigablemente con Antonio. Yo, os lo reconozco, estoy flipando bastante. Empalmado como un cerdo, pero flipando con la naturalidad que tienen Ana y Antonio, y lo fácil que ha entrado en el juego C. comiéndonos la boca a los dos en plena calle. La verdad es que alguien que no presta atención ve solamente a un grupo de amigos riendo y solo si ha visto a C. comernos la boca a los dos en 20 segundos notarÃa lo extraño de la situación. Enseguida, llegamos a casa del tipo, y subimos en el ascensor en dos tandas. Me subo con Ana y su "amigo" hasta la sexta planta donde vive el tÃo, y durante el trayecto Ana se las apaña para meternos la lengua hasta la campanilla a los dos y dejar que su amigo le meta mano al coño por debajo de la falda. Esperamos a que suban los otros (el piso es del otro) y salen del ascensor, primero C. ajustándose el top como puede sonriendo, y los otros dos riéndose. Salen y me dice el otro amigo "menudos pezones tiene tu jefa", tÃo.
Abre la puerta y todos para dentro.