...
Se sentaron los dos en un pequeño sofá que tenía Fran mirando por un ventanal, desde allí se podía ver la ciudad iluminada.
-Bonita vista.- Opinaba Elvira.
-Sí, aquí me relajo, escucho música y miro la ciudad.- Añadía él.
La música, la gran pasión de Álex, pensó Elvira.
-Elvira- Dijo Fran mirándole a los ojos, como cuando se tiene algo importante que decir.- estos últimos días estoy pensando en algo…
-¡Hostia! Cuidado, que cuando tú piensas.- Se cachondeaba Elvira, no sabía lo que le diría Fran y se sentía nerviosa.
-Déjame acabar ¿Por qué no podemos tener una relación normal? Ya sabes, poder vivir juntos, compartir, esas cosas, las que hacen la gente normal.
Elvira le daba un trago a la botella de cerveza mirándolo, pensando, ya me estaba imaginando yo algo así.
-A ver ¿Me estás pidiendo que vivamos juntos?
-Sí, creo que está claro.
-No podemos.
-¿Por qué? Elvira ¡Hostia! Nos vemos cada día, estamos bien juntos…
-Sí, eso ya lo sé, y me gustaría, no te creas que no… pero, necesitamos nuestro espacio, tenemos conversaciones y cosas de nuestros trabajos que nadie puede saber, tú lo sabes igual que yo.
Fran pensaba, Elvira tenía razón, algunas veces hablaba de cosas por el móvil, o recibía algunos emails que no podían verlos otras personas, eran demasiado comprometedores. Era dejar en manos de tu pareja pruebas que podrían meterte en la cárcel, eso podría llegar a ser cómico, me separo de mi mujer y me mete en la cárcel, o nos metemos los dos, porque yo también tendría pruebas contra ella ¡Joder! Pues sí que es complicado ¡Coño!
-Podríamos tener una habitación para nuestras ‘cosas’, un despacho para cada uno, con llave y todo, para que nadie pudiera entrar.- Decía Fran.
-Con puerta de seguridad y todo ¡Eh!- Se cachondeaba Elvira.
-¿Por qué no? Y una caja fuerte para guardar cosas, podría funcionar.
-¡Paco!
-Y dale con lo de Paco ¿Podría funcionar o no?
-No lo sé, pensándolo bien puede que sí, no sé, vamos a estudiarlo un poco, vale.- Razonaba Elvira.
-Vale, tenemos tiempo, tampoco es una cosa de hoy para mañana.
Elvira subió los pies al sofá, dobló las piernas y apoyó la cabeza en el hombro de Fran.
-No estaría mal, llegar al apartamento y que alguien te esté esperando, o esperar tú a la otra persona, es bonito, sabes que no te encontrarás sola.- Decía Elvira.
-Eso es en lo que pensaba yo, además, yo no sé tú, pero yo tampoco tengo tantas cosas que esconder, alguna llamada y el ordenador.
-Estoy pensando en algo- Comentaba Elvira.- tal vez, podríamos vivir aquí, tú tienes tu despacho para tus cosas, en algún momento tengo que pasar por la comisaría o ir al gimnasio… o ir al campo de tiro, mientras yo estoy fuera podrás trabajar tranquilamente. Yo mantendría mi apartamento, es un apartamento que nadie sabe que es mío, allí podría trabajar yo cuando me interese y además, podemos tenerlo como piso franco, si alguna vez pasa algo aquí, podremos escondernos allí.
-¡Escucha! Pues no es mala idea.
Los dos pensaban, sin darle demasiada importancia acababan de decidir vivir juntos, no sabían si esa decisión acabaría perjudicando su relación, claro, tenían que avanzar, no podían estar siempre en aquella situación, o sí.
-¿Cenamos aquí?- Preguntó Fran.
-Como tú quieras, Paco.
-Algo tendré por ahí para hacer la cena.
Le decía Fran levantándose del sofá, Elvira también se levantó acompañándolo a la cocina.
-Esta noche me quedo, tenemos que celebrar nuestra decisión.- Decía Elvira.
-Vale, y mañana y pasado, cada día.- Contestaba Fran riendo los dos.- Por cierto, en dos semanas tendré un viaje a Suiza.
-¡Coño! No hemos pasado nuestra primera noche de relación compartiendo apartamento ¿Y ya te estás buscando escusas para irte?- Se cachondeaba Elvira.
-Trabajo, ya sabes.
-No, no, no quiero saber nada de tú ‘trabajo’, nada.- Se seguía cachondeando Elvira.- Yo también tengo que viajar a veces, pero por aquí, por el país, lo mío por suerte no es internacional.
-Mira, ya sabemos algo más uno del otro, a veces viajamos.- Se reía Fran.
Elvira pensaba.
-Desde luego es una locura, una puta locura, si casi ni nos conocemos ¿Cómo vamos a empezar una relación?
Fran dejó lo que estaba haciendo y la abrazó.
-Elvira, es verdad que nos quedan muchos detalles de nuestras vidas por conocer, es cierto, eso no quita lo que siento por ti, y lo que creo que sientes tú por mí. Poco a poco iremos encajando piezas, como en un puzle…
-Eso está muy bien ¿Y si en algún momento no podemos seguir encajando las piezas?- Le preguntaba un tanto preocupada Elvira.
-Pues daremos un paso atrás, buscaremos una solución, lo hablaremos, no sé, creo que podemos hablar y entendernos ¿O no?
-Bueno, de momento sí, Paco. Espero que cocines bien, si vivo contigo espero estar bien alimentada.
Bebía cerveza Elvira, a la vez que le daba un azote en el culo a Fran.
Empezó la convivencia entre Elvira y Fran, él se fue de viaje, volvió al día siguiente, no comentaron nada, solo sobre un regalo que él le trajo, y lo bueno que estaba el chocolate suizo que también se trajo de allí, en fin, cosas ‘normales’.
…
Con algunos viajes de tanto en tanto de Fran, algunas salidas de un par de días de Elvira por ‘trabajo’, cenas entre amigos de Álex, Mónica, García, su marido, Susan y Benítez, con el cotilleo de la folladora compulsiva de Adelaida, que los tenía a todos alucinados, pasaban los días. Fueron pasando hasta llegar a las vacaciones de verano, por supuesto Mónica y Álex las tendrían los mismos días, Álex, un mes antes ya le dijo a Mónica que había reservado un hotel en el sur. Cuando llegó el día, cargaron el coche y salieron por carretera, tenían pensado detenerse a medio camino para comer y llegar por la tarde. Mientras almorzaban.
-Que ganas tengo de llegar y bañarme en la playa.- Le decía ilusionada Mónica.
-Y tanto, nos bañaremos sea la hora que sea.
-Un baño de agua salada, ducha y una buena cena, así acabamos el día perfectamente.- Reía Mónica.
Cuando llegaron, tal como habían dicho, dejaron las maletas en la habitación, se pusieron los trajes de baño, bajaron al jardín, caminaron pasando por la piscina, salieron del recinto del hotel y atravesaron un pequeño paseo para pisar la arena de la playa, dejaron las toallas, Mónica miró sonriendo a Álex, y salió corriendo en dirección al agua gritando ‘tonto el último’, a Álex le entró un ataque de risa intentando correr detrás de ella, cuando llegó al agua Mónica ya se había tirado de cabeza, se moría de risa llamándole tonto. Álex la alcanzó, la abrazó agarrándola por el culo.
-A ver si me llamas tonto cuando volvamos a la habitación, te voy a comer el chichi hasta que te den los ataques epilépticos esos que te dan cuando te corres, tú ya verás.
-Serás tonto ¿Cómo que ataques epilépticos?- Seguía riendo Mónica.
-Tú ya sabes a que me refiero, a cómo te pones cuando te follo a todo trapo.
-¡Ay calla! Me estás poniendo cachonda, tonto.
-¡Ah sí! Voy a comprobarlo.
Le decía Álex, mientras le metía por debajo del agua la mano dentro de la braga del bikini, pasándole un dedo por el medio de la rajita del coño hasta llegar al agujero, comprobando que se estaba mojando.
-Pues sí, este tonto te ha puesto cachonda.- Reía Álex.
Mónica lo abrazaba, estuvieron dentro del agua un rato, no sabían si refrescándose o poniéndose calientes como el pico de una plancha, por la paja que le estaba haciendo Álex a lo tonto a lo tonto. Subieron a la habitación, Álex tiró literalmente a Mónica encima de la cama, le quitó la braga del bikini y le comió el coño allí mismo, hasta que se corrió con sus temblores del cuerpo, lo que él llamaba ataques epilépticos, después fue Mónica que le agarró la polla y se la estuvo chupando, succionando y pajeando hasta que se corrió él en su boca. Ya relajados del calentón, cenaban en la terraza del restaurante con vistas a la piscina.
-Mañana, agarraré una hamaca y me pienso estar todo el día al sol, como los lagartos.- Decía Mónica.
-Yo… he quedado con un amigo.
-¿Con un amigo?- Le preguntaba Mónica sospechando algo.
-Sí… bueno… es un amigo de la academia de policía, está destinado en la comisaría de aquí y pensé en llamarlo para vernos y hablar un rato.
-A vale.
Contestó Mónica, pero algo le olía mal ¿Por qué no se lo dijo antes Álex? Era raro.
-Escucha ¿No será aquí donde…?
-¿Dónde qué?- Preguntó Álex con poco convencimiento. Mónica pensó que Álex no sabía disimular.
-Donde está el orfanato aquel del que me hablaste.
Álex dejó de comer y miró fijamente a Mónica, lo había pillado, así que hizo una mueca.
-Casualmente también es donde está destinado mi amigo…
-Que cara tienes, has organizado las vacaciones donde te convenía, para seguir con tus putos casos de psicópata, por eso no me preguntaste nada y reservaste el hotel, desde luego chaval ¡Ya te vale!- Se quejaba Mónica.
-Solo he quedado con él para saludarlo, de verdad, nada de historias raras…
-Así, no te importará que esté yo contigo, iremos los dos.- Afirmaba mosqueada Mónica.
-Sí… sí, claro, por supuesto, así te lo presentaré, no tengo nada que ocultar, cariño ¿No querías pasarte todo el día tomando el sol?
Con la mirada de Mónica, ya se dio cuenta Álex que había metido la pata, se lo tendría que haber dicho antes, pensaba, lo que pasa es que si le digo que nos vamos de vacaciones para entérame de que va el caso del orfanato, igual me envía a la mierda, todavía he tenido suerte de que es un lugar bonito y tiene playa. Miró a Mónica, ella también lo miraba, se había dado cuenta de lo que estaba pensando.
-Espero que no te ocupe todas las vacaciones, porque si es así, mañana me largo.- Le criticaba Mónica enfadada.
-Te prometo que solo será mañana por la mañana, después de comer podemos estar toda la tarde en la playa, te lo prometo, solo por la mañana y tendremos el resto de día y todas las vacaciones para hacer lo que queramos.
-¿Me lo prometes?
-Sí.
Le contestaba Álex levantando la mano, como si así fuera más promesa que si no lo hacía. Mónica aceptaba moviendo la cabeza.
Al día siguiente, después de desayunar se desplazaban con el coche, Álex llamó a su amigo y quedaron en una cafetería. Álex le presentó a Mónica al inspector Esteban, un hombre de la edad de Álex, más bajito y algo regordete, era evidente que no se cuidaba demasiado, al menos físicamente.
-Sé que estás interesado en el caso de las desapariciones, ya me dirás por qué, he estado mirando el expediente y hay muy poca cosa…
-¿Poca cosa? ¿Unas chicas desaparecen y tenéis poca cosa?- Preguntaba sorprendido Álex. Mónica se tomaba el café sin prestar mucha atención, o mejor dicho, disimulaba no prestar atención.
-En la primera visita que se hizo al centro yo estuve presente, la directora nos dijo que era normal que los chicos desaparecieran, a partir de una edad tienen ganas de hacer su vida, se van de allí sin despedirse.
Álex miraba a Mónica.
-Ves, lo mismo que en la universidad.- Le recordaba Álex.
-No tiene por qué ser igual en todas partes, hombre.- Le contestaba Mónica.
-Nos presentaron a uno de los chicos que lo había hecho- Seguía hablando Esteban.- un chaval que se fue, se buscó un trabajo y vivía en un pequeño apartamento, el chico nos lo confirmó todo.
-Lo ves, tú siempre pensando malamente.- Le decía Mónica a Álex.
-A ver Esteban, esas desapariciones ¿No es verdad que casi siempre son chicas?- Insistía Álex.
-No está muy claro Álex, por lo visto muchas de ellas cuando llegan a una edad se van para… bueno, parece ser que se prostituyen en grandes ciudades.
-¿Eso está comprobado?- Preguntaba Álex.
-Sí, lo está, según el informe todo está comprobado y es normal, si se puede decir que sea normal que unas chicas después del orfanato hagan de putas, se supone que esa gente tendría que buscarles un trabajo y hacer que se reincorporaran a la sociedad con algunas garantías, vamos, digo yo.
-En eso tienes razón, Esteban.- Le decía Mónica.
Álex miraba a Esteban.
-Lo siento chico, no sé que querías encontrar aquí, es simplemente una mala gestión de un orfanato, pero ya sabes, hay mucho politiqueo, muchas subvenciones y cosas así que supongo que interesan a más de uno. Encantado de conocerte Mónica, Álex ha sido un placer volver a verte, si estáis varios días por aquí tal vez podamos vernos otro día.
-Cuando tú quieras Esteban, estaremos unos cuantos días tomando el sol y bañándonos en el mar.
Le explicaba Álex mientras salían del bar, se despidieron en la acera, Esteban dio varios pasos alejándose.
-Lo ves, no pasa nada, tú te aceleras y ves cosas donde no las hay.- Le decía Mónica. Álex confirmaba con la cabeza, se le notaba contrariado.
-Por cierto, casi se me olvida- Les decía Esteban, se había girado unos cuatro metros más adelante.- El caso lo llevó una persona que vino expresamente de la central…
-¿De la central? ¿Quien vino de la central?- Le preguntaba muy interesado Álex.
-No me atrevía a decirlo porque estás con Mónica, vino aquella chica de la que no te separabas en la academia, Elvira.
Las caras de Álex y Mónica se transformaron, los dos pensaban lo mismo ¿Qué coño pintaba Elvira en ese caso? ¿Por qué coño enviaron a Elvira allí?
-¿Por qué vino ella?- Preguntó Álex.
-No lo sé, como te he dicho antes, en la primera visita al orfanato estuve presente, después llegó ella y lo llevó todo personalmente, cerró el caso y así está.
Esteban se alejó definitivamente, ellos dos se quedaron en la acera, sin moverse durante unos segundos.
-Vámonos Álex.- Le pidió Mónica, los dos se metieron en el coche.
-¿Por qué?- Preguntó Álex.
-Tengo que reconocer que eso me ha sorprendido mucho ¿O es qué Elvira va viajando solucionando problemas? ¿Por qué no lo solucionó alguien de aquí?
-Supongo que alguien lo ordenaría.
-Tenemos su teléfono, podemos llamarla.- Decía Mónica.
-Antes me gustaría ver el orfanato.
Los dos se miraban, Mónica movió la cabeza confirmándole que de acuerdo.
Llegaron al orfanato, Álex le enseñó la placa de policía a la enfermera que estaba en recepción, ella descolgó un teléfono y le anunció a alguien que estaba allí la policía. Mientras, disimulando, Mónica se fue desplazando, atravesó una puerta y se metió en un pasillo, al final se veía otra puerta que daba a un patio donde se veían varios niños jugando. A Álex le hicieron esperar un rato, hasta que bajó una señora, se presentó como la directora y lo atendió allí mismo, en la recepción. Álex le hizo algunas preguntas sobre las desapariciones y no obtuvo ninguna respuesta que no supiera, la directora le dijo que eso ya estaba solucionado por la policía y que no habían descubierto nada raro. Álex salió del orfanato y se dirigió a donde tenía aparcado el coche, Mónica le esperaba apoyada en el vehículo.
-¿Has tenido suerte? La directora es más hermética que la hostia.
-He encontrado un patio con niños jugando, ellos solo me han confirmado que sí, que había niñas que se iban sin decir nada a nadie, pero… también he hablado con una de las profesoras que los cuidan, al principio me quería echar de allí sin decirme nada, pero cuando le he hablado de que sospechábamos de que las chicas no se iban por propia voluntad, ha cambiado la cara. Según parece ella era una de esas chicas hace años, después, se pudo quedar trabajando aquí como cuidadora de los niños más pequeños, ella tenía algunas amigas que desaparecieron, de algunas no le extrañó porque ya sabía que se querían ir, pero de otras, se extraña mucho, había hablado con ellas y siempre le decían que no se querían ir, que estaban muy bien y preferían esperar por si tenían suerte como ella y se quedaban trabajando aquí.
-Esto tiene muy mala pinta Mónica, volvamos al hotel, te debo el resto del día en la playa.
Estuvieron en la playa, y hablando del tema claro, decidieron no hacer nada. Lo que les había contado aquella chica seguro que también lo sabía la policía, si no habían hecho nada sería por algo. Y otra cosa ¿Qué pintaba Elvira en medio de todo aquello? Pensaron en la posibilidad de llamarla y hablar con ella, fue Álex quien prefirió no hacerlo, algo no le cuadraba, ella fue la que se presentó en Ciudadseca para llevar el caso, y ella fue la que llevó el caso del orfanato, dos casos muy parecidos, con desapariciones, y los llevó ella.
Estuvieron el resto de las vacaciones pasándoselo lo mejor posible, eran sus vacaciones de verano y hasta el año siguiente no podrían disfrutar de otras, no se las iban a perder por un caso que no iba con ellos ni tenían toda la información necesaria.
Volvieron de vacaciones y llegó el mes del septiembre, en una de las cenas con los amigos, Álex les comentó el caso a Benítez y García, Benítez se sorprendió, y García volvió a recordar aquellos momentos tan estresantes para ella. Todos coincidieron en lo mismo, no entendían la presencia de Elvira en ese caso.
Durante la semana siguiente hubieron dos novedades, una, fue la noticia de que el comisario había vuelto solo de vacaciones, cuando Álex y Mónica fueron a saludarlo cuando llegó, Mónica le preguntó por su mujer Adelaida, el comisario le contestó que no había vuelto con él, que se había quedado unos días más y que después se iba a la casa de sus padres, les confesó que su matrimonio no estaba pasando por un buen momento, ninguno de los dos le preguntó nada más, sabiendo cómo era Adelaida estaba claro por dónde venían los problemas del comisario.
La segunda noticia fue diferente, el miércoles, después de la cena, Álex buscaba una película o una serie en un servicio de streaming, Mónica, sentada en la mesa se estaba acabando el café de después de cenar. Le sonó el móvil, lo miró y después, antes de descolgar, se miró con Álex, este le hizo un gesto con la cabeza, como preguntando qué pasaba.
-Es Elvira.- Dijo Mónica sorprendida.
-¡No me jodas!- Dijo Álex más sorprendido.
-¿Qué hago?- Preguntó insegura Mónica de lo que debía hacer.
-¡Coño! Hablar con ella ¿No?
Ahora fue Mónica la que hizo un gesto con la cabeza y una mueca.
-¿Elvira?- Contestó el móvil Mónica.
-Ya sabes que soy yo ¿Por qué preguntas?
-Pensaba que igual te habías equivocado.
-Pues no me he equivocado, escucha una cosa ¿Está Álex contigo?
-Sí.- Contestó Mónica escuetamente.
-Pon el teléfono en manos libres, me interesa hablar con los dos.
Mónica se levantó de la mesa con el móvil en la mano, Álex la miraba haciendo una cara de no entender nada, se sentó junto a él, puso el móvil encima de la mesita de centro y lo dejó en manos libres.
-Te estamos escuchando Elvira.- Dijo Mónica.
-Hola Álex ¿Cómo estáis?
-Bien.- Contestaron los dos a la vez mirándose, les parecía tan extraña aquella llamada.
-Os llamo porque el viernes voy a venir a la ciudad, le voy a presentar mi novio a mis padres.
Elvira hizo un silencio, sabía que Álex y Mónica lo necesitarían, y tenía razón, los dos se miraban que no sabían ni que decir.
-Y he pensado que podríamos cenar juntos.- Continuaba después del silencio Elvira, aguantándose la risa.
-Co… ¿Cómo?- Preguntaba nerviosa Mónica.
-Que cenemos juntos, así también os lo presento a vosotros y recordamos viejos tiempos.- Esta vez ya no disimulaba, Elvira se descojonaba de risa.
-Bueno… vale.- Dijo Álex abriendo la boca por primera vez.
-Bien, ya vendremos nosotros a vuestro apartamento, supongo que estáis en el mismo sitio.
-Sí, claro, así podemos cenar aquí, nosotros nos cuidamos de todo ¿A las nueve va bien?- Le dijo Mónica.
-Vale, perfecto, cuidaros mucho, hasta el viernes.
Se despidió Elvira, la comunicación se cortó, ellos seguían mirando el móvil en silencio, con un poquito de cara de gilipollas, la verdad.
-¿Acabas de invitar a Elvira con su novio a cenar con nosotros aquí?- Preguntaba Álex.
-Sí, me parece que sí.
-¿Qué fuerte, no?
-Escucha, no te ha parecido que Elvira nos ha hablado en otro tono, parecía más feliz y risueña.- Le preguntaba Mónica.
-Sí, esa ha sido una de las cosas que me han impactado, no me esperaba esa llamada, pero que estuviera tan contenta me lo esperaba menos.
-Supongo que será por el novio, si se lo quiere presentar a sus padres será porque van en serio.
-Supongo.- Contestaba Álex, pensando que esa conversación con Elvira le había parecido muy rara.
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