La Destartalá

Por cierto, Aku. Perdona que no comenté en la otra, pero tengo 1000 cosas en la cabeza y se me va la pinza.
Entre estudiar ( voy a un ritmo tan exagerado, que sin darme cuenta me he zampado el libro en una semana), que si ahora leo un relato, que si tengo que limpiar la piscina, que si podar árboles y cosas de esas de campo y otras cosas, se me va.
Por cierto, lo que he puesto hoy sobre este capítulo es lo que creo que va a pasar.
La relación de Fran y Elvira parece estancada y Fran lo sabe. Ella sigue enamoradísima de Alex.
Alex es verdad que está muy bien con Mónica, pero en los sentimientos no se manda y creo que va a explotar tarde o temprano y Alex y Elvira acaban juntos, porque nunca han dejado de amarse. El empujoncito se lo ha dado Mari Carmen, al ver que no le importan los riesgos para estar con Víctor.
Preveo un intercambio . Alex con Elvira y Mónica con Fran.
 
Por cierto, Aku. Perdona que no comenté en la otra, pero tengo 1000 cosas en la cabeza y se me va la pinza.
Entre estudiar ( voy a un ritmo tan exagerado, que sin darme cuenta me he zampado el libro en una semana), que si ahora leo un relato, que si tengo que limpiar la piscina, que si podar árboles y cosas de esas de campo y otras cosas, se me va.
Por cierto, lo que he puesto hoy sobre este capítulo es lo que creo que va a pasar.
La relación de Fran y Elvira parece estancada y Fran lo sabe. Ella sigue enamoradísima de Alex.
Alex es verdad que está muy bien con Mónica, pero en los sentimientos no se manda y creo que va a explotar tarde o temprano y Alex y Elvira acaban juntos, porque nunca han dejado de amarse. El empujoncito se lo ha dado Mari Carmen, al ver que no le importan los riesgos para estar con Víctor.
Preveo un intercambio . Alex con Elvira y Mónica con Fran.

No se yo, el presidente esta muy cabreado, este va a liar una bien gorda.
 
Me empieza a preocupar Fran.
Aquella frase de Elvira de que "... Fran es un buen hombre ...", a ver si va a tener razón. El tío se preocupa de que no haya daños colaterales, es atento y tiene empatía con Víctor y hasta con Gus, sabe estar en el sitio oportuno y comportarse de la forma oportuna en cada situación, todos los muertos que ha ocasionado han sido siempre con su vida en peligro, sin ensañamiento, de forma rápida e "indolora" ... es el compañero ideal para Elvira, ahora, en este momento ... en su caso el factor humano parece que le juegue a favor ... al final le voy a coger cariño y voy a acabar llorando por él ...
 
No se yo, el presidente esta muy cabreado, este va a liar una bien gorda.
Parece que vaya a embestir como un toro ... imagino que eso es lo que quería Elvira, que entre al trapo.

Por cierto, me gustaría poner en valor al infiltrado en los círculos más próximos del Presidente, hay que tener mucho valor para meterte en el nido de las serpientes y convivir con ellas esperando que no se den cuenta de lo que eres. Sin la labor de los infiltrados no se conseguirían muchos éxitos policiales.

El que Elvira deba operar sola, como un elemento ajeno a la policía, solo se entiende por los tentáculos que la Logia debe tener en la misma policía. La llamada "inocente" de Gus a la Policía de la ciudad del orfanato es un buen ejemplo. Si Elvira formase parte de un operativo policial la Logia estaría al tanto de todo o incluso haría lo posible por obstruirlo, abortarlo o simplemente sustituir a los mandos. Mi respeto y admiración también a los operativos que deben actuar como debe actuar Elvira.

Espero que luego no venga un fiscal de esos de la fiscalía que afina los asuntos de la Logia y actúe por libre sintiéndose un "salvaLogias" cualquiera, con apariencia de defensor de la legalidad.
 
Última edición:
... El empujoncito se lo ha dado Mari Carmen, al ver que no le importan los riesgos para estar con Víctor ...

Me parece una excelente observación, la Mari no parece que esté dispuesta a que le jodan la vida tan bonita que ha planificado con Víctor, por mucha Logia que haya por medio. Lo primero que ha querido hacer es hablar con su novio, contarse la verdad, querer saber la verdad y no ocultarse nada.
Tal vez a partir de aquí haga todo lo posible para poder reencontrarse con Víctor ... y eso puede dar que pensar a Elvira ... y a Fran.

Aunque hay que tener en cuenta un factor muy importante para no comparar los dos casos alegremente, un factor humano, Víctor es todo lo que tiene la Mari en este mundo, en el caso de Elvira, sobre sus padres y los de Álex pesaba la amenaza de la Logia.
 
El presidente de la logia esta que no sabe que hacer por vengarse de Elvira y detenerla.
Ya fue por Mari y si no era por el infiltrado Elvira no se enterena de nada y no llegaba para salvarla.
El infiltrado si que tiene lis huesos bien puestos porque si el presidente se entera lo más seguro es quecse iraca visitar un mejor mundo de por vida.
 
Me pongo a pensar y veo al pobre Victor, regresando a su apartamento tras dejar a Gus ingresado en el hospital ... ahí, con restos de sangre por limpiar en la pared, y pensando cómo en un minuto ha pasado de ser un hombre feliz con un bonito proyecto de futuro por delante al lado de Mari, a descubrir la traición y el carácter ruin del gilipollas de su hermano, y ver marchar al amor de su vida sin poder despedirse como debe ser, ni saber si la volverá a ver.

Tal vez esta pareja puede ser un reflejo de la fuerza del amor que sirva de inspiración a otras parejas ... a ver, a ver ... 🍿 🍿
 
Última edición:
...

Llegaron al apartamento, Elvira, Fran y Mari.

-¿Una cerveza?- Les ofrecía Fran a las chicas.
-Yo sí, por favor, no hay manera de quitarme el susto de encima.- Comentaba Mari.
-Yo no, la tomaré más tarde, tengo cosas que hacer.- Dijo Elvira.

Elvira salió a la terraza, una terraza grande y bonita, se sentó en un sillón que parecía muy cómodo y caro, se quitó los zapatos y subió los pies al sillón, encendió un cigarrillo, se relajaba mientras manipulaba uno de los móviles.

-Hola jefe, gracias por avisarme, he llegado justo a tiempo, la he podido mantener con vida.
-De nada Elvira, he consultado el informe de la policía, escucha una cosa, esos dos tíos eran unos pringaos, unos matones de barrio sin donde caerse muertos…
-Bueno, ahora sí que tienen donde caerse, de hecho, ya han caído.
-No hagas bromas de esto Elvira, es serio, eran unos mamarrachos porque están contratando a todo lo que pueden, les da igual quien sea si le puede ayudar, están presionando mucho, en la central, en las comisarías, hasta en la calle, sinceramente Elvira, no creo que sea seguro que estés en Madrid, tendrías que pensar en salir de la ciudad y esconderte en otro sitio.
-Tan seria es la cosa.
-Sí, lo es, tengo miedo que te puedan reconocer por la calle, una simple llamada y todo se va a la mierda, cuídate ¡Vale!
-¡Vale! Jefe.
-Espera, espera, otra cosa.
-Dime jefe.
-¿Tú no sabrás nada de dos asesinos profesionales que han aparecido muertos en un apartamento?
-No, nada.
-Es que uno de ellos estaba herido antes de que lo mataran, como lo estaba uno de los que te atacaron a ti y a tus amigos en Ciudadseca.
-No sé de qué me habla, jefe.
-Vale, adiós.

Por el tonito de Elvira, el jefe sabía que había sido ella, o alguien cercano a ella, que Elvira ya lo sabía estaba claro.

Elvira colgó la llamada, miró el reloj ¡Coño! Se ha hecho tarde, pensó. Cambió de móvil y realizó otra llamada.

-Sabía que estarías esperando, no tenéis nada mejor que hacer.- Le dijo Elvira a Álex.
-Nos quedábamos aquí hasta que llamaras.- Le contestó Álex.
-¿Está Mónica contigo?
-Sí, subimos los dos.
-Así es qué habéis estado follando.

Álex callaba.

-¡Vamos tío! Ya sé a qué se sube a la cima cuando hay demasiada gente en la cabaña, eso es muy viejo, no vais a follar y que se entere todo el mundo en el campamento.
-¿Qué quieres que te diga? Que hemos pegado un buen polvo mientras esperábamos tu llamada, pues sí, hemos aprovechado el tiempo.
-¡Vale, vale! Tranquilo fiera, no quería molestarte ¿Mónica está contenta?
-Mónica está como le sale del coño. Toma, habla tú con ella.- Escuchó Elvira que le decía Álex a Mónica.
-Elvira, soy Mónica ¿Qué ha pasado? Has puesto a Álex de muy mala leche.
-Nada, solo le he preguntado se habíais follado aquí arriba.
-¿Y a ti que te importa? ¿Tú crees que…?
-¡Joder! ¿Qué os pasa? Parece que habéis comido tigre los dos.
-No sé qué pasa, dímelo tú.

Elvira se pasaba la mano por la cara, se le notaba cansada.

-Perdona Mónica, he tenido un día muy estresante y lo estoy pagando con vosotros.
-¿Cómo estáis?- Aflojó en el tono de voz Mónica.
-Bien, bien… está con nosotros Mari Carmen.
-¿Mari Carmen? ¿Quién es Mari Carmen?
-¡Coño claro! Vosotros no sabíais su nombre, aquella chica, la del orfanato.
-Dolores.
-Sí, Dolores, es que ahora se llama Mari Carmen, descubrieron donde estaba, la he tenido que ir a buscar para ponerla a salvo.
-¡Joder! Qué lio tienes encima.
-Sí, bastante lio.- Se hizo un silencio.- Me dijo Álex que mi madre tenía ganas de verme, dile que un día de estos a lo mejor vendré por aquí.

Mónica le notó algo a la voz de Elvira.

-¿Segura que estáis bien? Si quieres ayuda para algo estamos aquí, ya lo sabes.
-Estamos bien, gracias por ofreceros Mónica, espero que nos veamos pronto.
-Adiós.
-Adiós… y pídele disculpas de mi parte a Álex, no quería ser borde con él.

Colgó la llamada, Elvira pensaba, no quiso decirles que seguramente el día siguiente estaría por allí, no quería concretar una fecha por si acaso ¿Y si pasaba algo y no podía llegar? Mejor no concretar. Se levantó del sillón, recogió los móviles y entró en el salón.

-¿Quieres la cerveza ahora?- Preguntó Fran.
-No, todavía no, Mari ¿Tú sabes cortar el pelo?
-En el orfanato… en el orfanato se lo había cortado alguna vez a las compañeras, no soy ninguna profesional…
-Me vale, ven conmigo.

Le dijo Elvira caminando por el apartamento, Mari la siguió, la llevó hasta su habitación, entraron en el cuarto de baño, Elvira acercó un taburete, abrió un cajón sacando unas tijeras y un peine, se los dio a Mari, ella se sentó en el taburete.

-¡Venga! Córtamelo por aquí.- Le dijo a Mari señalándole el pelo con la mano.
-Tendré que mojarte el pelo, así es más fácil.
-¡Pues venga! Hazlo, espabila mujer, espabila, que todavía tienes el susto encima.
-El susto no me lo voy a quitar en meses, no puedo olvidarme de cómo me miraba aquel hombre.
-Aquel hombre no te miraba, estaba muerto…
-Ya lo sé ¡Coño! No me lo recuerdes, ven aquí.

Le decía Mari señalando la pica del lavabo. Elvira se acercó y puso la cabeza debajo del grifo, Mari le mojó el cabello, se lo secó un poco con una toalla, Elvira se volvió a sentar. Mari la fue peinando, estirándole el cabello, cuando le peinó toda la cabeza, miró a Elvira en el reflejo del espejo.

-¿Por aquí? ¿Te lo corto por aquí?- Le preguntaba Mari, señalándole con la mano más o menos por donde le había señalado antes Elvira.
-Por ahí está bien.- Contestó Elvira.

Mari se puso manos a la obra, Elvira pensó que tenía bastante destreza, mucha más de la que ella esperaba, esta chica le debe de haber cortado el pelo a muchas compañeras, pensaba Elvira. Mari acabó su trabajo, Elvira se miraba al espejo.

-Muy bien, gracias Mari, cortas muy bien el pelo, queda otra cosa.- Le dijo mientras abría un armario.
-¿Qué más quieres que haga?- Preguntaba Mari.

Elvira había sacado del armario un bote de tinte para el pelo.

-Tengo que cambiarme el color del pelo también.
-Vale, ponte esta toalla por encima.

Le pedía Mari, dándole la toalla de secarse las manos, mientras le agarraba el bote de tinte.

Un rato más tarde, salieron las dos al salón, Fran ya iba por la segunda cerveza, las miró, abrió los ojos.

-¡Hostia! Te has cortado el pelo y te lo has cambiado de color… y el de las cejas también.
-El del coño no, lo sigue teniendo igual.- Apuntaba Mari.
-En el coño no tiene pelos.- Le informaba Fran.
-Ya está bien ¡Hostia! ¿Qué le importa a ella si tengo pelos en el coño o no?
-Por si les tuviera que poner tinte, mujer.- Se cachondeaba Fran.
-Ahí no hace falta que haga nada ¿Has preparado la cena?
-¿Yo? Pues no.
-Pues podrías haber hecho algo y no decir tonterías.
-Vale, vale, ya voy ¿Has visto Mari como me trata?

Mari se había sentado en el sofá y pensaba, no estaba atenta a la conversación de ellos dos.

-¡Mari coño! Despierta.- Le llamaba la atención Elvira.
-Lo siento, no puedo, estoy muy nerviosa con todo lo que ha pasado.
-Ven, ayúdame con la cena.- Le pedía Fran a Elvira.

Entraron los dos en la cocina, Fran abría la nevera buscando algo para cocinar.

-Déjala tranquila, ella no está acostumbrada a nuestras mierdas, nosotros estamos curados de casi todo, hay que entender que a una chica como ella le haya afectado tanto ver un muerto de aquella manera.
-¿Te gusta cómo me ha quedado?- Le preguntaba Elvira por su pelo, pasando de lo que le había dicho Fran.
-Estás guapísima, es como tener una novia nueva.
-Serás cabrón, si no te gustaba la novia que tenías ya sabes que puedes hacer…
-¡Eh, eh! Tranquila.

Le decía Fran con paciencia, Elvira se volvía a tapar la cara con las manos.

-Lo siento cariño, estoy cansada, demasiadas emociones, demasiadas vueltas a la cabeza, necesito un descanso.
-Agarra una cerveza, llévale otra a Mari y os las tomáis tranquilamente, yo me ocupo de la cena.

Elvira le sonrió, le dio un beso en los labios y le hizo caso.

Salieron las dos a la terraza, se sentaron y le dieron un buen trago a la cerveza, Elvira encendió otro cigarrillo.

-Este apartamento es espectacular, no sabía que se ganaba tanto dinero siendo policía.
-Mari, no te hagas la inocente, sabes de sobras que no soy una ‘policía’ normal. Hay mucho dinero por ahí, a veces lo ganas sin estar muy de acuerdo con lo que tienes que hacer, pero así es la vida, y gracias a eso me puedo permitir vivir como vivo.
-¿Y Fran?
-¿Qué le pasa a Fran?
-Nada, cuando lo he visto, con los nervios y todo, pensaba que era Álex ¿Qué curioso, no?
-¿Qué es tan curioso?- Se hacía la loca Elvira, bebiendo de la cerveza.
-Que se parezca tanto a Álex, ahora eres tú la que te haces la inocente ¡Eh!
-¿Yo me hago la inocente?
-Vamos tía, el día que te despediste de mí en la cabaña, me dejaste claro que Álex te gustaba.
-¿Pero qué dices?
-Me dijiste que Álex estaba muy bueno, y que si lo hubiera oído cantar se me habrían caído las bragas al suelo, me parece que a quien se le caían era a ti.

Elvira bebía cerveza, no decía nada, pensaba, sabía que Mari tenía razón, claro que se le caían las bragas cuando veía a Álex, siempre se le cayeron, desde que era adolescente y se enamoró de él. Separó la botella de cerveza de sus labios, miró fijamente a Mari.

-Te tenía que haber pegado un tiro y enterrado en el bosque.

Las dos reían antes de volver a beber.

-¿Qué haremos mañana?- Preguntaba Mari.
-Cargaremos el coche y nos iremos de aquí.
-¿A dónde iremos?
-No te importa.
-¡Joder!

Mientras cenaban.

-¿A qué hora nos iremos? Es para poner el despertador.- Preguntaba Fran.
-Demasiado pronto no es bueno- Contestaba Elvira.- hay pocos coches en la calle y es fácil que nos vean, a la hora punta tampoco, hay muchos coches, el tráfico es muy lento, retenciones, no es bueno, si circulamos muy lentos también nos pueden ver, así que lo haremos a media mañana, hay un tráfico denso pero se puede correr, con muchos coches a la vez pasando a buena velocidad es muy difícil que tengan tiempo para ver quién va dentro.
-¡Joder! Lo tienes todo controlado la tía.- Exclamaba Mari.
-Me estoy convirtiendo en una experta en supervivencia.- Decía riendo Elvira.

La mañana siguiente, temprano, Elvira y Fran en el garaje, agarraban entre los dos por el excesivo peso, un par de cajas alargadas de plástico duro colocándolas en el maletero del cuatro por cuatro.

-Esas cajas dan mal rollo, parecen ataúdes.- Opinaba Mari, también presente.
-No son ataúdes, pero lo que hay dentro sirve para matar a mucha gente.- Le contestaba Elvira.- Agarra ese par de bolsas que nos las llevaremos también.

Le pedía a Mari, las recogió del suelo, las bolsas pesaban mucho, al menos es lo que pensó Mari, Fran la ayudó a meterlas en el maletero. Cuando lo tuvieron todo preparado.

-Vale, ahora volveremos al apartamento, desayunaremos tranquilamente y esperaremos a la hora más adecuada para largarnos.- Ordenaba Elvira.

Estaban desayunando, Mari miraba el apartamento, aquel impresionante apartamento que Elvira con los años había decorado a su gusto.

-Es una pena irse de aquí, esta noche he dormido muy bien y es tan bonito.- Opinaba Mari.
-Donde vamos no creo que duermas tan bien, seguro que te acostumbrarás…- Se cachondeaba Elvira.
-Elvira ¿No te acuerdas de donde vengo? He estado toda mi vida en un orfanato ¿Te crees que allí tuve una vida cómoda? ¿Qué vivía como en una película de Disney? ¿Qué todo ere muy bonito? Pues te aseguro que no fue así…
-Nos lo imaginamos Mari, tranquila- Intentaba calmarla Fran.- seguro que en el pasado no tuviste una buena vida, ahora sí la tienes ¿No? Eres una nueva persona, con un trabajo, un novio guapo del que estás enamorada y con planes de futuro, un apartamento chulo, por lo poco que pude ver me pareció bonito, en fin, ahora no estás mal.
-Eso es verdad, y gracias a Elvira, si no llega a ser por ella estaría muerta, ella sabe que le estoy muy agradecida, nunca le podré pagar todo lo que ha hecho por mí.
-Lo único que te pido es que después de tanto esfuerzo te mantengas viva, vale.- Le pedía Elvira.
-No entiendo tanto interés por mí.
-No lo tienes que entender.- Contestaba Elvira.
-Es por orgullo Mari, si se ha propuesto protegerte no quiere fracasar, Elvira es así.- Le decía Fran a Mari.
-¿No será porque me tiene cariño?- Se cachondeaba Mari.
-Me tenía que haber desecho de ti, ahora no estarías diciendo las tonterías que estás diciendo.- Decía Elvira, Mari y Fran reían.
-¿Me dejarás llamar a Víctor? Tengo ganas de hablar con él.

Elvira la miró fijamente, seria, Fran miraba a Elvira, Elvira desvió los ojos mirando a Fran, él, con la cabeza le estaba diciendo que sí, que la dejara hablar un rato con su novio.

-Por favor, Elvira.- Le pedía con una vocecita Mari.

Elvira se levantó, agarró el móvil y se lo entregó a Mari, ella salió a la terraza, se le veía contenta. Al rato entró.

-Gus está bien- Les comunicaba Mari.- dice Víctor que en un par de días estará en su casa, que susto, si le llega a pasar algo por mi culpa, no sé qué hubiera pasado ¿Podría seguir mi relación con Víctor? No creo, sería difícil, pensar constantemente que mi cuñado murió por mi culpa, no lo aguantaría…
-Mari, Mari…- La paraba Fran, veía que se ponía nerviosa.- nos dijiste que fue él quien te traicionó, él llamó para informar de donde estabas, si antes que le dispararán dijo, ‘no, no’, es porque se dio cuenta lo que había hecho, él se siente culpable, no tienes que sentirte tú.
-El se lo buscó, Mari.- Añadía Elvira.

Mari los miró, se restregó la cara con las manos y respiró profundamente, sabía que tenían razón.

Cuando dijo Elvira, se subieron al coche y salieron de Madrid sin ningún problema, a medio camino pararon en una ciudad y compraron comida y bebida en un supermercado, llenaron dos carros grandes. Una vez colocado todo en el maletero y los asientos de atrás vacíos, siguieron el camino.

-¿Tanta comida para los tres?- Preguntaba Mari.
-No estaremos solos.- Contestó Elvira sin apartar la vista de la carretera.
-Desde luego, esta mujer es especialista en dar explicaciones, te lo deja todo clarísimo.- Se cachondeaba Mari.
-Ya te lo dije, soy especialista en supervivencia, así que… ¡Cállate!
-Vale, vale.- Confirmaba Mari, Fran reía.

En un momento del viaje Mari reconocía la carretera por la que circulaban.

-Esto me suena, por aquí pasamos cuando…
-¡Muy bien! Te acuerdas, pues vamos al mismo sitio.- Le contestaba Elvira.

Después de todas las comprobaciones para asegurarse de que no la seguían, de circular por unos caminos de montaña rotos por las lluvias que nadie mantenía, llegaron a la cabaña. Bajó del coche Mari, vio las tiendas de campaña, a dos niños jugando por allí en medio, mucha gente, o eso le pareció a ella, vestidos en chándal o ropa vieja, en realidad vestían cómodos para estar allí todo el día sin salir.

-¡Joder! Esto parece un campamento hippy.- Exclamaba Mari.

Cuando se fue a dar cuenta, Mónica la estaba abrazando.

-Dolores, cuánto tiempo sin verte ¿Cómo estás?- Se alegraba Mónica.

Mari se abrazaba a Mónica, casi se le saltaban las lágrimas.

-Bien, bien.

Contestó sin mucho convencimiento, después la abrazó y le dio dos besos Álex, se saludaron entre todos, Mari se sentía desubicada, cuando ella estuvo allí, estaba sola, sin un ruido, todo en silencio y tranquilo, totalmente al contrario como lo veía en aquel momento. La madre de Elvira abrazaba a su hija estrujándola entre sus brazos, le dio dos mil besos y después abrazó a Fran.

-¿Y esta chica?- Preguntó la madre de Álex.
-Es Mari, la quieren matar, es la testigo que desencadenó el final de la secta del orfanato.- Explicaba Mónica.
-Y yo la protejo.- Añadió Elvira.
-¿Cómo estás guapa?- Preguntó la madre de Elvira.
-Bueno, todavía tengo el susto del otro día, Elvira me salvó la vida de milagro.
-Pobre niña, ven, ven con nosotras, se te pasará el susto.- Le dijo a Mari la madre de Elvira, entre ella y la madre de Álex la acompañaron al interior de la cabaña.

Los demás se quedaron fuera hablando.

-Yo estuve aquí un par de días.- Les explicaba Mari.
-¡A sí! ¿Cuándo?- Preguntaba la madre de Álex.
-Antes de que Elvira me diera una nueva identidad y me llevara donde vivía hasta ahora.

Mientras hablaban, la madre de Elvira abría un armario y sacaba un vaso, de otro, una botella de whisky, puso el vaso encima de la mesa del comedor, le quitó el tapón a la botella y le dio la vuelta para que cayera el whisky a saco dentro del vaso, casi lo llenó.

-Toma, tómatelo de un trago, verás cómo se te pasa el susto.- Le decía, casi le ordenaba, la madre de Elvira.
-¿Ustedes quiénes son?- Preguntaba tímida Mari.
-Yo soy la madre de Elvira… y esta la de Álex.
-Me lo tenía que haber imaginado.- Decía Mari.
-¿Por?- Le preguntaba la de Álex.
-Por la manera de comportarse, de hablar, de… ordenar.

Las mujeres reían.

-Es que mi niña es como yo.- Se enorgullecía la madre de Elvira.
-Peor, peor…- Confirmaba Mari.
-¡Escucha! Te salvó la vida ¿No?- Defendía a Elvira la madre de Álex.
-Sí, sí, le… ¡Joder! Cada vez que lo pienso me pongo a temblar, Elvira le reventó la cabeza de un tiro a un tío, cuando cayó al suelo me miraba con un ojo abierto…
-¿Solo uno?- Preguntaba intrigada la madre de Elvira.
-Sí, el otro se hizo añicos, como la mitad de la cabeza.
-Pues sí que es un poco bestia tu hija, sí.- Confirmaba la madre de Álex.
-¿Y qué le pasaba a ese tío?- Preguntaba la madre de Elvira.
-Estaba a punto de matarme.
-¡Lo ves! El se lo buscó. Anda tómate eso de una vez.- Ordenó de nuevo la madre de Elvira.

Mari miró el vaso, lo agarró despacio, se lo acercó a la boca.

-De un trago, ni te lo pienses.- Le animaba la mamá de Elvira.

Mari se lo bebió de golpe, como le decían, le pasó el líquido por el esófago quemándoselo, puso una cara muy rara e hizo un par de guiños exagerados, las señoras reían. Mientras la madre de Elvira le ponía al vaso un par de dedos más de whisky, le entregó el vaso a la madre de Álex, ella lo levantó en señal de dedicárselo a Mari y se tragó el líquido, le volvió a poner un par de dedos, lo levantó la madre de Elvira con el mismo gesto que la de Álex y también se pegó un pelotazo.

-Venga, ya se te ha pasado el susto, podemos salir.- Le decía la madre de Álex.

A mí y a vosotras, pensaba Mari, que dos mujeres ¡Por Dios! Si siguen así me van a alcoholizar en dos días.

Salieron fuera, habían ayudado a Fran y Elvira a entrar las cajas dentro de su tienda de campaña, la bolsa de ropa de Mari estaba por allí en medio, Mari fue a recogerla.

-Chicos, una cosa.- Les llamaba la atención la madre de Álex.

Mari se giró mirando a aquellas dos mujeres dirigiéndose al resto, estaba claro quién mandaba en aquel… aquel… ¿Campamento?- Pensó Mari.

-¿Dónde va a dormir Mari? Creo que las camas están justas.- Preguntaba la madre de Elvira.
-La dejaremos en medio del bosque, a ver si por la noche le muerde el culo un oso o algo.

Se cachondeaba Elvira, los demás reían, Mari la miraba con paciencia, ya conocía las bromas de Elvira. Mónica se acercó y abrazó a Mari.
-Que dices, deja a la chica tranquila, no ves como está la pobre.- La defendía Mónica.

Si supiera que estoy así por el pelotazo de whisky que me han dado esas dos ahí dentro, pensaba Mari.

-No os preocupéis, dormiré en un sillón del salón, la primera noche que pasé aquí ya lo hice, puedo dormir tranquilamente.
-Buena chica, así ya lo tenemos todo solucionado.- Decía Elvira.

La gente empezaba a separarse.

-No, no está todo solucionado- Levantaba la voz la madre de Elvira, todos la miraban extrañados.- tú, sí tú- Decía señalando a su hija.- nos tienes que dar muchas explicaciones, o te crees que vamos a seguir viviendo aquí sin saber nada.

Mari pensó ¡Coño! Alguien que le pone las cosas claras a Elvira, nadie le habla así. Elvira miró a su alrededor, a los hijos de García.

-Está bien, pero entremos dentro, hay cosas que no pueden escuchar los niños.
-Yo me quedo con ellos, como cada vez que se habla de algo delicado.- Dijo Vicente, su padre.

García miró a su marido agradeciéndole el gesto, la gente empezó a entrar en la cabaña, primero las dos mujeres ‘directoras’ del campamento.

-Vamos a visitar a las ranitas.- Escuchó García que Vicente les decía a los niños, sonrió, pensó que tenía mucha suerte de estar con un hombre que quería y cuidaba tanto a sus hijos.

Se sentaron todos alrededor de la mesa del comedor, Elvira los miró y empezó a hablar.

-Vale, todo sabéis lo que os dije, la Logia tiene una guerra interna, un bando es el clásico, el que quiere seguir sacrificando y matando chicas, el otro es más práctico, quiere dejar de hacer cosas que perjudican a la Logia y dedicarse a sus rituales o lo que hagan. Yo… y algunas personas más, estamos ayudando al bando ‘bueno’ para que gane.
-Eso ya lo sabemos, y que nos quieren matar también.- La apretaba su madre.
-Está bien, tranquilos, tenemos información de lo que intentan hacer, por eso hemos podido salvar a Mari. El caso es que… estos últimos días, bueno, para ayudar, he reventado algunas sucursales…
-¿Reventado sucursales?- Preguntaba García.- ¿Qué quiere decir exactamente eso?

Los demás movían la cabeza, querían saberlo.

-Tres, un edificio, una biblioteca y un cementerio, explotaron de buenas a primeras descubriendo su secreto interno, antes avisaba a periodistas que conozco para que hicieran fotos y grabaran, así salía todo a la luz.
-¡Joder!- Exclamaba el padre de Álex.
-Eso no le ha gustado a la Logia, así que nos están apretando mucho, hemos decidido parar nuestras acciones y retirarnos a un lugar seguro, el más seguro de todos, este.

Todos se quedaron en silencio, no querían ni imaginarse las cosas que hacía Elvira.

-Te queda bien el pelo.- Le decía Mónica, refiriéndose al cambio de Elvira.
-Se lo corté yo.- Dijo tímida Mari.
-¡Ah! Pues ya sé quien me va a hacer algún arreglillo.- Dijo la madre de Elvira, los demás sonreían, no tenían el cuerpo para reír abiertamente.- Venga, todos fuera, nosotras nos ponemos en la cocina, habrá que cenar ¿No?

...
 
...

Llegaron al apartamento, Elvira, Fran y Mari.

-¿Una cerveza?- Les ofrecía Fran a las chicas.
-Yo sí, por favor, no hay manera de quitarme el susto de encima.- Comentaba Mari.
-Yo no, la tomaré más tarde, tengo cosas que hacer.- Dijo Elvira.

Elvira salió a la terraza, una terraza grande y bonita, se sentó en un sillón que parecía muy cómodo y caro, se quitó los zapatos y subió los pies al sillón, encendió un cigarrillo, se relajaba mientras manipulaba uno de los móviles.

-Hola jefe, gracias por avisarme, he llegado justo a tiempo, la he podido mantener con vida.
-De nada Elvira, he consultado el informe de la policía, escucha una cosa, esos dos tíos eran unos pringaos, unos matones de barrio sin donde caerse muertos…
-Bueno, ahora sí que tienen donde caerse, de hecho, ya han caído.
-No hagas bromas de esto Elvira, es serio, eran unos mamarrachos porque están contratando a todo lo que pueden, les da igual quien sea si le puede ayudar, están presionando mucho, en la central, en las comisarías, hasta en la calle, sinceramente Elvira, no creo que sea seguro que estés en Madrid, tendrías que pensar en salir de la ciudad y esconderte en otro sitio.
-Tan seria es la cosa.
-Sí, lo es, tengo miedo que te puedan reconocer por la calle, una simple llamada y todo se va a la mierda, cuídate ¡Vale!
-¡Vale! Jefe.
-Espera, espera, otra cosa.
-Dime jefe.
-¿Tú no sabrás nada de dos asesinos profesionales que han aparecido muertos en un apartamento?
-No, nada.
-Es que uno de ellos estaba herido antes de que lo mataran, como lo estaba uno de los que te atacaron a ti y a tus amigos en Ciudadseca.
-No sé de qué me habla, jefe.
-Vale, adiós.

Por el tonito de Elvira, el jefe sabía que había sido ella, o alguien cercano a ella, que Elvira ya lo sabía estaba claro.

Elvira colgó la llamada, miró el reloj ¡Coño! Se ha hecho tarde, pensó. Cambió de móvil y realizó otra llamada.

-Sabía que estarías esperando, no tenéis nada mejor que hacer.- Le dijo Elvira a Álex.
-Nos quedábamos aquí hasta que llamaras.- Le contestó Álex.
-¿Está Mónica contigo?
-Sí, subimos los dos.
-Así es qué habéis estado follando.

Álex callaba.

-¡Vamos tío! Ya sé a qué se sube a la cima cuando hay demasiada gente en la cabaña, eso es muy viejo, no vais a follar y que se entere todo el mundo en el campamento.
-¿Qué quieres que te diga? Que hemos pegado un buen polvo mientras esperábamos tu llamada, pues sí, hemos aprovechado el tiempo.
-¡Vale, vale! Tranquilo fiera, no quería molestarte ¿Mónica está contenta?
-Mónica está como le sale del coño. Toma, habla tú con ella.- Escuchó Elvira que le decía Álex a Mónica.
-Elvira, soy Mónica ¿Qué ha pasado? Has puesto a Álex de muy mala leche.
-Nada, solo le he preguntado se habíais follado aquí arriba.
-¿Y a ti que te importa? ¿Tú crees que…?
-¡Joder! ¿Qué os pasa? Parece que habéis comido tigre los dos.
-No sé qué pasa, dímelo tú.

Elvira se pasaba la mano por la cara, se le notaba cansada.

-Perdona Mónica, he tenido un día muy estresante y lo estoy pagando con vosotros.
-¿Cómo estáis?- Aflojó en el tono de voz Mónica.
-Bien, bien… está con nosotros Mari Carmen.
-¿Mari Carmen? ¿Quién es Mari Carmen?
-¡Coño claro! Vosotros no sabíais su nombre, aquella chica, la del orfanato.
-Dolores.
-Sí, Dolores, es que ahora se llama Mari Carmen, descubrieron donde estaba, la he tenido que ir a buscar para ponerla a salvo.
-¡Joder! Qué lio tienes encima.
-Sí, bastante lio.- Se hizo un silencio.- Me dijo Álex que mi madre tenía ganas de verme, dile que un día de estos a lo mejor vendré por aquí.

Mónica le notó algo a la voz de Elvira.

-¿Segura que estáis bien? Si quieres ayuda para algo estamos aquí, ya lo sabes.
-Estamos bien, gracias por ofreceros Mónica, espero que nos veamos pronto.
-Adiós.
-Adiós… y pídele disculpas de mi parte a Álex, no quería ser borde con él.

Colgó la llamada, Elvira pensaba, no quiso decirles que seguramente el día siguiente estaría por allí, no quería concretar una fecha por si acaso ¿Y si pasaba algo y no podía llegar? Mejor no concretar. Se levantó del sillón, recogió los móviles y entró en el salón.

-¿Quieres la cerveza ahora?- Preguntó Fran.
-No, todavía no, Mari ¿Tú sabes cortar el pelo?
-En el orfanato… en el orfanato se lo había cortado alguna vez a las compañeras, no soy ninguna profesional…
-Me vale, ven conmigo.

Le dijo Elvira caminando por el apartamento, Mari la siguió, la llevó hasta su habitación, entraron en el cuarto de baño, Elvira acercó un taburete, abrió un cajón sacando unas tijeras y un peine, se los dio a Mari, ella se sentó en el taburete.

-¡Venga! Córtamelo por aquí.- Le dijo a Mari señalándole el pelo con la mano.
-Tendré que mojarte el pelo, así es más fácil.
-¡Pues venga! Hazlo, espabila mujer, espabila, que todavía tienes el susto encima.
-El susto no me lo voy a quitar en meses, no puedo olvidarme de cómo me miraba aquel hombre.
-Aquel hombre no te miraba, estaba muerto…
-Ya lo sé ¡Coño! No me lo recuerdes, ven aquí.

Le decía Mari señalando la pica del lavabo. Elvira se acercó y puso la cabeza debajo del grifo, Mari le mojó el cabello, se lo secó un poco con una toalla, Elvira se volvió a sentar. Mari la fue peinando, estirándole el cabello, cuando le peinó toda la cabeza, miró a Elvira en el reflejo del espejo.

-¿Por aquí? ¿Te lo corto por aquí?- Le preguntaba Mari, señalándole con la mano más o menos por donde le había señalado antes Elvira.
-Por ahí está bien.- Contestó Elvira.

Mari se puso manos a la obra, Elvira pensó que tenía bastante destreza, mucha más de la que ella esperaba, esta chica le debe de haber cortado el pelo a muchas compañeras, pensaba Elvira. Mari acabó su trabajo, Elvira se miraba al espejo.

-Muy bien, gracias Mari, cortas muy bien el pelo, queda otra cosa.- Le dijo mientras abría un armario.
-¿Qué más quieres que haga?- Preguntaba Mari.

Elvira había sacado del armario un bote de tinte para el pelo.

-Tengo que cambiarme el color del pelo también.
-Vale, ponte esta toalla por encima.

Le pedía Mari, dándole la toalla de secarse las manos, mientras le agarraba el bote de tinte.

Un rato más tarde, salieron las dos al salón, Fran ya iba por la segunda cerveza, las miró, abrió los ojos.

-¡Hostia! Te has cortado el pelo y te lo has cambiado de color… y el de las cejas también.
-El del coño no, lo sigue teniendo igual.- Apuntaba Mari.
-En el coño no tiene pelos.- Le informaba Fran.
-Ya está bien ¡Hostia! ¿Qué le importa a ella si tengo pelos en el coño o no?
-Por si les tuviera que poner tinte, mujer.- Se cachondeaba Fran.
-Ahí no hace falta que haga nada ¿Has preparado la cena?
-¿Yo? Pues no.
-Pues podrías haber hecho algo y no decir tonterías.
-Vale, vale, ya voy ¿Has visto Mari como me trata?

Mari se había sentado en el sofá y pensaba, no estaba atenta a la conversación de ellos dos.

-¡Mari coño! Despierta.- Le llamaba la atención Elvira.
-Lo siento, no puedo, estoy muy nerviosa con todo lo que ha pasado.
-Ven, ayúdame con la cena.- Le pedía Fran a Elvira.

Entraron los dos en la cocina, Fran abría la nevera buscando algo para cocinar.

-Déjala tranquila, ella no está acostumbrada a nuestras mierdas, nosotros estamos curados de casi todo, hay que entender que a una chica como ella le haya afectado tanto ver un muerto de aquella manera.
-¿Te gusta cómo me ha quedado?- Le preguntaba Elvira por su pelo, pasando de lo que le había dicho Fran.
-Estás guapísima, es como tener una novia nueva.
-Serás cabrón, si no te gustaba la novia que tenías ya sabes que puedes hacer…
-¡Eh, eh! Tranquila.

Le decía Fran con paciencia, Elvira se volvía a tapar la cara con las manos.

-Lo siento cariño, estoy cansada, demasiadas emociones, demasiadas vueltas a la cabeza, necesito un descanso.
-Agarra una cerveza, llévale otra a Mari y os las tomáis tranquilamente, yo me ocupo de la cena.

Elvira le sonrió, le dio un beso en los labios y le hizo caso.

Salieron las dos a la terraza, se sentaron y le dieron un buen trago a la cerveza, Elvira encendió otro cigarrillo.

-Este apartamento es espectacular, no sabía que se ganaba tanto dinero siendo policía.
-Mari, no te hagas la inocente, sabes de sobras que no soy una ‘policía’ normal. Hay mucho dinero por ahí, a veces lo ganas sin estar muy de acuerdo con lo que tienes que hacer, pero así es la vida, y gracias a eso me puedo permitir vivir como vivo.
-¿Y Fran?
-¿Qué le pasa a Fran?
-Nada, cuando lo he visto, con los nervios y todo, pensaba que era Álex ¿Qué curioso, no?
-¿Qué es tan curioso?- Se hacía la loca Elvira, bebiendo de la cerveza.
-Que se parezca tanto a Álex, ahora eres tú la que te haces la inocente ¡Eh!
-¿Yo me hago la inocente?
-Vamos tía, el día que te despediste de mí en la cabaña, me dejaste claro que Álex te gustaba.
-¿Pero qué dices?
-Me dijiste que Álex estaba muy bueno, y que si lo hubiera oído cantar se me habrían caído las bragas al suelo, me parece que a quien se le caían era a ti.

Elvira bebía cerveza, no decía nada, pensaba, sabía que Mari tenía razón, claro que se le caían las bragas cuando veía a Álex, siempre se le cayeron, desde que era adolescente y se enamoró de él. Separó la botella de cerveza de sus labios, miró fijamente a Mari.

-Te tenía que haber pegado un tiro y enterrado en el bosque.

Las dos reían antes de volver a beber.

-¿Qué haremos mañana?- Preguntaba Mari.
-Cargaremos el coche y nos iremos de aquí.
-¿A dónde iremos?
-No te importa.
-¡Joder!

Mientras cenaban.

-¿A qué hora nos iremos? Es para poner el despertador.- Preguntaba Fran.
-Demasiado pronto no es bueno- Contestaba Elvira.- hay pocos coches en la calle y es fácil que nos vean, a la hora punta tampoco, hay muchos coches, el tráfico es muy lento, retenciones, no es bueno, si circulamos muy lentos también nos pueden ver, así que lo haremos a media mañana, hay un tráfico denso pero se puede correr, con muchos coches a la vez pasando a buena velocidad es muy difícil que tengan tiempo para ver quién va dentro.
-¡Joder! Lo tienes todo controlado la tía.- Exclamaba Mari.
-Me estoy convirtiendo en una experta en supervivencia.- Decía riendo Elvira.

La mañana siguiente, temprano, Elvira y Fran en el garaje, agarraban entre los dos por el excesivo peso, un par de cajas alargadas de plástico duro colocándolas en el maletero del cuatro por cuatro.

-Esas cajas dan mal rollo, parecen ataúdes.- Opinaba Mari, también presente.
-No son ataúdes, pero lo que hay dentro sirve para matar a mucha gente.- Le contestaba Elvira.- Agarra ese par de bolsas que nos las llevaremos también.

Le pedía a Mari, las recogió del suelo, las bolsas pesaban mucho, al menos es lo que pensó Mari, Fran la ayudó a meterlas en el maletero. Cuando lo tuvieron todo preparado.

-Vale, ahora volveremos al apartamento, desayunaremos tranquilamente y esperaremos a la hora más adecuada para largarnos.- Ordenaba Elvira.

Estaban desayunando, Mari miraba el apartamento, aquel impresionante apartamento que Elvira con los años había decorado a su gusto.

-Es una pena irse de aquí, esta noche he dormido muy bien y es tan bonito.- Opinaba Mari.
-Donde vamos no creo que duermas tan bien, seguro que te acostumbrarás…- Se cachondeaba Elvira.
-Elvira ¿No te acuerdas de donde vengo? He estado toda mi vida en un orfanato ¿Te crees que allí tuve una vida cómoda? ¿Qué vivía como en una película de Disney? ¿Qué todo ere muy bonito? Pues te aseguro que no fue así…
-Nos lo imaginamos Mari, tranquila- Intentaba calmarla Fran.- seguro que en el pasado no tuviste una buena vida, ahora sí la tienes ¿No? Eres una nueva persona, con un trabajo, un novio guapo del que estás enamorada y con planes de futuro, un apartamento chulo, por lo poco que pude ver me pareció bonito, en fin, ahora no estás mal.
-Eso es verdad, y gracias a Elvira, si no llega a ser por ella estaría muerta, ella sabe que le estoy muy agradecida, nunca le podré pagar todo lo que ha hecho por mí.
-Lo único que te pido es que después de tanto esfuerzo te mantengas viva, vale.- Le pedía Elvira.
-No entiendo tanto interés por mí.
-No lo tienes que entender.- Contestaba Elvira.
-Es por orgullo Mari, si se ha propuesto protegerte no quiere fracasar, Elvira es así.- Le decía Fran a Mari.
-¿No será porque me tiene cariño?- Se cachondeaba Mari.
-Me tenía que haber desecho de ti, ahora no estarías diciendo las tonterías que estás diciendo.- Decía Elvira, Mari y Fran reían.
-¿Me dejarás llamar a Víctor? Tengo ganas de hablar con él.

Elvira la miró fijamente, seria, Fran miraba a Elvira, Elvira desvió los ojos mirando a Fran, él, con la cabeza le estaba diciendo que sí, que la dejara hablar un rato con su novio.

-Por favor, Elvira.- Le pedía con una vocecita Mari.

Elvira se levantó, agarró el móvil y se lo entregó a Mari, ella salió a la terraza, se le veía contenta. Al rato entró.

-Gus está bien- Les comunicaba Mari.- dice Víctor que en un par de días estará en su casa, que susto, si le llega a pasar algo por mi culpa, no sé qué hubiera pasado ¿Podría seguir mi relación con Víctor? No creo, sería difícil, pensar constantemente que mi cuñado murió por mi culpa, no lo aguantaría…
-Mari, Mari…- La paraba Fran, veía que se ponía nerviosa.- nos dijiste que fue él quien te traicionó, él llamó para informar de donde estabas, si antes que le dispararán dijo, ‘no, no’, es porque se dio cuenta lo que había hecho, él se siente culpable, no tienes que sentirte tú.
-El se lo buscó, Mari.- Añadía Elvira.

Mari los miró, se restregó la cara con las manos y respiró profundamente, sabía que tenían razón.

Cuando dijo Elvira, se subieron al coche y salieron de Madrid sin ningún problema, a medio camino pararon en una ciudad y compraron comida y bebida en un supermercado, llenaron dos carros grandes. Una vez colocado todo en el maletero y los asientos de atrás vacíos, siguieron el camino.

-¿Tanta comida para los tres?- Preguntaba Mari.
-No estaremos solos.- Contestó Elvira sin apartar la vista de la carretera.
-Desde luego, esta mujer es especialista en dar explicaciones, te lo deja todo clarísimo.- Se cachondeaba Mari.
-Ya te lo dije, soy especialista en supervivencia, así que… ¡Cállate!
-Vale, vale.- Confirmaba Mari, Fran reía.

En un momento del viaje Mari reconocía la carretera por la que circulaban.

-Esto me suena, por aquí pasamos cuando…
-¡Muy bien! Te acuerdas, pues vamos al mismo sitio.- Le contestaba Elvira.

Después de todas las comprobaciones para asegurarse de que no la seguían, de circular por unos caminos de montaña rotos por las lluvias que nadie mantenía, llegaron a la cabaña. Bajó del coche Mari, vio las tiendas de campaña, a dos niños jugando por allí en medio, mucha gente, o eso le pareció a ella, vestidos en chándal o ropa vieja, en realidad vestían cómodos para estar allí todo el día sin salir.

-¡Joder! Esto parece un campamento hippy.- Exclamaba Mari.

Cuando se fue a dar cuenta, Mónica la estaba abrazando.

-Dolores, cuánto tiempo sin verte ¿Cómo estás?- Se alegraba Mónica.

Mari se abrazaba a Mónica, casi se le saltaban las lágrimas.

-Bien, bien.

Contestó sin mucho convencimiento, después la abrazó y le dio dos besos Álex, se saludaron entre todos, Mari se sentía desubicada, cuando ella estuvo allí, estaba sola, sin un ruido, todo en silencio y tranquilo, totalmente al contrario como lo veía en aquel momento. La madre de Elvira abrazaba a su hija estrujándola entre sus brazos, le dio dos mil besos y después abrazó a Fran.

-¿Y esta chica?- Preguntó la madre de Álex.
-Es Mari, la quieren matar, es la testigo que desencadenó el final de la secta del orfanato.- Explicaba Mónica.
-Y yo la protejo.- Añadió Elvira.
-¿Cómo estás guapa?- Preguntó la madre de Elvira.
-Bueno, todavía tengo el susto del otro día, Elvira me salvó la vida de milagro.
-Pobre niña, ven, ven con nosotras, se te pasará el susto.- Le dijo a Mari la madre de Elvira, entre ella y la madre de Álex la acompañaron al interior de la cabaña.

Los demás se quedaron fuera hablando.

-Yo estuve aquí un par de días.- Les explicaba Mari.
-¡A sí! ¿Cuándo?- Preguntaba la madre de Álex.
-Antes de que Elvira me diera una nueva identidad y me llevara donde vivía hasta ahora.

Mientras hablaban, la madre de Elvira abría un armario y sacaba un vaso, de otro, una botella de whisky, puso el vaso encima de la mesa del comedor, le quitó el tapón a la botella y le dio la vuelta para que cayera el whisky a saco dentro del vaso, casi lo llenó.

-Toma, tómatelo de un trago, verás cómo se te pasa el susto.- Le decía, casi le ordenaba, la madre de Elvira.
-¿Ustedes quiénes son?- Preguntaba tímida Mari.
-Yo soy la madre de Elvira… y esta la de Álex.
-Me lo tenía que haber imaginado.- Decía Mari.
-¿Por?- Le preguntaba la de Álex.
-Por la manera de comportarse, de hablar, de… ordenar.

Las mujeres reían.

-Es que mi niña es como yo.- Se enorgullecía la madre de Elvira.
-Peor, peor…- Confirmaba Mari.
-¡Escucha! Te salvó la vida ¿No?- Defendía a Elvira la madre de Álex.
-Sí, sí, le… ¡Joder! Cada vez que lo pienso me pongo a temblar, Elvira le reventó la cabeza de un tiro a un tío, cuando cayó al suelo me miraba con un ojo abierto…
-¿Solo uno?- Preguntaba intrigada la madre de Elvira.
-Sí, el otro se hizo añicos, como la mitad de la cabeza.
-Pues sí que es un poco bestia tu hija, sí.- Confirmaba la madre de Álex.
-¿Y qué le pasaba a ese tío?- Preguntaba la madre de Elvira.
-Estaba a punto de matarme.
-¡Lo ves! El se lo buscó. Anda tómate eso de una vez.- Ordenó de nuevo la madre de Elvira.

Mari miró el vaso, lo agarró despacio, se lo acercó a la boca.

-De un trago, ni te lo pienses.- Le animaba la mamá de Elvira.

Mari se lo bebió de golpe, como le decían, le pasó el líquido por el esófago quemándoselo, puso una cara muy rara e hizo un par de guiños exagerados, las señoras reían. Mientras la madre de Elvira le ponía al vaso un par de dedos más de whisky, le entregó el vaso a la madre de Álex, ella lo levantó en señal de dedicárselo a Mari y se tragó el líquido, le volvió a poner un par de dedos, lo levantó la madre de Elvira con el mismo gesto que la de Álex y también se pegó un pelotazo.

-Venga, ya se te ha pasado el susto, podemos salir.- Le decía la madre de Álex.

A mí y a vosotras, pensaba Mari, que dos mujeres ¡Por Dios! Si siguen así me van a alcoholizar en dos días.

Salieron fuera, habían ayudado a Fran y Elvira a entrar las cajas dentro de su tienda de campaña, la bolsa de ropa de Mari estaba por allí en medio, Mari fue a recogerla.

-Chicos, una cosa.- Les llamaba la atención la madre de Álex.

Mari se giró mirando a aquellas dos mujeres dirigiéndose al resto, estaba claro quién mandaba en aquel… aquel… ¿Campamento?- Pensó Mari.

-¿Dónde va a dormir Mari? Creo que las camas están justas.- Preguntaba la madre de Elvira.
-La dejaremos en medio del bosque, a ver si por la noche le muerde el culo un oso o algo.

Se cachondeaba Elvira, los demás reían, Mari la miraba con paciencia, ya conocía las bromas de Elvira. Mónica se acercó y abrazó a Mari.
-Que dices, deja a la chica tranquila, no ves como está la pobre.- La defendía Mónica.

Si supiera que estoy así por el pelotazo de whisky que me han dado esas dos ahí dentro, pensaba Mari.

-No os preocupéis, dormiré en un sillón del salón, la primera noche que pasé aquí ya lo hice, puedo dormir tranquilamente.
-Buena chica, así ya lo tenemos todo solucionado.- Decía Elvira.

La gente empezaba a separarse.

-No, no está todo solucionado- Levantaba la voz la madre de Elvira, todos la miraban extrañados.- tú, sí tú- Decía señalando a su hija.- nos tienes que dar muchas explicaciones, o te crees que vamos a seguir viviendo aquí sin saber nada.

Mari pensó ¡Coño! Alguien que le pone las cosas claras a Elvira, nadie le habla así. Elvira miró a su alrededor, a los hijos de García.

-Está bien, pero entremos dentro, hay cosas que no pueden escuchar los niños.
-Yo me quedo con ellos, como cada vez que se habla de algo delicado.- Dijo Vicente, su padre.

García miró a su marido agradeciéndole el gesto, la gente empezó a entrar en la cabaña, primero las dos mujeres ‘directoras’ del campamento.

-Vamos a visitar a las ranitas.- Escuchó García que Vicente les decía a los niños, sonrió, pensó que tenía mucha suerte de estar con un hombre que quería y cuidaba tanto a sus hijos.

Se sentaron todos alrededor de la mesa del comedor, Elvira los miró y empezó a hablar.

-Vale, todo sabéis lo que os dije, la Logia tiene una guerra interna, un bando es el clásico, el que quiere seguir sacrificando y matando chicas, el otro es más práctico, quiere dejar de hacer cosas que perjudican a la Logia y dedicarse a sus rituales o lo que hagan. Yo… y algunas personas más, estamos ayudando al bando ‘bueno’ para que gane.
-Eso ya lo sabemos, y que nos quieren matar también.- La apretaba su madre.
-Está bien, tranquilos, tenemos información de lo que intentan hacer, por eso hemos podido salvar a Mari. El caso es que… estos últimos días, bueno, para ayudar, he reventado algunas sucursales…
-¿Reventado sucursales?- Preguntaba García.- ¿Qué quiere decir exactamente eso?

Los demás movían la cabeza, querían saberlo.

-Tres, un edificio, una biblioteca y un cementerio, explotaron de buenas a primeras descubriendo su secreto interno, antes avisaba a periodistas que conozco para que hicieran fotos y grabaran, así salía todo a la luz.
-¡Joder!- Exclamaba el padre de Álex.
-Eso no le ha gustado a la Logia, así que nos están apretando mucho, hemos decidido parar nuestras acciones y retirarnos a un lugar seguro, el más seguro de todos, este.

Todos se quedaron en silencio, no querían ni imaginarse las cosas que hacía Elvira.

-Te queda bien el pelo.- Le decía Mónica, refiriéndose al cambio de Elvira.
-Se lo corté yo.- Dijo tímida Mari.
-¡Ah! Pues ya sé quien me va a hacer algún arreglillo.- Dijo la madre de Elvira, los demás sonreían, no tenían el cuerpo para reír abiertamente.- Venga, todos fuera, nosotras nos ponemos en la cocina, habrá que cenar ¿No?

...
La madre de Elvira quizá es demasiado amable. Llamadme paranoico.
 
Vaya tipo me he encontrado en la oTRa, criticando el relato. No he podido resistirme y le he contestado. Y si se enfada, que se enfade. Le volveré a contestar al Don Perfecto ese.
Bien hecho, ha habido otro lector que también le ha atizado al tipo ese, si quieres voy yo también y entre los tres lo ponemos fino o le descerrajamos un tiro en la mollera.
Cuando vas a un espectáculo has de saber qué tipo de espectáculo vas a ver ... es de primero de espectador.
No es la primera vez, ese tipo se lee El Quijote y pone a parir a Cervantes ... si encima escribía en un castellano raruno ...

Por cierto, hoy @Akuaries no ha publicado en la oTRa ... espero que no haya sido por el soberbio ese, mañana deberá publicar dos capítulos para que las dos páginas vayan sincronizadas.
 
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