Ayer fuimos a una fiesta de halloween que organizamos junto a todos los padres de la clase de una de mis hijas. Alquilamos un local y fuimos todos disfrazados. Lo estábamos pasando muy bien, bailando, bebiendo y charlando entre nosotros. En un momento dado, uno de los padres se me acercó y me dijo "Seguro que tu mujer es una leona". Era Rober. Pa, mi mujer, se lleva muy, muy bien con él y con su mujer.
Al: ¿Por qué lo dices?
Rober: La conozco bien y es una mujer con carácter. Y viendo cómo baila he pensado que debe ser una leona.
Al: Lo es, lo es. Es muy efusiva con todo lo que hace.
Rober: Ah, ¿sí? ¿Con todo?
Los dos nos echamos a reír. Inmediatamente vino Pa, agarró por la cintura a Rober y me preguntó "¿De qué os reís?". Antes de que yo pudiese contestar, Rober también la agarró por la cintura y dijo:
Rober: Le estaba preguntando a tu marido que si me deja salir contigo de fiesta. Tienes que ser la bomba.
Pa: Bueno, cuando quieras. Una fiestecita nos vendría bien a todos.
Se echaron a reír…..y a mí empezó a palpitarme el rabo. Es cierto que Pa es muy cariñosa con todo el mundo y enseguida te coge del brazo, de la mano, te abraza…. Pero cuando veo que tiene complicidad de verdad con un hombre, se me despierta el degenerado que todos los que estamos en este hilo llevamos dentro.
Así quedó la cosa y continuamos con la fiesta. Pasadas un par de horas, yo estaba bailando con Pa y de repente Rober la abrazó por detrás a la altura de los hombros. Mi mujer giró la cabeza y al ver que era él, continuó bailando. "Vaya restregón de cebolleta le está pegando" pensé yo. Y Rober casi que me lo confirmó. Así, bien agarrado, con su cabeza puesta junto a la de mi mujer, me preguntó:
Rober: Bueno, ¿cuándo me la prestas para llevármela de fiesta?
Al: Cuando quieras. Ella es libre para salir donde y con quien quiera.
Rober: ¿En serio? Os dejamos a Lourdes (su mujer, que por cierto, también estaba en la fiesta) y a ti con las niñas y nos piramos ella y yo. ¿Qué te parece, rubia?
Pa: Yo encantada. Y otro día que se vaya Al con Lourdes.
Rober: Si tu marido consigue sacar a mi mujer de fiesta, que me llame y quedamos los cuatro.
Pa: Eso. Y hacemos luego un intercambio de parejas. Yo me acuesto con mi marido y tú con Lourdes.
Los tres estallamos de risa. Pa se dio la vuelta sin que Rober le soltase y le abrazó también, apoyando su cabeza en el pecho de Rober. Estaba encantado. "¡Te tomo la palabra!", gritó él.
Todo esto hubiese quedado en una simpática anécdota, pero al llegar a casa pude comprobar lo mojada que estaba Pa. Se cambió de ropa en nuestra habitación y se fue a acostar a las niñas, aprovechando yo para coger su tanga. ¡Estaba empapado!. En el momento en el que ella regresó a la habitación, metí la mano dentro de su pijama y le toqué la rajita.
Al: Ufffff. No veas cómo estás esta noche. Has traído el tanga empapado.
Pa: Bueno. Me lo he pasado bien.
Al: Y Rober también.
Pa: (Riéndose) Estaba desatado y con un par de copas de más. ¿No te habrás puesto celoso?
Y aquí aproveché para dejar otra "semillita"
Al: Sabes que no soy celoso. Al contrario. Me pone mucho ver como los demás se ponen cachondos contigo.
Pa: Mmmm. Pero yo soy tuya. Solo tuya.
Nos besamos y me cogió la polla por encima del pantalón.
Pa: Ufff ¡Cómo estás! Hoy estoy levantando pasiones.
Al: ¿Por?
Pa: Porque Rober también estaba empalmado. Se lo noté cuando me agarró por detrás y estuvimos bailando.
Al: Te habría follado si hubiese podido.
Y ahí volví a ver ese brillo de ojos que vi cuando le confesé lo que me pondría hacer un trío. Comenzó a masturbarme por encima del pantalón y me dijo "Esta noche solo me follas tú".
Ha entrado en el juego del morbo y eso me pone a mil. Y ella lo sabe. Hicimos un 69 hasta que nos corrimos uno en la boca del otro y al poco echamos un polvo fantástico. No paré de imaginarme como Rober y yo nos la follábamos.