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pepebi

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20 Nov 2025
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59
Hola a todos

Lo que os voy a contar es como hace mucho tiempo, empecé a tener relaciones con hombres. Seguramente, el que haga tanto de mi primera vez hará que rellene esta historia con detalles que no sean del todo reales, pero lo que os cuento es tal y como lo recuerdo.

Soy de un pueblo del Mediterráneo, cercano al mar y con mucha vida. También tenemos un polígono industrial y eso indica que hay muchas empresas que se surten de tiendas como en la que yo trabajaba, tiendas que atienden a pequeños negocios y a otros más grandes del mismo sector.

Tenía 29 años, llevaba un tiempo casado y no tenia más experiencia sexual que con mi mujer y alguna chica anterior a ella. Poquita cosa. Era un tipo delgadito de poco más de 1,70 y 65-67 kgs, los hombros caidos y piernas algo más desarrolladas por haber hecho atletismo de joven.

Llevaba 2 meses trabajando en una empresa que, como he dicho antes, atendía a pequeños comercios de la zona y a algunos grandes. Esto implicaba que tenian una pequeña tienda con muestras y un almacén pegado en el que se descargaba la mercancía y se hacían pedidos importantes.

Mi trabajo era, básicamente, descargar los camiones cargados de material y preparar los pedidos tanto grandes como pequeños.

A veces, venían los comerciales y te decían que pedidos había que preparar y, en ocasiones, hacían pasar a los que venían a hacer pedidos pequeños para que ellos mismo dijeran lo que querían y yo se lo preparaba.

Uno de estos clientes era Paco. Paco tenía 60 años cuando entré a trabajar. Era un tipo grande, de palabra fácil, socarrón, pelo gris y abundante y que sabía decir la palabra justa en el momento exacto. A veces no sabías si bromeaba o hablaba en serio, pero al segundo te echaba una sonrisa y ya sabías que era una broma suya.

Era el dueño de un taller cercano y venía a menudo a por material. Había días que se presentaba dos veces.

Enseguida congeniamos. Yo era más callado y él me daba confianza. Esas puyitas que lanzaba a todo el mundo, me hacían sonreir ya que se las pillaba al vuelo. A veces, me tocaba sufrirlas a mí y le negaba con la cabeza. Él se quedaba mirándome con aire de superioridad, riendose por lo bajo.

Un día que todos mis compañeros estaban desperdigados por el almacén, Paco entró sin preguntar y vino directo a mí:

-Buenos días
-Buenos días, Paco. ¿Qué se te ofrece?
-Quería algo de material para el taller y si se puede, algo de material para mí
-¿Para tí? ¿Algo para la casa?
-No, no. Para mí, chaval
-Bueno, es que necesitas algún arreglillo
-Con 60 tacos, ¿tú que crees?
-Que se te ve bien por fuera, hombre.
-Jejejeje, que bien sabes quedar.
-Dime, ¿en que te puedo ayudar?
-Mira, quería pedirte un favor y es que si podías venir a echarme una mano en deshacerme de unos muebles que tengo en un piso. Los tengo que desmontar y bajar para que se los lleven
-Ostras, esta semana solo puedo por las mañanas. Es mi turno de tarde y ya sabes que aquí vamos rotando.
-Claro, ya me imaginaba. ¿Te viene bien mañana o pasado? ¿Sobre las 9?
-Si, hombre. Mañana a las 9.30 no tengo ningún problema.
-Estupendo, pues quedamos así, ¿vale?
-De acuerdo

Y así quedamos. Al día siguiente por la mañana iba a ayudarlea desmontar unos muebles y a bajarlos. El hombre se ofreció a pagarme, pero quedamos que con el almuerzo me daba por satisfecho.

Hasta ahí todo normal. Era un tipo que me caía bien y con el que estaba a gusto. No eramos amigos, pero no me importaria salir de cañas con él.

Al día siguiente por la mañana, llegué a la dirección que me había dado y ahi estaba él esperándome en el patio. Era una finca vieja, sin ascensor. De esas que hacían con 4 plantas y nos tocó subir a pie a la 2ª.

Abrió la puerta y empezó a contarme que era una herencia de una tía suya y que aún no sabía que camino tomar con el piso. Pero, algunos muebles los veía muy viejos y los queria tirar después de desmontarlos e iba a necesitar ayuda.

Al comentar esto, me puso el brazo alrededor del hombro y me llevó a la cocina para que viera como estaba la mesa, después vimos el salón completo, siempre para ver el estado de los muebles. Todo el recorrido con su brazo guiandome por la casa.

Cuando llegamos al dormitorio principal, me hizo pasar por delante y él se colocó detrás de mi. En ese momento, puso sus dos manos en mis hombros, Y eran dos manos grandes y pesadas.

.¿Y la cama que te parece?
-Muy vieja, la verdad
-Pasada de moda, ¿no crees?
-Sí, eso parece
-Creo que el colchón lo cambió hace un año
-Una pena
-Lo usaría poco la pobre mujer
-Sí, supongo que sí
-Igual lo utilizo yo
-¿Te lo vas a llevar a casa?
-Yo no he dicho eso
-Jejejeje, ¿para cuando la parienta se enfade contigo?
-Jajajaja, y parecias callado...No, no había pensado en eso...

Sus manos bajaron por mis brazos hasta las mías. Se calló y yo también.

Una de sus manos pasó a mi tripa y fue subiendo por la camiseta hasta mi pecho. La otra me atrapó la cintura. Y empezó a hablarme al oido:

-Llevo semanas queriendo hacer esto. Y creo que tú también.

No supe que decir, no estaba asustado ni paralizado. Simplemente, no lo esperaba. Había algo en él que me atraia, pero no habia medido hasta que punto y él había decidido averiguarlo.

-¿Quieres que te deje?
-No-jadee más que hablé
 
Hola a todos

Lo que os voy a contar es como hace mucho tiempo, empecé a tener relaciones con hombres. Seguramente, el que haga tanto de mi primera vez hará que rellene esta historia con detalles que no sean del todo reales, pero lo que os cuento es tal y como lo recuerdo.

Soy de un pueblo del Mediterráneo, cercano al mar y con mucha vida. También tenemos un polígono industrial y eso indica que hay muchas empresas que se surten de tiendas como en la que yo trabajaba, tiendas que atienden a pequeños negocios y a otros más grandes del mismo sector.

Tenía 29 años, llevaba un tiempo casado y no tenia más experiencia sexual que con mi mujer y alguna chica anterior a ella. Poquita cosa. Era un tipo delgadito de poco más de 1,70 y 65-67 kgs, los hombros caidos y piernas algo más desarrolladas por haber hecho atletismo de joven.

Llevaba 2 meses trabajando en una empresa que, como he dicho antes, atendía a pequeños comercios de la zona y a algunos grandes. Esto implicaba que tenian una pequeña tienda con muestras y un almacén pegado en el que se descargaba la mercancía y se hacían pedidos importantes.

Mi trabajo era, básicamente, descargar los camiones cargados de material y preparar los pedidos tanto grandes como pequeños.

A veces, venían los comerciales y te decían que pedidos había que preparar y, en ocasiones, hacían pasar a los que venían a hacer pedidos pequeños para que ellos mismo dijeran lo que querían y yo se lo preparaba.

Uno de estos clientes era Paco. Paco tenía 60 años cuando entré a trabajar. Era un tipo grande, de palabra fácil, socarrón, pelo gris y abundante y que sabía decir la palabra justa en el momento exacto. A veces no sabías si bromeaba o hablaba en serio, pero al segundo te echaba una sonrisa y ya sabías que era una broma suya.

Era el dueño de un taller cercano y venía a menudo a por material. Había días que se presentaba dos veces.

Enseguida congeniamos. Yo era más callado y él me daba confianza. Esas puyitas que lanzaba a todo el mundo, me hacían sonreir ya que se las pillaba al vuelo. A veces, me tocaba sufrirlas a mí y le negaba con la cabeza. Él se quedaba mirándome con aire de superioridad, riendose por lo bajo.

Un día que todos mis compañeros estaban desperdigados por el almacén, Paco entró sin preguntar y vino directo a mí:

-Buenos días
-Buenos días, Paco. ¿Qué se te ofrece?
-Quería algo de material para el taller y si se puede, algo de material para mí
-¿Para tí? ¿Algo para la casa?
-No, no. Para mí, chaval
-Bueno, es que necesitas algún arreglillo
-Con 60 tacos, ¿tú que crees?
-Que se te ve bien por fuera, hombre.
-Jejejeje, que bien sabes quedar.
-Dime, ¿en que te puedo ayudar?
-Mira, quería pedirte un favor y es que si podías venir a echarme una mano en deshacerme de unos muebles que tengo en un piso. Los tengo que desmontar y bajar para que se los lleven
-Ostras, esta semana solo puedo por las mañanas. Es mi turno de tarde y ya sabes que aquí vamos rotando.
-Claro, ya me imaginaba. ¿Te viene bien mañana o pasado? ¿Sobre las 9?
-Si, hombre. Mañana a las 9.30 no tengo ningún problema.
-Estupendo, pues quedamos así, ¿vale?
-De acuerdo

Y así quedamos. Al día siguiente por la mañana iba a ayudarlea desmontar unos muebles y a bajarlos. El hombre se ofreció a pagarme, pero quedamos que con el almuerzo me daba por satisfecho.

Hasta ahí todo normal. Era un tipo que me caía bien y con el que estaba a gusto. No eramos amigos, pero no me importaria salir de cañas con él.

Al día siguiente por la mañana, llegué a la dirección que me había dado y ahi estaba él esperándome en el patio. Era una finca vieja, sin ascensor. De esas que hacían con 4 plantas y nos tocó subir a pie a la 2ª.

Abrió la puerta y empezó a contarme que era una herencia de una tía suya y que aún no sabía que camino tomar con el piso. Pero, algunos muebles los veía muy viejos y los queria tirar después de desmontarlos e iba a necesitar ayuda.

Al comentar esto, me puso el brazo alrededor del hombro y me llevó a la cocina para que viera como estaba la mesa, después vimos el salón completo, siempre para ver el estado de los muebles. Todo el recorrido con su brazo guiandome por la casa.

Cuando llegamos al dormitorio principal, me hizo pasar por delante y él se colocó detrás de mi. En ese momento, puso sus dos manos en mis hombros, Y eran dos manos grandes y pesadas.

.¿Y la cama que te parece?
-Muy vieja, la verdad
-Pasada de moda, ¿no crees?
-Sí, eso parece
-Creo que el colchón lo cambió hace un año
-Una pena
-Lo usaría poco la pobre mujer
-Sí, supongo que sí
-Igual lo utilizo yo
-¿Te lo vas a llevar a casa?
-Yo no he dicho eso
-Jejejeje, ¿para cuando la parienta se enfade contigo?
-Jajajaja, y parecias callado...No, no había pensado en eso...

Sus manos bajaron por mis brazos hasta las mías. Se calló y yo también.

Una de sus manos pasó a mi tripa y fue subiendo por la camiseta hasta mi pecho. La otra me atrapó la cintura. Y empezó a hablarme al oido:

-Llevo semanas queriendo hacer esto. Y creo que tú también.

No supe que decir, no estaba asustado ni paralizado. Simplemente, no lo esperaba. Había algo en él que me atraia, pero no habia medido hasta que punto y él había decidido averiguarlo.

-¿Quieres que te deje?
-No-jadee más que hablé
Tiene buena pinta está historia. Sigue contando por favor 🙏🏻🙏🏻 tiene mucho morbo
 
Hola a todos

Lo que os voy a contar es como hace mucho tiempo, empecé a tener relaciones con hombres. Seguramente, el que haga tanto de mi primera vez hará que rellene esta historia con detalles que no sean del todo reales, pero lo que os cuento es tal y como lo recuerdo.

Soy de un pueblo del Mediterráneo, cercano al mar y con mucha vida. También tenemos un polígono industrial y eso indica que hay muchas empresas que se surten de tiendas como en la que yo trabajaba, tiendas que atienden a pequeños negocios y a otros más grandes del mismo sector.

Tenía 29 años, llevaba un tiempo casado y no tenia más experiencia sexual que con mi mujer y alguna chica anterior a ella. Poquita cosa. Era un tipo delgadito de poco más de 1,70 y 65-67 kgs, los hombros caidos y piernas algo más desarrolladas por haber hecho atletismo de joven.

Llevaba 2 meses trabajando en una empresa que, como he dicho antes, atendía a pequeños comercios de la zona y a algunos grandes. Esto implicaba que tenian una pequeña tienda con muestras y un almacén pegado en el que se descargaba la mercancía y se hacían pedidos importantes.

Mi trabajo era, básicamente, descargar los camiones cargados de material y preparar los pedidos tanto grandes como pequeños.

A veces, venían los comerciales y te decían que pedidos había que preparar y, en ocasiones, hacían pasar a los que venían a hacer pedidos pequeños para que ellos mismo dijeran lo que querían y yo se lo preparaba.

Uno de estos clientes era Paco. Paco tenía 60 años cuando entré a trabajar. Era un tipo grande, de palabra fácil, socarrón, pelo gris y abundante y que sabía decir la palabra justa en el momento exacto. A veces no sabías si bromeaba o hablaba en serio, pero al segundo te echaba una sonrisa y ya sabías que era una broma suya.

Era el dueño de un taller cercano y venía a menudo a por material. Había días que se presentaba dos veces.

Enseguida congeniamos. Yo era más callado y él me daba confianza. Esas puyitas que lanzaba a todo el mundo, me hacían sonreir ya que se las pillaba al vuelo. A veces, me tocaba sufrirlas a mí y le negaba con la cabeza. Él se quedaba mirándome con aire de superioridad, riendose por lo bajo.

Un día que todos mis compañeros estaban desperdigados por el almacén, Paco entró sin preguntar y vino directo a mí:

-Buenos días
-Buenos días, Paco. ¿Qué se te ofrece?
-Quería algo de material para el taller y si se puede, algo de material para mí
-¿Para tí? ¿Algo para la casa?
-No, no. Para mí, chaval
-Bueno, es que necesitas algún arreglillo
-Con 60 tacos, ¿tú que crees?
-Que se te ve bien por fuera, hombre.
-Jejejeje, que bien sabes quedar.
-Dime, ¿en que te puedo ayudar?
-Mira, quería pedirte un favor y es que si podías venir a echarme una mano en deshacerme de unos muebles que tengo en un piso. Los tengo que desmontar y bajar para que se los lleven
-Ostras, esta semana solo puedo por las mañanas. Es mi turno de tarde y ya sabes que aquí vamos rotando.
-Claro, ya me imaginaba. ¿Te viene bien mañana o pasado? ¿Sobre las 9?
-Si, hombre. Mañana a las 9.30 no tengo ningún problema.
-Estupendo, pues quedamos así, ¿vale?
-De acuerdo

Y así quedamos. Al día siguiente por la mañana iba a ayudarlea desmontar unos muebles y a bajarlos. El hombre se ofreció a pagarme, pero quedamos que con el almuerzo me daba por satisfecho.

Hasta ahí todo normal. Era un tipo que me caía bien y con el que estaba a gusto. No eramos amigos, pero no me importaria salir de cañas con él.

Al día siguiente por la mañana, llegué a la dirección que me había dado y ahi estaba él esperándome en el patio. Era una finca vieja, sin ascensor. De esas que hacían con 4 plantas y nos tocó subir a pie a la 2ª.

Abrió la puerta y empezó a contarme que era una herencia de una tía suya y que aún no sabía que camino tomar con el piso. Pero, algunos muebles los veía muy viejos y los queria tirar después de desmontarlos e iba a necesitar ayuda.

Al comentar esto, me puso el brazo alrededor del hombro y me llevó a la cocina para que viera como estaba la mesa, después vimos el salón completo, siempre para ver el estado de los muebles. Todo el recorrido con su brazo guiandome por la casa.

Cuando llegamos al dormitorio principal, me hizo pasar por delante y él se colocó detrás de mi. En ese momento, puso sus dos manos en mis hombros, Y eran dos manos grandes y pesadas.

.¿Y la cama que te parece?
-Muy vieja, la verdad
-Pasada de moda, ¿no crees?
-Sí, eso parece
-Creo que el colchón lo cambió hace un año
-Una pena
-Lo usaría poco la pobre mujer
-Sí, supongo que sí
-Igual lo utilizo yo
-¿Te lo vas a llevar a casa?
-Yo no he dicho eso
-Jejejeje, ¿para cuando la parienta se enfade contigo?
-Jajajaja, y parecias callado...No, no había pensado en eso...

Sus manos bajaron por mis brazos hasta las mías. Se calló y yo también.

Una de sus manos pasó a mi tripa y fue subiendo por la camiseta hasta mi pecho. La otra me atrapó la cintura. Y empezó a hablarme al oido:

-Llevo semanas queriendo hacer esto. Y creo que tú también.

No supe que decir, no estaba asustado ni paralizado. Simplemente, no lo esperaba. Había algo en él que me atraia, pero no habia medido hasta que punto y él había decidido averiguarlo.

-¿Quieres que te deje?
-No-jadee más que hablé
Sinceramente, no sé porque le dejé seguir. Ni lo pensé. Solo recuerdo que estaba a gusto en esa situación y prefería que él parara cuando quisiera.

Su mano empezó a recorrer mi pecho de izquierda a derecha dejando que alguno de sus dedos pasara lentamente por los pezones.

Con el contacto de las yemas de sus dedos en la tela de la camiseta, notaba como se me endurecían los pezones y eso estaba haciendo que me empezara a excitar. Pero, me quedé callado esperando que él fuera a dejarlo en cualquier momento.

Muy al contrario, noté su aliento en mi nuca y como soltaba unos gemiditos de placer.

-¿Te gusta?, me preguntó
-Sí
-A mí me está encantando...mmm

La mano que permanecía en mi tripa, bajó un poco. Lo suficiente para ponerse encima de la cremallera de mi pantalón. Sin tocar nada peligroso, por llamarlo de alguna manera. Pero, cerca..

Y empezó a pasear la mano tambien de izquierda a derecha, despacio. Sin tocar nada que me pudiera molestar o hacer saltar. Pero yo ya no notaba que lo que hiciera me molestara. Simplemente, me dejaba hacer.

Empezó a besarme en la nuca. Siempre suave. Todo besos pequeños, que apenas notaba. Pero, el contacto de su nariz en esa zona, lo recuerdo perfectamente y, de vez en cuando, la humedad de sus labios.

La mano que tenia en mi pubis, subió al pecho y colocó cada una en uno, acariciandome por encima de la camiseta. Y a los pocos segundos, tenia sus dedos buscando mis pezones.

Parecía mentira que un tio tan grande, y con esas manazas, tuviera tanta delicadeza a la hora de tocar.

Sin ser consciente, solté un gemido. Y lo oímos los dos

Me había sobresaltado de la excitación.

-Parece que he encontrado tu punto flaco, nene
-Sí
-Ummm, eso está bien. Hazme el favor, cierra los ojos.
-Sí, los cierro

Hago como me pide. Y baja sus manos hasta mi camiseta, la coge y la va subiendo hasta dejar mi pecho al descubierto. Permanece detrás de mi. Sus brazos tienen atrapados a los míos, pero es que yo me he quedado con los brazos caidos desde hace un rato y no los he usado para nada.

Con la camiseta enrollada a la altura de mi cuello, me quedo parado mientras él recorre mi tripa con una mano y con la otra sujeta la camiseta. Me besa en una mejilla, pero no una vez, si no que se para en esa zona para que le note.

Vuelve a subir su mano hacia mi pecho, ya desprotegido de la tela y se va directo a uno de mis pezones, ambos endurecidos por su tacto y, con un solo dedo, lo empieza a tocar moviéndolo poco a poco.

Mis pezones son pequeños y marrones, fáciles de abarcar y más con los dedos de Paco que, con cualquiera de sus dedos puede aplastarmelos. Pero, él los aprieta ligeramente y los mueve con suavidad.

Y eso me pone muchísimo.......
 
Sinceramente, no sé porque le dejé seguir. Ni lo pensé. Solo recuerdo que estaba a gusto en esa situación y prefería que él parara cuando quisiera.

Su mano empezó a recorrer mi pecho de izquierda a derecha dejando que alguno de sus dedos pasara lentamente por los pezones.

Con el contacto de las yemas de sus dedos en la tela de la camiseta, notaba como se me endurecían los pezones y eso estaba haciendo que me empezara a excitar. Pero, me quedé callado esperando que él fuera a dejarlo en cualquier momento.

Muy al contrario, noté su aliento en mi nuca y como soltaba unos gemiditos de placer.

-¿Te gusta?, me preguntó
-Sí
-A mí me está encantando...mmm

La mano que permanecía en mi tripa, bajó un poco. Lo suficiente para ponerse encima de la cremallera de mi pantalón. Sin tocar nada peligroso, por llamarlo de alguna manera. Pero, cerca..

Y empezó a pasear la mano tambien de izquierda a derecha, despacio. Sin tocar nada que me pudiera molestar o hacer saltar. Pero yo ya no notaba que lo que hiciera me molestara. Simplemente, me dejaba hacer.

Empezó a besarme en la nuca. Siempre suave. Todo besos pequeños, que apenas notaba. Pero, el contacto de su nariz en esa zona, lo recuerdo perfectamente y, de vez en cuando, la humedad de sus labios.

La mano que tenia en mi pubis, subió al pecho y colocó cada una en uno, acariciandome por encima de la camiseta. Y a los pocos segundos, tenia sus dedos buscando mis pezones.

Parecía mentira que un tio tan grande, y con esas manazas, tuviera tanta delicadeza a la hora de tocar.

Sin ser consciente, solté un gemido. Y lo oímos los dos

Me había sobresaltado de la excitación.

-Parece que he encontrado tu punto flaco, nene
-Sí
-Ummm, eso está bien. Hazme el favor, cierra los ojos.
-Sí, los cierro

Hago como me pide. Y baja sus manos hasta mi camiseta, la coge y la va subiendo hasta dejar mi pecho al descubierto. Permanece detrás de mi. Sus brazos tienen atrapados a los míos, pero es que yo me he quedado con los brazos caidos desde hace un rato y no los he usado para nada.

Con la camiseta enrollada a la altura de mi cuello, me quedo parado mientras él recorre mi tripa con una mano y con la otra sujeta la camiseta. Me besa en una mejilla, pero no una vez, si no que se para en esa zona para que le note.

Vuelve a subir su mano hacia mi pecho, ya desprotegido de la tela y se va directo a uno de mis pezones, ambos endurecidos por su tacto y, con un solo dedo, lo empieza a tocar moviéndolo poco a poco.

Mis pezones son pequeños y marrones, fáciles de abarcar y más con los dedos de Paco que, con cualquiera de sus dedos puede aplastarmelos. Pero, él los aprieta ligeramente y los mueve con suavidad.

Y eso me pone muchísimo.......
Me tiene atrapado con sus brazos, apretando y rodeandome mientras me toca. Mi inmovilidad es casi total.

Ahora me doy cuenta de como mi pene está completamente erecto, sucumbiendo al contacto de este hombre. Pero, mi pensamiento es de que siga con lo que hace y dejarme llevar.

Cuando me tiene como un muñeco, con mis pensamientos perdidos y solo sintiendo sus dedos, como si no hubiera nada más, me da la vuelta y me planta frente a él.

-Sigue con los ojos cerrados, nene
-Sí, no los abro

Y me planta un pico en los labios

Y otro más

Me coge de la cintura, y sus manos bajan a mis nalgas. Me aprieta contra él y sus labios se aprietan contra los mios.

Esta vez le devuelvo el beso.

Y lo cojo de la cintura yo tambien

Nos besamos durante unos largos segundos.

-Abre los ojos

Los abro y veo su cara sonriente y satisfecha

-No vamos mal, ¿verdad?
-Para nada
-Ummm, me gustas mucho

Me coge los brazos y los levanta. Coge mi camiseta y me la quita, tirándola a la cama.

A mí, me vuelve a coger de la cintura y me lleva. Me deja atrapado entre la pared y él mismo.

Me coge la cara con las dos manos y le veo acercarse para besarme los labios.

Instintivamente, cierro los ojos y me dejo besar. Mete su lengua en mi boca y yo le espero con la mia para que jueguen.

Le vuelvo a coger de la cintura y paso una mano por detrás, tocando el cinturón, pero sin bajar.

-Vamos a hacer un toque final para hoy, ¿vale? Que quiero despedirme bien
-¿Si? ¿Tan pronto?
-Sí, es necesario. Ya lo entenderás.

Me coge de las manos y me las lleva a la pared. Y sin soltarme, empieza a besarme el cuello. Suavemente, con tranquilidad, pero con vicio. Noto que tiene ganas de más. De vez en cuando, noto su lengua en lugar de los labios.

Y va bajando y llega a mi pecho, sin soltarme las manos, hasta que llega a mi pezón.

Se pone a lamerlo lentamente, poniéndome más cachondo de lo que ya estaba. Provocando algún que otro gemido.

Cuando lo ve conveniente, se para. Se incorpora y sonriendo vuelve a estar frente a mi.

-Lo dejamos así...Ya te he puesto demasiado caliente
-Sí, sí. Como tu veas.
-Me ha gustado mucho
-Y a mí
-Lo he notado y eso es lo mejor
-Uff
-¿Como te sientes?
-¿Ahora mismo? No se que decirte...
-Es normal, no te preocupes
-Vale, si tu lo dices...
-Confía en mí. Por cierto, ¿qué día es hoy? ¿martes?
-Sí, eso creo
-¿Quieres almorzar conmigo el viernes a la misma hora?
-Sí, sí
-Me tengo que ir, pero nos veremos antes del viernes. Tenemos que hablar. Me ha gustado mucho este ratito.

Y me vestí mientras hablábamos, fuimos al rellano y cada uno por su lado.
 
Me tiene atrapado con sus brazos, apretando y rodeandome mientras me toca. Mi inmovilidad es casi total.

Ahora me doy cuenta de como mi pene está completamente erecto, sucumbiendo al contacto de este hombre. Pero, mi pensamiento es de que siga con lo que hace y dejarme llevar.

Cuando me tiene como un muñeco, con mis pensamientos perdidos y solo sintiendo sus dedos, como si no hubiera nada más, me da la vuelta y me planta frente a él.

-Sigue con los ojos cerrados, nene
-Sí, no los abro

Y me planta un pico en los labios

Y otro más

Me coge de la cintura, y sus manos bajan a mis nalgas. Me aprieta contra él y sus labios se aprietan contra los mios.

Esta vez le devuelvo el beso.

Y lo cojo de la cintura yo tambien

Nos besamos durante unos largos segundos.

-Abre los ojos

Los abro y veo su cara sonriente y satisfecha

-No vamos mal, ¿verdad?
-Para nada
-Ummm, me gustas mucho

Me coge los brazos y los levanta. Coge mi camiseta y me la quita, tirándola a la cama.

A mí, me vuelve a coger de la cintura y me lleva. Me deja atrapado entre la pared y él mismo.

Me coge la cara con las dos manos y le veo acercarse para besarme los labios.

Instintivamente, cierro los ojos y me dejo besar. Mete su lengua en mi boca y yo le espero con la mia para que jueguen.

Le vuelvo a coger de la cintura y paso una mano por detrás, tocando el cinturón, pero sin bajar.

-Vamos a hacer un toque final para hoy, ¿vale? Que quiero despedirme bien
-¿Si? ¿Tan pronto?
-Sí, es necesario. Ya lo entenderás.

Me coge de las manos y me las lleva a la pared. Y sin soltarme, empieza a besarme el cuello. Suavemente, con tranquilidad, pero con vicio. Noto que tiene ganas de más. De vez en cuando, noto su lengua en lugar de los labios.

Y va bajando y llega a mi pecho, sin soltarme las manos, hasta que llega a mi pezón.

Se pone a lamerlo lentamente, poniéndome más cachondo de lo que ya estaba. Provocando algún que otro gemido.

Cuando lo ve conveniente, se para. Se incorpora y sonriendo vuelve a estar frente a mi.

-Lo dejamos así...Ya te he puesto demasiado caliente
-Sí, sí. Como tu veas.
-Me ha gustado mucho
-Y a mí
-Lo he notado y eso es lo mejor
-Uff
-¿Como te sientes?
-¿Ahora mismo? No se que decirte...
-Es normal, no te preocupes
-Vale, si tu lo dices...
-Confía en mí. Por cierto, ¿qué día es hoy? ¿martes?
-Sí, eso creo
-¿Quieres almorzar conmigo el viernes a la misma hora?
-Sí, sí
-Me tengo que ir, pero nos veremos antes del viernes. Tenemos que hablar. Me ha gustado mucho este ratito.

Y me vestí mientras hablábamos, fuimos al rellano y cada uno por su lado.
No queréis un tercero? Me uno al "almuerzo"😉
 
Me tiene atrapado con sus brazos, apretando y rodeandome mientras me toca. Mi inmovilidad es casi total.

Ahora me doy cuenta de como mi pene está completamente erecto, sucumbiendo al contacto de este hombre. Pero, mi pensamiento es de que siga con lo que hace y dejarme llevar.

Cuando me tiene como un muñeco, con mis pensamientos perdidos y solo sintiendo sus dedos, como si no hubiera nada más, me da la vuelta y me planta frente a él.

-Sigue con los ojos cerrados, nene
-Sí, no los abro

Y me planta un pico en los labios

Y otro más

Me coge de la cintura, y sus manos bajan a mis nalgas. Me aprieta contra él y sus labios se aprietan contra los mios.

Esta vez le devuelvo el beso.

Y lo cojo de la cintura yo tambien

Nos besamos durante unos largos segundos.

-Abre los ojos

Los abro y veo su cara sonriente y satisfecha

-No vamos mal, ¿verdad?
-Para nada
-Ummm, me gustas mucho

Me coge los brazos y los levanta. Coge mi camiseta y me la quita, tirándola a la cama.

A mí, me vuelve a coger de la cintura y me lleva. Me deja atrapado entre la pared y él mismo.

Me coge la cara con las dos manos y le veo acercarse para besarme los labios.

Instintivamente, cierro los ojos y me dejo besar. Mete su lengua en mi boca y yo le espero con la mia para que jueguen.

Le vuelvo a coger de la cintura y paso una mano por detrás, tocando el cinturón, pero sin bajar.

-Vamos a hacer un toque final para hoy, ¿vale? Que quiero despedirme bien
-¿Si? ¿Tan pronto?
-Sí, es necesario. Ya lo entenderás.

Me coge de las manos y me las lleva a la pared. Y sin soltarme, empieza a besarme el cuello. Suavemente, con tranquilidad, pero con vicio. Noto que tiene ganas de más. De vez en cuando, noto su lengua en lugar de los labios.

Y va bajando y llega a mi pecho, sin soltarme las manos, hasta que llega a mi pezón.

Se pone a lamerlo lentamente, poniéndome más cachondo de lo que ya estaba. Provocando algún que otro gemido.

Cuando lo ve conveniente, se para. Se incorpora y sonriendo vuelve a estar frente a mi.

-Lo dejamos así...Ya te he puesto demasiado caliente
-Sí, sí. Como tu veas.
-Me ha gustado mucho
-Y a mí
-Lo he notado y eso es lo mejor
-Uff
-¿Como te sientes?
-¿Ahora mismo? No se que decirte...
-Es normal, no te preocupes
-Vale, si tu lo dices...
-Confía en mí. Por cierto, ¿qué día es hoy? ¿martes?
-Sí, eso creo
-¿Quieres almorzar conmigo el viernes a la misma hora?
-Sí, sí
-Me tengo que ir, pero nos veremos antes del viernes. Tenemos que hablar. Me ha gustado mucho este ratito.

Y me vestí mientras hablábamos, fuimos al rellano y cada uno por su lado.
No sé como se sentirá el resto de las personas que han tenido una experiencia como esta. Pero, a mí me supuso estar confundido desde el momento en que nos separamos aquella mañana.

Puede que me lo estuviera imaginando, pero recuerdo sentir los pezones mojados cuando volvia a casa y la polla algo dolorida de la excitación.

Menos mal que era un paseo de unos 10 minutos, si no me habria tenido que parar en el camino porque la cabeza me daba mil vueltas por minuto.

Los dos días y medio hasta el viernes los pasé pensando en lo que venía. En que quería de esta nueva situación que habia creado y que iba a pasar si me presentaba en el piso. Y no me aclaraba...

Él apareció una de las tardes en mi empresa y estaba tan normal. Vino, se acercó a mi encargado, hizo su pedido. Un par de frases socarronas y un saludo general.

El día indicado me volví a presentar a las 9 en el patio. Y allí volvía a estar él. Nos saludamos con un escueto buenos días y abrió la puerta.

Subimos los dos pisos en silencio. Llegamos y me invitó a pasar.

Cuando cerró la puerta, me cogió de la mano y me acercó a él:

-¿Me has echado de menos?
-Pues sí
-Yo a tí también, nene. Quería repetir y no tenía claro que tú también quisieras.
-¿Por que?
-Estabas tieso como un palo, jejeje
-No me esperaba lo que ocurrió, de verdad
-No pasa nada, estas aquí y eso es importante.

Cogido de la mano, me llevó a la habitación de la primera vez. Al llegar, me pone contra la pared. Otra vez, cara a cara y otra vez sin mucha posibilidad de escapar.

-Vamos a ir despacito, ¿de acuerdo?. No vamos a tener prisa y tendremos un rato agradable
-Sí, sí. Lo que quieras.
-Muy bien.

Acercó su cara y me empezó a besar en los labios. Sin apretar, besos largos y húmedos. Mientras sus manos me cogian de la cintura y yo hacía lo mismo.

Luego paseó las manos por mis nalgas, apretándolas de vez en cuando y, a su vez, apretándome contra él.

Dejó mis labios para bajar a mi cuello y, de vez en cuando, pasear su lengua hasta mis hombros. Todo sin soltar sus manos de mis nalgas.

Yo me dejaba hacer y tocar y lo que él quisiera de mí.

En un momento dado, para. Da dos pasos hacia atrás y se dirige a mí:

-A ver, nene. Ahora tienes que empezar a hacer alguna cosita.
-Dime.
-Quitate la camiseta
-Sí, sí

Me quito la camiseta despacio y la dejo caer en el suelo.

Él se desabrocha un botón de su camisa, y el segundo y un tercer botón. Veo un pecho velludo, canoso, con la barriga que ya se le adivinaba por encima de la ropa. Pero, poco más.

Alarga una mano suya hasta uno de mis pezones. Y empieza a tocarlo.

Me excito enseguida.

Con su mano libre, se aparta algo de la camisa y veo entre la maraña de pelo, un pezón grande con buena areola rosada, clara y deseable.

Y se lo toca.....
 
No sé como se sentirá el resto de las personas que han tenido una experiencia como esta. Pero, a mí me supuso estar confundido desde el momento en que nos separamos aquella mañana.

Puede que me lo estuviera imaginando, pero recuerdo sentir los pezones mojados cuando volvia a casa y la polla algo dolorida de la excitación.

Menos mal que era un paseo de unos 10 minutos, si no me habria tenido que parar en el camino porque la cabeza me daba mil vueltas por minuto.

Los dos días y medio hasta el viernes los pasé pensando en lo que venía. En que quería de esta nueva situación que habia creado y que iba a pasar si me presentaba en el piso. Y no me aclaraba...

Él apareció una de las tardes en mi empresa y estaba tan normal. Vino, se acercó a mi encargado, hizo su pedido. Un par de frases socarronas y un saludo general.

El día indicado me volví a presentar a las 9 en el patio. Y allí volvía a estar él. Nos saludamos con un escueto buenos días y abrió la puerta.

Subimos los dos pisos en silencio. Llegamos y me invitó a pasar.

Cuando cerró la puerta, me cogió de la mano y me acercó a él:

-¿Me has echado de menos?
-Pues sí
-Yo a tí también, nene. Quería repetir y no tenía claro que tú también quisieras.
-¿Por que?
-Estabas tieso como un palo, jejeje
-No me esperaba lo que ocurrió, de verdad
-No pasa nada, estas aquí y eso es importante.

Cogido de la mano, me llevó a la habitación de la primera vez. Al llegar, me pone contra la pared. Otra vez, cara a cara y otra vez sin mucha posibilidad de escapar.

-Vamos a ir despacito, ¿de acuerdo?. No vamos a tener prisa y tendremos un rato agradable
-Sí, sí. Lo que quieras.
-Muy bien.

Acercó su cara y me empezó a besar en los labios. Sin apretar, besos largos y húmedos. Mientras sus manos me cogian de la cintura y yo hacía lo mismo.

Luego paseó las manos por mis nalgas, apretándolas de vez en cuando y, a su vez, apretándome contra él.

Dejó mis labios para bajar a mi cuello y, de vez en cuando, pasear su lengua hasta mis hombros. Todo sin soltar sus manos de mis nalgas.

Yo me dejaba hacer y tocar y lo que él quisiera de mí.

En un momento dado, para. Da dos pasos hacia atrás y se dirige a mí:

-A ver, nene. Ahora tienes que empezar a hacer alguna cosita.
-Dime.
-Quitate la camiseta
-Sí, sí

Me quito la camiseta despacio y la dejo caer en el suelo.

Él se desabrocha un botón de su camisa, y el segundo y un tercer botón. Veo un pecho velludo, canoso, con la barriga que ya se le adivinaba por encima de la ropa. Pero, poco más.

Alarga una mano suya hasta uno de mis pezones. Y empieza a tocarlo.

Me excito enseguida.

Con su mano libre, se aparta algo de la camisa y veo entre la maraña de pelo, un pezón grande con buena areola rosada, clara y deseable.

Y se lo toca.....
Me excita ver lo que está haciendo consigo mismo mientras sus dedos juguetean conmigo o me excita notar sus dedos mientras le veo tocarse. Yo que sé...

Me tiene rendido, la verdad. En ese momento, puede hacer conmigo lo que quiera y creo que se da cuenta de ello.

-Levanta las manos, nene.
-¿Así?
-No, así no. Cruza las muñecas y mantenlas encima de la cabeza. Muy bien.

Cierro los ojos por instinto y por gusto. El placer que me da su tacto es nuevo para mí. Con nadie me había sentido así.

-¿No te gusta como me toco?
-Sí, sí
-¿Te gusta notar los dedos de un tio?
-Uffff, ahora sí

Se acerca y me besa. Sus manos recorren mi pecho y mi barriga, pasando a mi espalda. Ahora le cojo el culo mientras hace conmigo lo mismo. Me manosea y me aprieta las nalgas mientras nuestras lenguas juguetean la una con la otra. Le estoy cogiendo el gustillo.

-Ummm, has bajado los brazos
-Sí, ¿pasa algo?
-Nada, es solo una observación. Me gusta donde han ido a parar esas manos.

Y vuelve a besarme, para pasear su lengua por mis hombros y chuparlos de vez en cuando.

Mientras lo hace, se va desabrochando la camisa, hasta quedar con el pecho al descubierto.

-Ven, besame en el pecho
-Uff
-¿No te apetece?
-Nunca lo he hecho
-Tranquilo, siempre hay una primera vez
-Espero que te guste
-Seguro que sí

Acerco mi cabeza a él y me voy directo a uno de sus pezones. Le doy un beso suave, temeroso de que me diga algo negativo. Oigo un pequeños suspiro y con mis labios rozo de nuevo. Muevo el labio de arriba a abajo, despacio. Me lo mojo con la punta de la lengua y noto como se endurece.

-Vas muy bien, nene. Sigue.

Sus manos van hacia mi culo, mientras paseo mis labios por su pecho. Casi todo el rato por la areola o el pezón. Siempre mojándome los labios pero sin atreverme a lamer.

-Ummm, me gusta como vas. Pasa al otro, anda.

Cambio de pezón, pero sigo sin cambiar de táctica. Le oigo suspirar y algún gemidito mientras me acaricia el culo.
 
Me excita ver lo que está haciendo consigo mismo mientras sus dedos juguetean conmigo o me excita notar sus dedos mientras le veo tocarse. Yo que sé...

Me tiene rendido, la verdad. En ese momento, puede hacer conmigo lo que quiera y creo que se da cuenta de ello.

-Levanta las manos, nene.
-¿Así?
-No, así no. Cruza las muñecas y mantenlas encima de la cabeza. Muy bien.

Cierro los ojos por instinto y por gusto. El placer que me da su tacto es nuevo para mí. Con nadie me había sentido así.

-¿No te gusta como me toco?
-Sí, sí
-¿Te gusta notar los dedos de un tio?
-Uffff, ahora sí

Se acerca y me besa. Sus manos recorren mi pecho y mi barriga, pasando a mi espalda. Ahora le cojo el culo mientras hace conmigo lo mismo. Me manosea y me aprieta las nalgas mientras nuestras lenguas juguetean la una con la otra. Le estoy cogiendo el gustillo.

-Ummm, has bajado los brazos
-Sí, ¿pasa algo?
-Nada, es solo una observación. Me gusta donde han ido a parar esas manos.

Y vuelve a besarme, para pasear su lengua por mis hombros y chuparlos de vez en cuando.

Mientras lo hace, se va desabrochando la camisa, hasta quedar con el pecho al descubierto.

-Ven, besame en el pecho
-Uff
-¿No te apetece?
-Nunca lo he hecho
-Tranquilo, siempre hay una primera vez
-Espero que te guste
-Seguro que sí

Acerco mi cabeza a él y me voy directo a uno de sus pezones. Le doy un beso suave, temeroso de que me diga algo negativo. Oigo un pequeños suspiro y con mis labios rozo de nuevo. Muevo el labio de arriba a abajo, despacio. Me lo mojo con la punta de la lengua y noto como se endurece.

-Vas muy bien, nene. Sigue.

Sus manos van hacia mi culo, mientras paseo mis labios por su pecho. Casi todo el rato por la areola o el pezón. Siempre mojándome los labios pero sin atreverme a lamer.

-Ummm, me gusta como vas. Pasa al otro, anda.

Cambio de pezón, pero sigo sin cambiar de táctica. Le oigo suspirar y algún gemidito mientras me acaricia el culo.
Pero, me temo que no es lo que él esperaba de mí. Y aunque me acerca a él durante unos minutos, poco después se separa de mí. Sonriente, pero con cierto gesto de decepción.

-Creo que no vamos bien, nene
-Siento defraudarte, Paco
-No te preocupes, estas cosas pasan
-¿Puedo arreglarlo?
-Bueno, voluntad le pones, pero falta algo. ¿Qué te parece si hablamos en otro momento?
-Me sabría muy mal haberte fallado. ¿Seguro que hablaremos otro día?
-Seguro, no te miento
-Bueno, si es lo que quieres.

Me volví a poner la camisa con bastante disgusto y me fuí sin apenas saludarle.

El fin de semana no fue bueno, la verdad es que estaba bastante disgustado por lo tenso que me habia encontrado cuando lo que habían procurado era que pasara un buen rato y darme placer.

La semana entrante yo trabajaba por las mañanas y había más posibilidades de que Paco viniera. Así fue, vino dos días, pidió el material a mi encargado, saludó a todos, como de costumbre y no hubo nada especial.

Hasta que llegó el viernes y se me acercaba la hora de salir. Entonces, apareció él.

-Buenas tardes, nene
-Buenas tardes, ¿querias algo?
-Sí, a tí
-¿Y eso?
-¿El lunes te viene bien?
-Sí, sí
-A las 9 de nuevo te espero. Tenemos que hablar. Llama al timbre.

Y se fue sin más.

El fin de semana tuve el corazón acelerado. No podía esperar a saber que quería de mí. Me hacía mil preguntas y las respuestas eran de todos los colores. Incluso temía que me dijera que no quería saber nada más de mí. De hecho, era la opción que con más fuerza golpeaba en mi cabeza.

Llamé a su puerta y, sin contestar, abrió el patio. Subí por las escaleras aquellas dos plantas y me dí cuenta de lo viejo que era el edificio por primera vez.

Cuando llegué a la puerta, esta estaba cerrada todavía, así que pulsé el timbre.

Paco abrió serio, casi enfurruñado. Me hizo pasar al salón. Había una butaca que cerraba el paso a la habitación en la que habiamos estado los otros dos días.

-Quedate aquí en medio.
-¿Aquí?
-Sí

Se me quedó mirando mientras daba una vuelta alrededor mío.

Paró delante mío a una cierta distancia, cogiendo la butaca y poniendosela detrás, pero sin sentarse.

-Mira, nene. No quiero enrrollarme mucho aunque tengo muchas cosas que decirte. Lo primero es que me gusta que estés aquí y me gusta tu presencia. Sinceramente, me encantaría follarte, así de claro. Y se que es mucho más fácil follar de boquilla que luego hacerlo real, sobre todo con alguien que nunca ha estado con otro hombre. Pero, no estoy para perder el tiempo y no se si a ti te apetece estar con otro tio o lo que te pasa es que no quieres estar conmigo. Si te gusta que hagamos cosas juntos, no te arrepentirás. Pero, estar como un poste y no dar nada de placer es algo que no creo que sea conveniente en una relación sexual. Sí, relación sexual entre tíos. ¿Te molesta oír eso?
-No, para nada
-Entonces, ¿tienes miedo?
-Algo sí
-¿Qué ocurre?¿No te fías de mi?
-Sí, sí
-Pues vas a tener que relajarte un poco, nene. O demostrarme que te fías de mí
-¿Y como puedo demostrartelo?
-Bueno, tendras que dejarte hacer...Dejar que te guíe y decirme a que tienes miedo.
-A que nos pillen y se entere mi pareja.
-¿Alguna cosa más?
-A que me duela mucho la penetración
-¿Ya habías pensado en que te follara?
-Sí
-Ummmm, sabes como calentarme...

Y sonrío de nuevo

-Nene, vas a tener que fiarte de mi experiencia de cara a nuestra primera follada. Y si tú quieres discreción, más la busco yo. Que tengo un pequeño negocio y unos pequeños ahorros que pasarian a manos de mi parienta, al menos la mitad, si se entera de que voy con otros o con otras. Así que tú diras.
 
-No te fallaré, Paco. De verdad que lo siento y espero hacerlo mejor las próximas veces
-Bien, eso es lo que espero. Que seas serio y te lo tomes como toca.
-Ya lo verás
-Muy bien, pues hoy vas a seguir mis instrucciones y espero que la cosa salga muy bien. Primero, quitate la camiseta.

Hago lo que me dice y me quedo esperando de pie. Lo que aprovecha para ir al mueble del salón, un viejo boiserie de color claro, creo que de madera de roble, y abrir un cajón. De él saca una tela y viene hacia mí con ella.

-¿Ves esto? Es un antifaz para dormir. Le he comprado uno a mi mujer, pero de paso he traido este para nosotros. Para que juguemos tú y yo. Te lo voy a poner y no vas a ver nada. Tranquilo, solo es para que durante un rato no te preocupes de lo que ves, solo de lo que notes con tus otros sentidos. Nada más. Es un poco incómodo si lo que quieres es dormir, pero para lo que quiero hacer contigo, seguro que nos viene fenomenal.

Asiento con la cabeza y no digo nada.

Me pone el antifaz y, es cierto que no se ve nada. Los nervios van por dentro, pero creo que no se me notan. Así que me pongo lo más erguido posible y respiro despacio, aunque supongo que eso si que se me ve.

Noto a Paco detrás de mi, oigo sus zapatillas cuando camina. Y noto que se me ha acercado.

Sus manos se posan en mi barriga, muy juntas. Doy un pequeño respingo al notarlas en mi piel. Mis brazos los he dejado caidos y me atrapa con los suyos.

Noto su respiración en mi nuca, un poco más arriba. Está más tranquilo que yo. O eso me hace creer.

Sus manos van subiendo por mi tripa, hasta la altura del corazón. Mi poco vello se eriza al notarlo pasar, incluso mis brazos parecen tener frío, a pesar del buen día.

Y al final, llega donde me esperaba. A mi pecho, a mis pezones, tocándolos de nuevo, como tan bien ha hecho otras veces. Me encanta como lo hace. Se me ponen duros enseguida y gimo. Me siento caliente en segundos y casi diria que el tener los ojos tapados aumenta mi deseo.

-Te gusta esto, ¿eh?
-Sí, sí
-¿Te gusta que te toque?
-Mucho
-¿Quieres que siga?
-Sí, sí
-Anda, pídemelo
-Sigue, por favor

Y el tío sigue detrás de mí, tocándome los pezones, rodeandolos con los dedos, mientras me chupa los hombros y el cuello.

Vuelve a hablarme suavemente, justo al oido:

-¿Has visto la salita que hay al lado de la cocina?
-Sí
-Pues la voy a mandar insonorizar. Y allí pondré un escritorio pequeño y una cama.
-Sí
-¿Adivinas para que?
-No
-Para nosotros dos, nene

Me excito con la idea. Me tiene muy caliente, la verdad. Y lo sabe.

Baja sus manos a mi pantalón. Es un pantalón corto, tipo bermuda, de los que he llevado toda la vida. Llega hasta mi paquete. Me soba. Me retuerzo de gusto y gimo. Hasta que su mano me coge del pantalón, de manera que me atrapa la polla y le da pequeños tirones.

Cuando se cansa, me coge de la mano y me lleva a ciegas hasta un asiento. Supongo que es la butaca que tenia en la puerta de la habitación. Me haces sentar.

-Pon las manos en los reposabrazos.

Lo hago

-¿Vas bien, nene?
-Sí, sí
-¿Calentito?
-Mucho
-Muy bien

Se calla y no oigo más que el ruido de la calle. Ahora noto que se quita las zapatillas, las cuales solian ser sin cordones y las he oido caer al suelo.

-Abre la boca
-¿Como?
-Abre la boca. Todo lo que puedas.

Le hago caso. Y noto algo carnoso y caliente que me acaricia la mejilla. Se me acerca al labio superior y bordea mi boca desde la nariz hasta la barbilla.

-Cogete a los reposabrazos, nene.

Sigo con la boca abierta, notando pegado a mis labios lo que Paco me ha acercado y poco a poco noto que lo va poniendo en el hueco que dejo entre los labios.

Su respiración se agita, la mía también. Noto su olor corporal tan fuerte como cuando lo tengo detrás, pegado a mi espalda.
 
-No te fallaré, Paco. De verdad que lo siento y espero hacerlo mejor las próximas veces
-Bien, eso es lo que espero. Que seas serio y te lo tomes como toca.
-Ya lo verás
-Muy bien, pues hoy vas a seguir mis instrucciones y espero que la cosa salga muy bien. Primero, quitate la camiseta.

Hago lo que me dice y me quedo esperando de pie. Lo que aprovecha para ir al mueble del salón, un viejo boiserie de color claro, creo que de madera de roble, y abrir un cajón. De él saca una tela y viene hacia mí con ella.

-¿Ves esto? Es un antifaz para dormir. Le he comprado uno a mi mujer, pero de paso he traido este para nosotros. Para que juguemos tú y yo. Te lo voy a poner y no vas a ver nada. Tranquilo, solo es para que durante un rato no te preocupes de lo que ves, solo de lo que notes con tus otros sentidos. Nada más. Es un poco incómodo si lo que quieres es dormir, pero para lo que quiero hacer contigo, seguro que nos viene fenomenal.

Asiento con la cabeza y no digo nada.

Me pone el antifaz y, es cierto que no se ve nada. Los nervios van por dentro, pero creo que no se me notan. Así que me pongo lo más erguido posible y respiro despacio, aunque supongo que eso si que se me ve.

Noto a Paco detrás de mi, oigo sus zapatillas cuando camina. Y noto que se me ha acercado.

Sus manos se posan en mi barriga, muy juntas. Doy un pequeño respingo al notarlas en mi piel. Mis brazos los he dejado caidos y me atrapa con los suyos.

Noto su respiración en mi nuca, un poco más arriba. Está más tranquilo que yo. O eso me hace creer.

Sus manos van subiendo por mi tripa, hasta la altura del corazón. Mi poco vello se eriza al notarlo pasar, incluso mis brazos parecen tener frío, a pesar del buen día.

Y al final, llega donde me esperaba. A mi pecho, a mis pezones, tocándolos de nuevo, como tan bien ha hecho otras veces. Me encanta como lo hace. Se me ponen duros enseguida y gimo. Me siento caliente en segundos y casi diria que el tener los ojos tapados aumenta mi deseo.

-Te gusta esto, ¿eh?
-Sí, sí
-¿Te gusta que te toque?
-Mucho
-¿Quieres que siga?
-Sí, sí
-Anda, pídemelo
-Sigue, por favor

Y el tío sigue detrás de mí, tocándome los pezones, rodeandolos con los dedos, mientras me chupa los hombros y el cuello.

Vuelve a hablarme suavemente, justo al oido:

-¿Has visto la salita que hay al lado de la cocina?
-Sí
-Pues la voy a mandar insonorizar. Y allí pondré un escritorio pequeño y una cama.
-Sí
-¿Adivinas para que?
-No
-Para nosotros dos, nene

Me excito con la idea. Me tiene muy caliente, la verdad. Y lo sabe.

Baja sus manos a mi pantalón. Es un pantalón corto, tipo bermuda, de los que he llevado toda la vida. Llega hasta mi paquete. Me soba. Me retuerzo de gusto y gimo. Hasta que su mano me coge del pantalón, de manera que me atrapa la polla y le da pequeños tirones.

Cuando se cansa, me coge de la mano y me lleva a ciegas hasta un asiento. Supongo que es la butaca que tenia en la puerta de la habitación. Me haces sentar.

-Pon las manos en los reposabrazos.

Lo hago

-¿Vas bien, nene?
-Sí, sí
-¿Calentito?
-Mucho
-Muy bien

Se calla y no oigo más que el ruido de la calle. Ahora noto que se quita las zapatillas, las cuales solian ser sin cordones y las he oido caer al suelo.

-Abre la boca
-¿Como?
-Abre la boca. Todo lo que puedas.

Le hago caso. Y noto algo carnoso y caliente que me acaricia la mejilla. Se me acerca al labio superior y bordea mi boca desde la nariz hasta la barbilla.

-Cogete a los reposabrazos, nene.

Sigo con la boca abierta, notando pegado a mis labios lo que Paco me ha acercado y poco a poco noto que lo va poniendo en el hueco que dejo entre los labios.

Su respiración se agita, la mía también. Noto su olor corporal tan fuerte como cuando lo tengo detrás, pegado a mi espalda.
Espero que sea la polla lo que te ha metido entre los labios...
Después tendrás que aprender tu a hacérselo a él...
 
-No te fallaré, Paco. De verdad que lo siento y espero hacerlo mejor las próximas veces
-Bien, eso es lo que espero. Que seas serio y te lo tomes como toca.
-Ya lo verás
-Muy bien, pues hoy vas a seguir mis instrucciones y espero que la cosa salga muy bien. Primero, quitate la camiseta.

Hago lo que me dice y me quedo esperando de pie. Lo que aprovecha para ir al mueble del salón, un viejo boiserie de color claro, creo que de madera de roble, y abrir un cajón. De él saca una tela y viene hacia mí con ella.

-¿Ves esto? Es un antifaz para dormir. Le he comprado uno a mi mujer, pero de paso he traido este para nosotros. Para que juguemos tú y yo. Te lo voy a poner y no vas a ver nada. Tranquilo, solo es para que durante un rato no te preocupes de lo que ves, solo de lo que notes con tus otros sentidos. Nada más. Es un poco incómodo si lo que quieres es dormir, pero para lo que quiero hacer contigo, seguro que nos viene fenomenal.

Asiento con la cabeza y no digo nada.

Me pone el antifaz y, es cierto que no se ve nada. Los nervios van por dentro, pero creo que no se me notan. Así que me pongo lo más erguido posible y respiro despacio, aunque supongo que eso si que se me ve.

Noto a Paco detrás de mi, oigo sus zapatillas cuando camina. Y noto que se me ha acercado.

Sus manos se posan en mi barriga, muy juntas. Doy un pequeño respingo al notarlas en mi piel. Mis brazos los he dejado caidos y me atrapa con los suyos.

Noto su respiración en mi nuca, un poco más arriba. Está más tranquilo que yo. O eso me hace creer.

Sus manos van subiendo por mi tripa, hasta la altura del corazón. Mi poco vello se eriza al notarlo pasar, incluso mis brazos parecen tener frío, a pesar del buen día.

Y al final, llega donde me esperaba. A mi pecho, a mis pezones, tocándolos de nuevo, como tan bien ha hecho otras veces. Me encanta como lo hace. Se me ponen duros enseguida y gimo. Me siento caliente en segundos y casi diria que el tener los ojos tapados aumenta mi deseo.

-Te gusta esto, ¿eh?
-Sí, sí
-¿Te gusta que te toque?
-Mucho
-¿Quieres que siga?
-Sí, sí
-Anda, pídemelo
-Sigue, por favor

Y el tío sigue detrás de mí, tocándome los pezones, rodeandolos con los dedos, mientras me chupa los hombros y el cuello.

Vuelve a hablarme suavemente, justo al oido:

-¿Has visto la salita que hay al lado de la cocina?
-Sí
-Pues la voy a mandar insonorizar. Y allí pondré un escritorio pequeño y una cama.
-Sí
-¿Adivinas para que?
-No
-Para nosotros dos, nene

Me excito con la idea. Me tiene muy caliente, la verdad. Y lo sabe.

Baja sus manos a mi pantalón. Es un pantalón corto, tipo bermuda, de los que he llevado toda la vida. Llega hasta mi paquete. Me soba. Me retuerzo de gusto y gimo. Hasta que su mano me coge del pantalón, de manera que me atrapa la polla y le da pequeños tirones.

Cuando se cansa, me coge de la mano y me lleva a ciegas hasta un asiento. Supongo que es la butaca que tenia en la puerta de la habitación. Me haces sentar.

-Pon las manos en los reposabrazos.

Lo hago

-¿Vas bien, nene?
-Sí, sí
-¿Calentito?
-Mucho
-Muy bien

Se calla y no oigo más que el ruido de la calle. Ahora noto que se quita las zapatillas, las cuales solian ser sin cordones y las he oido caer al suelo.

-Abre la boca
-¿Como?
-Abre la boca. Todo lo que puedas.

Le hago caso. Y noto algo carnoso y caliente que me acaricia la mejilla. Se me acerca al labio superior y bordea mi boca desde la nariz hasta la barbilla.

-Cogete a los reposabrazos, nene.

Sigo con la boca abierta, notando pegado a mis labios lo que Paco me ha acercado y poco a poco noto que lo va poniendo en el hueco que dejo entre los labios.

Su respiración se agita, la mía también. Noto su olor corporal tan fuerte como cuando lo tengo detrás, pegado a mi espalda.
-Abre más la boca

Lo hago y noto como mete "eso". Solo un poco, pero suficiente para adivinar lo que es.

-Chupa, nene. Despacio, pero sin miedo.

Con los labios succiono, despacio como me dice. Haciendo un poco de fuerza, como si tragara sorbos de agua, mientras me penetra un poco más en la boca, forzándome a abrirla.

-Mueve un poquito la lengua, anda.

Ya que estoy metido en faena, jugueteo con mi lengua, recorriendo todo lo que me deja. Incluso algo hago de ruido y gimo suavemente mientras paladeo, aunque realmente no me sabe a nada. Oigo sus gemiditos de gusto y noto como me acaricia el pelo.

Me coge por la parte de detras de la cabeza, con solo una mano. No empuja, solo no me deja irme hacia atras.

-Sigue así, vas muy bien. Ummmmm

Ahora ya me empuja la cabeza mientras poco a poco aquello lo va metiendo en mi boca hasta llenarme la cavidad por completo. Necesito coger un poco de aire, pero este me entra por algun resquicio.

Seguimos despacio, él marca el ritmo mientras mi nariz toca en su cuerpo en alguno de los movimientos, chupo aquello con ganas. Esto me está gustando y empiezo a babear por todos lados....

-Ummmmmmmmmm, que bien lo estás haciendo, nene. Esto ya es otra cosa...

Le cojo el gusto y voy marcando el ritmo, de manera que yo mismo voy subiendo y bajando mientras salivo su polla. Porque ya tengo claro que es lo que me ha metido....

-Ohhh, que gustazo, nene. Espera, ufff

Saca la polla de mi boca y noto que da un par de pasos atrás. Le oigo gemir y noto que una mano suya me acaricia. Gime más fuerte.

-Síiiiiiiii

Algo líquido cae sobre mi cara y mi pecho. Me quedo quieto mientras él calla y respira fuerte.

-Ven, que te ayude a levantar.

Me quita el antifaz, está desnudo delante de mí con cara de relax y satisfacción. Yo veo que estoy manchado de su semen

-Quédate quieto y deja que te toque.
-Sí, sí

Sus manos recorren mi pecho, restregándome su semen por él. Sigo excitado, tal y como lo he estado todo el rato, aunque algo de líquido he soltado por mí mismo. Ahora tengo babas por mi boca y algo de semen en mis mejillas, además de lo que me recorre por el pecho.

-Lávate, nene. Y vuelve.
-Voy

Me lavo la cara y el pecho. Me seco rápidamente y vuelvo con él.

-¿Así?
-Sí, está bien

Él permanece desnudo. Ahora me he fijado en su polla madura, con buena cantidad de vello alrededor y huevos colgones. Solo que ahora no está en su máximo esplendor.....
 
-Abre más la boca

Lo hago y noto como mete "eso". Solo un poco, pero suficiente para adivinar lo que es.

-Chupa, nene. Despacio, pero sin miedo.

Con los labios succiono, despacio como me dice. Haciendo un poco de fuerza, como si tragara sorbos de agua, mientras me penetra un poco más en la boca, forzándome a abrirla.

-Mueve un poquito la lengua, anda.

Ya que estoy metido en faena, jugueteo con mi lengua, recorriendo todo lo que me deja. Incluso algo hago de ruido y gimo suavemente mientras paladeo, aunque realmente no me sabe a nada. Oigo sus gemiditos de gusto y noto como me acaricia el pelo.

Me coge por la parte de detras de la cabeza, con solo una mano. No empuja, solo no me deja irme hacia atras.

-Sigue así, vas muy bien. Ummmmm

Ahora ya me empuja la cabeza mientras poco a poco aquello lo va metiendo en mi boca hasta llenarme la cavidad por completo. Necesito coger un poco de aire, pero este me entra por algun resquicio.

Seguimos despacio, él marca el ritmo mientras mi nariz toca en su cuerpo en alguno de los movimientos, chupo aquello con ganas. Esto me está gustando y empiezo a babear por todos lados....

-Ummmmmmmmmm, que bien lo estás haciendo, nene. Esto ya es otra cosa...

Le cojo el gusto y voy marcando el ritmo, de manera que yo mismo voy subiendo y bajando mientras salivo su polla. Porque ya tengo claro que es lo que me ha metido....

-Ohhh, que gustazo, nene. Espera, ufff

Saca la polla de mi boca y noto que da un par de pasos atrás. Le oigo gemir y noto que una mano suya me acaricia. Gime más fuerte.

-Síiiiiiiii

Algo líquido cae sobre mi cara y mi pecho. Me quedo quieto mientras él calla y respira fuerte.

-Ven, que te ayude a levantar.

Me quita el antifaz, está desnudo delante de mí con cara de relax y satisfacción. Yo veo que estoy manchado de su semen

-Quédate quieto y deja que te toque.
-Sí, sí

Sus manos recorren mi pecho, restregándome su semen por él. Sigo excitado, tal y como lo he estado todo el rato, aunque algo de líquido he soltado por mí mismo. Ahora tengo babas por mi boca y algo de semen en mis mejillas, además de lo que me recorre por el pecho.

-Lávate, nene. Y vuelve.
-Voy

Me lavo la cara y el pecho. Me seco rápidamente y vuelvo con él.

-¿Así?
-Sí, está bien

Él permanece desnudo. Ahora me he fijado en su polla madura, con buena cantidad de vello alrededor y huevos colgones. Solo que ahora no está en su máximo esplendor.....
-Desabrochate el pantalón, nene

Lo hago mientras me mira caliente y con ganas de más

-Uy, si te has mojado. ¿Eso como ha sido?
-No sé, me habré corrido
-No creo, debes haber soltado algo. Pero espero que aún estés caliente.

Me coge del pantalón y baja la cremallera. Mete su mano por mi slip y noto que reacciona mi polla a su tacto.

-Creo que te va gustando esto...ummm

Y juega con mi slip mojado. Se recrea. Mientras le miro caliente.

-Ven, ahora me vas a chupar los pezones como sabes. No quiero lo del otro día.

Me coge de la cabeza y me lleva a su pecho. Le lamo con ganas y luego chupo. Mientras tanto, su mano sigue tocándome la polla por encima del slip mojado. Noto como me la coge y la aprieta...

Me tiene la cabeza ligeramente apretada, mientras mi lengua pasea por la zona y su mano parece como si quisiera sacar mi pene a través del slip.

En poco rato empiezo a soltar semen mientras mi cuerpo y mi mente se aflojan y relajan.

-Vaya, parece que alguien ha quedado satisfecho
-Uf, ya lo creo
-Me parece muy bien, hemos dado un pequeño paso más. Y sobre todo, los das tú.
-Gracias por tu paciencia
-Tranquilo, ya veremos hasta donde eres capaz de aprender. ¿Quieres quedar pasado mañana?
-¿A la misma hora?
-A la misma hora

Aquel día me fui a casa pensando en el morbo que me había producido estar con los ojos tapados tanto rato y lo caliente que me sentía en esa situación. Igual le pedía que la repitiera.
 
Enhorabuena por escribir esta serie de relatos. Muy bien escritos y muy excitantes.

Esperamos la continuidad.
 
-Desabrochate el pantalón, nene

Lo hago mientras me mira caliente y con ganas de más

-Uy, si te has mojado. ¿Eso como ha sido?
-No sé, me habré corrido
-No creo, debes haber soltado algo. Pero espero que aún estés caliente.

Me coge del pantalón y baja la cremallera. Mete su mano por mi slip y noto que reacciona mi polla a su tacto.

-Creo que te va gustando esto...ummm

Y juega con mi slip mojado. Se recrea. Mientras le miro caliente.

-Ven, ahora me vas a chupar los pezones como sabes. No quiero lo del otro día.

Me coge de la cabeza y me lleva a su pecho. Le lamo con ganas y luego chupo. Mientras tanto, su mano sigue tocándome la polla por encima del slip mojado. Noto como me la coge y la aprieta...

Me tiene la cabeza ligeramente apretada, mientras mi lengua pasea por la zona y su mano parece como si quisiera sacar mi pene a través del slip.

En poco rato empiezo a soltar semen mientras mi cuerpo y mi mente se aflojan y relajan.

-Vaya, parece que alguien ha quedado satisfecho
-Uf, ya lo creo
-Me parece muy bien, hemos dado un pequeño paso más. Y sobre todo, los das tú.
-Gracias por tu paciencia
-Tranquilo, ya veremos hasta donde eres capaz de aprender. ¿Quieres quedar pasado mañana?
-¿A la misma hora?
-A la misma hora

Aquel día me fui a casa pensando en el morbo que me había producido estar con los ojos tapados tanto rato y lo caliente que me sentía en esa situación. Igual le pedía que la repitiera.
Para aclarar, diré que, desde ese momento, Paco y yo empezamos a quedar 4 veces al mes. Dos días a la semana en semanas alternas. Normalmente, lunes y jueves. Pero, para ser discretos, también hacíamos martes y viernes o lunes y viernes o martes y jueves. La cuestión era que él no salía de su empresa en un plan fijo y podía buscar excusas para llegar más tarde sin recibir llamadas que nos interrumpieran.

Así pues, sumamos nuestro cuarto encuentro en su pisito. Al llegar, estaba vestido con sus vaqueros y su camisa. Imponente para mí, pero agradable en el trato, como siempre.

Me hace quedarme de pie, en medio del salón.

-Quítate la camiseta. Y después las sandalias

Me quedo descalzo, sin rechistar. Él se me acerca, me mira. Se pone a dar vueltas a mi alrededor. Como si me estuviera valuando. Despacio, con tranquilidad. No sé si esperando a que rechiste o haga comentarios, pero no me decido a decir nada.

Vuelve al mueble y saca de nuevo, el antifaz. La de veces que he pensado en él en estos dos días.

-Póntelo tú mismo.

Me lo pongo y dejo de ver. Todo oscuridad por fuera y un poco de excitación por dentro.

-Desabróchate el pantaloncito corto que llevas y bájate la cremallera. Pero, nada más.

Así lo hago y, supongo que se ve mi slip. Creo recordar que era blanco. Siempre me han gustado de un solo color. Y luego, supe que a él también le parecía bien.

Noto que se acerca por detrás, y como se pega su barriga a mi espalda. Sus manos se mueven por la abertura de la cremallera y tardan poco en llegar a mi paquete. Joder, que bueno.

-Ummmm, que rico estás así. ¿Te gusta que te soben, nene?
-Siii

Creo que ha sonado demasiado largo, pero es que su tacto me tenia despistado.

-Ummm, y a mi me gusta sobarte y tenerte así. Un poco indefenso y a mi merced.
-¿Así me sientes?

Mi respuesta es casi un susurro.

-Sí, y así me gusta sentirte.

Y aprieta mi polla por encima del slip.

-Déjate caer el pantalón

A tientas, cojo el pantalón y lo hago caer a mis tobillos.

-Muy bien, buen chico.

Noto que se separa de mi, su mano me acaricia el culo. En esta zona, de suavidad no hay nada. Le da por apretarme una nalga, pero se arrepiente y vuelve a acariciar.

Cuando pienso que se va a quedar un rato haciendo lo mismo, noto su aliento en mi nuca y sus manos en mi cintura. Luego, su lengua pasa por mi hombro hasta llegar a mi oreja. Gimo de gusto.

-Ummmmmmmmmmmmmmmm
-¿Te gusta, nene? ¿Esto te pone?
-Sí, mucho. Ummmmmmmm

Mis palabras salen casi sin voz, tengo la boca abierta desde hace rato y trago saliva para hablar. Me cuesta responderle.

-Tócate
-¿Cómo?
-Tócate los pezones, nene. Mientras yo me relamo con tu orejita, quiero que te toques.
-Sí, sí

Empiezo a acariciarme mientras lo noto pegado a mi, envolviéndome con sus brazos por la cintura y el pubis, a la vez que su lengua me recorre.
 
Para aclarar, diré que, desde ese momento, Paco y yo empezamos a quedar 4 veces al mes. Dos días a la semana en semanas alternas. Normalmente, lunes y jueves. Pero, para ser discretos, también hacíamos martes y viernes o lunes y viernes o martes y jueves. La cuestión era que él no salía de su empresa en un plan fijo y podía buscar excusas para llegar más tarde sin recibir llamadas que nos interrumpieran.

Así pues, sumamos nuestro cuarto encuentro en su pisito. Al llegar, estaba vestido con sus vaqueros y su camisa. Imponente para mí, pero agradable en el trato, como siempre.

Me hace quedarme de pie, en medio del salón.

-Quítate la camiseta. Y después las sandalias

Me quedo descalzo, sin rechistar. Él se me acerca, me mira. Se pone a dar vueltas a mi alrededor. Como si me estuviera valuando. Despacio, con tranquilidad. No sé si esperando a que rechiste o haga comentarios, pero no me decido a decir nada.

Vuelve al mueble y saca de nuevo, el antifaz. La de veces que he pensado en él en estos dos días.

-Póntelo tú mismo.

Me lo pongo y dejo de ver. Todo oscuridad por fuera y un poco de excitación por dentro.

-Desabróchate el pantaloncito corto que llevas y bájate la cremallera. Pero, nada más.

Así lo hago y, supongo que se ve mi slip. Creo recordar que era blanco. Siempre me han gustado de un solo color. Y luego, supe que a él también le parecía bien.

Noto que se acerca por detrás, y como se pega su barriga a mi espalda. Sus manos se mueven por la abertura de la cremallera y tardan poco en llegar a mi paquete. Joder, que bueno.

-Ummmm, que rico estás así. ¿Te gusta que te soben, nene?
-Siii

Creo que ha sonado demasiado largo, pero es que su tacto me tenia despistado.

-Ummm, y a mi me gusta sobarte y tenerte así. Un poco indefenso y a mi merced.
-¿Así me sientes?

Mi respuesta es casi un susurro.

-Sí, y así me gusta sentirte.

Y aprieta mi polla por encima del slip.

-Déjate caer el pantalón

A tientas, cojo el pantalón y lo hago caer a mis tobillos.

-Muy bien, buen chico.

Noto que se separa de mi, su mano me acaricia el culo. En esta zona, de suavidad no hay nada. Le da por apretarme una nalga, pero se arrepiente y vuelve a acariciar.

Cuando pienso que se va a quedar un rato haciendo lo mismo, noto su aliento en mi nuca y sus manos en mi cintura. Luego, su lengua pasa por mi hombro hasta llegar a mi oreja. Gimo de gusto.

-Ummmmmmmmmmmmmmmm
-¿Te gusta, nene? ¿Esto te pone?
-Sí, mucho. Ummmmmmmm

Mis palabras salen casi sin voz, tengo la boca abierta desde hace rato y trago saliva para hablar. Me cuesta responderle.

-Tócate
-¿Cómo?
-Tócate los pezones, nene. Mientras yo me relamo con tu orejita, quiero que te toques.
-Sí, sí

Empiezo a acariciarme mientras lo noto pegado a mi, envolviéndome con sus brazos por la cintura y el pubis, a la vez que su lengua me recorre.
La verdad es que lo pienso ahora y si hubiera sido espectador de la situación, me vería ridículo con el antifaz puesto, delgadito como estaba y un señor con algo de barriga metiéndome mano por detrás, pero en esos momentos me veía como el tío más deseable del mundo y no quería más que hiciera conmigo lo que quisiera porque me iba a dejar hacer sin resistencia.

Sus manos jugueteaban con mi slip, lo enrrollaban un poco de manera que mi vello salía a la vista y me apretaba la polla con su mano. Yo me seguía tocando como él me había dicho y mi excitación se descontrolaba a la espera de que me dijera que más hacer.

Mi cabeza iba por un lado, pidiendo internamente que me follara. Mientras que mi cuerpo se encogía levemente, como con miedo a que eso sucediera.

Finalmente, Paco cogió mi slip y lo empezó a bajar hasta mis tobillos. Con suavidad, me sacó los pies y me dejó desnudo en medio de la habitación. Llevó mis manos atrás y me hizo ponerlas en la espalda, de manera que cubriera mis lumbares y él pudiera ver mis nalgas.

Con los brazos entrelazados por detrás, fui consciente de mi situación. Nunca había estado desnudo delante de un hombre y este tenía unas intenciones conmigo que suponian una novedad que me podría cambiar la vida tal y como la había vivido hasta el momento.

Mientras pensaba en todo esto, Paco me acariciaba la espalda suavemente, pasando por mis brazos y mis manos que seguían detrás. Cuando llegó a mis nalgas, me estremecí. Un temblor mezcla de deseo y nervios me recorrió el cuerpo, pidiendo que siguiera pero que no me hiciera daño.

-Qué culazo tienes, nene. Redondo y grande, ummmm

Ni una palabra me atreví a soltar.

Su manaza me recorría el culo hasta que un dedo se entremetió por mis nalgas y solté un gemidito.

-¿Tienes ganas, eh? Pero tienes que ser paciente, nene. Que esto no es una novelita. Ahora, ven y sientate.

Me lleva a ciegas al sofá y me ayuda a sentarme.

-Vuelve a tocarte los pechitos, anda

Me acaricio tal y como dice, mientras él se va desnudando. Oigo como cae el cinturón al suelo y los pantalones detrás. Debe estar frente a mí.

-¿Estas excitado?
-Sí
-¿Quieres polla?
-La tuya, solo la tuya
-Pues abre la boca

Abro la boca todo lo que puedo y saco la lengua. Me coge de la cabeza y la dirige hacia su polla. Me la mete un trozo.

-Chupa y sigue tocándote

Me quita el antifaz y me acaricia la espalda.....
 
La verdad es que lo pienso ahora y si hubiera sido espectador de la situación, me vería ridículo con el antifaz puesto, delgadito como estaba y un señor con algo de barriga metiéndome mano por detrás, pero en esos momentos me veía como el tío más deseable del mundo y no quería más que hiciera conmigo lo que quisiera porque me iba a dejar hacer sin resistencia.

Sus manos jugueteaban con mi slip, lo enrrollaban un poco de manera que mi vello salía a la vista y me apretaba la polla con su mano. Yo me seguía tocando como él me había dicho y mi excitación se descontrolaba a la espera de que me dijera que más hacer.

Mi cabeza iba por un lado, pidiendo internamente que me follara. Mientras que mi cuerpo se encogía levemente, como con miedo a que eso sucediera.

Finalmente, Paco cogió mi slip y lo empezó a bajar hasta mis tobillos. Con suavidad, me sacó los pies y me dejó desnudo en medio de la habitación. Llevó mis manos atrás y me hizo ponerlas en la espalda, de manera que cubriera mis lumbares y él pudiera ver mis nalgas.

Con los brazos entrelazados por detrás, fui consciente de mi situación. Nunca había estado desnudo delante de un hombre y este tenía unas intenciones conmigo que suponian una novedad que me podría cambiar la vida tal y como la había vivido hasta el momento.

Mientras pensaba en todo esto, Paco me acariciaba la espalda suavemente, pasando por mis brazos y mis manos que seguían detrás. Cuando llegó a mis nalgas, me estremecí. Un temblor mezcla de deseo y nervios me recorrió el cuerpo, pidiendo que siguiera pero que no me hiciera daño.

-Qué culazo tienes, nene. Redondo y grande, ummmm

Ni una palabra me atreví a soltar.

Su manaza me recorría el culo hasta que un dedo se entremetió por mis nalgas y solté un gemidito.

-¿Tienes ganas, eh? Pero tienes que ser paciente, nene. Que esto no es una novelita. Ahora, ven y sientate.

Me lleva a ciegas al sofá y me ayuda a sentarme.

-Vuelve a tocarte los pechitos, anda

Me acaricio tal y como dice, mientras él se va desnudando. Oigo como cae el cinturón al suelo y los pantalones detrás. Debe estar frente a mí.

-¿Estas excitado?
-Sí
-¿Quieres polla?
-La tuya, solo la tuya
-Pues abre la boca

Abro la boca todo lo que puedo y saco la lengua. Me coge de la cabeza y la dirige hacia su polla. Me la mete un trozo.

-Chupa y sigue tocándote

Me quita el antifaz y me acaricia la espalda.....
Por instinto, cierro los ojos. Intento disfrutar de su tacto y de lo que tengo en la boca. Él me acaricia despacio y yo muevo la lengua saboreando su polla. Oigo sus gemidos y como aprieta los dientes.

Se me escapa una mano hacia la polla, intentando masturbarme, pero él lo ve y me la vuelve a subir al pecho. A partir de ahi, se mueve un poco más rápido y sobre todo, noto que lo hace con más fuerza. Aguantando mi cabeza con sus dos manos hasta que nota que va a salir algo.

Ahí se aparta un poco de mí

-Ahora puedes hacerte la paja

Los dos nos ponemos manos a la obra, yo soy el primero en eyacular mientras que él tarda un poco más, impregnándome la cara y el pecho.

Cuando acaba, me deja su cuarto de baño para que me duche en él. Al salir, me aborda mientras me visto.

-Me pones mucho y me tienes............uffffffffff
-Gracias por todo, lo estoy pasando de vicio
-Espero que esto solo sea el principio porque me apetece hacer muchas cosas contigo...
-Ummmmm

Quedamos para el siguiente día y en que nos veriamos en mi trabajo. Mientras tanto, discreción y a la relación cliente-trabajador.

En uno de esos días, Paco vino a adquirir algo de material para su taller. Y la cuestión es que una de las cosas que solía pedir era una bolsita de bridas negras de plástico. De esas que van 100 por bolsa. Pero, ese día pidió dos bolsas. Cuestión a la que no dí la menor importancia ese día.

Pasados los diez días de rigor, llegó una nueva semana para nuestros encuentros. Tal vez, la más importante para mí.

Como siempre, a las nueve de la mañana estaba en su casa. Esperando a que me abriera la puerta del patio, ansioso por saber que pasaría ese día. Es lo que tiene la novedad.

Al llegar, ni me saludó. Me abrazó y nos besamos largo rato. Yo me veia diminuto cada vez que lo hacía y deseado cada segundo que estábamos así. Pero ese día, fue muy largo el beso y muy sobado mi cuerpo, jejeje.

-Nene, ve y dúchate. Hoy te necesito bien limpio
-Me he duchado al levantarme
-Te creo, pero quiero que te duches aquí también. Y sal desnudo, no te vuelvas a vestir.

Así lo hice. Me fui al cuarto de baño y me empecé a tomar una segunda ducha.

Al poco, entró él. Separó la mampara y se metió conmigo.

De nuevo, besos y tocamientos. Esta vez, debajo del agua. Como una fantasía erótica. Y yo, como si no estuviera cachondo antes de ir a la ducha...

En un momento dado, me da la vuelta y me pide el gel y la esponja. Le doy ambas cosas. Empieza a enjabonarme la espalda y, poco a poco, va bajando.

-Separa las piernas, nene.

Lo hago. Y me empieza a pasar la esponja por los glúteos y la mete entre mis piernas, limpiandome bien, incluso los genitales los frota.

Cuando acaba, me dice que me aclare todo con el agua.

Salimos de la mampara y me da una toalla, mientras él se seca con otra. Mirándome fijamente como lo hago....
 
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