Esta es la fantasía con la que conseguí excitar tanto a mi novia aquel día. Está contada en formato relato.
Ana había quedado aquel día con dos de sus amigas, Marina y Maria, para salir de fiesta. No suelen hacerlo habitualmente ya que a Ana no es de esas chicas a las que les gusta pasar todos los fines de semana borracha y con resaca, suele preferir planes más tranquilos. Aunque es cierto que las veces que decide irse de marcha lo disfruta mucho y suele llegar a casa bastante tarde y con unas copas de más.
Mi novia era una chica bajita, rondando el 1.60. Tiene el pelo castaño y la piel bastante blanca. Y es guapa, muy guapa. Lo que más me gusta de su cara es que es la de típica niña buena que nunca ha roto un plato, lo cual es cierto, porque es una chica que nunca se mete en líos y siempre intenta hacer lo correcto.
Pero lo realmente morboso es que esas pintas no concuerdan para nada con lo que esconde un poco más abajo, su punto fuerte, la razón por la que tantos y tantos hombres se han pajeado pensando en ella. Sus tetas. Ana tiene unos pechos muy grandes, rozando la talla cien, de una forma muy bonita y muy bien puestos. Sin embargo, lo que yo creo que es más excitante es como los usa, a ella le encanta lucir grandes escotes y utilizar sujetadores que realzan todavía más esos grandes atributos. Son habituales también las camisas un poco transparentes y de tirantes, haciendo ver que enseña más de lo que realmente muestra. Cuando la ves sabes que quiere provocarte, que quiere que le mires las tetas, que le pone saber que está siendo deseada.
El resto de su cuerpo son unas piernas muy bien trabajadas por haber hecho natación desde pequeña y que acaban en un culo pequeñito pero resultón. No es ni de lejos tan sorprendente como sus pechos, pero sabía sacarle partido.
La noche en cuestión estaba preparándose en el baño, llevaba puesto un juego de sujetador y braguitas negros, nada especial. Pero ver su culo y, sobretodo, sus tetas reflejadas en el cristal del baño, fue suficiente para excitarme. Me acerque por detras, pegé mi pelvis a ella y le empecé a sobar los pechos desde atrás.
Yo: “¿Que vas a llevar hoy puesto?”
Ella ni se inmuto por mis tocamientos, estaba demasiado concentrada en alisarse el pelo y maquillarse.
Ana: “Pues no lo se, seguramente la camiseta verde y unos vaqueros”
Yo: “Vaya, ¿eso tan soso?”
Ana: “No es soso, es normal”
Yo: “¿Marina y Maria cómo van a ir?”
Ana: “Pues Marina con el vestido de la última vez que salimos juntos y Maria con los vaqueros de siempre supongo”
Yo: “Vaya, con las ganas que tenía de que hoy te mirasen chicos y les calentases”
Ana: “Ya estás con tus tonterías de siempre..”
Yo: “Nono, pero no pasa nada, total no te va a mirar nadie hoy…”
Ana: “¿Y se puede saber porque no me va a mirar nadie?”
Yo: “Hombre Ana, tu vestida como una monja al lado de Marina con un escotazo y Maria marcando culo con esos vaqueros apretados”
A Ana le ponía y le enfadaba a partes iguales que la compararse con sus amigas. Tocaba su ego de una manera que la hacía cambiar totalmente su personalidad. A pesar de haber puesto mal cara ya echaba su cuerpo hacia atrás para rozarme con su culo y había dejado que llevase mi mano hasta el interior de sus piernas.
Ana: “Bueno, esto es lo que me faltaba. ¿Osea que ahora te ponen más mis amigas que yo?
Yo: “No es que me pongan más, simplemente ellas son más… atrevidas. Y eso nos gusta a los hombres. Pero no pasa nada, tendrás que hacer un poco de sujetavelas mientras a ellas les entran en todos los bares”
Esa frase acabo de encender del todo a Ana, que se dio la vuelta y me medio empujo. Haciendo que dejara de tocarla.
Ana: “Ahora te vas a enterar, por gilipollas. Desnúdate y ven en 5 minutos a la habitación, que vas a flipar. Vas a ver si soy atrevida o no”
Y se fue dando un portazo. Yo, como no podía ser de otra manera, obedecí de inmediato. Me quité la camiseta y los pantalones del pijama, lo más difícil fue esperar esos eternos 5 minutos antes de ir hacia la habitación.
La espera mereció la pena.
¿Que creéis que me encontré?
La espera mereció la pena, Ana me esperaba de pie al otro lado de la cama. Se había vestido, pero de una forma totalmente diferente a la que me había contado. Llevaba una camisa blanca con escote en pico, un escote que en otra chica puede que fuese algo normal, pero en ella quedaba hasta obsceno. Esa prenda de ropa no era capaz de sostener los enormes pechos de mi novia, ese tipo de camisas las solía usar mi novia cuando tenía 16 o 17 años, en aquella época sus tetas, aunque grandes, no se habían desarrollado del todo. Ahora esa tela aprisionaba sus senos, los presionaba de tal manera que la mitad de ellos sobresalian por encima del escote. Además era de una tela bastante fina y llegaba a transparentarse el sujetador negro que llevaba por debajo, podría haber elegido uno de otro color, pero con ese es con el que más se notaba. Esto no era una provocación escondida, no estaba insinuando, directamente le estaba ofreciendo la mejor parte de su cuerpo a cualquier que quisiera mirar.
Pero eso no era lo mejor, si su parte de arriba había provocado que la erección de dentro de mis calzoncillos pasase de mediana a gigante, la parte de abajo casi hace que me corra en ese momento. Mi novia habia elegido una falda, bueno, una mini falda, de color negro y muy ceñida. Parecida a la que podrías imaginarte que llevaría una secretaria, pero no una normal, una que encontrarías en un video de dudosa reputación. Porque la vestimenta de Ana hoy era eso, era como la fantasía erótica de cualquier hombre. Aunque lo más morboso de todo era que yo conocía muy bien esa falda:
Yo: “Joder Ana, esa es la falda que te pusiste la primera vez que te folle”
Ana: “Mmm como te acuerdas, eh. Que pesado fuiste para que me la pusiera”
Yo: “Es que ya sabes que me pone mucho. ¿Te acuerdas porque, no?”
Mientras hablábamos, ella empezó a caminar y a rodear la cama que nos separaba para llegar hasta mi.
Ana: “Mmmm recuerdamelo”
Yo: “Uf Ana, es la que te ponias antes de empezar a salir. Es con la que siempre te tocaba el culo”
Ana: “Bueno, me lo tocabas tu.. y casi todos. Incluidos tus amigos, ¿te acuerdas?”
Ella intento provocarme, además de la mejor forma posible, diciendo la verdad. Ana siempre se habia dejado manosear bastante antes de que empezasemos a salir, sobretodo cuando estaba un poco bebida. Yo contraataque a la provocación.
Yo: “Eras un poco guarra en aquella época”
Ella: “Si, ¿y que? Tu eras un pringao que solo se atrevía a rozarme el culo. Otros me lo tocaban de verdad, hasta me metían la mano por debajo de la falda. ¿Te acuerdas, no? Tu te quedabas mirando como un idiota”
Otra vez volvía a tener razón, tengo recuerdos muy morbosos de mi ahora novia enrollándose con desconocidos. Pegada contra una pared y con el chico tocando con sus dos manos directamente su culo. Pero eso no fue lo único a lo que se atrevió aquel chaval.
Yo: “Si, me acuerdo. También me acuerdo que llevabas un escote de guarra como ahora. ¿Te acuerdas de lo que te hizo en ese escote?”
Ana: “Mmmm que buena memoria tienes, como se nota que te encanto, eh. Te encantó ver como se puso a comerme las tetas delante tuyo, en mitad de la discoteca. Esas tetas que tanto te gustaban y que no podías ni tocar”
Este recuerdo encendió mucho a mi novia, mientras terminaba de hablar ya estaba bajándome los pantalones y empezando a masturbarme lentamente.
Ana: “Y, ¿sabes lo mejor? Fui yo quien le pidió que me chupase las tetas, estaba tan cachonda que me daba igual que me vieras, hasta me ponia mas. Recuerdo que me estaba matando de placer mientras te miraba, recuerdo mirarte y ver como te ibas. ¿A donde fuiste?”
Yo: “Ya sabes la respuesta”
Ana: “Dilo”
Yo: “Al baño”
Ana: “¿A que fuiste al baño?”
Ella aceleró el ritmo de su mano.
Yo: “A hacerme una paja joder, a tocarme pensando en lo guarra que era y en como te estaban medio follando en mitad de un bar”
Ana: “Mmmm joder, que pringado eras, mientras ese tio se ponia las botas conmigo tu estabas en el baño haciendote una puta paja”
Yo estaba bastante cerca de correrme e intenté tocarle el culo para llegar al orgasmo agarrado a él, pero ella no me dejó. Solo pude poner mis manos unos segundos, lo suficiente para recordar lo fina que era esa falda y como al posar tus manos era prácticamente como si lo hicieras sobre su piel.
Ana: “No me toques, hoy me van a tocar todos menos tú, por haber sido un gilipollas antes en el baño. Túmbate”
De un casi empujón Ana me echó sobre la cama que teníamos al lado, rápidamente se subió a horcajadas sobre mí y me sujeto los dos brazos, dejándome claro que lo de no tocarla iba totalmente en serio.
Ana: “¿Sabes lo que tendría que haber hecho esa noche? Llevarlo al baño y follarmelo, dios estaba tan cachonda que lo hubiese hecho. A la puerta de al lado de donde estabas tú, para que me oyeses follar. Para que te corrieras escuchando como aquel tío conseguía follarme mientras tu solo te podías hacer una triste paja”
Mi novia acompañaba esa excitante historia con movimientos para rozar su coño contra mi polla, que estaba totalmente desnuda. A ella le encanta hacer eso, conseguía mucho placer de restregarse contra mí, sin necesitar penetración directamente. Lo que era un regalo para ella, para mi era una pesadilla, lo que mas queria en ese momento era follarmela.
Ana: “Joder, que cachonda me esta poniendo esto, dios, me estoy empapando”
Yo: “Deja que te folle Ana, no puedes salir asi”
Ana: “Uf, si, claro que puedo. Antes hiciste el tonto diciendome que no era atrevida y ahora te aguantas. Hoy no me voy a cortar ni un pelo”
Yo: “¿Y si alguien quiere bailar contigo?”
Ana: “Pues que baile, y que se acerque, ¿no?”
Yo: “Uff si, pero y, ¿si te quiere tocar el culo? Joder Ana con esa falda es como si no llevaras nada”
Ana: “Pues que me lo toque, como antes de empezar contigo, quiero volver a ponerme asi de cachonda”
Yo: “Quieres volver a ser así de guarra”
Ana: “Y tu volver a ser un pringao, que te vas a quedar en casa masturbandote mientas otros me comen las tetas”
Yo: “¿Vas a volver a dejar que te las coman? ¿Como ese día? ¿Delante de todos?
Ana: “Mmmm si joder, que cachonda me puso aquello. Pero te digo una cosa, nose si esta vez voy a poder resistirme. Alomejor me lo tengo que follar en los baños”
Yo: “Uf, joder, ¿serias capaz?”
Ana empezó a aumentar el ritmo de su movimiento, aprisionaba mi polla entre sus piernas, haciendo que rozase completamente su coño. Lo estaba haciendo a una velocidad que casi me hacía daño, empezaba a notar como su ropa interior estaba cada vez más húmeda.
En el momento en que notaba que mi novia estaba más cerca del orgasmo, su móvil sono, ella se bajó rápidamente y tecleó algó.
Ana: “Estas ya están yendo, me voy”
Yo: “No me jodas, te vas a ir así… ¿y me vas a dejar asi?”
Ana: “Puedes hacerte una paja, que se te da muy bien”
Antes de irse, me dejó un último regalito. Se levanto la falda por detrás, enseñandome su culo cubierto minimamente por un minusculo tanga negro.
Ana: “¿Me queda bien este tanga? Es el que me regalaste tu. Bueno, me voy, no me esperes despierto que llegaré tarde”
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Mientras me masturbaba pensando en esa última imagen que me habia regalado mi novia, ella me dio otra sorpresa. Esta vez en forma de mensajes:
Ana: “Me acabo de encontrar al vecino de al lado en el ascensor. Me ha dicho que voy muy guapa”
Ana: “Me dice que si compartimos un taxi, que el también va a salir por el centro. Le digo que sin problema, ¿no?”
Ana: “Bueno, supongo que estarás muy ocupado, estamos yendo ya. No deja de mirarme las tetas cuando me habla, me ha preguntado que porque estaba sudando. ¿Se lo cuento?”
Ana: “Me ha dicho que si a ti no te importa me invita luego a un chupito, por ti genial, ¿no?”
Continuará…