NUEVOS COMIENZOS
(Final)
Estaba en una nube de excitación, y que mi padre hubiese tirado ahí sus babas enteras me tenía burro no, lo siguiente. Procedí a acercar la polla, ya no aguantaba más, necesitaba clavarla, necesitaba montar ese juguete pensando en aquella compañera que nos ponía a todos muy muy cerdos.
Cuando estuve a punto de clavarla mi padre decidió hacer los honores. Sin previo aviso me cogió la polla, jadee, me la acercó al juguete y apuntando bien me cogió del culo y procedió a empujar de golpe hasta que mi polla entró entera.
Así se clava la polla, así. -procedió a soltar acto seguido.
Tenía la sensación que iba a infartar en cualquier momento, el morbo, la excitación, todo aquello me estaba poniendo a 180 pulsaciones, pero pensaba disfrutarlo sin pensar en nada más que el placer que estaba viviendo.
Dale duro hijo, dale duro. -Decía mi padre mientras se la estaba cascando.
Ahí estaba yo, bombeando aquel juguete, metiendo y sacando la polla de aquel agujero de plástico con la ayuda de las babas de mi padre lo que aún facilitaba más la tarea.
El porno se mezclaba con los jadeos míos, de mi padre y mis huevos al chocar con aquel juguete. Aquella habitación en unas pocas horas se había convertido en lo más cerdo que he experimentado aún a día de hoy.
Madre mía hijo, ufff- decía mi padre mientras se la cascaba. Si fuera una tía de verdad como iba a gritar eh campeón? No sabía que bombeabas así de bien, sigue así joder sigue.
Hice caso a mi padre y seguía bombeando y bombeando, precum y babas se mezclaban dentro de aquel juguete y la corrida iba a ser inminente.
Ufff, voy a pegar lefazo papá. -le dije.
Preñala cabron, preñala -me dijo mi padre mientras se la cascaba a ritmo frenético.
Me voy a correr, me voy a correr, me voy a correr, me corro, me corrooo -apresure a decir mientras mi polla empezaba a palpitar dentro de aquel juguete. Estoy seguro que los trallazos hubieran sido la hostia si mi polla se hubiese corrido fuera porque los latigazos que estaba sintiendo no los había sentido en la vida. La polla palpitaba sin parar y aunque fueron segundos a mi me parecía estar descargando lefazos sin parar.
Saque la polla del juguete y me tumbe boca arriba, rojo, con el corazón bombeando a tope y exhausto.
Eres todo un macho campeón, pero ahora me toca a mí. -me dijo mi padre.
Mientras procedía a recuperarme mi padre se apresuró a clavar su polla en el juguete.
A ver qué calentito le has dejado el coño a la zorra por dentro- dijo.
Mi padre procedió a pegar golpes con su polla en la apertura y acto seguido la clavó hasta el fondo de tal manera que parecía que iba a salir la polla por el otro lado del juguete.
Aaaah, pero que calentito lo has dejado hostias, cuanta lefa de macho jodeeeeer.
No me dio tiempo a recuperarme cuando mi polla volvió a ponerse dura. Mi padre estaba bombeando aquel juguete con la lefa de su hijo dentro, pensad lo que queráis pero yo solo pude pensar dos cosas, que semental y que morbazo ver aquello.
Mi padre aún clavaba aquella herramienta con más fiereza que yo, la sacaba de ese juguete mostrando su polla llena de mi semen y sus babas y la volvía a meter, gemía, la saca, la clavaba y así varias veces entre repetidos “Toma polla zorra”.
Llevaba algunos minutos viendo aquella escena con la polla dura y me apetecía volver a correrme así que empecé a tocarme viendo a mi padre bombear.
Mi padre me vio masturbarme y me dijo:
Anda, ven aquí que vamos a bombear los dos como toca. Ponte debajo anda.
Y así obedecí. Lo bueno de este juguete era que la vagina estaba salida hacia afuera y era mucho más fácil hacer una doble penetración que otros modelos actuales.
Me puse debajo de la cama mirando a mi padre a la cara, este puso el juguete a la altura de nuestra cintura y con una voz suave muy morbosa se acercó a mi odio y me susurró: “A follar machote”.
Primero metí yo mi polla en aquel agujero y con una posición tipo cuclillas empecé a darle a aquel juguete otra vez, acto seguido mi padre también penetró aquel juguete mezclándose nuestras pollas con mi semen de minutos antes y todos los fluidos que ahí pudiesen haber.
Antes hubiese roto el momento preguntando, ahora todo me daba igual. Me apetecía aquel roce, me apetecía aquella follada conjunta, me apetecía dejarme llevar y disfrutar.
Y ahí estábamos los dos. Los dos hombres de la casa simulando que nos follabamos a una piba, mientras nos mirábamos a la cara entre gemidos, caras de placer y sudor. Notaba la fricción de las pollas, notaba que íbamos a romper aquello, notaba que era lo puto mejor que estaba viviendo en aquel momento.
Estábamos bombeando fuerte, dejándonos llevar, no importaba nada externo. Mi padre poco a poco acerco su cara hacia la mía y pensaba que iba a susurrarme alguna cerdada en el odio como de costumbre, pero todo dio un giro inesperado.
Mi padre me cogió de la nuca con su mano libre, y sin esperarlo acercó sus labios a escasos centímetros de los míos, acto seguido ejerció algo de fuerza y nos fundimos en un morreo.
Me parecía bien? Era correcto? Era moral o inmoral? En ese momento me la sudaba. Se me pasó por la cabeza, si, pero me la sudaba. Solo quería seguir. No rompí el momento.
Nuestras lenguas jugaban juntas mientras nuestras bocas se fundían en una sola, mientras nuestras pollas bombeaban al unísono, mientras sudábamos y disfrutábamos como cerdos. Mi padre separó su boca de la mía mientras soltaba cerdadas en voz alta a la vez que volvía a besarme desenfrenadamente.
Pasados unos minutos mi padre no podía más:
Me voy a correr chaval, me voy a correr. Vamos a llenarle el coño a esta zorra. -me dijo.
Yo también me corro papá- le dije.
Mi padre se incorporó y bombeando la que iban a ser sus últimas embestidas esperé al momento oportuno:
Ahí va mi lefa joder- dijo entre jadeos y excitación.
Cogí el juguete y lo saqué de nuestras pollas, lo lance a un lado de la cama y mi padre no pudo reaccionar cuando de su polla empezaron a salir latigazos de semen a borbotones, el no esperaba aquella jugada pero a mí me apetecía ver aquella lefa salir disparada.
Lechazos de semen salían de la polla llenándome pelotas, polla, pecho y algo de piernas. Inmediatamente mi polla volvió a disparar semen (aunque algo menos que la primera vez) del morbo y de lo cachondo que estaba, cayendo todo sobre mi propio tronco.
Los dos nos quedamos mirándonos, sudados y jadeando. Mi padre no hizo preguntas y yo tampoco, se tiró a la cama a tomar algo de aire y recuperarse igual que yo. Nos mirábamos sin decir palabra pero no hacía falta, lo habíamos pasado de puta madre.
Espero que os haya gustado la vuelta y tranquilos que aún queda mucho por contar