Mi padre me enseñó a ser un hombre

A fin de cuentas me toca contar la realidad de mis vivencias y entiendo y respeto que no todo lo narrado pueda dar el mismo morbo a todos o gustar por igual. Aún así me alegra que te guste.

EL DESEO DE MI PADRE
Después de aquella tarde de desenfreno entre mi padre y yo había un detalle que me rondo la cabeza los siguientes días, mi padre y yo nos habíamos comido la boca como cerdos. Ya, ya se que a estas alturas y después de todo lo leído igual es hasta anecdótico, pero imaginad por aquella época y conforme debe de ser el papel de una familia entenderéis que no era lo normal.

No tengo nada en contra del incesto, en lo prohibido esta lo morboso y de una manera u otra ha formado parte de mi vida (siempre que sea consentido y dentro de la mayoría de edad) pero es inevitable el tener ciertos remordimientos o culpabilidad, e incluso el miedo de si, por un descuido, todo se llega a saber.

No os voy a mentir, los días siguientes las mejores pajas fueron recordando aquel morreo tan jodidamente morboso entre dos hombres, el roce de las lenguas, la profundidad de los labios, el placer prohibido, el morbo, el deseo, el que sea tu padre de sangre...

Después de aquel encuentro la vida en casa continuaba como siempre. Como dije ya hace mucho tiempo mi hermana no vivía con nosotros, y mi madre en unos días se iba de viaje, así que nos quedaríamos mi padre y yo solos. Un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo al enterarme, mi padre y yo solos lo podíamos pasar de puta madre, pero también sabia que el estar solos iba a hacer que su vena de cerdo ibérico se disparara al 300% como hasta ahora en nuestros encuentros.

¿Es imprescindible que te vayas cielo? - Le dijo mi padre a mi madre.

El viaje ya esta pagado y también tengo derecho a irme, que ya sois mayorcitos - soltó mi madre.

Si por algo se caracteriza mi madre de siempre es que jamás le ha gustado estar bajo las ordenes de ningún hombre (incluido de su propio marido) y siempre ha sido bastante independiente en ese sentido, en la cama no puedo decir lo mismo ;)

Bueno pues no te preocupes, tu hijo y yo podemos apañárnoslas solitos, ¿verdad que si? - Me dijo mi padre mientras me guiñaba un ojo.

Si...si, claro que si - dije yo medio titubeando.

Después de eso mi madre empezó con sus interminables ordenes de como debíamos de hacer las cosas, como quería encontrarse la casa (en fin, lo típico). Los días anteriores de que mi madre se fuera mis padres aprovechaban cualquier momento para follar, y el cerdo de mi padre sabia montarla bien para que supiera quien mandaba en la cama y de quien era ella, yo aprovechaba para escucharles y también caían unos pajotes de vicio.

El día de la partida de mi madre mis padres se levantaron algo mas temprano, y lo supe por el ruido que venia de la cocina. Creía reconocer que eran las pelotas de mi padre mientras se lo montaba con ella, y estaba en lo cierto. Me asome por la rendija que quedo de la puerta y ahí estaban, como putos cerdos aprovechando. Jamas antes de desayunar me la habia cascado, pero aquello me estaba poniendo tan cerdo que no me pude resistir. Mi padre tenia apoyada a mi madre contra la encimera, con una de sus piernas levantadas entre uno de los brazos de mi padre y aquel puto toro la embestía tan fuerte que parecía que le iba a dejar moratones por todo el coño.

Recuerdo que fue algo muy exprés ya que mi padre al poco soltó que se iba a correr y dando su ultima embestida impregno aquel fruto del que tanto disfrutaba poseer. Vi sacar la polla de mi padre aun medio erecta y con gotas de semen babeando y mi madre haciendo lo posible para dar la sensación de que no había pasado nada. No pude acabar de correrme así que me fui rápido a la habitación, me calme como pude (el corazón me iba a mil) me vestí y salí al rato para, un buen rato después, despedir a mi madre.

La despedida transcurrió con total normalidad y con pena por no verla en unos días, pero también con tranquilidad de saber que si hacia algo con mi padre podríamos dar rienda suelta sin problemas ni prisas.

Cuando mi madre cerro la puerta y se fue mi padre y yo nos miramos y el empezó a decirme:

Bueno, entonces ¿tu haces ahora el papel de madre, no? - me soltó

Vete a la mierda anda - le solté yo (todo esto dentro de un contexto de colegueo, nada de malos rollos)

Es broma chavalin, es broma. Entre los dos tendremos que ir haciendo que si no ya sabes como se las gasta tu madre - me dijo.

Si si, como venga y vea que esta todo guarro veras los gritos que va a pegar jajaja - le dije yo a mi padre.

Me dispuse a desayunar por fin, y mientras estaba desayunando entro mi padre en la cocina:

¿No tienes sillas para sentarte o que? - me dijo al ver que estaba desayunando de pie.

Bah, si para lo que voy a desayunar no es necesario - le conteste.

Claro, ya has tenido empacho con la previa mientras montaba a tu madre, ¿no? - me soltó con actitud fanfarrona.

Joder, ¿me has visto? - le solté.

Tu madre espero que no, pero yo de pleno colega - me dijo.

Joder pues si os ponéis ahí a follar, ¿que queréis? - le conteste.

Tranquilo colega, si ya sabes que a tu padre le mola que aprendas y mires - me dijo. Te la has cascado mientras, ¿ verdad?

Pues empecé, pero no pude acabar - conteste.

Así que el pequeño macho de la casa no ha podido correrse, vaya vaya...pues a eso habrá que ponerle remedio, ¿no? - dijo mirándome con una cara de cerdo salido que solo ponía cuando estaba a 100.

Mi padre se levanto de la silla del comedor y se puso detrás de mi, a mi me pillo de improvisto ya que no sabia que tenia pensado hacer eso:

¿Qué haces pap..? No pude acabar de decir la frase cuando mi padre me tapo la boca con la mano y me susurro en el oído: "Hacer que mi hijo disfrute, no es bueno dejarse la leche dentro"

Mi cuerpo empezó a entrar en un estado de morbo y excitación imparables, dejando por primera vez la culpabilidad y a un lado y dejándome llevar sin importarme ya nada. Mi padre me cogió la taza del desayuno, me la quito con fuerza de la mano y la dejo en la encimera. "Cierra los ojos" me ordeno.

Obedecí y note a mi padre como me respiraba en la nuca, como olía mi cuello, como parecía hacer una primera inspección antes de pasar a la acción. Acto seguido note que la lengua de mi padre empezaba a recorrer todo mi cuello, dando lengüetazos arriba y abajo, pasando por la oreja con pequeños mordisquitos mientras su mano se deslizaba irremediablemente hacia mi polla.

Estaba en una nube de placer como pocas veces había sentido en mi vida, mi padre, aquella figura de autoridad ya parecía que se había cansado de jugar con su hijo a follar juguetes y quería pasar a algo mas.

¿Esta es tu manera de hacerme un hombre? . le dije entre jadeos intensos.

Hay muchas maneras de que un hijo aprenda muchas cosas de su padre, yo te voy a enseñar a ser un hombre a mi manera, ¿paro? - me dijo.

No no, sigue por favor - le dije a mi padre.

Mi padre seguía comiéndome el cuello y con sus dos manos me bajo los pantalones hasta dejar al descubierto mi polla bien erecta. Mi padre se escupió un buen gapo de saliva en la mano y acto seguido empezó a bajarme la piel de mi polla, jugando un poco con mi tronco para acto seguido proceder a masturbarse de una manera tan salvaje como jamás había experimentado.

¿Te gusta chavalin? . me soltaba.

Si papa, si jodeeeer - le decia yo entre jadeos.

Menudo cabronazo estas hecho, esto no te lo hace ninguna tía ¿eh? - me soltó.

No - dije en un sonoro jadeo.

A tomar por culo - soltó mi padre.

Acto seguido después de soltar esa frase mi padre me cogió de la parte contraria de la cara y me beso, mas bien me metió la lengua a lo bestia sin yo poder si quiera reaccionar, empezó a morrearme, a juntar punta de lengua con punta de lengua, me escupió para acto seguido seguir besándome como un poseso que lleva años deseándome, pero que hasta ahora no ha podido tenerme. Mientras nos fundíamos en besos mi padre seguía cascándomela, una de sus manos fue hasta el pezón y mientras con una me pajeaba, con la otra rozaba mi punto mas débil, todo aquel que me conoce sabe que los pezones son mi autentica debilidad.

Mi padre paro de masturbarme para bajarse los pantalones:

No pares ahora joder - le solté.

Shhh, calla calla - me soltó.

Mi padre me ordeno que me abriera de piernas procediendo a meter su polla entre mis muslos para luego apretar entre ellos su rabo, luego el continuo pajeandome mientras me tocaba el pezón y empezó a follarme los muslos como una simulación de mi persona.

Llevo muchos años queriendo hacer esto, no sabes que ganas te tenia chaval - me dijo el.

Ufff papa - le conteste.

Mi padre embestía como una bestia, jadeabamos juntos, nos comíamos la boca, y algún que otro escupitajo con una cachete en la mejilla me llevaba de vez en cuando. El morbo y la excitación hizo que ya no pudiéramos aguantar mas y asi nos lo hicimos saber:

Papa, papa continua cascándomela que me corro - me apresure a decirle.

Joder cabronazo, yo también - me soltó.

Mi padre se separo corriendo de mis espaldas y puso su polla encima de la mía, se escupió otra vez y empezó a frotar nuestras pollas a la vez juntas, mientras me ordeno que le besara.

Me acerque a sus labios y nos fundimos frente a frente yo iba a avisarle de que ya me iba a salir la leche, pero antes de decirlo ya empezó a brotar semen sin parar. Latigazos de lefa empezaron a brotar de nuestras pollas, llenando nuestras manos, parte del pecho de mi padre y también el mío, mientras nos fundíamos en besos sin parar.

Cuando acabamos no dijimos nada, mi padre se limito a con restos de lefa de sus dedos pasarlos por la comisura de mi boca dejando parte de la mezcla de lefa ahí impregnada y guiñándome un ojo para acto seguido irse a la ducha.

Aquel día entendí que mi padre iba a querer aprovechar todo el tiempo que pudiéramos estar solos, y vaya que íbamos a hacerlo.

Espero que os siga molando la historia ya que como he dicho muchas veces aun quedan muchas cosas por contar. :p
mmm que pajas me estoy haciendo con vosotros
 
PADRE E HIJO: PARTE I
Era la primera vez que mi padre y yo nos fundíamos en un beso, nos comíamos la boca, la primera vez que habíamos pasado ciertos limites que JAMAS pensaba que ocurriría. Aquellos limites familiares ya parecía que se habían roto y estábamos dispuestos a llegar a donde hiciera falta para satisfacer nuestros deseos como "machos" que siempre decía mi padre.

Después de que mi padre me dejara la lefa en la comisura de los labios no pude evitar sacar la lengua (como cuando tienes un poco de mayonesa) y limpiar bien para impregnarme de aquel sabor. Era mágico, sabia a morbo, a prohibido, a deseo, a placer, a querer mas...

Mi padre acabo de ducharse para acto seguido salir a correr.

-Dúchate, vale guarrete? -me soltó mi padre con una sonrisa. -Si claro, no me voy a quedar así.

Mi padre se fue y yo me metí en la ducha, debajo de aquella alcachofa mientras me caía el agua calentita volvieron a mi mente los momentos que previamente habíamos vivido y mi polla volvió a ponerse dura como un resorte al instante. Pensar en aquel hombre, aquel macho, que era mi puto padre joder, pero menudo morbazo...cuantas familias estarían viviendo lo mismo y no se dice, se mantiene en secreto, se disfruta...pensar en la ducha sobre aquello me hacia sentir de alguna manera "poderoso" y elevaba mi calentura al x1000.

Me duche tranquilamente (aunque me hubiese cascado otro pajote, no lo negare) y salí de la ducha. Empecé a secarme el cuerpo, saque el secador y me seque el pelo, en fin, lo típico en estos casos

Me dispuse a ponerme yo también mi ropa de deporte para salir a correr un rato con la música puesta a todo volumen y así relajar un poco la mente, así que así lo hice. Siempre me gusta salir a correr por la naturaleza, no soy nada de gimnasios ni nada por el estilo. En una de estas me encontré a mi padre que ya iba de vuelta a casa.

-Ey, ¿ya vas a casa? -Le dije a mi padre. -Tu me dirás, alguien tendrá que hacer la comida, ¿no? o prefieres "hacérmela" tu?

En ese momento que no pasaba nadie (y menos mal) mi padre se arremango uno de los camales del pantalón hasta lo máximo que pudo dejando su polla morcillona al aire, mis ojos se fueron directos hacia ese miembro y no daba crédito.

-¡Papa coño, que estamos en la calle! -le dije yo. Mi padre se bajo el camal -Vaya, ¿ahora el niño se escandaliza? Cuando llegues a casa te vas a enterar. Mi padre se fue mirándome con una mirada que jamás me había soltado antes y no supe interpretar que querían decir exactamente sus palabras, aunque por culpa de enseñarme el rabo empezaba a tener una semi-erección que iba a ser complicado disimular.

Acabe mi trayecto como buenamente pude (entre momentos de calentón y calma) y me dirigí a casa. La cabeza me iba a mil por hora, a que se refería mi padre, que querría decir con aquello, estaría enfadado o no...Subí las escaleras de casa y abrí la puerta. Entre saludando y cerré la puerta.

Cuando avance un poco pasando por el cuarto de mi hermana seguido estaba el de mis padres, y ahí estaba mi padre con toda la ropa sudada, de pie, mirándose en el espejo.

-Hombre, pero si ya estas aquí -me dijo mi padre. -Pero si he dicho buenas cuando he entrado, ¿no me has escuchado? -Mi padre se giro y me miro con cara de extrañeza y se dirigió a mi -Pero que coño te pasa, ¿se puede saber el estar tan contestón a que viene? me dijo.

-No, contestón no, pero me dices de llevar esto en secreto sabiendo que vivimos en un pueblo pequeño y vas y me enseñas el rabo ahí sin pudor, joder córtate un poco. ¿Sabes que si la gente se entera la podemos liar? le dije a mi padre en un tono bastante elevado.

-¡EH! A mi que sea la ultima vez que te diriges así y en ese tono, ¿te queda claro puto niñato? -me soltó mi padre en un tono habitual de cuando se enfadaba o algo le sentaba mal.

-Mira, vete a...-no me dio tiempo a terminar cuando mi padre se lanzo a mi boca con su mano tapándola, y con el otro brazo me agarro de la espalda.

-Que me vaya donde, dime donde -me dijo mi padre pero esta vez bajando el tono y en un leve susurro a escasos centímetros de mi cara. -Ya no eres tan gallito, ¿no? Esto es lo que quieres ¿verdad? Pues tranquilo, que ahora te vas a enterar.

Mi padre quito su mano de mi boca y apretándome con sus dejos las mejillas me soltó -Por tu bien espero que me obedezcas a todo en este momento, ahora vas a saber lo que es ser un buen macho.

-Papa que...que vas a...-dije yo titubeando.

Mi padre se alejo de mi unos centímetros y empezó a desvestirse. Empezó a quitarse la camiseta dejando todo ese torso velludo a la vista que tanto me gustaba, le brillaba por el sudor y se llevo su mano a uno de sus pezones mientras se los acariciaba mirándome lascivo y señalándome con el dedo que me acercara.

Aquello empezaba a ponerme a cien y como buen hijo obedecí, me acerque poco a poco donde estaba el y me susurro - acaríciame los pezones con la lengua, y no quiero un no por respuesta.

Mi padre había pasado de un mosqueo a convertirlo en un juego donde quedaba claro que yo seria la presa, y no lo pensé, la rabia momentánea empezó a convertirse en un morbo irrefrenable y yo quería dejarme llevar hasta las ultimas consecuencias. Como bien me ordeno mi padre saque la lengua y empecé a lamer ese pezón, mi padre daba jadeos pequeños pero suficientemente intensos como para saber que aquello le estaba poniendo como una moto.

-Así así pequeño gallito -me decía mi padre mientras me dio un golpe en el mentón señalando que dejara de lamer y le mirara a la cara, nuestras bocas volvieron a juntarse, mi padre separó su cara, me escupió en la lengua y me empezó a morrear desenfrenadamente.

-Cógeme la polla y cáscamela con fuerza, ¿entendido? -me dijo.

-Si papá.

Era la primera vez que recibía la orden de tener ese miembro en mis manos, aquel miembro que entraba en el coño de mi madre, aquel miembro que me engendró en su día, hoy lo tendría entre mis manos.

Acerque mi mano a su polla y casi no podía cerrarla, que grosor, que dureza, que venas se marcaban. Empecé a bajar la piel de su polla primero bastante despacio mientras seguíamos besándonos como locos.

-Cáscamelo más rápido joder -me soltó.

Que me diera órdenes me ponía todavía más a mil por hora, así que empecé a masturbarle lo más rápido que pude y procurando no parar para satisfacerle a sus órdenes.

-Ufff, así así cabrón, que bien se te da hijo, dale no pares -me decía entre gemidos mezclados con los besos.

Mientras pajeaba a mi padre el se lanzó a sacarme la polla por encima del pantalón de deporte y empezó a acariciarme los huevos con un suave masaje con las yemas de sus dedos para después de un rato subir su mano por el tronco y proceder a masturbarme. Y ahí estábamos los dos, padre e hijo fundiéndose en lo prohibido y el morbo desenfrenado, en la inmoralidad, en lo más tabú…pero sinceramente en ese momento me daba todo igual. Me daba igual mi madre, me daba igual si se enteraban, me daba igual si estaba mal…era mi padre, yo quería disfrutar de él, me apetecía e iba a ir a por todas.

La habitación olía a sudor, a deseo acumulado, a noches de miradas furtivas y palabras no pronunciadas. La luz tenue se filtraba por la ventana entreabierta, dejando ver apenas las siluetas de dos cuerpos que se miraban como dos depredadores a punto de destrozarse.

Mi padre lo lo tenía claro. Esa noche iba a devorarme, sin permiso, sin frenos.

Notaba cómo mi cuerpo se encendía como gasolina en contacto con una cerilla. No había nada dulce allí. Solo pura tensión carnal, salvaje, casi animal. En un momento dado mi padre me estampó contra la pared, clavando sus manos en mis caderas, en mi cuello, en cualquier parte de mi cuerpo que pudiera agarrar.

—Te voy a follar hasta que no puedas ni andar, ¿me oyes? -me dijo mi padre.

Desafiándole con la mirada le dije -no tienes huevos, pero no sabía que estaba a punto de descubrir que mi padre aún podía ser más salvaje de lo que aparentaba.
 
PADRE E HIJO: PARTE I
Era la primera vez que mi padre y yo nos fundíamos en un beso, nos comíamos la boca, la primera vez que habíamos pasado ciertos limites que JAMAS pensaba que ocurriría. Aquellos limites familiares ya parecía que se habían roto y estábamos dispuestos a llegar a donde hiciera falta para satisfacer nuestros deseos como "machos" que siempre decía mi padre.

Después de que mi padre me dejara la lefa en la comisura de los labios no pude evitar sacar la lengua (como cuando tienes un poco de mayonesa) y limpiar bien para impregnarme de aquel sabor. Era mágico, sabia a morbo, a prohibido, a deseo, a placer, a querer mas...

Mi padre acabo de ducharse para acto seguido salir a correr.

-Dúchate, vale guarrete? -me soltó mi padre con una sonrisa. -Si claro, no me voy a quedar así.

Mi padre se fue y yo me metí en la ducha, debajo de aquella alcachofa mientras me caía el agua calentita volvieron a mi mente los momentos que previamente habíamos vivido y mi polla volvió a ponerse dura como un resorte al instante. Pensar en aquel hombre, aquel macho, que era mi puto padre joder, pero menudo morbazo...cuantas familias estarían viviendo lo mismo y no se dice, se mantiene en secreto, se disfruta...pensar en la ducha sobre aquello me hacia sentir de alguna manera "poderoso" y elevaba mi calentura al x1000.

Me duche tranquilamente (aunque me hubiese cascado otro pajote, no lo negare) y salí de la ducha. Empecé a secarme el cuerpo, saque el secador y me seque el pelo, en fin, lo típico en estos casos

Me dispuse a ponerme yo también mi ropa de deporte para salir a correr un rato con la música puesta a todo volumen y así relajar un poco la mente, así que así lo hice. Siempre me gusta salir a correr por la naturaleza, no soy nada de gimnasios ni nada por el estilo. En una de estas me encontré a mi padre que ya iba de vuelta a casa.

-Ey, ¿ya vas a casa? -Le dije a mi padre. -Tu me dirás, alguien tendrá que hacer la comida, ¿no? o prefieres "hacérmela" tu?

En ese momento que no pasaba nadie (y menos mal) mi padre se arremango uno de los camales del pantalón hasta lo máximo que pudo dejando su polla morcillona al aire, mis ojos se fueron directos hacia ese miembro y no daba crédito.

-¡Papa coño, que estamos en la calle! -le dije yo. Mi padre se bajo el camal -Vaya, ¿ahora el niño se escandaliza? Cuando llegues a casa te vas a enterar. Mi padre se fue mirándome con una mirada que jamás me había soltado antes y no supe interpretar que querían decir exactamente sus palabras, aunque por culpa de enseñarme el rabo empezaba a tener una semi-erección que iba a ser complicado disimular.

Acabe mi trayecto como buenamente pude (entre momentos de calentón y calma) y me dirigí a casa. La cabeza me iba a mil por hora, a que se refería mi padre, que querría decir con aquello, estaría enfadado o no...Subí las escaleras de casa y abrí la puerta. Entre saludando y cerré la puerta.

Cuando avance un poco pasando por el cuarto de mi hermana seguido estaba el de mis padres, y ahí estaba mi padre con toda la ropa sudada, de pie, mirándose en el espejo.

-Hombre, pero si ya estas aquí -me dijo mi padre. -Pero si he dicho buenas cuando he entrado, ¿no me has escuchado? -Mi padre se giro y me miro con cara de extrañeza y se dirigió a mi -Pero que coño te pasa, ¿se puede saber el estar tan contestón a que viene? me dijo.

-No, contestón no, pero me dices de llevar esto en secreto sabiendo que vivimos en un pueblo pequeño y vas y me enseñas el rabo ahí sin pudor, joder córtate un poco. ¿Sabes que si la gente se entera la podemos liar? le dije a mi padre en un tono bastante elevado.

-¡EH! A mi que sea la ultima vez que te diriges así y en ese tono, ¿te queda claro puto niñato? -me soltó mi padre en un tono habitual de cuando se enfadaba o algo le sentaba mal.

-Mira, vete a...-no me dio tiempo a terminar cuando mi padre se lanzo a mi boca con su mano tapándola, y con el otro brazo me agarro de la espalda.

-Que me vaya donde, dime donde -me dijo mi padre pero esta vez bajando el tono y en un leve susurro a escasos centímetros de mi cara. -Ya no eres tan gallito, ¿no? Esto es lo que quieres ¿verdad? Pues tranquilo, que ahora te vas a enterar.

Mi padre quito su mano de mi boca y apretándome con sus dejos las mejillas me soltó -Por tu bien espero que me obedezcas a todo en este momento, ahora vas a saber lo que es ser un buen macho.

-Papa que...que vas a...-dije yo titubeando.

Mi padre se alejo de mi unos centímetros y empezó a desvestirse. Empezó a quitarse la camiseta dejando todo ese torso velludo a la vista que tanto me gustaba, le brillaba por el sudor y se llevo su mano a uno de sus pezones mientras se los acariciaba mirándome lascivo y señalándome con el dedo que me acercara.

Aquello empezaba a ponerme a cien y como buen hijo obedecí, me acerque poco a poco donde estaba el y me susurro - acaríciame los pezones con la lengua, y no quiero un no por respuesta.

Mi padre había pasado de un mosqueo a convertirlo en un juego donde quedaba claro que yo seria la presa, y no lo pensé, la rabia momentánea empezó a convertirse en un morbo irrefrenable y yo quería dejarme llevar hasta las ultimas consecuencias. Como bien me ordeno mi padre saque la lengua y empecé a lamer ese pezón, mi padre daba jadeos pequeños pero suficientemente intensos como para saber que aquello le estaba poniendo como una moto.

-Así así pequeño gallito -me decía mi padre mientras me dio un golpe en el mentón señalando que dejara de lamer y le mirara a la cara, nuestras bocas volvieron a juntarse, mi padre separó su cara, me escupió en la lengua y me empezó a morrear desenfrenadamente.

-Cógeme la polla y cáscamela con fuerza, ¿entendido? -me dijo.

-Si papá.

Era la primera vez que recibía la orden de tener ese miembro en mis manos, aquel miembro que entraba en el coño de mi madre, aquel miembro que me engendró en su día, hoy lo tendría entre mis manos.

Acerque mi mano a su polla y casi no podía cerrarla, que grosor, que dureza, que venas se marcaban. Empecé a bajar la piel de su polla primero bastante despacio mientras seguíamos besándonos como locos.

-Cáscamelo más rápido joder -me soltó.

Que me diera órdenes me ponía todavía más a mil por hora, así que empecé a masturbarle lo más rápido que pude y procurando no parar para satisfacerle a sus órdenes.

-Ufff, así así cabrón, que bien se te da hijo, dale no pares -me decía entre gemidos mezclados con los besos.

Mientras pajeaba a mi padre el se lanzó a sacarme la polla por encima del pantalón de deporte y empezó a acariciarme los huevos con un suave masaje con las yemas de sus dedos para después de un rato subir su mano por el tronco y proceder a masturbarme. Y ahí estábamos los dos, padre e hijo fundiéndose en lo prohibido y el morbo desenfrenado, en la inmoralidad, en lo más tabú…pero sinceramente en ese momento me daba todo igual. Me daba igual mi madre, me daba igual si se enteraban, me daba igual si estaba mal…era mi padre, yo quería disfrutar de él, me apetecía e iba a ir a por todas.

La habitación olía a sudor, a deseo acumulado, a noches de miradas furtivas y palabras no pronunciadas. La luz tenue se filtraba por la ventana entreabierta, dejando ver apenas las siluetas de dos cuerpos que se miraban como dos depredadores a punto de destrozarse.

Mi padre lo lo tenía claro. Esa noche iba a devorarme, sin permiso, sin frenos.

Notaba cómo mi cuerpo se encendía como gasolina en contacto con una cerilla. No había nada dulce allí. Solo pura tensión carnal, salvaje, casi animal. En un momento dado mi padre me estampó contra la pared, clavando sus manos en mis caderas, en mi cuello, en cualquier parte de mi cuerpo que pudiera agarrar.

—Te voy a follar hasta que no puedas ni andar, ¿me oyes? -me dijo mi padre.

Desafiándole con la mirada le dije -no tienes huevos, pero no sabía que estaba a punto de descubrir que mi padre aún podía ser más salvaje de lo que aparentaba.
Cada relato supera al anterior 🥵
 

📢 Webcam con más espectadores ahora 🔥

Atrás
Top Abajo