Mi sobrina de 18 años y yo (Relato real)

Buenas tardes.
Me llamo Alberto, tengo 49 años (cumplo este año 50) y soy un hombre felizmente casado. Y padre de familia.
Soy un hombre muy morboso, y disfruto mucho leyendo los relatos reales de los usuarios de este foro.
Nunca pensé que yo tendría una historia que contar, pero ahora que hace un año que tengo relaciones con mi sobrina de 19 años (18 tenía cuando empezamos), no sé quiénes leéis estos relatos estaríais interesados en conocer todo lo sucedido con Teresa (mi sobrina).
Con ganas de que empieces el relato!
 
Comienzo relato, y lo hago con las presentaciones.

Como comenté, me llamo Alberto. Tengo 49 años (cumplo 50 en diciembre) y vivo en el centro de Madrid. Vivo con mi mujer y dos hijos que tenemos en común.
Físicamente soy muy muy normal: 1.70; con algún kilo de más; poco pelo. Paso muy desapercibido por regla general.

Sexualmente siempre he sido una persona muy morbosa. Lo fui mucho más antes, entre los 25 y los 35 años, sobre todo en mis épocas de soltería, donde di rienda suelta a casi todas mis fantasías.

Una vez casado, entre mi mujer y yo el sexo siempre ha sido muy normal, sin estridencias. Nada de fantasías realizadas, tan solo penetraciones clásicas, sexo oral mutuo y poco más. No me quejo por ello, porque como digo todo lo que tenía que probar ya lo hice en su momento. Hasta hace un año.

Mi mujer tiene una hermana, Martina, casada con Juan, mi cuñado. Una pareja muy normal, y que son padres de Teresa, mi sobrina. Tambien viven en Madrid.

Mi sobrina cumplió 18 años en febrero de 2024, con lo que ahora ya tiene 19 años.
Teresa siempre ha sido una chica muy tradicional, como sus padres (y como mi suegra y mi mujer), esto es, se ha dedicado mucho a estudiar (está en la Universidad estudiando una ingeniería); ha salido más bien poco (empezó a hacerlo a los 17 años, y nada de fiestas o salir de noche, solo al cine, a algún cumpleaños...); es muy educada con un punto de timidez...

Y físicamente, pues tampoco destaca por nada en particular. Como mucho, en que es muy esbelta: mide casi 1.80 y está bastante delgada (no porque coma poco, sino porque su constitución es así). Por extensión, tiene un pecho casi plano y un culo delgado.
Y de cara es igualmente muy normal: morena, pelo muy largo, ojos algo rasgados, labios finos...

En resumen: jamás me había resultado ni medianamente atractiva. O, mejor dicho, jamás me habría imaginado que podría suceder lo sucedió en agosto del año pasado.

En cuanto pueda, sigo contando. Espero seguro siendo de vuestro interés.
 
Comienzo relato, y lo hago con las presentaciones.

Como comenté, me llamo Alberto. Tengo 49 años (cumplo 50 en diciembre) y vivo en el centro de Madrid. Vivo con mi mujer y dos hijos que tenemos en común.
Físicamente soy muy muy normal: 1.70; con algún kilo de más; poco pelo. Paso muy desapercibido por regla general.

Sexualmente siempre he sido una persona muy morbosa. Lo fui mucho más antes, entre los 25 y los 35 años, sobre todo en mis épocas de soltería, donde di rienda suelta a casi todas mis fantasías.

Una vez casado, entre mi mujer y yo el sexo siempre ha sido muy normal, sin estridencias. Nada de fantasías realizadas, tan solo penetraciones clásicas, sexo oral mutuo y poco más. No me quejo por ello, porque como digo todo lo que tenía que probar ya lo hice en su momento. Hasta hace un año.

Mi mujer tiene una hermana, Martina, casada con Juan, mi cuñado. Una pareja muy normal, y que son padres de Teresa, mi sobrina. Tambien viven en Madrid.

Mi sobrina cumplió 18 años en febrero de 2024, con lo que ahora ya tiene 19 años.
Teresa siempre ha sido una chica muy tradicional, como sus padres (y como mi suegra y mi mujer), esto es, se ha dedicado mucho a estudiar (está en la Universidad estudiando una ingeniería); ha salido más bien poco (empezó a hacerlo a los 17 años, y nada de fiestas o salir de noche, solo al cine, a algún cumpleaños...); es muy educada con un punto de timidez...

Y físicamente, pues tampoco destaca por nada en particular. Como mucho, en que es muy esbelta: mide casi 1.80 y está bastante delgada (no porque coma poco, sino porque su constitución es así). Por extensión, tiene un pecho casi plano y un culo delgado.
Y de cara es igualmente muy normal: morena, pelo muy largo, ojos algo rasgados, labios finos...

En resumen: jamás me había resultado ni medianamente atractiva. O, mejor dicho, jamás me habría imaginado que podría suceder lo sucedió en agosto del año pasado.

En cuanto pueda, sigo contando. Espero seguro siendo de vuestro interés.
Adelante continúa!
 
Prosigo ahora que tengo un poco de tiempo.

El año pasado, mi mujer y yo tuvimos vacaciones en el mes de agosto. Y mis cuñados también.

Ellos tienen un apartamento en La Manga del Mar Menor (Murcia). Como ya habían hecho un par de años atrás, aprovechando que todos teníamos vacaciones el mismo mes, nos preguntaron si nos apetecía ir con ellos de vacaciones a su apartamento (no tiene problema de espacio, puesto que son 3 habitaciones dobles y un sofá cama en el salón).

Como Teresa, mi sobrina, y nuestros hijos (aun siendo algo más jóvenes que ella) siempre se han llevado bien, aceptamos la invitación y el día 2 de agosto llegamos los 7 al apartamento.

La distribución fue la siguiente: mi mujer y yo en una habitación; mis hijos en otra; mi cuñada y mi sobrina en otra. Y mi cuñado en el salón.

En total, íbamos a estar 15 dias, hasta el día 18 de agosto incluido.

Los primeros días transcurrieron sin más novedad que la rutina playera: playa por la mañana, comida en casa, siesta o playa por la tarde, cena en casa y paseo por la noche.

Ya de madrugada, yo, como todos las noches y al igual que me pasa en nuestra casa, me levantaba a orinar a eso de las 3-4 de la madrugada.
Y, al igual que en nuestra casa, las ganas de orinar iban acompañadas de una importante erección nocturna.
Y, al igual que hacía en nuestra casa (las rutinas son muy malas), cuando me levantaba a orinar con esa erección a tope, me sacaba la polla del calzoncillo antes de entrar en el baño. para liberar un poco de tensión.

(Es importante que cuente que el baño del apartamento tiene una pequeña ventana que da a la calle, con lo que no era necesario dar la luz al entrar ni aun siendo madrugada; y que tiene una disposición particular, puesto que al entrar todo está hacia el lado izquierdo, excepto la ducha que está a la derecha, pegada a la pared. Pero hacia la izquierda, entre la puerta del baño y el váter están el lavabo y la lavadora).

Repetí mi rutina las madrugadas de los días 2, 3, y 4. Pero la madrugada del día 5 de agosto, algo pasó.

Volví a repetir mi rutina, incluyendo la de sacarme la polla antes de entrar en el baño. Pero, al entrar en el mismo, sentada en la taza, vestida con un camisón y con las bragas en los tobillos, estaba mi sobrina.

En cuanto pueda, sigo contando.
 
Última edición:
Prosigo ahora que tengo un poco de tiempo.

El año pasado, mi mujer y yo tuvimos vacaciones en el mes de agosto. Y mis cuñados también.

Ellos tienen un apartamento en La Manga del Mar Menor (Murcia). Como ya habían hecho un par de años atrás, aprovechando que todos teníamos vacaciones el mismo mes, nos preguntaron si nos apetecía ir con ellos de vacaciones a su apartamento (no tiene problema de espacio, puesto que son 3 habitaciones dobles y un sofá cama en el salón).

Como Teresa, mi sobrina, y nuestros hijos (aun siendo algo más jóvenes que ella) siempre se han llevado bien, aceptamos la invitación y el día 2 de agosto llegamos los 7 al apartamento.

La distribución fue la siguiente: mi mujer y yo en una habitación; mis hijos en otra; mi cuñada y mi sobrina en otra. Y mi cuñado en el salón.

En total, íbamos a estar 15 dias, hasta el día 18 de agosto incluido.

Los primeros días transcurrieron sin más novedad que la rutina playera: playa por la mañana, comida en casa, siesta o playa por la tarde, cena en casa y paseo por la noche.

Ya de madrugada, yo, como todos las noches y al igual que me pasa en nuestra casa, me levantaba a orinar a eso de las 3-4 de la madrugada.
Y, al igual que en nuestra casa, las ganas de orinar iban acompañadas de una importante erección nocturna.
Y, al igual que hacía en nuestra casa (las rutinas son muy malas), cuando me levantaba a orinar con esa erección a tope, me sacaba la polla del calzoncillo antes de entrar en el baño. para liberar un poco de tensión.

(Es importante que cuente que el baño del apartamento tiene una pequeña ventana que da a la calle, con lo que no era necesario dar la luz al entrar ni aun siendo madrugada; y que tiene una disposición particular, puesto que al entrar todo está hacia el lado izquierdo, excepto la ducha que está a la derecha, pegada a la pared. Pero hacia la izquierda, entre la puerta del baño y el váter están el lavabo y la lavadora).

Repetí mi rutina las madrugadas de los días 2, 3, y 4. Pero la madrugada del día 5 de agosto, algo pasó.

Volví a repetir mi rutina, incluyendo la de sacarme la polla antes de entrar en el baño. Pero, al entrar en el mismo, sentada en la taza, vestida con un camisón y con las bragas en los tobillos, estaba mi sobrina.

En cuanto pueda, sigo contando.
Maravilloso relato.
Es una lástima que la gente le dé más LIKES a relatos ficticios que a otros como este.
Espero que no te desanimes y nos sigas contando.
Esto promete.
 
Maravilloso relato.
Es una lástima que la gente le dé más LIKES a relatos ficticios que a otros como este.
Espero que no te desanimes y nos sigas contando.
Esto promete.
Quien te dice que es real? Jejej aquí nunca se sabe.

Al menos sabe escribir y darle trama 👌🏻
 
Prosigo ahora que tengo un poco de tiempo.

El año pasado, mi mujer y yo tuvimos vacaciones en el mes de agosto. Y mis cuñados también.

Ellos tienen un apartamento en La Manga del Mar Menor (Murcia). Como ya habían hecho un par de años atrás, aprovechando que todos teníamos vacaciones el mismo mes, nos preguntaron si nos apetecía ir con ellos de vacaciones a su apartamento (no tiene problema de espacio, puesto que son 3 habitaciones dobles y un sofá cama en el salón).

Como Teresa, mi sobrina, y nuestros hijos (aun siendo algo más jóvenes que ella) siempre se han llevado bien, aceptamos la invitación y el día 2 de agosto llegamos los 7 al apartamento.

La distribución fue la siguiente: mi mujer y yo en una habitación; mis hijos en otra; mi cuñada y mi sobrina en otra. Y mi cuñado en el salón.

En total, íbamos a estar 15 dias, hasta el día 18 de agosto incluido.

Los primeros días transcurrieron sin más novedad que la rutina playera: playa por la mañana, comida en casa, siesta o playa por la tarde, cena en casa y paseo por la noche.

Ya de madrugada, yo, como todos las noches y al igual que me pasa en nuestra casa, me levantaba a orinar a eso de las 3-4 de la madrugada.
Y, al igual que en nuestra casa, las ganas de orinar iban acompañadas de una importante erección nocturna.
Y, al igual que hacía en nuestra casa (las rutinas son muy malas), cuando me levantaba a orinar con esa erección a tope, me sacaba la polla del calzoncillo antes de entrar en el baño. para liberar un poco de tensión.

(Es importante que cuente que el baño del apartamento tiene una pequeña ventana que da a la calle, con lo que no era necesario dar la luz al entrar ni aun siendo madrugada; y que tiene una disposición particular, puesto que al entrar todo está hacia el lado izquierdo, excepto la ducha que está a la derecha, pegada a la pared. Pero hacia la izquierda, entre la puerta del baño y el váter están el lavabo y la lavadora).

Repetí mi rutina las madrugadas de los días 2, 3, y 4. Pero la madrugada del día 5 de agosto, algo pasó.

Volví a repetir mi rutina, incluyendo la de sacarme la polla antes de entrar en el baño. Pero, al entrar en el mismo, sentada en la taza, vestida con un camisón y con las bragas en los tobillos, estaba mi sobrina.

En cuanto pueda, sigo contando.
Nos tienes en vela con tanto misterio ajaja
 
(Antes de continuar, un matiz: si mi relato fuese inventado, os aseguro que me estaría ganando la vida como el Megan Maxwell de Carabanchel y no como auxiliar administrativo. Menos dudar y más disfrutar).

Continúo.

Acabé la parte anterior diciendo que, la madrugada del día 5 agosto (año pasado), y como había hecho las anteriores, me levanté de madrugada a orinar acompañado de una pronunciada erección. Y que, como las madrugadas anteriores, antes de entrar al baño ya me estaba sacando la polla, para adelantar tiempo.

Pero, al contrario que las tres primeras noches, en las que no había nadie en el baño, en esta ocasión, al entrar, me encontré con que estaba mi sobrina orinando.

Yo me quedé petrificado a la altura del lavabo, le pedí perdón mientras me guardaba la polla pero enseguida me percaté que ella, después del susto inicial por mí presencia allí, inmediatamente dirigió su mirada a mi polla.

Aunque estaba a punto de guardar del todo mi polla y de darme la vuelta para salir del baño, Teresa no dejaba de mirar mi miembro fijamente.

Mi cabeza daba vueltas con esa mirada, y el morbo del momento hizo que no terminara de guardarme la polla, sino todo lo contrario, volví a sacarla. Teresa abrió los ojos de par en par, mientras seguía sentada en la taza sin moverse, y con las bragas en las rodillas (se las había subido por impulso cuando entré).

Había entre nosotros un par de metros de distancia (los que separaban el lavabo y la lavadora de donde ella estaba sentada), pero la luz de las farolas que entraba por la ventana del baño nos hacía vernos bien a los dos.

Casi de inmediato, y aprovechando que mi sobrina seguía sin perder de vista mi polla, empecé a acariciármela, dejando bien a la vista mi capullo, sacudiéndomela para que ella no quitara ojo.

Teresa movía su culo sentada, pero no decía nada, solo miraba mi polla.

Yo no quería provocar nada más, pues no era momento ni lugar, pero tampoco quería dejar pasar la oportunidad de ver su reacción, así que empecé a masturbarme y no tardé mucho en tener ganas de correrme. Cogí unos pañuelos de papel que había encima del lavado y, tras dos sacudidas y haciendo que ella lo viera bien, eché toda mi leche sobre los pañuelos.

Los ojos de Teresa estaban abiertos como platos, y tenía los labios (los de la boca) húmedos.

Yo no hice nada más, ni siquiera quería acercarme a ella por no romper ese momento y por no provocar una reacción adversa.

Simplemente, me guardé la polla, me lavé las manos, le guiñé un ojo, y salí del baño.

Me fui a la cama con mi mujer, y a los pocos minutos salió mi sobrina del baño.

Me costó mucho dormir, tenía la cabeza descolocada por lo que había pasado. Era mi sobrina, tenía 18 años, pero el morbo que me había hecho sentir hacia años que no lo sentía.

FInalmente, me quedé dormido.

Lo que pasó el día siguiente y los días posteriores lo contaré en cuanto pueda.

Gracias por vuestro interés.
 
(Antes de continuar, un matiz: si mi relato fuese inventado, os aseguro que me estaría ganando la vida como el Megan Maxwell de Carabanchel y no como auxiliar administrativo. Menos dudar y más disfrutar).

Continúo.

Acabé la parte anterior diciendo que, la madrugada del día 5 agosto (año pasado), y como había hecho las anteriores, me levanté de madrugada a orinar acompañado de una pronunciada erección. Y que, como las madrugadas anteriores, antes de entrar al baño ya me estaba sacando la polla, para adelantar tiempo.

Pero, al contrario que las tres primeras noches, en las que no había nadie en el baño, en esta ocasión, al entrar, me encontré con que estaba mi sobrina orinando.

Yo me quedé petrificado a la altura del lavabo, le pedí perdón mientras me guardaba la polla pero enseguida me percaté que ella, después del susto inicial por mí presencia allí, inmediatamente dirigió su mirada a mi polla.

Aunque estaba a punto de guardar del todo mi polla y de darme la vuelta para salir del baño, Teresa no dejaba de mirar mi miembro fijamente.

Mi cabeza daba vueltas con esa mirada, y el morbo del momento hizo que no terminara de guardarme la polla, sino todo lo contrario, volví a sacarla. Teresa abrió los ojos de par en par, mientras seguía sentada en la taza sin moverse, y con las bragas en las rodillas (se las había subido por impulso cuando entré).

Había entre nosotros un par de metros de distancia (los que separaban el lavabo y la lavadora de donde ella estaba sentada), pero la luz de las farolas que entraba por la ventana del baño nos hacía vernos bien a los dos.

Casi de inmediato, y aprovechando que mi sobrina seguía sin perder de vista mi polla, empecé a acariciármela, dejando bien a la vista mi capullo, sacudiéndomela para que ella no quitara ojo.

Teresa movía su culo sentada, pero no decía nada, solo miraba mi polla.

Yo no quería provocar nada más, pues no era momento ni lugar, pero tampoco quería dejar pasar la oportunidad de ver su reacción, así que empecé a masturbarme y no tardé mucho en tener ganas de correrme. Cogí unos pañuelos de papel que había encima del lavado y, tras dos sacudidas y haciendo que ella lo viera bien, eché toda mi leche sobre los pañuelos.

Los ojos de Teresa estaban abiertos como platos, y tenía los labios (los de la boca) húmedos.

Yo no hice nada más, ni siquiera quería acercarme a ella por no romper ese momento y por no provocar una reacción adversa.

Simplemente, me guardé la polla, me lavé las manos, le guiñé un ojo, y salí del baño.

Me fui a la cama con mi mujer, y a los pocos minutos salió mi sobrina del baño.

Me costó mucho dormir, tenía la cabeza descolocada por lo que había pasado. Era mi sobrina, tenía 18 años, pero el morbo que me había hecho sentir hacia años que no lo sentía.

FInalmente, me quedé dormido.

Lo que pasó el día siguiente y los días posteriores lo contaré en cuanto pueda.

Gracias por vuestro interés.
Uf. Joder. Maravilloso, tío. Qué morbazo y qué ganas de saber más.
 

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