Miniescritos, prosa y verso.

-¿ Cómo estás ?

+ Estoy

( Tantristequenopuedonicontarlo.
Cansadodefingirunasonrisa,
queenlasmañanas
mepego yoenloslabios,
Desentirmeunamierda.
Denosaberporqué.
odesaberloynoaceptarlo.
Agotadodegritarenelsilencio,
ydequeanadieleimporte,
niescucharlo.
Dequelavidasederrumbe
entornoamí,
ynosercapazdecontrolarlo )


muy bien,
gracias por preguntarlo.

Cansada de sentirme tan sola rodeada de tanta gente.
 
Su vuelo nuevo.

Siempre acompañado por los ruidos de su casa, siempre solitario en su rutina. Sabedor experimentado, de sus ya todas correrías. Sus ojos curiosos, no necesitan ahora abrirse; en la oscuridad que ellos le dejan, encuentra tembloroso su refugio seguro.

No necesita investigar, no siente la imperiosa necesidad de averiguar de sus nuevos visitantes. Una familia de ratitas tranquilas, no son ninguna amenaza para su seguridad nocturna.

Pero he aquí, que un anochecer, entre el roce de las ramas del viejo y fértil castaño y las sombras chinescas danzando en el techo; mientras permanece quieto, colgado del techo, sus desamparados pensamientos vinieron a estar acompañados.
Marcaba esa noche, colocado sobre la enorme chimenea, el viejo reloj de cuco con su tic-tac, la hora de la curiosidad, de preguntas inquietas y compañeras; todas ellas guardadas en los ojos intrépidos, de una ratita. Una pequeña y tierna ratita, una ratita tímida en búsqueda de aventuras, y ganándole el pulso al miedo.

Es para él, toda una nueva experiencia, es algo que siempre había deseado, pero nunca había creído real, la compañía. Sus grandes y nerviosas alas, se despliegan ante tal emoción; descubriéndose ante él, un nuevo rumbo, un nuevo vuelo.

Abre sus oscuros y pequeños ojos, extiende sus fascinantes alas y agradecido por tan cariñosa visita, vuelan con él sus sentimientos; se descuelga dejando un rastro, y acercándose, deja un roce cálido sobre los labios de la ratita.
Ahora si, desplegando sus enormes alas, vuela un ángel lleno de afecto.
Saliendo por el ventanal, va a contarle a la luna llena que encontró la dirección perdida, que encontró la espera.
Ahora sabe que hay quien sabe mirar la luz de verdad, que los mejores espejos no son los de cristal.

Gmbr.
 
Frases después de beber un mojito de ron, con poético limón y hojitas de yerbabuena.

Has de saber que soy “defensora de las estrellas”, cuido de que no se malgasten los sueños, ni a nadie le de por arrancarlos de cuajo.
Suelo coger un tren y sentarme en ventanilla, porque el mejor asiento siempre es el “ no me importa lo que piensen de mi”.
He guardado la mochila de los “tengo que hacer esto” y los “debería”, a cambio me puse los zapatos de “rosas para él y café solo para mi”, me hacen andar ligera de peso emocional.
Hay que decir adiós a los “trajes encorsetados de prejuicios” y codearse “con bolsillos que llenar de conocimientos”.
Es la hora del café, ese que sabe a “besarte en una esquina” y me apetece una galleta de “juntos mejor”, para tener energías y cocinar un pastel cuyo ingrediente principal sea “donde los pasos nos lleven hasta nuestra historia”.

Me gusta beber de la “fuente de la belleza de la naturaleza” es agua fresca discurriendo por mi boca.
Soy escritora de perfumes y mi obra literaria preferida es “aroma de mañanas con vistas al mar, tardes de caminar por la sierra nevada y noches de terraza.”
Es el momento perfecto de una ducha de contrastes con sales marinas procedentes del océano “discutimos si, discutimos no, acaríciame suave como pompas de jabón y como pompas de jabón saliendo de mi boca, te como la polla”.
Y es que ya no tengo más sed de “más rápido que llego tarde y perderé ese autobús” ni ganas de “mañana lo miraré, mañana sentiré, mañana atenderé lo que es fundamental para mi”.

“Libertad en las puntas, igualdad en el corte y sensualidad en el movimiento”, es mi peinado preferido, en verano, en invierno… Sin discriminar.

Gmbr. (Mi persona no toma bebida alcohólica ninguna, ni otros vicios, el título es capricho del azar)
 
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