Tengo los recuerdos algo borrosos para concretar la edad de ella pero seguramente tendria los 17. Yo acababa de cumplir los 16 que era la edad legal para entrar en las discotecas por la tarde. Para celebrarlo quede con mis amigos que ya estaban casi en los 17 y tenian mas experiencia. Esa tarde me llevaron a una discoteca conocida de la ciudad donde la parte superior del edificio era semicircular y había unos reservados . Era sabido, por ellos, que si lograbas subir a esa zona con una chica habías triunfado. Como era el más baby de la pandilla me fueron presentando a las amigas que ellos habían conocido con anterioridad.
De entre ellas destacaba Sandra, una chica bastante exótica para la época ya que tenia un cabello largo, rubio pero liso, ojos claros y una sonrisa adornada con unos labios muy carnosos y con bastante mala fama de chica fácil, fuimos presentados con los dos besos de rigor, donde al acercarme tímidamente fui sorprendido por su perfume. Llevaba un peto tejano con camiseta blanca debajo y unos zapatos planos
Fui llevado a la pista por mis amigos, pero no podia quitar ojo de Sandra y ella lo notaba y se azuzaba el pelo con una sonrisa cada vez que la miraba. Fue pasando la tarde y para ser sincero estaba un poco aburrido, mis amigos estaban en sus líos y yo estaba un poco desubicado. Al ser la primera vez que pisaba la discoteca tenía mucha curiosidad por ver los famosos reservados de los que tantas historias había oído. Para acceder a ellos había que subir a pie un par de plantas y en la planta intermedia me encontré a Sandra. Al verme me preguntó que si buscaba el baño, le dije que quería ver los reservados de los que tanto había oído hablar. Se empezó a descojonar e intrigada me preguntó que cuáles eran esas historias. En ese momento ni había música ni gente y todo pasaba a cámara lenta, parecía una película. Tras una charla dónde por mi boca solo salían tonterías, ella me iba mirando de una forma muy acojonante hasta que dijo las palabras mágicas que hicieron que mis Levis se me quedaran pequeños
- ¿Quieres subir conmigo?
Madre de dios estaba a punto de llorar jajajaja, mi corazón iba a mil que cojones a cien mil pulsaciones. Me cogió de la mano y nos dirigimos al último tramo de escaleras para ir a la planta superior, que largas se me hicieron y un tropezón pegué también.
Los famosos reservados eran unos habitáculos pequeños con un escalón o desnivel donde te podías sentar. Estaban enfocados hacia la pista y se podía bailar en los laterales. Sandra cómo buena anfitriona y conocedora de la zona se movía por los habitáculos con bastante soltura hasta que dio con uno bastante alejado de los laterales.
Aún puedo notar como me clavo la mirada y me dijo que si no la quería besar, todo esto a ritmo de MC Hammer, a dia de hoy es escuchar la canción y dibujarse una sonrisa en mi cara.
Aún con la música alta la entendí claramente y me lance a esos labios carnosos. Mientras nos morreamos ella iba acariciando mi nuca frenéticamente, aquello nunca me había pasado y ya tenía los Levis a punto de explotar. Instintivamente intentaba frotarme con ella y ella separaba los labios de los míos y resoplaba.
Hasta que llegó el momento deseado, ahora iba a ser yo quien probará todas las guarrerías que tenía en mi cabeza, metí mi mano por el lateral del peto y torpemente pellizcaba sus pezones. Hasta que sus manos se posaron en mi bragueta y empezó ha dibujar circulos por la zona del capullo, me intento desabrochar los botones pero no podía, me dijo
- anda sacate la polla
Joder en ese momento me hubiera dicho de tirarme a la pista y hubiera sucumbido a sus encantos.
Con bastante vergüenza y apuro obedecí las ordenes y con bastante destreza empezó a masajear mi polla y huevos. Para evitar ser vistos me tumbo sobre el desnivel y se puso encima mia pero con el ángulo perfecto donde ella podía ejercitar mi polla mientras nos besábamos.
Sonaban los últimos compases de KLF y se sincronizaron con mis convulsiones haciendo que mi boca buscará su lengua como si necesitara morder algo
Cuando ella noto la descarga aceleró el ritmo con maestría y apartándose para que mi alma saliera despedida hacia la pared.
Estuvimos bastante rato acariciándonos y besándonos y ella jugando con mi pringue. Yo estaba bocarriba donde el cielo eran unas lámparas enormes y su melena me caía por los lados de mi cara.
Cuando el capitán morcillon apareció, ella sacó un paquete de Kleenex del bolsillo del peto y me limpio y luego se limpió ella dando por concluida la paja. Me parece que estuvimos 15 minutos asomados a la barandilla, viendo como la gente bailaba ajena a nuestro momento.
Me preguntó si lo había disfrutado y que no contara nada de lo sucedido