El miércoles por la mañana, a primera hora, en el trabajo, antes de abrir el centro, Gonzalo se le acerca a mi mujer y, después de hablar un poco le dice que si van al descanso juntos. Silvia le dice que de acuerdo.
En el descanso, se van a una mesa y, casi al sentarse, el la recuerda que esa noche cenan juntos, ella le contesta que no le dijo que sí, pero él insiste, diciéndola, que se ha comprometido y que, además, tiene una sorpresa para ella. Silvia, le responde que, en principio, que, de acuerdo, pero, que tiene que hablar con su compañera.
La mañana transcurre normal, y al volver al hotel, igual que el día anterior, se dirigen los tres juntos de camino al hotel, van hablando, los tres, de buen rollo y, aunque, la compañera le vuelve a invitar a comer con ellas, él declina la invitación porque se había comprometido a comer con sus padres.
Cuando quedan solas, comiendo, mi mujer le dice a su compañera que esa noche, Gonzalo, la había invitado a cenar, pero que la sabía mal dejarla sola, y que le iba a decir que no, la compañera la contesta que no sea boba, que quede con él, que ella no tiene problema, que si la apetece que quede con él a cenar y lo que sea (eso se lo dice riendo). Mi mujer, al final, la dice que, entonces, queda con él, pero la pide que no diga nada, por la tarde, en la quedada del grupo, que no quiere más cachondeo.
Cuando llegan al hotel, Silvia, le dice a su compañera que vaya subiendo a la habitación, que va a llamar a Gonzalo para confirmarle que va a cenar con él. Le llama, y le dice que ya ha hablado con su compañera, que no la importa.
Ya más tarde quedan todos, pasan una tarde entretenida, riendo y charlando. Cuando llega la hora de irse, todos se van, Silvia, Gonzalo y la compañera se dirigen dirección hotel, cuando ya todos se separan, Silvia y Gonzalo se despiden de la compañera y se van juntos.
Van al coche de Gonzalo, él le dice que si le apetece coger unas hamburguesas y van al piso, mi mujer le dice que si era esa la sorpresa, él la contesta que no que eso es la cena, mi mujer se vuelve a cachondear de él y le dice: ¿qué vamos a cenar en el colchón ese que tienes? Él la dice que sólo se ha fijado en el colchón, que también tiene una mesa en la cocina. Finalmente, ella le dice que como quiera, que el de la sorpresa era él y que él sabrá, así que cogen unas hamburguesas y se van al piso.
Cenan en la cocina y cuando terminan, él, la ofrece abrir unas botellas de esas de champán benjamín, que él había comprado para la ocasión, las abren y después de brindar y dar unos sorbitos, él, la dice que le acompañe a la habitación que es donde está su sorpresa.
Van a la habitación y la sorpresa consistía en que él había comprado un somier, ya no estaba el colchón en el suelo, ella ríe y le dice que esa sorpresa es más bien para él y que ahora era un poco menos cutre, él la contesta: me encanta que te haya gustado, y la coge por detrás y empieza a besarla el cuello mientras la va desnudando.
Dejan las copas en las mesitas y siguen besándose mientras terminan de desnudarse. Él, tumba a mi mujer en la cama, completamente desnuda, se tumba encima de ella y empieza a morrearla, mientras juega con sus pezones.
De la boca, va bajando a su cuello, muy despacio, se entretiene en el cuello y sigue bajando, chupa sus tetas muy cerquita de sus pezones sin llegar a tocarlos, eso la enciende mucho, hasta que le pasa la lengua por los pezones, donde se entretiene un rato.
Él continua bajando, pasa por el ombligo, hasta que, muy despacio, llega a su coño, empieza a comérselo despacio, le pasa bien la lengua por el clítoris, la come a placer, lame hasta que ella casi alcanza el orgasmo, pero en ese momento para, ella le dice que para qué para, que la estaba gustando mucho, él la dice que tranquila y vuelve a comer.
Cuando vuelve a casi llegar al orgasmo, él vuelve a parar, ella desesperada, le dice que es muy muy malo, que no pare. Él vuelve, una vez más a lamer y, cuando, una vez más, está a punto de correrse, para. Ella le dice que le mata, estaba cachondísima, él dice que es que quiere follarla.
Mi mujer estaba completamente abierta de piernas, esperando que se la metiera, entonces, él la dice, ¿qué diría tu marido si te ve ahora así?, a lo que, mi mujer, responde, lo mismo que tu novia si te viera a ti.
Él sonríe y justo antes de meterla, le dice pero yo no tengo novia y empieza a embestirla, entre las embestidas y, jadeando, ella le dice como que no, él dice no tengo, te mentí. Lo decía mientras la bombeaba fuerte, ella sólo decía eres un cabrón mientras se la escapaban gemidos y la venía el primer orgasmo.
Él siguió follándola y le sacó un orgasmo más, entonces le pidió a ella que le cabalgara, ella, esperó un poco, a recobrar el aliento, se subió encima de él y empezó a cabalgarle, mientras le repitió que era un cabrón.
Mientras mi mujer le cabalgaba, él jugaba con sus pezones, a ella eso la mataba del gusto, le mandaba parar porque perdía las fuerzas a causa del placer, así la tuvo un rato hasta que ella se volvió a correr y cayó sobre él. Él la dijo que se tumbara boca arriba, ella lo hizo y volvió a bombearla con ganas, la sacó otro orgasmo, menos de un minuto después él dijo que se corría y que quería hacerlo en sus tetas, así que justo antes de correrse se salió y le echó todo en las tetas.
Después de recobrar el aliento ella fue a quitarse el semen de sus tetas, volvió a la cama y le preguntó si lo que había dicho que no tenía novia era verdad, él dijo que sí que lo había inventado porque seguro que ella no hubiera querido nada con él. Silvia, le dijo que eso él no lo sabía, que, encima, ahora ella parecía la única que lo había hecho mal. Él contestó que no, que lo estaba haciendo de maravilla, luego la dijo que no, que en serio, que estaban disfrutando los dos que no hacían daño a nadie, que iba a estar ya poco ahí y que se dejara llevar, que ya volvería a la rutina.
En esa conversación, también salió la llamada del día anterior, cuando la recibió y se fue (que mi mujer pensó que era la novia), él contestó que eran los del somier que le llamaron para decirle que se lo iban a llevar y, claro, él fue a abrirles.
Después de un rato de hablar, se vistieron , él la llevó al hotel, y al llegar ella le volvió a decir que era un cabrón, él se rió, la dijo no tanto como parece y la despidió con un pico.
Como era tarde, esa noche mi mujer no se duchó, lo hizo al día siguiente, antes de ir a trabajar, pero el jueves, ya lo dejamos para el próximo día.