No sé si fui cornudo

El sábado, como era el día de vuelta, los que eran de fuera no trabajaban, así que, mi mujer se levantó tarde. Desayunó con su compañera y subieron a la habitación a preparar las maletas.

La compañera salía a las 5 de la tarde, por lo que ese día habían quedado a comer, como despedida, todos juntos. Previamente, mi mujer había llevado sus maletas al coche de Gonzalo porque ya tenían que abandonar el hotel.

En la comida, volvieron a hablar de hacerlas una visita y, la compañera, nuevamente, ofreció su casa para cenar todos los que fueran juntos y luego, ya, saldrían de marcha.

Después de comer y los cafés, se despidieron y, mi mujer, fue al coche con Gonzalo para llevar las cosas al piso.

Tras entrar al piso y dejar las cosas, Gonzalo la empezó a comer la boca, le dijo que por qué no se ponía cómoda, así que quedó en ropa interior, él también, se tumbaron en la cama y volvió a la carga.

Mientras la comía la boca la soltó el sujetador y empezó a comerla las tetas, él se quitó los calzoncillos se sentó al lado de ella y le pidió que le comiera la polla, así que, Silvia, se cogió una goma del pelo, se ató el pelo y empezó a comerle la polla. Como no tenían prisa, ella se la estuvo comiendo con calma.

Cuando estaba muy a tope, Gonzalo la dijo que quería que le hiciese una cubana, así que ella se bajó y puso sus tetas en la polla de él y empezó a moverse, al cabo de un rato él la agarró las tetas y empezó a follárselas. Cuando se iba a correr la dijo que abriera la boca, no todos los chorros la llegaron a la boca, más bien muy poquito, la echó en la cara, en las tetas e incluso en el pelo. Ella así se lo dijo, que ahora tenía que lavarse el pelo.

Fue al baño y, después de limpiarse un poco, volvió a la cama con él, se pusieron a ver la tele y se quedaron dormidos.

Se despertaron a media tarde y él la dijo que ya que iba a pasar la noche con ella, que iba a ir a casa de sus padres un rato. Ella le dijo que de acuerdo, que así aprovechaba para ducharse y arreglarse para salir por la noche.

Cuando estuvo sola aprovechó para llamarme, y me dijo que esa noche saldría a cenar con las compañeras pero que no creía que fuera a estar hasta muy tarde, que no la apetecía salir, que cenaría y se iría al hotel.

Ahora no tengo tiempo de más, así que en la siguiente publicación cuento lo que pasó esa noche.
 
El sábado, como era el día de vuelta, los que eran de fuera no trabajaban, así que, mi mujer se levantó tarde. Desayunó con su compañera y subieron a la habitación a preparar las maletas.

La compañera salía a las 5 de la tarde, por lo que ese día habían quedado a comer, como despedida, todos juntos. Previamente, mi mujer había llevado sus maletas al coche de Gonzalo porque ya tenían que abandonar el hotel.

En la comida, volvieron a hablar de hacerlas una visita y, la compañera, nuevamente, ofreció su casa para cenar todos los que fueran juntos y luego, ya, saldrían de marcha.

Después de comer y los cafés, se despidieron y, mi mujer, fue al coche con Gonzalo para llevar las cosas al piso.

Tras entrar al piso y dejar las cosas, Gonzalo la empezó a comer la boca, le dijo que por qué no se ponía cómoda, así que quedó en ropa interior, él también, se tumbaron en la cama y volvió a la carga.

Mientras la comía la boca la soltó el sujetador y empezó a comerla las tetas, él se quitó los calzoncillos se sentó al lado de ella y le pidió que le comiera la polla, así que, Silvia, se cogió una goma del pelo, se ató el pelo y empezó a comerle la polla. Como no tenían prisa, ella se la estuvo comiendo con calma.

Cuando estaba muy a tope, Gonzalo la dijo que quería que le hiciese una cubana, así que ella se bajó y puso sus tetas en la polla de él y empezó a moverse, al cabo de un rato él la agarró las tetas y empezó a follárselas. Cuando se iba a correr la dijo que abriera la boca, no todos los chorros la llegaron a la boca, más bien muy poquito, la echó en la cara, en las tetas e incluso en el pelo. Ella así se lo dijo, que ahora tenía que lavarse el pelo.

Fue al baño y, después de limpiarse un poco, volvió a la cama con él, se pusieron a ver la tele y se quedaron dormidos.

Se despertaron a media tarde y él la dijo que ya que iba a pasar la noche con ella, que iba a ir a casa de sus padres un rato. Ella le dijo que de acuerdo, que así aprovechaba para ducharse y arreglarse para salir por la noche.

Cuando estuvo sola aprovechó para llamarme, y me dijo que esa noche saldría a cenar con las compañeras pero que no creía que fuera a estar hasta muy tarde, que no la apetecía salir, que cenaría y se iría al hotel.

Ahora no tengo tiempo de más, así que en la siguiente publicación cuento lo que pasó esa noche.
gracias @jupi por el magnifico relato
 
Al rato de hablar conmigo, él la llamó para decirla que se fuera preparando que iban a ir a cenar por ahí, así que ella se duchó, se rizó el pelo y empezó a vestirse.

Se puso el famoso tanga negro, era un tanga de hilo, bastante corto y con sujetador a juego de encaje. Puso un vestido que es una especie de dos piezas , es de estos coloridos. La falda es bastante corta y la parte de arriba es de manga larga con cremallera por la parte de adelante, y dejaba su cintura al descubierto.

La recogió, por supuesto, la dijo que estaba buenísima y fueron a cenar a un restaurante, después de cenar, salieron de fiesta, pero no fueron solos, fueron con los amigos de Gonzalo.

Bebieron, bailaron, obviamente, no se cortaron, a ella nadie la conocía ya y cuando él la buscaba el morro ella no le quitaba ni le ponía pegas.

Entre copas, bailecitos, morreos y magreos, la cosa se iba calentando, en uno de los pubs empezaron a comerse la boca en una esquinita y él metía la mano por la parte de arriba del vestido para intentar tocarla las tetas, ella le paró y le dijo que le daba vergüenza, que había mucha gente, que si quería se podían ir al piso. Él dijo que de acuerdo, así que se despidieron y se fueron.

Cuando llegaron al piso, entraron y fueron directos a la habitación, de pie empezaron a comerse la boca, mientras, el le bajaba la cremallera de la parte de arriba del vestido y le soltaba el sujetador. La tumbó en la cama y empezó a comerle las tetas.

Luego le quitó la falda y la dejó en tanguita, el tanguita le encantó (cosa que no me extraña). Así que el se desnudó y empezó a comerla la boca mientras se rozaba con ella con el tanga puesto.

Le pidió, entonces, que le comiera la polla con el tanga puesto porque le ponía a mil, así que Silvia empezó a comerle la polla, él mientras metió la mano por debajo del tanga y empezó a dedearla a la vez.

Cuando estaban los dos cachondísmos, la mandó parar, la dio la vuelta, le quitó el tanga y empezó a follarla a saco, estaban los dos muy a tope, así que fue una follada muy intensa, a mi mujer le vinieron dos orgasmos casi seguidos y él poco después del segundo de ella, le vino también y la llenó el coño.

Se tumbaron los dos a coger aire y al cabo de un rato, él empezó a acariciarle la espalda a mi mujer (ella estaba tumbada de espaldas). Se la acariciaba muy despacio e iba bajando al culo, a ella le empezó a entrar el gusto, y él se incorporó y empezó a comerla el culo, ella se puso muy cachonda con la comida de culo.

Él la dijo, te quiero follar el culo y antes de que ella contestara, él añadió, pero hou vengo preparado, se levantó y sacó un lubricante, ella se rió y él untó su polla, le untó a ella el culo y fue entrando poco a poco.

Silvia estaba completamente tumbada boca abajo, el fue entrando poco a poco, al tiempo que se iba moviendo mientras ella le guiaba, como estaba bastante cachonda le costó menos que el primer día que la enculó, así que él empezó a moverse.

Después de estar un rato bombeándola, le pidió que se pusiera a 4, así que ella se puso en posición de perrito y él volvió a insertarla la polla, evidentemente, entró casi sin resistencia porque ya había estado un rato follándola.

En esa posición, empezó a bombearla a saco, ella hasta perdía el aliento y la vino un orgasmo sin tocarla el coño, eso le dió a él aún más morbo y aceleró el ritmo provocando que no aguantara mucho más y se corriera en su culo.

Mi mujer se tumbó totalmente exausta, cuando recobró el aliento, se fue al baño a desocupar la corrida de su culo, al volver a la cama él estaba prácticamente dormido, así que, se tumbó a su lado y no tardó en domirse, también.

A la mañana siguiente se levantaron más bien tarde. Se fueron juntos a la ducha, donde estuvieron acariciándose, comiendose la boca, metiéndose mano, terminaron poniéndose muy cachondos y de la ducha se fueron a la cama, él la empezó a comer el coño.

Ella estaba tumbada boca arriba mientras el la comía el coño y a la vez jugaba con sus pezones, eso la ponía a mil y no tardó en correrse. Justo en el momento que se corría, él se puso encima de ella y se la insertó de golpe y empezó follarla, la vino otro orgasmo poco después de empezar a bombearla.

Después de un rato de estar follándosela en esa posición, la dijo que se pusiera encima, así que ella empezó a cabalgarle, él la agarraba de la cintura mientras ella se movía, volvió a correrse, quendando tan exhausta, que le dijo que no podía más, así que la dió la vuelta, la puso a 4 y empezó a bombearla hasta que se corrió en su coño.

Después de recuperar el aliento, volvieron a la ducha, mi mujer recogió la poca ropa que tenía por la habitación (obviamente no había deshecho las maletas, sólo había sacado la ropa que necesitaba) y se vistió para volver a casa.

Fueron a comer por ahí porque el tren no salía hasta las 4, en la comida hablaron de la visita que tenían que hacer y que habían hablado previamente, él la preguntó si, cuando vinieran, ella podía pasar la noche con él. Ella le contestó, que eso no, que podía llegar tarde a casa pero pasar la noche que no, y quedaron en ir hablando, pero ella le dejo claro que no podía llamarla al móvil, que si quería llamarla, que lo hiciera al trabajo.

La llevo a coger el tren, se despidieron y ella volvió a casa.

El famoso tanga, que vi cuando la ayudé a deshacer la maleta, fue el tanga de esa noche, claro ella, no había deshecho las maletas cuando fue al piso de él, sólo había sacado la ropa que necesitaba, por eso, ese tanga que había puesto esa noche lo había metido en una de las maletas sin más y es fácil deducir, porque tenía esa mancha, la puso bien cachonda mientras le tenía puesto y como había mojado bastante, lo manchó. Cuando lo recogió ella ni se fijó que tenía esa mancha.

Bueno, esto va llegando a su fin, la próxima cuento como se desarrollaron los días posteriores hasta el día de la cena y finalizaré.
 
Última edición:
Al rato de hablar conmigo, él la llamó para decirla que se fuera preparando que iban a ir a cenar por ahí, así que ella se duchó, se rizó el pelo y empezó a vestirse.

Se puso el famoso tanga negro, era un tanga de hilo, bastante corto y con sujetador a juego de encaje. Puso un vestido que es una especie de dos piezas , es de estos coloridos. La falda es bastante corta y la parte de arriba es de manga larga con cremallera por la parte de adelante, y dejaba su cintura al descubierto.

La recogió, por supuesto, la dijo que estaba buenísima y fueron a cenar a un restaurante, después de cenar, salieron de fiesta, pero no fueron solos, fueron con los amigos de Gonzalo.

Bebieron, bailaron, obviamente, no se cortaron, a ella nadie la conocía ya y cuando él la buscaba el morro ella no le quitaba ni le ponía pegas.

Entre copas, bailecitos, morreos y magreos, la cosa se iba calentando, en uno de los pubs empezaron a comerse la boca en una esquinita y él metía la mano por la parte de arriba del vestido para intentar tocarla las tetas, ella le paró y le dijo que le daba vergüenza, que había mucha gente, que si quería se podían ir al piso. Él dijo que de acuerdo, así que se despidieron y se fueron.

Cuando llegaron al piso, entraron y fueron directos a la habitación, de pie empezaron a comerse la boca, mientras, el le bajaba la cremallera de la parte de arriba del vestido y le soltaba el sujetador. La tumbó en la cama y empezó a comerle las tetas.

Luego le quitó la falda y la dejó en tanguita, el tanguita le encantó (cosa que no me extraña). Así que el se desnudó y empezó a comerla la boca mientras se rozaba con ella con el tanga puesto.

Le pidió, entonces, que le comiera la polla con el tanga puesto porque le ponía a mil, así que Silvia empezó a comerle la polla, él mientras metió la mano por debajo del tanga y empezó a dedearla a la vez.

Cuando estaban los dos cachondísmos, la mandó parar, la dio la vuelta, le quitó el tanga y empezó a follarla a saco, estaban los dos muy a tope, así que fue una follada muy intensa, a mi mujer le vinieron dos orgasmos casi seguidos y él poco después del segundo de ella, le vino también y la llenó el coño.

Se tumbaron los dos a coger aire y al cabo de un rato, él empezó a acariciarle la espalda a mi mujer (ella estaba tumbada de espaldas). Se la acariciaba muy despacio e iba bajando al culo, a ella le empezó a entrar el gusto, y él se incorporó y empezó a comerla el culo, ella se puso muy cachonda con la comida de culo.

Él la dijo, te quiero follar el culo y antes de que ella contestara, él añadió, pero hou vengo preparado, se levantó y sacó un lubricante, ella se rió y él untó su polla, le untó a ella el culo y fue entrando poco a poco.

Silvia estaba completamente tumbada boca abajo, el fue entrando poco a poco, al tiempo que se iba moviendo mientras ella le guiaba, como estaba bastante cachonda le costó menos que el primer día que la enculó, así que él empezó a moverse.

Después de estar un rato bombeándola, le pidió que se pusiera a 4, así que ella se puso en posición de perrito y él volvió a insertarla la polla, evidentemente, entró casi sin resistencia porque ya había estado un rato follándola.

En esa posición, empezó a bombearla a saco, ella hasta perdía el aliento y la vino un orgasmo sin tocarla el coño, eso le dió a él aún más morbo y aceleró el ritmo provocando que no aguantara mucho más y se corriera en su culo.

Mi mujer se tumbó totalmente exausta, cuando recobró el aliento, se fue al baño a desocupar la corrida de su culo, al volver a la cama él estaba prácticamente dormido, así que, se tumbó a su lado y no tardó en domirse, también.

A la mañana siguiente se levantaron más bien tarde. Se fueron juntos a la ducha, donde estuvieron acariciándose, comiendose la boca, metiéndose mano, terminaron poniéndose muy cachondos y de la ducha se fueron a la cama, él la empezó a comer el coño.

Ella estaba tumbada boca arriba mientras el la comía el coño y a la vez jugaba con sus pezones, eso la ponía a mil y no tardó en correrse. Justo en el momento que se corría, él se puso encima de ella y se la insertó de golpe y empezó follarla, la vino otro orgasmo poco después de empezar a bombearla.

Después de un rato de estar follándosela en esa posición, la dijo que se pusiera encima, así que ella empezó a cabalgarle, él la agarraba de la cintura mientras ella se movía, volvió a correrse, quendando tan exhausta, que le dijo que no podía más, así que la dió la vuelta, la puso a 4 y empezó a bombearla hasta que se corrió en su coño.

Después de recuperar el aliento, volvieron a la ducha, mi mujer recogió la poca ropa que tenía por la habitación (obviamente no había deshecho las maletas, sólo había sacado la ropa que necesitaba) y se vistió para volver a casa.

Fueron a comer por ahí porque el tren no salía hasta las 4, en la comida hablaron de la visita que tenían que hacer y que habían hablado previamente, él la preguntó si, cuando vinieran, ella podía pasar la noche con él. Ella le contestó, que eso no, que podía llegar tarde a casa pero pasar la noche que no, y quedaron en ir hablando, pero ella le dejo claro que no podía llamarla al móvil, que si quería llamarla, que lo hiciera al trabajo.

La llevo a coger el tren, se despidieron y ella volvió a casa.

El famoso tanga, que vi cuando la ayudé a deshacer la maleta, fue el tanga de esa noche, claro ella, no había deshecho las maletas cuando fue al piso de él, sólo había sacado la ropa que necesitaba, por eso, ese tanga que había puesto esa noche lo había metido en una de las maletas sin más y es fácil deducir, porque tenía esa mancha, la puso bien cachonda mientras le tenía puesto y como había mojado bastante, lo manchó. Cuando lo recogió ella ni se fijó que tenía esa mancha.

Bueno, esto va llegando a su fin, la próxima cuento como se desarrollaron los días posteriores hasta el día de la cena y finalizaré.


Hola Jupi

cuentanos cuando puedas,
todos disfutariamos del cierre de la experiencia que tan bien has contado
 
Hola Jupi

cuentanos cuando puedas,
todos disfutariamos del cierre de la experiencia que tan bien has contado
Gracias por tu comentario. A ver si encuentro un hueco y puedo terminar la historia. Me alegro que haya gustado y hayáis podido disfrutar, aunque sea un poquito, como yo lo he hecho
 
He tardado un poquito, sobre todo, por falta de tiempo, pero voy a terminar con la historia ya.

Al volver, la verdad, es que yo no la noté nada raro. Lo único, fue ese detalle que ya he contado, al ayudarla a deshacer la maleta, me topé con el tanga que había llevado la última noche y vi el manchurrón ese, que en ese momento, ella lo achacó al hecho de que estaba ovulando. Una respuesta, además, muy rápida que sonó bastante convincente.

La realidad, como ya he contado, es que se había mojado, bastante, esa noche por todo lo que habían hecho cuando aun le tenía puesto. Como estaban en el piso de él, metió, sin más, el tanga en la maleta, sin pensar que yo iba a ayudarla a deshacer la maleta. Tampoco pensó, cuando la deshacíamos, en el tanga, no se dio cuenta siquiera que tuviera esa mancha.

Cuando la pregunté que como es que había contestado tan rápido a mi pregunta, ella me dijo que no sabía, que fue lo primero que le vino a la mente.

Los días, entre nosotros, transcurrían con normalidad, él la llamaba al trabajo porque era en lo que habían quedado. Ella le prohibió llamarla o mandarla mensajes al móvil y le dijo que podía llamarla al trabajo. Allí, nadie pregunta nada, piensan que puede ser un cliente. Te pasan a una centralita, luego pides al departamento con el que quieres hablar y, por último, das el nombre de la persona y te la pasan, sin más. Ella, incluso, borró el teléfono de él.

Hablaban mucho al principio y, como es lógico, luego cada vez menos. Ella me cuenta que tenía sentimientos encontrados, por un lado la había encantado la aventura con él y dudaba si ponerle en fin en la visita planeada o continuar viéndole si fuera posible.

A medida que pasaban los días se inclinaba más por tener un último encuentro con él y dejarlo definitivamente.

Finalmente, pusieron la fecha en la que iban a hacer la visita y él la llamó para confirmárselo.

En principio, se apuntaron todos los del grupillo, pero, a medida que se acercaba la fecha se fue cayendo la gente, por unos u otros motivos. Estuvieron, incluso, a punto de posponerlo por ese hecho pero, Gonzalo, obviamente, tenía mucho interés en venir.

Al final, sólo se apuntaron él y otra compañera del grupito (por ahí hay algún comentario que daba por hecho que eran dos chicos, yo no lo he dicho en ningún momento, he utilizado un plural he dicho dos compañeros, no he sido inclusivo, quizás, pero eran chico y chica).

Ella, en principio, no me dijo nada hasta estar segura que venía, porque como he dicho, dudaban si posponerlo, me lo comunicó el día antes porque, normalmente, yo a esos encuentros de trabajo no suelo ir ya que me aburren y, además, ella entendía que si, encima, me lo decía con poco tiempo, con mayor seguridad la diría que no.

Cuando me lo dijo yo la contesté con un bueno, ya veremos. Cuando digo eso suele ser no, pero llegó el día y ya por la tarde, la dije que sí, eso la descolocó, no supo reaccionar, encima no tenía el teléfono de Gonzalo. Pensó que, como me iba a aburrir, quizás me fuera y ella podía quedarse, vio esa opción como la más idonea.

Al ir a la cena, la reacción de él fue la que he contado. Cuando ella vio su actitud, se dio cuenta que la opción que ella había pensado se desvanecía y, encima, yo, al ver la reacción de él (a lo que había que sumar lo del tanga) no hice amago en ningún momento de irme.

Ella tuvo, después, que lidiar con dos situaciones, la de su compañera, a la que había dicho que estábamos separados, y la de él.

A su compañera, el lunes siguiente, le dijo que habíamos vuelto, al poco de regresar de Salamanca y que la perdonara por no decirla nada, porque íbamos poco a poco y que, después de lo de Salamanca, la daba bastante vergüenza.

Gonzalo, ese mismo lunes, la llamó y la montó un número bastante gordo, la debió llamar de todo, ella no me ha contado lo que la dijo, pero ahí esfumó, definitivamente, las posibilidades de volver a tener nada con ella. Es curioso, lo hábil que fue para seducirla y lo torpe que fue reaccionando de esa manera.

Y hasta aquí la historia, igual el final ha decepcionado, pero desde un primer momento he dicho que iba a contar los hechos tal y como sucedieron.

Gracias por la acogida y espero que hayáis disfrutado de esta aventura tal y como yo lo he hecho
 
Última edición:
Gracias a ti por haber compartido tu historia con nosotros, una lástima que termine. Pero cómo bien dices los hechos son los que son....
 
He tardado un poquito, sobre todo, por falta de tiempo, pero voy a terminar con la historia ya.

Al volver, la verdad, es que yo no la noté nada raro. Lo único, fue ese detalle que ya he contado, al ayudarla a deshacer la maleta, me topé con el tanga que había llevado la última noche y vi el manchurrón ese, que en ese momento, ella lo achacó al hecho de que estaba ovulando. Una respuesta, además, muy rápida que sonó bastante convincente.

La realidad, como ya he contado, es que se había mojado, bastante, esa noche por todo lo que habían hecho cuando aun le tenía puesto. Como estaban en el piso de él, metió, sin más, el tanga en la maleta, sin pensar que yo iba a ayudarla a deshacer la maleta. Tampoco pensó, cuando la deshacíamos, en el tanga, no se dio cuenta siquiera que tuviera esa mancha.

Cuando la pregunté que como es que había contestado tan rápido a mi pregunta, ella me dijo que no sabía, que fue lo primero que le vino a la mente.

Los días, entre nosotros, transcurrían con normalidad, él la llamaba al trabajo porque era en lo que habían quedado. Ella le prohibió llamarla o mandarla mensajes al móvil y le dijo que podía llamarla al trabajo. Allí, nadie pregunta nada, piensan que puede ser un cliente. Te pasan a una centralita, luego pides al departamento con el que quieres hablar y, por último, das el nombre de la persona y te la pasan, sin más. Ella, incluso, borró el teléfono de él.

Hablaban mucho al principio y, como es lógico, luego cada vez menos. Ella me cuenta que tenía sentimientos encontrados, por un lado la había encantado la aventura con él y dudaba si ponerle en fin en la visita planeada o continuar viéndole si fuera posible.

A medida que pasaban los días se inclinaba más por tener un último encuentro con él y dejarlo definitivamente.

Finalmente, pusieron la fecha en la que iban a hacer la visita y él la llamó para confirmárselo.

En principio, se apuntaron todos los del grupillo, pero, a medida que se acercaba la fecha se fue cayendo la gente, por unos u otros motivos. Estuvieron, incluso, a punto de posponerlo por ese hecho pero, Gonzalo, obviamente, tenía mucho interés en venir.

Al final, sólo se apuntaron él y otra compañera del grupito (por ahí hay algún comentario que daba por hecho que eran dos chicos, yo no lo he dicho en ningún momento, he utilizado un plural he dicho dos compañeros, no he sido inclusivo, quizás, pero eran chico y chica).

Ella, en principio, no me dijo nada hasta estar segura que venía, porque como he dicho, dudaban si posponerlo, me lo comunicó el día antes porque, normalmente, yo a esos encuentros de trabajo no suelo ir ya que me aburren y, además, ella entendía que si, encima, me lo decía con poco tiempo, con mayor seguridad la diría que no.

Cuando me lo dijo yo la contesté con un bueno, ya veremos. Cuando digo eso suele ser no, pero llegó el día y ya por la tarde, la dije que sí, eso la descolocó, no supo reaccionar, encima no tenía el teléfono de Gonzalo. Pensó que, como me iba a aburrir, quizás me fuera y ella podía quedarse, vio esa opción como la más idonea.

Al ir a la cena, la reacción de él fue la que he contado. Cuando ella vio su actitud, se dio cuenta que la opción que ella había pensado se desvanecía y, encima, yo, al ver la reacción de él (a lo que había que sumar lo del tanga) no hice amago en ningún momento de irme.

Ella tuvo, después, que lidiar con dos situaciones, la de su compañera, a la que había dicho que estábamos separados, y la de él.

A su compañera, el lunes siguiente, le dijo que habíamos vuelto, al poco de regresar de Salamanca y que la perdonara por no decirla nada, porque íbamos poco a poco y que, después de lo de Salamanca, la daba bastante vergüenza.

Gonzalo, ese mismo lunes, la llamó y la montó un número bastante gordo, la debió llamar de todo, ella no me ha contado lo que la dijo, pero ahí esfumó, definitivamente, las posibilidades de volver a tener nada con ella. Es curioso, lo hábil que fue para seducirla y lo torpe que fue reaccionando de esa manera.

Y hasta aquí la historia, igual el final ha decepcionado, pero desde un primer momento he dicho que iba a contar los hechos tal y como sucedieron.

Gracias por la acogida y espero que hayáis disfrutado de esta aventura tal y como yo lo he hecho

Gracias por terminar y cerrar la historia

Una duda que me ha brotado al leer esta parte y que he pensado si a ti no te surgió al contártelo todo

¿Y si la reacción de esa noche del muchacho en la cena y después no hubiera sido la que fue?
¿Hubiese continuado la aventura con él?

Obviamente a distancia y espaciada pero probable?
 
Gracias por terminar y cerrar la historia

Una duda que me ha brotado al leer esta parte y que he pensado si a ti no te surgió al contártelo todo

¿Y si la reacción de esa noche del muchacho en la cena y después no hubiera sido la que fue?
¿Hubiese continuado la aventura con él?

Obviamente a distancia y espaciada pero probable?
Claro que sí me surgió esa pregunta. Aquí hay dos cosas, por un lado, si yo no hubiera ido esa noche habrían follado, fijo, porque ella fue con esa idea y él vino con esa intención, también.

Si él, esa noche no hubiera reaccionado de esa manera, y si yo me hubiera ido, también habrían follado.

Si, después de esa noche, aquí viene lo más complicado, él no la hubiera llamado a decirla lo que la dijo, ella dice que, seguramente, si la llama y hablan del tema civilizadamente y él la propone hacerla otra visita otro día, era bastante probable que hubiera quedado con él. Lo que no me puede asegurar es que hubiera más veces. Yo pienso (y eso es cosa exclusivamente mía,) que si las visitas no las dilataba excesivamente en el tiempo y, de vez en cuando la hubiera llamado, la cosa podría haber durado un poquito, no sé cuánto.

En cualquier caso, como decía, él fue muy torpe, tanto en esa noche, como en la llamada que hizo el lunes siguiente. Incluso, yo diría, que la mayor torpeza fue la llamada del lunes, porque una reacción, así, en caliente, sin esperartela, teniendo en cuenta su edad, también, es hasta entendible y pasable, pero la llamada, diciéndola lo que la dijera, dinamitaba todo.
 
Última edición:
Gracias a ti por haber compartido tu historia con nosotros, una lástima que termine. Pero cómo bien dices los hechos son los que son....
Bueno, ha sido un placer, también habéis ayudado mucho con vuestros comentarios, que me ha animado a seguir escribiendo día a día. Es curioso, fíjate, de aquella, no tenía la mentalidad de ahora, una infidelidad me parecía imperdonable, lo peor, por eso, cuando ví la reacción de Gonzalo, tuve claro que no la iba a dejar sola en esa cena.

Si fuera hoy, me habría ido deliberadamente ;)
 
Bueno, ha sido un placer, también habéis ayudado mucho con vuestros comentarios, que me ha animado a seguir escribiendo día a día. Es curioso, fíjate, de aquella, no tenía la mentalidad de ahora, una infidelidad me parecía imperdonable, lo peor, por eso, cuando ví la reacción de Gonzalo, tuve claro que no la iba a dejar sola en esa cena.

Si fuera hoy, me habría ido deliberadamente ;)
Te acabó de descubrir el relato, buenísimo, pero no he podido ver la foto de tu mujer. Me encantaría ver la y releer los todo nuevamente.
Te puedo mandar un privado y lo comentamos?
 
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