El sábado, como era el día de vuelta, los que eran de fuera no trabajaban, así que, mi mujer se levantó tarde. Desayunó con su compañera y subieron a la habitación a preparar las maletas.
La compañera salía a las 5 de la tarde, por lo que ese día habían quedado a comer, como despedida, todos juntos. Previamente, mi mujer había llevado sus maletas al coche de Gonzalo porque ya tenían que abandonar el hotel.
En la comida, volvieron a hablar de hacerlas una visita y, la compañera, nuevamente, ofreció su casa para cenar todos los que fueran juntos y luego, ya, saldrían de marcha.
Después de comer y los cafés, se despidieron y, mi mujer, fue al coche con Gonzalo para llevar las cosas al piso.
Tras entrar al piso y dejar las cosas, Gonzalo la empezó a comer la boca, le dijo que por qué no se ponía cómoda, así que quedó en ropa interior, él también, se tumbaron en la cama y volvió a la carga.
Mientras la comía la boca la soltó el sujetador y empezó a comerla las tetas, él se quitó los calzoncillos se sentó al lado de ella y le pidió que le comiera la polla, así que, Silvia, se cogió una goma del pelo, se ató el pelo y empezó a comerle la polla. Como no tenían prisa, ella se la estuvo comiendo con calma.
Cuando estaba muy a tope, Gonzalo la dijo que quería que le hiciese una cubana, así que ella se bajó y puso sus tetas en la polla de él y empezó a moverse, al cabo de un rato él la agarró las tetas y empezó a follárselas. Cuando se iba a correr la dijo que abriera la boca, no todos los chorros la llegaron a la boca, más bien muy poquito, la echó en la cara, en las tetas e incluso en el pelo. Ella así se lo dijo, que ahora tenía que lavarse el pelo.
Fue al baño y, después de limpiarse un poco, volvió a la cama con él, se pusieron a ver la tele y se quedaron dormidos.
Se despertaron a media tarde y él la dijo que ya que iba a pasar la noche con ella, que iba a ir a casa de sus padres un rato. Ella le dijo que de acuerdo, que así aprovechaba para ducharse y arreglarse para salir por la noche.
Cuando estuvo sola aprovechó para llamarme, y me dijo que esa noche saldría a cenar con las compañeras pero que no creía que fuera a estar hasta muy tarde, que no la apetecía salir, que cenaría y se iría al hotel.
Ahora no tengo tiempo de más, así que en la siguiente publicación cuento lo que pasó esa noche.
La compañera salía a las 5 de la tarde, por lo que ese día habían quedado a comer, como despedida, todos juntos. Previamente, mi mujer había llevado sus maletas al coche de Gonzalo porque ya tenían que abandonar el hotel.
En la comida, volvieron a hablar de hacerlas una visita y, la compañera, nuevamente, ofreció su casa para cenar todos los que fueran juntos y luego, ya, saldrían de marcha.
Después de comer y los cafés, se despidieron y, mi mujer, fue al coche con Gonzalo para llevar las cosas al piso.
Tras entrar al piso y dejar las cosas, Gonzalo la empezó a comer la boca, le dijo que por qué no se ponía cómoda, así que quedó en ropa interior, él también, se tumbaron en la cama y volvió a la carga.
Mientras la comía la boca la soltó el sujetador y empezó a comerla las tetas, él se quitó los calzoncillos se sentó al lado de ella y le pidió que le comiera la polla, así que, Silvia, se cogió una goma del pelo, se ató el pelo y empezó a comerle la polla. Como no tenían prisa, ella se la estuvo comiendo con calma.
Cuando estaba muy a tope, Gonzalo la dijo que quería que le hiciese una cubana, así que ella se bajó y puso sus tetas en la polla de él y empezó a moverse, al cabo de un rato él la agarró las tetas y empezó a follárselas. Cuando se iba a correr la dijo que abriera la boca, no todos los chorros la llegaron a la boca, más bien muy poquito, la echó en la cara, en las tetas e incluso en el pelo. Ella así se lo dijo, que ahora tenía que lavarse el pelo.
Fue al baño y, después de limpiarse un poco, volvió a la cama con él, se pusieron a ver la tele y se quedaron dormidos.
Se despertaron a media tarde y él la dijo que ya que iba a pasar la noche con ella, que iba a ir a casa de sus padres un rato. Ella le dijo que de acuerdo, que así aprovechaba para ducharse y arreglarse para salir por la noche.
Cuando estuvo sola aprovechó para llamarme, y me dijo que esa noche saldría a cenar con las compañeras pero que no creía que fuera a estar hasta muy tarde, que no la apetecía salir, que cenaría y se iría al hotel.
Ahora no tengo tiempo de más, así que en la siguiente publicación cuento lo que pasó esa noche.
