Ella recogió su mano justo cuando dejó la cerveza ya vacía en la mesa auxiliar y se la llevó a uno de sus pechos. -Que nota les pondrías Hernán? -Son de matricula de honor sin duda...pero creo que ya es hora de que me marche, con tanto vino ya no sabe lo que hace y no quiero que su marido se enoje conmigo. -Para nada Hernán! Ya sabe que tenemos mucha confianza con usted, no pasa nada tranquilo ya es mayorcita!... -Si, tienes razón, pero entenderéis que aunque sea un abuelo no soy de piedra... vosotros os iréis a la cama juntos pero yo no puedo desahogarme con nadie... -Ainxxx...no voy a permitir que te vayas así, ahora me siento culpable...¿Que puedo hacer? Ya sé...¿Me dejas tocar a mi un poquito y así quedamos empate?... Dijo ella convencida. -¿Pero que quieres tocarme hija mía? ¿Que pretendéis hacer? -¡Tú sólo cierra los ojos y confía en mí!... Dijo ella mientras le desabrochaba el cinturón. Yo lo miré y me encogí de hombros. Hernán sopló y volvió a tocarle las tetas un momento. Espero que sepáis lo que estáis haciendo... Seguidamente se recostó en el chaise longe del sofá mientras cerraba los ojos a la vez que resoplaba. Ella desabrochó el botón del pantalón y bajó lentamente su bragueta, con algo de dificultad consiguió bajarle los pantalones lo suficiente, llevaba unos calzoncillos tipo boxer, azul marino, bastante modernos para su edad. Ella me miró y yo me mordí el labio en señal de excitación. Con una mano bajó un poco los calzoncillos mientras con la otra agarraba su polla y la sacaba fuera, la tenía de un tono moreno, casi negro, más oscuro que el resto de su cuerpo. Contrastaba enormemente con las canas de su bello púbico y con la piel tan blanca de la mano de mi mujer, y no voy a mentir... Hernán la tiene bastante más grande que la yo, lo que sorprendentemente me excitó aún más. -Ufffff... Hernán...que pasada!. Yo no aguanté más y comencé a tocármela mientras veía a mi mujer meneándosela. -¿Así te gusta? Le preguntó ella. -El sólo asintió con la cabeza mientras soplaba una y otra vez. -¿Puedo darle un besito? Preguntó ella. -¿Un besito? Respondió el desconcertado. Ella le sonrió, me miró y bajó la cabeza, cogió su polla ya dura, se la metió en la boca y comenzó a mamársela...yo estaba a mil, o más! No se describir el morbo que me producia ver a mi mujer por primera vez con la polla de otro en la boca, y lo multiplicó por cien el echo de ser un viejo y peruano...¡¡¡indescriptible!!!
Mientras se la estaba chupando se puso a cuatro y como pude le quite la falda tejana que se había comprado el verano anterior por vacaciones y el tanga, dejando con picardía únicamente las medias negras de esas con tres o cuatro rayitas blancas arriba. Yo me quité también los tejanos y se la metí, entro sola...estaba súper mojada y cachonda. Hernán me miró y le guiñé un ojo, se relajó y alternaba un -que rico...de vez en cuando con sus ya repetitivos soplidos... Mi mujer estaba super borracha a la par que cachonda, llevaba ya un buen rato con su "verga" como decía él su boca. -Cómetela cariño, me encanta como lo haces... Animándola a no parar de hacerlo. -Me duele la boca. Dijo de un modo casi imposible de entender, entre la borrachera y el tiempo que llevaba con la boca abierta no debía ser tarea fácil hablar. Hernán no estaba en el planeta tierra en ese momento, estaba en otro lugar a juzgar por su expresión. -Ponte encima suyo cariño, quiero verlo! Le dije en voz baja. Ella obedeció al instante como si estuviese pensando lo mismo. Me levanté del sofá para ponerme detrás de ellos y ver cómo la penetraba, estaba extremadamente excitado! Como pudo pasó una pierna al otro lado de la cadera del señor Hernán a la vez que prácticamente rozaba su cara con las tetas, cogió con su mano izquierda su "verga" y acaricio con el glande su blanco coñito, hasta que poco a poco se dejó caer sobre su negra polla penetrándola lentamente...a las piernas del señor Hernán parecían darle espasmos, su polla desapareció dentro de su mojado coñito, mientras el lamía sus tetas cogiéndolas con ansia. Ella empezó a decir -Joder que polla tienes..me encanta... Y comenzó a trotar encima de su negra polla con las tetas prácticamente rozándole la cara. Yo no podía más, hacía rato que me hubiese corrido pero estaba tan cachondo que no quería acabar, había que disfrutarlo hasta el final... -Me puse de pié a su lado, Hernán se habia ido deslizando hasta acabar tumbado en el chaise longe con mi mujer encima, acerqué mi polla a su cara y empezó a comérmela mientras la polla del viejo entraba y salía de su coño una y otra vez... De repente Hernán exclamó en un tono más alto de lo habitual -No aguanto más! Me vengo...! Joder siiii correte no la saques... Casi a modo de súplica le pidió ella murmurando. Hernán comenzó a gemir aunque casi parecían lamentos más que un orgasmo, cuando acabó de correrse se quedó enmudecido. Yo aún no había acabado pero me daba igual, había sido increíble! Mi mujer sonriendo le dio un pico, y recuerdo que al levantarse todo el semen le comenzó a caer desde su coño a la barriga del señor Hernán, que seguía medio tumbado en el chaise longe. Mi mujer apresurada corrió como pudo al lavabo y yo pude acabar repitiendo en mi mente las escenas que acababa de vivir. -Ni en mis mejores sueños creí que me fuese a suceder algo así... Me dijo mientras limpiándose con papel higiénico y vistiéndose se remetía la camisa dentro del pantalón. -Ha sido la primera vez que hacemos algo así, y nadie mejor que usted...¡se han alienado los astros estás noche!. Mi mujer apareció de nuevo hecha polvo, le dió otro beso a Hernán y se despidió de él con un: -Me ha encantado, me voy a la cama mañana hablamos. A lo que Hernán contestó: -Claro, descansa y gracias por esta noche. Mi mujer se fue como pudo desnuda a la cama y yo acompañé amablemente a Hernán a la puerta. -Espero que podamos repetir otro día, ¡nos lo hemos pasado genial! -No se que decir, me habéis dejado en shock, menuda noche me habéis hecho pasar! Y sin más conversación Hernán se metió en el ascensor, así acababa una noche inolvidable para nosotros y para Hernán, con el que seguimos quedando de vez en cuando aunque ya no necesitamos vino ni excusas para disfrutar del sexo a tres.