Keranos
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Capítulo 887
Nuestras manos empezaron a pasearse por el cuerpo que teníamos enfrente, palpando nuestras siluetas. De repente Abby paró de tocarme, separándose de mis labios también, mirándome fijamente a los ojos con la respiración acelerada. No hablaba, solo me miraba.
Yo estaba expectante de ver qué seguía, porque tan solo con ese beso tan largo y pasional tenía una erección como hacía meses que no tenía. Me iba a estallar el pantalón y más teniendo en cuenta que era ajustado, aunque Abby no se daba cuenta al lo haber tocado por esa zona y al estar a oscuras y sobre todo por cómo estábamos situados, ya que la poca luz que entraba estaba a mis espaldas.
No sabía si ella podía verme a mí, pero yo sí que podía ver sus ojos brillantes, perdiéndome de nuevo en ellos, notando también cómo sus pezones estaban desesperados por ser liberados de ese vestidito ajustado. Tenían pinta de ser gorditos, porque se marcaban mucho.
Me estaba poniendo muy nervioso por verla mirarme así sin hacer nada. Tan nervioso estaba que me lancé a besarla de nuevo, pero esta vez me paró para seguir mirándome. Estaba seguro de que podía notar como mi corazón latía al poner sus manos en mi cara y mi cuello para pararme. ¿La había cagado? ¿Había hecho algo que la incómodo? No tenía intención de acabar así antes de salir de casa. De hecho, no llevaba ni condones, ni tenía los bajos muy decentes para tener relaciones.
Simplemente me dejé llevar, no pude aguantar más. Abby me gustaba mucho, sentía una atracción por ella que hacía muchos meses que no sentía por alguien, me gustaba mucho cómo se preocupaba por mí, cómo se interesaba, cómo ponía de su parte para hacerme sentir mejor. Ahora el ensimismado era yo, pensando todo eso mientras miraba esos ojazos. Aun así, fui yo el que habló primero.
-Abby...
-Shhh -dijo poniendo un dedo sobre mi boca para que no hablara.
-Javi... -dijo por primera vez mi nombre, de manera bastante peculiar por su acento, haciéndome esbozar una sonrisa- No sé si deberíamos...
-¿Por qué? ¿No estás cómoda?
-No quiero que te arrepientas de esto...
-¿Arrepentirme? Abby, ¿tú qué quieres?
-Yo lo deseo.
-Yo también, me gustas mucho. Hacía muchísimo tiempo que no estaba así de a gusto con alguien.
Abby no pudo aguantar más y se abalanzó sobre mí, besándome con ansia. Inmediatamente tiró de mi jersey para quitármelo y empezó a desabrochar mi camisa de manera nerviosa, empezando con los primeros botones, sin atinar de lo nerviosa que estaba y de cómo temblaba.
Ya harta de no poder, tiró hacia arriba de la misma manera que hizo con mi jersey para quitarme la camisa, dejándome desnudo de cintura hacia arriba. Empezó a manosearme por todo el pecho y los brazos mientras nos besábamos con mucha lengua, pasando después a besarme esa parte desnuda del cuerpo mientras gimoteaba.
Mientras ella me daba ese cariño tan ansiado como tan agradable para mí, yo tenía ganas de hacer lo mismo, quería desnudarla y disfrutar de su cuerpo, de esos pezones que me llamaban a gritos desde su prisión, pero no quería cagarla. Tenía miedo de asustarla haciendo cualquier cosa.
Era ridículo, porque pensaba que creería que era muy parado. Si hubiera coincidido con el Javi de hacía una temporada, lo mismo no le hubiera dejado ni que me desnudara. Ya nervioso, sin saber qué hacer, alargué mi mano para dar la luz que había ahí.
Abby me miró un poco desconcertada, pero sonrió al verme la cara, cara que tendría de asustado por haber metido la pata al hacer eso, pero ella sonrió acariciándome la cara para que me tranquilizara. Sin embargo, su cara cambió cuando dirigió su mirada a mí erección.
Se incorporó rápidamente, poniéndose de rodillas sobre el sofá con una cara que mezclaba sorpresa y susto, pasando a sonreír con una risa nerviosa, dirigiendo su mirada a mis ojos mientras yo seguía con cara de no saber qué hacer. Parecía que tendríamos nuestro primer encuentro sexual y al menos yo no estaba preparado para aquello, pero no a nivel emocional.
Deseaba su cuerpo como nada en ese momento, pero no tenía condones, tenía aquello descuidado y no sabía si eso le desagradaría, temía por correrme rápido por la excitación y el tiempo que llevaba sin tener sexo... Estaba que se me salía el corazón por la boca. Afortunadamente, Abby solventó la situación con una tranquilidad fascinante.
-Tranquilo. Te noto muy nervioso.
-No puedo. Te veo así y no puedo evitar ponerme de esta manera. Llevo mucho sin... Y te deseo.
-Yo también llevo mucho sin hacerlo y me muero de ganas por hacerlo contigo ahora mismo.
-No traigo protección.
-Yo tampoco tengo...
-Voy a comprar.
-¿Pero cómo vas a ir así? -dijo señalando mi erección- Jejejeje.
-¿Entonces?
-Yo confío en ti. ¿Confías tú en mí?
-Claro que confío. Pero... ¿Y si...?
-Llevaremos cuidado.
-¿Y si duro poco?
-Seguro que será genial igualmente.
-Lo que tú quieras, Abby. Si ves mucho inconveniente podemos esperar a otra ocasión en la que estemos más preparados.
-No puedo esperar, necesito sentirte dentro de mí. Ya.
Antes de ir a más, decidimos ir a su habitación, por lo que subimos por las escaleras rápidamente, sin llegar a ponerse ella los zapatos de vuelta. Mi respiración aumentó más de ritmo como resultado de la prisa y sobre todo, de la excitación, pero ella me tranquilizaba poniendo su mano en mi cara para acariciarme, sentándonos ambos en la cama para estar cómodos.
Ya no pude más y empecé a desnudarla, comenzando por sus medias, tirando desde dentro, dándome cuenta de que eran unas normales de las que se ajustan a la cintura, completamente cerradas. Las tenía muy arriba, pero mis manos se colaron por dentro de su vestido, que se amoldó bien, sin llegar a subirse ni nada. De un tirón se las quité, dejando sus preciosas piernas blanquitas al aire.
Nuestras manos empezaron a pasearse por el cuerpo que teníamos enfrente, palpando nuestras siluetas. De repente Abby paró de tocarme, separándose de mis labios también, mirándome fijamente a los ojos con la respiración acelerada. No hablaba, solo me miraba.
Yo estaba expectante de ver qué seguía, porque tan solo con ese beso tan largo y pasional tenía una erección como hacía meses que no tenía. Me iba a estallar el pantalón y más teniendo en cuenta que era ajustado, aunque Abby no se daba cuenta al lo haber tocado por esa zona y al estar a oscuras y sobre todo por cómo estábamos situados, ya que la poca luz que entraba estaba a mis espaldas.
No sabía si ella podía verme a mí, pero yo sí que podía ver sus ojos brillantes, perdiéndome de nuevo en ellos, notando también cómo sus pezones estaban desesperados por ser liberados de ese vestidito ajustado. Tenían pinta de ser gorditos, porque se marcaban mucho.
Me estaba poniendo muy nervioso por verla mirarme así sin hacer nada. Tan nervioso estaba que me lancé a besarla de nuevo, pero esta vez me paró para seguir mirándome. Estaba seguro de que podía notar como mi corazón latía al poner sus manos en mi cara y mi cuello para pararme. ¿La había cagado? ¿Había hecho algo que la incómodo? No tenía intención de acabar así antes de salir de casa. De hecho, no llevaba ni condones, ni tenía los bajos muy decentes para tener relaciones.
Simplemente me dejé llevar, no pude aguantar más. Abby me gustaba mucho, sentía una atracción por ella que hacía muchos meses que no sentía por alguien, me gustaba mucho cómo se preocupaba por mí, cómo se interesaba, cómo ponía de su parte para hacerme sentir mejor. Ahora el ensimismado era yo, pensando todo eso mientras miraba esos ojazos. Aun así, fui yo el que habló primero.
-Abby...
-Shhh -dijo poniendo un dedo sobre mi boca para que no hablara.
-Javi... -dijo por primera vez mi nombre, de manera bastante peculiar por su acento, haciéndome esbozar una sonrisa- No sé si deberíamos...
-¿Por qué? ¿No estás cómoda?
-No quiero que te arrepientas de esto...
-¿Arrepentirme? Abby, ¿tú qué quieres?
-Yo lo deseo.
-Yo también, me gustas mucho. Hacía muchísimo tiempo que no estaba así de a gusto con alguien.
Abby no pudo aguantar más y se abalanzó sobre mí, besándome con ansia. Inmediatamente tiró de mi jersey para quitármelo y empezó a desabrochar mi camisa de manera nerviosa, empezando con los primeros botones, sin atinar de lo nerviosa que estaba y de cómo temblaba.
Ya harta de no poder, tiró hacia arriba de la misma manera que hizo con mi jersey para quitarme la camisa, dejándome desnudo de cintura hacia arriba. Empezó a manosearme por todo el pecho y los brazos mientras nos besábamos con mucha lengua, pasando después a besarme esa parte desnuda del cuerpo mientras gimoteaba.
Mientras ella me daba ese cariño tan ansiado como tan agradable para mí, yo tenía ganas de hacer lo mismo, quería desnudarla y disfrutar de su cuerpo, de esos pezones que me llamaban a gritos desde su prisión, pero no quería cagarla. Tenía miedo de asustarla haciendo cualquier cosa.
Era ridículo, porque pensaba que creería que era muy parado. Si hubiera coincidido con el Javi de hacía una temporada, lo mismo no le hubiera dejado ni que me desnudara. Ya nervioso, sin saber qué hacer, alargué mi mano para dar la luz que había ahí.
Abby me miró un poco desconcertada, pero sonrió al verme la cara, cara que tendría de asustado por haber metido la pata al hacer eso, pero ella sonrió acariciándome la cara para que me tranquilizara. Sin embargo, su cara cambió cuando dirigió su mirada a mí erección.
Se incorporó rápidamente, poniéndose de rodillas sobre el sofá con una cara que mezclaba sorpresa y susto, pasando a sonreír con una risa nerviosa, dirigiendo su mirada a mis ojos mientras yo seguía con cara de no saber qué hacer. Parecía que tendríamos nuestro primer encuentro sexual y al menos yo no estaba preparado para aquello, pero no a nivel emocional.
Deseaba su cuerpo como nada en ese momento, pero no tenía condones, tenía aquello descuidado y no sabía si eso le desagradaría, temía por correrme rápido por la excitación y el tiempo que llevaba sin tener sexo... Estaba que se me salía el corazón por la boca. Afortunadamente, Abby solventó la situación con una tranquilidad fascinante.
-Tranquilo. Te noto muy nervioso.
-No puedo. Te veo así y no puedo evitar ponerme de esta manera. Llevo mucho sin... Y te deseo.
-Yo también llevo mucho sin hacerlo y me muero de ganas por hacerlo contigo ahora mismo.
-No traigo protección.
-Yo tampoco tengo...
-Voy a comprar.
-¿Pero cómo vas a ir así? -dijo señalando mi erección- Jejejeje.
-¿Entonces?
-Yo confío en ti. ¿Confías tú en mí?
-Claro que confío. Pero... ¿Y si...?
-Llevaremos cuidado.
-¿Y si duro poco?
-Seguro que será genial igualmente.
-Lo que tú quieras, Abby. Si ves mucho inconveniente podemos esperar a otra ocasión en la que estemos más preparados.
-No puedo esperar, necesito sentirte dentro de mí. Ya.
Antes de ir a más, decidimos ir a su habitación, por lo que subimos por las escaleras rápidamente, sin llegar a ponerse ella los zapatos de vuelta. Mi respiración aumentó más de ritmo como resultado de la prisa y sobre todo, de la excitación, pero ella me tranquilizaba poniendo su mano en mi cara para acariciarme, sentándonos ambos en la cama para estar cómodos.
Ya no pude más y empecé a desnudarla, comenzando por sus medias, tirando desde dentro, dándome cuenta de que eran unas normales de las que se ajustan a la cintura, completamente cerradas. Las tenía muy arriba, pero mis manos se colaron por dentro de su vestido, que se amoldó bien, sin llegar a subirse ni nada. De un tirón se las quité, dejando sus preciosas piernas blanquitas al aire.