Reencuentro con Elena

Capítulo 887

Nuestras manos empezaron a pasearse por el cuerpo que teníamos enfrente, palpando nuestras siluetas. De repente Abby paró de tocarme, separándose de mis labios también, mirándome fijamente a los ojos con la respiración acelerada. No hablaba, solo me miraba.

Yo estaba expectante de ver qué seguía, porque tan solo con ese beso tan largo y pasional tenía una erección como hacía meses que no tenía. Me iba a estallar el pantalón y más teniendo en cuenta que era ajustado, aunque Abby no se daba cuenta al lo haber tocado por esa zona y al estar a oscuras y sobre todo por cómo estábamos situados, ya que la poca luz que entraba estaba a mis espaldas.

No sabía si ella podía verme a mí, pero yo sí que podía ver sus ojos brillantes, perdiéndome de nuevo en ellos, notando también cómo sus pezones estaban desesperados por ser liberados de ese vestidito ajustado. Tenían pinta de ser gorditos, porque se marcaban mucho.

Me estaba poniendo muy nervioso por verla mirarme así sin hacer nada. Tan nervioso estaba que me lancé a besarla de nuevo, pero esta vez me paró para seguir mirándome. Estaba seguro de que podía notar como mi corazón latía al poner sus manos en mi cara y mi cuello para pararme. ¿La había cagado? ¿Había hecho algo que la incómodo? No tenía intención de acabar así antes de salir de casa. De hecho, no llevaba ni condones, ni tenía los bajos muy decentes para tener relaciones.

Simplemente me dejé llevar, no pude aguantar más. Abby me gustaba mucho, sentía una atracción por ella que hacía muchos meses que no sentía por alguien, me gustaba mucho cómo se preocupaba por mí, cómo se interesaba, cómo ponía de su parte para hacerme sentir mejor. Ahora el ensimismado era yo, pensando todo eso mientras miraba esos ojazos. Aun así, fui yo el que habló primero.

-Abby...
-Shhh -dijo poniendo un dedo sobre mi boca para que no hablara.
-Javi... -dijo por primera vez mi nombre, de manera bastante peculiar por su acento, haciéndome esbozar una sonrisa- No sé si deberíamos...
-¿Por qué? ¿No estás cómoda?
-No quiero que te arrepientas de esto...
-¿Arrepentirme? Abby, ¿tú qué quieres?
-Yo lo deseo.
-Yo también, me gustas mucho. Hacía muchísimo tiempo que no estaba así de a gusto con alguien.

Abby no pudo aguantar más y se abalanzó sobre mí, besándome con ansia. Inmediatamente tiró de mi jersey para quitármelo y empezó a desabrochar mi camisa de manera nerviosa, empezando con los primeros botones, sin atinar de lo nerviosa que estaba y de cómo temblaba.

Ya harta de no poder, tiró hacia arriba de la misma manera que hizo con mi jersey para quitarme la camisa, dejándome desnudo de cintura hacia arriba. Empezó a manosearme por todo el pecho y los brazos mientras nos besábamos con mucha lengua, pasando después a besarme esa parte desnuda del cuerpo mientras gimoteaba.

Mientras ella me daba ese cariño tan ansiado como tan agradable para mí, yo tenía ganas de hacer lo mismo, quería desnudarla y disfrutar de su cuerpo, de esos pezones que me llamaban a gritos desde su prisión, pero no quería cagarla. Tenía miedo de asustarla haciendo cualquier cosa.

Era ridículo, porque pensaba que creería que era muy parado. Si hubiera coincidido con el Javi de hacía una temporada, lo mismo no le hubiera dejado ni que me desnudara. Ya nervioso, sin saber qué hacer, alargué mi mano para dar la luz que había ahí.

Abby me miró un poco desconcertada, pero sonrió al verme la cara, cara que tendría de asustado por haber metido la pata al hacer eso, pero ella sonrió acariciándome la cara para que me tranquilizara. Sin embargo, su cara cambió cuando dirigió su mirada a mí erección.

Se incorporó rápidamente, poniéndose de rodillas sobre el sofá con una cara que mezclaba sorpresa y susto, pasando a sonreír con una risa nerviosa, dirigiendo su mirada a mis ojos mientras yo seguía con cara de no saber qué hacer. Parecía que tendríamos nuestro primer encuentro sexual y al menos yo no estaba preparado para aquello, pero no a nivel emocional.

Deseaba su cuerpo como nada en ese momento, pero no tenía condones, tenía aquello descuidado y no sabía si eso le desagradaría, temía por correrme rápido por la excitación y el tiempo que llevaba sin tener sexo... Estaba que se me salía el corazón por la boca. Afortunadamente, Abby solventó la situación con una tranquilidad fascinante.

-Tranquilo. Te noto muy nervioso.
-No puedo. Te veo así y no puedo evitar ponerme de esta manera. Llevo mucho sin... Y te deseo.
-Yo también llevo mucho sin hacerlo y me muero de ganas por hacerlo contigo ahora mismo.
-No traigo protección.
-Yo tampoco tengo...
-Voy a comprar.
-¿Pero cómo vas a ir así? -dijo señalando mi erección- Jejejeje.
-¿Entonces?
-Yo confío en ti. ¿Confías tú en mí?
-Claro que confío. Pero... ¿Y si...?
-Llevaremos cuidado.
-¿Y si duro poco?
-Seguro que será genial igualmente.
-Lo que tú quieras, Abby. Si ves mucho inconveniente podemos esperar a otra ocasión en la que estemos más preparados.
-No puedo esperar, necesito sentirte dentro de mí. Ya.

Antes de ir a más, decidimos ir a su habitación, por lo que subimos por las escaleras rápidamente, sin llegar a ponerse ella los zapatos de vuelta. Mi respiración aumentó más de ritmo como resultado de la prisa y sobre todo, de la excitación, pero ella me tranquilizaba poniendo su mano en mi cara para acariciarme, sentándonos ambos en la cama para estar cómodos.

Ya no pude más y empecé a desnudarla, comenzando por sus medias, tirando desde dentro, dándome cuenta de que eran unas normales de las que se ajustan a la cintura, completamente cerradas. Las tenía muy arriba, pero mis manos se colaron por dentro de su vestido, que se amoldó bien, sin llegar a subirse ni nada. De un tirón se las quité, dejando sus preciosas piernas blanquitas al aire.​
 
¡Qué cortito se me hizo!
El de mañana es más largo. De hecho, es el doble de los que subo hoy en día. Además, viene con regalito.

Y también tengo que deciros que se viene un parón de un par de semanas por las fiestas, así que mañana, después del capítulo, empieza el descanso. Mi idea es volver a publicar el día 7 de enero.
 
El de mañana es más largo. De hecho, es el doble de los que subo hoy en día. Además, viene con regalito.

Y también tengo que deciros que se viene un parón de un par de semanas por las fiestas, así que mañana, después del capítulo, empieza el descanso. Mi idea es volver a publicar el día 7 de enero.
¡Qué ilusión! Regalito de Navidad.

Espero que disfrutes de ese merecido descanso y de las Fiestas. Aquí seguiremos fieles y expectantes. Mi deseo para el Año Nuevo es que Abby y Javi ...

P.D. Según aquella moda pasajera y horrible de fusionar nombres, sin duda estaríamos ante la pareja del año, ellos dos serían ... los Jabby
 
El de mañana es más largo. De hecho, es el doble de los que subo hoy en día. Además, viene con regalito.

Y también tengo que deciros que se viene un parón de un par de semanas por las fiestas, así que mañana, después del capítulo, empieza el descanso. Mi idea es volver a publicar el día 7 de enero.
Efectivamente. Los profesores empezáis mañana las vacaciones de navidad.
Espero que las disfrutes, mientras nosotros te envidiamos en silencio 😜
 
El de mañana es más largo. De hecho, es el doble de los que subo hoy en día. Además, viene con regalito.

Y también tengo que deciros que se viene un parón de un par de semanas por las fiestas, así que mañana, después del capítulo, empieza el descanso. Mi idea es volver a publicar el día 7 de enero.
Regalito? A ver si se presenta Ángela en medio del combate, y se une a la pelea...
 
Capítulo 887

Nuestras manos empezaron a pasearse por el cuerpo que teníamos enfrente, palpando nuestras siluetas. De repente Abby paró de tocarme, separándose de mis labios también, mirándome fijamente a los ojos con la respiración acelerada. No hablaba, solo me miraba.

Yo estaba expectante de ver qué seguía, porque tan solo con ese beso tan largo y pasional tenía una erección como hacía meses que no tenía. Me iba a estallar el pantalón y más teniendo en cuenta que era ajustado, aunque Abby no se daba cuenta al lo haber tocado por esa zona y al estar a oscuras y sobre todo por cómo estábamos situados, ya que la poca luz que entraba estaba a mis espaldas.

No sabía si ella podía verme a mí, pero yo sí que podía ver sus ojos brillantes, perdiéndome de nuevo en ellos, notando también cómo sus pezones estaban desesperados por ser liberados de ese vestidito ajustado. Tenían pinta de ser gorditos, porque se marcaban mucho.

Me estaba poniendo muy nervioso por verla mirarme así sin hacer nada. Tan nervioso estaba que me lancé a besarla de nuevo, pero esta vez me paró para seguir mirándome. Estaba seguro de que podía notar como mi corazón latía al poner sus manos en mi cara y mi cuello para pararme. ¿La había cagado? ¿Había hecho algo que la incómodo? No tenía intención de acabar así antes de salir de casa. De hecho, no llevaba ni condones, ni tenía los bajos muy decentes para tener relaciones.

Simplemente me dejé llevar, no pude aguantar más. Abby me gustaba mucho, sentía una atracción por ella que hacía muchos meses que no sentía por alguien, me gustaba mucho cómo se preocupaba por mí, cómo se interesaba, cómo ponía de su parte para hacerme sentir mejor. Ahora el ensimismado era yo, pensando todo eso mientras miraba esos ojazos. Aun así, fui yo el que habló primero.

-Abby...
-Shhh -dijo poniendo un dedo sobre mi boca para que no hablara.
-Javi... -dijo por primera vez mi nombre, de manera bastante peculiar por su acento, haciéndome esbozar una sonrisa- No sé si deberíamos...
-¿Por qué? ¿No estás cómoda?
-No quiero que te arrepientas de esto...
-¿Arrepentirme? Abby, ¿tú qué quieres?
-Yo lo deseo.
-Yo también, me gustas mucho. Hacía muchísimo tiempo que no estaba así de a gusto con alguien.

Abby no pudo aguantar más y se abalanzó sobre mí, besándome con ansia. Inmediatamente tiró de mi jersey para quitármelo y empezó a desabrochar mi camisa de manera nerviosa, empezando con los primeros botones, sin atinar de lo nerviosa que estaba y de cómo temblaba.

Ya harta de no poder, tiró hacia arriba de la misma manera que hizo con mi jersey para quitarme la camisa, dejándome desnudo de cintura hacia arriba. Empezó a manosearme por todo el pecho y los brazos mientras nos besábamos con mucha lengua, pasando después a besarme esa parte desnuda del cuerpo mientras gimoteaba.

Mientras ella me daba ese cariño tan ansiado como tan agradable para mí, yo tenía ganas de hacer lo mismo, quería desnudarla y disfrutar de su cuerpo, de esos pezones que me llamaban a gritos desde su prisión, pero no quería cagarla. Tenía miedo de asustarla haciendo cualquier cosa.

Era ridículo, porque pensaba que creería que era muy parado. Si hubiera coincidido con el Javi de hacía una temporada, lo mismo no le hubiera dejado ni que me desnudara. Ya nervioso, sin saber qué hacer, alargué mi mano para dar la luz que había ahí.

Abby me miró un poco desconcertada, pero sonrió al verme la cara, cara que tendría de asustado por haber metido la pata al hacer eso, pero ella sonrió acariciándome la cara para que me tranquilizara. Sin embargo, su cara cambió cuando dirigió su mirada a mí erección.

Se incorporó rápidamente, poniéndose de rodillas sobre el sofá con una cara que mezclaba sorpresa y susto, pasando a sonreír con una risa nerviosa, dirigiendo su mirada a mis ojos mientras yo seguía con cara de no saber qué hacer. Parecía que tendríamos nuestro primer encuentro sexual y al menos yo no estaba preparado para aquello, pero no a nivel emocional.

Deseaba su cuerpo como nada en ese momento, pero no tenía condones, tenía aquello descuidado y no sabía si eso le desagradaría, temía por correrme rápido por la excitación y el tiempo que llevaba sin tener sexo... Estaba que se me salía el corazón por la boca. Afortunadamente, Abby solventó la situación con una tranquilidad fascinante.

-Tranquilo. Te noto muy nervioso.
-No puedo. Te veo así y no puedo evitar ponerme de esta manera. Llevo mucho sin... Y te deseo.
-Yo también llevo mucho sin hacerlo y me muero de ganas por hacerlo contigo ahora mismo.
-No traigo protección.
-Yo tampoco tengo...
-Voy a comprar.
-¿Pero cómo vas a ir así? -dijo señalando mi erección- Jejejeje.
-¿Entonces?
-Yo confío en ti. ¿Confías tú en mí?
-Claro que confío. Pero... ¿Y si...?
-Llevaremos cuidado.
-¿Y si duro poco?
-Seguro que será genial igualmente.
-Lo que tú quieras, Abby. Si ves mucho inconveniente podemos esperar a otra ocasión en la que estemos más preparados.
-No puedo esperar, necesito sentirte dentro de mí. Ya.

Antes de ir a más, decidimos ir a su habitación, por lo que subimos por las escaleras rápidamente, sin llegar a ponerse ella los zapatos de vuelta. Mi respiración aumentó más de ritmo como resultado de la prisa y sobre todo, de la excitación, pero ella me tranquilizaba poniendo su mano en mi cara para acariciarme, sentándonos ambos en la cama para estar cómodos.

Ya no pude más y empecé a desnudarla, comenzando por sus medias, tirando desde dentro, dándome cuenta de que eran unas normales de las que se ajustan a la cintura, completamente cerradas. Las tenía muy arriba, pero mis manos se colaron por dentro de su vestido, que se amoldó bien, sin llegar a subirse ni nada. De un tirón se las quité, dejando sus preciosas piernas blanquitas al aire.​
Las cataratas del Niágara, son un riachuelo con la que se le viene encima a Abby
 
¡Qué ilusión! Regalito de Navidad.
Espero que disfrutes de ese merecido descanso y de las Fiestas. Aquí seguiremos fieles y expectantes. Mi deseo para el Año Nuevo es que Abby y Javi ...
P.D. Según aquella moda pasajera y horrible de fusionar nombres, sin duda estaríamos ante la pareja del año, ellos dos serían ... los Jabby

Mucha reserva y duda en ella, con tanta moda WOKE en el norte, no vaya ser que Abby reemplace al real diminutivo, "Abe".:eek::ROFLMAO:

En serio, va siendo la más difícil conquista de Javier, lo de Abby se ha cocinado a fuego lento, y con él en ayunas, el mérito es mayor.
Ella ha sido bastante especial, más que extraña, diferente a lo habituado a ligar, esto lo ha sacado de su acostumbrado estado de confort, y le da mucho mayor valor a las sensaciones y emociones que pueda generar esta previsible relación, los sentimientos pueden escalar tan deprisa que no sería extraño tener en unos años más a Abby eligiendo nombres como Diego o Martina. ;)
 
El de mañana es más largo. De hecho, es el doble de los que subo hoy en día. Además, viene con regalito.

Y también tengo que deciros que se viene un parón de un par de semanas por las fiestas, así que mañana, después del capítulo, empieza el descanso. Mi idea es volver a publicar el día 7 de enero.

Merecidas vacaciones!!! Gracias!!!
 
El de mañana es más largo. De hecho, es el doble de los que subo hoy en día. Además, viene con regalito.

Y también tengo que deciros que se viene un parón de un par de semanas por las fiestas, así que mañana, después del capítulo, empieza el descanso. Mi idea es volver a publicar el día 7 de enero.
Muchas gracias y Bon Nadal para tí y todos los lectores!!!
 
Capítulo 888

Abby se empezó a sonrojar, haciéndolo más aún cuando le levanté el vestido para quitárselo, dejándola solo con unas braguitas negras muy bonitas, con una especie de bordado. Sus mejillas se pusieron más rojas debido a que no llevaba sujetador, pudiendo ver ya sus preciosas tetas, redonditas, ni grandes ni pequeñas.

Muy blancas, como toda su piel y con unos pezones increíblemente bonitos de areolas normalitas de tamaño y de un color rosa muy pálido, tirando más a blanco que a rosa. Sus pezones eran gorditos y grandes como pude adivinar al verlos de punta cuando aún llevaba su vestido pese a que llevaba esa parte endurecida para que el propio vestido hiciera de sujetador por esa zona.

Me quedé fascinado por lo preciosas que eran sus tetas, turgentes y firmes con esos pezones con casi el tamaño de un dedal, de un rosa vivo. Se las acaricié con mis manos y ella gimió, suponiendo por la excitación, porque tenía las manos calientes. Se llegó hasta a estremecer al notar el contacto, pero poco duró porque me lancé a comérselas, chupando y succionando esos pezones que me volvieron loco desde el primer momento en el que los vi.

Lo hacía con tanto empeño que no quería separarme de ellas, pero también le quería decir lo que me gustaban y lo ricas que estaban, por lo que lo hice mientras se las comía, diciéndoselo en español debido al calentón que tenía y que poco me permitía carburar, aunque se lo repetí en su idioma, pero casi que no me prestó atención, porque se había abandonado ya a las sensaciones.

Quería seguir con sus tetas, pero también quería disfrutar del resto de su cuerpo, por lo que me incorporé, poniéndome de rodillas para apreciar lo guapa y sexy que estaba. Cogí una pierna y se la empecé a besar, desde su muslo hasta su pie, deleitándome con esa piel tan suave y delicada.

Repetí el proceso con su otra pierna y rápidamente subí a su boca para volver a besarla mientras me acariciaba la espalda con sus manos. De nuevo bajé a sus tetas en nada para comérselas brevemente y bajar hasta sus braguitas siguiendo el sendero de los tres lunares que tenía en su esternón y abdomen, empezando el primero entre sus tetas, seguido de otros dos que casi mantenían una distancia uniforme entre ellos.

Cuando llegué a sus braguitas pasé mi cara muy cerca de su sexo, viniéndome ese olor dulzón que hizo que me estremeciera y que mi polla pidiera a gritos que la liberara de su prisión. Puse mis manos en su culo, dándome cuenta de que realmente era un tanga, cosa que me hizo lanzar un pequeño gemido, para después bajárselo con delicadeza mientras ella encogía su cuerpo, poniéndose más roja aún.

No podía apartar la mirada de ese coñito con esa rajita tan preciosa que contenía unos labios rositas que se dejaban ver de manera tímida aun estando la rajita cerrada y sus piernas juntas. Era un coñito precioso, coronado por una fina capa de pelo pelirrojo, no muy frondoso, muy sexy, siendo el primer coño pelirrojo que me topaba en mi vida, y no me podía gustar más.

-Perdona que no esté depilada, no pensaba que...
-Me encanta así.

Abby dibujó una pequeña sonrisa en su boca y empezó a abrir sus piernas. De nuevo ese olor a sexo me vino, haciéndome soltar otro gemidito. Sin esperar más hundí mi cabeza en su entrepierna para empezar un cunnilingus. El corazón me iba a mil.

Pensaba que no podía sentir más fascinación al ver y probar sus tetas, pero me equivocaba, sintiendo lo mismo al estar jugando con su coñito, o puede que más. Fue breve porque Abby me agarró del pelo, tirando para arriba para que la mirara.

-Te necesito dentro. No puedo esperar más.

Esas palabras fueron órdenes para mí. Me incorporé, poniéndome de pie para terminar de desnudarme, con mucho nerviosismo y torpeza, quitándome por último los boxers, haciendo que mi polla saltara como un muelle al bajármelos. Abby de nuevo abrió mucho los ojos, seguido de una risita nerviosa.

-Javi, despacito por favor.
-Tranquila, iré con cuidado.

Puse mi polla sobre su chochito, empezando ella a respirar fuerte. Se lo empecé a acariciar, como a mí siempre me gusta hacer, restregándola con sus labios menores y su clítoris, lanzando ella un largo murmullo muy sensual.

Hice eso dos o tres veces mientras con una mano le acariciaba el muslo, pero ella me insistió para que se la metiera ya, por lo que hice presión, metiendo el glande, soltando ella aire de manera brusca. Lo metí y lo saqué varias veces esperando a que se acostumbrara y que se fuera dilatando para seguir metiendo el resto de mi polla.

Lo notaba muy húmedo, por lo que cada vez entraba con menos esfuerzo, aprovechando yo para ir metiéndola cada vez más, viendo y sintiendo que salía empapada cada vez que echaba mi cuerpo hacia atrás.

Era increíble cómo estaba de mojada y verla gemir ligeramente de esa manera tan dulce lo hacía más excitante aún. Finalmente acabé metiéndosela entera, respirando ella hondo varias veces, con cara de placer.

-¿Te hago daño?
-No, tranquilo. Me estoy acostumbrando rápido, pero es que... Es muy grande, jejeje.
-Jajajaja.
-Aguanta un poquito así.
-Vale.

Me quedé quieto con todo mi rabo en su interior mientras ella se acomodaba y acostumbraba. Mientras lo hacía, estando yo en un misionero apoyado en mis brazos, ella me los acariciaba, mirando mis tatuajes de la misma manera que lo hizo la primera vez que los vio. Estaba como ausente mientras podía notar como me estrujaba con su vagina, empezando a crear más fluidos.

Pasados unos segundos. Me miró fijamente a los ojos, empezando a sonreír como ella lo hacía, achinando sus preciosos ojos, poniendo sus manos en mi culo para hacer que me empezara a mover dentro de ella. Así lo hice, moviéndome ligeramente dentro de ella, empezando a notar ese roce tan placentero.

Abby empezó a gemir, así como lo hice yo. En cuestión de segundos me vine a arriba y empecé a dar buenas embestidas, entrando y saliendo mi polla con mucha facilidad debido la dilatación de su coñito y sus abundantes fluidos viscosos que me seguían empapando.

El problema era que, efectivamente notaba que iba a durar poco, sintiendo ya ese cosquilleo en los huevos y varios escalofríos por los hombros y espalda. Abby me lo notó con solo mirarme a los ojos, pero me intentaba tranquilizar acariciándome la cara.

-Aguanta un poco más, estoy ya casi... -dijo con una cara de placer increíble.

Apreté mis dientes, manteniendo ese ritmo mientras ella se empezó a mover de manera rara con sus gemidos pasando a ser gritos. Era como que se quería apartar de mí por estar muy sensible, pero a la vez me agarraba con sus manos para que no me alejara. Tuve que hacer fuerza para poder salir de ella porque o lo hacía, o acababa dentro.

Estuvo muy cerca, la vez que más cerca he estado de acabar dentro de una chica sin usar protección de ningún tipo. Abby se quedó quieta cuando se la saqué y me empecé a correr después de lanzar un grito seco muy alto. Le regué todo el pecho, llegándole casi a la barbilla. Todo su abdomen, pecho y tetas estaban totalmente pringados.

Tan intenso fue mi orgasmo que me mareé y me tuve que tumbar a su lado mientras ella me miraba con su cabeza girada. Ella necesitó pocos segundos para recuperarse de su orgasmo, que también fue intenso, mientras que yo estaba que todo me daba vueltas. Abby cogió papel de su mesita y se limpió bien toda mi corrida.

-¿Estás bien?
-Estoy mareado.
-¿Necesitas algo?
-No, enseguida se me pasa.
-Voy al baño a limpiarme bien. ¿Te puedo dejar solo?
-Sí, tranquila, jajaja.
-Jejeje, vuelvo enseguida.

Abby volvió rápidamente, trayéndome agua para que me ayudara a recuperarme. Después se tumbó de lado, apoyando su cabeza en su mano, mirándome sonriendo. Nos quedamos mirándonos unos segundos a los ojos, así, los dos tumbados de lado.

-Tus ojos son increíbles.
-Los tuyos también son muy bonitos.
-Sí, me vas a comparar a esos ojazos azules, jejeje.
-Tus ojos me gustan. Tienen el mismo color que la miel y eres tan dulce como ella.

Me quedé cortado al oír eso, un poco sin saber qué decir y qué hacer. Ella sin embargo sí que lo sabía, empezando a besarme de nuevo con mucha dulzura, mucho más que cuando empezamos, pasando de ser algo pasional a algo con mucho cariño. Después de un rato así, con ese beso y varias caricias por ambas partes, fue bajando por mi cuerpo, besándome el pecho de forma similar al momento en el que yo se lo hice un rato antes.

Mi polla se puso morcillona al ver que se aproximaba a ella, como finalmente hizo, empezando a darle besitos hasta que se puso dura como una piedra. La empezó a masturbar con su mano mientras me miraba con esos ojos que me derretían, volviendo a besarla después por todo lo largo.

Después la agarró firmemente, pasado la yema de su dedo pulgar por mi glande, haciendo que me estremeciera, aunque más me estremecí cuando empezó a soplar con delicadeza, provocando que me diera un escalofrío. Hizo eso unas cuantas veces, como si estuviera jugando conmigo para ver cómo reaccionaba tanto mi polla como yo. Me gustaba verla con una sonrisa en la cara mientras lo hacía.

No se demoró más y se la empezó a meter en la boca, chupándola con mucho cariño, cogiendo cada vez más intensidad, llegando a meterse la mitad en la boca, aunque no podía meterse más pese al esfuerzo que hacía. Yo no podía estar mejor, me estaba dando mucho placer y cariño. ¿Qué más podía pedir?

Abby seguía con ganas de más, por lo que se incorporó para acariciar su rajita con mi polla, estremeciéndose mientras soltaba una risita encantadora. Después se la empezó a meter poco a poco hasta que estuvo toda dentro de ella. De nuevo, estaba mojadísima, pringándome otra vez.

Se empezó a mover hacia delante y atrás, para a los pocos segundos empezar una cabalgada a buen ritmo. Joder, qué bien lo hacía. Apoyaba sus manos en mi pecho mientras levantaba su cuerpo para luego dejarlo caer y rozar así nuestros sexos, sonando a chapoteo por sus fluidos.

Vio como me encendí al hacerlo ella así, por lo que paró con una sonrisilla que parecía expresar que me había leído perfectamente, como si se hubiera dado cuenta de que esa era mi postura favorita. Estuvimos haciendo varias posturas, volviendo al misionero, luego la cucharita hasta que nos pusimos a hacerlo a cuatro.

Durante todo el polvo ella lanzaba gemidos muy dulces y sensuales que transmitían mucho el placer que yo le estaba dando, pero cuando se puso a cuatro fue otra historia. Esos gemidos cogieron mucha intensidad, pasando a ser casi gritos. Al parecer le gustaba mucho hacerlo así, probándomelo del todo cuando se mojó un par de dedos y se los empezó a meter en el culo uno a uno, masturbándose a buen ritmo mientras yo la follaba dándole buenas embestidas.

Después de un rato así y ya casi notando que estaba cerca de correrme de nuevo, le aparté la mano de su culo, mojándome los dedos para hacerlo yo mientras apretaba esas embestidas. No pasaron muchos segundos hasta que Abby empezó a emitir alaridos, temblando como lo hacía antes, con esos movimientos raros, encogiendo su cuerpo por momentos.

Al verla así no pude esperar más y tuve que sacar mi polla de su coñito porque ya notaba que venía, descargando todo en ese culo tan precioso y respingón. Una vez acabé de correrme ambos nos derrumbamos en la cama y de nuevo ella parecía recuperarse más rápido que yo, pues yo seguía con la respiración muy acelerada mientras que ella ya estaba algo más calmada, cogiendo papel para limpiarse mi corrida de su culo.

Tras recuperarnos, ella se puso a besarme como antes y de nuevo se subió a mí sonriente. Estaba flipando con Abby, con lo timidita que parecía y cómo follaba y cómo de insaciable estaba. De nuevo empezó con su risita tan encantadora, comenzando a pajearme, para después dejar caer saliva desde su boca hasta mi polla para lubricarla un poco y montarse de nuevo.

Me empezó a follar a un ritmo endiablado, botando y moviéndose hacia alante y atrás. La mezcla de dulzura y morbo que transmitía era increíble, pareciendo tan dulce como una muñeca de porcelana y a la vez tan morbosa como una profesional.

Al haberme corrido dos veces tan seguidas estaba teniendo aguante, pero poco me duró ese aguante cuando se inclinó para besarme en los labios, pasando después al cuello, besándomelo con mucha ternura y cariño. Ella no lo sabía, pero había dado con mi punto más débil y por mucho que ya hubiera descargado un par de veces, jugar con esa zona de esa manera era todo un peligro.

-No, Abby, eso no...

Mi voz se apagó conforme hablaba. En su día pensé que no quería que ninguna chica que no fuera Elena me volviera a hacer eso, pero es que Abby me lo estaba haciendo tan bien y estaba tan a gusto que no pude evitar dejarme llevar. Puse mis manos en su culo para acariciárselo mientras ella se movía a toda velocidad, con unos gemidos muy dulces que ahogaba en mi cuello.

-Abby... Ya... Levanta...

Por suerte me hizo caso porque se apartó mí en el momento justo, empezando a correrme a chorretones que salían disparados hacia arriba, cayendo en mi pecho sin que Abby le diera tiempo a agarrármela. Ella reía muy dulcemente y en cuanto pudo cogió mi polla para pajearme y ordeñarme. Lo hacía con fuerza, moviendo su mano por toda mi polla.

Cuando paré de correrme y empecé a retorcerme, paró. Me quedé bocarriba, respirando fuertemente mientras ella estaba de rodillas sobre la cama, sentada sobre sus talones, empezando a limpiarme con papel mi propia corrida de mi pecho.

Lo llevaba a cabo con un cariño casi maternal y con una sonrisa en la boca. De estar de rodillas, pasó a quedarse sentada con las piernas cruzadas, mirándome mientras yo recobraba el aliento. Una vez me recuperé, la tumbé para besarnos un poco más estando ambos de lado. Aún la veía encendida, así que decidí apagar su fuego con mis manos.

Ya no podía más. No estaba acostumbrado a follar de esa manera entonces. De hecho, ya hasta había perdido el tiempo que llevaba sin hacerlo, hasta notaba las pulsaciones en mi polla. Le empecé a acariciar el cuerpo de nuevo, masajeando sus tetas, amasándolas y cogiendo esos pezones que me encantaban con mis dedos, jugando y tirando de ellos.

Después bajé hasta su coñito, acariciándolo muy suavemente. Le empecé a tocar la rajita con mis dedos y ella ya empezaba a gemir y a producir fluidos de nuevo. Poco a poco se mojaba más y ya deseaba que se corriera, por lo que le empecé a meter los dedos, masturbándola rápidamente.

Ella gemía dulcemente, apretando un poco sus ojos de vez en cuando, pero todo cambió cuando le empecé a acariciar el clítoris con el pulgar mientras le seguía metiendo los dedos. Ya casi a punto de correrse me agarró el brazo con fuerza para que le sacara los dedos y movió mi brazo para que mi mano frotara sus labios menores y clítoris, sin llegar a meterse nada dentro.

Entendí lo que quería, por lo que eso fue lo que hice, estimulando con mis dedos ambas zonas de manera muy rápida, provocando que se empezara a correr, con fuertes espasmos y temblores, cerrando sus piernas con fuerza mientras me agarraba el brazo con las dos manos.

Notaba cómo me pringaba mucho con sus fluidos hasta que me paró, retirando mi mano de su entrepierna, cogiéndola y llevándosela a la cara para meterse los dedos en la boca y saborearse a sí misma, haciéndolo con muchas ganas, de manera muy sensual, siendo algo que me encantó que hiciera, porque me dio mucho morbo.

Esta vez sí que se quedó un poco más con los ojos cerrados, sonriendo ligeramente después mientras yo la contemplaba. Sin decir nada, se incorporó para taparnos y apagar la luz de la mesita, poniéndose después de espaldas a mí.

Me quedé un poco pillado por lo frío que había acabado, sin decir nada, ni siquiera una mirada, pero entonces Abby me buscó con su mano para coger mi brazo y tirar para que la abrazara por detrás, rodeándola yo con mis brazos, aprovechando ella para entrelazar nuestros dedos de las manos. No le di más vueltas y me acomodé para dormir, aspirando su dulce olor.​
 
Abby
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Vaya vaya con Abby. Ha pasado de tímida modosita a fiera insaciable. Ha dejado a nuestro Javi derrotado como no recuerdo que haya acabado antes. Parece que van a formalizar la relación, o no?

Felices fiestas Keranos, y a todos los seguidores del relato.
 
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