Keranos
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Capítulo 712
Al día siguiente es cuando quedamos en mi casa para jugar como habíamos acordado. Avisé a Andrea para que no hubiera ningún problema, aunque no pensaba que lo fuera a haber. Tenía muchas ganas de que llegara el momento, motivo por el cual se me pasó bastante lento el día, yendo como cualquier día dentro de la rutina. Había clases en las que teníamos más trabajo que en otras, y en las que no, el tiempo pasaba muy lento. Pero al fin llegó la hora de salir del trabajo para ir a casa, donde ya me esperaban algunos. Nos saludamos y entramos, para ponerme yo más cómodo en lo que ellos iban despejando la mesa para empezar a poner sus cosas sobre ella y jugar. Más tarde vino el resto, donde la última en llegar fue Sara. Le di un abrazo bastante grande en cuanto la vi, porque aún tenía gesto algo serio, pero también es verdad que no era para tanto ya por suerte.
Se terminó de animar en cuanto nos pusimos a jugar, diciéndonos que no tocaba nada de aquello desde había varias semanas. Pero no quisimos hablar de eso, porque pondría tenso el ambiente. Así que nos pusimos a jugar y aunque evitábamos hablar de Amaya, era imposible que no saliera algún comentario. Por suerte, cada vez que salió nuestra amiga en la conversación fue para bien, comentando alguna de las cosas que ella decía cuando alguna jugada en especial tenía lugar o cuando se jugaba algo que no le gustaba o que sí. Pasamos un rato muy bueno, viniendo también Andrea a los pocos minutos. Tenía una cara de cansancio que me extrañaba bastante, por lo que le pregunté. Según me contó había estado toda la tarde con sus amigas y había ido y venido a casa un par de veces, cruzándose más de media ciudad. Dijo que se iba a la cama para descansar, porque también había cenado, así que pasó, saludó a todos y se marchó a dormir.
Nosotros seguimos a lo nuestro, pidiendo la cena y viniendo enseguida, o eso era lo que pensaba yo, porque al abrir me encontré a Noelia. Ya me extrañaba mucho que no hiciera nada para hablar conmigo o para verme, como en este caso, durante 2 días seguidos. Me miró con una cara de alegría muy grande, con una sonrisa enorme, aunque yo no tenía la misma cara. Tampoco es que estuviera enfadado por verla, pero desde luego estaba algo molesto, porque estaba con mis amigos y no me apetecía tenerla por allí. Me dijo que le traía una cosa a Andrea. Al parecer había estado en su casa toda la tarde, como ya me imaginaba yo por eso de recorrer distancias tan grandes. Así que la dejé pasar, saludando muy amablemente a mis amigos y yéndose a la habitación de Andrea, donde estuvo durante un rato. Nosotros seguimos jugando y ya sí que llegó la cena, haciendo una parada para hacerlo tranquilamente.
Noelia salió justo cuando estábamos a medias y se sentó a mi lado, quedándose callada. No le hice mucho caso, aunque Sara le preguntó si quería algo, negando Noelia al decir que ya había cenado, pero agradeciendo igualmente el ofrecimiento. Después de eso nos pusimos a jugar otra vez, estando Noelia más participativa. Se sentó a mi lado una vez más, quedándose fascinada con cómo jugábamos. Cogía alguna carta de vez en cuando, sobre todo las que le llamaban la atención por tener una ilustración que le pareciera bonita, o las que brillaban. También le llamaba la atención mi manera de barajar, que tampoco es que fuera una cosa del otro mundo, porque muchos jugadores barajan con soltura. Pero ella se quedaba como embobada. También le impresionaba mucho que fuéramos capaces de saber lo que hacía cada carta con tan solo verla durante un segundo. Y ya jugar con ellas era toda una proeza para ella. Sara estuvo en plan cercana con ella, molestándose en enseñarle un poco al estar impares y no poder estar todos jugando todo el tiempo.
Pero pensé que quizá le estaba dando mucho la tabarra. Desde luego Sara no parecía molesta, pero a mí sí que me estaba empezando a molestar un poco. No estaba cómodo con ella allí, como que me distraía mucho para poder jugar lo bien que debería para ayudar a los demás de cara al torneo que iban a jugar el próximo fin de semana. Por eso acabé rápido la partida para que Sara se pusiera a jugar con el que lo estaba haciendo conmigo, diciéndole a Noelia que me acompañara a la cocina, haciéndolo ella sin decir absolutamente nada. Al llegar, cerré la puerta y me quedé apoyado en la encimera con los brazos cruzados. Ella me miraba sonriente, agarrando sus manos, las cuales tenía delante de su cuerpo, aunque no decía nada. Pensé durante unos momentos qué decirle mientras podíamos oír a los demás fuera cómo seguían jugando y charlando para compartir ideas y líneas de juego, aunque no estaba pendiente de eso. Noelia se acabó acercando a mí para poner sus manos sobre mis brazos, levantando la cabeza para mirarme muy sonriente.
-¿Por qué has venido?
-Ya te lo he dicho, para traerle una cosa a Andrea.
-¿Y no se la podías dar mañana cuando la vieras en clase?
-Mañana no nos toca clase juntas.
-Pero la vas a ver igual.
-Ya, bueno...
-¿Tan importante era para que se lo trajeras ahora?
-No. En realidad, no.
-Entonces, ¿por qué has venido?
-Porque te quería ver. Ayer no lo hice y tampoco hablamos ni nada. Después de lo que pasó el lunes por la mañana en la universidad estoy un poco nerviosa.
-¿Nerviosa?
-Sí, como acelerada.
-Ah...
-Necesito... Uff... -decía empezando a ponerse roja.
-¿Qué necesitas?
-Follar contigo.
-¿A eso has venido?
-Sí. Sabía que tenías visita hoy. Me lo ha dicho Andrea. Por eso nos hemos juntado en mi casa hoy, porque no quería que se nos echara el tiempo encima y me vieras por aquí.
-Ya...
-Pero es que no me podía aguantar más. Tengo muchas ganas de que me folles. Había pensado que tal vez cuando se fueran...
-Pero Andrea está aquí.
-No pasa nada. Lo hacemos en silencio.
-Imposible. Eres muy ruidosa.
-Podemos ir despacio.
-Ya quisieras tú -dije apretando sus mejillas con mis dedos.
-Pfff... Qué ganas.
-Pero hoy no va a ser.
-¿No? -decía desilusionada.
-Pues no.
-¿Por qué?
-Porque lo digo yo. Y punto. Ya te dije que estabas castigada por lo de tocarte sin mi permiso.
-¿Este es el castigo?
-No. En realidad, no. Pero me viene bien para abrir boca. Hoy no vamos a hacer nada -dije metiendo mi mano por dentro de sus leggings y braguitas, acariciando el vello de su pubis.
-Pfff... -resoplaba muy excitada.
-No me ha gustado que te presentes aquí sin que yo te haya dicho que vinieras -dije dándole un tirón de dicho vello.
-¡Ay! -exclamó con algo de dolor.
-Cállate, coño. ¿No ves que te van a oír?
-Javi, me tienes muy perra -dijo estremeciéndose.
-Pues te vas a tener que aguantar. Al menos hasta mañana.
-Ay... -decía suspirando.
-Quiero que mañana tengas tu casa libre. ¿Podrás hacer por donde para ello?
-No sé...
-Pues entonces tampoco nos veremos mañana. Y el castigo va a ir a peor.
-Vale, vale. Mañana hablo con mis compañeras de piso para ver si me pueden dejar la casa sola por la noche.
-Bien.
-La que te abrió el otro día me ha echado un poco la bronca, ¿sabes? Dice que hicimos mucho ruido.
-Por eso mismo quiero que la casa esté sola.
-Mmm... -murmuraba mordiéndose el labio.
-¿Quieres saber qué castigo vas a tener?
-Sí.
-Mejor lo ves mañana directamente.
-Bueno... ¿Y tú no tienes ganas? Podemos hacer algo rápido aquí. Si quieres te la chupo un poquito.
-No. No te preocupes por mí. Ando bien servido.
-¿Qué quieres decir?
-Ayer follé con una chica.
-Ah...
-¿Te molesta?
-Pues sí -decía pareciéndose más a la Noelia que yo conocía.
-Pues te vas a tener que aguantar. Y si no lo haces, pues nos dejamos de ver si quieres.
-No. Eso no.
-Y hoy seguramente acabe en la cama con mi amiga del pelo rosa.
-¿No decías que no querías hacer nada por Andrea? -preguntó molesta.
-Pero ella sí sabe controlarse. Ya hemos follado y la conozco.
-Ah, pues qué bien... -decía con el mismo tono de molestia.
-¿Te vas a enfadar? Porque así se me quitan las ganas de hacer cualquier cosa contigo.
-No.
-Anda, ven -dije agarrando su cara para darle un beso-. No debería, porque te estás portando como una estúpida, pero para que te vayas contenta.
Noelia me miró con sorna y pasó a sonreír, dándome después un abrazo, mirando hacia arriba y acariciando mi cara.
-Anda, vete a casa y no me toques más los cojones.
-Hasta mañana -dijo poniéndose de puntillas para darme otro beso.
Al día siguiente es cuando quedamos en mi casa para jugar como habíamos acordado. Avisé a Andrea para que no hubiera ningún problema, aunque no pensaba que lo fuera a haber. Tenía muchas ganas de que llegara el momento, motivo por el cual se me pasó bastante lento el día, yendo como cualquier día dentro de la rutina. Había clases en las que teníamos más trabajo que en otras, y en las que no, el tiempo pasaba muy lento. Pero al fin llegó la hora de salir del trabajo para ir a casa, donde ya me esperaban algunos. Nos saludamos y entramos, para ponerme yo más cómodo en lo que ellos iban despejando la mesa para empezar a poner sus cosas sobre ella y jugar. Más tarde vino el resto, donde la última en llegar fue Sara. Le di un abrazo bastante grande en cuanto la vi, porque aún tenía gesto algo serio, pero también es verdad que no era para tanto ya por suerte.
Se terminó de animar en cuanto nos pusimos a jugar, diciéndonos que no tocaba nada de aquello desde había varias semanas. Pero no quisimos hablar de eso, porque pondría tenso el ambiente. Así que nos pusimos a jugar y aunque evitábamos hablar de Amaya, era imposible que no saliera algún comentario. Por suerte, cada vez que salió nuestra amiga en la conversación fue para bien, comentando alguna de las cosas que ella decía cuando alguna jugada en especial tenía lugar o cuando se jugaba algo que no le gustaba o que sí. Pasamos un rato muy bueno, viniendo también Andrea a los pocos minutos. Tenía una cara de cansancio que me extrañaba bastante, por lo que le pregunté. Según me contó había estado toda la tarde con sus amigas y había ido y venido a casa un par de veces, cruzándose más de media ciudad. Dijo que se iba a la cama para descansar, porque también había cenado, así que pasó, saludó a todos y se marchó a dormir.
Nosotros seguimos a lo nuestro, pidiendo la cena y viniendo enseguida, o eso era lo que pensaba yo, porque al abrir me encontré a Noelia. Ya me extrañaba mucho que no hiciera nada para hablar conmigo o para verme, como en este caso, durante 2 días seguidos. Me miró con una cara de alegría muy grande, con una sonrisa enorme, aunque yo no tenía la misma cara. Tampoco es que estuviera enfadado por verla, pero desde luego estaba algo molesto, porque estaba con mis amigos y no me apetecía tenerla por allí. Me dijo que le traía una cosa a Andrea. Al parecer había estado en su casa toda la tarde, como ya me imaginaba yo por eso de recorrer distancias tan grandes. Así que la dejé pasar, saludando muy amablemente a mis amigos y yéndose a la habitación de Andrea, donde estuvo durante un rato. Nosotros seguimos jugando y ya sí que llegó la cena, haciendo una parada para hacerlo tranquilamente.
Noelia salió justo cuando estábamos a medias y se sentó a mi lado, quedándose callada. No le hice mucho caso, aunque Sara le preguntó si quería algo, negando Noelia al decir que ya había cenado, pero agradeciendo igualmente el ofrecimiento. Después de eso nos pusimos a jugar otra vez, estando Noelia más participativa. Se sentó a mi lado una vez más, quedándose fascinada con cómo jugábamos. Cogía alguna carta de vez en cuando, sobre todo las que le llamaban la atención por tener una ilustración que le pareciera bonita, o las que brillaban. También le llamaba la atención mi manera de barajar, que tampoco es que fuera una cosa del otro mundo, porque muchos jugadores barajan con soltura. Pero ella se quedaba como embobada. También le impresionaba mucho que fuéramos capaces de saber lo que hacía cada carta con tan solo verla durante un segundo. Y ya jugar con ellas era toda una proeza para ella. Sara estuvo en plan cercana con ella, molestándose en enseñarle un poco al estar impares y no poder estar todos jugando todo el tiempo.
Pero pensé que quizá le estaba dando mucho la tabarra. Desde luego Sara no parecía molesta, pero a mí sí que me estaba empezando a molestar un poco. No estaba cómodo con ella allí, como que me distraía mucho para poder jugar lo bien que debería para ayudar a los demás de cara al torneo que iban a jugar el próximo fin de semana. Por eso acabé rápido la partida para que Sara se pusiera a jugar con el que lo estaba haciendo conmigo, diciéndole a Noelia que me acompañara a la cocina, haciéndolo ella sin decir absolutamente nada. Al llegar, cerré la puerta y me quedé apoyado en la encimera con los brazos cruzados. Ella me miraba sonriente, agarrando sus manos, las cuales tenía delante de su cuerpo, aunque no decía nada. Pensé durante unos momentos qué decirle mientras podíamos oír a los demás fuera cómo seguían jugando y charlando para compartir ideas y líneas de juego, aunque no estaba pendiente de eso. Noelia se acabó acercando a mí para poner sus manos sobre mis brazos, levantando la cabeza para mirarme muy sonriente.
-¿Por qué has venido?
-Ya te lo he dicho, para traerle una cosa a Andrea.
-¿Y no se la podías dar mañana cuando la vieras en clase?
-Mañana no nos toca clase juntas.
-Pero la vas a ver igual.
-Ya, bueno...
-¿Tan importante era para que se lo trajeras ahora?
-No. En realidad, no.
-Entonces, ¿por qué has venido?
-Porque te quería ver. Ayer no lo hice y tampoco hablamos ni nada. Después de lo que pasó el lunes por la mañana en la universidad estoy un poco nerviosa.
-¿Nerviosa?
-Sí, como acelerada.
-Ah...
-Necesito... Uff... -decía empezando a ponerse roja.
-¿Qué necesitas?
-Follar contigo.
-¿A eso has venido?
-Sí. Sabía que tenías visita hoy. Me lo ha dicho Andrea. Por eso nos hemos juntado en mi casa hoy, porque no quería que se nos echara el tiempo encima y me vieras por aquí.
-Ya...
-Pero es que no me podía aguantar más. Tengo muchas ganas de que me folles. Había pensado que tal vez cuando se fueran...
-Pero Andrea está aquí.
-No pasa nada. Lo hacemos en silencio.
-Imposible. Eres muy ruidosa.
-Podemos ir despacio.
-Ya quisieras tú -dije apretando sus mejillas con mis dedos.
-Pfff... Qué ganas.
-Pero hoy no va a ser.
-¿No? -decía desilusionada.
-Pues no.
-¿Por qué?
-Porque lo digo yo. Y punto. Ya te dije que estabas castigada por lo de tocarte sin mi permiso.
-¿Este es el castigo?
-No. En realidad, no. Pero me viene bien para abrir boca. Hoy no vamos a hacer nada -dije metiendo mi mano por dentro de sus leggings y braguitas, acariciando el vello de su pubis.
-Pfff... -resoplaba muy excitada.
-No me ha gustado que te presentes aquí sin que yo te haya dicho que vinieras -dije dándole un tirón de dicho vello.
-¡Ay! -exclamó con algo de dolor.
-Cállate, coño. ¿No ves que te van a oír?
-Javi, me tienes muy perra -dijo estremeciéndose.
-Pues te vas a tener que aguantar. Al menos hasta mañana.
-Ay... -decía suspirando.
-Quiero que mañana tengas tu casa libre. ¿Podrás hacer por donde para ello?
-No sé...
-Pues entonces tampoco nos veremos mañana. Y el castigo va a ir a peor.
-Vale, vale. Mañana hablo con mis compañeras de piso para ver si me pueden dejar la casa sola por la noche.
-Bien.
-La que te abrió el otro día me ha echado un poco la bronca, ¿sabes? Dice que hicimos mucho ruido.
-Por eso mismo quiero que la casa esté sola.
-Mmm... -murmuraba mordiéndose el labio.
-¿Quieres saber qué castigo vas a tener?
-Sí.
-Mejor lo ves mañana directamente.
-Bueno... ¿Y tú no tienes ganas? Podemos hacer algo rápido aquí. Si quieres te la chupo un poquito.
-No. No te preocupes por mí. Ando bien servido.
-¿Qué quieres decir?
-Ayer follé con una chica.
-Ah...
-¿Te molesta?
-Pues sí -decía pareciéndose más a la Noelia que yo conocía.
-Pues te vas a tener que aguantar. Y si no lo haces, pues nos dejamos de ver si quieres.
-No. Eso no.
-Y hoy seguramente acabe en la cama con mi amiga del pelo rosa.
-¿No decías que no querías hacer nada por Andrea? -preguntó molesta.
-Pero ella sí sabe controlarse. Ya hemos follado y la conozco.
-Ah, pues qué bien... -decía con el mismo tono de molestia.
-¿Te vas a enfadar? Porque así se me quitan las ganas de hacer cualquier cosa contigo.
-No.
-Anda, ven -dije agarrando su cara para darle un beso-. No debería, porque te estás portando como una estúpida, pero para que te vayas contenta.
Noelia me miró con sorna y pasó a sonreír, dándome después un abrazo, mirando hacia arriba y acariciando mi cara.
-Anda, vete a casa y no me toques más los cojones.
-Hasta mañana -dijo poniéndose de puntillas para darme otro beso.