Reencuentro con Elena

Capítulo 712

Al día siguiente es cuando quedamos en mi casa para jugar como habíamos acordado. Avisé a Andrea para que no hubiera ningún problema, aunque no pensaba que lo fuera a haber. Tenía muchas ganas de que llegara el momento, motivo por el cual se me pasó bastante lento el día, yendo como cualquier día dentro de la rutina. Había clases en las que teníamos más trabajo que en otras, y en las que no, el tiempo pasaba muy lento. Pero al fin llegó la hora de salir del trabajo para ir a casa, donde ya me esperaban algunos. Nos saludamos y entramos, para ponerme yo más cómodo en lo que ellos iban despejando la mesa para empezar a poner sus cosas sobre ella y jugar. Más tarde vino el resto, donde la última en llegar fue Sara. Le di un abrazo bastante grande en cuanto la vi, porque aún tenía gesto algo serio, pero también es verdad que no era para tanto ya por suerte.

Se terminó de animar en cuanto nos pusimos a jugar, diciéndonos que no tocaba nada de aquello desde había varias semanas. Pero no quisimos hablar de eso, porque pondría tenso el ambiente. Así que nos pusimos a jugar y aunque evitábamos hablar de Amaya, era imposible que no saliera algún comentario. Por suerte, cada vez que salió nuestra amiga en la conversación fue para bien, comentando alguna de las cosas que ella decía cuando alguna jugada en especial tenía lugar o cuando se jugaba algo que no le gustaba o que sí. Pasamos un rato muy bueno, viniendo también Andrea a los pocos minutos. Tenía una cara de cansancio que me extrañaba bastante, por lo que le pregunté. Según me contó había estado toda la tarde con sus amigas y había ido y venido a casa un par de veces, cruzándose más de media ciudad. Dijo que se iba a la cama para descansar, porque también había cenado, así que pasó, saludó a todos y se marchó a dormir.

Nosotros seguimos a lo nuestro, pidiendo la cena y viniendo enseguida, o eso era lo que pensaba yo, porque al abrir me encontré a Noelia. Ya me extrañaba mucho que no hiciera nada para hablar conmigo o para verme, como en este caso, durante 2 días seguidos. Me miró con una cara de alegría muy grande, con una sonrisa enorme, aunque yo no tenía la misma cara. Tampoco es que estuviera enfadado por verla, pero desde luego estaba algo molesto, porque estaba con mis amigos y no me apetecía tenerla por allí. Me dijo que le traía una cosa a Andrea. Al parecer había estado en su casa toda la tarde, como ya me imaginaba yo por eso de recorrer distancias tan grandes. Así que la dejé pasar, saludando muy amablemente a mis amigos y yéndose a la habitación de Andrea, donde estuvo durante un rato. Nosotros seguimos jugando y ya sí que llegó la cena, haciendo una parada para hacerlo tranquilamente.

Noelia salió justo cuando estábamos a medias y se sentó a mi lado, quedándose callada. No le hice mucho caso, aunque Sara le preguntó si quería algo, negando Noelia al decir que ya había cenado, pero agradeciendo igualmente el ofrecimiento. Después de eso nos pusimos a jugar otra vez, estando Noelia más participativa. Se sentó a mi lado una vez más, quedándose fascinada con cómo jugábamos. Cogía alguna carta de vez en cuando, sobre todo las que le llamaban la atención por tener una ilustración que le pareciera bonita, o las que brillaban. También le llamaba la atención mi manera de barajar, que tampoco es que fuera una cosa del otro mundo, porque muchos jugadores barajan con soltura. Pero ella se quedaba como embobada. También le impresionaba mucho que fuéramos capaces de saber lo que hacía cada carta con tan solo verla durante un segundo. Y ya jugar con ellas era toda una proeza para ella. Sara estuvo en plan cercana con ella, molestándose en enseñarle un poco al estar impares y no poder estar todos jugando todo el tiempo.

Pero pensé que quizá le estaba dando mucho la tabarra. Desde luego Sara no parecía molesta, pero a mí sí que me estaba empezando a molestar un poco. No estaba cómodo con ella allí, como que me distraía mucho para poder jugar lo bien que debería para ayudar a los demás de cara al torneo que iban a jugar el próximo fin de semana. Por eso acabé rápido la partida para que Sara se pusiera a jugar con el que lo estaba haciendo conmigo, diciéndole a Noelia que me acompañara a la cocina, haciéndolo ella sin decir absolutamente nada. Al llegar, cerré la puerta y me quedé apoyado en la encimera con los brazos cruzados. Ella me miraba sonriente, agarrando sus manos, las cuales tenía delante de su cuerpo, aunque no decía nada. Pensé durante unos momentos qué decirle mientras podíamos oír a los demás fuera cómo seguían jugando y charlando para compartir ideas y líneas de juego, aunque no estaba pendiente de eso. Noelia se acabó acercando a mí para poner sus manos sobre mis brazos, levantando la cabeza para mirarme muy sonriente.

-¿Por qué has venido?
-Ya te lo he dicho, para traerle una cosa a Andrea.
-¿Y no se la podías dar mañana cuando la vieras en clase?
-Mañana no nos toca clase juntas.
-Pero la vas a ver igual.
-Ya, bueno...
-¿Tan importante era para que se lo trajeras ahora?
-No. En realidad, no.
-Entonces, ¿por qué has venido?
-Porque te quería ver. Ayer no lo hice y tampoco hablamos ni nada. Después de lo que pasó el lunes por la mañana en la universidad estoy un poco nerviosa.
-¿Nerviosa?
-Sí, como acelerada.
-Ah...
-Necesito... Uff... -decía empezando a ponerse roja.
-¿Qué necesitas?
-Follar contigo.
-¿A eso has venido?
-Sí. Sabía que tenías visita hoy. Me lo ha dicho Andrea. Por eso nos hemos juntado en mi casa hoy, porque no quería que se nos echara el tiempo encima y me vieras por aquí.
-Ya...
-Pero es que no me podía aguantar más. Tengo muchas ganas de que me folles. Había pensado que tal vez cuando se fueran...
-Pero Andrea está aquí.
-No pasa nada. Lo hacemos en silencio.
-Imposible. Eres muy ruidosa.
-Podemos ir despacio.
-Ya quisieras tú -dije apretando sus mejillas con mis dedos.
-Pfff... Qué ganas.
-Pero hoy no va a ser.
-¿No? -decía desilusionada.
-Pues no.
-¿Por qué?
-Porque lo digo yo. Y punto. Ya te dije que estabas castigada por lo de tocarte sin mi permiso.
-¿Este es el castigo?
-No. En realidad, no. Pero me viene bien para abrir boca. Hoy no vamos a hacer nada -dije metiendo mi mano por dentro de sus leggings y braguitas, acariciando el vello de su pubis.
-Pfff... -resoplaba muy excitada.
-No me ha gustado que te presentes aquí sin que yo te haya dicho que vinieras -dije dándole un tirón de dicho vello.
-¡Ay! -exclamó con algo de dolor.
-Cállate, coño. ¿No ves que te van a oír?
-Javi, me tienes muy perra -dijo estremeciéndose.
-Pues te vas a tener que aguantar. Al menos hasta mañana.
-Ay... -decía suspirando.
-Quiero que mañana tengas tu casa libre. ¿Podrás hacer por donde para ello?
-No sé...
-Pues entonces tampoco nos veremos mañana. Y el castigo va a ir a peor.
-Vale, vale. Mañana hablo con mis compañeras de piso para ver si me pueden dejar la casa sola por la noche.
-Bien.
-La que te abrió el otro día me ha echado un poco la bronca, ¿sabes? Dice que hicimos mucho ruido.
-Por eso mismo quiero que la casa esté sola.
-Mmm... -murmuraba mordiéndose el labio.
-¿Quieres saber qué castigo vas a tener?
-Sí.
-Mejor lo ves mañana directamente.
-Bueno... ¿Y tú no tienes ganas? Podemos hacer algo rápido aquí. Si quieres te la chupo un poquito.
-No. No te preocupes por mí. Ando bien servido.
-¿Qué quieres decir?
-Ayer follé con una chica.
-Ah...
-¿Te molesta?
-Pues sí -decía pareciéndose más a la Noelia que yo conocía.
-Pues te vas a tener que aguantar. Y si no lo haces, pues nos dejamos de ver si quieres.
-No. Eso no.
-Y hoy seguramente acabe en la cama con mi amiga del pelo rosa.
-¿No decías que no querías hacer nada por Andrea? -preguntó molesta.
-Pero ella sí sabe controlarse. Ya hemos follado y la conozco.
-Ah, pues qué bien... -decía con el mismo tono de molestia.
-¿Te vas a enfadar? Porque así se me quitan las ganas de hacer cualquier cosa contigo.
-No.
-Anda, ven -dije agarrando su cara para darle un beso-. No debería, porque te estás portando como una estúpida, pero para que te vayas contenta.

Noelia me miró con sorna y pasó a sonreír, dándome después un abrazo, mirando hacia arriba y acariciando mi cara.

-Anda, vete a casa y no me toques más los cojones.
-Hasta mañana -dijo poniéndose de puntillas para darme otro beso.
 
Capítulo 713

Estuve a nada de no hacerlo, pero al final le acabé dando un pico, diciéndome ella que me quería una vez me separé de ella. Noelia abrió la puerta y se despidió de todos amablemente, tal y como lo hizo al saludar cuando llegó. Sí que noté algo de resquemor hacia Sara, seguramente por eso que dije de que esa noche me la follaría, aunque lo dije más para que se molestara que porque fuera verdad. Cuando se fue, volví a donde estaba, jugando durante unas pocas horas más hasta que para las 12 o así se empezaron a marchar. Durante el rato que estuvimos jugando pensé en lo que había pasado con Noelia en la cocina y la verdad es que me habían entrado ganas de hacer algo, pero no sabía si Sara estaría con ganas y tampoco sabía si debería dar el paso para que lo pasáramos bien más tarde. No hacía ningún comentario, ni me lanzaba miradas, ni siquiera estaba juguetona como en otras ocasiones, por lo que tenía muchas dudas a la hora de decirle de hacer algo.

Cuando se fueron todos sí que me decidí a comentarle algo, en especial al ver que ella era la última en irse al haber ido al baño cuando todos se empezaron a poner sus abrigos. Al salir ella le pregunté cómo se encontraba, siendo algo que habíamos evitado al estar todos delante. No es que fuera algo tan privado, pero pensaba que quizá a solas se abriría un poco mejor. Puso una cara que me dio mucha ternura con sus cejas caídas, que expresaban vulnerabilidad. Me comentó que poco a poco parecía estar mejor, pero que le costaba mucho asimilar lo que había pasado. Yo también le confesé que estaba un poco así y que sentía como que me la iba a encontrar en cualquier momento cuando fuera a la tienda. Le expliqué que ya había pasado por ello con el fallecimiento de algunos familiares y que en cierto modo era como si nunca se hubieran marchado para mí. Sara me dijo que veía eso muy bonito, porque significaba que los tenía en mente, aunque pasara el tiempo. Traté de bromear un poco para que la conversación no fuera tan cargada, llegando incluso a hacerla reír al preguntarle cuánto llevaba sin hacer algo para pasarlo bien.

-Pues hace nada, si lo hemos pasado todos muy bien, ¿no?
-Claro. Pero ya sabes a lo que me refiero, por eso te has reído.
-Jajajajaja. Bueno... La verdad es que hace mucho que no.
-¿En serio?
-Sí. Desde que ella...
-Joder. A ver, lo entiendo. Erais muy amigas. Es normal que te haya afectado tanto como para...
-La verdad es que no tenía muchas ganas.
-Bueno, algún día volverán.
-¿Por qué lo preguntas? ¿Es que te apetece?
-Mmm, bueno. La verdad es que contigo siempre me lo he pasado bien.
-Eso es verdad.
-¿Te apetece a ti?
-Podemos probar -dijo sonriendo.
-¿Podemos ir a tu casa? Así no molestamos a mi compañera de piso, que ya debe estar durmiendo.
-Claro. Si estoy sola en casa.
-Pues vamos.

Cogí mi abrigo y unos condones y salimos de casa para ir a la suya. Todo estaba muy oscuro, húmedo y frío, por lo que se agarró a mi brazo.

-Mira qué bien, así no me da tanto frío volviendo a casa.
-¿Has visto? Son todo ventajas.
-Jajaja, ay... Oye, la chica que ha venido... ¿No es la que estaba en tu cumpleaños?
-Sí. La misma.
-¿Qué pasó al final?
-Uff... Se lio bastante.
-¿Sí?
-Sí. Hasta tal punto que ya no me hablan. No quieren ser mis amigos.
-No jodas... -decía triste.
-Pues sí. Bueno, solo dos de ellos, los que son pareja. Aunque con la otra chica... También estoy enfadado yo.
-¿Por qué?
-Porque al parecer está saliendo con mi amigo Hugo, que también estaba en ese momento.
-Sí, me acuerdo de él.
-Y no me han dicho nada. Me ha molestado mucho.
-Pues no te enfades con ellos por eso, hombre. No merece la pena. Y espero que todo vuelva a estar como antes con los que se han enfadado contigo.
-Veremos...
-¿Y por qué te sigues viendo con ella?
-Mmm, no sé, por distraerme. Por pasarlo bien.
-Ah...
-Está muy colada por mí.
-Ya. Eso salta a la vista.
-Está en un punto que hace todo lo que quiero, ¿sabes?
-Ajá... Pero no te aproveches de ella, ¿vale?
-¿A qué te refieres?
-A que no la hagas sufrir.
-Le dije muy claro que para pasarlo bien nos podemos ver de vez en cuando. Para algo más, totalmente descartado.
-Va a sufrir.
-Ya sabe lo que hay.
-¿Te da igual cómo se pueda llegar a sentir?
-Me hizo muchas putadas en el pasado. Por su culpa me dejó mi primera novia.
-Bueno, pero no parece mala chica. Yo la he visto muy simpática y tal.
-Ya...

Cuando llegamos a su casa, Sara me preguntó si quería que nos diéramos una ducha rápida, pareciéndome bien. Me comentó que se podía preparar un poco si me daba algo de tiempo, pero le dije que me apetecía mucho hacerlo y que no quería esperar tanto. Además, ya era algo tarde y no quería volver a casa más tarde aún, porque hacía mucho frío en la calle y hasta parecía que iba a llover. Así que nos dimos una ducha por separado, dejándome a mí primero, yendo a su habitación después, donde la esperé tumbado en la cama mirando el móvil. Alrededor de unos 10 minutos después apareció ella por la puerta, con solamente una camiseta de manga corta muy grande y ancha, además de un tanga negro que llevaba puesto. En cuanto la vi entrar di un par de palmaditas sobre la cama para que viniera y se pusiera a mi lado. Al hacerlo, me puse de lado para quedar cara a cara y le empecé a acariciar uno de sus muslos. Ella se soltó el pelo, que llevaba recogido con una goma, teniéndolo ahora de un rosa muy claro, como si no se lo hubiera teñido en bastante tiempo. Era más sutil que el color que solía llevar y la verdad es que me gustaba más así.

No tardamos mucho en empezar a besarnos, empezando lentamente, aunque luego ya pasó a un morreo bastante guarro. La puse bocarriba para empezar a besar su cuerpo después de quitarle la camiseta. Me entretuve bastante con sus tetas, jugando con los piercings que tenía en los pezones y con ellos también. Sara gemía de manera tierna mientras me acariciaba la cabeza, pero decidí seguir bajando por su cuerpo hasta llegar a su entrepierna. Le quité también el tanga, advirtiéndome ella de que no tenía aquello muy arreglado, aunque le dije que me daba igual. La verdad es que lo tenía bastante descuidado y hasta salvaje, pero en ese momento no me podía importar menos. Hasta tenía su morbo, porque eso me indicaba que hacía bastante que no se iba a la cama con nadie, como me contó antes. Le empecé a comer el coño con grandes lametones. Me entró un poco la prisa, o más bien el ansia.

Pero ella también quería hacer lo mismo conmigo. Por eso la dejé tranquila, sin llegar a provocarle ningún orgasmo al comérselo, dejándolo para después cuando la follara. Sara me la comió al ponerse entre mis piernas, empezando lento, pero haciéndolo con más intensidad conforme pasaba el tiempo, hasta que lo llegó a hacer de manera muy guarra. Me ponía verla así de encendida y de guarra, por eso le llegué hasta a empujar la cabeza en varias ocasiones para que se tragara todo lo que pudiera. Pero ambos queríamos follar ya, por eso cogí un condón de los que me llevé y me lo puse, para ponerme entre sus piernas, sobre ella y empezar a metérsela así. La follé con bastante lentitud de primeras, aunque pasé a hacerlo más rápido después de que nos empezáramos a comer la boca y a decirnos guarradas. Mantenía sus piernas en alto, bastante y gemía a buen ritmo, haciéndolo más alto cuando le daba embestidas grandes y secas, y luego más agudo cuando la follaba con rapidez.

Se acabó corriendo haciendo yo eso último, llegándome a mí también por verla tan cachonda y por lo bien que lo pasaba con ella siempre que nos íbamos a la cama. Me salí de ella cuando me acabé de correr, quitándome el condón para dejarlo en su mesita, echándose ella un poco sobre mí, con la respiración aún pesada. Aunque no tardó mucho en escurrirse sobre mí cuerpo para empezar a comérmela de nuevo. Un rato después ya estaba sobre mí, follándome a un buen ritmo después de que me pusiera otro condón. Me encantaba cómo me follaba Sara. Ver su cara de estar a mil, con sus tetas rebotando y oír sus gemidos me tenían muy a tono. Y me notaba cerca para haber acabado hacía poco y para estar con condón también. Pero es que está chica follaba demasiado bien. Nos corrimos de nuevo casi a la vez. En esta ocasión lo hice yo primero al follarme como más me gustaba y con mucha rapidez. Ella se corrió como consecuencia de mi orgasmo, temblando sus piernas mucho y lanzando un par de gemidos muy agudos.

-Sara, ¿cómo ves hacer un trío con la chica que ha ido hoy a mi casa? -pregunté mientras me empezaba a vestir.
-La chica es muy mona. Me gusta, pero no sé si deberíamos...
-¿Por?
-Porque le va a hacer daño ver cómo me follas.
-¿Tú crees?
-Estoy segura. Cuando habéis salido de la cocina la he notado rara. Antes de que entrarais estábamos muy bien y cuando habéis salido me ha mirado un poco raro. ¿Le has dicho algo sobre mí?
-Sí, que hemos follado.
-¿Ves? Eso le ha hecho daño.
-No es para tanto.
-Apetecer, me apetece. Pero así no me gusta mucho. Si ella no lo va a pasar bien, prefiero que no lo hagamos.
-Hablaré con ella, a ver si se anima.
-No te pases con ella, ¿sí?
-Vale...
 
Javi sí ve lo que siente Noelia, además, ella se lo ha dicho, el problema es que a él le suda la polla lo que sienta y lo que le pase, vamos que le da igual si sufre como si no.
Todos ven lo que el no ve sobre Noelia.
Ojo que Noelia también tiene lo suyo, que ya es mayorcita y sabe lo que hay o eso creo, al final nadie obliga a nadie.
 
Ojo que Noelia también tiene lo suyo, que ya es mayorcita y sabe lo que hay o eso creo, al final nadie obliga a nadie.
Efectivamente, nadie obliga a nadie, tanto Noelia como Javi hacen gilipolleces por voluntad propia. Lo que les pase a los dos me trae sin cuidado.
Después de leer los dos primeros párrafos de hoy y la primera conversación con Sara, Javier me parece no ya solo un personaje infantil y egoísta, sino también ruin, aprovechado y mala persona.
Con una apariencia de preocuparse por el estado de su "amiga" Sara, solo tenía una cosa en mente, follar. Un auténtico gilipollas, un incompetente emocional, una persona ruin. Colofón de un primer párrafo lleno de referencias a actos de maldad. Se me está haciendo bola este personaje, a ver si es que no da más de sí ...
 
Capítulo 714

Nos despedimos con un abrazo bastante fuerte y con un beso en la mejilla. Me marché a casa contento por ese par de polvos que había echado con Sara, porque esta chica era una bomba y me encantaba follar con ella. También pensaba que le había venido muy bien a ella para despejarse y recuperar esas sensaciones que llevaba ya varias semanas sin sentir. Me quedé más pensativo sin embargo con el rollo de que tuviera cuidado con Noelia para no hacerle daño. Le dije que sí a todo para salir del paso, porque en realidad lo que me gustaba era putear a Noelia. Había descubierto que le jodía más lo que le decía de que me follaba a otras que las putadas en el sexo en sí, aunque habría que ver cómo iba al día siguiente en esa quedada que teníamos pendiente para que le pudiera aplicar su castigo. Tampoco es que fuera a ser algo del otro mundo, pero sí quería ver hasta dónde era capaz de llegar para ser una chica obediente.

El jueves, efectivamente fui a casa de Noelia por la noche, dándome ella luz verde para ir sin ningún problema. Había conseguido tener la casa libre durante toda la noche. Pero antes de ello, en la hora del almuerzo, Andrea me preguntó si pasaba algo con Noelia. Pero no a malas, porque me dijo que llevaba unos días que la veía muy contenta. Muchísimo teniendo en cuenta el rapapolvo que le di el día de mi cumpleaños cuando pasó aquello y cómo le afectó que no dejara que pisara mi casa y demás. También comentó que me veía bastante mejor a mí también y que pensaba que había relación en ello. Yo me hice el loco, pero no me pude escaquear tanto cuando me dijo que el día anterior había venido Noelia por casa y que había estado un rato con mis amigos y conmigo, cuando lo normal hubiera sido que la hubiera echado en cuanto salió de su habitación. Se disculpó conmigo por ello, por haberse olvidado algo en su casa, motivo por el cual acabó viniendo, aunque yo sabía que era otro en realidad. Me dijo que no lo hizo con ninguna intención y que vio un poco tontería que se diera aquella caminata cuando se lo podría haber dado al día siguiente.

Intenté salir como pude de aquella pillada, porque cantaba mucho que hubiera estado con mis amigos y conmigo durante un rato. No se me ocurrió nada mejor que decirle que conocía a alguien del grupo y que estuvieron hablando un poco y demás. No coló. Andrea se me quedó mirando fijamente durante unos segundos y ya le conté que no estaba tan enfadado con ella y que nos habíamos visto recientemente. Se alegró mucho de oír aquello, aunque rápidamente le bajé todas las expectativas que se hizo por lo que podía adivinar en su cara, diciéndole que no había absolutamente nada entre nosotros y que nunca lo iba a haber. Simplemente me servía para distraerme un poco, nada más. Quizá fui demasiado explícito diciendo aquello, tomándoselo ella un poco regular al preguntarme cómo podía usar de esa manera a una persona que estaba claramente enamorada de mí. Decidí acabar ahí la conversación de manera tajante al decirle que era más complicado de lo que ella pensaba y que a Noelia le valía, porque a ella se lo dije de esa misma manera. Andrea parecía muy confusa, pero no dijo nada más. Por si acaso, acabé rápido de comer para recoger lo mío e irme a mi habitación y quitarme del medio para evitar más preguntas que pudieran acabar en una discusión.

Cuando llegué a casa de Noelia, lo cual hice sin pasar por casa, ella me recibió bastante guapa al ir bien vestida y hasta algo maquillada. Yo iba sin embargo con ropa de día a día con mi típico atuendo de sudadera y vaqueros. Estaba contenta a rabiar de tenerme allí e incluso había preparado algo para que cenáramos los dos. Y la verdad es que apetecía, porque saliendo a las 9 de la noche, con la caminata hasta su casa y lo que tardé, me acabó entrando hambre. Así que nos pusimos a cenar en su salón, el cual tenía una decoración bastante escasa. Por no tener, no tenía ni cuadros ni, ni fotos, ni nada. Ella puso unas velas para que pudiéramos cenar así, teniendo hasta la televisión apagada. Me estaba poniendo nervioso, pero para mal, porque es que ella ni cenaba, limitándose a mirarme solamente. Por eso dejé los cubiertos para decirle que se estaba haciendo unas ilusiones que no se iban a ver recompensadas nunca.

Ella dijo que ya me había escuchado cuando se lo había dejado claro, lo que me llevó a preguntarle por qué estaba en ese plan. Respondió diciendo que no podía evitarlo y que le gustaban mucho los momentos en los que me podía ver, en especial cuando estábamos solos. Me pidió que le dejara disfrutar de aquello a su manera, aunque yo le dije que luego el batacazo para ella sería más grande, diciéndole que cenara. Cuando acabamos, ella trajo algo de postre y nos quedamos unos momentos en el sofá. Durante toda la cena me había preguntado cómo había ido el día, respondiéndole yo de manera escueta que bien, pasando ella a contarme el suyo con detalle. Ya habiendo acabado el postre la corté, diciéndole que no necesitaba tantos detalles. Me levanté y la llevé de la mano hasta su habitación, con ella riendo bajito y de manera traviesa, aunque yo iba más serio, porque me estaba ya metiendo en el papel para empezar ese castigo que tenía en mente para ella.

Al entrar a su habitación, me la encontré algo diferente, como más ordenada por así decirlo. La cama estaba puesta de otra manera al tener ambos lados accesibles, estando antes uno contra la pared. Ahora era solo el cabecero de la cama lo que tocaba la pared, cosa que no me terminaba de gustar, porque la cama era bastante vieja y seguro que haría mucho ruido al retumbar si decía de follarla, porque aún no sabía si iba a hacerlo. También encontré muchas velas que ella se dedicó a encender. Como estaba tan concentrada en ello, fui a por la maleta que usaba para guardar las cosas que me llevaba y traía desde la academia, donde guardé lo que iba a usar con ella antes de salir de casa. Se me acabó un poco la paciencia al volver y seguir esperando a que encendiera todas, porque había un montón, así que la cogí del pelo para pegarla a mi cuerpo, lanzando ella un sonido de queja.

-Pues si te quejas con esto...
-¿Mmm?
-Que esto no es nada comparado con el castigo.
-Es que me has pillado desprevenida...

La abracé desde atrás, empezando a manosear su cuerpo de manera intensa, agarrando sus tetas para apretarlas fuertemente, bajando hasta su cintura. Rápidamente la desnudé y volví a hacer lo mismo, empezando ahora a tirar de sus pezones, cosa que hacía que ella se quejara, aunque yo le apretaba las mejillas y le decía que se estuviera callada. También pasé mis dedos por su pubis, acariciándolo, notando cómo se estremecía ella. Se le erizaba la piel y hasta temblaba, pero qué equivocada estaba pensando que la iba a follar. Me separé de ella, sentándome en la cama para darse ella la vuelta y mirarme. La verdad es que la venía atractiva con sus curvas, además de esos detalles que tenía ahora, como los piercings y el vello de su pubis. Le hice una señal para que viniera hacia mí, sentándose ella sobre mis muslos con una pierna a cada lado. Nos empezamos a besar y le solté un fuerte azote que retumbó bastante, gritando ella un poco, aunque la mantuve firme al tirarle del pelo.

-Qué duro estás ya...
-Parece que no has hecho esto nunca en tu vida.
-Menos de las que me gustaría contigo.
-¿Y no sabes que hay que estar callada?
-¿Por qué?
-Pero vamos a ver... ¿A ti no te iba el sexo duro?
-Sí...
-¿Y por qué no sigues el juego...? ¿Es que no te han dominado nunca?
-Ah... Pues no.
-¿Me estás vacilando? ¿Dónde está la Noelia que me decía que era una guarra y que había hecho de todo?
-Jeje... Es que nadie ha tenido los cojones de hacerlo. Ya sabes cómo soy en la cama...
-Pues no me lo has demostrado para nada desde que nos hemos vuelto a ver -dije a pesar de que me impresionó al decir eso y hasta me gustó.
-Porque sé que tú si me lo puedes hacer bien y me gusta mucho cuando te pones así -dijo agarrando mi cara para darme un beso.

Pero le agarré del pelo, dándole un nuevo tirón, diciéndole que estaba castigada y que tenía que cumplir con su castigo. Ella me miraba emocionada, con muchas ganas con esa sonrisa que se le había puesto en la cara. Veríamos si la seguía teniendo cuando acabáramos. Por lo pronto, la levanté para ponerla sobre la cama, tumbada bocarriba y bien abierta de piernas. Ahora solo se limitaba a mirarme atentamente. Podía ver cómo tenía los pezones muy de punta y cómo también tenía los labios de su coñito húmedos, hasta brillaban por ello. Para empezar, saqué un trozo de tela que recorté en casa, de una camiseta bastante vieja que tenía y que me quedaba bastante grande también. Ella me preguntó curiosa qué era eso, mandándola yo a callar con un gesto. Le vendé los ojos, siendo esa la primera parte del castigo. Me pareció interesante esa manera de hacer sufrir a la otra persona negándole la visión de todo lo que ocurría, así que quería probarlo.

De primeras no se lo tomó mal. Hasta me dijo que le encantaba, pero porque la tela olía a mí. Le di un pellizco en un pezón para que se callara, siseando también. Ella hasta se puso una mano en la boca, quedando como un gesto travieso. Le dije que se estuviera quieta, terminando yo de echarla hacia atrás en la cama. Empecé provocándole un ligero cosquilleo con mis dedos para ver cómo reaccionaba. Noelia ponía una sonrisa pequeña y se movía un poco, erizándose también su piel. Mi boca sustituyó a mis dedos, empezando hasta a lamer un poco su cuerpo. Ahora respiraba de manera entrecortada, aunque lanzó un gritito cuando llegué a sus tetas y le mordisqueé un pezón. Le di una pequeña bofetada que pareció impresionarla por la cara que puso, pasando yo a agarrarla del cuello. No quería esperar más, por eso me senté sobre la cama, agarrándola para ponerla bocabajo sobre mi regazo.
 
Capítulo 714

Nos despedimos con un abrazo bastante fuerte y con un beso en la mejilla. Me marché a casa contento por ese par de polvos que había echado con Sara, porque esta chica era una bomba y me encantaba follar con ella. También pensaba que le había venido muy bien a ella para despejarse y recuperar esas sensaciones que llevaba ya varias semanas sin sentir. Me quedé más pensativo sin embargo con el rollo de que tuviera cuidado con Noelia para no hacerle daño. Le dije que sí a todo para salir del paso, porque en realidad lo que me gustaba era putear a Noelia. Había descubierto que le jodía más lo que le decía de que me follaba a otras que las putadas en el sexo en sí, aunque habría que ver cómo iba al día siguiente en esa quedada que teníamos pendiente para que le pudiera aplicar su castigo. Tampoco es que fuera a ser algo del otro mundo, pero sí quería ver hasta dónde era capaz de llegar para ser una chica obediente.

El jueves, efectivamente fui a casa de Noelia por la noche, dándome ella luz verde para ir sin ningún problema. Había conseguido tener la casa libre durante toda la noche. Pero antes de ello, en la hora del almuerzo, Andrea me preguntó si pasaba algo con Noelia. Pero no a malas, porque me dijo que llevaba unos días que la veía muy contenta. Muchísimo teniendo en cuenta el rapapolvo que le di el día de mi cumpleaños cuando pasó aquello y cómo le afectó que no dejara que pisara mi casa y demás. También comentó que me veía bastante mejor a mí también y que pensaba que había relación en ello. Yo me hice el loco, pero no me pude escaquear tanto cuando me dijo que el día anterior había venido Noelia por casa y que había estado un rato con mis amigos y conmigo, cuando lo normal hubiera sido que la hubiera echado en cuanto salió de su habitación. Se disculpó conmigo por ello, por haberse olvidado algo en su casa, motivo por el cual acabó viniendo, aunque yo sabía que era otro en realidad. Me dijo que no lo hizo con ninguna intención y que vio un poco tontería que se diera aquella caminata cuando se lo podría haber dado al día siguiente.

Intenté salir como pude de aquella pillada, porque cantaba mucho que hubiera estado con mis amigos y conmigo durante un rato. No se me ocurrió nada mejor que decirle que conocía a alguien del grupo y que estuvieron hablando un poco y demás. No coló. Andrea se me quedó mirando fijamente durante unos segundos y ya le conté que no estaba tan enfadado con ella y que nos habíamos visto recientemente. Se alegró mucho de oír aquello, aunque rápidamente le bajé todas las expectativas que se hizo por lo que podía adivinar en su cara, diciéndole que no había absolutamente nada entre nosotros y que nunca lo iba a haber. Simplemente me servía para distraerme un poco, nada más. Quizá fui demasiado explícito diciendo aquello, tomándoselo ella un poco regular al preguntarme cómo podía usar de esa manera a una persona que estaba claramente enamorada de mí. Decidí acabar ahí la conversación de manera tajante al decirle que era más complicado de lo que ella pensaba y que a Noelia le valía, porque a ella se lo dije de esa misma manera. Andrea parecía muy confusa, pero no dijo nada más. Por si acaso, acabé rápido de comer para recoger lo mío e irme a mi habitación y quitarme del medio para evitar más preguntas que pudieran acabar en una discusión.

Cuando llegué a casa de Noelia, lo cual hice sin pasar por casa, ella me recibió bastante guapa al ir bien vestida y hasta algo maquillada. Yo iba sin embargo con ropa de día a día con mi típico atuendo de sudadera y vaqueros. Estaba contenta a rabiar de tenerme allí e incluso había preparado algo para que cenáramos los dos. Y la verdad es que apetecía, porque saliendo a las 9 de la noche, con la caminata hasta su casa y lo que tardé, me acabó entrando hambre. Así que nos pusimos a cenar en su salón, el cual tenía una decoración bastante escasa. Por no tener, no tenía ni cuadros ni, ni fotos, ni nada. Ella puso unas velas para que pudiéramos cenar así, teniendo hasta la televisión apagada. Me estaba poniendo nervioso, pero para mal, porque es que ella ni cenaba, limitándose a mirarme solamente. Por eso dejé los cubiertos para decirle que se estaba haciendo unas ilusiones que no se iban a ver recompensadas nunca.

Ella dijo que ya me había escuchado cuando se lo había dejado claro, lo que me llevó a preguntarle por qué estaba en ese plan. Respondió diciendo que no podía evitarlo y que le gustaban mucho los momentos en los que me podía ver, en especial cuando estábamos solos. Me pidió que le dejara disfrutar de aquello a su manera, aunque yo le dije que luego el batacazo para ella sería más grande, diciéndole que cenara. Cuando acabamos, ella trajo algo de postre y nos quedamos unos momentos en el sofá. Durante toda la cena me había preguntado cómo había ido el día, respondiéndole yo de manera escueta que bien, pasando ella a contarme el suyo con detalle. Ya habiendo acabado el postre la corté, diciéndole que no necesitaba tantos detalles. Me levanté y la llevé de la mano hasta su habitación, con ella riendo bajito y de manera traviesa, aunque yo iba más serio, porque me estaba ya metiendo en el papel para empezar ese castigo que tenía en mente para ella.

Al entrar a su habitación, me la encontré algo diferente, como más ordenada por así decirlo. La cama estaba puesta de otra manera al tener ambos lados accesibles, estando antes uno contra la pared. Ahora era solo el cabecero de la cama lo que tocaba la pared, cosa que no me terminaba de gustar, porque la cama era bastante vieja y seguro que haría mucho ruido al retumbar si decía de follarla, porque aún no sabía si iba a hacerlo. También encontré muchas velas que ella se dedicó a encender. Como estaba tan concentrada en ello, fui a por la maleta que usaba para guardar las cosas que me llevaba y traía desde la academia, donde guardé lo que iba a usar con ella antes de salir de casa. Se me acabó un poco la paciencia al volver y seguir esperando a que encendiera todas, porque había un montón, así que la cogí del pelo para pegarla a mi cuerpo, lanzando ella un sonido de queja.

-Pues si te quejas con esto...
-¿Mmm?
-Que esto no es nada comparado con el castigo.
-Es que me has pillado desprevenida...

La abracé desde atrás, empezando a manosear su cuerpo de manera intensa, agarrando sus tetas para apretarlas fuertemente, bajando hasta su cintura. Rápidamente la desnudé y volví a hacer lo mismo, empezando ahora a tirar de sus pezones, cosa que hacía que ella se quejara, aunque yo le apretaba las mejillas y le decía que se estuviera callada. También pasé mis dedos por su pubis, acariciándolo, notando cómo se estremecía ella. Se le erizaba la piel y hasta temblaba, pero qué equivocada estaba pensando que la iba a follar. Me separé de ella, sentándome en la cama para darse ella la vuelta y mirarme. La verdad es que la venía atractiva con sus curvas, además de esos detalles que tenía ahora, como los piercings y el vello de su pubis. Le hice una señal para que viniera hacia mí, sentándose ella sobre mis muslos con una pierna a cada lado. Nos empezamos a besar y le solté un fuerte azote que retumbó bastante, gritando ella un poco, aunque la mantuve firme al tirarle del pelo.

-Qué duro estás ya...
-Parece que no has hecho esto nunca en tu vida.
-Menos de las que me gustaría contigo.
-¿Y no sabes que hay que estar callada?
-¿Por qué?
-Pero vamos a ver... ¿A ti no te iba el sexo duro?
-Sí...
-¿Y por qué no sigues el juego...? ¿Es que no te han dominado nunca?
-Ah... Pues no.
-¿Me estás vacilando? ¿Dónde está la Noelia que me decía que era una guarra y que había hecho de todo?
-Jeje... Es que nadie ha tenido los cojones de hacerlo. Ya sabes cómo soy en la cama...
-Pues no me lo has demostrado para nada desde que nos hemos vuelto a ver -dije a pesar de que me impresionó al decir eso y hasta me gustó.
-Porque sé que tú si me lo puedes hacer bien y me gusta mucho cuando te pones así -dijo agarrando mi cara para darme un beso.

Pero le agarré del pelo, dándole un nuevo tirón, diciéndole que estaba castigada y que tenía que cumplir con su castigo. Ella me miraba emocionada, con muchas ganas con esa sonrisa que se le había puesto en la cara. Veríamos si la seguía teniendo cuando acabáramos. Por lo pronto, la levanté para ponerla sobre la cama, tumbada bocarriba y bien abierta de piernas. Ahora solo se limitaba a mirarme atentamente. Podía ver cómo tenía los pezones muy de punta y cómo también tenía los labios de su coñito húmedos, hasta brillaban por ello. Para empezar, saqué un trozo de tela que recorté en casa, de una camiseta bastante vieja que tenía y que me quedaba bastante grande también. Ella me preguntó curiosa qué era eso, mandándola yo a callar con un gesto. Le vendé los ojos, siendo esa la primera parte del castigo. Me pareció interesante esa manera de hacer sufrir a la otra persona negándole la visión de todo lo que ocurría, así que quería probarlo.

De primeras no se lo tomó mal. Hasta me dijo que le encantaba, pero porque la tela olía a mí. Le di un pellizco en un pezón para que se callara, siseando también. Ella hasta se puso una mano en la boca, quedando como un gesto travieso. Le dije que se estuviera quieta, terminando yo de echarla hacia atrás en la cama. Empecé provocándole un ligero cosquilleo con mis dedos para ver cómo reaccionaba. Noelia ponía una sonrisa pequeña y se movía un poco, erizándose también su piel. Mi boca sustituyó a mis dedos, empezando hasta a lamer un poco su cuerpo. Ahora respiraba de manera entrecortada, aunque lanzó un gritito cuando llegué a sus tetas y le mordisqueé un pezón. Le di una pequeña bofetada que pareció impresionarla por la cara que puso, pasando yo a agarrarla del cuello. No quería esperar más, por eso me senté sobre la cama, agarrándola para ponerla bocabajo sobre mi regazo.

Me desagrada…
 
Efectivamente, nadie obliga a nadie, tanto Noelia como Javi hacen gilipolleces por voluntad propia. Lo que les pase a los dos me trae sin cuidado.
Después de leer los dos primeros párrafos de hoy y la primera conversación con Sara, Javier me parece no ya solo un personaje infantil y egoísta, sino también ruin, aprovechado y mala persona.
Con una apariencia de preocuparse por el estado de su "amiga" Sara, solo tenía una cosa en mente, follar. Un auténtico gilipollas, un incompetente emocional, una persona ruin. Colofón de un primer párrafo lleno de referencias a actos de maldad. Se me está haciendo bola este personaje, a ver si es que no da más de sí ...
Hola, buenas noches.

Totalmente de acuerdo en todo. Ya no se sólo como se está comportando con Noelia, es que ahora también se comporta como un cerdo con Sara, que a mi me encantaba el personaje, pero no se merece a este tío. Sólo piensa en follar, ya le da igual con quien, como y el coste para la otra persona.

Lo de hoy lo leeré luego, he visto el primer párrafo y sólo reafirma lo que acabo de escribir, veremos el resto.

Saludos y gracias

Hotam
 
Capítulo 715

Fue entonces cuando le empecé a dar azotes. Para empezar, lo hice con la mano, siendo los primeros secos y fuertes. Ella reaccionaba demasiado bien, escapándosele alguna risita de hecho. Por eso empecé a dárselos de manera más seguida. El problema era que los seguía aguantando pese a tener el culo bastante rojo. Hasta me empezaba a picar la mano y finalmente tuve que parar, porque entre eso y el frío, me empezaba a doler. Ella estaba como si nada, aguantando bien el tipo y la verdad es que así perdía la gracia. De hecho, fue lo que le dije, que un castigo no debería ser algo que le pudiera gustar. Noelia aguantó conforme estaba, aunque puso su cabeza de lado sobre la cama, sin decir nada. Fue entonces cuando cogí la pala, dándole un azote firme en donde quizá me pasé de fuerza. Había usado fustas, pero no recordaba haber usado ese tipo de palas, porque era ancha, además. El chasquido resonó por toda la habitación, haciendo que Noelia levantara su cabeza fuertemente, agarrándola yo para pegarla a la cama de nuevo.

Emitió un sonido de queja hasta extraño, porque era como una especie de quejido que intentaba reprimir, aunque le costaba mucho hacerlo, porque continué dándole más azotes con ese instrumento. Su culo se volvió a poner rojo muy rápidamente, aunque el color ahora era mucho más intenso que cuando usaba mi mano. Conforme le daba más azotes le preguntaba si le seguía gustando, aunque ahora ella no respondía. Le agarré del pelo otra vez para levantar un poco su cabeza y decirle que para una vez que tenía que hablar, no lo hacía. Cometió el error de decirme que sí le gustaba, por eso hinqué de nuevo su cabeza en la cama y seguí con los azotes. Le costaba mantenerse quieta, tanto que colmó mi paciencia y me quité el cinturón, dándole un pequeño latigazo con él, cosa que le dolió más. Le advertí con que si no paraba, usaría eso. Le até las manos al cabecero de la cama, siguiendo ella bocabajo y yo con los azotes, teniéndolo más fácil al tener solo que sujetar sus piernas.

Fue una sesión larga y dura de azotes. La más dura que había hecho nunca. Y no me daba nada de pena verla así. Tampoco es que me pusiera tanto como para estar excitado todo el tiempo. De hecho, mi erección se fue diluyendo poco a poco, quedándose morcillona y nada más. Acabé bastante satisfecho con cómo le dejé el culo, porque ya lo tenía morado. Además, tenía varias líneas dibujadas en él que tenían hasta relieve. Y también pensaba que le había hecho sangrar, pero era la concentración de la sangre en ciertos puntos de su culo, que vistos más de cerca parecían como arañazos. Lo que sí que me gustó y que de hecho hizo que volviera mi erección, fue la manera de temblar que tenían sus piernas de últimas. Lo hacían como cuando tenía un orgasmo intenso. También usé la pala para recolocarla cuando se movía mucho y me costaba controlarla. Apoyaba el filo de ésta en una de sus nalgas y la ponía bien. Y eso le dolía, porque apretaba en las zonas en las que tenía esas heridas.

-¿Te ha gustado? -le pregunté una vez la desaté y le quité la venda.
-No... -dijo bajito.
-Más fuerte, que no te oigo.
-No -dijo con firmeza.
-Bien. Es que los castigos no te tienen que gustar. Así aprenderás a hacerme caso.
-Vale...
-¿Te duele?
-Sí.
-¿Quieres que siga?
-No.
-Respuesta incorrecta.
-¿Por qué?
-Porque yo soy el que manda aquí. Tu opinión no importa nada. Me tendrías que haber dicho que como yo quisiera.
-Pero me duele...
-Te aseguro que ese dolor es una ínfima parte del que yo he sufrido por tu culpa. Pero tranquila, que no voy a seguir.
-¿Me harás esto otra vez?
-¿Te he dado permiso para hablar?

Noelia negó con la cabeza.

-Ya puedes hablar.
-¿Me vas a hacer esto...?
-Depende de ti -dije interrumpiéndola-. Si te portas mal, tendrás que recibir tu castigo. Aunque puede que no sea un castigo como este. O puede que sí. ¿Quién sabe? También puede ser que alguna vez me den ganas de jugar así contigo.
-Vale.
-¿Quieres que te folle?
-Yo siempre tengo ganas de ti.
-Eso ya lo sé -dije pasando un dedo por su cara.

Ella cerró sus ojos e inclinó su cabeza para que le diera más cariño de esa manera. Fue un momento muy tierno por su parte, pero rápidamente retiré mi mano de ella. La puse en posición, abriéndola bien de piernas, pasando a bajarme un poco el pantalón y los boxers, hasta medio muslo para darle unos golpecitos con mi polla en su coñito. Lo tenía empapado, pegándose sus fluidos a mí. Me froté un poco con ella, dándole placer con ese roce, especialmente con lo lubricada que estaba. Pero no se la metí, porque me moví por la cama, gateando de rodillas para quedar con una pierna a cada lado de su cabeza y que me la chupara. Ni se lo pensó, agarrándola para metérsela en la boca y chupar con mucha ansia. Pero al final acabé follándole yo la boca al agarrarle del pelo y moverme. Ella puso sus manos en mi culo, llegando a empujar en ocasiones. Había momentos en los que se la clavaba en la garganta, hasta que ya no pude más y me acabé corriendo, diciéndole que sacara lengua para ver cómo caía el semen sobre ella y en el interior de su boca.

Se atragantó un poco y empezó a tragar, aunque le dije que no lo hiciera todavía. Aguantó lo restante después de tragar por primera vez para enseñármelo un poco y tragar, volviendo a chupar un poco más para sacar hasta la última gota. Fue un buen orgasmo para mí, quedando yo bastante satisfecho. Hasta se le había pasado ese malestar del castigo que le había puesto, porque volvía a estar con una sonrisa en su cara. Me eché en la cama, tumbándome un poco, abrazándome ella, aunque la aparté, diciéndole que no me tocara. Pasados un par de minutos, me puse bien la ropa y el cinturón y me levanté. Noelia me preguntó a dónde iba, diciéndole yo que a mi casa, que por hoy ya habíamos acabado. Le resultó imposible ocultar esa cara de decepción que puso, pero era parte del castigo, dejarla con ganas y sin correrse. Era algo que ya había hecho en numerosas ocasiones y que disfrutaba de por sí, pero en esta ocasión, mucho más.

-¿Cuándo nos veremos?
-Joder, ¿aún no me he ido y ya estás dando por culo?
-Es que...
-Te has quedado con ganas de seguir, ¿no?
-Pues sí.
-No me gusta que seas tan contestona, ¿sabes?
-Pero me has preguntado.
-No tienes ni puta idea de cómo comportarte. Vas a necesitar otro castigo.
-No, otra vez, no...
-Será si yo quiero, ¿no?
-Sí.
-Eso es. Pero no. No voy a azotarte más por hoy, que se te va a caer el culo entonces.
-¿Puedo hablar?
-Sí.
-¿No te has quedado con ganas de seguir? ¿No quieres follarme?
-La verdad es que no. Estoy saciado.
-¿Solo con una mamada?
-Ayer eché dos buenos polvos.
-¿Qué?
-¿No te lo dije? Con la del pelo rosa.
-Ah... -dijo poniendo una cara que transmitía más dolor que todo el juego de los azotes.
-Vaya... Joder, te van a hacer más daño esas palabras que lo que te he hecho hace un rato. Cualquiera lo diría si te viera el culo.
-Mmm... -decía sollozando.
-Estuvo muy bien. Sara folla de puta madre, ¿sabes? Me dejó seco.
-No quiero saber más.
-Pero yo sí quiero que lo sepas. Mira, resulta que es bisexual. Y cuando terminamos le pregunté qué le habías parecido. Le pareciste muy mona. Le gustaste bastante. Así que he pensado que podíamos haber un trío. ¿Qué dices?
-Mmm, no -decía con sus ojos vidriosos.
-¿Por qué?
-Porque no. Mejor que no.
-Dame una razón mejor que esa.
-Lo sabes de sobra, porque me duele verte con otras chicas.
-Ah, es verdad, que eres una celosa... Aunque no tienes derecho a estarlo, porque no somos nada.
-Ya.
-Dime, ¿por qué te conformaste con lo que te dije de que solo quería sexo contigo y nada más? Pareció no importarte mucho para sentir lo que dices sentir.
-Porque es divertido. Y me pones mucho. Contigo voy a tener el mejor sexo de mi vida. Lo sé.
-Y te conformas con eso.
-Sí.
-Ah... Pues puede ser mucho más divertido si metemos a alguien más, como Sara, que tiene mucha experiencia en tríos y tal...
-Pero...
-No parecía importarte una mierda hacer un trío conmigo y con María. Coño, si hasta estabas dispuesta a hacer un trío conmigo y con tu hermana con tal de follar conmigo.
-Pero es que ya no soy así, Javi...
-Es que ahora quiero que seas así.
-No puedo, Javi. Si te veo con otra me muero -dijo empezando a llorar de verdad.
-La vida es una mierda, nunca tenemos lo que queremos. Y cuando lo hacemos, siempre pasa algo para que se joda. Deberías aprenderlo, porque entre tú y yo no va a haber otra cosa más que esto.
-¿Te puedo dar un abrazo?
-¿Me estás oyendo?
-Sí. Pero necesito uno. Por favor.

No dije nada, ni tampoco hice nada. Ella se tomó la libertad de dármelo. No es que me hiciera sentir mal, porque esta chica no me podía importar menos, pero sí es verdad que me recordó a un momento del pasado junto a su hermana. Le froté un poco la espalda y me dejé llevar por una compasión que no debí haber tenido con ella.

-Anda, no llores más -dije tras unos momentos en los que ella me abrazaba con fuerza y lloraba con un buen berrinche.
-Es que te quiero.
-No sigas por ahí. Mira, tengo otra cosa para ti.
-¿El qué?
-Esto -dije dándole algo de mi maleta, lo cual estaba envuelto en papel de regalo negro y rojo.
-¿Qué es?
-¿Por qué no lo abres?

Noelia lo abrió con ansia, descubriendo que en el interior del envoltorio había un collar. Pero era uno fino, con un lazo de cuero que se unía a sí mismo con una argolla redonda de metal. Alicia, la choca del sexshop, me dijo que era común que la persona dominada llevara un collar así, porque indicaba una relación de dominancia, sobre todo cuando había más gente de por medio, en donde había gente que llevaba cadenas atadas a ellos, como si estuvieran paseando a un perrito. Quería uno de los simples, era más un detalle que otra cosa. Y había de dos maneras, con la argolla redonda, o con forma de corazón. Descartadísimo ese último, por eso compré el que le acabé dando. Ella lo miró con atención y luego me miró a mí.

-¿Sabes lo que es?
-Un collar, ¿no?
-Así es. Esto significa que eres mía. Y de nadie más. Al menos que yo lo permita.
-No necesitaba esto para que todo el mundo lo supiera.
-Ah, ¿no te gusta?
-No he dicho eso -dijo con miedo mientras se lo ponía-. ¿Qué tal me queda?
-Bien.
-Es muy mono, porque es muy simple y no llama la atención. Me gusta. Lo voy a llevar siempre -dijo volviendo hacia mí después de mirarse en su espejo, dándome un abrazado muy grande.
-Mañana Andrea se va a casa por la tarde. ¿Qué te parece si nos vemos en mi casa por la noche?
-Sí, por favor.
-Pero no te puedes tocar, ni correrte. Sabré si lo has hecho.
-Vale, vale. Como tú quieras.
-Bien.
-Si quieres podemos estar todo el fin de semana juntos. Puedes hacer conmigo lo que quieras.
-Tengo planes para ti. Se me ocurren muchas cosas, muchas locuras... Pero poco a poco. Este fin de semana no puedo. Me voy con mi familia.
-Vale... Me encantaría...
-Olvídate. Es que ni lo menciones, vaya...
-Tranquilo -decía dándome otro abrazo.
-No me enfades más, ¿vale? Que ya sabes lo que pasa si lo haces.
-Sí.
-A ver si es verdad.
-¿Y cómo hacemos mañana? ¿Cenamos juntos como hoy o…?
-No lo sé. Ya vamos hablando.
-Vale. Estaré atenta.
-Estoy siendo demasiado blando contigo. Y esto no puede ser.
-¿Por...?
-Porque te vas a acostumbrar. Y te conozco.
-No voy a enfadarte más. Te lo prometo.
-Quizá debería dejar pasar unas semanas para volver a vernos.
-No -dijo alarmada.
-Ya veremos.
-Javi, por favor...
-Me voy.
-¿Me puedo quedar esto?
-¿La venda? Lo que quieras. No la voy a usar para nada más.
-Es que huele a ti. Me encanta.
-Toda tuya. La pala me la llevo, por si la vuelvo a necesitar contigo.
-Vale.
-Y cómprate una crema o algo para echarte en el culo, que tiene un poco de mala pinta.
-Vale. Mañana voy a la farmacia.
-Mañana nos vemos. No te levantes, me conozco el camino a la puerta.
-Hasta mañana. Te quiero.
-No digas eso.
 
Lo siento, pero lo tengo que decir . He querido ser bueno para no entrar en polémicas.
Pero ya no me aguanto.
Este Javi es un completo imbécil, un muy mal tipo que está teniendo un comportamiento impresentable con Noelia, por muy mal que Ella se portará en el pasado.
Quién cojones se cree que es para decirle que es solo suyo y darle un collar?.
Si yo soy Noelia tiro el collar a la basura.
Quiero pensar que en algún momento Javi se dará cuenta de su lamentable comportamiento con casi todo el mundo y verá que esto no puede seguir así.
Desde que Termino con Elena ha ido de mal en peor y a mucho peor. En algún momento había alguna esperanza, pero nada vuelta a las andadas y actualmente y siento si ofende lo que voy a decir, es un completo gilipollas.
Que conste que yo muchas veces me he comportado como un gilipollas y me he dado cuenta y lo he reconocido, con lo cual nadie está libre de hacer cosas mal en su vida, pero es que me está doliendo muchísimo su comportamiento fuera de lugar e impresentable con Noelia. Ojalá actúe el karma y Noelia lo mandé a la mierda.
 
Estos juegos de rol que intenta Javier, se sienten sobreactuados al no generar una pizca de morbo.

En otras circunstancias podrían aportar, ahora para nada vienen en la narrativa, producen un creciente rechazo hacia él.

Esto se está volviendo un virtual laboratorio de experimentación sexual, sólo va faltando que se compre una perro grande, y bueno,,,:oops:
 
Keranos quiere que odiemos a Javi.
Por eso lo está presentando como un tipo mucho más tóxico y deleznable, de lo que parecía ser.
Éste capítulo, es el relato de cómo actúa un maltratador.
No es un episodio de dominación. En Javi hay odio, ánimo de venganza, y voluntad de infringir dolor físico y emocional.
Prefiero al Javi inmaduro y perdedor, que a éste vengativo y cruel.
 
Keranos quiere que odiemos a Javi.
Por eso lo está presentando como un tipo mucho más tóxico y deleznable, de lo que parecía ser.
Éste capítulo, es el relato de cómo actúa un maltratador.
No es un episodio de dominación. En Javi hay odio, ánimo de venganza, y voluntad de infringir dolor físico y emocional.
Prefiero al Javi inmaduro y perdedor, que a éste vengativo y cruel.

Y lo está logrando.

Creo que con Noelia está aconteciendo una contradicción vital en Javier.

Sospecho que intenta aborrecerse así mismo actuando cruelmente con ella, desearla y quererla a pesar del daño que le hizo, es imperdonable para él.

Escalarán hasta llegar a un límite físico o mental, lo que primero sea, posiblemente luego ocurrirá algo semejante a una redención.
 
Hoy no le puedo poner el habitual me encanta al final del capítulo. El Javi que nos está mostrando el autor es un Javi despreciable, egoísta, sádico y cabrón. No busca placer, busca hacer daño físico y psicológico, humillación y desprecio. A este ritmo va a conseguir el desprecio unánime de todos.
 
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