dontribbiani
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Sorpresa en la piscina
Debido a un problema de contracturas en la espalda, que me provocaban continuos dolores en el cuello y en la cabeza, mi médico me recomendó que hiciera más ejercicio. Y si podía ser natación, a ritmo suave, mejor que mejor. Así que me puse a buscar una piscina cerca de mi casa. Por suerte tenía una bastante cerca, a 3 o 4 manzanas y me apunté para ir por las mañanas. Trabajo por las tardes, así que es el único momento en el que puedo ir. Además, por las mañanas está todo más tranquilo, pues hay menos gente.
A las pocas semanas de empezar a ir regularmente ya era colega de Gustavo, un argentino que es el encargado de la piscina. Un día llegué a la piscina y me crucé con una chica que salía. No me fijé mucho en ella, pues iba a mi rollo con los cascos puestos oyendo música y apenas la vi de frente. Por instinto, giré la cabeza y la vi por detrás. Era más bien bajita, morena y con un culo muy bien puesto.
- Ché, que se te van a caer los ojos! -Oí detrás de mí. Me giré y vi a Gustavo con una sonrisa.
- Joer, Gus. Desde cuando tienes este tipo de clientela?
- Ya ves, boludo. Cuando sabés hacer tu trabajo, hasta los famosos vienen a conocerte.
- Famosos? -Pregunté extrañado.
- Claro, pibe. No la conocés?
- Pues no me suena. Aunque tampoco la he visto de frente.
- Recién llegué aquí y conozco a más famosos (y famosas) que vos...
- Venga Gus, no me vaciles...
- Que sí. Se llama Paula. Paula Prendes.
Esto me dejó sin palabras durante unos segundos.
- Un momento. Me estás diciendo que esa chica que acaba de salir es Paula Prendes?
Eso mismo. -Dijo con una sonrisa que demostraba que estaba extremadamente orgulloso.
- Venga ya!
- Que sí. No me creés?
- Pues no.
- Boludo... Ahorita te enseño su ficha.
Y pasó tras el mostrador de la entrada. Se puso a buscar en su ordenador y cuando la encontró, giró el monitor hacia mí.
- Acá la tenés... Paula. Prendes.
Y ahí estaba. La mismísima Paula Prendes. Yo no me lo podía creer. Paula Prendes venía a mi piscina! De repente mi mente empezó a funcionar a mil y por ella pasaron mogollón de cosas: fotos de ellas almacenadas en mi memoria, mil fantasías, maneras de poder verla con menos ropa de la habitual... Gus pareció estar leyéndome la mente.
- Ché, te quedaste mudo? -río.- Que estás pensando?
- Cosas.
- Cosas pervertidas? Sucias? Calenturientas?
- Tal vez. -Y nos reímos los dos.- Y suele venir siempre a la misma hora?
- Sí, como una hora antes que vos. Por que lo preguntás?
- Pues para empezar, voy a empezar a venir una hora antes. -Y ambos empezamos a reirnos a carcajadas.
- Venga boludo, entrá a nadar de una vez... Y duchate antes con agua fria!
Yo le enseñé mi dedo corazón y me fui al vestuario. En mi mente solamente podía pensar que tenía que ver a Paula en bañador. Lo NECESITABA.
Al día siguiente llegué una hora antes de lo habitual para mí y tras saludar a Gus (cachondeo incluido) me metí en el vestuario y salí a la piscina. No había nadie. Al principio pensé que Gus me había tomado el pelo. Tras maldecirle un poco en silencio me puse a hacer varios largos. Al cabo de unos minutos vi aparecer a alguien por el pasillo de los vestuarios. Por lo que pude ver mientras mi cabeza entraba y salía del agua, era una chica. Tenía que ser ella.
Como necesitaba verla bien, simulé que descansaba un poco y me paré en un lado de la piscina, el que estaba más cerca de las duchas. Para no ser tan descarado me puse de espaldas al borde. Ella pasó por detrás y me saludó con un hola de lo más alegre. Yo me hice el despistado y le saludé también. Era ELLA. Dejó sus cosas en un banco y se fue a la ducha. Yo la miraba de reojo, intentando ser lo más disimulado posible.
Llevaba un bañador de una sola pieza. Me decepcioné un poco al principio porque espereba verle algo más de carne pero luego me pareció de lo más normal. No se suele llevar bikini a la piscina. Al menos no para hacer natación.
- Ay! Que fríiiaaa... - soltó ella. Yo me giré un poco más y sonreí.
Ella se mojó rápidamente y se tiró a la piscina. Apenas pude ver nada. Solamente que llevaba un bañador negro y poco más. Un poco abatido continué nadando durante un rato más, intentando ver algo cuando me cruzaba con ella. Sin éxito, claro. Cuando ya me harté de tanto nadar me salí, me despedí de ella con un simple hasta luego y me fui al vestuario.
Durante los días siguientes seguí llegando a la misma hora y unos días ella ya estaba dentro de la piscina y otros llegaba después de mi. Pero un día coincidí con ella en la entrada. Como un buen caballero la dejé pasar antes, y de paso eché un vistacillo a su culete, que estaba dentro de unos vaqueros ajustados que le quedaban. Gracias me dijo ella sonriendo. Tras saludar a Gus me metí en el vestuario a cambiarme.
Salí del vestuario y empecé a caminar hacia la piscina cuando oí detrás de mi:
- Oye perdona! -Me dijo ella.
- Sí? -Contesté girándome.
- Por casualidad no tendrás unas gafas de sobra, verdad? Es que a estas se les ha roto la goma y sin ellas no puedo nadar...
- Pues un segundo, porque creo que sí tengo otras... -Y me metí de nuevo en el vestuario. Siempre llevo 2 gafas en la mochila por si me ocurre lo que le pasó a ella. Las saqué de la bolsa y salí del vestuario con ellas.
- Aquí tienes! -Le dije, ofreciéndole las gafas.
- Muchas gracias! -Me contestó.- Por cierto, no me he presentado. Me llamo Paula. -Dijo mientras nos dirigíamos hacia la piscina.
- Sí, ya lo se. -Me miró extrañada.- Eres Paula Prendes, no?
- Ah, así que me conoces.
- Claro!
- Bueno, yo que pensaba que había pasado desapercibida. -Dijo sonriendo.- Además, como no me habías dicho nada antes...
- Es que me daba algo de cosa. Y tampoco quería agobiar. Supongo que debe ser un rollo que te paren en todos los sitios para hacerte fotos y tal.
- Pues un poco sí, la verdad.
- Jeje.
Mientras hablábamos llegamos a la zona donde está la ducha. Dejamos la toalla y las chanclas en un banco y fuimos a ducharnos. Como solamente funcionaba una, le dejé que se duchara ella antes. Ella me dio las gracias y se metió debajo del agua. Y aquí empezó lo bueno.
- Ay, ay, ay! -Decía mientras caía el agua sobre ella.- Que fría, por Dios!
Llevaba un bañador de color azul oscuro pero al empezar a mojarse se le comenzaron a marcar las tetas y los pezones de una forma bastante importante. Para acabarlo de arreglar, y por culpa (o gracias) al agua fría que salía, ella empezó a dar pequeños saltitos con lo que sus tetazas empezaron a moverse también arriba y abajo.
Evidentemente mi cuerpo reaccionó ante ese bamboleo. De repente, noté cómo me empalmaba rápidamente. Creo que no me había empalmado tanto ni tan rápido en mi vida. Cuando me di cuenta me entró un corte terrible y me di la vuelta intentando disimular. Y digo intentando porque ella se dio cuenta. Aunque no dijo nada, vi como habría los ojos sorprendida.
- Te toca. -Me dijo sonriendo y saliendo de la ducha.
- Eh... sí, claro. -Y corriendo me metí debajo del chorro de agua fría, esperando que se me bajara un poco el hinchazón. Ella mientras se tiró a la piscina.
Después de unos segundos y tras ver que la cosa se calmó un poco (que no del todo) me tiré yo también a nadar. Al principio no hacía más que pensar en lo que acababa de pasar y en el ridículo que acababa de hacer. Y encima, al volver a pensar en la situación que lo había provocado, poco a poco me volví a empalmar. No se si habéis intentado nadar con una erección, pero ya os digo que no es nada fácil, jeje.
Después de varios largos la cosa volvió a la normalidad y pude nadar normalmente. Al cabo de un buen rato vi que Paula estaba parada al principio de la calle descansando y haciendo estiramientos. Cuando llegué allí, me paré yo también.
- Ya estás cansada? -Le pregunté.
- Sí, jeje. La verdad es que he llevado unos días ajetreados y estoy hecha polvo. Me voy a salir ya. Tú qué haces?
- Sí, creo que yo también me voy a salir ya...
Como ella estaba más cerca de la escalerilla llegó antes. Empezó a salir y yo me maravillé con el espectáculo. Su culo aún era mejor que con los pantalones vaqueros. Al estar mojada, el bañador estaba pegado a su piel y se le marcaba todo. En el acto mi polla reaccionó y noté como me iba empalmando de nuevo. Por suerte, ella iba hacia la toalla mientras yo salía y no me vio esta vez.
Después de secarnos un poco allí mismo y de envolvernos con las toallas, nos dirigimos a los vestuarios para cambiarnos. Empecé a ducharme y a pensar en lo que había visto esa mañana y al instante noté que me volvía a empalmar. En el vestuario tenemos una ducha de estas grandes con varios chorros en los que nos podemos duchar varios a la vez, así que agradecí que no hubiese nadie porque hubiese sido muy raro. Se me pasó por la cabeza hacerme una paja allí mismo, pero me parecía poco higiénico y poco respetuoso con los demás usuarios.
De repente, oí que se abría la puerta y que entraba alguien.
- Hola? Perdona!
- Si? -Contesté desde la ducha, sin asomarme al vestuario.
- Que se me había olvidado devolverte las gafas.
- Ah, ok. Déjalas ahí encima de la mochila.
- Muy bien. Por cierto, muchas gracias por dejármelas. No se que hubiera hecho sin... Madre mía!
- Qué pasa?
Me giré a la entrada de la ducha y la vi ahí mirándome, con los ojos como platos.
- Pero Paula qué haces?! -Le pregunté intentándome tapar como podía. Cosa bastante difícil con aquello todo duro...
- Madre mía, chico. Todo eso es por mi culpa? -Preguntó con una sonrisa de picardía.
- Pues... la verdad es que sí. O sea, no por tu culpa. Bueno, no se. Ya me entiendes... -Yo no sabía muy bien qué decir ni donde meterme.
- Chss, tranquilo, que no pasa nada... -Dijo ella. Y dicho esto, se quitó la toalla, la dejó encima del banco y se metió dentro de la ducha.- Vamos a ver si podemos hacer algo con esto... -Dijo mordiéndose un poco el labio, de una forma exageradamente sexy.
Paula entró en la ducha y fue directamente hacia mi polla, cogiéndola delicadamente con la mano. Yo ni me moví, pues estaba totalmente paralizado por la sorpresa. Empezó a acariciármela con la mano pasándola muy poco a poco desde los huevos hasta la punta, arriba y abajo varias veces.
- Te gusta esto? -Me preguntó con voz baja y sensual. Yo solamente logré mover la cabeza arriba y abajo asintiendo.- Pásame eso, porfa.
Yo seguí su mirada y vi el bote de gel. Se lo di y me la soltó durante un momento. Lo abrió y dejó caer un hilillo muy fino de gel sobre mi polla, totalmente erecta. El contraste entre el calor que había en la ducha (y dentro de mí) y el líquido frío me volvía loco.
- Toma. -Me dijo devolviéndome la botella. Obedientemente cogí la botella de gel.- Así mucho mejor. -Dijo. Y empezó a pajearme de una forma deliciosa. Empezó a mover su mano poco a poco arriba y abajo, muy lentamente. Yo al final empecé a reaccionar y puse mi mano derecha en su espalda, acercándola hacia mí un poco más. Noté como aún tenía el bañador mojado.
Mientras ella seguía con la paja yo empecé a acariciarle la espalda y empecé a bajar la mano poco a poco buscando su culo. Una vez llegué allí lo apreté un poco. Estaba muy duro. Se notaba las horas que dedicaba a hacer ejercicio. Apreté un poco más y Paula soltó un pequeño gemido: "mmmh" y me miró a los ojos de forma lujuriosa. Yo volví a apretarlo con más ganas y llevé las puntas de mis dedos hacía el medio de los dos cachetes.
Cuando llegué allí empecé a bajar un poco más hasta hasta llegar a su entrepierna. Estaba muy caliente. Una vez llegué allí, le froté un rato sobre esa zona y poco después "pinché" un poco con los dedos hacia el interior. Ella gimió un poco más fuerte y acto seguido llevó su boca a la mía.
Nos empezamos a besar apasionadamente. Nuestras lenguas empezaron a "pelear" y viajaban de una boca a otra. Al mismo tiempo, empezó a aumentar el ritmo de su mano. Al cabo de un rato separó un poco su boca de la mía y las mantuvo separadas unos milímetros. Notaba su aliento dentro de mi boca. Esto me volvía aún más loco. Poco después, ella se separó un poco de mí y vi como empezó a ponerse de rodillas.
Una vez en posición siguió pajeándome a buen ritmo y empezó a salir un montón de espuma. Con la otra mano empezó a acariciarme los huevos. Durante todo este rato ella me miraba fijamente con sus ojos verdes, de vez en cuando sonreía, pero no hablaba. Se notaba que se estaba esmerando en su tarea. De vez en cuando me la cogía con las dos manos y continuaba con el "sube y baja". Yo rezaba para que este momento no acabase nunca. Aunque si la cosa seguía así no duraría mucho más.
Al cabo de un rato, me empujó poco a poco sin levantarse del suelo, dirigiendo mis partes hacia el chorro de la ducha. Con la ayuda de este me quitó totalmente el de jabón de forma muy concienzuda.
- Ya está bien limpita. -Me dijo guiñándome el ojo. Y acto seguido vi como acercaba su cabeza a mi polla y como abría la boca.
Se metió un poco de mi polla en su boca y vi como sus preciosos labios envolvían solo la punta. Noté como empezaba a chupar y a succionar. Noté también como al mismo tiempo daba vueltas con la punta de la lengua alrededor de mi glande. Poco a poco empezó a meterse más y más dentro de su boca. Se la sacaba de la boca para darme besitos en el glande, ella sabia muy bien lo que hacia.
- No pares. Por favor, no pares. -Logré decir. Aproveché para apartarle un poco el pelo de su cara.
De vez en cuando se la sacaba de la boca y la recorría con la lengua en toda su longitud, desde la punta hasta la base. Luego volvía a metérsela en la boca de golpe y continuaba. Después de unos minutos así vi que estaba a llegando a un punto en que no tardaría mucho en correrme. Y yo quería algo más.
Me separé de ella, la cogí por debajo de los brazos y rápidamente la puse de pie. Ella parecía algo sorprendida. Y aún lo estuvo más cuando me abalancé sobre ella y la empotré contra la pared. Empecé a besarla de nuevo. Primero en los labios. Luego bajé por su mejilla al cuello, donde le empecé a dar pequeños mordiscos. Ella empezó a lanzar algunos gemidos y suspiros.
Bajé un poco más hacia su pecho y aproveché para bajarle los tirantes del bañador. Primero uno y luego el otro. Tiré de ellos hacia abajo y por fin vi lo que tanto tiempo deseaba: esas pedazo de tetas que Dios le ha dado. Eran grandes y con una forma perfecta. Sus pezones eran de tamaño mediano y de color claro.
Paula se terminó de bajar el bañador a la altura de sus tetazas y rápidamente me abalancé sobre ellas y cogí una con cada mano. Empecé a acariciarlas suavemente, tenían un tacto exquisito. Comencé a tocarlas por el exterior, de abajo hacia arriba, luego comencé a masajearlas, a ella le encantó. Comencé a tocarlas con algo más de fuerza tocándole el pezón. Cuando vi que estaba empitonada metí mi cara entre ellas y las "aplasté" hacia mí. A continuación, empecé a comérselas. Apreté su teta derecha mientras chupaba su pezón. Estaba totalmente erecto por la excitación y duro como una piedra. Se lo empecé a chupar como si intentase sacar leche. Luego cambié a la otra para hacer lo mismo. Paula, por su parte, parecía tan excitada que yo mismo me preguntaba si tal vez habría tenido ya algún orgasmo durante la escena. Estuve un buen rato así, cambiando de una a otro y disfrutando como hacía tiempo que no hacía. Ella solo gemía de placer mientras me agarraba la cabeza con la mano.
Al cabo de un rato ella me empujó hacia la cabeza hacia abajo. Yo fui bajándole el bañador poco a poco, besando todo su cuerpo. Cuando estuve de rodillas ella tenía el bañador por la cintura. Llevé mis manos hacia su culo, abrazándola por la cintura y comencé a bajarle lo que quedaba de bañador. Cuando lo hice, tiré el bañador en medio de la ducha y por fin pude ver su pubis. Lo tenía totalmente rasurado.
Empecé a besarla por la zona mientras ella seguía guiándome con la mano en la cabeza para que llegase a su destino. Yo saqué un poco la lengua y le di un par de lametones. Luego, le cogí la pierna derecha y se la subí, apoyando mi mano detrás de su rodilla un poco para tener mejor acceso. Estaba totalmente mojada y seguro que no era solo por el agua de la piscina ni de la ducha, jeje. Empecé a pasear mi lengua por fuera de su rajita y poco a poco fui entrando, haciendo círculos con ella. Paula estaba gimiendo cada vez más fuerte.
De repente, me levanté de golpe y la empotré de espaldas contra la pared mientras le besaba la espalda y el lóbulo de la oreja. Guie mi polla con la mano buscando su rajita y cuando encontré la entrada se la fui metiendo poco a poco, pero de forma firme. Ella soltó un grito ahogado mientras entraba dentro de ella.
Empecé a meterla y sacarla despacio al principio y luego cada vez más fuerte. Al cabo de un momento de empezar a darle embestidas, ella me dijo que parase porque quería darse la vuelta, me rodeó con sus piernas y con sus brazos y seguí dándole lo suyo mientras la apoyaba contra la pared. De vez en cuando paraba a descansar y ella me besaba de forma ansiosa y me pedía que siguiese. Y yo, obedientemente, seguía.
Estuvimos así unos minutos y cuando el cansancio me dijo que ya no podía más, paré, la cogí por debajo del culo y, sin sacársela, salí de la ducha y me dirigí al banco allí había. Me senté teniendo con mucho cuidado, para no hacernos daño ninguno de los dos y para que en todo momento mi polla estuviese dentro de ella.
- Está bien, descansa un poco tú ahora... -Me dijo con su voz angelical.
Acto seguido me tumbó sobre el banco y empezó a cabalgar sobre mí. Puso sus manos sobre mi pecho y empezó a mover las caderas de forma muy exagerada adelante y atrás, mientras recorría toda mi polla. Se notaba que era toda una experta porque el ritmo era suave pero continuo y en ningún momento mi polla se salió de ella. Mientras, Paula me miraba con una cara de mezcla de placer y de lujuria.
Yo mientras tanto, me centré en sus tetazas. Cogí una con cada mano y disfrutaba de su tacto. De vez en cuando les daba un pequeño apretón o me las llevaba a la boca y le chupaba los pezones. Ella daba pequeños gritos de placer cuando hacía esto.
Seguimos así bastante tiempo hasta que Paula apartó mis manos de sus pechos y empezó a acelerar su movimiento de atrás adelante, con la polla clavada totalmente, podía notar cada rincón de su coñito con sus movimientos,
por su boca no salía palabra alguna, solo se escuchaban intensos gemidos
¡ahhhhh!, ¡ahhhhh!, ¡aaaahhh!, uuuumm!
al cabo de un rato se acabó el ritmo suave y exagerado, Paula comenzó a botar fuertemente sobre mí, agarrándose del pelo y gimiendo como una loca me estaba poniendo aun más cachondo.
¡si, si!
Los movimientos de Paula eran constantes y firmes. Fue una locura, una maravilla. Mientras ella elevaba sus caderas me regaló gemidos, jadeos y respiraciones, no se reprimió para nada.
-ahh!, ahhh!, ¡aahh!, aaaaaaahhh!,
Notaba un ardor en mi vientre y presión en mi polla, ver a Paula encima de mi agarrándose del pelo, botando y gimiendo como una loca me estaba poniendo aun más cachondo.