Al hilo de los vendedores playeros. El año pasado al final hasta los saludábamos al pasar y se paraban a hablar un rato con nosotros. Al principio del verano pasado mi mujer le compró a uno unas pulseritas y al otro un par de pareos.
Pues eso uno de los días en la nudista a principios del verano pasado pasó el morenito de turno con pulseras. La primera vez que pasó le dijimos simplemente que no y siguió andando, pasó una segunda vez ya sin decirnos nada, pero mi mujer me comentó que creía haber visto una cosa que le gustaba, le dije que la próxima vez que pasara, la comprara, pasó otra vez y mi mujer no le dijo nada, pero luego a la siguiente, le llamé para que se acercara. - Creo que mi mujer ha visto algo que le gusta.
Se acercó a mi mujer y se puso en cuclillas al lado suyo. Joder, tener al morenito a escasos centímetros del cuerpo desnudo de mi mujer me dio un morbo terrible. Le enseñó el muestrario y mi mujer le compró la pulserita a la que le había echado el ojo. La verdad es que fue todo muy normal, él no hizo ningún gesto o ademán de estar disfrutando del cuerpo desnudo de mi mujer y mi mujer se comportó con toda normalidad.
Yo no hice ningún comentario al respecto, cuando se fue comentamos que si que la pulserita era muy chula y me dijo que había visto unas cuantas cosas más que le habían gustado. Le comenté que porque no las había comprado y dijo que con la pulsera había suficiente.
A los pocos días regresamos a la playa, solemos ponernos siempre casi en el mismo sitio y como no, volvió a pasar el vendedor. Simplemente al pasar nos saludo. A la siguiente vez que pasó, le hice un gesto para que se acercara. Mi mujer era ajena a que lo había llamado, estaba recostada sobre la silla con las piernas semi abiertas, Al acercarse le digo: - Creo que el otro día vio más cosas que le gustaron. Está vez, en lugar de situarse a su lado, se puso en cuclillas justo enfrente suyo y mi mujer al incorporarse ni hizo intento de juntar las piernas o simplemente no pudo, el morenito ya estaba ofreciéndole su muestrario entre las rodillas de mi mujer, pero no fue algo descarado ni pareció premeditado. Le enseño unas cosas y mi mujer se decidió por un collar y nos ofreció 2 cosas por x euros y le dije a mi mujer que eligiera tb otra cosa.
Esta vez casi no pude disimular la excitación, se me puso morcillona al ver al negrito entre las piernas de mi mujer totalmente expuesta pudiéndole ver bien todo el coñito a escasos centímetros. Joder. Yo no comenté nada, mi mujer tampoco, había sido una transacción de lo más normal con un vendedor de playa.
Pasado un rato, mi mujer saliendo del agua se cruzó con el vendedor y se paró a hablar con él. Yo contemplaba la escena desde mi sitio con un morbo increíble. Mi mujer desnuda, mojada, hablando con un moreno en bañador, que hasta ahora no lo he dicho, bien musculado y que seguro físicamente le atraía. Estuvieron un rato hablando, debieron ser segundos, pero a mi se me hizo eterno. Al regresar le pregunté de que habían hablado y me dijo que de nada, que se había interesado por si vende mucho y que ella entendía que debía ser muy duro estar al sol todo el día de un lado a otro de la playa. Le dijo que si, pero que ganaba bien y compensaba, que sobre todo las extranjeras le compraban mucho.
El negrito ya era habitual y nos saludaba cada vez que pasaba. Uno días después, nuestro morenito caminaba junto al morenito de los pareos, esta no era tan musculado, estaba delgado pero muy fibrado. No se como se me ocurrió, pero a mi mente solo vino la imagen de los 2 pudiendo contemplar el cuerpo desnudo de mi mujer de cerca y les hice un gesto para que se acercaran. Cuando estaban al lado pregunté por los pareos y le dije a mi mujer que eligiera uno. Nos ofreció 2 x 25€ y yo acepté de inmediato, solo pensaba que estuvieran el máximo tiempo posible viendo de cerca el cuerpo desnudo de mi mujer.
Mi mujer eligió uno y el vendedor lo extendió muy profesionalmente delante suyo y le tendió la mano para que se levantara y se tumbara encima. Mi mujer simplemente como hipnotizada aceptó la mano y se incorporó y se tumbo como probándolo. Luego con mi mujer ya fuera de la sombrilla y sentada en el pareo el negrito le fue enseñando el resto para que eligiera el segundo, cuando se decidió por otro, volvió a tenderle la mano para que se levantara y lo extendió encima del otro, esta vez no se tumbó, se quedo en medio de los dos hablando relajadamente. Cuando terminó la venta me preguntó que porque los había comprado y reaccioné rápido, le dije que me habían dado pena a raíz de lo que le había dicho el otro día y que total 25 € no iban a ningún sitio y si así les ayudaba algo, mejor. Mi mujer simplemente asintió.
Desde ese día cada vez que íbamos nos saludaban, paraban un rato a hablar con nosotros, incluso pasaban a veces debajo de la sombrilla y se ponían en cuclillas al lado de mi mujer y hasta alguna vez apoyaba su brazo sobre la rodilla de mi mujer, todo muy natural, habíamos cogido confianza y descansaban protegiéndose del sol un rato bajo nuestra sombrilla. Mi mujer no le daba ninguna importancia, a mi, por otro lado, me daba un morbo terrible. Espero que este verano se repita.