El otro día fui a comprar y me encontré con mi vecina. Me puse muy nervioso de cómo iba vestida, pues no sé de donde vendría pero iba muy elegante. Prácticamente no le dije nada. Me pilló por sorpresa el verla así y no supe casi ni qué decir. Me imagino que se tuvo que dar cuenta. Era entre semana por la tarde así que de ningún evento festivo no sería. Supongo que tendía que visitar algún cliente. Por lo que se, creo que es comercial. Las apariencias son muy importantes.
Solo me salió un tímido “hola” y poco más, pues me quedé embobado. La verdad que no la había visto nunca así en el super comprando. Lo normal es como otras veces, con leggins o alguna camiseta ajustada, y en verano los vestiditos también son habituales, pero nada de ese taconazo.
Me quedé de piedra y no supe qué decirle. Que tonto. Otras veces tampoco es que no sepa de qué hablar, si he estado hasta en su casa para pedirle, lo típico: unos huevos, una pastilla para el lavavajillas… pero el verla así, me puse muy nervioso. Le podía haber ayudado hasta con la compra. Pero así son las cosas…
Lo que sí hice fue inmortalizar el momento. Como tenía el teléfono repasando la lista de la compra, le di a grabar para que la pudierais ver. Aún no sé cómo lo hice, pues me temblaban las manos.