Os contaré la primera cita de Paula, un poco tragicómica pero con final feliz

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Aunque ya llevaba varios años vistiéndome de chica en la intimidad me faltaba dar ese paso que, en el fondo, todas deseamos, que es estar con un hombre y ser su chica.
Puse un anuncio a través de un buzón de voz (tiempos pre internet

) y enseguida recibí montones de respuestas. Entre ellas destacaba una, por su timbre, su educación, cómo se expresaba, no sé...
El caso es que le llamé y quedamos en su casa. Yo tenía 23 años, él pasaba de 60.
Fui de chico y llevaba lo poco que tenía en una mochila.
Me abrió y me fui al baño para prepararme, avisándole de que me diera unos 15 minutos
Me maquillé, me puse lencería, medias, tacones y peluca.
Y de repente, a la hora de salir, me bloqueé. No quería salir, me veía fatal, ridícula. Durante unos angustiosos instantes no veía a la mujer que siempre había visto reflejada en el espejo, sólo a un chico delgadito disfrazado.
Quería morirme, salir de allí por patas.
Mi amante notaba que tardaba demasiado y tocó en la puerta a ver si todo iba bien. Le respondí que sí y que en breve salía.... Pero era incapaz...
Al final le tuve que confesar que era la primera vez que me mostraba así ante alguien y que me daba vergüenza, que no le iba a gustar. Él me dijo que no pasaba nada, que seguro que estaba muy guapa y que deseaba verme.
El deseo pudo más y al final pude vencer mi miedo y dar el paso de salir (otro de esos dificilísimos pasos).
Cuando me vió le cambió la cara por completo. Muy sorprendido me sonrió y me dijo que no esperaba ver a una chica tan guapa, se acercó a mí, me abrazó y me besó, sin oponer yo la más mínima resistencia.
Era la primera vez que besaba a un hombre, siempre había creído que no era capaz, pero él lo hizo todo muy fácil, y le besé con pasión, sintiéndome por primera vez una auténtica mujer.
Rápidamente todo fue a más, quitándole yo la ropa y disfrutando del momento.
No estaba muy dotado pero no me importaba, yo era feliz.
Se corrió rápido, en mi vientre, hablamos unos momentos, me cambié de nuevo y me fui, relajada, sintiéndome en la cima.
Nunca lo volví a ver pero a él le debo toda la seguridad que hoy tengo en mi misma.
Nunca le he olvidado... Ni le olvidaré.
(Me gustaría tener imágenes de aquella época, pero eran tiempos analógicos, menos amables con las chicas como yo. Os dejo otras que me hice más recientemente mientras esperaba a otro amante, ahí sí, ya muy segura).
Besitos!