Sumisión suave

Me miraba sonriente, pero no riéndose de mí, sonriente cariñosa, realmente contenta de verme mejor.

Me reí yo también y le estiré mi mano, que tomó con la suya, acariciándome.

  • ¿Entendés que no quise hacerte mal? Pensé que lo íbamos a disfrutar juntos.
  • Pero te diste cuenta de que no, que no lo disfrutaba.
  • Si, pero entonces ya estaba todo el mal hecho. Ya habíamos cogido. No podía cambiar la historia. No sabía que hacer, y como hago yo casi siempre en la duda, no hice nada. Esperé. Y cuando me preguntaste directamente no te iba a mentir. ¿Me vas a perdonar? No lo cogí más después que me di cuenta de que vos no querías, que no iba a ser algo divertido para compartir.
  • ¿Y cogieron muchas veces?
  • No te tortures más, Pedro, no importa eso.
  • Muchas veces entonces. Decime, dale, necesito saberlo, no imaginarme.
  • Bueno, y sí, muchas. No sé cuántas. A ver…me operó en julio…bueno, hace 6 meses, no sé, 20 o 30 veces tal vez.
  • Así que todas las semanas.
  • Si, una vez por semana seguro, a veces más, dos o tres veces. Cuando ya estaba mejor de las operaciones cogíamos en la oficina y en su casa también. Vos no te diste cuenta de nada. Nosotros seguimos como si no estuviera follando con otro también. ¡Tenía tantas ganas esos días!
  • ¿Y no me ibas a decir nada?
  • Si no te dabas cuenta, ¿para qué te iba a decir? ¿Para qué pasaras mal? Un día casi te digo, una vez que dijiste “así que Guido al fin no te pudo coger” y yo no dije nada, ni si ni no. Para no mentir. Y pasó. No te diste cuenta de mi omisión.
  • Así que follabas con los dos al mismo tiempo. ¿Y él sabía que seguías conmigo?
  • Si, él sabía, en realidad no me siento orgullosa de haberlo hecho. Y para serte bien sincera, también follo con los habituales, los tíos que siempre me cogen. Pero me encantó hacerlo, vivía cachonda, con uno y otro y me gustaba hacerlo con ambos bien seguido. Entiendes? El mismo día, la misma mañana, la misma noche, ¡unnnn que bueno!, estoy muy caliente ahora. ¿Me vas a coger después de la cena? ¡Por favor, que sí! ¿Sabés una cosa? Me excitó engañarte, de verdad. No lo descarto para el futuro, hahahaha, cornudito, hahahaha, le estoy tomando el gustito a esto…
Me rei yo también, porque a mí también me había excitado que lo hiciera. En ese mismo momento, después de una paja hacía media hora, estaba otra vez con la verga dura. Yo nunca tuve una recuperación tan rápida. Solo una vez que recuerde, y tenía 20 años.

Después de esa vez con mi amigo Graciela no me pedía permiso antes de coger con otro. Lo hacía tratando de que no me enterara, como una pareja normal. Era un juego, en el que yo también participaba tratando de descubrirla. Cuando sucedía, nos echábamos unos regios polvos contando la historia.

Eso añadió un nuevo estímulo a nuestra relación sexual, un estímulo bastante poco común. Éramos una pareja abierta pero no abiertamente. Nos encantaba a los dos, porque yo también hacía lo mismo con ella. No le decía nada, que ella se diera cuenta, si podía. Ese nuevo papel, agregar al cornudo consentidor el cornudo ignorante era un grano de pimienta muy estimulante para ambos, aunque parezca raro.

Aprendimos a ser muy perspicaces en notar los signos en el otro que señalaban un polvo sucedido, un engaño ¡o algo por suceder! Me gustaba verla trabajándose a algún nuevo conocido, los dos tratando de que yo no me diera cuenta. Él, desde luego, sin saber nuestro juego. Creía que mi mujer me iba a engañar con él.

A veces no era fácil. Recuerdo una amiga que dormía toda la mañana y trabajaba de tarde hasta las 7 p.m. Tenía que inventar excusas para salir después de esa hora, cuando normalmente estábamos juntos. No valía hacerlo sin engañar. Además, esta chica no sabía de nuestro arreglo y pensaba que éramos una pareja normal. La pena fue que se postergó varias veces y finalmente a ella le salio un trabajo en el exterior y se fue dos años. No la vi más.

Después de un tiempo le agregamos un toque más. Una vez al mes era día de confesión. Ahí nos contábamos lo que habíamos hecho. Pero primero el otro decía lo que había notado, si era verdad, el engañador agregaba detalles y pagaba una prenda. Si uno lo descubría al otro antes también.

A Graciela no le divertía nada que la engañara.

¡Pero le encantaba engañarme! A mí me gustaba todo, aunque creo que lo que más me estimulaba era que me engañara. Verla ligando con alguien, bailando o hablando, verla exhibirse, cuando salía vestida sexy, siempre elegante, nunca ordinaria. Eso me ponía muchísimo y siempre estaba estimulándola a que lo hiciera.
 
Increíble tu Historia porqué es más que un relato, y esta muy sinceramente explicada. Incansable te seguiré leyendo.
Excelente
 
Con mi segunda esposa fue todo más lento que con Fernanda.

Claudia no era tan lanzada ni tan puta como Fernanda. Nos divertíamos mucho en la cama, desde luego, y eso unido a su inteligencia y a lo buena persona que era hizo que de a poco nos hiciéramos amigos inseparables y termináramos casados.

Una vez estábamos en Berlín de trabajo y paseo.
La invité a ir a un local liberal. Por supuesto ya habíamos ido a otros en otros lados y lo disfrutábamos ambos.
Empero, aún habla muchas cosas de mi sexualidad, que todavía no le había contado.
Sabía de mi bisexualidad pero nunca lo habíamos compartido y yo tampoco le había contado muchos detalles de mis relaciones previas. Tambien tenía muy claro mi carácter sumiso en el sexo y le gustaba provocarme.

El local era de los que uno se desviste a la entrada y luego sigue desnudo, cubierto por una toalla.
Era grande, con pista de baile, cuartos privados, jacuzzi grande para 10 o 12, y un buen buffet libre.
Llegamos, nos cambiamos y fuimos a tomar algo.

Recorrimos las distintas salas, mirando la actividad que se desarrollaba en ellas. Estaba bastante concurrido, sin estar lleno, pero había varios grupos y se veía sexo en todos lados.
Algo excitados ya por el ambiente y por ver tanto sexo explícito, decidimos ir a cenar y luego ver que hacíamos.
Cenamos en la barra, tomando un vino excelente.

Luego salimos a ver que pasaba.

Estuvimos un rato mirando el jacuzzi, donde la actividad era intensa y excitante. Todo giraba alrededor de una chica o dos y varios hombres que se turnaban para follarlas bajo el agua mientras ellas chupaban las pollas de quienes se les paraban al costado.

Luego fuimos a la sala general, donde una rubia muy bonita, se había acostado en una cama alta y era follada sucesivamente por varios hombres, entre los que se destacaban dos negros, muy negros, grandes y musculosos, con enormes pijas.
En otra cama más alta una mujer muy gorda era follada por un hombre muy flaco, que estaba dotado con una verga enorme, desproporcionada. Era evidente el goce de la mujer por su actitud y los gemidos y gritos que lanzaba.

Claudia empezó a ponerse mimosa, se bajó la toalla, exponiendo sus tetas. Me apoyaba la cabeza en el hombro, me acariciaba la panza y me comentaba lo que veía, con asombro e interés. Le busqué la concha y la encontré húmeda y caliente. Le acaricié los labios y el botoncito milagroso. Suspiró y me agarró la pija, ya medio levantada, pajeándome despacio. Cuando me tuvo duro, se sacó la toalla. Se dio vuelta y se apoyó en una cama alta y ancha.

Se acostó sobre ella, tenía espacio para varios, y abrió los muslos exhibiendo su chocho depilado. Estaba ofreciéndose, totalmente desnuda.
Me agache a su altura y le besé la concha. Estaba muy mojada, sabrosa, hinchada. Le metí la lengua y luego busqué su clitoris, que encontré ya duro y sensible. Suspiro y ma apretó la cabeza con ambas manos.

Mientras la chupaba dos tipos se subieron a la cama, uno de cada lado. Uno la toco y ella le sacó las manos. Pero los dejó que se pajearan mirándonos. Eran delgados, uno joven y otro maduro, con dos pollas normales de tamaño, que se veían atractivas y jugosas.
Yo quería que los dejara jugar pero ella tenía sus límites y era sólo ella quien podía moverlos.

Me pidió que la follara.
Me pare entre sus muslos, que había abierto, elevándolos y apoyando los pies en la cama. Me sumergí en ella, penetrando profundamente en su coño perfectamente lubricado por sus jugos y mi saliva.

La escena era muy excitante para mi. La veía mientras la follaba, abierta, alternando su mirada entre mirarme a mi y a los dos que la rodeaban y se masturbaban mirándonos. El más viejo resultó tener una buena verga, larga y gorda, que masturbaba sin apuro, buscando retardar el orgasmo.

En un momento no se contuvo más y le agarró una teta. Claudia, esta vez, lo dejó que se la masajeara y que le pellizcara el pezón. El hombre suspiró, miró al techo y se acabó, echando mucha leche en varios chorros sobre el cuerpo de mi mujer. Sus tetas y abdomen quedaron cruzados por varias descargas.
Al ver esto no pude contenerme más y acabé bien adentro de su cuerpo, profundamente, en su coño. El otro hombre, el más joven, se vino también resoplando fuerte, sumando su leche a la del otro voyeur, regando sobre todo sus tetas y su cara.

-Aah! Qué caliente está esa leche que me tiran! Te gustó Pedro? Te acabaste cuando me tocó y me bañaron con sus leches?, me reprochó Claudia, medio en broma.

No podía negarlo, solo sonreí.

- Bueno, cornudo, ahora a limpiarme entonces! - me ordenó,- dale Pedro, con tu lengua. No demores que se enfría Jajajaj, primero el cuerpo y después la concha, jajaja, vamos a ver si te gusta, eh? jajajaja!

Sorprendida, vio que sumisamente, sin dudarlo un instante, acaté su “orden” .

La besé, comiendo vorazmente la leche que mojaba su cara, luego pase a lamer la leche derramada sobre su cuerpo, chupando sus tetas y su abdomen, descendiendo con evidente gusto, para terminar comiéndome mi propia leche de su coño. Que delicia!

A Claudia también le gustó, me estimulaba,

- chupe puto, vamos, límpieme con su lengua, cómase toda esa lechita que sacó su mujercita para Ud., vamos, chupe y trague, con muchas ganas, sí, así, mmmmmm y después no se olvide la que está dentro de la concha, no se olvide, hahahah.

Claro que no me olvidé, un plato delicioso ese chocho follado.
Claudia tuvo otro orgasmo mientras la chupaba la concha de nuevo.

Me dijo después que fue la combinación de todo, lo que habíamos visto en todos lados, luego los tres mirándola, la cogida mía, la acabada de los tipos y finalmente, mi sumisión y mi bisexualidad al disfrutar las leches y su chochito lleno de jugos de ambos. Sobre todo le gustó ordenarme que la limpiara delante de los otros, y que, sin dudar, me haya comido la lefa de su cuerpo, a la vista de todos.
 
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Con Fernanda, otro recuerdo.
Transcribo un mail que recibimos un tiempo después de que pasó. Está un poco editado con relación a los lugares.

En el hotel

Llegué a Buenos Aires en la tarde, un día de verano de esos asfixiantes, como puede ser el calor en esa ciudad argentina. Debía quedarme 4 días para reuniones de negocios de la empresa en la que trabajo.

El remise me llevó al Sheraton, donde apenas me registré me di un buen baño, era lo primero en mi mente luego de 8 horas de vuelo. Seguían mis ganas de disfrutar de la única noche libre, hoy, antes de empezar las reuniones, cenas, etc.

Me duché, me vestí con cuidado, elegante, apropiado para mi edad (36) y mi trabajo. Hay que cuidar cada detalle, uno no sabe con quién se va a encontrar y los gringos se fijan en todo.

A las 7 y media, luego de descansar un poco bajé al bar, para ver qué pasaba. Me senté en la barra y pedí un Etiqueta Negra.

Unos minutos después se sienta a mi lado, sin siquiera mirarme, una señora mayor, muy elegante.
Pidió un Chivas doble con dos de hielo.

La miré con más atención, de unos 50 y tantos, pelo largo, suelto y oscuro, altura normal, lindo cuerpo, cuidado, trabajado, seguro de horas de gimnasio y dietas. Muy bien vestida, con un traje sastre de corte perfecto, falda algo corta, medias, tacos altos. Se sacó la chaqueta bajo la cual vestía una camisa de seda, que, desprendida un botón o dos, mostraba un hermoso escote y el inicio de dos preciosas tetas, tiernas, suaves, cerradas por el encaje de un sostén de lujo. Pocas alhajas, de muy buena calidad, reloj caro, ¡y anillo de compromiso…casada...bueno!

Debe haber sentido mi mirada, porque se dio vuelta, me miró a la cara, como sorprendida de ver a alguien a su lado. Sonrió y elevó su vaso, como en un saludo, mirando enseguida hacia otro lado, dando por finalizada la comunicación.

-"Lo mejor después de una tarde de verano en las calles de Buenos Aires, un whisky con hielo," le dije girando hacia ella. No se me ocurrió nada mejor y me sentí algo estúpido.

-" si claro", me dijo, sonriendo- " a Ud. también le gusta?"

Y empezamos a charlar, ella y el esposo estaban de compras para su empresa, ubicada en Rio Gallegos, una ciudad al sur de Argentina. Tenían un supermercado de oficina y estaban ampliando la parte de informática. Como ese es mi tema, la charla se fue dando fácil, con muchas cosas en común. Rápidamente dejamos de tratarnos de Ud. y pasamos a tutearnos.

Se llamaba Fernanda.

Yo seguía hipnotizado con su escote, y ella se reía y bajaba la cabeza, como mostrándomelo. Hacía como que no sabía que se había desprendido un botón dos botones, ¿no sabría?, yo no se le iba a decir, ¡si estaba disfrutando la charla... y la vista...!

Cuando aceptó mi invitación al segundo whisky la cosa me empezó a gustar. Nunca salí con alguien tan mayor, pero no me costaría nada darle a esta veterana.

Justo entonces entra un tipo, saluda de la puerta y viene hacia nosotros.

Lástima, pensé se cagó todo, el marido. Así era, me lo presentó, se llamaba Pedro. De unos 55 a 60 años, también muy elegante. Alto, delgado, poco pelo, hombros anchos, un bigote sobre el labio, bien afeitado el resto. Traje liviano de corte impecable. También buen reloj y como única alhaja, el anillo de compromiso.

Enseguida nos caímos simpáticos. Tipo fácil de charlar, agradable. También pidió un Etiqueta negra.

-"gracias por cuidar a Fernanda, veo que la has alimentado…espero que no te haya dado mucha lata"

-" al contrario, es un encanto, me ha alegrado la tarde. Con el calor que hace llegué cansado después del vuelo, sin ganas de salir, dispuesto a aburrirme en el hotel....

-" pero no, que te parece si, en agradecimiento, cenamos juntos y nos cuentas de tu empresa, tal vez podamos hacer negocios, que te parece? Qué decís Fernanda, te parece bien.?



Yo no estaba convencido, no era mi idea de la noche, salir con un matrimonio mayor no me interesaba mucho, pero estaba embretado y quedaba mal que ahora dijera que no. Igual podía salir después. Si fuera con ella sola... eso sería otra cosa.!!!



-" bien, entonces está decidido, serás nuestro invitado, nos encontramos acá a las 10 y vemos que hacemos, te parece?... mi amor, subo a ducharme y descansar un rato., quédate vos si quieres, "- le dio un beso en la mejilla y se fue, dejándonos otra vez solos.

Fernanda quería y se quedó, lo que me gustó.

Nos tomamos dos más, charlando como si nos conociéramos de siempre. Me encantaba.

Era muy simpática, con una hermosa sonrisa, contagiosa. Me mostraba escote, la falda se le empezó a levantar y se exponía más muslo, casi a la cadera...me tocaba, y yo a ella, la mano, el antebrazo, finalmente la rodilla, dando énfasis a algo que decíamos, ...divina...y algo borrachita, como que se le soltaban las inhibiciones.

Empecé a hablar de sexo y le hice algún comentario en el oído, explorando el terreno, separándole el pelo con mi mano y pegándole los labios húmedos a la oreja. Como no hizo nada entonces, juguetón, le metí la lengua, como dándole un beso, me dejó hacer, se rio fuerte y se apoyó sobre mi rodilla.

-no seas malo, no me hagas eso ahora... creo que mejor voy a subir. - dijo mientras se paraba.

Al hacerlo, deslizándose del banco del bar, se le levanto la mini mostrándome una tanguita roja, mínima, divina

- uoops,!! no mires que se me ve todo, - dijo mientras tiraba del ruedo de la mini para bajarla, pero sin apuro, dejándome verla y poniéndome más caliente.

-no, vení, quédate un ratito más que es temprano! O, si querés subimos a mi habitación.? tengo más whisky...

-no, gracias, no, Miguel, ahora no puedo, vemos después, -contestó, misteriosamente.

¿Será una calienta braguetas y nada más? ¿Ese después prometía algo?

¡Que lastima el marido! ¡¿Si se quedara unos días más?! me podré escapar del bodrio del seminario? todo eso pensaba mientras le daba un beso, ofreciéndole la boca y terminando en un beso de las comisuras de los labios, que me encanta, porque sé cómo sigue muchas veces.

- bueno te veo a las 10, no te demores...

¡¡¡La miré irse, estaba tan buena !! y yo tan caliente!!


A las 10 y 5 estaba en el bar.

Llegaron a los pocos minutos, ¡ella estaba divina! con esa sonrisa, un vestido rojo, bien rojo, con un escote que le llegaba al ombligo, mostrando el pecho y dejando adivinar que no tenía sostén. Abajo, la falda era bien suelta, tacos altos,,, realmente divina…me dio un beso, rozándome la boca otra vez.

-bueno, salimos? ¿Miguel, que te parece?

No podía hacer nada, ya estaba jugado. Fuimos a un restaurant elegido por Pedro, que yo no conocía, en un barrio que estaba de moda. Comimos muy bien, como siempre en Buenos Aires y charlamos de todo. Pedro no me dejó pagar nada. Temprano, a las 12, más o menos volvimos al hotel.

-Vení Miguel, - me dijo Pedro, tomándome del brazo, -tomemos un café en el bar, es temprano.

Apenas nos sentamos, Fernanda, mirando a su marido, tomándole la mano, con una sonrisita rara le dice:

-Sabés mi amor ?, mientras le mira a los ojos, - hoy Pedro se abusó de mí... me dio un beso húmedo, de lengua, en la oreja...

Yo quedé helado, sentí que me saltaba el corazón y que me ponía colorado.

- Sin contar que yo...sin darme cuenta cómo te imaginás, tenía dos botones de mi camisa desprendidos y se me veía sostén y algo más, pero, para peor, además, cuando me bajé del banco, se me subió la falda y me vio la tanga colorada que tenía, y no dejaba de mirarme!!...muy mal educado! ¡Muy indiscreto!

¡Era cada vez peor!!

"- y todavía, como si fuera poco, después de eso, me invitó a su habitación, a seguir chupando whisky.... me querría coger? ¿qué te parece a vos???"

Yo no sabía que hacer, ni que decir, ni dónde meterme, la miraba horrorizado mientras el corazón me latía que parecía querer salirse de mi pecho, no me salía nada para decir ¡fue horrible!!!

Pero el marido se rio.

- "si serás hija de puta, Fernanda, es nuestro invitado, como le vas a hacer eso??, como podés pensar eso de un chico serio como se ve que es Miguel...No creo que se le ocurra la idea de acostarse con una mujer casada, que está con su marido en el hotel, ¿no es cierto Miguel??", me pregunto.

- "no claro, - balbuceaba yo, - Fernanda entendió mal, - muerto de vergüenza, que mina de mierda!!!

- "qué lástima que entendió mal, porque a nosotros nos gustaría…que decís???

No entendí la primera vez, que lo oí, no podía creerle,

- " como, que, como... que decís?

Se rieron los dos,

-"una pequeña broma, - dijo Pedro, -Miguel, perdona, a Fernanda le gusta joder así. La verdad es que somos swinger y le gustás mucho a Fernanda, ¿querés subir con nosotros a nuestra habitación? Tenemos Etiqueta Negra.

La hija de puta se puso a mi lado, me pasó la mano por el codo, me arrimó la cadera y me dio un beso en la mejilla,


-"Perdoname, amor, fue un chistecito, ¡tendrías que haberte visto la cara!!!, me hubiera encantado subir contigo hoy, me tenías recaliente, pero no hacemos nada solos, todo siempre en pareja, te importa??...sabes que cuando subí, le conté todo a mi marido y terminamos cogiendo, de excitada que estaba yo y como lo pusieron a él mis cuentos de lo que paso contigo dale subí con nosotros. vas a pasar bien!!1​

Se imaginan que no me costó nada perdonarles la "bromita" y subimos juntos a su habitación. Tenían una suite, con un living y luego el dormitorio.

Apenas entramos se abrazaron, se besaron, y empezaron a apretar, tocándose.

-querés tomar algo?, servite lo que quieras, ¿te vamos a hacer un show? te gusta mirar? a nosotros nos encanta que nos miren....

Me senté en un sillón mientras ellos bailaban, apretándose y toqueteándose. Pedro le levanto la falda y me mostraba un culo divino, apenas caído, con una tanguita colorada colaless la pellizcaba, la castigaba:

-ah, asi que te calentás con tipos en el bar?, ¿les mostrás la tanguita? yo te voy a dar.... y le daba una fuerte palmada en el cachete, se veía que le gustaba porque más se apretaba

- sí, soy una puta, lo deje que me pagara varios whiskys, que me emborrachara, le mostré todo, le mostraba las tetas también y él miraba, yo estaba muy caliente, quería que me cogiera, papi, me porte muy mal, muy mal...

-y ahora? ¿lo dejas que te mire el culo, con la pollera por allá arriba?

-si papi que mire, me encanta que me miren, que puta que soy papi, que horrible tu mujercita...

Y yo no daba más de caliente, ¡que escena!! me saqué la pija afuera del pantalón y me empecé a pajear, no daba más de caliente...!!!!!

- si seguís mostrándome así a ese tipo, vas a conseguir que venga y me aprete de atrás. sabés que eso me pone más loca todavía y no voy a ser responsable…uy, se me salen las tetas del vestido si las masajeas así, me las ve todas…como quería verlas hoy!! sabes cómo miraba? quedaba bizco, pobre... mirándome"

Con esa invitación me puse atrás de ella, quedo como el jamón de un sándwich, entre el marido y yo, moviéndose, refregándose contra los dos....

Le apoye la pija en la raja del culo y la abrace, agarrándole las tetas por atrás, ¡¡¡¡por fin!!!!1, que divina que era. !!!

"- viste papi, yo te dije que iba a pasar, me la está fregando por atrás, y me agarra las tetas, me aprieta los pezones, papi, me quiere coger...!!! lo vas a dejar? que se coja a tu mujer? ¿y delante tuyo? ay, papi que pija divina que tiene este guacho, la siento tan dura, yo lo dejo, báncatela, no aguanto más"

y me agarro dándose vuelta, me empujo en la cama y se montó arriba mío, clavándose mi pija de un saque en la concha, estaba empapada, caliente, tiernita, la sentí que me agarraba con fuerza, como exprimiéndome con la concha, como cogía! que increíble, estaba tan mojada, caliente, blandita, me acabe como un pendejo, la llené toda de leche, bufando.

" -te acabaste todo, mi amor, que divino, sabes cuanto hacía que alguien se acababa apenas ponérmela, como te sentí la leche calentita, sos divino, ahora te la doy yo..."" y se sacudía arriba, saltando y gimiendo, gritando mientras se acababa con mi verga adentro.

El marido miraba y se masturbaba a dos manos, loco de calentura también, sentado frente a la cama, de forma de no perderse detalle.

Después que acabamos yo me quede acostado boca arriba, a su lado. Fernanda se sentó en la cama, apoyada en los codos, -"vení, mi amor, dámela vos ahora, necesito más, dale vení, " lo llamaba, sonriendo, relamiéndose.

El marido se paró, se desnudó, y se tiró arriba de ella, zambullendo la cabeza entre las piernas.

-" si mi amor, dale chupámela ahora, dale que está bien cogida, como te gusta... llenita de lechita de este guacho, dale chúpala bien, dejámela limpita....que me gusta que seas así"

La chupaba toda, con mi leche adentro, cada vez más caliente. Beatriz empezó a gemir y jadear de nuevo, excitada otra vez.

-" si así, dale, no pares ahora, seguí, te gusta con leche?, que puto cornudo que sos, como te gusta la concha de tu mujer con lechita, esta rica eh, ¿contále a mamá?"

Se me empezó a parar de nuevo, la escena era bien caliente, la mina estaba como descontrolada, le agarraba la cabeza, se la refregaba, gritando...

Me acerque, arrimándole mi pija a la boca, se le prendió como a una mamadera,

-"mmmmmmmmque rica, papi, me estoy chupando una pija bien rica, mirame, dale, ya se le paro de nuevo, esto sí que es divertido.

El marido levantó la cabeza, se deslizo cubriendo su cuerpo con el de él, y se la clavo bien, de un saque, toda hasta el fondo.


-" uy, como me entro mi vida, que divino, me llenaste otra vez, esta linda tu cueva? ¿te gusta cómo te la preparamos?, ¿entra fácil no?, está bien cogidita, uy uy que divino,"


Mientras la mujer no soltaba mi pija y la tapaba a besos, chupándole la cabeza. tragándola y manteniéndola adentro, bien tibia, cálido y tan mojado, Pero siento algo raro, estaba bien chupada, la boca bien calentita y húmeda y entonces, ¡¿cómo ella seguía hablando puteces?!, ¿quién me la estaba chupando?

Miré... era Pedro!, y era un maestro, ¡me saco la leche de tres lengüetazos!!

Así seguimos el resto de la noche. Me eche 2 polvos más, (¡gracias viagra!) y la seguimos las otras dos noches que se quedaron. ¡Yo quede como para una semana de vacaciones!!


Unos meses después Miguel nos mandó esta historia que escribió de los días que pasamos juntos cuando lo conocimos con Fernanda en ese viaje a Buenos Aires. ¡¡¡La pasamos muy bien!!!
 
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Esta historia es también de sumisión, pero es diferente. Todavía era soltero, así que no hay infidelidad directa.

Yo aún era soltero, tendría unos 25 años y había tenido una especie de novia dos años antes. Digo especie de novia porque me llevaba 10 años, era divorciada dos veces y tenía dos hijos, por lo que difícilmente fuera una relación con mucho futuro. Pero nos llevábamos sensacional en todos lados, en la cama y fuera de ella.
Hicimos varios viajes juntos y disfrutábamos mucho con nuestra compañía mutua. Yo aprendía muchísimo con ella y toda la experiencia que tenía. Le encantaba follar y no le hacía asco a nada.
Me introdujo a la follada por la mujer, para lo que tenía un arnés con varias pollas que usó varias veces conmigo, entrenándome, decía ella, cuando le contaba de mis experiencias homosexuales en la adolescencia. Me quería convencer de buscar un hombre y hacer un trío, situación que a mí en ese entonces me excitaba cuando estábamos follando, pero después se me pasaba. Nunca se concretó.

Empezamos a vernos menos en un momento y un día me dijo que tenía un amante y se iba a ir a vivir con él. Estuvo muy cariñosa y fue una tórrida despedida. Yo la entendí y quedamos en buena relación.
Por un tiempo nos veíamos de vez en cuando y nos dábamos unos buenos revolcones. Se fueron espaciando y luego los dejamos también.

Como suelen ser en estas historias, estaba un día en un bar tomando un café y entra ella, sola, como apurada. Se sienta y mira el reloj. Y luego me ve. Yo me había quedado mirándola, sonriente, feliz de verla.
Se paró y vino a mi mesa.
Nos dimos dos castos besos y un abrazo, fuerte.
Siempre me gustó abrazarla. Era, no sé, como sólida, linda de abrazar.
Me contó q esperaba a su marido y que ya era tarde

Le pedí q esperara conmigo. Me miró, seria, dudó, pensó y dijo, sonriendo:

- ¿Y sí, por qué no? Pedime un café. - dijo sentándose.
- Así que te casaste? -pregunté, intrigado
- Si, no hay dos sin tres dicen, no?
- Bueno! ¡Felicidades! ¡Y no me invitaste!
- ¡No, jajaja! No, no te invité. ¡No le hubiera gustado a José!
- Sabe de mí?
- Si, sabe, y sabe que acabó. No sabe que alguna vez nos volvimos a ver.
- No le va a gustar verme contigo, acá.
- Tal vez no, pero hace mucho tiempo, Uds se llevarían bien estoy segura. ¡Te voy a invitar a casa un día! ¿Qué decís?
- mmm, no sé, no se molestará tu marido, perdón, ¿cómo se llama?
-Ricardo se llama, no, no se molestará, confía en mí, sabe que soy tan loca que no le mentiría, y es casi cierto.

Me reí,

-casi cierto?
-sí, casi porque en nada importante le miento. En cosas menores todas mentimos. jajajaj.

En eso estábamos cuando se abre la puerta y entra un hombre de unos 40 años, con barba negra algo desprolija, poco pelo, pero largo atado en una colita en la nuca. Estatura mediana, delgado y vestido de cualquier forma. Quiero decir, una camisa cualquiera y un pantalón de color indefinido. Mal vestido. Ve a Alicia y se dirige a nosotros, le da un beso y me mira, extendiendo la mano.
Me paro y me presento, estrechando su mano le digo que soy un viejo amigo de su mujer.
Recién entonces me reconoció.
Yo no estaba nada cómodo porque vi que él sabía quién era yo. Me miró y saludó sin sonreír, seco. Le digo que se siente y tome algo y responde que los perdone, pero se ha hecho muy tarde para una reunión a la que tienen que estar y deben irse.
Alicia se para, le dice que me invitó a conocer su casa y a conocerlo más a él, el asiente sin comentario y entonces Alicia me pide el teléfono, me pide que la llame así también me queda el de ella.
Hacemos eso y se van, apurados. Seguro que menos de lo que él señaló.

Al otro día me llama Alicia para arreglar que vaya a cenar el fin de semana. Acordamos día y hora, me pide que vaya un rato antes así hablamos.
Me tiene algo intrigado. No me parece una buena idea, , creo que me está buscando.
Él parece muy tradicional, nada dispuesto a hacer un trío, pero siempre nos puede sorprender la gente.

Veremos qué pasa el viernes.
 
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Al día siguiente me llama Alicia.
Enojada, me dice que Ricardo no acepta de ninguna manera que te invite a la casa. Después que se fueron estaba furioso conmigo, le dijo de todo menos que era linda y buena. La trató de puta, desvergonzada, la acusó de no respetarlo, etc.
A mi entender, Ricardo tenía razón. Para mí fue una tranquilidad porque no tenía ningunas ganas de ir a cenar con ellos dos

Tampoco creo que Alicia me invitara sin segunda intención.

Para que "me hiciera amigo del marido" suena muy tonto o ingenuo. Por otra parte no tengo ningún interés en ser amigo del marido. Desde luego que, por otro lado, si se me da la oportunidad de follarme a Alicia otra vez no le voy a decir que no! Ricardo tiene razón en cuidarse!
Preferí entonces hacerme el inocente. Bueno, está bien, no es tan grave, era lógico, etc.

- No te enojes, es tu marido! Siempre podemos encontrarnos “por casualidad”, tomar un café, charlar un rato.- le dije, tratando de tranquilizarla. Y de follármela, si podía!!
- no me entendés, no confía en mí, eso me da mucha rabia!
- y debería confiar en nosotros? yo, si me dejas, te follo! jajajaja!
- no seas tonto! - contestó, ya en otro tono, más risueña - no te olvides que ahora estoy casada.
- no me olvido, no. Eso te hace aún más atractiva.
- me tengo que ir, manana al mediodía voy de compras al centro. Nos vemos? estás libre?
- sí, claro, dime la hora y donde, te espero. Pero por favor, a donde no vaya a ir Ricardo!
- jajaja, no, no va a ir, mañana sale de inspección de obras todo el día, tal vez incluso no vuelva de noche. Tienen una obra grande a 80 km de acá y si se le hace tarde se queda ahí. Vamos a estar tranquilos.
 
Nos encontramos en una confitería algo retirada de la zona de mayor público. Una buena elección de Alicia.
Nos sentamos también atrás, lejos de la zona de más circulación.

Hablamos por más de una hora, repasando nuestras historias durante estos años en que no nos habíamos visto. Parecía que el tiempo no había pasado. Así de cómodo me sentía con ella.
Era muy fácil hablar con Alicia. Nada le parecía mal, nada criticaba y con todo se divertía. Todo le interesaba.
Finalmente, ambos nos teníamos que ir a trabajar. Lo hicimos con pesar.

Nos despedimos con dos besos, peligrosamente cerca de su boca, que rocé en el segundo. Le brillaban los ojos.

- sabes qué? - me dijo, - no quieres venir a casa cuando salgas de la oficina? Tomamos algo y seguimos hablando. Necesitaba alguien como tú, un amigo que no me corrija ni me critique. Que disfrute de lo mismo que disfruto yo.
- y si viene tu marido?
- no, no, Pedro, si vuelve Ricardo mejor no. Yo te llamo si me avisa que se queda de noche afuera. Nunca se queda sin avisar.Tampoco quiero lío en casa, hahaha.

Y como ambos deseábamos, Ricardo avisó que se quedaba a dormir porque habían quedado cosas a ver al otro día, que volvía al mediodía siguiente.
Alicia me llamó apenas lo supo y dijo que me esperaba a las 7.

Fui a casa después de la oficina, me duché y me vestí, tomé una botella de buen tinto de la bodeguita que tenía en casa y me fui a su casa en Uber. Para poder tomar y para que no quedara mi auto estacionado afuera.

Fue una cena deliciosa y ambos estábamos muy bien. Alicia puso música después de cenar y quiso bailar conmigo. Bailar se me da bien y antes éramos una buena pareja de baile. Volver a tenerla en mis brazos me encantó.

De a poco fuimos acercando, los cuerpos, las mejillas, mi mano fue bajando a su culo, sus manos se enlazaron en mi nuca, apoyando mi otra mano en su espalda la apoyé contra mi pecho, sintiendo sus tetas, (evidentemente sin sostén) ´presionar contra mí deliciosamente. Mi verga ya estaba dura y estoy seguro de que ella la sentía.

La froté, despacio, metiendo mi muslo entre los de ella, aspirando su perfume, metiendo mi cara en su cabello. Le mordí la oreja, chupándole el lóbulo.

- No, por favor, Pedro, no me hagas eso...
- no sabés cuanto me gusta abrazarte, olerte, saborearte, mmmmm - respondí, sin hacerle caso a su pedido.

Y, girando apenas la cara, le di un beso en la mejilla, dejando mi boca apoyada, entreabierta, húmeda en la suavidad de su piel.

- mmmmm, no, no podemos hacer esto, no debemos, no seas malo Pedro...

- estás mojada? sentís mi pija dura? me muero por cogerte...- le susurré en la oreja mientras le seguía comiendo el lóbulo.

Ella no se retiraba, se dejaba hacer, pasiva.
La agarré firme del culo, apretándola contra mi erección. Seguro que me sentía, para aumentar el roce metí mi muslo apoyándolo contra su concha y la froté.

Sentí que se le ponía duro el cuerpo y se retiraba, evitandomis avances.
Le busqué la boca con la mía y la besé. Se resistió un instante y luego se entregó, me abrazó fuerte, frotándose contra mi pija y comiéndome la boca con ansia, con fuerza, boca abierta, lengua exploradora.

- Puto de mierda, mirá lo que me hacés, - dijo, enojada. - ahora vas a ver!

Me agarró la pija, me empujó al sillón, me soltó el cinturón y me bajó los pantalones y ropa interior, todo junto.
Se sentó arriba mío y, corriéndose la tanga, se clavó mi verga que le entró de un saque, profundamente en su cuerpo. Estaba abierta, dilatada y muy mojada. Era tan suave y caliente como lo recordaba. Una vaina deliciosa.

Se separó un poco de mí, me miró y empezó a cabalgarme con furia, como con rabia, obteniendo rápidamente un violento orgasmo, largo, que la sacudió toda, gimiendo y gritando. Sentí su concha palpitar alrededor de mi polla, e inevitablemente, mi orgasmo siguió al de ella, llenando con mi leche otra vez, como antes tantas veces, esa concha tan querida.

Nos quedamos callados, abrazados, respirando fuerte, mi polla, que no se bajaba, dentro de ella, mi leche escurriéndose y mojándonos a los dos. Ella con su cara en mi cuello. Lloraba, silenciosa. Sentía sus lágrimas mojando mi cuello. La besé, lamiendo sus lágrimas saladas.
Me abrazó.

- qué cagada hicimos Pedro! esto no estaba en mis planes, con qué cara voy a mirar a Ricardo ahora?
- no te engañes Alicia, estaba en nuestros planes desde que nos vimos en la confitería.
- no en los míos. te aseguro. Solo quería un amigo, de verdad, no un amante. ¿Qué vamos a hacer ahora?
- follar de nuevo? - sugerí, esperanzado y queriendo alivianar el momento.
- muy gracioso, si, para vos es muy fácil.
- vení dame un beso, dejame secarte esas lágrimas
Y nos besamos, otra vez, ahora más tranquilos.

No sabíamos la que se nos venía.
 
- Veni, vamos al dormitorio. Si vamos a hacerlo, hagámoslo bien, traición completa.
Me dijo mientras se paraba, se acomodaba la falda y me tomaba de la mano, para ayudarme a levantarme mientras trataba de subirme los pantalones para poder caminar.
La seguí al dormitorio. Estaba en la planta alta. Tenía una cama sensacional, no sé cuál, si King o Supér o qué, pero era enorme! Todo el ambiente era espectacular, con una enorme ventana que daba a un jardín, la piscina, etc.
¡Pero esa cama daba para jugar de a cuatro!

- te gusta?
-es impresionante! ¡Divina!
- dale, desnúdate y espérame, voy al baño. Sabés cual es mi lado, si te acordás. - me dijo, con una guiñada.

Me desnudé totalmente y me introduje bajo las sábanas.

Me pareció sentir un ruido abajo, pero con el ruido de la ducha no estaba seguro. Lo descarté, sin darle más importancia. Ruidos de las casas grandes.

Alicia salió del baño desnuda.
Estaba como la recordaba. Delgada, sus piernas largas y bien formadas, totalmente depilada, su concha grande solo distinta por un tatuaje de una rosa a un lado. Sin barriga, las tetas, grandes, todavía bien formadas, con las aréolas grandes, oscuras, donde se elevaban esos pezones tan sensibles y largos. Estaba bien levantados.
Se paró frente a la cama, mostrándose, dejando que la viera. Sonreía, satisfecha, orgullosa de su cuerpo. Se mostraba segura de mi aprobación.

- Te gusta la rosa? Es nueva. Quería cambiar algo, algo que solo lo viera Ricardo. Y ahora tú. Solo los íntimos. jajaja. ¡Qué hija de puta que soy! Me volvés loca Pedro, no sé qué hacés conmigo que me dominás totalmente, no quiero hacer esto, pero acá estoy.
Separó las sábanas y se metió en la cama.
Me abrazó y me empujó, llevando mi cabeza hacia abajo, al tiempo que separaba los muslos.

-antes tampoco me la depilaba, se pone así mucho más sensible, vamos, besá la rosa, y después lo que quieras, haceme gozar, cómo vos sabés, jajajaja

Estaba deliciosa, tan suave que parecía de seda, tan mojada, que me di cuenta de que se acordaba de cuánto me gustaba chuparla después de llenarla de leche. No se había lavado la concha. Era un charco de jugos de ambos, bebí sediento ese nectar delicioso y exclusivo. Mi polla estaba otra vez tan dura que me dolía. Me parecía mentira estar otra vez con Alicia.
Creí volver a sentir otra vez ruido de hacía un rato. Me asusté.

- oíste Alicia? qué fue eso?
- nada amor, nada, seguí vos con lo tuyo, por favor, seguime comiendo el coño, nadie lo hace como tú, Esta llenito, ¿viste que me acordé lo que te gusta? chupe su lechita mi vida, chupe mmmmmmm que divinoooooo, me voy a venir no aguanto más, noooooooo...

y se acabó en mi boca, sacudiéndose y gritando como nunca, gozando, mientras apretaba mi cabeza contra su coño con ambas manos.
Quedó agotada, acostada boca arriba, toda abierta, brazos y piernas, concha hinchada y mojada. La miré, sonrió y me llamó.

- Cógeme, ahora dame tu verga otra vez, como antes. Haceme acabar de nuevo.

Y bueno, tuve que obedecerla.
Tuvo dos orgasmos más antes de que yo llegara a mi segundo. Me pidió que otra vez se la diera adentro. Que extrañaba mi verga y la leche que yo le daba.
No sé cuál sería la diferencia, pero ella la sentía.
Nos dormimos.

Me desperté a las 5, aún era noche cerrada. Nos iluminaban las luces del jardín a través del gran ventanal, totalmente abierto, con las cortinas en los costados. La vista era sensacional. Alicia dormía boca abajo, desnuda y destapada. Solo cubría sus pies, como hacía siempre.
Fui al baño y al volver casi me caigo de susto.

Parado a los pies de la cama estaba un hombre. Solo lo veía de contraluz, recortado contra la ventana. De brazos cruzados, inmóvil. Absolutamente inmóvil. No lograba ver nada de su cara, y me dí entonces cuenta de por qué. La tenía cubierta con un pasamontañas negro, que sólo parecía descubrir sus ojos.
El corazón me latía, acelerado.
Estaba totalmente desnudo, lo que me hacía sentir aún más vulnerable frente a él, vestido y cubierto. Para peor estaba empalmado, lo que me hacía sentir más ridículo.

Primero pensé en un ladrón y luego pensé en Ricardo. Por su tamaño podía ser él, pero no lo conocía casi nada.

- quién es Ud.? -pregunté, cuando recuperé el habla. -qué quiere?

Pareció que me miraba, sin responder a mis preguntas. Se dio vuelta y salió del cuarto.
Desperté a Alicia y le dije lo que había visto.
Me dijo que estaría soñando. Pero yo estaba seguro de lo que había visto. Me vestí rápidamente y salí a recorrer la casa.
No encontré a nadie ni vi nada que me hiciera pensar que alguien había estado en la casa. Todo estaba cerrado, puertas y ventanas.
Ahora si dudaba de que no hubiera sido un sueño.
Volví al dormitorio. Alicia seguía durmiendo. Como siempre ella, nunca tuvo problemas para dormir. Yo ya no iba a poder dormir en esa casa.
Luego dudé. ¿Y si realmente había un extraño en la casa? No podía dejar a Alicia sola, aunque no parecía agresivo. Y si fue Ricardo? Que entró y salió? No, me dije, eso es imposible.
 
Me desvestía mientras pensaba que hacer. Me acosté al lado de Alicia, que dormía, ausente a todo mi susto.
Pero pronto vi que era inútil.
Volver a dormir estaba descartado. Estaba muy nervioso y preocupado.
Si era de verdad lo que vi, había alguien en la casa. Si era mi imaginación, tal vez era peor. Nunca me había pasado de tener alucinaciones así, con ese realismo con que viví ésta.
Decidí que iba a bajar y esperar a que Alicia se despertara.
Antes de bajar recorrí la planta alta, donde había dos dormitorios más, uno arreglado cómo escritorio y el otro para los hijos de Alicia, cuando no estaban con el padre. Tambien había otro baño. No había nadie. Revisé hasta los placares y debajo de las camas.
Una vez en la sala me serví un whisky largo y sin hielo. Tenía muy buen "single malt" Ricardo en su bar. Y excelentes vasos, era algo más que teníamos en común.
Yo seguía totalmente desnudo.
Sentado en el sofá, me tocaba la polla medio dura, miraba al jardín, y recordé todo lo sucedido, con placer y con miedo. ¿Quién era ese hombre? era alguien o era mi imaginación enferma?
Terminé el vaso que me había servido y decidí que me merecía otro. Lo serví, lo puse sobre la mesa y fui al baño abajo, antes de sentarme.
No encendí ninguna luz, había luz suficiente con el resplandor que entraba por la ventana desde el jardín. Entro, me siento, tomo mi whisky, bebo un trago, y cuando levanto la cabeza para mirar la ventana, ¡lo veo nuevamente!

Si no hubiera estado sentado, ahí me hubiera caído. El corazón me latía, fuerte, muy asustado. No era imaginación.

Sentado en el sofá de la sala, frente a donde yo estaba, estaba el hombre que había visto, todo vestido de negro y con un vaso de whisky en la mano. Otra vez se había ubicado en el contraluz para ser ahora menos que una silueta recortada contra el ventanal.
Levantó el vaso, como en un brindis. Tomó un trago.

- te follas a mi mujer, te tomas mi whisky usando mis Waterford y luego tienes todavía el atrevimiento de quedarte a dormir en mi cama, - dijo, mientras se sacaba la capucha.

Era Ricardo, desde luego.

- Algo me decía que apenas me fuera la puta de mi mujer te iba a llamar para que la follaras. Por eso dije que me iba y los esperé acá, en casa. Estuve todo el tiempo mirándolos. Tengo cámaras por todos lados. Alicia no sabe, pero no le tengo ninguna confianza. Créeme que ésta no es la primera vez que me engaña. Pero veremos si no es la última. No se va a olvidar de este día. Y tú tampoco. La vas a pensar dos veces antes de volver a follarte una mujer casada.

Yo no sabía que decir, no había excusas posibles. Había visto todo. Estaba desnudo en la sala de su casa mientras su mujer dormía desnuda en su cama.

- No la culpes a ella, ella no quería, yo la llevé a eso, - intenté una defensa, muy débil.
- jajajaj, no me hagas reír, idiota. Te quería follar desde la confitería, tú lo sabías y yo también. No digas más bobadas que me vas a hacer enojar más. Toma tu whisky tranquilo, no lo desperdicies que es muy caro. Después vamos a subir los dos a hablar con ella. ¿Dime, era tan puta cuando era tu novia?
- no sé qué quieres decir.
- te repito, no me hagas enojar más. Contestá lo que te pregunto. Yo sabía que era puta cuando me casé con ella, pero ella decía que todo iba a terminarse cuando nos casáramos. Pero no fue así.
- me permites subir a vestirme? - pregunté, tímidamente
- claro que no, es mejor que estés así, desnudito, ajajajaj. Tomá ese whisky porque me estoy poniendo impaciente. ¿Era tan puta?
- no, conmigo no, siempre me fue fiel
- mirá vos, jajajaja, cuando nos encontrábamos entonces, hahahaha, yo era su amante cuando era tu novia, y ahora es al revés, hahahah. Pero no hay todavía apuro, tomá tranquilo. Querés tomar otro?, no te inhibas eh, servite otro si quieres....
después subimos y hablamos con mi puta. Es temprano. Tenemos todo el día, mañana no trabajo. Uds tampoco.
- Está bien, pero entonces tengo que avisar - dije, pensando que podría escaparme.
- no seas nabo, por quién me tomas?, ni tú ni ella van a llamar a nadie. Además, tengo los teléfonos. No hay apuro, vamos a divertirnos los tres. Y no me hagas enojar.

Y cuando dijo esto último me mostró una pistola negra, grande, que sujetaba en la otra mano. No puedo describir el susto que me provocó. Y todavía, agregó:

- Estás en mi casa, es de noche, tengo todo el derecho de defenderme de un intruso. no te parece? - agregó amenazante, con una extraña sonrisa, nada cómica o simpática.
 
Última edición:
Se me fueron todas las ganas de resistirme.
Había pensado sí en atacarlo, tirarle el whisky a la cara y saltar sobre él. Le llevaba varios kilos, varios años más joven y me mantenía en buen estado físico. Hasta que me mostró la pistola. Seguro que él también había pensado en que podía rebelarme y resistir, golpeándolo.
Pero era cierto, estaba en su casa, en la noche. Podía matarme y salirse con la suya alegando defensa propia ante un intruso.

Resignado, tomé otro trago de whisky. Aceptando su ofrecimiento, me levanté del sillón y me volvía a servir, generosamente, del botellón de cristal lo que parecía Macallan 15 años. Delicioso.
Estaba seguro que de querer matarme, ya lo habría hecho.

-Te excita verla follar con otro? - pregunté, curioso, parado al lado del bar. Desnudo, mi polla a la vista. Me sentía atrevido y también sorprendido de que ya la hubiera perdonado al menos una vez.
- no, no me gusta, no soy como tú. Sé que tú le pedías que te contara cuando follaba conmigo x q me lo contaba. A mí no me gusta eso.
- no te excitaste nada hoy, viéndonos follar? ¿Viste todo?

Tal vez fuera el alcohol, de verdad había tomado bastante, pero no me iba a callar nada. Estaba descontrolado. Como no respondía a mi provocación, subí la agresion:

- Tu mujer es un fuego en la cama, ¡cómo coge! cuanto le gusta! parece mentira que vos creas que la vas a controlar. Es imposible controlar a tu Alicia. Se coge todo. Adora la pija, la leche, los machos vergudos. Nunca va a ser fiel. Si la quieres cómo esposa vas a tener que aceptar que vas a ser un cornudo. Así ....PLAS!!!

No me dejó terminar. Me calzó una trompada que me sorprendió, no la esperaba, y no la vi venir. Sabía cómo darlas, sabia bien como golpear y era muy rápido. Me sentó en el sillón que estaba detrás mío.
Me sentí algo mareado y me dolía mucho la cara, donde me golpeó.

Se paró a mi lado y me agarró de los huevos. Sin nada de cariño, me dolía horrible.
No estaba para chistes Ricardo. Me retorció y me asusté, creí que me los arrancaba. Trataba de acercarme a él, para que no pudiera tirar tanto.

- Así que es puta mi mujer, vas a tragarte esas palabras hijodeputa, quién te crees que sos?, sorete - y me cascó una bofetada que me sacudió la cabeza. Vas a tener que lavarte la boca, mierda. - y me dio desde el otro lado ahora, con un duro revés que me sacudió la cabeza en sentido contrario. Creo que me desmayé unos segundos

Cuando volví me había soltado y bebía del botellón, directamente.

- vas aprendiendo? de mi mujer vos no te atrevas a hablar, no sos digno ni de nombrarla, maricón de mierda. Yo puedo decir que es puta, de vos no quiero oirlo, no lo voy a tolerar, te quedó claro?

En una mano tenía el botellón y en la otra la pistola. Con ella me señalaba y enfatizaba lo que decía. Seguía bebiendo y yo estaba cada vez más nervioso y asustado. Me preguntaba si tenía el seguro puesto, no fuera a escapársele un tiro.

Seguramente despertada por los gritos, y justo en ese momento, apareció Alicia en la puerta.
Se había puesto un salto de cama que parecía ser de él, con un dibujo escocés y que le,quedaba grande. Nada femenino.
Nos miraba asustada, ella también, sosteniendo cerrado su salto de cama con ambas manos. Despeinada y descalza, estaba divina. Cubierta hasta los tobillos.

Increíble que yo pensara eso y me preguntara en esos momentos si estaría desnuda bajo su ropa! Pero fue lo que pensé!

Ricardo la miro. Tomó otro trago del botellón. Me volvió a señalar con la pistola.
Parecía un loco:

- ya estamos todos! Empieza la fiesta!!! Jajaja
 
-Perdona querida si te desperté, - le dijo con un tono que expresaba todo contrario- encontré a este señor sentado en mi sillón, tomando mi whisky, en mis vasos, ¡y desnudo! Así, pelado, como ahora, acariciándose la polla. ¿Lo conoces?
- no..no se…que le pasó en la cara?
- ah, eso, nada, se puso a hablar mal de vos, como si te conociera, y le tuve que enseñar buenos modales, jajaja le expliqué que el único que te puede decir puta soy yo verdad? Jajajaja pero que raro que no lo conozcas, coges con desconocidos? Porque vi como te lo cogiste bien!, jajajaja!
- Sra, yo no…Plas! , - me calzo otro revés fuerte y empecé a sangrar de la nariz
- Ud se calla, Don Pedro, yo se quien es ud. No soy tan idiota, hable solo cuando se le pida. yo ya le expliqué, y no me manche el sillón que es cuero inglés! Alicia trae toallas de la cocina y dáselas.

Alicia, sin atreverse a protestar, se apresuró a obedecerle.

- y vos de que estás disfrazada? ¿Se puede saber? Sácate ya ese salto de cama mío, te queda horrible.
- no, no, yo, no mejor no, - respondió Alicia, asustada.
- que te lo saques ya! ,- gritó, impaciente - y trae de la cocina esos zunchos que tengo en el cajón de abajo.

¡Me imaginaba por qué Alicia no quería sacarse el salto de cama, seguro que estaba desnuda! Y follada, seguro que no pudo lavarse antes de bajar.
Sin sacárselo fue a la cocina, trajo los zunchos e intentó subir a vestirse.
Pero no la dejó.

- adónde vas? Veni acá, ayúdame a atar a este tipo, y sácate eso, - grito, agarrando el borde delantero del salto de cama y tirando para sacarlo, lo q expuso una teta y parte del cuerpo desnudo. - aaahhh estás desnuda! ahora entiendo por qué no te quieres sacar esto? ¡qué cosa, no seas idiota! ¿No quieres que te vea desnuda? ¡Para que te la metiera no tenías tanto cuidado, puta de mierda! Quiero que te quedes desnuda delante de nosotros, cómo estabas con él cuando follaban hace un rato. O se creen que no se quien es ese? Pedrito, tu ex, no demoraste nada en follártelo! ¡Y tenía que ser en nuestra casa, en nuestra cama! ¡Si serás puta!

Le sacó el salto de cama a los tirones, con mucha violencia.
Alicia quedó desnuda totalmente. Llorando silenciosamente. Trataba de taparse las tetas y el coño con las manos, parada, con las piernas cruzadas. Él la miraba y se sonreía, disfrutaba su venganza al verla avergonzada.

Intenté defenderla y sólo conseguí otro golpe violento que me tiró al suelo ahora. Era mucho más fuerte y rápido que yo, y se veía entrenado en técnicas de combate personal. Por ese camino no iba a ningún lado.

Mientras estaba aturdido en el suelo me agarró las dos manos, las llevó a la espalda y les puso un suncho uniéndolas, apretadas. Hizo lo mismo en los tobillos, pero ahí puso un suncho en cada pie y los unio con otro en el medio, lo que me daba algo de movimiento y me iba a permitir desplazarme, aunque muy lento e inestable. Probé su resistencia haciendo fuerza y era inútil. Cuando terminó de atarme, se paró y me empujó con el pie, girándome de espaldas. Mi polla era un pingajo, escondida.
Quede boca arriba, expuesto.

- ahora estamos todos ya prontos. Voy a dejar esto guardado, para tener las manos libres.

Llevó la pistola a un mueble y la guardó. Miré cómo lo hacía, y me di cuenta de que yo no iba a poder agarrarla fácilmente.
Fue hacía su mujer y le hizo abrir los brazos, que no se cubriera nada. Le metió la mano entre los muslos, sobre el coño. No fue una caricia.

- como tienes esa concha de mojada! ¿Que tienes? ¿Leche de este sorete? Conté que te echo dos polvos, que me di cuenta. A ver…más adentro, ummm
- ah, no seas bruto, me duele…- se quejó Alicia.
= ayyy, pobrecita, a la puta le duele la concha de tanto coger! ¡Está muy grande esta concha! No parece por la pijita esa. ¡Tengo los 4 dedos adentro! ¡Después te va a doler más! Anda, chúpale la verga, quiero vérsela parada - le ordeno, empujándola hacia mí. - pónsela bien dura

Alicia lagrimeaba silenciosamente, me agarró la verga, que era una cosa chiquita, y se la puso en la boca. Seguía llorando.
Ricardo nos miraba. Se desnudó. Tenía una verga normalita, no mucho más grande que la mía, pero más gorda. Estaba morcillona, todo esto lo estaba excitando.

- y? ¿No se para la mierda esa? ¡Hace que se pare! - y le pego una fuerte palmada en el culo, castigándola.

Alicia me agarro toda la verga en su boca, húmeda y caliente. Queriendo calmar a su marido me metió un dedo en el culo, sabía que eso siempre funcionaba. Y así fue.
No quería hacerlo, pero no pude evitarlo. Se me puso dura, como él quería.

- ahora subite, móntalo y métetela toda en la concha. Cógetelo bien, como sé que te gusta.

Alicia le imploraba que no le hiciera eso. Le pego una fuerte cachetada y la empujó. No pudo resistirse más. Se sentó arriba mío y se clavó mi verga. La concha estaba deliciosa, caliente y muy mojada. Se movía despacio y lloraba. Yo estaba morbosamente muy excitado. Me sentía mal por eso pero no,podía evitarlo.

Ricardo tomaba fotos con su teléfono. Luego se arrodilló y me puso su verga en la cara. La frotaba por mi mejilla, la frente y finalmente por mis labios. Desprendía abundante líquido viscoso.

- chúpala y no me muerdas porque te mato.

Lo hice bien y lo notó.

- eso, así, muy bien, hazme gozar, ponla bien dura. Alicia, bésalo y chúpala tú también.

Tomó su teléfono y comenzó a sacar fotos de ambos comiéndole la polla. Estaba muy dura y caliente. Soltaba mucho líquido que debía tragar o ahogarme, como estaba, acostado boca arriba en el suelo. No sabía nada mal.

Mi carácter sumiso había tomado control. Estaba muy caliente, con mi pija en la concha divina de Alicia que me follaba montada sobre mí y la pija de Ricardo en mi boca, besando a Alicia a la vez. Lo que él pensaba como un castigo era para mí un placer.
Sufría porque no quería gozar.
 
La saco de mi boca.
Se arrodilló detrás de Alicia y le dio una palmada fuerte en el culo.
Luego metió su mano en la raja, buscando el ojete.

- que apretado lo tenes! Hay que aflojarlo…
- no, por favor, el culo no, me duele mucho.
- ah! Asi que te duele? Y si, te va a doler, si.

Se levanto y volvió con una botella de aceite de cocina. Echo un chorro generoso entre las nalgas. Exploró nuevamente con su mano y presionó fuertemente.
Alicia se quejó, por la violencia del ataque a su culo.

- ya, ya, no te quejes. Es solo un dedito, ahora van dos, asi, asi, aflójate, no te resistas, no seas boba, que te lo voy a romper, no lo dudes. Hoy tengo muchas ganas de romper culos, jajajaja, no te vas a salvar, así que trata de disfrutarlo, uno más? Pero como no!
- aaaaayyyy, me duele mucho, noooooo que dolor!
- bueno, como no, va el cuarto

Hizo como un cono con los cuatro dedos y se lo mostró.

- ahora vamos a poner los 4 juntitos, despacio, siiii…

Y se los metió de un golpe. Alicia soltó un grito horrible. Y yo no podía hacer nada, atado y con Alicia arriba mío. Y mi pija no se aflojaba. Seguía adentro, firme, sintiendo además los dedos que metía Ricardo en el culo de su mujer.

- ya, shhhh, no es para tanto, se afloja ese culito, lo siento más blandito, ya tenes todos los dedos adentro, hasta la mano, jajaja y le siento la pija a tu amante adentro, sigue bien dura. Te va a gustar una doble, eh? Ponete contenta, ya van a poderte follar el culo tus amantes, jajajaj te lo voy a dejar prontito, bien roto!

Mientras yo veía como el marido giraba su mano y hacía como que la follaba. Alicia ya no se quejaba.

- bueno mi vida, vamos adentro, a perder tu virginidad del culo.

Se puso aceite en la polla, la sacudió poniéndola bien dura y se acercó, de rodillas. La apoyo en la raja e hizo presión.
Alicia se quejó y quiso salirse. La agarró de los brazos y empujó fuerte. Otro grito de Alicia y sentí la verga del marido contra la mía. No la sacaba, cada vez se hundía más y me apretaba mi polla. Alicia lloraba, con cara de fuerte dolor. Nada de placer para ella. A mi me estimulaba la pija cada vez más, apretada en el coño que sentía muy chico, como el de una virgen.
 
Ricardo cada vez estaba más agresivo. Le clavaba su verga violentamente en el culo a su mujer, aún no había penetrado del todo.
Los gritos de Alicia eran desgarradores, realmente le dolía, porque la primera vez siempre duele y además que se lo estaba haciendo muy fuerte y muy rápido. sin darle tiempo a dilatarse y aceptar la penetración.
A mi pesar, yo estaba cada vez más cerca de venirme. Estaba sintiendo muy apretado el coño pero además sentía que me excitaba el roce con la pija de Ricardo desde el culo. También creo (me da vergüenza), que me excitaba la violencia y el dolor de Alicia.
De a poco sus gritos se fueron calmando, dejó de quejarse y de gritar. Ricardo entraba y salía de adentro de su mujer con más facilidad y yo sentía menos apretada mi verga en la concha.
Alicia empezó a gemir bajito, como si gozara con la doble penetración que estaba sufriendo. Le cambió la cara, de dolor a morbo. Ricardo se dio cuenta.

- ahh, viste puta? te dije que te iba a gustar! ahora vas a poder dejar que este puto te de también por el culo, claro, y todos los machos que te follen tambien.

Le dijo eso y yo acabé, me vine dentro de ella, con mucha verguenza, tratando de que no se diera cuenta nadie. Pero Ricardo sintió mi verga sacudiendose y lo dijo.


- qué bueno Alicia, tu amante se está acabando, también le gusta la violación, hahahha

Alicia me miró, se tiró más sobre mí, me encajó un morreo violento, con boca, lengua y dientes, y se acabó ella también, con las dos pijas adentro.

- te lo dije mi amor, te lo dije que te iba a gustar. Una pena, yo no quería que gozaras, pero es así, hahahaha.solo falto yo, hahaha.

Y se paró, saliendo del culo de su mujer. Le dio una fuerte palmada en el culo y salió de la habitación. Alicia se tiró acostada en el suelo, a mi lado. Lloraba, lágrimas silenciosas corrían por su mejilla. Hubiera querido abrazarla y consolarla, pero estaba todo atado, imposibilitado de todo. Le pedí que me soltara y me mandó a la mierda. Creo que me lo merecía.
 
Volvió Ricardo. Venía del dormitorio, seguía desnudo y traía en la mano un enorme consolador de silicona negra, que tenía forma de polla con un mango en el otro extremo. Venía riéndose, golpeándose las manos con la polla esa como si fuera un garrote.
- sientate Alicia, vamos a ver cómo tiene el culo tu novio, hahaha! y cómo se lo vamos a dejar, hahaha!

Me pateó y con los pies, me puso de costado. Miró y lo pensó mejor, me volvió a colocar boca arriba.

- vamos a ver antes otras habilidades tuyas, hahaha, decime Alicia, tu novio, chupa bien el culo?

Se paró a ambos lados de mi cara y se agachó. Poniéndome el culo el culo en la boca me ordenó que lo chupara bien.
Nunca le había hecho eso a un hombre, no me gustaba nada, un culo peludo. Un asco. Pero no tenía alternativa.

- abrí la boca, saca la lengua, pásala alrededor y lámelo bien, uuuu, si, asi me gusta si, ahora sí que lo haces bien, dale chupa ese culo mmmm que lindo…

Asi me tuvo no sé cuánto tiempo, me pareció una eternidad. Finalmente se aburrió, se levantó y pude ver que tenía la verga bien dura. ¡Le había gustado!
Entonces me volvió a patear de costado y llamó a Alicia. Dándole el consolador enorme, ese que había traído de la planta de arriba, le ordenó que me follara con él.
Alicia se negó y, él, sin decir nada, le dio una cachetada que le sacudió la cabeza.
Llorando Alicia se arrodilló a mi lado y tímidamente sentí que me rozaba con el aparato.

~ córrete, déjame a mí.

Me echo aceite, y metió los dedos, cuando encontró el agujero me penetró sin ningún cuidado con dos dedos. Me dolió mucho. Se rio, y metió más dedos, no sé cuántos. De a poco fue cediendo y se fue aflojando el culo. Cuando, lo sintió mejor empujó con el aparato y lo metió un pedazo. Otra vez me dolió mucho, grite, pero él no paró. Riéndose lo fue metiendo hasta que entro todo. Ya casi no dolía. Le dijo a Alicia que me follara con eso.
Alicia no dijo nada e inició un mete y saca lento. Me sentía lleno y abierto. ¡Se me paro la pija otra vez, no lo podía creer!
¿Sería el masaje prostático? Porque placer no sentía.
Ricardo lo vio y se rio, mira el puto, dijo, seguí así!

Y se fue del cuarto.

Demoro como media hora en volver. Volvió con una valija.
Alicia se había levantado, se había cubierto otra vez el salto de cama y se sentó en el sillón. No me soltó ni me sacó el consolador del culo. Me molestaba mucho., al igual que las ataduras y la posición que éstas me forzaban a adoptar.

- Adiós, - dijo el marido, y se fue.

Después que él se fue Alicia me soltó las manos y las piernas, sin decir una palabra. Mis piernas y brazos estaban entumecidas por la inmovilidad tan larga. Lo primero que hice apenas pude fue sacarme el aparato de adentro. ¡Qué alivio!

Alicia volvió vestida.

- por favor, ándate. - me dijo

Quise hablar algo, pedirle disculpas, tratar de explicarme

- Mira Pedro, eres una mierda. No me defendiste ni te defendiste tú tampoco. Todo esto fue culpa tuya y después que lo provocaste no supiste resolverlo. Hizo contigo lo que quiso. Mi marido es un hombre de verdad, espero que me perdone un día. Vos y yo nos merecemos todo lo que pasó. Ahora por favor, no te quiero ver más, vete.
- me puedo bañar? pregunté.
- ni lo pienses, ándate ya!

Me vestí y me fui, como estaba. Me sentía muy sucio, y, de hecho, lo estaba.
Intenté hablar varias veces con Alicia después de que pasó un tiempo. Nunca me atendió y terminó cambiando el número.
Después supe que Ricardo era oficial del ejército, en actividad, y que trabajaba en "operaciones especiales", sea lo que sea que eso signifique, pero explica su dominio físico y su fuerza. Volvieron a vivir juntos y por lo que sé, no se separaron más.

Personalmente modifiqué varias conductas. Por ejemplo. nunca más con una casada en su casa!
Fui consciente de que nos podía haber matado. Son los casos que salen en los noticieros y en la radio.

La sumisión que sufrí esa vez no fue nada suave.
 

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