El Fruto prohibido. ( Continuación - 394 )
Continuábamos allí en aquella sala esperando a que abrieran el embarque y acceder al avión; mientras tanto charlábamos sobre los planes que teníamos para esos días y las gana que teníamos de estar ya en Londres...









Y mientras charlábamos, sobre nuestros regazos sosteníamos nuestros respectivos macutos que llevábamos como equipaje de mano y con los que podíamos abordar la aeronave.
En esos momentos Carmen me miró y me comentó:
----- Hiciste bien en pedir la ventanilla para ti.
Sonreí y le respondí:
----- Es que me gusta ver como tomamos velocidad y nos vamos elevando, e ir contemplando el paisaje; es una pasada.
----- Ufffff... Quita, quita... Yo cuanto menos vea mejor.
----- Si, ya me he dado cuenta... Pero ante todo debes relajarte y pensar en cosas agradables.
Ella resopló y me respondió:
----- Es que ir tan alto y tan rápido me impone respeto.
----- Siempre lo impone, pero ya puestos hay que disfrutar lo mejor posible de la situación... Y ten en cuenta que este es uno de los medios de transporte más seguros.
----- Ya, pero aún así.
Y entonces me preguntó:
----- ¿ Y cuando lleguemos también hay que pasar controles de seguridad ?
----- Normalmente no, pero nunca se sabe. Generalmente solo se pasa el control de entrada al país; miran a ver si llevas todo en regla y ya está, con presentar el pasaporte es suficiente.
----- ¿ Y tu cual llevas ?
----- ¿ Llevo que ?
----- Si, el pasaporte... ¿ español o británico ?
----- Llevo el español, pero da igual porque ambos son de la Unión Europea.
Y fue justo en ese momento que abrieron el embarque; nos fuimos poniendo en pié y haciendo fila donde nos indicaban, esperando a que nos llegase el turno. Poco después nos identificamos presentando los pasaportes y las tarjetas de embarque; tras ello pasamos a la puerta que nos llevaba a la pasarela de acceso. Agarré a Carmen de la mano y así caminamos aquellos metros por aquel suelo metálico junto con otros compañeros anónimos de viaje.
Al llegar a la puerta de la aeronave, dos azafatas nos dieron amablemente la bien venida con una agradable sonrisa y deseando que tuviéramos un buen viaje, lo cual se lo agradecimos de la misma manera. Tras mostrarles nuestras tarjetas de embarque nos indicaron por donde estaban los asientos que teníamos asignados... Así avanzamos por aquel estrecho pasillo, ya que el avión no era grande y tenia filas de dos asientos a cada lado. Carmen venía detrás de mi y cuando ya los identifiqué le dije...
----- Estos son los nuestros.
Los maleteros de cabina estaban abiertos y allí coloqué mi macuto, después indiqué a Carmen que me diera el suyo y allí lo acomodé también. Acto seguido tomamos nuestros asientos, primero me senté yo al lado de la ventanilla, mientras que Carmen se sentaba en el otro que daba al pasillo.
Y tras sentarnos, nos miramos e hice un gesto apretando los labios para decirle a continuación...
----- Bueno, ya está. Estamos en nuestro sitio y ya solo falta despegar.
Apretó una sonrisa y me respondió:
----- Ufffff... no me lo recuerdes.
Yo me reí...


mientras que ella me preguntaba:
----- ¿ Cuando hay que abrocharse los cinturones ?
----- Cuando nos lo indiquen, pero si quieres puedes ponértelo ya.
----- No, mejor me espero... ----- me respondió.
Las azafatas y auxiliares de vuelo iban para un lado y otro comprobando que todo estaba bien, y ayudando a algunos pasajeros con alguna dificultad y respondiendo y aclarando algunas dudas que tuviesen. Así cuando se miraban entre ellos y se hacían gestos positivos, por la megfonía interna nos daban la bienvenida a bordo, nos daban indicaciones del vuelo y las condiciones meteorológicas que íbamos a encontrar, además de la altura en pies en que íbamos a volar y ruta que íbamos a seguir y a que hora teníamos previsto llegar a Londres.
Sentimos como cerraban la puerta de la aeronave, y a continuación tomó la palabra una de las azafatas que en inglés y español nos indicó que nos fuéramos abrochando los cinturones, mientras que sus compañeras pasaban comprobando que todo estaba correcto... A Carmen tuve que ayudarla ya que con los nervios que llevaba encima no se aclaraba.
Tras ello la azafata de la megafonia pasó a indicarnos las normas y medidas de seguridad y como proceder ante situaciones de emergencia, como el uso de mascarillas de oxígeno o ponerse los chalecos salvavidas que llevábamos en un kit bajo el asiento, mientras que una compañera suya hacía de monitor.
De ponto percibimos como aumentaba el ruido de las turbinas de los motores y como la aeronave comenzaba a moverse mientras se desplazaba marcha atrás separándose de la rampa de acceso. Y así, tras unas maniobras comenzó a alejarse en dirección a la pita de despegue que teníamos asignada.
Miré a Carmen, y tras sonreír puse mi mano sobre la suya y le pregunté:
----- ¿ Que tal ? Te veo tensa.
Hizo un gesto arqueando las cejas y me respondió tapándose los ojos...
----- Estoy hecha un mar de nervios.
Sonreí y tras pasar mi brazo por su hombro, la apreté contra mi y le dije:
----- Tranquila que estás conmigo.
----- Si mi amor... si no estuvieras tu no podría estar aquí.
Besé el lateral de su frente tratando de darle animo y calma.
La aeronave continuaba avanzando hasta que de pronto se detuvo; miré por la ventanilla y dije a Carmen:
----- Ya estamos posicionados.
----- ¿ Y ahora ? ----- me preguntó.
----- Ahora hay que esperar.
Me miró un tanto extrañada y me preguntó:
----- ¿ Esperar a que...?????
----- Hasta que la Torre de Control de al piloto la orden de despegue.
----- Ahhhh...
Unos pocos segundos más tarde, sentimos el fuerte ruido de las turbinas de los motores mientras que la aeronave comenzaba a deslizarse por la pista ganando velocidad... Carmen iba con los ojos cerrados y pegada a mi, a la vez que apretaba los labios; puse mi mano sobre la suya y se la fui acariciando con el fin de que se relajase. Así sentimos como el avión levantó el morro y comenzaba a elevarse.
Miré por la ventanilla y le dije:
----- Bueno, ya está... Tranquila que ya estamos en el aire.
----- ¿ Y a que altura ?
----- Todavía no mucha; aún tenemos que tomar más.
Carmen abrió los ojos, y tras mirarme resopló y comentó:
----- Joder... que trance.
Sonreí y con un gesto de complicidad acaricié su mejilla.
----- Nunca había experimentado algo así.
----- Alguna vez tenía que ser la primera que lo experimentases. Verá como cuando regresemos te va a gustar.
----- Uffff... No se, no se.
Mientras tanto íbamos ganando altura ya en medio de las nubes, mientras continuaba mirando por la ventanilla y veía como nos íbamos deslizando a gran altura por encima de la Sierra del Guadarrama, disfrutando de aquel estupendo paisaje.
Miré a Carmen y le comenté:
----- Ya estamos sobre la Sierra.
Me miró sorprendida...


y exclamó:
----- Yaaaaa...!!!! Joderrrr... si que vamos rápido.
----- Y aún iremos más.
Unos segundos más tarde se encendieron los indicadores que nos decían que ya podíamos desabrocharnos los cinturones.
Carmen me miró y me preguntó:
----- ¿ Ya nos los podemos desabrochar ?
Hice un gesto encogiendo los hombros y le dije:
----- Si quieres...
Entonces tras desabrocharselo me miró y me dijo:
----- ¿ Y tu ? ¿ No te lo desabrochas ?
----- Pues no.
----- ¿ Y por que ?
Y haciéndome el sorprendido


le respondí:
----- Porque no quiero que se me caigan los pantalones.
Apretó los labios, y negando con gestos me dio una palmada en el hombro y me dijo:
----- Anda idiota... Con los nervios que tengo encima solo me faltan tus gilipolleces.
Y nos reímos los dos...



El vuelo iba transcurriendo sin novedad y Carmen iba ya más tranquila y calmada; nos tomamos un par de bebidas que nos ofrecieron los auxiliares de vuelo. En esas miré por la ventanilla y pude decirle:
----- Ya volamos sobre el mar.
----- ¿ Sabes por donde ?
----- Pues se ve un poco de costa y supongo que será por las cercanías de Bilbao y vamos paralelos a la costa francesa.
----- ¿ Y como lo sabes ?
Hice un gesto y le respondí:
----- Basándome en las informaciones que nos dieron al principio.
----- Joder, yo estaba tan nerviosa que no me enteré de nada.
A continuación nos miramos y tras poner mi mano sobre la suya, la atraje hacia mi y nos miramos sonriendo, para terminar dándonos un pico en los labios...
----- ¿ Que tal vas ? ----- le pregunté.
----- Mejor... ----- me respondió sonriendo.
Y luego añadió:
----- Ya voy más tranquila.
Sonreí y le dije:
----- Como verás no es para tanto el volar.
----- No, pero el despegue no me ha gustado; me ha resultado una sensación desagradable.
Me reí


y le dije:
----- A mi tampoco me gusta; no me gusta el despegue ni el aterrizaje, pero es lo que hay y tiene que ser así.
Y comenzamos a charlar sobre lo que haríamos en cuanto estuviésemos alojados, a donde íbamos a ir, y donde recibiríamos el nuevo año que era esa noche. No teníamos un plan concreto, pero en mi interior tenía varias ideas y alguna la llevaríamos a cabo.
Más tarde, cuando volví a mirar por la ventanilla, ella me preguntó:
----- ¿ Que se ve ?
----- Se ve costa... ¿ Quieres mirar ?
----- Noooooo... ni hablar.
Entonces me reí...




y le dije:
----- Tu te lo pierdes.
----- Para ti enterito... ----- me respondió.
Y a continuación me preguntó:
----- ¿ Sabes por donde vamos ?
Hice un gesto y le dije:
----- Pues por el tiempo que llevamos volando y la ruta que nos indicaron... yo diría que debe ser la costa sur de Bretaña en Francia.
----- Joder, que bien lo conoces y como lo controlas.
Hice un gesto de evidencia y le respondí:
----- A ver, he hecho tantas veces este vuelo...
----- Que para ti es pan comido.
----- Pues más o menos.
Y ya más tarde cuando volvía a mirar fue que le dije:
----- Ya pronto llegamos.
----- ¿ Seguro ?
----- Y tan seguro; estamos volando sobre la isla de Wight.
----- ¿ Que isla es esa ?
----- Una pequeña isla que está pegada a la costa sur de Inglaterra. Ahí fue donde naufragó aquella Armada española...
----- Yaaaa... que estamos cerca.
----- Muy cerca; unos ciento quince kilómetros de Londres.
Poco después, por la megafonía nos informaron que ya estábamos volando sobre el sur de Inglaterra y que muy pronto iniciaríamos el aterrizaje en el aeropuerto de Gatwick y que nos fuéramos preparando para el mismo, guardando nuestras pertenencias no necesarias, manteniéndonos en nuestros asientos y con los cinturones abrochados.
Continuará........................................................