Amigas/Familiares que os hayan visto la polla o hayáis visto desnudas

Contar esta historia siempre hace que mi verga se ponga durísima y tenga ganas de tocarme. Así que léanme y tengan en cuenta que la escribo mientras intento correrme.

Cuando estaba en la universidad tenía una amiga a la que le tenía muchísimas ganas. Tenía una piel muy blanca, cabello castaño, una mirada de ángel, labios carnosos, unas tetas de campeonato y un culo de esos que te provoca darles nalgadas hasta que la mano se quede tatuada en la piel.
Por fortuna, ella era muy abierta a hablar de sexo y de sus experiencias, que no habían sido pocas. Ella es menor que yo. En ese entonces tenía 20 y yo 22, pero compartíamos algunas clases en la facultad.

El punto es que una noche, para celebrar el final del ciclo y desestresarnos fuimos a un bar en el que se presentaba un grupo de poesía que nos gustaba a los dos. Ella fue con un pantalón negro muy ajustado, una blusa roja con detalles de encaje y que tenia un escote que dejaba ver los detalles de su sujetador negro. Lo acompañó con una chaqueta de cuero negra. En resumen: se veía deliciosa.

Al llegar y saludar a todos (en el grupo ya nos conocían) nos sentamos juntos y tomamos varios tragos, pero tambien estuvo hablando con un tipo que estaba al lado, parte del grupo de poesía. Se notaba cierta complicidad entre los dos y no pude hacer nada para evitar que se besen. El sujeto ya estaba en sus 50 y para ser sincero se veía bastante acabado, pero ahi estaba introduciendo su lengua en la garganta de mi amiga.

Hacia el final de la noche ambos se separaron y me atrevo a decir que se detestaban. Algo había pasado. Mi amiga y yo nos fuimos del lugar algo ebrios. "Vamos a mi casa", me dijo. Pedimos un taxi y en pocos minutos estábamos en camino.
De la nada, sin previo aviso, ella se lanzó sobre mi como una leona cazando a su presa. Se subió en mis piernas, se abrió la blusa y me hundió la cara en sus tetas suaves y con olor a fresas. Yo estaba encantado y el chófer del taxi aún más por el espectáculo gratuito. Yo solo quería follármela en el taxi, pero cuando se lo dije se detuvo, me miró a los ojos, se arregló el cabello y me hizo una mamada deliciosa que de recordarla hace que quiera follar.

El taxista lo vio todo... hasta que llegamos a su casa. El hombre tenía la impresión de que lo dejaríamos entrar, pero se equivocó. Lo dejamos con las ganas en el auto y subimos a su departamento. Estuvimos a poco de follar en las escaleras, pero me dijo que ella era de las que grita mucho, asi que seguimos nuestro camino a su casa.

Ella sacó las llaves y cuando se dispuso a abrir la puerta, esta se abrió de inmediato. Era su madre, que había llegado de visita la noche anterior. Mi amiga se había olvidado de ese pequeño detalle y, ya que la señora era muy celosa con su hija, la dejó pasar y a mi tambien, pero yo fui obligado a quedarme a dormir en el sofá mientras que mi amiga y su madre entraron a su habitación a descansar.

Se había arruinado el plan, pero solo en esa ocasión. Ya les contaré más en otro momento si les gusta lo que leyeron. Háganme saber, me da mucho morbo que sepan de esto porque jamás lo he contado tan abiertamente 🥵. Seguiré tocándome mientras sexteo con otra amiga 😈🔥
 
Ayer mismo por la tarde vinieron mis sobrinas a vernos a casa y una de ellas la pequeña entro en mi cuarto para dejar los abrigos y demás y con tan mala suerte o buena que me pillo sobándome la polla, me dedico una sonrisa picara, luego hable con ella para que no dijese nada....no te preocupes tio pero he tomado nota jajajajaj
 
Mi ex cuñada (31 años) bajita y blanquita de piel, pecho bastante pequeño y culo algo respingón, cuando llegaba el verano solía dormir con unos pantalones cortos algo anchos, lo que me permitia ver prácticamente todo su culo cuando dormia con la puerta de su cuarto abierta. Siempre buscaba ir a la cocina a beber agua o algo por el estilo para poder ver algo.
 
Ayer mismo por la tarde vinieron mis sobrinas a vernos a casa y una de ellas la pequeña entro en mi cuarto para dejar los abrigos y demás y con tan mala suerte o buena que me pillo sobándome la polla, me dedico una sonrisa picara, luego hable con ella para que no dijese nada....no te preocupes tio pero he tomado nota jajajajaj
Que edad las sobrinas?
 
Ayer mismo por la tarde vinieron mis sobrinas a vernos a casa y una de ellas la pequeña entro en mi cuarto para dejar los abrigos y demás y con tan mala suerte o buena que me pillo sobándome la polla, me dedico una sonrisa picara, luego hable con ella para que no dijese nada....no te preocupes tio pero he tomado nota jajajajaj
No sé que edad tendría tu sobrina pequeña pero desde luego ya sabía bien lo que tenías entre manos y su significado
 
Siempre que he posteado algo en este post, han sido cosas que me pasaron hace 6, 10 o 15 años más o menos. Este verano, me pasó algo en un hotel-spa de cantabria. A ver si un día de estos me quito la pereza y lo pongo por aquí.
 
Una vez que fui a la playa con la que era mi novia en aquel momento y su hermana, pasó algo morboso, no gran cosa, pero os la cuento:
Con mi cuñada me llevaba especialmente bien, y entre ellas también, así que el ambiente era más que relajado. Ellas solían quedarse en topless, a mi novia ya la había visto pero a mi cuñada no. Ella, muy prudente me preguntó si me importaba y, por supuesto, le dije que no, que se sintiera libre. Así que lo hizo sin problema. Tenía unas tetas bonitas y mi reacción ya la podéis imaginar. La cuestión es que mi novia fue al chiringuito a comprar hielo. Mi cuñada estaba sentada a mi lado, y yo llevaba un bañador ancho, estaba sentado y tenía las piernas encogidas. No me había dado cuenta, pero ella sí. Así que cuando mi novia se fue, mi cuñada ella se giró y, sentándose sobre sus talones, poniéndose frente a mí, a un lado, y me dice:
- Te voy a decir una cosa pero no debes hacer nada, ni mover un solo músculo, vale?
- Tú dirás - le respondí.
- Tienes que comprarte un bañador seguro.
- ¿Cómo? - Pregunté sorprendido
- Te estoy viendo la polla hace rato, mira.
Al mirar me di cuenta de que la pata del bañador, al tener las piernas encogidas, se había bajado y, como no suelo llevar de esos que sujetan, pues se me estaba saliendo por un lado. Me sentí un poco apurado, pero me dijo que no me moviera. Me agarró la polla, que se me estaba saliendo por un lado del bañador, y me la colocó, cubriéndomela con el bañador, no sin antes hacerle una caricia. Evidentemente se me puso dura al instante en su mano.
- Me gusta que mi hermana esté bien atendida - dijo sonriendo y añadió mientras se sentaba a mi lado -, a ver como disimulas eso que no tardará.
Ahí quedó la cosa. Desde ese día tuvimos mejor trato, siempre con el recuerdo presente. Alguna tontería más hicimos.
 
Una vez que fui a la playa con la que era mi novia en aquel momento y su hermana, pasó algo morboso, no gran cosa, pero os la cuento:
Con mi cuñada me llevaba especialmente bien, y entre ellas también, así que el ambiente era más que relajado. Ellas solían quedarse en topless, a mi novia ya la había visto pero a mi cuñada no. Ella, muy prudente me preguntó si me importaba y, por supuesto, le dije que no, que se sintiera libre. Así que lo hizo sin problema. Tenía unas tetas bonitas y mi reacción ya la podéis imaginar. La cuestión es que mi novia fue al chiringuito a comprar hielo. Mi cuñada estaba sentada a mi lado, y yo llevaba un bañador ancho, estaba sentado y tenía las piernas encogidas. No me había dado cuenta, pero ella sí. Así que cuando mi novia se fue, mi cuñada ella se giró y, sentándose sobre sus talones, poniéndose frente a mí, a un lado, y me dice:
- Te voy a decir una cosa pero no debes hacer nada, ni mover un solo músculo, vale?
- Tú dirás - le respondí.
- Tienes que comprarte un bañador seguro.
- ¿Cómo? - Pregunté sorprendido
- Te estoy viendo la polla hace rato, mira.
Al mirar me di cuenta de que la pata del bañador, al tener las piernas encogidas, se había bajado y, como no suelo llevar de esos que sujetan, pues se me estaba saliendo por un lado. Me sentí un poco apurado, pero me dijo que no me moviera. Me agarró la polla, que se me estaba saliendo por un lado del bañador, y me la colocó, cubriéndomela con el bañador, no sin antes hacerle una caricia. Evidentemente se me puso dura al instante en su mano.
- Me gusta que mi hermana esté bien atendida - dijo sonriendo y añadió mientras se sentaba a mi lado -, a ver como disimulas eso que no tardará.
Ahí quedó la cosa. Desde ese día tuvimos mejor trato, siempre con el recuerdo presente. Alguna tontería más hicimos.
Quien tuviera una cuñada así de comprensiva? ;) :p
Tu novia no se dio cuenta?
Si la otra tontería fue como esta o parecida, no dudes en contarla
 
A mí me la han visto muchas veces, pero de las que me puedo acordar que me pusieron bien caliente fueron estás:

De adolescente me empecé a poner mal en la escuela y me retire a casa, ya estando a ho me dicei madre que eoy ardiendo en calentura que será mejor que me vengan a dar una consulta, le digo que no que acostándome se me va a pasar, me quedé dormido, más tarde me revisa y la calentura no me baja, me dice que me bañe para refrescarme y me vuelva a acostar y no me abrigue, me baño, me vuelvo a acostar y me tapo con una sábana nada más, y en realidad si estaba caliente, tanto que se me empezó a parar la verga, y me la empecé a sobar poniéndola más dura, en eso oigo voces y me hago el dormido, entra mi madre con mi hermana y su amiga, doctora, me pone la mano en la frente y dice que si estoy caliente que me va a tomar signos y auscultar, me empieza a mover mi madre para despertarme,e hago el más loco, me dice, ándale despierta que ya está la doctora y te va a revisar, diciendo y haciendo me destapa y..... sorpresa , aparece mi verga bien tiesa y pelada ante las miradas no se si de pena, morbo, antojo, de las tres, me vuelve a tapar , se da la media vuelta y le dice a la doctora que va a a traerme unos calzones, mi hermana se sienta en la cama con un ojo a la doctora y el otro a mi verga diciéndole que le da pena, como si el par de golfas nunca hubieran visto una tranca parada.

En otra ocasión que me fui de parranda con una amiga nos amaneció y me fui a un estacionamiento común que está de onde vivía, los dos estábamos tan ebrios como calientes y es que la chica aunque ya se había comido las pollas de media ciudad estaba muy rica y era muy cachonda, y en plena mamada me dieron ganas de orinar por lo que me baje y me pegue a la reja que cubre todo el estacionamiento, poniendo la verga entre dos barrotes y los orines se fueran al otro lado, pero entre que la tenía parada por las mamadas de la chica y estar ebrio no podia mear cuando oí unas risas es porque ya estaba casi enfrente de mi una vecina y sus tres hijas que iban a correr o venían de correr, de que me vieron la verga me la vieron, si se excitaron o les causo repulsión nunca lo supe, aunque a veces me pongo a recordar el momento y la señora no podía ocultar su cara de lujuria.

Otra de las que me pasaron y creo la más común fue en una ocasión en que mi hermana empezaba a andar con un tipo y llegó a oídos de mi madre, quien me instruyó para que la siguiera y le informará si era cierto o no,

Como yo tenía muy buena relacion con mi hermana y entendía que una chica de 19 años con esa cara y esas tetas, debía recibir atención masculina constante nada más la seguía sin informarle a mi madre que antes de llegar a la casa, se detenía en una especie de bodega con el afortunado , y yo que yae había anticipado a ellos, me colocaba en un lugar estratégico para ver cómo el tipo se pegaba a sus tetas cuál vil becerro para después sentarla encima d un escritorio abriela de piernas y meterle una mamada de bollo, hasta hacerla orinar, regresando el favor ella, succionando le la verga hasta dejarlo como balón desinflado.

Cómo se imaginan que se pusiera un chico de 15 años después de estar a tres metros de esas escenas? Pues claro salía caminando en tres patas de ahi, mientras mi hermanita se iba chorreando jugos de tanta felicidad, y como ya sabía su rutina entraba después de ella, que de inmediato se metía a bañar y yo a su recámara por las bragas empapadas de su savia, para irme a mi cuarto y hacerme una chaqueta fenomenal enredando me las bragas en el tronco de la verga o poniéndome las em la cara y cuando empezaban a salir los mocos embarrarlos en sus calzones, y esa noche no era la excepción, acostado en mi cama jalandome la verga muy despacio con las bragas envolviendo el tronco, dejando libre solo un poco y la cabeza que cada vez se hinchaba más, señal que ya estaba a punto de estallar, como todo pajillero, con los ojos cerrados fantaseando y olor de los dedos de la otra mano que tenían un fuerte aroma a panocha, cuando siento uno como arañazo en la verga y me jalan las bragas, abro los ojos desconcertado y veo la cara de mi hermana, entre molesta, asustada, que en una mano tiene sus calzones hechos un puño y con la otra se está agarrando la toalla, yo no se que decir pero no suelto las verga y oigo que me dice: eres un cerdo como se te va a poner así la verga con mis calzones, con razón no los encuentro y luego aparecen llenos de leche, te juro que si lo vuelves a hacer, te acuso y te corto la verga. Se dio la vuelta y salió de la recámara, por supuesto que esa situacion de sentir el arañazo en la verga y tener a mi hermana a un metro de mi tolete me puso más caliente, imaginando que ella nada más llegar a su recámara se iba a encerrar y a meterse su consolador en la panocha hasta correrse imaginando que era mi tranca.
 
Lo he novelado un poco para hacerlo narrativamente más atractivo, pero la segunda situación con mi cuñada fue esta:

Una mañana me levanté y fui a hacer café, estaba en casa de mi novia de la época, era verano y sus padres estaban de viaje, así que dormía allí a diario. Como he comentado en la anécdota de arriba, con mi cuñada había muy buen rollo, y esto que cuento aquí pasó después de la anécdota de la playa. Entré en la cocina en bóxer, empalmado de recién levantado, y al poco entra mi cuñada en bragas y con una camiseta ancha.
- Estás haciendo café para mí, ¿verdad? Me lo merezco - preguntó nada más entrar.
- Estoy haciendo para todos - respondí -, pero no sé por qué te lo mereces, ¿has hecho méritos?
- Ya lo creo, ayer os estuve escuchando follar mucho rato, pero mucho rato, así que por el sueño que me robaste me merezco ese café.
Yo sonreí din decir nada, atento a la cafetera y de espaldas a ella, primero porque entró y mi erección matutina era completa, y segundo porque al oírla decir eso aquello no bajaba. Ella se acercó a la cafetera y acercó la nariz.
- Qué bien huele el café por las mañanas - dijo risueña.
Al incorporarse reparó en mi bulto y, sin rodeos (creo que por lo de la playa cogió esa confianza) me la agarró por encima y me la sacudió diciendo:
- Joder cuñadito, ¿no descansas? - y me la soltó para ir a sentarse a la mesa.
- Por las mañanas ya sabes como despertamos - le respondí mientras iba colocando las tazas, azúcar y demás sobre la mesa.
- A ver, ven - me soltó así, de inmediato.
- ¿Qué? - pregunté incrédulo, no sabía qué tenía en la cabeza.
- Ven, acércate, que no te va a pasar nada.
Me acerqué y ella, con sus manos en mis caderas, me colocó frente a si. Agarró el bóxer y lo bajó, dejando mi polla dura al aire.
- Qué buena salud derrochas, cuñado - e inmediatamente la empezó a tocar -. Me gusta, me gusta - dijo observándola desde distintos ángulos, como si fuera una inspectora. Después, con ella en la mano, la besó, pero un beso sonoro, escenificado y exagerado. Después me subió el bóxer.
- Anda, sirve el café que lo necesito más que nunca - añadió.
Lo hice y me senté a su lado a desayunar. Tomamos unas galletas y bebimos café. Me contó que llevaba más de un mes sin follar, porque lo que se le había ofrecido no era de su agrado, y que no pudo evitar masturbarse en la noche mientras nos oía a su hermana y a mí.
- Y ahora te veo así y... Ufff... Entiéndeme, no quiero que pienses nada raro, eres el novio de mi hermana, pero de buena gana te...
- ¿Me...? - pregunté interesado.
- Joder, ya lo sabes, si hasta estoy mojada.
- A ver.
Pensé que se iba a cortar, pero giró su silla hacia mí, abrió las piernas y ahí estaba la mancha de flujo en sus bragas.
- Joder cuñada, no sé qué decir.
- No digas nada, el bulto habla por ti, ha vuelto a crecer.
- Supongo que es inevitable. ¿Me lo enseñas? Tú ya me has visto con creces.
Ella no dijo nada durante unos segundos, pero después echó las bragas a un lado y me lo mostró, con un dibujito de pelo recortado.
- Ufff... Qué bonito lo tienes - le dije.
Ella volvió a taparse. Acabamos el desayuno.
- Quiero que hagas algo por mí - dijo interesada.
- Tú dirás.
- Quiero que vayas a la habitación, dejes la puerta abierta, y despiertes a mi hermana comiéndole el coño, y cuando la notes entregada te la folles con ganas. Yo estaré masturbándome escuchando todo, creo que sacaré mi dildo. ¿Harás eso por mí?
- Por supuesto, por ti lo que necesites.
- Ufff... No me digas eso, cabronazo.
Me puse en pie dispuesto a salir de la cocina e ir a la habitación, pero ella me detuvo frente a si. Sin decir nada me la sacó, la acarició y se la metió en la boca. No fue una mamada, solo la lamió un poco. Cuando se separó, me miró y me dijo:
- Ve con ella y hazla gritar de placer, estaré vigilando.
Y salí de la cocina.
 
Lo he novelado un poco para hacerlo narrativamente más atractivo, pero la segunda situación con mi cuñada fue esta:

Una mañana me levanté y fui a hacer café, estaba en casa de mi novia de la época, era verano y sus padres estaban de viaje, así que dormía allí a diario. Como he comentado en la anécdota de arriba, con mi cuñada había muy buen rollo, y esto que cuento aquí pasó después de la anécdota de la playa. Entré en la cocina en bóxer, empalmado de recién levantado, y al poco entra mi cuñada en bragas y con una camiseta ancha.
- Estás haciendo café para mí, ¿verdad? Me lo merezco - preguntó nada más entrar.
- Estoy haciendo para todos - respondí -, pero no sé por qué te lo mereces, ¿has hecho méritos?
- Ya lo creo, ayer os estuve escuchando follar mucho rato, pero mucho rato, así que por el sueño que me robaste me merezco ese café.
Yo sonreí din decir nada, atento a la cafetera y de espaldas a ella, primero porque entró y mi erección matutina era completa, y segundo porque al oírla decir eso aquello no bajaba. Ella se acercó a la cafetera y acercó la nariz.
- Qué bien huele el café por las mañanas - dijo risueña.
Al incorporarse reparó en mi bulto y, sin rodeos (creo que por lo de la playa cogió esa confianza) me la agarró por encima y me la sacudió diciendo:
- Joder cuñadito, ¿no descansas? - y me la soltó para ir a sentarse a la mesa.
- Por las mañanas ya sabes como despertamos - le respondí mientras iba colocando las tazas, azúcar y demás sobre la mesa.
- A ver, ven - me soltó así, de inmediato.
- ¿Qué? - pregunté incrédulo, no sabía qué tenía en la cabeza.
- Ven, acércate, que no te va a pasar nada.
Me acerqué y ella, con sus manos en mis caderas, me colocó frente a si. Agarró el bóxer y lo bajó, dejando mi polla dura al aire.
- Qué buena salud derrochas, cuñado - e inmediatamente la empezó a tocar -. Me gusta, me gusta - dijo observándola desde distintos ángulos, como si fuera una inspectora. Después, con ella en la mano, la besó, pero un beso sonoro, escenificado y exagerado. Después me subió el bóxer.
- Anda, sirve el café que lo necesito más que nunca - añadió.
Lo hice y me senté a su lado a desayunar. Tomamos unas galletas y bebimos café. Me contó que llevaba más de un mes sin follar, porque lo que se le había ofrecido no era de su agrado, y que no pudo evitar masturbarse en la noche mientras nos oía a su hermana y a mí.
- Y ahora te veo así y... Ufff... Entiéndeme, no quiero que pienses nada raro, eres el novio de mi hermana, pero de buena gana te...
- ¿Me...? - pregunté interesado.
- Joder, ya lo sabes, si hasta estoy mojada.
- A ver.
Pensé que se iba a cortar, pero giró su silla hacia mí, abrió las piernas y ahí estaba la mancha de flujo en sus bragas.
- Joder cuñada, no sé qué decir.
- No digas nada, el bulto habla por ti, ha vuelto a crecer.
- Supongo que es inevitable. ¿Me lo enseñas? Tú ya me has visto con creces.
Ella no dijo nada durante unos segundos, pero después echó las bragas a un lado y me lo mostró, con un dibujito de pelo recortado.
- Ufff... Qué bonito lo tienes - le dije.
Ella volvió a taparse. Acabamos el desayuno.
- Quiero que hagas algo por mí - dijo interesada.
- Tú dirás.
- Quiero que vayas a la habitación, dejes la puerta abierta, y despiertes a mi hermana comiéndole el coño, y cuando la notes entregada te la folles con ganas. Yo estaré masturbándome escuchando todo, creo que sacaré mi dildo. ¿Harás eso por mí?
- Por supuesto, por ti lo que necesites.
- Ufff... No me digas eso, cabronazo.
Me puse en pie dispuesto a salir de la cocina e ir a la habitación, pero ella me detuvo frente a si. Sin decir nada me la sacó, la acarició y se la metió en la boca. No fue una mamada, solo la lamió un poco. Cuando se separó, me miró y me dijo:
- Ve con ella y hazla gritar de placer, estaré vigilando.
Y salí de la cocina.
More please
(Más por favor, para quien no entienda jajaja)
 
Lo he novelado un poco para hacerlo narrativamente más atractivo, pero la segunda situación con mi cuñada fue esta:

Una mañana me levanté y fui a hacer café, estaba en casa de mi novia de la época, era verano y sus padres estaban de viaje, así que dormía allí a diario. Como he comentado en la anécdota de arriba, con mi cuñada había muy buen rollo, y esto que cuento aquí pasó después de la anécdota de la playa. Entré en la cocina en bóxer, empalmado de recién levantado, y al poco entra mi cuñada en bragas y con una camiseta ancha.
- Estás haciendo café para mí, ¿verdad? Me lo merezco - preguntó nada más entrar.
- Estoy haciendo para todos - respondí -, pero no sé por qué te lo mereces, ¿has hecho méritos?
- Ya lo creo, ayer os estuve escuchando follar mucho rato, pero mucho rato, así que por el sueño que me robaste me merezco ese café.
Yo sonreí din decir nada, atento a la cafetera y de espaldas a ella, primero porque entró y mi erección matutina era completa, y segundo porque al oírla decir eso aquello no bajaba. Ella se acercó a la cafetera y acercó la nariz.
- Qué bien huele el café por las mañanas - dijo risueña.
Al incorporarse reparó en mi bulto y, sin rodeos (creo que por lo de la playa cogió esa confianza) me la agarró por encima y me la sacudió diciendo:
- Joder cuñadito, ¿no descansas? - y me la soltó para ir a sentarse a la mesa.
- Por las mañanas ya sabes como despertamos - le respondí mientras iba colocando las tazas, azúcar y demás sobre la mesa.
- A ver, ven - me soltó así, de inmediato.
- ¿Qué? - pregunté incrédulo, no sabía qué tenía en la cabeza.
- Ven, acércate, que no te va a pasar nada.
Me acerqué y ella, con sus manos en mis caderas, me colocó frente a si. Agarró el bóxer y lo bajó, dejando mi polla dura al aire.
- Qué buena salud derrochas, cuñado - e inmediatamente la empezó a tocar -. Me gusta, me gusta - dijo observándola desde distintos ángulos, como si fuera una inspectora. Después, con ella en la mano, la besó, pero un beso sonoro, escenificado y exagerado. Después me subió el bóxer.
- Anda, sirve el café que lo necesito más que nunca - añadió.
Lo hice y me senté a su lado a desayunar. Tomamos unas galletas y bebimos café. Me contó que llevaba más de un mes sin follar, porque lo que se le había ofrecido no era de su agrado, y que no pudo evitar masturbarse en la noche mientras nos oía a su hermana y a mí.
- Y ahora te veo así y... Ufff... Entiéndeme, no quiero que pienses nada raro, eres el novio de mi hermana, pero de buena gana te...
- ¿Me...? - pregunté interesado.
- Joder, ya lo sabes, si hasta estoy mojada.
- A ver.
Pensé que se iba a cortar, pero giró su silla hacia mí, abrió las piernas y ahí estaba la mancha de flujo en sus bragas.
- Joder cuñada, no sé qué decir.
- No digas nada, el bulto habla por ti, ha vuelto a crecer.
- Supongo que es inevitable. ¿Me lo enseñas? Tú ya me has visto con creces.
Ella no dijo nada durante unos segundos, pero después echó las bragas a un lado y me lo mostró, con un dibujito de pelo recortado.
- Ufff... Qué bonito lo tienes - le dije.
Ella volvió a taparse. Acabamos el desayuno.
- Quiero que hagas algo por mí - dijo interesada.
- Tú dirás.
- Quiero que vayas a la habitación, dejes la puerta abierta, y despiertes a mi hermana comiéndole el coño, y cuando la notes entregada te la folles con ganas. Yo estaré masturbándome escuchando todo, creo que sacaré mi dildo. ¿Harás eso por mí?
- Por supuesto, por ti lo que necesites.
- Ufff... No me digas eso, cabronazo.
Me puse en pie dispuesto a salir de la cocina e ir a la habitación, pero ella me detuvo frente a si. Sin decir nada me la sacó, la acarició y se la metió en la boca. No fue una mamada, solo la lamió un poco. Cuando se separó, me miró y me dijo:
- Ve con ella y hazla gritar de placer, estaré vigilando.
Y salí de la cocina.
Con cuñadas así vale la pena convivir...

Que morbo

Hay mas?
 
Lo he novelado un poco para hacerlo narrativamente más atractivo, pero la segunda situación con mi cuñada fue esta:

Una mañana me levanté y fui a hacer café, estaba en casa de mi novia de la época, era verano y sus padres estaban de viaje, así que dormía allí a diario. Como he comentado en la anécdota de arriba, con mi cuñada había muy buen rollo, y esto que cuento aquí pasó después de la anécdota de la playa. Entré en la cocina en bóxer, empalmado de recién levantado, y al poco entra mi cuñada en bragas y con una camiseta ancha.
- Estás haciendo café para mí, ¿verdad? Me lo merezco - preguntó nada más entrar.
- Estoy haciendo para todos - respondí -, pero no sé por qué te lo mereces, ¿has hecho méritos?
- Ya lo creo, ayer os estuve escuchando follar mucho rato, pero mucho rato, así que por el sueño que me robaste me merezco ese café.
Yo sonreí din decir nada, atento a la cafetera y de espaldas a ella, primero porque entró y mi erección matutina era completa, y segundo porque al oírla decir eso aquello no bajaba. Ella se acercó a la cafetera y acercó la nariz.
- Qué bien huele el café por las mañanas - dijo risueña.
Al incorporarse reparó en mi bulto y, sin rodeos (creo que por lo de la playa cogió esa confianza) me la agarró por encima y me la sacudió diciendo:
- Joder cuñadito, ¿no descansas? - y me la soltó para ir a sentarse a la mesa.
- Por las mañanas ya sabes como despertamos - le respondí mientras iba colocando las tazas, azúcar y demás sobre la mesa.
- A ver, ven - me soltó así, de inmediato.
- ¿Qué? - pregunté incrédulo, no sabía qué tenía en la cabeza.
- Ven, acércate, que no te va a pasar nada.
Me acerqué y ella, con sus manos en mis caderas, me colocó frente a si. Agarró el bóxer y lo bajó, dejando mi polla dura al aire.
- Qué buena salud derrochas, cuñado - e inmediatamente la empezó a tocar -. Me gusta, me gusta - dijo observándola desde distintos ángulos, como si fuera una inspectora. Después, con ella en la mano, la besó, pero un beso sonoro, escenificado y exagerado. Después me subió el bóxer.
- Anda, sirve el café que lo necesito más que nunca - añadió.
Lo hice y me senté a su lado a desayunar. Tomamos unas galletas y bebimos café. Me contó que llevaba más de un mes sin follar, porque lo que se le había ofrecido no era de su agrado, y que no pudo evitar masturbarse en la noche mientras nos oía a su hermana y a mí.
- Y ahora te veo así y... Ufff... Entiéndeme, no quiero que pienses nada raro, eres el novio de mi hermana, pero de buena gana te...
- ¿Me...? - pregunté interesado.
- Joder, ya lo sabes, si hasta estoy mojada.
- A ver.
Pensé que se iba a cortar, pero giró su silla hacia mí, abrió las piernas y ahí estaba la mancha de flujo en sus bragas.
- Joder cuñada, no sé qué decir.
- No digas nada, el bulto habla por ti, ha vuelto a crecer.
- Supongo que es inevitable. ¿Me lo enseñas? Tú ya me has visto con creces.
Ella no dijo nada durante unos segundos, pero después echó las bragas a un lado y me lo mostró, con un dibujito de pelo recortado.
- Ufff... Qué bonito lo tienes - le dije.
Ella volvió a taparse. Acabamos el desayuno.
- Quiero que hagas algo por mí - dijo interesada.
- Tú dirás.
- Quiero que vayas a la habitación, dejes la puerta abierta, y despiertes a mi hermana comiéndole el coño, y cuando la notes entregada te la folles con ganas. Yo estaré masturbándome escuchando todo, creo que sacaré mi dildo. ¿Harás eso por mí?
- Por supuesto, por ti lo que necesites.
- Ufff... No me digas eso, cabronazo.
Me puse en pie dispuesto a salir de la cocina e ir a la habitación, pero ella me detuvo frente a si. Sin decir nada me la sacó, la acarició y se la metió en la boca. No fue una mamada, solo la lamió un poco. Cuando se separó, me miró y me dijo:
- Ve con ella y hazla gritar de placer, estaré vigilando.
Y salí de la cocina.
Uffffffff buenísimo, deseando saber que más travesuras se le ocurrieron a la cuñada
 
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