ivan_sev
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si, que le guste a su amiga y menuda griitona tenia por amiga yo jajTe dijo algo luego ???
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si, que le guste a su amiga y menuda griitona tenia por amiga yo jajTe dijo algo luego ???
Que placer de amigaYo es que soy una mujer muy exibicionista , raro es que los amigos o familia no hayan visto algo
Tampoco le veo sentido estar en una playa nudista y estar con el bikini o bañador, sin sentido.No está bien ir con gente a una playa nudista y quedarse con el bikini. Como mínimo hay que hacer topless o mejor no ir
Que edad las sobrinas?Ayer mismo por la tarde vinieron mis sobrinas a vernos a casa y una de ellas la pequeña entro en mi cuarto para dejar los abrigos y demás y con tan mala suerte o buena que me pillo sobándome la polla, me dedico una sonrisa picara, luego hable con ella para que no dijese nada....no te preocupes tio pero he tomado nota jajajajaj
No sé que edad tendría tu sobrina pequeña pero desde luego ya sabía bien lo que tenías entre manos y su significadoAyer mismo por la tarde vinieron mis sobrinas a vernos a casa y una de ellas la pequeña entro en mi cuarto para dejar los abrigos y demás y con tan mala suerte o buena que me pillo sobándome la polla, me dedico una sonrisa picara, luego hable con ella para que no dijese nada....no te preocupes tio pero he tomado nota jajajajaj
Una 18 y la otra 20Que edad las sobrinas?
Y que lo digas, esa fue la que le dijo a mi mujer...tia vaya polla que tiene el tioNo sé que edad tendría tu sobrina pequeña pero desde luego ya sabía bien lo que tenías entre manos y su significado
Con esa edad están en plena ebullición y seguro le quedó marcada tu pollaY que lo digas, esa fue la que le dijo a mi mujer...tia vaya polla que tiene el tio
Quien tuviera una cuñada así de comprensiva?Una vez que fui a la playa con la que era mi novia en aquel momento y su hermana, pasó algo morboso, no gran cosa, pero os la cuento:
Con mi cuñada me llevaba especialmente bien, y entre ellas también, así que el ambiente era más que relajado. Ellas solían quedarse en topless, a mi novia ya la había visto pero a mi cuñada no. Ella, muy prudente me preguntó si me importaba y, por supuesto, le dije que no, que se sintiera libre. Así que lo hizo sin problema. Tenía unas tetas bonitas y mi reacción ya la podéis imaginar. La cuestión es que mi novia fue al chiringuito a comprar hielo. Mi cuñada estaba sentada a mi lado, y yo llevaba un bañador ancho, estaba sentado y tenía las piernas encogidas. No me había dado cuenta, pero ella sí. Así que cuando mi novia se fue, mi cuñada ella se giró y, sentándose sobre sus talones, poniéndose frente a mí, a un lado, y me dice:
- Te voy a decir una cosa pero no debes hacer nada, ni mover un solo músculo, vale?
- Tú dirás - le respondí.
- Tienes que comprarte un bañador seguro.
- ¿Cómo? - Pregunté sorprendido
- Te estoy viendo la polla hace rato, mira.
Al mirar me di cuenta de que la pata del bañador, al tener las piernas encogidas, se había bajado y, como no suelo llevar de esos que sujetan, pues se me estaba saliendo por un lado. Me sentí un poco apurado, pero me dijo que no me moviera. Me agarró la polla, que se me estaba saliendo por un lado del bañador, y me la colocó, cubriéndomela con el bañador, no sin antes hacerle una caricia. Evidentemente se me puso dura al instante en su mano.
- Me gusta que mi hermana esté bien atendida - dijo sonriendo y añadió mientras se sentaba a mi lado -, a ver como disimulas eso que no tardará.
Ahí quedó la cosa. Desde ese día tuvimos mejor trato, siempre con el recuerdo presente. Alguna tontería más hicimos.
More pleaseLo he novelado un poco para hacerlo narrativamente más atractivo, pero la segunda situación con mi cuñada fue esta:
Una mañana me levanté y fui a hacer café, estaba en casa de mi novia de la época, era verano y sus padres estaban de viaje, así que dormía allí a diario. Como he comentado en la anécdota de arriba, con mi cuñada había muy buen rollo, y esto que cuento aquí pasó después de la anécdota de la playa. Entré en la cocina en bóxer, empalmado de recién levantado, y al poco entra mi cuñada en bragas y con una camiseta ancha.
- Estás haciendo café para mí, ¿verdad? Me lo merezco - preguntó nada más entrar.
- Estoy haciendo para todos - respondí -, pero no sé por qué te lo mereces, ¿has hecho méritos?
- Ya lo creo, ayer os estuve escuchando follar mucho rato, pero mucho rato, así que por el sueño que me robaste me merezco ese café.
Yo sonreí din decir nada, atento a la cafetera y de espaldas a ella, primero porque entró y mi erección matutina era completa, y segundo porque al oírla decir eso aquello no bajaba. Ella se acercó a la cafetera y acercó la nariz.
- Qué bien huele el café por las mañanas - dijo risueña.
Al incorporarse reparó en mi bulto y, sin rodeos (creo que por lo de la playa cogió esa confianza) me la agarró por encima y me la sacudió diciendo:
- Joder cuñadito, ¿no descansas? - y me la soltó para ir a sentarse a la mesa.
- Por las mañanas ya sabes como despertamos - le respondí mientras iba colocando las tazas, azúcar y demás sobre la mesa.
- A ver, ven - me soltó así, de inmediato.
- ¿Qué? - pregunté incrédulo, no sabía qué tenía en la cabeza.
- Ven, acércate, que no te va a pasar nada.
Me acerqué y ella, con sus manos en mis caderas, me colocó frente a si. Agarró el bóxer y lo bajó, dejando mi polla dura al aire.
- Qué buena salud derrochas, cuñado - e inmediatamente la empezó a tocar -. Me gusta, me gusta - dijo observándola desde distintos ángulos, como si fuera una inspectora. Después, con ella en la mano, la besó, pero un beso sonoro, escenificado y exagerado. Después me subió el bóxer.
- Anda, sirve el café que lo necesito más que nunca - añadió.
Lo hice y me senté a su lado a desayunar. Tomamos unas galletas y bebimos café. Me contó que llevaba más de un mes sin follar, porque lo que se le había ofrecido no era de su agrado, y que no pudo evitar masturbarse en la noche mientras nos oía a su hermana y a mí.
- Y ahora te veo así y... Ufff... Entiéndeme, no quiero que pienses nada raro, eres el novio de mi hermana, pero de buena gana te...
- ¿Me...? - pregunté interesado.
- Joder, ya lo sabes, si hasta estoy mojada.
- A ver.
Pensé que se iba a cortar, pero giró su silla hacia mí, abrió las piernas y ahí estaba la mancha de flujo en sus bragas.
- Joder cuñada, no sé qué decir.
- No digas nada, el bulto habla por ti, ha vuelto a crecer.
- Supongo que es inevitable. ¿Me lo enseñas? Tú ya me has visto con creces.
Ella no dijo nada durante unos segundos, pero después echó las bragas a un lado y me lo mostró, con un dibujito de pelo recortado.
- Ufff... Qué bonito lo tienes - le dije.
Ella volvió a taparse. Acabamos el desayuno.
- Quiero que hagas algo por mí - dijo interesada.
- Tú dirás.
- Quiero que vayas a la habitación, dejes la puerta abierta, y despiertes a mi hermana comiéndole el coño, y cuando la notes entregada te la folles con ganas. Yo estaré masturbándome escuchando todo, creo que sacaré mi dildo. ¿Harás eso por mí?
- Por supuesto, por ti lo que necesites.
- Ufff... No me digas eso, cabronazo.
Me puse en pie dispuesto a salir de la cocina e ir a la habitación, pero ella me detuvo frente a si. Sin decir nada me la sacó, la acarició y se la metió en la boca. No fue una mamada, solo la lamió un poco. Cuando se separó, me miró y me dijo:
- Ve con ella y hazla gritar de placer, estaré vigilando.
Y salí de la cocina.
Con cuñadas así vale la pena convivir...Lo he novelado un poco para hacerlo narrativamente más atractivo, pero la segunda situación con mi cuñada fue esta:
Una mañana me levanté y fui a hacer café, estaba en casa de mi novia de la época, era verano y sus padres estaban de viaje, así que dormía allí a diario. Como he comentado en la anécdota de arriba, con mi cuñada había muy buen rollo, y esto que cuento aquí pasó después de la anécdota de la playa. Entré en la cocina en bóxer, empalmado de recién levantado, y al poco entra mi cuñada en bragas y con una camiseta ancha.
- Estás haciendo café para mí, ¿verdad? Me lo merezco - preguntó nada más entrar.
- Estoy haciendo para todos - respondí -, pero no sé por qué te lo mereces, ¿has hecho méritos?
- Ya lo creo, ayer os estuve escuchando follar mucho rato, pero mucho rato, así que por el sueño que me robaste me merezco ese café.
Yo sonreí din decir nada, atento a la cafetera y de espaldas a ella, primero porque entró y mi erección matutina era completa, y segundo porque al oírla decir eso aquello no bajaba. Ella se acercó a la cafetera y acercó la nariz.
- Qué bien huele el café por las mañanas - dijo risueña.
Al incorporarse reparó en mi bulto y, sin rodeos (creo que por lo de la playa cogió esa confianza) me la agarró por encima y me la sacudió diciendo:
- Joder cuñadito, ¿no descansas? - y me la soltó para ir a sentarse a la mesa.
- Por las mañanas ya sabes como despertamos - le respondí mientras iba colocando las tazas, azúcar y demás sobre la mesa.
- A ver, ven - me soltó así, de inmediato.
- ¿Qué? - pregunté incrédulo, no sabía qué tenía en la cabeza.
- Ven, acércate, que no te va a pasar nada.
Me acerqué y ella, con sus manos en mis caderas, me colocó frente a si. Agarró el bóxer y lo bajó, dejando mi polla dura al aire.
- Qué buena salud derrochas, cuñado - e inmediatamente la empezó a tocar -. Me gusta, me gusta - dijo observándola desde distintos ángulos, como si fuera una inspectora. Después, con ella en la mano, la besó, pero un beso sonoro, escenificado y exagerado. Después me subió el bóxer.
- Anda, sirve el café que lo necesito más que nunca - añadió.
Lo hice y me senté a su lado a desayunar. Tomamos unas galletas y bebimos café. Me contó que llevaba más de un mes sin follar, porque lo que se le había ofrecido no era de su agrado, y que no pudo evitar masturbarse en la noche mientras nos oía a su hermana y a mí.
- Y ahora te veo así y... Ufff... Entiéndeme, no quiero que pienses nada raro, eres el novio de mi hermana, pero de buena gana te...
- ¿Me...? - pregunté interesado.
- Joder, ya lo sabes, si hasta estoy mojada.
- A ver.
Pensé que se iba a cortar, pero giró su silla hacia mí, abrió las piernas y ahí estaba la mancha de flujo en sus bragas.
- Joder cuñada, no sé qué decir.
- No digas nada, el bulto habla por ti, ha vuelto a crecer.
- Supongo que es inevitable. ¿Me lo enseñas? Tú ya me has visto con creces.
Ella no dijo nada durante unos segundos, pero después echó las bragas a un lado y me lo mostró, con un dibujito de pelo recortado.
- Ufff... Qué bonito lo tienes - le dije.
Ella volvió a taparse. Acabamos el desayuno.
- Quiero que hagas algo por mí - dijo interesada.
- Tú dirás.
- Quiero que vayas a la habitación, dejes la puerta abierta, y despiertes a mi hermana comiéndole el coño, y cuando la notes entregada te la folles con ganas. Yo estaré masturbándome escuchando todo, creo que sacaré mi dildo. ¿Harás eso por mí?
- Por supuesto, por ti lo que necesites.
- Ufff... No me digas eso, cabronazo.
Me puse en pie dispuesto a salir de la cocina e ir a la habitación, pero ella me detuvo frente a si. Sin decir nada me la sacó, la acarició y se la metió en la boca. No fue una mamada, solo la lamió un poco. Cuando se separó, me miró y me dijo:
- Ve con ella y hazla gritar de placer, estaré vigilando.
Y salí de la cocina.
Uffffffff buenísimo, deseando saber que más travesuras se le ocurrieron a la cuñadaLo he novelado un poco para hacerlo narrativamente más atractivo, pero la segunda situación con mi cuñada fue esta:
Una mañana me levanté y fui a hacer café, estaba en casa de mi novia de la época, era verano y sus padres estaban de viaje, así que dormía allí a diario. Como he comentado en la anécdota de arriba, con mi cuñada había muy buen rollo, y esto que cuento aquí pasó después de la anécdota de la playa. Entré en la cocina en bóxer, empalmado de recién levantado, y al poco entra mi cuñada en bragas y con una camiseta ancha.
- Estás haciendo café para mí, ¿verdad? Me lo merezco - preguntó nada más entrar.
- Estoy haciendo para todos - respondí -, pero no sé por qué te lo mereces, ¿has hecho méritos?
- Ya lo creo, ayer os estuve escuchando follar mucho rato, pero mucho rato, así que por el sueño que me robaste me merezco ese café.
Yo sonreí din decir nada, atento a la cafetera y de espaldas a ella, primero porque entró y mi erección matutina era completa, y segundo porque al oírla decir eso aquello no bajaba. Ella se acercó a la cafetera y acercó la nariz.
- Qué bien huele el café por las mañanas - dijo risueña.
Al incorporarse reparó en mi bulto y, sin rodeos (creo que por lo de la playa cogió esa confianza) me la agarró por encima y me la sacudió diciendo:
- Joder cuñadito, ¿no descansas? - y me la soltó para ir a sentarse a la mesa.
- Por las mañanas ya sabes como despertamos - le respondí mientras iba colocando las tazas, azúcar y demás sobre la mesa.
- A ver, ven - me soltó así, de inmediato.
- ¿Qué? - pregunté incrédulo, no sabía qué tenía en la cabeza.
- Ven, acércate, que no te va a pasar nada.
Me acerqué y ella, con sus manos en mis caderas, me colocó frente a si. Agarró el bóxer y lo bajó, dejando mi polla dura al aire.
- Qué buena salud derrochas, cuñado - e inmediatamente la empezó a tocar -. Me gusta, me gusta - dijo observándola desde distintos ángulos, como si fuera una inspectora. Después, con ella en la mano, la besó, pero un beso sonoro, escenificado y exagerado. Después me subió el bóxer.
- Anda, sirve el café que lo necesito más que nunca - añadió.
Lo hice y me senté a su lado a desayunar. Tomamos unas galletas y bebimos café. Me contó que llevaba más de un mes sin follar, porque lo que se le había ofrecido no era de su agrado, y que no pudo evitar masturbarse en la noche mientras nos oía a su hermana y a mí.
- Y ahora te veo así y... Ufff... Entiéndeme, no quiero que pienses nada raro, eres el novio de mi hermana, pero de buena gana te...
- ¿Me...? - pregunté interesado.
- Joder, ya lo sabes, si hasta estoy mojada.
- A ver.
Pensé que se iba a cortar, pero giró su silla hacia mí, abrió las piernas y ahí estaba la mancha de flujo en sus bragas.
- Joder cuñada, no sé qué decir.
- No digas nada, el bulto habla por ti, ha vuelto a crecer.
- Supongo que es inevitable. ¿Me lo enseñas? Tú ya me has visto con creces.
Ella no dijo nada durante unos segundos, pero después echó las bragas a un lado y me lo mostró, con un dibujito de pelo recortado.
- Ufff... Qué bonito lo tienes - le dije.
Ella volvió a taparse. Acabamos el desayuno.
- Quiero que hagas algo por mí - dijo interesada.
- Tú dirás.
- Quiero que vayas a la habitación, dejes la puerta abierta, y despiertes a mi hermana comiéndole el coño, y cuando la notes entregada te la folles con ganas. Yo estaré masturbándome escuchando todo, creo que sacaré mi dildo. ¿Harás eso por mí?
- Por supuesto, por ti lo que necesites.
- Ufff... No me digas eso, cabronazo.
Me puse en pie dispuesto a salir de la cocina e ir a la habitación, pero ella me detuvo frente a si. Sin decir nada me la sacó, la acarició y se la metió en la boca. No fue una mamada, solo la lamió un poco. Cuando se separó, me miró y me dijo:
- Ve con ella y hazla gritar de placer, estaré vigilando.
Y salí de la cocina.
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