Compañeros

Con la facilidad de Carmen de hacer mejores amigos, el día que tenga un pequeño tropezón, se van a arremolinar todos para sujetarla y que no caiga. Eso siempre y cuando no tenga un encuentro amistoso que precipite la caida o una revelación Mariana de sus obras y milagros.
Cristina sigue encantada, feliz y maravillada de ser la chica para todo de sus novios. Pues nada, que siga en su fiesta mientra suene la música.
 
Lo malo es que por tonta, cuando se de cuenta que la persona indicada la ha tenido siempre de compañero, este va a estar ya con Mónica.
Héctor el indicado?, un tipo sin amor propio, que se autodesprecia y más aburrido que escuchar ajedrez por radio?, pienso que ningún extremo es óptimo, espero encuentre un punto medio.

Carlos está encantado con la imagen de Carmen que ella le muestra, que no es la real.
Supongamos que inician una relación y Carmen renuncia a su pasado. Ante todo pronóstico se va enamorando de Carlos o al menos apreciando y valorando, y viven felices y tranquilos.

Eso de que la cabra siempre tira para el monte no siempre se ha cumplido, ni que estuviéramos en un relato 😅
 
Bueno, sobre Carlos, ese buenazo que todos tenemos sobre un pedestal, también sabemos que tuvo un pasado egoísta y obsesivo.

En fin que todos tienen un pasado, no solo Carmen.

Se presentan asuntos interesantes, Silvia y Antonio son carlosdependientes, ahora todo va bien pero cuando Carlos empiece a pensar con la polla veremos qué pasa ¿Se enemistarán Antonio y Silvia con Carlos sabiendo que su trabajo estaría en juego? ¿Aparecerá de nuevo el Carlos egoísta y obsesivo? Esta vez con el sexo en lugar del trabajo.

Y espera cuando se enteren que es el dueño de todo, y no un simple jefe.
 
Héctor el indicado?, un tipo sin amor propio, que se autodesprecia y más aburrido que escuchar ajedrez por radio?, pienso que ningún extremo es óptimo, espero encuentre un punto medio.


Supongamos que inician una relación y Carmen renuncia a su pasado. Ante todo pronóstico se va enamorando de Carlos o al menos apreciando y valorando, y viven felices y tranquilos.

Eso de que la cabra siempre tira para el monte no siempre se ha cumplido, ni que estuviéramos en un relato 😅

El error que ha cometido Carmen, es hablar de sus proyectos con su chulo, porque nunca va a dejar que se vaya su mejor fuente de ingresos. Carmen, por mucho que quiera cambiar, su pasado está en internet y su futuro está en manos de Jamal.
 
a día de hoy no sé imaginarme a Carlos si no va a lomos de un corcel blanco de largas crines luciendo una brillante armadura

Pues todo depende de la habilidad de Carmen para engatusar a Carlos y hacerse la víctima de Jamal, una vez que este le haga llegar algunos enlaces a Carlos, donde aparecerá su pobre Carmen taladrada por todos sus agujeros. Aunque creo que antes de que eso pase, Silvia le va a dar las dos collejas que necesita Carlos, para espabilar a sus neuronas.
 
Pues todo depende de la habilidad de Carmen para engatusar a Carlos y hacerse la víctima de Jamal, una vez que este le haga llegar algunos enlaces a Carlos, donde aparecerá su pobre Carmen taladrada por todos sus agujeros. Aunque creo que antes de que eso pase, Silvia le va a dar las dos collejas que necesita Carlos, para espabilar a sus neuronas.
O espabilar otra cosa de abajo.
 
El pasado es como el culo, todos tenemos uno. Algunos con un pasado blanco, otros con grises y otros, como el de Carmen, lleno de mierda.
 

26​

Dos días después. Miércoles
Héctor


Miré como Cris dejaba sus cosas en la mesa y se quitaba el abrigo. Me miró y sonrió pero noté algo raro. Dejé pasar unos minutos y me acerqué a ella:

- ¿Un café?

Ella negó con la cabeza y se señaló la boca diciendo de forma rara:

- Me duele

- ¿Una muela?

Negó y dijo:

- La boca

- ¿Qué te ha pasado?

- Luego te cuento

Sobre las nueve llegaron Mónica y Susana. De inmediato, Mónica se sentó a mi lado para que siguiera explicándole algunas cosas. Me puse con ella hasta las 10 que hicimos un descanso para ir todos a desayunar pero Cris negó con la cabeza, le seguía doliendo. La miré, no era una excusa por la comida como otras veces que no traía. Tenía mala cara. Le dije:

- ¿Quieres que te busque una aspirina o algo?

Ella negó con la cabeza y dijo:

- No puedo tomar aspirinas

- Ah… ¿Y otra cosa?

Volvió a negar. Le dije:

- Si te duele, algo te tienes que tomar ¿Qué te pasa?

Entonces abrió la boca y me enseñó la lengua. Un piercing. Me dijo:

- Me lo puse ayer tarde pero aún me duele, y me dijeron que no podía tomar aspirinas porque no ayuda a que cicatrice

- Oh

- Se me pasará pronto (y me sonrió tristemente)

- ¿Y no vas a comer nada?

- Un zumo

- ¿Y luego?

- Me he traído sopa, no puedo tomar nada sólido

- Ah

- Id vosotros a desayunar

Me fui con Mónica y Susana. Pero antes de volver me pasé por una farmacia y les pregunté. Al volver, le dije a Cris:

- He preguntado en la farmacia

- ¿El qué?

- Algo para el dolor por ese piercing

- Pero si ya me lo dijeron, enjuagarme la boca con agua y esperar, y no tomar nada sólido ni muy caliente…

- Mira, te puedes tomar un ibuprofeno, no es como la aspirina, y este enjuague sin alcohol

Ella me miró sorprendida. Le dije:

- Es seguro, le he preguntado varias veces, es que no es lógico que estés aguantando el dolor sin tomarte nada

Cris me miró a los ojos y aparté la mirada incómodo. Cogió la bolsa de la farmacia y se fue al baño. Volvió al poco. La observé mientras Mónica me preguntaba cosas del programa que estábamos viendo. Cuando terminé con Mónica casi una hora después, Cris se me acercó con la silla y dijo:

- Gracias, ya casi no me duele

- Ah, genial

- Estaba pasándolo mal

- Se notaba

Se volvió a su sitio sonriente. A las dos, cuando las dos becarias se fueron, salimos Cris y yo a almorzar como siempre. Nos sentamos y ella sacó un táper con sopa fría. La sorbió un poco y dijo:

- No me gusta nada la sopa fría

- Caliéntala un poco

- No me atrevo, me dijeron que nada de comidas calientes ni sólidas en 24 horas

- Ya

- Me has vuelto a salvar

- ¿Qué?

- Estaba rabiando, el tío que me lo puso ya podría haberme dicho lo de la pastilla esa, me acojonó diciéndome que cuidado con las aspirinas y ya no me atreví a tomar nada

- Ah

- Gracias por preocuparte por mí

- Nada



Seguimos comiendo. Ella miró mi sándwich y dijo:

- Jo, me muero de hambre, no como nada desde ayer a esta hora

- ¿Quieres la mitad?

- No, no puedo, me da miedo a que se me infecte o algo

- Ya

- Esto… (señalándose la boca) ha sido idea de Sara

- ¿Y eso?

- Nada, me gustó la idea, me parece sexi y me convenció, pero ahora me estoy arrepintiendo, no tenía ni idea que dolía así

- La lengua es muy sensible

- Lo sé, pero los otros no me dolieron tanto

- ¿Tienes más?

- Sí

- Ah

Me quedé pensando, sería en el ombligo. Ella sonrió y dijo:

- Te estás preguntando donde los tengo ¿no?

- Mmmm sí

Me miró pensando. Dijo:

- Bueno, te lo cuento, eres mi héroe de hoy jiji

- Je

- En los pezones

Casi se me cae el bocadillo de la mano. Ella se rio bajito:

- Fue una locura, lo sé, pero estoy contenta con ellos, y…

Me miró con picardía y dijo muy bajito:

- Y a Alberto le encantan

“Los hay con suerte” pensé con amargura pero le sonreí. Ella dijo:

- Los llevo puestos muy a menudo, pero no se notan por el sujetador, claro

- Ya

- Y lo de la lengua no sé como será, ahora mismo me da en los dientes y no paro de moverla dentro de la boca, me pone nerviosa

- Sí, supongo… No sabía que te interesaban los piercings

- Siempre me han llamado la atención aunque no me atrevía, pero Sara me ha dado el empujoncito… Fue antes de Navidad, que estábamos charlando, se lo dije y me convenció, y me alegro

- Ah

- Pensaba empezar por uno en el ombligo pero, al final, me animé y, bueno, me gustan, es sexy ¿No?

- Mmmmm

- Y me gustaría hacerme un tatuaje, pequeño, lo estoy pensando

- Ah

Entonces me miró y me dijo:

- ¿Me haces un favor?

- Claro

- Antes me la he revisado pero estoy tan nerviosa con esto que no sé si la tengo hinchada o se ve algo raro ¿Puedes mirar a ver si la tengo mal?

Y entonces sacó la lengua. Me quedé paralizado. Aunque era un gesto por parte de ella lleno de inocencia y preocupación por su estado, a mí me pareció super sexy. La miré sin decir nada hasta que ella volvió a hablar:

- ¿Y bien? ¿Algo raro?

- N… no

- ¿Seguro? ¿No la has visto hinchada o inflamada?

- No

- Menos mal (sonriendo aliviada)

Bebió más de su sopa y le dije:

- La de la farmacia me ha dicho que puedes ponerte un cubito de hielo por si notas que se te inflama

- Ah

- Que te aliviará

- Lo tengo en cuenta, gracias

Seguimos comiendo. Yo solo había dado dos bocados a mi trozo de sándwich y ella casi se había bebido la sopa. Entonces dijo:

- Que hambre

- Normal

Entonces me miró suplicante y dijo:

- ¿Me… me darías un mordisquito?

Me sorprendió, ella nunca pedía nada. Le dije:

- Claro

Y fui a darle el otro trozo de sándwich que seguía en el táper pero ella me cogió la mano y mordió el que yo ya había empezado. Fue un mordisco pequeño y dijo:

- Ohhh, que bueno

Me quedé mirando mi bocadillo. Había mordido donde yo, no le había dado asco. Me quedé impresionado. Entonces ella se rio y dijo:

- Perdona, pero es que me estaba mareando y todo jeje

- N… no pasa nada

- Me da miedo pero he tenido cuidado

- B...bien

Le di un mordisco donde ella y me supo a gloria. Entonces Cris dijo:

- ¿Has besado alguna vez a una chica con un piercing en la lengua?

Me atraganté y ella se rio. Negué con la cabeza. Ni siquiera había besado a una chica, pero no lo dije:

- ¿Estará bien?

- No… no lo sé

- Será raro ¿No? No paro de darle vueltas a eso

- Ya

Entonces se le iluminó la cara y dijo:

- Puedes probarlo con Mónica

- ¿Qué?

- Tiene uno ¿No lo has visto?

- No

- ¿En serio? Pero si se le nota un montón cuando se ríe

- N…. no me he fijado

- Pues ya sabes jiji

- Otra vez con esa tontería

- No es una tontería, invítala a… al cine o algo, verás como ni se lo piensa

- La conozco desde que era una cría

- ¿Y?

- Que no es eso que piensas, es solo que como me conoce, está cómoda conmigo para que le enseñe, solo eso

- Jajajaja

- Te ríes de mí

- Sí porque estás ciego

- Anda ya

Entonces Cris me preguntó:

- ¿Puedo otro? (señalando mi bocadillo)

- Toma la otra mitad

- No, no solo un mordisquito, pequeño

Y me volvió a coger la mano para morder de nuevo por donde yo estaba comiendo. Esta vez no me pude reprimir:

- ¿No te da asco?

Ella me miró extrañada y preguntó:

- ¿El qué?

- Comer de algo que yo…

- Jajaja, que tonto ¿A ti te da asco?

- No, que va, pero tú eres…

- ¿Sabes una cosa?

- No

- Me gusta poder hablar así contigo

- ¿Cómo?

- Así, abiertamente, antes me costaba mucho abrirme a los demás pero desde que tengo novio y trabajo con vosotros me siento cómoda con todos

- Ah

- Me... me siento más segura y, no sé, siento que importo a alguien

- Pero siempre me has importado

- Lo sé, pero como compañera de estudio. Ahora es diferente, me has salvado dos veces (guiñándome un ojo)

Entonces se puso seria y dijo:

- No quería relacionarme con nadie de forma seria, me daba miedo que me dejaran tirada o pasaran de mi, así que prefería aislarme

- Yo no…

- Lo sé, tú has estado a mi lado desde que nos conocemos, eres la excepción, por eso estoy tan cómoda contigo

Y me cogió la mano y me sonrió. Y dijo:

- Estaría guay que saliéramos en parejas

- ¿Qué?

- Sí, tú y Mónica y Alberto y yo

- Pero si yo no…

- Porque no quieres

- Cris, por favor

- Jajaja, que tonto

Y estuvo metiéndome caña con Mónica un rato mientras yo la observaba. Había cambiado mucho en los últimos meses, era verdad que estaba más abierta y sonriente. Se notaba que estaba feliz con su novio y eso me alegraba.

Cristina
Llegué a casa tras otro día de trabajo. Saludé al entrar pero no había nadie. Me fui rápido al baño y me miré la lengua. Llevaba así todo el día, revisándola y luego dándome un enjuague con lo que me había comprado Héctor. Ya casi no me dolía, solo era como un retumbar persistente pero de fondo en mi lengua, nada que ver con la noche tan mala que había pasado.

Bebí del enjuague y estuve aguantándolo en la boca unos minutos recordando la noche que había pasado casi sin dormir. Me había levantado fatal y me había puesto a prepararme la sopa para el almuerzo notando un dolor punzante en la lengua. Entonces había llegado Sara e intentó convencerme para que me quedara en la cama pero no podía, tenía muchas cosas que hacer, y además, estaba harta de dar vueltas en la cama sin poder dormir y pensando como me había dejado convencer para esa locura. Además, el tío que me lo puso me había acojonado con las infecciones y con no tomar nada para el dolor “que se te pasará pronto” me dijo y una mierda, no se me había pasado, al contrario, fue a más.

Y cuando llegué a la oficina ni podía hablar y me arrepentí de no haberme quedado en casa porque el dolor se me había subido también a la cabeza. Y Héctor, que era un cielo, no había parado de mirarme preocupado. Y entonces me había salvado al ir a la farmacia que a mí ni se me había ocurrido. Y estaba tan mal y confiaba tanto en Héctor que ni me lo pensé y me tomé la pastilla, y que alivio, fue algo muy rápido.

De repente caí en una cosa “No le he pagado a Héctor las medicinas, que estúpida, soy tonta, mañana sin falta se las pago, encima que me hace este gran favor, voy y no le doy el dinero, idiota” me recriminé enfadada conmigo misma.

Héctor estaba siendo un gran amigo, siempre había estado ahí pero como no quería darle esperanzas, lo mantenía apartado. Ahora que Héctor conocía la existencia de Alberto, me sentía más segura de que él no iba a tener esperanzas conmigo y me había relajado mucho al hablar con Héctor. Además, tenía que convencerlo para que saliera con Mónica. Era tan evidente que a ella le gustaba Héctor que no entendía como él no lo veía. “Sería genial que los dos tuviéramos pareja, me alegraría un montón por él”.

Entonces escuché como se abría la puerta de la calle y las risas de Sara y Alberto. Salí rápido. Vi que venían del gimnasio. Me acerqué a ellos y les di un pico a ambos. Estaban bromeando sobre algo del gimnasio. Los escuché algo dolida porque no me preguntaban como estaba ni me habían escrito en todo el día, pero es que ellos eran así de olvidadizos. Tras un rato de risas entre ellos, Sara me miró y se acordó:

- Oye, cariño ¿Cómo estás?

- Bien

- ¿Ya no te duele?

- Sí, pero menos

- A ver como lo tienes

Y saqué la lengua. Sara se acercó y me la miró. También se acercó Alberto diciendo:

- Ah, hostias, el piercing, no me acordaba

Les pregunté:

- No parece inflamado ¿No?

- No, lo veo bien

Entonces Alberto me besó y noté como su lengua entraba en mi boca pero me aparté mientras Sara decía:

- Pero ¿Qué haces?

- Quiero probar el piercing

- Pero no puedes, tonto

- ¿Por qué?

- Porque está cicatrizando

- Pero si has dicho que lo ves bien

- Sí, pero tiene ahí una herida abierta, no puede arriesgarse a que se le infecte

- Que tontería, no se le va a infectar por un beso

- Pero serás cacho burro, claro que se puede, tenemos muchas bacterias en la boca

Sara lo miraba enfadada. Me miró y dijo:

- No te vayas a dejar convencer

- No, no, me da mucho miedo

- Bien

Alberto preguntó:

- ¿Y cuánto tiempo tarda eso?

- 3-4 semanas, te lo dijimos ayer

- ¿Tanto tiempo vamos a estar sin follar con ella?

- No, tonto, no puede usar su lengua pero sí el resto de sus agujeros ¿Verdad, Cris?

Asentí aunque me hacía poca gracia eso de “mis agujeros”. Alberto dijo:

- Ah, vale

- Y nada de mamadas

- ¿Por qué?

- Joe, ya te lo he dicho, tiene una herida

- Pero si me la limpio bien…

- Que no, no seas bruto, te aguantas. Además, ya te la chupo yo y lo hago genial ¿No?

- Sí, claro

- Más me tengo que joder yo porque tampoco me lo puede comer, y ella lo hace mil veces mejor que tú

- Exagerada

- Ya, lo que tú digas pero mira, a ver si por estas aprendes ¿No, Cris?

Y nos reímos porque Alberto no tenía nada de paciencia con el sexo oral cuando lo hacía él.

Carlos
No me podía creer lo nervioso que estaba mientras esperaba a que Carmen bajara. Estaba esperándola frente a su portal, dentro de mi coche. Iba a llevarla a un buen restaurante y me había cambiado 3 veces, si saber que ponerme, como un puñetero adolescente, así me sentía.

Había estado a un pelo de contarle la cita a Silvia pero al final me acojoné. Me vendría genial sus consejos y ánimo pero sabía que al ser con Carmen me abroncaría. Al final se lo contaría, seguía sin verle mucho recorrido a esto. Carmen solo salía conmigo por agradecimiento, estaba convencido.

Miré el reloj, habían pasado 10 minutos desde que la había avisado y la espera aumentaba mi ansiedad. Hasta me dolía el estómago de los nervios. Entonces vi como se abría su portal y aparecía ella. Iba vestida con un vestido largo hasta los tobillos y un abrigo corto. Salí rápido del coche a su encuentro. Nos dimos dos besos y la lleve a mi coche donde le abrí la puerta. Cuando se sentó, fui al sitio del conductor y entré para quedarme tonto al ver que su vestido era abierto por un costado, por el izquierdo y que al sentarse se le veía esa pierna. Llevaba medias y el vestido se habría hasta mostrar la parte baja del encaje de la media. Me pareció de lo más sexy que había visto nunca y no reaccioné hasta que ella dijo:

- Que frío hace ¿No?

- E…. sí, sí

- Perdona que te haya hecho esperar, a Daniel le ha costado que me vaya

- Oh

- Es la primera noche que lo dejo solo con la niñera y claro, le cuesta

- Sí, entiendo

- Me pone muy triste pensar en él ahí solito, pero no, no voy a pensar en eso, hoy me toca disfrutar de una buena cena y compañía

Y me sonrió ampliamente. Me encantaba que fuera tan buena madre, y me alucinaba que un monumento así de mujer perdiera el tiempo conmigo. Arranqué y conduje nervioso hasta el restaurante.

Cristina
Pasé mi mano por el torso de Alberto, algo sudoroso pero tan excitante como siempre. Sara jadeaba mientras lo cabalgaba pero casi no la escuchaba sumida en mis pensamientos, relaja tras un orgasmo provocado por Alberto hacía unos minutos. Ahora era el turno de Sara.

Lo que estaba pensando es que me había dado cuenta de lo mucho que usaba la boca y la lengua en el sexo. Por culpa del piercing no había podido usarla y me había costado mucho no besar, chupar o lamer a Alberto, pero mucho. Si no llega a ser por Sara lo hubiera hecho, estaba segura, porque Alberto no tenía ningún cuidado y a mí se me iba la cabeza con la excitación, pero Sara había estado vigilante y, menos mal, lo último que quería eran más problemas en la lengua.

Entonces me percaté de un cambio en los jadeos y respiración de Sara. Reconocí esas señales, estaba a punto de correrse. La miré. Ahí estaban el resto de señales y en ese momento, empezó a correrse. Sonreí, ya la conocía bien.

Sara se derrumbó sobre Alberto y se comieron la boca unos segundos. Los miré con envidia, yo no podía hacer eso. Entonces Sara se tumbó al otro lado y dijo:

- Joder, que polla tienes, nene, me tiemblan las piernas

Alberto se rio y me miró para decirme:

- Venga, nena, quiero tu culo

Sara dijo:

- ¿Otra vez?

- ¿Qué pasa? Me gusta su culo y no tiene piercings ahí ¿No?

- No, pero se lo vas a dejar…

Le dije a Sara:

- No me importa, me gusta

Y me puse a 4 sobre la cama. Alberto se levantó, fue a buscar el lubricante y al poco empezó a metérmela. Me dolió y Sara dijo:

- Ve despacio, que le duele

- Voy como siempre

- Pues le está doliendo, le estoy viendo la cara

Dije:

- Siempre duele al principio, no pasa nada

- ¿Ves? Como siempre, te lo he dicho

Y terminó de metérmela para comenzar a moverse lentamente. Sara me miraba sin decir nada. Entonces se incorporó y comenzó a darme besitos por la cara y los labios mientras Alberto aumentaba el ritmo. No tardó nada en correrse dentro de mi culo y los tres nos tumbamos.

Me levanté y fui al baño donde me limpié y me volví a enjuagar la boca. De pronto, Sara me abrazó por la espalda y me dio un beso en el cuello diciéndome:

- He echado de menos tus besos, se va a hacer largo este mes

Y luego se sentó en la taza y comenzó a orinar mientras yo escupía el enjuague y me iba a la cama pensando que sí, que se me iba a hacer muy largo pero no por sus besos sino por los de Alberto.

Carlos
Carmen me cogió del brazo y fuimos andando lentamente a su portal. Había sido una velada magnífica, todo había salido bien y pensaba que Carmen opinaría lo mismo. Notaba su pecho contra mi brazo y era una sensación muy agradable y excitante.

Cuando llegamos, se soltó y me dijo:

- Me lo he pasado muy bien

- ¿Sí?

- Claro, y el restaurante... has elegido muy bien, me ha encantado

- Sí, la verdad es que la comida estaba buenísima

- Sí, y la compañía perfecta

La miré nervioso ¿La besaba? ¿Me atrevía? ¿Era demasiado pronto? Ella me miraba sonriente, esperando. Al final, me acerqué a ella y le di dos besos en las mejillas. Carmen sonrió y dijo:

- Buenas noches

- Sí, buenas noches

Se giró para entrar en su portal pero le dije:

- Carmen

- ¿Sí? (volviéndose a girar)

- ¿Te… te gustaría venir a mi casa del campo este fin de semana?

- Mmmm

- Tú y Daniel, claro

- El sábado no puedo

- Ah

- Pero el domingo quizás pueda hacer una escapadita ¿Está muy lejos?

- A una hora, pero yo os recogería, claro

- Muy bien, te avisaré si puedo o no

- De acuerdo… Buenas noches

- Buenas noches, Carlos

Esperé hasta verla entrar y luego me fui. ¿Debería haberla besado? ¿Esperaría ella eso o no? “Es una mujer con mucha clase, no sé como comportarme con alguien así, si voy muy deprisa la puedo asustar y que piense que soy un viejo verde pero ¿Y si voy demasiado despacio? Mierda, Silvia, te necesito pero sé que no me vas a ayudar en esto”.

Carmen
Vi alejarse a Carlos y pensé “Menos mal que este hombre es muy cortito y no me ha besado, no me apetecía nada, que ganas tenía de que se fuera, que aburrimiento de velada con sus chistes malos e incomprensibles. Al menos la comida era decente”. Cogí el móvil para avisar a Santi mientras andaba hacia el ascensor, cuando de pronto una voz dijo:

- ¿Te follas a ese viejo?

Di un respingo y dije:

- Hostia puta, que susto

Santi apareció de detrás de una esquina. Le dije:

- ¿Qué coño haces aquí?

- Me dijiste que viniera

- No, te dije que te avisaría

- ¿Te lo follas?

- ¿Y a ti que mierdas te importa?

- ¿Te lo follas?

- Que no te importa nad…

Entonces Santi me cogió del cuello y me empujó a una pared:

- ¿Te lo follas?

- ¿Tú has visto que suba a mi casa?

- ¿Te lo piensas follar?

Lo miré mientras él apretaba mi cuello. Me hizo gracia que tuviera celos y le dije:

- Ahora mismo solo pienso en follarme esto

Y le acaricié el paquete. Santi me miró con rabia. Le desabroché la cremallera y metí mi mano para agarrársela. Él, sin soltarme el cuello, me abrió el abrigo y me sacó una teta fuera del vestido y se puso a chupármela. Luego, me empujó hacia abajo y me arrodillé mientras le sacaba la polla y me la metía en la boca. Se la chupé con ansia hasta que, de pronto, vi una sombra en la puerta del portal. Miré asustada. Lo primero que pensé es que sería Carlos pero no, era una chica que nos miraba. Me levanté rápidamente y dije:

- Joder

Santi me miró extrañado y señalé la puerta del portal:

- Nos han visto

Él se giró pero ya no había nadie. Dije:

- Una vecina, iba a entrar y nos ha visto, joder

- Está esto muy oscuro

- ¿Y por qué no ha entrado? Ha visto que te la estaba chupando y se ha ido, mierda

Me arreglé el vestido y miré enfadada a Santi:

- Esto es culpa tuya, te dije que te avisaría

- Pero que no pasa nada

- Joder, ahora se irá de la lengua y tendré a todas las putas vecinas chismorreando

Santi se me acercó y me besó. Le rechacé y le dije:

- Te debería mandar a tu casa, por gilipollas

- Pero tienes ganas de follar

Eso era cierto. Suspiré y le dije:

- Espérate aquí a que le diga a la niñera que se vaya

- ¿Cuánto?

- Te mando un puto mensaje, pero esta vez hazme caso, coño

- Vale, vale

- Serás…

Y me fui al ascensor “Esa puta niña no me va a joder el polvo, pero casi me ha cortado el rollo” pensé mientras subía a mi casa.​
 
Carmen sigue siendo la misma mala persona, engreída y prepotente de siempre. Que mujer más absolutamente tóxica.
Lo malo es que Carlos no la ha calado como hizo Silvia desde el minuto 1 y ya va a caer en sus redes.
Cuando Silvia se entere le va a caer la del pulpo y con razón.
 
Lo de Carlos es comprensible, pues no sabe lo que sabemos nosotros, pero Cristina, a parte de ciega es idiota. Vale que solo ve a Hector como amigo, pero darse cuenta de lo que siente Mónica por él y no ver lo que siente él por ella es de traca. Y luego está el asunto de sus novios, joder, se ha preocupado Hector más por ella en cinco minutos que las otras dos sanguijuelas en todo un dia. Se está rifando un viaje a los infiernos y Cristina está comprando todas las papeletas.
 
Lo de Carlos es comprensible, pues no sabe lo que sabemos nosotros, pero Cristina, a parte de ciega es idiota. Vale que solo ve a Hector como amigo, pero darse cuenta de lo que siente Mónica por él y no ver lo que siente él por ella es de traca. Y luego está el asunto de sus novios, joder, se ha preocupado Hector más por ella en cinco minutos que las otras dos sanguijuelas en todo un dia. Se está rifando un viaje a los infiernos y Cristina está comprando todas las papeletas.
Puede que Carlos no sepa cómo es en su vida privada Carmen, pero no me cuadra lo del trabajo. Cómo es que ni siquiera se da cuenta de su desempeño?, Carlos en los negocios no es bruto, ha logrado mucho, por más enamorado que esté, que no le produzca ni una sola reflexión me parece un poco absurdo.
 
Puede que Carlos no sepa cómo es en su vida privada Carmen, pero no me cuadra lo del trabajo. Cómo es que ni siquiera se da cuenta de su desempeño?, Carlos en los negocios no es bruto, ha logrado mucho, por más enamorado que esté, que no le produzca ni una sola reflexión me parece un poco absurdo.
No hay más ciego que el que no quiere ver, pues si de varios departamentos de la empresa le han avisado de quién es, ella se justifica y el siempre le cree, está en coñado.
 

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