Yo empecé a salir con mi mujer cuando ella tenía 28 años (actualmente tiene 50). Evidentemente, ya había follado y comido otras pollas, pero nunca había practicado sexo anal, porque pensaba que por ahí no iba a sentir placer y, sobre todo, porque tenía mucho miedo al dolor que la podía ocasionar.
Mientras salíamos, yo intente, en diversas ocasiones, follarla el culo, pero era del todo imposible, introducía la cabeza y, prácticamente no me dejaba ni moverme porque decía que la dolía. Así que, cada vez que lo intentaba, era muy frustrante porque apenas me dejaba que se asomara en su culito.
Pero, cuando hacíamos los 3 años de relación (ella tenía ya 31) la llevé a cenar a una especie de hotel rural, muy lujoso, en el que además de cenar, pasamos la noche (había cogido una habitación). La cena estuvo muy bien y, como no había que conducir, regada de buen vino y alguna copita al terminar.
Subimos a la habitación y, por supuesto, follamos. Ella estaba feliz y relajada. Mientras descánsabamos de ese polvo, ambos teníamos ganas de más, así que empezamos a acariciarnos y a toquetearnos y fue cuando se me ocurrió volver a intentarlo.
Ella al principio, me dijo que ya sabía que era incapaz, que la dolía mucho, yo la dije que estuviera tranquila y relajada que teníamos todo el tiempo del mundo yo iba a ser muy cuidadoso y que cuando ella quisiera yo paraba. Pero la pedí que estuviera muy tranquila y que confiara en mi.
Como no planeé, previamente, follarla el culo esa noche, tuvimos que usar de lubricante vaselina. La unté, me unté. Ella estaba totalmente tumbada boca abajo y fui entrando muy despacio mientras besaba su cuello, sus hombros su espalda. Ella se quejaba y yo le decía que si paraba y ella que no, que aguantaba.
Así que fui entrando, me quedaba parado y ella aguantaba, intentaba moverme pero ya se quejaba y me mandaba salir y yo salía. Lo volvíamos a intentar, no sé las veces que me salí, pero, por lo menos, cinco, fijo.
Sí veía que cada vez entraba un poquito más. La ventaja de ese día es que no había prisa y ella no me dijo que lo dejara en ningún momento, sólo me mandaba salir pero cuando lo volvía a intentar me dejaba.
Por fin, logré meterla más de la mitad , yo le decía que si dolía y ella no, no, tranquilo, aguanto y empecé a moverme muy despacio, intentando que no entrara mucho más, así fui moviéndome poco a poco. Yo la oía como gemía y la preguntaba si le dolía y ella me contestaba que no sabía, que se la mezclaba el dolor y el placer, seguí follándola sin dar mucha caña, iba a un ritmo bastante tranquilo pero ya entraba más y sus gemidos eran más de placer. La excitación del momento, hizo que me corriera, aunque no estaba follándola muy fuerte y la llené el culo.
Luego hablando me dijo que sí que había sido bastante placentero, que no pensó nunca que fuera así, entonces, la dije que teníamos que hacerlo más a menudo para que su culo se fuera dilatando y la dije que la próxima sería mejor porque seguro que estaba más tranquila.
Y, así fue, la siguiente vez fue mejor, tambíen tuve que entrar muy muy despacio, salirme varias veces pero al fin la folle y se la metí casi entera y el ritmo fue más vivo que la vez anterior, ella gozó más, pero llegó un momento que me dijo que sentía dolor y me tuve que salir.
Después de eso la propuse que teníamos que hacerlo más seguido para que su culo se fuera haciendo. Me tiré los siguientes 3 meses, que era raro el día que follábamos que no la diera por el culo, había días, incluso que sólo la enculaba.
Llegó un momento, que aunque, es verdad que siempre al principio tenía que entrar supersuave, la follaba con mucha energía y ya con toda la polla dentro. Empezó de hecho a gozar mucho y a llegar, a veces, al orgasmo. De hecho la follaba en todas las posturas el culo, misionero, ella encima cabalgándome, tumabada boca abajo, a cuatro.
A día de hoy no diré que goza del anal más que por el coño porque no es verdad, pero sí que disfruta mucho del sexo anal. Nunca me dice que no cuando quiero darla por el culo y, aunque ella nunca lo pide, hay días, que, cuando ha pasado mucho tiempo que no hacemos sexo anal, aprovecha cualquier tontería para insinuármelo, igual la estoy follando misionero y la digo date la vuelta que te lo quiero hacer por detrás, ella me dice ah, ¿que quieres follarme por el culo? Ahí ya me doy cuenta yo de lo que la apetece en ese momento.