A ver si entre todos revivimos un poco este hilo, que se quedó parado. Os contaré una experiencia que, aunque no implica un desnudo integral, fue bastante morboso, quizás sobre todo porque fue totalmente inesperado.
Hace muchos años, uno de mis compañeros de trabajo - y desde entonces amigo - nos invitó a mi mujer y a mi a cenar en casa. Yo no conocí a su mujer, él tampoco a la mía. La cena fue de lo más agradable. Da la casualidad de que ambos teníamos un bebe de corta edad, calculo por entonces unos 3 o 4 meses. Nuestro bebe se puso algo nervioso, así que mi mujer se levantó de la mesa, cogió al bebe en brazos y preguntó si podía darle el pecho. No era realmente una pregunta, más bien una declaración de intenciones. Ella es súper tímida y por aquel entonces todavía no había probado el topless en la playa. Así que mi sorpresa fue total al ver que, todavía de pie al lado de la mesa y a poca distancia de mi amigo, se desabrochó varios botones de la blusa, apartó el sujetador y se sacó una teta. La cara de mi amigo era de libro, no disimulaba su interés en ningún momento.
Yo ya iba empalmado, mi amigo seguro que también. Mi mujer dijo que se sentaría en el sofá, así estaría más cómoda. A los pocos minutos, la mujer de mi amigo también se levantó, cogió a su bebe en brazos y se sentó al lado de mi mujer. Llevaba un top muy pegado al cuerpo, se lo subió y dejó a la vista sus dos pechos, preciosos, muy pequeños, con unos pezones rosados. Mientras tanto, charlamos los 4 como si nada. Y realmente era lo más natural del mundo, pero pocas situaciones he vivido que eran tan morbosas.
Cuando terminaron las dos, mi mujer dijo que ya era tarde, que como era un día de semana había que madrugar al día siguiente. Se vistió, lentamente, de nuevo de pie delante de mi compañero. Su mujer se quedó tal cual, con el top subido y el bebe en brazos. Hablamos unos minutos más en la puerta, recuerdo que ella me hablaba de frente y yo intentando no mirarle demasiado las tetas, aunque disimular en esas ocasiones es inútil. En el coche de vuelta a casa, mi mujer no hablaba mucho, aparte del típico 'son muy simpáticos'. Llegamos a casa, nos duchamos y follamos como locos. La tensión acumulada tenía que descargarse de algún modo.
Luego perdimos el contacto, pero hace unos años volvimos a encontrarnos y quedamos varias veces para cenar. Algún día, cuando quede con él solo, le preguntaré si se acuerda de aquella noche.