Un joven llega a la iglesia y va directo al confesionario; el cura le pregunta que quiere confesar:
----- Nada padre, no quiero confesar nada...
----- A ver hijo, a que has venido entonces.
----- Es que le he visto a usted encendiendo los cigarros con un mechero que mola una barbaridad, y por eso quiero pedirle que me lo regale.
----- No hijo, no puedo regalartelo porque es un recuerdo de alguien muy especial y que significa mucho para mi.
----- Joooo... padre, es que me mola cantidad ese mechero, regalemelo por favor.
----- Que no y no... y si no quieres otra cosa no me hagas perder tiempo.
A los dos días vuelve el mismo joven con la cantinela, y el cura que no y que no se lo regala.
Y así durante un mes, hasta que al final dice el cura.
----- Anda, anda... toma el mechero y dejame ya en paz porque tu debes ser un castigo divino por algo que habré hecho mal.
Se marcha el joven todo contento y victorioso con el mechero.
A los cuatro días llega una chica y le dice al cura en el confesionario:
----- Vera padre, vengo a pedirle consejo porque mi novio quiere que nos acostemos.
----- ¿ Como que os acostéis ?
----- Si, que nos metamos juntos en la cama y tengamos sexo.
----- Ahhh... no , no. Eso de ninguna manera hija mía; la mujer debe mantenerse casta y pura para llegar virgen al matrimonio y agradar a Dios.
----- Si padre, pero él insiste e insiste...
----- Pues tu debes resistir, porque eso debe ser que Dios te está poniendo a prueba y no debes defraudarle.
----- Ya, ya padre, pero usted no sabe lo pesado que se pone...
----- ¿ Pero quien es tu novio ?
----- Pues ese que consiguió que usted le regalara el mechero...
----- Uhhhhhhh....!!!!! hija mía, entonces estamos perdidos y no hay nada que hacer. Tu date por follada...