61
Al día siguiente.
Héctor
Entré en el aeropuerto pensativo. No dejaba de darle vueltas a la discusión con Mónica del día anterior. Todo había empezado por el cambio de planes del grupo con el que íbamos. Según nuestra planificación del viaje, ese día debíamos comenzar la vuelta a España pero los del grupo dijeron que ellos iban a seguir. Mónica se había entusiasmado pero yo no, me negaba a seguir el viaje, estaba ya harto de tantos días fuera con la mochila en la espalda y teníamos que volver al trabajo, pero ella no paraba de insistir, y en medio de la discusión, me dio un ultimátum “Si me quieres, ni deberías pensarte en ir conmigo al fin del mundo”. Y lo tuve claro, no la quería así, no estaba enamorado de ella de esa forma o más bien de ninguna, que la realidad era que nos llevábamos bien y el sexo era bueno, pero no mucho más, ni siquiera teníamos los mismos gustos o ilusiones. Y cuando se lo dije, cuando le dije que no estaba siendo justo con ella porque ella estaba enamorada de mí pero yo no lo estaba de ella, Mónica se había puesto histérica.
Cuando se calmó, intenté convencerla de volver juntos a España ya que, aunque me había dado cuenta que no la quería como para seguir siendo su pareja, quería que volviera conmigo, no dejarla allí con esa gente, pero se negó, decía que eran más de fiar que yo, que me odiaba, que me fuera, que no me quería volver a ver. Y habían acabado echándome entre todos, las tías hicieron piña con Mónica y me putearon, y los tíos me empujaron para sacarme del autobús. Volví a entrar para intentar convencer a Mónica pero entonces fue ella la que me echó.
Suspiré, no estaba preocupado por si le pasaba algo, eran todos buena gente, pero sí me sentía mal por haberla dejado y haber sido tan franco con ella, pero es que fue algo que tuve clarísimo en ese momento, solo había una persona con la que iría al fin del mundo sin pensármelo, alguien totalmente fuera de mi alcance pero no podía evitar sentir lo que sentía por ella.
Miré a mi alrededor buscando información. Vi los paneles de vuelos y me dirigí a ellos. Delante vi a una rubia de espalda a mí, leyendo los paneles. Me fije en su culo, llevaba unos pantalones vaqueros cortos a medio muslo, pero muy ajustados, que le quedaban de miedo. Meneé la cabeza pensando “joder, acabas de romper con tu novia y te quedas atontado mirando el culo de una extranjera”. Me puse a su lado y levanté la vista para buscar información del vuelo para volver a España. Entonces escuché:
- Vaya, que bonito eso de no saludar a los amigos ¿No?
Me quedé de piedra y miré a mi lado, a la rubia. Dije:
- ¿Cr… Cr… Cr… Cris!!!???
Ella me sonreía ampliamente y dijo:
- ¿Ni un abrazo ni nada después de tanto tiempo? Pues vaya
Y fue ella la que me dio un abrazo con fuerza, riendo y besándome en las mejillas. Cuando me recuperé de la sorpresa, le dije:
- Pero… pero… pero... ¿Estás de vacaciones aquí con Alberto y Sara?
Ella negó con la cabeza. La miré sin entender. Dijo:
- He venido a buscarte, tonto
Cristina
Lo miré sonriente mientras él no salía de su estupor. Todo había surgido durante la conversación con Carlos la noche anterior…
………………………………………………..
La noche anterior
Cristina
- Héctor vuelve mañana
- ¿Qué? ¿Y eso?
Me callé, nerviosa, sentía algo raro por dentro. Le conté lo que Héctor me había dicho en los audios. Carlos escuchó todo sin decir nada. Entonces dijo:
- Cris, es hora de sincerarte contigo misma ¿Qué sientes por Héctor?
Lo pensé unos segundos pero me acobardaba dar el paso. Le dije:
- No… no estoy segura
- ¿Tú crees? Mañana estará de vuelta y eso te llena el corazón de alegría ¿Verdad?
- Mmm Sí
- Creo que sería bueno que pensaras como lo quieres recibir mañana, si como a un amigo más, o como alguien especial de verdad ¿Cómo te sientes realmente sabiendo que mañana lo verás y está sin compromiso?
Era una buena pregunta. No preguntaba cosas sobre Héctor o Mónica… quería que meditara sobre mis sentimientos. Le respondí intentando ser sincera:
- Siento alegría, va a volver ya
- Ajá
- Y pena, se le escuchaba bastante hecho polvo
- Ya
- Y…
- ¿Qué?
- Alegría porque ha… Ha roto
- ¿Y eso?
- No… no lo sé
- ¿Seguro?
- Jo, Carlos ¿Soy mala?
- ¿Mala?
- Me alegro porque ha roto, mi mejor amigo lo está pasando mal y yo me alegro, no soy buena persona
- O eres una persona que le gusta otra y ahora tiene vía libre
Me callé. Luego dije:
- Héctor es demasiado bueno para mí
- Jajaja, perdona que me ría, pero menuda gilipollez
- No, es la verdad, es… es… yo soy una…
- Eres una chica fantástica, y él está pillado por ti desde hace mucho, lo sabes
- Sí, pero no le convengo, soy mala, casi mato a mi hermano y…
- Y eso son excusas, ya lo hemos hablado
Nos callamos hasta que le pregunté:
- ¿Qué hago? ¿Lo intento con él? ¿Y si descubre como soy y deja de ser mi amigo?
- ¿Tienes ganas de verlo?
- Claro
- ¿Muchas?
- Me muero de ganas
- Espera… No cuelgues
Esperé impacientemente y tras lo que me pareció una eternidad, dijo:
- Hay un vuelo a Atenas que sale mañana temprano, a las 7 y media y llega allí a las 11:15
- ¿Qué?
- El primer vuelo de vuelta de Atenas a España sale a las 4 de la tarde
Me quedé sin habla durante unos segundos hasta que conseguí decir, llena de asombro:
- ¿Quieres que vaya?
- Solo te informo, si coges ese vuelo, lo pillarás antes de que él vuele de vuelta
- Pero… Tengo que trabajar mañana, no puedo
- Cris, soy tu jefe y casi no has cogido vacaciones ¿Qué crees que te voy a decir?
- ¿Voy? ¿Y si…?
- Y si, y si, y si…
- Jo, Carlos
- ¿Te saco un billete o no?
- Pero ¿Qué voy a hacer allí?
- Creo que algo se te ocurrirá jeje
- No sé, Carlos, yo…
Me callé y pensé. Pensé en Héctor y, de pronto, lo tuve claro y dije:
- Vale ¿Puedes comprarme ese billete? Que no sé hacerlo, luego te doy el dinero
- Bien, la vuelta la cogemos para ¿Dentro de dos semanas?
- Pero es que no…
Iba a decir que no tenía dinero, pero recordé el sobre con los 800 euros de Héctor. Los podría coger y ya se los devolvería más tarde, ya que prácticamente no había hecho nada de sus trabajos porque no habían llamado en todo el verano. Le dije:
- Vale, dos semanas si no es un lío para el trabajo
- Nos la apañaremos Silvia y yo, tú a desconectar y a lo que surja
- Jo, gracias, Carlos, gracias
- Prepara la maleta, allí hace tanto calor como aquí así que bikinis y ropa de verano
- Jo, que nervios, se me va a salir el corazón por la boca
- Espera, voy a llamar a Silvia, a ella seguro que se le ocurren más cosas a tener en cuenta
………………………………………………..
Héctor seguía mirándome con los ojos muy abiertos. Dijo:
- No entiendo nada
- Ya veo
- Y estás rubia
- Sí jeje ¿Te gusta? Necesitaba un cambio
- Claro, tú siempre estás guapa
Le sonreí ampliamente. Le cogí de la mano y le dije:
- Anda, ven
- ¿Qué? ¿A dónde?
- Al fin del mundo ¿Vienes conmigo?
Él me miró estupefacto durante unos segundos hasta que respondió:
- Contigo sí
Me giré a él, y nos miramos a los ojos. Entonces me besó.
Carlos
Me eché un café y le llevé otro a Silvia a su mesa. Nos miramos y ella se rio:
- Estás nervioso
- Pues sí ¿Qué habrá pasado entre esos dos?
- ¿Qué va a pasar? Si son dos tortolitos jajaja
- Bueno, sé que Cris tiene fuertes sentimientos hacía Héctor, eso es obvio hasta para mí, solo hay que ver como sonríe y se le iluminan los ojos al hablar de él, y que solo dice cosas buenas de él, lo tiene en un altar
- Toma éste ¿Y él no está igual? Si se le veía tonto por ella desde el primer día que los conocimos
- Pero él viene de una relación, quizás haya pasado página
- Que vaaaaa, jajaja, me temo que la pobre Mónica solo era el consuelo, ese chico lleva pillado por Cris desde hace años
- No sé, no sé, a ver si la hemos empujado a algo que no es como pensamos y al final vuelven muy mal los dos porque él ya está pensando en otras
- Que noooo, que ayer hiciste de celestino con muy buen ojo jajaja
- Ufff, eso espero, le he cogido mucho cariño a Cris, no quiero que lo pase mal. Ayer estaba seguro que era lo mejor para ella, pero hoy soy todo dudas, lo mismo he metido la pata hasta el fondo
- Noooo, Carlos, esos dos están predestinados, te lo digo yo
- Tú y tu instinto… A veces me pareces un poco brujita jeje
- Jajajaja, seguro jajaja
Pero a pesar de las bromas, estaba nervioso e inseguro. Lo último que quería era ver a Cris hundida por mi culpa. Silvia me cogió la mano y, apretándomela con cariño, dijo:
- Tranquilo, todo va a ir bien, confía en mí
- Ojalá
- Anoche fue una locura jeje, menudo zafarrancho montamos
- Eso tú, que en cuanto te llamé para contártelo te volviste loca buscando tours por Grecia para los dos
- Claro, ver las ruinas y luego las islas es super romántico, y fue muy divertido, tú nervioso, Cris aún más de los nervios haciendo la maleta y yo riéndome y pasándomelo bomba buscando planes para los dos en Grecia, fue genial, hacemos un buen equipo de celestinos jajajaja
- Ya, puede ser bonito si de verdad el encuentro va bien, pero si no, puede ser horrible para Cris
- Ya, lo sé, pero todo va a ir bien, te lo aseguro y Héctor es muy buen chico, jamás la engañará como esos dos cabrones infieles, me pongo enferma con la gente así que cogen tu confianza y la pisotean
Inmediatamente me sentí mal al recordar la infidelidad de Antonio. Él había pisoteado la confianza de Silvia, pero yo también, pensando en su bien, pero lo había hecho. Aparté mi vista de ella para que no viera la culpabilidad en mis ojos. Mis ojos se detuvieron en sus piernas. Me había apoyado en su mesa mientras ella seguía sentada pero se había girado hacia mí para hablarme y mostraba sus bonitas piernas porque ese día llevaba una falda corta a medio muslo que dejaba ver sus bronceadas piernas.
Tenía unas bonitas piernas de tobillos delgados. La verdad es que Silvia había vuelto radiante de sus vacaciones, guapa y feliz, no era de extrañar que el cabrón de Antonio hubiera vuelto a tener ganas de sexo con Silvia. Seguía pareciéndome increíble que le hubiera puesto los cuernos a una mujer tan estupenda y guapa, no me cabía en la cabeza que se buscara a otra teniendo a alguien así como pareja.
Estuve absorto en mis pensamientos demasiado tiempo, mirando sus bonitas piernas mientras pensaba, hasta que ella dijo:
- ¿Qué miras?
- Oh, perdona, estaba pensando y…
- Ah, que no mirabas mis piernas
- Sí, eso también, están muy morenitas
- Sí, se me ha pegado bien el sol y, claro, me he puesto falda para lucirlas un poco, que también tengo derecho ¿No? Jajaja
- Y tanto jeje
- Pero no se me ha pegado tanto como a otra que ha tomado el sol tal como vino al mundo ¿No?
- Jajajaja, te enteras de todo
- Claro
- ¿Sabes que me pidió permiso?
- Como si fuera un problema para ti jajaja
- Eso mismo jeje, y ya puestos, tampoco tengo problema si tú quieres hacer lo mismo jeje
- Jajaja, oye, pues mira, quizás lo haga, total, ya has visto todo lo que hay que ver ¿No?
- Ayyy, que dos, queréis que me dé un infarto
- Jajaja, conmigo infartillo, que frente al tipazo de Cris, poco tengo que hacer
- Que tontería más grande acabas de decir, como si tú no tuvieras tipazo
- Para nada
- Claro, claro, que ese culo que he visto esta mañana es solo por la falda
- Ah ¿Te has fijado? Como ya no me sueltas piropos
- Joder, como para no fijarse, jajajaja
- Pues no sé, mi marido nunca me piropea, se ve que me tiene muy vista
Pensé que Antonio era gilipollas, teniendo a una mujer así, va y se acuesta con Rosa que aunque era mona, me parecía del montón al lado de Silvia. Sonreí y dije:
- Dile que vaya al oculista, está claro que lo necesita
Y Silvia sonrió ampliamente.
Cristina
Cuando sus labios se separaron de los míos, no me podía mover. Me había recorrido un escalofrío maravilloso por todo el cuerpo. Hasta ese momento dudaba de si él y yo llegaríamos a algo más que a la amistad, pero ese beso me lo había dejado claro, tanto por su parte como por la mía porque lo que me había recorrido el cuerpo no era solo deseo de amistad. Ahora solo quedaba ver como reaccionaba él a todo lo que pensaba contarle.
Entonces me percaté de como Héctor me miraba con pánico en los ojos, asustado. Me obligué a moverme y, tirando de su mano, le dije:
- Vamos a buscar un sitio donde sentarnos y hablar
Busqué hasta ver unos bancos para sentarse. Me dirigí allí a toda prisa y me senté. Le indiqué que hiciera lo mismo, que se sentara a mi lado. Él se quitó la enorme mochila que llevaba a la espalda y se sentó, nervioso y cohibido. Lo miré pero no me salían las palabras. Me había tirado las tres horas largas de vuelo pensando en lo que le iba a decir, pero ahora no conseguía concentrarme, ese beso me había dejado tonta perdida. Héctor tomó mi silencio como que algo no iba bien porque dijo:
- Per… perdona, Cr...Cris, yo… Ha sido por la alegría de verte, yo… perdona, no debí hacerlo, lo siento
Lo miré con cariño y él continuó:
- No entiendo… no entiendo nada ¿Qué haces aquí? ¿Sola? ¿Has… has venido por mí? ¿Por qué?
Inspiré hondo y empecé a hablarle atropelladamente y de forma confusa porque no podía concentrarme bien por los nervios. Le conté todo, mi ruptura con Alberto y Sara, como me habían acogido Silvia y Carlos, el sexo con Carlos, mis problemas familiares, mi culpabilidad y como me había odiado durante años por lo de mi hermano… Todo sin parar, sin dejarle decirme nada, necesitaba soltar todo y no me atrevía ni a mirarle. Cuando terminé, alcé la cabeza y lo miré. Él me observaba sin decir nada. Le dije:
- Ahora ya sabes como soy en realidad, una mala persona que casi mata a su propio hermano, pero estoy intentando cambiar
Héctor negó con la cabeza y dijo:
- Cris, sé como eres desde hace tiempo, eres muy transparente, y desde luego, no eres una mala persona, para nada
- Casi mato a mi hermano
- Eso no lo hiciste tú, fue ese tipo
- Yo lo llevé a mi casa, quería hacerle daño a mi madre, soy mala persona
- Te equivocaste, Cris, todos nos equivocamos
- Eso es más que una equivocación, Héctor
No quería llorar, no quería valerme de la lástima para conmoverlo. Me restregué los ojos y me calmé un poco. Le dije:
- Pero estoy intentando cambiar, de verdad, jamás volvería a hacerle daño a mi hermano, y ya no me odio tanto, quiero estar con otros, tener amigos
- Claro
- Sé que he usado el sexo como sucedáneo del amor, para no estar sola, primero con Gaby, luego con Alberto y Sara, con Carlos… pero me engañaba, era solo sexo, no había mucho más… A Carlos lo quiero mucho, pero como amigo, y estos días he estado pensando mucho en ti, en lo mucho que te echo de menos, lo que me gusta estar contigo, en como me cuidas y te preocupas por mí… Sé que te he apartado de mí muchas veces pero ha sido por miedo a perderte porque no te merezco, pero a la vez no puedo estar sin ti, me moriría si dejaras de ser mi amigo
- Eso nunca va a ocurrir, Cris
- Estropeo todo lo que toco, sí puede ocurrir
- No, conmigo no, nunca te dejaré sola, siempre seré tu amigo
Lo miré para decirle:
- Pero es que no te quiero solo como amigo ¿Me… me darías una oportunidad ahora que sabes todo sobre mí?
- ¿Una… una oportunidad?
Me incliné y le besé en los labios, quedándome pegada a él. Cuando me separé, él me miraba con los ojos muy abiertos. Dijo:
- Pero Cris, yo no soy guapo y fuerte como Alberto, ni inteligente e interesante como Carlos, soy un raro canijo que no tiene nada especial que ofrecerte, yo soy el que no te merezco, no tú...
Lo volví a besar y al separarme me encantó su carita de emoción y apuro. Dijo:
- Yo… ¿Estás segura de esto, Cris?
- Sí
- Me da miedo decepcionarte
Volví a besarlo, pero esta vez abrí la boca y él la suya. Entremezclamos nuestras lenguas en un beso lento y maravilloso. Luego, nos miramos a los ojos, sonriendo, y le dije:
- No, no decepcionas nada, nene
Le volví a besar y luego le pregunté preocupada:
- ¿Te… te molesta mi lío con Carlos?
Héctor se lo pensó un par de segundos y luego negó con la cabeza:
- No tengo derecho a molestarme por algo que has hecho soltera, Cris
- Pero es… es Carlos, estaba preocupada por eso, por como te sentirías
- ¿Por?
- Pues por si mmmm te sentías despreciado porque contigo no y con él sí
Él se lo pensó de nuevo, y me preocupé, pero entonces sonrió:
- Bueno, lo has dejado a él allí y has venido a buscarme, más bien me siento asombrado y halagado... Es que es... es flipante
Y se rio. Ese era Héctor. Nos abrazamos y luego me levanté. Le dije:
- Vamos
- No tengo vuelo, aún tengo que sacarlo y…
- No, estamos de vacaciones dos semanas
- ¿Qué?
- Mira, tengo todo apuntado en el móvil, anoche organizamos todo entre Carlos, Silvia y yo, el hotel está en este pueblo pero antes de ir, vamos a hacer turismo por aquí ¿Vale?
- ¿Habéis organizado...? ¿A Carlos le parecía bien que vinieras?
- Sí, lo nuestro solo ha sido sexo, pero me ha estado animando mucho para que piense en ti
- ¿Sí? ¿Por qué?
- Porque cree que estoy coladita por ti jiji
La cara de Héctor era un poema. Dijo:
- ¿Eso… eso cree? ¿Por... por mí?
- Sí, y aquí estoy
Y me reí mientras su cara de asombro era cada vez más cómica, tras lo cual, le besé con pasión. Cuando conseguí despegarme de su boca, le dije:
- Anda, vamos, que tenemos mucho que hacer: turismo, playa y mucho sexo… Si quieres jiji
Me partí de risa porque Héctor seguía sin salir de su asombro. Me lo imaginaba cortocircuitado pensando “sexo, ha dicho sexo”. Cuando me calmé, le dije:
- Pero vamos a buscar un bar, me muero de sed, y hablamos de algunas cosillas
- ¿De qué?
- De ciertas mentirijillas que me has colado
- ¿Cómo?
- Sí, como ese trabajo de mantenimiento que resulta que en esas empresas están casi todos de vacaciones y no llaman pero me has dado 800 euros por adelantado sabiendo que no iban a llamar
- Bueno, es que…
- A partir de ahora sin mentiras aunque sean con buena intención, Héctor
- Es que no te dejabas ayudar, Cris, y no soportaba verte en dos trabajos echando horas y cansada
- Lo sé, sé que esa era tu intención, y te estoy muy agradecida, pero te devolveré ese dinero, poco a poco
- No hace falta
- Sí, no voy a ser una novia mantenida
- Novia…
- Claro, tuya
- Estoy flipando
- Eso cuando lleguemos al hotel, tonto jajaja
Héctor se terminó de poner su mochila y nos liamos en un intenso morreo tras el cual, le dije:
- Aunque creo que la que lo va a flipar soy yo jiji
Y Héctor se puso colorado. Le cogí de la mano y lo llevé fuera diciéndole:
- Vas a tener que confesarme todas tus mentirijillas
- Mmmm
- No te hagas el tonto, empezando por esto (enseñándole el móvil) y muchas más que se me han ido ocurriendo durante el viaje, y como soy muy tonta, no me había dado cuenta
- No son mentiras, era una forma de ayudarte sin que me lo rechazaras
Le saqué la lengua y entonces se me ocurrió una cosa y le dije:
- Oye ¿Y esto?
Enseñándole el colgante. Él puso cara de apurado y le dije:
- ¿No es bisutería?
- Es un regalo
- Pero serás… ¿Es caro?
- No se dice el precio de los regalos
- Ayyyyyy, pero si me encantaba solo por el detalle en sí, no por el gasto
- No es un gasto si te hace feliz
Me paré en seco y le miré seria para luego volver a morrearlo con ansia. Cuando terminé, le dije:
- Como sigas así nos vamos a tener que buscar un hotel por aquí porque no me aguanto
- Jeje
- Sí, tú ríete, tonto, pero es la verdad
Y seguimos andando cogidos de la mano, riendo y felices.
Silvia
Miré el móvil y al abrir la notificación, sonreí y me levanté para ir al despacho de Carlos. Entré sonriendo al ver que él también miraba el móvil ya que ambos habíamos recibido la foto de Cris junto a Héctor, ambos abrazados y muy sonrientes mirando a la cámara. Le dije:
- Mira que carita de alucinado de Héctor, y tú dudabas que siguiera queriendo a Cris jajajajaja
- Jejeje, vale, vale, me postro ante la bruja celestina Silvia y sus poderes
- Pero si estaba clarísimo, hombre jajajaja
- Hacen buena pareja ¿Verdad?
- Sí, mucho, pero ya sabes que significa eso
- ¿El qué?
- Que te quedas sin chica desnuda en la piscina jeje
- Ah, jeje, sí, pero mírala que contenta está, Cris se merece a un buen chico que la quiera de verdad, no a los zopencos que ha tenido
- ¿Eres un zopenco?
- El primero
- Tonto… Bueno ¿Te voy abriendo la cuenta en ******?
- No
- Anda, prueba, te va a ir bien
- No
- No te voy a dejar tranquilo, te tienes que buscar una mujer, mira que guapo te ha dejado Cris
- ¿Que me ha dejado guapo? Pero ¿Qué dices?
- Tienes el guapo subido con tanto sol, sexo y pasártelo bien, así que hazme caso, apúntate y…
- Pero que cosas dices jajaja
- Oye, que sí, que estás aún más guapo que antes, es la verdad
- Jajaja, estás fatal
- Sí, lo que tú digas, pero es así, estás más bueno y punto, y hazme caso, nunca me equivoco
Y me fui tras sacarle la lengua pero antes de salir me dijo:
- Si me buscas a una que tenga una trasera así…
Me giré y lo vi señalándome mientras sonreía. Me acerqué a él y le dije inclinándome en su mesa:
- Mi culo es único, Carlos
Y le guiñé un ojo para luego irme escuchando sus risas. “Joder, anda que no tiene el guapo subido” pensé mordiéndome el labio inferior mientras volvía a mi sitio.
Carmen
Entré en el despacho y vi a Jamal con el portátil. Me acerqué a él y le di un pico. Entonces me dijo:
- He terminado de editar el video del sábado
- Ah ¿Y qué te parece?
- Tú fantástica, como siempre, pero Yolanda, uffff, que sosa es
- Le está costando soltarse, sí
- Es que mira, espera
Se puso a buscar en el video que habíamos grabado sin ella saberlo. Era una nueva serie que se me había ocurrido, madre e hija emputeciéndose. Mientras buscaba, le dije:
- Damos el pego como madre e hija ¿No?
- Sí, dos morenas guapas tetonas… sí, podríais ser familia… Mira, aquí, mira que cara de asco pone
Se veía a Yolanda poniendo mala cara mientras uno de los tíos la tocaba y besaba las tetas. Luego, Jamal buscó más y puso la escena de la doble penetración a Yolanda, donde se la veía harta, cansada y dolorida. Le dije:
- Hablaré con ella
- Y que aprenda a chuparla bien, que casi no se mete polla en la boca ni chupa los huevos ni nada
- ¿Sí? No la pude ver, estaba ocupada
- Sí, la chica no sabe chuparla
- Vaya
- ¿Y por qué no hay escena bollera entre vosotras?
- Porque es una serie, vamos de madre e hija y poco a poco nos emputeceremos y esas cosas, en el siguiente haremos algo, y así poco a poco, no vamos a darlo todo en el primer episodio ¿No?
- No sé, la gente querrá veros follar
- Ya llegaremos a eso, tranquilo
- No sé si esto se venderá bien con Yolanda en este plan
- Bueno, creo que hasta le viene bien a la serie, al principio mojigata y al final una zorra de primera, ya verás
- No sé, no la veo, Carmen, no la veo
- Y si no vale, pues se queda de puta normal, que se venga al burdel y buscamos a otra con más ganas y clase, total, será por putillas
- Pues no me vendría mal para el burdel, porque sigues empeñada en que Kiara se vaya ¿No?
- Sí, esa está ya muy vista por aquí, hay que renovar, cariño, y es muy zorra, siempre con esa cara de suficiencia cuando solo es una puta barata
- Ya, pues en un mes se va, ya la he colocado en un burdel de otra ciudad
- Bien
Y me senté a su lado para ver como terminaba con el video.
Cristina
Habíamos pasado un día estupendo los dos solos visitando lugares en la ciudad, cogidos de la mano y besándonos y sonriéndonos todo el rato. Por la tarde decidimos ir a buscar el hotel, y al llegar, nos registramos rápidamente. Silvia nos había reservado una única habitación sin preguntarme nada y sonreí pensando lo claro que ella había visto todo.
En el ascensor, miré a Héctor. Los dos callados, nerviosos ante lo que iba a ocurrir en unos minutos. Por mi parte, estaba ansiosa, muy cachonda y, a la vez, muerta de miedo y con muchas dudas ¿Le gustaré? ¿Seremos compatibles en la cama? No paraba de darle vueltas a estas cosas a pesar de que sabía de sobra que le gusta, había notado su erección todas las veces que me había pegado a él mientras nos besábamos.
Incómoda por el silencio, le solté de pronto:
- Que ganas de acostarme contigo
Me di cuenta de lo que había dicho y me noté enrojecer. Héctor me miró sorprendido y sonrió. Le dije:
- Ay, perdona, estoy muy nerviosa
- No creo que me ganes a nervios
- Pues pareces muy tranquilo
- Que va, estoy acojonado
- Anda ya, si me tienes loquita jiji
Y le di un beso. Cuando el ascensor paró, salimos de él y buscamos la habitación. Al entrar, dejamos las cosas en el suelo e intenté llevármelo a la cama, pero él me paró:
- Espera, Cris
- Venga, vamos (mientras le besaba)
- Es que…
Héctor
Miré a Cris que había parado de besarme y me miraba extrañada. Estaba sudando por el calor y los nervios, sudando mucho. No podía creerme lo que iba a pasar, me iba a acostar con Cris, notaba mis pulsaciones a 1000. Volví a pensar en lo que no había parado de pensar en todo el día, que la iba a decepcionar. Yo no tenía un cuerpo digno de admiración, ni la experiencia para ser un buen amante, fallaba en todo lo importante para que ella estuviera contenta conmigo. Encima, estaba super nervioso, lo iba a hacer aún peor de lo normal, estaba seguro. Estaba a punto de entrar en pánico. Inspiré un par de veces para intentar calmarme y le dije:
- Cris, yo…
- ¿Qué pasa?
- Mmmm llevo 3 días sin ducharme, con este calor, la mochila…
- Me da igual, vente…
Y tiró de mi mano hacia la cama, pero me resistí y le dije:
- Te va a dar asco, yo creo que mejor no…
Cris me miró seria y dijo:
- No me vas a dar asco, nunca
- Sí, hacerlo así por primera vez… te… No quiero defraudarte
- Eso no me preocupa nada, pero vale, si insistes, bien, nos damos una ducha rápida y luego…
- Vale
- Pero juntos
- ¿Qué? Yo no…
Y entonces Cris se quitó la camiseta, las sandalias y el pantalón corto, quedándose en ropa interior blanca. Entonces me miró algo avergonzada y dijo:
- Sé que estoy demasiado delgada, lo siento
- ¿Qué? Estás fantástica
- ¿Sí?
- Claro que sí
Y sin pensárselo, se quitó el sujetador y las bragas. Cris me miró temerosa y dije:
- Eres… eres increíble
Ahora sonrió ampliamente. Recorrí su cuerpo con mis ojos, sin poder evitarlo. Entonces ella se me acercó y tiró de mi camiseta, quitándomela. Luego, intentó quitarme los zapatos pero no la dejé, me los quité yo, avergonzado por el olor de 3 días andando, pero ella solo sonreía. Me incorporé y me quitó los pantalones y luego los calzoncillos. Mi polla saltó fuera, totalmente dura. Cris la miró y luego a mí, diciendo:
- Vaya, vaya, jiji
Alargó una mano y me la cogió. Entonces dijo:
- A la mierda la ducha, ven
Y me besó llevándome a la cama donde nos tumbamos sin dejar de besarnos y tocarnos. Ella se movió para colocarse debajo mía y tiró de mi polla hacia ella, pero le dije:
- Espera, no tengo condones (recordando que se los había quedado Mónica)
- Me da igual, venga, no aguanto más
La penetré despacio y ella jadeó intensamente. Nos volvimos a besar a la vez que me movía lentamente. Cris enroscó sus piernas alrededor de mi cintura y sus gemidos me hicieron ir más rápido. Y supe que no iba a durar ni 10 segundos, era mi gran fantasía, Cris conmigo, y era aún mejor que en mis sueños. Quise aguantar, lo intenté, pero no pude, sus gemidos y dedos clavados en mi espalda fueron demasiado para mí. Me corrí y ella gritó y se convulsionó, abrazándome con fuerza.
Me quedé sobre ella, que no me soltaba mientras temblaba con los ojos cerrados. Tras unos largos segundos de dicha absoluta entre sus brazos y piernas, Cris abrió los ojos.
Cristina
Miré a Héctor sin poder enfocarlo bien, a pesar de que estaba prácticamente pegado a mi cara, mirándome. No podía controlar mis espasmos y pensé “¿Qué ha sido esto? ¿Tantas ganas tenía? Ha sido bestial”.
Héctor aún seguía dentro de mi y le abracé aún más fuerte. Entonces, empecé a reírme como una tonta mientras Héctor me miraba confundido. Cuando pude parar, le dije:
- Tú y yo vamos a follar mucho, mucho, mucho jajajaja
Y le besé con ganas. Después, nos miramos a los ojos durante unos segundos, sonriendo ambos, y me dijo:
- Creo que ahora sí sería una buena idea irnos a la ducha ¿No?
- Espera un ratito más, así estoy muy bien
Y nos quedamos unos segundos más abrazados hasta que mis espasmos pararon del todo y lo liberé. Luego, nos levantamos y nos metimos en la ducha entre risas. Nos enjabonamos rápido y, tras aclararnos, volvimos a la cama, besándonos y tocándonos sin parar porque, a pesar de mi gran orgasmo, tenía más ganas de él, muchas más.
Carlos
Dejé el libro en la mesa, no podía concentrarme en la lectura. Ahora sin Cris, no estaba yendo a la casa del campo, me quedaba en la de la ciudad. Me levanté y fui a la cocina para ver que preparaba de cena aunque aún era temprano, pero necesitaba hacer algo. Me puse a mirar lo que tenía en el frigorífico pero tampoco me entraba ganas de ponerme a cocinar. Preparar las comidas con Cris había sido de lo mejor de vivir con ella porque era todo el rato charlar, reír, probar cosas nuevas… Echaba mucho de menos la compañía de Cris, y no solo por el sexo, era el tener a alguien con quien poder conversar, bromear,…
Me volví a la sala y me senté de nuevo. No tenía ganas de nada, me sentía mal. Al final iba a tener que hacer lo que Silvia me había dicho, darme de alta en una app de citas o algo porque ya no aguantaba la soledad, pero es que sexo por sexo tampoco era algo que me atrajera.
De pronto, llamaron a la puerta de la casa. Me levanté y al abrir, un torbellino se lanzó contra mía:
- Carlos, Carlos, besito, besito
Aupé a Gema que me besó rápidamente en la mejilla riendo mientras Silvia me miraba sonriendo desde la puerta. Dije:
- Pero ¿Quién es esta niña tan guapa?
- Yo, Gema
- Ahhh, pero ¿Tú eres Gema? Si estás enorme ¿Seguro que eres Gema?
- Síiiiii, mamá, díselo
Y Silvia entró en la casa riendo. Las llevé hacia el salón mientras le decía a Gema:
- Pues claro que eres Gema ¿Qué otra niña va a ser tan guapa y simpática?
Y ella se reía sin parar en mis brazos. Gema empezó a contarme mil cosas hasta que se cansó y dijo de ir al suelo para ver mis legos. Entonces, le pregunté a Silvia:
- ¿Qué hacéis aquí?
- Hemos venido para invitarte a cenar en casa
- Ah, pero no hace falta, estaba punto de prepararme la cena y…
- Estábamos de tiendas y he tenido una intuición de las mías, no quiero que estés solo
La miré sorprendido. Ella dijo:
- ¿Ves? Te sentías solo ¿Verdad?
- Bueno, pero es normal
- Nada, nada, te vienes a casa ¿Verdad, Gema?
- Sí, sí
Miré a Silvia agradecido, no quería estar solo. Ella alargó la mano y me apretó el antebrazo diciendo:
- No hace falta que vengamos, si quieres compañía, ya sabes donde estamos
- No quiero ser un pesado, Silvia
- No lo eres
Miré a Gema y le pregunté:
- Gemita ¿Vas a querer ir a la piscina este sábado?
- Síiiiiiiiii, pisci, pisci
Miré a Silvia y le pregunté:
- Sigue adelante el plan aunque no esté Cris ¿No?
Entonces Gema levantó la cabeza y preguntó:
- ¿Dónde está Cris?
- De vacaciones
- Oh, pero vendrá a la pisci ¿No?
- No puede, cariño, está lejos de viaje
- Ohhhh, mami, yo quiero que venga Cris
Silvia le sonrió y dijo:
- Pero es que está muy lejos con su novio, preciosa
- Que venga él también
- Vendrá, pero cuando vuelvan del viaje
- Vaya
Le dije:
- ¿Ya no te sirvo yo para jugar?
- Síiiii pero Cris también
- Claro, pero este fin de semana te daré yo juego ¿Vale?
- Síiiiiii, mucho juego, muuuuuchooooooo
Miré a Silvia que me dijo:
- Menos mal que ahora no vas a gastar energía en “otros juegos” jeje, que la vas a necesitar, no te va a dejar descansar un segundo
- Me viene bien jeje
Silvia me miró con preocupación y dijo:
- Tienes que salir, Carlos
- Ya, pero no me voy a dar de alta en ******, no es lo mío
Gema se acercó y preguntó:
- ¿Qué es ******?
Nos reímos y Silvia dijo:
- Es para que Carlos juegue y se divierte
- Yo también quiero, vamos a ******, mami, vamos, vamos, y comemos chocolate
- Noooo, ****** es solo para Carlos, tú estás pensando en Kinder jajajaja
Nos reímos un rato y luego, Silvia dijo:
- Venga, vamos, Carlos, que hay que preparar la cenar
- ¿Seguro que no molesto?
- Ay, que tonto eres… vamos
Y me fui feliz con ellas.
Héctor
Me eché agua en la cara. Estaba aún acalorado y entumecido por el polvazo que habíamos echado hacía unos minutos. Cris era increíblemente fogosa y ardiente, y se movía de una forma que me costaba muchísimo seguirle el ritmo sin correrme. Había estado apasionada, cariñosa, lasciva,… “Creo que se lo ha pasado bien ¿No? Y que se ha corrido ¿O puede que no?” pensé inseguro de todo.
Volví a la habitación y la vi boca abajo en la cama, mirando su móvil. Observé su culito redondo, sus piernas, su espalda… Era una preciosidad super excitante “pero ¿Qué hace conmigo? ¿De verdad está aquí?” pensé sin creérmelo del todo. Entonces ella volvió la cabeza y, sonriendo, preguntó:
- ¿Qué haces ahí parado?
- Ehhhh… nada
- ¿Nada?
Entonces abrió muchos los ojos y dijo:
- ¡¡¡OYE!!! ¿Qué haces así otra vez? Si hemos terminado hace unos minutos jajaja
Me miré, volvía a estar casi erecto. Me puse colorado y le dije:
- Es que estás desnuda
- Ya
- Y eres super excitante
- Jajajaja, anda, ven y ayúdame, que estaba buscando un restaurante chulo para invitar a mi chico a una cena romántica
Me tumbé a su lado y le dije:
- No, no, te invito yo
- De eso nada, estas vacaciones corren de mi cuenta
- Ni hablar
- Sí, sí, llevas años regalándome cosas a escondidas, ahora te toca a ti aguantarte y ser un mantenido vacacional jajaja
- Pero Cris, es una pasta, mejor a medias y…
- No, es idea mía y ya está
- Pero…
- Chitón jajaja, mira, éste parece estar bien, y no está lejos ¿No?
- Mmmmm sí
- Y mañana veremos estos templos, mira que chulos, y este sitio, y éste, y éste…
- Ufff, mucho quieres ver en un día
- No, no, en un día no, que te quiero descansado para el entretenimiento aquí en la cama jajaja
Ella miraba las fotos en su móvil, sonriendo feliz. Le pregunté:
- Cris ¿Esto es de verdad?
Me miró extrañada y me expliqué:
- ¿He tenido un accidente y estoy en el cielo viviendo mi fantasía?
- Jajajaja, que tonto, tócame ¿Te parezco una fantasía?
- Claro que me lo pareces, eres demasiado maravillosa para ser de verdad
Le pasé mis dedos por su pelo para echárselo a un lado y acariciarle la cara, los hombros, la espalda.. Ella me sonrió y dijo:
- Te entiendo, me siento como super colocada, pero no hemos tomado nada ni bebido, estoy colocada por la felicidad tan grande que siento
Y me dio un pico, para luego decir:
- Y por el sexo tan bueno… ¿Te cuento un secretito?
- Claro
- Nunca me había corrido tantas veces en un polvo jiji
- ¿De verdad?
- Ajá, y es raro porque siempre me han atraído los hombres más mayores que yo, pero mira por donde, contigo estoy teniendo el mejor sexo de mi vida
- Yo… ¿Estás hablando en serio?
- Sí, muy en serio
Y me empujó para ponerse encima, besándome con mucha lengua. Luego dijo:
- Jo, hace un minuto estaba totalmente saciada de sexo, y ahora, vuelvo a tener ganas jiji
- Jeje
- Y veo que tú también, esto sigue en alto jiji
Mientras me cogía la polla y movía su mano por ella.
Cristina
No me lo podía creer pero volvía a estar cachonda. Héctor me había dejado totalmente muerta tras el polvo. Había perdido la cuenta de los orgasmos que había tenido. Héctor sabía que hacer y donde tocar en el momento adecuado. Era apasionado y sabía follar bien, pero a la vez, sabía cuando ser cariñoso, y cuando frenar el ritmo. Me había llevado por unas sensaciones que solo Carlos me había mostrado antes, pero con Héctor la pasión era mayor, mucho mayor.
Bajé lamiendo el pecho de Héctor hasta llegar a su erguida polla. La lamí sin dejar de mirarlo, para luego metérmela en la boca. Se la chupé poniéndome aún más cachonda viendo su cara. Pensé en hacer que se corriera en mi boca mientras me miraba, y solo pensarlo me puso aún más caliente, pero quería tenerlo dentro de mí, lo necesitaba. Se la chupé despacio un rato más y luego me erguí para ponerme encima. Me la metí despacio, no porque me molestara, imposible con lo mojada que estaba, sino para sentir como entraba dentro de mí poco a poco. Cuando estuvo dentro de mí totalmente, moví mis caderas lentamente, restregando mi clítoris sobre él. Sus manos fueron a mis pechos, acariciándolos. Le pregunté:
- mmmm ¿Te gustan así?
- Me encantan, son preciosas
- ¿Te gustarían más sin los piercings?
- Me gustas de cualquier forma, Cris, eres super sexy
Le sonreí y empecé a moverme arriba y abajo, cabalgándolo lentamente, pero pronto aumenté el ritmo hasta que me llegó el primer orgasmo y grité mirando al techo.
Carlos
Me acosté en mi cama, cansado pero contento por la buena noche que había pasado. Silvia había estado muy atenta conmigo y se lo agradecía muchísimo, pero no podía seguir abusando de esta forma de su amistad, sobre todo por Antonio, que desde nuestras discusiones por su infidelidad, no me veía con buenos ojos y, aunque Silvia no se daba cuenta, nuestra relación había cambiado mucho.
“Tengo que dejar de usar a Silvia para no estar solo” pensé, pero no sabía que podía hacer. Desde luego, no pensaba usar una aplicación de citas a mi edad, eso no, pero tampoco sabía como iba a conocer a mujeres. Quizás debería apuntarme a algún club o actividad, algo de senderismo o viajes… “Algo tengo que hacer” pensé tristemente e intenté dormir.