El Club

Capitulo 6 - Tres semanas después.

-Isa y Alberto se van a divorciar – me soltó de sopetón Sonia tras llegar a casa y darle un beso.
-Qué.. espera, quéeeeeee? – exclamé – Pero que me estás contando – añadí mientras me quitaba la chaqueta e iba a la cocina a buscarme una cerveza.

La noticia me cogió de sorpresa pero con el segundo sorbo enseguida me vino a la cabeza las veces que Sonia me había comentado que la veía más apagada en los últimos meses.

-Hemos quedado para comer hoy. No lo teníamos previsto pero me llamó pidiéndome por favor quedar porque necesitaba hablar conmigo – se explicó Sonia – Y me lo ha contado…ya decía yo que la notaba algo alicaída en algunos momentos estos últimos meses. Y más en las últimas semanas.

Yo hacía tiempo que no la veía, pero era normal. Igual nos veíamos tres o cuatro veces al año. Ellas dos si se veían con muchísima más frecuencia y se ponían al día de todo.

-¿Pero qué ha pasado? – pregunté con ávida curiosidad.

-Pues resumiendo mucho, parece que lo que les ocurre a muchas parejas... La consabida rutina, las discusiones cada vez más frecuentes por los hijos o por cualquier otra cosa…hasta llegar al hastío – hizo una pausa para pedirme un sorbo de cerveza - La frialdad de Alberto en los últimos tiempos con ella…decía que llegaba siempre tarde a casa del trabajo… que el tiempo para ellos como pareja cada vez era menos…Pero no es de ahora, hace por lo menos tres o cuatro años que venían arrastrándolo…se dieron varias oportunidades pero al poco volvía a las andadas.

-Vaya…
-Más de ocho meses…me ha dicho, que llevaba sin tocarla…y antes un par de veces en el año anterior…
-Jooooder – exclamé – eso no era una pareja.
-Exacto, eso es lo que dijo, que parecían compañeros de piso con hijos a su cargo.
-Qué raro que no te comentara nada con lo que habláis y la confianza que os tenéis.
-Yo creo que le daba algo de corte…es como.. ya sabes.. otra vez…otro fracaso… no sé.
-Pero yo siempre los vi muy compenetrados.
-Al principio sí, alguna vez me comentó…bueno tú ya lo sabes porque te lo conté…que en los primeros años de casados Alberto era una auténtica maquina sexual y que en ese aspecto estaba encantada… comparando con sus anteriores relaciones serias… De hecho me ha confesado que ha esperado a dar el paso…
-¿Ha sido ella?
-Sí, me ha explicado que ha esperado a que los chicos fueran más mayores.
-¿No hay terceras personas? ¿No notó nada?
-No, está segura de que no.
-¿Y cómo la viste hoy?

Mientras seguíamos hablando nos íbamos desvistiendo para ponernos ropa cómoda de estar en casa y nos sentamos en el sofá. Javi no iba a tardar mucho en llegar.

-Pues mejor de lo que pudiera reflejar su estado…me dijo que había llorado ya todo lo que podía llorar, que no le quedaban lagrimas y que a partir de entonces, tras tomar la decisión, dijo “basta” y a enfrentar su nueva situación…En ese sentido siempre fue muy decidida.
-Joder, me sabe mal…no se merece lo que le ha ido pasando… siempre fue muy enamoradiza… - dije yo - Estoy seguro de que ella ha hecho todo lo posible por arreglar la situación pero…
-Ya te digo que está mejor de lo esperable ante un caso así, supongo que ya lo había digerido y asimilado estos meses de atrás… de hecho, tras contármelo se permitió bromear cuando le dije que seguro que tras un tiempo se volvería a entusiasmar con alguien… jajaja. Me soltó que ni de coña, y…literal: “sólo necesito un tiarrón para que me empotre bien de vez en cuando y nada más, y que ya le había echado el ojo a uno en el gimnasio”. Luego se rio y me reí con ella.
-Jajajajaja, caray con Isa – exclamé – que diferencia a cuando la conocimos, aunque todos vimos el fulgurante cambio que dio ya en aquellos años…

Como llegó Javi del entrenamiento interrumpimos la conversación y la dejamos para después al irnos a acostar, tras cenar los tres juntos y ver un par de capítulos de una serie de televisión.

Como casi siempre yo era el primero en meterme en la cama, y aunque agarraba un libro de la mesita de noche para leer unas cuantas hojas, no podía evitar ningún día echar un ojo a toda su liturgia antes de meterse en la cama. Ver como se desnudaba, deshacerse del sujetador y a veces lanzármelo en plan coña sobre mí, o sopesarse las tetas con sus manos pidiendo mi opinión, ponerse delante del espejo para quitarse el maquillaje si todavía llevaba, darse la crema de la noche y por fin, tras el último pis, quitarse las bragas y meterse desnuda en la cama conmigo, como habíamos hecho desde siempre.

Luego se apoyaba ligeramente sobre mi pecho mirándome y a veces charlábamos un ratito del día, de los chicos, de algún viaje futuro. Y nunca, jamás, faltaba un beso tierno pero muy sentido aunque esa noche no fuera el preludio de sexo. Nos prometimos muchos años atrás que nunca nos iríamos a dormir enfadados por algo, ni sin antes habernos besado al menos una vez durante el día. Y lo seguimos cumpliendo.

-¿Se queda en el piso ella con los chicos? – pregunté.
-Sí, Alberto se va a un apartamento de momento… hasta que arreglen todo, pero vamos, que su intención es quedarse ahí un tiempo… me ha dicho que luego le gustaría cambiar de piso, incluso de ciudad… pero ya irá viendo, y también de los chicos y de como acaba todo.
-Bueno…
-Quiere salir de casa lo máximo posible…dice que necesita oxigenarse más…¿te parece que la llevemos un día por ahí… no se, de excursión…ya hace buen tiempo – me preguntó.
-Por mí no hay problema ya lo sabes – contesté.
-Mañana se lo digo – contestó mientras me acariciaba el pecho suevamente.

Semanas después, a mediados de junio, quedamos con Isa para ir de excursión. Pasamos a recogerla por su casa y ya estaba esperando a la puerta. Guapísima como siempre, con su mochilita a la espalda, unos pantalones cortos muy sexis, camiseta ajustada, el pelo recogido y sus deslumbrantes ojazos azules. Cuando nos vimos, sonrió y nos dimos un fuerte y cálido abrazo y un par de besos.

-Ya te habrá contado Sonia, supongo – dijo.
-Sí, ya lo se… me sabe mal Isa – le dije con sinceridad
-A mí ya no, la verdad… era el momento…para estar mal era lo mejor.

La volví a abrazar otra vez.
Nos metimos en el coche y fuimos en dirección a un sitio que el que ya habíamos estado otra veces, con un pequeño riachuelo de aguas limpias al lado. Al principio de verano no solía ir nadie por allí.
 
Capitulo 7

Esta vez fuimos en un plan más ligero, nada de hacer hoguera y torrada. Una mochilita cada uno con unos bocatas y bebida, y unas toallas para sentarnos y secarnos.

A penas hablamos durante la caminata porque yo iba más rápido que ellas, que se paraban constantemente a hablar. Cuando llegamos al sitio las dejé allí junto al riachuelo y me alejé algo más a explorar una zona con cuevas. Estuve fuera una media hora y al regresar me fijé desde lejos que estaban sentadas en las toallas tomando el sol. Por lo visto habían traído los bikinis. Al acercarme vi que estaban tomando el sol exponiendo sus blancos pechos al primer sol de la temporada. No era algo fuera de lo normal por supuesto, la última vez que vi desnuda a Isa había sido el verano anterior y ella se seguía mostrando desenvuelta y sin ningún pudor, a pesar de que ya habían pasado años desde la última vez.

-¡Qué hay, chicas! Veo que teníais ganas de estrenar bikinis – bromeé.
-Ya ves, para las veces que me pongo uno me duran años jajaja… – soltó Sonia con gracia – pero este año ya tocaba – añadió.

Isa sonrió. Tenía mucha mejor cara que semanas atrás y parecía que lo estaba llevando bien.

-Voy a ver cómo está el agua – dijo Sonia levantándose.
-No estarás tan loca como para meterte ahí – solté inmediatamente.
-Si no está muy fría igual me animo jejeje… - respondió ella – ¡no sería la primera vez!
-Ya, pero otras veces fue más entrado el verano o ya al final, con el agua no tan fría…ahora debe de estar helada.

Unas cuantas piedras formaban una especie de saliente en el riachuelo y tras ellas había una pequeña poza. Las chicas se habían metido ahí unas cuantas veces para remojarse, pero Coque y yo, que somos unos frioleros no habíamos pasado de meter los pies.

-¡Cobarde! – exclamó riéndose.
-Pues sí, para que te lo voy a negar – respondí encogiendo los hombros.

Isa se reía.

-Voy a ver cómo está – dijo levantándose de golpe. Lo que hizo que sus tetitas bailaran ligeramente.
-Te veo muy bien, Isa… más animada – le dije mirándola desde abajo.

-Bueno... voy superándolo poco a poco, pero sí, estoy mucho mejor, gracias J – dijo antes de dirigirse a la orilla junto a Sonia.

Habían pasado más de veinte años desde el último y, recuerdo perfectamente, sudoroso fin de semana que pasó con nosotros en la casita poco antes de comprometerse con Alberto.
Durante todo el tiempo que había transcurrido desde que nos enteramos de su separación hasta ese momento no me había pasado por la cabeza ningún pensamiento morboso respecto a ella. Pero fue ver como caminaba hacia la orilla, darme cuenta de que no era un bikini lo que llevaba, si no unas bragas deportivas, y que por uno de los lados se le había subido hasta dejar media nalga a la vista y mi imaginación empezó a activarse.
No pude apartar la vista de su culo según se paró en la orilla con las manos en jarras.
Aunque, estaba a punto de soplar las cincuenta velas, su culo seguía igual de atractivo que siempre. Claro que había perdido la tersura de sus años mozos y las lógicas estrías eran ahora más visibles, igual que les pasaba a Sonia y a Lore, a pesar de que hacían bastante ejercicio y trataban de mantenerse más o menos en forma.

Inmediatamente recordé algunas de las situaciones de aquellos días tan intensos, imágenes y “flashes” que habían quedado almacenados en mi cerebro para siempre.

-Hace calor, creo que voy a probar – soltó Sonia, haciendo que mi mente regresara al presente.
-Tú misma - le dije escuetamente.

Me di la vuelta para alcanzar mi mochila y sacar una bolsa de patatas y al volverme Sonia se estaba quitando la braga del bikini y dejándola sobre una piedra e iba a meterse en el agua.

-Está pirada… murmuré – pero Isa me oyó y se giró sonriendo.

La poza no era nada profunda, aunque dependía de como bajara el riachuelo. Le cubría hasta media cintura, enseguida se sumergió toda para salir con una sonrisa en la boca mientras se echaba el pelo para atrás.

-¡Está genial chicos! Mmm, que rica… - dijo. Para Lore y para ella, genial es lo que para mí es muy fría y para Coque, helada.

La verdad es que el sol apretaba, pero ni de lejos iba yo a meterme en esa agua. Y no creía que Isa lo fuera a hacer tampoco.

-¿No te atreves, Isa? A él ya ni se lo digo jajaja – insistió Sonia – Venga…sólo entrar y salir…verás que bien te quedas.
-¡Ánimo Isa! – exclamé yo entre risas.
-Voy a meter las pantorrillas – dijo, se sentó en una piedra y metió las piernas despacio.
-¡Qué, como lo ves?! – preguntó Sonia.
-Bueeeno, podría estar peor… de hecho pensaba que estaría mucho más fría – respondió ella. Se hizo la remolona unos segundos y Sonia la agarró del brazo con la intención de tirar de ella y que se metiera. Isa se zafó a tiempo.
-¡Para, para! – protestó, levantándose de nuevo.
-Vale, vale… – respondió Sonia sin saber si reírse o disculparse.
-Ahora me meto… pero es que no he traído bragas de repuesto – explicó.

Y sin dudar un instante se las quitó, las hizo una pelota, y medio girándose las arrojó sobre su toalla. Ahora su culo, tan blanco como el de Sonia, lucia hermoso al sol. Y mi mente volvió a retroceder a aquellos años. En un momento se metió en el agua, eso sí, mucho más despacio que Sonia. Empezó a subir y bajar dentro del agua y a reír sin parar.

Probablemente era el primer día que la había visto reír de verdad desde su separación. Me acerqué a ellas y empezaron a salpicarme.

-Venga, cobarde… serás friolero, anda queeee – se reían mientras me salpicaban intentando mojarme.
-No me voy a meter, no insistáis… cualquier cosa menos meterme en esa agua helada – respondí.
-¿Cualquier cosa? ¡Pues en pelotaaaas! Jajaja – soltó Sonia a grito pelado.
-Pero que… - exclamé – para que quieres que me ponga en pelotas si no me voy a meter en el agua…estás grillada…jajaja.
-¡Que se desnude, que se desnude! ¡Cobarde! – volvió Sonia con la cantinela. Y esta vez Isa, muerta de risa la acompañó – ¡Que se desnude, que se desnude, jajaja!
-¡¿Os dais cuenta de que nos estamos comportando como cuando teníamos dieciocho años?! – exclamé.
-Síiiiiii – dijeron casi a la vez las dos mondándose de risa - y me encantaaaa jajajaja – añadió Sonia.
-Jajajaja – me reí con ellas.

Me fijé en que las dos tenían los pezones super marcados e imaginaba que durísimos como puntas de diamante y la piel de las tetas sobre todo muy contraída por el frío.

-Chicas, nunca os había visto tan excitadas, jejeje – les solté poniendo mi mejor sonrisa
-Aaaah, por eso no te quieres meter, porque si no tu cosita se va a quedar como un gusanito eh, jijiji…va venga, pero si te la conocemos en todos sus tamaños jajajaja – volvió a soltar Sonia incluso sorprendiéndose al final de lo que había dicho – Métete…vengaaa.

En esto me pareció escuchar voces acercándose.

-¿Habéis oído? – les pregunté – creo que viene alguien.
 
Capitulo 8.

-¡No me jodas! – exclamó Isa – ¿Me acercas la toalla que voy a salir? – añadió.
-Igual pasan de largo – dije yo – espera, me parece que no son españoles…se oye hablar en un idioma raro… no parece inglés tampoco – añadí.
-Me da igual, pásame la toalla porfaaaa – insistió Isa.

Le acerqué la toalla abierta mientras salía del agua encogida de frío y la rodeé con ella.

-Brrrrr…que frio ahora – dijo casi tiritando. La envolví en ella enseguida y me sorprendió un poco al abrazarse a mí buscando calor. La rodee con mis brazos y le froté la espalda para calentarla. Sonia seguía en el agua subiendo y bajando en la poza.
-Vaya…parece que estaba más fría de lo que decíais, eeeeh – me burle un poco.
-Ha sido ahora al salir… hombre está fría pero soportable un ratito, pero ahora al salir lo he notado más… - respondió ella.
-Perdona – le dije cuando fui consciente de que la estaba agarrando del culo, algo que había hecho instintivamente, e inmediatamente retiré las manos.

Nos quedamos dos o tres segundos mirándonos a los ojos, lo justo para notar algo en su mirada y me puse ligeramente nervioso. No sentí que fuera una situación incómoda, no era eso, era algo distinto. Ella no dijo nada, solo sonrió levemente.

-Parece que no se oye nada ya, habrán pasado de largo por el otro camino – solté para romper el silencio.

Dejé de abrazarla y nos acercamos junto a las mochilas.

-Ahora salgo yo también – dijo Sonia, que se tomaba todo con más calma.

De repente asomaron por el sendero dos chicos y dos chicas, de unos veintipocos, con sus mochilas y una pinta de hippies de nueva ola que se notaba a la legua. Ellas con su melena corta, suelta y despeinada y pulseritas y collarcitos y ellos con su barba, sus chollas rizadas y su pañuelo anudado en la cabeza.

-Hi there! – saludó uno de ellos primero.
-Hola – contesté instintivamente.
-Buenos días – dijeron ellos - ¿Está fría el agua?
-¡Que os lo diga mi mujer que sigue ahí dentro, jejeje! – en ese momento recordé que Sonia estaba desnuda dentro del agua. Pero al darme la vuelta vi que ya había salido y estaba sobre una de las piedras sacudiéndose el agua de los brazos.
-Está estupenda…– dijo Sonia sonriendo sin ningún pudor.

Isa la miró incrédula, se colocó mejor la toalla y se sentó en una piedra.

-Hace calorcito ¿eh? – comenté yo saliendo del paso pero excitado por dentro. Siempre me han puesto cachondo estas cosas de Sonia.
-No estamos muy acostumbrados a este calor jajaja – comentó uno, antes de acercarse también a la orilla. Hablaron entre ellos en su idioma y se rieron.

Sonia se acercó tranquilamente, se agachó a por su toalla y se secó la cara y un poco el cuerpo.

-¿Es peligroso meterse un poco más allá? – preguntó el otro señalando hacia el interior.
-No, que va, ya veis que no baja rápido, lo que pasa es que el agua no te va a llegar ni a las rodillas – le contesté yo – En esta zona del rio solo en esa poza cubre un poco.

Siguieron hablando entre ellos y de repente empezaron a quitarse prendas hasta quedarse en ropa interior. Ellas llevaban unas bragas tipo pantalón y un sujetador deportivo, y ellos unos bóxer normales.

-¿Es esto una zona nudista? – preguntó una de las chicas.
-Eh, jajaja, no, que va… - contestó Sonia riendo – pero si no hay nadie que más da jajaja.

Los aventureros se rieron. Luego hablaron entre ellos, las chicas se quitaron el sujetador y cuando se acercaron a la orilla parece que se lo pensaron algo más y se quitaron también las bragas dejándolas en una piedra al lado de Isa. Sólo las pude ver de espaldas. Ellos permanecieron con el bóxer todo el tiempo. En un plis plas ellas estaban dentro de la poza, y ellos sentados en la orilla con las piernas dentro. Me acerqué a Sonia e Isa.

-Otros frioleros – murmuró Sonia entre risas.
-Estás loca – le susurró Isa.
-¿Por qué? ¿Por salir así del agua? Anda que no me ha visto gente en pelotas en las playas en mi vida jajajaja…además me pillaron cuando ya había salido jajaja.
-A ti también te ha visto mucha gente en pelotas, Isa, jajaja – la pinché un poco.
-No me pienso despelotar delante de cualquiera – me soltó poniendo cara de falso enfado – si es eso lo que insinúas.
-Jijijiji – me reí.

Unos cinco minutos después los chicos las ayudaron a salir. Hicieron lo mismo que Sonia, de pie en un par de piedras sacudiendo los brazos.

-Y yo que pensaba que las hippies no se depilaban jijiji – le susurré a Sonia.
-Ya ves, serán hippies modernas jajaja – respondió ella.

Una de ellas tenía el coño completamente mondo, pero además perfecto, sin atisbo de pelitos ni granitos, y la otra lucía una pequeña tira central de vello casi rubio. De tetas, sin tenerlas muy grandes, las de una eran casi el doble que las de la otra.
Durante un buen rato la situación fue un tanto curiosa. Sonia y las dos chicas de pié, desnudas y hablando como si se conocieran de toda la vida mientras se acababan de secar al sol. Isa sentada envuelta en la toalla los dos tíos en gayumbos y yo en pantalón corto y camiseta.

Al final todos se fueron vistiendo. Isa lo hizo dándoles la espalda a los otros, lo que me hizo sonreír. Los aventureros se marcharon dándonos las gracias por la amabilidad y nosotros quedamos un rato más hablando de trivialidades y cuando vimos que el sol ya bajaba un poco emprendimos el camino de vuelta.
Dejamos a Isa en su casa y nos despedimos. Me bajé del coche para sacarle la bolsa del maletero y al darle un cálido abrazo y dos besos me dijo al oído algo que me sorprendió mucho.

-Te puedo parecer atrevida pero no se lo diría a nadie más que a vosotros. Me gustó que me tocaras el culo. No necesitas pedir perdón – y me besó en la mejilla. Sin tiempo a reaccionar se dio la vuelta y se dirigió al portal.

Cuando entré en el coche se lo conté inmediatamente a Sonia, que no se sorprendió lo más mínimo. Arranqué y fuimos para casa.
Mientras nos duchábamos insistí.

-¿Pero de verdad que no te sorprende?
-Jajaja, que no tonto…- replicó ella.
-Eh…un momento… ¿vosotras habéis hablado eh? –

Mientras se secaba, Sonia se volvió a reír pero no decía nada más o cambiaba de tema.

-¿Y si pedimos una pizza hoy para cenar? – dijo tranquilamente. Estábamos solos en casa ese fin de semana.
-¿No es un poco pronto?
-Ahora noooo, en un ratín…
-Vaaaale.

Me fui a la nevera, saqué una cerveza y unas aceitunas y me senté en el sofá para ver un rato la tele. A los cinco minutos llegó Sonia vestida con una camiseta larga y se sentó al lado.

-¿Me das un sorbo? No quiero abrir una entera – preguntó.
-Claro – se la acerqué. Con la otra mano iba zapeando con el mando - ¿Quieres ver algo?
-Me da igual, pon lo que quieras… ahora voy a levantarme a poner una lavadora.

Se levantó a los cinco minutos y estuvo trasteando un rato largo, la veía pasar de una habitación a otra.

-Cari… voy a pedir la pizza ya que luego tardan más de media hora en llegar – le grité.
-Vale, pide una grande que tengo hambre – respondió ella.

Tras pedir seguí zapeando hasta pararme en el snooker que estaban poniendo en Eurosport. Últimamente me había aficionado a verlo y me entretenía bastante. Sonia regresó por fin, la miré de reojo y la vi venir desde la puerta, y al ver esa sonrisa pecaminosa me quedé mirando cómo se acercaba lentamente. Ya solo eso hizo que me excitara. Se sentó sobre mis muslos, me quitó el mando de la tele y lo dejó a un lado.

-Y bien marido mío – hizo una sugerente pausa –… ya que estamos solos… – volvió a hacer otra pausa mientras metía la mano por dentro de mi holgado pantalón de andar por casa - .. digo…ya que estamos solos… me preguntaba… si no preferirías jugar con este taco – me agarró la polla y me la apretó suavemente - …en vez de ver como otros juegan en la tele…eh.

Ya estaba empalmado casi del todo cuando empezó a pajearme.

-Uy…parece que sí – me susurró al oído al empezar a besarme el cuello – Tenemos tiempo para uno rapidito y a lo mejor más tarde hay postre. A lo mejor no, más tarde hay postre – sentenció con firmeza.

Levantó ligeramente las caderas y me bajé los pantalones, luego se remangó la camiseta, bajó y se la metió de golpe soltando un suspiro al mismo tiempo. Empezó a cabalgarme despacio como siempre hacía en el sofá y luego poco a poco a acelerar y a pedirme que le acariciara el culo.

-No te corras – me dijo mientras me agarraba la cara y me miraba fijamente…- no quiero que te corras ahora, guárdalo para luego…
-Tranquila – acerté a decir. La agarré de las nalgas y la levanté en el aire, para darle la vuelta y sentarla en el sofá. Enseguida me eché al suelo y metí la cara entre sus piernas para comerle el coño.
-Oh sí, oh sí, sí sí sí… - me agarraba la cabeza y la apretaba fuerte contra ella – sigue, sigue, oooh, ooooh…más más no te pares… diooooss, sí sí sí síííííííí AH.. AAAAH– gritó por fin al final – Uuuff. Se relajó por fin.

Me levanté, me incliné para besarla y me senté de nuevo. Ella se movió para apoyarse en uno de los brazos del sofá. Nos miramos.

-Espero que esto haya sido solo el aperitivo – dijo de nuevo antes de sonreír morbosamente de nuevo.
-Por supuesto, luego te voy a dar lo tuyo – respondí. Pero me estaba mirando rara, como cuando te va a soltar una maldad o una provocación.
-Te voy a preguntar una cosa – dijo.
-¡Uy! – exclamé. Ella sonrió pícaramente – Dispara…
-¿Quieres follarte a Isa? – soltó sin anestesia.
 
Capitulo 9

Casi se me cayó la mandíbula al suelo del asombro. En ese momento sonó el interfono.

-Será la pizza. Voy a abrir – dijo ella.

Se levantó rápido, se adecentó la camiseta y fue a abrir dejándome con la palabra en la boca, aunque tampoco tenía muy claro que decir.

-¡¿Quééé…he oído bien?!! – exclamé cuando regresó con la pizza en las manos.
-Ahora vuelvo, voy a por algo para cortarla y unas servilletas…¿Qué quieres beber, una cerveza o vino? – preguntó haciendo caso omiso a mi exclamación.
-Eeeeh.. una cer..veza
-Sí, has oído bien... he dicho que si te gustaría…que si te apetecería follar con Isa – respondió por fin como si nada.
-Es que… me he… quedado de piedra… - balbuceé.
-Quiero decir… - siguió hablando mientras cortaba la pizza y me miraba de reojo – …los tres… - se chupó el dedo pringado de pizza – ella, tú y yo por supuesto… como en los viejos tiempos… - y me puso una sonrisa picarona de oreja a oreja.

Me quedé con el trozo de pizza en la mano sin metérmelo en la boca, pensativo.

-Jajajaja .. venga, no me digas que te ha sorprendido… jajaja… - apostilló ella.
-Pero, a ver… ¿vosotras habéis hablado de esto o qué pasa aquí? – le pregunté directamente.
-No exactamente…digamos que es una intuición mía – prosiguió.

Por fin le di un mordisco a la pizza.

-Explícate – la apremié.
-Hace unos días cuando quedé con ella para tomar algo al salir del trabajo hablamos de muchas cosas y aunque se lo tomaba con humor…decía que nadie se fijaba en ella…que aunque no quería saber nada de compromisos durante una buena temporada, ella...pues...tenía sus necesidades… se estuvo explayando hablándome de un par de tíos maduritos de buen ver y solteros, uno de la oficina y otro de su gimnasio, pero que nada, por mucho que se insinuara no le hacían caso… todo con mucho sentido del humor, eh…
-No me digas que me ofreciste para… - empecé a decir
-¡Animal! – exclamó ella soltando una carcajada a continuación – Nooooo….que bruto eres.
-Yo que sé… como siempre has sido tan “echá palante”…ya me puedo esperar cualquier cosa…jajajaja - me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla.
-Pero hasta ahí no llego jajaja…
-No sé yo…jajaja – me la quedé mirando tiernamente y acaricié el pelo – Sonia…
-¿Qué?
-Que te quiero.
-Y yo a ti, cariño – se inclinó ahora ella y me devolvió el beso.

Acabamos de cenar y, tras recoger, nos echamos en el sofá a ver un rato la tele. Yo sentado viendo el snooker y ella recostada con su cabecita apoyada en mi pierna mirando su tablet con las piernas recogidas mientras yo le acariciaba la barriguita. Le encantaba, le encanta, estar así y muchas veces esas caricias suaves son el preludio de un buen revolcón. No dijo nada durante un buen rato, la vi centrada en lo que leía y yo estaba con lo mío.

-Todavía no me has respondido – dijo de pronto ella de una forma muy sugerente.
-Pero es que no sé de donde sacas esa idea de que quiere liarse conmigo… con nosotros…no me ha quedado claro – respondí yo.
-Pues que no se si sería por las cañas que se tomó…tampoco tantas, sólo un par…pero empezó a soltarse y me llegó a decir que a veces había echado de menos aquellos años locos con nosotros…así que…me pasó eso por la cabeza…

Me puse en tensión y empecé a excitarme ligeramente. Mi mano ya estaba acariciando los rizos de su pubis. Soltó un casi imperceptible suspiro. Sabía que si la encendía ya iba a ser imposible pararla y pensando que teníamos toda la noche, y quería seguir viendo un poco más la tele, subí mi mano de nuevo hasta su vientre. No tardó en cogérmela de nuevo y bajármela otra vez hasta su pubis. Quería que la siguiera acariciando. Así estuvimos otro rato hasta que se incorporó.

-¿Quieres un helado? Compré unos cornetes ayer… me he acordado ahora y me ha dado el antojo.
-No gracias – respondí escueto.

Regresó mordiendo el cornete y relamiéndose y se quedó un par de minutos de pie mirando la tele. Luego en vez de sentarse a mi lado se sentó a horcajadas sobre mí. Me la quedé mirando y empezó a chupar lascivamente el helado. Y claro, mi polla empezó a reaccionar. Me dio a probar un poco, le di un lametón y ella volvió a enroscar su lengua en el mismo.

-La pregunta es… - empecé a decir, ella sonrió y abrió más los ojos – a ti que te parece, ¿te apetece?… porque aún no me has dado tu opinión…joder que locura…que excitante locura…

Terminó de comerse el helado e inclinándose sobre mí me besó. Nos besamos. Un beso largo y húmedo, y también con sabor a chocolate y nata, jeje.

-Me apetece – me volvió a susurrar suave al oído. Se separó y nos quedamos mirando a centímetros el uno del otro. Nos volvimos a besar más intensamente de nuevo. Luego se levantó y se quitó la camiseta, quedándose desnuda.
-Apaga eso y vamos a la cama a echar un polvazo – dijo con firmeza.

Apagué la tele y me fui desnudando por el camino, cuando entré en el cuarto tras pasar por el baño estaba a cuatro patas en el centro de la cama moviendo sensualmente el culo. Dejé solo la luz de la lamparita y me subí a la cama con ella. Fue un largo e intenso polvazo, de los de estar solos en casa, sin hijos adolescentes en la habitación de al lado que hacen que te contengas.

A la mañana siguiente, le llevé el desayuno a la cama, cosa que había hecho muy pocas veces en mi vida.

-¿Esto es en agradecimiento por lo de anoche… o por lo que está por venir? – dijo pícaramente.
-Jajajaja - me reí – es por lo que te quiero. Yo ya había desayunado pero me senté a su lado mientras ella lo hacía.
-Aaahh… jijiji
-Oye…lo de Isa… no pretenderás proponérselo por la vía directa, eh?! – pregunté sibilinamente.
-Vaya, al final te veo muy interesado jejeje… - dijo con sarcasmo.
-Joder, es que estuviste toda la noche poniéndome los dientes largos jajaja, ¿qué esperas?
-Claro que no, sólo hay que favorecer las circunstancias y lo que tenga que ser, será.
-Buena estrategia… me voy a la ducha – el dije.
-Sí, ahora en cuanto termine voy yo – respondió.
-Ok.

Cuando estaba ya aclarándome entró ella y se abrazó a mí debajo de la ducha. Le aparté el pelo mojado y la besé.

-Cómo me pusiste anoche, no paraste de provocarme y excitarme con todas esas cosas que me decías – le dije. Ella se rio.

Se había pasado buena parte del polvo haciéndome recordar momentos y situaciones vividas con Isa… o algunas creo que se las inventaba.

-Ooops, y el recordar lo de anoche ya hace que te pongas palote otra vez – me estaba excitando de nuevo, claro. Me la agarró y empezó a meneármela muy suavemente.
-¿Lo de que ella te lo hacía mejor es verdad o lo dijiste para ponerme más cachondo aún? – le pregunté cada vez más excitado.
-Es completamente verdad, te lo prometo…nadie me ha comido el coño como ella… ni Lore, ni Coque ni tú, lo siento pero es así… ni siquiera Alicia que se supone que debería ser la experta jajaja. No te me vas a poner celoso ahora, ¿verdad? – hizo un pucherito con la boca.
-Celoso no, cachondo…me estoy poniendo cachondo joder – exclamé.
-¿Uno rapidito? – dijo tentadoramente. Asentí con la cabeza.

Sonia aceleró la mano y empezó a pajearme con firmeza. Luego se dio la vuelta y se apoyó en la pared de la ducha. Se la metí y la follé hasta correrme dentro.

-No me he corrido… pero es igual – dijo ella – esta tarde lo arreglamos. Anda salte que tengo que lavarme el pelo. Y me puso morros para besarla.
-Hay que ir a hacer la compra – dije yo saliendo de la ducha.


Semana y pico después.

-Tengo que ir a buscar las llaves de la casita que tiene el constructor. Ya está terminada la obra – le comenté a Sonia una mañana.

Era la obra que había previsto Coque, la piscinita y algunas otras cosas, y que quería que estuviera lista antes de que vinieran en julio de vacaciones. Yo me había encargado de gestionarlo un poco.

-Anda, pues ha sido rápido, yo pensaba que tardarían más – comentó ella.
-Sí, también me ha sorprendido. Si quieres y hace bueno podemos ir el sábado a ver como ha quedado e igual hasta la podemos estrenar. Pero nada de quedarnos, sólo pasar el día, eh!, que tengo que hacer unas cosas el domingo para el lunes...
-¡Mola! Me apetece – respondió ella.
-Perfecto.

Por la noche.

-¿Le digo a Isa si quiere venirse? – me pregunta mientras cenábamos.

Levanté la vista y me la quedo mirando fijamente. Ella se encogió de hombros y me sonrió. Cogió el móvil y le puso un mensaje. A los cinco minutos respondió.

-¡Guay, me apetece mogollón, siii! – ponía el mensaje.

Llegó el sábado, con tiempo aceptable, subimos hasta el pueblo y después de ir a la casita y mirar cómo había quedado todo las dejé ahí y me acerqué a la plaza a encargar una paella para tres. Me entretuve un rato hablando con el dueño y regresé.

-Ya estoy de vuelta, chicas – grité.
-Estamos en el jardín – escuché a Sonia.

Cuando me asomé a la puerta no me sorprendió en absoluto verlas tomando el sol desnudas.

-¡Pero bueno chicas!, siempre que os dejo en un sitio un rato y vuelvo os pillo en pelotas, que afición tenéis - bromeé.
-Y anda que no te gusta a ti encontrarnos así – respondió Sonia. Isa se reía como siempre. Cada vez estaba más feliz.
 
Capitulo 10


-¡Pues claro! A mí siempre me gusta apreciar las cosas buenas jejeje…por cierto he reservado para las 2, luego por la tarde nos podemos quedar hasta que nos cansemos si queréis…voy a mirar arriba a ver cómo está todo.

Subí al piso de arriba y comprobé que todo estuviera bien. Al entrar en el baño y ver la enorme ducha me vino el recuerdo de uno de los últimos días que estuvimos los cinco juntos hacía ya tantos años, antes de que nuestras vidas dieran un vuelco con la llegada de los niños. Luego abrí el ventanal para que ventilara bien y me asomé. Desde ahí se veía el jardín y la pequeña piscina. Justo en mi vertical estaban ellas.

Isa se había dado la vuelta, estaba sentada y mientras hablaban entre ellas se estaba echando leche anti solar en la mano. Luego juntó ambas manos, se inclinó ligeramente sobre Sonia y empezó a esparcírsela lentamente por la espalda, el culo y los muslos. Sonia estaba con la cabeza apoyada sobre sus manos cruzadas y esbozando una sonrisa de satisfacción y relajación. Según le iba esparciendo la crema se reían de vez en cuando y me pareció más tierno que excitante.

Cuando terminó, ella misma se dio en la cara y luego, una buena dosis en las tetas, embadurnándolas bien. Me quedé mirando sin decir nada. Por fin Isa se tumbó sobre su espalda con las piernas ligeramente separadas y los brazos abiertos hacia arriba, para recibir todo el sol posible. La verdad es que me dieron ganas de bajar corriendo, meterme entre las dos y empezar a acariciarlas.

Al bajar saqué una silla para sentarme a la sombra del porche. Sólo me quité la camiseta.

-¿No te pones al sol un poco? – preguntó Sonia – Estás más blanco que la nata.
-Cuando me meta en la piscina – contesté.
-Está muy bien, he metido la mano antes y no está fría – apuntó Isa.

Tras un rato de sol por parte de ellas y de lectura por la mía me levanté de nuevo.

-Voy a ver si hay algo para picar… debería de haber almendras o aceitunas…si no se las comió alguien antes, ¿queréis una cerveza o una cola? – pregunté.
-Lo que encuentres – dijo Sonia.
-Para mí también… lo que haya – añadió Isa.

Cuando regresé con las cosas en una bandeja se habían levantado y estaban inclinadas sobre la piscina metiendo la mano en el agua, ofreciéndome la deliciosa vista de sus culos.

-Chicas, no estéis mucho en esa postura que no soy de piedra jeje – dije en todo jocoso.

Isa se giró y sonrió. Sonia empezó a subir los tres peldaños y con cuidado se metió dentro. Isa la siguió inmediatamente.

-Está estupenda – dijo Isa
-Nos lo puedes traer aquí…déjalo en el poyete – sugirió Sonia.
-Buena idea – repliqué.

Acerqué la bandeja y la dejé sobre el murete de la piscina. Luego me quité el pantalón corto y los calzoncillos a la vez y me metí dentro. Tras un rápido remojón, me senté en uno de los bancos laterales internos de la piscina, que me permitía estar con el agua por la cintura, con una cerveza fresquita y un plato con almendras. Estuvimos un rato charlando de todo un poco.

-Y bien, Isa…¿cómo se te presenta el verano, cuando coges vacaciones? – le pregunté yo directamente.
-Todavía no lo sé, pero vamos, que no va a ser un mes entero seguido, probablemente tenga que repartirlo…
-Así estoy yo también – dijo Sonia – casi seguro una semana en julio y dos en agosto. El resto de días me los reservo para Navidades y para alguna escapada en algún puente largo.
-¿Y los chicos? – añadí yo.
-Pues en julio con su padre y en agosto conmigo, en eso no hemos tenido problemas – respondió ella.
-Me alegro – apostillé.
-¿Y a vosotros, cómo se os presenta? – preguntó ella a su vez.
-Pueess…estuvimos pensando en irnos de viaje una semana al norte pero al final hemos decidido buscar una casa de campo para tomarnos una semana de relax total… - empezó a explicar Sonia
-¿Con los chicos?
-¡Ni de coña! – contestó enseguida Sonia haciendo un aspaviento – Quita quita…jajajaja.
-Jajajaja – se rió Isa con ella.
-…porque el otro día hablando con Coque y Lore…
-¿Vais con ellos? – la volvió a interrumpir Isa.
-Sí, de hecho fue idea de Lore…y es comprensible, les espera un buen meneo este año con el traslado…y quieren descansar… ya sabes, si nos vamos de viaje no paramos de un lado para otro…y luego necesitamos una semana de vacaciones para descansar de las vacaciones jajajaja… - explicó Sonia riendo.
-Sí, hemos estado mirando algunas casas en la red y nos gustan un par con piscina. Es fundamental que la tenga, si no, no hay quién lo aguante… - añadí yo.
-¡Ah, se me olvidaba! – exclamó Sonia – el otro día chateando con Lore me dijo que Coque está empeñado en hacer una fiesta por todo lo alto cuando vengan…dice que como este año los cuatro cumplimos los cincuenta…que hay que celebrarlo… y por supuesto no puedes faltar…como será un fin de semana no …
-Por supuesto que no faltaré, una fiesta vuestra no me la perdería por nada – respondió sonriente antes de que yo acabara de hablar – como si es entre semana, soy capaz de pedirme un día libre jajaja… - añadió con cara de felicidad.
-Sí, ya me acuerdo que no te querías perder ninguna jejeje – solté con muchísima intención.

Isa me miró fijamente con una mirada entre burlona y seductora. Casi todas las fiestas que habíamos hecho en la casa de Coque en nuestra época más loca habían acabado con los cinco en la cama después de que se fuera el último invitado.

-¿Por qué te ríes, Isa? – le pinché.
-Porque me acuerdo mucho de aquellas fiestas, eran muy divertidas… - dijo con la misma sonrisa.

Se levantó, salió del agua y se pasó un poco la toalla por el cuerpo.

-¿Hay más cervezas? - preguntó
-Sí, hay bastantes – respondí.
-Voy a buscar otra ¿os traigo?
-Sí, tráeme otra por favor – le pedí.
-A mí también, gracias – añadió Sonia.

Según se dirigía a la puerta cruzando el jardín no pude apartar la vista de su culo hasta que entró. Y por lo que vi de reojo, Sonia tampoco.

-La verdad es que le envidio el culo que tiene – comentó Sonia en voz baja.
-Jajaja, tú no desmereces – le repliqué – las dos os conserváis estupendamente.

Enseguida apareció de nuevo por la puerta con los tres botellines.

-¿Qué cuchicheáis? – soltó de repente.
-Jajaja, sólo le estaba comentando a Jiu lo buenorra que sigues estando – dijo Sonia con toda naturalidad.
-Jajajaja, ah, bueno si solo es eso – exclamó ella riéndose – pero nadie se fija en mí – añadió con picardía.

En otro tiempo muy lejano se hubiese ruborizado, pero ahora, aunque sigue manteniendo a veces ese aire de timidez, enseguida se suma a la fiesta, e incluso le gusta provocarla ella.

-Estoy pensando en hacerme un tatuaje…- empezó a contar mientras le acercaba un botellín a Sonia - uno pequeñito - se acercó a mí y me dio el mío - algo como una flor con tres pétalos o una ramita con tres hojas por mis tres hijos… ¿qué os parece? – preguntó.
-Si a ti te gusta, adelante…opino igual que tú, algo pequeño, nada de medio brazo o media teta jajaja – respondió Sonia entre risas.
-¿Dónde te lo piensas hacer? – pregunté yo.
-Pues o en el hombro o por aquí – dijo señalando la parte derecha de su bajo vientre justo dos dedos por encima del final de su vello púbico.

Estaba a un metro de mí, que seguía sentado en el banco de la piscina y me quedé fijamente mirando durante unos segundos la preciosa y ensortijada negrura de su entrepierna, mojada todavía por el agua de la piscina. Evidentemente me pilló y cuando levanté la cabeza vi que estaba sonriendo divertida.

-A mí me gusta más por ahí abajo, sí, es un precioso sitio – le confesé.
-Ya imaginaba… – replicó ella.
-Y sugerente jejeje – añadí sin pensarlo.

Amagó en broma con darme una torta y al final me dio una suave colleja y se volvió a reír.

-Aisssh, gracias por estos momentos de risas, los necesito como nunca - confesó
-Para eso están los amigos – dijo Sonia.

Fue a sentarse otra vez en su sitio pero antes paró delante de Sonia y la besó en la cabeza.

Poco después las dos se volvieron a tumbar en la toalla y yo de nuevo en la silla. Y al cabo de otro rato se hizo la hora de ir a por la paella, así que me puse los pantalones y una camiseta.

-Bueno chicas, voy a ir a buscar la paella. Necesito que estéis atentas, porque no voy a poder yo solo, aparco en la puerta un momento y la recogéis ¿vale? – dije.
-Ok – contestó Sonia.
-Pero no me salgáis así a la calle ¿eh? jajaja – les avisé jocosamente.

Al cabo de diez minutos estaba de vuelta y ellas asomadas a la puerta, abrí el maletero y Sonia salió a recogerla, y aún tuve tiempo de ver que solo llevaba puesta una camiseta que apenas le llegaba a tapar medio culo. Cuando regresé de aparcar bien ya estaban los platos servidos y fue sentarme frente a ellas y ponernos a comer. Isa se había puesto un precioso y escueto bikini.

-¿Y a la fiesta que quiere hacer Coque va a ir mucha gente? – preguntó Isa.
-Pues según me estuvo contando no tenía intención de que fueran muchos, aunque todavía no se lo ha dicho a nadie, ya te digo que los de siempre y algún colega suyo…de los que tú conoces, Pili, Mónica y sus respectivos…imagino que Carmen, Luis, Carlos, Alex, Tere, Martu, Patricia, no sé si Carol querrá apuntarse… en fin…vamos que no quiere treinta personas como en las fiestas de antaño.
-Buff, a la mitad hace siglos que no les veo… - exclamó Isa.
-Pues buena ocasión para reencontrarnos – respondió Sonia.
-Si quieres que os sea sincera, con veros a vosotros cuatro me vale – contestó Isa.

La conversación se acabó ahí. Tras acabar de comer, nos sentamos los tres en el sofá a ver un rato la tele, o más bien a hacer zapping sin parar. Nos quitábamos el mando continuamente para cambiar de canal. Al final de quedó de fondo un partido de tenis.

De pronto, interrumpiendo varios minutos de silencio Isa se puso a hablar.

-Sí, he echado de menos aquellas fiestas…y más estos últimos años. Y recuerdo perfectamente la última vez que estuve en esta casa…parece mentira que hayan pasado unos veinte años – dijo ante mi sorpresa.

¿Cómo debía interpretar esas palabras? ¿Estaba Isa siendo clara sin necesidad de ser explícita? Ciertamente mis dudas duraron unos segundos, los justos para, girando levemente la cabeza ver como acariciaba el dorso de la mano de Sonia y luego ambas las entrelazaban
 
Capitulo 11

Seguimos viendo la tele un rato, hasta que Sonia se levantó.

-¿Sabéis qué? Que como ya no creo que vaya a seguir tomando el sol ni a meterme más en la piscina voy a darme una ducha porque necesito quitarme este potingue de la piel. Estoy arriba – dijo dirigiéndose a la escalera – ¿Te vas a duchar, Isa?
-Estaba pensado en ello hace un momento… - respondió – ahora subo.

Sonia desapareció por el final de la escalera. Yo sabía que íbamos a liarnos los tres, no tenía duda alguna, pero me sorprendió esta vez lo directa y a la vez divertida que fue Isa. De verdad que sí. Se levantó y yo pensaba que iba a subir inmediatamente, pero se me quedó mirando.

-¿Te puedo preguntar una cosa… como hombre? – soltó con una sonrisa en la boca.
-Claro – respondí un tanto sorprendido.
-Si me conocieras hoy ¿te resultaría atractiva? – preguntó conteniendo la carcajada.

Me quedé mudo unos segundos y ella se impacientó.

-¿Y bien? – insistió – No dices nada…¿no te esperabas esa pregunta?
-Isa, eres una mujer estupenda, sensata, buena, cariñosa, encantadora…
-Pero… - me interrumpió.
-De pero nada, no me has dejado terminar…además eres guapa, atractiva, tienes unos ojos preciosos … y estás buenísima, para mojar pan…
-No sé si será el vino de la comida o qué…pero te voy a decir una cosa, tengo casi cincuenta años y ya estoy de vuelta de todo…nos conocemos desde hace muchos años, os quiero mucho…me cambiasteis la forma de ver muchas cosas, me encantaba estar con vosotros… y se que podemos hablar sin tapujos – se echó otra risa - además te conoces todos mis rincones, bueno casi todos jijiji…así queee... – se quedó ahí como esperando a que yo completara la frase.

Estuve tentado de pincharla un poco y pedirle que completara ella la frase. Pero decidí no perder más el tiempo. Me levanté y la cogí de la mano, la conduje hasta la escalera y subí delante de ella. Al llegar arriba entramos en el baño y me quité la ropa. Luego hice lo mismo con la suya. Se había puesto un pareo para comer y se lo quité primero. Luego ella se soltó el sostén y le dio una patada a la braguita del bikini cuando cayó al suelo. Se rio en silencio. De nuevo de la mano la llevé a la enorme ducha, dónde estaba Sonia bajo el chorro de agua con los ojos cerrados.

-Ya estamos aquí – dije al entrar.
-Hola guapos – saludó ella echando una sonrisa y levantando una ceja.

Entramos en la ducha y nos metimos debajo del chorro del agua, enseguida las abracé y nos juntamos los tres.

Le aparté a Isa el pelo de la cara y la besé. Me besó. Me metió la lengua como nunca. Sonia agarró el bote de gel y empezó a enjabonarla para quitarle los restos de leche antisolar de su cuerpo. Despacio y con delicadeza frotó su espalda, sus costados y su vientre para luego subir y manosearle las tetas, enjabonándoselas y acariciándoselas con mimo. Mientras lo hacía empezó a besarle el cuello. Isa cerró los ojos y abrió los labios dejando escapar un leve suspiro. Al verlas así mi polla acabó de endurecerse del todo y empecé a pajearme lentamente al tiempo que acariciaba el culo de Isa. A partir de ahí las manos de los tres no paraban.

Sonia no perdió el tiempo y me la agarró para continuar pajeándome. Isa no se quedó atrás y se agachó en cuclillas para empezar a chupármela sin cortarse lo más mínimo. Acabé apoyado en una de las paredes de la ducha con ellas dos arrodilladas en el suelo chupándomela y masturbándome alternativamente. Cerré el grifo del agua para que no nos siguiera cayendo encima, sobre todo a ellas.

Sonia me interrogó con la mirada. Nos conocíamos tanto que no hacía falta preguntar.

-Vamos a la cama – les dije.

Se levantaron y tras aclararnos bien del todo salí el primero y me sequé rápidamente. Fui al dormitorio y deshice una de las camas mientras ellas acababan de secarse. Me subí y me senté apoyado en el cabecero esperándolas. Cuando aparecieron, Isa se paró a los pies de la cama, Sonia la agarró por detrás y empezó a besarle otra vez el cuello mientras me miraba de reojo. Mi excitación fue en aumento y empecé de nuevo a pajearme.

Sonia incitó a Isa a subirse a los pies de la cama, esta obedeció y gateó hacia mí, mientras mi mujer se recostaba a un lado apoyada en el codo. Casi reptando Isa me instó a abrir las piernas y se acercó más tendiéndose completamente entre ellas. Dejé de pajearme, puse mis manos a los lados y la miré a los ojos, esos preciosos y profundos ojos azules. Ella dibujó una sonrisa, acercó su boca y empezó a besar suavemente el interior de mis muslos, subiendo por ellos lentamente hasta llegar a la entrepierna. Agarró con delicadeza mi polla y la echó un poco hacia atrás, hacia mi vientre. El primer beso, succionando ligeramente, en la piel del escroto me hizo estremecer. Un placentero calambrazo recorrió mi cuerpo.

-¿Te gusta? – preguntó con voz suave.
-Oh sí - murmuré. Me deslicé un poco en la cama para estar más cómodo y ella hizo lo mismo hacia atrás.

Enseguida vino otro, y luego otro, luego su lengua empezó a recorrer los huecos entre mis testículos y los muslos, y luego las ingles, mientras me masajeaba muy lentamente la polla, acariciándome la corona del capullo con el dedo pulgar. Cuando empezó a lamérmelos, chupando y tirando suavemente cerré los ojos para concentrarme en los demás sentidos.

En el absoluto silencio reinante a pesar de tener la ventana abierta, el sonido de sus besos y suaves chupetones era super excitante. A la vez empecé a sentir la mano de Sonia acariciando el interior de mi muslo, hasta que por fin, Isa se la metió en la boca, abrí los ojos y me apoyé en los codos para contemplarlas. Sonia acariciaba con ternura la espalda y el culo de Isa, besando suavemente su hombro. Cuando me vio incorporado se colocó a horcajadas sobre el cuerpo de Isa que seguía entregada a mi polla. Se inclinó sobre ella para seguir besándola en los hombros con dulzura, luego en la espalda, y continuó hasta llegar a sus nalgas. Se echó para atrás para erguirse un poco y empezó a masturbarla con los dedos en esa postura. Isa, instintivamente, separó más las piernas y comenzó a gemir entre lamida y lamida. De repente…

-¡Zas! – Sonia le dio un azote.
-Ummm! – suspiró Isa. Paró un momento y giró su cabeza para mirarla.
-¡Zas! – otro azote en la otra nalga.
-Auuummm! – soltó Isa de nuevo.

Sonia se excitó más con la respuesta de Isa, apretó los labios y repitió.

-¡Zas!¡Zas! – otros dos azotes, un poco más fuertes.
-Hmmmm, diooos - Isa levantó la cabeza y gimió más fuerte.


Sonia se adelantó un poco de nuevo para besarla otra vez en el cuello y los hombros y luego retrocedió de nuevo. Se echó tras ella y separando sus nalgas con las manos empezó a lamerla.

-Oh oh oh oooh…mencanta, me encanta – masculló Isa al sentir la lengua de Sonia acariciando su cerrado y tímido agujerito.

-¡Zas, zas, zas! - Otros dos o tres fuertes azotes sonaron en sus nalgas.
-Oh oh... pero por diooos, ummm - exclamó de nuevo Isa.

Paró de chupármela y me miró.

-¿Me vas a follar o no? – preguntó desafiante.

Sonia se levantó. Yo me incorporé y me senté en la cama. Isa no perdió un segundo, se colocó sentada sobre mis muslos y guiada por su mano se la metió de golpe. Estaba completamente empapada.

-Oooh – soltó un suspiro al sentirla encajada dentro de ella. Como si se sintiera aliviada por fin, como si lo hubiera estado deseando desde hacía tiempo.

Enseguida se abrazó a mí y yo a ella, pasó sus piernas por detrás para enroscarlas a mi espalda y sosteniéndola yo por las nalgas empezó a balancear y rotar sus caderas de forma endiablada. De tanto en tanto me miraba, le entraba una risa nerviosa y volvía a acercar su cara a la mía para no mirarme. Sonia, mientras tanto, se puso tras ella y prácticamente acompañaba sus movimientos con el suyo propio.

-Vamos a cambiar de postura, cariño – le dije al oído. Me miró y me besó. Luego se levantó tras empujar un poco a Sonia y se puso de pié al lado de la cama. Aprovechó para sujetarse el pelo con una horquilla.

La guié para que se pusiera a cuatro patas en la cama y se la volví a meter de golpe. Dio otro fuerte gemido. Sonia se echó a nuestro lado con una pierna levantada y mientras follaba a Isa ella se masturbaba mirándonos. Aunque no por mucho tiempo.

Al poco se levantó y se puso junto a ella también a cuatro patas. Sondeé su coño con mis dedos para comprobar lo mojada que estaba. Se la saqué a Isa para, dando un paso a un lado, metérsela a Sonia. Ahora era Isa la que acariciaba la espalda de Sonia. Luego regresé de nuevo a Isa. Era una gozada indescriptible alternar entre las dos. Empezaron a besarse y entre gemido y gemido me pedían que les diera más fuerte. Los golpes de mis caderas contra sus nalgas retumbaban en la habitación. Sonia le susurró algo a Isa al oído y esta se giró para mirarme.

-Tócame – me dijo imperativamente.

Metí la mano debajo de ella buscando su coño y a los veinte segundos empezó a temblar hasta soltar un gritito agudo, tuve que sujetarla fuerte por las caderas para que no se cayera sobre la cama. Y de reojo vi como Sonia se masturbaba compulsivamente hasta estallar ella en otro orgasmo. Luego se dejó caer en la cama.

Se la saqué a Isa y ella se incorporó a duras penas, la sujeté por las tetas para acariciárselas mientras la besaba en el cuello.

-¿No te co…rres? – preguntó todavía con la voz entrecortada.
-Cuando quieras – respondí mirándola ahora yo desafiante.
-Siempre me excitó ver esos chorrazos jijiji – añadió riendo.

Sonreí y les tendí la mano para que se levantaran.

-Vamos a la ducha – sugerí.

Como uno ya no tiene veinticinco años, entre la habitación y la ducha mi erección menguó ligeramente a pesar de la excitación, así que dentro de la ducha le ordené a Sonia que se apoyara con las manos en la pared del fondo. Me puse tras ella y se la volví a clavar para follarla hasta el límite.

-Chicas, me voy a correr – avisé. Las dos se arrodillaron delante de mí.
-Vamos, córrete… - dijo Sonia. Empujé un poco a Isa para que se juntara a Sonia. ¡Que excitación sentí en ese momento!, con las dos mirándome ansiosas mientras me pajeaba compulsivamente frente a ellas.
-En mi cara no porfa – me previno Isa.
-Ya, ya, ya, yaaaaa – grité. Me tensé y me puse casi de puntillas antes de que el primer latigazo estallara en la frente de Sonia.
-¡Hostias! – soltó ella.

Los siguientes, más controlados, los repartí alternativamente sobre las tetas de ambas. Isa abrió los ojos incrédula.

-Ca..brón jajajajaja – explotó Sonia entre risas mientras se limpiaba la frente de mi semen y se lo llevaba a la boca.

Apuré los últimos espasmos acercándome a ellas y por fin me deje caer al suelo de la ducha resbalando por la pared.

-¡Dios santo! – exclamó Isa – ¡que lefada! - añadió mientras yo veía como los regueros de semen resbalaban por su cuerpo.
-¡Que pasa Isa? – dije yo.
-Que no pensaba que todavía soltaras tal cantidad jajaja – dijo todavía riendo.
-Bueno, cada uno tenemos lo que tenemos – respondí encogiéndome de hombros – A mí me gustaría tener tres o cuatro centímetros más de rabo jajaja – añadí, haciéndolas reir.
-¡Halaaaa, animal! – le salió a Isa de dentro – Y que luego no nos quepa, quita quita…jajaja...Estás bien equipado, créeme – añadió. Sonia se partía.

Alargando la mano abrí el grifo del agua para que empezara a caer. Por fin pude levantarme después de recuperar el aliento, y tiré de ellas para que se levantaran. Las abracé cariñosamente y empezamos a limpiarnos los tres.

Un rato después estábamos echados en la cama de nuevo. Estuvimos callados un ratito, todavía recuperándonos.

-Nunca pensé que esto pudiera volver a repetirse – dijo Isa - pero os confieso una cosa, hace unos meses, cuando llevaba año y medio sin apenas sentir la piel de otra persona, empecé a fantasear con ello cuando me masturbaba. No tengo pudor en contarlo.

Sonia la volvió a coger de la mano y la besó otra vez en un hombro.

-Por cierto – añadió – me han gustado los azotes jajaja. Nunca me los habían dado. Quiero más jajajaja.

Los tres nos reímos.
Un rato después estábamos recogiendo y dispuestos a marchar de vuelta a casa.
Durante el trayecto de regreso no hablamos de lo que había ocurrido. Sólo al despedirnos de Isa en la puerta de su casa nos dijo que la llamáramos para quedar otro día, o cuando llegaran Coque y Lore. Le dijimos que por supuesto y nos despedimos.
 
👏👏 Impresionante. La web antigua solo la conocí "de refilón", como se suele decir y no sabía de tu hilo. Afortunadamente, me lo he encontrado aquí ahora. Morboso y muy bien escrito! Muuchas gracias!!
 
Capítulo 12

Semanas después.


Habría pasado alrededor de una semana desde que Lore, Coque y sus hijos llegaran para las vacaciones. Con ellos se vino la novia del mayor, que era la primera vez que visitaba España. Desde ese día, a nuestro Javi, que llevaba ya días “revolucionado” apenas le vimos el pelo.

Y nosotros no habíamos podido quedar todavía. Aunque a la semana siguiente estaba previsto irnos a la casa que habíamos alquilado, en plena naturaleza.

Una tarde mientras estábamos sentados en una terraza con Lore, esperando a Coque, y a Isa que avisó que llegaría más tarde tuvimos la primera confirmación visual.

-¿Aquel no es Javi? – dijo de pronto Lore – El rubito que está mirando ese escaparate…
-Sí – respondió Sonia tras darse la vuelta – Y la que está a su lado cogida de la mano es Elena.
-¡¿Qué?! – soltó Lore, inclinándose a un lado y estirando el cuello – ¡Leches! pues sí.
-Uy uy uy – exclamé yo riendo.
-Eliii! – gritó Lore. Pero no la oyeron.
-Pobres, déjales – intervino Sonia – no pongas en un brete a los chicos…ya dirán algo si quieren… acuérdate de cuando tenías su edad jajaja…
-Tienes razón – concedió Lore. En ese momento llegó Coque y Lore le puso al corriente de lo que habíamos visto.
-No, si al final vamos a emparentar jajaja – me reí.
-¡Ya te digo! – exclamó ella – si que les ha dado fuerte…
-¡Y los padres follan juntos! – soltó el animal de Coque.
-¿Os imagináis que un día se enteraran? No quiero ni pensarlo – dije yo - ¿nunca os lo habéis preguntado? ¿no habéis tenido la sensación alguna vez de que algo sospechan?
-Joer… pues nunca se me había pasado por la cabeza…¿por qué lo dices, crees que sospechan? – respondió Lore.
-Una vez, la niña preguntó… - dijo Sonia.
-La niña… que ya tiene diecinueve y no es tonta, y que ha pasado fines de semana con el novio en la casita del pueblo… - interrumpí yo.
-… qué cómo nos las apañábamos para dormir en la casita cuando subíamos algún fin de semana – acabó Sonia – Le tuve que decir que dormíamos en el sofá-cama de abajo. Aunque no pareció muy convencida al saber que arriba había dos camas grandes juntas.
-Jajajajaja – se rio Lore - ¿y cómo saliste del paso?
-Cambiando de tema cuando me recordó que entre los dos pisos no había puertas jajaja.
-Muy lista la niña jajaja – apostilló Coque entre risas.
-A ver, yo creo que si al final nos pillaran habría que reconocerlo, explicárselo y seguro que lo entenderían, al fin y al cabo les hemos educado en un ambiente bastante liberal…mira el novio de tu hija... la de veces que se queda a dormir con ella incluso estando vosotros desde casi que empezaron a salir… - replicó Lore.
-Desde el principio...ya lo sabes... preferimos eso a que estén por ahí en cualquier rincón aparcados en un coche o gastando tontamente en un hotel – respondió Sonia.
-Sí, pero no es lo mismo… no se como reaccionarían… por si las moscas mejor no jugar con fuego y tener cuidado – dije yo respondiendo a Lore.

En esto que llegó Isa. Nos levantamos a saludarla efusivamente. Se la veía contenta y sonriente. Después de ponernos al día y tras la segunda caña, nos lo preguntó.

-¿Puedo venir un amigo a la fiesta? – preguntó sonriente pero un tanto.
-Depende – respondió Coque. Isa se sorprendió porque no pilló la broma de Coque al soltarla con esa cara tan seria que pone a veces.
-¿Depende de qué, Coque? – respondió ella un tanto despistada.
-¿Le conocemos, es nuevo, es rico…? – dijo él ahora intentando contener la risa.
-¡Payaso! – respondió ella tirándole arrugando una servilleta y tirándosela a la cara. Luego se levantó le abrazó desde atrás y le dio un beso – Ay, lo que he echado de menos estas cosas, chicos, jajaja.
-Bueno, ¿qué, nos vas a contar algo o nos quedamos con el misterio? - preguntó Sonia.
-Jajaja, pero si no hay nada que contar, es un compañero del gimnasio, también del club de los divorciados, no, no es el que me hacía tilín, este es nuevo, sólo lleva un par de semanas. Me cayó bien cuando se me presentó y me invitó a un café al salir, tiene buena conversación…y quedamos otro día…dimos un paseo, picamos algo para cenar, dimos otro paseo… nos tomamos una copa… dimos otro paseo…y una cosa llevó a la otra…

Sonia y Lore se echaron hacia delante en las sillas en plan “ya estás soltando”.

-¿Y? – interrogó Lore.
-¿Hubo roce? – añadió Sonia con mirada expectante y una sonrisa de oreja a oreja.
-…y acabamos en su casa… - continuó Isa.
-¡Ja! ¡Y decía que no había nada que contar! – exclamó Coque.
-Pero es que no hay nada más, no tengo intención de iniciar una relación con él, y él tampoco…pero chica, tengo mis necesidades… – dijo abriendo las manos en plan falsa autodisculpa.
-O sea queee… - intervino Sonia de nuevo.
-O sea queeeeeee…– dijo con una amplia sonrisa.

Todos levantamos el pulgar casi a la vez.

-¿Está bueno? – preguntó enseguida Lore.
-Se conserva bastante bien…y es más joven, tiene 42 - respondió - y no, no es rico – añadió dirigiendose a Coque con mirada afilada.
-Bueno, puede venir igual – respondió Coque riendo – pero que traiga cervezas jajaja.
-Jajajaja, se lo diré – respondió Isa burlonamente – Por cierto, ¿Cuándo os vais a la casa esa que habéis alquilado? – añadió.
-El lunes, hasta el domingo – dije yo.
-Y yo todavía trabajando – respondió lamentándose - Pues entonces ya nos veremos en la fiesta supongo – añadió.
-Espero que sí – apostilló Coque.

Pasado un buen rato nos levantamos y fuimos dando un paseo hasta acompañar a Isa hasta su casa, luego íbamos a ir a cenar a casa de Coque. Entonces, cuando estábamos casi llegando a la puerta de la casa de Isa, de repente Lore nos sorprendió. O no tanto.

-Que se me estaba ocurriendo una cosa…Isa, ¿por qué no te vienes el fin de semana a la casa con nosotros? Total, no está a más de hora y media en coche. Y el domingo nos bajamos ya todos.

Isa se quedó sorprendida y esbozó una sonrisa entre nerviosa y alegre.

-No…no sé…
-¿O tienes planes? Si tienes planes... nada, pero que lo sepas, si quieres te puedes venir – dijo de nuevo Lore.
-¿Con Luis? – así se llamaba su compañero de gimnasio. – No, de momento no.…ya os he dicho que es algoooo… bueno ya sabéis…jijiji.
-Pues si no tienes planes te vienes, de verdad…disfrutarás de la piscina y del aire puro - dijo Sonia.
-Sabéis que me encantaría – dijo por fin Isa con una amplia sonrisa – pero ya os lo confirmo el jueves, ¿vale?
-Pues ya está…luego te envía Coque la dirección por whatsapp y listo, si al final te decides, sólo tienes que seguir el GPS jajaja – dije yo.
-Pero envía un mensaje antes de salir para que estemos atentos – añadió Coque.

Nos despedimos de ella con un cálido abrazo y un par de besos cada uno. Luego nos dirigimos al coche de Coque para subir hasta su casa.

-Me huelo que Isa prefiere más estar con nosotros que con ese tal Luis – deslicé yo.
-Eso tenlo por seguro – respondió Coque.
-Y vosotros dos encantados ¿no? – se rio Lore.
-Jajaja.. ya sabes que la queremos mucho…lo digo en serio…Isa es una persona especial en nuestras vidas y creo que nosotros en la suya – respondió de nuevo Coque, con toda la razón del mundo.
-Pues sí – dijo escuetamente Sonia.
-No se merece la mala suerte que ha tenido…y aún así ha sabido reponerse cada vez – añadí yo.

Llegamos a la casa justo cuando Javi y Elena salían por la puerta y nos topamos con ellos. En esos días, el mayor, que se había traído a la novia se había ido junto a nuestra hija y su novio a hacer un pequeño viaje por la región para enseñarle algunos de los lugares más emblemáticos.

-Hola tia Sonia, tio Jiu – saludó Elena.
-Ho..hola – tartamudeo Javi. Elena se rio. Es como su madre, sin complejos y trasparente como ella. Su hermana es más tranquila y también algo tímida.
-¿Dónde vais? ¿Y tu hermana? – preguntó Lore.
-Ha salido con Cristi, Paula y otros…nosotros vamos ahora, vamos a ir al cine de verano y a tomar algo… por cierto, ya que os tengo a todos juntos y para que lo sepáis – hizo uns leve pausa, miró a Javi y luego de nuevo a nosotros - Javi y yo estamos saliendo – dijo tranquilamente.
-Ah, pues ya nos damos por enterados…- acertó a decir Lore. Sonia y yo nos quedamos callados contemplando la escena divertidos.
-Javi… – dijo Coque mirándole y señalándose los ojos con dos dedos.
-¡Papá! – exclamó Elena.
-¡Ojito que no quiero ser abuelo tan pronto, eh! Espero que uséis globitos…

Coque, insistió en broma aparentando seriedad. Yo aparté la cara a un lado y me tapé la boca para intentar no reírme.

-¡PAPÁ! – exclamó más fuerte Elena mostrando su enfado.
-No hagas caso a tu padre, ya sabes como le gusta pinchar – intervino Lore. Javi alucinaba.
-¡Pero tío Coque! – exclamó esta vez Javi, un tanto ruborizado.
-Bueno, yo sólo os advierto jejeje – dijo finalmente Coque.
-Eres insufrible, ¡nos vamos! – exclamó Elena. Agarró del brazo a Javi y se empezaron a marchar – Adiós mamá, adiós tía Sonia, adiós tío Jiu.
-Pero quieres dejar a los chicos en paz, Coque – exclamó Lore intentando abrir la puerta de la casa mientras Coque se partía de risa. Y al fondo Elena se iba alejando haciendo aspavientos con los brazos.

La sobremesa de la cena se alargó bastante y por fin nos despedimos hasta el lunes. Ya habíamos dejado más o menos todo planificado. Esta vez iríamos nosotros a recogerles en el coche y marcharíamos luego para la casa de campo.

Llegado el lunes, entre que preparamos todo, y los imprevistos de última hora, parar en en el pueblo más cercano para comprar comida y bebida para una semana, acabamos llegando más tarde de previsto.

La casa estaba genial, y lo mejor era la piscina, una piscina como dios manda, incluso más grande de lo imaginado. Tras una inspección rápida de la vivienda y de dejar las maletas en un rincón nos faltó tiempo para despelotarnos y meternos en ella. El calor reinante a esa hora lo exigía.

***continuará***
 
Última edición:
Muy bueno el relato, me encanta las vivencias de ustedes y lo amigo que han sido toda su vida y el cariño inmenso que sienten por Isa, felicitaciones.
 
Última edición:
Buenas...
Próximamente continuaré con más capítulos en esta sección.

Aquí dejo el enlace al hilo del anterior foro.

https://www.**************/threads/el-club.135210/

saludetes
Perdona. Creo que este enlace es del foro antiguo que cerraron.. Por lo menos a mi me a dejado en la misma puerta
 
Capitulo 13

Tras un buen rato refrescándonos en la piscina, las chicas se quedaron otro poco tomando el sol mientras nosotros preparábamos algo ligero para comer. Cuando avisamos para que vinieran se pusieron el bikini para sentarse en la mesa. Estábamos hambrientos y apenas dijimos palabra hasta llegar a los postres. Me levanté al frigo y pillé un cornete para cada uno.

-Pues hace un tiempo no ibais tan abrigadas a la hora de comer jejeje – empezó Coque mientras le daba un mordisco al helado.
-Antes no me llegaban las tetas al ombligo – soltó Lore secamente.
-¡Pero qué dices!, si están para mojar pan – exclamé yo al quite. Sonia se rio. Y la propia Lore también esbozó una sonrisa socarrona.
-Vosotros estáis mejor que nosotras – dijo Sonia.
-¡Anda la otra! – exclamó Coque – lo que es seguro es que vosotras estáis más cegatas que nosotros jajajaja…

Continuaron las bromas un ratito mientras miraba como Lore, delante de mí, se relamía mientras disfrutaba de su helado, saboreando cada lametón. Me quedé mirándola y cuando se dio cuenta, con el cono ya más pequeño, empezó a chuparlo de otra manera metiéndoselo desde arriba entero, mientras me miraba fijamente. Apuré mi helado y me levanté. Evidentemente me costó no reírme y ante el inminente estallido de una carcajada, salí al exterior, me alejé un poco y tras quitarme el bañador dejándolo en una hamaca, me lancé a la piscina.

Tras unos cuantos largos sin sacar a penas la cabeza me subí a la albardilla de la piscina y me tumbé a tomar el sol para secarme, cerrando los ojos. Unos minutos después escuché como alguien se lanzaba al agua. Abrí un ojo y miré a un lado para ver que una de ellas estaba nadando bajo el agua para de repente salir a la superficie justo delante de mí.

Lore me dedicó una sonrisa tras echarse el pelo para atrás.

-¿Te has echado crema? - preguntó
-No.
-Se te va a quemar el pito y… – soltó jocosamente pero dejando la frase a medio terminar.
-¿Y…qué ibas a decir? – le tiré de la lengua.
-Que luego no vas a poder usarlo jajajajaja – se carcajeo ante su propia ocurrencia.
-Jajajajajajajajaja… si solo voy a estar unos minutos, ahora me voy debajo del porche – acerté a decir.

Se incorporó apoyándose en el borde lo justo para darme un beso en la mejilla y luego se volvió a sumergir. Por un lado, seguía siendo tan dulce y tierna como cuando nos íbamos conociendo al principio de todo. Y por otro, encantadoramente desinhibida y, no sé si debido a la madurez o la absoluta confianza que con el tiempo habíamos alcanzado entre nosotros, rabiosamente salvaje en la cama cuando rozaba la cima de su excitación, como iba a tener otra vez ocasión de comprobar.

Me levanté, me puse el bañador y me dirigí hacia el porche. Al contrario que ellas, que podían pasarse casi el día entero desnudas, nosotros no solíamos hacerlo, casi siempre íbamos con un bañador o pantalón corto salvo para tomar el sol un rato o meternos en la piscina. Desde el porche con todo el ventanal abierto pude ver como Coque estaba recostado en uno de los sofás y Sonia estirada y apoyando su cabeza sobre una sus piernas, medio adormilados. Ahí les dejé. Me eché boca arriba en la tumbona a ver si me quedaba un rato dormido.

La tarde transcurrió tranquila y relajada, entre pequeñas siestas, baños en la piscina, lectura y visitas al frigorífico. Para lo que solía ser habitual en nosotros, no hablamos mucho. Pareciera que todos necesitábamos un tiempo de relax y sosiego. Poco a poco se fue haciendo la hora de cenar. Esta vez fueron ellas las que, tras ponerse unas camisetas, prepararon algo y después de cenar salimos de nuevo al porche con unos gin-tonics.

Poco a poco fue anocheciendo hasta hacerse noche cerrada, como la Luna estaba a penas empezando a crecer, y la vivienda estaba muy aislada, las estrellas se distinguían muy bien. Ante una sugerencia mía, acabamos los cuatro tumbados sobre unas toallas colocadas sobre las colchonetas de las hamacas que habíamos echado sobre el jardín, junto a la piscina. Apagamos las luces exteriores y de repente el firmamento se abrió ante nuestros ojos.

-¿Os acordáis donde estábamos la primera vez que hicimos esto? – dejé caer.
-Por supuesto – respondió Coque – la primera y única vez que nos quedamos de acampada en la playita – añadió.
-Que recuerdos… cómo ha pasado el tiempo – dijo Sonia.
-Y aquí seguimos… - apostilló Lore.
-Pues sí…. – acerté a decir – aquí seguimos.
-Porque queremos – sentenció Lore.
-Jajajajajajaja – nos reímos a la vez.

Estuvimos un buen rato en silencio disfrutando del cielo estrellado. Las chicas se habían echado en medio y nosotros a los lados. Acerqué mi mano a Sonia y empecé a rozar ligeramente la suya con mis dedos. Ella respondió agarrando la mía. Me giré sobre el lado e inclinándome sobre ella besé sus labios suavemente. Con el segundo beso me agarró de la nuca al tiempo que entreabría sus labios. Nos besamos con más intensidad y mi mano empezó a recorrer su vientre hasta deslizarse por debajo de su camiseta buscando sus tetas. Mi mente empezó a dispararse, y ya me las imaginaba enrollándose. Quería verlas de nuevo liándose entre ellas. Las imaginé lanzándose a la piscina y al salir del agua empezar a abrazarse y besarse en el borde de la piscina delante de nosotros. Siempre me excitaba sobremanera el verlas así.

Pero, como ya relaté otras veces, uno de los secretos de todo era que desde el principio habíamos dejado, y también querido, que ellas llevaran la iniciativa, que fueran ellas las que decidieran que querían o no hacer. Luego ya nosotros entrabamos en el juego y todo se diluía, pero al principio, siempre ellas. Y esa noche no iba a ser menos.

Ya refrescaba un poco y la humedad empezaba a impregnar el ambiente.

-Mejor vamos dentro – sugirió Lore – Empiezo a notar bastante la humedad.
-Apoyo la moción – respondió Coque, levantándose casi enseguida.

Nos levantamos todos y recogimos las colchonetas. Tras cerrar bien las puertas y pasar por la cocina para beber algo, me adelanté subiendo las escaleras de dos en dos para ir directamente al baño a orinar y lavarme los dientes. No sé por qué me imaginé que todos vendrían a esa habitación, que era un poco más grande que la otra doble. Apagué la luz de arriba, encendí la de la mesita de noche y me eché en la cama a repasar mensajes en el móvil. Vi pasar por el pasillo a Coque pero todavía escuchaba a las chicas hablar abajo y luego como subían la escalera.

Aunque hacía mucho tiempo que habíamos traspasado una de las últimas barreras, también era cierto que sólo había ocurrido un par de veces, en un par de escapadas de fin de semana a hoteles pequeños en pueblos de montaña, con habitaciones y camas pequeñas. Y había pasado mucho tiempo desde entonces. Por eso no me esperaba ver a Lorena al levantar la vista cuando escuché cerrarse la puerta. Sin decir una palabra, sólo esbozando su eterna sonrisa, se quitó la camiseta haciendo que sus enormes tetas bailaran de un lado a otro, luego se quitó la braga del bikini y se dirigió al baño, cerrando la puerta.

-Joder – me dije a mí mismo en voz baja.

***continuará***
 
Como siempre no fallas en un buen relato de las situaciones vividas, gracias por seguir compartiéndolas (y)(y)(y)
 
Capitulo 13

Tras un buen rato refrescándonos en la piscina, las chicas se quedaron otro poco tomando el sol mientras nosotros preparábamos algo ligero para comer. Cuando avisamos para que vinieran se pusieron el bikini para sentarse en la mesa. Estábamos hambrientos y apenas dijimos palabra hasta llegar a los postres. Me levanté al frigo y pillé un cornete para cada uno.

-Pues hace un tiempo no ibais tan abrigadas a la hora de comer jejeje – empezó Coque mientras le daba un mordisco al helado.
-Antes no me llegaban las tetas al ombligo – soltó Lore secamente.
-¡Pero qué dices!, si están para mojar pan – exclamé yo al quite. Sonia se rio. Y la propia Lore también esbozó una sonrisa socarrona.
-Vosotros estáis mejor que nosotras – dijo Sonia.
-¡Anda la otra! – exclamó Coque – lo que es seguro es que vosotras estáis más cegatas que nosotros jajajaja…

Continuaron las bromas un ratito mientras miraba como Lore, delante de mí, se relamía mientras disfrutaba de su helado, saboreando cada lametón. Me quedé mirándola y cuando se dio cuenta, con el cono ya más pequeño, empezó a chuparlo de otra manera metiéndoselo desde arriba entero, mientras me miraba fijamente. Apuré mi helado y me levanté. Evidentemente me costó no reírme y ante el inminente estallido de una carcajada, salí al exterior, me alejé un poco y tras quitarme el bañador dejándolo en una hamaca, me lancé a la piscina.

Tras unos cuantos largos sin sacar a penas la cabeza me subí a la albardilla de la piscina y me tumbé a tomar el sol para secarme, cerrando los ojos. Unos minutos después escuché como alguien se lanzaba al agua. Abrí un ojo y miré a un lado para ver que una de ellas estaba nadando bajo el agua para de repente salir a la superficie justo delante de mí.

Lore me dedicó una sonrisa tras echarse el pelo para atrás.

-¿Te has echado crema? - preguntó
-No.
-Se te va a quemar el pito y… – soltó jocosamente pero dejando la frase a medio terminar.
-¿Y…qué ibas a decir? – le tiré de la lengua.
-Que luego no vas a poder usarlo jajajajaja – se carcajeo ante su propia ocurrencia.
-Jajajajajajajajaja… si solo voy a estar unos minutos, ahora me voy debajo del porche – acerté a decir.

Se incorporó apoyándose en el borde lo justo para darme un beso en la mejilla y luego se volvió a sumergir. Por un lado, seguía siendo tan dulce y tierna como cuando nos íbamos conociendo al principio de todo. Y por otro, encantadoramente desinhibida y, no sé si debido a la madurez o la absoluta confianza que con el tiempo habíamos alcanzado entre nosotros, rabiosamente salvaje en la cama cuando rozaba la cima de su excitación, como iba a tener otra vez ocasión de comprobar.

Me levanté, me puse el bañador y me dirigí hacia el porche. Al contrario que ellas, que podían pasarse casi el día entero desnudas, nosotros no solíamos hacerlo, casi siempre íbamos con un bañador o pantalón corto salvo para tomar el sol un rato o meternos en la piscina. Desde el porche con todo el ventanal abierto pude ver como Coque estaba recostado en uno de los sofás y Sonia estirada y apoyando su cabeza sobre una sus piernas, medio adormilados. Ahí les dejé. Me eché boca arriba en la tumbona a ver si me quedaba un rato dormido.

La tarde transcurrió tranquila y relajada, entre pequeñas siestas, baños en la piscina, lectura y visitas al frigorífico. Para lo que solía ser habitual en nosotros, no hablamos mucho. Pareciera que todos necesitábamos un tiempo de relax y sosiego. Poco a poco se fue haciendo la hora de cenar. Esta vez fueron ellas las que, tras ponerse unas camisetas, prepararon algo y después de cenar salimos de nuevo al porche con unos gin-tonics.

Poco a poco fue anocheciendo hasta hacerse noche cerrada, como la Luna estaba a penas empezando a crecer, y la vivienda estaba muy aislada, las estrellas se distinguían muy bien. Ante una sugerencia mía, acabamos los cuatro tumbados sobre unas toallas colocadas sobre las colchonetas de las hamacas que habíamos echado sobre el jardín, junto a la piscina. Apagamos las luces exteriores y de repente el firmamento se abrió ante nuestros ojos.

-¿Os acordáis donde estábamos la primera vez que hicimos esto? – dejé caer.
-Por supuesto – respondió Coque – la primera y única vez que nos quedamos de acampada en la playita – añadió.
-Que recuerdos… cómo ha pasado el tiempo – dijo Sonia.
-Y aquí seguimos… - apostilló Lore.
-Pues sí…. – acerté a decir – aquí seguimos.
-Porque queremos – sentenció Lore.
-Jajajajajajaja – nos reímos a la vez.

Estuvimos un buen rato en silencio disfrutando del cielo estrellado. Las chicas se habían echado en medio y nosotros a los lados. Acerqué mi mano a Sonia y empecé a rozar ligeramente la suya con mis dedos. Ella respondió agarrando la mía. Me giré sobre el lado e inclinándome sobre ella besé sus labios suavemente. Con el segundo beso me agarró de la nuca al tiempo que entreabría sus labios. Nos besamos con más intensidad y mi mano empezó a recorrer su vientre hasta deslizarse por debajo de su camiseta buscando sus tetas. Mi mente empezó a dispararse, y ya me las imaginaba enrollándose. Quería verlas de nuevo liándose entre ellas. Las imaginé lanzándose a la piscina y al salir del agua empezar a abrazarse y besarse en el borde de la piscina delante de nosotros. Siempre me excitaba sobremanera el verlas así.

Pero, como ya relaté otras veces, uno de los secretos de todo era que desde el principio habíamos dejado, y también querido, que ellas llevaran la iniciativa, que fueran ellas las que decidieran que querían o no hacer. Luego ya nosotros entrabamos en el juego y todo se diluía, pero al principio, siempre ellas. Y esa noche no iba a ser menos.

Ya refrescaba un poco y la humedad empezaba a impregnar el ambiente.

-Mejor vamos dentro – sugirió Lore – Empiezo a notar bastante la humedad.
-Apoyo la moción – respondió Coque, levantándose casi enseguida.

Nos levantamos todos y recogimos las colchonetas. Tras cerrar bien las puertas y pasar por la cocina para beber algo, me adelanté subiendo las escaleras de dos en dos para ir directamente al baño a orinar y lavarme los dientes. No sé por qué me imaginé que todos vendrían a esa habitación, que era un poco más grande que la otra doble. Apagué la luz de arriba, encendí la de la mesita de noche y me eché en la cama a repasar mensajes en el móvil. Vi pasar por el pasillo a Coque pero todavía escuchaba a las chicas hablar abajo y luego como subían la escalera.

Aunque hacía mucho tiempo que habíamos traspasado una de las últimas barreras, también era cierto que sólo había ocurrido un par de veces, en un par de escapadas de fin de semana a hoteles pequeños en pueblos de montaña, con habitaciones y camas pequeñas. Y había pasado mucho tiempo desde entonces. Por eso no me esperaba ver a Lorena al levantar la vista cuando escuché cerrarse la puerta. Sin decir una palabra, sólo esbozando su eterna sonrisa, se quitó la camiseta haciendo que sus enormes tetas bailaran de un lado a otro, luego se quitó la braga del bikini y se dirigió al baño, cerrando la puerta.

-Joder – me dije a mí mismo en voz baja.

***continuará***
Bien!
 

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