El Club

Capitulo 11


-Nada… – respondí haciéndome el despistado.
-Me estás tocando el culo – dijo ella sin separarse de mi oído.
-Te estoy sujetando.
-Y tocándome ahí detrás, no te hagas el loco – respondió, aunque claramente en un tono que no reflejaba enfado.

Era el momento de ser un poco cabroncete y ponerla en un aprieto a ver por dónde salía. La eché un poco hacia atrás para mirarla. Se ruborizó ligeramente, apartó la vista, pero volvió a mirarme de nuevo segundos más tarde y no pudo contener la risa.

-Cabrón – dijo en voz baja entre risas.
-Pero no me has dicho que no te gustara. – insistí yo tratando de tirarle de la lengua.
-¿Qué pretendes?
-Dímelo tú – la pinché directamente.
-Pero…pero bueno - dijo poniendo una sonrisa maliciosa- es que no me lo puedo creer… hemos follado un par de veces… y estamos aquí… a las tres de la madrugada especulando con la posibilidad de que me des por detrás…bufff… yo no era así…
-Eso lo has dicho tú jejeje.
-¡Serás mamón! - exclamó antes de que la cortara con un beso. Nos besamos con fuerza, comiéndonos la boca el uno al otro y ella volvió a golpear fuerte con sus caderas, y yo volví a buscar su agujerito con mis dedos, presionando ligeramente. Sin más, le pregunté directamente.
-¿Lo has hecho? – esperando ansiosamente su respuesta.

Me miró poniendo una cara de falsa sorpresa.

-No. Y antes de que insistas te diré que…
-¿Que qué? – la interrumpí a propósito – No me digas que ningún chico te lo ha pedido.
-Jajaja – miró hacia arriba moviendo la cabeza y luego hacia mí de nuevo – Menos Manu, todos jajaja. Ahora en serio… me da reparo…a parte de miedo… no sé…es..es…

En ese momento, Lore, que debió haber escuchado algo, se acercó a ella por detrás, le besó un hombro y le dijo una cosa al oído pero que también yo la pudiera oír.

-Pues es la bomba – le susurró. Y luego se juntó de nuevo con Sonia y Coque.
-Me estáis intentando pervertir jajaja – exclamó a su vez Isa.
-Para nada – dije yo sonriéndole – Pero yo haría caso a Lore jajajajajajaja.
-¡Qué cabrón! – volvió a exclamar. Después de volver a soltar una carcajada, se puso seria – ¿Por qué no dejamos de hablar y me follas, ¿eh?! O me follas y luego hablamos jajaja.

Al escucharla decir eso la levanté en volandas para llevarla al extremo de la mesa y hacer que se sentara, y agarrada a mi cuello empecé a follarla bien fuerte

-Jo..der, me encanta, sigue, sigue, jooooderrr…. – estaba desatada por fin, follando y explayándose como si no hubiera nadie más.

Se recostó del todo en la mesa, le puse las piernas sobre mis hombros y ella gritaba de placer como nunca antes lo había hecho, retorciéndose de nuevo, a punto de llegar otra vez al orgasmo.

Se incorporó otra vez sobre los codos y entre mis empujones y los dedos e Sonia empezó a temblar toda, apretando los dientes hasta explotar en una sucesión de hondos gemidos antes de echarse de nuevo rendida sobre la mesa.

-Uf, uf, uuf – resoplaba sin cesar – jooo…der… dioooos… - seguía farfullando, tapándose ahora la cara con las manos en un gesto muy suyo. Por fin se descubrió, luciendo una sonrisa de oreja a oreja.

Yo seguía dentro de ella, sujetando sus piernas, sin correrme y todavía muy excitado. Me retiré muy despacio y ella dio un pequeño respingo al sacarla. Me agaché un segundo y le besé suavemente el coño.

-Uy … cosquillas jijiji – exclamó contenta.

Me senté en el banco a descansar y mi erección empezó a menguar. Coque estaba sentado en el otro con Lore ahora sobre él, cabalgándole con fiereza. De pronto Sonia se me acercó desde el otro lado contoneándose con más ganas de guerra.

-¿Y esto? - dijo con gracia mientras me cogía la polla con sólo dos dedos – ¿Que le pasa a esta pichulina, ya está cansadita? – continuó mientras se sentaba sobre mis piernas.
-Para ti nunca, cariño – repliqué.

-Bien, porque estoy muuuuuy necesitada, me habéis encendido y ahora me tienes que apagar – respondió tras acercar su boca a mi oreja y empezaba a meneármela de nuevo.

Me puse a tope en pocos segundos otra vez. Y ella se sentó rápidamente a horcajadas sobre mí metiéndosela al mismo tiempo para empezar a subir y bajar agarrada a mi cuello.

-Asíiii, asíii, ummm..ooh…mmm… me encanta..ohh – hablaba y gemía sin parar.
-Joder - pensé - son las tantas de la mañana y están las tres más desatadas que por la tarde. Detrás a Lore sólo se la escuchaba decir “fuerte, fuerte, fuerte” e Isa calentándose de nuevo mirándoles. Y Sonia brincando y gimiendo como si no hubiera un mañana.

Paró unos instantes de mover sus caderas, y mientras nos comíamos la boca por enésima vez, empecé a acariciar su agujerito con el dedo, presionando levemente. Se apretó más todavía a mí y yo continué con el masaje suavecito. Retiró un poco la cabeza para mirarme.

-¿Vamos arriba? – preguntó.
-Vamos – respondí yo sin necesitar preguntarle por qué.

Sin decir nada nos levantamos y nos dirigimos a la puerta, ellos ni se enteraron al principio.

-¿Dónde vais? – escuchamos por fin a Lore casi cuando entrabamos.
-A por una cosa que necesitamos…– respondió Sonia riendo.
-Aaahhh… ya… vale, vale…jajajaja – respondió Lore.
-Ya no bajaremos – añadí yo.

Subimos corriendo la escalera, y en cuanto entramos en la habitación Sonia prácticamente se lanzó sobre la cama buscando una almohada para abrazarse a ella. Me tiré sobre ella y continué besándola desde el cuello, bajando por toda sus espalda hasta llegar a su culo. Según se lo iba comiendo su ronroneo y sus palabras me iban excitando de nuevo.

-Oooh, que gusto… no te pares de nunca… por fa…mmm…ooh…oooh – murmuraba.

Puse un poco de gel en su agujerito y dio otro respingo por el frescor repentino. Un par de dedos entraron sin dificultad y empecé a moverlos despacio mientras con la otra mano le acariciaba las nalgas. Ella seguía ronroneando.

-Ooh, síii, siii…mmm…me encanta…oohh…métemela…fóllame el culo… yaaaaa… -exigió segura de sí misma.

Me incliné apoyándome en los codos mientras ella guió mi polla. Empujé un poco para penetrarla y dio otro respingo. En dos viajes más entró toda dentro y me dejé caer sobre ella, que permaneció en silencio con la cara apoyada en la almohada, los ojos cerrados y la boca entreabierta. Cuando empecé a aumentar el ritmo, ella empezó a gemir de nuevo, cada vez más fuerte, yo me excitaba cada vez más y me incorporé para apoyarme en las manos.

-Dame, dame, oh sí, sigue, sigue… – repetía mientras metía una de sus manos por debajo para tocarse. Su excitación se reflejaba en sus gemidos, cada vez más fuertes.
-No quiero que te corras todavía – le dije al oído – Quiero sentirte mucho más – Sus labios dibujaron una sonrisa. – Déjame ponerme encima – susurró.

Después de sacársela me tendí boca arriba, ella inmediatamente se subió sobre mis muslos y tras echar un poco más de gel, se colocó sobre mi polla para metérsela de nuevo ayudada ahora por mi mano mientras me miraba morbosamente. La agarré por los muslos y ella empezó a mover sus caderas mientras seguía erguida. Pronto empezó a acariciarse las tetas ella misma y a pellizcarse sus duros pezones al tiempo que intensificaba el ritmo.

-Me encanta… cariño…, así así…mmm…mmmm…como me gusta por dioosss..oohhh.

La agarré de ambas nalgas y ella se recostó sobre mí para besarnos, mientras ambos empujábamos nuestras caderas a la vez, el uno contra el otro. No paraba de gemir y yo empecé a resoplar también. En esto, cuando ella cambió la cabeza de lado, al mirar hacia la puerta vi la cara de Lore asomada a la puerta, mirándonos. No dijo nada, se llevó el dedo a los labios para que no dijera nada, sonrió, me guiño un ojo y se marchó.

Sonia se irguió de nuevo para masturbarse con más intensidad y empezó a provocarme mirándome con rabia.

-Quiero que te corras ya… lléname el culo, dámela toda, venga… venga… – me decía acelerando frenéticamente su mano – Venga, venga, dame toda tu leche…venga… la quiero toda…- y su cuerpo comenzó a sacudirse y a temblar mientras apretaba las piernas contra mis costados y las manos contra su coño. Inmediatamente me vacié todo dentro de ella, y ella se derrumbó sobre mi pecho.

Tras recuperarse un poco, se apoyó sobre sus manos y nos miramos con una sonrisa. Me besó en los labios suavemente y se bajó de mí estirándose a un lado. Aún tardamos unos minutos en movernos.

-Voy a asearme un poco – dijo ella levantándose de la cama.
-Vale, luego voy yo, déjame recuperarme un poco más jejeje.

Al cabo de unos minutos regresó.

-Esos tres están follando – dijo con total naturalidad.
-Bien por ellos – fue lo que se me ocurrió – Jajaja.

Me levanté para ir a lavarme yo también y no pude evitar la tentación de asomarme, para ver tres cuerpos entremezclados sobre la cama. No les dije nada y les dejé disfrutando.

Al regresar, tras apagar la luz y echarme en la cama junto a Sonia, ella se abrazó a mí, muy mimosa. Tras unos minutos de silencio absoluto en los que se escuchaban al fondo algunos gemidos y cuchicheos.

-Te quiero Sonia – le dije en voz bajita.
-Y yo a ti, cariño – respondió ella, acariciando mi pecho. En pocos segundos estaba dormida.

Yo tardé aún un rato, después de dejar de escuchar gemidos al fondo.


Cuando abrí los ojos a la mañana siguiente enseguida me di cuenta de que era ya muy tarde, miré el reloj y marcaba casi el mediodía. La cortina que había corrido antes de meternos en la cama en la madrugada se movía ligeramente con el aire y algunos rayos de sol incidían sobre el cuerpo desnudo de Sonia, que dormía boca arriba, con la cara ladeada al lado contrario a la ventana y las piernas ligeramente abiertas. Me incorporé en la cama y después de mirarla con ternura y darle un beso en la mejilla, me levanté. Tras pasar por el baño a orinar y lavarme la cara, pasé por delante de la habitación de Isa, vacía. Luego por delante de la de Lore y Coque, y estaba allí, dormida en la misma cama que ellos dos, abrazada a Coque. Una sonrisa se dibujó en mi cara al verles. Habían acabado la noche anterior, casi como la empezamos, en la habitación grande, e Isa se debió quedar allí, agotada, o simplemente por no haber querido estar sola.

Empecé a bajar la escalera cuando en ese momento sonó el timbre de la puerta.

-¡Ostras! Carol… – me dije a mí mismo – Tenía que venir a estar un rato en la piscina con nosotros. Aceleré el pasó y bajé de dos en dos. Al llegar abajo caí en la cuenta de que estaba desnudo, pero ya no iba a volver a subir a ponerme un pantalón. Me acerqué a la puerta y abrí asomando sólo la cabeza
-Hola – dijo Carol – Uy que cara de dormido tienes.
-Hola – respondí – Perdona, es que acabo de levantarme jeje…anoche trasnochamos y…
-Eeeh – exclamó Carol – ¿Puedo pasar? – añadió con una sonrisa ante mi aparente empanada mental.
-Sí claro, perdona, pero te advierto, estoy en bolas, acabo de levantarme y he bajado corriendo así a abrir sin darme cuenta… pero pasa, pasa – respondí abriendo la puerta.

Carol no pudo evitar mirarme de reojo y esbozó una sonrisa.

-¡Como si no te hubiera visto antes, eh! Jajaja – nos dimos dos besos y cerré.
-Perdona un momento, voy a buscar el bañador que debe estar colgado fuera.
-Jajaja, ¿dónde están todos?
-Duermen todavía.
-Vaya, tal vez debería irme y venir otro día…
-No, que va, no tardarán en despertarse y si no les despierto yo, que ya son horas jejeje.
-Jajaja.

Me puse le bañador y me dirigí a la cocina a hacerme un desayuno.

-¿Quieres tomar algo? – le pregunté.
-Pues para mí ya casi es la hora del aperitivo jejeje.
-¿Una cerveza, cola-cola,…?
-Una cola, sí, gracias. ¿Me siento aquí fuera en el porche?
-Claro, dónde quieras, ahora vuelvo. Te pongo una tostada con tomate a ti también.
-Oh así, gracias.

Mientras preparaba el desayuno empecé a escuchar ruidos arriba, señal de que se estaban levantando y ya puse más pan a tostar y más tazas para el café. Poco después bajó Lore, entró en la cocina desnuda, como tantas veces.

-Buenos días guapo! – saludó.
-Buenas días, preciosa – me dio uno de sus achuchones.
-Mmmm, que bien, me estás haciendo el desayuno, ¡como te quiero!
-Está Carol en el porche – le dije.
-Oh, es verdad, tenía que venir, que despiste…
-Menos mal que escuché el timbre jeje… ¿vas a ir a saludarla así jejeje? – le pregunté.
-He bajado así porque dejé el bikini secando fuera – respondió dándome un cachete en el culo.

Lore salió afuera y las escuché saludarse. Cuando salí yo con el desayuno al porche Lore ya se había puesto el bikini y al poco bajó Sonia en braguitas. Después de saludar a Carol recogió su bikini y se lo puso. Por los pelos no le pregunté por Isa, al darme cuenta de que Carol estaba allí. No es que fuera a pasar nada, al menos eso creía, porque podíamos poner cualquier excusa pero mejor no hacer saltar la liebre. Sólo esperaba que Isa no bajara desnuda a buscar su bikini. Pero, iluso de mí, no contaba con las ocurrencias de Coque.

Habíamos empezado a desayunar cuando escuchamos gritos, chillidos y risas del interior.

-No, no, no, no, no… Coque no, para … suelta, para, para…no, socorro, chicos, socorroooo jajajaa soc…orro jajaja no para para ….

Isa salió corriendo por la puerta intentando escabullirse de Coque, que seguía intentando echarle mano. Al menos llevaba las bragas puestas, pero Coque iba en pelota picada con todo lo suyo moviendo de un lado a otro. Nos quedamos todos estupefactos, no por ellos, si no porque Carol estaba presente. La miré y pude ver como se había quedado paralizada con la tostada en la mano y los ojos como platos.

Por fin Coque, ajeno a que Carol estaba en la mesa, atrapó a Isa y la sujetó en brazos.

-Al agua! – exclamó.
-No, no, no… ¡Coque, no! – gritaba ella sin parar de reír. Los dos acabaron en el agua y se enzarzaron entre ellos a salpicarse. –¡Cabrón! Esta me la pagarás.

Cuando por fin se relajaron salieron de la piscina, Isa pilló desprevenido a Coque y le propinó un fuerte azote a Coque. Este, en vez de quejarse, reaccionó riéndose, abrazándola fuerte y acariciándole la espalda, ella le devolvió el abrazo y luego se rio con él. Yo ya no sabía que decir al ver a Carol alucinada, no sólo por lo que estaba viendo si no por ver a Sonia y sobre todo a Lore descojonándose de risa.

Cuando ambos se acercaron es cuando se dieron cuenta de que Carol estaba con nosotros.

-Ooops! – Hola Carol – dijo Coque al notar su presencia – Perdona, ahora me pongo el bañador, jajajaja.
-Hola Carol – saludó algo abochornada Isa.
-Hola – respondió Carol visiblemente cortada y muy sorprendida por lo que había visto.

Isa se fue a buscar su bikini, cambiarse y tender sus braguitas a secar.

-¿Qué, cómo estás? – preguntó Coque como si nada.
-Bien, bien, aquí… viendo el panorama.

Isa regresó con el bikini puesto.

-¡Yo le hubiera dado más fuerte! – le dijo Lore a Isa ante el asombro de Carol.
-Isa se quedó a dormir aquí al final – intervino Sonia – Se nos hizo tarde charlando.

Carol no estaba enojada ni siquiera molesta, sólo asombrada ante la evidencia. Pero ni era tonta, ni tampoco podía domar su curiosidad. Así que soltó una indirecta.

-Así que ahora sois cinco – dijo mientras acababa por fin de darle un mordisco a la tostada.

Nos pilló por sorpresa, la verdad, pero sorprendentemente Isa fue la que, ante el asombro de todos respondió con elegancia.

-Cosas que pasan, Carol – le contestó. Lore, a su lado, la cogió del brazo cariñosamente.
-No, a ver, que no digo nada…ya hablamos ayer del asunto, pero entenderéis que no deja de sorprenderme y ahora más todavía jajaja.
-Eso no lo negamos – dije yo –Que pueda sorprender, pero es de mutuo acuerdo y no le hacemos daño a nadie. Pero incluso así, comprenderás que sea una cosa que no vamos contando…
-Sí, sí, si lo entiendo, ya os lo dije ayer…pero…me alucina tanto.

Coque, que era tan buenazo como bruto a veces y siempre decía lo que se le ocurría de buenas a primeras empezó a hablar.

-Te voy a decir lo que pienso, Carol. El quid está en no darle tanta importancia al sexo como se le da. Parece que incluso para la gente menos mojigata, y no estoy diciendo que tú lo seas, sea algo super importante… que lo es, no digo que no, pero no lo más importante … ¿por qué se asocia siempre al amor…y aunque no haya amor, a la exclusividad si quieres, siendo una necesidad fisiológica y al menos yo lo creo así, psicológica? ¿Y si no encuentras al amor adecuado, qué haces, te quedas sin echar un polvo durante años?...Y no es nuestro caso, yo estoy enamorado de Lore, pero Sonia e Isa son mis amigas, pensamos igual sobre el tema, y nuestra amistad ha crecido al tiempo que nuestra peculiar relación, me dejaría cortar una mano por una de ellas… bueno, y de este también jajaja – añadió mirándome con sorna- Pero a lo que iba, te lo digo en otras palabras…¿por qué puedes quedar con tus amigos para salir a tomar algo, a la playa o al cine y no para follar siendo de mutuo acuerdo? Y, y, bueno ya lo he dicho todo jajaja – acabó riendo para quitarle trascendencia al asunto.

Los otros nos miramos sorprendidos con el “speech” de Coque, que casi nunca se explayaba. Carol asistía atónita también a su perorata y se quedó sin palabras.

Para romper el aparente momento incómodo, me puse a aplaudirle. Sonia, Lore e Isa se echaron a reír. Y al final hasta Carol sonrió.

-Carol - continuó Isa – esto no es frecuente, no creas que nos vemos cada semana o cada mes. De hecho hacia meses que no veía a estos dos. Simplemente ha pasado, y yo he querido. Se que no es tu forma de pensar, la mía tampoco lo era hace unos años, pero somos conscientes de lo que es, y sinceramente que quieres que te diga… soy feliz y para nada me arrepiento – terminó.
-Sabéis – dijo Carol, tras unos segundos de silencio – a veces me gustaría pensar así, os lo digo en serio, pero bueno cada cual es cada cual, y en el fondo me alegro por vosotros porque lo importante es que os he visto siempre felices desde que os conozco.
-Bueno, bueno, bueno, que no es oro todo lo que reluce, que también nos cabreamos a veces, eh! Que hemos tendido peloteras entre todos… a veces me han dado ganas de darles con un palo a los tres, eh! - dijo Sonia sincerándose –Pero pocas, jajajajaja.

Sonia se levantó y abrazó a Carol por detrás dándole un sonoro beso en la mejilla.

-¿Y si nos ponemos un rato al sol? – acabó para dejar el tema.

Poco después estaban las cuatro desnudas tomando el sol y charlando tranquilamente como si nada. Carol se quedó a comer y poco después se marchó. La despedida con ella fue cariñosa como otras veces anteriores. Y tras soltar algunos chascarrillos entre nosotros, continuamos la tarde tomando el sol, ellas, la sombra nosotros dos, y entrando y saliendo de la piscina, durmiendo la siesta, jugando a las cartas y después de cenar acabamos los cinco en la habitación grande otra vez.


Epílogo.

Al inicio del año siguiente, la empresa de Coque le envió fuera, él no tuvo más remedio que aceptar, no podía decir que no si quería ascender en la misma. Y Lore dejó su trabajo, y se fue con él un mes después. Estuvieron algo más de dos años, el tiempo que duró el trabajo que estaban haciendo. Venían cada dos o tres meses un fin de semana o en puentes o vacaciones. Durante ese tiempo, Isa estuvo saliendo con un par de tíos, pero sus relaciones no cuajaban y en sus periodos de “soltería” solía pasarse algunos fines de semana en casa con Sonia y conmigo. Por fin, casi tres años después encontró a alguien y ante nuestra sorpresa se casaron. Al año y medio se separaron. Medio año después empezó a salir con alguien al que conoció en un avión regresando de un viaje que hizo sola a Roma en un puente, un buen tío, currante y atento, y, según las chicas a las que se lo contaba todo, buen amante pero algo clásico en la cama. Pero era y sigue siendo feliz con él, tardaron casi quince años en casarse, cuando ya tenían dos críos.

Seguimos manteniendo una profunda amistad con ella, no de vernos a menudo pero sí de vez en cuando o en ocasiones especiales, sobre todo queda con Sonia para charlar de sus cosas.

Con Carol también seguimos teniendo relación durante un tiempo pero poco a poco se fue diluyendo, ahora apenas nos vemos en alguna ocasión puntual.

FIN
 
TRAVESURA EN IBIZA

Capitulo 1


Cuatro años después, la vida había cambiado para nosotros, aunque en el terreno personal tampoco demasiado.
Las chicas habían cambiado de trabajo, Sonia trabajaba ahora en una empresa constructora, llevando la contabilidad, y Lore haciendo lo mismo en un pequeño grupo hotelero.
Coque acabó la carrera y, gracias a los contactos de su padre no le costó mucho meterse en un despacho de ingeniería. En cuanto a mí, estaba dando clases de física en un par de colegios, y junto a otros colegas nos habíamos embarcado en un negocio de informática.

El año antes de acabar, Sonia y yo nos habíamos ido a vivir a otro piso de alquiler, no muy lejos del que tenían las chicas, y poco después ellos dos se cambiaron también de piso aunque en la misma calle pero algo más moderno Entre uno y otro había unos diez minutos andando.
Nuestra relación seguía siendo la misma, quizá incluso con una confianza entre los cuatro todavía mayor aunque no nos vieramos casi a diario como antes. Seguíamos saliendo de copas o a cenar los fines de semana, las chicas seguían saliendo juntas a caminar, muchas veces con Isa, o alguna otra amiga. Y nosotros, cuando tocaba, a jugar un rato al futbol en la playa o en una cancha con los colegas de siempre o a tomar una cerveza. En fin, lo normal.
Y un par de veces al mes quedábamos para pasar juntos el sábado o incluso el fin de semana entero, en casa de unos o de otros. De hecho Coque y Lore tenían cepillo de dientes en nuestro baño y viceversa. Aunque no era una rutina fija, a veces ocurría con más frecuencia y otras podía pasar más tiempo sin un encuentro.

Sonia y yo habíamos hablado de hacer una escapada de unos días los dos solos a Ibiza, y nos pusimos a mirar fechas con tiempo. Compramos los billetes y reservamos el hotel con más de un mes de anticipación para principios de septiembre, que es cuando más nos gusta disfrutar del verano, ya que aún hace buen tiempo y hay menos turistas.

Pero un par de semanas antes surgió un imprevisto que me llevó a tener que viajar cuatro días por trabajo con un colega e iba a regresar justo el mismo día que teníamos para ir a Ibiza. Muy apurado, tanto que tuve que decirle a Sonia que se encargara de meter mis cosas en la maleta porque iba a ir muy justo, como se retrasara algo mi avión no iba a tener tiempo de ir a casa, cambiarme y regresar al aeropuerto. Afortunadamente llegué en hora, pero lo justo para una ducha, ponerme ropa de vacaciones y prácticamente salir de nuevo. Sonia ya había hecho todo y me estaba esperando, con su faldita corta, su camiseta de tirantes y su sombrero veraniego, lista para salir.

De camino al aeropuerto en el taxi, ya me miraba con esa cara de “te voy a devorar” que pone cuando tiene unas ganas terribles de sexo. La pasión entre nosotros seguía como al principio y el llevar varios días sin sexo lo llevábamos regular, lo que pasa es que Sonia lo explicitaba con más claridad, y además nos gustaba “torturarnos” en ese sentido, aunque por dentro tuviera unas ganas terribles, pero después la explosividad era siempre enorme. Me ponía la mano en el muslo y la deslizaba arriba y abajo. Y yo pendiente del taxista, que no paraba de mirar por el retrovisor. En la fila para sacar la tarjeta de embarque, tampoco paraba de rozarme o pellizcarme el culo aprovechando lo juntos que estábamos. Por fin embarcamos y nos sentamos esperando el despegue.

Sonia, como los demás, había evolucionado en estos años. Se había convertido en una mujer muy segura de sí misma, aunque siempre lo fue, sabía lo que quería en todos los aspectos, y también en el sexual por supuesto, no le tenía miedo a experiencias nuevas, sólo quería disfrutar junto a mí, y cuando nos veíamos, junto a nuestros amigos. Y seguía dentro de ella ese gusto por ser observada, y también por mirar. Como ya conté hace tiempo, siempre decía que tenía algo de exhibicionista.

No quedaba nada de aquella chica algo desarrapada, medio hippie que conocí en aquella fiesta. Sólo su preciosa cara y su arrojo ante las cosas. Fui testigo de su evolución y de la de Lore, a lo largo de estos años juntos, y más aún desde que empezaron a trabajar. Vestía increíblemente sexy incluso para ir a la oficina, algo que me excitaba a mí cada mañana cuando la veía vestirse y luego marcharse.

Al poco de despegar, con la cabeza apoyada en el asiento, se giró para mirarme y me cogió la mano. Me sonrió y a continuación se pasó la lengua por los labios y se los semi mordió.

-Estás preciosa – le dije en voz baja.

Ella bajó la cara, se acercó a mi oído y empezó una retahíla de provocaciones que me puso a mil por hora.

-Cuando lleguemos te vas a enterar… te la voy a comer hasta dejarte seco…
-Pero…
-No te haces a la idea de las ganas que tengo de que me folles, tantas que se lo voy a decir al comandante al bajar – continuó.

El problema es que yo llevaba unos pantalones cortos holgados y me estaba empezando a poner contento, y tenía miedo de que alguna azafata se diera cuenta. A ella por supuesto, eso le hacía gracia. Cuando el avión se niveló se desabrochó el cinturón.

-Voy un momento al servicio – dijo ante mi sorpresa.
-Pero Sonia, si el vuelo es muy corto, vamos a llegar en nada, ¿no puedes aguantar? – le pregunté.
-No, vuelvo enseguida – y sin darme tiempo a decirle nada se levantó.

Tres minutos después estaba de nuevo sentada a mi lado.

-De verdad… - empecé a decir.
-Psst – dijo mirándome a los ojos para luego bajar la mirada hacia sus piernas.

Tenía una pierna levantada y recogida sobre el asiento, lo que provocaba que su faldita hiciera hueco dejando a la vista su preciosa y oscura mata de sedoso vello.

-Pe…pero… - antes de poder acabar la frase, puso la mano sobre mi regazo y la abrió. Cuando miré me di cuenta de que eran sus bragas. La miré, me miró, y se acercó de nuevo a mi oído.
-Estoy muy cachonda, y necesito que me folles bien, te lo repito, pienso dejarte seco estos días.
-Joder, Sonia…. – enseguida metí sus bragas en uno de mis bolsillos.
-Voy a exprimirte como un limón...quiero que me salpiques toda…vas a darme toda tu leche ¿verdad? Eso debe estar a reventar tras tantos días– continuaba sin parar.

Yo ya estaba con una empalmada de campeonato, tratando de disimular cuando alguna azafata pasaba al lado. Pero estaba encantado, por supuesto. Volvió a subir de nuevo la pierna y con la otra mano remangó un poco más la falda.

-¿No quieres tocarme, no quieres notar lo mojada que estoy? – dijo con voz super sensual Luego se acercó y me dio suave beso en la mejilla - ¿Sabes que me gustaría, eh? – añadió.
-No sé, ya soy incapaz de adivinarlo jeje – respondí.
-Me gustaría follar en la playa… y que nos vean…ummm, me estoy poniendo más cachonda de pensarlo – prosiguió

El avión empezó a descender y se abrochó de nuevo el cinturón, después colocó su mano sobre mi polla para comprobar lo morcillona que estaba, me miró y me guiño el ojo.
Tras aterrizar y mientras esperábamos desembarcar de pie en el pasillo, volvió a susurrarme al oído, mientras se frotaba contra mí y me pellizcaba el trasero.

-Necesito sentir tu polla gorda en mi coño, que me empotres bien... – me dio un muerdo en el cuello.

Durante el trayecto en taxi hasta Sant Antoni de Portmany (no fuimos a Ibiza capital) se calmó un poco, iba viendo el paisaje y cogidos de la mano. Ya era última hora de la tarde cuando llegamos al hotel. En cuanto hicimos el checking subimos a la habitación, último piso, creo que un cuarto. Dejamos la maleta en el suelo, abrimos el ventanal un momento para echar un vistazo y en dos minutos estábamos los dos en la ducha besándonos y metiéndonos mano.

-Que ganas tenía de abrazarte así, cariño – le dije mientras la acariciaba toda, apretando su culo con ambas manos.

Ella, a su vez, me agarró la polla para empezar a masajearla. En unos segundos estaba completamente duro. Bajo el chorro del agua fresquita me miró y se fue agachando hasta quedarse en cuchillas frente a mí. Tras un primer, y esperado lengüetazo, se la metió en la boca hasta la mitad, chupándola con delicadeza, despacio, muy despacio, con su lengua moviéndose como un molinillo y su mano acompañando rítmicamente. Se paró un momento.

-Ni se te ocurra correrte o te mato – me espetó tranquilamente, para metérsela de nuevo sin esperar siquiera a mi reacción. No dije nada, y me apoyé en la pared para simplemente disfrutar de una prodigiosa mamada.

A estas alturas, tras los años transcurridos y la absoluta confianza mutua que teníamos en el aspecto sexual, ella sabía que no me iba a correr si no me lo pedía o si yo no quería. Pero me encantaban esas “amenazas” suyas. Y a pesar de todo ese tiempo de vez en cuando nos sorprendíamos con algo. Esta vez fue ella. De pronto dejó de chupar y se levantó.

-¡Hala, ya está! – dijo justo antes de salir de la ducha, dejándome con un palmo de narices empalmado como un burro y más caliente que el palo de un churrero.

Eso no era una sorpresa, era un tortura, como llevaba haciendo desde que embarcamos en el avión.

-Vamos a vestirnos que tenemos que ir a cenar – dio sin inmutarse con una sonrisa maléfica.
-Sonia… esto no es justo, me dejas así después de…
-Venga no te quejes, que yo he estado cuatro días a dos velas, puedes esperar un par de horas más jejeje, además se está haciendo tarde para cenar.
-Insisto, esto no es justo – me quejé por quejarme, porque me iba a dar lo mismo.

Mientras ella se arreglaba me asomé a la terraza de la habitación. Era un hotel bastante grande, pero no en altura, sino de ancho, el típico hotel con forma de U con piscina, jardines, bar y solárium en medio, y aún había alguna gente en la piscina. Mucha gente en los jardines vestidos ya para salir a cenar fuera o en el propio hotel.
Me metí a vestirme rápidamente y salí de nuevo a la terraza a seguir esperando.

-Bueno, ¿qué te parece? -escuché que decía.

Me di la vuelta y ahí estaba, sexy, preciosa, espectacular. Llevaba una falda veraniega volada de color amarillo y una blusa blanca de tela fina con mangas cortísimas y muy holgadas, sin sujetador.

-Madre mia, Sonia.
-Estamos en Ibiza, no voy a dar la nota, eso seguro. ¿Te gusta?
-Me encanta, estás espectacular.

Se alejó un poco para darse la vuelta y que la viera bien y el movimiento de sus tetas debajo de la fina tela hizo que me dieran ganas de desnudarla y tirarla en la cama. Me acerqué y la besé de nuevo.

-Bueno, venga va, que nos vamos – dijo cogiendo su bolso y metiéndome prisa – Tengo hambre. Y tengo ganas de volver para ya sabes – añadió susurrándome al oído.

Bajamos el ascensor besándonos y nos sorprendió una pareja de abueletes abajo que se rieron al vernos pillados.
Desde nuestro hotel hasta la zona donde están la mayoría de restaurantes era un paseo entretenido.
 
Capitulo 2


Tras pasar por delante de varios restaurantes, al final elegimos uno, el que mejor nos pareció y no sentamos en una mesa en la terraza. Enseguida vino un camarero para tomarnos la comanda. Una parrillada de pescado y una botella de vino blanco fresco. Mientras, pedimos unas cañas y algo para picar. Sonia estaba radiante, muy guapa, sonriente.

Mientras estaba dándole el primer sorbo a la cerveza me fijo en lo que venía de frente a mí, entre dos filas de mesas.

-Cariño, de verdad, no desentonas para nada en este lugar, de hecho vas muy recatada, jejeje – le dije sin dejar de mirar al par de chicas que se acercaban – no te des la vuelta, ahora van a pasar a tu lado y lo verás.

Un par de chicas se acercaban, como buscando mesa, una iba vestida con una especie de bañador de pernera alta, pero que al acercarse ya te dabas cuenta de que era realmente un vestido, como esos que usan las vedettes-bailarinas que había visto en televisión. La otra iba más “normal”, si por normal era un short muy ajustado y una camiseta sin mangas y mucho más holgada que la de Sonia. Eso para ir a cenar. Como irían durante el día. Pasaron justo al lado y Sonia las pudo ver por detrás.

-Hostias, pero si va enseñando medio culo – exclamó entre dientes – Se le va a clavar la silla en el trasero, jajaja.

Todos los de las mesas de alrededor las seguían con la vista, hasta que se sentaron por fin un par de filas más allá.

Durante toda la cena, el tipo que estaba sentado una mesa más atrás en la fila contigua, no paraba de mirar de reojo a Sonia. Cada vez que ella levantaba el brazo para beber o coger algo seguro que le estaba viendo media teta. Lejos de molestarme, me divertía verle.
Cenamos tranquilamente hablando de todo un poco.

-Estaba pensando en cual hubiera sido la reacción de Lore al ver a esas dos jajaja – comentó –
-Jajajaja, sí, tenemos que contárselo - me paré un instante - ¿les echas de menos?
-Hoy no, hoy sólo quiero estar contigo – dijo – A lo mejor mañana sí – añadió guiñándome el ojo y una amplia sonrisa.

Después del postre, y mientras esperábamos la cuenta, Sonia se levantó para ir al servicio. Estábamos en una terraza e igual había sus buenos veinte metros hasta el local interior del restaurante, y había que andar entre mesas. Vi que tardaba un poco y no apartaba la vista de la puerta para ver si aparecía. De pronto la veo bajar los dos peldaños de la entrada y caminar firme hacia nuestra mesa. Por un momento me pareció que la tela de su blusa era aún más fina de lo que me parecía en la habitación recién puesta, porque el bamboleo de sus tetas al andar era impresionante. Me quedé obnubilado mirando como se iba acercando. Se debió dar cuenta y al llegar me dijo.

-¿Queeee? Despierta, parece que no me hubieras visto nunca.
-Eh, no así… - acerté a responder mientras me levantaba
-¿No así? ¿Qué es eso de no así?
-Me encanta el bamboleo de tus tetas cuando caminas rápido – le susurré al oído para que no se enterara nadie.
-Jajajajajaja – soltó una carcajada que hizo que algunos de dieran la vuelta para mirarla – Anda, tira para adelante, jajajaja.

Empecé a andar entre las filas de mesas hasta salir, pensando que venía detrás. Me doy la vuelta para cogerle de la mano y me la veo de pie junto a la mesa de las dos llamativas chicas, hablando con ellas.

-No me lo puedo creer – me dije. Enseguida se despidió de ellas con la mano y vino hacia mí sonriente.
-Pero, pero, ¿que hacías ahí con esas?
-Nada, me he parado a preguntar dónde había comprado ese vestido bañador tan chulo.
-Pero qué…?! Eres increíble...
-Oye, que no está mal, la tela es chula, y me gusta, aunque no me lo pondría para salir a cenar, claro…
-¿Cómo, entonces para que te lo pondrías? De baño no es.

Me miró con esa mirada suya tan sugerente.

-Me lo pondría para que me lo quitaras después - dijo con voz morbosa.
-Me estás poniendo cachondo - musité
-Quiero ponerte cachondo siempre – respondió apretándome el culo mientras me besaba en la mejilla – por cierto, eran danesas, las dos chicas, simpáticas.
-Ah, que bien – fue lo que se me ocurrió decir – ya tienes dos amigas danesas más, jajaja.

Fuimos caminando de la mano entre risas, y nos sentamos un rato en una terraza a tomar una copa, no mucho rato. La noche estaba preciosa, había luna creciente y ni una nube, una brisa que ayudaba a rebajar el calor de todo el día.

Por fin llegamos al hotel, debían ser ya pasadas las doce de la noche, y nada más entrar en la habitación ella salió a la terraza mientras yo me fui rápidamente al baño a orinar, me aseé un poco y me desnudé. Al regresar me estaba esperando apoyada en la barandilla, con la blusa desabrochada y ligeramente abierta. Me hizo un gesto con un dedo para que me acercara y se acabó de quitar la blusa dejando únicamente la falda puesta.
La agarré de la cintura y le besé el cuello y los hombros, provocando sus primeros suspiros.

-Bájame las bragas – me susurró al oído para darse la vuelta a continuación y apoyarse en el pasamanos de la barandilla.

Evidentemente la obedecía inmediatamente, así que me agaché y metí las manos por debajo de su falda, para darme cuenta de que no las llevaba puestas. Por inercia le levanté la falda aun sabiendo que, efectivamente, no las llevaba. Me levante de golpe y ella se dio la vuelta con una media sonrisa y el dedo entre los labios en un típico gesto de niña traviesa.

-Jijijiji – se rio infantilmente.
-¿Cuándo te las has quitado? ¿No me digas que has ido así toda la noche?
-Jajaja, me las quité en el baño del restaurante y te las metí en un bolsillo de tu pantalón, ni te diste cuenta. Pero sí, podría decirse que media noche he ido fresquita, jejeje.
-Mmmm, me encanta lo traviesa que llegas a ser, no sabes cómo me pones– volví a acercarme a ella para besarle el cuello de nuevo. Luego se dio la vuelta y mirándome con lujuria se desabrochó la falda, se la quitó y la lanzó al interior de la habitación.

Me fui agachando mientras besaba sus hombros, sus tetas, mordiendo suavemente sus erectos pezones, bajando por su vientre hasta adentrarme en su coño, aspirando profundamente para sumergirme en sus olores. Ella, apoyada en la barandilla levantó una pierna para apoyarla en una de las sillas de la terraza, facilitando así mi acceso para lamérselo. No hacía falta ni que me tocara, yo ya estaba empalmado a tope, como lo había estado horas antes. Empezó a gemir, al tiempo que yo notaba como su coño se iba empapando de sus jugos.

Me acariciaba la cabeza suavemente con una mano y me cogió de la barbilla un momento obligándome a mirarla.

-¡Fóllame! – dijo suavemente pero con firmeza.

Me levanté y le di la vuelta de nuevo, ella se apoyó en la barandilla, sacando un poco el culo. Tanteé con los dedos y acercándome se la metí entera de una solo viaje.

-Ummm…diossss… que gusto… - musitaba entre gemidos.

Agarrándola de las caderas empecé a empujar, saliendo muy despacio hasta casi sacarla, para entrar de golpe de nuevo, así una y otra vez, aumentando el ritmo y la fuerza progresivamente. De vez en cuando paraba dentro para acariciar su espalda y su culo, algo que le encanta que le haga al principio, para continuar de nuevo bombeando, empezando otra vez despacio. En una de estas paradas, algo me llamó la atención al otro lado del espacio central del hotel, en el ala justo enfrente de nuestra habitación y en nuestro mismo piso.

Los jardines tenían sólo unas pequeñas luces de señalización para andar si tropezar, el bar estaba cerrado y la piscina con sólo un par de focos encendidos, el resto a oscuras, algunas, pocas luces de habitaciones encendidas, casi todas con las cortinas corridas. Por eso me llamó la atención lo que vi.
 
Capitulo 3/4


-Sonia…. – empecé a decir – …creo que nos están mirando.
-Qué, quién.. dónde… - preguntó repetidamente, pero sin mostrar signos de preocupación.
-Justo enfrente de nosotros, ¿ves esa habitación iluminada, la única que destaca, las demás están con menos luz o con la cortina echada, la ves? Pues hay gente en la terraza.
-Ah, ya los veo. Pero solo un par de siluetas como apoyadas en la barandilla.

Debía haber unos cincuenta metros en línea recta entre las dos alas del hotel, y además como estaban en la terraza y la luz detrás de ellos no se les identificaba, aunque parecía que era una pareja.

-No nos pueden ver ellos a nosotros tampoco, sólo nuestra silueta, pero creo que deben saber que estamos haciendo jejeje.
-Me estoy excitando con eso – dijo Sonia.
-Lo sé, es de un morboso de la leche…– respondí empezando a moverme de nuevo lentamente.
-Mmmm… me encanta… sigue…vamos...dáme...- Sonia se separó un poco más de la barandilla para apoyarse sólo en las manos, y yo empecé a bombear más fuerte.

Las dos figuras parecieron fundirse en una por un momento, y pensé que uno de los dos se había metido en la habitación, pero entonces se le debería de haber visto claramente bien iluminado. Lo descarté. Estaban en línea, y por el ligero movimiento de la silueta deduje que se estaban besando.

-Creo que les hemos excitado nosotros a ellos – dijo Sonia.
-Sí, a mí también me lo parece – le respondí.

De repente una de las figuras desapareció y la otra pareció moverse un poco.

-Ostras, se la está chupando, ¿lo ves? Ella está en cuclillas ahora, fíjate, se ve claramente que tiene una buena melena.
-Siéntate en la silla – me sugirió. Le hice caso, me senté y ella se sentó sobre mí de espaldas para cabalgarme en esa posición apoyada con una mano en la barandilla y otra en la mesa de la terraza – Ummm, ooh… me estoy excitando cada vez más.

Le agarré las tetas mientras ella seguía subiendo y bajando, ni muy rápido ni con mucho recorrido, casi como acariciando mi polla.

-Mira, ahora están de nuevo apoyados en la barandilla y se la está calzando desde atrás. Es como si calcaran nuestros movimientos.
-Ummm, esto me está excitando mucho cariño…
-Tengo una idea, vamos a ver si se saltan esta postura y pasan directamente a la siguiente. Levántate – le pedí.

Estaba claro que sabían que les estábamos viendo y que sabíamos que ellos también a nosotros.

Sonia se levantó y la conduje hasta el umbral del ventanal para que apoyara las manos en un lado. Ahora nos verían completamente de lado. Se la volví a meter, la sujeté por las caderas y continué embistiendo despacio, mirando los dos de reojo a nuestros no muy lejanos vecinos de hotel.

No tardaron ni medio minuto en hacer lo mismo. Se colocaron en la misma postura, imitándonos. Ahora la luz les iluminaba mejor, aunque era imposible distinguirles, lo mismo que nosotros. Un paso hacia el interior de la habitación y se les vería claramente.

Me desentendí de ellos por unos momentos y empecé a embestir con más fuerza, hasta que en el silencio de la noche me pareció escuchar un débil gemido lejano. Igual fueron ellos o igual salía de alguna otra habitación más cercana.

Sin salirme de Sonia, le pedí que se apoyara de nuevo sobre la barandilla para continuar empujando fuerte. Ellos hicieron lo mismo y de repente: ¡Una mano saludando!

-Ostras Sonia, ¿lo has visto?, nos ha saludado con la mano.
-Lo he visto, lo he visto...
-Otra vez – dije.

El tio saludaba con una mano sin dejar de empujar a la chica

-¿Le respondemos?. – Antes de escuchar su respuesta, Sonia le estaba devolviendo el saludo.

El tipo volvió a saludar de nuevo, y luego como a aplaudir por encima de su cabeza.

-Jajajaja que cachondo el tío – exclamé.

En ese momento aunque seguía empalmado y aún dentro de Sonia, estábamos más a lo que hacían que a lo nuestro, y algo me decía que ellos también. Claramente vimos como se separaban, se juntaban de nuevo de lado y se besaban.

Entonces sucedió lo inesperado.

-¿Qué hace ahora? ¿No se qué está gesticulando? – dijo Sonia.

El tipo estaba haciendo el típico gesto con las manos de un entrenador de futbol cuando quiere indicar a sus jugadores que permuten sus puestos.

-Yo sí, nos está diciendo que si queremos intercambio, ir allí o que ellos vengan – le respondí convencido.
-¿En serio? – exclamó Sonia alucinada.

Había dejado de follarse a la chica, se había puesto a su lado y seguía con ese gesto.

-Vamos, no tengo ninguna duda – respondí. Y más al ver como con un brazo indicaba que fuéramos por el pasillo dando el rodeo a todo el hotel.

El hotel tenia forma de U, con dos alas y una parte central con las escaleras y ascensores, cuartos de servicio, y algunas pocas habitaciones más. Y nuestra habitación estaba en el mismo piso que la de ellos, sólo había que salir, girar a la izquierda y luego otra vez a la izquierda para ir al ala de enfrente.

Me tiré a la piscina para ver que decía Sonia. Aunque ni se me había pasado por la cabeza ir, pero me gustaba pincharla de vez en cuando.

-¿Quieres que vayamos? – le solté de sopetón.
-¿Lo dices en serio? – respondió muy sorprendida.
-Claro cariño, ¿no querías emociones? – continué a tumba abierta.
-Ya, pero esto me pilla muy de sorpresa…jolín – se quejó aparentemente.
-Como tu veas.
-Tú lo que quieres es tirarte a una guiri – dijo con recochineo.
-¿Cómo sabes que es una guiri? Igual es del pueblo de al lado jajaja.
-Va, venga, tienen una pinta de guiris que no pueden con ella.
-Pero si sólo se ven sus siluetas…jajaja. ¿Quieres ir o no?

Estábamos hablando mientras mirábamos de reojo a los otros a ver que hacían. Estaban apoyados en la barandilla y de vez en cuando él hacía gestos con el brazo.

-No sé, por un lado puede ser excitante, por otro me da algo de reparo – dijo Sonia.

En ese momento no tenía ni idea de lo que su mente estaba maquinando, aunque dada su sonrisa diabólica me debería haber imaginado algo.

-Venga vamos – dijo de repente, pillándome por sorpresa.
-¿Estás segura?
-Sí, venga vamos – hizo un gesto al tío y se metió dentro de la habitación. Se puso unas bragas y una camiseta larga en un santiamén, dejándome con un palmo de narices.
-Sonia, espera – le dije – No hace falta que vayamos…si no quieres.
-Aaah, lo que pasa es que tú no quieres, es eso, eh?! – respondió con sarcasmo – Pues ahora vamos, venga, ponte un pantalón – añadió con una convicción que me sorprendió.

A regañadientes me empecé a vestir con la intención de convencerla aunque fuera en el pasillo. La verdad es que yo no sabía lo que quería en ese momento. Por un lado me apetecía probar cosas nuevas pero por otro eso de no conocerse previamente, aunque fuera tomándose una caña antes, me echaba para atrás.

Salió delante y yo detrás tratando al mismo tiempo de autoconvencerme para continuar y de pensar algo rápido, pero estaba mosqueado. Algo me olía. Llegamos al cuerpo central y enfilamos el pasillo del otro ala. Ella delante andando con sigilo. El pasillo no era completamente recto si no que, como el de nuestra ala, a la mitad hacia un zigzag y no se podían ver todas las puertas. Se paró justo antes de ese doble giro y me miró sonriendo maquiavélicamente.

-Vale, tiene que ser unas de las primeras puertas tras el giro – dijo susurrando – si no nos gusta nos damos la vuelta y listos.
-Vale – contesté yo, aún sin decirme por nada, como esperando que ella lo hiciera.

Respiró profundamente y dobló la última esquina. Yo me quedé como parado. Un par de segundos después.

-Hello – escuché una voz masculina saludando en inglés aunque no parecía que lo fuera.
-Uh, oh… pardon – oí a Sonia responderle. Y acto seguido apareció corriendo y tapándose la boca con una mano mientras trataba de decirme que la siguiera.
-Venga… corre, vámonos – acertó a pronunciar entre risas. Empecé a seguirla andando pero a paso ligero hasta llegar a los ascensores.
-Pero, pero, pero que ha sido eso Sonia, ¿qué ha pasado? – pregunté ansioso.

Sonia se doblaba de la risa y trataba de respirar.

-Ay, ay, ay jajajaja – exclama – ay ayyyy

Llegamos por fin a la habitación y entramos. Fui rápido y apagué la luz por si nos veían de enfrente.

-Pero ¿qué ha pasado? - insistí.

Sonia por fin se sentó en la cama.

-Nada, cariño. Que me he topado de bruces con un tío de unos cincuenta y muchos, desnudo, medio empalmado y más feo que Picio. Lo siento pero no era mi tipo jajajaja – continuó carcajeándose.
-Jajajajaja – me contagió a mí - Jajajajaja, jajajaja.

Tras calmarnos y beber algo le pregunté.

-¿Y si te hubiera resultado atractivo qué hubiera pasado?
-Nada tampoco, cariño. Sin tú estar de acuerdo, nada. – respondió cogiéndome la mano – se me ocurrió esta travesura para reírnos un rato. ¿me perdonas?
-Joer, Sonia, no tengo nada que perdonarte. Estas cosas me dan vidilla de vez en cuando jajaja. Pero ya te pillaré, ya, jejejeje.
-Estoy sudando de la tensión – dijo – voy a darme una ducha, ¿me acompañas y terminamos lo que estábamos haciendo? - añadió sensualmente pasando la mano por mi entrepierna.
-Voy – respondí escueto.

A la mañana siguiente mientras nos preparábamos para bajar a desayunar se me ocurrió pensar que pasaría si nos, o más bien la reconocieran en el buffet del desayuno.

-¿Y si te reconocen ahora en el desayuno, que hacemos?
-Me da igual – respondió – No nos vamos a ver jamás jajaja.
-Anda tira – le dije dándole un azote en el culo para que saliera al pasillo.

Bajamos al buffet y elegimos una mesa, y luego fuimos a por la bandeja para coger las cosas para desayunar. Nos sentamos y empecé a mirar para todas direcciones tratando de adivinar quienes, entre los que estaban, podían ser.

-¿No serán aquellos? –
-No – respondió Sonia tras mirar.
-¿Igual esos otros, parece cincuentón?
-No, tampoco, déjalo anda.

Una pareja de nuestra edad o como mucho de un par de años más se sentó en la mesa de al lado.
Ella se quedó en la mesa mirando folletos y él fue a buscar las cosas. Eran españoles.

Mientras desayunábamos les oímos hablar de sitios y playas para visitar al tiempo que miraban planos. Crucé un par de veces la mirada con ella. Una chica rubita, guapilla de cara y aspecto de modosita. Él, un tiarrón que le sacaba la cabeza.

Sonia se dio cuenta de que miraba y me lanzó una sonrisa maliciosa mientras sostenía la taza de café frente a su boca con las dos manos.
Estaba claro que era la primera vez que visitaban Ibiza y andaban algo despistados sobre a donde ir. Y antes de que me diera cuenta.

-Hola, perdonad, pero no hemos podido evita escucharos, ¿necesitáis ayuda sobre playas o algo? – dijo de pronto dirigiéndose a la pareja.
 
Capitulo 5/6

Una de las cosas que más me sorprendieron de Sonia desde el principio era la facilidad que tenía para entablar conversación con cualquiera, siempre tan extrovertida y afable.

La chica la miró con una tímida sonrisa.

-¿Sabéis dónde está la playa de Es Cavallet? – preguntó el chico – Hemos oído que es muy espectacular y en este plano que nos ha dado el hotel no la vemos.

Sonia me miró esbozando esa sonrisa socarrona suya. La playa de Es Cavallet es una de las playas nudistas por excelencia de Ibiza.

-Está en el sur, en la esquina sur de la isla, si miráis el mapa, a la derecha del aeropuerto.

Sonia se levantó y se lo señaló con el dedo
– Esta de aquí, y esta del otro lado es la de Salinas, también interesante.
-Vaya, está un poco lejos de aquí – indicó ella.
-Sí, me temo que tendréis que alquilar un coche o una moto – dije yo.

Se miraron entre ellos.

-Llegamos ayer por la mañana y hemos visto solo este sitio. Pretendíamos alquilar uno pero estaban todos cogidos, ahora iremos otra vez a ver si hay algo – dijo él de nuevo.
-¿Habéis mirado en la agencia de aquí atrás, supongo? Ahí lo pillamos nosotros. Si no, hay otra, pero está como a un kilómetro hacia la derecha.
-Sí, ahí miramos. Si no hay probaremos en dónde dices.

Ya había acabado de desayunar y me levanté para acercarme un momento y señalarles sobre el mapa unas cuantas playas y sitios interesantes más.

-¿Ya lo conocéis por lo que veo? – dijo ella con su tímida sonrisa.
-Sí, ya estuvimos hace un par de años – respondió Sonia.
-Bueno, encantado de haberos ayudado – dije yo – Cielo, subo a por las mochilas un momento.
-Vale, aquí te espero – respondió Sonia – Ya sentada en la misma mesa que la pareja.

Habíamos bajado a desayunar ya vestidos de excursión pero las mochilas las habíamos dejado listas en la habitación. Subí un momento a por ellas, revisar un poco la habitación y bajar. Al llegar al comedor los tres estaban saliendo sonrientes.

-Bueno, pues nada -dije yo – que haya suerte con el coche.
-A ver, a ver – respondió el chico – Gracias por los consejos, que paséis un buen día.
-Igualmente

Fuimos saliendo para afuera, y nos despedimos, ellos hasta la agencia cercana y nosotros en la otra dirección, hacia el parking del hotel a por nuestro coche. El que nos entretuviéramos un poco en el parking antes de arrancar fue lo que cambió el día. Arrancamos y enfilamos por la calle.

-¿No son ellos? – dijo de pronto Sonia señalando a una pareja que caminaba por la acera opuesta.
-Sí, son ellos. Me temo que no han encontrado coche y van a la otra agencia.
-Para – dijo instintivamente. Paré un momento y puse los intermitentes.
-¡Chicos! – les grité sacando la mano. Ellos saludaron al verme y se encogieron de hombros casi al mismo tiempo en un gesto de lamento.
-¿Qué pasa, no había coche? – grité de nuevo.
-No, no les quedaba nada – respondió en voz alta – Vamos hasta al otra agencia a ver…

Sonia se inclinó sobre la ventanilla mía para gritarles.

-Esperad ahí que os llevamos.
-No hace falta gracias.
-Que sí, que es un paseo, no nos importa, de verdad – insistió – ¡Esperad! Arranca y da la vuelta – me ordenó.

Tras dar la vuelta, me paré a su lado y nos bajamos para que entraran detrás ya que era un tres puertas. El tio tenía problemas para entrar dada su estatura y Sonia se metió con ella detrás sin pensarlo dos veces.

-Gracias de verdad, pero no era necesario que os molestaseis – dijo la chica.
-Que no es molestia, otro día nos puede pasar a nosotros – respondió Sonia.

Y entonces fue cuando Sonia volvió a sorprenderme, aunque la verdad es que me lo veía venir.

-Entonces, ¿dónde pensáis ir, a Es Cavallet y esa zona? -preguntó.
-Eso queríamos, sí – dijo ella.
-No lo conocéis, claro… que tonta, antes ya habías dicho que es vuestra primera visita. Jajaja. – dijo Sonia
-No. Vamos a la aventura – apostilló el chico.
-Os propongo una cosa - continuó Sonia por su cuenta. La miré por el retrovisor al escucharla. – Podéis venir con nosotros en este coche, y así no os arriesgáis a quedaros aquí otra vez. Nosotros habíamos pensado ir a Salinas que es la que está al lado, pero nos da igual una que otra, ya las conocemos todas jajaja.

-No sé – dijo ella - ¿tú que dices Jose? – le preguntó a él.
-Así repartimos gastos y nos sale a todos más barato – continuó Sonia. La volví a mirar por el retro para ver su pícara mirada.

Iba conduciendo muy despacio para darles tiempo a decidirse antes de llegar a la otra agencia.

-Yo lo que tú quieras, cariño – respondió él.
-Bueno, una cosa, antes de que os decidáis que si no luego igual me matáis jajajajaja - añadió Sonia riéndose - ¿Sabéis que tipo de playa es a la que queréis ir?
-¿Cómo que qué tipo de playa? – dijo ella. Sonia les soltó la bomba.
-Es una playa nudista – dio tranquilamente.

Llegamos a la altura de la agencia y paré el coche.

-¿En serio? – exclamó ella.
-No tenía ni idea – añadió él – Sabía que se practicaba nudismo en esta isla pero pensé que era en zonas rocosas, aisladas… algo así. Alguna fotos había visto.
-No que va, en muchas playas hay nudismo – añadí yo.
-A ver, que no es obligatorio practicarlo, si te quedas en bañador nadie te dice nada...digamos que en según que zonas está muy mezclado todo – dio Sonia.
-Buff! – exclamó la chica – no sé.
-¿Vosotros lo practicáis? – preguntó el chico, que parecía más lanzado.
-Siempre que podemos – respondió Sonia con seguridad.

El chico se giró hacia atrás a mirarla a ella.

-¿Qué dices, cariño? Lo que tú quieras.

Por el retro vi como ella se lo pensaba. Parecía tan tímida.

-No lo sé…decide tú – respondió en voz bajita, con algo de vergüenza.
-Yo por mí vamos – dijo él.
-Bueno, venga vale, vamos – dijo por fin ella aunque no demasiado convencida.

Arranqué y enfilé la salida del pueblo.
Él se llamaba Jose y ella Rosa y eran de León, dónde regentaban un restaurante con otra pareja. Cuando iban a la playa tenían que subir hasta el Cantábrico y no lo hacían con mucha frecuencia.
El que más hablaba era él, ella se limitaba al principio a monosílabos o frases cortas reflejando claramente su timidez. O a lo mejor no era timidez si no algo de temor a lo que pudiera encontrarse.
Sonia le daba conversación y poco a poco se fue soltando más.
Después de aparcar nos adentramos en la playa y empezamos a andar por la orilla. A lo lejos se empezaban a ver los primeros cuerpos desnudos, de toda edad y condición.

-Cuando queráis nos paramos, dónde os vaya bien – dije yo.
-¿Continuamos un poco más? – respondió Jose

Íbamos andando y si bien de vez en cuando se podía ver a alguien en bañador, la gran mayoría de la gente estaba desnuda. Tal vez estaba buscando una zona con menos nudistas. Continuamos un poco más. Rosa no decía nada, pero no dejaba de mirar.
Estábamos llegando casi al final y la gente estaba allí más amontonada, si bien es cierto que había más textiles.

-Bueno, ¿qué? – dije yo - ¿Dónde nos quedamos?
-Yo tiraría unos metros para atrás – dijo Sonia – Aquí hay mucha gente y vamos a estar muy cerca unos de otros.
-Me parece bien – añadió Jose. Rosa no dijo nada.

Retrocedimos unas decenas de metros y nos situamos entre un par de parejas, con bastante espacio entre ellos y nosotros.

-Venga, aquí – dije por fin.
Sacamos las toallas para extenderlas en la arena. Plantamos la sombrilla barata que habíamos comprado el día anterior y dejamos las mochilas a la sombra. De pronto me acordé del primer día que Isa vino con nosotros a la playa.

Mientras yo estaba en mis pensamientos colocando las mochilas, Sonia se había quitado el vestido playero que llevaba puesto. Al darme la vuelta ya estaba en bikini y sin dudarlo se quitó el sujetador del mismo exponiendo sus tetas al sol.
Vi que Rosa se quedó algo parada, como no sabiendo que hacer, se empezó a quitar la ropa muy despacio, parando continuamente tras quitarse la camiseta, ajustándose el bikini, luego desabotonándose el pantaloncito que llevaba puesto, doblando la camiseta antes de seguir, todo muy despacio, sin mirar a nadie. Se le notaba el apuro. Jose ya estaba sólo con el bañador.

-Si os sentís incómodos, ya habéis visto que no es obligatorio quedarse en pelotas – soltó Sonia entre risas, intentando quitarle hierro al asunto, para acto seguido acabar de quitarse la braguita del bikini y exponer definitivamente su cuerpo desnudo.

José le dio el primer repaso de reojo que me hizo sonreír para mis adentros.

-¿Hace mucho que practicáis nudismo? – preguntó tímidamente Rosa.
-Uff, hace años ya, sí – respondió Sonia – Y no sabes lo que me ahorro en bikinis jajaja.
-Jajajajaja – se rieron ambos.
-Este mismo tiene por lo menos cinco años, y está casi nuevo, apenas me he bañado con él.
-Bueno, nosotros tampoco es que vayamos mucho de playa, ya sabéis, de donde somos…es complicado. Así, que a mí también me dura un bikini años jaja.

Acabé de desnudarme yo también.

-Bueno gente, yo me meto en el agua que necesito refrescarme ya mismo – dije.

Y me dirigí corriendo hasta el agua en donde me zambullí para dar unas cuantas brazadas. Al darme la vuelta, Sonia estaba en la orilla a punto de meterse. Y detrás la pareja hablando entre ellos. Durante unos instantes pensé que no se atreverían pero para mi sorpresa él se quitó el bañador y ella la parte de arriba. Cuando Jose se acercó a la orilla, Sonia nadaba hacia mí y cuando llegó a mi altura se me abrazó al cuello. Rosa seguía todavía de pie junto a la sombrilla, como pensándoselo. Por fin se quitó la braga del bikini y se acercó a la orilla medio tapándose con las manos al andar. Sonia, siendo como es ella, no puedo evitarlo.

-Bieeeennnn! – dijo entre risas y aplausos.

Rosa se rio agachándose y dándose la vuelta momentáneamente. Lo que me valió el poder contemplar claramente su culo redondito y blanco. La verdad es que estaba poco bronceada incluso en el resto del cuerpo.
Mientras Jose se lanzó al agua para dar unas brazadas, Rosa entraba muy poco a poco en el agua.

-¡Pero si no está fría Rosa! – le dije yo.
-Ya, pero es que yo soy friolera, eh, parece mentira siendo de León jajaja – respondió.
-¿A qué te recuerda esta situación? – le dije al oído a Sonia
-Jejeje – se rio.

Según se iba acercando Rosa a nosotros me fui fijando en su cuerpo. Tenía, como ya dije, una carita de aspecto dulce que reflejaba su timidez y una corta melenita rubia. Menudita, de estatura incluso algo menor que Sonia y Lore, lo que hacía que la diferencia con Jose se notara mucho. Y ahora podía apreciar unas tetitas ni grandes ni pequeñas pero respingonas, y un tapiz de corto vello rubio algo más oscuro que su melena, que cubría su monte de Venus.

-Pensé que me iba a costar más – dijo con una sonrisa nerviosa al acercarse.
-Tú piensa que nadie te conoce y que todo el mundo está igual y verás cómo enseguida te acostumbras – contestó Sonia.
-Es una gozada, cariño – exclamó Jose al acercarse tras haber nadado un poco – Qué sensación de libertad y hasta de ligereza en el cuerpo.
-Jajaja, es que un bañador bermuda tira mucho hacia abajo – dije yo.

Nadamos un poco y luego ellos fueron saliendo del agua.

-Vamos a ponernos crema que nosotros somos de secano – dijo Jose girándose hacia nosotros.
-Ahora saldremos nosotros también – respondió Sonia.
-Mmmm.. tiene buen culito ella eh! - pinché a Sonia.
-Te la follarías sin dudarlo eh pillín – entró al trapo
-Puedes estar segura – respondí – pero sólo contigo al lado – añadí mientras la agarraba de la cintura y me apretaba contra ella para que sintiera mi polla - ¿Y él, que te parece? Jeje
-No es mi tipo, demasiado cabezón para mi gusto jaja– dijo como si nada – Es majo, pero no es mi tipo.
-La verdad es que es casi el doble que ella, la tiene que partir en dos – solté
-Que bruto eres jajajaja – respondió.
-Qué pasa! Ahora soy yo el que las suelta, mira quien habla jajaja.

Me buscó la polla y empezó a apretarla con la mano.

-¿Pretendes acaso que me empalme y ponerme en apuros para salir? Jajaja. Sabes que si no quiero no lo vas a conseguir – le dije con algo de chulería.
-Ah, no? – se me acercó lo máximo posible y me miró fijamente a los ojos
-¿Qué vas a hacer? –le pregunté pensando que iba a seguir metiéndome mano.
-Sabes… estoy muy cachonda desde anoche…y quiero una cosa…- continuó mientras me ponía el dedo en el pecho y luego en los labios - Quiero que esta tarde…cuando volvamos al hotel…y nos duchemos…y me seques…y me arrodille ante ti para metérmela hasta la garganta como se que te gusta…

Según iba hablando, con esas pausas que hacía, me estaba excitando irremediablemente.

…quiero que después de todo eso… me tires sobre la cama, me lamas toda de arriba abajo…me des la vuelta...y me partas el culo hasta que grite de placer para que se entere toda la planta del hotel. Eso quiero. – Me apretó la polla ya durísima con la mano – Y después de todo eso quiero otra cosa…sabes que, eh, ¿lo sabes? - continuó mirándome fijamente – quiero que me salpiques toda, quiero sentir como resbala tu leche caliente por mi cuerpo. Eso es lo que quiero y espero para esta tarde.- acabó por fin. - Y ahora me dices que te empalmas cuando quieres, ja!
-La madre que te parió – exclamé.

Sonia me soltó y se dirigió nadando de espaldas hacia la orilla para poder seguir mirándome. Antes de levantarse me sacó la lengua en tono de burla y antes de girarse para salir me lanzó un beso y una sonrisa. Y ahí me dejó, con una erección de escándalo y sin poder salir del agua sin ser una atracción para todo el que me viera. Y encima salía del agua contoneándose aún más si cabe.
 
Capitulo 7

Me tuve que meter mar adentro para nadar un poco y lograr que la erección remitiese.
Cuando por fin me acerqué a la orilla estaba hablando tranquilamente con Rosa y al verme me dedicó una sonrisa burlona. Me planté delante de ellas y Rosa apartó la vista de mí, todavía con esa expresión de cierto pudor en su rostro.

-Qué! ¿cómo lleváis la experiencia? - pregunté yo sin pensarlo, como si nos conociéramos de años.
-Bueno... interesante - dijo Jose balbuceando un poco pero con una sonrisa -La verdad es que el que nadie te conozca ayuda.
-Y tú Rosa? - le pinché con toda la intención pillandola por sorpresa.

Rosa estaba sentada con las piernas recogidas contra su pecho.

-Os garantizo, una cosa… si volvéis aquí o vais a otro sitio donde se practique nudismo, repetiréis, es adictivo jajaja - intercedió Sonia.
-No sé… tal vez solos sí repetiría pero no creo que pudiera con amigos nuestros.. me da mucha vergüenza - dijo tímidamente - Pero incluso así me ha costado al principio, y me sigue costando cuando lo pienso - añadió.
-Pues no lo pienses cariño jajajaja - intercedió Jose.
-Jajajaja - se rio Sonia, que se levantó casi al mismo tiempo que yo me sentaba junto a Jose.
-¿Vas al agua ya otra vez? - le pregunté.
-No - me respondió - Venga Rosa, acompáñame - dijo dirigiéndose a ella.
-¿A dónde? - respondió con sorpresa de nuevo.
-Vamos a dar un paseo por la orilla.

Rosa miró a Jose que se encogió de hombros.

-Pero.. ¿así? - dijo.
-Sí así, no ves a la gente? Venga, vamos hasta el final de la playa y volvemos, necesito estirar las piernas.
-No sé - se la escuchó a penas.
-Bueno, tranquila no te preocupes, yo voy a darme un paseo - dijo mientras se agachaba sobre su mochila para coger el monedero colgante - Hasta dentro de un ratito chicos - añadió, antes de empezar a andar hacia la línea de la orilla. Su culo terso vibraba como siempre al alejarse.
Miré de reojo a los dos que a su vez se estaban mirando entre ellos. Rosa se levantó de repente.
-Sonia, espérame - gritó - y salió corriendo hacia ella. De pronto se frenó en seco, dio la vuelta y regresó corriendo. - El sombrero - añadió sonriente. Y volvió a salir corriendo en dirección a Sonia, que la esperaba con otra sonrisa. Algo se dijeron y comenzaron a alejarse caminando por la orilla.
-Pues me ha sorprendido - dijo Jose - No me lo esperaba.
-Jajaja, ni yo… Sonia es muy convincente, te lo aseguro.
-Jaja, sí eso me parece… además encantadora y muy guapa.
-Jajaja, gracias. Rosa también lo es.

Estuvimos un rato mirando sobre el mapa sitios para que fueran a visitar los días que tenían por delante y luego nos metimos en el agua a darnos otro baño. Un buen rato después las vi aparecer a lo lejos, caminando tranquilamente, con algo en las manos. De tanto en tanto se paraban un segundo a hablar y continuaban. Al llegar a nuestra altura Rosa estaba sonriente, parecía otra.

-¿Qué tal, cariño? - preguntó Jose - ¿Cómo ha ido?

Rosa sonrió abiertamente.

-Bien, bien… la verdad es que mejor de lo esperado...como Sonia no paraba de hablarme jajaja ni me ha dado tiempo a pensarlo...y ha sido.. no sé…
-Liberador - terminó Sonia entre risas
-Jajajaja, no tanto… pero...bien... - respondió ella - el ir con otra chica también ayuda.
-Hemos llegado hasta el chiringuito a comprar un refresco, ¿quieres un sorbo? aunque debe estar ya como sopa.
-¿Hasta el chiringuito? - dije yo, pensando ”esta la liado allí”.
-Sí, ¿que pasa?...el camarero nos ha dado un buen repaso… jajajaja ¿a qué sí Rosa?
-Sí, que vergüenza… uf
-Jajajaja.
-Claro tú estás ya tan acostumbrada… y yo...es mi primera experiencia.

Me gustó que hubieran sintonizado tan bien, lo que por otra parte no es muy difícil con Sonia.
Nos metimos los cuatro de nuevo en el agua un rato y ellos salieron antes de nuevo para sentarse en las toallas. Sonia les siguió casi inmediatamente para quedarse en la orilla secándose al sol. Salí del agua, me acerqué a ella y la abracé a traición, mojándola de nuevo…

-¡Cabrito! ahora que ya estaba casi seca, me cag…- la besé con toda la intención para interrumpir su queja.
En medio del beso no pudo contener su risa.
-Jaj..umma jaja..um jaja...que puñetero eres… y como me pones…

La abracé más fuerte y bajé ambas manos para agarrarle el culo casi por instinto, en ese momento caí en que Jose y Rosa estaban mirando y me paré en seco. Sonia se dio cuenta. Me miró con esa sonrisa de pilla suya.

-¿Qué pasa, te has cortado, te da vergüenza ahora tocarme el culo? porque a mí no me la da…- se mordió el labio para acentuar más aún su intención - A mí me encanta que me toques el culo, me pone mucho...

-Soniaaaaa.
-Jejejeje…
Se dió la vuelta y se dirigió hacia su toalla para tumbarse al sol. Le seguí los pasos mirando de reojo a la pareja.

Media hora después propuse ir al chiringuito a comprar uno bocadillos, y tras comer y pasar un par de horas más en la playa decidimos que la paliza de sol ya era suficiente y emprendimos el regreso al hotel.
Serían ya pasadas las 6 de la tarde cuando llegamos, porque nos paramos en un par de sitios de camino para que ellos lo vieran.. En el vestíbulo nos despedimos y subimos a la habitación.
Mientras Sonia colgaba las toallas en la terraza me colé en la ducha primero y al salir me tiré en la cama boca abajo esperando a que ella se duchara, y me quedé frito.

Cuando desperté Sonia no estaba a la vista, ni en la habitación ni en la terraza.

-¡Sonia!
-Estoy aquí, en el baño
-¿Qué haces? me he quedado dormido...,¿qué hora es?
-Ya lo vi, ya jajaja, una media hora…
Me levanté y fui al baño. Sonia estaba en braguitas inclinada sobre el espejo maquillándose.
-¿Qué haces? - pregunté sorprendido.
-He quedado con Rosa para ir a ver unas tiendas...no me dio tiempo a decírtelo porque te habías quedado dormido - dijo poniendo morritos para que la besara.
-Vaya.. yo tenía otra idea para pasar la tarde - continué mientras le besaba el hombro y acariciaba la cadera - ¿Y cuando quedaste?
-Mientras estuvimos dando el paseo esta mañana. Quiero ir a ver si me compro algún vestido ibicenco y quiero llevarle otro a Lore. Cuando vuelva seré toda tuya - dijo tras girarse y darme otro rápido beso.

Algo desilusionado me tumbé en la cama de nuevo observando cómo se vestía. Falda ligera por encima de las rodillas y camiseta de tirantes blanca ajustada sin sujetador.
-Bufff, estás para comerte ahora mismo.
-Jajaja - se rio con ganas.
En un santiamén se subió a la cama y se sentó sobre mí. Se inclinó y nos besamos.
-Me tengo que ir, que hemos quedado ya! - interrumpió.
-Vaaalee - dije en tono lastimero - Divertíos… y no tardes…
Se levantó, agarró su bolso y volvió a inclinarse sobre mí. Me acarició la frente y el pelo mientras acercaba su boca a mi oído.
-Cuando vuelva… este culito va a venir con hambre.
-Bufff - exclamé mientras ella se levantaba.
-Y no te toques...si lo haces lo sabré - me soltó - lo quiero todo para mí. Hasta luego cariño, muac!- me lanzó un beso.
Desapareció por el minipasillo de la entrada de la habitación y escuché como abría la puerta. Dos segundos después apareció de nuevo, se levantó ligeramente la falda y se quitó las bragas lanzándolas sobre mí.
-No se ni por qué me las había puesto, me iban a dar calor - dijo guiñándome un ojo - Hasta luego. Y se marchó dejándome más caliente que un hornillo
 
Capitulo 8/9


En vista de que iba a estar un buen rato solo, decidí bajarme a la piscina. Después de un rápido chapuzón, miré alrededor a ver si veía a Jose, porque ni siquiera sabía el número de su habitación para ir a verle y charlar un rato.

No le vi por ningún lado, así que me acerqué al chiringuito de la piscina y me senté en la barra para pedir una cerveza. Atendía un tipo moreno, simpático, altote y bien parecido. Le pregunté de dónde era y resultó ser cubano. No había mucha clientela a esa hora ya y la charla con él me hizo más llevadera la espera. Reconozco que fantaseé con un trío con él y Sonia.
Cuando cerró el bar me subí a la habitación y me metí en la ducha. Sonia llevaba por lo menos dos horas fuera. Con la toalla atada a la cintura salí a la terraza y me apoyé en la barandilla justo cuando la oí entrar por la puerta. Cuando me dí la vuelta para verla casi me caigo de culo.

Llevaba una bolsa en cada mano, dió una vuelta sobre sí misma sin dejarlas en el suelo haciendo que lo que llevaba puesto volara un poco al girar.

-¿Qué, qué te parece, te gusta? - dijo con una amplia sonrisa.

Me quedé obnubilado mirándola, si bien no era la primera vez que me quedaba igual de sorprendido tras regresar ella de compras. Y no era la primera vez que se compraba algo atrevido para salir, aunque esto era con diferencia más atrevido que cualquier cosa anterior, y a mí, por supuesto, me ponía un montón.

-Y… y has venido así…? - pregunté.
-Así mismo… si no me lo pongo aquí no sé donde me lo voy a poder poner jajaja…
-Rosa se habrá quedado flipando... supongo.
-Jajaja, ya te contaré - añadió mientras dejaba las bolsas en un rincón y continuaba “exhibiéndose” delante de mí.

Llevaba puesto un vestido, por llamarlo de alguna manera, blanco por supuesto, que era todo de red, muy calado, y obligatoriamente debajo una especie de braga de bikini y un sujetador, esos sí completamente opacos, espectacular todo él.

-Y esto para qué momento del día se supone que es…
-Pues para pasear por la tarde por ejemplo es ideal, incluso por la noche - respondió ella mientras empezaba a quitárselo y dejarlo encima de una silla.

Me acerqué con intención de abrazarla y besarla.

-Cariño, me dejas ir un segundo al servicio, eh?! -dijo sonriendo acompañado de un breve piquito.
-Claro, ¿qué más te has comprado? - pregunté mientras entraba en el baño.
-Pues otro vestido ibicenco más normalito y uno para Lore que seguro que le gusta, y un bikini nuevo que me ha gustado jeje.

Esperé a que saliera del baño y volví a abrazarla.

-Ya se que te dije que al volver tendríamos fiesta jejeje, pero mira la hora que es. Y estoy hambrienta.
-Vaaaaale - contesté - Vamos a cenar algo, la verdad es que es hora y también tengo hambre.
-He quedado con Rosa y Jose abajo para ir a cenar ¿te parece?.
-A mí todo me parece bien, ya lo sabes… pero esta noche no te me escapas - respondí abrazándola de nuevo para besarla.
-Jijijiji, prometido, esta noche te voy a hacer subir al cielo.
-Ehmm, espero que no sea clavándome una daga.
-Jajajaja - se rio.

Volvió a coger el vestido que traía puesto y empezó a ponérselo de nuevo.

-¿Pero, pero vas a ir con eso a cenar?

Me miró sorprendida.

-¡Anda! ¿y por qué no? Hace calor y recuerda, estamos en Ibiza, ya viste ayer a aquellas dos. Creo que este vestido es más elegante jajajaja.
-Eso es cierto - respondí, ya pensando en cómo la iban a mirar por la calle, lo cual me ponía cachondo.
-Venga, vamos que se está haciendo tarde.

Cuando bajamos Rosa y Jose estaban fuera, a la puerta del hotel.
Rosa lucía otro vestido ibicenco, no tan llamativo como el de Sonia, pero igualmente bonito, con un buen escote y sin sujetador, provocando que sus pezones se marcaran claramente..
Fuimos andando buscando un restaurante, ellas delante y nosotros detrás.

-Aún no me explico como Rosa se ha comprado un vestido así - me comentó Jose - Yo que llevaba tiempo animándola a ser un poco más moderna, digámoslo así, y no había manera, decía que le daba corte salir con según que cosas a la calle y mira ahora jajaja
-Jajaja, Sonia es muy convincente, además estamos aquí, en Ibiza, esto es otro mundo.
-Las dos cosas están claras, jajaja.

Pasamos una velada agradable cenando en el mismo restaurante del día anterior. Sonia siguió con sus travesuras, rozándome la pierna con su pie desnudo durante la cena e intentado llegar hasta mi entrepierna, cuando la miraba fijamente, se mordía el labio y luego se reía como una chiquilla. Después de ir a tomar una copa a una terraza regresamos al hotel paseando. Todos los tíos que nos cruzabamos le daban a Sonia un repaso de arriba abajo. Y dos chicas se pararon a preguntar dónde se lo había comprado.
Llegados al hotel, nos despedimos de Rosa y Jose en el ascensor. Y quedamos en que si no encontraban coche se podían unir a nosotros al día siguiente.

En cuanto salimos del ascensor la empujé contra la pared del pasillo y empecé a besarla..

-Ummm, qué prisas, me encanta… ummm… - exclamó metiéndome mano directamente.

Andamos a trompicones, besándonos y metiéndonos mano hasta la puerta de la habitación. Nada más entrar y cerrar, nos desnudamos rápidamente uno frente al otro mirándonos con ojos de deseo. Cuando me acerqué a ella yo ya estaba empalmado. La lancé sobre la cama, ella levantó las piernas y las puso sobre mis hombros para que la penetrase. Lo que siguió fue un maratón de sexo en todas las posturas imaginables hasta quedar los dos rendidos.

A la mañana siguiente, después de desayunar acompañamos a Rosa y Jose a la agencia y al final lograron un coche, pero para el día siguiente, así que se apuntaron con nosotros.
Fuimos a enseñarles otros rincones de las isla y más o menos fue una repetición del día anterior, bañandonos, por supuesto, en las playas nudistas que encontrábamos.

Por la noche no teníamos ganas de darnos otro paseo hasta los restaurantes y cenamos en un chiringuito cercano. Alargamos la velada en uno de los bares del hotel para tomarnos una copa y luego nos retiramos a nuestra habitación.

Sonia se quitó el otro vestido que se había comprado, no tan atrevido como el primero y la ropa interior y se puso un vestido largo de playa. Salimos a la terraza a respirar un poco de aire fresco. Ya habían cerrado el chiringuito de la piscina y apagado las luces. Sólo se veían las luces encendidas de las habitaciones, algunas con las cortinas corridas, otras a medio correr y algunas pocas con todo abierto y gente dentro. Me acerqué a ella y sin tocarla le besé el cuello. Enseguida reaccionó poniendo su mano en mi cara y suspirando.

-¿Esos de ahí enfrente no son los del otro día? - preguntó de pronto.
-A ver…creo que sí.
-Pues los veo muy tranquilitos.

Se adivinaba claramente que estaban también apoyados en la barandilla.

-Eso es porque no nos han visto como el otro día, jajaja.
-Tú crees? - respondió ella..
-Seguro.
-¿Qué insinúas? - dijo poniendo su mano sobre mi pecho y acariciándolo.
-Ummm, no sé - respondí poniendo una mano sobre uno de sus pechos.

Nos dimos un beso largo, acariciando su espalda, pero cuando empecé a meterle mano intentando agarrarla del culo, me dio un manotazo.

-¡Esta noche mando yo! - me espetó.

Empezó a desabrocharme el cinturón sin dejar de mirarme de manera retadora. Me bajó la cremallera y tiró de él hacia abajo y luego de los calzoncillos. Ya estaba a medio empalmar y ella acabó de ponérmela a tono con la mano. Miró de reojo hacia el otro lado del hotel y poco a poco se fue agachando hasta quedar en cuclillas.
El primer lametazo ya me erizó la piel, como casi siempre. Luego continuó con su danza lingual y fue tragándosela cada vez un poco más hasta tocar con su nariz en mi pubis agarrada a mis nalgas. Buscó aire y eso siempre le provoca un amago de risas. De reojo volvió a mirar al otro lado. Yo también, pero los de enfrente no parecían moverse. Igual ni miraban o ni habían caído en que estábamos ahí.

-Mmm… me encanta comérmela así - iba hablando mientras seguía lamiendo y chupando.
-Ostras, una de las figuras acaba de hacer un saludo con la mano.

Sonia miró de reojo sin sacarse la polla de mi boca y siguió chupándomela sin importarle.
Cuando se levantó hice un amago de intentar que se apoyara en la barandilla.

-No, no, no, esta noche mando yo te he dicho. Ven aquí - dijo cogiéndome de la mano y tirando de mí hacia adentro.

La cortina estaba echada prácticamente toda y no podían vernos. Me eché boca arriba en la cama. Y ella se tendió sobre mí.

-Mmmm… te tengo - dijo sujetándome de las muñecas.

Nos besamos y me metió la lengua hasta casi quedarnos sin aliento. Levantó su cuerpo y tras acariciarme el pecho y esbozar una sonrisa lujuriosa se acercó hacia mi cara, hasta posar el coño sobre mi boca.

-¡Cómeme! - ordenó.

Agarrándome de la cabeza. la apretaba contra su entrepierna mientras yo me afanaba por llegar a todos sus rincones con mi lengua, o lamiendo su inflamado clítoris. Escuchaba sus gemidos y mi polla se endurecía aún más. Por fin me liberó, y retrocedió lo justo para poder inclinarse sobre mí y besarnos de nuevo. Pensaba que se la iba a meter así según estaba, pero me sorprendió levantándose de la cama.

-Mmmm… - exclamó mirándome con una sonrisa maquiavélica. De las que pone cuando algo trama.

Buscó algo en una de sus bolsas y mientras lo buscaba me pidió que me moviera para ponerme en la cama en el sentido transversal. Empecé a elucubrar con que demonios pretendía pero no le pregunté nada, me dejé llevar como casi siempre.
Por fin se subió de nuevo sobre mí con unas bragas negras en la mano. Abrí los ojos mirándola sorprendido.

-Shhhh…! Calla - exclamó ella.

Me las puso en la cabeza para taparme los ojos. Por lo visto, según me explicó más tarde, al ser verano, no tenía pañuelos, ni bufanda, ni cinta para el pelo, así que echó mano de lo que tenía. Después de taparme los ojos, empezó a besarme y a lamerme el cuerpo entero, desde los labios, bajando por mi pecho y vientre hasta llegar a mi polla. Sentí un par de lametones y después se paró.
Me puso un dedo en la boca, como dándome a entender que me estuviera calladito. Y noté como se bajaba de la cama.

De lo que hizo a continuación ni me enteré, entre su sigilo y que yo estaba pendiente de volver a sentir su lengua, ni me enteré.
De nuevo noté como se subió a la cama. Estaba impaciente, quería su cuerpo pegado al mío de nuevo, quería que se la metiera de una vez y me cabalgara. Se colocó sobre mí hasta encontrar la postura adecuada y me la agarró para metérsela, dejándose caer con fuerza mientras soltaba un hondo gemido.

-Aaassiiii...mmm...cómo me guustaaa - exclamó.

Empezó a cabalgarme despacio, adelante y atrás al principio, aumentando el ritmo poco a poco. hasta pasar a colocarse en cuclillas para subir y bajar con más fuerza golpeando sus nalgas contras mis muslos. y luego volver a relajar otra vez sentándose de nuevo. Fue alternando las posiciones, mi excitación y la suya aumentaban rápidamente.

Me cogió las manos y me las llevó a sus tetas apretándolas contra ellas, sin parar un segundo de mover sus caderas me las llevó luego a su cintura y a sus muslos, recorrí todo su cuerpo a mi alcance.

-Quítate la braga de la cabeza - me volvió a ordenar.

Me la quité, para ver su cara radiante y su sonrisa desvergonzada mientras agitaba las manos por encima de su cabeza.

-Pero que… - acerté a decir para darme cuenta inmediatamente de que estaba ocurriendo.
-Hmmm., Jijijii...me encanta… - dijo ella.
-Joder Sonia,...supongo que estamos dando un espectáculo. Has abierto la cortina...

Se rio mientras apretaba los labios y aumentaba la fuerza de sus caderas. Se inclinaba sobre mí manteniendo la mirada hacia la ventana, besándome de tanto en tanto para volver a levantar el cuerpo y seguir cabalgando. Me levanté yo para abrazarla y con un movimiento brusco darle la vuelta sobre la cama, quedando yo ahora sobre ella. Levanté la cabeza para ver a dos parejas en dos habitaciones distintas mirándonos. Vi como saludaban. Bien iluminados como estábamos dentro de la habitación nos podían ver claramente, aunque no se si hasta el punto de poder reconocernos si nos los cruzábamos en el hotel.

-Nos están mirando - dije
-Lo sé ... me excita mucho - dijo al colocar sus piernas sobre mis hombros para que la penetrara profundamente.
-Mañana igual nos reconocen en el desayuno...
-¿Y? - espetó.
-Que va a ser divertido - respondí.
-Fóllame, dame fuerte - exclamó ella de nuevo.

Embestí con más fuerza un rato hasta que decidí que era mi turno de mandar. Me salí y la obligué a darse la vuelta. Miré de nuevo por la ventana, una de las parejas seguía saludando e incluso aplaudiendo por encima de sus cabezas. La otra se había metido dentro y se estaba enrollando aunque no tenían todas las luces encendidas y estaban en semi penumbra.

Se la metí de nuevo de golpe, la agarré de las caderas y empecé a empujar con verdadera fuerza. Sus gemidos aumentaron de nuevo. Si había alguien en las habitaciones de los lados estaba seguro de que podían oírla, y eso hacia que me excitara aún más.

-Dame fuerte jo..deeeerr … vamos, dame. así..así…
-¿Así te gusta, o quieres más? ¿Más fuerte? .
-Más... más...más....reviéntame, vamos, reviéntame el coño - no paraba de hablar haciendo que me volviera loco de excitación - ¡JODER, QUE ME REVIENTEEEES! - gritó por fin.

Empuje con toda mi fuerza teniendo que sujetarla firmemente por la caderas. Ella empezó a tocarse, su orgasmo era inminente.
-Me voy a correeer, me voy a correeeeer, sigue sigue sigueeee...ohhh ahhhh AAAHHHH - empezó a temblar como siempre y su cuerpo se sacudió todo en una serie de espasmos incontrolables - YAAAA YAAAAAAAAA...AH AH AH AH..ufff.

Nos dejamos caer sobre la cama, yo todavía dentro de ella. Nos quedamos quietos y callados unos instantes.

-No te has corrido,...- susurró entrecortadamente.
-Aún no…
-Mira como nos miran...sigo excitadísima - añadió ella metiendo su mano por debajo para tocarse de nuevo.
-Ya lo veo….En ese momento la pareja que estaba dentro en semi penumbra se puso a follar a cuatro patas de lado en la cama.
-Están follando ahora - exclamó Sonia, sin dejar de tocarse.
-Les hemos excitado jejeje
-Déjame - me pidió.

Se levantó y se arrodilló en la cama ofreciendo su perfil al exterior. Continuó masturbándose mientras yo me ponía de pie sobre la cama para que me la chupara. Mientras lo hacía, de vez en cuando saludaba y se reía.

-Te vas a correr cuando yo te diga ¿verdad? - me insinúo ella.
-Cuando tú quieras - respondí, pensando en que igual lo hacía antes porque estaba excitadÍsimo.
-Porque quiero ver como te corres...sabes lo cachonda que me pone el ver como te corres…
-Lo sé…
-Sabes qué…- dijo - les vamos a dejar sin ver el final...- añadió mordiéndose el labio.

Se bajó de la cama y me tendió la mano. Baje tras ella mientras ella saludaba con la mano a nuestros espectadores. Nos metimos en la ducha.

-Ahora te quiero solo para mí - dijo mientras me pajeaba con firmeza y mirándome a los ojos fijamente.

Aunque se estaba tocando sabía que no iba a correrse inmediatamente. Apoyé ambas manos en la pared a los lados de su cara, para besarla.

-Se supone que...- empecé a hablar, intentando alargar lo máximo posible el momento de correrme.
-Qué se supone? - dijo ella.
-¿Qué me dijiste cuando te fuiste a comprar?
-Que al volver quería que me follaras el culo… más o menos ¿es eso? ¿eso es lo quieres? ¿metérmela por el culo ahora?... No vas a poder… te vas a correr...y sabes lo que me gusta...pero me gusta que me lo hagas bien... - dijo en un tono que sonaba tan sucio que tuve que poner mi mano sobre la suya para que parara porque si no me iba a correr inmediatamente.
-Sonia… buff
-Tenemos toda la noche - susurró lascivamente.
-Pero ahora quiero que te corras…
-Bájate - le dije suavemente.

Deslizó su espalda por la pared de la ducha hasta quedarse en cuclillas en el suelo de la misma. Empecé a masturbarme con fuerza hasta que noté que llegaba, mis músculos se tensaron y entre espasmos y gruñidos empecé a soltar chorro tras chorro sobre ella, sobre su frente primero y luego sobre su lengua extendida hasta la última gota. Me lamió y limpió toda la polla con los ojos cerrados y su carita bañada en semen.

-DIOOOOSSSS - exclamó por fin - pero que lechada por dios, madre mía jajajaja, no veo … y me noto toda embadurnada jajaja, JAJAJAJAJA..
-Estás preciosa jajaja - contesté - Joder, como me has excitado esta vez.
-Jajajaja, cabrón! Te ríes pero…
-Pero qué…
-Pero como me gusta jajajaja.
-Jajajajajaja.
-Me chifla que me pringues toda, cabronazo!

Abrí el grifo de la ducha, y la ayudé a levantarse para que se pusiera debajo. Tras lavarse toda la cara y deshacerse de todo el semen, abrió los ojos por fin y sonrió como una chiquilla. Me incliné de nuevo para besarla, un beso tierno y suave.*
 
Capitulo 10


Tras secarnos, salimos a la terraza y nos apoyamos en la barandilla. Enfrente todavía estaba una de las parejas. A los pocos segundos nos hizo un saludo y nosotros se lo devolvimos. Poco después se metieron para dentro. Nos sentamos a respirar el aroma del mar un rato.

-Estoy bastante cansada - me dijo Sonia. Insinuando de alguna manera que no habría más sexo esa noche. No me extrañaba.

Tras estar un rato casi en silencio contemplando lo que podía verse del cielo nocturno, apagamos las luces y nos metimos en la cama.
Me abracé a ella, y le acaricié el pelo y la carita con el dorso de la mano.

-Te quiero con locura, Sonia - le dije casi susurrándole al oído.
-Yo a ti también, cariño - respondió ella.

En segundos se quedó dormida. Tenía esa facilidad.
A la mañana siguiente mientras desayunábamos estábamos pendientes de las parejas que salían o entraban del buffet.

-¿Tú crees que nos reconocerían? - dije yo
-Pues no lo sé, yo a la que vimos no sé si sería capaz, hay muchas chicas con melena larga...Pero me da igual jaja, esta tarde nos vamos y no volverán a vernos nunca - respondió con una simpática sonrisa - Y aunque nos vieran de nuevo.

Rosa y Jose entraron a desayunar pero teníamos una mesa de dos y no pudimos sentarnos juntos. Quedamos luego en el vestíbulo.
Nosotros nos marchábamos bastante entrada la tarde así que aprovechamos la mañana con ellos en otra de las playas donde se practicaba nudismo, no recuerdo si Aguas Blancas u otra cercana. Rosa estaba completamente desinhibida, como si lo hubiera practicado toda la vida. Y encantada de la experiencia. Después de comer juntos en un chiringuito, apuramos las horas que nos quedaban en la playa y regresamos al hotel para descansar un poco, asearnos y prepararnos para ir al aeropuerto. Se ofrecieron a llevarnos y así de paso se acercaban a Ibiza para dar un paseo nocturno por su casco viejo y cenar allí. Nos despedimos en el mismo aeropuerto intercambiando teléfonos y asegurándoles que si pasábamos por León iríamos a comer a su restaurante. Cosa que hicimos unos cuantos años después dándoles una sorpresa enorme.

Cuando llegamos al aeropuerto, sorpresa. Coque nos estaba esperando sin nosotros saberlo.

-¿Pero tú qué haces aquí? - dije yo al verle plantado en el centro de la sala de llegadas.
-A recoger a unos amigos… jajajaja.
-Ven aquí - dijo Sonia subiéndose a su espalda y dándole un beso - ¡Pero como te quiero!
-Nada, que me ha mandado la jefa.
-¿Y eso?, no hacía falta - dije yo.
-Pues ya estoy aquí y no me voy a ir de vacío jajajaja, venga vamos, que tengo el coche mal aparcado, no he entrado en el parking jajaja.

Metimos la maleta y salimos rápido del aeropuerto.

-Por cierto, tengo órdenes estrictas de la jefa de llevaros a casa...y yo no me atrevo a contravenirlas… dijo.
-Jajaja, que no. Coque, que no hace falta...estamos cansados…
-Me ha dicho que prepara cena porque llegarías cansados precisamente y que os quedabais a dormir.
-Pero si no le dije nada - respondió Sonia
-Ah, eso diselo a ella, yo soy un mandado jajaja.
-Bueno, pues nada que así sea - zanjé yo.

Llegamos a su casa y tras dejar la maleta y las mochilas en la entrada fuimos a asearnos un momento.

-Lore debe de estar en la cocina preparando la cena - dijo Coque - Se escucha el extractor.

Mientras acababa yo de asearme Sonia fue a saludarla brevemente. Luego fui yo.
Estaba de espaldas sobre la encimera trasteando con las dos manos ocupadas.
Me acerqué sigilosamente por detrás.

-Bu! - le dije mientras la abrazaba por la cintura. Dio un respingo.
-¡Cabrón, qué susto me has dado, jajaja!
-¿Cómo está la propietaria de las mejores tetas del universo? - le solté.
-JAJAJAJAJAJAJA - se descojonó - Que malo eres…
-Hola preciosa!
-Hola guapo.

Con las dos manos ocupadas puso morritos para que le diera un beso. La besé brevemente en los labios.

-¿Te ayudo en algo? - dije.
-No, aquí no. Ya casi está pero podrías ir poniendo la mesa.

Después de cenar y contarles nuestras aventuras mientras nos descojonábamos juntos, Coque y yo recogimos la mesa y ellas se encargaron de la cocina.

-Me estaba contando Sonia que la has agotado jijiji - dijo Lore con una sonrisa picarona.
-Ella me ha agotado a mí -respondí yo - Y tú lo sabes, Lorena.

Lore miró a Sonia, que se encogió de hombros.
Hacía más de un mes y medio que no habíamos quedado los cuatro juntos, a pesar de ser verano y tener más tiempo libre, pero por una cosa o por otra no había podido ser. No, esa noche tampoco follamos. Pero sí al día siguiente por la tarde en nuestra casa cuando les invitamos a comer y a pasar la tarde.

FIN.
 
LA CASITA

Capitulo 1


Nos situamos ahora tres años después de lo de Ibiza. En el verano del año 2000, que es cuando se inicia lo que duraría años, y que evidentemente no voy a narrar entero.

Hacia la primavera de ese año, un día hablando con Sonia me cuenta que Lore le había confesado que estaba preocupada porque Coque llevaba varias semanas desapareciendo los sábados por la mañana. Le decía que tenía que hacer recados o que tenía que ir a la oficina o acompañar a su padre, o cualquier otra excusa, que iba alternando, pero que le hacían ausentarse varias horas, demasiadas según ella. Al principio no le daba importancia, de hecho cuando quedábamos los cuatro para hacer algo no lo mencionaba. Yo tampoco sabía nada, porque Coque no me había contado nada.

Sonia me explicó que a Lore ni se le había pasado por la cabeza que fuera un asunto de infidelidad ni nada parecido, lo cual era absurdo por otra parte, pero que le preocupaban esas ausencias. Le preocupaba que se hubiera metido en un lío, porque nunca había pasado antes. Cada vez que le preguntaba, siempre eran las mismas respuestas, que iba repitiendo. Y ella lo aceptaba no sin cierta preocupación.

Por esas fechas, y por una serie de diversas circunstancias, apenas quedamos en plan intercambio, probablemente estuvimos más de tres meses así. Ellas sí se veían muy a menudo y hablaban, además seguían viéndose con relativa frecuencia con Isa, que por fin había logrado la estabilidad con un buen tío.
Un día estando él y yo solos, le abordé y le pregunté sin rodeos.

-¿Sabes que Lore ha hablado con Sonia y la tienes preocupada con tus ausencias de los sábados? ¿Qué haces todos los sábados? Yo también te he llamado para quedar un par de veces y también te iba mal…
-Lo sé, no pasa nada, pero no puedo contárselo todavía, ni a ti tampoco. Lo siento, pero no es nada raro, ni prohibido, ni malo. Confía en mí, tío.
-Joder, que misterio…
-Tengo una cosa entre manos y es una sorpresa.
-Joder, ahora me has dejado en ascuas...
-Tranquilo, ya lo veréis.
-Bueno, bueno, pero recuerda que el mes que viene es el cumpleaños de las chicas y …

Las dos cumplían años el mismo mes de Junio, con diez días de diferencia y llevábamos años celebrándolo a la vez los cuatro juntos yendo a cenar y luego a casa de unos o de otros.

-No te preocupes - me interrumpió - Este asunto estará listo para entonces y será una sorpresa para sus cumpleaños.

Me hizo pensar lo de “estará listo”. ¿A qué se referiría, qué demonios estaría haciendo o tramando? No tenía ni idea.
Le expliqué a Sonia lo que me había contado Coque y se quedó igual de intrigada que yo. Y le dije que no se lo comentara a Lore para que no se pusiera nerviosa, pero que si volvía a hablarle de ello le quitara importancia y la tranquilizara.
Pasaron las semanas y aunque nos seguíamos viendo algún viernes o sábado para salir a cenar y a tomar algo, no hablamos más del asunto.

A principios de Junio, días antes del cumpleaños de Lore, Coque me llamó un viernes para quedar el sábado por la mañana temprano y acompañarle a un sitio. Me dijo que me pasaría a buscar e iríamos en su coche.

-Bueno, hoy vas a descubrir el misterio - me dijo en cuanto arrancó.
-Vaya, por fín jejeje - respondí - Bueno, pues nada ¿dónde vamos?
-Ya lo verás, jejeje.

Salimos de la ciudad y nos dirigimos hacia el interior, de carretera en carretera, de cruce en cruce hasta llegar a un pequeño pueblo en la ladera de una montaña, a unos sesenta kilómetros, un pueblo muy pequeño, una aldea, vamos. Luego comprobé que no tenía más de cien habitantes. Una plaza con la iglesia, un restaurante, un bar, una tienda que vendía un poco de todo y unas cuantas calles. Dabas un paseo y enseguida estabas en el campo.
Aparcamos y andamos unos minutos. Apenas nos cruzamos con un vecino.

-Aquí es - dijo - señalando una casa con fachada de piedra y no más de cinco metros de ancho.
-¿Y esto? - pregunté sorprendido - ¿De quién es esto?
-Era de mi padre, bueno, es. Compró esta casa hace años, y yo ni lo sabía, lleva vacía mucho tiempo…y me dijo que hiciera con ella lo que quisiera, que era para mí.
-Jooodeeerr - exclamé mientras él metía la llave en la puerta y abría. No hay nada como tener amigos con pasta, pensé mientras me reía internamente.

Entré tras él y me quedé flipando unos segundos.

-Y esto es lo que he estado haciendo este tiempo, arreglarla, cada sábado venía con el encargado para ver como iba la obra. Jejeje, ese es todo el misterio. Pero quería darle la sorpresa a Lore… y a vosotros por supuesto. Aunque no me ha quedado más remedio que traerte antes porque necesito que luego me acompañes a otro sitio… luego te lo explico, seguro que te parece bien jejeje.

Cerró la puerta y me enseñó todos los rincones. Era muy pequeña realmente y por lo visto se había dejado la piel para sacarle el máximo provecho al espacio. Por dentro era una casa acogedora, de planta baja y un altillo, con un toque rústico pero moderna. Abajo había diseñado un espacio continuo con una pequeña sala de estar con un hogar, una cocina abierta, y salida al patio de atrás, dónde había una caseta con un aseo. Y arriba, en el altillo, subiendo por una escalera de hierro y madera, una única habitación, abierta al doble espacio y un pedazo de cuarto de baño con una ducha enorme separada de la habitación por un cristal y al fondo una ventana balconera que daba al patio de atrás.

-En unos días me traen las camas. Tendrá que escaparme de la oficina para venir a abrir. Todo lo demás ya está y completamente equipada - dijo mientras abría algunos armarios con tazas y platos - Si se quisiera se podría vivir todo el año. Y tranquilo, porque no me dirás que no es un sitio tranquilo…
-Pues sí, muy tranquilo...pero ¿las camas? Pero si sólo hay una habitación?
-Jajaja, sí, las camas, dos camas “king size”, una al lado de la otra, lo que no se es como podrán subirlas jajaja.

Le miré fijamente.

-Veo que has pensado en todo, eh, jajajaja.
-Jajaja, estoy seguro de que a las chicas les va a encantar. Si casi siempre acaban quedándose dormidas y juntas y nosotros tenemos que irnos a otra habitación.
-En eso llevas razón.
-Jajajaja.

Y entonces fue cuando acabó de sorprenderme.

-Toma, quédate esta llave, si algún día queréis venir vosotros dos porque nosotros no podemos o no estamos, venid cuando queráis.
-Hostia tio. Me dejas anonadado..
-Pero que conste una cosa...si un día nos enfadamos me la devuelves jajajaja.
-Jajajajaj, que grande eres tio.. muchas gracias.

Nos paramos un momento en el bar a tomar una cosa y luego emprendimos el camino de vuelta. Entrando ya en la ciudad Coque empezó a contarme.

-Bueno, ahora viene la segunda parte - empezó a hablar - Se me ha ocurrido una cosa, como ellas nos han sorprendido tantas veces con sus ocurrencias, sus juegos o sus “trastadas”, ya va siendo hora de hacer algo nosotros, ¿no crees?
-Jajajaja, a saber que se te habrá ocurrido…
-Ya lo verás… pero si no te parece bien me lo dices y sin problemas, eh?!, pero creo que te va a gustar jejeje.

Entramos en la ciudad por otro lado y tras llevarme por un sitio por el que apenas había pasado, por fin aparcamos. Pocas veces solía ir yo por ese barrio.

-¿Sabes lo que es eso? - preguntó señalando por la ventanilla al otro lado de la calle.

Miré en la dirección que me señalaba.

-Mmm...creo que sí, jajajaja, que pieza estás hecho… - le solté al volver a girarme hacia él.
 
Capitulo 2


Aproximadamente una hora después estábamos de nuevo en el coche con un par de bolsas en el maletero en dirección a un almacén para comprar un par de cajas y papel de regalo para envolverlas. La idea era llevarlas a la casa antes de que fuéramos con las chicas a celebrar sus cumpleaños y darles la sorpresa, así que Coque guardó el material en el coche hasta el día que tuvo que ir a abrir para que llevaran los colchones, lo subió todo, hizo los paquetes y dejó las cajas guardadas.

Coque ya se había encargado de aprovisionar mínimamente la casa y días después quedamos para ir a pasar un fin de semana. A las chicas les dijimos que íbamos a un hotelito rural a pasar un par de días y así mantuvimos el secreto hasta prácticamente llegar a la puerta de la casa el sábado a media mañana.

-Es aquí - dijo Coque al llegar.
-¿Pero esto es un hotel? ¿Y el letrero? - se sorprendió Lore.

Sonia me miró con cara de no entender nada. Y yo me encogí de hombros. Coque metió la llave y abrió la puerta.

-Pasad, venga - dijo desde dentro mientras aguantaba la puerta.
-Pero, pero … esto que es? - exclamó Lore - Esto es una casa.
-Muy observadora - contestó Coque riendo.
-¡Idiota! - replicó ella - eh, espera espera ay ay ay … que me lo huelo.

Coque y yo nos miramos y nos reímos. Coque asintió con la cabeza riendo.

-Sí, cariño… es una casa, jajaja y es la razón de mis ausencias misteriosas de los sábados.
-¡Lamadrequeteparió! - exclamó Sonia de pronto, luego me miró con el ceño fruncido - ¿Y tú? Lo sabías eh?!.
-Pues sí, desde hace poco jejeje.
-Y no me has dicho nada…
-A un amigo se le guarda el secreto.
-Aaaah, y a tu novia no, eh!… - ahora ya riendo.
-¿Entonces como os íbamos a dar la sorpresa, jajajaja?
-Pero, pero… ¡pero esta casa de quien es? - preguntó Lore.

Coque entonces les explicó la historia y las dos alucinaron.

-Es espectacular, cariño - dijo Lore mirando embelesada a todos lados.
-¿Os gusta?
-Mucho - respondieron las dos casi a la vez.
-Bueno, dejad las bolsas donde queráis… o mejor arriba… vamos - dijo Coque empezando a subir por la escalera.
-Uaaalaaa! - exclamó Lore al ver la habitación con dos camas grandes juntas.

Inmediatamente se volvió hacia Coque.

-¿Y estos donde duermen? - le preguntó justo antes de estallar en una sonora carcajada que nos contagió a todos - Que cabrón, jajaja!
-La casa daba para lo que daba, no hay más sitio jejeje.
-Ya ya... - le dio un azote en el culo.

Coque la abrazó y la tiró sobre la cama sin miramientos, echandose sobre ella a continuación. La besó tiernamente y luego se tumbó boca arriba junto a ella. Sonia y yo dejamos las bolsas en el suelo e hicimos lo mismo en la otra cama.
Tras unos segundos de silencio sólo interrumpidos por alguna risa tonta.

-Veintiocho os caen este año, chicas - dijo Coque.
-Eso no se le recuerda a una chica - protestó Sonia - Jajaja.
-Jajajajajajaja.
-¿Sabéis que hace ya diez años que nos conocimos? Diez años.. joder, como pasa el tiempo - dije yo.
-Lo importante es que seguimos teniendo el mismo espíritu - replicó Coque.
-Eso siempre - apostillé yo.
-Y qué bien lo hemos pasado - añadió él
-Chicas, estáis muy calladas - dije yo.
-Yo os estoy escuchando a vosotros jijiji - dijo Lore.

Giré la cabeza hacia ella. Ella hizo lo mismo y nos entró la risa otra vez.
Me dio la mano y acercando su brazo a mi boca se la besé.

-Bueno gente, ¿qué hacemos, vamos a dar una vuelta por los alrededores y luego a comer? Tengo hora reservada. Luego por la tarde ya abriremos vuestros regalos…
-¡¡¿Tenemos regalos?!!- exclamó Sonia.
-Vaya, ya se me escapó - dijo Coque - ¡¡Que bocazas soy!! - soltó dándose unos cómicos golpes contra la almohada.
-Jajajaja.
-Vaaale, no hemos oído nada - dijo Sonia - Dejemos la sorpresa para luego, jijiji.
-Eso, vamos a dar una vuelta.
-Por cierto - añadió Sonia - Esa ducha que se ve desde aquí es muuuuuy “voyeur”.
-Jajaja, de eso se trata - respondió Coque - Jajajaja.
-Menudo pirata estás hecho - replicó ella.

Salimos a dar un paseo por el pueblo y por los caminos de alrededor hasta la hora de ir a comer. Después de un copioso y sabroso banquete tuvimos que pasear otro rato para bajar la comida. Aún así, al llegar a la casa nos pusimos unos gin tonics para ayudar a hacer la digestión. Realmente habíamos comido mucho.
Un buen rato después de reposar en el sofá viendo la tele, Lore se levantó para ir al servicio y al regresar se plantó delante…

-¡Queremos los regalos, queremos los regalos, queremos los regalos…! - empezó a soltar entre risas.
-Eso, eso, queremos los regalos, queremos los regalos... - se sumó Sonia.

Coque y yo nos miramos y yo pensé que menuda sorpresa se iban a llevar, riéndome para mis adentros.
Por supuesto, yo ya le había regalado algo a Sonia el día de su cumple, y lo mismo Coque a Lore, pero esto era algo una broma, o tan broma, de nosotros para ellas dos…y con toda seguridad no se lo esperaban.

-Bueno, venga, vamos a sacar los regalos - dijo Coque levantándose del sofá para abrir uno de los armarios.
-Vamos aquí a la mesa - dije yo.

Nos pusimos alrededor mientras Coque sacaba dos cajas iguales envueltas en papel de regalo y las colocó una junto a la otra.
Ellas dos se miraron sorprendidas.

-Mmm...esto me huele raro - cuchicheó Lore.
-Jajaja - nos reímos Coque y yo.
-Bueno, vamos a ver, poneos una enfrente de cada caja - les pedí.
-Antes de nada tenemos que decir que cada caja contiene lo mismo para las dos excepto una cosa que es diferente porque… bueno ya os lo contaré luego jejeje.

Se volvieron a mirar con cara de mosqueo. Yo me partía por dentro.

-Bueno, ya podéis abrirlas - dijo Coque, mirándome de reojo.

Se lanzaron a abrirlas como si no hubiera mañana., rasgando el papel sin miramientos

-Jejejeje - nos reíamos nosotros.

Sonia fue un segundo más rápida y en cuanto abrió la caja se llevó las manos a la cara y abrió los ojos como platos en un gesto que no sabía si era de sorpresa o de estupefacción.

-¡Pero qué...! - exclamó inmediatamente Lore al abrir su caja. Miró a Sonia y ambas movieron la cabeza con su típica expresión de “estos no tienen remedio”.
-JAJAJAJAJAJAJAJA - estallaron las dos - ¡la madre que os parió! - dijo Sonia.

Lore metió la mano para agarrar lo que aparentemente le llamó más la atención, y levantando el objeto y sin dejar de mirarlo con cara de curiosidad se dirigió a Sonia.

-¿La tuya es igual de gorda? - preguntó.
-Creo que sí, madre mía…. pero.. pero... - balbuceó Sonia.

La escena era para haber tenido una cámara a mano. Ese fue un fallo. Las dos con una polla de látex en la mano de un tamaño generoso, mirándola por todos los lados, dándole vueltas para no perderse detalle

-Bueno, que hay más cosas - apremió Coque.
-No, ya veo ya - dijo Lore. Acto seguido sacó un pequeño vibrador..
-Funciona a pilas - dije yo.
-Ah síii, nunca lo hubiera imaginado - se burló ella.
-¿Y esto? - preguntó Sonia con un pequeño plug en la mano - No hace falta que me lo digas, lo adivino…y estoy pensando que hacer con él - añadió fusilándome con la mirada - Jajajaja, ya verás ya.
-Anda, el mío es más grande! - exclamó Lore, mostrando otro plug en su mano.
-Uy, pero si yo también tengo uno igual - replicó Sonia, mostrando el suyo.
-Ya os dije que ambas cajas contenían lo mismo.
-Ohhh, aquí está mi chiquitín - dijo Lore mostrando el suyo pequeño. - ¿Esto es para ir abriendo hueco, no? JAJAJAJAJA
-Oi, mira esto - continuó Sonia - sacando unas esposas. Lore buscó las suyas.
-¿Y esto? ¿es que me vais a detener... agentes? - dijo aguantándose la risa - ¿Y me vais a pegar con vuestras porras? Mmmm… estoy deseándolo… jijijiji.
-¿Esto que es? - dijo Sonia - Anda si es un plumero, un pequeño plumero.

Lore miró en busca del suyo.

-Aah, no, por ahí no paso, cosquillas ni hablar, no no no no y nooo.
-Jajajajaja - nos reímos
-Cualquier cosa menos cosquillas, ni hablar.
-Aquí hay una cosa envuelta en en otro papel - dijo Sonia.
-Eso es lo que es diferente. No había dos iguales, y además pensamos que incluso mejor jejejeje - dije yo.

Lore abrió su paquete y sacó un disfraz de enfermera.

-Oi oi oi oi jajajaja - agarró el plug más grande y nos miró - Ya veréis la inyección que os voy a poner a los dos - dijo socarronamente.
-Será si nos pillas - contestó rápido Coque.

Sonia abrió el suyo y sacó un disfraz de asistenta de casa sexy espectacular con su cofia y todo. Se quedó estupefacta al desplegarlo con los brazos estirados.

-La falda...sólo es media falda jajaja, sólo tapa por delante… y no mucho.
-Pues claro - sentenció Coque entre risas.
-El lazo es chulo jajaja - apostilló ella.
-¿Esto es para nosotras o para vuestro deleite? ¡Confesad cabrones! - inquirió Lore - ¡La madre que os parió! - añadió
-No, no para vosotras jejeje - dio Coque.
-Ya ya, y tú me ves a mí vestida de asistenta estando sola en casa - intervino Sonia.
-Jajaja, sólo si quieres jugar con alguno de esos otros regalos jajaja
-Ay, dios… como sois...y como seguimos riéndonos...
-Y que no nos falte - añadió Coque
-Gracias chicos. Se acercó a mí y nos dimos un piquito. Luego abracé a Sonia y nos besamos.
-Bueeeno… sabéis qué - empezó Lore mirando de reojo a Sonia - Teníamos pensada también una sorpresa para vosotros, no por esto, porque no teníamos ni idea, para celebrar los cumpleaños...mmm...hace mucho que no hacemos ningún juego, ya sabéis de aquellos que hacíamos hace años y creo que este os va a sorprender jijiji… y se me ha ocurrido improvisar sobre la marcha - continuó - pero...primero voy a hablar en privado con Sonia… mientras, podéis poner algo para beber.
-Claro - contestó Coque
-Ponme lo que quieras, pero no lo cargues mucho, eh?! - añadió Lore.

Sonia y ella se retiraron al otro lado y cuchichearon un poco mientras se les escapaban algunas risas.
Regresaron junto a nosotros poniendo su mejor cara de seductoras y desabrochándose un botón de sus blusas casi a la vez. En el último instante se cruzaron, Lore se puso frente a mí y Sonia frente a Coque, y la verdad es que me sorprendí cuando sin mediar palabra colocó sus manos sobre mis hombros y se fue acercando poco a poco a mí, sin dejar de mirarnos hasta que nuestros labios se juntaron. Fue un beso breve, como una brisa ligera antes de la tormenta que esperaba con expectación, porque conociéndola, podía venir de cualquier manera imprevista. Con todo lo que había pasado ni siquiera caí en que llevaba algo en la mano.

-Bien, vamos a jugar - dijo ella. Y me mostró una tira de tela negra, de las que tanto juego habían dado en muchas ocasiones. De reojo vi como Sonia hacía lo mismo, mostrándosela a Coque.
-Vaya, que sorpresa jejeje, hacía tiempo que no…
-Ssssh, a callar - le interrumpió Sonia.

Mientras, Lore ya me la estaba poniendo a mí en los ojos y atándola bien.
Me quedé quieto sin ver nada e imaginando que Coque estaría en la misma situación. Y empecé a notar como me desabrochaba el cinturón del pantalón y me bajaba la cremallera, tirando a continuación del pantalón hasta abajo. Me ayudó a quitármelo. Luego me puso un dedo en los labios, en señal de que no abriera la boca, mientras con la otra mano me bajaba los calzoncillos también hasta abajo.

Sus labios sustituyeron a su dedo sobre los míos, y su suave mano buscó mi polla semi erecta para acariciarla con delicadeza. No duró mucho, apenas unos segundos así. Y noté como se separaba de mí. Escuché ruido de sillas y poco después me agarró de una mano y me guió hacia donde ella quiso.

-Así - susurró - siéntate.

Mi polla estaba ya completamente erecta, y yo ansioso por empezar a sentir sus labios, o los de Sonia lamiéndomela. Sin embargo pasaron los segundos y no sucedía nada. Ni se me ocurrió abrir la boca, simplemente esperaba cual sería su próximo e imprevisible paso.

Fue todo tan rápido y lo hicieron con tanta habilidad que parece que lo hubieran ensayado antes, y sin embargo lo habían improvisado todo y les salió a la primera.

Cuatro “claks” rápidos y Coque y yo quedamos esposados el uno al otro.
 
Capitulo 3

-¡Pero qué…?! - exclamó Coque.
-Ya nos la han jugado - dije yo - Jajajajaja.
-¿Vais a torturarnos? - continuó Coque.
-¿Cómo se llama este juego? - pregunté yo.
-Poned algo de música por lo menos jejeje... - dijo Coque.
-Bueno, ¡¿qué?! - pregunté de nuevo.

Nada, silencio, no respondían a nada. Ni hablaban entre ellas. Así uno, dos, tres minutos. Sólo escuché un leve ruido, como si estuvieran moviendo algo, pero nada más.

-Chicas! - insistió Coque - ¿Qué hacéis, cuando empieza esto?

De pronto se escuchó como se abría la puerta y luego como se cerraba.

-¡No me jodas! - exclamó Coque - ¡Que se han pirado!
-No me lo puedo creer… qué coño tendrán en mente.. mira que nos han sorprendido veces con sus inventos…,pero esto sí que no me lo esperaba.
-A saber qué están tramando… igual han ido a comprar alguna cosa a la tienda o al bar...Naah, seguro que están aquí y nos han hecho creer que se han ido - dije yo.
-Chicas, ¿no somos ya algo mayorcitos para juegos? Que sí, que nos hemos divertido mucho estos años pero no se yo si ya… no es mejor desnudarse y divertirse jejejeje - dijo Coque.

Pero nada, ni una palabra y no se oía nada.

-¿Y si nos levantamos? - propuse yo,
-¿Para qué coño quieres levantarte si estamos esposados el uno al otro, no ganamos nada, al menos así estamos sentados.
-Pues tienes razón, en qué estaría yo pensando… menuda empanada tengo. Si fuera con cinta podríamos probar con un cuchillo, pero son las esposas.
-Sssshh! , creo que están aquí - dije yo - ¿No has escuchado un ruido?
-Yo no he escuchado nada - respondió Coque.
-Qué sí, que no se han ido, que están aquí calladas - insistí -¿No oyes una respiración?
-Tú flipas tío, que no oigo nada.
-Bueno, pues igual lo he imaginado… en fin, a esperar.

Nos quedamos tranquilos sentados dejando pasar el tiempo charlando.

-Tengo unas ganas locas de que llegue septiembre para ir a Menorca - comentó Coque.
-En dos o tres semanas habría que empezar a organizar y buscar información sobre sitios, playas, etc.
-Que mal me sabe lo de Alicia, joder, quién lo iba a decir - se lamentó Coque.

Lore y Coque, como ya conté, habían ido un par de veces a Mallorca estos años de atrás y habían estado con Alicia y Nati. A principios de año, un día que Alicia llamó a Lore, les propuso ir a Menorca para finales de verano, unos pocos días, porque no la conocían y que si queríamos apuntarnos. A ellos les faltaba conocer Menorca y a nosotros las dos islas. Nos pareció genial, Y tras unos días de mirar fechas reservamos con mucho tiempo para que nos saliera más barato. Pero unos meses después, Alicia volvió a llamar para contarle a Lore que ella y Nati lo habían dejado, que lo había pasado muy mal, y que ya le contaría, pero que no quería anular lo de Menorca y que iba a ir con un amigo. Nos nos sorprendió porque ya nos dió a entender en Formentera, y luego a Lore y a Coque, que, al contrario que Natí, ella era bisexual.

-Cosas que pasan - dije yo - Si está a gusto con ese tío, pues mejor para ella.
-No dijo que saliera con él - apuntó Coque.
-Ya, pero vamos… se estarán conociendo jajaja - comenté yo.
-Bueno, ya contará si quiere.
-Joder, ¿cuánto tiempo ha pasado desde que se han ido?
-Más de cinco minutos seguro.
-¿Dónde leches estarán?...Igual han ido a comprar alguna cosa para merendar - especulé.
-Vete a saber… oye, hay que vengarse...esto no puede quedar así jajaja - dijo Coque.
-Pues a ver si se te ocurre algo porque a mí...reconozco que me falta imaginación jajaja.

Continuamos charlando.

-¿Te has imaginado tu vida si no las hubiéramos conocido, tío? - dijo Coque de nuevo
-Sí, lo he pensado muchas veces, y desde luego, entre otras muchas cosas, no creo que hubiera sido tan divertida…¡lo que nos hemos reído estos años con ellas! Joder, qué suerte tenemos! A veces me pregunto si nos las merecemos… - dije yo.
-Después de todos estos años, no me lo imagino sin ellas, la verdad… Y sabes que no es sólo porque estén maravillosamente chifladas....y por el sexo, que es fantástico y ni en mis sueños me podía imaginar.… es por todo lo demás.
-Sí… - apostillé.
-¿Has oído eso? - dijo de repente Coque.
-¿El qué?
-Ahora si me ha parecido escuchar algo… un sonido gutural o algo así…
-Pues yo no he escuchado nada ahora

En ese momento se escuchó claramente el sonido de la puerta, como se abría y como se cerraba.

-Vaya, parece que han vuelto - exclamó Coque.
-¿Qué habéis estado haciendo, chicas, dónde habéis ido? - pregunté yo. No hubo respuesta.
-Lore… Sonia... ¿estáis ahí? ¿empezáis a torturarnos ya o qué? jejeje - dijo Coque.

Una de las dos se sentó a horcajadas sobre mis piernas y me puso un dedo en los labios. Señal para que permaneciera callado. Conociéndolas, imaginé lo mismo con Coque. No adiviné de cuál de las dos se trataba. Sentí unas manos acariciando mi cara, muy levemente, como si fuera una brisa de aire, agarrándomela después con ambas manos y posando sus labios sobre los míos. Un beso muy suave, seguido de otro con algo más de presión. Imaginé que era Sonia, quería que fuera Sonia, pero hasta que no separó mis labios con los suyos y me metió la lengua para besarnos apasionadamente no salí de dudas.

Fue un beso larguísimo, empecé a calentarme y a excitarme, pero ella no me tocó. Me quitó la venda de los ojos y allí estaba su cara, sonriente y radiante, Quería abrazarla pero caí en que estaba esposado. Ella acercó de nuevo su cara a la mía, me besó en la mejilla y luego puso su boca junto a mi oído.

-Os vamos a dejar secos - susurró. Entonces si que la erección fue casi instantánea. No dijo “te voy a dejar”, no, si no “os vamos a dejar”. Me puso como una locomotora.

Y fue entonces cuando me di cuenta de que llevaba puesto el disfraz de asistenta que habíamos comprado, aunque sin la cofia en la cabeza.

-¿Pero habéis salido así a la calle?… no os ha podido dar tiempo desde que habéis regresado a cambiaros - oí que Coque decía a mis espaldas. Imagine que Lore también se había puesto su disfraz, como así era.
-Un momento… no os habíais ido… ¡estuvisteis aquí todo el rato! - exclamé yo.
-Síiiii! - exclamó ahora Lore - Y ha sido interesante escucharos jejejeje.
-Así que ya no os gustan los juegos, eh! - dijo Sonia - Pues para no gustaros bien de juguetes habéis comprado ¡eh, piratas!

Sonia se levantó y se acercó a la mesa a buscar el plumero que habíamos comprado y se acercó de nuevo a mí moviéndolo en el aire.
 
Capitulo 4

Sonia se plantó delante de mí, con su disfraz y el plumero en la mano. Cuando pensaba que iba a empezar a torturarme a base de cosquillas en mis partes blandas, se sentó de nuevo sobre mis piernas, acercó sus labios a mi boca y me besó tiernamente. Luego se acercó más a mi oreja.

-Ha sido muy bonito lo que habéis dicho de nosotras antes - me susurró - Yo tampoco me imagino ya nada sin ti… - y me besó de nuevo - Te vas a librar…porque pensaba torturarte con el plumero jijiji - añadió.

Yo también tengo cosquillas, en algunas zonas, los costados, en los pies y cerca de las rodillas sobre todo, y ella lo sabe.
Escupió en su mano y me humedeció la polla con su saliva, sacudiéndola después varias veces. Luego, levantándose y avanzando un poco se la metió de una sola sentada dejando escapar un suspiro al mismo tiempo.

Por lo que podía intuir, detrás de mí estaba pasando exactamente lo mismo. La cabalgada fue larga, se bajó varias veces para chupármela y volverse a subir encima, ahora de frente, ahora dándome la espalda, y yo, esposado sin poder tocarla.

-No quiero que te corras - me volvió a susurrar al oído.
-No pensaba… o no pretendo… ¿Por qué? - pregunté yo.
-Me estaría así toda la noche, me encanta sentirla dentro mucho rato - dijo ella con una sonrisa entre pícara y morbosa.
-Yo también me pasaría así toda la noche, quizá incluso no me correría…pero seguro que por la mañana necesitaría comprarme dos piernas nuevas jajaja – respondí yo.

Lore y Coque que lo oyeron se echaron a reír.

-A mí me pasa lo mismo - dijo Coque, y eso que es un tío fuerte y con una buena resistencia, pero seguro que el borde de la silla, como a mí, le estaba pasando factura - ya casi se me está cortando la circulación. ¿No podríamos cambiar de postura?

Pasaron un par de minutos y se las oía cuchichear otra vez. Segundos después nos quitaron las esposas, pero nos volvieron a poner las vendas.

Una de ellas me guio hasta el sofá e hizo que me sentara. Luego se subió encima, pero esta vez por lo menos no había borde que se me clavase en la parte de atrás de los muslos. Y no adiviné cuál de las dos era hasta que empezó a moverse sobre mí y su pelo rozó mi cara. Sabía que era Lore, porque llevaba el pelo suelto y Sonia lo llevaba recogido. Pero creía que ella no sabía que yo me había dado cuenta. Mientras se movía me agarró la cabeza y me metió la lengua, besándonos con fiereza. Agarré el culo de Lore con fuerza, apretando sus nalgas y acompañando el lento vaivén de sus caderas. De pronto se paró y me quitó la venda. Cuando iba a decir algo me puso la mano en la boca y se acercó un poco a mí.

-Vamos arriba, a la cama - dijo con su voz más sensual.

Luego se levantó y tiró de mí. De reojo vi a Sonia y a Coque, este sentado en el borde del sofá y ella abrazada a él, con los pies plantados sobre el mismo y cabalgándole mientras le besaba el cuello. Seguí a Lore hasta arriba, disfrutando de la vista de su culo al subir los escalones. Ella deshizo una de las camas de un tirón y se lanzó hacia atrás sobre la misma con su sonrisa de siempre. Me subí a la cama y me estiré a su lado. Ella se ladeó para apoyarse en un codo y enseguida me agarró la polla, apretándola ligeramente. Y empezó otra de esas conversaciones un tanto peculiares y medio surrealistas, con las que tanto disfrutaba.

-¡Mira! - exclamó con aparente sorpresa. - luego giró su cara hacia mí - ¡¿Cómo podéis estar tan duros tanto tiempo?! - dijo empezando a masajearla suavemente.
-Jajaja… porque estáis muy buenas - respondí sonriente.
-Y sobre todo, después de tanto tiempo juntos - añadió.
-Por eso, porque estáis muy buenas - repetí guiñándole un ojo.
-¡Trolero! - se rio mirándome de nuevo.
-Jajaja… que no, que estáis muy buenas - repetí al tiempo que alargaba el brazo para empezar a acariciar su culito.
-¿De verdad crees que estoy muy buena? - siguió entre risas.
-Claro que sí, cielo - respondí. Ella no dejaba de pajearme muy despacio, apretándola ligeramente de tanto en tanto.
-A ver… que nunca me lo has dicho…¿qué es lo que más te gusta de mí? - prosiguió.
-Tu culo - dije yo.
-Jajaja… lo dices porque me lo estás tocando ahora jajaja.. venga, prueba otra vez.
-Está bien…tu pelo.. y tu culo!
-Payaso! - me apretó ahora con fuerza la polla.
-Me gusta tu sonrisa.
-¿Por qué?
-Me parece encantadora, es una mezcla de sonrisa infantil, tímida, aunque no lo seas… y socarrona a la vez, me resulta enternecedora…
-Bien, eso me gusta.. - dijo ella
-¡Y tu culo! Jajajaja - la pinché de nuevo.
-Qué obsesión con el culo - exclamó de nuevo - Pero si es un culo de lo más normal, pequeño…
-Es que a mí me gustan los culos pequeños y jugosos, manejables…
-Y follables - exclamó- Dilo todo, eh, que nos conocemos jajajaja.
-Jajajaja… - la abracé fuerte - también, no lo niego jejeje.

En un rápido movimiento se subió encima de mí estirándose toda.

-Madremía que dura… por Diooos! - exclamó al sentir mi polla contra su bajo vientre.
-¡¿Cómo quieres que se ponga con un bellezón encima?! - exclamé.

Nos morreamos de nuevo intensamente y luego se irguió sobre mí, apoyó sus manos en mi pecho, recogió su cabello con una goma que llevaba en la muñeca y empezó a frotar su coño contra mi polla. Su mirada era ahora más afilada y morbosa.

Yo llevaba un rato esperando a que de un momento a otro aparecieran Sonia y Coque, pero no llegaron a subir nunca. Se empezaron a escuchar los gemidos de Sonia abajo. Lore miró momentáneamente hacía la barandilla y esbozó una sugerente sonrisa, luego volvió a mirarme fijamente mientras aceleraba su movimiento. Levantó su culo y rápidamente se le metió de golpe.

-Oooh.. me encanta - susurró. Continuó cabalgando cada vez más deprisa hasta que volvió a pararse de nuevo.

En ese momento fui yo quien me incorporé para agarrarla y abrazarla mientras ella se acomodaba mejor pasando las piernas por los lados. La apreté contra mí para sentir sus tetazas. Ella continuó moviendo sus caderas acelerando, parando y volviendo a acelerar.

-Bufff! - exclamé
-¿Te vas a correr? - preguntó.
-No quiero todavía… pero me estás poniendo a mil por hora - respondí.

Lore se echó para atrás apoyando sus manos en la cama y yo pude estirar las piernas un poco. Su sonrisa volvió, dándome un poco de tregua.

-Creo que es la primera vez que no estamos los cuatro en una misma habitación mientras…- dije.
-Mientras follamos - sonrió más aún - No es verdad… - añadió.
-Ya, pero aquel fin de semana no cuenta, Coque estaba de viaje y estaba Sonia jajaja.
-¿Es que te sientes incómodo por eso después de tantos años?
-Jajaja, no es eso, sabes que no… era sólo una observación. Pensaba que subirían.
-Y yo… eso es que se lo pasan bien y no querían parar - rio
-Yo también me lo paso bien contigo aquí - respondí sonriéndole.

Ella empezó a mover las caderas otra vez, empujando hacía mí. Apoyándome con una sola mano acerqué la otra a su coño y empecé a masturbarla. De tanto en tanto le acariciaba una de sus tetazas, pellizcándole suavemente el pezón y volvía a su coño. El vello que lo cubría estaba ya empapado de sus jugos y su sudor. Ella echó la cabeza hacia atrás y empezó a gemir.

-Me voy a correr - susurró.

Aceleró mucho, brincando prácticamente sobre mí mientras se tocaba ahora ella misma. Yo intentaba sujetarla por la cintura. Por fin estalló y los temblores de su cuerpo se transmitieron al mío, sintiendo todos sus espasmos. No quería correrme todavía pero…

-Có..rre..te… dámela toda, ven…ga…to..daaa…toda…oh…toda...va…mos…toda..toda... - acertaba a decir entre espasmos. No pude más, y acabé explotando dentro de ella.

Lore se inclinó de nuevo sobre mí, me acarició la cara y me besó dulcemente.

-No ha estado mal. ¿no? - musitó.
-No, nada mal - respondí yo acariciando sus nalgas otra vez.

Mientras tanto, casi al mismo tiempo, los gemidos de Sonia llegaban más fuertes desde abajo, cada vez más fuertes, igual que el típico chasquido de las carnes chochando.

-Vaya, parece que se lo siguen pasando muy bien esos dos - comentó Lore con su gracejo habitual.

Se levantó y se fue corriendo al baño con una mano entre las piernas.

-Joder chico, ¿cuánto hace que Sonia no te da "mimitos"? - la escuché decir jocosamente.

-¿Eh? no se, un par o tres de días creo jajaja.

-Lo tuyo no es normal…pero me encanta...jajajaja....la próxima quiero verla jajajaja - exclamó.

Lore regresó de nuevo con una media sonrisa socarrona y meneando la cabeza. Se acercó a la barandilla del altillo para “espiar” a los otros, que no paraban de follar. De hecho Sonia estaba prácticamente gritando de placer. En cuanto miró me hizo un gesto con la mano para que me acercara. Di un salto de la cama y me acerqué a ella, pasándole una mano por la cintura, y me asomé.

Desde arriba podíamos ver perfectamente como Sonia estaba arrodillada sobre el sofá y como Coque, de pie, estaba ligeramente inclinado sobre ella apoyándose en el respaldo. Las embestidas de Coque eran brutales. No fue hasta que Coque levantó su tronco que pude ver como se la estaba metiendo por el culo con toda su fuerza. Eso me excitó de nuevo. Lore se abrazó a mí más fuerte.

-Joer, me estoy calentando de nuevo - susurré.
-Y yo - dijo ella.

Sonia se apoyó ahora en el sofá levantando ligeramente su tronco. Tenía los ojos cerrados y la boca abierta, gritando de placer, masturbándose al mismo tiempo e intentando mantenerse derecha.

-Fuerte, fuerte, fuerte…aah..aahh.. dame dame dame aah..aaah… no pares que me corro yaaaaa.. no pares…AAAAAHHHHH…AAAAHHHHHHHH AAAAHHHH DIOOSSSSS - gritó finalmente al explotar definitivamente.

Coque la sujetó bien e hizo que se levantará abrazándola por detrás. Pero ella estaba rendida, sin fuerza. Coque se dio la vuelta y prácticamente se dejaron caer en el sofá, con ella echada de espaldas sobre él, tratando de recuperar la respiración normal. Yo estaba de nuevo casi empalmado. En ese momento Lore se puso a aplaudir y Sonia miró hacia arriba.

-¡Cabrones! - soltó echándose a reír acto seguido - Jajajajaja, ¡mirones! Jajaja

Lore y yo bajamos y en cuanto Sonia me vio empalmado

-¿Dónde vas con eso? Ni hablar.. estoy fundida jajajaja - exclamó.
-Jajajajajajaja - se descojonó Lore.
-Perdonad - exclamó Sonia levantándose para subir corriendo por la escalera. No hizo falta preguntar dónde iba.
-Corre, corre, que no llegas - siguió Lore, riendo.
-JAJAJAJA - nos reímos todos.

Cinco minutos después estábamos los cuatro tirados en la cama todavía recuperándonos, sobre todo Sonia.

-Y bien, ¿nadie tiene hambre? ¿Qué hora es? - dijo Coque por fin.
-Casi las siete - dije yo.
-¿Qué queréis hacer? Y si vamos… no ahora, dentro de un rato a estirar las piernas respirar y tomar unas tapas en el bar? - siguió Coque.
-Yo aún necesito un poco más de tranquilidad - dijo Sonia.
-Jajajaja - reímos todos de nuevo.

Sonia se recostó sobre mi pecho y la abracé.
Como una media hora después estábamos vestidos y dispuestos a salir.
 
Capitulo 5

Aún recuerdo la blusa que usaba Sonia en aquella época, era mi preferida, de fina tela blanca y que según como se moviera ella, hacía que se le marcaran y transparentaran los pezones cuando la lleva sin sujetador, como en esos días de salidas veraniegas, y siempre con el último botón desabrochado. Junto con unos pantalones cortos semi ajustados estaba de infarto. Lore llevaba en esa ocasión una falda corta bastante volada y una camiseta con dibujos ajustada y el sujetador. Ella era incapaz de quitárselo salvo en la playa. Mientras Coque recogía algo que había olvidado y luego echaba la llave ellas habían empezado a caminar. Al poco se dieron la mano, como muchas veces hacían.

-Espera, deja que se alejen un poco - me dijo Coque.
-¿Y eso?
-Tío, antes he estado a punto de meter la pata, le ha faltado el canto de un duro - me dijo en voz baja Coque.
-¿Por? - respondí sorprendido sin saber a qué se refería.
-Cuando creímos que estábamos solos y que iba para largo iba a contarte una cosa y si se me llega a escapar… A ver, no es nada serio, o sí… quiero decir que no es un tema grave… de hecho es todo lo contrario.
-Me tienes intrigado, ¡larga ya joer!
-Jejeje…quiero pedirle a Lore que nos casemos…
-¡Hostias tío!
-Shhh, baja la voz jeje.
-Cuanto me alegro…
-Y lo que quería era pedirte que me acompañaras a mirar un anillo…
-Pues claro, ya se que tu gusto es algo discutible jajajaja.
-¡¡Mamón!! - me dio un sopapo en un brazo - Jajaja.
-Cuando quieras, me llamas y vamos.

Lore y Sonia se dieron la vuelta impacientes y las alcanzamos.

-Sonia, vas a poner cardíacos a los viejetes del pueblo jijiji - soltó Coque.

Según íbamos hacia el pequeño restaurante pasamos por delante del bar, que tenía tres o cuatro mesas fuera. En una estaban sentados cuatro abueletes jugando al dominó y en otra unos chavales tomando un refresco. Ya desde que nos vieron no dejaron de repasar a las chicas de arriba abajo. Los abueletes con total descaro y los chavales disimulando. Me hizo mucha gracia.

En el pueblo no había hoteles ni hostales, ni nada interesante para ver, más que el propio pueblo y las vistas, por tanto no iba mucha gente por allí, salvo los fines de semana de buen tiempo, en los que la gente subía a darse un paseo por los caminos de alrededor y comer o tomarse algo.
En cuanto los dejamos atrás le agarré el culo a Sonia para darle un ligero apretón y de reojo vi como los abuelos seguían mirando.

-Cariño, has causado sensación en la terraza del bar, jejeje - le susurré.
-Ya lo he visto…espero que no nos echen del restaurante jajaja- respondió
-Naaah, que va jajaja - respondí.

Nos sentamos en una de las dos únicas mesas que tenían afuera y enseguida salieron a atendernos. Pedimos un variado de tapas y unas cañas. Pasamos por lo menos hora y media, repitiendo de casi todo. El camarero no perdía ocasión de echarle un ojo a las chicas, incluso quedándose en la puerta disimulando. Ya era bien entrada la noche cuando por fin, tras apurar la última caña, pagamos y decidimos irnos, regresando a la casa dando un paseo por el camino más largo. Durante todo el trayecto, y sobre todo cuando nos deteníamos para mirar algo, no paré de meterle mano a Sonia, y ella no paró de darme manotazos. En cuanto entramos, salió corriendo escaleras arriba.

-¡Me meo! - dijo riendo.
-Y yo… y yo… yo también - dijimos casi a la vez los demás.
-Date prisa - añadió Lore.

Era una de esas noches de calor y habíamos dejado abierto el ventanal de arriba y otra ventana abajo para que corriera un poco el aire.

-Me voy a dar una ducha - gritó Sonia.

Lore subió corriendo a hacer pis, seguida de cerca por Coque. Cuando subí yo, Lore estaba también a punto de meterse en la ducha (era muy grande, tanto que incluso hubiéramos cabido bien los cuatro a la vez) mientras Coque estaba ya meando. Yo observando y aguardando turno apoyado en la puerta.

-¿Sabéis lo que es la lluvia dorada, chicas? - dijo Coque inopinadamente. Lore se giró automáticamente.
-No pienso dejar que me mees encima - soltó aparentemente escandalizada.
-Caaalma, sólo he preguntado si lo sabíais, jeje….ya veo que sí, jejeje - respondió Coque mientras no paraba de mear.
-Que asco, por dios…a mí no me meas… ya te lo advierto - remató ella - No sé como hay gente a la que le puede gustar eso.
-Tampoco será para tanto, Lore - dijo Sonia.
-Es una guarrada, puagh! - respondió Lore de nuevo.
-Pues yo creo que hay que probar las cosas antes de opinar - soltó Sonia entre risas, pero sorprendiéndome.
-Pues pruébalas tú, hija - dijo Lore, dándole un cachete en el culo a Sonia cuando salía de la ducha.
-Pues ya te lo contaré - respondió riendo Sonia ante mi estupefacción porque no sabía si hablaba en serio o en broma.
-Venga, Coque, abrevia - le dije yo metiéndole prisa - Menuda meada te estás echando.
-Y qué quieres que le haga, tío… las cervezas es lo que tienen - respondió ya subiéndose la bragueta.

Coque también se dio una ducha rápida y luego me metí yo a mear y a darme otra. Cuando salí del cuarto de baño y bajé las escaleras ellas estaban ya estiradas en el sofá, con los pies apoyados en la mesa, en braguitas y camiseta, y Coque en pantalón corto estaba preparando unos combinados.

Agarré el mando a distancia y encendí la tele para ver si había algo interesante y dejé un canal con una película empezada. Me senté entre las dos y Coque, después de dejar las bebidas en la mesa, se sentó en uno de los brazos del sofá.

-No me extrañaría que cayera una tormenta esta noche - dije yo - ¿habéis visto las nubes al fondo esta tarde casi cuando ya no había luz? Me dan mala espina.
-¡Qué va a llover! - contestó Coque todo seguro.
-Es igual, no vamos a ir a ningún sitio jaja - apostilló Sonia.
-Jajaja, tenlo por seguro - añadí yo.

Tras un cuarto de hora de ver la tele sin enterarnos de nada, Lore le pidió a Coque que pusiera algo de música. Este se levantó y puso un CD en el aparato y apagó la tele, y también una de las dos lámparas que había encendidas, dejando una iluminación más cálida e intimista. Tras la primera copa, Coque rellenó los vasos de nuevo. Sonia y yo nos empezamos a besar y Coque se sentó en el sofá con Lore a horcajadas encima. Estábamos algo apretados pero cabíamos.

No sé qué canción fue la provocó que las dos se levantaran a la vez como si tuvieran un muelle y se pusieran a bailar al otro lado de la mesa frente a nosotros con el vaso en la mano. Bueno, más que bailar, estaban haciendo el payaso, por como se movían, abriendo y moviendo los brazos como si imitasen a un avión. No es que estuvieran borrachas, pero sí algo “achispadas” y sobre todo muy calientes según se empezaba a notar.

Sonia puso morritos y Lore le dio un piquito, rieron y repitieron a los pocos segundos de nuevo. Se fueron alejando, para volver a acercarse hasta besarse de nuevo, esta vez más largo. Yo me estaba empezando a excitar, porque sabía lo que estaba a punto de ocurrir. La canción continuaba y volvieron a acercarse, esta vez se abrazaron, manteniendo el brazo con el vaso estirado y empezaron a morrearse intensamente.

Mi erección era ya considerable. Coque se levantó, les cogió los vasos de las manos y los dejó en la mesa. Ellas se abrazaron del todo y continuaron besándose, sus bocas prácticamente atornilladas la una a la otra. No paraban de besarse. Tuve que desabrocharme el botón del pantalón y bajarme la bragueta para aliviar la presión mientras ellas nos miraban de reojo de tanto en tanto. Coque, estaba también con la bragueta medio abierta. Los dos animándolas con gestos con las manos.

Por fin Lore le metió la mano por dentro de las bragas a Sonia, que cerró los ojos y se abrazó suspirando a su cuello. Veíamos claramente como Lore movía su mano pausadamente al principio, para luego ir aumentando la intensidad. Y no aguanté más, me levanté, me quité el pantalón y me fui hacia ellas. Ya totalmente empalmado, abracé a Sonia por detrás, besé su cuello, sus hombros y poco a poco toda su espalda, hasta arrodillarme tras ella. Tirando suavemente le bajé las bragas y ella se deshizo de ellas con los pies.

Coque seguía en el sofá, observando la escena mientras se tocaba lentamente. Besé a Sonia en las nalgas y me levanté de nuevo, alargando el brazo para echar un sorbo a mi vaso, pero en vez de seguir con ellas me senté de nuevo a mirarlas. Lore ya se había quitado también ella misma sus bragas. A partir de ahí entraron en un estado de desenfreno total. Se besaron, tocaron y masturbaron durante un buen rato con un frenesí como nunca antes las habíamos visto. Por fin, con nosotros dos no dando crédito a lo que veíamos y sin dejar de pajearnos, pararon un instante. Sonia nos miró.

-Necesito que me folléis - dijo toda seria y rebosando deseo por todos sus poros - ¡ya! - remató.

Agarró a Lore de la mano y tiró de ella hacia la escalera.

-Joder, como están - murmuró Coque, levantándose, bebiendo un sorbo y dirigiéndose también a la escalera. Le di yo también otro trago a la bebida y subí detrás de él.

Cuando llegué arriba Lore estaba tirada en la cama apoyada en los codos con las piernas abiertas, y Sonia arrodillada en el borde e inclinada sobre ella comiéndole el coño. Coque acababa de sentarse a un lado de la cama para seguir mirándolas mientras seguía pajeándose.

Lore empezó a gemir y yo me acerqué a Sonia para acariciar su culo y tocarla con los dedos. Tenía ya todo el vello y el coño empapados, me arrodillé tras ella y separando sus nalgas empecé a lamer su ano con mi lengua haciendo circulitos. Su primer gemido no se hizo esperar. Tras un par de minutos, me levanté, tanteé su coño con la punta de la polla, como le gustaba a ella que hiciera y se la clavé con firmeza de un único viaje. Soltó un fuerte gemido al sentirla toda dentro y empecé a bombear fuerte desde el principio mientras ella trataba de seguir comiéndoselo a Lore. Coque continuaba sentado justo al lado tratando a su vez de acariciarle y chuparle las tetas.

Seguimos así hasta que me pasó algo por la cabeza. Se la saqué y Sonia miró a Coque, que inmediatamente se levantó y tomó mi lugar. Les dejé así mientras bajaba un momento al piso de abajo.
 
Capitulo 6/7

Tras echar un último trago a mi vaso, junté las bebidas de los otros tres, que afortunadamente eran la misma, en un único vaso y luego me entretuve unos segundos en seleccionar unos cuantos juguetes de las dos cajas y los puse en una. La agarré y volví a subir con la caja y el vaso.

Al llegar arriba, Lore estaba arrodillada en la cama frente a Sonia, besándose. Dejé la caja en un lado de la cama y les ofrecí el vaso a los tres.

-¿Queréis un sorbo? - pregunté

-Sí por favor, gracias - contestó Lore, separándose de Sonia para beber, luego se lo ofreció a esta y ella a Coque que seguía detrás prácticamente sin parar de follarla. Coque me devolvió el vaso y lo dejé en una mesita.

Lore se giró hacia mí permaneciendo erguida de rodillas, me acerqué y se colgó de mi cuello. La agarré fuerte, apretando sus nalgas con las manos y nos empezamos a morrear intensamente. Su lengua no paraba de explorar mi boca y viceversa, y no tardó en agarrarme la polla y empezar a pajearme. Estaba muy muy caliente, igual que Sonia. Pensé que probablemente era la vez que más excitadas y sedientas de sexo las había visto hasta entonces. O tal vez, no, pero eso era lo que me parecía en ese momento. Y eso provocaba que nosotros nos encendiéramos aún más.

Se separó lo justo de mí para poder agacharse y chupármela, para volver a incorporarse y continuar pajeándome mientras nos volvíamos a morrear intensamente. Su mirada cada vez que bajaba para chuparla y subía de nuevo era cada vez más lasciva. Y Sonia seguía, justo al lado, recibiendo las embestidas de Coque, que le llegaban a ráfagas.

Querían sexo duro esa noche y lo iban a tener. Las palabras de Lore cuando me agradeció el vaso con la bebida fueron las últimas durante mucho rato, hasta casi el final. La compenetración y la confianza entre los cuatro era tal que no hacía falta hablar, sólo escuchar el sonido del sexo desatado en aquella habitación.

Paré a Lore e hice que se bajara de la cama. Coloqué la caja con los juguetes entre Sonia y yo, y me senté. Atraje a Lore de nuevo hacía mí e hice que se recostara boca abajo en la cama con las piernas casi colgando. Mientras acariciaba el culo de Lore con una mano, agarré uno de los “plug” más pequeños con la otra y se lo di a Sonia. Esta se lo metió en la boca y empezó a chuparlo mirándome fijamente. Luego cogí el otro y se lo di a Lore, que hizo lo mismo, lamerlo y chuparlo.

Estaba disfrutando de tener el terso y blanquito culo de Lore ante mi vista y de acariciarlo con suavidad cuando un leve gemido de Sonia me hizo comprender que Coque le había insertado el "plug" en el suyo. Levanté de nuevo la vista y seguía mirándome, con la boca entreabierta mientras continuaba recibiendo sin parar los envites de Coque.

Lore me dio el "plug" que había estado lamiendo y empecé a jugar con él dibujando sobre sus nalgas. Por fin y mientras ella echaba las manos atrás para abrirse el culo, humedecí aún un poco más con algo de saliva su rosadito ano, y se lo inserté con suma facilidad. Luego le di un cachete en cada nalga. Su respuesta fue un agudo gemido. Se incorporó a cuatro patas y levantándome para colocarme tras ella se la metí de un golpe sin esperar más. Follamos así, en perpendicular las dos parejas, mientras ellas podían tocarse y besarse al mismo tiempo cuando querían.

Y a partir de ese momento fue un “in crescendo” continuo sobre la cama, cambiando de pareja y de postura continuamente, a veces con algún aire contorsionista para llegar a dónde queríamos llegar. Cada vez más intenso, cada vez más fuerte, cada vez más sucio hasta que ellas dos se corrieron, una tras otra, inundando la estancia de jadeos y fuertes gemidos. Me dejé caer al lado de una sudorosa Sonia y sin decirnos nada, la besé de nuevo, la acaricié y dejé que se recuperara. Coque hizo lo mismo junto a Lore.

Apenas noté que Sonia se recuperaba un poco, me di la vuelta para separarle las piernas y hundir mi lengua en su coño de nuevo. Estaba tan super excitada que en segundos se corrió otra vez, algo que pocas veces le ocurría. El primer espasmo fue tan violento que casi levantó el culo de la cama.

Por fin se fue relajando de nuevo, mientras yo me colocaba sentado sobre mis talones frente a ella y acariciando sus piernas con dulzura mientras ella, con los ojos cerrados y cierto rictus de placer dibujado en su rostro volvía a recuperar poco a poco el aliento. Cuando por fin abrió los ojos y me vio esbozó una sonrisa en los labios.

Pero, aunque no lo sabíamos, aún no habíamos llegado ni al ecuador.

La “tregua” duró lo que Coque tardó en bajar y subir con un par de botellas de agua y ofrecerlas. Y mientras, Lore ya estaba arrodillada detrás de mí, besándome el cuello y acariciándome el pecho.

El problema era que me estaba agobiando del calor y necesitaba descansar un poco así que la aparté con cariño después de besarla de nuevo, me levanté para abrir del todo la balconera para que corriera más aire, bebí un largo trago de agua y luego me eché de lado sobre la cama a seguir relajándome unos minutos mientras observaba como ambas volvían a la carga con Coque, que estaba de pie a un lado de la cama. Empezaron a chupársela a duo, pero cuando Sonia se puso de nuevo a cuatro patas y su culo quedó frente a mí, volví a recuperar completamente la erección y no me pude resistir.

Incorporándome otra vez de rodillas sobre la cama empecé a acariciar sus redondas nalgas y a apretar suavemente el "plug" que llevaba puesto. Por fin se lo saqué con cuidado y mi lengua tomó su lugar, lamiendo su agujerito con delicadeza. No tardaron en llegar sus primeros suspiros de placer.

Coque se estiró entonces sobre la cama y Sonia no lo dudó ni un instante, subiéndose sobre él y empezando a cabalgarle. Me acerqué a Lore y la puse a cuatro patas en paralelo a ellos para metérsela de nuevo, y agarrándola con firmeza por las caderas empecé a follarla con fuerza.

El crujido, afortunadamente suave, de la cama, los jadeos, los gemidos, los gritos y de vez en cuando algún azote suave en el culo de Lore volvieron a llenar la estancia durante otro rato. Le saqué el "plug" a Lore y después de dejar caer un salivazo le metí el pulgar sin dejar de follarla. Otro agudo gemido salió de su boca. No iba a parar ahí, y ella lo sabía, y además lo estaba deseando porque, echándose mano a una nalga, se la separó ligeramente, indicándome claramente lo que esperaba.

Así que busqué la caja de juguetes y cogí un bote de lubricante que también habíamos comprado, lo desprecinté, lo abrí y después de sentarme sobre mis talones dejé caer un generoso chorro de gel justo en su pequeño y estrecho agujerito y se lo extendí por fuera y por dentro con un par de dedos. Luego, eché otro poco en mi mano y me embadurné bien la polla.

Inclinándome sobre ella acaricié y besé su espalda, antes de erguirme de nuevo, apoyar mi polla en su ano y empezar a empujar despacio. Hacía tiempo que no se la metía por el culo a Lore, y fui con mucho cuidado al principio, pero antes de que me diera cuenta ella estaba empujando contra mí. Prácticamente de dos viajes la tenía toda dentro, mucho más fácil que la última vez que recordaba. Alargó su brazo para sujetarme el muslo, y que no me moviera. Le hice caso, quedándome inmóvil, sólo acariciando sus nalgas y su espalda con mimo.

Justo al lado Sonia se levantó sobre sus rodillas y agarró el bote de gel que había dejado en medio. Mientras yo les miraba dejó caer también una buena dosis de gel sobre la polla de Coque y lo esparció bien por toda ella, luego se puso otra buena en la mano para untársela ella misma. Ni cambiaron de postura, Sonia avanzó de rodillas sobre el cuerpo de Coqué y con cuidado y guiándola ella misma con la mano se la fue metiendo en el culo hasta quedar sentada sobre él.

Poco a poco Lore empezó a moverse, muy despacio, haciendo que mi polla casi saliera del todo cada vez que ella desplazaba sus caderas hacia adelante para volver a empotrársela entera al empujar hacia atrás hasta que yo empecé poco a poco a tomar el mando y sujetándola fuerte por la cintura empujar cada vez con más ímpetu.

El choque de mis muslos contra sus nalgas y unos esporádicos pero fuertes azotes de Coque en el culo de Sonia se sumaron ahora a todo lo demás en una sinfonía sexual que nos iba excitando cada vez más, como nunca antes. Ahora sí que estaban las dos completamente desbocadas, bañadas en sudor y supurando deseo al mismo tiempo. Unos años antes, Coque y yo ya nos hubiéramos corrido en una situación así. Sin concesión ni tregua alguna continuamos follándoles el culo en múltiples posturas, y cambiando de vez en cuando entre nosotros, hasta que casi suplicaron, sofocadas, que paráramos un poco.

-Para un poco por favor - murmuró casi sin fuerza Lore. Sonia hizo lo mismo.

Me salí de Sonia en ese momento, y ella se dio la vuelta para sentarse en la cama.

-Dame un poco de agua por favor - pidió jadeando.

Me acerqué a por la botella y se la ofrecí. Tras beber, se la di a Lore, que hizo lo mismo, y una vez la agotó la tiró al suelo.

-¡Quiero las dos pollas! - soltó mirándonos desafiante y todavía tratando de recuperar algo el aliento.

Ni me lo pensé, y me fui al baño a lavarme con agua y jabón. Ante todo, la higiene.

Cuando regresé, Coque estaba de nuevo sobre sus talones untándose la polla con más gel. Agarré a Lore del pelo y le metí la lengua en la boca, besándonos casi con violencia antes de estirarme en la cama por enésima vez. Ella se subió encima y se la metió en el coño otra vez. No tardé nada en notar la polla de Coque entrando en su culo y apretando contra la mía.

-DIIIIOSSSSS - gritó Lore - FOLLADME, JODER, FOLLADME YAAAA - gritó de nuevo.

Coque empezó a embestir y en unos segundos nos sincronizamos entre los tres, entrando y saliendo alternativamente. Sonia se sentó de lado junto a nosotros y empezó a besarle los hombros y a acariciarle la espalda a Lore.

-¿Así, te gusta así? - preguntaba Coque sin dejar de empujar y de azotarla en el culo de tanto en tanto.

-SIIIIII . SIGUE, SIGUE, SIGUEEEEE, DAME… DAME… DIOOSSS..,MÁAASSSS - se desgañitaba Lore.

Sonia se levantó de la cama y volvió a coger el gel. Se volvió a untar su culito sin dejar de mirarme también con esos ojos penetrantes deseosos de más sexo. Tras unos minutos más, Coque por fin se la sacó, Lore se retiró y Sonia se sentó sobre mí sin perder un segundo en metérsela, e inclinando su cuerpo nos besamos con pasión otra vez. Antes de metérsela, Coque le dio unos cuantos azotes más.

- JODEEEER… SÍII SIIIIII … DAME… DAME…DAMEEEEE - pedía gritando repetidamente.

No era la primera vez que recibía azotes, sobre todo míos, en medio de un polvo, aunque siempre relativamente suaves, pero esta vez eran verdaderamente fuertes, y se estaba volviendo loca al recibirlos.

-Aaa, ¿síiiii? No sabía que te gustara tanto - dijo Coque antes de darle otro par de fuertes azotes.

Estaba seguro que ya tenía el culo rojo y eso me excitaba todavía más, sobre todo al tener su carita a centímetros de la mía y mirándome con esos ojos oscuros y ardientes, o lamiéndome la cara y la boca con su lengua. Por fin noté la polla de Coque penetrando en su culito, y como antes, no tardamos en sincronizarnos los tres. Por unos instantes había perdido a Lore de vista, y al mirar al otro lado la vi que se había ido a la cama contigua y se estaba acariciando mientras nos miraba.

Coque empujaba a ritmo y de vez en cuando levantaba su torso para seguir azotándola.

-ASÍII.. DAME.. DIOSSSS, DAME DAME - repetía cada vez que recibía un azote.

Jamás la había visto así, y verdaderamente descubrí una nueva faceta suya. No dejaba de sorprenderme.

-Me voy a correr, y no quiero - dijo de pronto Coque, saliéndose a continuación, para dar una vuelta por la habitación tratando de bajar algo su excitación.
-NOOOO JODER… AHORA NOOO - se quejó Sonia cabreada - Tu no te irás a correr también, ¿verdad? - me soltó a mí.
-No - le respondí también desafiante.

Esa noche, yo estaba sorprendentemente más entero que Coque, que habitualmente aguantaba físicamente más, y en cuanto al autocontrol, tras acercarme una vez casi al punto de no retorno, me había recuperado y también me estaba sorprendiendo a pesar de la sobre excitación que llevábamos.

Sonia se irguió y rápidamente se sacó mi polla del coño para metérsela en el culo y continuar cabalgando con fuerza. Mientras lo hacía me agarró las manos y me las puso en sus tetas para que se las magreara. No paró un segundo de moverse, disfrutando a tope, dando unas sentadas contra mis caderas que hacían moverse toda la cama. Pero no tenía ganas de correrse aún, si las hubiera tenido se hubiera empezado a masturbar al mismo tiempo. Por fin se paró, se levantó y me besó de nuevo.

-Voy a por más agua - dijo dirigiéndose hacia la escalera. En ese momento puede verle el culo completamente rojo.

Coque todavía estaba de pie, a media erección, bebiendo y paseando por la habitación.

-Tengo que ponerle aire acondicionado a esto - musitó.

Lore, recuperada de nuevo, gateó hacia mí e intentó subirse encima, pero yo la paré porque necesitaba levantarme un poco.
 
Capitulo 8

Aproveché para ir a lavarme de nuevo y al salir del baño estaban a la carga otra vez. Coque, ya aparentemente recuperado, tenía de nuevo a Lore a cuatro patas en la cama y Sonia les estaba mirando de pie mientras daba sorbos a la botella. Se la pedí para darle yo también un sorbo y ella se puso también a cuatro patas perpendicular otra vez a Lore. Volvieron a besarse de nuevo. Me acerqué por detrás y se la metí en el coño de un empujón.

-Aaaaa….Jodeeerrr - exclamó. Y empezó a embestir hacia atrás contra mí.

Puse las manos en sus nalgas y las tenía muy calientes, y por supuesto completamente coloradas. También se notaban claramente algunas marcas de los dedos de Coque. Levantó su cuerpo y la sujeté abrazándola firmemente con una brazo para poder follarla con fuerza.

-Jo…der… como me gusta… sentirte así...ooohh.. Dios… sentir todo… tu cuerpo pegado al mío ooohhh - decía ella entre cortadamente.

Continuamos así, ella subiendo y bajando su cuerpo de vez en cuando y yo empujando sin parar.
Por fin la saqué y ella se dio la vuelta, quedando de rodilla en la cama frente a mí. Acerqué mí cara a ella.

-Así que te gustan los azotes, ¿eh? - le dije con tono provocativo y mordiéndole suavemente la oreja a continuación. Nos comimos la boca de forma salvaje en ese momento, casi mordiéndonos.

-Síii, me ha excitado mucho ummm oohh… - replicó antes de morderme ella a su vez. La agarré del pelo y le eché la cara hacia atrás y al mismo tiempo deslicé la mano por su pecho, apretando sus tetas con firmeza primero para luego bajar por su vientre. El vello de su pubis estaba completamente mojado del sudor, seguí hacia abajo hasta meterle un par de dedos en el coño. Ella pasó un brazo por uno de mis costados para sujetarse y tras sacarle los dedos empapados en sus jugos empecé a masturbarla. Cada poco le daba mis dedos para que me los chupara, pero no iba a dejar de ninguna manera que se corriera. Quería mantenerla todavía en tensión un poco más,

-Deja que me corra - suplicaba, intentando llevar su mano al clítoris para provocar su orgasmo.

Al lado, Coque seguía zumbándose a Lore y empezó a darle azotes en el culo. Empujé a Sonia sobre la cama y arrodillándome entre sus piernas me puse a comerle el coño con avidez. Ella intentaba todo el raro acercar una mano a su clítoris y yo se lo impedía separándola, y luego intentaba atraparme la cabeza con sus muslos. Quería correrse a toda costa.

-OOH DIOS…DIOS ASI SIIII SIIII SIGUE ..ME QUIERO CORREEERRRRR - sus gritos se fundían con los fuertes azotes que le estaba dando Coque a Lore. Y al escucharlos se excitaba aún más.
-Me voy a correr - advirtió Coque de pronto. Dio un par de empujones más y tensándose mucho se corrió por fin dentro de Lore. Luego se dejó caer en la cama bastante agotado.

Mientras, y por fin, dejé que Sonia se tocara y en menos de medio minuto su cuerpo empezó a temblar y a sacudirse como poseída. Me retiré y la sujeté por las rodillas para mirarla. Ella me devolvió la mirada, esa mirada afilada y la boca abierta, la mandíbula crispada, para estallar por fin en un grito de placer inacabable ante la mirada de Coque, echado y de Lore todavía sentada masturbándose. Luego se tapó la cara con las manos mientras su pecho y su vientre subían y bajaban todavía reflejando la tremenda energía que había soltado. Cuando por fin se quitó las manos, las lágrimas le caían por las mejillas. Era algo que le ocurría y le ocurre a veces con orgasmos muy intensos o momentos intensos de felicidad. Se las secó con una mano y me sonrió. Me incliné sobre ella y la besé tiernamente. Ella me abrazó.

-Ha sido increíble - me susurró al oído.
-Lo sé, cielo - le respondí besando su cara con dulzura
-Tú no te has corrido… - sugirió
-No, aún, no - le respondí con una sonrisa en los labios

Esa noche estaba muy entero, cuando lo normal es que fuera Coque el que aguantara más. Y además había borrado de mi mente un momento anterior en el que estuve a punto de correrme. Así que me sentía pletórico. Miré a Lore y ella no dudó en levantarse y acercarse a mí. No se había corrido todavía y también le quedaban energías y ganas, muchas ganas. Se colgó de mi cuello, me dedicó su eterna sonrisa y nos empezamos a comer la boca por enésima vez esa noche.

Se echó sobre la cama y abriendo las piernas y alargando un brazo me invitó.

-Fóllame bien! - dijo morbosamente.

Me puse sobre ella y se la metí, dejando que mi cuerpo descansara sobre el suyo. Abrazó mi espalda con sus piernas y empecé a follarla despacio mientras la besaba suavemente en la frente, en las mejillas y en los labios. Su excitación creció rápidamente, y me apoyé en las manos para darle fuerte, sin dejar de mirarla a los ojos. Con cada embestida ella soltaba un gemido, también cada vez más fuerte. Sabía que Coque y Sonia estaban justo en la cama de al lado mirándonos. Y eso también me excitaba, pero ni les miré.

-Dame, dame… así así oohh…oh sí ooh sí sigue sigue sigue por dios… - repetía sin parar.
-¿Quieres que me corra? - le pregunté.
-Nooo - respondió ella - Quiero correrme yo primero…
-Vale, pero ya estoy rozando el límite.
-No te corras dentro por favor….esta vez quiero ver como te corres…
-Joder - exclamé.

Paré despacio y me salí con cuidado, luego me levanté de la cama. Sabía que si me corría fuera en la cama iba a provocar un estropicio dado la excitación acumulada y lo que me había estado controlando.

-Vamos - dije tirando de ella. La conduje al baño y en la puerta de la ducha nos volvimos a morrear mientras ella me pajeaba con fuerza.
-¿No te corres todavía? - volvió a preguntar.
-Se me ha parado un poco con el parón.

Dejó de pajearme y me miró con cara seria y dejó caer un buen salivazo en mi polla para después extenderlo por toda ella. Me volvió a besar brevemente y se dio la vuelta apoyando las manos en el lavabo. Yo la abracé de nuevo por detrás, agarrando sus enormes tetas y amasándoselas mientras la miraba por el espejo. Volvió a echarse saliva en la mano y se la llevó atrás entre mi cuerpo y el suyo.

-¡Por el culo! - dijo con rotundidad.
-¿Estás segura? ¿Sin gel? - pregunté sorprendido.
-Después de toda la noche, no me hace falta, con la saliva basta - respondió con seguridad - ¡Métemela! - insistió impaciente.

Aún así volví a ensalivármela un poco más. Ella se inclinó un poco más para sacar el culo, apoyé la punta en su ano otra vez y empujé hasta que entró la punta. Me agarró de una cadera. como para que no me fuera y dio un fuerte empujón contra mí recibiéndola entera.

-AAAASIIIII…OOOHHH. vamos, es todo para tí… FÓLLAMELO - exclamó con un en sus palabras que reflejaban lo excitadísima y cachonda que estaba, como habían estado las dos toda la noche La agarré fuerte y empecé a follarla intensamente, mirando alternativamente como entraba y salía y a ella a través del espejo.
-Sigue, SIGUE, DAME DAME…ASÍ ASÍ AAAHH.
-¿Te hago daño? - me preocupé, pensando en que no se había puesto gel
-NOOOOO JOOODER.. DAME FUERTE FUERTE FUERTEEEE… REVIÉNTAME - no pensaba que se podría poner así de excitada - ¡QUE ME REVIENTES!

Lo peor es que pendiente de ello no me venía la corrida. Ella empezó a masturbarse y yo a darle unos suaves azotes cuando bajaba un poco la intensidad.

-Dame fuerte joder…. venga.. venga… - casi suplicaba y sin dejar de masturbarse un segundo.
-Joder Lorena… Diiios - murmuré yo intentando volver a darle más fuerte. Se la saqué brevemente para conducirla y que se apoyara en la taza del váter.
-NOOOO… NO ME LA SAQUES - gritó protestando.
-Sssshh, ya está , ya está - una vez se apoyó en la taza tuve a la vista su agujero, dilatado como nunca antes se lo había visto -Joder - dije bajito. Dejé caer otro salivazo antes de volver a clavársela.
-AUUUHH - exclamó al recibir en primer envite - sigue,..ASÍÍÍ, DAME OTRA VEZ, PERO FUERTE… JODER… - Continué dándole fuerte con todo y ella gritando.

Ella se llevó de nuevo una mano al coño y segundos después le sobrevino el orgasmo. Empezó a temblar toda y tuve que sujetarla fuerte para que no se cayera, pues sus piernas empezaron a flaquear. Se la saqué y la abracé mientras todavía seguía con espasmos en su cuerpo, le dí la vuelta y la abracé fuerte, ella se agarró a mi cuello. Recuperó pronto el resuello, más rápido de lo que pensaba yo, pero casi se cae al suelo.

-Me tiemblan las piernas todavía - dijo apenas susurrando.
-Vamos a la ducha - dije - la acompañé a la ducha y le dije que se sentara en el suelo. Se sentó y me metí dentro con ella.
-Córrete - dijo con voz de súplica - quiero tu leche…dámela - aún sin fuerzas trataba de excitarme.

Me puse frente a ella a pajearme, mirando su preciosos ojos, su cara cubierta de gotitas de sudor y su cabello empapado. Sabía que la corrida iba a ser tremenda así que se lo pregunté.

-¿Dónde quieres que me corra?-
-Dónde tú quieras - respondió - en las tetas, en mi cara…en la pared si quieres - añadió esbozando levemente de nuevo esa sonrisa inocente tan suya.
-Vale - respondí yo acelerando mi mano.
-¿Te gustan mis tetas? - preguntó de nuevo con picardía para seguir provocándome mientras se las agarraba y estrujaba.
-Sabes que me encantan.
-Pero creo que prefieres derramar toda esa leche tuya sobre mi cara, ¿verdad que no me equivoco? - prosiguió ella poniendo ahora su mejor cara de deseo.
-Déjame… - dijo bajito alargando la mano para agarrarme la polla y seguir ella masturbándome.

Me apoyé con las dos manos en la pared y mirando desde arriba dejé que fuese ella la que continuase. Se sentó un poco mejor y prosiguió pajeándome cambiando de mano cada poco.

-Joder Lore, joder Lore... buff, buuuuf - empecé a resoplar al notar que por fin me venía.
-Venga, dámela toda.. dame toda tu leche, toda, la quiero toda - siguió ella sin dejar de excitarme.
-Me voy a correr, preciosa… ME CORRO… YAAA - grité. En ese momento le quité la mano y apuré yo las últimas sacudidas. Ella se echó para atrás y se apoyó en la pared de la ducha. Yo me tensé y flexioné las piernas para bajar mis caderas un poco
-Córrete, síiii
-Ya, ya, YAAAAAAA - empecé a soltar lefa como si llevara tres meses sin correrme.

El primer chorro le dio en la parte de arriba de la frente, tan fuerte que hizo un aspaviento con la cara. Abrió la boca y sacó la lengua…pero los siguientes seis o siete, muy copiosos, le dieron en plena cara, en la nariz, los ojos que cerró en el último instante, la frente de nuevo y las mejillas. Me acerqué un poco más y todos los demás hasta vaciarme entraron en su boca o cayeron en su barbilla.

-Dioooossss - exclamó aún con los ojos cerrados pero pasándose la lengua por los labios tratando de recoger el semen que resbalaba por su cara - Pero que cantidad… joder…no veo nada.

Me apoyé en la pared de enfrente para recuperarme unos instantes y luego me acuclillé delante de ella.

-Déjame - le dije, Y con sumo cuidado le quité los goterones más espesos de uno de los lagrimales y de los párpados - Ya está, ya puedes abrir los ojos.

Abrió los ojos y al mirarme sonrió de nuevo, pero no dejó de lamerse a sí misma con la lengua.

-Pero casi no he podido ver como te corrías - se quejó en broma - que era lo que quería jajaja.
-Jajaja - no pude menos que reírme - Ven, levántate.

La ayudé a levantarse e hice que se pusiera mirando al lavabo y el espejo. En cuanto se vio reflejada se quedó con la boca abierta. La abracé por detrás y la acaricié las caderas.

-Bueno, no es lo mismo pero este es más o menos el resultado - le dije al oído.
-Diooss, que pastiche.. jajajaja - exclamó sin dejar de lamerse con la lengua y ahora con los dedos.

En ese momento caí que en la puerta del baño estaban Sonia y Coque observando.

-¿Desde cuando lleváis ahí? - preguntó Lore al darse cuenta también.
-Mmmm.. pues os vimos entrar en la ducha y no nos íbamos a perder el espectáculo jajajaja - soltó Sonia - Pero antes os escuchamos jejeje.
-¡Cabrones! Ni un poco de intimidad tiene una en esta casa jajajaja - respondió Lore seguido de una carcajada y sin parar de limpiarse la cara poco a poco.
-JAJAJAJA - reímos todos.
-¿Siempre es así, Sonia? ¿Siempre suelta estas lechadas? - preguntó tranquilamente Lore. Me había visto alguna vez hacía años correrme fuera, porque casi siempre lo hacía dentro de una de ellas.
-Alguna vez incluso más - respondió Sonia - Cuando… - se paró y me miró - ¿lo puedo contar?
-Ah, yo creía que ya lo sabía… como os lo contáis todo jejeje… lo tuyo también Coque - dije mirándole a él.
-No sí ya - respondió él encogiéndose de hombros.
-¿Cuando que…? - insistió Lore.
-Cuando le meto un par de dedos en el culo mientras le hago una de esas “superpajas cinco estrellas” que dice él.
-Jajajajaja... superpajas cinco estrellas - dijo Coque - Apunta Lore jajajaa.

Lore me miró y me guiño el ojo con picardía.

-Aaaah, jejeje…no le haces ascos a eso eh pillín…así me gusta… toma nota, Coque - siguió Lore.
-Cuando te cortes las uñas - respondió él.
-Jajajaja…- rio Lore - mañana me las corto…o mejor ummm.. tenemos ahí unos juguetitos jijiji.
-Ni de coña - respondió Coque otra vez.
-JAJAJAJAJAJA
-Fue a traición… - respondí rápido.
-La primera vez - me cortó Sonia - pero luego...
-Vale, bueno dejemos el asunto - zanjé yo.

Sonia me dió un cachete el culo, pero luego me besó con cariño y se metió en la ducha rápidamente. Mientras Lore acababa de limpiarse la cara delante del espejo, Coque se metió también en la ducha y se fueron duchando ambos a la vez. Cuando salieron me metí yo, y cuando estaba apunto de salir entró Lore. Nos dimos un piquito y la dejé ahí tranquila bajo el chorro del agua. Me sequé y me tiré en la cama agotado junto a Sonia. Todos estábamos agotados. Cuando apareció Lore ya seca, se dejó caer muerta en la otra cama.

-Joder, chicos, no se vosotros pero yo estoy muerta.. ahora me ha venido el bajón y además tengo el culo hecho limonada.
-JAJAJAJAJA - reímos
-Contento pero hecho limonada jajajaja - se rio ella misma antes su propia gracieta.

Estuvimos un buen rato en silencio, prácticamente recuperándonos. Sonia se recostó sobre mi hombro acariciándome el pecho suavemente.

-¿Alguno tiene hambre? - dije yo por fin.
-No mucha, pero algo habrá que comer, ¿qué hora es? - preguntó Coque.
-Deben de ser más de la 1 de la mañana por lo menos - dijo Sonia. Ninguno llevábamos reloj, que estaban abajo.
-¿Y si preparo unos cola-caos con leche fría, os apetece? - preguntó Coque.
-Vale, bien, por mi perfecto.

Coque bajó abajo y nos llamó al cabo de unos minutos. Nos sentamos los cuatro en la mesa, con una fuente de galletas en medio a tomarnos el reconstituyente. Y pensé que eso era una de las cosas que más me gustaba de toda nuestra particular relación, ya fuera una tarde o una noche llena de risas y ternura o una como esta repleta de sexo directo, duro, casi salvaje, siempre me gustaba ese momento de después charlando de lo que sea, incluso a veces y cada vez más de lo vivido justo antes. Y siempre entre bromas.

Noté que Sonia estaba sentada un tanto incómoda, con una pierna doblada debajo de la otra

-¿Qué haces así sentada, Sonia? - pregunté. Me miró y contuvo la risa.
-Es que me pica el culo todavía…jejeje… de los azotes - respondió ella
-JAJAJAJAJAJA - otra vez nos reímos todos y a Sonia casi se le sale Cola Cao por la nariz.
-Pues mañana te lo voy a calentar yo - le solté. Me tiró una galleta a la cabeza.
 
Capitulo 9

Cuando terminamos nos volvimos arriba y nos dejamos caer en la cama. Empezamos a charlar pero nos fue entrando al modorra...

Un estruendo nos despertó a todos de golpe, Fue el primer trueno, luego vino otro y otro, la habitación se iluminaba con cada relámpago. Teníamos todo abierto para que corriera el aire y Coqué saltó de la cama para cerrar la persiana cuando empezó a llover a cantaros. Así estuvimos como media hora, escuchando truenos y caer agua.

-¿Quién dijo que no iba a llover? - pregunté irónico. Me levanté a mear y luego bajé a subir agua.

Nos despejamos bastante. Yo me apoyé en el cabecero y Sonia se sentó entre mis piernas para recostarse sobre mi pecho. Le empecé a acariciar las tetas. Cuando se sienta así no me puedo resistir. Pero no había fuerzas para nada más, aunque tras más de media hora despiertos hice la broma.

-¿Y si follamos? Total, no estamos haciendo nada y no vamos a poder dormir.
-Como no os lo hagáis tú y Coque…- soltó Sonia
-Jajajaja - se rio casi sin fuerzas Lore.

Por fin fue alejándose la tormenta y nos fuimos quedando dormidos.

Me desperté mucho más tarde de lo habitual y también como era habitual, Lore se había levantado antes, aunque no hacía mucho, aún echado en la cama pude ver como salía del baño y enfilaba la escalera.
Me levanté y fui al baño, y luego para abajo. Allí estaba ella, de espaldas en la cocina preparando el desayuno. Como tantas veces. Con sus braguitas semitransparentes y su camiseta corta de tirantes. Me acerqué a ella pero me oyó y se dio la vuelta.

-Buenos días preciosa - saludé.
-Hola, guapo - respondió. Puso morritos y nos dimos un piquito.
-Haciendo el desayuno…
-¿Cuantas tostadas quieres?
-Dos, y un café bien largo jeje. Gracias cielo.

Saqué queso fresco y mermelada de la nevera y lo puse en la mesa. Me volví con ella y me apoyé en la encimera con los brazos cruzados mientras esperábamos que saliera el café.

-¿Qué tal anoche? - pregunté
-¿Qué parte de anoche? - respondió con picardía.
-La de los truenos jejeje…Menudo brinco pegaste eh?
-Joder, es que me pilló que no sabía si era en el sueño o era de verdad.
-Jajaja.

Nos servimos el café y nos sentamos a desayunar uno frente al otro.

-Podríamos ir luego a dar una vuelta a ver que vemos por ahí, algo más lejos, me pareció ver una especie de ermita a lo lejos, aunque sea para estirar las piernas - comenté
-Por mí vale, necesito caminar algo… a ver que dicen estos cuando se levanten.

Seguimos desayunando y cuando estaba sujetando la taza de su café con las dos manos bebiendo sorbos nos cruzamos la mirada. Y seguí mirándola fijamente mientras masticaba un trozo de tostada. Sonrió graciosamente

-Quééé? - dijo riendo - ¿Qué me miras?.
-No sé - dije yo. Y seguí mirándola, porque me encantaba hacerlo con ella y con Isa aunque cada una reacciona de manera distinta.

Dejó lentamente la taza del café en la mesa y se levantó a traer la cafetera para ponerse más. Pero antes de sentarse, dio la vuelta y se puso detrás de mí. Luego me abrazó y me dio un beso en la mejilla. Puse mi mano sobre la suya.

-Fue estupendo y no me refiero a la tormenta jajaja - dijo melosamente. Luego se sentó de nuevo.

Había veces, como estas, en las que yo aún me preguntaba si todo era un sueño, un largo sueño que duraba ya diez años. Y sin embargo, la tocaba y estaba ahí, sonriente y feliz, sólo unas horas después de haber tenido con ella el sexo más duro y desenfrenado hasta ese momento.

-Nunca te había visto así antes, así de...excitada y desbocada por decirlo de alguna manera - comenté.
-Eso es que me has visto poco entonces - se rio.
-Jajajaja… eres la leche Lore.
-Ya lo hemos hablado alguna vez, hay que aprovechar lo bueno de la vida, que es corta y que en cuanto te despistas te da una cornada - dijo con convicción - Y esto para mí es de lo bueno, y si estoy con vosotros más - acabó con una sonrisa.

En esto escuché a Sonia bajando por la escalera. Iba con el culo al aire y la camiseta.

-Bonito pijama Sonia jejeje - dijo Lore riendo.
-Buenos días chicos. No encuentro las bragas y el trolley se quedó abajo. Voy a buscar otras - respondió.

Se agachó para buscar y pude ver que su culete ya estaba casi blanquito otra vez, aún le quedaba alguna pequeña marca. Después de ponérselas se hizo el desayuno y se sentó con nosotros.

Charlamos un rato de todo mientras bajaba Coque, siempre el último. Después de terminar nos vestimos y salimos a dar una vuelta larga, alejándonos bastante del pueblo. Al regresar nos quedamos en el restaurante a comer algo y luego nos volvimos a casa. La tarde fue tranquila mientras veíamos la tele, hasta que empezamos a acurrucarnos y a calentarnos. Pero esa tarde iba a ser distinto, cada pareja en una cama, besos y ternura a raudales, sexo tranquilo, pausado, silencioso y muy intimista.

Tarde regresamos a la ciudad porque al día siguiente era lunes y había que trabajar.

El fin de semana siguiente volvimos a subir a la casita. Y durante todo ese año antes y después de los meses de verano en que íbamos a la piscina o a la playa o de viaje, subíamos muchos fines de semana o puentes. Ese año, con toda seguridad, follamos más estando juntos los cuatro, que en los diez anteriores.

Lore y Coque se casaron año y medio después. Y Sonia y yo al año siguiente. Seguimos subiendo a la casita con cierta frecuencia, incluso a veces subíamos sólo nosotros, ya que tenía la llave que me dio Coque. Hasta que las chicas sintieron la llamada de la maternidad. Vino “el parón” y se quedaron embarazadas. Cuando nació nuestro segundo hijo, Sonia se hizo una ligadura de trompas. Y Lore se la hizo después de tener a las gemelas.

Pero antes de eso pasaron más cosas en esos años locos. Sobre todo en lo que respecta a Sonia y a mí. Porque como ya expliqué, Lore no quería que nadie más, aparte de Isa se uniera a nuestro “club”. Por cierto, que Isa, en el tiempo que pasó entre que se separa de su primer marido y conociera al que todavía lo es, se vino a pasar el frío día de Reyes del año siguiente a la casita con Sonia y conmigo. No tuve mejor regalo que ese, jajaja.

FIN.
 
Isa returns + Miriam

Capitulo 1

Otoño de 2001, en medio de lo que acabamos llamando entre nosotros los años locos por todo lo que sucedió durante esos años. Las escapadas a la casita eran muy frecuentes, Isa, tras separarse de su primer marido (con el que reconoció luego que no debería haberse casado) y antes de conocer al que sería el padre de sus hijos, se apuntaba algunas veces con nosotros.

A principios de la primavera, Sonia cambió de empresa y conoció a gente nueva. Enseguida hizo buenas migas con Miriam, una veterana de otro departamento con la que empezó a coincidir mucho en el bar donde comían al mediodía.

Por recomendación de Miriam, Sonia empezó a ir al gimnasio al que iba ella. Había ido antes un tiempo a otro, pero lo había dejado. Así que, entre la oficina, el bar en donde comían y el gimnasio pasaban bastante tiempo juntas y empezaron a coger confianza entre ellas. Tampoco era de extrañar porque Sonia tiene esa capacidad para simpatizar muy rápidamente con la gente que le cae bien. Siempre se ha hecho querer en ese sentido. Y si además la otra persona era también muy extrovertida, con más facilidad.

Empezó a hablarme de ella. Miriam era una mujer mayor que ella, ya tenía los 40, unos diez años más que nosotros, pero, según me la describía, con un espíritu joven, muy extrovertida, y bastante deslenguada y directa. Estaba divorciada y con una hija ya mayor. Se había casado joven pero se había quedado embarazada tiempo antes, con 18 años. Fue ella la que tomó la decisión de separarse cuando se enteró que el marido se la pegaba con otra, y le decía a Sonia que no quería volver a saber nada de pasar por la vicaría. Hoy, a sus casi 60 está felizmente casada con un tipo al que le saca 15 años. ¡Vueltas que da la vida!

Pero una cosa es que no quisiera, en esa época, volver a atarse, y otra que no quisiera saber nada de hombres. Poco a poco, con la confianza, y sobre todo cuando andaba un poco “alegre” y desinhibida tras parar a tomar algo al salir de la oficina, iba abriéndose más y más con Sonia y viceversa, y así esta se fue enterando de que se había tirado casi a la mitad de los tíos solteros de la oficina y a uno de los monitores del gimnasio. ¡Casi nada!

Sonia hablaba de vez en cuando de ella y cuando le pedía que me la describiera, lo hacía de tal manera que la imaginaba poco menos que como una auténtica leona rubia de melena amplia y rizada, alta, con tetazas retocadas, unas caderas contundentes y la mirada penetrante, de esas que te están diciendo con los ojos “deja eso que estás haciendo y clávamela ahora mismo”. Ella se reía cuando me la describía o me contaba cosas suyas y yo le decía como me la imaginaba.

Pero el día que la conocí, brevemente en un encuentro fortuito en la calle yendo con Sonia, me sorprendió, porque su apariencia era mucho más clásica, y me recordó mucho a Carol.

Era algo más baja de lo imaginado, pero más alta que Sonia y que Lorena, rubia, sí, pero con el pelo más clásico, media melena algo alborotada y alguna mecha castaña. Un par de tetas de buen tamaño, al menos eso parecía debajo de una blusa y un jersey fino, y un culo, según me fijé al alejarse, firme y contundente, moldeado en el gimnasio con toda seguridad. No me extrañaba que, si ella quería, se llevara a los tios de calle.

Eso sí, en los cinco minutos que duró el encuentro, soltó media docena de tacos, cuatro o cinco risotadas y me tocó el brazo varias veces, dirigiéndose a mí como si me conociera de toda la vida. A pesar de su lenguaje, su expresividad resultaba sumamente atractiva, acompañada por una cara graciosa, con un par de hoyuelos que adornaban sus mejillas.

Una noche, después de un polvo y mientras nos relajábamos en la cama me lo contó. Unos días antes habían salido a cenar unos cuantos de la oficina y después habían estado de copas y entre copa y copa, en un ambiente de euforia debido al alcohol y la historia que Miriam le estaba contando sobre que se lo había montado con dos chicos del gimnasio, a Sonia se le escapó lo nuestro.

-Tengo que contarte una cosa…espero que no te enfades - empezó casi susurrando, aunque con una sonrisa de traviesa en los labios.
-Sonia, sabes que es muy difícil que me enfade contigo, jajaja - respondí - Suelta.
-El otro día se me escapó lo nuestro cuando estaba con Miriam - dijo ella.
-Eeh, ¿con lo nuestro te refieres a “lo nuestro”, lo de “el club”? - pregunté.
-Me temo que sí - respondió escuetamente ella. Yo me incorporé intrigado.
-¿Te has enfadado? - preguntó poniendo cara de compungida.
-¡Pero cómo me voy a enfadar por eso! - respondí. De hecho estaba excitado al pensar en la posibilidad de que Miriam supiera de nuestras andanzas.
-¿Seguro? - insistió ella.
-Que no pasa naaada…¿Y cómo fue, cuenta, que pasó para que se te escapara?

A esas alturas ya no me importaba tanto que alguien más supiera lo nuestro, aunque tampoco era cuestión de contarlo a todo el mundo. De hecho, nunca jamás nos llegó a ninguno de los cinco, incluyo a Isa, ningún rumor sobre el asunto.

-El día que salimos los de la ofi… ya sabes te alegras un poco, bueno, bastante esa noche, ella como es tan dicharachera…ya sabes…la confianza… bajas la guardia… las risas, el ambiente propicio… y empezó a contar cómo se acostó con dos tíos del gimnasio a la vez y una cosa llevó a la otra, cuando me quise dar cuenta se me había escapado - dijo poniendo cara de pedir perdón.
-¿Y ella cómo reaccionó?
-Sorprendida al principio, pero enseguida me empezó a preguntar, a tirarme de la lengua y a pedir detalles jajaja.
-Jajajaja - me reí e hice que se recostara sobre mi pecho abrazándola contra mí.
-Sigue que esto me está poniendo cachondo - le espeté
-No sé por qué no me sorprende jejeje… anda que no te gustan a tí estas cosas - respondió ella.
-Sigue, sigue… ¿qué más pasó, qué dijo ella? - insistí.
-Lo que más le sorprendió, como creo que puedes imaginarte, es el tiempo que llevábamos. No tanto el que empezáramos tan jóvenes, si no el que no nos hubiera afectado para nada y que lleváramos tanto tiempo. Eso fue lo que más le sorprendió - explicó Sonia.
-Ya, no me extraña…creo que eso es lo primero que le sorprendería a cualquiera que lo supiera… ¿y ella, como se lo monta con los tíos, toma la iniciativa?
-Mmmm.. depende, me ha ido contando algunos líos, depende del momento, de su estado de ánimo, de sus ganas de juerga… es muy directa a veces y otras, cuando sabe que le gusta a un tío, se hace un poco la dura. También ha rechazado a muchos, eh! Eso sí, lo deja muy claro antes con ellos. Nada de encapricharse, puede ser para una noche o para varios meses, pero nada de relaciones, cada uno en su casa y haciendo su vida. Lo tiene claro. Me contó que una vez, le gustaba un tío de la oficina, según ella muy guapo, se cruzaban miradas pero no se decidía porque estaba liada en ese momento con otro…y que cuando se enteró de que se iba a ir, no se lo pensó más y un día se lo soltó directamente en la oficina… yo me partía cuando me lo contaba jajajaja…
-Joder…
-Sí, sí…calla… se le acerca un viernes poco antes de terminar la jornada y le dice que si quiere ir a tomar un café al salir, el tío, sorprendido le dice que sí, claro y luego en el bar le suelta la directa. “¿Tienes plan esta noche?”, “No, por?”, le dice el chico. Ella, “mira, tengo una edad para andarme con tonterías, me gustas, y quiero que vengas a mi casa, cenamos, nos tomamos una copa y luego follamos, qué te parece?”
-Jojojojo, eso se llama ir al grano… - exclamé.
-¡Ya te digo que lo tiene claro!, pero no se va con cualquiera que acabe de conocer, necesita estar segura, pero cuando se le mete entre ceja y ceja no para…tampoco nunca ha intentado liarse con alguien casado o con novia, que ella supiera, y ha mandado a la mierda a unos cuantos por eso, supongo que no quiere hacer lo que le hicieron a ella…
-Me cae bien - dije yo de repente.

De vez en cuando, Sonia me contaba anécdotas de Miriam, a cada cual más jugosa. Y también que cada vez se interesaba más por nosotros, y le preguntaba continuamente. Sonia nunca le contó nada sobre Isa, pero sí sobre las chicas de Formentera.

Semanas después, otra noche, mientras nos estábamos aseando para meternos en la cama a dormir, le pregunté por Miriam.

-Iba a contártelo, pero se me fue pasando, jejeje, hace unos días le conté un poco lo que pasó en Formentera y flipó mucho, y luego me preguntó, supongo que a raíz de eso, si estábamos abiertos a otra gente o sólo era entre nosotros cuatro… - explicó.
-Uy - exclamé yo.
-Sí, uy, jajajajaja. Tranquilo, no le he contado nada de Isa.
-Ya, pero…¿que le contestaste? - insistí yo.
-Jajaja…pues lo que ya sabes, que entre nosotros cuatro es algo especial y que no hay posibilidad alguna de aventuras con más gente…pero…que nosotros como pareja estamos abiertos a otras experiencias, siempre y cuando estemos los dos de acuerdo… pero que hasta ahora nunca se ha dado…- explicó Sonia, mientras se daba crema delante del espejo, desnuda y girándose hacia mí de vez en cuando.

Eso me puso cachondo y se me empezó a empalmar.

-Uy, y eso - exclamó riendo, antes de volver a darse la vuelta para mirarse el espejo - ¿te has puesto cachondo? jejeje
-¿Tú qué crees? - le dije acercándome a ella para acariciar su culo.
-No se, a primera vista yo diría que sí jijjijiji - me quitó la mano, se dio la vuelta y se apoyó en la encimera del lavabo - ¿es qué tienes alguna idea en mente? - añadió pasándose la lengua por los labios al mismo tiempo que se pasaba los dedos por su coño.
-¿Uno rapidito? - sugerí. Ella se dio la vuelta para apoyarse con las manos en el lavabo.
-¡Fóllame! - ordenó en cuando me acerqué a besarle el cuello.
-¡Como me pone como suena en tu boca!
-Lo sé …ummmh - gimió al metérsela despacito.

Tras un polvo rápido en el baño, nos metimos en la cama y se quedó rápidamente dormida sobre mi pecho. Tuve que apartarla para poder dormir yo.

Días después Sonia y Miriam quedaron un sábado para ir a la playa. Cuando Sonia regresó:

-Miriam me ha dicho que a ver si un día la llevamos a “esa playa de la que tanto hablas”.
-¿En serio? - exclamé yo.
 
Capitulo 2

-Totalmente…
-¿Pero le has explicado por qué vamos a esa playa?
-Claro que se lo he contado… y me ha dicho que nunca ha practicado nudismo, pero que no le importaría…le gusta siempre probar cosas nuevas.
-Pues mira que es fácil coger el coche y buscar una playa aislada…de todas formas me resulta sorprendente que siendo como es no lo haya practicado nunca… se tira a media oficina y nunca se ha puesto en bolas en una playa… que cosas!
-Ya ves… igual nunca se le ha ocurrido, o no ha podido… vete a saber.
-Bueno, pues ya quedaremos un día…

La cosa quedó ahí, era principios de otoño, todavía con buen tiempo, pero al final entre una cosa y otra no se presentó la oportunidad. Y hubo que esperar al verano siguiente.

Mientras tanto, el resto del otoño y el invierno continuó igual entre nosotros, siempre que podíamos, los fines de semana nos escapábamos a la casita, alguna vez Isa se apuntaba e incluso ella se subía sin problemas con Lore y Coque cuando nosotros no podíamos o al revés. Fue un época para ella en la que tras separarse se encontraba bastante sola, y buscaba refugio en nosotros.

Tras las Navidades, a principios de año, Coque y Lore se fueron de viaje unos días. Sonia y yo habíamos pensado llamar a Isa para decirle que íbamos a subir el fin de semana siguiente a la casita. Había pasado más de un mes desde la última vez que subimos los cinco juntos, y pensamos en que igual quería apuntarse, cuando nos sorprendió ella llamando antes para proponernos algo que a la postre acabaría en una de las noches más sorprendentes, eróticas y morbosas que recuerdo con ella. Recordándolo ahora, la que más sin duda.

En la empresa donde trabajaba además de la típica cesta de Navidad hacían un sorteo con regalos más importantes, desde el premio gordo, que era un viaje a algún lugar de España, a otros también interesantes. A ella le había tocado un fin de semana para dos en un spa con todo incluído.

Cuando nos llamó nos contó que había pensado en no ir, porque no encontraba a nadie con quién y no quería ir sola. No nos había dicho nada porque el bono era para dos, aunque pudiera ir uno solo, porque se pagaba por habitación y no por persona, y hubiéramos tenido que pagar otro bono y era bastante caro y no quería ponernos en un compromiso tampoco. Yo le dije a Sonia que fuera con ella, que lo aprovechara, y así habíamos quedado.

Pero al día siguiente, Isa se fue al sitio a verlo y se le ocurrió una locura. Pudo visitar las instalaciones mostrando su bono, y las habitaciones, casi pequeños apartamentos con jacuzzi y todo. Y se dio cuenta de que como en muchos hoteles nadie notaría quien entraba en una habitación. Lo único es que a las instalaciones y al restaurante no era posible acceder sin enseñar una tarjeta, pero a la habitación un acompañante sin el bono sí podía colarse.

Cuando nos lo propuso, enseguida dijimos que sí, claro. Ella ya había hecho la reserva para el fin de semana siguiente y para allá que fuimos. La estancia duraba desde después de comer del sábado hasta la tarde del siguiente. Así que nada más de comer en casa salimos para allá.

Con el bono entraron ella y Sonia y yo me quedé esperando a que salieran. Luego entré con ellas hasta la habitación sin que nadie nos dijera nada.
La suite era enorme, lujosa, con una cama gigante, diría que más grande incluso que la de 2x2 que había encontrado en algún hotel, sofás, neverita, televisión, música y un baño con una ducha enorme con hidromasaje, y un jacuzzi bastante grande, como para que cupieran cuatro personas cómodamente.

-¡Espectacular! - exclamó Sonia, mirando y repasando todo lo que había.

Abrí unas cortinas y desde el ventanal podía verse la ciudad al fondo y el mar.

-Madre mía que vistas, esto es un lujazo - añadió Isa.

Estuvieron mirando la información que había en la mesa con todo el repertorio de actividades que había

-Pero si también hay peluquería… y esteticien… oy oy oyy…joder, me siento como una artista de cine jajajajaja - soltó Sonia.
-Bueno, chicas, vosotras disfrutad de las instalaciones, yo me las apañaré, iré a dar una vuelta, luego a picar por ahí y cuando estéis me envías un SMS y vuelvo. Venga, pasadlo bien. Les di un piquito a cada una y me despedí.

Pasé la tarde paseando por la zona un rato, luego cogí el coche y regresé al centro. Mientras tanto, de vez en cuando recibía un SMS de Sonia.

-”Acabamos de hacer el circuito de agua”, “Me acaban de dar un masaje en el que casi me duermo, genial”, “Salimos de un tratamiento para las manchas de la piel”, “ahora vamos a ver si nos depilan jijiji”, etc.

Y yo, comiendo un bocadillo solo en un bar. Por fin me llegó el último SMS. Provocativo.

“Ya estamos en la habitación…no tardes, que cogeremos frío jijiji”
“La madre que las parió”, pensé. Encima poniéndome los dientes largos. Mientras iba hacia el coche otro SMS.
“Si vas a tardar mucho nos vestimos”. Es que me tuve que reír por dentro mientras conducía.

Cuando llamé a la puerta, me abrió Isa, asomando primero la cabeza. Entré y estaba vestida con un pantalón holgado de andar por casa y una camiseta. Sonia al fondo estaba también cambiándose. Nada más entrar me quité el abrigo y el jersey, porque hacía buena temperatura.

-Acabamos de llegar de la cena - dijo Isa, dándome un beso en la mejilla al entrar.
-Has llegado rapidito, eh! - se burló Sonia. Al pasar le di una azotaina en el culo.

Después de ponernos unas copas y algo de música, nos sentamos en los sofás a charlar.

-Y bien chicas, contadme, ¿qué tal ha ido, merece la pena? - pregunté.
-Buff, está genial… hemos empezado en el circuito de agua, y es brutal, ya acabas muy relajada… - empezó explicando Isa.
-Después nos han dado un masaje increíble, en el que casi me duermo, he tenido que tomarme un café después, pero genial muy bien, que manos tenía el tío y lo buenorro que estaba, ¿verdad Isa? jejeje - continuó Sonia.
-¿Qué, cómo…un tío? - exclamé.
-Pues claro, ¿qué pasa? - dijo ella poniendo cara de extrañada.
-No, no pasa nada…solo que yo creía que solían ser chicas las que se dedican a ese trabajo…
-Y tíos, también hay tíos, que no te enteras jajaja. Además, muy profesionales y simpáticos, ¿verdad Isa?
-Mucho, el mío sólo tocó lo que tenía que tocar jajaja - respondió Isa burlonamente.
-A mí me han dejado los hombros, la espalda y el culo nuevos jajaja…nada, estupendo - dijo Sonia.
-¿El culo también? - pregunté yo sabiendo la respuesta.
-Pues claro, era lo que más necesitaba, tenía los glúteos algo cargados - respondió ella con una risita socarrona.
-Desnuda, claro… - comenté ya algo excitado imaginando al masajista metiéndole mano.
-¿Y cómo quieres que te manipulen bien con ropa puesta? - respondió Isa esta vez.
-Yo es que creía que te daban una toallita para ir tapándote… - dije
-Sí, si te la dan, pero es un engorro, entre que la van moviendo cada poco y que no tapaba mucho, a las cinco minutos me dije “pero si me ven desnuda en la playa que más me da” y me la quité…e Isa igual - respondió haciendo que continuara excitándome.

-¿Qué es ese ruido de agua? - pregunté yo al darme cuenta del ruido de fondo.
-¡Ah!, ¿eso?, es el jacuzzi, que lo hemos puesto a llenar - dijo Isa con una sonrisa en la boca.
-¿Es que pensáis meteros otra vez en agua? - pregunté sorprendido.

Sabía que nos íbamos a enrollar los tres juntos pero no imaginaba que querían meterse de nuevo en agua, en el jacuzzi esta vez.

-Pues claro, hay que aprovecharlo todo jijiji - se rio Isa y se metió en el baño para ver como iba el llenado.

Me levanté para acercarme al gran ventanal y mirar al exterior. Las casas más cercanas estaban a tal distancia que era imposible que nadie me viera. No tarde en sentir a Sonia pegada a mi espalda abrazándome…

-Ummmm. que ganas te tengo… - me susurró al oído.

Luego me sacó la camisa del pantalón y metió sus manos por debajo para acariciarme el pecho. Me la desabroché y me la quité como pude. Ella me empezó a desabrochar el cinturón y a bajarme la bragueta mientras besaba mis hombros y mi espalda. Al sentir sus labios calientes besar mi piel me excité más y me di la vuelta. Nos besamos mientras le metía las manos por dentro del pantalón para agarrarla del culo, y descubrir que no llevaba bragas.

-Hmmm, no sabes como me pones - le susurré yo - Así que tenías el culo algo agarrotado, ¿eh? Pues yo me se algún otro truco para relajarlo - continué diciéndole al oído.
-Esta noche es todo tuyo - respondió mordiéndome suavemente los labios y luego con un rápido movimiento se quitó la camiseta. Sus tetas bailaron al hacerlo - Y estas también - añadió morbosamente.

Enseguida empecé a besarlas. Aparecieron sus primeros y suaves gemidos.

-¡Ya está! - se escuchó a Isa desde el baño - Yo me meto - añadió

Sonia me sonrió y me cogió de la mano para llevarme al baño. Cuando entramos Isa ya estaba metida en el jacuzzi.

-Que bien se está calentita aquí dentro - exclamó.

Sonia y yo acabamos de desnudarnos en un santiamén y nos metimos dentro. Los tres cabíamos perfectamente pudiendo incluso extender los brazos en el borde sin llegar a tocarnos.

-Ya tenía yo ganas de probar una cosa de estas - dije.
-Qué gusto - exclamó Sonia.
-Uy! -exclamó Isa - Jijijiji... moviéndome un poquitín a un lado uno de los chorros me da justo en el chochete jajaja.
-Jajaja - se rio también Sonia - A veeer…uy sí, jejeje, me quedo aquí..mmmm que gustirrinin…
-¡¿A que sí?! - apostilló Isa riendo.
 
Capitulo 3/4

-Esto lo tiene todo, eh?! - exclamé yo - Bueno, contadme más, ¿qué tal la cena?
-Muy rica, espectacular… es un buffet… lo tienen todo cortadito y listo y te pones lo que quieras las veces que quieras… todo muy saludable…muy bien - explicó Isa.
-Bueno, ¿y qué más?… ¡que poco me contáis! - dije yo mientras alargaba una pierna con la intención de empezar a acariciar a Sonia. Cuando le roce el interior del muslo dio un pequeño respingo. Luego me miró fijamente.
-¿Qué quieres que te contemos? Si es que no hay mucho más…bueno, fuimos a la sala de depilación para hacernos las piernas y un repasito a las ingles…
-¿También os depiló un tío? - pregunté con intención. A Isa se le escapó una sonora carcajada.
-Noooo, ahí eran todo chicas…- respondió Sonia.

Me deslicé un poco más para llegar mejor a ellas. De nuevo rocé un muslo de Sonia, llegando casi a su entrepierna, y dio otro ligero respingo. Poco a poco fuimos dejando de hablar y relajándonos en silencio con los ojos cerrados. Creo que llegué incluso a dar un par de cabezadas.

Me pilló por sorpresa sentir una mano subiendo por la pierna, e imaginé que era Sonia por donde estaba ella sentada. Sonreí sin abrir los ojos y adiviné que se estaba moviendo en el jacuzzi acercándose a mí. Su mano llegó por fin hasta mi entrepierna y me agarró la polla para empezar a masajearla despacito. Unos segundos después sentí sus labios cálidos sobre los míos para besarme dulcemente. Abrí los ojos y ella continuó masajeándome la polla, que iba cogiendo vida propia. Desvié la vista para ver a Isa mirándonos lascivamente.

Isa hacía tiempo que había dejado atrás esa mirada tímida pero expectante que reflejaba su rostro las primeras veces para luego ir abriéndose cada vez más y más y dejarse llevar disfrutando enormemente. La complicidad con nosotros ya era total y no dudaba incluso en tomar a veces la iniciativa. Se acercó a mí de rodillas y empezó a acariciarme los huevos con una mano mientras con la otra se sujetaba a mi cuello. Buscó mi boca en cuanto Sonia se separó un poco y nos besamos.

Yo me estaba deslizando poco a poco al perder el agarre y casi me escurrí del todo bajo el agua y ella empezaron a descojonarse.

-A ver, chicas, me queréis ahogar o qué? - exclamé.

Ellas se pusieron una a cada lado y cuando pararon de reírse continuaron con sus masajes y yo besando a las dos alternativamente. No mucho, porque como me gusta improvisar siempre, me levanté de repente y me planté de pie delante de ellas ya completamente empalmado.

-Me encanta como se mueve jijiji - murmuró Sonia agarrándome de nuevo los huevos y masajeándolos, provocando el baile de mi polla.

Isa no se quedó atrás, se arrodilló en el suelo del jacuzzi y empezó a chupármela. Las guie a las dos para que me la chuparan y lamieran a la vez. Una gozada indescriptible el verlas desde arriba completamente entregadas a ello, alternándose sin apenas estorbarse, cuando una lamía el tronco a lo largo, la otra me chupaba la punta o los huevos y viceversa o lamían los dos lados a la vez. Poco a poco fueron empezando a besarse entre ellas cada vez que llegaban a la punta, y al final les junté yo las cabecitas para que siguieran besándose. De los besos pasaron a las caricias y luego a comerse las tetas entre ellas. Se fueron excitando cada vez más y empezaron a masturbarse mutuamente, primero arrodilladas en el fondo del jacuzzi y luego levantándose para continuar de pie, morreándose lascivamente o comiéndose las tetas a la vez.

No quise interrumpirlas, es más, me separé de ellas y me senté en la tarima de madera que rodeaba el jacuzzi a masturbarme mientras las miraba. Cada vez con más intensidad, no cesaban de frotarse, o de agarrarse del culo con fuerza mientras se comían la boca. Algún azote también sonó en esos momentos. Sonia tomó entonces la iniciativa e hizo que Isa se sentara en el borde de la tarima, se arrodilló entre sus piernas para acercar su boca y empezar a comerle el coño.

Yo aproveché para moverme y retirarme al otro lado del jacuzzi, dejándoles a ellas la zona junto a la tarima de madera. Tenía el culo blanquito de Sonia enfrentado a mí y era muy tentador colocarme tras ella y metérsela, pero más excitante me resultaba en ese momento contemplarlas disfrutar a ellas como no las había visto nunca antes. No paraban, la mirada de Isa cuando Sonia la estaba comiendo era puro morbo y no paraba de apretarle la cabeza contra su coño. Cuando Sonia empezó a follarla con un par de dedos ya no me aguanté más y colocándome tras ella, se la metí de un golpe. El ruido del chapoteo del agua provocado por mis embestidas, el de los dedos de Sonia entrando y saliendo del coño de Isa y los gemidos cada vez más altos de esta era música para mí. Isa empezó a retorcerse y a abrir la boca en un gesto en el que se adivinaba su inminente corrida.

-Oh dios..oh dios…oh dios…oh oh…sí sí síii…. aah…aaaaaah - gritó Isa al correrse retorciéndose toda sobre la tarima. Cuando por fin recobró la compostura, se incorporó de nuevo - Buff… como necesitaba algo así, de veras… jajaja - añadió con una sincera sonrisa - Ha sido.. ha sido...no se como decirlo...solo que quiero máaaaassss jajajajaja.

Yo paré de embestir a Sonia y esta se inclinó sobre Isa para recostarse sobre su pecho y abrazarla. Luego nos relajamos los tres de nuevo sentados en el jacuzzi en silencio durante unos minutos. Lo que había pasado no había sido más que el comienzo de una noche maravillosa.

-El agua está empezando a quedarse fría - dijo Sonia.
-Sí – respondió Isa – Ahora se está casi mejor fuera que dentro del agua.

La calefacción hacía que la temperatura de la estancia fuera muy agradable y no se pasaba frío.
Se levantó para salir del agua y mientras lo hacía contemplé su cuerpo desnudo durante unos instantes. El agua peinaba grácilmente su negro y precioso vello púbico. Sonia se levantó inmediatamente después y la abrazó cariñosamente por detrás para besarla en uno de sus hombros. Isa no pudo menos que esbozar una sonrisa. Y yo empecé a excitarme de nuevo, al fin y al cabo antes me había quedado a dos velas.

-Venga, salid que voy detrás – dije a la vez.
-Eeh eeh eeh sin prisas – se quejó Sonia bromeando. Le di un cachete en el culo e iba a darle un mordisco cuando se me escapó.

Salí del jacuzzi y me sequé un poco. Ellas estaban enrolladas en una toalla, Sonia mirándose en el espejo observando “defectos” de la cara y comentándolo con Isa, que estaba al revés, apoyada con el culo en la encimera.
Dejé mi toalla y me acerqué a ellas con una media erección. Sonia me vio por el espejo y me sonrió maliciosamente porque se lo imaginaba.

-¿Con qué intenciones vienes? – dijo haciendo una mueca.
-¿Tú que crees? – respondí. – Con la intención de acabar lo empezado – Le dije después de ponerme detrás de ella, quitarle la toalla y besarla en el cuello.

Después fui bajando por toda su espalda hasta su culo blanco y terso al tiempo que acariciaba su cuerpo. Mi polla ya estaba completamente dura cuando me levanté.
Flexioné un poco las piernas y se la metí de un golpe. Tras su gemido inicial empecé a follarla mirando a Isa, que estaba justo al lado mirándome y por su expresión, excitándose también de nuevo.
De un tirón le arranqué la toalla que llevaba todavía enrollada y empecé a masajearle sus deliciosas tetitas. Sus puntiagudos pezones se endurecieron casi instantáneamente y empezó a tocarse lascivamente.

-¡Dame fuerte joder! – exclamó Sonia - Dame, dame...pero ni…se te ocurra…correrte– balbuceó entre embestida y embestida.
-Eso pretendo…porque pienso daros todo lo que queráis y más – respondí provocando a las dos. Y tirándome un farol, claro.

Isa se acercó para acariciarme la espalda. Sonia me empujó un poco para atrás para sacar su culo y poder agarrarla mejor por las caderas y en ese momento Isa se puso en la misma postura pegadita a ella, y empezaron a besarse de nuevo.
Tras unos fuertes evites finales se la saqué de golpe y dando un paso al lado se la clavé a Isa, que lanzó un agudo gemido. Empecé a follarla también con la misma intensidad que a Sonia que esperaba su turno sin moverse mientras seguían besándose y acariciándose. Así fui alternando entre una y otra, ellas gemían cada vez más fuerte y no dejaban de tocarse. Ambas se corrieron con segundos de diferencia y yo estaba llegando al límite de lo intenso que estaba siendo.

-¿Qué queréis chicas, queréis la recompensa verdad, eh, es eso lo que buscáis…? – continué provocando sus reacciones.
-¿Vas a salpicarnos, eh? – respondió desafiante también Sonia - ¿Nos quieres dar toda tu leche… vas a tener para las dos...en serio…? – mirándome a través del espejo.
-¡Tengo para las dos y para tres! – respondí escuetamente.

Se la saqué de golpe a Isa, hizo un sonido curioso y dio un respingo. Sonia la cogió de la mano y entraron en la gran ducha. Entré tras ellas pajeándome lentamente y las abracé primero antes de besarlas a ambas. La mano de Sonia sustituyó a la mía para seguir pajeándome mientras disfrutaba de sus besos. Por fin las miré a las dos, ansiosas y con esa mirada lujuriosa y desafiante que ponían en momentos así.
Se acuclillaron primero y luego acabaron poniéndose de rodillas en el suelo de la ducha. Sonia volvió a agarrármela y siguió pajeándome.

-Vamos… córrete… dánosla toda… - decía abriendo la boca y sacando la lengua.
-¡No! - respondí, intentando alargar aquello lo máximo posible para disfrutar de la visión que tenía ante mis ojos. Me apoyé con ambas manos en la pared de la ducha dejando que siguiera masturbándome. Isa empezó a masajearme los huevos al mismo tiempo.
-Venga…dámela… dánosla…venga… - suplicaba Sonia de nuevo.
-¡Córrete ya! Déjame sentir resbalar tu leche caliente – añadió morbosamente Isa.

Por delante pasaron recuerdos de otras veces que habíamos follado los tres juntos. Siempre nos habíamos adaptado a ella, dejando que su sensación de comodidad con nosotros evolucionara a su ritmo.
Antes de que Isa se casara, cuando ella pasaba algún fin de semana con nosotros, los encuentros eran mucho más tiernos y sensuales que sexuales por así decirlo, en nuestra cama los tres. Después de su separación, cada vez que subíamos los cinco a la casita o que ella se quedaba alguna noche en nuestra casa, el sexo más sucio y a veces hasta brusco y salvaje se fue abriendo paso. Y ella lo disfrutaba tanto como nosotros.

-Me voy a correr chicas! – les avisé. Sonia me dio los últimos latigazos con la mano y estallé a borbotones.

El primer manguerazo fuerte acabó dentro de su boca abierta, e inmediatamente apuntó mi polla sobre la cara de Isa. Todos los siguientes cubrieron la carita de Isa, uno tras otro. No hizo ningún gesto de apartar la cara o taparse, ni siquiera una exclamación. Los recibió mirándome en plan retadora hasta que tuvo que cerrar los ojos cuando la lefa que había caído en su frente empezó a resbalar hasta sus lagrimales.

-Diossss… menuda lechada…- murmuró Sonia.

Isa no decía nada, pero con los ojos cerrados aún, se pasaba la lengua por los labios intentando rebañar algún chorretón. Yo, apoyado en la pared todavía, intentaba recuperarme del esfuerzo.
Sonia le retiró un par de grumos de los lagrimales y por fin abrió los ojos.

-Madremía… menuda ducha…jajajaja – fue lo primero que dijo – Jajajajaja – le entró la risa floja – Jajajaja… ay dios…jajajaja, pero bueno… ¿qué tenías ahí?– preguntó echándome mano a los huevos – jajajaja…jooooderrr…menuda manguera de bomberos… madremía.

No pude evitar contagiarme de su risa, lo mismo que Sonia. Cuando se nos fue pasando se levantó despacio mientras Sonia, aún arrodillada me limpiaba los restos con su boca. Abrí el grifo del agua caliente y empezamos a limpiarnos.

-Chicas… me habéis dejado seco – dije, por decir algo. Sonia me miró de nuevo desafiante.
-No ha acabado la noche – dijo retadora una vez más.
-Bueno, bueno, bueno, dejad que me recupere – respondí yo.
-Eso… recarga el trabuco – dijo Isa partiéndose de risa a continuación.

Los tres nos reímos de nuevo. Las besé debajo del chorro de agua caliente, bien abrazados los tres. Mi polla, que no había acabado de menguar, empezó a endurecerse de nuevo en cuando noté sus cuerpos pegados el mío.

-Vaya, la manguera sigue contenta jijiji – bromeó Isa.
-Chicas, tengo que hacer una cosa que nadie puede hacer por mí… venga id saliendo – dije yo.

Se rieron y después de recoger sus toallas salieron del baño. Tardé en eliminar de mi cabeza la imagen de la carita de Isa bañada en mi semen antes de poder hacer lo mío. Después me di otra ducha y salí a la habitación. Estaban estiradas en la cama, viendo algo en la tele, y comiendo algo que habían cogido del minibar, maravillosamente frescas y desnudas.
Me pillé unas almendras y una cerveza y me subí a la cama.

-Dejadme sitio – dije mientras trataba de sentarme entre las dos.
 

📢 Webcam con más espectadores ahora 🔥

Atrás
Top Abajo