Capitulo 11
-Nada… – respondí haciéndome el despistado.
-Me estás tocando el culo – dijo ella sin separarse de mi oído.
-Te estoy sujetando.
-Y tocándome ahí detrás, no te hagas el loco – respondió, aunque claramente en un tono que no reflejaba enfado.
Era el momento de ser un poco cabroncete y ponerla en un aprieto a ver por dónde salía. La eché un poco hacia atrás para mirarla. Se ruborizó ligeramente, apartó la vista, pero volvió a mirarme de nuevo segundos más tarde y no pudo contener la risa.
-Cabrón – dijo en voz baja entre risas.
-Pero no me has dicho que no te gustara. – insistí yo tratando de tirarle de la lengua.
-¿Qué pretendes?
-Dímelo tú – la pinché directamente.
-Pero…pero bueno - dijo poniendo una sonrisa maliciosa- es que no me lo puedo creer… hemos follado un par de veces… y estamos aquí… a las tres de la madrugada especulando con la posibilidad de que me des por detrás…bufff… yo no era así…
-Eso lo has dicho tú jejeje.
-¡Serás mamón! - exclamó antes de que la cortara con un beso. Nos besamos con fuerza, comiéndonos la boca el uno al otro y ella volvió a golpear fuerte con sus caderas, y yo volví a buscar su agujerito con mis dedos, presionando ligeramente. Sin más, le pregunté directamente.
-¿Lo has hecho? – esperando ansiosamente su respuesta.
Me miró poniendo una cara de falsa sorpresa.
-No. Y antes de que insistas te diré que…
-¿Que qué? – la interrumpí a propósito – No me digas que ningún chico te lo ha pedido.
-Jajaja – miró hacia arriba moviendo la cabeza y luego hacia mí de nuevo – Menos Manu, todos jajaja. Ahora en serio… me da reparo…a parte de miedo… no sé…es..es…
En ese momento, Lore, que debió haber escuchado algo, se acercó a ella por detrás, le besó un hombro y le dijo una cosa al oído pero que también yo la pudiera oír.
-Pues es la bomba – le susurró. Y luego se juntó de nuevo con Sonia y Coque.
-Me estáis intentando pervertir jajaja – exclamó a su vez Isa.
-Para nada – dije yo sonriéndole – Pero yo haría caso a Lore jajajajajajaja.
-¡Qué cabrón! – volvió a exclamar. Después de volver a soltar una carcajada, se puso seria – ¿Por qué no dejamos de hablar y me follas, ¿eh?! O me follas y luego hablamos jajaja.
Al escucharla decir eso la levanté en volandas para llevarla al extremo de la mesa y hacer que se sentara, y agarrada a mi cuello empecé a follarla bien fuerte
-Jo..der, me encanta, sigue, sigue, jooooderrr…. – estaba desatada por fin, follando y explayándose como si no hubiera nadie más.
Se recostó del todo en la mesa, le puse las piernas sobre mis hombros y ella gritaba de placer como nunca antes lo había hecho, retorciéndose de nuevo, a punto de llegar otra vez al orgasmo.
Se incorporó otra vez sobre los codos y entre mis empujones y los dedos e Sonia empezó a temblar toda, apretando los dientes hasta explotar en una sucesión de hondos gemidos antes de echarse de nuevo rendida sobre la mesa.
-Uf, uf, uuf – resoplaba sin cesar – jooo…der… dioooos… - seguía farfullando, tapándose ahora la cara con las manos en un gesto muy suyo. Por fin se descubrió, luciendo una sonrisa de oreja a oreja.
Yo seguía dentro de ella, sujetando sus piernas, sin correrme y todavía muy excitado. Me retiré muy despacio y ella dio un pequeño respingo al sacarla. Me agaché un segundo y le besé suavemente el coño.
-Uy … cosquillas jijiji – exclamó contenta.
Me senté en el banco a descansar y mi erección empezó a menguar. Coque estaba sentado en el otro con Lore ahora sobre él, cabalgándole con fiereza. De pronto Sonia se me acercó desde el otro lado contoneándose con más ganas de guerra.
-¿Y esto? - dijo con gracia mientras me cogía la polla con sólo dos dedos – ¿Que le pasa a esta pichulina, ya está cansadita? – continuó mientras se sentaba sobre mis piernas.
-Para ti nunca, cariño – repliqué.
-Bien, porque estoy muuuuuy necesitada, me habéis encendido y ahora me tienes que apagar – respondió tras acercar su boca a mi oreja y empezaba a meneármela de nuevo.
Me puse a tope en pocos segundos otra vez. Y ella se sentó rápidamente a horcajadas sobre mí metiéndosela al mismo tiempo para empezar a subir y bajar agarrada a mi cuello.
-Asíiii, asíii, ummm..ooh…mmm… me encanta..ohh – hablaba y gemía sin parar.
-Joder - pensé - son las tantas de la mañana y están las tres más desatadas que por la tarde. Detrás a Lore sólo se la escuchaba decir “fuerte, fuerte, fuerte” e Isa calentándose de nuevo mirándoles. Y Sonia brincando y gimiendo como si no hubiera un mañana.
Paró unos instantes de mover sus caderas, y mientras nos comíamos la boca por enésima vez, empecé a acariciar su agujerito con el dedo, presionando levemente. Se apretó más todavía a mí y yo continué con el masaje suavecito. Retiró un poco la cabeza para mirarme.
-¿Vamos arriba? – preguntó.
-Vamos – respondí yo sin necesitar preguntarle por qué.
Sin decir nada nos levantamos y nos dirigimos a la puerta, ellos ni se enteraron al principio.
-¿Dónde vais? – escuchamos por fin a Lore casi cuando entrabamos.
-A por una cosa que necesitamos…– respondió Sonia riendo.
-Aaahhh… ya… vale, vale…jajajaja – respondió Lore.
-Ya no bajaremos – añadí yo.
Subimos corriendo la escalera, y en cuanto entramos en la habitación Sonia prácticamente se lanzó sobre la cama buscando una almohada para abrazarse a ella. Me tiré sobre ella y continué besándola desde el cuello, bajando por toda sus espalda hasta llegar a su culo. Según se lo iba comiendo su ronroneo y sus palabras me iban excitando de nuevo.
-Oooh, que gusto… no te pares de nunca… por fa…mmm…ooh…oooh – murmuraba.
Puse un poco de gel en su agujerito y dio otro respingo por el frescor repentino. Un par de dedos entraron sin dificultad y empecé a moverlos despacio mientras con la otra mano le acariciaba las nalgas. Ella seguía ronroneando.
-Ooh, síii, siii…mmm…me encanta…oohh…métemela…fóllame el culo… yaaaaa… -exigió segura de sí misma.
Me incliné apoyándome en los codos mientras ella guió mi polla. Empujé un poco para penetrarla y dio otro respingo. En dos viajes más entró toda dentro y me dejé caer sobre ella, que permaneció en silencio con la cara apoyada en la almohada, los ojos cerrados y la boca entreabierta. Cuando empecé a aumentar el ritmo, ella empezó a gemir de nuevo, cada vez más fuerte, yo me excitaba cada vez más y me incorporé para apoyarme en las manos.
-Dame, dame, oh sí, sigue, sigue… – repetía mientras metía una de sus manos por debajo para tocarse. Su excitación se reflejaba en sus gemidos, cada vez más fuertes.
-No quiero que te corras todavía – le dije al oído – Quiero sentirte mucho más – Sus labios dibujaron una sonrisa. – Déjame ponerme encima – susurró.
Después de sacársela me tendí boca arriba, ella inmediatamente se subió sobre mis muslos y tras echar un poco más de gel, se colocó sobre mi polla para metérsela de nuevo ayudada ahora por mi mano mientras me miraba morbosamente. La agarré por los muslos y ella empezó a mover sus caderas mientras seguía erguida. Pronto empezó a acariciarse las tetas ella misma y a pellizcarse sus duros pezones al tiempo que intensificaba el ritmo.
-Me encanta… cariño…, así así…mmm…mmmm…como me gusta por dioosss..oohhh.
La agarré de ambas nalgas y ella se recostó sobre mí para besarnos, mientras ambos empujábamos nuestras caderas a la vez, el uno contra el otro. No paraba de gemir y yo empecé a resoplar también. En esto, cuando ella cambió la cabeza de lado, al mirar hacia la puerta vi la cara de Lore asomada a la puerta, mirándonos. No dijo nada, se llevó el dedo a los labios para que no dijera nada, sonrió, me guiño un ojo y se marchó.
Sonia se irguió de nuevo para masturbarse con más intensidad y empezó a provocarme mirándome con rabia.
-Quiero que te corras ya… lléname el culo, dámela toda, venga… venga… – me decía acelerando frenéticamente su mano – Venga, venga, dame toda tu leche…venga… la quiero toda…- y su cuerpo comenzó a sacudirse y a temblar mientras apretaba las piernas contra mis costados y las manos contra su coño. Inmediatamente me vacié todo dentro de ella, y ella se derrumbó sobre mi pecho.
Tras recuperarse un poco, se apoyó sobre sus manos y nos miramos con una sonrisa. Me besó en los labios suavemente y se bajó de mí estirándose a un lado. Aún tardamos unos minutos en movernos.
-Voy a asearme un poco – dijo ella levantándose de la cama.
-Vale, luego voy yo, déjame recuperarme un poco más jejeje.
Al cabo de unos minutos regresó.
-Esos tres están follando – dijo con total naturalidad.
-Bien por ellos – fue lo que se me ocurrió – Jajaja.
Me levanté para ir a lavarme yo también y no pude evitar la tentación de asomarme, para ver tres cuerpos entremezclados sobre la cama. No les dije nada y les dejé disfrutando.
Al regresar, tras apagar la luz y echarme en la cama junto a Sonia, ella se abrazó a mí, muy mimosa. Tras unos minutos de silencio absoluto en los que se escuchaban al fondo algunos gemidos y cuchicheos.
-Te quiero Sonia – le dije en voz bajita.
-Y yo a ti, cariño – respondió ella, acariciando mi pecho. En pocos segundos estaba dormida.
Yo tardé aún un rato, después de dejar de escuchar gemidos al fondo.
Cuando abrí los ojos a la mañana siguiente enseguida me di cuenta de que era ya muy tarde, miré el reloj y marcaba casi el mediodía. La cortina que había corrido antes de meternos en la cama en la madrugada se movía ligeramente con el aire y algunos rayos de sol incidían sobre el cuerpo desnudo de Sonia, que dormía boca arriba, con la cara ladeada al lado contrario a la ventana y las piernas ligeramente abiertas. Me incorporé en la cama y después de mirarla con ternura y darle un beso en la mejilla, me levanté. Tras pasar por el baño a orinar y lavarme la cara, pasé por delante de la habitación de Isa, vacía. Luego por delante de la de Lore y Coque, y estaba allí, dormida en la misma cama que ellos dos, abrazada a Coque. Una sonrisa se dibujó en mi cara al verles. Habían acabado la noche anterior, casi como la empezamos, en la habitación grande, e Isa se debió quedar allí, agotada, o simplemente por no haber querido estar sola.
Empecé a bajar la escalera cuando en ese momento sonó el timbre de la puerta.
-¡Ostras! Carol… – me dije a mí mismo – Tenía que venir a estar un rato en la piscina con nosotros. Aceleré el pasó y bajé de dos en dos. Al llegar abajo caí en la cuenta de que estaba desnudo, pero ya no iba a volver a subir a ponerme un pantalón. Me acerqué a la puerta y abrí asomando sólo la cabeza
-Hola – dijo Carol – Uy que cara de dormido tienes.
-Hola – respondí – Perdona, es que acabo de levantarme jeje…anoche trasnochamos y…
-Eeeh – exclamó Carol – ¿Puedo pasar? – añadió con una sonrisa ante mi aparente empanada mental.
-Sí claro, perdona, pero te advierto, estoy en bolas, acabo de levantarme y he bajado corriendo así a abrir sin darme cuenta… pero pasa, pasa – respondí abriendo la puerta.
Carol no pudo evitar mirarme de reojo y esbozó una sonrisa.
-¡Como si no te hubiera visto antes, eh! Jajaja – nos dimos dos besos y cerré.
-Perdona un momento, voy a buscar el bañador que debe estar colgado fuera.
-Jajaja, ¿dónde están todos?
-Duermen todavía.
-Vaya, tal vez debería irme y venir otro día…
-No, que va, no tardarán en despertarse y si no les despierto yo, que ya son horas jejeje.
-Jajaja.
Me puse le bañador y me dirigí a la cocina a hacerme un desayuno.
-¿Quieres tomar algo? – le pregunté.
-Pues para mí ya casi es la hora del aperitivo jejeje.
-¿Una cerveza, cola-cola,…?
-Una cola, sí, gracias. ¿Me siento aquí fuera en el porche?
-Claro, dónde quieras, ahora vuelvo. Te pongo una tostada con tomate a ti también.
-Oh así, gracias.
Mientras preparaba el desayuno empecé a escuchar ruidos arriba, señal de que se estaban levantando y ya puse más pan a tostar y más tazas para el café. Poco después bajó Lore, entró en la cocina desnuda, como tantas veces.
-Buenos días guapo! – saludó.
-Buenas días, preciosa – me dio uno de sus achuchones.
-Mmmm, que bien, me estás haciendo el desayuno, ¡como te quiero!
-Está Carol en el porche – le dije.
-Oh, es verdad, tenía que venir, que despiste…
-Menos mal que escuché el timbre jeje… ¿vas a ir a saludarla así jejeje? – le pregunté.
-He bajado así porque dejé el bikini secando fuera – respondió dándome un cachete en el culo.
Lore salió afuera y las escuché saludarse. Cuando salí yo con el desayuno al porche Lore ya se había puesto el bikini y al poco bajó Sonia en braguitas. Después de saludar a Carol recogió su bikini y se lo puso. Por los pelos no le pregunté por Isa, al darme cuenta de que Carol estaba allí. No es que fuera a pasar nada, al menos eso creía, porque podíamos poner cualquier excusa pero mejor no hacer saltar la liebre. Sólo esperaba que Isa no bajara desnuda a buscar su bikini. Pero, iluso de mí, no contaba con las ocurrencias de Coque.
Habíamos empezado a desayunar cuando escuchamos gritos, chillidos y risas del interior.
-No, no, no, no, no… Coque no, para … suelta, para, para…no, socorro, chicos, socorroooo jajajaa soc…orro jajaja no para para ….
Isa salió corriendo por la puerta intentando escabullirse de Coque, que seguía intentando echarle mano. Al menos llevaba las bragas puestas, pero Coque iba en pelota picada con todo lo suyo moviendo de un lado a otro. Nos quedamos todos estupefactos, no por ellos, si no porque Carol estaba presente. La miré y pude ver como se había quedado paralizada con la tostada en la mano y los ojos como platos.
Por fin Coque, ajeno a que Carol estaba en la mesa, atrapó a Isa y la sujetó en brazos.
-Al agua! – exclamó.
-No, no, no… ¡Coque, no! – gritaba ella sin parar de reír. Los dos acabaron en el agua y se enzarzaron entre ellos a salpicarse. –¡Cabrón! Esta me la pagarás.
Cuando por fin se relajaron salieron de la piscina, Isa pilló desprevenido a Coque y le propinó un fuerte azote a Coque. Este, en vez de quejarse, reaccionó riéndose, abrazándola fuerte y acariciándole la espalda, ella le devolvió el abrazo y luego se rio con él. Yo ya no sabía que decir al ver a Carol alucinada, no sólo por lo que estaba viendo si no por ver a Sonia y sobre todo a Lore descojonándose de risa.
Cuando ambos se acercaron es cuando se dieron cuenta de que Carol estaba con nosotros.
-Ooops! – Hola Carol – dijo Coque al notar su presencia – Perdona, ahora me pongo el bañador, jajajaja.
-Hola Carol – saludó algo abochornada Isa.
-Hola – respondió Carol visiblemente cortada y muy sorprendida por lo que había visto.
Isa se fue a buscar su bikini, cambiarse y tender sus braguitas a secar.
-¿Qué, cómo estás? – preguntó Coque como si nada.
-Bien, bien, aquí… viendo el panorama.
Isa regresó con el bikini puesto.
-¡Yo le hubiera dado más fuerte! – le dijo Lore a Isa ante el asombro de Carol.
-Isa se quedó a dormir aquí al final – intervino Sonia – Se nos hizo tarde charlando.
Carol no estaba enojada ni siquiera molesta, sólo asombrada ante la evidencia. Pero ni era tonta, ni tampoco podía domar su curiosidad. Así que soltó una indirecta.
-Así que ahora sois cinco – dijo mientras acababa por fin de darle un mordisco a la tostada.
Nos pilló por sorpresa, la verdad, pero sorprendentemente Isa fue la que, ante el asombro de todos respondió con elegancia.
-Cosas que pasan, Carol – le contestó. Lore, a su lado, la cogió del brazo cariñosamente.
-No, a ver, que no digo nada…ya hablamos ayer del asunto, pero entenderéis que no deja de sorprenderme y ahora más todavía jajaja.
-Eso no lo negamos – dije yo –Que pueda sorprender, pero es de mutuo acuerdo y no le hacemos daño a nadie. Pero incluso así, comprenderás que sea una cosa que no vamos contando…
-Sí, sí, si lo entiendo, ya os lo dije ayer…pero…me alucina tanto.
Coque, que era tan buenazo como bruto a veces y siempre decía lo que se le ocurría de buenas a primeras empezó a hablar.
-Te voy a decir lo que pienso, Carol. El quid está en no darle tanta importancia al sexo como se le da. Parece que incluso para la gente menos mojigata, y no estoy diciendo que tú lo seas, sea algo super importante… que lo es, no digo que no, pero no lo más importante … ¿por qué se asocia siempre al amor…y aunque no haya amor, a la exclusividad si quieres, siendo una necesidad fisiológica y al menos yo lo creo así, psicológica? ¿Y si no encuentras al amor adecuado, qué haces, te quedas sin echar un polvo durante años?...Y no es nuestro caso, yo estoy enamorado de Lore, pero Sonia e Isa son mis amigas, pensamos igual sobre el tema, y nuestra amistad ha crecido al tiempo que nuestra peculiar relación, me dejaría cortar una mano por una de ellas… bueno, y de este también jajaja – añadió mirándome con sorna- Pero a lo que iba, te lo digo en otras palabras…¿por qué puedes quedar con tus amigos para salir a tomar algo, a la playa o al cine y no para follar siendo de mutuo acuerdo? Y, y, bueno ya lo he dicho todo jajaja – acabó riendo para quitarle trascendencia al asunto.
Los otros nos miramos sorprendidos con el “speech” de Coque, que casi nunca se explayaba. Carol asistía atónita también a su perorata y se quedó sin palabras.
Para romper el aparente momento incómodo, me puse a aplaudirle. Sonia, Lore e Isa se echaron a reír. Y al final hasta Carol sonrió.
-Carol - continuó Isa – esto no es frecuente, no creas que nos vemos cada semana o cada mes. De hecho hacia meses que no veía a estos dos. Simplemente ha pasado, y yo he querido. Se que no es tu forma de pensar, la mía tampoco lo era hace unos años, pero somos conscientes de lo que es, y sinceramente que quieres que te diga… soy feliz y para nada me arrepiento – terminó.
-Sabéis – dijo Carol, tras unos segundos de silencio – a veces me gustaría pensar así, os lo digo en serio, pero bueno cada cual es cada cual, y en el fondo me alegro por vosotros porque lo importante es que os he visto siempre felices desde que os conozco.
-Bueno, bueno, bueno, que no es oro todo lo que reluce, que también nos cabreamos a veces, eh! Que hemos tendido peloteras entre todos… a veces me han dado ganas de darles con un palo a los tres, eh! - dijo Sonia sincerándose –Pero pocas, jajajajaja.
Sonia se levantó y abrazó a Carol por detrás dándole un sonoro beso en la mejilla.
-¿Y si nos ponemos un rato al sol? – acabó para dejar el tema.
Poco después estaban las cuatro desnudas tomando el sol y charlando tranquilamente como si nada. Carol se quedó a comer y poco después se marchó. La despedida con ella fue cariñosa como otras veces anteriores. Y tras soltar algunos chascarrillos entre nosotros, continuamos la tarde tomando el sol, ellas, la sombra nosotros dos, y entrando y saliendo de la piscina, durmiendo la siesta, jugando a las cartas y después de cenar acabamos los cinco en la habitación grande otra vez.
Epílogo.
Al inicio del año siguiente, la empresa de Coque le envió fuera, él no tuvo más remedio que aceptar, no podía decir que no si quería ascender en la misma. Y Lore dejó su trabajo, y se fue con él un mes después. Estuvieron algo más de dos años, el tiempo que duró el trabajo que estaban haciendo. Venían cada dos o tres meses un fin de semana o en puentes o vacaciones. Durante ese tiempo, Isa estuvo saliendo con un par de tíos, pero sus relaciones no cuajaban y en sus periodos de “soltería” solía pasarse algunos fines de semana en casa con Sonia y conmigo. Por fin, casi tres años después encontró a alguien y ante nuestra sorpresa se casaron. Al año y medio se separaron. Medio año después empezó a salir con alguien al que conoció en un avión regresando de un viaje que hizo sola a Roma en un puente, un buen tío, currante y atento, y, según las chicas a las que se lo contaba todo, buen amante pero algo clásico en la cama. Pero era y sigue siendo feliz con él, tardaron casi quince años en casarse, cuando ya tenían dos críos.
Seguimos manteniendo una profunda amistad con ella, no de vernos a menudo pero sí de vez en cuando o en ocasiones especiales, sobre todo queda con Sonia para charlar de sus cosas.
Con Carol también seguimos teniendo relación durante un tiempo pero poco a poco se fue diluyendo, ahora apenas nos vemos en alguna ocasión puntual.
FIN
-Nada… – respondí haciéndome el despistado.
-Me estás tocando el culo – dijo ella sin separarse de mi oído.
-Te estoy sujetando.
-Y tocándome ahí detrás, no te hagas el loco – respondió, aunque claramente en un tono que no reflejaba enfado.
Era el momento de ser un poco cabroncete y ponerla en un aprieto a ver por dónde salía. La eché un poco hacia atrás para mirarla. Se ruborizó ligeramente, apartó la vista, pero volvió a mirarme de nuevo segundos más tarde y no pudo contener la risa.
-Cabrón – dijo en voz baja entre risas.
-Pero no me has dicho que no te gustara. – insistí yo tratando de tirarle de la lengua.
-¿Qué pretendes?
-Dímelo tú – la pinché directamente.
-Pero…pero bueno - dijo poniendo una sonrisa maliciosa- es que no me lo puedo creer… hemos follado un par de veces… y estamos aquí… a las tres de la madrugada especulando con la posibilidad de que me des por detrás…bufff… yo no era así…
-Eso lo has dicho tú jejeje.
-¡Serás mamón! - exclamó antes de que la cortara con un beso. Nos besamos con fuerza, comiéndonos la boca el uno al otro y ella volvió a golpear fuerte con sus caderas, y yo volví a buscar su agujerito con mis dedos, presionando ligeramente. Sin más, le pregunté directamente.
-¿Lo has hecho? – esperando ansiosamente su respuesta.
Me miró poniendo una cara de falsa sorpresa.
-No. Y antes de que insistas te diré que…
-¿Que qué? – la interrumpí a propósito – No me digas que ningún chico te lo ha pedido.
-Jajaja – miró hacia arriba moviendo la cabeza y luego hacia mí de nuevo – Menos Manu, todos jajaja. Ahora en serio… me da reparo…a parte de miedo… no sé…es..es…
En ese momento, Lore, que debió haber escuchado algo, se acercó a ella por detrás, le besó un hombro y le dijo una cosa al oído pero que también yo la pudiera oír.
-Pues es la bomba – le susurró. Y luego se juntó de nuevo con Sonia y Coque.
-Me estáis intentando pervertir jajaja – exclamó a su vez Isa.
-Para nada – dije yo sonriéndole – Pero yo haría caso a Lore jajajajajajaja.
-¡Qué cabrón! – volvió a exclamar. Después de volver a soltar una carcajada, se puso seria – ¿Por qué no dejamos de hablar y me follas, ¿eh?! O me follas y luego hablamos jajaja.
Al escucharla decir eso la levanté en volandas para llevarla al extremo de la mesa y hacer que se sentara, y agarrada a mi cuello empecé a follarla bien fuerte
-Jo..der, me encanta, sigue, sigue, jooooderrr…. – estaba desatada por fin, follando y explayándose como si no hubiera nadie más.
Se recostó del todo en la mesa, le puse las piernas sobre mis hombros y ella gritaba de placer como nunca antes lo había hecho, retorciéndose de nuevo, a punto de llegar otra vez al orgasmo.
Se incorporó otra vez sobre los codos y entre mis empujones y los dedos e Sonia empezó a temblar toda, apretando los dientes hasta explotar en una sucesión de hondos gemidos antes de echarse de nuevo rendida sobre la mesa.
-Uf, uf, uuf – resoplaba sin cesar – jooo…der… dioooos… - seguía farfullando, tapándose ahora la cara con las manos en un gesto muy suyo. Por fin se descubrió, luciendo una sonrisa de oreja a oreja.
Yo seguía dentro de ella, sujetando sus piernas, sin correrme y todavía muy excitado. Me retiré muy despacio y ella dio un pequeño respingo al sacarla. Me agaché un segundo y le besé suavemente el coño.
-Uy … cosquillas jijiji – exclamó contenta.
Me senté en el banco a descansar y mi erección empezó a menguar. Coque estaba sentado en el otro con Lore ahora sobre él, cabalgándole con fiereza. De pronto Sonia se me acercó desde el otro lado contoneándose con más ganas de guerra.
-¿Y esto? - dijo con gracia mientras me cogía la polla con sólo dos dedos – ¿Que le pasa a esta pichulina, ya está cansadita? – continuó mientras se sentaba sobre mis piernas.
-Para ti nunca, cariño – repliqué.
-Bien, porque estoy muuuuuy necesitada, me habéis encendido y ahora me tienes que apagar – respondió tras acercar su boca a mi oreja y empezaba a meneármela de nuevo.
Me puse a tope en pocos segundos otra vez. Y ella se sentó rápidamente a horcajadas sobre mí metiéndosela al mismo tiempo para empezar a subir y bajar agarrada a mi cuello.
-Asíiii, asíii, ummm..ooh…mmm… me encanta..ohh – hablaba y gemía sin parar.
-Joder - pensé - son las tantas de la mañana y están las tres más desatadas que por la tarde. Detrás a Lore sólo se la escuchaba decir “fuerte, fuerte, fuerte” e Isa calentándose de nuevo mirándoles. Y Sonia brincando y gimiendo como si no hubiera un mañana.
Paró unos instantes de mover sus caderas, y mientras nos comíamos la boca por enésima vez, empecé a acariciar su agujerito con el dedo, presionando levemente. Se apretó más todavía a mí y yo continué con el masaje suavecito. Retiró un poco la cabeza para mirarme.
-¿Vamos arriba? – preguntó.
-Vamos – respondí yo sin necesitar preguntarle por qué.
Sin decir nada nos levantamos y nos dirigimos a la puerta, ellos ni se enteraron al principio.
-¿Dónde vais? – escuchamos por fin a Lore casi cuando entrabamos.
-A por una cosa que necesitamos…– respondió Sonia riendo.
-Aaahhh… ya… vale, vale…jajajaja – respondió Lore.
-Ya no bajaremos – añadí yo.
Subimos corriendo la escalera, y en cuanto entramos en la habitación Sonia prácticamente se lanzó sobre la cama buscando una almohada para abrazarse a ella. Me tiré sobre ella y continué besándola desde el cuello, bajando por toda sus espalda hasta llegar a su culo. Según se lo iba comiendo su ronroneo y sus palabras me iban excitando de nuevo.
-Oooh, que gusto… no te pares de nunca… por fa…mmm…ooh…oooh – murmuraba.
Puse un poco de gel en su agujerito y dio otro respingo por el frescor repentino. Un par de dedos entraron sin dificultad y empecé a moverlos despacio mientras con la otra mano le acariciaba las nalgas. Ella seguía ronroneando.
-Ooh, síii, siii…mmm…me encanta…oohh…métemela…fóllame el culo… yaaaaa… -exigió segura de sí misma.
Me incliné apoyándome en los codos mientras ella guió mi polla. Empujé un poco para penetrarla y dio otro respingo. En dos viajes más entró toda dentro y me dejé caer sobre ella, que permaneció en silencio con la cara apoyada en la almohada, los ojos cerrados y la boca entreabierta. Cuando empecé a aumentar el ritmo, ella empezó a gemir de nuevo, cada vez más fuerte, yo me excitaba cada vez más y me incorporé para apoyarme en las manos.
-Dame, dame, oh sí, sigue, sigue… – repetía mientras metía una de sus manos por debajo para tocarse. Su excitación se reflejaba en sus gemidos, cada vez más fuertes.
-No quiero que te corras todavía – le dije al oído – Quiero sentirte mucho más – Sus labios dibujaron una sonrisa. – Déjame ponerme encima – susurró.
Después de sacársela me tendí boca arriba, ella inmediatamente se subió sobre mis muslos y tras echar un poco más de gel, se colocó sobre mi polla para metérsela de nuevo ayudada ahora por mi mano mientras me miraba morbosamente. La agarré por los muslos y ella empezó a mover sus caderas mientras seguía erguida. Pronto empezó a acariciarse las tetas ella misma y a pellizcarse sus duros pezones al tiempo que intensificaba el ritmo.
-Me encanta… cariño…, así así…mmm…mmmm…como me gusta por dioosss..oohhh.
La agarré de ambas nalgas y ella se recostó sobre mí para besarnos, mientras ambos empujábamos nuestras caderas a la vez, el uno contra el otro. No paraba de gemir y yo empecé a resoplar también. En esto, cuando ella cambió la cabeza de lado, al mirar hacia la puerta vi la cara de Lore asomada a la puerta, mirándonos. No dijo nada, se llevó el dedo a los labios para que no dijera nada, sonrió, me guiño un ojo y se marchó.
Sonia se irguió de nuevo para masturbarse con más intensidad y empezó a provocarme mirándome con rabia.
-Quiero que te corras ya… lléname el culo, dámela toda, venga… venga… – me decía acelerando frenéticamente su mano – Venga, venga, dame toda tu leche…venga… la quiero toda…- y su cuerpo comenzó a sacudirse y a temblar mientras apretaba las piernas contra mis costados y las manos contra su coño. Inmediatamente me vacié todo dentro de ella, y ella se derrumbó sobre mi pecho.
Tras recuperarse un poco, se apoyó sobre sus manos y nos miramos con una sonrisa. Me besó en los labios suavemente y se bajó de mí estirándose a un lado. Aún tardamos unos minutos en movernos.
-Voy a asearme un poco – dijo ella levantándose de la cama.
-Vale, luego voy yo, déjame recuperarme un poco más jejeje.
Al cabo de unos minutos regresó.
-Esos tres están follando – dijo con total naturalidad.
-Bien por ellos – fue lo que se me ocurrió – Jajaja.
Me levanté para ir a lavarme yo también y no pude evitar la tentación de asomarme, para ver tres cuerpos entremezclados sobre la cama. No les dije nada y les dejé disfrutando.
Al regresar, tras apagar la luz y echarme en la cama junto a Sonia, ella se abrazó a mí, muy mimosa. Tras unos minutos de silencio absoluto en los que se escuchaban al fondo algunos gemidos y cuchicheos.
-Te quiero Sonia – le dije en voz bajita.
-Y yo a ti, cariño – respondió ella, acariciando mi pecho. En pocos segundos estaba dormida.
Yo tardé aún un rato, después de dejar de escuchar gemidos al fondo.
Cuando abrí los ojos a la mañana siguiente enseguida me di cuenta de que era ya muy tarde, miré el reloj y marcaba casi el mediodía. La cortina que había corrido antes de meternos en la cama en la madrugada se movía ligeramente con el aire y algunos rayos de sol incidían sobre el cuerpo desnudo de Sonia, que dormía boca arriba, con la cara ladeada al lado contrario a la ventana y las piernas ligeramente abiertas. Me incorporé en la cama y después de mirarla con ternura y darle un beso en la mejilla, me levanté. Tras pasar por el baño a orinar y lavarme la cara, pasé por delante de la habitación de Isa, vacía. Luego por delante de la de Lore y Coque, y estaba allí, dormida en la misma cama que ellos dos, abrazada a Coque. Una sonrisa se dibujó en mi cara al verles. Habían acabado la noche anterior, casi como la empezamos, en la habitación grande, e Isa se debió quedar allí, agotada, o simplemente por no haber querido estar sola.
Empecé a bajar la escalera cuando en ese momento sonó el timbre de la puerta.
-¡Ostras! Carol… – me dije a mí mismo – Tenía que venir a estar un rato en la piscina con nosotros. Aceleré el pasó y bajé de dos en dos. Al llegar abajo caí en la cuenta de que estaba desnudo, pero ya no iba a volver a subir a ponerme un pantalón. Me acerqué a la puerta y abrí asomando sólo la cabeza
-Hola – dijo Carol – Uy que cara de dormido tienes.
-Hola – respondí – Perdona, es que acabo de levantarme jeje…anoche trasnochamos y…
-Eeeh – exclamó Carol – ¿Puedo pasar? – añadió con una sonrisa ante mi aparente empanada mental.
-Sí claro, perdona, pero te advierto, estoy en bolas, acabo de levantarme y he bajado corriendo así a abrir sin darme cuenta… pero pasa, pasa – respondí abriendo la puerta.
Carol no pudo evitar mirarme de reojo y esbozó una sonrisa.
-¡Como si no te hubiera visto antes, eh! Jajaja – nos dimos dos besos y cerré.
-Perdona un momento, voy a buscar el bañador que debe estar colgado fuera.
-Jajaja, ¿dónde están todos?
-Duermen todavía.
-Vaya, tal vez debería irme y venir otro día…
-No, que va, no tardarán en despertarse y si no les despierto yo, que ya son horas jejeje.
-Jajaja.
Me puse le bañador y me dirigí a la cocina a hacerme un desayuno.
-¿Quieres tomar algo? – le pregunté.
-Pues para mí ya casi es la hora del aperitivo jejeje.
-¿Una cerveza, cola-cola,…?
-Una cola, sí, gracias. ¿Me siento aquí fuera en el porche?
-Claro, dónde quieras, ahora vuelvo. Te pongo una tostada con tomate a ti también.
-Oh así, gracias.
Mientras preparaba el desayuno empecé a escuchar ruidos arriba, señal de que se estaban levantando y ya puse más pan a tostar y más tazas para el café. Poco después bajó Lore, entró en la cocina desnuda, como tantas veces.
-Buenos días guapo! – saludó.
-Buenas días, preciosa – me dio uno de sus achuchones.
-Mmmm, que bien, me estás haciendo el desayuno, ¡como te quiero!
-Está Carol en el porche – le dije.
-Oh, es verdad, tenía que venir, que despiste…
-Menos mal que escuché el timbre jeje… ¿vas a ir a saludarla así jejeje? – le pregunté.
-He bajado así porque dejé el bikini secando fuera – respondió dándome un cachete en el culo.
Lore salió afuera y las escuché saludarse. Cuando salí yo con el desayuno al porche Lore ya se había puesto el bikini y al poco bajó Sonia en braguitas. Después de saludar a Carol recogió su bikini y se lo puso. Por los pelos no le pregunté por Isa, al darme cuenta de que Carol estaba allí. No es que fuera a pasar nada, al menos eso creía, porque podíamos poner cualquier excusa pero mejor no hacer saltar la liebre. Sólo esperaba que Isa no bajara desnuda a buscar su bikini. Pero, iluso de mí, no contaba con las ocurrencias de Coque.
Habíamos empezado a desayunar cuando escuchamos gritos, chillidos y risas del interior.
-No, no, no, no, no… Coque no, para … suelta, para, para…no, socorro, chicos, socorroooo jajajaa soc…orro jajaja no para para ….
Isa salió corriendo por la puerta intentando escabullirse de Coque, que seguía intentando echarle mano. Al menos llevaba las bragas puestas, pero Coque iba en pelota picada con todo lo suyo moviendo de un lado a otro. Nos quedamos todos estupefactos, no por ellos, si no porque Carol estaba presente. La miré y pude ver como se había quedado paralizada con la tostada en la mano y los ojos como platos.
Por fin Coque, ajeno a que Carol estaba en la mesa, atrapó a Isa y la sujetó en brazos.
-Al agua! – exclamó.
-No, no, no… ¡Coque, no! – gritaba ella sin parar de reír. Los dos acabaron en el agua y se enzarzaron entre ellos a salpicarse. –¡Cabrón! Esta me la pagarás.
Cuando por fin se relajaron salieron de la piscina, Isa pilló desprevenido a Coque y le propinó un fuerte azote a Coque. Este, en vez de quejarse, reaccionó riéndose, abrazándola fuerte y acariciándole la espalda, ella le devolvió el abrazo y luego se rio con él. Yo ya no sabía que decir al ver a Carol alucinada, no sólo por lo que estaba viendo si no por ver a Sonia y sobre todo a Lore descojonándose de risa.
Cuando ambos se acercaron es cuando se dieron cuenta de que Carol estaba con nosotros.
-Ooops! – Hola Carol – dijo Coque al notar su presencia – Perdona, ahora me pongo el bañador, jajajaja.
-Hola Carol – saludó algo abochornada Isa.
-Hola – respondió Carol visiblemente cortada y muy sorprendida por lo que había visto.
Isa se fue a buscar su bikini, cambiarse y tender sus braguitas a secar.
-¿Qué, cómo estás? – preguntó Coque como si nada.
-Bien, bien, aquí… viendo el panorama.
Isa regresó con el bikini puesto.
-¡Yo le hubiera dado más fuerte! – le dijo Lore a Isa ante el asombro de Carol.
-Isa se quedó a dormir aquí al final – intervino Sonia – Se nos hizo tarde charlando.
Carol no estaba enojada ni siquiera molesta, sólo asombrada ante la evidencia. Pero ni era tonta, ni tampoco podía domar su curiosidad. Así que soltó una indirecta.
-Así que ahora sois cinco – dijo mientras acababa por fin de darle un mordisco a la tostada.
Nos pilló por sorpresa, la verdad, pero sorprendentemente Isa fue la que, ante el asombro de todos respondió con elegancia.
-Cosas que pasan, Carol – le contestó. Lore, a su lado, la cogió del brazo cariñosamente.
-No, a ver, que no digo nada…ya hablamos ayer del asunto, pero entenderéis que no deja de sorprenderme y ahora más todavía jajaja.
-Eso no lo negamos – dije yo –Que pueda sorprender, pero es de mutuo acuerdo y no le hacemos daño a nadie. Pero incluso así, comprenderás que sea una cosa que no vamos contando…
-Sí, sí, si lo entiendo, ya os lo dije ayer…pero…me alucina tanto.
Coque, que era tan buenazo como bruto a veces y siempre decía lo que se le ocurría de buenas a primeras empezó a hablar.
-Te voy a decir lo que pienso, Carol. El quid está en no darle tanta importancia al sexo como se le da. Parece que incluso para la gente menos mojigata, y no estoy diciendo que tú lo seas, sea algo super importante… que lo es, no digo que no, pero no lo más importante … ¿por qué se asocia siempre al amor…y aunque no haya amor, a la exclusividad si quieres, siendo una necesidad fisiológica y al menos yo lo creo así, psicológica? ¿Y si no encuentras al amor adecuado, qué haces, te quedas sin echar un polvo durante años?...Y no es nuestro caso, yo estoy enamorado de Lore, pero Sonia e Isa son mis amigas, pensamos igual sobre el tema, y nuestra amistad ha crecido al tiempo que nuestra peculiar relación, me dejaría cortar una mano por una de ellas… bueno, y de este también jajaja – añadió mirándome con sorna- Pero a lo que iba, te lo digo en otras palabras…¿por qué puedes quedar con tus amigos para salir a tomar algo, a la playa o al cine y no para follar siendo de mutuo acuerdo? Y, y, bueno ya lo he dicho todo jajaja – acabó riendo para quitarle trascendencia al asunto.
Los otros nos miramos sorprendidos con el “speech” de Coque, que casi nunca se explayaba. Carol asistía atónita también a su perorata y se quedó sin palabras.
Para romper el aparente momento incómodo, me puse a aplaudirle. Sonia, Lore e Isa se echaron a reír. Y al final hasta Carol sonrió.
-Carol - continuó Isa – esto no es frecuente, no creas que nos vemos cada semana o cada mes. De hecho hacia meses que no veía a estos dos. Simplemente ha pasado, y yo he querido. Se que no es tu forma de pensar, la mía tampoco lo era hace unos años, pero somos conscientes de lo que es, y sinceramente que quieres que te diga… soy feliz y para nada me arrepiento – terminó.
-Sabéis – dijo Carol, tras unos segundos de silencio – a veces me gustaría pensar así, os lo digo en serio, pero bueno cada cual es cada cual, y en el fondo me alegro por vosotros porque lo importante es que os he visto siempre felices desde que os conozco.
-Bueno, bueno, bueno, que no es oro todo lo que reluce, que también nos cabreamos a veces, eh! Que hemos tendido peloteras entre todos… a veces me han dado ganas de darles con un palo a los tres, eh! - dijo Sonia sincerándose –Pero pocas, jajajajaja.
Sonia se levantó y abrazó a Carol por detrás dándole un sonoro beso en la mejilla.
-¿Y si nos ponemos un rato al sol? – acabó para dejar el tema.
Poco después estaban las cuatro desnudas tomando el sol y charlando tranquilamente como si nada. Carol se quedó a comer y poco después se marchó. La despedida con ella fue cariñosa como otras veces anteriores. Y tras soltar algunos chascarrillos entre nosotros, continuamos la tarde tomando el sol, ellas, la sombra nosotros dos, y entrando y saliendo de la piscina, durmiendo la siesta, jugando a las cartas y después de cenar acabamos los cinco en la habitación grande otra vez.
Epílogo.
Al inicio del año siguiente, la empresa de Coque le envió fuera, él no tuvo más remedio que aceptar, no podía decir que no si quería ascender en la misma. Y Lore dejó su trabajo, y se fue con él un mes después. Estuvieron algo más de dos años, el tiempo que duró el trabajo que estaban haciendo. Venían cada dos o tres meses un fin de semana o en puentes o vacaciones. Durante ese tiempo, Isa estuvo saliendo con un par de tíos, pero sus relaciones no cuajaban y en sus periodos de “soltería” solía pasarse algunos fines de semana en casa con Sonia y conmigo. Por fin, casi tres años después encontró a alguien y ante nuestra sorpresa se casaron. Al año y medio se separaron. Medio año después empezó a salir con alguien al que conoció en un avión regresando de un viaje que hizo sola a Roma en un puente, un buen tío, currante y atento, y, según las chicas a las que se lo contaba todo, buen amante pero algo clásico en la cama. Pero era y sigue siendo feliz con él, tardaron casi quince años en casarse, cuando ya tenían dos críos.
Seguimos manteniendo una profunda amistad con ella, no de vernos a menudo pero sí de vez en cuando o en ocasiones especiales, sobre todo queda con Sonia para charlar de sus cosas.
Con Carol también seguimos teniendo relación durante un tiempo pero poco a poco se fue diluyendo, ahora apenas nos vemos en alguna ocasión puntual.
FIN