El Club

Capitulo 5

Estuvimos mirando la tele un rato mientras picábamos y bebíamos algo, pero sin prestar gran atención. De hecho, Sonia, con el mando en la mano no paraba de cambiar de canal. Sonia se recostó sobre mi hombro y me dio el mando, e Isa se estiró a lo largo. Por fin encontré algo interesante en la tele, una película que estaba empezando, y subí un poco el volumen. Ellas, aparentemente, no estaban muy interesadas. Isa no tardó mucho en levantarse y acercarse al ventanal para mirar hacia afuera.

Y Sonia se acercó de nuevo al mini bar a por más cosas para picar. Luego se sentó sobre la cama a mi lado.

-¿Qué miras, Isa? – preguntó Sonia.
-Nada en particular, las luces al fondo, estaba tratando de identificar lo que se ve – respondió Isa, llevándose los últimos cacahuetes a la boca y dando luego un sorbo de la bebida que tenía en la mano.

Unos minutos después, Sonia se levantó y se dirigió hacia ella. Pero en vez de ponerse a su lado la abrazó por detrás cariñosamente y apoyó la barbilla en su hombro. Se pusieron a señalar hacia afuera y a intentar adivinar entre risas lo que veían.
Siempre me enternecía el verlas así, mostrando ese cariño mutuo que se profesaban y que junto a Lore habían ido cimentando con el paso de los años. Un cariño y una amistad que no les impedía que en cuestión de minutos se transformaran sin ningún pudor en auténticas leonas en la cama, disfrutando del sexo entre ellas, compartiéndolo conmigo, o entre los cinco cuando nos juntábamos. La ventaja era que desde hacía ya mucho tiempo, todos teníamos muy claro lo que había entre nosotros. Isa había tenido muy mala suerte con los tíos hasta ese momento, pero nunca mostró un atisbo de envidia hacia los demás, al contrario, se tomaba ya a risa sus “fracasos” sentimentales.

El caso es que al verlas juntas y desnudas, hablando, a veces cuchicheando y riendo, me empezaba a excitar y si además, de tanto en tanto, cruzaban por delante de mí era imposible poder seguir la película. Así que acabé levantándome y me uní a ellas, abrazando a las dos por la cintura.

-¿Qué estáis mirando?
-Estamos intentando adivinar que vemos jajaja ¿la casa de los padres de Coque está hacia allá, no? – preguntó Isa
-Creo que sí, pero desde aquí no se ve -respondí.

Estuvimos un ratito mirando, señalando y adivinando cosas, pero instintiva e irremediablemente mis manos buscaron sus nalgas para acariciarlas. Sonia me miró y nos besamos, un beso largo, lo suficiente para empezar a empalmarme. Entonces noté la mano de Isa agarrándomela mientras con la otra me acariciaba la espalda. En cuanto los labios de Sonia se separaron de los míos, Isa me ofreció los suyos, y luego su lengua. La besé mientras apretaba a las dos contra mí agarrándolas del culo. Nos fuimos besando alternativamente hasta que las bocas de ellas se juntaron por fin y empezaron a comerse a bocados. En vez de seguir junto a ellas, di un par de pasos atrás para verlas con perspectiva y empecé a pajearme mientras las miraba. Sus besos dieron paso a las caricias, y pronto estaban las dos revolcándose sobre la cama. Pero en vez de unirme a ellas, esta vez opté por ver el espectáculo. Las dos se sumergieron en una larguísima sesión de besos, caricias, cunnilingus, masturbaciones, orgasmos, risas, gritos y hasta azotes mutuos que yo no olvidaría nunca.

Sin parar de masturbarme, sentado y estirado en un sofá mientras las observaba, estaba a punto de reventar, cuando Sonia levantó la cabeza de entre las piernas de Isa después de que está se corriera por enésima vez y me miró por fin.

-Córrete…quiero…queremos ver como te corres – susurró Sonia. Isa, apoyada en sus codos, me dirigió también su dulce pero afilada mirada.

Que morbosas sonaban esas palabras. Me puse a mil, sobre todo al ver como Isa también se daba la vuelta y se recostaba sobre la cama para mirarme. Aceleré las sacudidas y todos los músculos de mi cuerpo se tensaron para, en segundos, empezar a eyacular entre espasmos sobre mi pecho y mi vientre.

-Jo-der, chicas… madre mía…que espectáculo…- acerté a decir tras recuperar el aliento.
-¿Has disfrutado? – pregunto sugerente Sonia.
-¿Qué si he disfrutado? Joder que si he disfrutado, una barbaridad…¿y vosotras?
-Yo un montón – respondió Sonia – con un juguetito hubiera estado aún mejor jijiji – se rió traviesa.
-Mucho… nunca había tenido tantos orgasmos seguidos... ha sido... ha sido…buuu fff… no sé ni como describirlo…- añadió Isa.

Ambas sonrieron y Sonia se levantó presta para traerme una toalla del baño y limpiarme un poco. Me la dejó sobre el vientre y tras menear sus tetas cómicamente delante de mis narices y darme un beso suave se dirigió de nuevo hacia la ducha, Fue cuando me fijé en que tenía ambas nalgas marcadas con las manos de Isa.

-Caray, Sonia, tienes el culo colorado como un tomate jajaja – comenté riendo.

Isa se levantó e intentó mirarse el suyo.

-Tú también pero menos… ven que te lo igualo jejeje – dije yo levantándome rápido con intención de darle otro azote.

Ella logró esquivarlo y la abracé por detrás para cogerla en volandas y llevarla a la ducha mientras se mondaba de risa. Nos metimos los tres en la ducha, esta vez más cansados que antes, y acabamos sentados en la misma bajo el chorro de agua calentita, sin querer salir de allí.

-Era un aburrido – dijo de pronto Isa.
-¿Eh? – exclamó Sonia.
-Mi ex… era un aburrido…que gran error cometí al casarme…
-¿Por qué dices eso, Isa? – le pregunté yo.
-Está visto que nunca acabas de conocer bien a una persona… pero coño, que me diera cuenta al poco de casarnos de que me había equivocado tiene narices… - añadió con un tono que parecía de lamento pero también de resignación.

Aunque desde que se separó nos habíamos visto bastantes veces nunca había sacado el tema. Alguna cosa le había comentado a Sonia y a Lore pero sin profundizar mucho, más bien era puyazos en tono jocoso que otra cosa.
Sonia y yo nos miramos como preguntándonos a que venía esa confesión ahora. No habíamos conocido bien a su ex, apenas habíamos quedado un par de veces para salir a tomar algo, pero tampoco esperábamos que se separaran tan rápido, la verdad.

-No sé por qué os cuento esto… es que… es que me ha pasado por la cabeza ahora y me ha salido así de dentro… tal vez porque sois mis mejores amigos… no sé, pero tranquilos, estoy bien, estupendamente eh! jajaja – añadió sonriente.
-Todo pasa, Isa, todo pasa… y se olvida – dijo Sonia.
-Lo sé… ya casi ni me acuerdo jajajaja – se rio. – Es que cambió tanto en tan poco tiempo...es como si fuera otra persona… de pasarlo bien antes de casarnos y las primeras semanas, salir, reírnos, divertirnos…en la cama no estaba tampoco mal, al menos estaba por mí y lo pasábamos bien…a de repente pasar a no querer salir, ni moverse, vaguear en todo, no se que le pasó… es como… sabes, de esos que piensan “ya he pillado” ahora ya puedo hacer el zángano que “ya he pillado”.. y a mí no me vale, ni de coña, el que me hace eso le mando a tomar por saco bien pronto…en fin…

Sonia la abrazó y le dio un beso cariñoso en la sien.

-Bueno, habrá que salir – intervine yo para intentar alejarle esos pensamientos. Y me levanté primero. Cuando Isa se levantó la abracé fuerte y luego salí de la ducha.

Mientras nos acabábamos de secar en la habitación de repente Isa cambió el tema y el tono.

-Pues he estado a un tris de pedirle a la esteticista que me depilara el chochete esta tarde jijjiiji – dijo riendo.
-¿Qué, cómooo? - exclamé con sorpresa.
-No del todo, algo como así – hizo una gesto con las dos manos marcando un triángulo alargado sobre su pubis – jjijijiji…dejando una tirita…para probar a ver como me veo.
-Mal, te ves mal – exclamé otra vez poniendo cara triste con los morros.
-Jajajajaja – se rio - ¿Qué me dices Sonia?
-Yo ya lo probé una vez y no quiero volver a pasar por esa tortura.. a mí me picó mucho, nada, quita, quita… me conformo con podar la “maleza” de tanto en tanto y listo – contestó entre risas.
-Jajajaja – volvió a reír Isa – Pues tengo que probar a ver, igual es una cuestión de la sensibilidad de la piel...ná que cualquier día me lio y lo hago jijiji.
-Tú verás…- respondió Sonia.

Estuvimos un rato riéndonos en la cama sobre el tema y poco a poco nos fuimos quedando dormidos.
Al día siguiente después de levantarnos y vestirnos, ellas se podían quedar hasta después de comer, pero yo no podía, así que decidieron que también pasaban de ello. Ellas aprovecharon el resto de la mañana para otra sesión de aguas y al final fueron a la peluquería.
Les envié el mensaje de que pasaba a buscarlas y cuando iba hacia allá se me ocurrió una cosa loca. “Y sí aprovechando que estábamos a las afueras de la ciudad, nos llegábamos hasta el pueblo donde está la casita, comíamos en el bar y pasábamos allí la tarde”. Cuando llegué a recogerlas se lo propuse y ni lo dudaron.
 
Capitulo 6/7

En media hora estábamos en el pueblo y tras aparcar nos dirigimos directamente al restaurante para comer. La verdad es que se comía de fábula en ese sitio, rico, casero, abundante, quizá demasiado, y barato. Y en invierno encendían la chimenea que tenían y se estaba calentito, pero cuando entrabas en el coche o en la casa te dabas cuenta de que estabas impregnado de humo.

-Bueno, chicas, creo que voy a salir rodando hoy – bromeé – ¿Qué tal si damos un paseo para bajar la comida? - añadí.
-Estupendo, yo también necesito moverme un poco – contestó Sonia.
-Genial, vamos por abajo mejor jejeje – apostilló Isa

Así que nos pusimos a caminar despacito por los senderos que rodean al pueblo hasta que por fin, casi una hora después y tras un largo pero lento paseo, llegamos a la casa. El sol empezaba a bajar, lo mismo que la temperatura. En cuanto entramos encendí la calefacción, y tardamos un buen rato en quitarnos los abrigos.

-¡Apestamos a humo! – exclamó Sonia.

Cómo habíamos ido bastante siempre había cosas en el frigo y en la despensa, miré y saque para hacernos un té. Mientras yo hervía el agua para preparar el té ellas se sentaron en el sofá todavía con los abrigos puestos y encendieron la tele.

-Dejadme sitio – les dije mientras me acercaba con una bandeja con las tazas de té y el azúcar. Se abrieron y me senté entre las dos.

No tardó en caldearse en ambiente y empezamos a quitarnos los abrigos y luego los jerséis y a desabrocharnos el botón del pantalón para estar más cómodos.

Tras terminarnos el té les empezó a entrar la modorra, sobre todo a Isa, que se recostó en principio contra mi hombro mientras veíamos la tele. Luego acabó apoyada sobre el brazo del sofá. Y Sonia poco más o menos, cambiando de postura y dando cabezadas, hasta que al final se recostó sobre mi regazo. Aún con somnolencia, sabía que yo no podía resistirme y enseguida metí la mano por dentro de su pantalón y de sus bragas. Que le estuviera acariciando así el culo era algo que le encantaba, y le sigue encantando, claro, puede verse una película entera así.

-Qué mano más caliente…mmmmm…me encanta – murmuró, como tantas otra veces.

Miré a Isa, que abrió un ojo, y volvió a cerrarlo esbozando una sonrisa cómplice. No tardó en quedarse dormida, mientras yo seguía acariciando el culo de Sonia con una mano y su pelo con la otra. Cuando intenté llegar algo más abajo con la mano, me di cuenta, de que al contrario que en casa, en la que suele llevar puesto un chándal, un pijama o estar simplemente desnuda, al llevar un vaquero algo ajustado mi mano no tenía la misma amplitud de movimiento. Ella que se dio cuenta y con gran habilidad se bajó el pantalón hasta el inicio de sus muslos sin decir nada. Ahora sí, podía llegar más cómodamente metiendo la mano bajo sus bragas. Con mi dedo corazón empecé a masajear su ano suave y brevemente, para continuar hasta su coño. En cuanto rocé su vello noté que estaba ya muy mojado y mi dedo se metió solo entre sus encharcados labios.

Continué así, prácticamente masturbándola muy despacio desde atrás y sin dejar de acariciar su cabello. Isa seguía dormida. Y Sonia de vez en cuando soltaba algún leve suspiro de gusto. Forcé la mano un poco más y dos dedo entraron con facilidad en su coño.
No esperó más y también se bajó las bragas hasta juntarlas con sus pantalones. Además estaba empezando a notar el calor y se desabrochó algún botón más de su blusa. Y yo también lo notaba, y me empecé a excitar cada vez más, lo suficiente para que Sonia lo notará y saliera de dudas agarrando mi entrepierna con su mano.

-Jijiji – se le escapó bajito.

Se incorporó un poco así como estaba, sin girar la cabeza y me bajó la cremallera para meter la mano por dentro del calzoncillo y cerrarla alrededor de mi polla, todavía morcillona. Acercó un poco su cabeza, lo justo para acariciar la punta con su lengua. Eso hizo que diera un ligero respingo. Miré al lado e Isa seguía inmóvil. A la siguiente ya noté la caliente humedad de su boca alrededor de todo el capullo. Un placentero espasmo recorrió todo mi cuerpo. Sonia se acomodó aún mejor y mientras embolsaba mis huevos con una mano para acariciarlos empezó a chupármela ya con esmero. Mientras, yo no dejaba de follarla con los dedos.

Si Isa abría ahora los ojos se iba a llevar una buena sorpresa en primer plano, pensé. Y yo lo estaba deseando, pero aún así no pensaba despertarla, me resultaba más excitante lo primero.

No dejaba de mirar a Isa aguantándome las ganas de despertarla, pero fue Sonia la que provocó inconscientemente que lo hiciera, al darle con la mano en el muslo sin darse cuenta. Isa se movió un poco, hizo un ruidito con la boca y abrió ligeramente un ojo, lo cerró momentáneamente para acto seguido abrir los dos al ser consciente, imagino, de lo que había visto. No es que mostrara tampoco una gran sorpresa, más bien se quedó en la misma postura unos segundos, después me miró pero no dijo nada y continuó mirando como Sonia me la chupaba.

Se fue moviendo poco a poco, incorporándose ligeramente para apoyar la espalda en el brazo del sofá, y se metió la mano por dentro del pantalón para masturbarse, pero no tardó en levantarse un momento para quitarse los pantalones rápidamente y poder doblar una de sus piernas sobre el sofá para estar más cómoda. Mientras tanto Sonia trataba de bajarme los míos, y no paró hasta quitármelos por completo.
La noche anterior en el spá había sido probablemente la más lúbrica e intensa vivida hasta ese momento con Isa, completamente desinhibida, y esta prometía ir por el mismo camino.

Isa no dejaba de mirar lo que estaba haciendo Sonia pero continuamente levantaba la vista para mirarme a mí. Y poco a poco se iba excitando, se notaba en el movimiento de su pecho y su vientre. Por fin Sonia se incorporó y delante de mí se desnudó de cintura para abajo. Luego me acabó de quitar los calzoncillos, se subió al sofá con una pierna a cada lado y se sentó sobre mis muslos, agarrándome la polla para pajearme. Se inclinó hacia mí y nos besamos intensamente.

-No tienes idea de lo caliente y cachonda que estoy – musitó junto a mi oído.

Miró a Isa, que seguía con la mano por dentro de sus braguitas masturbándose, y empezó a culebrear lentamente sobre mí. Se desabotonó la blusa y tras quitársela se deshizo también del sujetador liberando así sus tersos y jugosos pechos.

-¿Quieres mis tetas? Son tuyas – dijo morbosamente.

Empecé a masajeárselas con una mano, mientras con la otra le cogí la mano libre a Isa y tirando ligeramente de ella entendió lo que quería.
Se quitó las bragas y se arrodilló en el sofá junto a nosotros dos. Mientras ella acababa de quitarse también el sujetador me mojé un par de dedos y llevé mi mano a su coño metiéndoselos dentro. Ella me agarró de la muñeca apretando aún más. Su excitación se disparó y empezó a gemir. Y, de pronto, se desató.
Se inclinó sobre Sonia, le cogió la cara con ambas manos, y empezó a besarla. Sonia le devolvió el beso, se separaron un segundo, se miraron, se sonrieron y se lanzaron de nuevo a besarse con brusquedad
.
-Déjame comerte – le dijo Isa a Sonia bajando al mismo tiempo del sofá.

Esta se levantó también y tomó su sitio sentándose a mi lado y abriendo las piernas empezó a tocarse. Isa dejó caer un cojín en el suelo y se arrodilló sobre él. Tras volver a sonreírle, empezó acariciando suavemente los muslos y el vientre de Sonia, que la miraba expectante. Luego acercó su boca a la entrepierna de Sonia, y tras un primer tanteo con la lengua que hizo a esta suspirar, se sumergió por completo en su coño. Desde mi perspectiva, el vello púbico de Sonia apenas dejaba ver los labios de Isa y sólo lograba atisbar algún lengüetazo que otro. Sonia, empezó a retorcerse en el sofá, a morderse los labios y a gemir cada vez más alto mientras miraba como Isa le comía el coño. Esta, de vez en cuando, levantaba los ojos para mirarme.

-Métemela...vamos - suplicó antes de seguir lamiendo.

Sin esperar más me levanté y poniéndome detrás de ella, flexioné las piernas bajando las caderas hasta metérsela. Dio un respingo como casi siempre y continuó a lo suyo. Empecé a follarla así, en esa postura tan animal, flexionando, subiendo y bajando muy lentamente para que sintiera el recorrido de mi polla entrando hasta sus entrañas. Ella gemía entrecortadamente, sin dejar de lamer, y sus gemidos se solapaban con los de Sonia.

-Más fuerte…- me pidió Isa.
Pero yo no le hice caso, no tenía intención de acelerar sino todo lo contrario. Me incline un poco más para besar a Sonia brevemente y continué al mismo ritmo.

-Ssshhh…- le susurré al oído a Isa – No hay prisa… - añadí acariciando su pelo y colocándoselo todo a un lado.

Tras un rato largo así, la postura empezó a hacer mella en mis piernas y después de sacársela me deslicé hacia atrás besando y acariciando toda su espalda, a lo que volvió a responder con suspiros y respingos. Me senté sobre mis talones detrás de ella, admirando su culo blanco y carnoso. Con las dos manos le acaricié simultáneamente ambas nalgas, apretándolas y dándole algún que otro ligero azote.

-Diooos….me encanta…ooohhh…sigue…mmmmm…

Solté una mano para pajearme mientras seguía acariciando sus nalgas con la otra o jugando con la rizada y sedosa negrura que asomaba entre sus piernas. Separando sus nalgas empecé a lamer su rosado agujerito con la punta de la lengua. Dio otro respingo, y yo continué lamiendo y presionando suavemente con la lengua.

Nunca había querido probar el sexo anal, le tenía cierto miedo pero sobre todo le daba reparo, y por lo que contaba tampoco se lo había dejado hacer a ninguna de sus parejas o rollos. Pero yo de vez en cuando me insinuaba en ese sentido, sobre todo en los momentos en que su culo estaba así de expuesto a mi vista. Me insinuaba sabiendo cual iba a ser su respuesta porque me encantaba provocarla y pincharla. Luego al final siempre me lo echaba en cara bromeando y nos reíamos con ello.

-Mmmm…que gusto…oh sí… oh sí…me encanta – repetía.

Me incorporé de nuevo acercando mi cara a su oído.

-Se me está ocurriendo una cosa… – le dije flojito al oído con toda intención.
-¡No! – dijo en voz baja pero tajante.
-Pero si no he dicho el qué… - respondí conteniendo la risa
-Te leo el pensamiento… – respondió ella.
-Jajaja – me reí. Sonia, agarró la cabeza de Isa y la apretó más contra su coño, como queriéndole decir que no se distrajera.

Me volví a sentar en el sofá a su lado.

-No pares… ¿por qué paras? – se quejó Isa levantando un segundo la cabeza.
-Porque me gusta veros así – respondí yo. Ella no pudo evitar sonreír.

Sonia empezó a retorcerse, a levantar el pecho y gemir fuerte, me buscó y cogió la mano, y me la apretó con fuerza en el momento en el que le sobrevino el orgasmo. Enseguida me la soltó para apretar de nuevo la cabeza de Isa contra su coño mientras gritaba de placer.

-Que gusto por dios…uuuf uff uffff – exclamó al empezar a relajarse.

Isa se levantó e inclinándose sobre mí, me ofreció su lengua y nos besamos. Noté el aroma y sabor de Sonia en su boca y me excité aún más. Acabó sentándose sobre mis piernas sin separar su boca de la mía y me la volvió a agarrar otra vez. Con el rabillo del ojo observé como Sonia se levantaba para acercarse a la nevera. Tras beber de pie frente a nosotros, se acercó de nuevo a Isa por detrás y empezó a hacerle carantoñas en el cuello mientras le agarraba las tetas.

-¿Y si subimos a la cama? – les sugerí a las dos.
-Vamos – dijo Sonia.

Isa se levantó y ambas se encaminaron a la escalera. Las seguí y al llegar arriba Sonia deshizo la cama, apartando la manta y la sábana de una de las camas. Cuando me adelanté a ellas y me estiré en el centro de la cama no imaginaba que iba vivir casi una comedia, sexual, pero comedia. Ambas me sonrieron socarronamente y medio echaron a cada lado. Había perdido un poco la erección, pero en cuanto Sonia empezó a masajearme suavemente los huevos mirándome fijamente la recuperé en un santiamén.

-Uuu..uu – exclamó Isa entre risas.

Según estaban echadas, dándome un poco la espalda, sus culos quedaban perfectamente al alcance de mis manos, y empecé a acariciárselos. Cuanto intenté llegar más lejos con mis manos, ellas dos instintivamente se recogieron algo, acercándose unos centímetros a mí.
Mientras ellas se entretenían conmigo yo lo hacía con ellas.

-Me encantan estos pelitos – le dije a Isa mientras jugaba con ellos con mis dedos.

Ella se giró hacia mí y con una sonrisa maliciosa movió ligeramente la cabeza. Sonia se descojonó.

-¿Nos vas a follar? – preguntó malvadamente.
-Me gustaría, sí…para que nos vamos a engañar jajajaja…
-¿Cómo?
-Como queráis…
-¿Estás seguro de que aguantarás antes de meterla? – siguió pinchándome.
-Por supuesto – me tiré el pego.
-Ya lo veremos…
-Jajaja – se rio Isa.

De nuevo volví a la carga. Con un dedo empapado en sus jugos, empecé a acariciar y presionar su ano. Ella dio un pequeño respingo, pero siguió chupándomela sin mirarme.
Con la otra mano hacía lo mismo con el de Sonia. Ambas lanzaban pequeños gemidos de gusto de vez en cuando. De pronto Isa se movió ligeramente coincidiendo justo con el momento en el que yo presionaba sólo un poquito más y la primera falange de mi dedo se metió en su ano. Más que un gritito de dolor lo que soltó fue uno de sorpresa.

-Ouh! – exclamó – ¡Cabrito! Añadió girándose hacia mí – Me has metido un dedo…
-Pero si has sido tú – respondí en mi defensa.
-No, has sido tú quién ha empujado.
-Que no…yo tenía el dedo ahí y tú te has movido – respondí a penas conteniendo al risa.
-Ya, ya, cuéntame otra…a que te meto yo un dedo y verás – amenazó frunciendo falsamente el ceño.
-¡No sería la primera vez! – apostilló Sonia descojonándose otra vez.
-¡Ehh, ¿cómo?! – exclamó Isa ante la aseveración de Sonia.

Sonia me miró poniendo esa cara suya previa a soltar algo perverso o malvado.

-Es lo único que no le voy a perdonar nunca a Lore… - dijo.
-Fue a traición – intervine yo.
-Jajajaja, ya ya, pero se me adelantó…por eso no se lo perdono, no porque te lo hiciera jajajaja.
-Esto no lo sabía yo – dijo Isa sin parar de pajearme todavía despacio.
-Pues ya lo sabes – exclamó Sonia – Lore fue quién desvirgó ese culito, jijijji.
-Ajáaa, muy interesante – dijo Isa – Ningún tío me lo sugirió nunca, ni a mí se me ocurrió, también hay que decirlo. Interesante…y… ¿te gustó? – añadió pícaramente.
-Mmm… bueeeeno… es como cuando te ponen una inyección por sorpresa…que el pinchazo deja de doler enseguida…jajaja – las dos se descojonaron ante mi comparación.

Sonia se acercó a mi oído.

-Tengo el coño como una charca de ranas – me soltó de improvisto.
-Joder, vas a hacer que efectivamente me corra antes de meterla…para ya – le respondí.
-Y unas ganas locas de que luego me partas el culo – continuó provocándome.
-Para ya puñetera… - exclamé.

En ese momento, acercó su boca a Isa que seguía sin parar de masturbarme y ambas se fundieron en un húmedo y sensual beso. Cuando se separaron, aguantando las risas, Isa me miró otra vez.

-Sigues teniendo tu dedo en mi culo – dijo calmadamente.
-Sí – respondí escuetamente. En todo eso tiempo, no sólo no lo había sacado si no que lo había metido un poco más.

Isa se puso seria. Por un momento pensé que me iba a echar una bronca. Miró a Sonia, luego otra vez a mí, y se puso más seria aún.

-Vale… - hizo una pausa - Fóllamelo – dijo con voz especialmente lujuriosa.

Me cogió muy por sorpresa esta vez. Me incorporé sobre mis codos.

-¡¿Qué?! – exclamé.
-Que me folles el culo, ¿No es lo que quieres? Pues venga vamos a probarlo – continuó con esa actitud excitantemente morbosa – Quiero probarlo…estoy deseándolo –añadió acercando su cara a centímetros de la mía.

Mi excitación se disparó más allá del punto de no retorno.

-Me voy a correr, chicas – me dio tiempo a exclamar. Isa aceleró su mano y en el momento en el que se apartaron un poco empecé a expulsar chorros de leche sobre mi propio cuerpo.

Un escalofrío de placer recorrió todo mi cuerpo mientras Isa apretaba mi polla como queriendo que saliera hasta la última gota. Luego me lamió el semen que resbalaba por mi polla y Sonia se sumó a ella.

-Jodeeeerr, chicas, esto no se hace – farfullé cuando me recuperé de la tensión. Ellas estaban sentadas contemplándome con una sonrisa en los labios.
-Así durarás más luego – dijo Sonia.
-¿Cómo que luego? – pregunté yo.

Isa se inclinó sobre mí y me dio un lametón en la cara y los labios.

-Luego… cuando me la metas por el culo – me soltó – Te lo dije antes –añadió volviendo a besarme.
-Bufff – fue todo lo que acerté a decir. No me lo podía creer.
-¡Vamos a ducharnos! – dijo Sonia.
 
Capitulo 8

Después de ducharnos, está vez por turnos porque ellas no se querían mojar el pelo, y de que bajara yo corriendo a busca agua, estábamos los tres de nuevo sobre la cama.
Sonia no había perdido el tiempo y había sacado una de las cajas con los juguetes que habíamos comprado el año anterior cuando inauguramos las excursiones a la casita. Aunque algunos de los juguetes nos los habíamos llevado a casa, había algunos nuevos que Coque había comprado recientemente. Isa no había visto las nuevas adquisiciones, aunque lo cierto era que las veces que había subido con nosotros habíamos utilizado muy poco incluso los primeros.

-Mira, que te voy a enseñar estas cositas – dijo Sonia dirigiéndose a Isa – Coque se presentó la última vez con todo esto jajaja. Alguna ni la hemos estrenado todavía…

Sonia abrió la caja y fue buscando en su interior. Saco varios lubricantes de sabores e Isa estuvo oliéndolos e incluso llevándose alguno a la boca para probarlo.

-El de sabor a fresa no está mal – dijo Isa.
-Jajaja, es mi favorito también…mmmm… me encanta – respondió Sonia.

Sonia fue sacando cosas.

-¡Este si es la hostia! – dijo sacando un vibrador nuevo, más anatómico que los antiguos. Lo encendió – Mira como vibra – se lo pasó por el brazo brevemente a Isa.
-¡Joder! – exclamó ella.
-Y este trasto – dijo sacando el pollón nuevo con ventosa – Se fija a una superficie y…
-¡Que polla! –exclamó Isa abriendo mucho los ojos - ¡Madre mía! eso a mí no me cabe jajaja…
-Yo tampoco lo he probado todavía jijijiji – respondió Sonia.
-¡¿Pero cuánto mide eso por dios?! – preguntó sorprendida Isa.
-Veintidós por cinco cincuenta…eso ponía en la caja - le dije yo – Un verdadero pollón, sí señora. A su lado lo mío parece una verruga jajaja.
-Pues yo no tengo quejas – soltó Sonia, pícara y alargando la mano para cogérmela y apretarla un poco. Isa se rio otra vez con ganas tapándose la cara con ambas manos y agachándose sobre la cama.

-¿Y esto qué es? – preguntó Isa cogiendo un arnés nuevo – Ayyy, que me lo imagino…oi oi oi oiiii
-Pues imagina que acertarás jajajaja – se rio Sonia.
-¡¿Pero a esto no le falta algo?! – dijo Isa casi inocentemente.
-Jajajaja…habrás visto otro modelo… mira – dijo Sonia agarrando uno de los dildos nuevos de la caja – se mete por aquí y luego eso ya lo sabes, se abrocha a la cintura.

Isa me miró.

-Nooooo – exclamé inmediatamente – deja de pensar lo que estás pensando.

Se dobló riendo de nuevo sobre sí misma.

-Lo compró Coque con la intención de que lo usáramos entre nosotras… pero está sin estrenar jejeje… a ver que ya sabes que yo no le hago ascos a casi nada… la verdad es que no me importa experimentar cosas pero todavía no lo he hecho jijijiji – se explayó Sonia.
-Pues a ver, a ver… - solté pinchándola. Ella me miró fijamente.
-Lo voy a usar contigo como me sigas dando la vara – respondió burlonamente.
-Jajaja, ni de coña, primero tendrías que atarme.

Isa se reía sin parar. Los tres estábamos de rodillas sobre la cama sentados en nuestros talones alrededor de la caja. Sonia cogió el “plug” más pequeño que había y se lo llevó a la boca, primero lamiéndolo muy sensualmente y luego a chuparlo morbosamente entero. Se acercó un poco más a Isa y tras besarla levemente en los labios le acercó el juguete a la boca. Isa no titubeó y lo chupó a su vez. Luego se lo dio a Sonia de nuevo, que siguió chupándolo otra vez. Siguieron pasándoselo la una a la otra ensalivándolo cada vez más. No tardé en empezar a empalmarme, y me acerqué un poco a Isa, poniéndome a su lado. Al acariciarle el muslo ella se abrió un poco más de piernas y metiendo la mano entre ellas la agarré del coño provocando su primer suspiro.

-Mmmmm…o sí.. – exclamó dulcemente. Luego me miró – Prométeme que lo harás con cuidado – Mi polla se endureció casi instantáneamente al máximo al escucharla.
-Te lo prometo – respondí yo – Y si no te gusta o quieres parar en cualquier momento me lo dices – añadí.

De repente le entró una especie de risa floja que me dejó un tanto desconcertado.

-Ay, no sé…es que buff.. no sé... por un lado quiero probar… y por otro me da algo de…
-¿Pudor..vergüenza? – la interrumpí.
-Jajaja, no, pudor no.. jajajaja… a estas alturas no… miedo quizá, pero tampoco es eso…no sé… - iba diciendo nerviosa y moviendo las manos como una chiquilla - Vale, venga…vamos a hacerlo…estoy muy cachonda – dijo escuetamente - ¿Cómo me pongo? – añadió.

Tuve la sensación por unos segundos que en vez de follar íbamos a jugar a algo porque su encanto e ingenuidad al decirlo hizo que se me escapara una sonrisa.
Me acerqué a ella y le puse un dedo en los labios para besarla a continuación.

-Ponte a cuatro patas en el borde de la cama… vamos a probar así – le sugerí.

Me bajé de la cama y ella se dio la vuelta y reculó hasta colocarse en el borde como le pedí.
Me agaché detrás de ella y tras acariciar brevemente su ano con mi dedo mojado, acerqué mi lengua y empecé a hacer lo mismo.

-Jijiji…mmm…cosquillas…pero me encanta, que gustito, aaay cosquissss… jijiji – repetía ella.

Me levanté y Sonia me dio el tubo de gel lubricante. Puse un poco directamente en su sonrosadito ano y metí la primer falange del dedo índice con facilidad. Aún así ella dio un pequeño respingo. Poco a poco le fui metiendo un dedo entero y luego decidí usa el plug pequeño, que al fin y al cabo era algo más fino que la suma de dos dedos míos.

-Te voy a meter esto, ¿vale? – le dije. Ella me miró girando la cabeza.
-Vale, pero despacito, eh.
-Descuida.

Cogí el plug, lo apoyé en su entrada y apreté un poco. Era tan pequeño que entró también muy fácil.

-Ay! – exclamó ella, creo que más por la sorpresa de tener por primera vez un juguete en su culo que por dolor.
-Vale, ¿ves que no pasa nada? Levanta.

Se dio la vuelta y se levantó sobre sus talones de nuevo. Yo estaba empalmado como un burro. Me acerqué a ella masajeándomela despacio. Sonia se estiró en la cama e Isa adivinó las intenciones y la imitó. Las dos empezaron a chupármela alternativamente.

-Vamos a probar – dije yo por fin – Isa, date la vuelta como antes.

Antes de darse la vuelta se sentó en la cama y me la miró.

-Jolín, es que es muy grande…bufff…
-Qué va a ser grande – respondí yo.
-Qué sí…mira… que sí…que es muy ancha…mira que gorda....no se… - puso un par de dedos sobre mi polla para medir el ancho – mira, ves, es más anchota que lo que llevo puesto jijiiji.
-Claro que es más ancha, pero no te preocupes, que todo se adapta jajaja – no pude evitar reírme al final. Me miró con cara de incertidumbre.
-Bueno venga a ver… - se subió a la cama y me ofreció por fin su culo.

Estaba viviendo una escena un tanto surrealista. Otra más con ellas, pero me lo estaba pasando en grande. Saqué y metí varias veces el mini-plug hasta sacarlo por fin del todo.
Sonia estaba sentada a su lado, acariciando su culo y sus muslos y besando su hombro, como tranquilizándola.
Me puse una buena dosis de gel en la mano y me embadurné bien la polla. Luego le unté el ano con el sobrante de los dedos y metí uno entero. Lo saqué y lo metí varias veces.

-Voy a meterte dos dedos – le avisé.
-Vale – respondió ella.

Presioné con los dos muy muy despacio y aunque dio otro respingo más fuerte que el anterior y movió instintivamente su culo hacia adelante, entraron enteros. Los mantuve ahí sin moverlos mientras acariciaba sus nalgas y su espalda con la otra mano. Ella parecía que se había relajado.

-Bueno, voy a metértela… si me lo pides, paro ¿vale?
-Sí, sí, vale….adelante – dijo ella.

Me acerqué, miré a Sonia a mi lado un momento. Se la notaba también excitada. Asintió levemente con la cabeza y volvió a besar a Isa en su hombro. Con suma delicadeza apoyé la punta de la polla sobre su agujerito y presioné suavemente un poco, muy poco. Ella dio otro liego respingo, pero no dijo nada. Empujé un poco más y su ano empezó a ceder un poco. Un poco más y ahora sí dio un buen respingo.

-Auh! – exclamó.
-¿Te ha dolido o qué?
-Sí, no… un poco jajaja – se rio confusa, o nerviosa más bien.
-Jajaja, a ver si nos aclaramos Isa jajajaja… - empecé a decir.
-Sigue, prueba otra vez – me cortó. Vonví a presionar algo más fuerte Y noté que esta vez si cedió el esfínter un poco. Noté como apretó las nalgas instintivamente e inmediatamente echó sus caderas hacia adelante.
-Au au au...diosss auuuu – exclamó.
-A ver, no te puede haber dolido mucho Isa – dije yo – Si no te la he metido.

De pronto se empezó a reír, agachó la cabeza entre sus manos apoyadas en la cama y le entró la risa floja. Se incorporó de nuevo.

-Ay, no puedo…
-A ver que no pasa nada… lo dejamos y listo…
-No, quiero probar otra vez – me volvió a interrumpir.
-Isa, tienes que relajarte – intervino Sonia, sin dejar de acariciarla.

Me acerqué de nuevo a su culo.

-Estas apretando el culo, tienes que relajarlo… – siguió Sonia.
-Venga, va – dijo de nuevo Isa.

Apoyé de nuevo la punta y apreté un poco más fuerte que antes. Noté como la punta entró.

-Uf uf uf uf…au au auuuu – exclamaba Isa – dueleeee…diooos…au auuuu

Yo estaba quieto, sin moverme un milímetro. Sonia le dio un azote.

-¡Relaja el culo, niña! – le soltó en voz alta.
-Au au au …uuuufff – seguía Isa quejándose, no sé si exagerando o no.
-¿La saco? - le pregunté
-¡No se la saques! – exclamó Sonia. Isa en vez de cabrearse se echó de nuevo a reír.

Se sentó delante de ella y cogiéndole la cara la besó tiernamente. Por un momento parecía que se estaba acostumbrando y que iba a superarlo. Pero en cuanto empecé a empujar un poco más volvieron los respingos y apretar las nalgas con fuerza.

-Ay ay, no puedo, no puedo, de verdad que no puedo… - dijo por fin retirándose hacia adelante. Se dio la vuelta sentándose en la cama otra vez con la risa nerviosa.
-¡Cobarde! – le soltó Sonia entre risas, para abrazarla inmediatamente y besarla en la sien.
-Lo siento.. de verdad, pero es que no puedo…necesito relajarme, lo sé, pero no puedo.
-Va, que no pasa nada, cariño – le dije agachándome y abrazándola.

A todo esto yo estaba con una erección descomunal y unas ganas locas de meterla. Sonia que estaba igual de excitada y caliente que yo se levantó y cogió el bote de gel, se lo puso en la mano y se untó el culo mirándome morbosamente. Luego se acercó y me agarró a polla para pajearme brevemente y extender el gel que le quedaba en la mano. Levantó su barbilla para besarme, y a continuación se dio la vuelta y se puso a cuatro patas en la cama.
Me acerqué a ella, miré a Isa que estaba ahora ella sentada a su lado, y después de meterle directamente dos dedos, apoyé la punta en su agujero y presioné decididamente. Sus carnes se abrieron limpiamente y no paré de empujar hasta tenerla toda dentro. Soltó un gemido.

-Joder – exclamó Isa al lado – No entiendo como algo tan ancho puede entrar en un agujerito tan pequeño de verdad.

La miré y le sonreí, y acto seguido empecé a follar de Sonia. Isa estaba como obnubilada mirando como mi polla entraba y salía del culo de Sonia cada vez con más fuerza.

-Diooos, joder…como me gusta…dame dame …así así… dame…fóllame fuerte joder – no paraba de exclamar.

Alargué la mano hacia Isa, esta me la cogió y se levantó de la cama. Se puso a mi lado abrazándome por la cintura. La miré, me miró y nos empezamos a besar otra vez, mientras seguía follándole el culo, ahora un poco más despacio a Sonia, que no paraba de gemir cada vez más alto. Empecé a tensarme un poco yo también e Isa lo notó.

-¿Te vas a correr? – me susurró.
-¡Noooo! - intervino Sonia que lo oyó.

Sonia se retiró hacia adelante. Como sabía lo que le gustaba me subí a la cama y me estiré sobre ella con un par de almohadas en mi espalda. Ella se sentó sobre mis muslos y se volvió a meter la polla en el culo.

-Mmmm…así… jodeerr… me encanta… que gusto ahora por dios… – exclamó.

Luego se apoyó sobre las plantas de los pies y sobre las manos y empezó una interminable cabalgadas de sentadillas mientras yo le sujetaba el culo. Cada vez con más fuerza sus nalgas chocaban contra mis caderas. Isa llevaba masturbándose un rato y ahora se había situado frente a nosotros.
Por fin Sonia fue disminuyendo su ritmo y acabó sentada sobre mí.

-¿Puedes coger ese vibrador, el que te enseñé antes…?
Isa lo cogió y se acercó a ella que estaba echada hacia atrás aguantándose con las manos.
-Joder - exclamó ahora entre risas – sólo están fuera los huevos jajaja.
Nos empezamos a reír Sonia y yo también.
-Así no hay forma de correrse… jajaja – exclamé yo. Aún nos reímos más.
Isa se sentó justo al lado de los dos y sin cortarse un pelo empezó a masajearme los huevos mientras hacía comentarios jocosos.
-No acierto a entender como eso puede caber ahí dentro entero…en serio – decía mientras yo notaba como pasaba un dedo por la base de mi polla y luego volvía a acariciarme los huevos.

Sonia empezó a mover sus caderas otra vez, e Isa sabía lo que quería. Encendió el vibrador y se lo acercó a su coño. Sonia empezó a gemir inmediatamente.

-Métemelo – le suplicó.

En cuanto se lo metió empecé a notar su fuerte vibración en mi polla y como lo metía y lo sacaba lentamente. Ahora Sonia se echó completamente sobre mi cuerpo dejándose hacer. Isa también excitadísima intentaba masturbarse al mismo tiempo que masturbaba a Sonia con el vibra, pero no llegó a tiempo. Sonia empezó a retorcerse y luego a tensarse y yo prácticamente la seguí.

-Me corro… me corro … ah ah ah aaaahhhh – gritaba. En ese momento yo me dejé ir también y empecé a expulsar todo mi semen en su interior mientras la agarraba por el vientre contra mí.

-Dioossss… que gustaaaazooo – exclamé. De reojo vi como Isa seguía masturbándose sin dejar de mirarnos hasta que por fin se corrió y se relajó echándose sobre la cama.

Poco a poco hice que Sonia girara conmigo sobre la cama. Me gusta seguir dentro de ella, abrazado a ella, hasta perder la erección. Isa se echó detrás y se abrazó a mí.
Estuvimos así, en silencio durante un buen rato. Sólo se escuchaba nuestras respiraciones.
 
Capitulo 9

-Voy a darme una ducha rápida – dije tratando de incorporarme para salir de la cama.

Le di un beso a Sonia, un apretón cariñoso en el brazo a Isa y salí por delante. Me duché rápido y mientras me secaba en el baño escuché que las dos estaban hablando para quedar e ir de compras un día.
Después de ducharnos los tres y recoger la casa, estábamos ya camino de vuelta en el coche.
Por el retrovisor pude ver a Isa mirando por la ventana mientras dibujaba una bonita sonrisa en los labios. ¿Qué le estaría pasando por la cabeza? No se lo pregunté, pero parecía contenta. La dejamos en la puerta de su casa y tras despedirme de ella, las dos se fundieron en un interminable abrazo.

-¡Te quiero un montón, amigui! – le dijo Sonia.
-Y yo a ti…a vosotros – corrigió Isa entre risas.

A la semana siguiente de que Coque y Lore regresara de viaje quedamos para subir a la casita e Isa también se apuntó. Luego fue cuando regresando de un viaje de fin de semana a Roma conoció al que sería su marido. Aún así, y mientras se iban conociendo entre ellos y antes de que oficializaran formalmente su relación, nos acompañó unos pocos fines de semana más a la casita. Ellas tres siempre hablaban y siguen hablando sin tapujos de sexo. Se lo cuentan todo y se siguen dando consejos, sobre todo entre Sonia y Lore. Y según lo que les contaba Isa a las chicas, no se arrepintió nunca de aquellas últimas veces mientras empezaba a salir con su futuro marido, llegando a confesarles que nunca disfrutaba tanto sexualmente como cuando venía con nosotros.

Mientras se acercaba el verano, Sonia me contaba de vez en cuando los líos de Miriam, sus aventuras y anécdotas, muchas veces mientras follábamos, en plan provocativo para excitarme, imaginando tenerla entre nosotros. Aunque yo no sabía si con esas verdaderas intenciones.

Por fin un día de mediados de verano de aquel año pudimos quedar para ir la playa. Fue a los pocos días de que se cansara de su último rollo con el que se había estado acostando un par de meses.

Habían pasado meses sin volver a ver a Miriam. Solo sabía de ella lo que Sonia me contaba de tanto en tanto, que no era mucho. El día que quedamos la pasamos a buscar. Al llegar a la puerta de su casa ella estaba esperando ya fuera en la acera, vestida solo con un pantaloncito corto muy ajustado, como si fuera una quinceañera, y una camiseta holgada y escotada. Bajamos del coche y nos acercamos a ella. Tras darse dos besos con Sonia, se acercó a mí luciendo una amplia sonrisa y aunque sólo nos habíamos visto una vez se comportó como si nos conociéramos de mucho tiempo, me dio otros dos besos al mismo tiempo que me rodeaba el cuello con su brazo. A mí ya me había dado tiempo a atisbar que debajo de la camiseta no llevaba sujetador ni bikini.

-¡Cuánto tiempo! – exclamó.
-Un poco sí, jeje, me alegro de verte – contesté. Enseguida le ayudé a meter su bolsa en el maletero y nos metimos en el coche.

Durante el trayecto charlamos de manera distendida. Miriam no necesitaba coger confianza y soltarse, desde el primer momento ya la demostraba. Y además era muy divertida.

-Esperemos que no haya mucha gente… las primeras veces que vinimos prácticamente estábamos solos, pero con los años fue apareciendo más gente por aquí…en fin, a ver si hay suerte – iba contando yo mientras bajábamos por el sendero.

Al llegar abajo vimos que únicamente había una pareja en la playa. Estaban tumbados boca abajo en las toallas tomando el sol y haciéndose carantoñas. Cuando nos oyeron se giraron hacia nosotros y pararon de acariciarse. Pasamos por detrás de ellos siguiendo la orilla y saludamos. Ellos saludaron a su vez. Me sonaban de haberles visto antes alguna vez, pero no estaba seguro.

-¿Está fría el agua? – les preguntó Miriam sin cortarse.
-Está bastante pasable – contestó el chico.

Nos pusimos unos diez o quince metros más allá, y tras plantar las mochilas y bolsas sobre la arena empezamos a quitarnos la ropa. Ante mi relativa sorpresa Miriam se desnudó enseguida, sin remolonear ni nada. Yo aún sólo me había quitado la camiseta, cuando al levantar la vista, tras meterla en la mochila, la vi ya completamente desnuda, agachada colocando sus cosas en la mochila y extendiendo la toalla. Lo primero que me llamó la atención de su cuerpo fueron sus tetas colgando y meciéndose mientras fijaba con piedras las esquinas de su toalla. Al levantarse vi que eran algo más pequeñas que las de Sonia pero ligeramente más caídas. Lo siguiente fue su pubis castaño claro y muy recortado, formando un sutil triángulo isósceles sobre un prominente monte de Venus. Enseguida me ofreció la visión de su culo al girarse para seguir colocando la toalla. Sí que era un culo contundente, lo mejor de su cuerpo, y blanco, muy blanco. Mientras, Sonia ya se había desnudado también y yo me acabé de quitarme los calzoncillos justo en el momento en el que ella acababa y se incorporaba. Tampoco se cortó al mirarme.

-Se nota la diferencia entre quienes habéis estado acostumbrados a que os de el sol en todo el cuerpo y quien no jajajaja – dijo riendo mientras abría los brazos mostrando su cuerpo sin complejos – A vosotros no se os acaba ya de quitar el color ni durante el invierno, jajaja.

Se acercó a la orilla y dio un grito cuando metió los pies en el agua.

-¡Está fríaaa! – gritó de repente. –¡Eh, chicos, me habéis engañadoooo! – gritó dirigiéndose a la pareja vecina. Estos se rieron y abrieron los brazos en señal de disculpa.

Sonia y yo entramos en el agua y nadamos un poco mientras ella remoloneaba en la orilla. Una vez bien dentro y ya acostumbrados a la temperatura del agua, Sonia se acercó a mí y se subió a la espalda agarrándose a mi cuello.

-Bueno, ¿qué te parece? – preguntó intencionadamente.
-Simpática – contesté yo.
-¿Sólo eso? – insistió mientras bajaba la mano para agarrarme la polla.
-Me estas buscando Sonia… - le dije entre risas.
-Claro…mmm… como me gusta esta pichulina así blandita…mmmm – siguió pinchándome.

Se soltó y se quedó flotando a mi lado. Mientras tanto vimos como Miriam se acercaba a la pareja, que se había levantado y se ponía a hablar con ellos en la orilla, haciendo ostentosos gestos con las manos y riendo. Estuvieron un ratito charlando.

-Desde luego es extrovertida y lanzada…No se corta un pelo para ser la primera vez que hace nudismo.
-A veces demasiado extrovertida, jajaja – respondió Sonia.

Por fin se metió en el agua poco a poco y nadó hacia nosotros, sin parar de quejarse por lo fresca que estaba.

-¿De qué hablabas con esa pareja? – preguntó Sonia.
-Jajajaja, de la temperatura del agua jajaja…por cierto me han comentado que os han visto otras veces por aquí y que solíais venir con otra pareja.

Sonia y yo nos miramos.

-Ya decía yo que me sonaban – exclamé – Pero bueno, no es que interactuáramos mucho a parte de saludar.
-Oye, pues me está gustando esto de bañarme en pelotas…jeje…nunca lo había experimentado y es una sensación genial.
-¡Ves, que te decía! – dijo Sonia.

Miriam dio unos cuantos largos rápidos.

-Es para entrar en calor jeje – dijo al volver. Charlamos un ratito más en el agua y luego salimos los tres a secarnos al sol.

Después de comernos los bocadillos nos echamos como siempre en las toallas y yo me quedé medio dormido un rato. Al despertar, y notar que no estaba Sonia en su toalla, giré la cabeza para ver que estaban ambas de pie en la orilla hablando y la pareja vecina ya se había marchado. Estábamos solos los tres en la playa. Volví a bajar la cabeza otro rato pero no me dormí. Minutos después escuché a alguien moviendo algo muy cerca, levanté un poco la cabeza para girarme.

-¿Qué tal…? - empecé a decir un segundo antes de contemplar desde abajo el coño de Miriam a metro y medio de mis ojos mientras bebía agua de su botella – Bonita vista – murmuré instintivamente. Ella no me oyó, o si me oyó no se enteró.
-Hola – dijo simplemente sin inmutarse y abriendo ligeramente las piernas como sin darse cuenta - ¿ya te has despertado?
-En eso estoy – respondí – jejeje.
-Me está gustando la experiencia… me encanta… - comentó ella.
-Me alegro… tiene sus ventajas…te gastas poco en bañadores jajaja – solté yo.
-Eso además jajajaja – se descojonó.

Me levanté y después de dar un trago a mi botella me acerqué a Sonia, le di un beso y tras un par de minutos en la orilla me metí en el agua. Sonia vino detrás de mí y al poco se volvió a enganchar a mi espalda. Miriam permaneció en la orilla con las manos en las caderas.

-¿No te metes? – gritó Sonia. Miriam dijo que no con la mano. Y empezó a pasearse por toda la orilla agachándose cada poco para mirar algo en el suelo o poniéndose de espaldas a nosotros y por tanto enfrentándose al sol con los brazos ligeramente abiertos.
-¿Soy yo o le gusta exhibirse? – le dije a Sonia.
-Jajaja, algo de exhibicionista tiene, sí – respondió ella – Como yo…uummm…-añadió agarrándome la polla.
-Ya veo.
-¿Has visto que culo tiene? – me sorprendió Sonia – Sí, ya sé que no es el culazo espectacular de Mónica, pero es bastante potente, ¿no?
-No está mal – acerté a responder – Aunque demasiado fibroso para mi gusto…a mí me gusta más el tuyo… y el de Lore, más redonditos y gelatinosos jejeje.
-Jajaja…que zalamero eres – respondió agarrándose ahora a mi cuello por delante - ¿Sabes…? - se mordió lascivamente el labio y me miró profundamente a los ojos.
-¿Qué?
-Me estoy poniendo cachonda – añadió mientras empezaba a masajearme la polla.
-Sonia, no… no – dije yo. Ella no me hizo caso y siguió picándome.
-Tengo unas ganas locas de volver a casa, meternos en la ducha y que me empotres contra la pared...ummm – prosiguió mientras no dejaba de jugar con mi polla ya a media erección.
-No voy a poder salir del agua en estas condiciones – dije.
-Esta noche lo vamos a hacer como yo diga…estaba pensando ennnn…
-Pues a este paso me parece que me voy a tener que quedar aquí dentro jajaja…
-Estaba pensando en cómo quiero que me folles…- prosiguió ella provocándome.
-No sé si ya hay maneras nuevas – acerté a decir.
-No tienen por qué ser nuevas – dijo ella – Quiero que me folles fuerte, luego muy fuerte…luego muy suave, y otra vez muy fuerte…quiero que me hagas gritar… - yo ya estaba empalmado a tope – Uuuyyy como se te ha puesto esto cariño –
-¡Que raro!, ¿verdad? Jejeje – respondí de coña.
-Me encanta – respondió arrugando graciosamente la cara. Me mordió suavemente el lóbulo de una oreja y me susurró – ¿Y sabes qué más?...este culito gelatinoso que tanto dices que te gusta también está muy hambriento ummm..
-La madre que te… - exclamé. En ese momento me soltó y se separó nadando hacia atrás sin dejar de clavarme la mirada.
-¡Chicoooss! – gritó en ese momento Miriam – Habría que ir pensando en marcharse ¿no?

Sonia me sacó la lengua para burlarse un poco. Sabía que yo seguía bien empalmado.

-¡Ya vamos! – le respondió a Miriam. Esta estaba ya recogiendo su toalla pero todavía desnuda.

Mientras ellas iban recogiendo yo seguía en el agua todavía, mi erección no bajaba del todo, hasta que me dije. “bah, pues que mire y se deleite si quiere”. Aún tenía como un tercio de erección cuando empecé a salir del agua. Miriam me vio enseguida y aunque llevaba las gafas de sol puestas sabía que me estaba mirando, aunque no hizo comentario alguno. No así Sonia en cuanto llegué a su lado.

-Y eso que el agua estaba fría – soltó socarronamente. Miriam creo que no lo pilló.

Ya me había bajado la erección algo más y empecé a secarme y luego a recoger. Cuando subíamos de vuelta por el sendero Miriam nos hizo una propuesta.
 
Capitulo 10/11

Paramos un minuto para echar un trago.

-Ha sido un día fantástico y una experiencia genial, me lo he pasado muy bien y me gustaría agradeceros el que me hayáis traído hasta aquí invitándoos a cenar a casa – dijo Miriam.
-Nos alegra de que lo hayas disfrutado, pero no es necesario que nos invites – respondió Sonia.
-¿Por qué, tenéis plan? – replicó Miriam - ¿Quedasteis con vuestros amigos? – añadió rápidamente con una sonrisa socarrona mirando a Sonia.

Era la primera vez que hacía una referencia a ellos en todo el día.

-No, no están jajaja – respondió Sonia también sin poder contener una carcajada - pero no es necesario que nos invites por esto de verdad… mira, un café un día y listo – volvió a responder Sonia.
-Insisto, es lo mínimo que puedo hacer… estoy sola estos días, mi hija pasa los fines de semana en casa del novio…y voy a estar yo sola – casi suplicó.

Sonia me miró y yo me encogí de hombros.

-Bueno vaaaale – dijo a continuación. – Pero no te mates haciendo nada complicado eh!

A Miriam se le iluminó la cara.

-Bien, aún es pronto, me dejáis en casa y podéis venir sobre las 9 ¿os va bien o es tarde para vosotros?
-No, es perfecto – dije yo.

Así que dejamos a Miriam, cuya casa no estaba muy lejos de la nuestra. Diez minutos después Sonia estaba en la ducha bajo el chorro del agua templada. Cuando yo entré tras ella, ya se estaba enjabonando toda.
Me puse cachondo inmediatamente, como casi siempre que nos duchamos juntos y mi cuerpo roza el suyo. Y más tras un día excitación como el que habíamos tenido.
Se dio la vuelta y al verme medio empalmado y sin mediar palabra empezó a masajearme la polla con su mano enjabonada. Luego levantó la vista para mirarme.

-¿Y bien, que me dices, te la quieres follar? – me preguntó provocativamente apretando los dientes y acelerando su mano sobre mi polla.
-Eh?! – solté al pillarme por sorpresa su pregunta. Realmente no se me había pasado por la cabeza una cosa así por mucho que antes hubiéramos fantaseado con ello.
-¿No querías montarte un trío? – insistió ella apretando mi polla un poco más.

En ese momento no tenía claro si me estaba hablando en serio o me estaba tomando el pelo.

-A ver, cariño, una cosa es fantasear y otra que se haga realidad una cosa así…
-Ya sabes cómo es, te he contado cosas de ella – me interrumpió.
-¿Y te ha dicho explícitamente que le gustaría montárselo con nosotros?
-No, pero lo ha insinuado… – respondió mientras me aclaraba la polla del jabón.
-A ver, ella es una mujer simpática y atractiva pero no se…
-No sabes si quieres follártela…
-Jajaja – tuve que reírme.

Sonia se había aclarado ya y estaba a punto de salir de la ducha.

-Eh, ¿dónde vas?
-A secarme
-Y todo lo que me dijiste en el agua que…
-Eso luego – dijo con una sonrisa socarrona – no tenemos tiempo ahora.
-Pues mira como estoy – dije cogiéndome la polla completamente erecta.
-Ya se te bajará jijiji – se rio otra vez – Venga, date prisa.

Cuando salí de la ducha ella ya estaba seca y sentada en el borde de la cama con las braguitas puestas y mirando al armario abierto.

-¿Qué haces?
-Estoy mirando a ver que me pongo.
-Algo muy sexy – respondí acercándome a escasos centímetros con mi polla todavía menguando.
-¡Aparta! – dijo empujándome a un lado - Creo que me voy a poner el vestido estampado rojo ese de la izquierda.

Llevaba ya un rato vestido y esperando en el salón cuando apareció ella espectacular con su vestido corto de generoso escote y sin sujetador.

-Guau! – exclamé.
-¿Nos vamos? – dijo Sonia.

Cogí la botella de vino para llevar y me dirigí a la puerta detrás de ella. Mientras bajábamos en el ascensor al garaje la miré y me acerqué para besarla.

-Eso no se hace – le dije mirándola muy de cerca.
-¿El qué?
-Dejarme antes así, a dos velas… me parece que voy a tener que castigarte – seguí jugando.
-¿Y qué vas a hacer, me vas a dar unos azotes? – colaboró ella.
-Unos cuantos, sí.
-Ummm...que interesante… - en ese momento se abrió la puerta del ascensor y ella salió riéndose.
-Creo que podemos ir andando ¿Qué te parece? – dijo de pronto ella.
-Perfecto – dije yo - No está muy lejos y hace buena temperatura, además no creo que volvamos muy tarde.

Volvimos a subir un piso y salimos a la calle. Durante todo el paseo, no hubo una sola persona que nos cruzáramos que, disimuladamente o con todo descaro, no le diera un repaso a Sonia de arriba abajo.

-Bueno, a ver qué tal la cena – dije inopinadamente.
-Una cosa que te quiero avisar – dijo ella – si surge algo, ya sabes que no me va a importar, pero no voy a enrollarme con ella…
-Sonia, hablaba de la cena – respondí maliciosamente entre risas.
-Ya lo sé, pero yo me he adelantado y ya aviso por lo que pueda pasar jajaja – se rio.
-En cuanto a lo que dices, te entiendo perfectamente…
-Es que, a ver, cuando me enrollo con Lore o Isa es una cosa…
-Lo sé, cielo, no hace falta que me lo digas…

Sonia, Lore e Isa se enrollan entre ellas porque les apetece y se lo pasan bien cuando estamos juntos, porque saben que nos excita mucho verlas así, pero ninguna de las tres se enrollaría con otra chica. Es más, cuando han estado ellas solas jamás les ha dado por enrollarse.

Miriam nos abrió la puerta todavía en camiseta.

-¿Hemos llegado demasiado pronto? – dije yo. Nos saludamos con dos besos.
-No, que va, soy yo que voy tarde. Jajaja, sentaos que voy a cambiarme. Hay cervezas en la nevera – gritó desde el pasillo.
-Tranquila, te esperamos – contestó Sonia.

Minutos después aparecía de nuevo con un vestido muy corto y como de gasa en algunas zonas de la parte superior, que no dejaba mucho a la imaginación ya que se podían adivinar perfectamente sus tetas.

-Joder!– exclamé en mi interior.

Mientras cenábamos Miriam se levantó muchas veces para lleva o traer cosas de la cocina y estoy convencido de también como excusa para dejarse ver. La conversación mientras cenábamos transcurría de manera bastante entretenida pero nada picante ni insinuante, aunque tras casi dos botellas de vino, de las cuales una prácticamente se la había bebido Miriam, empezaban las dos a estar algo más alegres.

Al terminar le ayudamos a recoger y mientras estábamos en la cocina nos ofreció una copa.

-¿Queréis un gin-tonic para ayudar a digerir?
-Venga! – respondí. Sonia también asintió.

Nos sentamos en la misma mesa dónde habíamos comido para seguir charlando. Y Miriam estaba cada vez más alegre hasta que de repente lo lanzó.

-Tenéis que contarme como empezó vuestra historia – dijo esbozando una insinuante sonrisa y pillándome desprevenido.
-¿Eh?! – exclamé.

Miriam soltó una carcajada enorme. Y miró a Sonia como buscando su apoyo con la mirada. Sonia me miró a mí.

-Ya sabes que se lo conté a Miriam…
-Se le escapó, jajajaja – continuó riéndose Miriam – Pero tranquilos que de mi boca ni ha salido ni saldrá nunca nada sobre eso.
-Sí, se me escapó, pero bueno, tampoco es para tirarse de los pelos y nos conocemos bien… de hecho se más cosas de ella que ella de mí jajajaja.
-¡Eso también es verdad! – apostilló Miriam – Por eso va siendo hora de que me expliquéis un poco más jajaja.
-¿Qué te contó exactamente? – intervine yo tirándole de la lengua.
-Pues que tenéis una historia de intercambio con una pareja muy amiga desde hace mucho y poco más... y siento curiosidad por saber cómo surgen estas cosas jajaja – se extendió Miriam

Sonia empezó a contar como empezó todo entre nosotros y podía ver como los ojos de Miriam se abrían mientras alucinaba.

-Una de las cosas que más me sorprende es vuestra edad cuando empezasteis esa aventura… - comentó.
-Bueno, es cierto que éramos muy jóvenes y que empezó como una especie de juego atrevido, muy atrevido, no pensábamos mucho en el día o en la semana después, pero resultó que nos cogimos mucha confianza muy rápidamente… le expliqué yo.

-Eso iba a decir, y que la otra cosa es que durara tanto… bueno tanto que seguís manteniendo esa relación jajaja – se extendió de nuevo Miriam.
-Nuestras relaciones de pareja de consolidaron y lo otro, pues bueno, con alguna duda inicial despejada continuó como por inercia…ninguno hicimos nada por pasar página…tal vez porque estábamos a gusto así con ello y lo supimos llevar bien - dije yo.
-Conozco algún caso de intercambio de pareja o de tríos, pero cosas puntuales, una pareja que quiere probar algo distinto y esas cosas, pero no imaginaba que algo así pudiese durar tanto, y más en parejas ya muy establecidas como vosotros…hay que tener la cabeza muy bien puesta y una confianza ciega en los otros.
-La tenemos, créeme – intervino Sonia – si no, no hubiera durado más allá de lo que dices tú, una experiencia puntual para probar y ya. Se que puede ser complicado de entender, pero como hemos hablado entre nosotros algunas veces, puede que una cosa ayudara a la otra…
-¿Qué quieres decir? – preguntó Miriam.
-Que la continuación de esa aventura, historia o como lo quieras llamar nos ayudó a consolidarnos como pareja y a fortalecer la amistad con los otros – contestó serenamente Sonia.

Miriam continuó mostrándose curiosa preguntando y tuvimos que andar con cuidado para que no se nos escapara la relación con Isa. Miriam, cada vez más desinhibida, abrió la veda.

-¿Nunca habéis pensado en probar con otras parejas o… con otra persona? – preguntó sin cortarse - ¿Vamos al sofá? – añadió seguidamente.
-Vamos – dijo Sonia. Nos levantamos, agarramos nuestras copas y nos dirigimos al sofá del salón. Sonia y ella se sentaron en el sofá y yo en un butacón perpendicular a ellas.
-¿Qué me decís? – insistió arqueando las cejas con pícara intención - ¿Habéis pensado en otras experiencias? – añadió tras dar un sorbo largo a su gin-tonic.
-Sólo en plan de fantasear – respondí yo - …de momento – añadí con toda intención.
-Déjame adivinar…estáis buscando la persona adecuada y el momento propicio – insinuó, dejado una risita.
-Algo así…pero por qué no nos hablas de ti eh?! – intentando meterle la muleta para ver por dónde iba.
-Ah, creía que Sonia te había contado mis cosas jajaja – se carcajeo de nuevo.
-Algo sabe sí, jejeje – intervino Sonia.
-Pues no se qué más quieres saber. La cosa se resume muy fácil, mandé a paseo a mi ex pero no estaba dispuesta a amargarme la vida, así que decidí disfrutarla y mandar yo exclusivamente en ella. Soy una malhablada, como te habrá contado Sonia y habrás podido comprobar durante el día de hoy, digo siempre lo que pienso en cuanto cojo confianza con la gente y ¿qué más, que más? - se quedó pensativa, se levantó a buscar hielo a la cocina y más tónicas.
-Y una gran compañera y amiga – apostilló Sonia, lo que provocó que Miriam se girara haciéndole un gesto gracioso con la mano -Te lo dije – añadió susurrando.

Al regresar de la cocina, puso un poco de música suave y tras dar unos pasos de baile en medio de la sala casi se cae.

-Uy! – exclamó – mejor me siento…estoy un poco mareada.

Miriam estaba ya muy alegre, demasiado.

-¿Y qué más? Ah sí, que soy multiorgásmica – soltó con total desparpajo y acto seguido puso una cara como si ella misma se hubiese sorprendido al decirlo – Uy, creo que esto me está haciendo mucho efecto ya, eh! Jajajaja.
-Me alegro por ti – repliqué yo también con una carcajada.
-¡Eso no me lo habías contado! – exclamó Sonia riendo también.
-¿Seguro? Jajaja, no me acuerdo – dijo ella con otra risotada.

Tras otro rato de conversación intrascendente intentó echarnos más ginebra pero Sonia tapó su copa con la mano y la detuvo. Y yo le dije que para mí era suficiente. Ella se puso otro par de golpe de gin y un poco más de tónica. Luego se recostó en la esquina del sofá con la copa en la mano y de repente nos pilló por sorpresa, porque no imaginábamos que iba a ser tan directa.

-¿Qué os parezco yo para probar cosas nuevas? – soltó seguido de una risotada corta y luego de una intensa y morbosa mirada. Como queriendo dejar claro que no estaba bromeando.
-Mmm… - empezó a decir Sonia.
-Igual he sido demasiado directa jajajajaja – la interrumpió Miriam.
-No, si no hace falta que lo digas… – respondió Sonia también con una carcajada
-No estoy bebida… un poco achispada y alegre sí, pero soy consciente de lo que digo, que conste – dijo otra vez tras darle otro sorbito a su gin-tonic.
-Yyyy….¿ por qué no dejamos que fluya solo? – intervine yo, tras mirar de reojo a Sonia - … y si tiene que pasar algo ya pasará… - dije eso a pesar de que llevaba ya un tiempo en que me estaba dejando de apetecer, algo no me encajaba, no sentía esa chispa necesaria para dar el paso.
-Uuuuh… me gusta ese enfoque jajaja – se rio de nuevo

Yo me estaba empezando a poner entre nervioso y excitado.

-¿Dónde está el servicio, Miriam? – le pregunté.
-La primera puerta entrando al pasillo o la segunda a la izquierda, el que más te guste jijiji – respondió.

Me levanté para ir a orinar y tras refrescarme un poco la cara, me entretuve viendo unas fotografías de sus viajes que tenía colgadas en las paredes del pasillo. Las escuchaba hablar y reírse al fondo, pero con la música no se las entendía bien.

De pronto apareció Sonia por el pasillo.

-Voy a hacer pis – dijo – Está un poco tocadilla me parece a mí, eh?!.
-¿Un poco? Yo creo que bastante.

Esperé a que saliera y se puso a mi lado para ver las fotos. Cuando se cruzó por delante de mí no pude contenerme y la abracé por detrás, acerqué la cara y empecé a besarle el cuello, mientras nos movíamos de foto en foto. Mis manos irremediablemente se fueron primero a sus tetas y luego bajando por los costados hasta su entrepierna. Se dio la vuelta y nos besamos.

-¿Tú quieres? – me preguntó en voz baja.
-No estoy seguro, de momento es un no – respondí – Me parece que no es consciente de sus actos aunque ella diga que sí, y así no me apetece…incluso estando serena no sé si me apetece ahora tampoco…no sé, me cae bien, tiene un tipazo, pero me resulta demasiado alocada y algo cargante…no se qué podría pasar después - añadí.

De pronto Miriam apareció en el pasillo con su vaso en la mano.

-Estáis aquííi – dijo con voz algo temblorosa – pensaba que me habíais dejado sola jijiji.
-Jajaja, estábamos mirando las fotos…
-¿Os gustan? – preguntó mientras se acercaba mucho a nosotros.
-Son muy bonitas – dije yo. De pronto noté su mano tocando y apretándome ligeramente el culo.
-Venid, os enseñaré mi favorita, está encima de mi cama – respondió dirigiéndose con paso torpe hacia una puerta. Se giró hacia nosotros – ¡Venid, venga! – sonrió.

Entramos en su habitación y señaló la foto de encima del cabecero. No era nada del otro mundo comparado con las del pasillo pero si a ella le gustaba pues perfecto. Se subió a la cama y para acomodarse dio unos cuantos pequeños botes provocando que sus tetas bailasen ostentosamente bajo su blusa, pero también que casi se cayese de bruces sobre el colchón.

-¡Joder, me estoy meando! – exclamó de repente, bajándose de la cama – Perdonad un momento – Y se fue al baño un tanto tambaleante.
-Joer, cada vez está peor – susurró Sonia.
-Creo que lo mejor va a ser que nos vayamos y dejemos que duerma la mona… – dije yo.

No tardó en volver del baño y en sorprendernos de nuevo. Se dirigió directamente al armario y se empezó a quitar lo que llevaba puesto.

-Si no os importa me voy a poner algo más cómodo – balbuceó.

Se quedó en bragas mientras buscaba una camiseta que se puso a continuación. Luego se sentó en la cama de nuevo.

-¿Estás bien, Miriam? – preguntó Sonia, sentándose a su vez en la cama.
-Perfectamente jijijiji… - replicó ella - Bueno ¿qué?...¿follamos? – soltó a continuación.

Sonia y yo nos miramos sorprendidos. Nos pareció tan forzado que, acostumbrados a que las cosas fluyeran de forma natural, sin tapujos pero auténtica con Lore o Isa, nos echó para atrás inmediatamente. Sonia se esforzó por mantener la compostura, pero se le empezó a notar su incomodidad en el semblante. Yo me quedé unos segundos sin saber como reaccionar.

-Sabes que somos muy liberales en esto, Miriam, pero, y no te enfades que te lo digo con todo el cariño, no me parece que hoy no estés en condiciones…estás demasiado mareada…creo.
-No estoy borracha! – exclamó Miriam.
-No digo que estés bebida, pero estás mareada, así que lo mejor va a ser…

Entonces ocurrió una cosa que nos sirvió como excusa. Sonó el móvil de Sonia, que había dejado en el salón y fui yo el que salí disparado a cogerlo, dejando a Sonia con Miriam. Al fin y al cabo era ella la que la conocía muchísimo mejor que yo y sabría como gestionar la situación.

Al otro lado del aparato estaba Lore.

-Hola guapo! – dijo ella.
-¿Qué tal preciosa? – respondí yo.
-¿Le has mangado el teléfono a Sonia o qué, jijiji?
-Jajajaja, no puede ponerse en este momento. Dime…
-¿Estáis en casa?
-No, estamos cenando en casa de Miriam, pero ya estamos a punto de irnos – Coque y Lore la conocían de oídas y sabía de sus correrías - ¿Y vosotros?
-En casa, hemos adelantando la vuelta, llegamos por la tarde…le pasa algo a Sonia?
-No, que va, está con Miriam.. jajaja ya te contará cuando os veáis jajaja…. ¿Cómo es que habéis vuelto antes?
-Nos aburríamos ya, jajaja – no recuerdo donde habían estado – La llamaba porque mañana pensábamos subir al pueblo a dar un paseo, comer allí y pasar la tarde, y por si os apetecía venir.
-A mí no me lo tienes que decir dos veces jajaja, ¡por supuesto!… pero tengo que decírselo a ella, no sea que tenga algún plan. Luego te llama, bueno un besazo cielo.
-Espera, espera… aún es pronto.. si no estáis muy cansados y queréis acercaros por casa un rato para charlar, tomar algo y… -hizo una leve pausa -… terminar la noche…hace mucho que no quedamos…Decídmelo… ¿vale?...ah, y si queréis os podéis quedar a desayunar jijiji.
-Ok, cielo… hablo con Sonia y te decimos. Un beso – repliqué yo.

En ese momento no pensaba ya en otra cosa. Era tan sincera y dulce diciendo las cosas que incluso enternecía. Ya quería largarme lo antes posible de ahí. Hacía bastantes semanas que por una cosa u otra no quedábamos los cuatro en plan “club”.

Regrese con Sonia y Miriam. Miriam estaba apoyada en el cabezal de la cama con las piernas estiradas y cruzadas y seguía bebiendo.

-Cariño, nos tenemos que ir – dije serenamente.
-¡¿Qué ha pasado?! – preguntó ella sorprendida.
-Nada grave, pero parece que mi madre tiene fiebre alta y me ha pedido que pasara por una farmacia de guardia a comprar un paracetamol que no tiene – se me ocurrió la trola sobre la marcha.
-¡Vaya! – exclamó Miriam tratando de incorporarse con esfuerzo. Sonia me miró raro como diciendo “¿pero este que dice?”. Yo la agarré de la cintura y le di un ligero pellizco.
-Bueno, nos tenemos que ir Miri – dijo Sonia levantándose - ¿Estás bien?
-Síiii, estoy bien jijiji – contestó ella – Me sabe mal que os vayáis…tenemos que quedar otro dia - añadió.
-“Va a ser que no“ – pensé yo.

Recogimos las cosas y Miriam vino a despedirnos a la puerta. Se quedó con una cierta cara de decepción. La verdad es que no sabía en ese momento si habría otra ocasión con ella, a mí empezó a no apetecerme nada desde ese día. Si hubiese sido una persona desconocida con su atractivo físico y con su simpatía no me hubiera importado tener esa aventura, pero como tenía que verse todos los días con Sonia en la oficina era distinto. Visto con perspectiva creo que hicimos bien en dejarlo pasar.

Cuando entramos en el ascensor le conté a Sonia lo que me había dicho Lore y se le iluminó la cara.

-Que bicho eres jajaja – exclamó en referencia a mi trola. Me incline sobre ella y nos besamos lo que duró la bajada en ascensor.
-Llama a Lore, anda – le sugerí. En el mismo zaguán, antes de salir a la calle, la llamó.
-¿Lore?...Hola cariño, ¿cómo estás?...sí, sí… ya me ha contado… - hizo una pausa, puso el manos libres y me lanzó esa mirada pícara antes de continuar – Oye, sí, que nos quedamos a desayunar…Nos vemos en un rato...tengo unas ganas locas de comerte toda entera.

La carcajada de Lore retumbó en todo el vestíbulo. Y a mí me puso como una moto en un santiamén. Y la noche, que había empezado torciéndose, se alargó hasta bien entrada la madrugada disfrutando una vez más del sexo sin cortapisas y la ternura de las chicas. Nos levantamos tan tarde, que dejamos lo del pueblo para la semana siguiente.

Con Miriam no llegó a ocurrir nada. Al lunes siguiente le pidió de alguna manera disculpas a Sonia por si había podido pasarse de la raya, y esta le quitó importancia. Tenían que seguir viéndose a diario en la oficina y al fin y al cabo le caía estupendamente.

FIN
 
Experiencia en Granada

Capitulo 1


Sonia y yo llevábamos varios años sin viajar los dos solos, sin cogernos una escapada de fin de semana o un puente. Mientras los niños crecían cogíamos vacaciones juntos, con Coque y Lore y nos íbamos con los críos a algún sitio de playa para que ellos disfrutaran. Hace unos pocos años, por fin, y con la excusa de celebrar nuestro cuarenta y cinco cumpleaños nos pillamos unos días y nos fuimos a Sevilla.

Como ya he resaltado varias veces a lo largo de los relatos una de las cosas que nos provoca excitación es un cierto voyerismo y exhibicionismo mutuo. El vernos el uno al otro practicando sexo con otros, aunque no nos estemos mirando todo el tiempo, si no el saber, el sentir, que estamos ahí, al lado, o en el cuarto contiguo nos provoca una gran excitación. En nuestro caso obviamente con nuestros amigos Coque, Lore e Isa durante todos estos años pasados. Nos excita incluso el vernos a nosotros mismos y cuando los artilugios electrónicos empezaron a ser más fáciles y rápidos de usar y las cámaras de los móviles o las tablets empezaron a ofrecer una buena calidad de imagen nos grabábamos a nosotros mismos follando y luego, otro día, o incluso semanas o meses después, nos poníamos el video para vernos y excitarnos de nuevo.

Una de mis fantasías después de los años de relación con nuestros amigos siempre fue ver a Sonia con alguien distinto. Lo que ocurrió en Ibiza en el hotel y con aquella pareja tan simpática no pasó de ser un juego sin intención alguna de llegar hasta el final. Que posiblemente no hubiera salido bien tampoco.

Pero ahora era distinto, después de la larga experiencia que llevábamos vivida, llevaba tiempo rondándome la idea en la cabeza, y de vez en cuando se lo soltaba a Sonia para excitarla cuando echábamos un polvo. A veces me mandaba a la porra, otras me seguía el rollo y otras decía que le gustaría vivir una experiencia nueva. ¡Y que tuviera una buena polla! Me decía para excitarme y provocarme.
La primera noche en Sevilla, después de cenar y echar un polvo al llegar al hotel, nos quedamos los dos relajados y mirando al techo. De repente, y tras un largo silencio, se dio la vuelta sobre la cama y se apoyó ligeramente sobre mi pecho.

-Estaba pensando…umm…y si… - empezó diciendo mientras me pasaba el dedo alrededor de mis labios – y si… hacemos realidad tu fantasía? – me dijo con voz provocadora.

Me pilló de sorpresa, muy de sorpresa.

-¿Lo dices en serio? – respondí.
-Bueno, sí te apetece…– dijo, incorporándose un poco sobre mí y acariciándome el pecho.
-Pero…
-Pero con una condición – me interrumpió. Ahí ya si empecé a pensar que iba en serio.
-¿Qué condición? – pregunté.
-Bueno, unas cuantas condiciones jejeje…Que la pareja elegida nos tiene que gustar a los dos, que no sean mayores que nosotros ni tampoco mucho más jóvenes…aunque… humm… follarse a un yogurín tiene que ser interesante…
-¡Sonia! – exclamé
-Jajaja, estaba de broma… pero no creas…si tiene la cabeza bien amueblada no desprecio a un jovenzuelo…
-Jajajajaja – me reí con ella – Bueno, qué más condiciones.
-Pues las obvias, que se les vea que son limpios, aseados…simpáticos, que se pueda hablar con ellos… esas cosas.
-Me parece perfecto – dije yo no muy convencido.
-Ahora solo falta dar con una pareja así jajajajaja – se rio.

Mi mente se disparó como un rayo y enseguida agarré el móvil que tenía en la mesita. Hice una búsqueda rápida.

-¿Qué haces? – preguntó ella extrañada.
-Un momento… - dije levantando un dedo – a ver…mira…a unos doscientos metros de aquí hay un club liberal…¿tienes sueño?
-¿En serio? ¿Lo dices en serio, ahora? – respondió estupefacta.
-¿Por qué no? Mira, aún no ha abierto, abre a las 12. Y como a un kilometro hay otro, pero tiene mejor pinta el primero… no sé.
-¿Y si lo dejamos para mañana cariño? Estoy un poco cansadita hoy, hemos andado mucho… de veras – dijo ella con voz de cansada, y realmente lo estaba.
-Vale, lo dejamos para mañana.
Nos aseamos y nos metimos en la cama. La abracé y al poco me dice.
-Te confieso que tu fantasía es también un poco mía – dijo susurrando. La abracé con más fuerza.

Al día siguiente mientras salíamos a ver la ciudad pasamos por delante del club para ver dónde estaba y como era por fuera.
Por la noche, después de un día precioso y tras cenar, descansamos un poco y empezamos a prepararnos para ir al club.
Pero lo que parecía que podría ser una noche interesante resultó un fiasco desde que entramos por la puerta. Nuestro gozo en un pozo. El ambiente que encontramos nos dejó sin ganas, la mayoría de la gente que había en la primera sala, la abierta con la barra del bar era mayor que nosotros, algunos bastante mayores. No nos gustó la luz, nos pareció bastante lúgubre. Ya se sabe que en esos sitios la luz no va a ser la de un bar normal, pero es que era casi tétrica para mi gusto. Aún así decidimos esperar un rato, pedimos una copa y nos sentamos en una mesa. Estuvimos mirando y viendo pasar parejas o chicos solos y no nos gustó nada de lo que vimos. Así que decidimos irnos sin más. Y ahí se acabó nuestro primer intento.

En los casi dos años siguientes hicimos varias escapadas cortas a distintas ciudades y en algunas de ellas, buscamos algún club para ver que tal. Nada, nunca encontramos nada que nos interesara lo más mínimo. No es que nos obsesionáramos, ni nada de eso, de hecho es que nos hacía hasta gracia. Hasta que llegó una escapada a Granada un par de años después. Nos pillamos el puente del primero de mayo, y resultó que en Granada también es fiesta el 3, el día de las cruces. Había mucho ambiente durante todos esos días.

Localicé uno de los clubs y la segunda noche nos pasamos por ahí. Sonia se vistió de manera infartante incluso para mí. Una falda corta, como en ella solía ser habitual con buen tiempo, y una blusa algo más ajustada de las que suele llevar pero con mucho escote y sin sujetador y una chaqueta. Nada más entrar ya nos pareció otra cosa comparado con lo que habíamos encontrado hasta ese momento. Se notaba en el ambiente, desde la iluminación a la música, pero seguía faltando algo. La gente. Aún así, le dimos una oportunidad. Nos pedimos una copa en la barra y nos sentamos en una de las mesas libres. Eran como rinconcitos pensados, imagino, para que la gente se conociera. Había algunos ocupados y otros no. Desde ahí veíamos pasar a la gente que entraba o se acercaba a la barra a pedir y se volvía, o directamente entraban hacia las salas interiores. Estuvimos un buen rato, observando a la gente y también rechazando alguna propuesta demasiado intempestiva.

Tras casi una hora allí, y cuando ya me estaba haciendo a la idea de irnos, me fijé en una pareja que estaba en la barra, ella sentada en un taburete y él de pie pidiendo, a la que no habíamos visto entrar porque en ese momento había un grupito en el centro que nos impedía la vista. Cuando se despejó me fijé en ellos porque me llamaron la atención enseguida. Y cuando se dieron la vuelta y ellos a su vez empezaron a otear la sala, aumentó mi optimismo. Sobre todo cuando empezaron a mirar hacia nosotros disimuladamente pero cada vez con mayor frecuencia.

-¿Te has fijado en esa pareja que está en la barra, ella con ese vestido corto brillante y escotado y él con camisa oscura y el vaso en la mano en este momento? – le pregunté a Sonia.
-Ya me he fijado, nos miran bastante, con cierto disimulo.
-A mí me parecen interesantes, de lo mejor hasta ahora, por no decir lo mejor, ella parece atractiva ¿qué te parece él? – le pregunté de nuevo.
-Hmmm, no está mal… me recuerda algo al novio de Mónica…jajajaja – respondió ella.
¿Qué edad les echas? Yo diría que unos 42 él, y ella rondando los 40 – especulé yo.
-No, yo creo que algo más jóvenes, pero sin llegar a los 37-38… no sé, con esta luz tampoco te sabría decir bien…

En ese momento decidí dar un paso adelante y agarrar el toro por los cuernos a ver que pasaba.

-Voy a ir a pedir otra copa, ¿te traigo una? – le pregunté. Ella sonrió porque adivinó lo que pretendía.
-Bueno, tráeme otro ron con limón – me dijo. Cuando me levanté coincidió con que ella nos estaba mirando.

Me acerqué a la barra, me puse al lado de ella y llamé al camarero. Y mientras esperaba las copas les miré con disimulo. ¡Lo que hace la iluminación! - me dije. De cerca ella parecía algo más rellenita que de lejos, pero cuando se dio la vuelta nos cruzamos las miradas y me di cuenta de que su apariencia era la de una chica más joven de lo imaginado, y también resultaba incluso más atractiva de cara que de lejos. También en ese momento le eché unos 35 como mucho. Y no me lo pensé.

-Hola – dije simplemente. Fueron unas pocas frases intrascendentes que abrirían la puerta a todo lo demás.
-Hola – contestó ella. Sonrió levemente antes de darle un sorbo nervioso a su copa.

Su acompañante se giró también y me miró.

-Hola – repetí – ¿os puedo hacer una pregunta si no os importa?
-Sí, por supuesto – contestó él con un acento marcadamente andaluz.
-Veréis, es que es la primera vez que mi mujer y yo venimos a un sitio así y andamos un tanto perdidos sobre como funciona esto…
-Pues creo que es un club liberal para intercambio de parejas jajaja – contestó él con sentido del humor – Jajaja, no en serio… ¿te cuento la verdad?

Yo tampoco tengo ni idea, es la primera vez que visitamos uno.
Me quedé bastante sorprendido, no íbamos a ser los únicos primerizos, siempre hay más gente que está en tu misma situación.

-¡Anda!, primerizos como nosotros, jajajajaja – me reí mirando de reojo a Sonia que puso una cara de sorpresa al verme – Pues habrá que observar y tomar nota jejeje. - La chica se rio.
-En eso estamos – dijo él.
-¿Sois de aquí? – pregunté por último.
-No, somos de Málaga – respondió de nuevo.
-Ah, muy bien, bonita ciudad – el camarero me trajo las bebidas y pagué. – Bueno, encantado, eh, voy a sentarme con mi mujer que estará sedienta jejeje.
-Igualmente - respondieron ellos, y regresé con Sonia.
-Aquí tienes tu ron – le dije dejándolo en la mesa al sentarme.
-¿Qué, que tal? He visto que te has reído – preguntó Sonia con curiosidad.
-Jajaja, sí, no han sido más que dos frases…me han parecido simpáticos y son más jóvenes de lo que parecían desde aquí, al menos ella, no creo que pase de los 35, y el quizá los 38. Hay que ver lo que engaña la luz.- comenté yo.
-¿Y eso es todo? – preguntó tras dar un sorbo a su bebida.
-Resulta que es la primera vez que vienen a un sitio así… vamos, que son primerizos como nosotros y también andan algo despistados. Están observando a ver si les gusta…me han dicho.
-Voy un momento al servicio – dijo de repente Sonia, levantándose con su bolso de mano.

Me fijé en el tío y como seguía con la mirada a Sonia mientras ella se alejaba buscando los servicios. Cuando regresó llevaba desabrochado un botón más de la blusa, y sus tetas se movían ahora con más libertad bajo la blusa. Vi como se fijaba bien en la pareja y el tipo también la siguió con la mirada unos segundos.

-Me parece que le has gustado al tipo ese… no te ha quitado ojo en todo el rato jeje – dice
-Ya lo he notado, ya – respondió ella.
-Y bien, ¿Qué te ha parecido?
-No está mal – dijo ella – posiblemente es el más interesante de todo el local… al menos que se pueda ver aquí … a lo mejor en el interior hay alguno más interesante…Por cierto, ella me ha resultado casi más atractiva que él, tiene cara de ser una persona agradable.
-¿Te apetece que entremos dentro para ver como está el ambiente? – le interrumpí. Sonia tardó algo en responder.
Sabía lo que suponía dar el paso de entrar a la parte interior, aunque luego no interaccionaras con nadie.
-La verdad es que prefiero quedarme aquí – respondió sonriendo y dándome unos golpecitos en la mano. Cuando hace eso disimuladamente es porque quiere que vea algo.

Me di cuenta de que la pareja de la barra nos miraba sin parar, disimuladamente, pero sin parar y hablaban entre ellos.
“Bueno”, pensé, “o damos el paso o nos quedaremos con las ganas de saber lo que podría haber pasado. Si sale mal, pues sale mal y otro día será.
O nunca, quien sabe”.

-Voy a invitarles a sentarse con nosotros – le dije a Sonia.
-Vale – respondió ella solamente.

Me levanté y me acerqué a ellos.

-Hola de nuevo – saludé cuando me puse a su lado. Ellos saludaron cortésmente también.
-Veréis, venía a preguntaros si queréis acompañarnos en la mesa – les pregunté al tiempo que señalaba hacia allí – Mi mujer está interesada en conoceros – añadí dando de alguna manera a entender nuestras intenciones – y veo que seguís aquí en la barra y todas las mesas están llenas.
-Estupendo… – respondió él inmediatamente y sin aparente sorpresa. Ella se bajó del taburete y los dos cogieron su copa para seguirme.

Cuando nos acercamos, Sonia se levantó un momento para saludar, la chica, muy simpática le dio dos besos y el tío le dio la mano. Luego nos sentamos todos y nos presentamos.
Se llamaban Eli (Elisa) y Dani y eran, como me habían dicho antes, de Málaga.
Durante unos minutos charlamos de cosas intrascendentes, de la ciudad, de la Alhambra y demás cosas que habíamos visto.

-Me ha dicho mi marido que es la primera vez que venís a un lugar así, ¿no? – dijo Sonia.
-Pues sí, la primera vez – respondió Dani – llevábamos un tiempo dándole vueltas pero no nos decidíamos.
-No me decidía yo – apostilló Eli.
-¡Y por fin os habéis decidido! – exclamé yo entre risas.
-Una de las razones es que en nuestra ciudad nos daba un cierto reparo por si nos encontrábamos a alguien conocido… ¿me entendéis, verdad? jejejeje – explicó Dani.
-Por supuesto…aunque si te encuentras a alguien conocido y te dice algo le podrías decir lo mismo tú…jajajaja – bromeé.
-Jajajaja, eso es verdad – se rio de buena gana Eli. - ¿Y vosotros, es la primera vez?
-No exactamente, hemos estado en unos cuantos en distintas ciudades, pero ninguno nos atrajo lo suficiente como para pasar de tomarnos una copa, no nos gustó el ambiente de ninguno la verdad… - dijo Sonia. Dani me miró sorprendido porque antes le había dicho que era la primera vez.
-Cómo te dije antes, Dani, somos primerizos en el sentido de que no hemos dado nunca el paso de entrar al interior de ninguno de los locales en los que hemos estado antes. Tengo una idea de como funciona por lo que he ido observando pero nada más, hasta ahora no nos ha atraído la idea de dar el paso.

En ese instante Eli se disculpó para ir al servicio. Y Sonia fue rápida y también se levantó.

-Te acompaño – le dijo a Eli. Las dos se fueron.
-Esa costumbre de las mujeres de ir acompañadas al servicio no deja de sorprenderme jajajaja – comentó jocoso Dani.
-Cierto, parece que venga en su ADN jajaja – me reí yo también.
-Tienes una mujer muy guapa – dijo Dani.
-Lo sé – dije todo orgulloso – me considero afortunado, pero no sólo por eso, es por todo lo demás que tiene… y vosotros ¿estáis casados? – pregunté yo.
-No que va – respondió rápido – llevamos saliendo solo medio año, podría decirse que aún nos estamos descubriendo jajaja.
-Caray – exclamé – y ya estáis buscando nuevas experiencias.
Nada más decirlo pensé “como si nosotros no las hubiéramos tenido desde el principio… si el tío supiera, alucinaría”.
-Jejeje, bueno ya se sabe, hay que darle a la imaginación para no caer en la rutina y como los dos somos bastante “echaos pa lante” pues lo hablamos y decidimos sondear este ambiente a ver.
-¿Cómo os conocisteis? – pregunté.
-Pues en una fiesta de fin de año, yo iba con unos colegas y ella con unas amigas y nos caímos bien. Llevaba un año divorciado y ella acababa de dejar también una relación…y surgió la atracción.
-Anda, mira, igual que nosotros, en una fiesta, la de fin de curso, nos presentó la novia de un amigo y desde entonces…
-¿De fin de curso de la Uni?, joder esas fiestas eran la polla, jajajaja.
-No, de fin de curso de bachillerato… – respondí yo
-¡Anda la hostia! ¿En serio? ¿Desde entonces? O sea, que por lo menos lleváis juntos veinte años…es un milagro hoy en día – soltó saliéndole del alma.
-Veintinueve para ser exactos – repliqué sabiendo que se iba a sorprender.
-¿Qué? ¿Cómo, me tomas el pelo, no? – dijo él con cara de sorpresa.
-Para nada, vamos para los treinta juntos y casi dieciséis casados – respondí encogiéndome de hombros.
-Flipo tio… cuantos años tenéis? Si no es una indiscreción eh! – preguntó de nuevo todavía alucinando.
-Cuarenta y siete hacemos este año los dos, en unos meses – dije viendo como Dani abría los ojos incrédulo
-Joder pues yo no os echaba tantos …la hostia.. quién lo diría.
-Si quieres te enseño el carnet, jejeje.
-Que va, que va, es que… yo os echaba unos 40 como mucho, yo tengo 38 y Eli es más joven, 33

Bueno, Sonia no se equivocó con él y los dos mucho con ella.
Vimos aparecer a Sonia y a Eli a lo lejos. Venían riéndose de algo, como si se conocieran de mucho tiempo. No era de extrañar, tratándose de Sonia.

-Parece que os hubieran contado un chiste – exclamé yo.
-Nada, que nos acaban de ofrecer sumarnos a una orgía jajajaja.
-¿Qué me dices?! – exclamó Dani.
-Como lo oyes, así, sin más, sin casi presentarse ni nada. Era una pareja y un tío y nos lo han propuesto con todo el morro.
-Se supone que es un lugar para esas cosas – dije yo riendo.
-Hombre ya, pero primero habrá que conocerse un poco digo yo, jajaja, pero es que esto ha sido descaradísimo… madremía…jajajaja – explicó Sonia.

Seguimos charlando un ratito mientras apurábamos las copas. De vez en cuando miraba a Sonia y nos hacíamos alguna carantoña. Pero había que dar el paso ya, y me parecía que ellos no se atrevían así que decidí tomar la iniciativa sin rodeos y de una manera natural como siempre habíamos hecho.

-Bueno, quería deciros una cosa… nos parecéis una pareja interesante, nos lo estamos pasando muy bien charlando con vosotros y si queréis dar el paso y entrar dentro con nosotros y ver qué sucede por nuestra parte estaremos encantados…y si no estáis seguros o no queréis pues nada…- dije yo, y en ese momento se me ocurrió una locura por si decían que sí. - ¿qué decís?
Se miraron entre ellos y Eli le dijo algo al oído.
-Vale, vosotros también nos habéis parecido interesantes y por nuestra parte nos gustaría probar a ver que ocurre…pero… teniendo en cuenta que sería la primera vez…quiero que entendáis que si nos sentimos incómodos por algún motivo entendierais que lo dejáramos…

En ese momento Sonia se acercó a mí.

-Creo que sería mucho mejor que les contáramos nuestra historia ahora, antes de nada, no sea que se nos escape algo luego o se dieran cuenta por nuestra experiencia. Además, creo que eso les ayudaría a estar más tranquilos…al menos eso creo yo – me dijo con su templanza habitual.
-¿Estás segura de ello? Si lo estás, confió plenamente en ti ya lo sabes – respondí yo.
-Completamente - respondió muy segura – No hace falta contarlo todo, claro.
-De acuerdo.
-¿Pasa algo? – preguntó Dani. Miré a Sonia y luego a ellos.
-Nada, bueno sí… Decís que es la primera vez que venís a un local así, pero ¿habéis tenido antes experiencias con otras parejas? – empecé a preguntar…Eli abrió los ojos sorprendida. – Por la cara de sorpresa que has puesto imagino que no – añadí mirando a Eli y luego a Dani.
-No, ¿por qué lo preguntas? – respondió Dani
-Quiero ser sincero con vosotros…ya os había dicho que nos parecéis gente interesante, nosotros buscábamos una pareja para pasara el rato, charlar y pasarlo bien después, y lo cierto es que nos atrajisteis a primera vista y luego nos habéis gustado mucho, creo que hemos sintonizado bastante hasta ahora…

Dani asintió con la cabeza y Eli sonrió tímidamente.

-Y tenemos que contaros una cosa antes…Sonia me ha dicho que cree que es importante y yo estoy de acuerdo con ella…Nosotros sí tenemos experiencia fuera de estos locales, de hecho tenemos mucha experiencia con otras parejas…

Ambos a la vez se quedaron ojipláticos sin saber que decir. Por fin Dani dijo algo.

-¿Qué quieres decir con mucha experiencia? – balbuceó
-Te conté antes que nos conocemos desde hace 29 años, pues desde entonces prácticamente…- Eli ya no podía abrir más los ojos de sorpresa - espera, espera que os lo explicamos jejeje.
-¡Estoy que alucino macho! – exclamó Dani.
-Una amiga íntima de Sonia, que fue quien nos presentó a nosotros, salía con un amigo íntimo mío. Empezamos a salir casi a la vez, y así empezó todo, como un juego de adolescentes sin vergüenza alguna que querían descubrir cosas, y todo fue evolucionando y así seguimos…

Ambos estaban con los ojos como platos.
 
Capitulo 2

-¡Caray! Estoy…no sé…impresionada – exclamó con sinceridad Eli.
-¿Pero para bien o para mal? – pregunté yo echándole unas gotas de humor.
-Jajajaja, no, no estoy juzgando, faltaría más, sólo muy sorprendida…porque no podía imaginar una cosa así…que durara tanto una relación de ese tipo…sólo eso – dijo Eli intentando explicarse.
-Tranquila, no me extraña que te sorprenda, eso les pasó a los pocos que lo saben jajaja – apostilló Sonia – Pero sí, probablemente lo nuestro sea un caso poco común…
-No lo sabrá mucha gente, ¿no? – insistió Eli tras apurar su copa y esbozar una bonita sonrisa.
-No… - Sonia se lo pensó unos segundos – cuatro o cinco personas, que sepamos…y con alguna hace años que perdimos el contacto, pero bueno, a estas alturas ya nos da igual lo que piense la gente…aunque tampoco es que vayamos vociferándolo por ahí jajaja - añadió
-Bueno, ahora que nos conocemos un poco más y si seguís interesados os iba a proponer una cosa…A nosotros sinceramente nos da mucha pereza meternos ahí dentro, ya veis lo que ha pasado antes con vosotras y no me apetece tener que estar rechazando proposiciones todo el rato, nos gustan las cosas más tranquilas… - vi como Sonia me miraba con cierta sorpresa.
-Creo que sé por dónde vas – intervino Dani – propones ir a otro sitio, ¿a vuestro hotel quizá?
-No estamos en un hotel, pero sí, esa es la idea –
-¿No estáis en un hotel? ¿Y entonces donde estáis? No me digas que en una caravana – soltó Dani jocosamente.
-Jajajaja, no, jajaja… estamos en un apartamento vacacional estos cuatro días. Y había pensado que quizá estaríamos más cómodos ahí pero bueno, si preferís que nos quedemos no hay problema, podemos ver que pasa…en fin, vosotros diréis.

Dani y Eli se miraron.

-¿A ti que te parece? – le preguntó él a ella - ¿Nos fiamos de ellos? – añadió en broma antes de soltar una carcajada.
-Jajajaja – se rio Sonia.
-Por mí lo que tu veas – respondió Eli.
-Ea! pues, vámonos – apostillo Dani
-Pues nada, vamos – dije levantándome y dirigiéndome a la puerta.

Abrí la puerta para dejarles pasar y me fijé como los tíos que había en el local no dejaban de mirar a las dos según salían. Nos quedamos junto a la puerta.

-Mirad, tengo una idea… dado que no es muy tarde y hace buena temperatura podemos ir tranquilamente dando un paseo más largo hasta el apartamento, así tenemos tiempo de hablar e ir conociéndonos más, y vosotros de pensarlo mientras llegamos. Qué al final no os apetece, pues nada, nos despedimos y cada mochuelo a su olivo. ¿Os parece?
-Por mi perfecto – dijo Eli – Además se está estupendamente en la calle.

Empezamos a caminar y enseguida Sonia y Eli se fueron quedando algo atrás. Esa costumbre de las mujeres de pararse para hablar mientras pasean.

Al principio Dani y yo hablamos de trivialidades y en una de estas me giré para ver por dónde venían ellas y vi como Sonia iba agarrada del brazo de Eli hablando y gesticulando sin parar. Pronto nos dimos cuenta, tanto Sonia como yo de que era una pareja muy agradable de tratar y eso era fundamental.

-Parece que se han caído bien – dije divertido, advirtiendo a Dani.
-Parece que sí jajaja – asintió él.
-Es importante, sí.
-Así que casi treinta años…¿tienes que decirme como se hace eso jajajaja?
-Jajaja.. en mi caso, dándole la razón siempre jajaja … no en serio…he tenido mucha suerte con Sonia, más de la que merezco seguro…jajajaja. Pues nada, supongo que cuidando la relación, echándole imaginación y no me refiero a cuestiones de cama jajaja…que también jejeje… me refiero a todo… siempre estamos haciendo cosas, en fin, no caer en el aburrimiento…
-Y saber sobrellevar los malos momentos… - comentó él.
-En los momentos malos, mucha empatía con el otro…joder, es que yo lo tengo muy fácil con ella…afortunadamente…
-Jeje, se te nota coladito… - apostilló él.
-Como el primer día, jajaja – aseguré yo.
-Ya, lo que pasa es que no es tan fácil, a mí me salió mal un par de veces.
-Claro, es cosa de dos, siempre.
-Con Eli parece distinto por ahora, además es más proactiva y ardiente que mis ex, bastante más, por eso le insinué la posibilidad de ponerle todavía más picante a nuestra vida… aún así me costó convencerla… pero claro, una cosa es hablarlo y otra vivirlo… no sé…
-Bueno, que sea tan proactiva y ardiente es un punto a favor jajaja – comenté jocosamente.
-Entre nosotros…- hizo una pausa para mira hacia atrás - cuando se enciende es como un volcán …una locura...

No sabía si estaba fardando o no, pero en todo caso me sorprendía la rapidez con la que se había abierto a comentar intimidades, pero claro, si íbamos a tener un intercambio de parejas, era bueno saberlo.

-Jajaja, el ardor nunca sobra jejeje.
-¡Ya te digo! Jejeje…Lo que pasa es que eso es una cosa y luego está el resto.. y eso es lo que me da miedo, no sé… a lo mejor es por los fracasos anteriores…yo quiero asentarme de una vez por todas…y me da miedo el fracasar de nuevo…¿tú como lo haces? – añadió al final sorprendiéndome
-¿Yo?! – exclamé – Pues no sé…siendo normal, ya te digo que lo tengo fácil en mi caso…

No sabía que decirle. Y me estaba empezando agobiar un poco con tanta pregunta. Se me ocurrió una tontería para salir del paso, pero cierta.

– …no sé… hacer que sienta que le importas todos los días… yo le doy un beso todos los días, no he fallado creo que ni uno…a ver…no me refiero a un beso de buenos días o de los que das o ten dan cuando alguno llega a casa. No. Un beso de verdad, largo, sentido y tierno, dónde sea, en el sofá, en el baño antes de acostarnos, en un pasillo si te cruzas con ella, ¿me entiendes? Te aseguro que eso les encanta, y la otra cosa, es nunca irnos a dormir enfadados. Lo arreglamos siempre antes.
-Jajaja – se rió Dani – La verdad es que tienes razón… por cierto hablando de besos…estoooo… cuando estáis con la otra pareja…¿entran los besos, o es algo que consideráis demasiado íntimo?
-Jejejeje, es que vuelvo a repetir, nuestro caso es tan peculiar…sí, el besar entra en el paquete…ellas, a pesar de que no son bisex, se besan, y se enrollan siempre cuando estamos juntos, pero sólo durante el intercambio. Y nosotros a ellas, por supuesto.

Menudo interrogatorio me estaba haciendo, se le veía majo, pero nervioso y probablemente por eso no paraba de hablar.

-La verdad es que estoy un poco nervioso… bueno, más que nervioso, expectante…jajaja, es casi como la primera vez que me enrollé con la primera chica…tenía un miedo enorme a no saber que hacer o a meter la pata…así que me vendría bien tu consejo – se explayó Dani con sinceridad y de alguna manera sorprendiéndome.

No voy a decir que yo no sintiera también algo de nerviosismo, al fin y al cabo, si no se torcía la cosa, iba a ser la primera vez que Sonia y yo experimentáramos algo novedoso, que podría parecer lo mismo a lo que estábamos acostumbrados, pero no lo era. Estábamos fuera de nuestro entorno íntimo y no sabía cómo iba a resultar, pero como somos unos kamikazes, queríamos aventurarnos a ver qué tal.

-Pues no sé…claro, es que como digo, lo nuestro es un tanto peculiar y es difícil extrapolar... – intenté explicarme.
-Por ejemplo ¿cuánto estás, digamos con la otra, te comportas igual que con tu mujer? No sé si me explico.
-¿Qué si siento lo mismo? Bueno, los cuatro lo tenemos claro. Es que siento repetirme, es un caso especial, son muchos años de confianza entre nosotros. Por cierto, la confianza en tu pareja y en la otra es fundamental, los celos nunca han existido entre nosotros, si hay confianza no puede haber celos, si los hubiera, no lo haríamos, ¿me explico?...Te voy a ser claro, estando juntos me comporto exactamente igual con una que con otra, sin cortapisas, escuchando y respetando…procuramos disfrutar a tope…pero lo nuestro no es una referencia para alguien que quiere experimentar esto por primera vez. Ya nos conocemos y conocemos los gustos de cada uno en cada momento…– intenté explicarme como buenamente pude.

-Entiendo – dijo Dani.
-Lo importante es el respeto, en cualquier situación, tanto si llevas diez años como si es la primera vez. Por cierto, para que quede claro, no vivimos como si fuéramos cuatro, de hecho quedamos más bien poco, obviamente hemos pasado por varías épocas en las que apenas quedábamos cada dos o tres meses o más, por no hablar de cuando los críos eran pequeños, y en otras casi cada semana…
-Lo del respeto está claro, por supuesto…

Me di la vuelta para ver por dónde venían y vi que estaban en la puerta de una farmacia. Yo ni me había dado cuenta de que habíamos pasado una.

-¿Qué hacéis? – grité.
-¡Comprando globitos! – respondió Sonia descojonándose.

Las esperamos hasta que se nos alcanzaron.

-Estábamos comprando preservativos en el dispensador que tienen fuera – dijo Eli como si nada, de alguna forma sorprendiéndome. – No habíamos pensando en ello.
-Oops! – exclamé – La verdad es que acostumbrado a no usar nunca. Bufff… hace tanto que no me pongo uno que ni me acuerdo jajaja.

Y prácticamente sin hablar mucho más llegamos al apartamento y entramos. Parecían decididos y no hubo ningún amago por parte de ellos de echarse atrás. Que Sonia simpatizara tan bien con Eli tampoco me sorprendió.

-Tú deja que lleven ellas la voz cantante – le dije al oído a Dani – Al menos eso es lo que hacemos nosotros y nos ha ido estupendamente, sobre todo al principio.
 
Capitulo 3

El apartamento no era grande en su conjunto, un único espacio principal con la cocina incorporada y un solo dormitorio, eso sí, grande, con una cama enorme y sitio para dos butaquitas y una mesita y un pedazo de cuarto de baño bastante grande también, una especie de suite de hotel.

-¿Queréis tomar algo? – pregunté - No hay mucho, solo frutos secos y unas patatas fritas para matar el hambre y refrescos, cervezas y una botella de ron. Como desayunamos, comemos y cenamos fuera no hemos comprado nada.
-Una cerveza si tienes me va bien – dijo Dani.
-Yo un ron con limón – añadió Eli.
-Marchando

Serví lo pedido y un par de rones más para Sonia y para mí. Y nos sentamos en el tresillo del salón. Sonia, Dani y Eli en el sofá y yo en una de las butacas. Afortunadamente sí había un equipo musical en el apartamento, además obviamente de la tele. Así que lo encendí y busqué una emisora de música suave.

Nos habíamos caído bien y parecía que había cierta química entre nosotros, pero ahora había que dar el paso. Y ahí es dónde le estaba dando vueltas al asunto. Recordaba perfectamente el día de nuestra primera vez con las chicas, cómo ellas habían sido tan atrevidas y habían tomado la iniciativa sin pudor alguno y todo había resultado tan excitante y a la vez tan natural, pero claro, éramos muy jóvenes, con ganas de follar a toca costa y los cuatro estábamos en igualdad de experiencia. Ahora era muy distinto, aunque nosotros teníamos mucha, ellos ninguna, y no sabía cuál sería la mejor manera de encararlo, ni como iban a responder ante tal o cual gesto. Tampoco quería que resultara algo frío o mecánico. Pero lo que yo no sabía era lo que Sonia y Eli habían estado hablando durante el paseo hasta llegar al apartamento. Y lo que había ocurrido es que Sonia le había contado a Eli como había sido la primera vez.

Sonia se levantó para dirigirse al dormitorio. Desde la puerta llamó a Eli, que se levantó acudiendo hacia ella. Sonia me dedicó una sonrisa burlona y se metieron dentro entornando la puerta. Yo empecé a darle vueltas al coco tratando de averiguar que tramaban. Dani me miró algo desconcertado interrogándome con los hombros y las manos.

-No sé qué traman, pero algo traman – le dije – no te sorprendas de lo que veas y yo de ti, les seguiría el rollo. Yo es lo suelo hacer siempre jajaja.
-Intentaré hacerte caso jajaja – contestó él.
-Igual salen en pelotas… o no… vete a saber – añadí mientras empezaba a excitarme el ver la sintonía que había entre ellas – una cosa es segura, no sé de que habrán hablado mientras veníamos para acá, pero desde luego han congeniado bien entre ellas jajaja.
-Jajajaja – Dani era de sonrisa fácil – estoy más expectante que un niño esperando a los Reyes Magos, tío…

Estaba seguro de que a Sonia le había gustado Eli como para camelársela y enrollarse con ella con la intención de excitarme a mí, y no sé si a Dani. Iba a preguntarle si Eli había tenido alguna experiencia de ese tipo pero preferí callarme y que, si ocurría, le pillara de sorpresa, a ver cómo reaccionaba.

Salieron del dormitorio sonriendo y vestidas, y se dirigieron a la cocina enfrente de nosotros mientras nos miraban a pillar algo y al principio no nos dimos cuenta hasta que un par de minutos después Dani soltó una exclamación.

-¡Otia! – exclamó sorprendido. En ese momento reparé en ello.

Se habían intercambiado los vestidos que llevaban, pero al tener unos cuerpos muy parecidos ni se notaba, es decir ambos vestidos les caían bien a las dos. La única diferencia era que el vestido de Sonia en el cuerpo de Eli hacia que sus pezones se marcaran muchísimo al ser la tela más fina.

-Habéis tardado en caer, eh?! Pensé que lo notaríais enseguida…a saber en que estabais pensando jajaja – soltó Sonia que llevaba la iniciativa. Eli sonreía.
-Pues la verdad es que hemos tardado, sí – dijo Dani.

Empezaron a moverse al ritmo de la música que sonaba mientras picaban cacahuetes.

-¿Qué os parece, nos quedan bien o preferíais como antes, cada una con el suyo? – siguió Sonia.
-Yo creo que podríais probar otra vez como antes y así comparamos mejor – les sugerí con toda la intención - ¿Tú que dices, Dani?.

Dani se quedó mudo, y parecía que sordo, sorprendido todavía. Y eso que no había pasado nada todavía. Eli se rio.

-Tienes una chica encantadora Dani – dijo de repente Sonia – Tiene una sonrisa preciosa y me ha caído genial.

Aprovechando la música Sonia, contoneando su cuerpo se fue colocando poco a poco junto a Eli y luego detrás de ella. Yo me incorporé un poco en el sillón a la expectativa. Sonia empezó a acariciar la cintura y luego las caderas de Eli, que también empezó a danzar a su ritmo. Miré de reojo a Dani que observaba con los ojos bien abiertos.

De pronto Sonia empezó a desabrochar los botones de la blusa, su blusa, que llevaba apuesta Eli, muy despacio pero sin pausa. La blusa se abrió pero todavía ocultando las tetas de Eli. Sonia, en cambio, llevaba puesto el vestido corto brillante de Eli, sin botones. Ni corta ni perezosa, se separó de Eli y, con un rápido movimiento se lo quitó haciendo que sus tetas bailaran como siempre y quedándose únicamente con sus bragas de encaje como única prenda. Se volvió a poner de nuevo detrás de Eli y poco a poco hizo que la blusa resbalara hasta quitársela del todo dejando ver por fin las tetas de Eli. Unas tetas ligeramente más pequeñas que las de Sonia y como ya revelaba la blusa, rematadas por unos pezones pequeños pero sumamente puntiagudos. No paró de acariciar su cintura hasta desabrocharle la falda, que acabó cayendo al suelo para desvelar que lucía un sexi y escueto tanga que apenas cubría lo justo que debía cubrir.

Sonia no se paró ahí, fue subiendo las manos por los costados del cuerpo de Eli hasta agarrarle las tetas con firmeza. Dani se movió ligeramente en el sofá. Yo empecé a notar la excitación aumentando. Sonia empezó a besar a Eli en el cuello mientras clavaba su mirada en mí. Eli se dejaba hacer, cerraba los ojos y se notaba como su pecho subía y bajaba reflejando su profunda respiración. Sonia no paraba de besarla en el cuello, en un lado y en el otro, sin dejar al mismo tiempo de acariciar sus tetas. Eli se estaba entregando mucho más rápido de lo que pudiera pensar.

-Jo…er – musitó casi imperceptiblemente Dani.

Sonia apoyó la barbilla sobre el hombro de Eli me volvió a mirar y también a Dani sin parar de recorrer el cuerpo de Eli con sus manos. Le mordió ligeramente el lóbulo de una oreja y algo le dijo al oído. Luego le dio la vuelta, haciendo que se encarara a ella, quedando ambas en escorzo respecto a nosotros, y le acarició suavemente el pelo. La miró a los ojos y acercó sus labios a los de Eli para rozárselos con suavidad. Tras un par de amagos, Eli aceptó los labios de Sonia entreabriendo ligeramente los suyos. El roce se convirtió en un beso suave, luego en otro algo más y por fin en uno largo. Sonia la abrazó por la cintura atrayéndola ligeramente, sus pechos se apretujaron y segundos después se desató del todo, colocando su mano en la nuca de Sonia y atrayéndola fuertemente contra ella mientras sus lenguas se enzarzaban en una húmeda danza sensual. Cuando terminaron de besarse, Sonia nos miró.

-¿Pero todavía estáis así? – dijo con toda su pícara intención.

Eli rodeó con el brazo la cintura de Sonia y miró también hacia nosotros. Por un momento era como si viera a Sonia con Lore o con Isa.

“Vaya, esto va a resultar más interesante de lo imaginado” – pensé al verla.

Dani seguía como anonadado observando lo que hacían las dos y moviéndose algo nervioso en el sofá. En cierta manera, a mí me divertía todo eso. Algo le susurró Sonia a Eli. Esta le dedicó una sonrisa cómplice y separándose ambas, se dirigieron hacia nosotros. Sonia me extendió el brazo y cuando le agarré la mano tiró con fuerza haciendo que me levantara para acercarme al sofá en dónde Dani acababa de levantarse también obligado por Eli.

Sonia acercó sus labios a los míos y me dio un lametón para luego desabrocharme el cinturón y los botones del pantalón, que cayó al suelo. De reojo vi como justo al lado Eli estaba haciendo lo mismo con los de Dani, y luego le empujó sobre el sofá. Yo me senté y Sonia tiró para quitármelos del todo. Acto seguido empezó a tocarme por encima del calzoncillo haciendo que me excitara aún más.

Al ser una novedad, estaba más pendiente de lo que hacían los otros, de lo que lo estoy habitualmente cuando nos juntamos con Lore y Coque, dónde, a no ser que entre en "modo voyeur", como a veces me gusta hacer, para observarles a ellos tres, me desentiendo de ello y sólo me dedico a disfrutar.
Como digo, estaba más pendiente de ellos de lo normal. Prácticamente ambas acabaron de desnudarnos a la vez. Y no pude contenerme en cuanto vi a Dani desnudo.

-Joder Dani, estás bien armado, eh?! Eso se avisa y así me voy haciendo a la idea jajajaja - solté sin pensármelo y poniendo un poco de humor al asunto.

Dani tenía una de esas pollas "morcillón" que yo digo y que tanto había visto en el porno, de aspecto rollizo y que reposan pesadas sobre el bajo vientre, pero que luego no crecen tanto, afortunadamente para mí jajaja.

-Jajajaja – se rieron los dos. Y Sonia me guiño el ojo mientras esbozaba también una sonrisa.

Sonia se lanzó sobre mi polla, lamiéndola primero de abajo hacia arriba mientras la sujetaba con una mano para luego empezar a chuparla a conciencia. Al lado Eli daba cuenta de Dani, con una mamada pausada y delicada. Pero cada vez que paraba unos segundos la polla de Dani se desplomaba sobre su pubis. No acababa de excitarse bien del todo, y un par de minutos después noté que empezaba a ponerse algo nervioso y a mirar hacia nosotros con más insistencia. Sonia se dio cuenta.

-Jo…der, no sé… que me pasa… – dijo apenas perceptible.

Eli le miró y mientras le acariciaba el interior de un muslo siguió pajeándole y chupándosela alternativamente, pero cada vez que paraba, aquello volvía a menguar.

-¿Te doy un consejo Dani? – le dije – No pienses, sólo siente, déjate llevar, es cuestión de concentración…y sí, eso suele pasar la primera vez.

Le mentí, porque a nosotros no nos había pasado nunca, supongo que porque teníamos dieciocho años cuando lo hicimos por primera vez. Pero imaginé que era algo que podía pasar las primeras veces.

Sonia alargó el brazo para acariciar la espalda de Eli. Luego se inclinó brevemente sobre ella y la besó en el hombro. Sabía lo que pretendía.

-Ven – le dijo con dulzura pero con firmeza.

Eli se irguió y también con decisión se acercó a Sonia y a mí. No tenía dudas. Me encantaba lo bien que habían sintonizado entre ellas. Ni se lo pensó para agarrármela y lamérmela, como si no fuera lo novata que había dicho que era. En unos segundos estaban las dos lamiéndomela simultáneamente y luego alternándose para chupármela. De reojo de nuevo, vi como Dani se había excitado del todo y se la estaba machando sin quitarnos ojo de encima. Eli le miró durante una pausa y le acarició la pierna, luego volvió frente a él y empezó a chupársela con verdadero anhelo.

Por fin, Sonia me soltó y se acercó a ellos. Eli le hizo sitio y ambas siguieron chupándosela a Dani calcando lo que habían hecho conmigo. Yo no pude aguantarme más y me arrodillé detrás de Sonia, le aparte ligeramente las bragas que aún llevaba puestas, palpé su coño con los dedos y al ver que estaba bien húmedo se la metí de un solo empujón, ella soltó un leve gemido y siguió a lo suyo junto a Eli.

Era una postura un tanto incomoda porque no había un cojín para apoyar las rodillas y no tardé en sentirme algo incómodo. No duramos mucho así, quizá dos o tres minutos. Me levanté de nuevo y me volví a recostar en el sofá. Le di un cachetito a Sonia en el culo y entendió perfectamente mis intenciones. Se levantó y casi al mismo tiempo hizo lo mismo Eli.

Ambas se acabaron de desnudar por fin del todo. El vello natural de Sonia, aunque ya en “modo verano”, algo más recortado, contrastaba visiblemente con el escueto triángulo apenas tupido de vello castaño que coronaba el monte de Venus de Eli y que dejaba claramente a la vista su coño carnoso. Casi inmediatamente se sentó sobre los muslos de Dani y apoyando sus manos en los hombros de él empezó a cabalgarle, mientras Sonia me daba la espalda y sentándose entre mis piernas hacía lo mismo conmigo.

Dani parecía ahora mucho más tranquilo y concentrado, hasta que Sonia se inclinó hacia Eli y empezaron a besarse de nuevo, esta vez con más ardor que antes. Por la posición yo no veía sus bocas pero lo adivinaba por los movimientos de sus cabezas. Dani sí las veía y no pestañeaba nada observándolas. Por fin separaron sus bocas, la expresión de Eli en su rostro era de sorpresa placentera con una sonrisa que delataba complacencia. Ninguno habíamos dicho una sola palabra en muchos minutos. Sonia se levantó.

-¿Y si vamos a la cama? – susurró.
-Sí – dijo escuetamente Eli. Y acto seguido se levantó.
-Id tirando que voy a beber agua – repliqué yo.

Sonia cogió la caja de condones de su bolso, agarro con decisión a Eli de la mano y se dirigieron al dormitorio seguidas por Dani, empalmado como un burro. Después de beberme medio botellín de agua de un trago pasé por el baño a refrescarme la cara un poco y luego entré en el cuarto. Me quedé mirando casi desde la puerta como Eli se terminaba de recostar en la cama y Sonia se inclinaba sobre ella para besarla en los labios y luego chupar brevemente sus tetitas, para continuar hacia abajo reculando sobre las rodillas. Mi polla volvió a su máxima excitación al verlas.

Dani estaba sentado a un lado de la cama cascándosela lentamente mientras las miraba. Sonia giró la cabeza buscándome y al cruzar nuestras miradas me dedicó una media sonrisa morbosa de las suyas. Eli soltó un gemido solapado con un gritito en cuanto Sonia deslizó la punta de su lengua sobre su coño. Apoyada sobre los codos como estaba, echó la cabeza hacia atrás disfrutando del momento. Mientras Sonia le daba ese placer, ella de vez en cuando la levantaba para verlo y no podía reprimir una sonrisa de satisfacción. Dani por fin alargó un brazo y empezó a acaricia tímidamente los pechos colgantes de Sonia. Eli continuo disfrutando y gimiendo hasta que, abriendo la boca del todo, por fin se corrió. Luego se dejó caer sobre la cama de nuevo y por fin logró relajarse antes de decir algo.

-¡Guaaau! No esperaba correrme tan deprisa la verdad… ha sido.. ha sido una pasada… - dijo mientras Sonia le sonreía también con cara de satisfacción.
-Veo que te ha gustado – dijo acariciándole uno de sus muslos – Jajajaja.
-Aprende, Dani – soltó bromeando Eli.
-Oye! – se quejó riendo él – Que no había tenido ninguna queja tuya antes, eh! Jajajaja.

Era curioso que, a pesar de que nos habían contado que el que había insistido para probar un intercambio había sido siempre Dani y era Eli la reticente, ahora parecía que era ella la más lanzada de la pareja. Dani se mostraba todavía ciertamente algo cohibido.

-¡Chicos! – exclamó Sonia – Yo estoy aquí con una buena calentura y no veo a ninguno por la labor de hacerme caso – añadió con esa retranca suya.
 
Capitulo 4

La ignoré a propósito y me recosté junto a Eli, dando a entender a las dos mis intenciones a partir de ese momento, algo que a Sonia, por supuesto, no le sorprendió en lo más mínimo.

Empecé a besar a Eli en el cuello a la vez que le acariciaba las tetas y luego, tras deslizar la mano por todo su vientre le agarré el coño con la mano abierta apretando ligeramente. Mi polla reposaba sobre su cadera y ella la buscó, agarrándomela con su mano y empezando a masajearla lentamente. No quise besarla en los labios y ella tampoco me los ofreció cuando la miré a los ojos durante unos segundos. En lugar de ello, colocó su otra mano sobre la mía y apretó un poco. Dos de mis dedos entraron suavemente en su coño y empecé a follarla con ellos. Ella volvió a gemir de nuevo cerrando los ojos.

Cuando los abrió de nuevo la estaba mirando y la interrogué con la mirada. Ella asintió levemente con la cabeza. Me incorporé, y fue cuando vi a Sonia sentada en el borde de la cama colocándole un condón a Dani, que estaba plantado frente a ella con los brazos en jarras. Cogí la caja de condones que estaba encima de la cama y le di uno a Eli. Me puse frente a ella, entre sus piernas y sentado sobre mis talones. Con cierta dificultad, y entre miradas cruzadas, logró ponérmelo.

Me incliné sobre ella apoyándome en los brazos y ella me guió con su mano hasta penetrarla. Soltó un gemido en el momento en el que empujé hasta el fondo. Me quedé ahí unos segundos besando de nuevo su cuello y me sorprendió lo holgado de su coño, comparado a lo que estaba acostumbrado.

-Sigue… fóllame – susurró a mi oído ante mi sorpresa.

Me erguí sobre las manos y empecé a follarla aumentando el ritmo y la fuerza progresivamente. De pronto empecé a escuchar los gemidos de Sonia, superpuestos a los que emitía Elo. De reojo les busqué, para ver que estaban a un lado de la cama, pero casi en la esquina. Dani sentado en la cama con las piernas separadas y Sonia dándole la espalda y botando sobre él. Enseguida me centré de nuevo en Eli, que había pasado las piernas sobre mi espalda y las usaba para tirar hacia ella con fuerza.

-Déjame encima – me volvió a susurrar. Se colocó encima de mí y me agarró las manos para ponerlas sobre sus tetas. Me di cuenta de que buscaba excesivamente a Dani. Cambiamos varias veces de posición hasta que por fin la puse en cuatro y yo de pie tras ella, enfrentados a Sonia y Dani en la misma postura. Pude admirar así su culo, que me recordó mucho al de Isa por su forma y tersura. Vi como Sonia la miraba y le sonreía antes de volver a agachar la cabeza y continuar gimiendo, cada vez con más intensidad. Dani aceleró fuerte en su golpeteo. Sonia, que se estaba tocando, aparentemente se corrió y de pronto él se paró en seco. Le miré y tenía el rostro en tensión con los dientes apretados. Luego resopló.

-Perdón, perdón, perdón… lo siento, lo siento… - masculló en tono de disculpa, antes de salirse y doblarse un poco.
-¡¿Qué te pasa?! – preguntó sorprendida Sonia.
-Que me he corrido… lo siento – añadió un tanto apesadumbrado, como si pensara que no había cumplido las expectativas. La verdad es que habrían pasado solo cuatro o cinco minutos.

Sonia se quedó más sorprendida aún. Mientras, yo me había parado también y estaba simplemente acariciando el culo de Eli.

-Pero si ha estado muy bien… – le dijo Sonia, quitándole importancia.
-¡Que te diga Sonia lo que duramos la primera vez con nuestros amigos, jajajaja! - apostillé yo.
-Ya, pero no es lo mismo, eráis unos pipiolos – respondió él.
-No fue por ser unos pipiolos, Dani, ya teníamos suficiente experiencia, fue por ser nuestro primer intercambio. La siguiente vez fue mejor y luego cada vez mejor, es lo normal. Seguramente me podría pasar lo mismo ahora si fuese mi primera vez.
-Vale, tal vez tengas razón – concedió, esbozando por fin una sonrisa, mientras se dirigía al baño mientras se quitaba el condón y se limpiaba con un klinex – Ahora vuelvo.
-Pues normalmente aguanta bastante, yo no tengo quejas – nos dijo, con un tono en el que demostraba que se estaba tomando todo de una forma mucho más desenfadada que Dani.

A todo esto, yo seguía dentro de ella y no se lo pensó, me pidió volver a ponerse encima. Me eché en la cama de nuevo y empezó a cabalgarme otra vez. Sonia, recostada a nuestro lado acariciaba tiernamente su pierna hasta que vimos a Dani volver del baño, con la polla en la mano y cascándosela de nuevo.

-Vaya, veo que estás otra vez en forma jejeje – le soltó Sonia.

Dani encogió los hombros sonriente. Se semi arrodilló sobre la cama y Sonia se dirigió a él.Se la agarró con decisión para pajearle a continuación.

-Dame otro preservativo – le pidió. Este se agachó a la caja que le quedaba más a mano y sacó otro. Sonia se lo puso rápidamente y se echó en la cama con el culo casi en el borde, recogió las piernas y Dani se inclinó sobre ella para penetrarla de nuevo.

A partir de ahí me centré en Eli, que me estaba cabalgando moviendo las caderas con soltura. Le pedí las manos y nos las cruzamos, permitiendo así que ella pasara a subir y bajar con un buen ritmo. Probamos varias posturas, siempre sobre la cama. Por fin me incorporé y la abracé. Le besé el cuello otra vez.

-¿Eres clitoriana o vaginal? – le pregunté al oído. Me miró sorprendida ante la pregunta. Luego se rió.
-¡Clitoriana! – respondió con seguridad – Si no me toco o me tocan ahí no me corro.

Abrazados los dos, sólo movíamos nuestras caderas, y no hice ningún intento de besarla. Ella tampoco. Con Lore, o en su tiempo con Isa, en esa postura tan juntos, nos estaríamos comiendo la boca sin parar, pensé. Volví a escuchar el golpeteo de los muslos de Dani contras Sonia y girando la cabeza vi como le estaba dando de nuevo fuerte ahora sobre ella en la cama.

Al volver a cambiar de posición Eli y Sonia se cogieron de la mano. Yo estaba de lado detrás de Eli viendo al mismo tiempo como Dani no paraba de bombear con potencia. Sonia empezó a gemir de nuevo cada vez más fuerte hasta soltar unos gritos cortos y repetidos mientras su cuerpo agitaba espasmódicamente.

-¡Córrete ya! – escuché que le decía en voz baja a Dani. No había pasado mucho y ahí empecé a sospechar que no estaba tan cómoda con él como aparentaba.

Dani asintió con la cabeza y tras un par de empujones contundentes se tensó de nuevo y soltando un bufido se corrió. Enseguida se salió, resoplando, y se levantó de la cama para quitarse el condón.

Puse a Eli otra vez cuatro sobre la cama, conmigo de pie tras ella. Tras metérsela de nuevo de un golpe, Sonia se acercó, y se puso de rodillas frente a ella. Eli levantó el torso, Sonia acercó sus labios a los de ella y empezaron a besarse mientras yo retomaba las embestidas, sujetándola a su vez por los hombros. Dani estaba en la cama, estirado y mirándonos.

-¿Qué tal, cariño? – le preguntó Dani

Eli le respondió moviendo la cabeza y resoplando, gimiendo más profundo. Estaba claro que sí estaba disfrutando. Sonia empezó entonces a masturbarla y ella a retorcer su cuerpo y a gemir más alto. Ni medio minuto después lo susurró con la voz entrecortada.

-Me… voy a co…rrer…oh..oh... Me..co..rro…sí..sí…síiiii – Empezó a temblar de tal manera que se tuvo que abrazar a Sonia.

Tras recuperar el aliento se echó en la cama al lado de Dani, que la abrazó y la besó en la sien. Le costó un poco hablar. De pronto, como si se hubiese dado cuenta en ese momento me preguntó.

-¿No te has corrido? Es que veo el preservativo limpio en la mesita – dijo Eli.
-No, jajaja – respondí – Es que no me gusta correrme en un preservativo – añadí encogiéndome de hombros….¡No es por ti, eh! que conste, me lo he pasado muy bien – añadí, por si pensaba algo raro.
-Pues vas a tener un buen dolor de huevos, tío – soltó con su gracejo Dani.
-Jajajaja, no pasa nada…luego le apaño yo – saltó Sonia al quite.

Me levanté para ir al baño a lavarme un poco y al volver Sonia estaba de pie bebiendo agua, Eli incorporada y recostada en el cabezal de la cama y Dani en el mismo sitio echado en la cama con el calzoncillo puesto. A Eli se la veía bastante contenta.

-Bueno …contad… ¿qué os ha parecido la experiencia? – les pregunté – Vosotros sois los novatos jajaja - ¿Lo habéis pasado bien?
-Pues ha sido… no sé como decirlo…sorprendentemente agradable es la palabra…a pesar de mi problemilla jejeje… - dijo Dani.
-Anda, no le des más vueltas a eso, es normal – le respondí. Y asintió con la cabeza.
-¿Y tú Eli? – preguntó Sonia, sentándose cariñosamente a su lado.

Movió la cabeza a un lado y a otro como si le costara arrancar a hablar.

-No sé que decir la verdad. Tenía cierto miedo a no saber que hacer, como comportarme pero gracias a vosotros – miró a Sonia sonriendo – ha sido genial…sorprendente también…hay…hay cosas que no creía que fuera a hacer nunca… besar o tocar a una mujer… ha sido la primera vez…y sabéis qué, me ha resultado extremadamente agradable – añadió apretando la mano de Sonia.
-Me alegra que te lo hayas pasado bien... se trata de disfrutar… - dije yo – No hay nada de malo, sabiendo lo que haces.
-Así queeee… repetirías, ¿no? - le pinchó Dani.
-Eh, no vayas tan rápido jajaja – respondió Eli – Déjame reposar esto…ehh sí.. JAJAJAJA.
-JAJAJAJA – nos reímos todos.
-Pero con una pareja adecuada, como Jiu y Sonia – añadió señalándonos – JAJAJAJA.

Continuamos un rato más charlando y riendo hasta que tomé la iniciativa.

-¿Y si nos vestimos y salimos a estirar las piernas un poco? Todavía es pronto y hace buen tiempo…
-Nosotros nos vamos a ir a descansar ya ¿no, cielo? – dijo Dani.
-Si, a descansar – solté yo en cachondeo – menudo milonga, a descansar dice, jajaja.

Dani se descojonó.

-Que sí tio, que estoy molido de los días que llevamos aquí sin parar de andar.
-Bueno, pues os acompañamos hasta el hotel y nosotros daremos un pequeño paseo.

Nos vestimos y tras salir a la calle fuimos andando hasta su hotel.

-Dame tu teléfono por si un día vamos por vuestra tierra y queréis quedar – me sorprendió Dani.
-Claro, apunta. Dame el tuyo – intercambiamos los números. Nunca han llamado hasta ahora, y aunque lo hubieran hecho, tras hablar con Sonia después, no hubiéramos aceptado otro intercambio.

Nos despedimos en la puerta con unos abrazos y marchamos a ver si encontrábamos un bar para tomar una copa. Estaban todos tan llenos que decidimos seguir caminando un rato antes de regresar al apartamento.

-Bueno, ¿qué te ha parecido la experiencia? – le pregunté.
-Puesss, que quieres que te diga… creo que ha sido la primera y será la última…
-No sé por qué me lo imaginaba jajaja – me reí.
-Ah ¿sí? ¿Por qué te lo imaginabas?
-Por los indicios que he notado… se, porque te conozco bien, que no te has corrido…ni una vez.
-¡Jajajaja! Sí que me conoces, sí… jajaja…es que…a ver… no es que me arrepienta de esto…
-A ver si acierto…me huelo que si hubiera sido solo con Eli, nosotros tres, te lo hubieras pasado mucho mejor.
-Por supuesto, con Eli he sintonizado a las mil maravillas desde el principio, es encantadora y la he visto disfrutar ante una experiencia nueva para ella…pero con Dani, seguro que es un buen tío y gracioso y eso, pero por alguna razón no ha habido la mínima química, y a mí ya sabes que eso…
-Lo sé…- apostillé.
-Es un poco patoso y no es que tenga el don de la oportunidad…
-Ah, ¿sí?…es que como yo no estaba muy atento durante muchos ratos…no me he enterado.
-¡Coño, que quería darme por el culo al poco de empezar el segundo polvo el tío – soltó entre risas – ¡Tú te crees!
-Jajajaja – no pude evitar reírme yo también – ¿Y qué le dijiste?
-¡Que era algo que no me gustaba!
-¡Mentirosa! – exclamé entre risas.

Ibamos de la mano y de pronto se paró me miró y me besó.

-Mi culo es sólo para ti – dijo morbosamente.
-¡Mentirosa! Jajajajaja – esta vez me reí más fuerte. Sonia se dio cuenta, claro. Una pareja que pasaba se quedó mirando mi carcajada.
-Coque no cuenta, ¡idiota! – soltó burlándose.

La abracé y la atraje hacia mí sin poder parar de sonreir.

-No sabes cuánto te quiero…por muchas cosas, pero también por poder seguir riéndonos tras tantos años juntos – le dije.

Nos paramos de nuevo, me abrazó y nos besamos en medio de la acera como dos adolescentes sin importarnos la gente que pasaba al lado. Nos miramos de nuevo.

-¿Qué quieres hacer, vamos a ver si encontramos algún sitio para tomar algo?
-Quiero volver al apartamento y follar con mi marido – me dijo con esa mezcla de morbo y ternura tan suya y sorprendiéndome una vez más. Hice una mueca de aceptación.
-Estoy de acuerdo contigo…yo tampoco me he…ya sabes…
-Te voy a dejar seco – me dijo entre risas de nuevo. Y aceleramos el paso.

Y así continuó nuestra última madrugada en Granada.

FIN
 
SONIA (Y MÁS) - JULIO DE 2021

Capitulo 1/2

Finales de Julio. Coque y Lore llegaban el último sábado del mes. La semana había sido complicada, tanto en el trabajo, sobre todo en el de Sonia, como en casa por distintos motivos.

Antes de las vacaciones, ya se sabe, todo son prisas en las empresas y tenía que dejar cosas listas. Y en casa, con el calor que hacía, y que todavía está haciendo este verano, tuvo que estropearse el aire acondicionado y eso la puso de una mala leche que había que verla. En estos casos, lo mejor es no irritarla con otras cosas y dejarla en paz para que se desahogue.

Por fin, el jueves lo arreglaron y ya su cara era otra. El viernes fue a la peluquería por la tarde y luego directamente a cenar con algunos colegas para despedirse hasta después de las vacaciones. Cuando entró por la puerta yo estaba echado en el sofá viendo resúmenes de las Olimpíadas, y sólo el hecho de que los c hicos también estuvieran evitó que me levantara, la cogiera en brazos, la llevara al dormitorio y tras desnudarnos, nos lanzáramos sobre la cama a devorarnos el uno al otro. En otra época no habríamos ni llegado al dormitorio. Estaba espectacularmente guapa con ese peinado que se había hecho y el sugerente escote que llevaba.

Tras darnos un beso a los tres e intercambiar cuatro palabras sobre cómo había ido su cena, se fue a quitar la ropa, desmaquillarse, ducharse y ponerse más cómoda. Un buen rato después apareció recién duchada, con la toalla en la cabeza, una holgada camiseta que apenas le llegaba a la mitad del culo, dejando ver sus braguitas de andar por casa. Estuvo de un lado para otro un rato, trasteando, fue a secarse el pelo, y yo como un adolescente mirándola de reojo, porque me sigue excitando como cuando teníamos dieciocho años. Al final apareció con unos refrescos para los cuatro y se sentó a mi lado poniendo los pies sobre la mesa.

Los chicos no tardaron mucho más en irse a la cama, sería ya casi media noche. Poco después y ante mi sorpresa se levantó y dijo que se iba a la cama a leer un rato. Se inclinó para darme un beso y me dejó solo. Yo seguí viendo la tele.

No habrían pasado diez minutos cuando me saltó una notificación en el móvil. ¡Joder! pensé, ¡¿quién será a estas horas?! Me incorporé para alcanzarlo, miré, ¡y era un wp de Sonia!

-Miau - decía. “Miau” es la palabra que usa muchas veces cuando quiere “guerra”.

Hacía más de una semana que no habíamos tenido sexo, así que no me extrañó, pero dada la semita que habíamos pasado, tampoco me lo esperaba, pensaba que estaría cansada y más después de salir a cenar. Sonreí y seguí mirando la tele. Unos cinco minutos después, otra notificación. Miré de nuevo.

-Miaaaaauuuu!. De nuevo sonreí para mis adentros. Un par de minutos después, otra.

Una foto suya con varios dedos metidos por debajo de sus braguitas y el pie de foto un “Ummm!”.

Parece que quiere jugar, pensé. Poco después nueva notificación. Mensaje eliminado de la anterior y nueva foto. Ahora bajando un poco la braguita con su dedo pulgar lo justo para dejar asomar sutilmente su pelitos.

Irremediablemente empecé a excitarme. Nueva notificación. Ya había dejado el móvil en el sofá a mi lado. Miré, mensaje eliminado y una captura de un texto, miré bien y era una foto del relato sobre nosotros que tenía en la tablet. Estaba claro que se estaba excitando leyendo. Pero decidí dejar que se excitara aún más antes de apagar e ir con ella. No tardó en llegar otro mensaje. Ahora una foto gran angular de sus tetas en primer plano, poco después otra con los pezones excitados. Se fueron sucediendo una serie de fotos y capturas del texto y yo ya no estaba atento a lo que ocurría en la tele. Una imagen de su cara chupándose morbosamente un dedo. Otra de su boca mordiéndose el labio. Otra imagen, ésta más elaborada porque había tenido que levantarse, colocar el móvil, darle al temporizador y colocarse echada en escorzo mostrando su culo. Según iba poniendo mensajes o imágenes las iba eliminando después. La última ante la que ya no pude aguantar más era una a cuatro patas, ofreciendo su culo a la cámara mientras se separaba ligeramente las nalgas con una mano y al mismo tiempo miraba sugerentemente a la cámara. Apagué la tele, las luces y me dirigí al dormitorio ya medio excitado.

Cuando entré en la habitación, estaba echada, con la luz de la mesita de noche iluminando su piel dorada y leyendo en la tablet, la miré, me miró, puso una sonrisa entre morbosa y cómica, no le dije nada, me quité la camiseta y los pantalones cortos y me metí en el baño a darme una ducha rápida. Pensando en ella mientras me duchaba empecé a excitarme, salí enseguida y acabé de secarme en el mismo dormitorio mirándola fijamente mientras mi erección aumentaba. Dejó la tablet sobre la mesita, y echando ligeramente el culo hacia atrás se incorporó un poco para apoyar su espalda en las almohadas al tiempo que abría las piernas ofreciéndome la visión de su coño oscuro. Deslizando una mano desde el vientre hacia abajo empezó a tocarse mientras me miraba como terminaba de secarme.

-Miau - dijo suavemente. Fue una de las tres únicas palabras que pronunciaría en toda la noche.

Fue un polvo de los de llevar tiempo sin sexo, apasionado, rápido, ansioso y brusco en algún momento, de la cama al sillón y de este al baño, contra el lavabo mirándonos a través del espejo. Tras un largo abrazo los dos de pie, nos limpiamos un poco y nos metimos en la cama, abrazados frente a frente acariciándole su carita.

-Te quiero - susurró con una sonrisa.
-Yo a tí más - respondí con otra - Buenas noches, cielo.
-Buenas noches.

Al día siguiente, me levanté antes que Sonia, como casi siempre. La niña ya estaba hablando por teléfono mientras desayunaba, sabía que se iba a ir de excursión con su grupo de amigos a alguna playa a pasar el día, y luego tenía que llevar al niño a casa de un amigo también a pasar el día en la piscina de su urbanización. Así que el día se las prometía para estar solos Sonia y yo, al menos hasta media tarde, en que ella había quedado para ir al aeropuerto a recoger a Coque y Lore. Yo no podía ir, me había comprometido para una cosa y no podía decir que no a última hora.

Tras llevar a mi hijo regresé y entré en casa.

-Ya he vuelto! - anuncié. Fui a la cocina a beber algo.
-Estoy en la coladuría - respondió Sonia. La coladuría comunica con la cocina y al mirar hacía ahí la vi subida a la escalera colgando la ropa en el tendedero. Vestía igual que la noche anterior, la camiseta que se subía cada vez que alargaba los brazos para colgar una prenda y dejaban ver las bragas medio metidas en el culo. Una visión para ponerme a mil, vamos.

-Me puedes alcanzar las pinzas del suelo por favor - preguntó.
-Claro - miré al suelo y había cuatro o cinco pinzas en el suelo. -Jajaja, ¿pero qué ha pasado que se te han caído tantas?
-¡Ay, yo qué se!, que estaré nerviosa…
-Nerviosa, por qué… ¿por que esta tarde vienen Lore y Coque? ¿en serio, estás nerviosa?
-Pues sí, un poco...qué pasa?!

Me acerqué a ella y le rocé suavemente la pierna con las yemas de los dedos.

-Ummm, creo que se como hacer que se te quiten los nervios…
-¡Estate quieto! que todavía harás que me caiga - contestó mientras me daba un manotazo cuanto intenté subir la mano por su muslo. Lo intenté otra vez, llegando un poco más arriba, y otro manotazo. A la tercera ya logré meter las manos por dentro de las bragas para agarrarle el culo.

-Vale, para ya… déjame que termine al menos - se quejó, pero con poco empeño.
-Yo te sujeto - le dije con intención mientras le agarraba firmemente las piernas.
-Ja-ja-ja - se rio con recochineo.

Cuando vi que acababa de colgar la última prenda, empecé a acariciar sus muslos de abajo hacia arriba, metiendo las manos por debajo de sus bragas cada vez que subía.

-Ay, espera que me bajo...impaciente...aiss, que hombre! - dijo entre risas.

Se bajó de la escalera e inmediatamente la abracé metiendo las manos por debajo de la camiseta para agarrarla por las tetas. Ella se apoyó sobre la lavadora.

-Ummm...qué pasa, que te quedaste con ganas de más anoche, jijiji? - dijo moviendo graciosamente el culito.
-Yo siempre quiero más contigo, soy insaciable a tu lado - respondí.

Y levantándole la camiseta empecé a besar su espalda hasta agacharme detrás de ella. Metí los dedos en los lados y le bajé las bragas con mimo lanzándome inmediatamente a mordisquear y besarle las nalgas. Ella empezó a suspirar y a girar la cabeza, mirándome desde arriba. Con los pies se deshizo de las bragas y desde atrás busqué su coño con mis dedos. Los suspiros se transformaron en gemidos, su cuerpo empezó a vibrar. Me apartó la mano y se dio la vuelta.

-¡Cómeme el coño! - soltó con una voz suave y morbosa. Me levanté.
-No sabes como me pone lo sucio que ha sonado - le dije mirándola a diez centímetros de su cara. La atraje hacia mí agarrándola fuerte por el culo y empezamos a comernos la boca...hasta que de repente… ¡Ring..ring...ring…!

-¡Mecagontó! - soltó, saliéndole del alma.
 
Capitulo 3

Lo que siguió a continuación fue para no dar crédito.

-Tu móvil - exclamé.
-No me digas! - respondió con sorna.
-No lo cojas.
-¿Pero cómo no lo voy a coger ahora? ¿Y si ha pasado algo?
-¿?
-¡Es Isa! - exclamó mientras descolgaba el teléfono - Hola Isa!... ¿cómo estás?..... No, esta tarde, llegan esta tarde… sí, no te preocupes...ok… vale...bien… te llamo cuando sepa algo para quedar un día de estos, ¿vale?...un beso, cielo!

En cuanto soltó el móvil la volví a abrazar intentando continuar dónde lo habíamos dejado.

-Era Isa! - volvió a decir.
-¿En serio? Nunca lo hubiera adivinado jejeje - le dije. Me dio un azote por burlarme. Inmediatamente le sujeté las manos y la besé de nuevo provocando su risa. Cuando estábamos de nuevo recuperando el momento, de repente ¡Clin clin clin clin, clin clin clin!

-El interfono…¡Ostras, el pedido del super! - exclamó de nuevo Sonia.
-Vaya por Dios.

Sonia se puso la camiseta inmediatamente y salió a la puerta antes de que yo pudiera ponerme un pantalón.

-¿Vas a recibir al repartidor así?
-¿Qué pasa? No se me ve nada.
-Pero no te agaches jajajajaja
-Aisss! - exclamó haciendo un gesto con la mano.

Recibió el pedido y nos pusimos a meter los congelados y lo fresco primero en el frigorífico. Y casi todo lo demás en los armarios. De pronto, Ring, ring, ring!

-¡Y ahora quién! - exclamó de nuevo, algo irritada
-No sé, es tu móvil jajaja - me volví a burlar de ella.
-¡Es Lore! - dijo. En ese momento se le iluminó la cara, poniendo una sonrisa de oreja a oreja. -¡Lore! ¿Dónde estáis? - fue lo primero que preguntó - ¿Ya en Madrid? Ok...muy bien… l¿qué tal el vuelo?...¿cansados?... vale no te...

Mientras ella hablaba con Lore yo la abracé y la atraje hacia mí y empecé a acariciarla, a besarle el cuello y a meterle mano debajo de la camiseta…

-¡Estate quieto!... Eh?!...No, nada, que tengo un pulpo en casa…¿llegaréis bien de hora?... pero te quieres estar quieto!...ay, jajaja, para ya… - yo seguía tratando de meterle mano - O te estás quieto o te lo vas a hacer tu solito… - se escuchó la carcajada de Lore a través del auricular - Ya, ya… buff…¡Está de un salido últimamente! - nueva carcajada - ¡MENTIRA! - grité para que me oyera Lore - Estoy igual de salido que siempre - Jajajajajaja... - más carcajadas de Lore.

-Bueno, entonces llegáis bien de hora esta tarde, ¿no? ( estate quietoooo….). ¿En serio? ( qué vienen antes de lo previsto). Habéis cambiado el vuelo…¿a las 3? ok, no hay problema, voy igualmente...No te preocupes estaré ahí a esperaros, ¿vale?, venga cariño… dale un beso a Coque y los niños… - colgó.
-Qué han cambiado el vuelo porque había plazas libres y para no esperar tantas horas en el aeropuerto, vienen después de comer...- - explicó.

-Estupendo, pero tendrás que ir tu sola, porque siete no cabremos en un coche. Llévate el grande. Espero que no traigan mucho equipaje jejeje. Imagino que estarás un rato con ellos en la casa de los padres y yo tengo que estar en ese sitio, me cagüen la leche...no puedo decir que no… bueno, hay muchos días por delante.

-¡Mira! - exclamó mirándose los brazos y la camiseta mojada - Estoy chorreando de lo nerviosa que me ha puesto todo este trajín de llamadas y visitas. Me voy a dar una ducha.
-Yo voy a beber algo, ¿quieres algo?
-No, gracias.

Salió disparada hacia el dormitorio cruzando el salón mientras se quitaba la camiseta, la hizo un rebujón y me la tiró. A duras penas la pillé al vuelo.

-Las bragas están en el suelo, mete las dos cosas en el cesto, anda… - se paró un instante en la puerta, giró la cabeza y se dio un azote en el culo - y no tardes - añadió.
-Y luego el salido soy yo jajaja - respondí de coña y dando gracias al cielo de estar casado con semejante mujer.

No había acabado de meterse en la ducha cuando yo me estaba deshaciendo de los calzoncillos en el baño, y ya estaba semi empalmado.

-Oi oi oi oiii… si que vienes ya preparado - dijo riendo.

Cuando vamos con tiempo nos gusta ducharnos juntos. Enjabonar y masajear ese par de jugosas tetas que tiene es un placer para mis sentidos o que ella haga lo mismo con mi polla en un ritual que suele acabar las más de las veces en un polvo en la misma ducha, como así ocurrió. Mientras nos secábamos seguía metiéndole mano…

-¿Pero qué te pasa, que te ha sabido a poco o qué? - preguntaba ella intentando no reírse.
-Jo, para un día que estamos solos - me quejé.
-Lo sé, cariño, pero se ha hecho tarde con tanta interrupción, tengo que hacer la comida, comer antes, arreglarme y vestirme para poder llegar a tiempo…

-Si lo sé, yo te ayudo con la comida.

Me miró, puso su cara de picarona.

-Si eres bueno, esta noche te lo compenso, te hago una cena de lujo y luego de “repostre”… - se quedó pensando con los ojos mirando hacia arriba - algo que te gusta mucho…¡un super pajote cinco estrellas! - añadió al final.

-Jajajajajaja - me hizo soltar la carcajada. Es el nombre que le puso tras la primera vez que me hizo una de esas pajas que parecían una ceremonia, como si fuera un rito, con toalla debajo, aceite para masajes, lenta, larga, muy larga, que te llevan a una explosión final que hace que se te ericen todos los pelos del cuerpo.
-Ya me estoy poniendo cachondo solo de pensarlo - respondí al abrazarla por enésima vez.
-Ummmm..lo see - exclamó ella - anda, tira, que hay que hacer cosas.
 
Capitulo 4

Horas después, mientras yo estaba en la reunión que no había podido evitar, recibí un mensaje de Sonia diciendo que ya estaba en casa de vuelta tras pasar un rato con ellos después de recogerles y añadía una carita sonriente.

Cuando llegué a casa estaba alegre, se la notaba feliz por haber vuelto a ver a Lore y a Coque después de más de dos años en los que la comunicación había sido mediante fotos, pequeños videos y alguna videollamada, complicadas dada la diferencia horaria que había. Me estuvo contando un poco como les había visto.

-Bueno, cuenta, ¿cómo están?
-Lore está igual, estupenda, se ha dejado el pelo más largo, y Coque….pues sigue haciendo de Coque jajaja.
-¿Y los niños?
-¿Los niños? Jajajaja... Pedrito (el hijo mayor, 18) va a haber que empezar a llamarle Pedro ya, menudo estirón ha dado el chaval… las gemelas (15) están muy guapas y creciditas, y me ha costado distinguirlas jajajaja.

Nosotros tenemos una de casi 18 y otro de 16.

-¿Para cuando has quedado?
-Para el lunes, hoy descansan, mañana lo necesitan para organizarse y estar con la familia, que no les han visto desde que se fueron.
-Perfecto.
-Iremos a tomar algo por la tarde y luego ya veremos.

Bastante tiempo antes de que se fueran a vivir fuera habíamos dejado de quedar para nuestros encuentros de intercambio. Al menos unos dos años y medio antes. Fue la vida la que nos llevó a ello. Poco a poco los encuentros se habían ido haciendo más esporádicos porque no encontrábamos ni el momento ni las circunstancias propicias para ello. Coque empezó a viajar mucho, Lore pasó una temporada muy desanimada y gracias a Sonia lo fue sobrellevando, los hijos estaban en esa edad insufrible, etc. y todo junto nos llevó a tomar esa decisión. El día que lo hablamos, entre risas decidimos dar tiempo al tiempo a ver si lo echábamos de menos. Por supuesto seguimos viéndonos, si bien no con tanta frecuencia.

Reconozco que yo sí lo eché de menos en algunos momentos puntuales, y Sonia lo mismo según me confesó. Pero fueron momentos concretos, en los que estoy seguro que nos hubiera ido bien para desestresar.

Habíamos quedado en una terraza, una de las de toda la vida. Al llegar, vimos que ya estaban allí, Lore nos daba la espalda y cuando Coque me miró le hice una seña para que no le dijera nada. Me acerqué sigilosamente por detrás y le puse las manos en los ojos a Lore que dió un ligero respingo.

-Uy! - exclamó - se levantó de golpe, se dio la vuelta y abrió los brazos de par en par a la vez que me dedicó su sonrisa de siempre, su eterna sonrisa de pilla..
-Hola preciosa! - le dije.
-Guaaapooo! - gritó. Medio bar se dio la vuelta a mirar. Se abrazó a mí con fuerza, apoyando su cara en mi hombro y haciendo que sintiera de nuevo sus tetas contra mi pecho después de tanto tiempo. La acaricia con cariño la espalda y ella a mí.
-¿Cómo estás? Te veo estupenda…
-¿Me has echado de menoooos? - dijo con picardía.
-Sabes que sí, mucho - Sonia al lado se reía.
-Eh, que estoy aquí, tío - exclamó con sorna Coque tras levantarse.

Lore me cogió la cara un segundo y me dio un cariñoso piquito. Era ella, igual de encantadora que siempre.

Por fin pude saludar a Coque y nos sentamos.

-Isa me ha dicho que vendría dentro de un rato, que estaba deseando veros y saludaros - dijo Sonia - Lo que no sé es si vendrá sola o con Alberto.
-Que bien, nos gustará verla - dijeron casi a la vez.

Se nos pasó el tiempo volando mientras charlábamos de todo y llegó Isa. Hacía varios meses que no la veía y llegó sola. Nos saludó a todos efusivamente. Parecía contenta y estuvo muy dicharachera. Luego nos levantamos y nos fuimos dando un largo paseo los cinco hasta acompañarla a su casa, hablando sin parar.

Hubo un momento en que iban delante Sonia y Lore con Coque y yo algo retrasado hablando con Isa. Por lo que parecía entender iban hablando de playas. Se pararon y se dieron la vuelta.

-Bueno chicos - dijo Lore - estábamos hablando de ir a la playa mañana o pasado. Yo quiero ir a la playa, que allí es imposible, necesito meterme en el Mediterráneo con urgencia.
-Pues nada, cuando queráis - dije yo - ¿Os apuntáis Alberto y tú, Isa? - pregunté sin pensarlo.
-Habíamos pensado en ir a nuestra playa favorita - añadió Sonia.

Isa se quedó pensando unos segundos.

-Alberto no puede, tiene que trabajar todavía, pero yo me apunto - dijo por fin con seguridad.
-¿Qué día te va bien, Isa?
-Mejor pasado, y así puedo mañana organizar un poco el trabajo. Isa era socia en una gestoría y podía cogerse algún día libre cuando los necesitaba. Una gran ventaja.

Con su marido habíamos coincidido algún día en la playa estos años de atrás y alguna noche nos habíamos encontrado en algún restaurante pero muy pocas veces. El sabía que éramos amigos de años y nada más. Nunca le contó lo que vivió con nosotros y sabíamos que no se atrevería a hacerlo ni lo veía necesario, según le había contado a Sonia. Lo que pasó, pasó hacía mucho y nunca mostró arrepentimiento. Es más, le había ayudado a abrir los ojos y a disfrutar de la vida.

Así que quedamos para ese día y nos despedimos en la puerta de su casa.

Hacía años que no habíamos vuelto a esa playita, y las últimas veces ya no estaba tan poco visitada como al principio, cada vez nos habíamos ido encontrando más gente. Tras recoger a Isa, emprendimos la marcha y al llegar vimos un coche aparcado a la entrada del camino.

-Bueno, por lo menos no van a ser más de 4 o 5 personas - comentó Coque - Porque la última vez parecía esto una procesión jajaja.
-Porque es entre semana, seguro que el sábado y domingo viene más gente - añadí yo.

Empezamos a bajar por el camino. ¿Qué pensé en la posibilidad de volver a verlas desnudas después de tantos años? Pues sí. Y sentía curiosidad al respecto. ¿Que realmente fuera a ocurrir? No lo creía. De hecho es que tampoco pensé que fuéramos a encontrar nudistas. Las últimas veces no encontramos ni uno. Fuimos bajando y al doblar el último recodo y avistar la playa vimos un grupito de cuatro personas, un tío y tres tías de unos 23-25 años. El tío iba en bañador, una de las chicas en topless, pero las otras dos estaban desnudas.

Pasamos por delante y saludamos dando los buenos días. Nos contestaron amablemente, y las dos chicas desnudas se recogieron un poco, como intentando taparse.

Nos pusimos al otro lado de la playa, casi al final. En cuanto dejé la mochila me puse a clavar la sombrilla, al igual que Coque la otra. Ellas no perdieron el tiempo y enseguida estaban en la orilla metiendo los pies para comprobar la temperatura del agua.

-¿Sabéis que hace treinta años que vinimos aquí por primera vez? - dije yo a modo de pensamiento en voz alta.
-Síiii, no me lo recuerdes - contestó Sonia - A una mujer no se le recuerda el paso del tiempo jajaja - añadió mientras volvía de la orilla junto a Isa.
-¿Os vais a despelotar, chicas? - preguntó directamente Coque sin cortarse un pelo, haciendo gala de su jeta habitual.
-Sólo si lo haces tú primero - le respondió Sonia, clavándole los ojos.
-Yo ya sabes que no tengo problema - respondió Coque en tono chulesco, haciendo posturitas. Lo que provocó la carcajada de Isa.

En eso, Lore, que se había quedado un poco todavía en la orilla, regresó hacia nosotros y con toda la naturalidad del mundo se quitó la camiseta y el sujetador justo delante de mí, dejándome anonadado por unos segundos.

-Mira, Coque, ahí está tu respuesta - exclamé yo.
-¿Qué? ¿Qué pasa? - dio Lore sorprendida.
-Naaah, que tu marido había preguntado si os ibais a despelotar jajaja.
-Pues claro, no he venido hasta aquí para bañarme vestida... - respondió ella con su sinceridad habitual.
-Esa es mi Lore! - exclamé yo.

Sonia y Lore no llevaban el bikini puesto, Isa sí que había venido con él. Sonia también se quitó la camiseta y el sujetador liberando sus tetas. Ahora estaban Lore y Sonia en bragas e Isa con un escueto bikini que bien pudiera llevar una chica de 20 años.

-Te toca, valiente - dijo Sonia señalando a Coque.

Coque se quitó la camiseta primero…

-Pero, pero tío - dije yo - No me digas que te has depilado el pecho. ¿Te has vuelto “metrosexuá” o qué ahora? Jajaja.
-Puff, pues ya verás - exclamó Lore riendo.
-¿Qué pasa?! Lo probé una vez por curiosidad y mira…
-¿Pero con quien te juntas por ahí, jajajaja?
-Con gente moderna jajajaja - contestó entre risas.

Mientras bromeábamos, Lore no perdió el tiempo y cuando me dí cuenta estaba completamente desnuda, sin complejos. Sí, la gravedad había hecho de las suyas y sus grandes tetas habían perdido parte de su tersura pero estaba estupenda. Como se dió cuenta de que la miraba, se las agarró en plan broma y se las subió un poco, dedicándome una de sus sonrisas.

-Estás genial, Lore - le dije. Pasó a mi lado y me dió un beso en la mejilla. Luego se dispuso a tender su toalla.

Sonia, sin esperar al reto hacia Coque también se desnudó.

-Ves, Coque, mira yo, y tú todavía estás en gayumbos. ¡Cobarde!
-Eso, cobarde - rematé yo quitándome los míos de golpe.

Isa se desternillaba y cuando paró de reír…

-Bueno, pues venga, en pelotas - se quitó el bikini e hizo un gracioso saludo flexionado las piernas y los brazos provocando otra vez las risas de todos.

Isa siempre había sido la que más “chicha” había tenido de las tres. Ahora, años después, Lore y Sonia habían engordado un poco y estaban las tres casi a la par. Pero lo que me llamó la atención de Isa fue la transformación de su monte de Venus, había pasado de una estupenda y negra espesura de vello aterciopelado a una pequeña tira en el centro. Lore en cambio, como Sonia, seguía luciendo su "look" natural.

-Isa, ¿y esa fila de hormigas?! - exclamó Coque. Isa, que conociendo a Coque, seguro que se esperaba algún chascarrillo, no se amilanó.
-¿Esto? - dijo pasándose suavemente la mano por su vello - Pues como tú, probando cosas, hay que estar a la última… jajaja.
-Y lo dice uno que tiene un auténtico “green” de golf, manda huevos - soltó Lore.
-¿Cómo, cómo? - preguntó Sonia intrigada y provocativa al mismo tiempo.

Yo me lo olí. Coque se quitó por fin los calzoncillos mostrando un pubis depilado al mínimo.

-Definitivamente no se con quien te juntas Coque - exclamé riendo.
-¿Sabéis por qué se ha depilado así? - dijo Lore a punto de soltar una de las suyas - Porque dice que así le hace la polla más grande jajajaja...Es quéeee… ya veis con quien me casé - remató abriendo los brazos en un gesto típico suyo.

Nos sentamos en la toalla para no caernos de la risa.

-Aisss, sois la leche chicos - dijo Isa - Como he echado de menos estos momentos.
 
Capitulo 5

Los vecinos de playa no paraban de mirarnos de reojo.

-Esta gente debe pensar que estamos un poco chalados para nuestra edad - dije yo
-Y no andan muy desencaminados - replicó Coque - Jajajaja.

Poco después nos metimos en el agua a refrescarnos un poco. Desde ahí vimos como el grupito recogió y se marchó saludando desde lejos. Tras un ratito yendo y viendo en el agua Coque y yo salimos y nos quedamos de pie junto a las sombrillas para secarnos un poco al sol. Ellas salieron un poco después y se quedaron justo en la orilla charlando y jugando con los pies y la arena.

-¡Mira! - dije yo, señalándolas - ¿a qué te recuerda?
-A un día como hoy de hace treinta años… que recuerdos.. y como ha pasado el tiempo.

Habíamos vivido esa misma escena muchas veces cuando íbamos a esa playa o a otras parecidas, o en la piscina. Siempre ellas teniendo un rato de charla, hablando de sus cosas, gesticulando, riendo, abrazándose cariñosamente… y por supuesto hablando de sus tetas.

Yo no sé que les pasa a las mujeres que en cuanto están, o creen estar solas, hablan de sus pechos. No es que las oyéramos, pero por los gestos y miradas era evidente. Isa, con las manos en sus pechos, se dió cuenta de que las estábamos mirando y algo les dijo a las otras dos.

-Cotillas - gritó Lore. Nos tuvimos que reír, claro. Pero ellas a lo suyo.

Continuamos la mañana entrando y saliendo del agua hasta que nos sentamos a comer. Habíamos traído bocatas, lo más rápido de hacer y fácil de llevar. Seguimos charlando mientras sacabamos la comida y las bebidas y no se como la cosa se empezó a poner picante.

-Iba a haberme hecho una ensaladita con pollo y traerla en un tupper, pero al final tiré por lo fácil, el bocata de la tortilla que sobró de anoche - explicó Isa - Así no hay manera de mantener la línea jaja...

-Pues estáis estupendas - replicó Coque - Las tres - añadió mirando a Isa, que sonrió dulcemente. Y era verdad, seguían manteniendo una figura estupenda.
-Pero me cuesta - replicó Isa - Tengo que vigilar lo que como, cuanto como y hacer bastante ejercicio, voy dos o tres veces a la semana a un gimnasio, tú lo sabes Sonia, pero en cuanto me descuido un par de semanas engordo un par de kilos.
-Yo también - intervino Sonia - Cada vez me cuesta más no engordar, mira que siempre he hecho ejercicio, he andado y ando mucho, pero en los últimos años cada vez me cuesta más. Y muchas veces me quedo con las ganas de comer algunas cosas.
-Y tú, Lore ¿cómo haces para seguir tan estupenda? - le preguntó Isa
-Comer lo justo y follar mucho - soltó de pronto Lore a punto de darle el primer mordisco a su bocata.

Isa casi se atraganta al escucharlo y Sonia y yo soltamos una carcajada. Lore en estado puro.

-¡¡Lorena!! - exclamó Coque.
-¡¿Quéééé?! - respondió ella - ¡Si no os lo puedo contar a vosotros a quién se lo voy a contar! Jajajaja. Además, es la mejor manera de quemar calorías, ¿o no? Pues eso - Y le dio un mordisco a su bocadillo - Me lo dijo un médico…
-¿Qué que quééé? - exclamé yo - ¿Cómo, qué médico te dijo eso, a ver que me entere yo?
-Mi ginecóloga, ¿qué pasa?
-Ayyyy, jajaja… me partoooo...ay ay ay - intentaba articular palabra Isa - Voy a … voy a … voy a tener que ponerle esa excusa a Alberto jajajajaja… a ver si así...me mira un poco más.. jajajaja.

Por lo que yo sabía por boca de Sonia, que hablaba bastante con Isa, habían estado pasando una crisis de pareja en los últimos tiempos pero parecía que ahora estaban mejor, o al menos eso parecía. No se si ese comentario suyo era una manera de expresar algo, pero nos lo tomamos por el lado humorístico.

-JAJAJAJAJAJAJAJA - reímos todos a mandíbula batiente.
-Yyyyyy… ¿cuánto caso le haces, Lore? A tú ginecóloga digo...- le pinché yo con toda la intención.
-¡Mggusho! - respondió dando otro bocado.
-Hala, ahí.. con la boca llena...mmmgguchu... siempre me has gustado con la boca llena prrffffff agghh - solté sin pensarlo.
-Aaogggghhh -Lore casi se atraganta en serio. Hubo que darle unos golpecitos en la espalda y que bebiera agua.

Isa se tiró doblada de risa en la toalla. Sonia se levantó a la orilla para refrescarse, regresó moviendo los brazos y partida de la risa también. Tardamos en recobrar la compostura, y por fin pudimos acabar de comer.

-Pues nada, habrá que hacerle caso a la ginecóloga de Lorena - dije yo.
-¡Te quejarás! - respondió Sonia.
-Ummmm….
-¿Qué? atrévete, venga, atrévete, a ver lo que dices que te quedas a dos velas un mes...así que a callar…jijijijiji.
-.... - eché la cremallera a mis labios.
-Así me gusta.

Un rato después de estar tirados en las toallas tomando el sol o la sombra debajo de la sombrilla, me dí la vuelta y estaban Lore e Isa en la orilla de nuevo. Coque y Sonia boca abajo, parecía que adormilados mientras tomaban el sol. Me levanté y fui hacia ellas. Por un instante volví mentalmente a años atrás y cuando me acerqué a ellas me dieron unas ganas enormes de apretarlas contra mí, pero me contuve y simplemente las cogí momentáneamente por la cintura a modo de saludo.

-¿Dé que habláis, chicas?, si se puede saber jejeje.
-Na!, de cosas, de los críos y de nuestra vida allí en Vancouver - dijo Lore.

Estuve un rato charlando con ellas, hasta que me di la vuelta y vi algo que me volvió a teletransportar años atrás. Sonia y Coque sentados en la toalla, Sonia contando algo haciendo gestos exagerados con las manos, sus tetas bailando de un lado para otro con los movimientos, riendo y explicándole algo a Coque. Se levantaron sin dejar de hablar un segundo, Sonia le hizo una carantoña y luego le abrazó con una sonrisa en su rostro, apoyando la cara en su pecho, como había hecho antes muchísimas veces. Me pareció genial. Él le acarició a ella la espalda y luego se acercaron a la orilla.

-Bueno, ¿qué, nos damos otro baño? - propuso Sonia.

Tras otra ronda de baños y sol, llegó la hora de regresar a casa. Dejamos a Isa en la puerta de su casa.

-Me lo he pasado genial chicos...Hacía mucho que no me reía tanto…ha sido.. ha sido como si no hubiera pasado el tiempo jajaja - dijo Isa feliz
-Nos alegramos de haberte visto, Isa, tenemos que quedar otro día, estaremos tres semanas aquí - dijo una contenta Lore.
-Sí, tenemos que quedar otro día… - añadió Sonia
-A ver, había pensado en que vinierais a cenar un dia a casa los cuatro...bueno si quieren venir los chicos también... tenemos una mesa grande jajaja… Os llamo en unos días a ver cuando nos va bien a todos.. .¿vale?
-Claro, cuando quieras cariño - dijo Sonia - Nos llamamos.

Nos despedimos y antes de ir a casa paramos en una terraza a tomar algo.

-Vamos a subir el fin de semana a la casa del pueblo… a ver como está.. porque lleva cerrada desde que nos fuimos...en principio sólo un día , ir y volver...el viernes o el sábado, aún no lo se...y si está en condiciones igual nos quedamos una noche a dormir allí… lo digo por si queréis venir, no hay ningún problema, no hace ni falta que os lo diga.

Sonia y yo nos miramos. Y yo me encogí de hombros.

-Oye, pues no estaría mal subir hasta allí a respirar un poco - dijo Sonia - Pero tengo que ver como lo tenemos esos días… ya sabes, mi madre...los chicos que van a hacer… os llamo en un par de días ¿vale?
-Cuando quieras, como si es el mismo día por la mañana…
-Vale, bueno gente, habrá que irse - dije yo - Voy a pagar esto y nos vamos.

Coque nos dejó en casa y tardamos casi un cuarto de hora en despedirnos.
 
Capitulo 6

Al final quedamos para subir al pueblo el sábado por la mañana, pero entre una cosa y otra se nos hizo tan tarde que acabamos llegando a la hora de comer.

Así que fuimos directamente al restaurante a comer. Como hacía buen tiempo había subido bastante gente al pueblo y tuvimos que esperar un rato para comer mientras nos tomábamos algo. El dueño del local nos comentó que nos había echado de menos después de tanto tiempo sin aparecer por allí y se enrolló bastante el hombre invitándonos al café y a un licor. Después de comer, en vez de ir directamente a la casita dimos un pequeño paseo para bajar la comida y nos sentamos en un par de bancos que hay en una especie de mirador a las afueras del pueblo.

Había pensado muchas veces en volver a tener un intercambio, aunque fuera esporádico, con ellos. Sobre todo cuando Sonia y yo follabamos, incluso algunas veces fantaseábamos en voz alta. Pero ahí, en ese momento, no pensaba en ello, creía que no se volvería a repetir más, y que todo lo maravilloso y excitante que habíamos vivido juntos quedaría ya sólo en nuestro recuerdo. Les echábamos de menos, sí, sobre todo Sonia, pero como amigos que éramos de toda la vida, para salir o pasar una tarde charlando y jugando a las cartas.

Pero fue Lore, como no, la que una vez más, la que se atrevió a encender la chispa. Y siendo como es ella, sin pelos en la lengua, lo propuso de una manera directa pero elegante.

-Chicos, el otro día estuvimos hablando Coque y yo - dijo lanzando una mirada cómplice a Coque en medio de la frase y con su encantadora sonrisa en los labios - y se nos ocurrió una cosita jijiji... no sé… a ver qué opináis…eeh… bueno ..¿qué os parece si reunimos al Club? Que si no os parece bien no pasa nada, eh, tenemos la confianza de siempre para hablar claro…bueno…¿qué decís? jijiji - terminó con su sonrisita.

Me cogió por sorpresa, la verdad, pero sospechaba que a Sonia menos. Nos miramos.

-Eeeh - empezó a decir Sonia.
-A mí me parece genial - me adelanté yo, casi sin darme cuenta de lo que decía, como dando rienda suelta a mi subconsciente.
-No te miento si te digo que no hemos fantaseado con ello jijji - dijo Sonia entre risas.
-¿Lo ves? - dijo Lore mirando a Coque.
-Jajajajaja - soltamos todos una carcajada.

Nos levantamos y emprendimos el camino hasta la casita. No paré de tocarle el culo a Sonia en todo el trayecto. No puedo evitarlo.
Entramos en la casita y ellas subieron rápido arriba para ir al baño, mientras Coque echó una mirada por abajo para ver como estaba todo. Yo miré en el frigo y en los armarios.

-Mira, hay unas cervezas en la nevera, es todo lo que hay. A veeerr… y en el armario todavía queda una botella de ginebra y unas latas de tónica y coca cola. Nada más. Nada para comer - dije.
-¿No habéis venido por aquí? - me preguntó. Yo tenía todavía las llaves que me dejó y por supuesto permiso para usarla cuando quisiéramos.
-Hace mucho que no venimos la verdad, vinimos un par de fines de semana el verano pasado, y luego un día de invierno que había nevado, con los chicos, pero solo el día, no nos quedamos a dormir. Ah… pero en Semana Santa vino Irene con unas amigas a pasar unos días. Espero que lo dejaran todo ordenado jaja.

Escuchamos a las chicas hablar y poco después bajaron de nuevo, Lore llevaba el bote que había en el baño que se usa para higiene femenina y se venía riendo.

-¿Sabéis qué es lo que hay aquí? - preguntó.

Coque y yo nos miramos con cara de poker.

-Ehh eso es para las compresas y demás, ¿no? - dije yo.
-Exacto, pero no hay nada de eso - respondió ella - mirad, mirad - añadió con una sonrisita.

Abrió, eché un vistazo y vi unos cuantos preservativos usados y pañuelos de papel.

-Alguien se olvidó de tirar la basura jajaja - se rio Coque - Con que unas amigas, eh?!

Miré a Sonia a ver qué cara ponía.

-Por lo menos usan condones - exclamó con indiferencia.
-No sabía que tuviera novio - dijo Coque.
-Sí, bueno, ya sabes… lleva tonteando con un chico desde hace un tiempo - dijo Sonia - lo han dejado varias veces y han vuelto, ya sabes, cosas de chicos. Pero es buen chaval.
-El caso es que no somos quién para decirles nada, ¿qué hacíamos nosotros a su edad? - se preguntó en voz alta Lore. - Lo único aconsejarles bien y poco más. Lo van a hacer igual, porque es lo normal, así que mejor en una casa protegidos y tranquilos que en un coche aparcado en cualquier camino.
-No, si Io que me cabrea no es eso, en serio, faltaría más, ¡¡pero si lo han hecho en su cuarto, estando nosotros en casa!! y no nos importa, de verdad, cómo tú dices, mejor en un lugar protegido que en la calle o en un tugurio perdido. Nunca hemos entrado en su habitación cuando estaba con su chico. Lo que nunca ocurrió con mi madre, que tenía que dejar la puerta siempre abierta. Lo que me cabrea es que me contara la trola de que venía con sus amigas y después que no recogieran las cosas. Porque no lo habéis visto, pero la ropa de cama sigue en un rincón, sin lavar. Si nos dice que viene con su chico no le hubiéramos puesto ningún problema. Ya le daré un toque sobre dejar limpia una casa que no es la suya cuando te la dejan, ya, jajaja.- explicó Sonia.

Yo me descojonaba por dentro

-¡Cuéntale lo que te dijo el día que nos pilló en el sofá, jajajaja! - le dije mientras sacaba unos cubitos de hielo para hacer unos gin tonics.
-¿Sólo ese día?, pero si por tu culpa nos pilla cada dos por tres.
-¡¡¿Pero qué…!! - exclamó Lore.
-¿Os pilló follando? ¿En serio? - saltó Coque.
-Más o menos - respondió Sonia - Pero hace ya un tiempo.
-Cuenta, cuenta - intervino Lore divertida.
-Na cuéntaselo tú - dijo mirándome a mí.
-No tú, te explicas mejor jijiji - respondí mientras acababa de hacer los cubatas.

-El caso es que, bueno ya sabéis que tengo un pulpo en casa - dijo, mirándome de reojo - y aprovecha cualquier circunstancia para meterme mano - Lore empezó a reírse - que no es que me moleste - Coque empezó a reírse a su vez - y … la última vez… mira, hace un par de días después de cenar fuimos a lavarnos y a ponernos el pijama, y la puerta del dormitorio se quedó medio abierta, total que estabamos besandonos y pasó ella a su habitación y nos vió, yo la ví y enseguida nos soltamos, ella ni corta ni perezosa nos suelta “A ver si nos cortamos un poco que pareceis unos adolescentes, jajajaja!” y continuó para su habitación.

Lore y Coque se descojonaron al escucharla. Yo me reía y repartía los gintonics.

-¿Y lo otro? - insistió Coque en plan cotilla.
-Tampoco fue para tanto, vio lo que estábamos haciendo pero no de una manera explícita, afortunadamente jajaja. Pues una tarde que se había marchado al cine con las amigas, Miki estaba el fin de semana en casa de un amigo, y estábamos solos. Pero por lo visto se encontró mal y se salió del cine regresado rápido a casa, mucho antes de lo previsto. Nosotros nos habíamos enrollado en el sofá, ya sabéis, un apretón lo tiene cualquiera jejeje, y en el momento en el que entró por la puerta, y antes de que apareciera por el salón tuve el tiempo justo para taparme un poco, pero aún seguía sentada encima. Total, que nos vio, dijo “perdón” y se fue corriendo para su cuarto. Nos quedamos muy cortados, no era la primera vez, pero sí la más clara. Me levanté y fui a hablar con ella, más que nada para disculparme. Y ahí fue cuando me descolocó con su respuesta llena de amor.

-Perdona cielo - le dije algo compungida - deberíamos tener más cuidado...
-No pasa nada, mamá, eso demuestra que papá y tú os seguís queriendo, y yo me alegro, porque tenias que ver a los padres de mis amigas, la mitad están divorciados, y eso sí que es triste para ellas. Me dio un abrazo enorme y se echó en la cama.
-¡Qué bonito! - exclamó Lore.
-Bueno, venga, no nos pongamos muy sensibleros jeje- dijo Coque poniendo un poco de música. Luego bajó un poco la luz para dar un poco de ambiente y tras un ratito en el sofá las chicas se levantaron y se pusieron a bailar.

La escena me transportó a muchos años atrás, cuando ellas empezaban casi todos nuestros encuentros así. Luego normalmente se enrollaban entre ellas porque sabían que nos gustaba verlas. Pero esta vez fue diferente. Nos sacaron a bailar a la vez, Lore estiró su brazo hacia mí, y Sonia hizo lo mismo con Coque.

Al principio bailamos separados, pero en nada Lore puso sus manos sobre mis hombros y se acercó lo suficiente para que pudiera notar bien sus tetas.
¿Me sentí algo cohibido? No. Sentí que no había pasado el tiempo. Y Sonia tampoco por lo que ví de reojo. Coque la tenía agarrada con una mano por la cintura y con la otra le acariciaba suavemente el culo y ella apoyaba su cara en su pecho mientras bailaban. Miré a Lore a los ojos, le aparté un poco el pelo y la besé, un beso tierno, largo y sentido, como los de toda la vida.

Cuando nos separamos me miró con su encantadora sonrisa de siempre.

-Estás preciosa, Lore - le susurré.
-Y tú igual de guapo - respondió ella sin dejar de sonreír.
-Vamos arriba - dijo Sonia al pasar detrás de mí de la mano de Coque.
 
Capitulo 7

Subimos arriba y como si no hubiese pasado el tiempo, nos fuimos desnudando uno en cada esquina de la habitación mientras hablábamos.

-¿Y Marquitos…bueno ya Marcos, que está hecho un mozo, se ha echado novieta allí? - pregunté yo.
-¡Que va!, nos ha salido muy tímido - respondió Lore.
-Jajaja, ya se espabilará - respondí yo - Cuando menos te lo esperes tienes a una nuera en casa jajajaja - añadí riendo.
-Ya te digo - exclamó Lore - de momento tengo casi cada semana a unas cuantas amigas de las gemelas.
-¡Ay, si estas paredes hablaran! - exclamó de pronto Coque mirando alrededor de la habitación.
-Jajajaja, me da que aún no lo han visto todo, eh, eh? - dije acercándome a Lore para abrazarla, los dos ya en ropa interior.
-Mira, por lo menos pusieron sábanas nuevas en la cama, ¡milagro! - exclamó Sonia sorprendida echándose en la cama a continuación.

Cuando vi que Coque se subía encima y se acercaba a ella, me desentendí totalmente de ellos, para centrarme en Lore. A sus 48 años seguía estando espectacular, se quitó el sujetador delante de mí y sus grandes tetas notaron el efecto de la gravedad, pero seguían preciosas, con esas areolas grandes y esos pezones gruesos y duros. Me quedé obnubilado mirándolas y se rió.

-¡¿Pero qué paaasa?! si las viste el otro día en la playa, jajaja - exclamó. Lo mejor es que no había perdido para nada ese sentido del humor tan suyo.

Levanté una mano y le toqué una, sopesándola ligeramente, y acariciando luego el pezón con delicadeza. Dio un ligero respingo acompañado de un leve suspiro. Ella no se cortó para nada y colocó su mano sobre mi entrepierna. Me miró.

-¿Y esto, es que ya no te gusto? - dijo entre risas en referencia a que mi polla seguía dormida - Apretó un poco la mano.
-Claro que sí, cielo… pero uno ya no tiene 20 años. Necesita algo de ayuda jejeje.
-Jajaja, no me lo creo... pero bueno, démosle esa ayuda - dijo ella con picardía.

Se sentó en la cama y me acerqué a ella. Sin dejar de mirarme me bajó los calzoncillos hasta que quedaron en mis tobillos. De una patada los aparté. Luego me la cogió suavemente con dos deditos, moviéndola graciosamente de un lado a otro.

-Pobrecita, mírala como está, ¿está cansada? ¿Sonia que le has hecho estos días? - exclamó de repente.

Sonia, que estaba echada en la cama con Coque entre sus piernas acariciando sus muslos respondió.

-Jajajaja, nada, precisamente es eso, nada. Estará desentrenada jajajajaja.
-Pues va a haber que ponerla en forma - se acercó y le dio varios besos rápidos y seguidos. Mi polla reaccionó inmediatamente. Un par de lametazos suaves hizo que despertara del todo y en un minuto estaba completamente dura.
-Esto ya es otra cosa, jejejeje, esto ya sí es lo que yo recordaba jejejejeje - dijo sin parar de reír mientras empezaba a pajearme con mucha calma.

Detrás, Coque estaba comiéndose a Sonia, que empezaba ya a gemir con los ojos cerrados. Lore se levantó y yo me senté en la cama. Se acercó ahora ella a mí y apretó mi cabeza contra su vientre. Yo le agarré las nalgas con fuerza y cuando ella se separó empecé a bajarle las bragas muy despacio, apreciando como su sedoso vello púbico iba apareciendo ante mis ojos. Jugué un poco con sus rizos, justo antes de buscar su coño con mis dedos para comprobar lo mojada que estaba ya.

Dos dedos entraron con suma facilidad y empecé a follarla así, ella volvió a apretarse contra mí y a suspirar.
Un par de minutos después estábamos los dos follándolas bien fuerte a cuatro patas sobre la cama. Follamos y follamos, intercambiándonos una y otra vez sin parar, y ellas se corrieron no se cuantas veces durante toda la tarde, y gritaron de placer, vaya si gritaron, antes de que nosotros, ya exhaustos, nos vaciáramos por fin en su interior. Fue como si lleváramos años sin hacerlo ninguno de los cuatro. Cuando estábamos tirados, agotados, sobre las camas, recuperándonos de la paliza, saltó Lore hablando entrecortadamente.

-Os voy a decir… una cosa, chicos. No sabéis… lo que necesitaba un polvazo así - dijo desbordando sinceridad.
-Jajajaja - me reí yo al venirme una cosa a la cabeza - Lore, ¿sabes que eso es lo mismo que dijiste el primer día que volvimos a la casita después del parón por los niños? jajaja. Aún recuerdo aquella noche… y me pongo como una moto cuando lo hago jajaja. Así que mejor la voy a borrar de mi cabeza ahora jajaja
-Jajajaja jajajajaja - nos reímos todos.
-Pues sí - añadió Sonia - Confieso que yo también jijiji - interrumpió Sonia antes de que Lore pudiera responder.
-Jejeje.. es que en casa hay que comportarse - apostilló Coque - Y han sido muchos meses sin poder escaparnos ni un fin de semana.
-Ya te digo, a veces tengo que ponerle una mano en la boca a Sonia jajaja - dije yo entre risas. Sonia me dio un cachete.
-Me alegro mucho de estar con vosotros otra vez, de veras, os echaba de menos… no sólo por esto, que conste, eh jejejeje, pero también jijiji - dijo Lore incorporándose para sentarse en la cama - Ay, me duele todo jejeje - añadió.
-Os confieso que no creía que volviera a suceder, la verdad…pero ha sido fantástico - dije yo.
-Aunque estemos lejos ahora, lo importante es mantener el espíritu que nos une - añadió Coque.

-Por cierto, no es seguro todavía, no quiero lanzar la campanas al vuelo, pero es posible que después de Navidad nos traslademos. Yo he pedido un sitio no tan frío, y si puede ser, mediterraneo, para esta más cerca de casa, pero ya veremos.
-Ostras, sería fantástico, a ver si hay suerte - exclamó Sonia.

Mientras seguíamos hablando pasamos por la ducha uno tras otro y después decidimos que como no había nada en la casa para comer, no nos íbamos a quedar en la casa esa noche, así que regresamos a la ciudad. Durante el trayecto de vuelta les estuvimos contando muy por encima nuestra experiencia en Granada de hacía un par de años, poco después de que ellos se fueran, con una pareja que conocimos allí. (será otro relato).

-Así que nos pusisteis los cuernos con rapidez, ¿eh, piratas? - bromeó Coque, provocando una sonora carcajada de los cuatro.

Cuando nos dejaron en casa, y después de bajar del coche, Lore sacó la cabeza por la ventanilla.

-Sonia, quiero todos los detalles de lo de Granada, eh! - dijo guiñando un ojo.
-Claro que sí, jajajaja, te lo cuento tomándonos un café un día de estos.
-Pero tendrá que ser en una mesa apartada porque como te oigan… es de alto voltaje jajajaja - dije yo para pinchar un poco.
-¡Cabrito! - exclamó Coque - ahora ya me has puesto los dientes largos.
-Bueno, chicos, estamos en contacto, eh - me despedí.
-Nos llamamos, hasta pronto - respondió Lore.

No hubo posibilidad de quedar otro día durante el tiempo que estuvieron de vacaciones para regresar a la casita, pero sí que nos vimos varias veces para dar un paseo y tomar algo. Sobre todo ellas, se vieron con más frecuencia.

Pero lo vivido ese día quedará para siempre en nuestro álbum de recuerdos.

FIN
 
2022

Capitulo 1. Navidad de 2021.


Se acercaban las Navidades y nuestros amigos iban a venir a pasar las Fiestas a España, a nuestra ciudad. No les veíamos desde las vacaciones de verano y solo de vez en cuando habíamos tenido alguna videollamada, porque al haber tantas horas de diferencia era complicado hacerlo.

Llegaron un día antes de Nochebuena y salvo hablar por teléfono para saludarnos no nos habíamos podido ver. Ya se sabe, días de familia y comilonas. Por fin, tras pasar la primera parte de las Fiestas, las chicas quedaron para ir a hacer unas compras y Coque y yo quedamos para vernos y dar una vuelta, con la intención de encontrarnos con ellas luego en una cafetería. Cuando íbamos a entrar en el local escuchamos un silbido y un grito.

-¡¡Eeeh, tios buenos!! – la voz inconfundible de Lore.

Nos dimos la vuelta y ahí estaban las dos, acercándose con varias bolsas en las manos y riendo. Lo que era un milagro es que llegaran tan puntuales jeje. Lore abrió los brazos sujetando las bolsas y la abracé efusivamente. Lo mismo hizo Coque con Sonia. Lore puso morritos para que le diera un piquito.

-¿Cómo estás, preciosa? – dije yo, tras besarla.
-¡Mejor que tú! – contestó ella a su estilo.
-Jajajaja – me reí con ella.

Estaba como casi siempre, encantadora y risueña, feliz. Les cogimos las bolsas y entramos dentro. Tras pedir al camarero empezamos a ponernos al día.

-Por cierto, he hablado con Isa, que si le da tiempo igual se pasa por aquí, tiene ganas de vernos – dijo Sonia.
-¡Genial! – dijimos los demás casi a la vez. Yo hacía varios meses que no la veía.

Sonia e Isa se veían a menudo, por lo menos quedaban una vez al mes para desayunar ellas dos solas, aparte de otras ocasiones en las que salían a tomar algo solas o con otras amigas, o de compras. La profunda amistad que forjaron aquellos años de juventud seguía viva en ellas, y ahora que Coque y Lore llevaban unos años viviendo fuera se habían apoyado mucho la una en la otra. En cambio, en plan reunión de parejas, apenas habíamos quedado en todos estos años. Dos o tres cenas y alguna copa y poco más. Su marido, aunque buen tío, era mucho más serio y con otra visión de la vida que la nuestra. Siempre pensamos que no durarían, pero tras superar algunas crisis, ahí seguían. Por supuesto, Isa nunca le contó nada de su relación con nosotros de aquellos años.

Sonia miró el móvil.

-Es un whatsapp de Isa…dice que está llegando – anunció.

Un par de minutos después la vi entrar por la puerta y saludar sonriente con la mano en cuanto nos vio. Nos levantamos para saludarla. Sonia me había comentado en un par de ocasiones que la había visto más alicaída y tristona en alguna de las veces en las que habían quedado pero aunque le había preguntado había contestado con evasivas. El caso es que yo al menos la vi alegre y dicharachera. Tras un rato largo de charla y cotilleos hubo un silencio mientras apurábamos el chocolate, roto por Coque.

-Bueno, pues aquí estamos otra vez los cinco - dijo con toda intención.

Habían pasado muchísimos años desde el último encuentro en la casita los cinco juntos y aunque las tres siempre habían y seguían hablado abiertamente entre ellas de sexo y que por supuesto sabía que nosotros cuatro seguíamos manteniendo viva nuestra relación aunque mucho más espaciada, cuando estábamos Coque y yo presentes y hacíamos alguna broma o referencia al pasado mostraba espontáneamente su adorable timidez. Timidez que siempre había tenido, aunque en aquella época y luego al calor del sexo se mostrara igual de abierta y descarada que Sonia y Lore.

Y esta vez igual, agachó la cabeza mientras se limpiaba los labios con la servilleta y dibujaba una tímida sonrisa que por otra parte no podía evitar.

-¿Qué vas a hacer en Nochevieja, Isa? – preguntó Lore.
-Pues en casa nosotros con los chicos – respondió reponiéndose rápidamente y haciendo un gesto como de - No está la cosa como para salir por ahí creo yo.
-Ya, me parece que lo de salir como hacíamos antes a cenar a un hotel y luego de fiesta tendrá que esperar todavía – apuntó Sonia.
-¿Y vosotros, os vais a juntar en algún sitio? – inquirió ahora Isa.

Sonia y Lore se miraron porque tampoco habían hablado del asunto entre ellas, que son las que llevan la voz cantante en asuntos así.

-Pues ni lo hemos pensado todavía, no sé que haremos al final… si cada uno en su casa o nos juntamos en una, ya nos conoces, nos gusta la improvisación de última hora jajaja – dijo Sonia.
-Si al final hacemos algo y os queréis apuntar ya sabes que no hay problema, nos encantaría – apostilló Lore.
-Gracias, cariño, pero no creo que nos movamos este año, comeremos las uvas en casa, jajaja – respondió ella.

Seguimos charlando un rato hasta que se hizo la hora de marchar para casa. Nos despedimos efusivamente de Isa y quedamos en vernos otro día antes de que Coque y Lore se marcharan después de Reyes.
Al día siguiente, Sonia y Lore quedaron de nuevo para seguir de compras. Sonia entró en casa con más bolsas casi a la hora de la cena.
Los chicos aún estaban fuera, habían quedado con los hijos de Coque y Lore, como casi cada día desde que llegaron. No en vano habían crecido y jugado juntos desde muy pequeños y se habían llevado siempre bien, a parte las típicas peleas o rabietas de críos.

-He estado hablando con Lore sobre hacer algo en Nochevieja yyyy… - se paró y esbozó una de esas sonrisas pícaras, mientras se ponía a sacar algunas cosas de las bolsas.
-…yyyy? – respondí.
-Y hemos hablado de irnos los cuatro a pasar el Fin de Año a la casita del pueblo, ¿qué te parece? – continuó.
-¡Genial! – respondí inmediatamente.
-Ya sabía yo que te iba a parecer bien, jejeje – se rió ella – No se…igual se nos ocurre algo para celebrarlo jijiji – añadió para picarme un poco más.

Me levanté y me acerqué a ella cuando estaba agachada sobre una de las bolsas que tenía en la mesa, la agarré por la cintura y me apretujé contra ella. Entre los últimos días estresantes en el trabajo, las fiestas, las visitas familiares y el cansancio, llevábamos muchos días sin echar un polvo.

-Mmnn…¿a qué hora vuelven los chicos? – insinué, subiendo mis manos hasta sus tetas. ¡Zas! Manotazo que me dio.
-¡Quieto, que deben estar al caer… date una ducha anda y luego hablamos. Me separé de ella a regañadientes.
-Pero, ¿y los chicos? – me vino a la cabeza inmediatamente – No van a salir de fiesta, se van a quedar solos en casa, bueno, con Jorge. Jorge es el novio de nuestra hija mayor, que pasa tanto tiempo en casa que ya casi le consideramos de la familia.
-Todo controlado, les dejamos la cena hecha, solo calentar, además casi todo serán cosas frías… y todos juntos en casa de Coque que es más grande. Se pueden quedar a dormir allí que hay habitaciones de sobra. Se lo pasarán mejor que cada uno por su lado, seguro…
-Eso seguro – apunté.
-Por cierto, jeje… que me ha contado Lore que cree que Javi está rondando a una de sus gemelas… – me soltó de sopetón.
-¿En serio? – respondí sorprendido – Ni idea.. jajajaja, tendría gracia que al final emparentáramos jajaja…. ¿te imaginas? Jajajajaja – no pude parar de reírme. Sonia me miró como diciendo “por qué me casaría con este”. - ¿Con cuál de ellas, Lara o Elena?
-Con Elena, la que lleva el pelo ligeramente más corto – dijo escuetamente.
-Jejeje, si no es por el pelo es que ni las distingo de lejos – apostillé yo – Es algo más dicharachera que Lara, más reservada. – Sonia asintió – Pues lo van a tener complicado a miles de kilómetros de distancia jejeje – sentencié yo.

Llegó el último día del año y tras dejar a los chicos y al novio de nuestra hija en casa de Coque a media tarde, emprendimos el viaje en un solo coche hasta el pueblo.

-Me ha llegado un mensaje de Isa a nuestro chat – dijo Lore, mirando su móvil mientras íbamos hacía el pueblo. Se refería al chat de whatsapp de ellas tres -… ¡Feliz Año Nuevo, que paséis una buena noche y ¡qué envidia me dais! Besos a los chicos. Os quiero. Y muchos corazones… Espera… otro mensaje: Me he adelantado porque luego hay atasco de mensajes, jajajaja. Bssss.
-Jajaja, que previsora y que encanto de mujer – dijo Coque.

Lore le devolvió el mensaje en nombre de todos, aunque más tarde Coque y yo también teníamos mensajes particulares de ella.

-Por cierto, ¿a que no adivináis a quién nos encontramos el otro día comprando? – dijo Sonia.
-A saber, ¿a Patri, a Carol, a Pili, a Martu…a Don Cipote, jajaja? – probó Coque. Don Cipote era el apodo de un tío de la época de su facultad del que se corrió el rumor que tenía un pollón desmesurado, y le empezaron a llamar así.

-Jajajajajaja, Don Cipoteeee, de quien se va a acordar ahora este, jajajaja - se descojonó Sonia. - Nooo, a alguien a la que hacía varios años que no veíamos…¡a Mónica!.. y antes de que lo preguntéis, sí, sigue teniendo el mismo culazo que tenía – siguió Sonia
-¿Te acuerdas lo que babeaban estos dos en la playa al verla en pelotas, Sonia? Jajajaja - soltó Lore riendo.
-Joder, es que estaba muy buena – soltó Coque.
-Hay que reconocer que tenía un culazo de modelo, eh! – dije yo – Y a nosotros nos gusta mirar las cosas bonitas… y a propósito, como sabéis que sigue teniendo ese culo? Jeje – añadí curioso.
-Porque la vimos en bragas en el probador de la tienda…¿no acabo de decir que la encontramos comprando? – dijo Sonia.
-Usted perdone! – respondí irónico.
-Qué envidia! – volvió a soltar Coque .
-Y sí, lo reconozco, tenía un culo que ya quisiera yo uno así – apostilló Sonia.
-Tienes un culo precioso – le susurré al oído a Sonia.
-Pelota – me susurró ella como respuesta, pero luego me dio un beso en la mejilla.
-Hemos quedado en llamarnos para vernos, ahora que han vuelto para vivir aquí – siguió Lore.
-¡Genial! – exclamé yo – No sabía que habían vuelto, me alegro.

De ahí hasta llegar al pueblo seguimos hablando del culo de Mónica, por supuesto. Y también del felpudete de color zanahoria de Carol y de muchas otras anécdotas picantes de aquellos años.

Al llegar, dejamos a las chicas en la casa y nos acercamos hasta la plaza del pueblo, a la tienda-bar a comprar algo más de pan y una tarta casera riquísima que hacían y que habíamos encargado. En la calle hacía bastante frío, pero dentro de la casa, con la calefacción encendida, se podía estar perfectamente en camisa. Cuando regresamos estaban preparando la mesa y las viandas para la cena en camiseta. Coque y yo subimos arriba a hacer las camas y revisar el cuarto, porque siempre las dejábamos recogidas, sin sábanas.

-¿Cuánto hace que no subís? – me preguntó.
-Buff… por lo menos un par de meses hará ya – contesté - No ha subido nadie – añadí, en referencia a que mi hija y el novio a veces también han pasado algún fin de semana en la casa.

Sonia y yo subíamos de vez en cuando para poder estar a solas y desfogarnos sin tener a adolescentes cerca, que siempre te cohíben y hay que andar conteniéndose a la hora del folleteo.

-¿Has traído la llave del baúl? – me preguntó Coque – Porque yo la tenía en el llavero que perdí.

Se refería a la llave de un baúl que había en el fondo del dormitorio donde había guardada una caja con todos los juguetes y artilugios que habíamos ido comprando o regalando a las chicas durante todos estos años. Los que todavía era servibles, claro. Estaba bajo llave porque no queríamos que si subía otra gente, como mi hija, la abrieran y descubrieran el secreto. Más que nada porque había muchas cosas que estaban por duplicado, como disfraces, esposas, plugs de diferente tamaño, dildos y un arnés y si a eso le añades que solo hay dos camas y están juntas, podrían sospechar. Siempre les podíamos decir que cuando subíamos, nosotros dormíamos en el sofá-cama de abajo.

-Sí, la tengo aquí, en el llavero ¿quieres que abra? – le pregunté.
-Luego si eso – respondió – era para saberlo.

Se hizo la hora de cenar y nosotros bajamos ya vestidos un poco más elegantes pero nada parecido a otros años cuando salíamos fuera. Aunque estábamos solos, a las chicas les gustaba vestirse bien para cenar en ocasiones puntuales.

-¡Qué guapos! – exclamó Lore sonriente al vernos – Id abriendo el vino que vamos a vestirnos – añadió antes de besarnos al pasar.

Evidentemente se tiraron lo suyo para vestirse y se las escuchaba cuchichear y reírse. Nosotros estábamos sentados en el sofá esperando cuando oímos sus tacones al empezaron a bajar la escalera. Al ver a Sonia bajar primero me quedé embobado con el vaso de cerveza en la mano. No reconocía ese vestido así que imaginé que se lo habría comprado estos días. Era un vestido largo de fiesta, de finos tirantes, negro con brillos y semitransparente con una ligera abertura lateral, que no se pondría si saliéramos fuera, a no ser que llevara alguna otra tela debajo, pero que al estar entre nosotros había osado llevarlo tal cual, luciendo debajo solo una braga negra grande, de esas que son tamaño pantaloncito y sin sujetador. Algo que, obviamente, provocaba que sus tetas se revelaran esplendorosas y saltarinas tras la sutil tela del vestido.

Miré a Coque que estaba también obnubilado, con los ojos abiertos al máximo y haciendo un gesto de aprobación con los labios apretados moviendo ligeramente la cabeza.

-No se si voy a ser capaz de concentrarme en la cena – dijo en voz baja y provocando la sonrisa de Sonia – Estás espectacular Sonia – añadió levantándose. La agarró por la cintura y le dio un abrazo y un beso.
-Estás cañón, cariño – le dije yo abrazándola y besándola – Me estoy poniendo cachondo ya – le susurré muy bajito al oído.

Levanté de nuevo la vista y vi a Lore bajando la escalera. Su vestido era también negro con brillos pero algo menos transparente y un poco más corto, apenas se atisbaba la ropa interior aunque llevaba sujetador, algo que dado el tamaño más grande de sus pechos, no podía evitar. Estaba igualmente esplendida y seductora, con su típica sonrisa todavía de niña traviesa.

-Mírame a los ojos - me dijo bromeando y riendo, tras besarse con Coque.
-Jajajajaja – me reí – Estás guapísima, cariño – me agarró la cara y me dio un suave beso en los labios.

Nos sentamos para cenar. Lore frente a mí, y Sonia a mi lado, frente a Coque. Como siempre, nos reímos mucho recordando tiempos pasados, pero también hablamos del presente y del futuro. Y de los chicos, de como Lore sospechaba que nuestro Javi y su hija Elena andaban tonteando entre ellos. Estábamos acabando los postres cuando de repente…
 
Capitulo 2 - Nochevieja.

…se fue la luz.
-¡Nooooo! – exclamó Sonia.
-Me cagontó – soltó Coque.
-Lo que faltaba – sentenció Lore.

Coque alumbrado con el móvil fue a buscar una lámpara de gas que tenía para casos así, porque más de una vez nos habíamos quedado a oscuras. Y luego comprobó el cuadro eléctrico por si era cosa nuestra, pero no, era general. La colocó en la encimera de la cocina y la encendió. Teníamos algo de luz, pero no calefacción que era eléctrica ni televisión.

Lo de la calefacción era soportable porque la casa estaba muy bien aislada y aguantaría el calor horas, pero para la tele o el equipo de música no había remedio. Si no volvía nos quedábamos sin ver las campanadas para poder celebrarlo. Acabamos los postres y el cava y mientras esperábamos a ver si volvía nos sentamos en los sofás. Aunque no había sido una cena copiosa ni pesada, nos habíamos tomado nuestro tiempo para cenar porque no parábamos de hablar y eran ya más de las once. Iban pasando los minutos y la luz no volvía.

Lore se levantó a buscar una copa de la mesa de comer, la dejó en la mesa baja y se sentó sobre las piernas de Coque y cuchichearon en voz baja mirándose el uno al otro.
Sonia estaba recostada sobre mí y yo la tenía abrazada.

-Nos vamos a perder las campanadas – dijo en voz baja.
-Ni de coña – exclamó Coque – si es necesario las doy yo con la polla y la tapa de una cacerola.

Sonia se incorporó de golpe del estallido de risa que le entró. Lore casi se ahoga con el sorbo que acababa de dar.

-¡Animal! – exclamó entre la tos.
-Calma, calma que te vas a ahogar – le espetó Coque descojonándose.
-Jajajajajajajaja – me reí a mandíbula batiente
-Anda que no os gustaría ver el espectáculo eh?! – siguió con la broma.
-Síii, mira que os hemos visto hacer cosas raras pero esto se llevaría la palma – dijo Lore.

Se nos fue pasando la risa y poco a poco íbamos hablando menos y mirando más el reloj.
Lore y Coque estaban empezando a besarse y este a sobarle el culo cuando de pronto la luz regresó.

-Ooooh – exclamó Coque – ahora que esto se ponía interesante jejeje. Lore le plantó un besazo en los morros y se levantó con una sonrisa tras decirle algo al oído.
-Quedan quince minutos, mejor preparamos las uvas – dijo Sonia.
-Voy abriendo el cava – añadí yo.

En unos minutos teníamos todo listo para celebrar la entrada del año.
Nos pusimos de pie delante del televisor para comer las uvas y luego cogimos las copas y brindamos por nosotros y por el Nuevo Año. Y empezó el reparto de besos y abrazos. Por fin nos sentamos de nuevo en los sofás y a los pocos minutos empezó el goteo de mensajes de felicitación de amigos y familiares.

-Voy a contestar al de los niños y el resto se quedan para mañana… – dije yo
-Bien hecho, voy a hacer lo mismo – añadió Lore.
-Jejeje, yo lo tengo mudo desde hace rato – añadió Coque.
-¿Nos hacemos unas fotos, chicos? – dijo de repente Sonia – Va, venga… vamos a hacernos unas fotos…

Nos levantamos y nos hicimos unos pocos selfies normales y otros haciendo el payaso o ellas bajándose algún tirante del vestido y la mirada insinuante o sentadas en nuestras rodillas y abrazadas a nosotros.

-Voy a enviarle una de las fotos a Isa para felicitarla, al resto, mañana – dijo Sonia mientras tecleaba – Fe…líz a..ño nuevo I..sa, …que lo pa…ses bien. Corazoncitos y…adjunto foto. Ya está.

Coque subió el volumen de la tele y estuvimos un rato largo tarareando las canciones que iban poniendo mientras dábamos buena cuenta de turrones y cava. Lore vio como se iluminaba su móvil aunque tenía silenciado el volumen y no pudo evitar cogerlo.

-Es de Isa – dijo – “Muchos corazoncitos y besos… ¡qué envidia me dais!” Pobre, debe estar aburriéndose hoy…
-Creo que no está bien – dijo Sonia – llevo un tiempo notando que está algo apagada y como melancólica… no se…
-Yo no he notado nada el otro día – añadí.
-Pero tú no la ves tan a menudo e insisto que la veo algo decaída…
-Puede que esté enferma – dijo Coque
-No, me lo hubiera dicho – replicó Sonia – Me huelo que algo no va bien en casa. Igual están pasando por otra crisis ella y Alberto. Bueno, ya veremos.

Por fin dejaron de llegar mensajes, y tras reponer las copas Coque subió el volumen de la tele y las chicas empezaron a moverse con energía al ritmo de la música. Nosotros, sentados observándolas. Ellas siempre le han dado al bailoteo, en cambio nosotros dos sólo bailamos si lo hacemos lento y agarrados. Al final se sentaron resoplando.

-Buff, estoy agotada – dijo Sonia sentándose a mi lado
-No puedo más – exclamó Lore dejándose caer en el otro sofá.

Apagué la televisión y puse música suave. Nos relajamos un poco y Lore se recostó en el sofá apoyando la cabeza sobre las piernas de Coque y recogiendo ella las suyas. Pasaron unos segundos de silencio mientras se recuperaban.

-Como pasa el tiempo… – musitó mientras Coque le acariciaba tiernamente el pelo – Treinta años…Treinta y uno – corrigió - desde que nos conocimos…
-Y desde aquel día de Navidad... – añadió Coque. Lore levantó la vista hacia él y sin poder evitar su sonrisa pícara y tierna a la vez.

Todos entendimos a que se refería.

-Madre mía – dijo Sonia también con ternura – ¿estábamos locos o qué…?
-¡Vosotras estabais locas! – exclamé yo – Y no estáis mucho más cuerdas ahora jejeje.
-Maravillosamente locas… - sentenció Coque.
-Hubo un tiempo en el que pensé que según fuéramos haciéndonos mayores y madurando todo se iba a ir difuminando aunque fuera poco a poco…pero nos dejábamos llevar…y a pesar de los contratiempos y la distancia…aquí estamos, con patas de gallo ya, y vosotros con alguna cana…y alguno algo de tripa jejeje – dijo Lore. Sonia la miraba con dulzura.
-Pero con el mismo espíritu joven, jajajaja – añadí. Sí, yo tenía ya algo de tripa, me había descuidado en los últimos meses un poco, pero aún me encontraba con energía, en cambio el cabrón de Coque seguía estando como un pincel y fuerte como un roble.
-¡Eso ni dudarlo! – apostilló Coque. Sonia, apoyada ahora también en mi regazo, sonrió abiertamente.
-Incluso cuando fueron llegando los niños… a veces…durante esos ataques de nervios cuando no se dormían o ya de más mayorcitos cuando se ponían insoportables…me daba por pensar lo mucho que echaba de menos esas tardes o noches de partidas de cartas y charlas interminables, de risas sin parar…y sí, de mucho sexo…- se explayó Lore transparente como es ella.
-También interminable… - bromeé, ella me miró con esa sonrisa en los labios.

-¿Os acordáis de la última vez que estuvimos juntos antes del “paréntesis”? – comentó Sonia.
-Sí me acuerdo, sí – respondió rápidamente Lore.
-Estabais las dos embarazadas… Sonia de unos tres meses y tú de casi ocho, tenías ya un buen bombo… - dije yo entre risas.
-En aquel hotel al que fuimos a pasar un puente, creo – dijo Coque.
-Sí, y os hice una foto con mi nueva cámara digital en la terraza de la habitación, estáis con el pelo mojado, cuando lo llevabais más corto que nunca, recién duchadas… - dije yo.
-…Y desnudas, ¡cabrito! – se rió otra vez - ¿Todavía la conservas, no?.
-Efectivamente, esplendorosamente desnudas jijiji – respondí - Por supuesto, está en mi drive en una carpeta con otras cuantas más bajo dos contraseñas, ¿quieres verla? – dije
-Síiii – exclamó Lore incorporándose. Yo también me incorporé para coger mi tablet de encima de la mesa.

La conecté al móvil para tener conexión, busqué la carpeta en el drive y tras meter las contraseñas abrí la carpeta. Había guardadas una cincuentena de fotos nuestras, la mitad aproximadamente con algún desnudo, sobre todo de ellas o de los cuatro en plan selfie. Pinché en una y se abrió. Le pasé la tablet a Lore.

Al verla se llevó las manos a la boca en gesto de sorpresa.

-¡Pero qué perolas tenía yo ahí! Vaya par de cántaros, madre mía – exclamó. Coque se descojonó.
-Normal, embarazada de casi ocho jajaja – se rio Sonia.

Era una foto de las dos apoyadas en la baranda de la terraza y de cintura para arriba, solo se les veía media barriga, los pechos y sus caras cara de felicidad.

-Creo que es una de las veces en las que más guapas os he visto en mi vida – dije yo con cierta nostalgia.
-Aaaah, o sea, que ya no estamos tan guapas, eeeh? – me miró Lore frunciendo el ceño.
-Jajajajaja pero que manipuladora eres jajaja – respondí.
-Siempre – sentenció ella riendo y mirándome fijamente.
-¡Estáis cada día más buenas! – apostilló Coque – Tienes que pasarme esa foto – añadió.
-Claro, las que quieras.
-Por lo menos no hay ninguna porno – se rió Lore.
-Esas la borré jejeje – respondí.

Lore siguió pasando unas pocas y haciendo comentarios.

-Yo también quiero verlas – protestó Sonia.
-Venga, venid – dijo Lore.

Nos levantamos y me senté junto a Coque en el sofá y ellas sobre nuestras piernas, pasando fotos y comentándolas. Nos reímos un rato. Y luego Lore se levantó.

-Hemos estado pensando antes que ya que no hicimos ninguna celebración el año pasado porque… bueno… no se pudo…igual podemos hacer algo hoy…mmm… - empezó a decir con cara pensativa – hace mucho que no jugamos…
-¡Uy!… miedo me da – exclamé
-¿Miedo por qué? – respondió ella riendo maliciosamente. Sonia también se había levantado y estaba bebiendo agua junto a la mesa.
-Porque os temo…sois muy peligrosas jajaja – respondí - que luego nos atáis o cualquier cosa y la liáis – me quejé en broma. Coque estaba descojonándose por dentro con la copa en la mano.

Lore se me acercó despacio y tirando ligeramente de su vestido hacia arriba se sentó a horcajadas sobre mis piernas y me miró fijamente a los ojos. Acercó su boca a la mía y me besó ligeramente.

-¿Cuántas veces me he sentado así encima de ti? – preguntó insinuándose.
-Mu…muchas - respondí
-¿Y te parezco peligrosa? – dijo con voz sensual. Yo me quedé mudo. - ¿Coque, te parecemos peligrosas? – añadió sin dejar de mirarme y haciendo un esfuerzo sobre humano para no reírse.
-No…no – farfullé tratando también de contener la risa. Se volvió a inclinar sobre mí y me volvió a besar, ahora con más intensidad y jugando con la punta de su lengua entre mis labios.
-¿Y ahora? – insistió.
-No sé qué decir, tengo mis dudas todavía…– respondí ya casi sin poder contener la risa.

Lore me agarró las manos y me las colocó sobre sus nalgas. Se acercó a mi oído a susurrarme.

-Se que llevas dos semanas o más sin comerte un rosco... – hizo una pausa – …yo también, así que esta noche va a ser épica – añadió antes de darme un suave mordisco en el lóbulo de la oreja.

Me calentó pero bien. Estaba claro que tenía ganas de mambo del bueno. Luego se levantó. Miré a Sonia enfrente, que se estaba riendo también.
 
Capitulo 3 - Nochevieja

Lore puso de nuevo música disco y volvieron ambas otra vez a menear el cuerpo con energía otro buen rato hasta sentarse de nuevo cansadas.

-Estoy pensando en hacer alguna reforma en la casa – dijo Coque de pronto.
-¿Y eso? – pregunté – A mí me parece estupenda como está. ¿En qué estás pensando?
-Me ha dado por ahí jajaja. La zona de la cocina está poco aprovechada, he pensado en poner una isla para poder comer ahí cuando vengamos dos o tres, para no tener que venir traer todo hasta la mesa del comedor. Y otra cosa que seguro os va a gustar, jejeje…detrás hay sitio para una pequeña piscina en plan alberca, para remojarse en verano. Además, los chicos van a querer empezar a venir por aquí, que ya me lo han insinuado varias veces…
-¡Ah, pues mira, esa es una buena idea! – respondió Sonia.
-No creo que me lleve mucho tiempo cuando vengamos en verano si está todo preparado, de hecho ya tengo hecho un dibujo con todo detallado, y conozco a alguien que me lo puede hacer bastante rápido – añadió.
-¡Genial! – dije yo – lo de la piscinita mola…

Seguimos charlando un ratito hasta que me levanté y puse de nuevo música suave. Serían casi las dos de la mañana. Encima de la mesa había una botella de cava vacía y quedaba todavía media botella que ya debía de estar caliente.

Me levanté por fin y saqué a Sonia a bailar. Bailamos muy juntitos, despacio, mejilla con mejilla susurrando entre nosotros. Nos dimos un cálido y largo beso, luego otro y otro.
Según íbamos rotando al bailar podía ver como Coque y Lore hacían lo mismo pero sentados en el sofá, y como luego Coque empezaba a subir la mano por la pierna de ella haciendo que su vestido se recogiera mostrando en algunos momentos casi hasta el final del muslo. Me apreté más contra Sonia y empecé a acariciar su espalda mientras nos besamos cada vez con más intensidad. Y empecé a excitarme. En cuanto ella lo notó bajó una de sus manos para darme un pequeño apretón en el mío.

-Estoy muy sorprendido… – le susurré.
-¿De qué estás sorprendido? – respondió ella - ¿De que te agarre este culito tuyo que tanto me pone?
-No, jeje… de que no os hayáis sacado nada de la manga jejeje… a veces me gusta todo así… calmado, sin sobresaltos…que todo fluya despacio… - respondí.
-Aún queda mucha noche – volvió a susurrarme mientras volvía a apretarme el culo.
-Tengo unas ganas locas de desnudarte, besar todo tu cuerpo y lamerte de arriba abajo – le dije según me iba excitando.
-Lo estoy deseando – me agarró aún más fuerte – Hace mucho que no lo haces…

Era cierto, nuestros últimos revolcones habían sido demasiado rápidos, como para cumplir el expediente y sin dedicarle el tiempo y la calma que nos gusta. Pero esta noche teníamos todo el tiempo del mundo y además la compañía era, como siempre, un excitante aliciente.
Nos seguimos calentando y provocando el uno al otro un buen rato, susurrándonos al oído.
Mientras, en el sofá, la parejita seguía besándose, ella ahora sentada sobre las piernas de él y los leves tirantes de su vestido cayendo sobre sus brazos.

-Entonces…¿no hay sorpresa esta vez? – seguí tirándole de la lengua.
-Ya lo descubrirás a su debido tiempo…
-¿Ni una pista?
-Pero no decías que te gustan las cosas sin sobresaltos – respondió
-Ya…pero es que me puede la curiosidad jeje…
-¿Y por qué en vez de darle vueltas al coco no haces algo? – soltó al tiempo que me agarraba de la entrepierna.

Le levanté el vestido un poco para meter una mano por debajo y agarrar su culo directamente.

-¿Y esto? – le pregunté sorprendido – Llevas un tanga…
-Sí, ¿te sorprende?
-Hacía años que no tenías uno…y menos ponértelo en invierno, ¿es nuevo? – pregunté.
-Me lo compré el otro día…no pensaban comprarlo pero al ver a Mónica con uno…me dije ¡por qué no! – respondió. Levanté la ceja al mirarla.
-¿Qué? Ya te estás imaginando a Mónica en tanga, eh! Jijiji – me soltó entre risas.
-Jajajajaja… yyyy…¿Lore también se ha comprado uno? – inquirí con intención.
-JAJAJAJA – su carcajada fue tan fuerte esta vez que llamó la atención de Lore.
-¿Qué pasa…? – preguntó.
-Aquí mi maridito que ha descubierto que llevo tanga…y me pregunta que si tú también llevas uno jajaja – contestó Sonia riéndose otra vez.

Lore me miró, se sonrió y según estaba sentada todavía sobre las piernas de Coque, se levantó lentamente el vestido para mostrarme su tanga…

-Guau! – exclamé - ¿Acalorada? – añadí riendo.
-No lo sabes bien – respondió insinuante. Coque aprovechó para darle sendos azotes suaves en las nalgas.

Uno puede intentar imaginar como podría evolucionar la situación, como podría ir la noche, pero con ellas casi nunca puedes dar algo por sentado y eso es precisamente lo mejor de todo. Yo imagina, tras un par de bailes más, subir con Sonia arriba y tirarnos en la cama, y daba por supuesto que Lore y Coque subirían poco después y luego todo fluiría entre los cuatro como otras veces. Pero...como he dicho, con ellas nunca se sabe.

Lore se levantó y tiró del brazo de Coque para que se levantara a bailar con ella. Tras un par de temas más, ellas tomaron la iniciativa de cambiar de pareja de baile.

-Hooolaaaa – me dijo Lore con una voz super sensual mientras se colgaba de mi cuello y me hacía ojitos tratando de no reírse.
-Estás para comerte, Lore – le susurré al oído antes de juntar mi mejilla con la suya.
-Mmmm… me gusta esa idea – respondió suavemente.

Seguimos bailando muy pegaditos un par de temas mientras le iba acariciando la espalda bajando lentamente la mano hasta llegar a su culo. Cuando se lo apreté suavemente soltó un leve gemido.

Separamos nuestras mejillas, nos quedamos mirando el uno al otro unos segundos, ella esbozó su sonrisa de siempre y fuimos acercando nuestros labios hasta besarnos. Durante toda la siguiente canción no dejamos de hacerlo. Cuando paramos vi como Sonia y Coque estaban haciendo lo mismo.

-¿Vamos arriba? – me sugirió directamente.
-Vamos… - respondí sin pensarlo. Lore se encaminó hacia la escalera, mientras yo cogía una botella de agua.
-Chicos, estamos arriba – les dijo mientras empezaba a subir. Sonia estaba sentada sobre las piernas de Coque con su vestido descolgado hasta la cintura. Coque hizo una señal con el pulgar sin dejar de besarse.

Cuando llegué arriba segundos después, Lore estaba sentada en la cama, se había quitado los zapatos y se estaba deshaciendo de las medias. Inmediatamente me tiré sobre ella haciendo que se recostara y me eché encima para continuar besándola. Empecé a excitarme.

-Veo que te estás poniendo contento por momentos – volvió a susurrarme, antes de darme un pequeño mordisco en el lóbulo de una oreja.

Me incorporé de nuevo y ella hizo lo mismo. Se bajó la cremallera del vestido y se lo quitó, quedándose sólo con la ropa interior. Su sujetador de encaje dejaba ver la parte de arriba de sus grandes pezones.

Mientras yo me desabrochaba los botones de la camisa ella hizo lo mismo con el cinturón y el botón de mi pantalón. Tiró de él hacía abajo, me lanzó una mirada sugerente y deslizó varias veces su mano sobre mi polla, apretándola delicadamente a través del calzoncillo.

Me senté ahora yo en la cama y ella se puso frente a mí. Su precioso pero escueto tanga, también de encaje, apenas podía contener su oscuro vello púbico. La miré mientras lo deslizaba hacía abajo con los dedos, como había hecho tantas veces. Una vez, hacía ya mucho, hablando de confesiones sobre cosas que nos excitaban, le había confesado que me excitaba muchísimo el momento de desnudarla. Y a Sonia lo mismo, por supuesto. Le agarré el culo para besar repetidamente su vientre mientras pasaba la mano entre sus rizos. Ella se quitó por fin el sujetador mientras yo me quitaba el calzoncillo. Hizo un gesto llamativo con la ceja al ver mi polla completamente erecta y subiéndose a la cama rodamos ambos ya completamente desnudos sobre ella.
 
Capitulo 4 - Nochevieja

Tendido a su lado continuamos besándonos. Ella me acariciaba el pelo suavemente y yo a ella sus preciosos y grandes pechos. Sus pezones se fueron endureciendo y en un momento dado me apartó la mano al tiempo que emitía un ligero quejido. Reconocí ese gesto. Algunas veces la hipersensibilidad en sus pezones le provocaba un cierto malestar. Seguimos besándonos y pronto me volvió a coger la mano para llevármela a su entrepierna.

Jugué un poco con su pelitos amagando una y otra vez con deslizar mis dedos dentro. Su humedad era ya muy palpable, y la notaba ansiosa, como si no quisiera perder más tiempo en juegos. Se giró sobre sí misma empujándome ligeramente para que me tumbara del todo. Luego se colocó encima de mí y guiándola con una mano se la metió entera hasta quedar completamente sentada sobre mis caderas. Dejó escapar un suave gemido, como de alivio al sentirme dentro. Me miró con esa mirada de juguetona y a la vez tan morbosa que pone cuando está muy caliente.

Empezó a mover sus caderas poco a poco, de atrás hacia adelante y de un lado al otro aumentando de intensidad progresivamente, hasta que le apeteció cambiar de postura. Se quiso poner a cuatro patas y luego de nuevo a cabalgarme. No paraba quieta, era como si quisiera hacerlo todo rápido sin perderse nada. Se inclinó sobre mí aún golpeando fuerte con sus caderas.

-Despacio, cariño… te veo acelerada…- le susurré mientras la sujetaba fuerte del culo para parar sus envites. Me miró.
-¿Lo estoy, verdad? – susurró - Perdona… - se calmó un poco pegando su mejilla a la mía mientras yo no dejaba de acaricia sus nalgas y su espalda con mimo.

Continuó moviéndose mucho más despacio. Luego nos incorporamos para quedarnos sentados en la cama. Ella se recostó hacia atrás apoyándose en la manos y nos miramos. Desde abajo se empezaron a escucharse gemidos y grititos. Y algún que otro azote.

Esbozó una sonrisa cálida, sincera y contagiosa. Hasta que se empezó a poner seria de nuevo. Como ya nos conocíamos tanto que por sus gestos podía adivinar sus intenciones, me adelanté a ella y sujetándola fuerte de las nalgas hice que los dos girásemos a la vez, quedando yo encima. La miré fijamente.

-Ahora te voy a dar todo lo que quieres – le dije.

Coloqué sus piernas sobre mis hombros y penetrándola profundamente empecé a follarla con fuerza.

-¡Que polla tienes, jodeeer! oooh, ummmm,...así… como me gusta, sin parar…ooh ooohh – exclama repetidamente.

Después de una buena tunda me senté sobre mis talones frente a ella y sin sacarla continué follándola más despacio sujetando sus piernas contra mi pecho. Ella se rio.

-Uno ya no es tan joven - le dije a modo de escusa.
-¡Qué dices!, si estás hecho un chaval – replicó ella.
-Lo que pasa es que lo disimulo bien jajaja – respondí yo mientras me tomaba un par de minutos para recuperarme. Luego empecé a moverme un poco más rápido y ella volvió a gemir. Inmediatamente metió una mano entre sus piernas para tocarse.

En ese momento se escucharon unos profundos gemidos y gruñidos desde abajo, un fuerte grito agudo y un resoplido final de Sonia. Lore se mordía el labio y se frotaba el coño desaforadamente hasta que noté como se tensaba, abría la boca y apretaba los dientes un instante antes de empezar a temblar, levantando el culo entre sacudidas de su cuerpo menudo. La sujeté fuerte de las piernas hasta que se relajó de nuevo sobre la cama, rendida y temblando suavemente.

-Buuufff – exclamó – que necesitaba estaba.
-Eso me ha parecido jeje. Que conste…yo también... – le respondí – Y veo que Sonia y tú estabais casi sincronizadas jajajaja.
-Jajajajaja – se rio – No te salgas – abrió las piernas y me tumbé sobre ella. Me abrazó con las piernas – Ummm…como me gusta…Espero que esto haya sido un aperitivo, porque en vez de apagarme me he encendido más – me dijo al oído. Mi polla que, a pesar de estar dentro, había perdido un poco la erección, se volvió a poner dura del todo.
-Por supuesto – respondí sin dudarlo – Esto ha sido un entrante…ahora viene el plano principal jajaja – añadí.

Nos dimos la vuelta de nuevo y ella quedó encima otra vez. Me sujetó las manos con las suyas en cruz y se inclinó sobre mí.

-A ver si te gusta esto… – dijo con voz retadora.

Levantó las caderas lo justo para salirse y sin dejar de mirarme con una media sonrisa se deslizó hacía atrás. Como sabía lo que iba a pasar me acerqué más al respaldo y tras poner dos almohadas detrás me apoyé en él. Me agarró la polla y la empezó a mirar por todos los lados como buscando pelitos pegados o borlitas de alguna ropa o vete a saber qué. Me hizo gracia. Enseguida empezó a lamerla de abajo arriba por todos sus lados y a continuación a chuparla casi con avaricia, sin siquiera mirarme, como embelesada con un juguete, así que yo cerré los ojos y disfruté. Al notar que empezaba a chuparme los huevos los volví a abrir y entonces sí que vi que me estaba mirando con esa sonrisa de traviesa, y levantando sus piernas alternativamente en un gesto que reflejaba lo bien que se lo estaba pasando.

-No sabes lo que me pone veros así – dijo morbosamente – ya no pensáis con la cabeza… – añadió provocativa.
-¿Y con qué pensamos? – le tiré de la lengua.
-¡Con la polla! – exclamó suave pero lujuriosamente, antes de darse un golpecitos en la lengua con ella y lamerla toda otra vez.
-Nunca lo hubiera imaginado… tengo dos cerebros jeje – solté provocando su risa.
-Oh si, tenéis dos cerebros y raras veces los usáis a la vez… y eso me encanta – respondió provocativamente otra vez – esa parte primitiva y sucia vuestra me encanta… ya lo sabes.

Me incliné lo justo para darle un cachete en una nalga.

-Ouh! – exclamó – mmmm… - puso cara pensativa – Oye…¿dónde tienes la llave del baúl?.
-Eeeh… en el pantalón, supongo… - respondí - ¿quieres abrirlo ahora? – añadí sorprendido.
-¿Tú qué crees? – respondió ella también sorprendida ante mi estúpida pregunta.

Sin más se levantó y buscó en los bolsillos.

-Pues aquí no está.
-Vaya…igual la dejé en la repisa de la entrada…

Salió disparada hacia la escalera para bajar a buscarla. Escuché hablar abajo, pero sin acertar a saber que decían. En nada estaba otra vez arriba…

-¿Qué hacían esos, por qué no suben? – le pregunté.

No me respondió. Abrió el baúl y metió la mano dentro buscando algo en la caja. Se acercó de nuevo a la cama con un vibrador mediano y lo dejó al lado en la cama. Luego se sentó sobre mis piernas

-¿No te vas a correr, verdad? – se inclinó de nuevo sobre mí.
-Noooo – respondí – ¿Por qué no suben? – insistí. Por supuesto no era que me importara, pero tenía curiosidad por saber sus intenciones.
-Ahora subirán – dijo por fin – Eso es lo que han dicho.

Sin más se volvió a inclinar sobre mi y mientras nos besábamos se la volvió a meter, empezando a cabalgarme otra vez. Una larga y tranquila cabalgada hasta que empezó a acelerarse, agarró el vibrador y se lo llevó al coño.
Volvimos a darnos la vuelta quedando yo de nuevo sobre ella y mientras la follaba ella seguía con el vibrador dándose más placer. Su respiración y se aceleró y empezó a retorcerse debajo de mí.

-Me corrrooo otra vez – apenas la escuché. Me miró. Sus ojos avisaban de que el orgasmo era inminente. Me apoyé bien en las manos para sujetarme y que ella pudiese meter bien el vibrador y por fin explotó.

-Si si siiii...dioooossss. Aaaaah…aahhhh mmm – se relamía los labios - Dioooos, que corrida acabo de tener, madre mía, buf buf buf.

Me dejé caer sobre ella entrando otra vez hasta el fondo. Lanzó un último gemido al hacerlo. Sin salirme nos giramos un poco de lado y estuvimos así abrazados un par de minutos.

-¿Quieres correrte? – me preguntó.
-Sí – respondí yo.
-Vamos – saltó sobre mi y tras ponerse de pie me tendió la mano – vamos al baño.

La seguí y al llegar a la ducha abrió el grifo del agua caliente. Nos metimos dentro de la ducha y empezó a pajearme con fuerza. A mí me encanta eso, así que fui retrasando todo lo que podía. Y ella también lo sabe pero quería que terminara ya. Me miraba y luego miraba abajo alternativamente. Cambió de mano un par de veces.

-Córrete… venga – dijo entre risas.
-No quiero – respondí – sólo un poco más.
-¡Que te corras! – insistió – Tienes que tener los huevos a reventar…
-No lo sabes bien – repliqué – pero me estaría así un par de horas mmm así así sigue sigue… un poco más.. más oohh sigue sigue así – repetía yo.

Empezó a soltar por la boca de nuevo.

-Sabes, si mañana seguimos aquí… no quiero salir de la cama en todo el día – decía lascivamente – quiero vuestras pollas gordas en mi culo…
-Ah, ¿si?
-Oooh sí, lo estoy deseando…hace mucho que no siento una buena polla en mi culo…mmm… y sabes que me encanta… - continuaba largando.
-Lo sé – repliqué. Hizo un gesto lastimero.
-Esta noche no estaba la cosa por la labor… pero lo estoy deseando. Quiero que me reventéis…va a ser la bomba…

No dejaba de subir y bajar la mirada. Y aceleró aún más su mano. Me apoyé en la pared tras ella.

-Voy a correrme, Lore – le dije por fin.
-En las tetas – susurró mirándome fijamente. Se agachó y se arrodilló frente a mí, se agarró las tetas y las juntó ligeramente – vamos, dámela toda…córrete…quiero verlo…

Exploté contra su pecho entre espasmos y gruñidos, soltando chorro tras chorro sobre sus preciosas tetas. Ella abrió los ojos al máximo y puso cara de falsa sorpresa. Los chorretones de mi semen resbalaban por su piel buscando su camino hacia el suelo de la ducha. Ella se levantó sonriente y empezó a lavarse un poco y yo en cambio me dejé caer deslizando mi espalda por la pared mojada para sentarme en el suelo de la ducha.

-Menudo corridón... jooodeeer – exclamó riendo.

Cuando terminó de lavarse dejó la ducha abierta que cayera sobre nosotros y se sentó entre mis piernas, apoyándose contra mi pecho. La abracé y le di un beso en una mejilla. Afortunadamente el agua caliente funcionaba con una caldera de gasóleo y no íbamos a quedarnos sin ella de golpe. Mientras estábamos así tranquilos escuchamos otra vez gemidos, gritos y gruñidos provenientes del piso de abajo. Lore se empezó a reír al escucharlos y yo con ella.

-Parece que también se lo han estado pasando bien – susurró.
-Con que iba a subir – repliqué.

Nos reímos otra vez.

Cada vez que lo hacemos, en un momento u otro, pero siempre, me viene a la cabeza la misma cosa: Aunque hayan pasado muchos años, aunque lo hayamos hecho muchísimas veces, aunque nos hayamos desprendido hacía mucho de cualquier remordimiento y despejado cualquier duda, siempre tenía el pensamiento recurrente de no entender del todo como había podido ocurrir y sobre todo como seguíamos así, y además disfrutando como nunca. Casi como si fuéramos adolescentes todavía. Era un pensamiento que duraba a veces unos segundos y otras más tiempo y luego se desvanecía. Era algo que lo había comentado también hacía tiempo con ella.

Y sin embargo en una cosa no había cambiado yo, y no quería cambiar: siempre he dejado que fuera ella la que marcara la pauta.
Por fin subieron Sonia y Coque y se metieron en la ducha con nosotros sentándose igual pero enfrente. La ducha era enorme. El cabrito de Coque ya la había previsto así de grande. Estuvimos un rato largo charlando hasta que por fin empezamos a salir y secarnos. Luego a dormir.

Al día siguiente nos despertamos muy tarde, y tras desayunar y escuchar el final del Concierto de Año Nuevo salimos a dar un largo paseo, nos tomamos un aperitivo y comimos en el restaurante. Tras una buena siesta nos despertamos y ya era casi oscuro otra vez. La tarde fue…inolvidable. Pero bueno, esa es otra historia.
 
Capitulo 5 - Primavera

Un sábado del mes de mayo.

Mientras cenábamos tarde Sonia y yo solos en la cocina tras regresar del cine con unos amigos entró Javi con el móvil en la mano tecleando y una sonrisa en la cara. Creíamos que no estaba en casa porque la puerta estaba cerrada.

-¡Se vienen! – soltó todo contento.
-¿Cómo que se vienen, quien se viene? – pregunté despistado - ¿Pero no habías salido?
-¡Elena! – respondió con los ojos iluminados – ehh, sí, pero volví hace un rato...y Lara - añadió un segundo después – Y tía Lore y tío Coque – añadió luego. Así los llamaban desde pequeñitos.
-Ya, como cada año en verano, imagino que vienen a pasar el mes de julio.
-No, no,.. que se vienen a vivir a España otra vez – continuó exaltado.
-¿Qué? ¿Cómoooo? – exclamó Sonia – Si Lore no me ha dicho nada…hablé con ella hará tres o cuatro días. ¿Con quién estás chateando?
-Con Elenita, con quién va a ser – respondió Javi nervioso.

Hacía meses que habíamos notado que a nuestro hijo le costaba más desperezarse por las mañanas. Hasta que nos percatamos que se pasaba chateando o hablando por Spype con Elena por las noches, que era la mejor hora debido a la diferencia horaria entre España y la costa del Pacifico de Canadá. Parece que el tonteo del que hablaba Lore en Navidad era cierto. Pero bueno, dada su juventud y la distancia, y que no sabían cuándo podrían regresar a España supusimos que eso iba a ser algo pasajero, y que se olvidarían el uno del otro.

-No sabía que estuvieras tan interesado en Elena jejeje – le solté yo en cachondeo – Pensaba que ahora te gustaba esa de clase ¿cómo se llama? Esa de madre alemana, Erika, no?
-¡Esa es boba! – respondió secamente.
-Pues es muy guapa - respondí.
-Sí pero boba - insistió y luego se metió de nuevo en su cuarto
-Pues si que le ha dado fuerte con Elena – le dije a Sonia – No si al final vamos a emparentar como te dije aquel día jajaja – me eche a reír mientras daba las últimas cucharadas al yogurt.
-Bueno déjales – intervino ella – son muy jóvenes todavía, la vida da muchas vueltas…lo que tenga que ser será.
-No, si bien dejados están – me callé unos segundos y luego la miré pecaminosamente esta vez – Nosotros teníamos sólo uno más que Javi cuandoooo… ya sabes.

Después de dejar los platos en el lavavajillas se me acercó por detrás, me abrazó y me dio un beso en la mejilla.

-Era otra época…había que huir de casa…y recuerda…yo estaba chalada jajaja – dijo entre risas.
-Sabes una cosa?
-¿Qué?
-Que lo mejor de todo es que lo sigues estando jajajaja – le respondí.

Tras recoger lo que quedaba en la mesa y las migas, se lavó las manos y sentó sobre mis rodillas.

-¡Te quiero! – me dijo mirándome tiernamente – No tienes ni idea de cuánto.
-Me lo conviertes a kilos jaja – le dije bromeando.
-Un quintal, te quiero un quintal – me soltó, se levantó otra vez y me hizo un amago de tortazo – ¡Payaso!

La agarré de nuevo del brazo y la atraje hacía mi para que se sentara.

-Yo también te quiero Sonia, mucho más de lo que hubiera podido imaginar – le dije. Luego la besé tiernamente.

Sonrió y luego dejé que se levantara. Se inclinó seductora sobre mí.

-Luego me lo demuestras - y salió de la cocina moviendo el culito, asomó la cabeza por la puerta – me voy a duchar – dijo, y me guiñó un ojo.

Efectivamente Lore le confirmó más tarde que ya era seguro que se volvían para España. Había sido todo tan rápido que no había tenido tiempo de contárselo. Pero Coque llevaba un tiempo presionando para que le trasladaran. Iban a venir en julio de vacaciones como era lo habitual, luego se volverían y a principios de septiembre se vendría ella y las chicas para no perderse el curso. Coque se quedaría un mes o dos más acabar unas cosas y organizar la oficina y el hijo mayor también se quedaba porque iba a ir a la Uni allí. Era al único que le gustaba aquello. Lo malo, era que vivirían en Madrid, en vez de en nuestra ciudad. Pero bueno, menos da una piedra.

Todo eso ya me lo contaba mientras se estaba secando y yo me daba también una ducha. Y luego mientras salía y la abrazaba tras secarme yo, le quitaba su toalla y empezaba a besar sus hombros y su espalda lentamente.

-Quita, déjame… – se quejaba a regañadientes pero sin dejar de sonreír. Una sonrisa que veía reflejada en el espejo - ¡Pero me puedes dejar que termine! – seguía con su ritual de noche - ¡es que ni lavarme los dientes puedo!
-Hoy es sábado sabadete, ya sabes…
-¡Y ayer fue viernes! ¡Qué te esperes! – me dio un manotazo.

Rendido la dejé que acabara, me metí en la cama y apagué la luz dejando solo la lamparita de la mesita de noche. Aún tardó sus buenos cinco minutos o más.

Estaba mirando el móvil y levanté la vista al notar una sombra. Estaba en la puerta del baño, deliciosamente desnuda y sujetándose el pelo con una goma. Dejé el móvil en la mesita y la contemplé. Apagó la luz del baño y se acercó a la cama en silencio sin dejar de mirarme, pero en vez de subirse por el lateral, levantó la sábana y se metió por debajo de ella desde los pies de la cama. Y así empezó aquella noche de sábado.

Mientras la buena noticia del regreso de nuestros amigos nos alegraba, otra más triste se venía por lo visto mascando desde hacía un tiempo y estaba a punto de explotar.
 

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