Capitulo 5
Estuvimos mirando la tele un rato mientras picábamos y bebíamos algo, pero sin prestar gran atención. De hecho, Sonia, con el mando en la mano no paraba de cambiar de canal. Sonia se recostó sobre mi hombro y me dio el mando, e Isa se estiró a lo largo. Por fin encontré algo interesante en la tele, una película que estaba empezando, y subí un poco el volumen. Ellas, aparentemente, no estaban muy interesadas. Isa no tardó mucho en levantarse y acercarse al ventanal para mirar hacia afuera.
Y Sonia se acercó de nuevo al mini bar a por más cosas para picar. Luego se sentó sobre la cama a mi lado.
-¿Qué miras, Isa? – preguntó Sonia.
-Nada en particular, las luces al fondo, estaba tratando de identificar lo que se ve – respondió Isa, llevándose los últimos cacahuetes a la boca y dando luego un sorbo de la bebida que tenía en la mano.
Unos minutos después, Sonia se levantó y se dirigió hacia ella. Pero en vez de ponerse a su lado la abrazó por detrás cariñosamente y apoyó la barbilla en su hombro. Se pusieron a señalar hacia afuera y a intentar adivinar entre risas lo que veían.
Siempre me enternecía el verlas así, mostrando ese cariño mutuo que se profesaban y que junto a Lore habían ido cimentando con el paso de los años. Un cariño y una amistad que no les impedía que en cuestión de minutos se transformaran sin ningún pudor en auténticas leonas en la cama, disfrutando del sexo entre ellas, compartiéndolo conmigo, o entre los cinco cuando nos juntábamos. La ventaja era que desde hacía ya mucho tiempo, todos teníamos muy claro lo que había entre nosotros. Isa había tenido muy mala suerte con los tíos hasta ese momento, pero nunca mostró un atisbo de envidia hacia los demás, al contrario, se tomaba ya a risa sus “fracasos” sentimentales.
El caso es que al verlas juntas y desnudas, hablando, a veces cuchicheando y riendo, me empezaba a excitar y si además, de tanto en tanto, cruzaban por delante de mí era imposible poder seguir la película. Así que acabé levantándome y me uní a ellas, abrazando a las dos por la cintura.
-¿Qué estáis mirando?
-Estamos intentando adivinar que vemos jajaja ¿la casa de los padres de Coque está hacia allá, no? – preguntó Isa
-Creo que sí, pero desde aquí no se ve -respondí.
Estuvimos un ratito mirando, señalando y adivinando cosas, pero instintiva e irremediablemente mis manos buscaron sus nalgas para acariciarlas. Sonia me miró y nos besamos, un beso largo, lo suficiente para empezar a empalmarme. Entonces noté la mano de Isa agarrándomela mientras con la otra me acariciaba la espalda. En cuanto los labios de Sonia se separaron de los míos, Isa me ofreció los suyos, y luego su lengua. La besé mientras apretaba a las dos contra mí agarrándolas del culo. Nos fuimos besando alternativamente hasta que las bocas de ellas se juntaron por fin y empezaron a comerse a bocados. En vez de seguir junto a ellas, di un par de pasos atrás para verlas con perspectiva y empecé a pajearme mientras las miraba. Sus besos dieron paso a las caricias, y pronto estaban las dos revolcándose sobre la cama. Pero en vez de unirme a ellas, esta vez opté por ver el espectáculo. Las dos se sumergieron en una larguísima sesión de besos, caricias, cunnilingus, masturbaciones, orgasmos, risas, gritos y hasta azotes mutuos que yo no olvidaría nunca.
Sin parar de masturbarme, sentado y estirado en un sofá mientras las observaba, estaba a punto de reventar, cuando Sonia levantó la cabeza de entre las piernas de Isa después de que está se corriera por enésima vez y me miró por fin.
-Córrete…quiero…queremos ver como te corres – susurró Sonia. Isa, apoyada en sus codos, me dirigió también su dulce pero afilada mirada.
Que morbosas sonaban esas palabras. Me puse a mil, sobre todo al ver como Isa también se daba la vuelta y se recostaba sobre la cama para mirarme. Aceleré las sacudidas y todos los músculos de mi cuerpo se tensaron para, en segundos, empezar a eyacular entre espasmos sobre mi pecho y mi vientre.
-Jo-der, chicas… madre mía…que espectáculo…- acerté a decir tras recuperar el aliento.
-¿Has disfrutado? – pregunto sugerente Sonia.
-¿Qué si he disfrutado? Joder que si he disfrutado, una barbaridad…¿y vosotras?
-Yo un montón – respondió Sonia – con un juguetito hubiera estado aún mejor jijiji – se rió traviesa.
-Mucho… nunca había tenido tantos orgasmos seguidos... ha sido... ha sido…buuu fff… no sé ni como describirlo…- añadió Isa.
Ambas sonrieron y Sonia se levantó presta para traerme una toalla del baño y limpiarme un poco. Me la dejó sobre el vientre y tras menear sus tetas cómicamente delante de mis narices y darme un beso suave se dirigió de nuevo hacia la ducha, Fue cuando me fijé en que tenía ambas nalgas marcadas con las manos de Isa.
-Caray, Sonia, tienes el culo colorado como un tomate jajaja – comenté riendo.
Isa se levantó e intentó mirarse el suyo.
-Tú también pero menos… ven que te lo igualo jejeje – dije yo levantándome rápido con intención de darle otro azote.
Ella logró esquivarlo y la abracé por detrás para cogerla en volandas y llevarla a la ducha mientras se mondaba de risa. Nos metimos los tres en la ducha, esta vez más cansados que antes, y acabamos sentados en la misma bajo el chorro de agua calentita, sin querer salir de allí.
-Era un aburrido – dijo de pronto Isa.
-¿Eh? – exclamó Sonia.
-Mi ex… era un aburrido…que gran error cometí al casarme…
-¿Por qué dices eso, Isa? – le pregunté yo.
-Está visto que nunca acabas de conocer bien a una persona… pero coño, que me diera cuenta al poco de casarnos de que me había equivocado tiene narices… - añadió con un tono que parecía de lamento pero también de resignación.
Aunque desde que se separó nos habíamos visto bastantes veces nunca había sacado el tema. Alguna cosa le había comentado a Sonia y a Lore pero sin profundizar mucho, más bien era puyazos en tono jocoso que otra cosa.
Sonia y yo nos miramos como preguntándonos a que venía esa confesión ahora. No habíamos conocido bien a su ex, apenas habíamos quedado un par de veces para salir a tomar algo, pero tampoco esperábamos que se separaran tan rápido, la verdad.
-No sé por qué os cuento esto… es que… es que me ha pasado por la cabeza ahora y me ha salido así de dentro… tal vez porque sois mis mejores amigos… no sé, pero tranquilos, estoy bien, estupendamente eh! jajaja – añadió sonriente.
-Todo pasa, Isa, todo pasa… y se olvida – dijo Sonia.
-Lo sé… ya casi ni me acuerdo jajajaja – se rio. – Es que cambió tanto en tan poco tiempo...es como si fuera otra persona… de pasarlo bien antes de casarnos y las primeras semanas, salir, reírnos, divertirnos…en la cama no estaba tampoco mal, al menos estaba por mí y lo pasábamos bien…a de repente pasar a no querer salir, ni moverse, vaguear en todo, no se que le pasó… es como… sabes, de esos que piensan “ya he pillado” ahora ya puedo hacer el zángano que “ya he pillado”.. y a mí no me vale, ni de coña, el que me hace eso le mando a tomar por saco bien pronto…en fin…
Sonia la abrazó y le dio un beso cariñoso en la sien.
-Bueno, habrá que salir – intervine yo para intentar alejarle esos pensamientos. Y me levanté primero. Cuando Isa se levantó la abracé fuerte y luego salí de la ducha.
Mientras nos acabábamos de secar en la habitación de repente Isa cambió el tema y el tono.
-Pues he estado a un tris de pedirle a la esteticista que me depilara el chochete esta tarde jijjiiji – dijo riendo.
-¿Qué, cómooo? - exclamé con sorpresa.
-No del todo, algo como así – hizo una gesto con las dos manos marcando un triángulo alargado sobre su pubis – jjijijiji…dejando una tirita…para probar a ver como me veo.
-Mal, te ves mal – exclamé otra vez poniendo cara triste con los morros.
-Jajajajaja – se rio - ¿Qué me dices Sonia?
-Yo ya lo probé una vez y no quiero volver a pasar por esa tortura.. a mí me picó mucho, nada, quita, quita… me conformo con podar la “maleza” de tanto en tanto y listo – contestó entre risas.
-Jajajaja – volvió a reír Isa – Pues tengo que probar a ver, igual es una cuestión de la sensibilidad de la piel...ná que cualquier día me lio y lo hago jijiji.
-Tú verás…- respondió Sonia.
Estuvimos un rato riéndonos en la cama sobre el tema y poco a poco nos fuimos quedando dormidos.
Al día siguiente después de levantarnos y vestirnos, ellas se podían quedar hasta después de comer, pero yo no podía, así que decidieron que también pasaban de ello. Ellas aprovecharon el resto de la mañana para otra sesión de aguas y al final fueron a la peluquería.
Les envié el mensaje de que pasaba a buscarlas y cuando iba hacia allá se me ocurrió una cosa loca. “Y sí aprovechando que estábamos a las afueras de la ciudad, nos llegábamos hasta el pueblo donde está la casita, comíamos en el bar y pasábamos allí la tarde”. Cuando llegué a recogerlas se lo propuse y ni lo dudaron.
Estuvimos mirando la tele un rato mientras picábamos y bebíamos algo, pero sin prestar gran atención. De hecho, Sonia, con el mando en la mano no paraba de cambiar de canal. Sonia se recostó sobre mi hombro y me dio el mando, e Isa se estiró a lo largo. Por fin encontré algo interesante en la tele, una película que estaba empezando, y subí un poco el volumen. Ellas, aparentemente, no estaban muy interesadas. Isa no tardó mucho en levantarse y acercarse al ventanal para mirar hacia afuera.
Y Sonia se acercó de nuevo al mini bar a por más cosas para picar. Luego se sentó sobre la cama a mi lado.
-¿Qué miras, Isa? – preguntó Sonia.
-Nada en particular, las luces al fondo, estaba tratando de identificar lo que se ve – respondió Isa, llevándose los últimos cacahuetes a la boca y dando luego un sorbo de la bebida que tenía en la mano.
Unos minutos después, Sonia se levantó y se dirigió hacia ella. Pero en vez de ponerse a su lado la abrazó por detrás cariñosamente y apoyó la barbilla en su hombro. Se pusieron a señalar hacia afuera y a intentar adivinar entre risas lo que veían.
Siempre me enternecía el verlas así, mostrando ese cariño mutuo que se profesaban y que junto a Lore habían ido cimentando con el paso de los años. Un cariño y una amistad que no les impedía que en cuestión de minutos se transformaran sin ningún pudor en auténticas leonas en la cama, disfrutando del sexo entre ellas, compartiéndolo conmigo, o entre los cinco cuando nos juntábamos. La ventaja era que desde hacía ya mucho tiempo, todos teníamos muy claro lo que había entre nosotros. Isa había tenido muy mala suerte con los tíos hasta ese momento, pero nunca mostró un atisbo de envidia hacia los demás, al contrario, se tomaba ya a risa sus “fracasos” sentimentales.
El caso es que al verlas juntas y desnudas, hablando, a veces cuchicheando y riendo, me empezaba a excitar y si además, de tanto en tanto, cruzaban por delante de mí era imposible poder seguir la película. Así que acabé levantándome y me uní a ellas, abrazando a las dos por la cintura.
-¿Qué estáis mirando?
-Estamos intentando adivinar que vemos jajaja ¿la casa de los padres de Coque está hacia allá, no? – preguntó Isa
-Creo que sí, pero desde aquí no se ve -respondí.
Estuvimos un ratito mirando, señalando y adivinando cosas, pero instintiva e irremediablemente mis manos buscaron sus nalgas para acariciarlas. Sonia me miró y nos besamos, un beso largo, lo suficiente para empezar a empalmarme. Entonces noté la mano de Isa agarrándomela mientras con la otra me acariciaba la espalda. En cuanto los labios de Sonia se separaron de los míos, Isa me ofreció los suyos, y luego su lengua. La besé mientras apretaba a las dos contra mí agarrándolas del culo. Nos fuimos besando alternativamente hasta que las bocas de ellas se juntaron por fin y empezaron a comerse a bocados. En vez de seguir junto a ellas, di un par de pasos atrás para verlas con perspectiva y empecé a pajearme mientras las miraba. Sus besos dieron paso a las caricias, y pronto estaban las dos revolcándose sobre la cama. Pero en vez de unirme a ellas, esta vez opté por ver el espectáculo. Las dos se sumergieron en una larguísima sesión de besos, caricias, cunnilingus, masturbaciones, orgasmos, risas, gritos y hasta azotes mutuos que yo no olvidaría nunca.
Sin parar de masturbarme, sentado y estirado en un sofá mientras las observaba, estaba a punto de reventar, cuando Sonia levantó la cabeza de entre las piernas de Isa después de que está se corriera por enésima vez y me miró por fin.
-Córrete…quiero…queremos ver como te corres – susurró Sonia. Isa, apoyada en sus codos, me dirigió también su dulce pero afilada mirada.
Que morbosas sonaban esas palabras. Me puse a mil, sobre todo al ver como Isa también se daba la vuelta y se recostaba sobre la cama para mirarme. Aceleré las sacudidas y todos los músculos de mi cuerpo se tensaron para, en segundos, empezar a eyacular entre espasmos sobre mi pecho y mi vientre.
-Jo-der, chicas… madre mía…que espectáculo…- acerté a decir tras recuperar el aliento.
-¿Has disfrutado? – pregunto sugerente Sonia.
-¿Qué si he disfrutado? Joder que si he disfrutado, una barbaridad…¿y vosotras?
-Yo un montón – respondió Sonia – con un juguetito hubiera estado aún mejor jijiji – se rió traviesa.
-Mucho… nunca había tenido tantos orgasmos seguidos... ha sido... ha sido…buuu fff… no sé ni como describirlo…- añadió Isa.
Ambas sonrieron y Sonia se levantó presta para traerme una toalla del baño y limpiarme un poco. Me la dejó sobre el vientre y tras menear sus tetas cómicamente delante de mis narices y darme un beso suave se dirigió de nuevo hacia la ducha, Fue cuando me fijé en que tenía ambas nalgas marcadas con las manos de Isa.
-Caray, Sonia, tienes el culo colorado como un tomate jajaja – comenté riendo.
Isa se levantó e intentó mirarse el suyo.
-Tú también pero menos… ven que te lo igualo jejeje – dije yo levantándome rápido con intención de darle otro azote.
Ella logró esquivarlo y la abracé por detrás para cogerla en volandas y llevarla a la ducha mientras se mondaba de risa. Nos metimos los tres en la ducha, esta vez más cansados que antes, y acabamos sentados en la misma bajo el chorro de agua calentita, sin querer salir de allí.
-Era un aburrido – dijo de pronto Isa.
-¿Eh? – exclamó Sonia.
-Mi ex… era un aburrido…que gran error cometí al casarme…
-¿Por qué dices eso, Isa? – le pregunté yo.
-Está visto que nunca acabas de conocer bien a una persona… pero coño, que me diera cuenta al poco de casarnos de que me había equivocado tiene narices… - añadió con un tono que parecía de lamento pero también de resignación.
Aunque desde que se separó nos habíamos visto bastantes veces nunca había sacado el tema. Alguna cosa le había comentado a Sonia y a Lore pero sin profundizar mucho, más bien era puyazos en tono jocoso que otra cosa.
Sonia y yo nos miramos como preguntándonos a que venía esa confesión ahora. No habíamos conocido bien a su ex, apenas habíamos quedado un par de veces para salir a tomar algo, pero tampoco esperábamos que se separaran tan rápido, la verdad.
-No sé por qué os cuento esto… es que… es que me ha pasado por la cabeza ahora y me ha salido así de dentro… tal vez porque sois mis mejores amigos… no sé, pero tranquilos, estoy bien, estupendamente eh! jajaja – añadió sonriente.
-Todo pasa, Isa, todo pasa… y se olvida – dijo Sonia.
-Lo sé… ya casi ni me acuerdo jajajaja – se rio. – Es que cambió tanto en tan poco tiempo...es como si fuera otra persona… de pasarlo bien antes de casarnos y las primeras semanas, salir, reírnos, divertirnos…en la cama no estaba tampoco mal, al menos estaba por mí y lo pasábamos bien…a de repente pasar a no querer salir, ni moverse, vaguear en todo, no se que le pasó… es como… sabes, de esos que piensan “ya he pillado” ahora ya puedo hacer el zángano que “ya he pillado”.. y a mí no me vale, ni de coña, el que me hace eso le mando a tomar por saco bien pronto…en fin…
Sonia la abrazó y le dio un beso cariñoso en la sien.
-Bueno, habrá que salir – intervine yo para intentar alejarle esos pensamientos. Y me levanté primero. Cuando Isa se levantó la abracé fuerte y luego salí de la ducha.
Mientras nos acabábamos de secar en la habitación de repente Isa cambió el tema y el tono.
-Pues he estado a un tris de pedirle a la esteticista que me depilara el chochete esta tarde jijjiiji – dijo riendo.
-¿Qué, cómooo? - exclamé con sorpresa.
-No del todo, algo como así – hizo una gesto con las dos manos marcando un triángulo alargado sobre su pubis – jjijijiji…dejando una tirita…para probar a ver como me veo.
-Mal, te ves mal – exclamé otra vez poniendo cara triste con los morros.
-Jajajajaja – se rio - ¿Qué me dices Sonia?
-Yo ya lo probé una vez y no quiero volver a pasar por esa tortura.. a mí me picó mucho, nada, quita, quita… me conformo con podar la “maleza” de tanto en tanto y listo – contestó entre risas.
-Jajajaja – volvió a reír Isa – Pues tengo que probar a ver, igual es una cuestión de la sensibilidad de la piel...ná que cualquier día me lio y lo hago jijiji.
-Tú verás…- respondió Sonia.
Estuvimos un rato riéndonos en la cama sobre el tema y poco a poco nos fuimos quedando dormidos.
Al día siguiente después de levantarnos y vestirnos, ellas se podían quedar hasta después de comer, pero yo no podía, así que decidieron que también pasaban de ello. Ellas aprovecharon el resto de la mañana para otra sesión de aguas y al final fueron a la peluquería.
Les envié el mensaje de que pasaba a buscarlas y cuando iba hacia allá se me ocurrió una cosa loca. “Y sí aprovechando que estábamos a las afueras de la ciudad, nos llegábamos hasta el pueblo donde está la casita, comíamos en el bar y pasábamos allí la tarde”. Cuando llegué a recogerlas se lo propuse y ni lo dudaron.