Ha ocurrido, aunque no como yo pensaba (mis primeros cuernos). [Hilo para tratar sobre su temática y NO para contactar]

Es el riesgo de probar nuevos límites, tanto en pareja como de forma individual. Cuando nos abrimos al placer hay que tener la cabeza bien armada o dejar el control total a otro para que no se nos vaya de las manos.
Cuando estamos calientes y nos da por confesar alguno de nuestros morbos podemos acabar cobrando nuestras más oscuras fantasías y eso es solo hablar.
Yo me imagino que tu mujer una vez que vio que no pasaba nada al superar sus miedos, la barrera emocional y el control desaparecen para dar rienda suelta al placer más hedonista.

El problema viene cuando, aunque creamos que sí, no conocemos los pensamientos íntimos de la pareja. Por edad, por respeto, por momento vital o por lo que sea, puede estar asumiendo un rol diferente al que a veces piensa o imagina. Si abrimos esa puerta, y sobre todo, si nosotros insistimos en abrirla, luego no la podemos cerrar tan fácilmente.

Yo queria ver a mi mujer desinhibida a tope, pensando que no sería para tanto. No contaba con que había estado 10 años soltera, en sus treinta y pocos y estando buena y teniendo gracia, y había probado de todo. Literalmente de todo. Así que una vez abierta la puerta le ha costado poco adaptarse.

Ahora soy yo el que tiene que cambiar el chip.
 
Me gustaría saber qué piensa ella de eso , sobre todo la vez que te dijo cosas mientras lo hacías. No es solo morbo, es que gustaría llegar a hacer eso con mi mujer y quiero saber cómo podría tomárselo.
No me dijo ni miró demasiado. Me pregunto si me gustaba, si estaba disfrutando, me dijo que la chupaba bien...
Cuando vio como me follaban la primera vez sí prestó un poco más de atención y parecía que se ponía muy cerda, pero poco más. Cuando se pone a follar, pierde el sentido de donde está.

No se me ha ocurrido quedar con un tío solo para mí y que ella mire, no me atrae.
 
Hemos hablado mucho estos días (y follado). Me ha contado en esta semana más aventuras después de separarse de su ex y casarse conmigo (unos 9 años estuvo sola) que en todos nuestros años de casados. No sé si hay algún psicólogo por aquí, pero me da la sensación de que algo ha hecho click en su cabeza. Menuda folladora estaba hecha, tuvo al menos 2 o 3 follamigos por año más los líos esporádicos...

No sé lo que pasará más adelante pero yo ahora estoy en una nube de lujuria y deseo. Mañana repetimos otra vez con F. en el mismo hotel. Esta vez yo puedo tocarla (no a él, ni follarla). Sólo besarla, acariciarla y comerle el coño, espero que lleno de leche. Lástima no poder grabar, pero todo se andará.
Suele ocurrir con muchas mujeres separadas, sobretodo cuando las abandonan por otra. Se desata en ellas un deseo incontrolable de demostrarse a sí misma y a los hombres que son mucho mejores que las otras, en todo. Cambia totalmente su forma de vestir, de actuar.... y se desinhiben mucho. Claro cuando encuentran otra pareja, el temor a que les vuelva a pasar lo mismo, las hace ser mucho más receptivas a todas las propuestas de su pareja.
 
Enhorabuena compañero por las experiencias. Para que salga natural comerlas el coño recien preñadito de leche lo mejor es acostumbrarlas, yo a la mia cada vez que me corro lo hago o dentro o fuera de su coño y se lo dejo bien limpito. Al principio le parecía raro, ahora cuando le digo que me voy a correr aunque sea con la jaula puesta se abre de piernas y apunta con el dedo al coño, ya lo tiene asumido como algo normal.
El día que demos el paso le saldrá natural que se lo limpie :devilish:
Te garantizo que hay una diferencia abismal a comérselo después de haberte corrido en él, que a comerlo después de varios días de abstinencia y con la leche de su toro.
 
Pequeña actualización: definitivamente estamos más calmados. Hemos vuelto a ver una vez más a la pareja malagueña, pero todo con un ritmo más tranquilo. Más de juego y complicidad que sexo salvaje. Hablamos mucho y aunque tengamos idea más adelante de probar cosas, nos lo estamos tomando con calma. Y como pareja estamos más unidos que nunca, no sé si es temporal o no, pero hablamos más y mejor de todo.
 
Pequeña actualización: definitivamente estamos más calmados. Hemos vuelto a ver una vez más a la pareja malagueña, pero todo con un ritmo más tranquilo. Más de juego y complicidad que sexo salvaje. Hablamos mucho y aunque tengamos idea más adelante de probar cosas, nos lo estamos tomando con calma. Y como pareja estamos más unidos que nunca, no sé si es temporal o no, pero hablamos más y mejor de todo.
Nos cuentas lo de la pareja malagueña?
Te deja Tú pareja poner la foto que dijiste?
 
Pequeña actualización: definitivamente estamos más calmados. Hemos vuelto a ver una vez más a la pareja malagueña, pero todo con un ritmo más tranquilo. Más de juego y complicidad que sexo salvaje. Hablamos mucho y aunque tengamos idea más adelante de probar cosas, nos lo estamos tomando con calma. Y como pareja estamos más unidos que nunca, no sé si es temporal o no, pero hablamos más y mejor de todo.
Comentáis entre vosotros el tema, lo que sucedió, os planteáis probar cosas en algún momento.
Y por supuesto lo de la pareja malagueña, es un tema muy morboso y aleccionador, un relato de ello es interesante como mínimo.
Por descontado agradecerte que compartáis vuestras experiencias.
Y si ella se decidiera a contarlo en primera persona, sería el no va mas.
Gracias.:adorar1::adorar1::adorar1::adorar1::aplausos1::aplausos1::aplausos1:
 
Hola a todos, hoy tengo un poco de tiempo para contaros cómo vamos. Seguimos tranquilos, y desde la segunda vez que estuvimos con Ana y Antonio, la pareja malagueña, hace unos días, no hemos vuelto a hacer nada. De momento vamos a seguir de perfil bajo, aunque la verdad es que como estamos más tranquilos, nos apetece probar con una aventura nueva.

Como os dije, tras la sesión en Madrid con los tres tíos, que se nos fue de las manos, nos quedamos un poco tocados (aunque fuese super excitante y morbosa) pero la charla con la psicóloga nos ayudó mucho. Y lo que más nos ha ayudado han sido las charlas con Ana y Antonio, que llevan muchos, muchos años de pareja swinger y nos han ayudado a ver las cosas con perspectiva. El primer día quedamos con ellos en El Tercer Acto, un restaurante bastante chulo de Málaga, elegante. Son una pareja madura, elegante y educada, muy similar a nosotros en muchos aspectos, y creo que por eso hemos congeniado. La idea era simplemente conocernos, charlar un rato y ya iríamos viendo.

Durante la cena nos encontramos muy cómodos, tanto que a los postres les estábamos contando lo que había pasado en Madrid y cómo nos sentíamos sobre ello. Fue divertido porque a la vez que era algo serio, duro, y ellos nos contaban su opinión (y una experiencia relativamente similar hace muchos años), también era morboso y excitante explicarles cómo Carmen se follaba (o más bien ellos se la follaban e ella) a tres tíos de manera salvaje. Podía ver cómo la mirada de Antonio cambiaba según le contábamos cómo había evolucionado nuestra situación, de cero contacto con terceros, hasta el día de Madrid. Fueron extremadamente educados, honestos y muy comprensivos, explicándonos su experiencia y las de otras parejas que habían conocido estos años; algunas terminaban bien, como la suya, otras fatal, con divorcios, depresiones, etc. Una de las cosas que me tranquilizó, aunque suene estúpido, es que más común de lo que parece. Tanto el que haya muchísimas parejas swinger, maridos cuckold, etc, que siempre había pensado que yo era un tío super raro o directamente enfermo, como el que a veces se daban estas situaciones de descontrol, sobre todo en parejas que habían pasado muy rápido de no hacer nada a querer probar muchas cosas. Después de cenar pedimos allí mismo unas copas, charlando de todo un poco, y cuando llegó la hora de irnos, nos dijeron que les habíamos caído muy bien, que congeniábamos mucho y que si queríamos tomar otra copa en su casa. Carmen y yo dudamos por un momento pero al final dijimos que por qué no, estábamos muy a gusto, y después de todo, si no nos apetecía no tenía por qué pasar nada. Cogimos los coches para ir a su casa, y durante el trayecto Carmen y yo nos dijimos que nos lo íbamos a tomar con calma, que estaban siendo muy amables con nosotros y nos llevábamos en la cabeza las cosas mucho más claras, y que nos dejásemos llevar.

Llegamos a su casa, y Antonio nos preparó unas copas y nos sentamos en el salón a seguir charlando, con música tranquila de fondo (cada uno sentando con su pareja). Hablamos prácticamente de todo durante un rato, aunque evidentemente al rato comenzamos a hablar de sexo, contándonos experiencias mutuas. Era claro que estábamos ya todos bastante cachondos, y en un momento dado Ana dijo "vamos a bailar", se levantó y me cogió de la mano y me sacó al medio del salón. Al momento Antonio hizo lo mismo con Carmen. Mi erección era bastante notoria y me estaba rozando a tope con el pubis de Ana, y un rápido vistazo me dejó claro que Antonio estaba igual, pegadísimo a Carmen y con sus manos en la cintura baja, casi el culo. Ahí perdí la noción del tiempo. A los pocos minutos ambas parejas nos estábamos comiendo la boca, pero nada salvaje, más bien tierno, suave. Ana gemía un poco cuando le mordía suave los labios y eso me mata, me pone a mil. En un momento dado me di cuenta que Antonio y Carmen no estaban en el salón, y Ana me pregunto si me molestaba. Le dije que para nada y me cogió de la mano y me llevó al cuarto de matrimonio. Al pasar por el pasillo había otra puerta abierta, y me dio tiempo a ver en un segundo a Antonio sentado en la cama, sin camisa ya, y Carmen de rodillas, evidentemente haciéndole una mamada.

Estuve haciendo el amor con Ana un buen rato, sin prisa. Fue un sexo tranquilo, disfrutado, nada salvaje. Ella se corrió un par de veces, la primera en mi boca, con un mini squirt que me gustó mucho. Y yo me corrí en sus tetas (luego me dijo que la primera vez nunca quería que se corriesen en su boca). Al terminar nos tumbamos en la cama, a descansar y charlar un poco, y se escuchaba claramente cómo Antonio y Carmen seguían follando. Nada especialmente salvaje, parecía, pero podía oír gemir a C. claramente, los golpes rítmicos de un pubis contra el trasero presumiblemente, los gemidos más guturales de Antonio... muy morboso. Ana me dijo que su marido no la tenía especialmente grande o gorda, pero sí tenía un don, el de follar incansablemente sin correrse casi el tiempo que quisiese, así que mejor nos lo tomábamos con calma. Y tanto que con calma... estuvieron follando al menos hora y media, escuché a Carmen correrse tres o cuatro veces, y el tío ahí como un campeón. Al final, por fin, escuchamos cómo el daba un grito y se corría y se hizo el silencio.

Le dije a Ana si le importaba que me diese una ducha, así que me metí en el baño y me duché tranquilamente. Cuando salí, Carmen estaba en la cama tumbada, con una sonrisa enorme. Me dio un beso, me dijo que le había dicho Ana que nos quedásemos a dormir si queríamos y se metió en el baño para ducharse. Al salir me corroboró lo que me había dicho Ana, que de polla iba normalito pero que "follando era un absoluto campeón olímpico". Y que tenía una corrida enorme, muy muy grande, y muy líquida, poco espesa, que le había llamado la atención (se le corrió en estómago y tetas).

En resumen, haber dado con ellos ha sido una absoluta lotería, una completa suerte (de hecho hemos quedado una segunda vez).
 
Hola a todos, hoy tengo un poco de tiempo para contaros cómo vamos. Seguimos tranquilos, y desde la segunda vez que estuvimos con Ana y Antonio, la pareja malagueña, hace unos días, no hemos vuelto a hacer nada. De momento vamos a seguir de perfil bajo, aunque la verdad es que como estamos más tranquilos, nos apetece probar con una aventura nueva.

Como os dije, tras la sesión en Madrid con los tres tíos, que se nos fue de las manos, nos quedamos un poco tocados (aunque fuese super excitante y morbosa) pero la charla con la psicóloga nos ayudó mucho. Y lo que más nos ha ayudado han sido las charlas con Ana y Antonio, que llevan muchos, muchos años de pareja swinger y nos han ayudado a ver las cosas con perspectiva. El primer día quedamos con ellos en El Tercer Acto, un restaurante bastante chulo de Málaga, elegante. Son una pareja madura, elegante y educada, muy similar a nosotros en muchos aspectos, y creo que por eso hemos congeniado. La idea era simplemente conocernos, charlar un rato y ya iríamos viendo.

Durante la cena nos encontramos muy cómodos, tanto que a los postres les estábamos contando lo que había pasado en Madrid y cómo nos sentíamos sobre ello. Fue divertido porque a la vez que era algo serio, duro, y ellos nos contaban su opinión (y una experiencia relativamente similar hace muchos años), también era morboso y excitante explicarles cómo Carmen se follaba (o más bien ellos se la follaban e ella) a tres tíos de manera salvaje. Podía ver cómo la mirada de Antonio cambiaba según le contábamos cómo había evolucionado nuestra situación, de cero contacto con terceros, hasta el día de Madrid. Fueron extremadamente educados, honestos y muy comprensivos, explicándonos su experiencia y las de otras parejas que habían conocido estos años; algunas terminaban bien, como la suya, otras fatal, con divorcios, depresiones, etc. Una de las cosas que me tranquilizó, aunque suene estúpido, es que más común de lo que parece. Tanto el que haya muchísimas parejas swinger, maridos cuckold, etc, que siempre había pensado que yo era un tío super raro o directamente enfermo, como el que a veces se daban estas situaciones de descontrol, sobre todo en parejas que habían pasado muy rápido de no hacer nada a querer probar muchas cosas. Después de cenar pedimos allí mismo unas copas, charlando de todo un poco, y cuando llegó la hora de irnos, nos dijeron que les habíamos caído muy bien, que congeniábamos mucho y que si queríamos tomar otra copa en su casa. Carmen y yo dudamos por un momento pero al final dijimos que por qué no, estábamos muy a gusto, y después de todo, si no nos apetecía no tenía por qué pasar nada. Cogimos los coches para ir a su casa, y durante el trayecto Carmen y yo nos dijimos que nos lo íbamos a tomar con calma, que estaban siendo muy amables con nosotros y nos llevábamos en la cabeza las cosas mucho más claras, y que nos dejásemos llevar.

Llegamos a su casa, y Antonio nos preparó unas copas y nos sentamos en el salón a seguir charlando, con música tranquila de fondo (cada uno sentando con su pareja). Hablamos prácticamente de todo durante un rato, aunque evidentemente al rato comenzamos a hablar de sexo, contándonos experiencias mutuas. Era claro que estábamos ya todos bastante cachondos, y en un momento dado Ana dijo "vamos a bailar", se levantó y me cogió de la mano y me sacó al medio del salón. Al momento Antonio hizo lo mismo con Carmen. Mi erección era bastante notoria y me estaba rozando a tope con el pubis de Ana, y un rápido vistazo me dejó claro que Antonio estaba igual, pegadísimo a Carmen y con sus manos en la cintura baja, casi el culo. Ahí perdí la noción del tiempo. A los pocos minutos ambas parejas nos estábamos comiendo la boca, pero nada salvaje, más bien tierno, suave. Ana gemía un poco cuando le mordía suave los labios y eso me mata, me pone a mil. En un momento dado me di cuenta que Antonio y Carmen no estaban en el salón, y Ana me pregunto si me molestaba. Le dije que para nada y me cogió de la mano y me llevó al cuarto de matrimonio. Al pasar por el pasillo había otra puerta abierta, y me dio tiempo a ver en un segundo a Antonio sentado en la cama, sin camisa ya, y Carmen de rodillas, evidentemente haciéndole una mamada.

Estuve haciendo el amor con Ana un buen rato, sin prisa. Fue un sexo tranquilo, disfrutado, nada salvaje. Ella se corrió un par de veces, la primera en mi boca, con un mini squirt que me gustó mucho. Y yo me corrí en sus tetas (luego me dijo que la primera vez nunca quería que se corriesen en su boca). Al terminar nos tumbamos en la cama, a descansar y charlar un poco, y se escuchaba claramente cómo Antonio y Carmen seguían follando. Nada especialmente salvaje, parecía, pero podía oír gemir a C. claramente, los golpes rítmicos de un pubis contra el trasero presumiblemente, los gemidos más guturales de Antonio... muy morboso. Ana me dijo que su marido no la tenía especialmente grande o gorda, pero sí tenía un don, el de follar incansablemente sin correrse casi el tiempo que quisiese, así que mejor nos lo tomábamos con calma. Y tanto que con calma... estuvieron follando al menos hora y media, escuché a Carmen correrse tres o cuatro veces, y el tío ahí como un campeón. Al final, por fin, escuchamos cómo el daba un grito y se corría y se hizo el silencio.

Le dije a Ana si le importaba que me diese una ducha, así que me metí en el baño y me duché tranquilamente. Cuando salí, Carmen estaba en la cama tumbada, con una sonrisa enorme. Me dio un beso, me dijo que le había dicho Ana que nos quedásemos a dormir si queríamos y se metió en el baño para ducharse. Al salir me corroboró lo que me había dicho Ana, que de polla iba normalito pero que "follando era un absoluto campeón olímpico". Y que tenía una corrida enorme, muy muy grande, y muy líquida, poco espesa, que le había llamado la atención (se le corrió en estómago y tetas).

En resumen, haber dado con ellos ha sido una absoluta lotería, una completa suerte (de hecho hemos quedado una segunda vez).
Que bueno encontrar una pareja así ambos lo disfrutáis sobre todo Carmen que más de una hora follando sin parar no es poca cosa.
 
Hola a todos, hoy tengo un poco de tiempo para contaros cómo vamos. Seguimos tranquilos, y desde la segunda vez que estuvimos con Ana y Antonio, la pareja malagueña, hace unos días, no hemos vuelto a hacer nada. De momento vamos a seguir de perfil bajo, aunque la verdad es que como estamos más tranquilos, nos apetece probar con una aventura nueva.

Como os dije, tras la sesión en Madrid con los tres tíos, que se nos fue de las manos, nos quedamos un poco tocados (aunque fuese super excitante y morbosa) pero la charla con la psicóloga nos ayudó mucho. Y lo que más nos ha ayudado han sido las charlas con Ana y Antonio, que llevan muchos, muchos años de pareja swinger y nos han ayudado a ver las cosas con perspectiva. El primer día quedamos con ellos en El Tercer Acto, un restaurante bastante chulo de Málaga, elegante. Son una pareja madura, elegante y educada, muy similar a nosotros en muchos aspectos, y creo que por eso hemos congeniado. La idea era simplemente conocernos, charlar un rato y ya iríamos viendo.

Durante la cena nos encontramos muy cómodos, tanto que a los postres les estábamos contando lo que había pasado en Madrid y cómo nos sentíamos sobre ello. Fue divertido porque a la vez que era algo serio, duro, y ellos nos contaban su opinión (y una experiencia relativamente similar hace muchos años), también era morboso y excitante explicarles cómo Carmen se follaba (o más bien ellos se la follaban e ella) a tres tíos de manera salvaje. Podía ver cómo la mirada de Antonio cambiaba según le contábamos cómo había evolucionado nuestra situación, de cero contacto con terceros, hasta el día de Madrid. Fueron extremadamente educados, honestos y muy comprensivos, explicándonos su experiencia y las de otras parejas que habían conocido estos años; algunas terminaban bien, como la suya, otras fatal, con divorcios, depresiones, etc. Una de las cosas que me tranquilizó, aunque suene estúpido, es que más común de lo que parece. Tanto el que haya muchísimas parejas swinger, maridos cuckold, etc, que siempre había pensado que yo era un tío super raro o directamente enfermo, como el que a veces se daban estas situaciones de descontrol, sobre todo en parejas que habían pasado muy rápido de no hacer nada a querer probar muchas cosas. Después de cenar pedimos allí mismo unas copas, charlando de todo un poco, y cuando llegó la hora de irnos, nos dijeron que les habíamos caído muy bien, que congeniábamos mucho y que si queríamos tomar otra copa en su casa. Carmen y yo dudamos por un momento pero al final dijimos que por qué no, estábamos muy a gusto, y después de todo, si no nos apetecía no tenía por qué pasar nada. Cogimos los coches para ir a su casa, y durante el trayecto Carmen y yo nos dijimos que nos lo íbamos a tomar con calma, que estaban siendo muy amables con nosotros y nos llevábamos en la cabeza las cosas mucho más claras, y que nos dejásemos llevar.

Llegamos a su casa, y Antonio nos preparó unas copas y nos sentamos en el salón a seguir charlando, con música tranquila de fondo (cada uno sentando con su pareja). Hablamos prácticamente de todo durante un rato, aunque evidentemente al rato comenzamos a hablar de sexo, contándonos experiencias mutuas. Era claro que estábamos ya todos bastante cachondos, y en un momento dado Ana dijo "vamos a bailar", se levantó y me cogió de la mano y me sacó al medio del salón. Al momento Antonio hizo lo mismo con Carmen. Mi erección era bastante notoria y me estaba rozando a tope con el pubis de Ana, y un rápido vistazo me dejó claro que Antonio estaba igual, pegadísimo a Carmen y con sus manos en la cintura baja, casi el culo. Ahí perdí la noción del tiempo. A los pocos minutos ambas parejas nos estábamos comiendo la boca, pero nada salvaje, más bien tierno, suave. Ana gemía un poco cuando le mordía suave los labios y eso me mata, me pone a mil. En un momento dado me di cuenta que Antonio y Carmen no estaban en el salón, y Ana me pregunto si me molestaba. Le dije que para nada y me cogió de la mano y me llevó al cuarto de matrimonio. Al pasar por el pasillo había otra puerta abierta, y me dio tiempo a ver en un segundo a Antonio sentado en la cama, sin camisa ya, y Carmen de rodillas, evidentemente haciéndole una mamada.

Estuve haciendo el amor con Ana un buen rato, sin prisa. Fue un sexo tranquilo, disfrutado, nada salvaje. Ella se corrió un par de veces, la primera en mi boca, con un mini squirt que me gustó mucho. Y yo me corrí en sus tetas (luego me dijo que la primera vez nunca quería que se corriesen en su boca). Al terminar nos tumbamos en la cama, a descansar y charlar un poco, y se escuchaba claramente cómo Antonio y Carmen seguían follando. Nada especialmente salvaje, parecía, pero podía oír gemir a C. claramente, los golpes rítmicos de un pubis contra el trasero presumiblemente, los gemidos más guturales de Antonio... muy morboso. Ana me dijo que su marido no la tenía especialmente grande o gorda, pero sí tenía un don, el de follar incansablemente sin correrse casi el tiempo que quisiese, así que mejor nos lo tomábamos con calma. Y tanto que con calma... estuvieron follando al menos hora y media, escuché a Carmen correrse tres o cuatro veces, y el tío ahí como un campeón. Al final, por fin, escuchamos cómo el daba un grito y se corría y se hizo el silencio.

Le dije a Ana si le importaba que me diese una ducha, así que me metí en el baño y me duché tranquilamente. Cuando salí, Carmen estaba en la cama tumbada, con una sonrisa enorme. Me dio un beso, me dijo que le había dicho Ana que nos quedásemos a dormir si queríamos y se metió en el baño para ducharse. Al salir me corroboró lo que me había dicho Ana, que de polla iba normalito pero que "follando era un absoluto campeón olímpico". Y que tenía una corrida enorme, muy muy grande, y muy líquida, poco espesa, que le había llamado la atención (se le corrió en estómago y tetas).

En resumen, haber dado con ellos ha sido una absoluta lotería, una completa suerte (de hecho hemos quedado una segunda vez).

Es una suerte encontrar una pareja con la que tener complicidad. Nosotros tuvimos una época "swinger" en la que probamos con varias parejas, pero con ninguna cuajó la cosa. Incluso en dos ocasiones la cosa no acabó nada bien.
Con una de las parejas, después de tres encuentros que, pensábamos, habían estado bien, empezaron a poner pegas para quedar. Cuando les insistimos ella nos soltó que yo no daba la talla y que no estaba satisfecha. Pero lo dijo de manera totalmente insultante, para hacernos sentir culpables.
Y con la última pareja que lo intentamos también acabó mal la cosa. Después del primer encuentro, él contactó con mi mujer para verse a espaldas de mí y de su mujer. Evidentemente ahí cortamos toda relación, aunque con el tiempo volvimos a saber de ella, poco después de aquello se había separado de él.
 
Es una suerte encontrar una pareja con la que tener complicidad. Nosotros tuvimos una época "swinger" en la que probamos con varias parejas, pero con ninguna cuajó la cosa. Incluso en dos ocasiones la cosa no acabó nada bien.
Con una de las parejas, después de tres encuentros que, pensábamos, habían estado bien, empezaron a poner pegas para quedar. Cuando les insistimos ella nos soltó que yo no daba la talla y que no estaba satisfecha. Pero lo dijo de manera totalmente insultante, para hacernos sentir culpables.
Y con la última pareja que lo intentamos también acabó mal la cosa. Después del primer encuentro, él contactó con mi mujer para verse a espaldas de mí y de su mujer. Evidentemente ahí cortamos toda relación, aunque con el tiempo volvimos a saber de ella, poco después de aquello se había separado de él.
Muy acertado comentario. De hecho ellos mismos nos han comentado los peligros de tener una pareja fija, aunque a priori parezca la panacea. Hemos quedado con ellos otra vez después de esa primera, y la idea es solo vernos con ellos de manera muy esporádica, aunque sí nos han dicho que nos van a presentar a varias parejas y a un par de chicos con los que creen que podemos encajar.
 
La segunda vez que quedemos con Ana y Antonio se vinieron a casa. Esto era una de las cosas que pensábamos que jamás haríamos, meter a alguien en casa. Pero en primer lugar, nos han transmitido mucha confianza. Y en segundo lugar, al ser una pareja, de nuestra edad aproximada, de nuestro "estilo" más o menos, no genera extrañeza en los vecinos de las casas colindantes, lo que sí haría ver entrar y salir a un tío solo.

Se vinieron sobre las 20 horas, para una cena tranquila. Una sensación que me llamó la atención, por extraña, es estar cenando con una pareja, en tu casa, donde pasas tu vida habitualmente con tus amigos, sabiendo que en una hora o dos vas a estar follando con la mujer de otro y él se va a estar follando a tu mujer, posiblemente en tu cama.

Después de cenar nos pusimos unas copas y salimos a nuestra terraza. Es una terraza bastante amplia, desde la que se ve el mar. Por la disposición que tiene es muy privada, y no hay forma de que te vea nadie, si no te pones prácticamente en la barandilla, en la que entonces te pueden ver los vecinos de ambos lados (aunque son de extranjeros y ahora no están). Pusimos un poco de música, y esta vez les habíamos dicho a las chicas que nos gustaría verlas jugar. Mi mujer se deja hacer, se deja comer coño y come coño, aunque no es muy proactiva en sexo bi. Pero esta vez, sería por estar en casa, la confianza que nos dan Ana y Antonio, o las copas, la vi más predispuesta.

Antonio y yo nos sentamos en los dos sofás individuales que hay y ellas se sentaron en el triple que hay en medio; al principio ninguna de las dos se lanzaba y hubo risas y bromas. Me extrañó pero luego recordé que en la primera cita habíamos follado, pero entre ellas ni se habían tocado. Al final Ana se lanzó a darle un pico, y a los pocos minutos se estaban comiendo la boca de una manera que no esperaba, con pasión, con ganas. Bajé la música al mínimo porque como ya os he comentado, me pone cerdisimo el sonido del sexo entre dos personas. El chasquear de las bocas, los sonidos húmedos de las lenguas, los gemidos contenidos (o no tan contenidos). Antonio y yo estábamos completamente absortos, con las pollas al aire y tocándonos. Ahí pude ver lo que decía mi mujer, que de tamaño iba justo, lo estándar. Ellas ya se habían desabotonado blusas, pechos al aire y comiéndose los pezones alternativamente, y con las manos cruzadas cada una en el coño de la otra. Ana llevaba unas bragas rojas de encaje espectaculares que me pusieron a mil. Yo esperaba que Ana se bajase al pilón a comerle el coño a Ana, pero me sorprendió escuchar a Carmen decirle "voy a comerte el coño" y levantarse, arrodillarse, abrirle a tope las piernas a Ana, y meter la cabeza dentro. Casi me corro. De nuevo, curioso el cerebro cómo reacciona a los nuevos impulsos. Llevo meses viendo cómo se follan a C. de todas las maneras, la he visto con el coño y el culo, la cara y la boca llenas de lefa, tener varios orgasmos seguidos en tres minutos follada por tres tíos, y simplemente escucharla decir "voy a comerte el coño" casi hace que me corra. Antonio y yo nos levantamos y acercamos a sentarnos uno a cada lado, apretados junto a ellas, para disfrutar del espectáculo de ver la lengua de C en el clítoris de Ana y cómo le metía y sacaba varios dedos del coño. Ese sonido de fluidos, ese olor a sexo, esos gemidos... es una droga, creedme. Una droga. A los pocos minutos Ana empezó a mover la pelvis arriba y abajo de manera incontrolada, estaba claro que se iba a correr. Enseguida empezó a gemir y a decir "no pares, no pares, no pares..." y se corrió como una bendita en la boca de Carmen. Ahí vino otra de las imágenes para no olvidar: Carmen se separa del coño de Ana y nos mira sonriente a todos; su cara, colorada del esfuerzo, su pelo alborotado cayendo por su frente, su blusa abierta mostrando sus maravillosos pechos, y toda su boca y barbilla chorreando de los flujos de Ana.
 
La segunda vez que quedemos con Ana y Antonio se vinieron a casa. Esto era una de las cosas que pensábamos que jamás haríamos, meter a alguien en casa. Pero en primer lugar, nos han transmitido mucha confianza. Y en segundo lugar, al ser una pareja, de nuestra edad aproximada, de nuestro "estilo" más o menos, no genera extrañeza en los vecinos de las casas colindantes, lo que sí haría ver entrar y salir a un tío solo.

Se vinieron sobre las 20 horas, para una cena tranquila. Una sensación que me llamó la atención, por extraña, es estar cenando con una pareja, en tu casa, donde pasas tu vida habitualmente con tus amigos, sabiendo que en una hora o dos vas a estar follando con la mujer de otro y él se va a estar follando a tu mujer, posiblemente en tu cama.

Después de cenar nos pusimos unas copas y salimos a nuestra terraza. Es una terraza bastante amplia, desde la que se ve el mar. Por la disposición que tiene es muy privada, y no hay forma de que te vea nadie, si no te pones prácticamente en la barandilla, en la que entonces te pueden ver los vecinos de ambos lados (aunque son de extranjeros y ahora no están). Pusimos un poco de música, y esta vez les habíamos dicho a las chicas que nos gustaría verlas jugar. Mi mujer se deja hacer, se deja comer coño y come coño, aunque no es muy proactiva en sexo bi. Pero esta vez, sería por estar en casa, la confianza que nos dan Ana y Antonio, o las copas, la vi más predispuesta.

Antonio y yo nos sentamos en los dos sofás individuales que hay y ellas se sentaron en el triple que hay en medio; al principio ninguna de las dos se lanzaba y hubo risas y bromas. Me extrañó pero luego recordé que en la primera cita habíamos follado, pero entre ellas ni se habían tocado. Al final Ana se lanzó a darle un pico, y a los pocos minutos se estaban comiendo la boca de una manera que no esperaba, con pasión, con ganas. Bajé la música al mínimo porque como ya os he comentado, me pone cerdisimo el sonido del sexo entre dos personas. El chasquear de las bocas, los sonidos húmedos de las lenguas, los gemidos contenidos (o no tan contenidos). Antonio y yo estábamos completamente absortos, con las pollas al aire y tocándonos. Ahí pude ver lo que decía mi mujer, que de tamaño iba justo, lo estándar. Ellas ya se habían desabotonado blusas, pechos al aire y comiéndose los pezones alternativamente, y con las manos cruzadas cada una en el coño de la otra. Ana llevaba unas bragas rojas de encaje espectaculares que me pusieron a mil. Yo esperaba que Ana se bajase al pilón a comerle el coño a Ana, pero me sorprendió escuchar a Carmen decirle "voy a comerte el coño" y levantarse, arrodillarse, abrirle a tope las piernas a Ana, y meter la cabeza dentro. Casi me corro. De nuevo, curioso el cerebro cómo reacciona a los nuevos impulsos. Llevo meses viendo cómo se follan a C. de todas las maneras, la he visto con el coño y el culo, la cara y la boca llenas de lefa, tener varios orgasmos seguidos en tres minutos follada por tres tíos, y simplemente escucharla decir "voy a comerte el coño" casi hace que me corra. Antonio y yo nos levantamos y acercamos a sentarnos uno a cada lado, apretados junto a ellas, para disfrutar del espectáculo de ver la lengua de C en el clítoris de Ana y cómo le metía y sacaba varios dedos del coño. Ese sonido de fluidos, ese olor a sexo, esos gemidos... es una droga, creedme. Una droga. A los pocos minutos Ana empezó a mover la pelvis arriba y abajo de manera incontrolada, estaba claro que se iba a correr. Enseguida empezó a gemir y a decir "no pares, no pares, no pares..." y se corrió como una bendita en la boca de Carmen. Ahí vino otra de las imágenes para no olvidar: Carmen se separa del coño de Ana y nos mira sonriente a todos; su cara, colorada del esfuerzo, su pelo alborotado cayendo por su frente, su blusa abierta mostrando sus maravillosos pechos, y toda su boca y barbilla chorreando de los flujos de Ana.
Pues si una imagen espectacular, esperando la continuación, gracias por estos aportes.
 
Lo que ocurre es que ahora me da más morbo verla a ella, que follar yo a otras. No dejo de pensar en lo de anoche y lo de última hora de esta mañana.
Espero que al menos le hicieras el amor cuando ellos se fueron..

Por cierto, los del hotel fliparian con el asunto 😬
 
Atrás
Top Abajo