La Destartalá

Ay ay ay. Elvira sigue enamoradísima de Alex.
Me da la sensación de que Alex está más unido a Mónica que Elvira a Fran. Me daría mucha pena por Mónica que se merece ser feliz, pero creo que Alex y Elvira, tarde o temprano, se van a dejar llevar por sus sentimientos, que nunca han desaparecido, aunque los dos sean felices con sus parejas, aunque creo que Alex más que Elvira.
 
Ay ay ay. Elvira sigue enamoradísima de Alex.
Me da la sensación de que Alex está más unido a Mónica que Elvira a Fran. Me daría mucha pena por Mónica que se merece ser feliz, pero creo que Alex y Elvira, tarde o temprano, se van a dejar llevar por sus sentimientos, que nunca han desaparecido, aunque los dos sean felices con sus parejas, aunque creo que Alex más que Elvira.

Eso fue exactamente lo que me dijo la abogada Cloe, casi con esas mismas palabras.
 
Visto el "episodio" de hoy en clave visual, ha tenido mucha acción, a la pareja se le ve muy compenetrada y profesional, preocupándose por los daños colaterales y sin causar víctimas inocentes. Con cohetes, pepinos, bombas, muertos voladores (qué putada para los forenses), edificios que caen de lado como un borracho de madrugada ... y periodistas, bomberos y policía ... muuucha, muuucha policííííaaa.

Ahora se pone en marcha el principio de Acción-Reacción ...

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Me gustan más las escenas de antaño que las gansadas actuales de tikitoko ... con esas frases de güisqui añejo ... "... hay cosas que un hombre no supera fácilmente." ¿Verdad Álex?
 
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Ahí están, las dos parejitas haciendo lo que mejor saben hacer. Elvira y Fran dando por culo a la Logia reventando sucursales, y les da igual el escenario. Un edificio abandonado, un cementerio abandonado, una biblioteca llena de gente, con su plaza de pueblo repleta des jubilados, a tomar por culo todo, pero con seguridad, no vaya a ser que maten a alguien.
Y Alex y Mónica, follando como si no hubiera un mañana, en el bosque, pero sin gritar, no sea que les oigan. Nada hombre, a gritar a pleno pulmón, nada de cortarse. Que se oyen los gritos, no pasa nada, es la berrea de los ciervos en celo. Esto vale también para Garcia y Vicente, su marido. Y los niños, a la charca a cojer renacuajos.
 
Parece ser que aquí una acción limpia otra.

"Fran es un buen hombre", un asesino a sueldo sin importar quien sea la víctima. La psicópata y sus frases.

Por otro lado, sólo trasladándose en auto, llegaron a 3 sucursales. Es decir, ahí no más hubo entre 30 y 50 asesinatos. Y los que faltan. Realmente todo un genocidio, y Elvira no tuvo mejor idea que confiar en unos monstruos como si su palabra valiera algo. Cómo dije, sino muere, o se hace la muerta, se le viene condena de por vida.
 
En una de estas la logia los estará esperando y se va a liar, espero que no muera ninguno de los no tienen que morir. También es posible que localicen la cabaña rural, tanto subir a la cima, con polvo incluida igual los pueden localizar, Por cierto, alguna vez les podían dejar subier a la cima a la subinspectora García y a su marido Vicente, por aquello de la solidaridad.
 
En una de estas la logia los estará esperando y se va a liar, espero que no muera ninguno de los no tienen que morir. También es posible que localicen la cabaña rural, tanto subir a la cima, con polvo incluida igual los pueden localizar, Por cierto, alguna vez les podían dejar subier a la cima a la subinspectora García y a su marido Vicente, por aquello de la solidaridad.
También tienen el estanque de los renacuajos ... o pueden narcotizar a los críos, con hierbas del bosque, eh, todo natural, no vaya a ser que los denuncie alguien ...

Me los veo subiendo por turnos a la cima, solo por querer saber de los suyos, García para preguntar por Benítez y echar un polvo, Mónica para preguntar por sus padres y echar un polvo, Vicente para preguntar por su familia y echar un polvo, García porque no se enteró muy bien de lo que le dijo Elvira y echar un polvo ...
 
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En una de estas la logia los estará esperando y se va a liar, espero que no muera ninguno de los no tienen que morir ...

Pienso igual que tú.
Han dado tres golpes por sorpresa, pero a partir de ahora lo más posible es que la Logia "mala" ponga vigilancia en todas las sucursales.

Tal vez lo de hoy sea lo que se dice "agitar el avispero" para forzar la reacción de la Logia "mala" y que se exponga. A ver, a ver ... 🍿
 
...

Una hora más tarde, Fran y Elvira seguían metidos en el coche circulando por la autovía. En un lujoso edificio de oficinas en Madrid, lo de las oficinas era una tapadera, allí no trabajaba nadie, en el ático, se celebraba una reunión secreta de seis hombres.

-Hija de la gran puta, la mataré, os juro que la mataré, esta tía me tiene hasta los cojones, nos ha declarado la guerra, haré que le arranquen la cabeza y me la traigan aquí en una bandeja.

Gritaba desesperado el Presidente de la Logia, de pie, dando puñetazos a la mesa donde los otros lo miraban sentados.

-Nos está haciendo mucho daño, en tres días, tres sucursales descubiertas y destruidas, como siga así acabará con todas.- Decía uno de los presentes.
-No, no va a acabar con nosotros- Gritaba el Presidente muy nervioso.- pondré a todos los efectivos que tenemos a buscarla, a sacar información aunque sea debajo de las piedras, la encontraré, la encontraré a ella, a su familia y a sus amigos, no dejaré a ninguno con vida, los mataré como a un perro, esa hija de puta no se va a salir con la suya, verá con sus ojos antes de morir como le hemos matado a todas sus personas queridas, sufrirá, sufrirá como una rata antes de morir, conmigo no se juega.

El Presidente perdía los papeles, estaba totalmente descontrolado, los presentes no se atrevían a decir nada.

Una hora más tarde, Fran y Elvira estaban llegando a Madrid, sonó el móvil con que Elvira se comunicaba con su jefe.

-Hola jefe.- Contestó Elvira.
-Van por la chica que le cambiaste la identidad, no sé cómo se llama, la del orfanato, se han enterado de donde está y quieren matarla, según la información ya están de camino.
-¡Me cago en la puta! Gracias jefe. Para, para el coche Fran, ahí mismo, en el arcén.- Le gritó a Fran.

Elvira saltó al asiento del conductor, Fran se colocó en el del acompañante, Elvira le pegó un acelerón al coche que salió de allí como un cohete.

-¿Qué pasa?- Preguntaba Fran, sabiendo que aquello no era normal.
-Han descubierto a Mari Carmen, la van a matar.
-¿Quién es Mari Carmen?
-Una chica que presenció lo que hacían en el orfanato, gracias a ella sabíamos dónde estaba la puerta secreta y acabamos con ellos. Yo le busqué una nueva identidad y la protegí en otra ciudad, no entiendo como lo han descubierto, solo yo sabía que estaba allí.
-Elvira, nos vamos a matar.- Le comentaba Fran tranquilamente, viendo a la velocidad que estaba conduciendo Elvira.
-No, sé lo que hago, hice un curso especial de conducción…

Fran se agarraba al asiento, Elvira había pasado a toda velocidad entre un camión y un coche, le sobró un palmo por cada lado.

-¿Ha pasar tan justa entre los coches también te enseñaron?- Le preguntaba Fran, un poquito… acojonado.
-No me distraigas.

Fran ya no dijo nada en todo el viaje. Elvira exprimía el coche al límite, el motor rugía como una autentica bestia, llegaron al pueblo donde estaba Mari, delante de la puerta donde estaba su apartamento.

Mari y Víctor, ese día, habían invitado a almorzar a Gus, Mari estaba en la cocina acabando de preparar el aperitivo, Víctor y su hermano se tomaban una cerveza en el salón. Llamaron al timbre de la puerta.

Elvira salía corriendo del coche, abría el maletero y sacó un escopetón, una escopeta de cartuchos de repetición. Ella y Fran entraron corriendo en el portal, se encontraron con un tío que al verlos, y sobre todo al ver la escopeta que llevaba Elvira, se echó mano a algo por dentro de la chaqueta, Fran ya sabía que era, un arma, se acercó rápidamente a él, Elvira empezó a subir las escaleras de dos en dos. Fran le agarró la mano al tío por fuera de la ropa, notó que tenía agarrada el arma dentro de la funda, levantó el codo contrario y le soltó un codazo en la nariz que se la reventó, el tío quedó medio grogui, Fran le apretó el dedo del gatillo, el tío se disparó, con la ayuda de Fran, eso sí, dos tiros en el abdomen y uno en el pecho, cayó al suelo como un saco de patatas. Fran corría por las escaleras detrás de Elvira.

Mari abrió la puerta, sonriendo por estar contenta de ver a los dos hermanos hablando y riendo mientras se bebían las cervezas, se le borró la sonrisa de la cara al momento, un tío le estaba apuntando con una pistola que tenía un silenciador muy grande, a Mari se le escapó un grito de terror, Gus fue el primero en salir del salón corriendo y llegar a la entradita.

-No, no…- Gritaba Gus corriendo.

El sicario disparó contra Gus en el pecho, era la mayor amenaza en ese momento. Mari volvió a gritar al ver caer a su cuñado, ella también cayó al suelo al intentar Gus protegerla, el tío la volvía a encañonar.

-¡Quieto hijo de puta!- Escuchó Mari el grito de Elvira.

El sicario también lo pudo oír, y otra cosa escuchó, el sonido al entrar un cartucho en la recamara cuando Elvira cargó el arma. Pensó que era la voz de una mujer, las mujeres muchas veces dudaban, les costaba matar a alguien, pensó que si se giraba rápidamente podía tener una oportunidad. No conocía a Elvira, al mínimo movimiento, Elvira le pegó un cañonazo que le voló media cabeza, las salpicaduras de sangre, carne, pelo y sesos, cayeron sobre la pared y sobre Mari que estaba atónita en el suelo, Mari miraba fijamente el cuerpo de aquel tío, había caído con tanta precisión que se quedó apoyado en el marco de la puerta, un ojo abierto sin vida la miraba, el que le quedaba, el otro quedó hecho añicos como la mitad de la cabeza. Mari gritaba como una desesperada, Víctor llegó a la entradita, se agachó para asistir a su hermano, Gus lo miraba asustado con un mano encima de la herida por donde se le podía ver salir sangre, Víctor vio que Mari estaba bien, si no lo estuviera, no podría gritar de esa manera, pensó, cuando vio el cuerpo destrozado del sicario, le entraron unas arcadas que estuvieron a punto de hacerle vomitar.

Llegó Fran, vio la situación, supo que el único que tenía problemas era Gus, el chico que estaba en el suelo intentando taparse una herida, seguramente de bala, se acercó y le levantó la mano, miró la herida.

-Vamos, levántate- Le decía Elvira a Mari.- recoge algunas cosas y vámonos, no estamos seguros aquí.

Elvira la agarraba de un brazo para levantarla.

-¿Cómo está, es grave?- Le preguntaba Víctor a Fran, le pareció que aquel tío entendía de heridas.
-¿Cómo se llama?- Preguntó Fran.
-Gus, se llama Gus.- Respondía nervioso Víctor.
-Vamos Gus, respira profundamente ¿Puedes hacerlo?

Gus llenó los pulmones de aire y lo soltó por la boca.

-Bien, bien- Se alegraba Fran.- no tiene nada importante dañado, solo tienes que presionar la herida y llamar a emergencias.- Le decía a su hermano.

Todo pasaba muy rápido, Elvira ya salía con Mari, le había hecho cambiar de chándal, el otro lo tenía manchado de sangre, sangre y algunos trocitos de sesos del sicario. Mari llevaba una bolsa colgando del hombro con ropa.

-Nos vamos, nos vamos.- Decía Elvira levantando la voz.

Mari le daba un beso en los labios y un abrazo a su novio despidiéndose asustada y con prisas, Elvira le estiraba de la chaqueta del chándal sacándola del apartamento.

-¿Qué hago?- Le preguntaba asustado Víctor a Fran.
-Ya te lo he dicho, no dejes de presionar la herida y llama a emergencias, diles que han disparado a alguien ¿Alguno de vosotros vive aquí?
-Sí, yo… yo soy el novio de Mari, vivimos juntos.
-Mejor, llama anda, no tardes.

Víctor buscaba nervioso el móvil.

-¿Y si me preguntan por ese?- Preguntaba Víctor señalando con el móvil el cuerpo del sicario.

Fran pensaba.

-Les dices que llamaban a la puerta con insistencia, que al abrirla ese tío a disparado y lo ha herido ¿Quién es él?- Preguntaba Fran.
-Mi hermano, es mi hermano, íbamos a comer los tres.
-Mejor, les dices que antes de que pudiera entrar, otro tío le ha volado la cabeza y se ha ido, así parecerá un ajuste de cuentas o algo parecido.
-¿Y si me preguntan por Mari? Verán que aquí también vive una mujer.
-Pues les dices que está visitando a su familia, yo que sé, pon algo de tu parte, hombre.
-Vale, vale.

Decía Víctor muy nervioso a la vez que llamaba a emergencias, mientras llamaba pensaba en Mari, se la habían llevado y no había tenido tiempo ni de despedirse bien, en ese momento le preguntaban para que era la emergencia, las ideas se le amontonaban en la cabeza. Fran entró en el apartamento, miró en la cocina, vio un aperitivo preparado, después entró al salón, miró la mesa, vio las dos cervezas, nada daba pruebas de que fueran a almorzar más de dos personas, volvió donde estaban los dos hermanos.

-Todo irá bien, hablar entre vosotros, dar la misma versión de los hechos a la policía y no pasará nada, cuidaros, me tengo que ir.

Fran corrió para alcanzar a Elvira y Mari, se subieron en el coche y se largaron. Gus agarraba la mano de su hermano.

-Lo siento Víctor, yo…
-No hables, guarda las fuerzas, eso es lo que dicen en las películas, no sé qué hacer Gus.
-No, no, la culpa es mía, yo… escuché una conversación del papa con la mama, hablaban de Mari y un orfanato de un pueblo, yo les avisé de que Mari estaba aquí, llamé a la comisaría del mismo pueblo, pensaba que se había fugado y la vendrían a buscar, perdóname, no pensaba que harían eso…
-¿Pero qué dices gilipollas?- Se sorprendía Víctor.
-Envidia, Víctor, envidia, no sabes cómo os envidio, que tengáis las cosas tan claras sobre vuestro futuro, tener que aguantar a la mama diciéndome cada día que haber si aprendo de ti, que eres un tío serio… y que yo soy un puto desastre. No pensaba que querrían matarla Víctor, te lo juro.
-Gilipollas, si le han dado a Mari una identidad nueva ¿Por qué te crees que es? Por una tontería, no, por algo muy serio ¡Hostia puta, tío!
-Lo siento, lo siento.- Se lamentaba Gus llorando estirado en el suelo.

Gus, cuando escuchó la conversación de sus padres, llamó a la comisaría, al decir que sabía dónde estaba una chica que se escapó del orfanato, le pusieron en comunicación con un inspector que trabajaba para la Logia, de ahí salió la información para encontrarla.


Elvira conducía saliendo de la ciudad, Fran a su lado, Mari sentada en el asiento trasero, nadie dijo nada hasta entrar en la autopista.

-¿Cómo estará Gus?- Preguntaba preocupada Mari.
-Estará bien, no tenía nada importante dañado.- Le contestaba Fran.
-Lo que no entiendo es cómo lo supieron, nadie sabía nada, solo lo sabía yo que estabas aquí.- Se extrañaba Elvira.
-¿Podré hablar con Víctor?- Preguntaba Mari.
-Se te ve muy enamorada ¿Os va bien?
-Sí, mucho, te hice caso, me busqué un buen hombre con quien hacer planes de futuro, él es perfecto.
-No sé si será seguro que vuelvas.

Mari miraba a Elvira fijamente.

-Elvira, haz lo que tengas que hacer, yo volveré con él, eso no me lo vas a quitar, aunque me maten.
-Elvira, esta chica está enamorada y tiene las cosas claras.- Le decía Fran.

Elvira miraba a Mari por el retrovisor, ella tuvo que renunciar al amor de su vida, no podría pedirle a Mari ni a nadie que renunciara también.

-¿Cuándo podré hablar con Víctor?- Volvió a preguntar Mari.
-Un poco más tarde, a estas horas seguro que ya han trasladado a Gus al hospital, Víctor estará con él, esperemos un poco y llamas ¿Vale?- Le decía Fran.

Mari movía la cabeza aceptándolo.

Cuando llegó la policía al apartamento, Víctor les dijo que se iba con su hermano al hospital, un inspector le comunicó que más tarde iría a hablar con él. Mientras esperaban a la ambulancia, los dos hermanos se pusieron de acuerdo, dirían lo mismo, que la novia de Víctor estaba visitando a sus padres, que alguien llamó muy insistentemente a la puerta, que la abrió Gus y al ver que el tipo quería entrar a la fuerza le dio un empujón, el tío sacó una pistola y le disparó, alguien que había en el pasillo le reventó la cabeza de un tiro, no vieron nada, él solo se preocupó de su hermano herido.

Así se lo contó Víctor a la policía, y así se lo corroboró Gus cuando salió del quirófano, en ese tiempo transcurrido, desde que descubrieron los cadáveres, hasta que Gus salió del quirófano, la policía ya había investigado, los dos hermanos eran hijos de una familia que tenía el negocio muy cerca de allí, una familia que por no tener, no tenía ni multas de tráfico. Los otros dos tipos, los muertos, estaban fichados por violencia y tráfico de drogas, les fue muy fácil pensar que alguien les ajustó las cuentas, mataron al primero en la misma entrada del edificio, el segundo debió correr subiendo las escaleras, después pensó que su única opción era entrar en algún apartamento para que no lo encontraran, no le dio tiempo, el empujón de Gus lo dejó en medio del pasillo, le dispararon, lo mataron y se largaron, un simple ajuste de cuentas entre mafiosos, un par de cabrones menos dando por culo en las calles, pensó la policía.

Estaban cerca del apartamento de Elvira, cuando le entregaron a Mari un móvil para que llamara a Víctor.

-Hola cariño.- Lo saludaba Mari.
-Es mi novia que me llama. Hola cariño, ha pasado algo, no te preocupes todo está bien, te lo explicaré cuando vuelvas. -Me tengo que ir, gracias por su colaboración.- Escuchó Mari que alguien decía.- Gracias a usted por todo.- Le contestaba Víctor.

Víctor bajó el tono de la voz, casi susurraba.

-Era la policía, todo está bien, no sospechan nada, dile a ese hombre que se fue con vosotras que tenía razón, no hemos tenido ningún problema.
-¿Cómo está Gus?
-Bien, bien, mis padres están con él, por suerte la bala no tocó ningún órgano vital, en pocos días se recuperará.
-Tengo ganas de verte.- Le decía triste Mari.
-Yo también, ha sido un susto muy fuerte y me gustaría consolarte.
-Y a mí que me consolaras, sí que ha sido un susto sí, todavía me dura, creo que no voy a poder dormir, tendré pesadillas. Algo ha pasado Víctor, Elvira me ha dicho que nadie sabía dónde vivía, no entiende como me han encontrado…
-Bueno… alguien más lo sabía.
-¿Cómo?- Preguntaba extrañada Mari.
-Yo, lo sabía, mis padres lo sabían y… lo sabía Gus, además escuchó una conversación de mis padres… y llamó a la policía de allí diciendo que una chica que se fugó estaba en el pueblo.
-¡No!
-Si cariño, me lo confesó llorando, él no pensaba que llegarían a tanto, seguramente creía que nos separarían y ya está, estaba celoso de nosotros…
-Será gilipollas, no sabe que aunque vivas en un orfanato cuando eres mayor de edad no te pueden retener.- Gritaba Mari.
-Eso es lo que le he dicho yo, que era un gilipollas.
-Y nosotros que lo habíamos invitado a almorzar, que tontos que somos… ¡Hostia! Por eso cuando ha llegado él a la entradita ha dicho… ‘No’, es verdad, ha gritado, ‘no’, dos veces, supongo que en ese momento se ha dado cuenta la que había liado.
-Lo siento cariño.- Se disculpaba Víctor.
-Tú no tienes la culpa amor, está bien, intentaré llamarte en otro momento.

Se despidieron y le devolvió el móvil a Elvira.

-Ya sé porque me han encontrado.- Decía Mari.
-¿Lo sabes?- Preguntaba extrañada Elvira.
-Se ha chivado Gus, se enteró y llamó a la policía, se chivó él.
-Gus ¿El hermano de tu novio?- Preguntaba Elvira.
-Sí, mi cuñado.
-¿Es gilipollas? ¿Ese tío es gilipollas?- Se quejaba enfadada Elvira.
-Eso le hemos dicho todos, y sí… es gilipollas.

En el campamento, ajenos a todo lo que pasaba en la vida de Elvira, seguían conviviendo. Los padres de Elvira y de Álex, intentaban que los demás estuvieran a gusto y distraídos, sabían que el aburrimiento es lo peor que les podía pasar.

-Nosotras nos quedaremos con los niños jugando un rato.- Les decía la madre de Elvira, junto a la de Álex, a García y su marido.
-Vosotros podríais dar un paseo, subir hasta la cima y veréis que vistas más bonitas hay allí arriba.- Les proponía la madre de Álex.

La subinspectora García y Vicente aceptaron, pensaron que relajarse un rato estaría bien, estaban todo el día pendientes de sus hijos, que no se aburrieran, que no se alejaran por el bosque de la casa, eran pequeños, aunque no demasiado y necesitaban atención. Subieron hasta arriba, miraron las vistas, se miraron entre ellos, se abrazaron y se besaron.

-¿Tú crees que las señoras lo han hecho para que…?- Le preguntaba Vicente a su mujer.
-Esas señoras saben mucho, yo creo que sí.

Vicente apartaba a la subinspectora García del camino, se adentraron un poco en el bosque y buscaron intimidad detrás de unos árboles, por si alguien sube por el camino, le decía Vicente a García, mientras le iba desabrochando el pantalón.

-¿Qué haces Vicente?- Le preguntaba García sonriendo a su marido.
-¿Qué hago? Ya ves, bajarte el pantalón, levanta un pie, te voy a quitar la zapatilla, ahora el otro, bien, ves, ahora te puedo quitar el pantalón.- Comentaba Vicente los pasos mientras le quitaba el pantalón a García, se arrodilló delante de su mujer.
-Ahora te voy a bajar las braguitas- Le decía a la vez que estiraba de las bragas bajándoselas, García se empezaba a morder el labio.

Vicente la ayudaba a pasar los pies para quitárselas, después le miró el coño, miró a los ojos a su mujer.

-Y ahora… te voy a comer el chichi, por primera vez te voy a comer el coño y te voy a follar de pie, a lo salvaje, aquí, en medio del bosque, que cachondo me estoy poniendo.

A García le entraba la risa, no le duró mucho, su marido le levantó y abrió una pierna para un lado, se tiró a comerle el chichi sin cuartel, ella cambió la risa por un gemido. La subinspectora García respiraba profundamente un aire fresco y sano, miraba a su alrededor, ellos dos solos en la montaña, en una apartada montaña donde no llegaban ni los cazadores, apoyando la espalda en el tronco de un árbol, desnuda de cintura para abajo, miraba los pantalones y las bragas que le había quitado su marido encima de unos arbustos, se quitó la camisa, y el sujetador, tenía ganas de desnudarse, se sentirse en comunión con la naturaleza. Vicente seguía lamiéndole el chichi sin descanso, haciendo gemir de gusto a García, cuando se hartó de chupar y succionar se dio cuenta que su mujer estaba totalmente desnuda. Se excitó más, nunca se imaginó que tendría a su mujer totalmente desnuda en medio del bosque, mirándolo cachonda perdida, por la cara que hacía, y que la podría empotrar contra un árbol. García le quitó la ropa a Vicente, el también ayudó, cuando estuvieron los dos desnudos, la subinspectora García le agarró la polla y se la pajeó lentamente, su marido cerraba los ojos, que cachondo me estoy poniendo, me está poniendo ella, rectificó. García se arrodilló, se metió la polla en la boca y le pegó una mamada, corta pero intensa, que dejó a Vicente a punto de folleteo. Él dio un paso para adelante, ella apoyó la espalda en el árbol colocando una mano en el hombro de Vicente, se besaron con pasión, su marido le levantó una pierna, ella se la enrolló en la cintura, Vicente se agarró la polla, se fue colocando en medio de las piernas de García, se la fue restregando por el coño buscando el agujerito, hasta que lo encontró.

-Parte final, te la voy a meter y empotrarte contra ese árbol.
-Cállate ya y fóllame.

Le pedía García muy caliente, Vicente apretó un poco, notó como entraba la puntita, después, de un golpe duro y seco, se la metió hasta el fondo, García gritó de gusto, un grito sordo para que no la escucharan los de abajo. Vicente enloquecía tirándose a su mujer, allí, en el bosque, contra un árbol, los dos desnudos, él le agarraba el culo y le apartaba la pierna para poder follársela más profundamente, ella le pasaba los brazos por detrás el cuello para mantener el equilibrio, García gemía, notaba como se la estaba follando su marido, como la penetraba con ganas, excitado, como disfrutaba de su cuerpo aunque estuviera un poco pasada de peso, claro, que él tampoco es que estuviera en su peso ideal, nunca le prestaron atención al tema de mantener la línea, a lo que sí le prestaban atención era al polvazo que estaban pegando esa mañana. Vicente le pidió que se girara y se agachara, García no tardó nada en hacerlo, se apoyó en el árbol y se agachó sacando el culo, levantándolo todo lo posible, separando los pies, para ofrecerle a su marido el coño lo más abierto y accesible posible. Así lo vio él, le volvió a apuntar la polla en al agujero, ahora mojado y abierto, ya dilatado. Vicente perdió la razón, le pegó un pollazo que esta vez sí la empotró literalmente contra el árbol, García tuvo que sujetarse al tronco para no abrirse la cabeza de un golpe, él la empotraba a todo trapo, García se aguantaba las ganas de gritar de gusto, le clavaba las uñas al tronco, le parecía que la polla de su marido la tenía más grande que nunca, le notaba muy excitado, gruñendo, follándosela sin descanso y a un ritmo endiablado, esa velocidad y esa fuerza no podría aguantarla mucho rato, pensó García, si sigue así me voy a correr, me voy a correr y algo más, pensaba García mientras le llegaba un orgasmo brutal, un orgasmo y… algo más, se empezó a mear de gusto, le bajaba por las piernas, por sus piernas y por las de Vicente. Él seguía golpeándole el coño con la polla y el culo con el cuerpo, se sentía el ruido, la polla le explotaba, pero aguantaba, no sabía si era por estar en medio de la naturaleza, por el aire sano que respiraba o por qué, pero no se corría, disfrutaba de la follada como pocas veces, gruñía de gusto, notaba el líquido que le bajaba por las piernas, la corrida de su mujer, la cara desencajada de García disfrutando de la follada, ella volvió a correrse, a mearse, le empezaron a temblar las piernas, Vicente la sujetaba con más fuerza por las caderas para que no se moviera, seguía empalándola con una velocidad y una dureza que no tenía sentido. García se volvía a correr por tercera vez, se volvía a mear de gusto, su marido gritaba- Me corro, me corro.- ella se apartó, se arrodilló delante de él, le agarró la polla pajeándolo a buena velocidad y colocó la cara y la boca delante, para que se le corriera allí, cuando Vicente lo vio, cerró los ojos por un instante, gruñó con fuerza… y el primer disparo de leche, rápido y abundante, le atravesó la cara de abajo a arriba, García se metió la polla en la boca con rapidez, la chupó aceptando la leche, tragándose lo que podía, dejando que le callera por los lados de la boca lo que no podía tragar, no recordaba una corrida tan larga y voluminosa de su marido, no paraba de entrarle leche en la boca, de caerle por la garganta y salirle por los lados de los labios no poder trágasela toda. Vicente, miraba lo que le hacía García y parecía que no iba a parar nunca de correrse, el orgasmo más largo que recordaba en su vida, claro que solo lo parecía, acabó de tirarle toda la leche a su mujer en la boca, acabó seco por la mamada que seguía haciéndole García. Los dos respiraron profundamente, se miraron, García vio a su marido agotado, no se extrañó, se la había follado como nunca, con un esfuerzo sobrehumano. Vicente miraba a su mujer, una corrida de leche le atravesaba la cara, que sexi estaba, si no estuviera tan cansado me la volvía a follar, pensaba. Reaccionaron, Vicente buscó un pañuelo de papel, para que su mujer se quitara la corrida de la cara y se secara un poco el coño, se vistieron, salieron del espeso bosque que les daba intimidad y miraron una vez más el paisaje, agarrados de la mano suspiraron los dos.

-¿Qué polvazo, verdad?- Preguntaba Vicente.
-Tendremos que subir más por aquí- Comentaba la sub inspectora García.- con unos cuantos días más, nos vamos a adelgazar y todo, no hará falta ni dieta ni pollas.
-No, no, la polla sí que hará falta.

Reían los dos bajando por el camino.

-¡Escucha! ¿Qué te ha pasado? ¿Te has meado del gusto?- Preguntaba riéndose Vicente.
-Cállate anda.

Cuando llegaron al campamento, las dos mujeres que jugaban con sus hijos los miraron, se miraron entre ellas y se les escapó una risilla. Vicente y García se sonrojaron, los habían pillado, claro… que con el polvazo que se habían metido, se la sudaba bastante.

...
 
Vaya telita con Gus, menos mal que Elvira llegó a tiempo. Me encanta esa pareja entre Víctor y Mari Carmen
Por otra parte, quizás como Mari está luchando por defender su amor a pesar de los riesgos, haga ver a Elvira que quizás, y si todavía sigue colada de Álex, que me da que sí, debe decirle la verdad y sincerarse. Y ya Alex que decida si seguir con Mónica o intentarlo con Elvira.
A mí me daría pena por Mónica porque se merece ser feliz con Álex, pero tienen que estar convencidos y sin dudas ya ninguna y que nadie sufra.
 
¡Jooodeeer! Empiezo a leer y lo primero que leo es al Presidente con una violencia verbal extrema, ya ahí sufriendo por todos los allegados de Elvira.
Y luego, la estampa de la puerta de la casa de Mari ... ¡Coooñooo! Yo ahí con el desayuno y en mi cabeza la cara de ese tío con los sesos estucando la pared... he tenido que dejar de desayunar.

Menos mal que el autor es gente de orden y ordenado, no me imagino el cuerpo que se me habría quedado si lo hubiese hecho al revés, primero "follada extrema" y luego "violencia extrema".
Mejor, mucho mejor así, que no acabar con la imagen de un tipo con el cráneo reventaoo ... menuda follada le ha pegado Vicente, solo espero que el pañuelito de papel no lo hayan dejado por allí tirado, por que si no la cima de la montaña va a parecer nevada y los va a delatar.
 
Última edición:
Sobre el tema de Gus, ha estado muy bien manejado por el autor ... el factor humano siempre es una variable que nos puede sorprender y echar por tierra los mejores planes que puedas tener.

¡Qué mala es la envidia! ... y que nadie me diga que hay envidia sana, que le descerrajo un tiro en toda la cabeza. Si es envidia no puede ser sana, y si es sano no es envidia.
 

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